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¿QUÉ ES?
Para referirnos a las molestias relacionadas con la presencia de gas en el intestino, utilizamos
términos como "meteorismo" o "flatulencia". El meteorismo es un cuadro clínico debido a un
exceso de gas dentro del intestino, y al aumento de la sensibilidad de las paredes de este a la
distensión. No existen datos concretos sobre su frecuencia, pero se sabe que es una afección
muy común en la población general, que puede resultar muy molesta. Es frecuente en personas
con trastornos digestivos de tipo funcional. Sin embargo, según la edad y la forma en que se
presente, puede ser síntoma de diferentes enfermedades.
Los gases intestinales se eliminan del aparato digestivo por varios mecanismos: eructos,
difusión a la sangre, metabolismo de las bacterias del colon y eliminación por el ano
(ventosidades o pedos).
En condiciones de ayuno, en los intestinos existe poca cantidad de gas (100-200 ml), que se
consigue mantener por la existencia de un adecuado equilibrio entre la producción y la
eliminación. Una alteración de este equilibrio puede desencadenar meteorismo. Existen muchas
circunstancias que están asociadas al aumento de producción de gas: tragar demasiado aire
(aerofagia) por comer deprisa, o en situaciones de estrés, ingesta de alimentos ricos en hidratos
de carbono no absorbibles (aumenta la fermentación en el colon), cambio brusco en la
alimentación (aumento del contenido de fibra) y tomar antibióticos que alteren la flora intestinal,
entre otros. Es importante resaltar que en los pacientes que se quejan de dolor por meteorismo,
no existe un aumento en la cantidad de gas en el intestino. Lo que sí hay es cierta dificultad en
el avance del aire por el intestino, y además, en algunas personas, una mayor sensibilidad de
este, con mayor respuesta dolorosa a la distensión intestinal. En realidad se trata de una
percepción exagerada del gas intestinal, produciendo así reflejos dolorosos frente a pequeños
aumentos de volumen. Esto explica que en ocasines el tratamiento dietético no dé los resultados
esperados.
SÍNTOMAS
Puede producir eructos frecuentes, "ruidos en la tripa", hinchazón abdominal (que puede obligar
a aflojarse la ropa) y excesivas ventosidades. Es frecuente que los pacientes refieran que sus
síntomas se hacen más importantes a lo largo del día. Como hay mayor sensibilidad de la
normal a la distensión, muchas personas refieren dolor.
Eructación excesiva
Eructar ocasionalmente es normal; en algunas culturas incluso representa un signo de
satisfacción, de buena educación. Los componentes principales del eructo son nitrógeno y
oxígeno (aire); al contrario de lo que creen los pacientes, quienes piensan que es gas generado
en el estómago, es aire que es deglutido durante la alimentación, junto con la saliva.
Los volúmenes de aire que se ingieren normalmente son apreciables. Esto se ha cuantificado
mediante tomografía computarizada ultrarrápida, con lo que se ha podido establecer que 10 ml
de agua se acompañan de 17 ml de aire, de modo que una ingesta líquida de alrededor de 1,5
litros diarios se acompaña de la ingesta de 2,5 litros de aire, aproximadamente.
Con frecuencia este problema se asocia con tensión o ansiedad, de modo que, en su inmensa
mayoría, estos pacientes no tienen defectos orgánicos. Ocasionalmente, el paciente asocia la
eructación con otros síntomas, lo que se debe tener presente, porque se puede asociar con
síndrome ulceroso, dificultad de vaciamiento gástrico, síndrome disfágico, etc.
El tratamiento es difícil. Los deglutidores crónicos de aire no aceptan con facilidad el hecho de
que la deglución de aire es la causa del problema y es muy difícil hacerles comprender que no
es aire que se produce sino aire que degluten. Es un hábito de difícil corrección y, en este caso,
la interacción con el psiquiatra puede ser importante.
Si se detecta alguna enfermedad subyacente se debe tratar y así puede mejorar la eructación;
además, se debe identificar las situaciones de tensión y manejarlas adecuadamente.
Distensión abdominal
El paciente describe una sensación de sobredistensión, la que, si es frecuente, persistente o
intensa, puede generar inquietud y consulta al médico. Los pacientes suelen interpretarla como
manifestación de exceso de gas intestinal, aunque en varios estudios se demuestra que el
volumen de gas intestinal es normal.
En un par de estudios recientes se realizó un lavado del gas intestinal por medio de una sonda
que se localizó en el ángulo de Treitz y por la cual se infundió argón, que es un gas que no se
absorbe. El contenido intestinal promedio de gas fue de 100 cc, con un máximo de 200 cc, tanto
en los controles, que no presentaban el síntoma, como en los pacientes con distensión
abdominal. Cuando se midió el área gaseosa mediante escáner abdominal, en ausencia de
síntomas y con sensación de estar sobredistendido, no se apreció una diferencia significativa.
Los especialistas en el tema, particularmente Levy, en los Estados Unidos, coinciden en que
estos pacientes tienden a adelantar el abdomen, por descenso del diafragma, y a acentuar la
lordosis lumbar, en forma parecida a lo que se ve en algunas pacientes con seudo embarazo.
En cuanto al tratamiento, aunque el volumen de gas intestinal sea normal, puede ser útil tratar
de reducirlo, porque el problema residiría en una menor tolerancia a volúmenes normales de
gas. También se debe educar respecto a la deglución excesiva, porque puede tener
participación.
