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Parte I
REFLEXIONES PARA UNA CRÍTICA MARXISTA A LA ESCUELA CAPITALISTA
Las polémicas y combates en torno a la educación ocupan un lugar de primer orden en las preocupaciones y
afanes de todos los luchadores sociales; las ideologías e intereses de las clases se expresan en los programas y
propuestas educativas. En los últimos tiempos el tema retomó actualidad, a partir de dos hechos producidos desde
el gobierno y el Parlamento: la ley federal de educación y la nueva ley universitaria. Ambas contienen claras
definiciones de tipo ideológico, que inculcan los valores sociales y políticos de la clase dominante. Estos son
difundidos sistemáticamente a la llamada "comunidad educativa", para que ésta renueve su compromiso y
profundice en su transmisión a los educandos. Por ejemplo, en las escuelas de la provincia de Buenos Aires los
maestros son obligados a concurrir a verdaderas "sesiones de adoctrinamiento", previo a las cuales deben estudiar
unos panfletos llamados "módulos". En estos se pone por las nubes el rol del Estado en materia educativa, se
reivindica el papel de la familia actual como núcleo básico de la formación del niño y se deslizan concepciones
religiosas a cada paso.
A pesar de su importancia para la conservación del cemento ideológico que encubre al Estado y a la
explotación capitalista, la izquierda argentina coincide con aspectos esenciales del sistema educativo burgués,
tales como preservar y reforzar el rol que asume el Estado en la educación 1. Los partidos autotitulados socialistas
revolucionarios de nuestro país no hacen un análisis ni articulan su política en base a la tradición teórica y política
del marxismo. Las agrupaciones estudiantiles de izquierda a lo sumo cuestionan al radicalismo, al peronismo o al
Frepaso por no ser lo suficientemente consecuentes en la lucha por sus programas estatistas y burgueses; pero no
cuestionan sus contenidos fundamentales, de manera que en las luchas estudiantiles reina indisputada la ideología
de la burguesía y de la pequeña burguesía "progresista". La reivindicación de la escuela estatal, la demanda de
"Universidad abierta al pueblo" o "para los trabajadores", sin cuestionar al sistema capitalista, son las consignas
corrientes que escuchamos en toda manifestación estudiantil o ligada al tema de la educación. Lo mismo podemos
decir de las luchas docentes.
El trabajo que proponemos tiene como objetivo encarar críticamente esta ideología, y avanzar en una
estrategia marxista de lucha contra la escuela burguesa. Para ello rescatamos la tradición del marxismo
revolucionario, lo escrito por Marx y Engels sobre educación, y los trabajos de la Tercera Internacional, en la
época en que era conducida por Lenin y el bolchevismo. En estos últimos la Internacional Comunista sistematizó
la crítica proletaria revolucionaria a la escuela capitalista. A diferencia de muchos "marxistas" actuales, que
desprecian la crítica al papel ideológico de la educación capitalista, la Tercera Internacional, dirigida por Lenin y
Trotsky, daba mucha importancia a la lucha contra la escuela capitalista. En aquellos primeros años después de la
revolución rusa se formó el "frente cultural rojo". Como dice un comentarista
La creación de movimientos de masas mundiales sobre el frente de la ideología es característica de la
Comintern. La Segunda Internacional no había concebido nada semejante... (D. Lindenberg, 1972 pág. 46).
Es sintomático de la crisis ideológica y de la adaptación a la ideología burguesa reformista de los partidos que
se reivindican del marxismo, el hecho que pasen por alto estas tradiciones del socialismo revolucionario. Hablan
sobre la educación como si sus posiciones surgieran "ex-nihilo". Es una forma de mantenerse acríticamente dentro
de los marcos ideológicos y políticos establecidos por la pequeña burguesía radical "progresista".
En este artículo vamos a plantear algunas pautas para comenzar la elaboración y desarrollo de una política
estudiantil revolucionaria en la Universidad, basada en la crítica teórica a la escuela capitalista que examinamos
en el trabajo anterior. Para esto vamos a partir de una caracterización del movimiento estudiantil que se discute
con mayor extensión en otro artículo de este número de Debate Marxista. Los elementos centrales de la misma
son:
a. el movimiento estudiantil no forma una clase, cuyas reivindicaciones serían progresivas o regresivas "de
conjunto". Por este motivo las reivindicaciones de los hijos de los obreros, de los barrios populares, en
materia de más presupuesto, de mayor educación, etc. tienen un sentido diferente al de las escuelas de la
burguesía o a las reivindicaciones de las Universidades, a las que casi no accede la clase obrera. En la
militancia universitaria nos movemos entonces en un terreno que no es igual al que existe cuando
podemos plantear la unidad de clase (a diferencia de lo que sucede en las escuelas proletarias o de los
barrios populares).
b. El movimiento estudiantil universitario tiene un origen social mayoritariamente burgués y pequeño
burgués, a lo que habría que agregar los hijos de algunos -muy pocos- hijos de obreros acomodados.
c. Sin embargo el estudiantado universitario no se define sólo por su origen social, sino también por la
posición transitoria que tiene entre su medio social y la futura clase social a la que se integrará y la
función social que cumplirá.
