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2. Aportes científicos interdisciplinarios.

a. Neurociencia

La neurociencia es una conjunción de variadas disciplinas, a su vez,


esta estudia estructura, función, bases moleculares y patologías del
sistema nervioso, es decir, se encarga de asimilar cómo funcionan los
distintos elementos que constituyen al sistema nervioso y
respectivamente como esta interacción entre ellos constituye y
condiciona la conducta.
La real función de la Neurociencia al ser una disciplina clasificada
como integral está enfocada en descubrir y estudiar la relación
existente entre conducta, la mente y la actividad que realiza el sistema
nervioso, cuando se está frente de una pizarra suceden variados
sucesos en el cerebro, en consecuencia múltiples científicos se han
interesado en el estudio de este cuando se encuentra en proceso de
aprendizaje y modificación de esquemas, con el fin de descubrir las
forma idónea de promover el aprendizaje y a su vez estos análisis
puedan ser un aporte en el futuro.
b. Neuroeducación
El proceso de aprender e internalizar es complejo, ya que, no solo se
trata de un proceso químico sino también eléctrico, debido a esto ha
implicado años de estudio descifrar mejoras que hagan al cerebro más
sencilla la tarea de aprender.
La Neurociencia es capaz de explicar gran parte de los
comportamientos que se ejecutan en diversas ocasiones, en un corto
periodo de tiempo ha comenzado a masificarse el término conocido
como Neuroeducación, gracias a múltiples estudios dedicados a esta
rama de la Neurociencia, se ha logrado descubrir la correlación entre
el aprendizaje, curiosidad y la emoción por adquirir conocimientos, a
su vez, también lo relaciona con la edad y etapa en la que el
estudiante se encuentra, esto condiciona complejas modificaciones en
el desarrollo del niño. Con el expedito avance de la Neuroeducación
se han identificado nuevos métodos didácticos que promueven un
aprendizaje significativo y permanente en el cerebro del estudiante. 23

Correlacionado con lo anterior Francisco Mora, Autor de Neurocultura


y Neuroeducación afirma que el ingrediente emocional dentro del
conocimiento es fundamental para que el aprendizaje sea logrado
exitosamente y no sólo para el aprendiz, sino que también el que
enseña. “No hay proceso de enseñanza verdadero si no se sostiene
sobre esa columna de la emoción, en sus infinitas perspectivas” (Mora
& Arroyo, 2013, pág. 1).En base a esto se postula que el ámbito
emocional es fundamental, para aprender, memorizar y desde luego
para enseñar, este autor expone que lo que mejor se aprende es
aquello que se ama.

El aprendizaje se ha visualizado desde distintas aristas durante los


procesos de investigación, sin embargo la neurociencia se ha convertido
en uno de los fenómenos que ha permitido comprender y conocer,
cómo nuestro cerebro y los diferentes factores extrínsecos en los cuales
se encuentra inmerso un sujeto permiten el aprendizaje en él. Es a partir
de este nuevo paradigma que se comienza a trabajar y abrir nuevas
apuestas “Sobre el aprendizaje, los avances recientes de la neurociencia
han producido ideas potentes, al mismo tiempo que la investigación
educacional ha acumulado una sustancial base de conocimiento”
(OCDE, 2009: 211).

La principal tarea de la neurociencia se traduce en “aportar


explicaciones de la conducta en términos de actividades del encéfalo,
explicar cómo actúan millones de células nerviosas individuales en el
encéfalo para producir la conducta y cómo, a su vez, estas células están
influidas por el medio ambiente, incluyendo la conducta de otros
individuos.” (Kandel, Schwartz &Jessell, 1997). es así como las
ciencias sociales en conjunto con las ciencias biológicas intentan dar
explicación al proceso de adquisición de aprendizaje en los sujetos.

