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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

INTRODUCCION
Puede decirse que desde la antigüedad, y en todas las latitudes, los juegos
y apuestas acapararon vivamente la atención de los hombres, transformándose
para algunos, a través de la tahurería, en un modo marginal y picaresco de vida, y
para otros en una afición obsesiva, renovada constantemente (y otras tantas
veces abolida) por los fantaseos de la fortuna fácil. No en vano en España, en el
código Alfonsino de las Siete Partidas (1265) y en el Ordenamiento de las
Tafurerias, o casas de juego, suscripto en 1276, se legislaba minuciosamente
sobre el particular; y es fácil advertir que las previsiones contra el juego ocuparon
en forma permanente la atención de monarcas y funcionarios peninsulares, como
lo prueba la dilatada lista de leyes que infructuosamente se dictaron, con el
propósito de erradicarlo, desde la época de Juan I (1387) hasta los días del
"ilustrado “Carlos III (segunda mitad del siglo XVIII).En América parece haber
adquirido desde los primeros días de la Conquista una virulencia inusitada, a favor
de la fácil prosperidad que engendraban la riqueza minera y el sistema de las
"encomiendas". El tan mentado episodio de Mancio Serrae Leguizano, aquel
famoso soldado español que jugó y perdió en una noche la figura del Sol que le
había tocado en el reparto de los tesoros del Cuzco, dado el gran valor concedido
al azar desde la antigüedad, y al enorme interés por su interpretación, en torno al
cual se originan supersticiones, La apuesta ha constituido una parte esencial de la
historia de las culturas: Desde las apuestas con conchas mezcladas en un casco
que se nos menciona en la Eneida, de Virgilio, hasta las múltiples referencias que
aparecen en la Biblia, la apuesta se constituye como una de las formas de
enriquecimiento e interacción de mayor antigüedad en la civilización. El término
"juego" en este contexto, se refiere a las actividades específicamente permitidas
por la ley. Apuesta, por tanto, se refiere al propio mecanismo, llevado a cabo de
modo legal o ilegal. Por otra parte, las apuestas también pueden llevarse sobre un
objeto que no sea dinero
ELJUEGO YAPUESTA - GENERALIDADES

I. Concepto:

El vocablo “juego”, deriva del latín “iocus” (broma, distracción), que expresa la idea
de satisfacción o deleite, si bien es la palabra “ludus” (diversión, pasatiempo), que
acentúa el sentido de actividad fácil o que no requiere esfuerzo, la que mejor
traduce el término castellano “juego”. En cambio, la palabra “apuesta” proviene del
verbo latino “apponere” (o adponere), que significa colocar, poner con
inmediatividad a algo. En términos generales los juegos son aquellas actividades
sujetas a reglas cuyo objeto esencial es constituir un pasatiempo para quien lo
practica. Considerando su aplicación práctica, los juegos pueden encasillarse en
cuatro tipo de clasificaciones:

1. Por el número de personas, en juegos individuales o plurales; 2. Por la


existencia o no de disputa, en juegos de competencia o sin competencia; 3. Por la
existencia o no de riesgo patrimonial, en juegos con apuesta o sin apuesta; 4. Por
la manera de determinar el resultado, en juegos de azar o de habilidad. De todos
estos, los relevantes son aquellos cuyo desarrollo y resultado originan
consecuencias jurídicas, es decir, producen efectos que deben ser tutelados por el
Derecho. Jurídicamente el juego y la apuesta es un contrato con características
que lo distinguen radicalmente de otras relaciones obligacionales. A ello se agrega
que ha suscitado y continúa planteando cuestionamientos, debido a
consideraciones éticas, económicas, y sociales.

II. Caracteres:

1) El contrato es autónomo, pues no depende de otra relación obligacional.

2) Es de prestaciones recíprocas, pero con una peculiaridad: al momento de


celebrarse cada parte se obliga respecto de la otra a satisfacer determinada
prestación; pero al resolverse la incógnita que plantea el hecho incierto sólo queda
la que corresponde al perdedor.

3) Es a título oneroso, pues se vincula con un interés económico o causa lucrando


(artículo 1942). Porque ambos contratantes quedan sujetos entre sí a prestaciones
recíprocas (no quiere decir iguales), sujetas a una condición.

