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ANDREW MURRAY

ACERQUÉMONOS
AL SEÑOR
PREFACIO

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En el libro m a y o r he p r o c u r a d o indicar hasta
qué p u n t o el estado de los hebreos era precisa-
mente lo que e n c o n t r a m o s en las iglesias de nues-
tros días. Hay una falta de firmeza, de crecimien-
to y de poder que resulta de no conocer bien a
Cristo. He p r o c u r a d o mostrar, tal como hace la
Epístola, que el verdadero conocimiento de las
maravillosas y benditas verdades de la divinidad
y h u m a n i d a d de nuestro Señor, del hecho de que H E B R E O S 10:19-25
sea nuestro Guía y Precursor en el c a m i n o de la
obediencia y la entrega perfecta a la voluntad de 19 Así que, hermanos, teniendo entera libertad para en-
Dios, y, sobre todo, su celestial sacerdocio en el trar en el Lugar Santo por la sangre de Jesucristo,
poder de una vida sin fin, y el que nos procure un 20 por el camino nuevo y vivo que él abrió para nosotros
a través del velo, esto es, de su carne,
acceso perfectamente libre y u n a p e r m a n e n c i a en
21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
la presencia de Dios por medio de su sangre, da 22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certi-
u n a fuerza y u n a esperanza a nuestra fe, que nos dumbre de fe, teniendo los corazones purificados de
permite de modo efectivo que obtengamos la pro- mala conciencia, y los cuerpos lavados con agua pura.
mesa y vivamos como Dios quiere que lo haga- Mantengamos firmes, sin fluctuar, la profesión de nuestra
mos. Pero tengo la esperanza de que incluso este esperanza, , porque fiel es el que prometió.
librito pequeño puede estimular a algunos a bus- 24. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al
c a r y descubrir los tesoros que contiene la Epísto- amor y a las buenas obras;
la, y ayudarles a e n t r a r en la posesión personal de 25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por
esta salvación completa que este nuestro gran costumbre, sino exhortándonos; y tanto más cuanto
S u m o Sacerdote nos ofrece y puede concedernos. que veis que aquel día se acerca.
Es mi oración ferviente que la enseñanza del
Espíritu Santo de Dios sea la porción de todos
mis lectores.
ANDREW MURRAY
25 de septiembre de 1894.

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Las c u a t r o grandes bendiciones de la nueva 1
vida:

1. El Lugar Santísimo está abierto.


La entrada
2. Confianza y libertad en la sangre. en el Lugar Santísimo
3. Un c a m i n o nuevo y vivo.
4. El gran S u m o Sacerdote. 10:19. Teniendo entera libertad para entrar
en el Lugar Santo.
Las c u a t r o principales m a r c a s del verdadero 10:22. Acerquémonos.
creyente:

1. Un corazón sincero. 1. El L u g a r S a n t í s i m o
2. Plenitud de fe.
3. Un corazón purificado de m a l a con- Entremos en el Lugar Santísimo. Con estas
ciencia. p a l a b r a s e m p i e z a la s e g u n d a m i t a d de la Epís-
4. El cuerpo lavado con agua p u r a . tola. H a s t a a h o r a la e n s e ñ a n z a ha sido princi-
p a l m e n t e d o c t r i n a l . La gloria de la p e r s o n a y el
Los c u a t r o grandes deberes a los cuales nos sacerdocio de Cristo; el s a n t u a r i o celestial q u e
llama el S a n t u a r i o abierto: Él, p o r m e d i o de su s a n g r e , ha a b i e r t o y purifi-
c a d o , y del c u a l ha t o m a d o posesión p a r a noso-
1. Acerquémonos (en plenitud de fe). tros; el c a m i n o de obediencia y autosacrificio
2. Mantengamos firme la profesión de q u e le volvió al t r o n o ; t o d o esto ha sido expues-
nuestra esperanza. to. Ahora viene la p a r t e p r á c t i c a , y n u e s t r o de-
3. Considerémonos unos a otros p a r a es- b e r es a p r o p i a r n o s la g r a n salvación q u e ha sido
timularnos al a m o r . p r o v i s t a p a r a nosotros y q u e se r e s u m e en u n a
4. No olvidemos el congregarnos. idea: «Teniendo e n t e r a l i b e r t a d p a r a e n t r a r e n
el L u g a r S a n t í s i m o ; a c e r q u é m o n o s . » El acceso a
la presencia y c o n u n i ó n con Dios, el d e r e c h o y el
p o d e r p a r a n a c e r de esta presencia n u e s t r o lu-

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pecado y nos hace posible vivir en comunión con el Padre y el Hijo.
ahora en el cielo a n t e Dios en favor nuestro, que Un alma así, rociada con la sangre, puede gozar de los tesoros celes-
tenemos libertad de entrar, incluso hasta el mis- tiales, y realizar el servicio celestial del Dios vivo.»
mo Lugar Santísimo. 3. Y esta sangre tiene un poder puriftcador celestial tal que puede
¡Queridos h e r m a n o s ! ¡La sangre de Jesús! ¡La mantener al alma pura. «Si andamos en luz como El está en luz», si
sangre del Cordero! ¡Oh, pensemos en lo que sig- vivimos en el Lugar Santísimo, a la luz de su rostro, «tenemos comu-
nifica esto! Dios la dio p a r a tu redención. Dios la nión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo su Hijo, nos limpia de
todo pecado», de modo que el pecado ya no puede tocarnos, por lo
aceptó c u a n d o su Hijo entró en el cielo y la pre- que no perdemos la comunión con el Padre.
sentó en tu favor. Dios la tiene a la vista como el 4. Puedes entender cuánto anhela el corazón del Padre el que sus
fruto, infinitamente agradable, de la obediencia hijos se acerquen con libertad. Él dio la sangre de su Hijo para ha-
de su Hijo hasta la m u e r t e . Dios te la muestra y cerlo posible. Honremos a Dios, y honremos la sangre, entrando en el
te pide que creas en la divina satisfacción que le Lugar Santísimo con la mayor libertad.
5. Cerca, tan cerca de Dios,
da, en su energía o m n i p o t e n t e , en su eterna sufi- más cerca no puede ser,
ciencia. Oh, ¿no vas a creer que esta sangre te da, pues en su Hijo Jesús
a ti, pecador débil como eres, libertad, confianza, estoy tan cerca como Él.
atrevimiento p a r a acercarte, p a r a e n t r a r en el
m i s m o Lugar Santísimo? Sí, cree en ella, que la
sangre, sólo la sangre, pero sí la sangre, con segu-
ridad, te lleva a su m i s m a presencia, h a s t a el lu-
gar de comunión viva y p e r m a n e n t e con el Dios
eterno. Y que tu respuesta al mensaje de Dios res-
pecto a la sangre, y a la libertad que te da, no sea
menos que esto: que este m i s m o m o m e n t o vas
con la mayor confianza a t o m a r tu lugar en la co-
munión m á s í n t i m a con Dios. Y si tu corazón te
condena, o tu frialdad te parece que te prohiben
la e n t r a d a , no descanses hasta que creas y prue-
bes por completo el poder de la sangre en el mis-
mo hecho de acercarte. Teniendo libertad por la
sangre de Jesús, ¡acerquémonos!

1. ¿Cuál es ahora mayor a tu vista: tu pecado o la sangre de Je-


sús? Sólo puede haber una respuesta. Luego, acércate, y entra en el
Lugar Santísimo. Hasta ahora tu pecado te ha impedido la entrada;
ahora, deja que la sangre te lleve cerca. Y la sangre te dará libertad y
el poder de permanecer.
2. «Una gota de esta sangre, saliendo del Lugar Santísilo del
alma, perfecciona la conciencia, deja que no haya más conciencia de

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El camino nuevo y vivo
10:19. Así que, hermanos, teniendo entera
libertad para entrar en el Lugar Santo por la
sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y
vivo que El abrió para nosotros a través del
velo, esto es, de su carne;
22. acerquémonos.

E l L u g a r S a n t í s i m o está a b i e r t o p a r a q u e no-
sotros p o d a m o s e n t r a r en él y a p a r e c e r a n t e
Dios, p a r a m o r a r y servir en su m i s m a presen-
cia. La s a n g r e del Sacrificio p a r a s i e m p r e , lleva-
d a a l cielo p a r a purificar todo p e c a d o p a r a
s i e m p r e , es n u e s t r o título y n u e s t r a l i b e r t a d
p a r a e n t r a r . Ahora viene la p r e g u n t a : ¿Cuál es el
c a m i n o q u e lleva allí y la p u e r t a a b i e r t a , p o r la
cual h e m o s de p a s a r si q u e r e m o s e n t r a r ? Este
c a m i n o , el ú n i c o c a m i n o , el c a m i n o infalible, es
un camino nuevo y vivo, que Jesús abrió para no-
sotros a través del velo, esto es, de su carne. La li-
b e r t a d la t e n e m o s p o r la s a n g r e , y es la l i b e r t a d
d e acceso q u e J e s ú s g a n ó p a r a nosotros, c u a n d o
c o n s i d e r a m o s su m u e r t e c o m o la de n u e s t r o sus-
t i t u t o , q u e hizo lo q u e nosotros no p o d í a m o s ha-

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cer: redención de las transgresiones y a p a r t a r el y su voluntad. El m i s m o c a m i n o en q u e Él, c o m o
pecado p a r a siempre. El camino nuevo y vivo, a sustituto nuestro, realizó nuestra redención, es el
través del velo, esto es, su carne, hace referencia a c a m i n o que nos ha abierto p a r a que a n d e m o s en él,
su muerte, considerada como la de nuestro Guía y el c a m i n o de la obediencia a la voluntad de Dios.
Precursor, q u e abrió el c a m i n o hacia Dios, en el «Cristo sufrió por nosotros, d á n d o n o s ejemplo p a r a
cual El a n d u v o p r i m e r o , y p o r el q u e luego nos se- que sigamos sus pasos.» Cristo, nuestro S u m o
ñala que le sigamos. La m u e r t e de Jesús fue no Sacerdote, es literal y p l e n a m e n t e nuestro Guía y
sólo la a p e r t u r a o inauguración del nuevo santua- Precursor, así como nuestro Sustituto y Redentor.
rio y del nuevo pacto, sino t a m b i é n del nuevo ca- Su c a m i n o es nuestro c a m i n o . De la m i s m a
mino p a r a e n t r a r en la santa presencia y comu- m a n e r a que no podía a b r i r y e n t r a r en el Lugar
nión de Dios. Todo el que acepta por la fe la san- Santísimo p a r a nosotros, a menos de hacerlo en
gre que El d e r r a m ó , como su libertad p a r a entrar, su c a m i n o de sufrimiento y obediencia y sacrifi-
debe aceptar, también, el c a m i n o q u e Él abrió, cio, t a m p o c o podemos nosotros e n t r a r a menos
como lugar por donde a n d a r . que a n d e m o s en el m i s m o c a m i n o . Jesús dijo esto
Y ¿cuál fue este camino? El camino a través del a sus discípulos respecto a sí mismo: «A menos
velo, esto es, su carne. El velo es la c a r n e . El velo que el grano de trigo caiga en el suelo y m u e r a ,
q u e s e p a r a b a al h o m b r e de Dios era la carne, la permanece solo. El que aborrece su vida en este
naturaleza h u m a n a bajo el poder del pecado. m u n d o la g u a r d a r á p a r a la vida eterna.» La ley
Cristo vino a semejanza de carne pecadora y per- de vida de Pablo es la ley de vida p a r a todo cre-
maneció con nosotros aquí, fuera del velo. El Ver- yente: «Llevando en el c u e r p o la m u e r t e de Jesús
bo se hizo c a r n e . También de la m i s m a m a n e r a p a r a que la vida de Jesús sea t a m b i é n manifesta-
participó de carne y sangre. En los días de su car- da en nuestro cuerpo.» El c a m i n o al Lugar Santí-
ne, fue t e n t a d o como u n o de nosotros; ofreció ora- s i m o es el c a m i n o del velo rasgado, el c a m i n o del
ción y suplicación con gritos y lágrimas. Aprendió sacrificio y la m u e r t e . No hay otro c a m i n o p a r a
obediencia h a s t a la m u e r t e . Nuestra voluntad es que podamos librarnos del pecado, excepto el ca-
nuestra vida. Él dio su propia voluntad a la muer- mino de Jesús: todo aquel que acepta la obra ter-
te p a r a hacer la voluntad de Dios tan sólo. A tra- m i n a d a de Jesús acepta lo que constituye su espí-
vés del velo r a s g a d o de su carne, su voluntad, su ritu y su poder; lo m i s m o es p a r a el Maestro que
vida, rendida ante Dios en la muerte, entró en el p a r a todo h o m b r e : el a p a r t a r el pecado por medio
Lugar Santísimo. Habiendo sido hecho a seme- del sacrificio del yo. La m u e r t e de Cristo fue algo
j a n z a de h o m b r e , se humilló a sí mismo, hacién- e n t e r a m e n t e nuevo, y así t a m b i é n su vida resu-
dose obediente hasta la m u e r t e . Por lo cual t a m - rrecta, u n a vida fuera de la m u e r t e , tal como nun-
bién le ha exaltado Dios s o b r e m a n e r a . A través ca se h a b í a conocido. Esta nueva m u e r t e y nueva
del velo rasgado Jesús se elevó al trono de Dios. Y vida constituyen un c a m i n o nuevo y vivo, en el
éste es el c a m i n o q u e abrió p a r a nosotros. En la cual hemos de a n d a r , un c a m i n o de vida en el
m u e r t e p a r a nuestra voluntad, vivimos p a r a Dios cual p o d e m o s acercarnos a Dios.
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Lo m i s m o q u e c u a n d o Cristo h a b l ó de t o m a r sión de nosotros, y en su fuerza seguimos las pisa-
su carne como alimento diario, t a m b i é n aquí, das de Cristo Jesús. El c a m i n o al Lugar S a n t í s i m o
c u a n d o el Espíritu S a n t o h a b l a de t o m a r el velo es un c a m i n o vivo de perfecta conformidad a Je-
rasgado de su carne como nuestra vida diaria, sús, o b r a d o en nosotros p o r su Espíritu.
muchos dicen: Este es un dicho difícil; ¿quién
puede escucharlo? ¿Quiénes p u e d e n ser salvos? El camino nuevo y vivo por medio del velo ras-
Para los que quieren y obedecen y creen, todo es gado al Lugar Santísimo. S a b e m o s ahora lo que
posible, p o r q u e es un camino nuevo y vivo. Un es: es el c a m i n o de m u e r t e . Sí, el c a m i n o de muer-
nuevo c a m i n o . La p a l a b r a significa: reciente, fres- te es el c a m i n o de vida. El único c a m i n o que nos
co, un c a m i n o que no se m a r c h i t a ni se hace viejo puede hacer libres de nuestra naturaleza caída,
(8:13), sino que siempre retiene su perfección y de la maldición y el poder del pecado que implica
frescura iniciales. Es el c a m i n o que Jesús abrió, el p e r m a n e c e r en ella, es morir p a r a esta n a t u r a -
«cuando q u i t ó lo p r i m e r o p a r a poder establecer leza. Jesús se negó a sí m i s m o y no quiso h a c e r
lo segundo» (10:9), y mostró que no era en los ho- n a d a p a r a a g r a d a s a la naturaleza que había to-
locaustos, sino en el sacrificio de su p r o p i a volun- m a d o , a u n q u e en El no e r a pecaminosa. La negó;
tad a la voluntad de Dios, aquello en que Dios se m u r i ó a ella. Renunció a su propia voluntad p a r a
deleitaba. Un c a m i n o vivo. Un c a m i n o siempre h a c e r sólo la voluntad de Dios. Este fue p a r a El el
requiere que el que avanza p o r él lo h a g a con sus c a m i n o de vida. Y éste es p a r a nosotros el c a m i n o
propias fuerzas; no i m p a r t e ni vida ni fuerza. Este vivo. Acepta la voluntad de Dios en todas sus pro-
camino, el c a m i n o de la obediencia, el sacrificio y videncias. Obedece la voluntad de Dios en todo
el sufrimiento, el autosacrificio y la m u e r t e , sin orden de la naturaleza según su Palabra. Procura
e m b a r g o , por difícil q u e parezca, y a u n q u e a la hacer la perfecta voluntad de Dios en toda direc-
n a t u r a l e z a le sea totalmente imposible, es un ca- ción del S a n t o Espíritu. Jesús dijo: «He venido
m i n o vivo. No sólo abre el paso, sino que propor- p a r a h a c e r tu voluntad, oh Dios.» Y q u e la volun-
ciona la fuerza necesaria p a r a hacer progresar al tad de Dios sea el único objetivo de tu vida. Sera
viajero. Actúa en el poder de la vida p e r d u r a b l e , p a r a ti c o m o fue p a r a El, a u n q u e conduzca a tra-
en la cual Cristo fue hecho S u m o Sacerdote. Vi- vés de la m u e r t e : el c a m i n o a Dios y a la vida.
mos cómo vigila el Espíritu Santo sobre el cami- Cuando le,conocemos a Él en el poder de su resu-
no al Lugar Santísimo, y q u e El, c o m o eterno Es- rrección, Él nos conduce en conformidad con su
píritu, hizo posible a Cristo, que abriera el cami- m u e r t e . Lo hace en el poder del Espíritu Santo. Y
no, el q u e se ofreciera a Sí m i s m o sin m a n c h a a así su m u e r t e y su vida, la nueva m u e r t e y la nue-
Dios; es el Espíritu quien con poderosa energía va vida de liberación del pecado y comunión con
s a t u r a este c a m i n o e inspira en él vida divina. Dios, que ha sido i n a u g u r a d a por Él, por su muer-
Cuando somos hechos partícipes de Cristo, cuan- te por su propia voluntad, y, su p e r m a n e c e r en la
do vamos a Dios por medio de El, su vida, la ley voluntad de Dios, todo esto Él lo o b r a en nosotros
del Espíritu de vida en Cristo Jesús, t o m a pose- y somos llevados en la voluntad de Dios, como Él