El cerebro a pesar de ser una estructura primordial en el aspecto


biológico para el desarrollo y funcionamiento de los órganos de un ser
humano, este no subsiste ni se desarrolla por completo sino existe una
interacción con el medio, siendo el proceso de lenguaje común y
construcción cultural entre los sujetos lo que permite que el cerebro se
vaya moldeando de acuerdo a las interacciones con el medio, tal y como
afirma Pizarro (2003: 153)

En definitiva, nuestro cerebro está estructuralmente determinado


por el genoma, pero modelado por la experiencia. Las influencias
del entorno modelan el cerebro alterando la intensidad de las
conexiones sinápticas de distintas formas; se puede reforzar,
debilitar o eliminar (podar) las sinapsis formadas por una
información codificada genéticamente en un principio; se pueden
formar nuevas sinapsis como respuesta a la experiencia; se
pueden producir aumentos temporales de conexiones entre las
neuronas, en caso de memoria a corto plazo o de trabajo; las
sustancias tóxicas, y las experiencias que han causado estrés o
distracción mental, puede llevar a la eliminación de la sinapsis.

Es de esta manera como el cerebro se encuentra constantemente


trabajando para su desarrollo y adaptándose a las distintas experiencias
que se encuentre expuesto el sujeto, a este proceso los investigadores le
llaman plasticidad cerebral, ya que las neuronas y sus conexiones
sinápticas se encuentran constantemente moldeandose para responder a
los distintos estímulos que presenta el medio con el fin de ir
adquiriendo nuevos conocimientos de acuerdo a los requerimientos que
se presenten.

La conjugación de la biología y educación, permite comprender


diversos fenómenos que convergen en las distintas situaciones donde se
desarrolla cognición del sujeto, siendo la escuela uno de los principales
lugares de socialización e intercambio de información, lograr
comprender esta unión y entender el funcionamiento del cerebro así
como también los factores que permiten su desarrollo, permite al
educador formular propuestas didácticas efectivas en el aula y así
facilitar el aprendizaje de los estudiantes.

En educación, el estudio del funcionamiento del cerebro ha ido


tomando gran fuerza estos últimos años; de ser un tema tabú, donde
todos reconocían que influye en el aprendizaje pero nadie realmente lo
consideraba, ha pasado a ser algo imposible de ignorar, ya que se ha
demostrado que este órgano es quien posee las características
innatas que cada individuo tiene para lograr aprender.

Las neurociencias tienen la tarea de aportar explicaciones de la


conducta según las actividades que realiza el encéfalo, es decir,
intenta explicar cómo millones de células nerviosas al ser influidas por
el medio ambiente actúan para generar la conducta (Pizarro, 2003), lo
que Kandel llama individualidad de la acción humana (citado en Salas,
2003). Es por esto, que el estudio de la neurociencia se nutre grandes
disciplinas como la anatomía, fisiología, psicología, entre otras; lo que
explica que haya varios enfoques para abordar las temáticas que
emergen de la neurociencia y a su vez, que se vuelva un reto unificar
su aportaciones.

Sin embargo, este “conjunto de ciencias cuyo sujeto de


investigación es el sistema nervioso con particular interés en cómo la
actividad del cerebro se relaciona con la conducta y el aprendizaje”
(Salas, 2003), ha permitido que el campo de la educación se vea con
la necesidad de indagar cómo implementar nuevos modos de enseñar
y educar que se gestan en base a los nuevos conocimientos acerca
del cerebro y de sus enormes posibilidades, ya que como plantea
Geake

Si el aprendizaje es el concepto principal de la educación,


entonces algunos de los descubrimientos de la neurociencia
pueden ayudarnos a entender mejor los procesos de
aprendizaje de nuestros alumnos y, en consecuencia,
enseñarles de manera más apropiada, efectiva y agradable
(Salas, 2003).

Por lo que, a continuación se mencionan algunos de los


hallazgos en neurociencias que facilitan la tarea que se plantea a los
docentes, vale decir, estudiar y adscribirse a algunas de las
aportaciones que ha entregado el campo de la neurociencia, para
crear mejores instancias de aprendizaje y hacer que su trabajo sea
fundamentado en el quehacer científico, dándole mayor sustento y
profesionalismo.