4) Es consensual, aun cuando colateralmente se asocia en algunos casos con


determinadas formalidades de tipo administrativo, lo cual sucede en el juego y
apuesta permitidos (billetes, cartillas, fichas, etc.). No exigen formalidad para
originarse.

5) Es aleatorio por excelencia, pues al momento de su celebración existe un factor


de incertidumbre y las partes necesariamente desconocen su resultado. Esta
incertidumbre en cuanto al alea puede existir para una sola de las partes (como
sucede en la lotería) o para ambas (juego y apuestas no autorizados). En este
último caso estamos frente a lo que se conoce como la dualidad del alea. Se ha
discutido si lo expuesto significa que el juego y apuesta depende de una condición
impuesta por la ley (conditio jure). La mayoría de los autores se inclina por
descartarlo, pues como dice con razón SALVAT, mientras en los contratos
aleatorios "…la incertidumbre recae sobre las ventajas que las partes esperan
realizar, pero no sobre el contrato mismo; en los condicionales, por el contrario, es
la existencia misma del vínculo contractual y de las obligaciones y derechos
derivados de él, lo que resulta incierto". A lo dicho se suma que mientras la
condición inevitablemente se encuentra sometida a un hecho futuro, en el juego y
apuesta puede suceder que la incertidumbre de las partes se proyecte sobre
hechos pasados o actuales.

6) En el caso del juego y apuesta permitidos el apostador está usualmente sujeto


a normas a las cuales se adhiere, siendo aplicables, en consecuencia, las
disposiciones pertinentes al contrato celebrado por adhesión o a las cláusulas
generales de contratación, en su caso. Desde luego no sucede lo mismo con,
el juego y apuesta no autorizados, en el cual por el contrario existe una previa y av
eces pintoresca negociación.

7) Es de ejecución instantánea, de modo que no se extiende en el tiempo, a


diferencia de los contratos de duración. La instantaneidad, por cierto, se presenta
una vez despejada la incertidumbre.

8) El contrato es condicional, desde cierto punto de vista. El resultado final por el


cual una parte gane y la otra pierda, resulta dependiente del evento aleatorio, es
decir, incierto para las partes cuando menos; lo que es propio de la condición.
Frente al resultado cuando viene a significar una ganancia sólo para una parte y,
por ende, sólo una pérdida para la otra parte, el contrato que en su origen es
bilateral, por lo dicho antes, en cuanto a las posibles prestaciones por una o por
otra parte, viene a tornarse en unilateral.
III. Sujetos y capacidad:

Los sujetos del juego y apuesta (permitidos y no autorizados) son, en términos


genéricos, los jugadores. Una vez producido el resultado de una situación hasta
entonces incierta quedan precisados como el vencedor y el perdedor,
respectivamente, aun cuando esta diferencia no se presenta con esta claridad en
los juegos permitidos, pues quien hace empresa nunca resulta perdedor y siempre
existe para él un margen calculado de ganancia, cualquiera que sea ese resultado
(ramo de loterías, etc.).En lo que se refiere a la capacidad de goce, en principio
pueden celebrar el contrato tanto las personas naturales como jurídicas. Empero
existen situaciones especiales en las cuales en los juegos permitidos sólo pueden
actuar como organizador una persona jurídica, y así acontece en la lotería, en los
casinos y en el bingo. Por último y respecto a la capacidad de ejercicio existen
distingos. En efecto, en el juego y apuesta permitidos, mientras en las apuestas en
los hipódromos no se impide a los menores acercarse a las ventanillas y jugar, no
sucede lo mismo en casinos y establecimientos de bingo, pues tanto los menores
como los sujetos a interdicción civil no pueden ingresar. Y en relación con el juego
y apuesta no autorizados, cabe señalar que no existe la solutio retentio del
vencedor cuando el perdedor sea incapaz, en resguardo de su inmadurez,
inexperiencia o falta de capacidad de discernimiento (artículo 1943).