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fue, a donde Él está. Teniendo, pues, entera liber-
tad p a r a e n t r a r en el Lugar Santísimo por el ca-
mino nuevo y vivo, acerquémonos.

/. Cuando un creyente, por primera vez, hace uso de la libertad


que tiene por la sangre y entra en el Lugar Santísimo, no entiende
todo lo que significa el camino nuevo y vivo. Basta con que su cora-
zón sea recto, y él esté dispuesto a negarse a sí mismo y tomar su
cruz. A su debido tiempo le será revelado lo que es la plena comunión
con su Señor en el camino que Él ha abierto, de obediencia hasta la
muerte.
2. El camino nuevo y vivo no es sólo el camino en el que hemos
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de entrar una vez, sino el camino en que hemos de andar diariamen-
te, para entrar más y más profundamente en el amor y ¡a voluntad de
Dios. Un gran sacerdote
3. El camino de vida es el camino de muerte. Esta vida caída, sobre la casa de Dios
este yo, son tan pecaminosis y fuertes, que no hay manera de librarse
de ellos si no es por la muerte. Pero, ¡alabado sea Dios!, el camino de
muerte es el camino de vida; en el poder de la resurrección de Cristo 10:21. «Y teniendo un gran sacerdote sobre la
y de su permanencia nos atrevemos a andar con Él. casa de Dios, acerquémonos.
4. Que todos los que quieren permanecer en la presencia secreta
de Dios todo el día, ahora, inmediatamente y para siempre, acepten
y entren en el camino nuevo y vivo; Jesús, por su Santo Espíritu, los
guardará en él y los guiará por él. Hemos dicho antes que entre los símbolos del
culto de adoración bajo la ley mosaica, h a b í a es-
pecialmente c u a t r o de ellos que, como tipos del
ministerio de la futura redención, requieren aten-
ción. Estos c u a t r o eran: el S a n t u a r i o , la Sangre,
el Camino al Lugar Santísimo y el Sacerdote. Los
tres primeros, todos ellos celestiales, los hemos
considerado; ahora vamos a llegar al cuarto, el
principal y mejor de todas: una Persona viva, Je-
sús, un gran S u m o Sacerdote sobre la Casa de
Dios. El saber lo que Él ha g a n a d o p a r a mí, la en-
trada en el Lugar Santísimo; la obra que hizo
p a r a conseguirlo, el d e r r a m a r su sangre; la forma
en que yo tengo que e n t r a r en el gozo de todo ello,
son cosas todas ellas muy preciosas. Pero hay algo
mejor todavía: es que el m i s m o Hijo de Dios, vivo
y a m a n t e está allí personalmente p a r a recibirme,
p a r a h a c e r m e partícipe de toda la bienaventuran-
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za q u e Dios tiene p a r a m í . Éste es el p u n t o prin- Su obra única como Sacerdote sobre la casa
cipal: tenemos un gran sacerdote sobre la casa de de Dios es llevarnos al Lugar Santísimo y hacer-
Dios, un gran S u m o Sacerdote q u e está sentado a nos posible q u e vivamos allí. Esto lo hace ponien-
la diestra de la majestad de los cielos; por tanto, do en a r m o n í a , simpatía y comunión a Dios y al
h e r m a n o s , acerquémonos. a l m a . Vimos en el capítulo 8 que, c o m o Ministro
Y ¿cuál es la o b r a que necesitamos q u e J e s ú s del S a n t u a r i o , Jesús hace todo lo que hay que ha-
h a g a en favor nuestro? ¿No ha sido hecho ya cer en el cielo con Dios; como, en calidad de Me-
todo? El Lugar Santísimo está abierto. Tenemos diador del nuevo pacto, Él hace todo lo que hay
libertad de e n t r a r en él por la sangre. El c a m i n o que hacer aquí en la tierra, en nuestro corazón; lo
ha sido abierto y nos lleva a él. / Q u é m á s tiene uno de m o d o tan efectivo como lo otro. Los dos
q u e hacer Jesús por nosotros? N a d a m á s ; todo h a cargos están unidos en el de un gran Sacerdote;
sido t e r m i n a d o , una vez p a r a siempre. Y ¿por qué en c a d a acto suyo u n e las dos funciones, p a r a el
ha sido designado como gran Sacerdote sobre la a l m a que sabe lo que ha de esperar y confía en Él
casa de Dios? Porque, por encima de todo, le ne- p a r a ello, c a d a m o v i m i e n t o de Jesús en favor
cesitamos a Él, el Jesús vivo, p a r a hacer que toda nuestro en la presencia de Dios puede tener su
esta o b r a sea vida y verdad en nosotros; sí, que Él correspondiente movimiento en el corazón del
m i s m o sea la vida y la verdad en nosotros. Y ¿qué hombre.
es lo que podemos esperar de Él? Lo que necesi- Y ¿cómo se efectúa todo esto? En virtud de su
tamos y lo que e s p e r a m o s de Él es que Él obre de unión con nosotros, y nuestra unión con Él. Jesús
tal forma en nosotros que la obra que ha hecho es el Segundo Adán; la nueva Cabeza de la raza.
por nosotros p u e d a llegar a ser real d e n t r o de no- Lo es en virtud de su verdadera h u m a n i d a d , te-
sotros, como una experiencia personal del poder niendo en Él el poder de la verdadera divinidad
de la vida eterna de la que Él se ha constituido que lo llena todo. Tal como Adán fue nuestro pre-
Sacerdote. «Porque Él vive p a r a siempre —lee- cursor en la muerte, y tenemos todo el poder de
mos— puede salvar completamente.» La salva- su pecado y muerte o b r a n d o en nosotros y a r r a s -
ción es algo subjetivo, experimental, manifestado trándonos, t a m b i é n tenemos a Jesús como nues-
en la paz y s a n t i d a d de corazón q u e Él da. Noso- tro Precursor en la presencia de Dios, con todo el
tros, nuestra vida, nuestro h o m b r e interior, nues- poder de su m u e r t e y su vida resurrecta o b r a n d o
tro corazón, n u e s t r a voluntad y afectos, todo debe en nosotros, y acercándonos y elevándonos con di-
ser librado del poder del pecado, y debe saborear vina energía a la presencia del Padre. Dios no se
y gozar el poner de lado el pecado como una expe- deleita en c o m u n i c a r con n a d a sino con la imagen
riencia bendita. En nuestro m i s m o corazón hemos de su Amado Hijo. No puede h a b e r v e r d a d e r a
de hallar y sentir el poder de su redención. La gra- adoración o acercarse a Dios, excepto en c u a n t o
cia redentora y el triunfo de Jesús han de hallarse somos como Cristo, y vamos a Él con su espíritu
enraizados tan profundamente en nosotros, como y su disposición en nosotros. Y ésta es ahora su
lo estaba el pecado, con su poder y dominio. obra, como S u m o Sacerdote p a r a acercarnos a

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Dios: nos inspira su disposición en nosotros, y no- tros, puede m a n t e n e r n o s en la presencia de Dios
sotros nos acercamos a Dios, en unión viva con como una experiencia plena. Jesús no es un S u m o
Él. Sí, Jesús con su vida divina y celestial, en el Sacerdote externo, que p u e d a salvarnos a distan-
poder del trono en el cual está sentado, ha entra- cia. No, c o m o Segundo Adán, está en nosotros o
do en lo m á s profundo de nuestro ser, donde Adán no está p a r a nosotros en ninguna p a r t e . La razón
y donde el pecado hacen su obra, y allí está lle- por la cual la verdad de su Sacerdocio Celestial es
vando a cado de m o d o incesante su obra de ele- incapaz de o b r a r con t a n t a frecuencia es porque
varnos al cielo hacia la presencia de Dios, y hacer nosotros lo m i r a m o s como algo externo, distante,
de la presencia celestial de Dios aquí en la tierra una o b r a que tiene lugar en el cielo, e n c i m a de
n u e s t r a porción. nosotros. La única cura p a r a este mal es que sepa-
Y ¿por qué es que gozamos tan poco de esto? mos q u e nuestro gran Sacerdote sobre la casa de
Y ¿qué es necesario p a r a que lleguemos a su ple- Dios es el Jesús glorificado, que en el Santo Espí-
no goce? Y ¿cómo puede Jesús llegar a ser verda- ritu está presente en nosotros, y hace su presencia
d e r a m e n t e nuestro S u m o Sacerdote, d á n d o n o s su y poder en el cielo por el Espíritu S a n t o tan pre-
verdadera vida en el Lugar Santísimo? Una gran sente y real dentro de nosotros, como lo es a r r i b a
razón que explica nuestro fallo es algo sobre lo de nosotros, en el cielo.
que insiste la Epístola: nuestra ignorancia de la Él es Sacerdote sobre la casa de Dios, el lugar
verdad y perfección espiritual que t r a t a de ense- en el cual Dios reside. Nosotros somos su casa
ñarnos, y especialmente ignorancia del testimo- también, y de m o d o tan seguro como Jesús minis-
nio que da el Espíritu Santo respecto al Lugar tra en el s a n t u a r i o arriba, Él, m o m e n t o tras mo-
Santísimo. Y lo que necesitamos es precisamente mento, ministra en el s a n t u a r i o d e n t r o . Por tanto,
esto, que el S a n t o Espíritu mismo, que Jesús en el hermanos, teniendo —no sólo un don, no sólo u n a
Espíritu Santo, sea a t e n d i d o y aceptado, y que posesión de derecho, sino en nuestros corazones,
confiemos en Él p a r a que pueda hacer su obra en en nuestro interior— un gran Sacerdote sobre la
poder. G u a r d a firmemente esta verdad, que cuan- casa de Dios, a c e r q u é m o n o s . Que Jesús m i s m o , en
do nuestro gran S u m o Sacerdote entró una vez el trono, en su poder y amor, sea el único deseo,
por todas en el Lugar Santísimo y se sentó en el esperanza y gozo de nuestros corazones, Él sos-
trono, el Santo Espíritu fue enviado en su poder a tendrá su o b r a en nosotros de m o d o tan maravi-
los corazones de sus discípulos, en los cuales el lloso como Él la ha realizado p a r a nosotros.
S u m o Sacerdote celestial pasó a ser un Salvador
presente y p e r m a n e n t e , t r a y e n d o con Él en nues- /. ¡Teniendo un gran Sacerdote! Sabes mucho sobre Jesús, pero
tros corazones la presencia y el a m o r de Dios. ¿sabes esto, que su obra principal y más comprensiva es llevarnos
Este don pentecostal, en el poder de Cristo glori- cerca, sí cerca, de Dios? ¿Ha hecho esto para ti? Si no, pídeselo y
confía que lo hará.
ficado, es el cauce indispensable del sacerdocio de 2. Es a Jesús mismo a quien quiero. Sólo El puede satisfacerme.
Jesús. N a d a excepto la plenitud del Espíritu en la Es por medio de la fe santa en Jesús, nuestro amigo compasivo, en
vida cotidiana, haciendo a Jesús presente en noso- el santo nombre de Jesús, que nos llama hermanos, que podemos

32 33
acercamos a Dios. La presencia de Dios será sentida sólo en un co-
razón rendido a Jesús, cuya confianza, amor y devoción sean sólo en
Jesús.
3. ¡Tenemos un gran Sumo SAcerdote! Sí, digo, le tengo a Él. En
todo su poder y amor Él es mío; y le dejo que haga su obra. Él per-
manece en mí continuamente; por tanto, nosotros podemos permane-
cer continuamente en la vida bienaventurada, en el secreto de la pre-
sencia de Dios.

