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TRABAJO FINAL EDUCACIÓN Y DERECHO DE LA NIÑEZ, LA ADOLESCENCIA Y LA JUVENTUD

Trabajo Final Educación y derecho de la niñez, la adolescencia y la juventud


Valentín Alvarez
Este trabajo final es el resultado de la participación y el seguimiento de los temas
desarrollados durante el módulo. Va a tratar sobre la protección de los derechos de los
niños y niñas, la participación de distintos actores estatales o comunitarios, pudiendo ser,
docentes, directivos de escuelas, tutores, cubes, centros comunitarios, etc.
A su vez, a partir de este módulo, al afianzar nuestros conocimientos acerca de los
derechos de nuestros niños, niñas y jóvenes, nos permitirá en nuestra práctica docente
cotidiana reflexionar, analizar y afrontar situaciones que puedan acontecer en las
escuelas.
En este trabajo se pretende generar una red de vinculaciones cotidianas en la que
participan la escuela e instituciones dispuestas a colaborar en la protección de los
derechos de nuestros adolescentes.
La consigna para comenzar con este trabajo es detectar una situación de violencia que
haya sucedido en la escuela. En mi caso voy a explayarme en un caso abandono por
parte de los adultos del adolescente, aconteció en dos mil dieciséis en la escuela que
trabajaba en ese momento.
La situación se visibilizó a partir de un hecho de violencia entre el vicedirector de la
institución y un alumno de segundo año. A partir de las reiteradas quejas de compañeros
y docentes por “inconducta” del joven alumnos, toma intervención el vicedirector,
convocando al alumno a su oficina para charlar y conocer su situación personal, luego de
varios minutos la reunión se tornó violenta y el joven se puso agresivo y empezó a golpear
y empujar al directivo primero en la oficina y luego la gresca se trasladó al hall de la
institución donde a partir de la intervención de algunos docentes y preceptores se pudo
terminar tan violenta situación. Como resultado de este mal momento el vicedirector sufrió
heridas en el cuerpo por los golpes del adolescente.
A partir de ese momento se dispuso la formación de un grupo interdisciplinario en el que
participaron docentes catedráticos, maestros de taller, tutores y un directivo.
La primer idea de gran parte de la comunidad educativa fue la de expulsar al alumno,
enseguida descartada, teniendo en cuenta que para los niños, niñas y jóvenes la escuela
es un mandato social, y además son lugares donde pasan una parte importante de sus
vidas, donde se generan los primeros vínculos con personas adultas que no son de su
entorno íntimo o familiar y con otros niños y niñas.
La función del grupo fue conocer e interpretar la situación del alumno para acompañarlo
de una manera adecuada, ya que la escuela es el ámbito donde comienza el
reconocimiento y la conciencia de los chicos y chicas como sujetos de derecho, es decir,
son lugares donde comienzan a ser protagonistas reales en la construcción de
ciudadanía. Lo que teníamos en claro es que el mejor lugar para el adolescente era la
escuela.
Al indagar en su grupo de amigos y su hermana, que iba en primer año, preceptores y
docentes, notamos una importante situación de abandono por parte de sus padres y
adultos de su círculo íntimo. El abandono estaba marcado porque su padre trabajaba de

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embarcado y estaba en su casa de manera irregular, llegando a ausentarse hasta un mes


y medio de su hogar.
Su madre trabajaba algunos días de la semana desde la mañana hasta la tarde en horario
corrido, por lo tanto el joven en cuestión y su hermana un año menor estaban gran parte
del tiempo solos. Después de conversar con sus compañeros y docentes supimos que
había días que venía sin almorzar a la escuela, con la ropa sucia o en mal estado.
Alguien de su círculo íntimo nos comentó que en su casa se viven situaciones de maltrato,
debido a que los padres discutían mucho frente a ellos e inclusive han llegado a los
golpes, a los que inclusive los jóvenes fueron víctimas. De esta manera pudimos
comprender un poco la violencia a la que incurrió el adolescente y en este procuramos
que la escuela desarrolla, además de brindar la demanda social de contribuir con la
educación, debe tener en cuenta los derechos del niño enmarcados en la Convención de
los derechos del niño y la ley Nacional N°26061 acerca de los derechos del niño.
Hubo personas e instituciones que participaron en mayor o menor medida para
acompañar al grupo de docentes en esta difícil situación.
 Preceptores
 Directivos
 Tutores escolares
 Psicopedagoga del Ministerio de Educación
 Psicólogo

Lamentablemente podríamos haber contado con una institución a la que concurría el


alumno y aunque lo intentamos no pudimos profundizar por falta de coordinación con los
responsables.
 Club de fútbol
 Centro integrador comunitario de la ciudad
En el cuadro que aparece a continuación es un breve resumen de las relaciones que se
pudieron efectivizar y otras que hubiese sido interesantes que se lleven a cabo, y que por
diferentes motivos no pudieron establecer.