La simeticona puede ser útil, aunque los datos al respecto son poco significativos. Actúa por
transformación de múltiples burbujas pequeñas en burbujas más grandes, las que se podrían
eliminar con mayor facilidad por la vía rectal.
El gas rectal, especialmente nitrógeno, proviene de la deglución y de las bacterias del intestino
grueso y porción terminal del intestino delgado, y hay un balance entre estos dos procesos. La
producción de dióxido de carbono, hidrógeno y metano se verifica a partir de sustratos
fermentables, como los hidratos de carbono. Las bacterias consumen estos gases,
particularmente el hidrógeno, que se consume en 90%; en algunas personas cuya flora intestinal
es adecuada también se consume un porcentaje del metano.
DIAGNÓSTICO
Los síntomas que nos comunica el paciente y la exploración física hecha en la consulta,
generalmente son suficientes para establecer el diagnóstico. En ocasiones, se solicitarán
pruebas para descartar la presencia de enfermedades digestivas que puedan manifestarse
como meteorismo.
TRATAMIENTO
El pilar fundamental del tratamiento es la regulación en la dieta de los alimentos flatulentos (que
producen gas), así como el control de determinados comportamientos de la vida diaria. Los
fármacos pueden ayudar a disminuir las molestias, pero su papel beneficioso a largo plazo sobre
los síntomas es actualmente limitado.
ALIMENTOS ACONSEJADOS
Leche y lácteos: leche entera, semi o desnatada -depende de las necesidades individuales-,
pero en especial, se recomienda consumir con mayor frecuencia los derivados lácteos menos
grasos.
Carnes, pescado, huevos y derivados: todos, con la frecuencia que marcan las
recomendaciones de alimentación equilibrada
Legumbres: lentejas, garbanzos, alubias, habas, guisantes… Se recomienda combinar solo con
patata o arroz y verduras, y si aún así no sientan bien, pasarlas por el chino o pasapurés para
eliminar los "hollejos" y mejorar su digestibilidad.
Verduras y hortalizas: todas salvo las flatulentas, preferiblemente una ración diaria en crudo
(ensalada).
Grasas: aceites de oliva y semillas (girasol, maíz, soja…), mantequilla, margarinas vegetales.
Bebidas: zumos comerciales azucarados, bebidas refrescantes sin gas de extractos de frutas
no azucaradas.
Otros productos: miel, mermeladas, bollería y repostería sencillas (las que en composición
más se parecen al pan: bollo suizo, bizcochos de soletilla), helados y sorbetes, mayonesa.
Leche y lácteos: leche condensada y lácteos con nata o enriquecidos con nata.
Carnes grasas, carne cocida dos veces o muy condimentada, productos de charcutería y
vísceras
Cereales: pan fresco recién horneado tipo baguette y pasta poco cocida (fermentan en el
estómago y crean molestias), galletas rellenas o bañadas con soluciones azucaradas o
chocolate, etc.
Legumbres: aquellas que se cocinan con ingredientes grasos de origen animal (chorizo,
morcilla, tocino, etc.).
Verdura flatulenta: alcachofas, col, coliflor, brócoli, coles de Bruselas, pimiento, pepino, rábanos
y rabanetas, cebolla, puerros y ajos.
Bebidas: café y té fuertes, bebidas con gas, bebidas con chocolate y bebidas alcohólicas de
baja graduación (cerveza, vinos de mesa, sidra).
—Es preferible no fumar; los chicles y caramelos, sobre todo sin azúcar, pueden aumentar los
síntomas.
—Las bebidas con gas o carbonadas aumentan el meteorismo; no se debe beber en posición
acostada, ni acostarse inmediatamente después de comer.
—Si se producen muchos eructos, puede suceder que antes de eructar, se aspire aire, por lo
que se debe expeler al exterior antes de que alcance el estómago; esto pasa sobre todo cuando
se está nervioso o bajo cualquier estrés, pero si no se traga aire, no se tendrán estas molestias.
—Cuando se nota mayor distensión del vientre, con dolor más intenso, aplicar calor local (manta
eléctrica, etc.), y situar el cuerpo reclinado hacia delante (incluso de rodillas apoyado en los
codos).
—En muchos casos es interesante eliminar la toma de leche durante un par de semanas, por si
hay intolerancia a la lactosa. Si esto tiene éxito, es recomendable restringir el consumo de leche
y derivados, aunque se pueden consumir sin problemas el yogur, el queso semicurado o curado
y la mantequilla.
—Los alimentos que más gas producen son los siguientes: habas, alubias, repollo, coles de
Bruselas, pan, pastas, manzanas, peras, melocotones, ciruelas, granos de trigo, maíz y avena,
patatas, vino tinto y cerveza; el salvado, sobre todo el procesado (en polvo) puede producir
también gases.
—Los alimentos que no llevan azúcar y sí sorbitol que se emplea mucho como edulcorante (en
chicles, etc…), pueden producir más gases, e incluso diarrea.
Fármacos
—Para aliviar el hinchazón del vientre disminuyendo el volumen de gas (antiflatulentos), como
los del grupo de las siliconas (simeticona/dimeticona).
—Para disminuir el componente de ansiedad en pacientes con estrés que tragan mucho aire
(ansiolíticos).