5
Con un corazón sincero
10:25. Acerquémonos... con corazón sincero.

Hemos estado considerando las c u a t r o gran-


des bendiciones del nuevo culto de adoración por
medio de las cuales, Dios nos a n i m a a que nos
acerquemos m á s a El. H e m o s de ver lo que son
las c u a t r o grandes cosas que Dios busca en noso-
tros c u a n d o nos acercamos a El. De éstas, la pri-
mera es un corazón sincero, verdadero.
En la naturaleza del h o m b r e , el corazón es el
poder central. Tal cual es el corazón es el h o m b r e .
El deseo y las decisiones, el a m o r y el odio del co-
razón d e m u e s t r a n lo que un h o m b r e es ya, y de-
cide lo que ha de ser. De la m i s m a forma en que
juzgamos el carácter físico de un h o m b r e , su ta-
m a ñ o y fuerza, su edad y sus hábitos, por la apa-
riencia externa, del m i s m o m o d o el corazón nos
da el verdadero h o m b r e interior: su carácter; y
«el h o m b r e escondido del corazón» es lo que Dios
considera. Dios nos ha d a d o en Cristo acceso al
lugar secreto de su m o r a d a , al s a n t u a r i o interno
de su presencia y su corazón; no es de extrañar,
pues, que lo p r i m e r o que pregunta, al llamarnos
34 35
a sí, es sobre el corazón, el corazón verdadero; culto, que no era sino u n a sombra, no podía hacer
nuestro ser interior tiene que haberse rendido a recto el corazón de Israel. En el nuevo pacto hay
El, ser verdadero, sincero de veras. la promesa p r i m e r a de Dios: «Escribiré mi ley en
La verdadera religión es cosa del corazón. Un el corazón: te daré un nuevo corazón.» Como nos
h o m b r e puede acercarse a Dios sólo c u a n d o el de- ha d a d o a su Hijo lleno de gracia y de verdad, en
seo de su corazón está fijo en Dios, todo su cora- el poder de la vida eterna, p a r a o b r a r en nosotros
zón está buscando a Dios, c u a n d o su a m o r y su como Mediador del nuevo pacto, p a r a escribir su
gozo están en Dios. El corazón del h o m b r e fue ex- ley en nuestros corazones, nos llama p a r a que nos
p r e s a m e n t e creado y d o t a d o de todas sus poten- acerquemos con corazón verdadero.
cias de tal m o d o que fuera capaz de recibir y go- Dios nos pide el corazón. ¡Ay, cuántos cristia-
zar de Dios y de su a m o r . Un h o m b r e no puede te- nos le sirven todavía en el servicio del antiguo
ner m á s religión, santidad, a m o r o salvación, no pacto! Hay ocasiones p a r a leer la Biblia y p a r a
puede tener m á s de Dios que lo que tiene en su o r a r y p a r a ir a la iglesia. Pero c u a n d o se nota lo
corazón. Lo que tiene un h o m b r e de religión y de r á p i d a y lo n a t u r a l y alegremente que el corazón,
salvación es lo que tiene en el interior de su cora- tan p r o n t o como ha sido liberado de las restric-
zón. En la m e d i d a en que Cristo, por medio de su ciones, se vuelve a las cosas del m u n d o , uno se da
Espíritu, está dentro del corazón, haciendo los cuenta de lo poco que ha sido afectado el corazón;
pensamientos y la voluntad de este h o m b r e como no es u n a adoración con corazón verdadero, de
os suyos, hasta este p u n t o este h o m b r e es acepta- todo el corazón. El corazón, con su vida y su a m o r
ble a Dios en su servicio y en su adoración. El y su gozo, no ha sido fundado todavía en Dios
Reino de Dios consiste e n t e r a m e n t e en el estado como su bien s u p r e m o . La religión es m á s bien
del corazón. Por tanto, Dios no puede pedir m á s una cosa de la cabeza y sus actividades, u n a ima-
que el corazón, un corazón verdadero y p u r o . ginación, u n a concepción y deseos, los cuales no
Lo que significa la p a l a b r a verdadera lo vemos son sino las antiguas figuras y sombras otra vez,
en el uso que se hace de la p a l a b r a previamente en vez de ser el corazón y su vida; es m u c h o más
(8:2 y 9:24), el «verdadero» tabernáculo, y, el Lu- u n a cosa de la voluntad h u m a n a y su poder que
gar Santo, que son figuras de los verdaderos. El del Espíritu que Dios nos envía. En c a m b i o , el Es-
p r i m e r tabernáculo fue sólo una figura y una píritu de Jesús hace de cada p a l a b r a de confesión
s o m b r a del verdadero. Había, cierto, servicio reli- de pecado, de cada acto de entrega a la voluntad
gioso y adoración, pero carecía de poder real per- de Dios, de cada acto de confianza en su gracia,
m a n e n t e ; no podía hacer al a d o r a d o r perfecto. La u n a realidad viva, u n a expresión verdadera de
verdadera imagen, la sustancia y la realidad de nuestro ser íntimo. Esto constituye el verdadero
las cosas celestiales m i s m a s nos las trajo sola- corazón.
mente Cristo. Y Dios nos pide que, correspondien- Y nos llega la invitación: «Acerquémonos con
do al verdadero santuario, haya un corazón ver- corazón sincero.» Que nadie se retraiga por te-
dadero. El antiguo pacto, con su tabernáculo y su mor: «mi corazón no es sincero.» No hay m a n e r a
36 37
de obtener un corazón sincero sino poniéndolo en nión con Él, el Santo. En la enseñanza que Él ha
acto. Dios te ha dado, como hijo suyo, un nuevo estado usando p a r a este fin, hay dos p a l a b r a s que
corazón, un don maravilloso, si tú pudieras d a r t e se hallan en p r i m e r plano: consagración y fe.
cuenta. A causa de tu ignorancia, tu falta de fe, tu Éstas son precisamente las que están aquí prime-
desobediencia, el corazón se ha vuelto débil y ro: un corazón sincero y la plenitud de fe. El co-
marchito; sus latidos se pueden sentir todavía, sin razón sincero no es n a d a m á s que la verdadera
e m b a r g o . La Epístola, con todas sus solemnes consagración, el espíritu que anhela vivir plena-
amonestaciones y su bendita enseñanza, ha veni- mente por Dios, que con alegría lo entrega todo
do p a r a estimularlo y sanarlo. Tal como Cristo p a r a que pueda vivir t o t a l m e n t e p a r a Él, que, so-
dijo al h o m b r e de l a . m a n o paralizada: Levántate, bre todo, se entrega a sí mismo, como la clave de
El te llama a ti, desde su trono en el cielo: Leván- la vida interior, bajo su g u a r d a y su a u t o r i d a d . La
tate y ven y entra con un corazón sincero. Cuando verdadera religión es u n a vida interior, en el po-
tú vacilas y m i r a s d e n t r o de ti p a r a ver si sientes der del Espíritu Santo. El verdadero corazón en-
y p a r a hallar si tu corazón es verdadero, y en tra realmente en el verdadero santuario, el bendi-
vano procuras hacer lo necesario p a r a que sea to secreto de la presencia de Dios, p a r a p e r m a n e -
sincero, El te llama de nuevo. «Extiende tu cer en él toda la vida. E n t r e m o s en el s a n t u a r i o
mano.» Cuando El dijo esto al h o m b r e de la m a n o interior del a m o r de Dios, y el Espíritu e n t r a r á en
paralizada, a quien había dicho que se levantara el s a n t u a r i o interior de nuestro amor, en nuestro
y se pusiera de pie delante de Él, el h o m b r e sintió corazón. Acerquémonos con un corazón sincero:
el poder de los ojos y la voz de Jesús y extendió la anhelante, dispuesto, entregado t o t a l m e n t e a de-
m a n o . Haz tú lo mismo, levántala, extiende tu sear y recibir la bendición.
m a n o y llega a este m a r c h i t o corazón tuyo, que
ha estado s u m i d o en su propia impotencia, ex- /. Si consideras tu propia constitución, verás que la cabeza y el co-
tiende tu m a n o y será hecho sano. En el m i s m o razón son los dos grandes centros de vida y acción. Mucho pensar y es-
acto de obediencia a la l l a m a d a a que entres, se tudiar llenan la cabeza y la cansan. Las emociones fuertes y la excitación
d e m o s t r a r á que es un corazón sincero, un corazón afectan al corazón. Dios lo que pide es el corazón: el poder de desear, de
sentir y de la voluntad. El corazón y la cabeza obran en conjunto, en so-
dispuesto a obedecer y a confiar en su bendito Se- ciedad. Dios nos dice que el corazón debe regir y dirigir; que es el corazón
ñor, un corazón dispuesto a darlo todo, y a hallar lo que Él qu iere. Nuestra reíigión ha sido excesivamente de la cabeza :oír,
su vida en el secreto de su presencia. Sí, Jesús, el leer y pensar. Procuremos que éstos no nos hagan descarriar. Pongámos-
gran Sacerdote sobre la casa de Dios, el Mediador los de ladodevez en cuando. Demos al corazón oportunidad para afirmar
su supremacía. Acerquémonos con un corazón sincero.
del nuevo pacto, con el nuevo corazón dispuesto 2. Un corazón sincero, verdadero en lo que dice y en lo que pien-
p a r a ti, te llama: Acércate con el corazón sincero. sa de sí mismo; verdadero en lo que dice que cree de Dios; verdadero
Durante estos últimos años Dios ha estado en lo que profesa dar a Dios y recibir de Él.
3. Éste es el corazón que Dios quiere para morar en él. Es en el
d e s p e r t a n d o a su pueblo y llamándolo a la bús- estado del corazón que Dios quiere probar su poder para bendecir. El
queda de la s a n t i d a d , esto es, a buscar la e n t r a d a amor y el gozo de Dios han de ser conocidos en el corazón. Acerqué-
en el Lugar Santísimo, una vida en plena comu- monos con un corazón sincero.

38 39
6
La plenitud de la fe
10:22. Acerquémonos en plena certidumbre
de fe.

En realidad la traducción exacta tendría que


ser: «plenitud de fe. La c e r t i d u m b r e de la fe se re-
fiere sólo a la fuerza y la confianza con que cree-
mos. La verdad que aceptamos puede ser m u y li-
m i t a d a y deficiente, y nuestra c e r t i d u m b r e de ella
puede ser m á s u n a convicción cierta de la mente
que una aprehensión viva del corazón. En a m b o s
casos, la plenitud de la fe expresa lo que necesita-
mos, una fe que incluye objetivamente todo lo
que Dios ofrece en ella en su plenitud, y subjeti-
vamente todo el poder de nuestro corazón y vida,
en su plenitud. Acerquémonos en plenitud de fe.
Aquí hay sin d u d a necesidad de plenitud de fe,
si es que es necesaria en alguna p a r t e , p a r a que
p o d a m o s recoger toda la plenitud de la provisión
que Dios ha hecho, y de las promesas que estamos
esperando heredar. Llega a un h o m b r e pecador el
mensaje de que puede tener su residencia perma-
nente en el Santísimo; esto es, tener a Dios más

41
cerca que al amigo de la tierra más cercano, que ción de tus pecados, de la muerte en la t u m b a y
puede vivir en u n a comunión i n i n t e r r u m p i d a con le llevó al trono de su gloria, ¿no es capaz de to-
el Altísimo Dios. Recibe la seguridad de que la m a r t e t a m b i é n a ti, y d a r t e un lugar d e n t r o del
sangre de Cristo puede limpiar su conciencia con velo? Créelo. Él desea hacerlo, puede hacerlo. Su
tal poder que puede acercarse a Dios con u n a con- hogar y su corazón tienen lugar p a r a ti ahora.
ciencia perfecta y u n a indudable confianza, y pue- Acerquémonos en plenitud de fe.
de pedir y esperar vivir siempre bajo la clara luz En plenitud de fe. La p a l a b r a se refiere tam-
del rostro de Dios. Recibe la seguridad de que el bién a la m e d i d a de fe plena que se encuentra
poder del Espíritu S a n t o , procedente del Lugar c u a n d o todo el corazón está lleno y poseído por
Santísimo, puede hacerle posible a n d a r exacta- ella. Lo que pasa es que la debilidad de nuestra fe
mente en el m i s m o c a m i n o en que a n d u v o Cristo, es debida a que consiste m á s bien en u n a persua-
en su c a m i n o hacia Dios, y hacer que el c a m i n o sión confiada de la mente en la verdad que Dios
p a r a él sea un c a m i n o nuevo y vivo, sin decai- nos dice, que en una aprehensión viva de las rea-
miento o cansancio en su progreso. Esta es la ple- lidades espirituales de esta verdad en el corazón.
nitud de la fe a la que somos llamados. Pero, por El Espíritu Santo nos pide p r i m e r o un corazón
encima de todo, hay el poder m i r a r a Jesús en sincero, y luego, i n m e d i a t a m e n t e , como p r i m e r
toda la gloria en que nos ha sido revelado en la ejercicio, u n a plenitud de fe. Hay u n a fe de per-
Epístola, como Dios y H o m b r e , como Guía y Pre- cepción, u n a fe de deseo, u n a fe de confianza en la
cursor, como Melchisedec, como Ministro del verdad de la p a l a b r a , una fe de aceptación perso-
S a n t u a r i o y Mediador del nuevo pacto, en u n a pa- nal. Hay u n a fe de a m o r que abraza, y una fe de
labra, como nuestro gran Sacerdote sobre la casa voluntad que abarca, una fe de sacrificio que lo
de Dios. Y, mirándole, podemos requerir que El da todo, y u n a fe de desesperación que a b a n d o n a
haga por nosotros esto: el llevarnos cerca y, a u n toda esperanza en sí misma, y una fe de descanso
en la tierra, el hacer que residamos sin interrup- que espera sólo en Dios. Todo esto está incluido
ción en la presencia del Padre. en la fe del corazón sincero, la plenitud de la fe,
La fe siempre maneja y está envuelta en impo- y se rinde a Dios p a r a que haga su obra. En ple-
sibles. Su única regla o m e d i d a es lo que Dios ha nitud de fe acerquémonos.
dicho que es posible p a r a Él. c u a n d o m i r a m o s En plenitud de fe, no c e r t i d u m b r e de pensa-
nuestras vidas y sus fracasos, nuestros pecados y miento. Lo que Dios está a punto de hacer en ti es
debilidades, y a los que nos rodean, nos vendrá la sobrenatural, por encima de lo que puedes pen-
idea: ¿Es p a r a mí? ¿Puedo esperarlo yo? ¿No es sar. Es un a m o r que sobrepasa el conocimiento y
vano que yo piense en ello o lo busque? ¡Alma! El que va a t o m a r posesión. Dios es incomprensible,
Dios que te ha redimido, c u a n d o eras un enemigo, escondido. El Santo Espíritu es la obra y la pre-
con la sangre de su Hijo, ¿qué piensas de Él? ¿No sencia de Dios incomprensible, secreta. No trates
estaría dispuesto a recibirte en su corazón? El de entenderlo todo. Acércate, se nos dice, no con
que levantó a Jesús, c u a n d o murió bajo la maldi- una cabeza clara, pero sí con un corazón sincero.

42 43
Confía en Dios p a r a que haga por ti más de lo que nimidad espera el pleno goce; y así la fe a su debido tiempo hereda,
puedes entender, en plenitud de fe. y la promesa pasa a ser una experiencia. Por la fe toma tu lugar al
instante en el Lugar Santísimo; espera en el Espíritu Santo, en tu
En plenitud de fe, y no en plenitud de senti- vida interior, para que te revele el poder de Dios; tu Sumo Sacerdote
miento. Cuando llegas, cerca del Lugar Santísimo cuidará de que heredes la bendición.
abierto, oyes la voz de Aquel que reside entre los 2. En la plenitud de todo el corazón acepta la plenitud de la sal-
querubines que te dice que entres; y c u a n d o vación de Dios, esto es, lo que Dios requiere.
miras —un buen rato, sin duda— p a r a e n t r a r y 3. Como en el cielo, así también en la tierra. Cuanto más miro
a la plenitud de la gracia en Cristo, más crecerá en mí la plenitud de
residir allí, la voz te dice: «¡Acércate con el cora- la fe. De su plenitud hemos recibido, y gracia por gracia.
zón sincero!» Tu respuesta es: «Sí, Señor; con 4. El apóstol va a dedicar todo un capítulo a mostrar lo que im-
todo mi corazón, con este corazón nuevo. Tú me plica esta fe. Sigamos estudiándolo con el objetivo para el cual se nos
lo has dado, Tú mismo.» Te rindes, p a r a vivir solo da: el entrar en esta vida, en la voluntad y el amor de Dios, que Jesús
vino a asegurar para nosotros.
y siempre en su presencia y p a r a su servicio. La
voz habla de nuevo: «Que sea hoy. Ahora, en ple-
nitud de fe.» Tú h a s aceptado lo que te ofrece. Tú
h a s dado lo que te pide. Tú crees que El ha acep-
tado el ofrecimiento. Tú crees que el gran Sacer-
dote sobre la casa toma posesión de tu vida inte-
rior, y la ofrece delante de Dios. Y tú te maravi-
llas de que sientas tan poco c a m b i o . Tus senti-
mientos son como eran antes. Ahora es el momen-
to de escuchar la voz: En plenitud de fe, no de
sentimiento. Mira a Dios, que es capaz de hacer,
arriba, lo que le pedimos o p e n s a m o s . Confía en
su poder. Mira a Jesús en el trono, viviendo allí
p a r a hacerte e n t r a r . Reclama el Espíritu del que
na sido exaltado, como su don pentecostal. Re-
cuerda que éstos son misterios divinos y espiri-
tuales de gracia, que te serán revelados. Aparte
del sentimiento, y a u n q u e sea sin sentimiento, en
plenitud de fe, en fe simple y p u r a , que honra a
Dios, e n t r a . Considérate vivo p a r a Dios en Cristo
Jesús, llevado a su presencia, su amor, su m i s m o
corazón.