IV. Objeto de la prestación

En los juegos permitidos el objeto de la prestación da dar a que se obliga quien los
organiza está representado por bienes (dinero y especies, como sucede en el
juego de la lotería). El apostador, por su parte, está sujeto a las prestación de dar
una suma de dinero como condición obligatoria y ello acontece en el momento en
que adquiere los billetes, cartillas, fichas y análogos, sin que pueda sostenerse
que con ello realiza una compra, pues este hecho esta inescindiblemente ligado al
juego y a la apuesta. En teoría nada impide que en el juego y apuesta permitidos
el objeto sea una prestación de hacer. Tampoco cabe descartar que el objeto
resulte una prestación de no hacer, esto es, un deber de abstención, aunque en la
práctica lo vemos sumamente remoto. A diferencia de lo expresado en los párrafos
anteriores, en el juego y apuesta no autorizados el objeto de la obligación cubre un
amplio espacio (dar bienes, o sea cosa y derechos; hacer o cumplir servicios; y no
hacer o abstenerse de algo), sin que las obligaciones tengan que ser
necesariamente homogéneas. No existe, pues, inconveniente para que en un
juego o apuesta no autorizado uno de los apostadores se comprometa a una
prestación de dar y el otro a una de no hacer, todo ello condicionado al resultado
del hecho incierto. En este sentido, la doctrina se ha preocupado de determinar si
el juego y la apuesta son una misma cosa, y, en caso de no serlo, ha procurado
establecer sus principales diferencias. Examinemos ahora los principales criterios
distintivos doctrinalmente formulados.

V. Diferencia entre juego y apuesta

Los Hermanos Mazeaud señalan que el juego es aquel contrato por el cual las
partes prometen entre sí una prestación, si una de ellas obtiene un resultado
dependiente de la fuerza, de la destreza, de la inteligencia o del puro azar, Por su
parte Josserand define el juego como una convención por la cual unas personas
se comprometen, entregándose a una combinación cualquiera, a pagar una suma
de dinero o a hacerle una prestación. Josserand señala que la apuesta es una
convención en virtud de la cual unas personas que no están de acuerdo sobre una
cuestión, que considera diferente, convienen en que, quien tenga la razón reciba
de los demás una suma de dinero o una prestación determinada. Mientras que los
Hermanos Mazeaud, la define como el contrato por el cual cada una de las partes
promete a la otra una prestación según qué tal acontecimiento, se haya producido
o no. Según los Mazeaud el contrato de juego y apuesta difieren por el papel que
desempeñan las partes, si provocan el acontecimiento que designará al ganador,
se trata de juego; si permanecen ajenos a ese acontecimiento se trata de apuesta.
Además expone que el juego no es oponible a terceros cuando la deuda se salde
con un pagaré, la excepción del juego es oponible al portador de buena fe
del pagaré. El Código Civil señala dos reglas excepcionales comunes a los
contratos de juego yapuesta:1) le niega al ganador la acción en repetición de lo
que haya pagado y2) no le reconoce ninguna eficacia a las promesas a pagar.
Indudablemente que entre juego y apuesta existe diferencia. Puede haber juego
sin apuesta, así como puede haber apuesta sin juego. El juego puede consistir en
una diversión sin resultados económicos. En ese caso hablamos de juego por
antomasia pero la mayor parte de veces el juego va acompañado de una apuesta.

La apuesta existe sin


el juego. Es un elemento accidental podríamos decir que la apuesta es un accesori
o del juego. Cualquier clase de juego, desde el más atrevido hasta el más inocente
puedenexistir sin la apuesta no puede existir sin el juego los actos o sucesos que
son objeto de ella, la apuesta tiene que ir siempre unida sea al juego, sea a los
actos o hechos que se apuestan. Si yo apuesto que A no pasa de 18 años, frente
a otro que afirma que A, excede de los 18 años que muy bien puede llegar los 24
años, ambas posturas sometidas al dicho de A que despejará la duda y llega A, y
dice que tiene 20 años. He perdido la apuesta. No se ha tratado de un juego pero
ha habido apuesta. En cambio sí teniendo el mazo de barajas en la mano digo que
pagaré siete y medio y otro jugador exhibe cartas que valen siete y medio, habré
perdido en un juego en que ha habido apuesta. La apuesta no solo es dinero,
pueden existir apuestas en objeto y apuestas carentes de valor, en fichas o palillos
de fósforos o granos de maíz, que no tienen valor. Cabanellas, citando al artículo
2053 del Código Civil Argentino dice aún existe apuesta “cuando dos personas
que son de una opinión contraria, sobre cualquier materia, convienen que aunque
cuya opinión resulte fundada recibirá de la otra una suma de dinero o cualquier
otro objeto determinado". Además el mismo autor menciona, el juego: "como
contrato es principal, bilateral, consensual y aleatorio; por él convienen dos o más
personas en que la que perdiere, según se realice, o no, la suerte de una de las
partes, pagará a la otra cierta cantidad u otra cosa fijada de antemano. El artículo
2052 del Código Civil Argentino define el contrato de juego como aquel que tiene
lugar cuando dos o más personas, entregándose al juego, se obliguen a pagar a la
que ganare una suma de dinero u otro objeto determinado".