II.4.a. Teoría del aprendizaje compatible con el cerebro

La teoría del aprendizaje compatible con el cerebro propuesta


por Hart (1986) señala que todo el aprendizaje, de cualquier tipo en la
escuela, está “basado en el cerebro”; de modo que en su teoría
plantea que un aprendizaje compatible con el cerebro es aquel que
resulta de la enseñanza en un ambiente sin amenazas, que permite el
uso desinhibido de la espléndida neocorteza o nuevo cerebro,
promoviendo un clima y una conducta mucho mejores (citado en
Salas, 2003). Por ello, Hart declaraba que “para que la educación
fuera realmente compatible con el cerebro debía ocurrir un cambio en
el paradigma de enseñanza-aprendizaje” (Hart 1986, citado en Salas,
2003, p. 159) ya que, la estructura del enfoque tradicional de
enseñanza y aprendizaje en el fondo es opuesto al cerebro.

El aprendizaje compatible con el cerebro deriva de estudios


fisiológicos de cómo el cerebro aprende de mejor forma, es decir, se
fundamenta en la estructura y en el funcionamiento del cerebro; por lo
cual esta teoría se basa en principios de aprendizaje del cerebro.
Caine y Caine (Citado en Salas, 2003) proponen algunos de estos
principios que se formularon a partir de investigaciones provenientes
de las diversas disciplinas que estudian el aprendizaje del cerebro. A
continuación se presenta una síntesis de estos principios que deben
ser consideradas en las prácticas docentes.

· Principio 1. El cerebro es un sistema de adaptación complejo:


Quizás la característica más potente del cerebro es su capacidad para
funcionar en muchos niveles y de muchas maneras simultáneamente.
Más aún, hay emergentes propiedades del sistema del cerebro que no
pueden ser reconocidas o entendidas cuando sólo se explora por
partes separadamente.

· Principio 2. El cerebro es un cerebro social: Durante el primer y


segundo año de vida nuestros cerebros están en el estado más
flexible, impresionable y receptivo como nunca lo estarán.
Comenzamos a ser formados inmersos en nuestro ambiente y por los
lazos interpersonales; ya que en realidad, parte de nuestra identidad
depende del establecimiento de una comunidad y del hallazgo de
maneras para pertenecer a ella.

· Principio 3. La búsqueda de significado es innata: En general, la


búsqueda de significado se refiere a tener un sentido de nuestras
experiencias. Esta búsqueda está orientada a la supervivencia es
básica para el cerebro humano y aunque cambia a lo largo del tiempo,
el impulso central a hacerlo dura toda la vida. En lo esencial, nuestra
búsqueda de significado está dirigida por nuestras metas y valores
llevando a una exploración de nuestro potencial y búsqueda de lo
trascendente.
· Principio 4. La búsqueda de significado ocurre a través de "pautas":
El cerebro necesita y registra automáticamente lo familiar, mientras
simultáneamente busca y responde a nuevos estímulos. El cerebro es
científico como artista, tratando de discernir y entender pautas a
medida que ocurren y dando respuesta a pautas únicas y creativas
propias. El cerebro se resiste a que se le impongan cosas sin
significado. Por cosas sin significado entendemos trozos aislados de
información no relacionados con lo que tiene sentido o es importante
para un aprendiz en particular.

· Principio 5. Las emociones son críticas para la elaboración de


pautas: Lo que aprendemos es influido y organizado por las
emociones. Las emociones y los pensamientos se moldean unos a
otros y no pueden separarse. El impacto emocional de cualquier
experiencia de la vida puede repercutir mucho tiempo después del
acontecimiento que lo originó.

· Principio 6. Cada cerebro simultáneamente percibe y crea partes y


todos: La doctrina del "cerebro dual" es útil porque nos recuerda que el
cerebro reduce la información en partes y percibe la totalidad al mismo
tiempo. La buena capacitación y educación reconocen esto, por
ejemplo, introduciendo proyectos e ideas naturalmente "globales"
desde el comienzo.

· Principio 7. El aprendizaje implica tanto una atención focalizada


como una percepción periférica: El cerebro absorbe información de lo
que está directamente consciente, y también de lo que está más allá
del foco inmediato de atención. Incluso las señales inconscientes que
revelan nuestras actitudes y creencias interiores tienen un poderoso
efecto en las demás personas.