1. Sed seguidores de aquellos que, por la fe y la longanimidad he-


redaron las promesas. La fe acepta y se regocija en el don; la longa-

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7
Nuestros corazones purificados
10:22. Acerquémonos... con los corazones pu-
rificados de mala conciencia.

En el versículo 19 tenemos la libertad por la


sangre de Jesús, como u n a de las c u a t r o cosas
preciosas p r e p a r a d a s p a r a nosotros por Dios. Es
la libertad o derecho real que la sangre de Jesús
nos da, a p a r t e del uso que hagamos de ella. J u n t o
con el s a n t u a r i o abierto y el c a m i n o vivo y el gran
Sacerdote, la sangre y nuestra libertad en ella es
una realidad celestial que espera nuestra fe y
nuestra aceptación. Aquí se menciona la sangre
por segunda vez, y nuestro ser rociados o purifica-
dos con ella como u n a de las cosas que Dios nos
pide. Es en la aplicación personal y en la expe-
riencia del poder de la sangre que nos hemos de
acercar. El sentido de la purificación del corazón
por la sangre puede ser, tiene que ser algo de que
somos conscientes sin interrupción; así p e r m a n e -
ceremos c o n t i n u a m e n t e en la presencia de Dios.
Esta segunda mención de la sangre está de acuer-
do con lo que vimos en el capítulo 9, su doble ro-
ciamiento. Primero, Cristo entró con la sangre en

47
el cielo, p a r a limpiar todo lo celestial, p a r a cum- bla la sangre en el cielo, las dice en mi corazón
plir el tipo del rociamiento en el propiciatorio. también; me levanta a la esfera celestial este nue-
Mostró su poder con Dios al purificar los pecados. vo estado de vida y relación con Dios, en el cual
Y luego leemos de su purificación de nuestra con- se ha puesto fin al pecado, y el a l m a es llevada a
ciencia. La sangre que ha tenido su poderosa ope- toda la plenitud y perfecto goce del a m o r de Dios.
ración en el cielo mismo, aplica ahora su gran po- La acción de la sangre en el cielo es incesante,
der en nuestros corazones. Nos hace partícipes de no hay un m o m e n t o en que la sangre no sea el de-
u n a purificación divina y eterna. En el cielo el po- leite del Padre y el cántico de los redimidos. Acér-
der de la sangre se demostró que es infinito e in- cate c u a n d o quieras, la sangre está allí, p e r m a n e -
conmensurable, incesante y eterno, d a n d o liber- ciendo constantemente; sin un m o m e n t o de inter-
tad p a r a entrar, como entró Cristo. Cuando el valo. Y así será en el a l m a que e n t r a . La dificul-
a l m a a p r e n d a a creer y regocijarse en este poder tad que hace vacilar la fe de algunos se halla
celestial de la sangre, r e c l a m a r á y recibirá el mis- aquí; no pueden entender cómo alguien que tiene
mo poder en el corazón; Jesús nos limpia con su que vivir entre los cuidados y ocupaciones y com-
sangre, con un lavamiento tal que no tiene lugar pañía de esta vida cotidiana puede en todo mo-
a ocasiones o intervalos, sino con el poder de su mento m a n t e n e r el corazón rociado y purificado
vida sin fin, en u n a experiencia continua, y noso- de una mala conciencia. No sabe que si el corazán
tros sabemos por fe lo que es, como u n a realidad ha sido purificado u n a vez y e n t r a n están en el
celestial, un corazón purificado de u n a m a l a con- santuario interior, donde todo opera en el poder
ciencia. Andamos como aquellos cuyos vestidos del m u n d o superior, en el poder de la vida eterna.
h a n sido lavados y emblanquecidos. Y se nos da Respiran el aire vigorizante e inspirador del Lu-
gracia, d u r a n t e toda la vida en la tierra, p a r a gar Santísimo; respiran el Espíritu Santo y gozan
m a n t e n e r nuestros vestidos inmaculados (Apoca- del poder de la vida de resurrección. El Ministro
lipsis 3:4). del santuario celestial es t a m b i é n el Mediador del
S i e m p r e h a b r á a r m o n í a entre u n a casa y los nuevo pacto en nuestros corazones. Todo lo que
que viven en ella, entre un a m b i e n t e y la vida que hace en el cielo, lo hace en todo m o m e n t o en la
prospera en él. Tiene que h a b e r a r m o n í a entre el tierra en nuestro corazón, si con fe confiamos en
Lugar Santísimo y el a l m a que ha de e n t r a r en él. El, porque la sangre del rociamiento es la sangre
Esta a r m o n í a empieza con el rociamiento de san- del pacto. El p e r m a n e c e r c o n t i n u a m e n t e es posi-
gre, y tiene su seguridad eterna en él. La energía ble y seguro, porque Aquel que es nuestro S u m o
incesante y p e r m a n e n t e de la sangre, que h a b l a Sacerdote permanece c o n t i n u a m e n t e .
siempre de cosas mejores que la sangre de Abel, y Y ¿cuál puede ser la razón por la que tan
m a n t i e n e el cielo abierto p a r a mí, tiene un efecto pocos cristianos pueden testificar del gozo y del
semejante en mi corazón. La sangre ha puesto de poder de un corazón que es purificado en todo
lado el p e n s a m i e n t o de pecado p a r a Dios; El ya momento de u n a m a l a conciencia? La respuesta
no lo recuerda m á s . Las cosas mejores de que ha- es que en la aprehensión de esto, como de toda

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otra verdad, hay estadios según la medida de la fe mos esta sangre, y gocémonos en ella, y entrare-
y la fidelidad. Vemos esto en Israel. Hay tres es- mos en el cielo de la presencia de Dios.
tadios aquí. El israelita que e n t r a b a en el atrio
externo veía el a l t a r y la sangre rociada allí, y re- /. «¿En qué es la sangre de Jesús mejor que la sangre de los ma-
cibía toda la seguridad de perdón que era posible chos cabríos y los becerros, si no puede librarnos del espíritu de ser-
vidumbre y de la mala conciencia, si no puede darnos una plena y
darle allí. El sacerdote que era a d m i t i d o en el Lu- alegre confianza delante de Dios? Lo que Jesús perfeccionó podemos
gar Santo no sólo veía la sangre rociada sobre el experimentarlo y gozarlo como perfecto en nuestro corazón y concien-
a l t a r de bronce, sino que la sangre era rociada so- cia. Tú deshonras a tu Salvador cuando no procuras experimentar
bre él m i s m o y podía verla rociada en el a l t a r de que Él te ha perfeccionado respecto a la conciencia, y cuando no
vives con un corazón enteramente limpio de mala conciencia»
oro del Lugar Santo, Su contacto con la sangre (Steinhofer).
era m á s cercano, y era a d m i t i d o a un p u n t o m á s 2. Un corazón sincero, un corazón purificado, un corazón rocia-
cercano. El acceso del S u m o Sacerdote era toda- do: como ves, todo depende del corazón. Dios no puede hacer nada
vía m á s completo; podía e n t r a r dentro del velo por nosotros desde fuera, sólo obra por medio de lo que puede poner
una vez al año con la sangre p a r a el propiciatorio. en el corazón. De todo lo que Jesús es y hace como Sumo Sacerdote
También hay cristianos de los atrios externos, que en el cielo no puedo tener la más mínima experiencia, sino en tanto
que es revelado en mi corazón. Toda la obra del Espíritu Santo está
confían en Cristo que murió en el Calvario, pero en el corazón. Acerquémonos con un corazón sincero, un corazón ro-
no saben m u c h o de la vida celestial, o cerca de ciado, nuestro ser interior bajo el poder celestial de la sangre de modo
Dios, o el servicio de los otros. Más allá hay los total e incesante.
cristianos que saben que son llamados p a r a ser
sacerdotes y que viven p a r a el servicio de Dios y
de su prójimo. Conocen m á s del poder de la san-
gre que les separa p a r a el servicio, pero con todo
su vida cursa fuera del velo. Pero, luego, hay
aquellos que saben lo que la e n t r a d a de Cristo,
con su sangre, implica y les procura, y éstos expe-
r i m e n t a n que el Santo Espíritu les aplica la san-
gre con tal poder que les lleva a u n a vida en el
s a n t u a r i o interno, y de gozo pleno y p e r m a n e n t e
en la presencia de Dios.
Acerquémonos con un corazón sincero, en ple-
nitud de fe, teniendo los corazones purificados de
m a l a conciencia. Oh, no acareemos reproche a la
sangre del Cordero por no creer en su poder p a r a
darnos perfecto acceso a Dios. Escuchemos y
oigamos el canto incesante de a l a b a n z a a la san-
gre del Cordero en el cielo; y confiemos, honre-

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8
Nuestros cuerpos lavados
10:22. Acerquémonos... nuestros cuerpos la-
vados con agua pura.

El h o m b r e pertenece a dos m u n d o s , el visible


y el invisible. En su constitución, se hallan unidos
lo material y lo espiritual, el cuerpo y el a l m a , de
un m o d o maravilloso. En la caída, los dos pasa-
ron a sufrir la influencia del poder del pecado y la
muerte; en la liberación de la redención se prove-
yó p a r a los dos. No sólo es en la vida interior del
alma, sino t a m b i é n en la del cuerpo que se mani-
festó el poder de la redención.
En el culto de adoración del Antiguo Testa-
mento lo externo es m á s p r o m i n e n t e . Hay abun-
dantes ordenanzas respecto al cuerpo, impuestas
hasta que h u b o una reforma. Estas ordenanzas
enseñaban la verdad en cierta m e d i d a y ejercían
cierta influencia sobre el corazón, pero no podían
hacer perfecto al que a d o r a b a . Fue sólo con el
Nuevo Testamento que fue revelada la religión de
la vida interior, el culto a Dios en espíritu y en
verdad. Y con todo necesitamos estar alerta p a r a
que el cuidado de la vida interior no nos lleve a

53
descuidar lo externo. Es en el cuerpo, t a n t o como u n a vida cuyas acciones todas hayan sido limpia-
en el espíritu, que se manifiesta el poder salvador das con la Palabra. No sólo en el corazón y en la
de Jesucristo. Fue con esto a la vista que nuestro disposición, sino en el cuerpo y en la vida visible
Señor adoptó uno de los lavamientos judíos e ins- externa; todo ha de ser limpio. «¿Quién ascenderá
tituyó el b a u t i s m o con agua. El que creía con el al monte del Señor?, y ¿quién p e r m a n e c e r á en su
corazón era b a u t i z a d o en el cuerpo. Era una santuario? El limpio de manos y puro de cora-
muestra de que la vida física externa toda, con zón.» Un corazón purificado con la sangre, un
todas sus funciones y potencias, p a s a b a a ser suya cuerpo lavado con agua p u r a de toda m a n c h a ,
también. En relación con esto fue que J u a n escri- estas dos cosas Dios las junta; el h o m b r e no tiene
bió: Tres son los que d a n testimonio, el Espíritu y que separarlas. Ha h a b i d o algunos que han pro-
el agua y la sangre. El m i s m o Espíritu que aplica curado ansiosamente e n t r a r en el Lugar Santísi-
la sangre con poder al cuerpo, t o m a posesión del mo y han fracasado. La razón es que no llevaban
cuerpo lavado con agua y lo rige. Y c u a n d o se las manos limpias, no estaban dispuestos a que
unen la palabra y el agua en la Escritura (Efesios todo en ellos fuera perfectamente santo, descu-
5:26; J u a n 13:10; 15:3) es porque la p a l a b r a es la bierto y limpiado. Limpiad vuestras manos, peca-
manifestación externa de lo que debe regir toda dores, y purificad vuestros corazones, vosotros de
nuestra vida externa t a m b i é n . doble ánimo, es u n a p a l a b r a que sigue teniendo
En conexión con esto se usan dos expresiones valor. La sangre de Cristo tiene un poder inexpre-
aquí: Nuestros corazones purificados de mala sable y eterno p a r a el a l m a que, con un corazón
conciencia; Nuestros cuerpos lavados con agua sincero, está dispuesta a a p a r t a r s e de todo peca-
p u r a . La idea procede del servicio del tabernácu- do. Cuando no es así y el cuerpo no ha sido lavado
lo: en el atrio había sólo dos cosas visibles: el al- con agua p u r a , no se puede gozar la perfecta con-
t a r de bronce y el lavatorio. En el u n o , el sacerdo- ciencia que da la sangre.
te recibía y rociaba la sangre; en el otro hallaba Nuestros cuerpos lavados con agua pura. No
el agua en que se lavaba antes de e n t r a r en el Lu- sólo en el espíritu, sino t a m b i é n en el cuerpo po-
gar Santo. En la ordenación de los sacerdotes en demos e n t r a r en el Lugar Santísimo. Es con noso-
su cargo, eran p r i m e r o lavados y luego rociados tros allí, mientras estamos en el cuerpo que des-
con sangre (Éxodo 29:4, 20). En el gran día de la ciende la presencia de Dios. Toda nuestra vida en
expiación, el s u m o sacerdote, también, después la carne ha de estar en esta presencia; el cuerpo
de haberse lavado solamente, podía e n t r a r en el es muy especialmente el templo del Espíritu
Lugar Santísimo con la sangre (Levítico 16:4). Y Santo y está a su cargo; en el cuerpo es también
así recibimos la lección nosotros de que si nos glorificado el Padre. Todo nuestro ser, cuerpo,
acercamos con los corazones rociados de mala alma y espíritu es, en el poder del Espíritu Santo,
conciencia, hemos t a m b i é n de tener el cuerpo la- un santo sacrificio sobre el altar, un sacrificio
vado con agua p u r a . La libertad de acceso, la lim- vivo p a r a el servicio delante de Dios. Con el cuer-
pieza que da la sangre sólo pueden ser gozadas en po, también, vivimos y a n d a m o s en el Lugar San-

