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CALIDAD Y CALIDEZ EN EL EMBLEMÁTICO COLEGIO

“JUAN MANUEL ITURREGUI”

Por: Eber H. Beltrán García

Comentó el recordado maestro Juan Sánchez Quesquén, en la primera edición de la Revista


Iturreguina de 1983, que la aspiración colectiva de los lambayecanos por la creación de un colegio de
Educación Secundaría se hizo realidad gracias a la iniciativa parlamentaria del entonces Senador Luis E.
Heysen y del Diputado Pedro Vílchez Buendía, la misma que culminó con la promulgación de la Ley No.
10262 del 27 de Octubre de 1945 y cuyo nombre sería "Juan Manuel Iturregui", en homenaje al Prócer de la
Independencia lambayecana.
El emblemático colegio se inauguró en la casona de la calle 8 de Octubre n° 103 y, posteriormente,
dado el crecimiento de la población escolar, se construyó un nuevo local gracias a la gestión de don Miguel
Oneto García, quien fuera Diputado en aquella época. La historia de esta institución educativa debe su
sobresaliente prestigio al singular estilo de trabajo de sus maestros y maestras; personas sencillas pero con
un alto sentido de humanidad y elevado desarrollo de la capacidad de servicio que sólo se consigue cuando
se vive con la ilusión que pone en evidencia a un profesorado con vocación. Todas las dificultades y los
problemas más acuciantes que se presentaron en el entorno de la comunidad educativa iturreguina se han
resuelto, también, gracias al espíritu de superación de las familias lambayecanas que confían en la calidad
educativa de esta importante escuela que a mediados del presente año cuenta con nueva infraestructura y
equipamiento para lograr con éxito el desarrollo de las actividades académicas y administrativas de la
entidad.
En la revista “Profesorado” Julio Rogero Anaya (2002) hizo referencia al desaliento que envolvió a la
escuela de fines del siglo pasado ante la tarea de preparar personas responsables, críticas y maduras. Así,
hubo un momento en que los sistemas educativos se enfrentaron a una crisis de eficacia, eficiencia y
productividad creciendo cuantitativamente sin garantizar un incremento cualitativo similar con el progresivo
deterioro de la calidad y de los índices de productividad de las instituciones escolares. Para los egresados del
colegio “Juan Manuel Iturregui” este referente nos impulsó –al igual que a todos los lambayecanos- a luchar
unidos por lograr que la escuela pública asuma con más ahínco su auténtico rol, brindando educación de
calidad total y evolucione como espacio de calidad humana. Esta lucha también nos ha servido para
reflexionar acerca de la escuela pública como constructora e integradora social, cultural y territorial. No
obstante, en las últimas décadas la escuela pública no goza del aprecio, impulso, presencia y calidad que
debería tener; este estatus es aprovechado por el sector privado para ofertar sus servicios e incrementar su
población; y, por tanto, sus ingresos económicos.
Citar el caso del colegio “Juan Manuel Iturregui” es hacer referencia a un estilo de alta calidad
educativa y de gran calidez humana, capaz de competir con los más prestigiosos centros privados; y, a pesar
de no contar con los recursos de la educación elitista que aún ostentan algunos colegios privados cuenta con
un capital humano que ha logrado desarrollar un elevado nivel en sus múltiples esferas, en especial la
inteligencia emocional. La experiencia de sus profesionales y capacidad instalada han hecho de nuestra
primera casa de estudios básicos una entidad con adecuada organización del tiempo efectivo dedicado al
aprendizaje y en oportunidades para aprender, espacio, mobiliario y demás equipamiento orientada al
rendimiento y la consecución de altos niveles de desempeño en las competencias básicas, con un proyecto
escolar conocido y compartido y un currículo de calidad, con directivos que se involucran en la tarea
educativa, con situaciones planificadas con antelación y estrategias de seguimiento al trabajo en el aula que
considera el uso recursos didácticos físicos y virtuales privilegiando al libro como acompañante físico
ineludible, que goza de un clima escolar ordenado y seguro basado en el uso adecuado de la libertad, con un
cuerpo directivo y un profesorado con altas expectativas académicas sobre sus estudiantes, con un sistema
de detección, atención y seguimiento para estudiantes con habilidades diferentes, sistemas de tutorías y una
estrecha relación con las familias de la comunidad escolar y donde éstas muestran una fuerte implicación en
la educación de sus hijos.
Nuestro emblemático colegio ya está dando muestras de su incursión en un sistema educativo de
calidad con un perfil integrador y exigente, beneficiando en su interacción a la comunidad, garantizando la
igualdad de oportunidades y haciendo efectiva la posibilidad de que cada estudiante desarrolle el máximo de
sus potencialidades. La mejora de la enseñanza se está concibiendo como una tarea compleja en la que las
todas sus acciones inciden de modo coherente sobre los distintos ámbitos que componen o afectan al
sistema escolar. Es evidente, además, la sinergia entre los diferentes elementos y agentes educativos hacia
el logro del objetivo irrenunciable de dotar al estudiantado de los conocimientos y de las competencias
esenciales y de cultivar actitudes y valores que favorecen su formación integral, cualquiera que sea su
contexto socioeconómico y cultural y sus características personales. El “Juan Manuel Iturregui” es en la
actualidad una comunidad educativa que está atenta a las necesidades específicas de cada estudiante y que
orienta todos sus medios, con convicción y con altas expectativas para que los estudiantes progresen en sus
aprendizajes como resultado de la asunción de una mejora educativa constante y sostenible.
Ahora, al cumplir 71 años de vida institucional, queda como reto para los profesionales en Ciencias de
la Educación que laboran en el colegio “Juan Manuel Iturregui”, el abordar proyectos consistentes en plantear
a las nuevas generaciones de estudiantes problemas reales de complejidad media y alta, en los que cada
cual deba demostrar su competencia utilizando los saberes, procedimientos y actitudes adquiridos en las
diferentes áreas. Estos proyectos tendrán una incidencia directa en la motivación y satisfacción del
estudiantado y en su percepción de que la escuela les está preparando para la vida. Además, producirá en el
profesorado la satisfacción de saber que ha mejorado su formación en la metodología de la integración de
competencias; y, en las familias, la satisfacción de haber logrado la innovación del proyecto educativo en su
esfuerzo por favorecer el desarrollo integral de sus hijos e hijas.

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