· Principio 8. El aprendizaje siempre implica procesos conscientes e


inconscientes: Si bien un aspecto de la conciencia es consciente,
mucho de nuestro aprendizaje es inconsciente, es decir, que la
experiencia y el input sensorial son procesados bajo el nivel de
conciencia. Eso significa que la comprensión puede no ocurrir durante
una clase, pero puede suceder horas, semanas o meses más
adelante.

· Principio 9. Tenemos al menos dos maneras de organizar la


memoria: Tenemos un conjunto de sistemas para recordar información
relativamente no relacionada (sistemas taxonómicos). Esos sistemas
son motivados por premio y castigo, y también tenemos una memoria
espacial/autobiográfica que no necesita ensayo y permite por
"momentos" el recuerdo de experiencias, está siempre comprometido,
es inagotable y lo motiva la novedad.

· Principio 10. El aprendizaje es un proceso de desarrollo: El cerebro


es "plástico", lo que significa que mucho de su alambrado pesado es
moldeado por la experiencia de la persona. En muchos aspectos no
hay límite para el crecimiento ni para las capacidades de los seres
humanos para aprender más. Las neuronas continúan siendo capaces
de hacer y reforzar nuevas conexiones a lo largo de toda la vida.

· Principio 11. El aprendizaje complejo se incrementa por el desafío y


se inhibe por la amenaza: El cerebro que aprende de manera óptima -
hace el máximo de conexiones cuando es desafiado apropiadamente
en un entorno que estimula el asumir riesgos. Sin embargo, se encoge
o se "bajonea" ante una amenaza percibida. Se hace entonces menos
flexible y revierte a actitudes y procedimientos primitivos.

· Principio 12. Cada cerebro está organizado de manera única: Todos


tenemos el mismo conjunto de sistemas y, sin embargo, todos somos
diferentes. Algunas de estas diferencias son una consecuencia de
nuestra herencia genética, otras son consecuencia de experiencias y
entornos diversos. Las diferencias se expresan en términos de estilos
de aprendizaje, distintos talentos e inteligencias, etc.
Todos los principios expuestos dejan a los profesores la tarea de
en primer lugar ponerse al día con estos conocimientos y de luego
llevarlos a la práctica en su quehacer pedagógico. Por lo tanto, los
profesores tendrán que considerar que el aprendizaje está
profundamente influido por la naturaleza de las relaciones sociales
dentro de las cuales se encuentran las personas, en este caso los
estudiantes, por lo que el docente debe procurar que en esas
interacciones sea posible crear un ambiente afectivo adecuado, para
ello tendrá que crear y mantener una atmósfera de alerta relajada, lo
que implica una baja amenaza pero alto desafío que les dará a los
alumnos la oportunidad de formular sus propias pautas de
entendimiento, entendiendo que tener un clima emocional apropiado
es indispensable para una sana educación (Salas, 2003). Además, los
educadores deben prestar atención a todas las facetas del entorno
educacional, especialmente a aquellas que tienen que ver con su
preparación para el trabajo, es decir, deben diseñar apropiadamente el
contexto en el que se va a trabajar, incorporándola reflexión por parte
de los estudiantes y a su vez fomentar actividades metacognitivas que
permitan el análisis, la correlación y creación de ideas, habilidades por
medio de la experiencia.

II.4.b. Teoría de los hemisferios cerebrales

La primera teoría de la investigación del cerebro fue la del


cerebro derecho/izquierdo, la cual por largo tiempo fue equivalente a
todo lo que se sabía sobre el cerebro (Dickinson, 2000, citado en
Salas, 2003). Dicha teoría plantea que el cerebro es una estructura
dividida en mitades o hemisferios, los cuales procesan la información
que recibe el cerebro de distinta manera, dicho de otra forma, hay
distintos modos de pensamiento asociados a cada hemisferio (Pizarro,
2003), sin embargo es necesario tener en consideración que los
hemisferios “no son entidades funcionales y anatómicas separadas:
las estructuras nerviosas los conectan entre sí (el cuerpo calloso) y
muchas neuronas tienen el núcleo de su célula en un hemisferio y
extensiones en el otro” (OCDE, 2009, p. 180).
Por una parte, el hemisferio izquierdo también llamado
hemisferio lógico, se caracteriza por procesar la información de
manera secuencial y lineal, tiene la capacidad de formar la imagen del
todo a partir de las partes y se ocupa de analizar detalles (Pizarro,
2003). Además, “es el mejor equipado para lidiar con tareas
relacionadas con el lenguaje (escrito y hablado), el álgebra, la
resolución de problemas matemáticos, las operaciones lógicas”
(OCDE, 2009: 180).

