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El Ciprés de Silos.
1. TEMA.
2. RESUMEN.
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3. ESTRUCTURA.
4. COMENTARIO ESTILÍSTICO.
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tierra: el árbol es un “surtidor”, un “chorro”, un “mástil”, una “flecha”, “una saeta”
y una “torre”; su copa, una “lanza”.
Pero para que el sentimiento religioso sea más intenso, el poeta hace que el
árbol lo comparta con él, que cause la impresión de experimentar las mismas
vivencias que el poeta. Con este fin, Gerardo Diego utiliza fundamentalmente tres
recursos:
- el tercero, las metáforas que relacionan al ciprés con armas (“lanza”, “flecha”,
“saeta”). Estas metáforas, además de aludir a la altura del árbol, como las
que hacen de él un “surtidor”, un “mástil”, etc., destacan en el ciprés la
intención por despegarse del suelo y el coraje que pone en ese trabajo. Al igual
que ocurre con el poeta, el sentimiento religioso en el árbol es una lucha (de
ahí que tenga “lanza” y sea “flecha” y “saeta”) por escapar de este mundo,
como pone de manifiesto el hipérbaton del tercer verso (“que a las estrellas
casi alcanza”), donde la anteposición del complemento directo al verbo evoca
el fracaso del árbol en su tesón por llegar al cielo, cuando está a punto de
lograrlo.
La apóstrofe, además, parece hacer del poema una especie de oración en la que el
poeta opone su espíritu desvalido y confuso (“peregrina al azar, mi alma sin dueño”)
a la tenacidad de la fe representada por el árbol (“Cuando te vi señero, dulce, firme”).
Y, como en toda oración, en el poema el poeta muestra las debilidades de su alma y
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las esperanzas que aguarda: debilidades que son una fe poco consistente, sin rumbo
(“mi alma sin dueño”); esperanzas que consisten en recuperar esa fe, encaminarla
hacia el cielo como lo está el árbol (“flecha de fe”, “saeta de esperanza”). Para
revelar la profundidad con que vive esta situación y, quizás, imitar la forma de una
plegaria, Gerardo Diego emplea de modo destacado la aliteración y una serie de
recursos sintácticos:
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del verso 10º, donde el verbo, “sentí”, se coloca entre el nombre “ansiedades”
y su complemento del nombre, “de diluirme”, para resaltar el nuevo estado
que el poeta quiere lograr tras ver el árbol, el de esa fe “firme” simbolizada
por el ciprés;
- la repetición: aquí este recurso se utiliza en los versos 11º y 12º (“como tú” es
la expresión repetida) y resalta el afán del poeta por compartir esa fe
inconmovible “eleva” al ciprés hacia las “estrellas”;
- el asíndeton: este recurso aparece en los versos 5º, 6º, 9º, 12º, 13º y 14º, y en
todos ellos contribuye a manifestar el arrobamiento, casi el éxtasis, que el
poeta siente ante el ciprés, como explicaremos a continuación al hablar del
paralelismo;
- la gradación : este recurso está unido en el texto a los dos anteriores. Así, se da
en el verso 9º junto al asíndeton: en este verso, la gradación “señero, dulce,
firme” consiste en la profundización en la grandeza espiritual del árbol que,
primero, destaca frente a cualquier otra (“señero”), segundo, emana hacia
quien lo contempla y lo consuela (“dulce”) y, por último, tiene una fe
inquebrantable frente a cualquier adversidad (“firme”), rasgo éste que parece
ser el esencial para el poeta. La otra gradación relevante la tenemos en los tres
versos finales, donde el simbolismo del árbol se intensifica de verso en verso:
en el v. 12º, el ciprés, “negra torre”, es símbolo de la firmeza en el anhelo por
alcanzar el cielo; en el v. 13º, “ejemplo de delirios verticales”, es símbolo del
desasosiego religioso del hombre y de la tendencia del alma a aferrarse a la fe;
en el v.14º, la personificación del ciprés, “mudo ciprés en el fervor de Silos”,
que casi lo presenta como un monje más, y el que por fin se lo nombre lo
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convierten en el símbolo del estado ideal del alma, el del silencio producido
por la certeza que infunde la fe.
4. COMENTARIO CRÍTICO.
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