Вы находитесь на странице: 1из 2

Hannah Arendt - La búsqueda de la felicidad

(Resumen)

La autora comenzará este capítulo refiriéndose a que la violencia se ve justificada ya que


funciona a nombre de la necesidad. Ambas, necesidad y violencia, se han convertido en la marca
distintiva de las revoluciones victoriosas del SXX. Por otro lado, mencionará que la libertad ha sido
mejor preservada en contextos donde nunca hubo revoluciones, o, por otro lado, en países donde la
revolución fue derrotada. Arendt planteará a su vez, que ninguna revolución ha sido iniciada por las
masas, por más que la intención de aquellas haya sido abolir las barreras opresoras en los menos
favorecidos, por otro lado, dirá que ninguna revolución ha sido resultado de la sedición1, por más
descontento que haya existido en dichos países. De igual forma, una revolución requiere que existan
hombres dispuestos a pelear por lo que se está buscando, la autora lo planteará de la siguiente forma:
“las revoluciones sólo pueden estallar y alanzar la victoria cuando existe un número suficiente de
hombres que están preparados en el momento en que se produce el colapso y, al mismo tiempo,
ansían asumir el poder, estando prestos para organizarse y actuar, unidos para la consecución de un
objetivo común”2. A su vez, otro elemento necesario en el análisis de Arendt será la pérdida de la
autoridad política; la forma en que los gobiernos serían derribados dentro de lo que ella plantea, era
increíblemente fácil: “la ruina de la autoridad política fue precedida por la pérdida de tradición y el
debilitamiento de las creencias religiosas institucionalizadas; la decadencia de la autoridad tradicional
y religiosa minó la autoridad política y ciertamente anticipó su ruina”3.

Desde este punto, Arendt comenzará a determinar cuáles habían sido las principales
distinciones entre el proceso de la Revolución Francesa y la Independencia Americana, en dicho
análisis será posible considerar la cercanía que la autora presenta con el proceso americano, desde
citas como la siguiente: “lo que en Francia fue pasión y «gusto» en América fue una experiencia; el
uso americano que, especialmente durante el siglo XVIII, habló de «felicidad pública» cuando los
franceses hablaban de «libertad pública», da una idea bastante adecuada de la diferencia”4. Es
posible ver que el ideario americano representaba un deseo de superación que determina que los
hombres “amen el mundo y gocen de la compañía de sus iguales”5, que buscaría la relación con los
asuntos públicos, lo que lo distingue de una especie de tiranía. Por su parte, en Francia, en donde se
creó un grupo de hommes des lettres, responsables de la revolución, cayeron en lo teórico. Estos
“hombres de letras” se habían nutrido de conocimiento apartándose de la sociedad, lo que hacía
difícil que su trabajo tuviese algún significado, si no estaban, por así decirlo, donde las papas queman.

Fue de la mano de Jefferson, en el caso americano, en donde comenzó a tomar peso el


concepto de «felicidad», buscando una felicidad integral, que no fuera solamente privada, sino que
también pública, ésta última “consistía en el derecho que tiene el ciudadano a acceder a la esfera
pública, a participar del poder público —a ser «partícipe en el gobierno de los asuntos»”6. Mas, la

1 Levantamiento de un grupo de personas contra un gobierno con el fin de derrocarlo.


2 Pág. 153
3 Pág. 155
4 Pág. 157
5 Pág. 158
6 Pág. 168
Declaración de Independencia consiguió empañar levemente las distinciones que se habían dado
entre la felicidad pública y privada. Aun así, se propuso entender la «búsqueda de la felicidad» bajo
dos significados: “como bienestar privado y como derecho a la felicidad pública”7.

Es entonces cuando se precisa preguntar: ¿Cuál era el fin de la revolución y su gobierno?


Arendt hará la distinción de cómo fue complejo descubrir la distinción entre público/privado e
intereses privados/bien común en ambos procesos. En primer lugar, dentro del caso americano era
necesario saber si el gobierno “iba a construir por sí mismo una esfera para la «felicidad pública» de
sus ciudadanos, o si había sido concebido únicamente para servir y garantizar, de modo más eficaz
que el antiguo régimen, la búsqueda de la felicidad privada”8. En lo que respecta al caso francés, lo
que se precisaba era saber “si el propósito del gobierno revolucionario consiste en el establecimiento
de un «gobierno constitucional» que pusiera fin al reinado de la libertad pública mediante una
garantía de los derechos y libertades civiles, o si había que proclamar una Revolución permanente en
nombre de la «libertad pública»”9. Finalmente, el objetivo se trasladó desde lo anteriormente
planteado, hacia una «libertad civil», contenida dentro de la Declaración de Derechos. El conflicto
entre los intereses privados y los asuntos públicos fue un asunto preponderante en ambas
revoluciones, Arendt tendrá una visión crítica respecto a esto planteando lo siguiente: “los hombres
de las revoluciones fueron aquellos que, movidos más por su amor auténtico a la libertad y a la
felicidad públicas que por cualquier idealismo suicida, pensaron y actuaron en nombre de los asuntos
públicos”10.

Dentro de las conclusiones del capítulo Arendt hará llegará principalmente a que, al menos
en estos procesos, era complejo que todos persiguieran aquellos ideales que apuntaban a una vida
sencilla, como en el caso americano, ya que siempre se pondrán por encima los deseos. La
complejidad se encuentra en entender si la satisfacción de estos deseos es la verdadera libertad, muy
diferente a los planteamientos de los revolucionarios de la época, o si el hecho de que los sectores
pobres desearan realmente satisfacer sus deseos determinó los sucesos de la época y del siglo
posterior.

7 Pág. 175
8 Pág. 177
9 Ibid.
10 Pág. 180

Вам также может понравиться