En cambio, el hemisferio derecho conocido también como


hemisferio holístico, procesa la información de manera global,
partiendo del todo para entender las distintas partes que lo componen.
Se caracteriza por ser intuitivo en vez de lógico, por lo que se le
atribuye la emocionalidad (Pizarro, 2003). También, tiende a sintetizar
y recrear formas tridimensionales, nota las similitudes más que las
diferencias, entiende configuraciones complejas, reconoce facciones y
percibe espacios (OCDE, 2009).

Considerando lo anterior, es importante reflexionar en torno a lo


que ocurre dentro del sistema educativo, porque a pesar de que se
tiene conocimiento sobre las características que poseen ambos
hemisferios cerebrales, se tiende a privilegiar los sectores del
currículum como Lenguaje y Comunicación, Historia, geografía y
Ciencias Sociales y Matemáticas; lo que deja en evidencia que se
otorga mayor importancia al desarrollo habilidades asociadas al
hemisferio lógico o izquierdo (Ruiz, 2004, citado en Hernández y
Herrera, 2013) y que, a su vez, se prescinde el fomento de las
habilidades del cerebro derecho. Por lo anterior, es importante que los
profesores generen la estimulación de ambos hemisferios cerebrales,
lo que será posible si planifica considerando la lógica y la creatividad,
las emociones y la información; es decir, si crea instancias de
aprendizaje en las que se potencie el desarrollo integral del estudiante.
II.4.c. Teoría del cerebro emocional

La teoría del cerebro emocional se basa en la premisa de que


“las necesidades emocionales influencian profundamente el
pensamiento y el comportamiento” (Pizarro, 2003, p. 121). Esto se
debe a que el cerebro humano está estructurado de modo tal que
ninguna información alcanza la neocorteza sin pasar primero a través
del Sistema Límbico, una estructura del telencéfalo, que dentro de sus
variadas funciones está encargada de originar las emociones, las
cuales colorean la información y determinan cuánta atención le será
proporcionada (Pizarro, 2003).

Lo anterior se debe a que el Sistema Límbico está compuesto


por el Tálamo, hipotálamo, amígdala, pituitaria, hipocampo; donde la
amígdala cumple las funciones de recibir primero los estímulos
emocionales y luego producir una respuesta automática casi
instantánea (de supervivencia), pero un cuarto de segundo más tarde
la información llega a la corteza frontal dónde se adapta al contexto y
se crea un plan de acción más racional. Si al llegar al lóbulo frontal la
estrategia de supervivencia es apropiada se continúa tal cual, pero si
el plan de acción racional es responder con otra estrategia, la corteza
frontal envía un mensaje al hipotálamo el cual le indica a la amígdala
que se calme y a su vez le da al cuerpo la señal de parar los cambios
que estaba haciendo (Pizarro, 2003).
Las investigaciones realizadas apoyan la idea de que “toda la
información que penetra al organismo es supervisada y controlada por
el sistema límbico, lo cual constituye una función vital para la
supervivencia” (Pizarro, 2003, p.120). Sin embargo, queda en tela de
juicio debido a que son diferentes emociones las que intervienen en
las diferentes funciones de supervivencia (como la defensa ante el
peligro, la búsqueda de alimentos, la selección de parejas, el cuidado
de prole, etc.), por lo que cada una de ellas podría pertenecer a
sistemas cerebrales diferentes que evolucionaron por motivos distintos
(Pizarro, 2003).

Pese a lo anterior, el concepto del sistema límbico sobrevive


hasta ahora como la teoría principal del cerebro emocional, por lo que
los docentes tienen la tarea de crear ambientes propicios para el
aprendizaje, es decir, instancias que generen estímulos gratos para
los estudiantes, de modo que su reacción lógica sea quedarse en ese
contexto.