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A partir de la situación acontecida entre nuestro alumno y el vicedirector anteriormente


relatada, se formó un grupo interdisciplinario, entre un docente de taller que lo había
tenido el año pasado y con el que estaba cursando este año, una docente catedrática con
quien tenía muy buena relación, la preceptora de su curso que estaba al tanto de su
situación dentro de la institución, el tutor del curso con quien hablaba a menudo y que era
el nexo entre la familia y la escuela, y el director que se informaba y dialogaba con la
familia, la psicopedagoga y la psicóloga para estar al tanto de cómo avanzaba este tema.
Otro tema no menor, fue que la familia se sentía desbordada por la situación, a partir del
momento de los hechos, el adolescente estaba más desobediente e inmanejable para la
madre, con quien pasaba más tiempo debido al trabajo de su padre. El joven fue al
psicólogo después de haber postergado tres sesiones consecutivas, y se rehusaba a
hablar con la psicopedagoga.
El equipo formado en la escuela tuvo la certeza que iba a necesitar ayuda externa, y de
esa manera lograr la integralidad ya que los derechos de los niños deben ser establecidos
de manera conjunta por las diferentes instituciones, debido a que la vulneración de un
derecho generalmente afectar en diferentes áreas.
Este incidente fue reportado al Ministerio de Educación, quien puso a disposición a una
psicopedagoga para mediar en esta situación y lograr una protección integral en
respuesta a la vulneración de algún derecho, por la intervención de otros que los
vulneran, entonces, una vez que se confirma ésta situación, la responsabilidad de
implementar las medidas de protección es de las áreas específicas, en este caso salud y
educación. Esta medida consiste en restituir el derecho vulnerado y dar cuenta de sus
consecuencias.

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Por el lado de la familia, luego de una reunión entre los padres y el equipo
interdisciplinario escolar, dijo que el joven hace un tiempo que estaba bajo tratamiento
psicológico, aunque concurría de forma irregular.
De parte de la escuela la estrategia fue formar un grupo con miembros de la comunidad
educativa interno con el apoyo del Ministerio de Educación, a través de una
psicopedagoga, y el aporte de la familia por medio de una psicóloga. De esta manera se
llevó adelante un plan con el objetivo de que al adolescente se le restituya el derecho a
estudiar, sin olvidar los maltratos y el abandono, intentando de esta manera alterar el
desarrollo de las actividades de la institución.
Sin embargo, se podría haber interactuado con más instituciones, si tenemos en cuenta
que esta situación de agresión no afecta solo a los involucrados sino también a toda la
escuela y su funcionamiento, y deben realizarse acciones para brindarle apoyo y
contención tanto al alumno como al docente. La institución en este caso creyó apropiado
formar un grupo docente y con la ayuda de una psicopedagoga, una psicóloga y lo que
pudiera colaborar la familia podía ser suficiente.
Teniendo en cuenta que se le reconoce a la escuela un rol particular por la tarea de
educar a niños, niñas y adolescentes teniendo en cuenta que son sujetos de derecho, ya
sea en lo curricular, y en su recorrido por la experiencia educativa. Además, por el
contacto cotidiano con niños, niñas, adolescentes y familias, la escuela es el primer lugar
donde se pueden identificar la vulneración de los derechos antes que otras instituciones.
Por eso debe trabajar con el objetivo de preservar los derechos establecidos y
promoverlos dentro de la institución y en la sociedad; y como sucedió en este caso,
también es su deber restaurar su vigencia cuando son vulnerados. Debido a la
complejidad, los derechos de la niñez y la adolescencia, es una tarea que las escuelas no
pueden resolver solas. Por ello es importante articular con otros sectores del Estado y de
la sociedad, y como dice la Guía Federal de Orientación, “conformar una red a nivel
federal, jurisdiccional y local, en el marco de la construcción y consolidación de los
Sistemas de Promoción y Protección Integral de Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes que se establecen en el artículo 32 de la Ley 26.061.”
Se podría haber solicitado participación a otros actores o instituciones estatales, por
ejemplo, al club de futbol donde concurría hace años el joven, el Centro Integrador
Comunitario Municipal, donde se trabajan este tipo de situaciones, Centro de Asistencia a
la Familia dependiente de la Provincia de Santa Fe, asistente social para acompañar a la
escuela.
En este caso la escuela no se vinculó con otras instituciones por varios motivos que se
deben tener en cuenta, el desconocimiento de las leyes por parte de gran parte de los
docentes que pertenecieron al grupo de trabajo, que actuaron por buena voluntad para
ayudar al adolescente en esta situación tan difícil; por la falta de apoyo del Ministerio de
Educación, quien solo se hizo presente a través de una psicopedagoga, del equipo
directivo de la escuela que no quiso visibilizar mucho el caso para evitar la
estigmatización del alumno y sobre todo de la escuela, por lo que fue muy criticado, ya
que nuestro deber primordial es proteger los derechos de los niños, las niñas y los y las
adolescentes.

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