54 55
tísimo. Nuestra comida y nuestra bebida, nuestro dención; el cuerpo limpiado con agua pura, al
sueño, nuestros vestidos, nuestra labor y nuestro lado h u m a n o . Que la fe en la purificación divina,
recreo, todas estas cosas tienen m á s influencia en y la obediencia a la llamada p a r a que nos limpie-
nuestra vida espiritual de lo que nos i m a g i n a m o s . mos, estén unidas í n t i m a m e n t e . La obra de Dios y
Con frecuencia i n t e r r u m p e n la comunión que pro- tu obra deben ser v e r d a d e r a m e n t e u n a . El cora-
curamos m a n t e n e r . El cuerpo y el corazón están zón rociado de mala conciencia será luego u n a ex-
inseparablemente unidos, un corazón rociado de periencia continua, y la sangre del Cordero, un
u n a mala conciencia necesita un cuerpo limpiado motivo y un poder p e r m a n e n t e p a r a una vida en
con agua p u r a . el cuerpo como la de Cristo, un sacrificio s a n t o y
Cuando vine al m u n d o , dijo, un cuerpo prepa- aceptable a Dios.
raste p a r a mí. Estas p a l a b r a s de Cristo deben ser
a d o p t a d a s por cada u n o de sus seguidores. No ha- 1. Estoy plenamente persuadido de que en el placer personal, con
brá n a d a que nos ayude tanto a vivir en este mun- el que nos permitimos satisfacer las demandas del cuerpo, hallamos
una de las causas más frecuentes del declive gradual de nuestra co-
do, y conservarnos sin m a n c h a , como el Espíritu munión con Dios. Recuerda que fue por medio del cuerpo que Satán
que había en Cristo, que c u i d a b a de su cuerpo venció en el Paraíso; fue en el cuerpo que tentó a Cristo y que tuvo
p a r a que estuviera p r e p a r a d o por Dios p a r a el que ser resistido. Fue en el sufrimiento del cuerpo, como cuando te-
servicio; que cuida que nuestro cuerpo esté prepa- nía hambre, que Cristo fue perfeccionado. Es sólo cuando se aplica
estrictamente al cuerpo la ley de la negación propia que podemos vi-
r a d o p a r a El también, p a r a que p o d a m o s ofrecér- vir en el Lugar Santísimo.
selo. Como Cristo, nosotros tenemos t a m b i é n un 2. Fue tentado en todos los puntos, como lo somos nosotros, en
cuerpo, en el cual reside el Espíritu Santo. Como su cuerpo de modo muy especial, y es capaz de socorrernos. Que la
Cristo, t a m b i é n nosotros hemos de ceder nuestro entrega de nuestro cuerpo al cuidado y la autoridad de Jesús sea de-
cuerpo, con cada m i e m b r o , cada potencia, cada finitiva y total.
3. «Si Miranda tuviera que correr para poder salvar la vida, ten-
acción, p a r a que c u m p l a su voluntad, p a r a serle dría que someterse a un régimen que la preparara para ello. Como
ofrecido, p a r a que le glorifique. Con Cristo hemos una carrera que nos ha sido propuesta es la santidad y afecto para el
de d e m o s t r a r en nuestro cuerpo que somos santos cielo, de modo que este régimen tiene un objetivo sólo, uno y exclu-
p a r a Dios. sivo, el hacer el cuerpo más apto para la vida espiritual.»
La sangre que es rociada en tu corazón viene
del cuerpo de Jesús, p r e p a r a d o por Dios, y, en
toda su vida, hasta en su sacrificio, d a d o a Dios.
El objeto de este rociamiento de sangre es que tu
cuerpo, del cual el corazón rociado con sangre es
la vida, sea, como el suyo, entregado e n t e r a m e n t e
a Dios, sea en todo tu a n d a r un cuerpo limpiado
con agua pura. Oh, procura recibir esta bendita
verdad, y acéptala p l e n a m e n t e . El corazón rocia-
do con la sangre a p u n t a al lado divino de la re-

56 57
9
Acerquémonos
10:22. Acerquémonos.

Hemos estudiado las c u a t r o grandes bendicio-


nes del nuevo culto de adoración, como los moti-
vos y estímulo p a r a que nos acerquemos. Son: El
Santísimo abierto, la Libertad por medio de la
sangre, el Camino nuevo y vivo y el Gran Sacer-
dote sobre la casa de Dios. Y hemos considerado
las cuatro grandes m a r c a s del verdadero adora-
dor: un corazón sincero, plenitud de fe, el corazón
rociado o purificado y el cuerpo lavado. Ahora lle-
gamos a los cuatro m a n d a t o s que nos vienen del
santuario abierto y especialmente el primero:
Acerquémonos. T a n t o al h a b l a r de la e n t r a d a de
Cristo en él, como del poder de su sangre, en el
capítulo 9, y en la exposición de nuestro contexto,
hemos tenido a b u n d a n t e s ocasiones de indicar lo
que significa este e n t r a r y lo que se necesita para
ello. Y con todo puede ser útil el recoger todo lo
que se ha dicho y de una m a n e r a muy simple, una
vez más, y con la gracia de Dios, abrir de p a r en
par la p u e r t a y a y u d a r a todos los hijos de Dios
sinceros de corazón a que entren, y ocupen este
lugar toda su vida, en la casa que el Padre ha pre-
p a r a d o p a r a ellos.

59
Y, ante todo, quisiera decir: Cree que una vida El segundo paso es la entrega a Cristo, p a r a
en el Lugar Santísimo, u n a vida de permanencia que El te lleve a esta vida de p e r m a n e n t e comu-
continua en la presencia de Dios es, sin la m e n o r nión con Dios. Esta entrega implica un renunciar
d u d a , tu deber y está en tu poder vivirla. En tanto a la vida de la naturaleza y del yo; u n a separación
que esto aparezca incierto y vago en tu mente, el total del m u n d o y su espíritu; u n a m u e r t e total de
estudio de nuestra Epístola ha sido vano. Toda su la voluntad propia y u n a aceptación de la volun-
enseñanza ha sido p a r a p r o b a r lo siguiente: que el tad de Dios p a r a que gobierne mi vida, en todas
maravilloso sacerdocio de Cristo, en el cual El las cosas, hasta las m á s pequeñas. Para algunos
hace cuanto es posible hacer en el poder de una esta entrega viene como el ser redargüidos de un
vida eterna, y es por tanto capaz de salvar com- n ú m e r o de cosas que ellos consideran inocen-
pletamente; que el que haya abierto un c a m i n o tes, y que ahora consideran que eran la voluntad
hasta el Lugar Santísimo al rasgar el velo y haya de la carne y del h o m b r e . Para otros, llega como
e n t r a d o en él con su sangre; el que esté sentado una l l a m a d a a a p a r t a r s e de alguna cosa dudosa, o
en el trono con poder celestial, como Ministro del de algún pecado contra el cual h a b í a n luchado
s a n t u a r i o y Mediador del pacto; todos estos me- inútilmente. La entrega total sólo es posible cuan-
dios no significan n a d a si no es que el Lugar San- do el a l m a ve cuan profunda y v e r d a d e r a m e n t e
tísimo está abierto para nosotros. Podemos, debe- Jesús, el Mediador del nuevo pacto, se hace cargo
mos y hemos de vivir allí. ¿Cuál es el significado de todo, y se ocupa de poner el deleite en la ley de
del m a n d a t o «Por tanto, h e r m a n o s , teniendo li- Dios en el corazón, p a r a d a r la voluntad y la fuer-
b e r t a d p a r a entrar... acerquémonos», si es que no za con la que vivir en la voluntad de Dios. Esta fe
hay posibilidades de una e n t r a d a libre y u n a per- da el valor de colocarse uno m i s m o ante Cristo y
manencia en el Lugar Santísimo p a r a nosotros? decir: Señor, aquí estoy, dispuesto a ser conduci-
No, quiere decir realmente que puedo e n t r a r y do por Ti al c a m i n o nuevo y vivo de la m u e r t e de
permanecer, y pasar toda mi vida, en el goce mi voluntad, y a una vida en la voluntad de Dios
consciente de su inmediata presencia. No pienses solamente: renuncio a todo por Ti.
más en tu debilidad o tu infidelidad como estor- Luego viene, a c o m p a ñ a n d o a esta entrega, la
bos. Empieza a m i r a r a Dios, que ha abierto la fe que Jesús ahora acepta y corrobora en todos.
p u e r t a y te llama p a r a que entres; mira a la san- La fe m á s general en su poder, que condujo a la
gre que ha prevalecido sobre el pecado y la muer- entrega, ahora se vuelve u n a apropiación perso-
te, y te ha dado u n a libertad que n a d a puede es- nal. Sé que no puedo forzar mi e n t r a d a en el Lu-
torbar; a Cristo el todopoderoso y a m a n t e S u m o gar Santísimo. Confío en Jesús, como mi SAcerdo-
Sacerdote, que te ha de llevar y te ha de g u a r d a r te todopoderoso y eterno en el trono, ahora, en
allí; y cree. Sí, una vida así es p a r a mí; es posible; este m o m e n t o , p a r a que me lleve a través del
es mi deber; Dios me llama a ella; y di, entonces, velo, p a r a hacerse cargo de mí, y hacerme posible
si tu corazón no desea y anhela e n t r a r en este a n d a r delante de la presencia del Dios vivo y ser-
bendito descanso, el hogar del a m o r de Dios. virle. A pesar de que esta vida pueda parecer muy

60 61
elevada e imposible, no puedo d u d a r de que tar de modo seguro que, en el poder del Espíritu
Aquel que abrió con su sangre el Lugar Santísimo pentecostal y eterno en el corazón, la fe p a s a r á a
p a r a mí, me h a r á entrar; y que Aquel que está ser experiencia, y el gozo inefable su porción per-
sentado en el trono como mi gran S u m o Sacerdo- m a n e n t e . Por tanto, h e r m a n o s , ¡acerquémonos!
te es capaz y fiel p a r a m a n t e n e r m e en la presen-
cia de Dios. Aparte de cualquier sentimiento o ex- /. Teniendo libertad para entrar es el resumen de la enseñanza
periencia de cambio, con o sin ella, creo que El doctrinal de la primera parte de la Epístola; acerquémonos, es el re-
me hace e n t r a r y digo: Gracias, Dios, estoy en el sumen de la vida y práctica que presenta la segunda parte de la Epís-
tola.
Lugar Santísimo. Acerquémonos en plenitud 2. La fe que se apropia la bendición: Jesús ahora me toma y me
de fe. da el lugar y la vida en la presencia del Padre; se trata sólo de un co-
Y luego sigue la vida de fe en el Lugar Santísi- mienzo, sin embargo. La fe ahora debe contar con el Espíritu Santo,
mo, m a n t e n i e n d o firme mi confianza y gloriándo- en su poder pentecostal, para traernos el cielo y hacer de él una ex-
periencia personal. Hasta que venga, la fe debe esperar con paciencia,
me en la esperanza hasta el fin. Creo que Jesús para conseguir la promesa de acuerdo con la enseñanza que tenemos:
me hace e n t r a r en el c u m p l i m i e n t o y la experien- «No abandonemos pues la confianza. Porque la paciencia nos es ne-
cia de todas las bendiciones del nuevo pacto y me cesaria, para que habiendo recibido la voluntad de Dios podamos re-
hace heredero de todas las promesas. Espero, día cibir la promesa.»
tras día, que selle mi fe con el S a n t o Espíritu en-
viado desde el cielo en mi corazón. Los discípulos,
c u a n d o su Señor ascendió al trono, siguieron es-
p e r a n d o , a l a b a n d o , orando, hasta que llegó el Es-
píritu, como testigo y como revelador, dentro de
sus corazones, de la gloria de Jesús a la diestra de
Dios. Fue en el día de Pentecostés que ellos entra-
ron v e r d a d e r a m e n t e d e n t r o del velo, al cual el
Precursor había a t r a í d o sus corazones anhelantes.
E n t r a r o n en un estado de vida en el cual h a b í a n
m u e r t o p a r a su propia voluntad y vivían p a r a la
voluntad de Dios; en el cual Cristo residía en sus
corazones por medio del Espíritu Santo que les
m a n t e n í a en la presencia y el a m o r de Dios. En
este estado de vida t a m b i é n podemos ser m a n t e -
nidos. De modo tan seguro como que Cristo Jesús
es totalmente nuestro, cada uno puede ser llama-
do a vivir en pleno goce de la bendición pentecos-
tal. El a l m a que se entrega a una vida dentro del
velo, en plena entrega y una fe simple, puede con-

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10
La profesión
de nuestra esperanza
10:23. Mantengamos firme, sin fluctuar, la
profesión de nuestra esperanza; porque fiel es
el que prometió.

Las tres p a l a b r a s principales en esta orden las


hemos oído antes: Mantengamos firme profesión,
esperanza. Mantener firme nuestra esperanza
hasta el fin. Poner diligencia en la plenitud de la
esperanza. Cristo, el S u m o Sacerdote de nuestra
profesión. Mantengamos firme nuestra profesión.
Una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a
Dios. Ahora vemos lo que es la perfección cristia-
na, esta vida perfecta en la presencia de Dios
en la cual Jesús nos hace entrar: aquí, m á s que
nunca, necesitamos m a n t e n e r firme nuestra espe-
ranza.
La fe y la esperanza siempre van j u n t a s . «La fe
es la sustancia de las cosas que se esperan.» La fe
acepta la promesa en su divina realidad, la espe-
ranza va adelante y examina el caso y se regocija
en los tesoros que ha aceptado la fe. Y así tam-

65
bien aquí, las p a l a b r a s : Acerquémonos en pleni- la fe envía p a r a ver lo que viene: la esperanza se
tud de re, se sigue i n m e d i a t a m e n t e : Mantengamos vuelve la fuerza y el apoyo de la fe. Aquí, en el Lu-
firme la profesión de nuestra esperanza. La vida gar Santísimo, m a n t e n g a m o s segura especial-
en el Lugar Santísimo, en la p r o x i m i d a d de Dios, mente nuestra confianza y el gloriarnos en nues-
debe ser caracterizada por una infinita esperanza. tra esperanza de m o d o firme hasta el fin. Regoci-
No es difícil ver la razón de ello. El e n t r a r en jémonos en la esperanza de la gloria de Dios, tal
el Lugar Santísimo es sólo el principio de la ver- como sin d u d a se nos revelará en el alma.
d a d e r a vida cristiana. Cuando vamos p a s a n d o Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión
tiempo allí Dios puede empezar a hacer la obra de nuestra esperanza. Los h o m b r e s h a b l a n siem-
de la gracia en poder. Allí la santidad de Dios pre de lo que rebosa en a b u n d a n c i a del corazón,
puede cubrirnos y podemos asimilar esta santi- de aquello que esperan. Nosotros, también, he-
dad en nuestra vida y carácter. Allí podemos mos de confesar y d a r expresión a nuestra espe-
a p r e n d e r a a d o r a r en esta verdadera h u m i l d a d , ranza. El profesarla, confesarla, afirma la espe-
m a n s e d u m b r e y resignación a la voluntad de Dios ranza; lo que decimos se vuelve m á s claro y más
que no viene en seguida, sino en la cual hemos de real. Glorifica a Dios. Ayuda y a n i m a a los que
crecer, como Jesús tuvo que crecer t a m b i é n . Allí nos rodean. Hace que Dios, los h o m b r e s y noso-
hemos de a p r e n d e r el santo arte de la intercesión, tros mismos veamos a lo que nos hemos compro-
de m o d o que p o d a m o s o r a r la oración que preva- metido. Mantengamos firme la profesión de nues-
lece. Allí hemos de esperar recibir en mayor me- tra esperanza, p a r a que no fluctúe. Que la m a y o r
dida, en cada nuevo intercambio la plenitud del esperanza por la cual nos acercamos a Dios, por
Espíritu que viene y se m a n t i e n e solo por medio la cual e n t r a m o s en el velo, sea lo que mantenga-
de un contacto íntimo y vivo con Jesús en el tro- mos firme, y que profesemos nuestra esperanza
no. La e n t r a d a en el Lugar Santísimo es sólo un sin vacilación. Que la bendita esperanza de ser
principio. Ha de ser una vida en la cual lo reciba- mantenidos día tras día en el a m o r de Dios, la es-
mos, a cada m o m e n t o , todo de Dios, en la cual la peranza de p e r m a n e c e r c o n t i n u a m e n t e en Jesús y
obra de Dios sea el todo en todo. Aquí tenemos donde está Jesús, a la luz de Dios, sea nuestra an-
necesidad de una infinita esperanza. Después de cla dentro del velo. Porque fiel es el que prometió.
h a b e r e n t r a d o p r o b a b l e m e n t e no hallaremos lo Estudia las referencias a la p a l a b r a «promesa» en
que esperábamos. La luz y el gozo y el poder pue- esta Epístola, y verás qué lugar tan i m p o r t a n t e
de que no vengan en seguida. Dentro del velo todo ocupan en los tratos de Dios con su pueblo, y
está quieto, mejor dicho, todo es e m i n e n t e m e n t e aprenderás hasta qué p u n t o tu vida depende de tu
u n a vida de fe, no m i r a n d o a nosotros mismos, relación con las promesas. Unido a las promesas,
sino a Dios y esperando en Él. La fe todavía será como aquí, está Aquel que promete; une al que
p r o b a d a , p r o b a b l e m e n t e será muy probada, espe- p r o m e t e con su i n m u t a b l e fidelidad como Dios, y
cialmente c u a n d o Dios quiere bendecirnos m á s . tu esperanza p a s a r á a ser un gloriarse en Dios,
La esperanza es la hija de la fe, el mensajero que por medio de Jesucristo nuestro Señor. Fiel es el

