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Neurociencias.

Se definen como “ciencias que estudian al sistema nervioso central y al cerebro desde
aspectos estructurales y funcionales” (Campos, 2010: 4) Este conocimiento ha permitido
comprender con mayor profundidad el proceso de aprendizaje que ocurre en el cerebro
de los estudiantes, además permite tener conciencia de cómo influye en ellos los
estímulos del ambiente, la emoción, la empatía y de esta forma considerar los aspectos
relevantes para que se produzca el aprendizaje.

Las neurociencias han revolucionado el campo de las ciencias interdiciplinarias que se


encargan de la comprensión del fenómeno que se produce cuando se enfrenta al
estudiante a una situación de aprendizaje y su estudio permite tener un conocimiento
amplio de la forma en que cada individuo procesa la información que los estímulos del
ambiente le entrega. Esta nos permite saber cómo, cuándo y por qué se producen ciertas
reacciones fisiológicas y qué estructuras del cerebro están involucradas en cada proceso.
Además han permitido documentar mediante softwares, resonancias magnéticas y otras
plataformas, las áreas implicadas en cada parte de los procesos de adquisición de
conocimientos tales como, el aprendizaje motor, aprendizaje lingüístico, aprendizaje
social y aprendizaje mediado por los estímulos fisiológicos, lo cual permite conocer el
mapa organizacional del cerebro y las áreas críticas que deben ser estimuladas de forma
enérgica para que se produzca el aprendizaje . “Durante las décadas recientes se ha
llevado a cabo un enorme progreso en las técnicas de imagenología cerebral, haciendo
más visible el funcionamiento del cerebro” (OCDE, 2009: 204). Por lo cual ahora no es
mera especulación que se afecta al cerebro, al desarrollo neuronal cuando se está
produciendo un aprendizaje, ayudando a los docentes para comprender cómo es el
cerebro, cómo funciona, cómo aprende y de esta manera, mejorar su quehacer en el aula
(Campos, 2010)

Este conocimiento es determinante a la hora de organizar los objetivos de aprendizaje ya


que implica considerar una serie de requerimientos necesarios para proveer condiciones
adecuadas que estimulen al alumno para que genere aprendizajes. “Sobre el aprendizaje,
los avances recientes de la neurociencia han producido ideas potentes, al mismo tiempo
que la investigación educacional ha acumulado una sustancial base de conocimiento”
(OCDE, 2009: 211).

Este “conjunto de ciencias cuyo sujeto de investigación es el sistema nervioso con


particular interés en cómo la actividad del cerebro se relaciona con la conducta y el
aprendizaje” (Salas, 2003), ha permitido que el campo de la educación se vea con la
necesidad de indagar cómo implementar nuevos modos de enseñar y educar que se
gestan en base a los nuevos conocimientos acerca del cerebro y de sus enormes
posibilidades, ya que como plantea Geake, Si el aprendizaje es el concepto principal de la
educación, entonces algunos de los descubrimientos de la neurociencia pueden ayudarnos
a entender mejor los procesos de aprendizaje de nuestros alumnos y, en consecuencia,
enseñarles de manera más apropiada, efectiva y agradable (Salas, 2003).

La importancia de que el niño se sienta cómodo a la hora de aprender es radical, ya que


de forma consciente se está afectando a áreas del cerebro relacionadas con la función
ejecutiva localizada en la corteza prefrontal donde se produce la concentración, el control
de impulsos y la memoria a corto plazo, la cual es potenciada a través de la estimulación
de la amígdala, permiten que el alumno secrete neurotransmisores tales como las
endorfinas encargadas de generar una sensación de bienestar y felicidad, las serotoninas
encargadas de regular el humor y el estado de ánimo positivo, las dopaminas que ayudan
a la coordinación de los movimientos musculares, en la toma de decisiones, en la
regulación del aprendizaje sobre la memoria y a estimular la curiosidad, la oxitocina que
está implicada en comportamientos relacionados con la confianza, la empatía , la
generosidad, la formación de vínculos y la compasión. Su presencia interviene también en
la regulación del miedo, esto neurotransmisores pueden ser asimilados como el
combustible para que se produzca la cognición y el aprendizaje significativo. La
información que entrega el estudio de las neurociencias facilita el trabajo pedagógico, ya
que aporta datos concisos sobre cómo aprende el cerebro del individuo, sobre su
plasticidad cerebral, las neuronas espejo, las conexiones sinápticas que se producen al
tener condiciones químicamente favorables, sobre cómo influyen las condiciones que el
docente propicie, y clima afectivo que permitirán que el alumno/a se sienta cómodo,
querido y seguro. “La tarea de la neurociencia es aportar explicaciones de la conducta en
términos de actividades del encéfalo, explicar cómo actúan millones de células nerviosas
individuales en el encéfalo para producir la conducta y cómo, a su vez, estas células están
influidas por el medio ambiente, incluyendo la conducta de otros individuos.” (Kandel,
Schwartz &Jessell, 1997).

