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TEMA 11
CONTENIDO
Introducción
La palabra mito procede del griego mûthos, término que hace referencia
a múltiples formas de expresión oral, incluyendo la narración, la decisión, la
conversación o el discurso. Sin embargo, ya desde Homero se usa de un modo
bastante definido para referirse a la leyenda o a la fábula. El origen griego de la
palabra, que se ha generalizado en su denominación, responde a la tras-
cendencia que el mito helénico ha tenido a lo largo de las civilizaciones, en el
arte y en la literatura; pero también responde a un modo de expresar preocu-
paciones profundas que afectan al mundo de la filosofía.
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Ahora bien, sean cuales fueren los caminos por los que el estudio del
mito se difunde entre las sociedades contemporáneas, al margen de la
referencia inevitable al mundo griego, las investigaciones sobre las diversas
sociedades que componen la realidad de la humanidad destacan que este
fenómeno, entendido como elaboración narrativa de una historia, se encuentra
en el conjunto de las civilizaciones y, en cada una de ellas, con sus
características propias. Esto es lo que ha permitido que, desde el siglo XIX, se
hayan desarrollado los estudios de «mitología comparada». Unas veces, para
poner de relieve los rasgos comunes a la naturaleza humana a través de las
coincidencias mitológicas; y otras veces, para destacar la peculiaridad de cada
sociedad, incluso en etapas de la evolución histórica que puedan calificarse
como paralelas, en las llamadas sociedades primitivas, antiguas o modernas.
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temperamento más inquieto que habitaban las orillas e islas del Egeo» (La
rama dorada, p. 443).
Paralelamente, tanto las fuentes míticas clásicas como las bíblicas han
permanecido vivas en la tradición literaria y plástica de las culturas europeas a
lo largo de los siglos. Por otro lado, todavía en las sociedades dominadas por
los llamados «medios de comunicación de masas» sigue vigente la presencia
de mitos que configuran buena parte de los comportamientos de los seres
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En definitiva, esto sólo revela la relación íntima del mito con la realidad
humana, tanto en sus tradiciones como en las funciones más apegadas a las
formas actuales de la cultura. La persistencia de esa funcionalidad, en relación
con conceptos abstractos, figuras o creencias variadas, pone de relieve hasta
qué punto se integra como modo de identificación de la realidad humana. Es
posible, desde luego, que una parte al menos de las posibilidades de tal
identificación se hallen en el carácter heterogéneo del mito, aspecto que,
evidentemente, contribuye a que sea tan difícil de definir como para que cada
uno pueda ofrecer su definición. En cualquier caso, el mito se podría definir
como «el modo de identificación heterogénea de la heterogeneidad de la natu-
raleza humana». La universalidad del mito está lejos, pues, de la uniformidad.
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Hera y sus cultos se relacionan, por eso, con mucha frecuencia con las
prácticas de la formación del buen ciudadano, con la curotrofia. Más que
madre, es la guía de los jóvenes, la que los pone a prueba. Por esto mismo, es
también la divinidad más antigua del santuario donde se realizan las pruebas
panhelénicas, el de Olimpia.
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que a muchos acoge; flor de prodigioso brillo, asombro entonces de ver para todos,
tanto dioses inmortales como hombres mortales. Y es que de su raíz habían crecido
cien brotes, y al fragante aroma todo el ancho cielo en lo alto y la tierra toda sonreían,
así como el acre oleaje del mar. De modo que ella, atónita, tendió ambas manos para
tomar el hermoso juguete» (Traducción de A. Bernabé, Madrid 1978, Gredos).
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Tanto en relación con los animales y las plantas como en relación con
los seres humanos, desde el principio las sociedades humanas se preocupan
por la reproducción como forma de subsistencia de la comunidad. Ésta es la
razón de que se junten en el mito todos los aspectos. El mito, en efecto, sirve
de crisol para expresar las preocupaciones de los seres humanos sobre los
modos de reproducción de su propia especie, de tal manera que diferentes
argumentos pueden servir de instrumento para expresar paralelamente las
mismas preocupaciones. La reproducción se relaciona, naturalmente, con las
funciones femeninas, pero también con el papel prehistórico del señor de los
animales.
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Pero también de los hijos de Crono y Rea, al menos una de las diosas,
Deméter, se vincula claramente a las funciones propias de las diosas madres.
Sus advocaciones concretas, sin embargo, se refieren sobre todo a la tierra
como productora de cereales. Como madre irritada, retira la producción de la
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tierra hasta que halle a su hija Perséfone, virgen que le ha sido arrebatada por
el rapto de Plutón o Hades. Por fin, Zeus intervino a favor de Deméter, pero la
joven ya se hallaba vinculada al mundo subterráneo en que habitaba su raptor.
De este modo, se llega a un acuerdo por el que la joven pasará la mitad del
año en el mundo subterráneo, con lo cual se representa el ciclo vegetal de la
muerte y el renacimiento anual, en la época de la primavera.
La risa significa así el final del drama. Es la que indica el final del dolor
de la diosa y la conclusión del sufrimiento de los humanos, es decir, el inicio de
la esperanza que se ofrece en el santuario de Eleusis a través de los rituales
iniciáticos. La diosa había pretendido inmortalizar al joven Demofonte, o a
Triptólemo, mediante rituales que asustaron a su madre, la reina Metanira, que
le había dado acogida. Con estas tradiciones se completa la tríada de la madre,
la virgen y el niño divino, símbolo del acceso a la inmortalidad, que se obtiene a
través de los rituales eleusinos.