66 67
que prometió: esta p a l a b r a se halla a la raíz de la Mira el corazón rociado por el bendito S u m o
vida dentro del velo. De la m i s m a m a n e r a que es Sacerdote con la sangre, y espera, sí, espera en
Dios el que h a b l a en Cristo, a quien envió, a quien Dios, p a r a que h a g a su obra divina en tu alma.
hizo Sacerdote, a quien perfeccionó, así es a Dios Que Él sea p a r a ti más que nunca el Dios de es-
a quien Cristo nos lleva dentro del Lugar Santísi- peranza. Reclama el c u m p l i m i e n t o de la promesa
mo, p a r a que Él ahora obre directa y continua- de su Palabra: «El Dios de esperanza os llene de
mente en nosotros la vida que, como criaturas re- todo gozo y paz creyendo, p a r a que podáis abun-
dimidas, hemos de vivir. Ésta es la bendición de d a r en la esperanza, en el poder del Espíritu San-
ser llevado dentro del Lugar Santísimo: Cristo to.» El Dios infinito y fiel, como Dios de nuestra
nos ha llevado a Dios. Y nosotros ahora estamos esperanza, llenándonos de gozo y paz creyendo, y
en el lugar apropiado y en el espíritu apropiado nosotros aprendiendo a a b u n d a r en la esperanza
p a r a honrarle como Dios, esto es, permitirle que por medio del poder del Santo Espíritu: ¡Sea ésta
obre libremente, de m o d o inmediato e incesante nuestra vida en el secreto de la presencia de Dios!
en nosotros una vida como la que obró en Cristo.
Fiel es el que prometió. Dios va a c u m p l i r sus pro- /. La plenitud de fe y la plenitud de esperanza son dos disposi-
mesas de vida y de amor, de bendición y de fruto, ciones que marcan al corazón sincero. Es el hecho que no tenemos
de u n a forma tal como no tenemos idea, manten- nada en nosotros y que Dios es el todo en todos, que hace que nuestra
actitud entera sea el esperar en Él, para recibir aquello que El ha de
gamos firme la profesión de nuestra fe, sin fluc- hacer.
tuar, porque fiel es el que prometió. 2. Para que abundemos en esperanza por medio del poder del Es-
Lector, tú has oído la llamada: Acerquémonos píritu Santo. Date cuenta que la vida en el Lugar Santísimo depende
en plenitud de fe. Y ¿has obedecido? Y ¿has creí- enteramente del Santo Espíritu que reside en nosotros. Para esta vida
necesitamos ser llenos del Espíritu, estar bajo la acción inmediata y
do que Jesús te lleva a u n a vida de permanencia continua del Espíritu. Ni un momento podemos permanecer en el Lu-
ante la presencia de Dios? Y ¿estás m a n t e n i e n d o gar Santísimo si no es por el Espíritu Santo. Ni un momento pode-
firme la profesión de tu esperanza, incluso en la mos dejar de estaren el Lugar Santísimo estando con el Espíritu San-
ausencia de sentimiento o de experiencia, en me- to. Abundemos en esta esperanza, por medio del poder del Espíritu
dio de las d u d a s y temores que te acosan? Oye, Santo.
mira: ¡Fiel es el que prometió! Que esto sea tu
roca. Di constantemente: «¡Oh, a l m a mía, espera
en Dios, porque aún le tengo que alabar! Tú eres
mi esperanza, ¡Dios mío! Esperaré c o n t i n u a m e n t e
y te a l a b a r é aún m á s y más.» Ésta es la bendición
del s a n t u a r i o interior, en el que tú has hallado tu
verdadero lugar a los pies de Dios, p a r a esperar
allí en absoluta dependencia en su obra. Mira la
libertad que la sangre te da. Mira el corazón sin-
cero, en el cual el Espíritu Santo mora y obra.

68 69
11
Estimulemos al amor
10:24. Y considerémonos unos a otros para
estimularnos al amor y a las buenas obras.

Hemos visto la plenitud de la fe a la cual nos


hemos de acercar, y la profesión de la esperanza,
a la cual hemos de mantenernos firmes; y ahora
vamos a ver la tercera de las gracias h e r m a n a s : Y
«considerémonos unos a otros p a r a estimularnos
al a m o r y a las buenas obras.» Demostremos
nuestro a m o r y cuidado los unos con los otros.
Estos tres pensamientos forman las subdivisiones
de la p a r t e práctica de la Epístola. El capítulo 11
puede ser titulado: La plenitud de la fe; el capítu-
lo 12:1-13: La paciencia de la esperanza, y el ca-
pítulo 13: El a m o r y las buenas obras.
Considerémonos unos a otros. El que entra en
el Lugar Santísimo entra en el hogar del a m o r
eterno; el aire que respira es de amor; la mayor
bendición que puede recibir allí es un corazón en
el cual el a m o r de Dios ha sido d e r r a m a d o en po-
der por el Espíritu Santo, y que está en camino a
ser perfecto en a m o r . Para que puedas conducirte
como debes en la casa de Dios, recuerda esto: La

71
fe y la esperanza p a s a r á n , pero el a m o r p e r m a n e - cunstancias son tan desfavorables, cuyo conoci-
cerá. La principal de las tres virtudes es el a m o r . miento es tan limitado, cuya vida entera es tan
Considerémonos unos a otros. Cuando procu- sin esperanza que la perspectiva de que alcancen
r a m o s e n t r a r en el Lugar Santísimo, pensamos nunca una vida mejor es muy reducida! Para ellos
principalmente en nosotros. Y c u a n d o hemos en- sólo hay u n a cosa a hacer: «Los que somos fuertes
trado en él, por la fe, es como si todo lo que po- hemos de sobrellevar las enfermedades de los dé-
demos hacer es estar delante de Dios, y esperar en biles, y no a g r a d a r n o s a nosotros mismos.» Cada
Él, p a r a que haga lo que ha prometido hacer por uno que empieza a ver la bendición que hay en
nosotros. Pero no t a r d a m o s m u c h o en percibir u n a vida de completa entrega a Cristo debería
que el Lugar Santísimo y el Cordero no son sólo ofrecerse a Cristo, p a r a ser hecho su mensajero a
p a r a nosotros; que hay otros dentro con los cuales los débiles y cansados.
es u n a bendición tener comunión a l a b a n d o a
Dios; que hay algunos fuera que necesitan nuestra Considerémonos unos a otros para estimularnos
ayuda p a r a poder e n t r a r . Es en el a m o r de Dios al amor y a las buenas obras. Amor y buenas
que tenemos acceso nosotros; este a m o r e n t r a en obras: Éste ha de ser el objetivo de la Iglesia en el
nuestros corazones; y nos vemos llamados a vivir ejercicio de su actividad. Todo lo que estorba al
como Cristo en completa dedicación a los que nos a m o r ha de ser sacrificado y puesto de lado. Todo
rodean. lo que fomenta y m u e s t r a amor, que estimula a
Considerémonos unos a otros. Los redimidos los d e m á s al m i s m o , debe ser objeto de esfuerzo y
juntos forman un cuerpo. Cada uno depende del efectuado. Y con el amor, las buenas obras tam-
otro, cada uno se interesa en el bienestar del otro. bién. La Iglesia ha sido redimida por Cristo p a r a
Evitemos el autoengaño de pensar que es posible m o s t r a r al m u n d o el poder que "El tiene p a r a
e n t r a r en el Lugar Santísimo, en comunión ínti- limpiar del pecado, p a r a vencer al mal, p a r a res-
ma con Dios, con un espíritu de egoísmo. Esto no t a u r a r a la santidad y a la bondad. Considerémo-
puede ser. El camino nuevo y vivo que Jesús abrió nos unos a otros, en todas las m a n e r a s posibles,
es el camino del a m o r que se niega a sí m i s m o . La p a r a estimularnos y ayudarnos al a m o r y a las
e n t r a d a en el Lugar Santísimo nos es d a d a a no- buenas obras.
sotros como sacerdotes, p a r a ser llenos allí del Es- La idea principal es ésta: La vida en el Lugar
píritu y del a m o r de Cristo, y luego salir y llevar Santísimo ha de ser una vida de a m o r . Tan solem-
la bendición de Dios a otros. ne como la orden: «Acerquémonos en plenitud de
Considerémonos unos a otros. El m i s m o Espí- fe», o «Mantengamos firmes la profesión de nues-
ritu que dijo: Consideremos a Cristo Jesús —se tra esperanza», es ésta: «Considerémonos unos a
necesita tiempo y atención p a r a conocerle bien—, otros p a r a estimularnos al a m o r y a las buenas
nos dice: considerémonos unos a otros: requiere obras.» Dios es a m o r . Y todo lo que ha hecho p a r a
tiempo y prestar atención el conocer las necesida- nosotros en su Hijo, como se revela en esta Epís-
des de los que nos rodean. ¡Cuántos hay cuyas cir- tola, es a m o r . Y Cristo es a m o r . Y no puede h a b e r

72 73
acceso real a Dios si no es u n a unión con Él en su pero allí lo es de modo seguro. Acerquémonos en
santa voluntad, no hay comunión real con Él, sino la plenitud de la fe, y considerémonos unos a
es en el Espíritu de a m o r . El e n t r a r en el Lugar otros. Mientras estamos pensando sólo en los
Santísimo es u n a m e r a imaginación si no nos en- otros p a r a llevarles el a m o r de Dios, hallaremos
tregamos p a r a el a m o r de Dios en Cristo, p a r a ser que Dios piensa en nosotros, y nos llena de él.
llenados y usados p a r a el bienestar y el gozo de ¡Qué diferencia significaría p a r a el m u n d o el
nuestros prójimos. que cada creyente se diera a sí mismo, de todo co-
Oh, cristiano, a p r e n d e lo que es el a m o r . Estu- razón, p a r a vivir p a r a su prójimo! ¡Qué diferencia
díalo en la Palabra, en Cristo, en Dios. Cuando le haría en nuestra propia vida si nos entregáramos
ves que es u n a fuente incesante de bondades, que al a m o r salvador de Dios en su esfuerzo por sal-
su m i s m o ser y su gloria consiste en esto, que vive var almas! ¡Qué diferencia en todas nuestras ins-
en todo lo que existe, y que a todos comunica su tituciones cristianas, que sufren por falta de ayu-
bendición y perfección, en t a n t o que son capaces dadores consagrados y devotos! ¡Qué diferencia
de ello, aprenderás a reconocer que el que no a m a en nuestras iglesias, si se despertaran p a r a saber
no ha conocido a Dios. Y a p r e n d e r á s , también, a con qué fin han sido reunidas! ¡Qué diferencia
a d m i t i r m á s profunda y v e r d a d e r a m e n t e q u e no p a r a millares de seres perdidos, que se enteraran
hay ningún esfuerzo de tu voluntad que p u e d a con a s o m b r o del a m o r que hay en los hijos de
producir amor; tiene que serte dado desde a r r i b a . Dios y del poder y bendición que hay en este
Esto será p a r a ti uno de los goces y bellezas prin- amor! Considerémonos unos a otros.
cipales del Lugar Santísimo, que allí no tienes
que esperar p a r a que el Dios de a m o r te llene con /. Está en la misma esencia, belleza y gloria de la salvación de
su a m o r . Dios tiene el poder de d e r r a m a r su a m o r Cristo el que sea para todos. El que la recibe verdaderamente, tal
en nuestros corazones, por medio del Espíritu como la da el Santo Espíritu, la recibe como una salvación para
S a n t o que nos ha d a d o . Él ha p r o m e t i d o d a r a todos, y se siente impelido a comunicarla a los otros. El bautismo de
fuego es un bautismo de amor redentor, pero esto no como una mera
Cristo de forma que more en nuestro corazón por emoción, sino como un poder que al instante nos hace considerar y
fe, p a r a que p o d a m o s ser arraigados y fortaleci- cuidar de los otros.
dos en a m o r , y conocer y tener en nosotros algo 2. ¡Cuan imposible es amar a otros y darse para ellos en nuestras
de un a m o r que sobrepasa todo conocimiento. La propias fuerzas.'Este es uno de los dones verdaderos que hemos de es-
m i s m a atmósfera del Lugar Santísimo es a m o r . perar en el Lugar Santísimo, para recibirlo en el poder del Espíritu
pentecostal; el amor de Dios derramado de tal forma en nuestro co-
De la m i s m a m a n e r a que respiro el aire en que razón que amamos de modo espontáneo, incesante y gozoso, porque
vivo, el a l m a que p e r m a n e c e en la presencia de está en nuestra misma naturaleza.
Dios respira el aire del m u n d o arriba. La promesa
es válida y la hora de su c u m p l i m i e n t o vendrá,
c u a n d o el a m o r de Dios será perfeccionado en no-
sotros, y seremos perfectos en a m o r . En ninguna
p a r t e es posible esto, sino en el Lugar Santísimo;

74 75
12
El congregarnos
10:25. No dejando de congregarnos, como al-
gunos tienen por costumbre, sino exhortándo-
nos, y tanto más, cuanto que veis que aquel
día se acerca.