II.4.d. Neurona espejo

El estudio del cerebro ha avanzado significativamente durante


las últimas décadas, en 1996 el científico italiano Giacomo Rizzolatti
realizó una investigación con simios, que dio por resultado la
existencia de un tipo de neuronas que se activan cuando un individuo
ejecuta una acción, pero también cuando él observa una conducta
similar realizada por otro (García, 2008). Este descubrimiento
demostró que existe realmente una conexión directa entre percepción
y acción, la cual hace posible comprender, explicar y fundamentar las
teorías de aprendizaje por imitación.

La investigación de Rizzolatti abrió camino para que los


neurocientíficos trabajen actualmente con la hipótesis de que

…Somos capaces de comprender las acciones de otras


personas (y quizá sus sentimientos) porque cuando los vemos
ejecutando estas acciones y (teniendo sentimientos
especiales) nuestras neuronas espejo podrían ser activadas,
haciéndonos sentir como si, en efecto, nosotros estuviéramos
haciendo eso (o teniendo esos sentimientos)… (OCDE, 2009,
p. 262).

Lo anterior, sugiere que las neuronas espejo permitirían la


posibilidad de inculcar la empatía por medio de experiencias que se
estructuren cuidadosamente, lo que a su vez proyectaría una sociedad
y comunidad moralmente superior (OCDE, 2009). Lo que ofrece a los
docentes la oportunidad de generar un impacto en sus estudiantes,
creando instancias que fomenten el aprendizaje tridimensional
(conocimientos, habilidades y actitudes) y que permitan aportar,
potencialmente, para hacer un cambio en su futura manera de vivir.

II.4.e. Desafíos educacionales basados en la Neurociencia


En base a todo lo expuesto, es posible evidenciar que los avances
en el estudio del cerebro pueden llegar a ser aportes significativos
para la educación. Es por esto que los docentes debieran adscribirse
al concepto de neuroeducación, el cual consiste en una “nueva línea
de pensamiento y acción que tiene como principal objetivo acercar a
los agentes educativos a los conocimientos relacionados con el
cerebro y el aprendizaje” (Campos, 2010, p. 10), ya que como lo
plantea Sylwester (citado en Salas, 2003) ¿Puede una profesión
encargada de desarrollar un cerebro efectivo y eficiente permanecer
desinformada con respecto al cerebro?, lo más razonable sería
contestar con un rotundo no, ya que no podemos esperar que los
neurocientíficos nos digan cómo aplicar la investigación en la sala de
clases porque que ellos no están en la sala de clases; por lo que el
principal desafío para los docentes es que integren las neurociencias a
su campo pedagógico. Además, un profesor bien informado, que
entienda las particularidades del sistema nervioso y del cerebro y, a la
vez, relacione este conocimiento con el comportamiento de sus
alumnos, podrá juzgar si es que la investigación se adecúa a su
propuesta de aprendizaje, su actitud, el ambiente del aula, entre otros
factores, puede ser el paso inicial en la formación y capacitación
docente que marcará la diferencia en la calidad de la educación
(Campos, 2010).

“Sobre el aprendizaje, los avances recientes de la neurociencia han


producido ideas potentes, al mismo tiempo que la investigación educacional
ha acumulado una sustancial base de conocimiento” (OCDE, 2009: 211). Por
lo que es fundamental que los educadores conozcan este nuevo conocimiento
que se vuelve tan valioso para contribuir a la mejora de la educación de los
niños.

La neurociencia, entendida como las “ciencias que estudian al sistema


nervioso central y al cerebro desde aspectos estructurales y funcionales”
(Campos, 2010: 4) ha dado la posibilidad de comprender con mayor
profundidad el proceso de aprendizaje que ocurre en el cerebro. “Durante las
décadas recientes se ha llevado a cabo un enorme progreso en las técnicas de
imagenología cerebral, haciendo más visible el funcionamiento del cerebro”
(OCDE, 2009: 204).

Es así como las neurociencias han entrado al ámbito educativo,


aportando nuevos conocimientos a los docentes para comprender cómo es el
cerebro, cómo funciona, cómo aprende y de esta manera, mejorar su quehacer
en el aula (Campos, 2010) con propuestas que se enfoquen en incorporar estos
conocimientos para el beneficio de los estudiantes y dar paso al aprendizaje.