El Himno homérico a Apolo señala las dificultades que tuvo Leto para
hallar el sitio donde dar a luz a su hijo, habido con Zeus. Pero los celos de Hera
le ponen múltiples dificultades para esto, hasta que encuentra la isla de Delos,
lugar de culto que había sido transformado en centro de reunión de la
comunidad de los jonios. Luego, se dirige a Delfos, para instaurar un oráculo
que se superpone a un centro dedicado a ello, patrocinado primero por Gea y
luego por Febe, la madre de Leto. También tiene que vencer a la serpiente
Pitón y superponerse al culto dionisíaco.
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Además, desde el punto de vista mítico importa otra percepción del tiem-
po, relacionada más bien con el transcurso normal del año y las estaciones.
Esta percepción también se proyecta en lo general, cuando se definen concep-
ciones como la del «eterno retorno», que en un plano cosmogónico no está
presente en la mitología griega (M. Eliade). El retorno se percibe en el plano
anual −producto de la percepción del cambio periódico, que define tanto los
ciclos vegetales como antes los ciclos que afectan a la caza− por los modos de
comportamiento de los animales en relación con sus migraciones y sus reu-
niones en determinados puntos, en los que la captura puede verse favorecida.
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Mayo. Mayo se abre con las Florales, dedicadas a Flora, como a otras
divinidades de la fertilidad relacionadas con las prácticas de la prostitución.
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Éstas son las principales fiestas que se conservan en los seis primeros
libros de los Fastos de Ovidio, representativas del modo de pautar el tiempo a
través del mito, sobre todo con aquéllas que se relacionan con las funciones
reproductivas, tal como se plasman normalmente en figuras femeninas, de las
que se conocen los rituales y las narraciones legendarias.
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Resumen
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GLOSARIO
Aedo. Cantor que crea y recita; con sus cantos introduce nuevas formas creativas, los
poemas épicos, a lo largo de la primera historia de su difusión, en los orígenes del
arcaísmo.
Arcaísmo. Expresión para indicar algo que corresponde a tiempos pasados; en la
Historia de Grecia se refiere al período correspondiente a los siglos VIII-VI a. C.
Cosmogonía. Narración sobre los orígenes del cosmos, como universo, pero también
del mundo ordenado que constituye una formación política.
Clasicismo. En sentido amplio, la cultura greco-romana; en sentido estricto, la
correspondiente a los siglos V y IV a. C., sobre todo en Atenas.
Ctónico/a. Lo referente a la tierra, como criadora de los animales y las plantas y como
mundo subterráneo.
Curotrofia. Crianza y educación de los jóvenes (koûroi, kórai) para llegar a la
iniciación en la vida de la comunidad.
Helenismo. En sentido amplio, la cultura griega; en sentido estricto, la
correspondiente al período posterior a la muerte de Alejandro, como helenización del
mundo oriental.
Heródoto. Historiador griego del siglo V a.C., que escribió sobre las Guerras Médicas,
pero que también introdujo narraciones sobre los aspectos más variados de la historia
y la mitología griegas.
Hierogamia. Ceremonia por la que los sacerdotes se unían sexualmente a las
divinidades, conservada en rituales mistéricos como el de Eleusis.
Iniciación. Proceso experimentado por los jóvenes para ser admitidos en las
funciones sociales de la comunidad, como guerreros o ciudadanos, o como madres
reproductoras.
Jonios. Una de las ramas del pueblo griego, diferenciado por la lengua y algunas
prácticas culturales.
Misterios. Rituales sacros en los que se practican ceremonias secretas; a través de
ellos los jóvenes se iniciaban en las claves comunes de la vida de una sociedad, pero
también se alcanzaban los medios para penetrar en una feliz vida de ultratumba.
Panteón. Conjunto de dioses de una religión o cultura.
Polisemia. Cualidad por la que una palabra posee varios significados, los cuales, por
lo general, enriquecen sus posibilidades de uso y la complejidad de sus contenidos.
LECTURAS RECOMENDADAS
Alvar, J., Diccionario Espasa. Mitología Universal, Madrid 2000, Espasa Calpe.
Álvarez de Miranda, Á., Ritos y juegos del toro, Madrid 1998 (=1962), Biblioteca
Nueva.
Barthes, R., Mitologías, Madrid 1980 (París, 1957), Siglo XXI.
Burkert, W., Mito e rituale in Grecia. Strutture e Storia, Bari 1987 (=1979), Laterza.
Detienne, M., La invención de la mitología, Barcelona 1985, Península.
Dumézil, G., L’idéologie tripartite des Indo-européens, Bruselas 1958, Latomus.
Eliade, M., Mito y realidad, Madrid 1968 (=1963), Guadarrama.
Frazer, J. G., La rama dorada. Mito y religión, México 1944, F.C.E. (traducción de la
edición abreviada de 1922; la edición monumental se publicó entre 1907 y 1914).
García Gual, C., Introducción a la mitología griega, Madrid 1992, Alianza Editorial.
García Quintela, M. V., Dumézil (1898-1986), Madrid 1999, Ediciones del Orto.
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EJERCICIOS DE EVALUACIÓN
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