Lo interior y lo exterior deben j u n t a r s e . Tal


como hay en toda persona u n a vida interior es-
condida en el a l m a , j u n t o con la vida externa del
cuerpo, así t a m b i é n la hay en la Iglesia de Cristo.
Todos sus m i e m b r o s son un cuerpo; la u n i d a d in-
terna debe ser p r o b a d a en el ejercicio activo, debe
ser vista en el congregarse. La congregación de
sus santos tiene como base la orden divina, así
como ésta es la m i s m a naturaleza de las cosas;
todos los que e n t r a n en el Lugar Santísimo p a r a
reunirse con Dios tienen que reunirse a su vez con
su pueblo. El antiguo tabernáculo era la tienda de
reunión; el r e u n i m o s con Dios y r e u n i m o s con
nuestros prójimos son necesarios igualmente. En-
tre los hebreos era ya u n a costumbre que algunos
olvidaban reunirse en las asambleas; era un sínto-
ma peligroso, precursor del hacerse a t r á s . Se les
recuerda no sólo del deber personal de cada uno

77
a ser fiel, sino de cuidar de los h e r m a n o s , exhor- pes de la propia felicidad. Y el a m o r desea la con-
tándose los unos a los otros. La congregación tie- gregación del pueblo de Dios, no sólo por lo que
ne un valor indiscutible p a r a el ejercicio y corro- necesita y espera recibir, sino por la comunión de
boración de la fe, la esperanza y el amor, a los los santos y la a y u d a que puede d a r apoyando y
cuales hemos sido instados; p a r a el pleno desarro- a n i m a n d o a otros.
llo de la vida en el Lugar Santísimo; p a r a a y u d a r No sólo hace esto, sino que obedece a este otro
y confortar a los que son débiles; p a r a el cultivo m a n d a t o : ¡Exhortándonos los unos a los otros!
de la comunión del Espíritu y la Palabra. Haga- Procura vigilar sobre aquellos que están en peli-
mos caso de la exhortación, en relación con nues- gro de hacerse infieles. Procura que los que se
tra e n t r a d a en el Lugar Santísimo: «No dejando descuidan se vuelvan más diligentes; busca me-
de congregarnos, como algunos tienen por cos- dios p a r a hacer reuniones m á s pequeñas o m á s
tumbre.» cercanas o más atractivas p a r a aquellos que se
Si nos diéramos cuenta de veras de la impor- van distanciando. N a d a es, p a r a él, demasiado
tancia de esta p a l a b r a , no nos olvidaríamos de su humilde o demasiado difícil, si con ello puede re-
trabazón con el contexto. Nuestra sección nos ha cobrar p a r a la congregación de los hijos de Dios a
enseñado lo que ha de ser la vida en el Lugar San- aquellos que pueden ser bendecidos y salvados.
tísimo. Habiéndonos acercado nosotros a Dios, Vive en el a m o r de Dios en el Lugar Santísimo; se
hemos de acercarnos a nuestros prójimos. El reu- entrega a la tarea de ganar a otros p a r a que co-
n i m o s con Dios es un motivo de infinita bendi- nozcan este a m o r .
ción, paz y poder. El r e u n i m o s con nuestros pró- La vida en el Lugar Santísimo no es, pues, sólo
jimos, a m e n u d o , se a c o m p a ñ a de debilidad, dis- el motivo, sino t a m b i é n el poder p a r a hacer la
tracción y fracaso, de forma que algunos han pen- obra bien. Sí, c u a n d o los que profesan h a b e r en-
sado en dejar de congregarse con los otros por t r a d o en el Lugar Santísimo se acercan verdade-
completo. Vemos cómo la vida en el Lugar Santí- r a m e n t e a Dios, y d e m u e s t r a n el poder de comu-
simo nos indica el deber y el poder de nuestras nión con El, tendrán poder en la oración, en la pa-
congregaciones. labra y el servicio entre sus h e r m a n o s cristianos.
Sugiere el deber. El Lugar Santísimo es el ho- El Lugar Santísimo es el lugar p a r a la adoración
gar del eterno a m o r . El a m o r reside allí. Es a m o r diaria y la consagración y la intercesión; a u n q u e
que procede de allí, p a r a b u s c a r m e y h a c e r m e en- haya sólo un grupo en la congregación que la
trar. En el a m o r eterno he sido aceptado y he po- practiquen t e n d r á n fuerza p a r a hacer sentir la di-
dido e n t r a r . Es el a m o r que ha sido d e r r a m a d o en vina presencia. El culto en el lugar común de ora-
mi corazón. Mi e n t r a d a fue sólo en el c a m i n o del ción puede estar unido a la adoración secreta en
sacrificio propio; mi p e r m a n e c e r allí sólo es posi- el Lugar Santísimo, hasta el p u n t o que su bendi-
ble habiendo m u e r t o p a r a mí m i s m o y siendo lle- ción puede alcanzar a otros que nunca han cono-
no de a m o r . Y el a m o r no busca lo propio; se en- cido esta intimidad con Dios. Dios está dispuesto
trega y sólo vive p a r a hacer a los d e m á s partíci- a bendecir la fraternización de sus redimidos,

78 79
p a r a que la a s a m b l e a esté coronada de un sentido 2. Cuando Cristo pronunció su mensaje de despedida a sus dis-
m á s pleno de su a m o r y su presencia de lo que se cípulos, una de las cosas a que les instó de modo más urgente fue a
que se amaran los unos a los otros. Él ama a todos sus redimidos,
puede hallar nunca en un acercarse a Él de m o d o por débiles o díscolos que sean, de un modo tan directo, que nos dice
solitario. Por tanto, hermanos, teniendo libertad que no podemos demostrar que le amamos a Él en forma alguna sin
p a r a e n t r a r en el Lugar Santo, acerquémonos; no amarles a ellos; la prueba de nuestra entrada real en el Lugar Santí-
dejando de congregarnos, sino exhortándonos los simo es la humildad y la mansedumbre y el espíritu de abnegación
unos a los otros. con el cual hablamos y pensamos y mostramos nuestro cuidado los
unos a los otros.
Y t a n t o más c u a n t o que veis que aquel día se 3. Estudia cuidadosamente la relación entre estas últimas doce
acerca. El escritor tiene sin d u d a a la vista el día meditaciones y procura conseguir una idea clara de la unidad de pen-
del juicio que se acercaba sobre Jerusalén. No sa- samiento de esta porción, el centro vivo de la Epístola.
bemos hasta qué p u n t o le fue revelada la perspec-
tiva, y p a r a ellos aquel día estaba relacionado con
la venida del Señor m i s m o . No basta saber que el
t e m o r de un día del juicio que se acercaba era el
motivo por el cual se hace la apelación; y que esto
no sólo es p a r a conmover al indiferente, sino, de
m o d o especial, p a r a instar solemnemente a ex-
h o r t a r a los otros. Los cristianos necesitan que se
les recuerde el terrible juicio que tiene pendiente
el m u n d o , y todas las solemnes y eternas realida-
des relacionadas con la venida del Señor, y nues-
tras vidas. Así nuestros esfuerzos p a r a a y u d a r y
salvar a otros e s t a r á n bajo el poder de la idea de
lo corto que es el tiempo que queda, y lo terrible
que es el destino de los que perecen, y lo urgente
que es la llamada a cada uno p a r a que conozca el
a m o r redentor, a fin de hacer la obra con todo po-
der. En el Lugar Santísimo oímos la voz de aviso,
y salimos p a r a salvar a otros, antes que sea dema-
siado tarde.

/. Nótese el carácter intensamente práctico del evangelio. Nues-


tra sección (19-25) es sólo una larga cláusula. Empieza con los mis-
terios espirituales, celestiales; termina con reglas prácticas para nues-
tra conducta con nuestros prójimos. Estemos seguros de que cuanto
más profundamente entramos en la enseñanza de los capítulos 7 al
10, más aptos seremos para ser una bendición para el mundo.

80 81
Conclusión

A algunos de los hijos de Dios que lean este li-


bro, sus enseñanzas pueden parecerles nuevas o
extrañas y, por esta razón, es posible que no pue-
dan aceptar la lección de la Palabra de Dios que
el libro t r a t a de comunicar. Otros pueden aceptar
sus enseñanzas y a d m i t i r su verdad y, con todo, a
causa de su falta de fe o falta de decisión no h a n
e n t r a d o en la vida b i e n a v e n t u r a d a que esta por-
ción de la Palabra de Dios nos abre de m o d o fran-
co. Por a m o r a los tales me siento impulsado una
vez m á s a d a r un simple r e s u m e n de la verdad
que la Palabra nos enseña, y a seguir con ellos los
pasos de la vida cristiana corno son m a r c a d o s , y
a pedirles que procuren ver en qué p u n t o han fa-
llado. Creo, querido h e r m a n o , que es verdadera-
mente la voluntad de Dios que entres en el Lugar
Santo y residas en él. No descanses hasta que,
paso a paso, hayas dado c u m p l i m i e n t o punto por
punto a la orden divina y te hayas entregado a Él
de m o d o completo: puedes confiar en Él p a r a que
haga de toda la salvación que ha p r e p a r a d o en
Cristo tu posesión y experiencia benditas.

1. El Lugar Santísimo está abierto ahora. Hay


pleno acceso a la presencia de Dios que está ase-

83
g u r a d a para nosotros. La experiencia de la pre- 3. Un camino nuevo y vivo ha sido abierto
sencia de Dios continua e i n i n t e r r u m p i d a es una para nosotros^ ¿Estás dispuesto a e n t r a r en este
posibilidad, es una c e r t i d u m b r e . Somos llamados camino? Para la carne parece difícil y aun impo-
a e n t r a r allí y vivir con Jesús. Esta es la consuma- sible. Es el c a m i n o por el que a n d u v o Cristo, el
ción de su obra como S u m o Sacerdote, el hacer- c a m i n o del sacrificio personal; el c a m i n o de la en-
nos e n t r a r y m a n t e n e r n o s allí. No hay n a d a en el trega total a la voluntad divina; el c a m i n o de la
cielo, en la tierra o en el infierno que pueda impe- m u e r t e al yo y al m u n d o ; el c a m i n o de ser humi-
dir que entremos y p e r m a n e z c a m o s allí continua- llado y hecho obediente hasta la m u e r t e . Sin
mente y p a r a siempre si lo deseamos. d u d a , no deseas o esperas e n t r a r en el cielo por
No te des por satisfecho con la idea de que hay ningún otro c a m i n o que el de Cristo, de ninguna
muchos cristianos que nunca han e n t r a d o . Mira otra m a n e r a que haciendo la voluntad de Dios.
al Padre que te llama. Humíllate bajo el pensa- Renuncia al instante a la religión tibia que te
miento: Mi Padre ha p r e p a r a d o este hogar p a r a hace temer una consagración entera a la bendita
mí. Su a m o r anhela que vaya a vivir con El cons- voluntad de Dios; entrégate t o t a l m e n t e a ella; de-
t a n t e m e n t e . He r e h u s a d o creer que esto sea posi- cídete y e n t r a ahora en el nuevo c a m i n o .
ble, y en vez de su proximidad inmediata y su Es un c a m i n o vivo. El Espíritu Santo vive y se
continua comunión, vivo a distancia. Oh, no con- mueve en él, y lleva a todos los que a n d a n en él.
sideres que la cosa ya está resuelta: el Lugar San- Entrégate, tú m i s m o , al Bendito Jesús p a r a se-
tísimo está abierto p a r a que entremos y resida- guirle en este c a m i n o : en su fuerza será p a r a ti
mos con Jesús, y dile a Dios que no descansarás una senda de paz y santidad.
hasta que sea tu experiencia.
4. Tenemos a Jesús como nuestro Sacerdote so-
2. Tenemos libertad por medio de la sangre. bre la casa de Dios. ¿No has aprendido de esta Epís-
¿No es esto lo que te ha m a n t e n i d o sin entrar? tola que una de las tareas de Jesús como nuestro
Nunca has tenido tiempo p a r a estudiar, p a r a Gran Sacerdote es acercamos a Dios? Tan cerca
creer, p a r a darte cuenta del infinito valor y poder que, en la vida y experiencia reales, podemos cono-
de la sangre del Hijo de Dios. Venció el pecado, la cer y gozar de su proximidad todo el día. ¿No está el
m u e r t e y el infierno. Abrió el cielo a Jesús nuestra Sacerdote sobre la casa de Dios, el Hogar del Padre,
seguridad. Con certeza te h a r á e n t r a r a ti; te qui- precisamente para llevarnos allí y velar sobre noso-
tará todo el t e m o r y la d u d a causados por tu pe- tros, residiendo en nosotros para hacernos uno con
cado e impotencia; te h a r á posible que con la ma- El, viviendo nuestra vida en la presencia inmediata
yor confianza y libertad te acerques y pidas ser del Padre?
a d m i t i d o . Asegúrate, oh hijo de Dios, de que hon- Oh, amados, ¿no queréis empezar a confiar en
ras la sangre, de que te glorias en su poder; puede Jesús para esto, el deseo de su corazón, y entregaros
hacerte e n t r a r . para entrar?

84 85
5. Dios pide un corazón sincero. Y éste es tu entregarse a la sangre. El poder de la sangre es tal
corazón. Él te ha d a d o un nuevo corazón. Y el que abrió el cielo y está allí p a r a siempre; ten la
nuevo corazón es un corazón sincero. Créelo, y seguridad de que tu corazón, rociado con la san-
obra en consecuencia. Cree en el poder del Espíri- gre, se levanta al cielo del a m o r de Dios. Empieza
tu dentro de ti p a r a obrar; ven en seguida y dile ahora y c a n t a d i a r i a m e n t e el cántico: «A Aquel
que con tu nuevo corazón, con tu corazón sincero, que nos a m ó , y nos lavó nuestros pecados con su
deseas e n t r a r . No mires a los pecados dentro, ni a sangre.» El poder de la sangre, si quieres darle
los sentimientos: ven en la fe de lo que Dios ha di- todo tu corazón, te traerá el cielo y su gozo, el
cho, de la nueva naturaleza que te ha d a d o y en- gozo de la presencia de Dios, allí donde tú estás.
tra en un corazón sincero. Decide, resuelve, di a
Cristo que no puedes quedarte m á s tiempo fuera; 8. Que el cuerpo sea lavado con agua pura. Sin
que estás dispuesto, en la libertad de la preciosa d u d a , a la vista de los maravillosos privilegios
sangre, de acercarte y p e r m a n e c e r con El. que tenemos puestos delante, no hay necesidad de
rogarte que quieras poner de lado todo pecado,
6. Dios te llama a que vengas en plenitud de fe. todo hábito, toda indulgencia del cuerpo que in-
Y Dios nunca pide fe sin d a r u n a base firme y u n a terfiera con u n a comunión con Dios plena y per-
razón a b u n d a n t e p a r a ella. Y si quieres m i r a r a m a n e n t e . Piensa en lo que Cristo está haciendo:
Él, y ver lo que Él ha hecho al d a r a su Hijo p a r a g u a r d a r tu corazón con el poder del Santo Espíri-
que sea tu S u m o Sacerdote, y la sangre de su Hijo tu, rociado con su sangre en su poder celestial
p a r a que tengas confianza; al abrir el Lugar San- santificador, y que esto te inste a limpiarte del
tísimo p a r a ti; al d a r al Santo Espíritu p a r a que todo lo que p u e d a impedirte m o r a r en el Lugar
te guíe en el c a m i n o vivo de unión con Jesús, sin Santísimo, desde lo m á s g r a n d e a lo m á s peque-
d u d a no puedes d u d a r ni temer. ¡No!, al instante, ño. Espera en Dios en oración hasta que su pre-
empieza a h a b l a r y di: «Por más que haya m u c h o sencia sea el poder que rija todo tu ser.
que aparezca oscuro o difícil, en esto estoy confia-
do: que mi debilidad no puede e s t o r b a r m e : confío 9. Acerquémonos. Esto es, entremos, y presen-
en Dios, confío en Jesús, confío en la Sangre, con- témonos delante de Dios. Sí, que cada uno de noso-
fío en el Espíritu Santo: sin d u d a , voy a e n t r a r . tros, con el corazón entero, con la vida entera, ande,
se acerque y habite en la bendita proximidad de
7. Que el corazón sea purificado con la sangre. Dios.
Hemos visto la libertad que da la sangre; hemos Esta es la suma y sustancia del evangelio. Esto
oído la l l a m a d a a acudir con corazón sincero. Los es lo que Cristo puede dar, porque Él puede salvar
dos han de estar unidos de m o d o inseparable. La completamente. Esto, por desgracia, es lo que mu-
sangre es el signo de que Jesús se dio a sí m i s m o chos cristianos no poseen, ni aun lo buscan, porque
totalmente, de su m i s m a vida: que el corazón sin- no lo conocen. Lector, te ruego no te contentes con
cero se dé a sí m i s m o totalmente, p a r a confiar y menos que esto: una vida en todo momento en la