La plasticidad cerebral, la capacidad de ser modificable a través de las experiencias que se


le entreguen, las oportunidades que tenga, determinarán su óptimo funcionamiento. Así
mismo, malas decisiones, malas experiencias educacionales, podría perjudicar gravemente
el desarrollo intelectual de los niños.

Por ello el foco se dirige a conocer las características del cerebro que son esenciales a la
hora de vincular el aprendizaje con esta nueva línea de conocimiento. Campos (2010)
destaca que;

- La capacidad plástica del cerebro, permite que este órgano pueda reorganizarse y
reaprender de manera continua. Las neuronas arman una red de conexiones
denominado sinapsis, lo que le da la posibilidad al cerebro de que aprenda en todo
momento, sistema en el cual las experiencias son muy relevantes.

- El cerebro es único en cada persona y está hecho para aprender, por naturaleza,
pudiendo captar el aprendizaje a través de diferentes formas. De ahí la importancia
de que el profesor conozca cómo el cerebro aprende y cómo el entorno influye en
ello, de tal forma que las propuestas que otorgue a los estudiantes configuren una
serie de estrategias diseñadas para potenciar el cerebro de los niños y puedan
aprender de manera natural.

- Los patrones son muy útiles para el cerebro, ya que este órgano aprende a través
de ellos. Luego de detectarlos y aprenderlos, les da un sentido para utilizarlos
cuando sea necesario.
- Las emociones tienen impacto en el cerebro, en su capacidad para razonar, tomar
decisiones, en la memoria e incluso en el aprendizaje. Un docente inteligente
emocionalmente, junto a un clima de aula apropiado, son elementos
indispensables para el aprendizaje de los estudiantes.

- El cerebro y el cuerpo aprenden de manera integrada. El movimiento del cuerpo,


la utilización de los órganos sensoriales, estimulan diversas regiones cerebrales.
Además, el movimiento otorga incrementan la oxigenación cerebral, por lo que las
habilidades cognitivas, mentales sociales y emocionales, aumentan.

- El cerebro no solo aprende de manera visual, auditiva, lógica, o lingüístico, sino


que además puede hacerlo de forma reflexiva, impulsiva, global, analística,
perceptual, conceptual, emocional, motora, interpersonal e intrapersonal, debido
a que aprende con diversos estilos.

- Las influencias tanto genéticas como ambientales, impactan el desarrollo cerebral.


Un ambiente pertinente apropiado y rico activa el cerebro y permite su desarrollo,
además de la nutrición, la genética, el entorno social, cultural, económico,
emocional, familiar, conocimientos previos, etc. Por lo que el profesor requiere
conocer información sobre la vida de los estudiantes, para contribuir de forma
significativa en su aprendizaje.

- El arte y la música impactan en el cerebro, por lo que es posible utilizarlos como


activadores del aprendizaje.

- El cerebro tiene la capacidad de almacenar información sin límites, y además es


maleable. Un educador que sepa cómo funciona la memoria cerebral, cómo se
adquiere, almacena y evoca información, le dará paso a formular propuestas en el
aula que les permita a los alumnos utilizar esta capacidad de manera adecuada.

- El sueño es un factor vital para aprender y para el adecuado funcionamiento


cerebral. Se relaciona directamente con la consolidación del aprendizaje, por lo
que la falta de sueño disminuye la atención, memoria, pensamiento, motivación,
entre otros.