VI. En relación al fin perseguido por las partes

Según un primer criterio, para establecer la diferencia entre juego y apuesta a de


atenderse al distinto motivo o finalidad de dichos contratos. Así, ENNECCERUS
estima que el juego tiene por objeto una distracción o una ganancia, o ambas
cosas a la vez, mientras que la apuesta tiende a robustecer una afirmación
discutida. Como se mencionó anteriormente, en la definición doctrinaria, se tiene
las siguientes definiciones: “Contrato de juego es aquél por el cual, con el fin de
distracción o de ganancias, las dos partes se prometen una prestación bajo
condiciones opuestas”, y “Contrato de apuesta es aquél por el cual, con el fin de
robustecer una afirmación, las partes se prometen recíprocamente ciertas
prestaciones para el caso de ser o no verdad aquella afirmación”.

Conforme a esto, sostiene que las apuestas sobre la victoria de un determinado


caballo en una carrera pública, son juego, porque sólo se realizan con vistas a una
ganancia. A ello añade que en las afirmaciones sobre futuro no suele haber
apuesta, sino juego, y señala como ejemplo las apuestas deportivas, si bien no
considera acertado en este caso generalizar este criterio. A este planteamiento se
le han formulado dos importantes objeciones. En primer lugar, reduce la categoría
de las apuestas a hipótesis marginales, puesto que incluiría entre
los juegos prácticamente todas las apuestas
relativas a un acontecimiento futuro, así como las que se realizan por una
diferencia de opiniones de carácter intrascendente. En segundo lugar, esta teoría
basa la distinción en los motivos individuales de los jugadores y apostantes,
olvidando no sólo que esos motivos varían de persona a persona (hasta el punto
que una parte podría, por ejemplo, estar convencida de la seriedad de su propia
afirmación, y la otra apostar sólo por diversión o ganancia), sino también que los
motivos individuales no se exteriorizan, no forman parte del negocio jurídico y son
irrelevantes para el Derecho. En realidad se afirma-, en todos esos casos la única
razón decisiva y común a las partes reside en la creación artificial de un riesgo en
relación a un acontecimiento al menos subjetivamente incierto.

VII. En función de la participación en la realización del evento

Según un segundo criterio (romano), que es el más generalizado, hay juego


cuando las partes intervienen activamente en el acontecimiento incierto de que se
trate y contribuyen al resultado final, y hay apuesta cuando las partes quedan al
margen de la actividad que producirá dicho acontecimiento. En este sentido, se ha
definido el juego como “contrato por el cual cada una de las partes promete a la
otra una prestación si una de ellas obtiene un resultado dependiente de la fuerza,
de la destreza, de la inteligencia respectiva de las partes, o del puro azar”

VIII. Clases de juego y apuesta:

El Código legisla sobre "el juego y la apuesta" permitidos y no autorizados. De la


disquisición anterior deducimos que el código no legisla ni el juego ni la apuesta.
Todas las formas, lícitas y no lícitas resultan englobadas en la frase "el juego y la
apuesta" que son tratadas como si fueran un solo hecho o un solo concepto.
Consideramos más apropiado calificar la apuesta como el contrato en el cual
ambas partes se someten a los resultados de determinado hecho.

El Código sin embargo engloba en una frase el juego y la apuesta, reconoce tres
clases de estas: 1) El juego y la apuesta permitidos. 2) El juego y la
apuesta no autorizados. 3) El juego y la apuesta prohibidos. Cada uno tiene un
tratamiento especial; De conformidad con el nuevo sistema seguido por
el código vigente, mientras que
los juegos permitidos y los prohibidos se encuentran prefijados en las leyes, los no
autorizados están en una zona neutral, pues no son prohibidos ni permitidos.
Estos últimos constituyen, por lo demás, los que se presentan con mayor
frecuencia, pues cubre un área muy amplia. Como ejemplo de los juegos no
autorizados podemos citar los eventos deportivos en general, o cuestiones
relativas a hechos o acontecimientos ya producidos o actuadas, en todos los
cuales existen competitividad, un interés económico de por medio y los factores
determinantes en beneficio del vencedor como son su destres física, su
conocimiento, su memoria y otros similares a los que se agrega un margen no
cuantificado y colateral de suerte o azar. De lo dicho se desprende que en nuestro
código civil el juego y apuesta no autorizados tienen una categoría propia. En
efecto, si bien el vencedor carece de acción para reclamar su pago, una vez
efectuado voluntariamente tiene a su favor la “solutio retentio” y no está obligado a
la devolución. “El juez puede reducir equitativamente el monto de la prestación
cuando resulta excesiva en relación con la situación económica del perdedor."

