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5 US 137 (1803), 176-180.
(ii) Las restricciones constitucionales y el carácter escrito de una constitución:
Cuando se busca no sólo definir sino también restringir los poderes de un
departamento de gobierno, como puede ser una legislatura, entonces, para evitar
que las restricciones sean olvidadas o que se cometan errores con respecto a su
alcance, la constitución es formulada en un documento, es decir que se trata de
una constitución escrita.
(iii) Restricciones constitucionales, rigidez constitucional y supremacía
constitucional: Si las restricciones no constriñen a las personas a quienes estás
dirigidas, entonces la distinción entre gobiernos cuyos poderes están restringidos
y aquellos que no lo están se desvanece. Lo mismo ocurriría si los actos de
gobierno que no respetan las restricciones tuvieran el mismo grado de
obligatoriedad que los que sí lo hacen. Por lo tanto, si la constitución tiene como
propósito restringir el poder del gobierno y de sus departamentos, entonces la
constitución prevalece, esto es, tiene supremacía, sobre los actos de gobierno que
sean repugnantes a ella. Lo contrario importaría admitir que un departamento de
gobierno, por ejemplo, la legislatura, puede modificar la constitución mediante
una ley ordinaria, lo cual no es posible cuando una constitución es rígida, vale
decir, cuando su modificación no puede llevarse adelante a través del
procedimiento legislativo ordinario.
C. Premisas sobre el carácter jurídico de la constitución y su aplicabilidad judicial.
(i) Una constitución escrita es el derecho supremo de un país y las leyes que sean
repugnantes con ella son nulas: Quienes promulgan una constitución escrita la
consideran como el derecho fundamental y supremo de su país, y por lo tanto, un
acto de la legislatura que sea repugnante con ella es nulo. Esta última proposición
está esencialmente ligada a la noción de una constitución escrita (B.ii).
(ii) La función del departamento judicial y la resolución de conflictos entre normas:
El departamento judicial tiene la atribución y el deber de decir lo que el derecho
es o, en otros términos, cuál es el derecho. Quienes deben aplicar una regla a casos
particulares deben, necesariamente, exponer e interpretar esa regla. Si dos leyes
entran en conflicto, los tribunales deben decidir cuál de ellas habrá de ser
aplicada. Si una de las leyes en conflicto fuera la constitución, los jueces deben
determinar si deben aplicar la constitución, dejando sin aplicar la ley, o si aplican
la ley, dejando sin aplicar la constitución. Tal es la esencia de la función judicial.
(iii) La aplicabilidad judicial de todas las disposiciones de la constitución: El poder
judicial alcanza a todos los casos que tengan lugar “bajo la constitución”. Por lo
tanto, los tribunales tienen el deber de aplicar la constitución para resolver casos
particulares. Ese deber se refiere a todas las disposiciones de la constitución.
(iv) Supremacía de la constitución en la aplicación judicial del derecho: Si los
tribunales deben aplicar la constitución y si la constitución tiene supremacía sobre
los actos de la legislatura (B.iii; C.i), entonces en caso de que existiera un
conflicto entre la constitución y una ley en su aplicación a un caso particular, es
la constitución, y no la ley, la que debe ser aplicada por los tribunales para
resolverlo.
La idea con la que el propio Marshall concluye su razonamiento, reforzado con el
análisis de algunas cláusulas concretas de la constitución de los Estados Unidos, es que:
Thus, the particular phraseology of the Constitution of the United States confirms and strengthens
the principle, supposed to be essential to all written Constitutions, that a law repugnant to the Constitution
is void, and that courts, as well as other departments, are bound by that instrument.2
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Íbidem, 180: “Por lo tanto, el peculiar modo en que está redactada la Constitución de los Estados Unidos
confirma y refuerza el principio, supuestamente esencial a todas las Constituciones escritas, que una ley
repugnante a la Constitución en nula, y que todos los tribunales, así como los demás órganos, están limitados
por dicho documento”.
es decir, si la ley que resulta inconsistente con la constitución “forma parte del derecho de
los Estados Unidos”.
En el argumento de Marshall, entonces, la constitución opera como una condición
para la aplibabilidad judicial de las leyes. Es decir, que una ley es judicialmente aplicable si
ella no es “repugnante” a la constitución. Curiosamente, una constitución también puede ser
interpretada como un conjunto de condiciones para la identificación de las leyes. De ese
modo, la constitución podría ser utilizada como una herramienta para responder a la pregunta
de Marshall, o sea, si una ley “repugnante” a ella, puede ser correctamente identificada o no
como una ley perteneciente al derecho del país en cuestión.
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Íbidem, 177-178: “Es enfáticamente la función y el deber el Poder Judicial decir lo que el derecho es. Quienes
deben aplicar el derecho a casos particulares deben necesariamente exponerlo e interpretarlo. Si dos normas
Conclusión
Como vemos, el argumento de Marshall en el caso “Marbury” es, cuanto menos,
ambiguo pues no queda claro si una ley contraria a la Constitución debería ser considerada
“nula”, es decir, que no se trata en absoluto de una ley perteneciente al derecho de los Estados
Unidos. O si, en cambio, dicha ley es únicamente inaplicable para los jueces que deben
resolver un caso en el que ella y la Constitución sean incompatibles. Ello se debe a que
Marshall utiliza indistintamente dos nociones de supremacía constitucional, una formal y
otra, material.
La lección que puede extraerse de esta confusión es que, de hecho, la Constitución
puede ser entendida de ambos modos. Por lo tanto, todos los jueces, cuando resuelven casos,
utilizan la Constitución para identificar a las leyes en las que encontrarán el derecho aplicable
al caso. Y, en ciertos supuestos en los que las normas así identificadas sean inconsistentes
con normas constitucionales, los jueces podrán aplicar a estas últimas e inaplicar a las
primeras. La primera actividad, entonces, es la de la identificación del derecho para proceder,
luego a su aplicación. La segunda es la del control judicial de constitucionalidad, que se
desarrolla en una etapa intermedia entre la identificación y la aplicación.
están en conflicto, los jueces deben decidir cómo aplicarlas. Por lo tanto, si una ley es inconsistente con la
Constitución, y si tanto la una como la otra son aplicables a un caso particular, de modo tal que la Corte debe
decidir conforme a la ley, e inaplicando la Constitución, o resolviendo de modo conforme a la Constitución,
dejando de aplicar la ley, entonces la Corte debe decidir cuál norma regula el caso. Ello es la esencia misma
del deber de los jueces. Si, por lo tanto, los tribunales deben observar la Constitución y ésta es superior a
cualquier ley ordinaria del Congreso, la Constitución, y no tal ley, debe regular el caso en el que ambas son
aplicables”.