- Las propuestas de aprendizaje en el aula deben ir de lo concreto a lo abstracto, de


lo simple a lo complejo, debido a que el proceso de desarrollo del cerebro es
gradual.

Tal como indica Pizarro (2003: 153); “En definitiva, nuestro cerebro está estructuralmente
determinado por el genoma, pero modelado por la experiencia. Las influencias del
entorno modelan el cerebro alterando la intensidad de las conexiones sinápticas de
distintas formas; se puede reforzar, debilitar o eliminar (podar) las sinapsis formadas por
una información codificada genéticamente en un principio; se pueden formar nuevas
sinapsis como respuesta a la experiencia; se pueden producir aumentos temporales de
conexiones entre las neuronas, en caso de memoria a corto plazo o de trabajo; las
sustancias tóxicas, y las experiencias que han causado estrés o distracción mental, puede
llevar a la eliminación de la sinapsis.”

El cerebro a pesar de ser una estructura primordial en el aspecto biológico para el


desarrollo y funcionamiento de los órganos de un ser humano, este no subsiste ni se
desarrolla por completo sino existe una interacción con el medio, siendo el proceso de
lenguaje común y construcción cultural entre los sujetos lo que permite que el cerebro se
vaya moldeando de acuerdo a las interacciones con el medio (2003: 153)

Al respecto el docente tiene gran responsabilidad al ser el encarado de proponer a los


estudiantes, situaciones de aprendizaje que les permitan desarrollar al máximo sus
capacidades cerebrales, propiciando las experiencias necesarias para potenciarlas.

Entender el funcionamiento del cerebro así como también los factores que permiten su
desarrollo, permite al educador proponer actividades didácticas efectivas para estimular
su curiosidad, motivación y lograr la atención necesaria para que el estudiante genere
aprendizajes significativos.
Hart (1986) señala que todo el aprendizaje, de cualquier tipo en la escuela, está “basado
en el cerebro”; de modo que en su teoría plantea que un aprendizaje compatible con el
cerebro es aquel que resulta de la enseñanza en un ambiente sin amenazas, que permite
el uso desinhibido de la espléndida neocorteza o nuevo cerebro, promoviendo un clima y
una conducta mucho mejores (citado en Salas, 2003). Hart dice que “para que la
educación fuera realmente compatible con el cerebro debía ocurrir un cambio en el
paradigma de enseñanza-aprendizaje” (Hart 1986, citado en Salas, 2003, p. 159) ya que, la
estructura del enfoque tradicional de enseñanza y aprendizaje en el fondo es opuesto al
cerebro.

Para un mejor entendimiento de capacidad cerebral es necesario además conocer algunas


teorías que permitan comprender su funcionalidad, como la teoría de los hemisferios
cerebrales que plantea que el cerebro es una estructura dividida en mitades o
hemisferios, los cuales procesan la información que recibe el cerebro de distinta manera,
es decir, hay diferentes tipos de pensamiento asociados a cada hemisferio (Pizarro, 2003),
sin embargo es necesario tener en consideración que los hemisferios “no son entidades
funcionales y anatómicas separadas: las estructuras nerviosas los conectan entre sí (el
cuerpo calloso) y muchas neuronas tienen el núcleo de su célula en un hemisferio y
extensiones en el otro” (OCDE, 2009, p. 180).

Por una parte, el hemisferio izquierdo también llamado hemisferio lógico, se caracteriza
por procesar la información de manera secuencial y lineal, tiene la capacidad de formar la
imagen del todo a partir de las partes y se ocupa de analizar detalles (Pizarro, 2003).
Además, “es el mejor equipado para lidiar con tareas relacionadas con el lenguaje (escrito
y hablado), el álgebra, la resolución de problemas matemáticos, las operaciones lógicas”
(OCDE, 2009: 180).

Mientras que el hemisferio derecho conocido como hemisferio holístico, procesa la


información de manera global, partiendo del todo para entender las distintas partes que
lo componen. Se caracteriza por ser intuitivo en vez de lógico, por lo que se le atribuye la
emocionalidad (Pizarro, 2003). También, tiende a sintetizar y recrear formas
tridimensionales, nota las similitudes más que las diferencias, entiende configuraciones
complejas, reconoce facciones y percibe espacios (OCDE, 2009).