EL JUEGO Y APUESTA EN NUESTRO CODIGO CIVIL

I. Juego y apuesta permitidos: Acción de cobro (Art. 1942) :Los elementos


constitutivos del juego y apuesta permitidos son:

1) La obligación por parte de quien resulte perdedor, de satisfacer la prestación


previamente establecida. En la lotería, por ejemplo, el organismo competente hace
que se emitan y pongan en circulación billetes en los que figuran el monto de los
premios y la fecha del sorteo, entre otros aspectos. Al referirnos a los conceptos
generales se explicó que en el juego y apuesta permitidos actualmente, la
prestación a que se obliga el perdedor es de dar (sumas de dinero y también
especies). Nada impide, empero, que en el futuro se introduzcan dentro de esa
misma categoría prestaciones de hacer y hasta en teoría, aunque con remotas
posibilidades, de no hacer. Por ejemplo, podría darse que en el juego de bingo se
permita ofrecer como prestación la pintura de la casa del ganador de una
determinada cartilla. Como por otra parte hemos sostenido que el juego y apuesta
no autorizados es un contrato peculiar resulta evidente que dentro de su gama
podrán ofrecerse no sólo prestaciones de dar, sino también de hacer y no hacer.
Nada impide, en efecto, que en una competencia de ajedrez, quien resulte
perdedor le confeccione un retrato al vencedor (prestación de hacer) o se
abstenga de jugar durante un mes (prestación de no hacer) en la medida de que
una u otra prestación haya sido previamente convenida. Como sabemos, en
ambos ejemplos el vencedor carecerá de acción para exigir el cumplimiento de la
prestación por parte del perdedor.

2) La prestación debe tener carácter interesado (causa lucrandi) ya que si el


resultado de una competencia (deportiva, científica, etc.) sólo conduce a una
satisfacción inmaterial, no habrá habido concertación previa ni existirá juego y
apuesta desde una perspectiva contractual. León Barandiarán cita con acierto a
Funaioli manifestando que "si no hay resultado económico en cuanto a transmisión
patrimonial por parte de un jugador, que viene a ser el perjudicado, en favor de
otro jugador, que viene a ser el favorecido, el mundo del juego y aquel del derecho
constituyen no solamente dos
categorías anteriores y diversas, sino un cierto sentido, contrapuestas,
incompatibles. El fenómeno lúdico y el fenómeno jurídico serían insensibles
recíprocamente".

3) La prestación comprometida resultará exigible una vez que se produzca un


hecho hasta entonces futuro o que tratándose de un acontecimiento ya realizado e
ignorado en su origen por las partes, quede luego debidamente esclarecido.
Debemos aclarar que en la legislación sobre el juego y apuesta permitidos sólo se
da la primera de estas hipótesis. Ejemplo: la llegada a la meta de un caballo
vencedor en un hipódromo. No existe, en cambio, juego y apuesta permitidos en
que la prestación esté sujeta al resultado de un acontecimiento realizado, pero
desconocido por las partes. Empero, se le consideró en el texto para la
eventualidad de que pueda darse en el futuro. Además y desde luego, este matiz
se presenta frecuentemente en el juego y apuesta no autorizados (ejemplo: si dos
estudiantes de Derecho apuestan una co-mida respecto a quién era Presidente del
Perú cuando se promulgó el Código Civil de1952: Ramón Castilla o José Rufino
Echenique).