“La tarea de la neurociencia es aportar explicaciones de la conducta en


términos de actividades del encéfalo, explicar cómo actúan millones de
células nerviosas individuales en el encéfalo para producir la conducta
y cómo, a su vez, estas células están influidas por el medio ambiente,
incluyendo la conducta de otros individuos.” (Kandel, Schwartz
&Jessell, 1997).

En este sentido, los profesores y profesoras tienen gran responsabilidad


al ser los encargados de proponer a los estudiantes, situaciones de aprendizaje
que les permitan desarrollar al máximo sus capacidades cerebrales,
otorgándole las experiencias necesarias para potenciarlas. En esto, el entorno
es primordial, tal como menciona Pizarro (2003: 153);

“En definitiva, nuestro cerebro está estructuralmente determinado por


el genoma, pero modelado por la experiencia. Las influencias del
entorno modelan el cerebro alterando la intensidad de las conexiones
sinápticas de distintas formas; se puede reforzar, debilitar o eliminar
(podar) las sinapsis formadas por una información codificada
genéticamente en un principio; se pueden formar nuevas sinapsis como
respuesta a la experiencia; se pueden producir aumentos temporales de
conexiones entre las neuronas, en caso de memoria a corto plazo o de
trabajo; las sustancias tóxicas, y las experiencias que han causado
estrés o distracción mental, puede llevar a la eliminación de la
sinapsis.”

Debido a esto, la plasticidad cerebral, la capacidad de ser modificable a


través de las experiencias que se le entreguen, las oportunidades que tenga,
determinarán su óptimo funcionamiento. Así mismo, malas decisiones, malas
experiencias educacionales, podría perjudicar gravemente el desarrollo
intelectual de los niños.

Es por esto que el foco se dirige a conocer ciertas características del


cerebro que son esenciales a la hora de vincular el aprendizaje con esta nueva
línea de conocimiento. Campos (2010) destaca que;

- La capacidad plástica del cerebro, permite que este órgano pueda


reorganizarse y reaprender de manera continua. Las neuronas arman
una red de conexiones denominado sinapsis, lo que le da la
posibilidad al cerebro de que aprenda en todo momento, sistema en
el cual las experiencias son muy relevantes.
- El cerebro es único en cada persona y está hecho para aprender, por
naturaleza, pudiendo captar el aprendizaje a través de diferentes
formas. De ahí la importancia de que el profesor conozca cómo el
cerebro aprende y cómo el entorno influye en ello, de tal forma que
las propuestas que otorgue a los estudiantes configuren una serie de
estrategias diseñadas para potenciar el cerebro de los niños y puedan
aprender de manera natural.
- Los patrones son muy útiles para el cerebro, ya que este órgano
aprende a través de ellos. Luego de detectarlos y aprenderlos, les da
un sentido para utilizarlos cuando sea necesario.
- Las emociones tienen impacto en el cerebro, en su capacidad para
razonar, tomar decisiones, en la memoria e incluso en el aprendizaje.
Un docente inteligente emocionalmente, junto a un clima de aula
apropiado, son elementos indispensables para el aprendizaje de los
estudiantes.
- El cerebro y el cuerpo aprenden de manera integrada. El
movimiento del cuerpo, la utilización de los órganos sensoriales,
estimulan diversas regiones cerebrales. Además, el movimiento
otorga incrementan la oxigenación cerebral, por lo que las
habilidades cognitivas, mentales sociales y emocionales, aumentan.
- El cerebro no solo aprende de manera visual, auditiva, lógica, o
lingüístico, sino que además puede hacerlo de forma reflexiva,
impulsiva, global, analística, perceptual, conceptual, emocional,
motora, interpersonal e intrapersonal, debido a que aprende con
diversos estilos.
- Las influencias tanto genéticas como ambientales, impactan el
desarrollo cerebral. Un ambiente pertinente apropiado y rico activa
el cerebro y permite su desarrollo, además de la nutrición, la
genética, el entorno social, cultural, económico, emocional, familiar,
conocimientos previos, etc. Por lo que el profesor requiere conocer
información sobre la vida de los estudiantes, para contribuir de
forma significativa en su aprendizaje.
- El arte y la música impactan en el cerebro, por lo que es posible
utilizarlos como activadores del aprendizaje.
- El cerebro tiene la capacidad de almacenar información sin límites, y
además es maleable. Un educador que sepa cómo funciona la
memoria cerebral, cómo se adquiere, almacena y evoca información,
le dará paso a formular propuestas en el aula que les permita a los
alumnos utilizar esta capacidad de manera adecuada.
- El sueño es un factor vital para aprender y para el adecuado
funcionamiento cerebral. Se relaciona directamente con la
consolidación del aprendizaje, por lo que la falta de sueño disminuye
la atención, memoria, pensamiento, motivación, entre otros.
- Las propuestas de aprendizaje en el aula deben ir de lo concreto a lo
abstracto, de lo simple a lo complejo, debido a que el proceso de
desarrollo del cerebro es gradual.