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presencia de Dios, por medio del cuidado podero- a m o r , en el a m o r y la presencia de Dios. Esto es
so de Jesús. Su única obra es acercarnos a Dios: posible.
entrégate a Él p a r a esto. Él lo h a r á . Acerquémo-
nos. 12. Mantengamos la comunión de los santos.
Que el a m o r se manifieste como u n a u n i d a d del
10. Mantengamos firme la profesión de nuestra cuerpo, un estar unidos a los h e r m a n o s en una
esperanza. Elevemos nuestro corazón por encima fraternización y comunión externa. Recordemos
del temor de la duda, de los presentimientos de in- que el Espíritu de Cristo no nos es d a d o en aisla-
credulidad y de fracaso, esperemos incluso contra lo miento y separación de los otros. Al vivir en el Lu-
que es de esperar. Abundemos en la esperanza. Ha- gar Santísimo, nos daremos cuenta de lo juntos
gamos conocer nuestra esperanza. Habla de ella a que estamos los unos de los otros, todos miem-
Dios y a tu prójimo, dile que has puesto tu mira en bros de Cristo; veremos que nuestra vida en el
Dios para una proximidad de comunión con El a m o r de Dios depende de nuestra relción con
cada día más cercana. Manten firme la profesión de nuestros h e r m a n o s ; que su vida y su crecimiento
la esperanza hasta el fin, con una idea: fiel es el que debe estar a nuestro cuidado y será nuestra re-
prometió. Vive a través de cualquier fracaso o de- compensa. Una vida en el Lugar Santísimo de la
cepción que pueda venir en la esperanza de que Dios resencia de Dios será una vida de a m o r y de tra-
basta, y hallarás que no te avergonzarás de ella. Una ajo, de poder y de bendición.
vida en el Lugar Santísimo es la porción de tu he-
rencia. Amado lector, ¿has aceptado v e r d a d e r a m e n t e
la enseñanza de la Palabra de Dios, de que el Pa-
11. Vivamos en amor. El Lugar Santísimo es dre te llama p a r a residir en el Lugar Santísimo?
el hogar del a m o r de Dios. El c a m i n o nuevo y ¿Has entrado? Si no, te ruego, en el n o m b r e de
vivo es el c a m i n o de la m u e r t e al yo y a la volun- nuestro gran S u m o Sacerdote que te espera p a r a
tad propia. El Gran Sacerdote sobre la casa de hacerte entrar, no descanses hasta que te hayas
Dios, Jesús, no puede llevarte cerca por ningún acercado, y hallado tu lugar en el secreto de la
c a m i n o que no sea el de e n t r a r en ti, p a s a n d o a presencia de Dios.
ser tu vida, dándote vida con su Espíritu y dispo-
sición. Cree en Él p a r a que sea así. Y Jesús es el
Hijo del a m o r de Dios, nacido de este amor, lleno
de él, su mensajero y dispensador. Entrégate al
a m o r de Cristo, que no se a g r a d ó a sí mismo:
a n d a en a m o r como Él a n d u v o . Entrégate a una
vida de a m o r , considerando a los otros, estimu-
lándolos al a m o r y a las buenas o b r a s . En el po-
der de Jesús sigue constantemente en la vida de

88 89
2
Libertad en la sangre de Jesús
10:19. Teniendo entera libertad para entrar
en el Lugar Santo por la sangre de Jesucristo.
10:22. Acerquémonos.

Entremos en el Lugar Santísimo. E s t a s pala-


b r a s nos t r a e n el mensaje de la Epístola. Cristo
ha a b i e r t o de m o d o efectivo el L u g a r S a n t í s i m o
p a r a q u e nosotros p o d a m o s e n t r a r en él y residir
allí. El P a d r e q u i e r e q u e sus hijos estén con El
en su s a n t a m a n s i ó n de a m o r y c o m u n i ó n , h a b i -
t a n d o allí c o n t i n u a m e n t e . La Epístola p r o c u r a
j u n t a r n o s , c o n g r e g a r n o s . T e n i e n d o libertad p a r a
entrar, ¡acerquémonos!
Es posible q u e a l g u n o s h a y a n e n t r a d o ya,
c o m o r e s u l t a d o del e s t u d i o de la Epístola; les ha
sido revelado el m i s t e r i o m a r a v i l l o s o de q u e el
c a m i n o al L u g a r S a n t í s i m o ha sido a b i e r t o ; h a n
dicho en fe: Señor, Dios m í o , ¡entro! A p a r t i r de
a h o r a vivo en tu lugar secreto, en el L u g a r San-
t í s i m o . Y con todo, t e m e n . No e s t á n seguros si el
g r a n S u m o S a c e r d o t e los h a h e c h o e n t r a r . N o
s a b e n de cierto si serán fieles, viviendo s i e m p r e

17
dentro del velo. No han c o m p r e n d i d o todavía es p a r a nosotros lo que es p a r a Dios, la libertad
bien lo que esto significa: tener libertad p a r a en- que Dios quiere d a r n o s llena nuestros corazones.
trar. Como podemos ver en el capítulo 9, lo que la san-
Y puede que h a y a otros que han anhelado, con gre ha efectuado al rasgar el velo y al purificar los
el corazón lleno de esperanza, recibir la l l a m a d a cielos, y al d a r a Jesús, el Hijo del H o m b r e , acceso
p a r a entrar, pero que no se han atrevido a hacerlo a Dios, será la medida de lo que efectuará en no-
todavía. El p e n s a m i e n t o de que un gusano peca- sotros, haciendo de nuestro corazón un s a n t u a r i o
dor p u e d a m o r a r cada día y todo el día en el Lu- de Dios, y acomodándonos p a r a u n a perfecta co-
g a r Santísimo es demasiado p a r a ellos. Se dan m u n i ó n con el S a n t o . Cuanto m á s honremos la
cuenta de su debilidad y sus fracasos, el sentido sangre en su infinito valor, m á s d e m o s t r a r e m o s
de su infidelidad personal es d e m a s i a d o vivo, su su poderosa energía y eficacia, al abrir el cielo
experiencia del poder del m u n d o y de las circuns- p a r a nosotros, y d a r n o s , en su divino poder, la ex-
tancias, de la debilidad de la carne y sus esfuer- periencia real y viva de lo que es la e n t r a d a en el
zos; todo ello es tan reciente que no les q u e d a mu- Lugar Santísimo.
cha esperanza de poder vivir u n a vida así. Pien-
san que otros pueden regocijarse en ella, pero que La sangre de Jesús. La vida es la sangre.
ellos tienen que contentarse sin poderla vivir. Y Como el valor de esta vida, tal es el valor de esta
con todo su corazón no está contento. sangre. En Cristo h a b í a la vida de Dios; infinito
A los tales, los que h a n e n t r a d o , pero no h a n como Dios es el valor y el poder de esta sangre.
podido acallar sus temores, y a los que t e m e n en- En Cristo h a b í a la vida del h o m b r e en su perfec-
trar, les dice el Espíritu Santo: Hoy, si quieres oír ción; en su h u m i l d a d , en su obediencia al Padre,
su voz, no endurezcas tu corazón. Teniendo libertad y su autosacrificio que fue inefablemente agrada-
en la sangre de Jesús p a r a e n t r a r en el Lugar San- ble p a r a el Padre. Esta sangre de Jesús, Dios y
tísimo, a c e r q u é m o n o s . La libertad con la cual po- n o m b r e , d e r r a m a d a en su muerte, que fue un per-
demos e n t r a r no es en p r i m e r lugar un sentimien- fecto c u m p l i m i e n t o de la voluntad de Dios, y una
to consciente de confianza; es un derecho y liber- victoria perfecta sobre todas las tentaciones del
tad objetivos, dados por Dios, de que e n t r e m o s , pecado y del yo, efectuó u n a expiación permanen-
ya que nos lo permite la sangre. La m e d i d a de te por el pecado, y lo a p a r t ó de en medio, destru-
nuestra libertad es el valor que Dios adscribe a la yendo la m u e r t e y al que tiene poder sobre ella.
sangre de Jesús. Como nuestro corazón reposa su Por tanto, vemos que fue en la sangre de este pac-
confianza sobre esta simple fe, el sentimiento de to eterno que Jesús fue levantado de los muertos;
confianza y de gozo por nuestra p a r t e vendrá que fue en su propia sangre, que entró en el cielo
también, y nuestra e n t r a d a será entre cánticos de como nuestra cabeza y a r r a s , y que esta sangre
a l a b a n z a y alegría. está ahora p a r a siempre en el cielo, en el m i s m o
Libertad en la sangre de Jesús. Todo depende lugar de honor en que está Dios, el Juez de todos,
de que captemos lo que esto significa. Si la sangre y Jesús el Mediador (12:24). Es por esta sangre,
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gar de residencia, el vivir nuestra vida allí, es salvación que Dios nos da en Cristo p a r a que go-
algo que Cristo nos ha proporcionado: acerqué- cemos de ella.
monos, residamos allí. Dios quiere que todo hijo
suyo permanezca siempre en su presencia. Entremos en el Lugar Santísimo. ¿Qué Lugar
Santísimo? Para el lector que nos ha seguido has-
Entremos en el Lugar Santísimo. Ésta es una ta ahora en la Epístola, no hay necesidad de de-
llamada a los hebreos a que salgan de una vida de cirlo: no es otro que el m i s m o lugar en el que en-
incredulidad y pereza, que conduce a a p a r t a r s e tró Cristo c u a n d o rasgó el velo en su muerte, don-
del Dios vivo, y que entren en la tierra p r o m e t i d a , de entró por medio de su sangre, p a r a aparecer
el descanso de Dios, una vida de comunión y de delante de Dios en favor nuestro. Es el Lugar San-
favor. Es u n a l l a m a d a a los cristianos tibios e in- tísimo en el que Dios mora, en el cual los sacerdo-
dolentes a que no p e r m a n e z c a n en los atrios del tes, incluso el s u m o sacerdote, tenían prohibido
tabernáculo, satisfechos con la esperanza de que estar, y en el cual Jesús entró por nosotros, p a r a
sus pecados han sido perdonados. Ni aún deben que moremos en él, ahora, nosotros. Este Lugar
estar satisfechos con h a b e r e n t r a d o en el Lugar Santísimo es un lugar celestial; pero no es el cie-
Santo, y allí hacer el servicio del tabernáculo, lo, tal como se entiende generalmente, como un
m i e n t r a s que el velo todavía interfiere en la plena lugar específico, distinto y separado de la tierra.
comunión con el Dios vivo y su a m o r . Llama a en- El cielo de Dios no está limitado en el espacio de
t r a r a través del velo rasgado al lugar en que ha la m i s m a m a n e r a que un lugar en la tierra. Hay
sido llevada la sangre, y donde vive el S u m o un cielo a r r i b a , el lugar de la manifestación espe-
Sacerdote, p a r a vivir y trabajar allí, siempre en la cial de Dios. Pero hay t a m b i é n un cielo espiritual,
presencia del Padre. Es u n a l l a m a d a a todos los tan omnipresente como Dios m i s m o . Donde está
cristianos que d u d a n y están sedientos, que anhe- Dios, allí es el cielo; el cielo de su presencia inclu-
lan u n a vida mejor que la que han conocido, p a r a ye t a m b i é n esta tierra. El Lugar Santísimo en el
que echen sus d u d a s y crean que esto es lo que cual entró Cristo, y cuya e n t r a d a abrió p a r a noso-
Cristo ha hecho v e r d a d e r a m e n t e y ha puesto al al- tros, es la luz inaccesible p a r a la naturaleza, de la
cance de cada uno de nosotros: ¡ha abierto el ca- santa presencia y a m o r de Dios, la plena comu-
mino al Lugar Santísimo! Ésta es la salvación que nión y la unión con Él. En este Santísimo puede
El ha realizado, y ahora vive p a r a aplicárnosla, a e n t r a r el a l m a por la fe que nos hace uno con
fin de que p o d a m o s residir v e r d a d e r a m e n t e bajo Cristo. Puede residir allí c o n t i n u a m e n t e , porque
la plena luz del rostro de Dios. Jesús, como vimos en el capítulo 7, permanece
allí c o n t i n u a m e n t e . El Espíritu Santo, que antes
Entremos en el Lugar Santísimo. Éste es, en indicaba que el camino al Lugar Santísimo no es-
u n a sola p a l a b r a , el fruto de la obra de Dios, la taba abierto todavía, por medio del cual Jesús
lección principal de la Epístola, la gran necesidad vertió la sangre que abrió el c a m i n o y que en el
de nuestra vida cristiana, la completa y perfecta día de Pentecostés dio testimonio en el corazón
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de ios discípulos de que ahora está abierto verda- trono de Dios y del Cordero. Aquí el a l m a ascien-
d e r a m e n t e ; nos a g u a r d a , p a r a hacernos ver lo que de como en alas de águilas, su fuerza es renovada,
significa e n t r a r allí y p a r a hacernos e n t r a r . Le- y son impartidos la bendición y el poder y el
vanta el a l m a hasta el Lugar Santísimo; trae el a m o r con los cuales los sacerdotes de Dios pueden
Lugar Santísimo al a l m a . En el poder del Espíritu salir a bendecir a un m u n d o exánime. Aquí pode-
Santo podemos ahora m o r a r j u n t o a Dios y ante mos e x p e r i m e n t a r cada día la unción renovada
su presencia. que nos permite salir a ser portavoces y testigos y
cauces de la salvación de Dios p a r a los h o m b r e s ,
Entremos en el Lugar Santísimo. ¡Oh, qué glo- los instrumentos vivos por medio de los cuales
rioso mensaje! Durante quince siglos Israel tuvo nuestro Bendito Rey obra su voluntad y realiza su
un s a n t u a r i o con el Lugar Santísimo, en el cual triunfo final.
nadie podía e n t r a r bajo pena de m u e r t e . Daba ¡Oh, Jesús, nuestro gran S u m o Sacerdote, per-
testimonio de que ningún h o m b r e puede perma- mite que ésta sea nuestra vida!
necer en la presencia de Dios, no puede p e r m a n e -
cer en comunión personal con Él. Y ahora, ¡todo /. Una cosa he deseado del Señor y ésta buscaré; que pueda mo-
rar en la casa del Señor todos los días de mi vida, y contemplar la be-
ha c a m b i a d o ! Como c u a n d o se c a m b i a un aviso: lleza del Señor e inquirir en su santo templo.» Aquí se cumple esta
«Se prohibe la e n t r a d a » , por otro que dice: «En- oración.
t r a d a libre»; el velo está rasgado; el Lugar Santí- 2. «¿No dijo Jesús: "Yo soy la puerta del redil"? ¿Qué es para no-
simo está abierto; Dios nos espera p a r a darnos la sotros el redil, hijitos? Es el corazón del Padre, del cual Cristo es la
bienvenida en su seno. A p a r t i r de ahora puedes puerta que se llama la Hermosa. ¡Oh, hijitos, cuan dulce y cuan her-
moso es que Él haya abierto esta puerta al corazón del Padre, la cá-
vivir con El. Este es el mensaje de la Epístola: mara del tesoro de Dios! Y allí dentro Él despliega sus riquezas escon-
¡Hijo!, tu p a d r e anhela que entres, que mores allí didas, la proximidad y la dulzura de la compañía con Él» (Tauler).
y no salgas ya m á s . 3. Quizás hemos leído del padre o de los amigos de un individuo
que compran y amueblan una casa para él como regalo de cumplea-
¡Oh, qué bendición es vivir en el Lugar Santí- ños o de boda. Le llevan allí, y entregándole las llaves, le dicen: «Ésta
simo! En él se halla la faz del Padre y se puede sa- es a partir de ahora tu casa.» ¡Hijo de Dios! El Padre te abre el Lugar
borear su a m o r . Aquí se revela su santidad y se Santísimo y te dice: «Ésta va a ser a partir de ahora tu casa.» ¿Cuál
deja participar al a l m a de ella. Aquí el sacrificio va a ser tu respuesta?
de a m o r y la adoración, el incienso de la oración
y la súplica son ofrecidos con poder. Aquí el a l m a
crece en la presencia de Dios y a una m á s entera
conformidad en su semejanza. Aquí, en unión con
Cristo en su incesante intercesión, nos atrevemos
a t o m a r nuestro lugar como intercesores, y pode-
mos tener poder con el Padre y prevalecer. Aquí el
d e r r a m a m i e n t o del Espíritu sigue como u n a co-
rriente incesante, como un río que rebosa, bajo el

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