Esta situación transitoria, unida a su origen de clase, le dará un carácter extremadamente heterogéneo y
dinámico al movimiento estudiantil universitario, y explicaría así los límites que tienen las reivindicaciones
puramente corporativas-gremiales, pero también su explosividad y su potencial como punto de arranque para
cuestionamientos mayores, para adquirir otras proporciones. Está también en la base de formas ideológicas
cambiantes, determinadas o influidas en gran medida por las perspectivas de inserción o no en la clase dominante,
o de inserción o no en la estructura productiva como técnicos asalariados de las empresas privadas, o en
actividades asalariadas del Estado capitalista. Es evidente que no será igual la perspectiva y la situación
ideológica y política de quien se prepara para ser administrador de empresas o seguir la carrera de diplomático, de
quien solo tiene la perspectiva de ser un profesor mal pagado de colegio secundario o técnico calificado de una
planta industrial. Habría que insistir en que, si esto es cierto en cuanto caracterización del sector estudiantil, los
cambios generales de la sociedad, de la lucha de clases, de las perspectivas de acumulación capitalista y de
trabajo, etc. serán decisivas a la hora de evaluar la incidencia y las perspectivas de todo desarrollo.
Lo anterior explica que el estudiantado universitario refleje de forma distorsionada y muchas veces ampliada
las diferentes corrientes sociales y políticas que se agitan en la sociedad en su conjunto. La unidad estudiantil solo
puede lograrse, en determinadas circunstancias, detrás de demandas estrechamente corporativas; pero por lo
general, en el estudiantado se manifestarán las más variadas corrientes y tendencias, y es tarea del marxismo
revolucionario mostrar permanentemente sus raíces de clase, los intereses que expresan.
Esta división objetiva se refleja hoy en las diferentes reacciones del estudiantado universitario ante la
ofensiva del gobierno y la burguesía en pro de una mayor elitización de la Universidad y racionalización de la
oferta de profesionales. Por diversos motivos que son tratados en otro artículo de este número de Debate
Marxista, la Universidad registró en las últimas décadas un proceso de masificación -se trata en realidad de un
fenómeno mundial-, vehiculizado por la entrada de amplios sectores de las clases medias a la misma. Esta
masificación, que fue tolerada por los gobiernos -entre otras, por razones de legitimación del Estado y
manutención de una base política electoral- choca sin embargo con las necesidades de la acumulación capitalista
(débil) y con la crisis fiscal del Estado. De allí la tendencia hacia la racionalización, limitación del ingreso y
vuelta a la elitización de las Universidades. Entre otros elementos, esto se concreta en las disposiciones que
permiten a las empresas intervenir de forma más directa en la educación (el proyecto de nueva ley universitaria,
fomenta el establecimiento de convenios entre las universidades y las empresas), en el arancelamiento y en las
mayores facultades que se otorga al Estado para tener injerencia en los planes académicos.
Un sector del estudiantado se movilizó en los últimos días contra este proyecto, rechazándolo globalmente y
planteando las consignas de "Defensa de la autonomía", "No al arancelamiento", "Universidad para los
trabajadores", "Mayor presupuesto". ¿Cuál es la actitud de los marxistas ante esta lucha del movimiento
estudiantil universitario?
Algún compañero podría pensar que, dado que los trabajadores masivamente están excluidos de la
universidad, esta lucha no es de nuestra incumbencia. De acuerdo a esta posición, los marxistas no hubiéramos
participado en las movilizaciones estudiantiles del mayo francés de 1968, por lo menos en su gestación, porque
empezaron como un movimiento de oposición a las reformas de Fouchet (ministro de educación de entonces) que
quería imponer un plan académico de selección estricta y de jerarquización de los cursos. Tampoco hubiéramos
participado de las masivas movilizaciones estudiantiles de mediados de 1986 de Francia, España e Italia, que
protestaban contra los planes educativos que limitaban el acceso a las universidades e imponían controles de
asistencia más estrictos, sacaban turnos de exámenes, etc. En realidad, estamos en presencia de un razonamiento
sectario, alejado de la política socialista revolucionaria, porque todo avance reaccionario que tienda a elitizar la
educación universitaria, estrechar los márgenes de discusión democrática y organización, sólo puede resultar en
un perjuicio para el desarrollo de la lucha de clases y para la organización del movimiento obrero, de los sectores
oprimidos y de izquierda.
Sin embargo, nuestro apoyo a esta lucha no puede ser acrítico; existe una línea demarcatoria que nos
diferencia de la política y programa de la oposición burguesa y pequeña burguesa, que sólo pretende defender sus
estrechos intereses corporativos, como estudiantes "en tránsito" hacia la inserción como mano de obra calificada.
Los socialistas revolucionarios participamos en el movimiento, luchamos activamente contra la ley universitaria y
la ofensiva en pro de la elitización y las restricciones democráticas del capital y el gobierno, pero al mismo tiempo
buscamos desarrollar una corriente estudiantil que adhiera al socialismo, que sea consciente de que sólo con una
revolución socialista podrán verse satisfechas muchas de las reivindicaciones que hoy se levantan.