La teoría del cerebro emocional se basa en que “las necesidades emocionales influencian
profundamente el pensamiento y el comportamiento” (Pizarro, 2003, p. 121). Esto se
debe a que el cerebro humano está estructurado de modo tal que ninguna información
alcanza la neocorteza sin pasar primero a través del Sistema Límbico, una estructura del
telencéfalo, que dentro de sus variadas funciones está encargada de originar las
emociones, las cuales colorean la información y determinan cuánta atención le será
proporcionada (Pizarro, 2003).

Esto se debe a que el Sistema Límbico está compuesto por el Tálamo, hipotálamo,
amígdala, pituitaria, hipocampo; donde la amígdala cumple las funciones de recibir
primero los estímulos emocionales y luego producir una respuesta automática casi
instantánea (de supervivencia), pero un cuarto de segundo más tarde la información llega
a la corteza frontal dónde se adapta al contexto y se crea un plan de acción más racional.
Si al llegar al lóbulo frontal la estrategia de supervivencia es apropiada se continúa tal
cual, pero si el plan de acción racional es responder con otra estrategia, la corteza frontal
envía un mensaje al hipotálamo el cual le indica a la amígdala que se calme y a su vez le da
al cuerpo la señal de parar los cambios que estaba haciendo (Pizarro, 2003).

Las investigaciones sustentan la idea de que “toda la información que penetra al


organismo es supervisada y controlada por el sistema límbico, lo cual constituye una
función vital para la supervivencia” (Pizarro, 2003, p.120). Sin embargo, queda en tela de
juicio debido a que son diferentes emociones las que intervienen en las diferentes
funciones de supervivencia (como la defensa ante el peligro, la búsqueda de alimentos, la
selección de parejas, el cuidado de prole, etc.), por lo que cada una de ellas podría
pertenecer a sistemas cerebrales diferentes que evolucionaron por motivos distintos
(Pizarro, 2003).

Pese a lo anterior, el concepto del sistema límbico es hasta ahora la principal teoría del
cerebro emocional, por lo que los docentes tienen la tarea de crear ambientes propicios
para el aprendizaje, es decir, instancias que generen estímulos gratos para los estudiantes,
de modo que su reacción más esperada sea quedarse en ese contexto.

Otra teoría que es necesario conocer es la de las neuronas espejo, ya que como indica
(OCDE, 2009, p. 262) Somos capaces de comprender las acciones de otras personas (y
quizá sus sentimientos) porque cuando los vemos ejecutando estas acciones y (teniendo
sentimientos especiales) nuestras neuronas espejo podrían ser activadas, haciéndonos
sentir como si, en efecto, nosotros estuviéramos haciendo eso (o teniendo esos
sentimientos)…

Esto sugiere que las neuronas espejo permitirían la posibilidad de inculcar la empatía por
medio de experiencias que se estructuren cuidadosamente, lo que a su vez proyectaría
una sociedad y comunidad moralmente superior (OCDE, 2009). Y esto es una potente
herramienta para ser estimulada en los estudiantes, y que sirva para fortalecer las sus
competencias, aportando a través del ejemplo actitudes que ayuden a construir una
sociedad más justa.

Todos estas investigaciones de las ciencias que estudian como aprende el cerebro del
niño pertenecen “nueva línea de pensamiento y acción que tiene como principal objetivo
acercar a los agentes educativos a los conocimientos relacionados con el cerebro y el
aprendizaje” (Campos, 2010, p. 10), por lo tanto el principal desafío para los docentes es
que integren las neurociencias a su campo pedagógico, ya que un profesor bien
informado, que entienda las particularidades del sistema nervioso y del cerebro y, a la vez,
relacione este conocimiento con el comportamiento de sus alumnos, podrá juzgar si es
que la investigación se adecúa a su propuesta de aprendizaje, su actitud, el ambiente del
aula, entre otros factores, puede ser el paso inicial en la formación y capacitación docente
que marcará la diferencia en la calidad de la educación (Campos, 2010).
Blakemore, S., & Frith, U. (2005). Cómo aprende el cerebro, las claves para la
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Linkografia

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14. Obtenido el 10 de septiembre de 2014 desde
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 García, E. 2008. Neuropsicologia y Educación: De las Neuronas Espejo a la
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