El proceso de aprendizaje de un individuo es complejo, implica que para


producirse muchas de las estructuras cerebrales se deben encontrar en un
estado de maduración adecuado al rango etario y puedan obtener de forma
eficiente del entorno los elementos necesarios para poder llevar a cabo la
cognición .
Muchas son las disciplinas que han estudiado por años las condiciones en
que estos procesos ocurren y los factores involucrados desde diversas
perspectivas reduccionistas, pero la que se ha acercado de forma tangible al
utilizar la ciencia para probar de forma empírica, cómo, cuándo y por qué se
producen ciertas reacciones fisiológicas y qué estructuras del cerebro están
involucradas en cada proceso han sido las neurociencias. Éstas además han
permitido documentar mediante softwares, resonancias magnéticas y otras
plataformas, las áreas implicadas en cada parte de los procesos de
adquisición de conocimientos tales como, el aprendizaje motor, aprendizaje
lingüístico, aprendizaje social y aprendizaje mediado por los estímulos
fisiológicos, lo cual permite conocer el mapa organizacional del cerebro y las
áreas críticas que deben ser estimuladas de forma enérgica para que se
produzca el aprendizaje .

Las neurociencias han revolucionado en esta última década los estudios


sobre la educación y más específicamente han sido un aporte en el
comprender y ser conscientes en el cómo aprenden los niños. Este
conocimiento es particularmente útil a la hora de organizar los objetivos de
aprendizaje ya que implica considerar una serie de requerimientos
necesarios para proveer condiciones adecuadas que estimulen al alumno
para que genere aprendizajes.

La información que entrega el estudio de las neurociencias facilita el trabajo


pedagógico, ya que aporta datos concisos sobre cómo aprende el cerebro del
individuo, sobre su plasticidad neuronal, las neuronas espejo, las conexiones
sinápticas que se producen al tener condiciones químicamente favorables,
sobre cómo influyen las condiciones que el docente propicie, tales como la
iluminación, ventilación, disposición del mobiliario, higiene, trato cordial y
clima afectivo que permitirán que el alumno/a se sienta cómodo, querido y
seguro.

La importancia de que el niño se sienta cómodo a la hora de aprender es


radical, ya que de forma consciente se está afectando a áreas del cerebro
relacionadas con la función ejecutiva localizada en la corteza prefrontal
donde se produce la concentración, el control de impulsos y la memoria a
corto plazo, la cual es potenciada a través de la estimulación de la amígdala,
permiten que el alumno secrete neurotransmisores tales como las endorfinas
encargadas de generar una sensación de bienestar y felicidad, las serotoninas
encargadas de regular el humor y el estado de ánimo positivo, las dopaminas
que ayudan a la coordinación de los movimientos musculares, en la toma de
decisiones, en la regulación del aprendizaje sobre la memoria y a estimular la
curiosidad, la oxitocina que está implicada en comportamientos relacionados
con la confianza, la empatía , la generosidad, la formación de vínculos y la
compasión. Su presencia interviene también en la regulación del miedo, esto
neurotransmisores pueden ser asimilados como el combustible para que se
produzca la cognición y el aprendizaje significativo .

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