4) Aunque no lo señale el artículo 1492, por su misma organización empresarial el


juego y apuesta permitidos están acompañados por actos de carácter
preparatorio, como son la adquisición de billetes, boletos, cartillas o fichas.
Adicionalmente cabe indicar que en ciertos casos sus mecanismos son
sofisticados. Así sucede con el empleo de totalizadores en los hipódromos, pues
en realidad quien juega es la masa apostadora (asistente o no al espectáculo
hípico) de modo que la institución que hace empresa (entre nosotros, el Jockey
Club del Perú) se limita a recolectar las apuestas y cumplir con el pago de los
resultados, reteniendo un porcentaje que no sólo asegura sus costos y el pago de
tributos, sino también una significativa ganancia. El segundo párrafo del artículo
bajo comentario carece de razón de ser, y su inclusión se debe a que el autor no
estuvo presente en la ponencia sustitutoria que estaba cambiando toda la
estructura del contrato de juego y apuesta, al separarlo en permitidos, no
autorizados y prohibidos.

En efecto, la regla de equidad contenida por este segundo párrafo(evitar la ruina


del perdedor) se explicaba en el Código Civil de 1936, ya que conforme al artículo
1772 el que perdía en juego y apuesta de los no prohibidos quedaba obligado al
pago. Pero como esto no es así en el Código actual (artículo 1943) no vemos
cómo pueda aplicarse esa regla de equidad si el juego y apuesta permitidos están
circunscritos a los que se organizan de un modo empresarial y con un riesgo
calculado.

1.1.- Efectos de los juegos permitidos

Con relación a los efectos que el Código Civil ha atribuido a los juegos permitidos
podemos mencionar los siguientes:

1.2.- Acción para reclamar lo ganado y reducción judicial de la deuda

Sí se permite al ganador recurrir a la vía judicial para reclamar lo que ha ganado


en un juego permitido, sin embargo también se admite la reducción judicial de la
deuda cuando resulta excesiva en relación con la situación económica del
perdedor. Es decir, aun así el juego sea lícito, el legislador ha considerado
necesario proteger al perdedor. La
reducción judicial de la deuda proveniente de juegos permitidos ya se contemplab
a en el Código Civil de 1936, señalándose en su ARTÍCULOS 1772 lo siguiente:
"El que pierde en juego o apuesta de los no prohibidos queda obligado al pago. El
juez puede, sin embargo reducir la obligación en lo que excediere de los usos de
un buen padre de familia". En nuestra opinión, la reducción judicial de la deuda en
un juego lícito solo debería ser posible por un acontecimiento extraordinario o
imprevisible, por causas extrañas al riesgo propio del contrato, tal como lo dispone
el ARTÍCULOS 1441, numeral 2, del actual Código Civil; pero si la excesiva
onerosidad de la prestación obedece a circunstancias propias del contrato no
debería constituir la situación económica del perdedor un criterio válido para que
este pueda reducir su deuda, pues tal circunstancia no necesariamente era un
hecho cierto y conocido por el ganador. En este aspecto, el Código Civil funge de
paterna lista y el efecto de la norma podría seguir una dirección opuesta a la
deseada pues podría estimular que quienes tienen una complicada situación
económica se agencien de grandes cantidades de dinero para jugarlas, sabiendo
que dentro del rango de probabilidades será mayor la oportunidad de obtener
pingües ganancias, pues podrían aprovecharse de la reducción judicial para
aminorar sus deudas. La situación económica del perdedor solo puede ser
invocada como excepción y no como acción. En consecuencia, la reducción
judicial no podría solicitarla una persona que ya pagó la deuda a través de una
demanda de reducción de deuda de juego y solicitar por lo tanto su devolución
parcial. El último párrafo del ARTÍCULOS 1942 señala que el juez puede reducir la
prestación, en consecuencia, si esta ya se cumplió, la obligación está plenamente
extinguida y no tendría entonces título para repetir al que pagó la deuda de juego
permitido aunque pretendiera invocar su situación económica.

1.3.- Excepción para no pagar lo perdido

En un proceso judicial donde el ganador demanda el cobro de lo ganado en un


juego permitido, el perdedor no podrá eximirse de pagar; sin embargo, como lo
indicamos anteriormente, podrá solicitar la reducción de la deuda invocando su
situación económica. La figura de la reducción judicial también está contemplada
para las obligaciones con cláusula penal. Conforme al ARTÍCULOS 1346, el juez,
a solicitud del deudor, puede reducir equitativamente la pena cuando sea
manifiestamente excesiva o cuando la obligación principal hubiese sido en parte o
irregularmente cumplida.

1.4.- Acción para recuperar lo pagado

El deudor que pagó una deuda proveniente de un juego permitido no puede luego
demandar su devolución total ni parcial. Al haberse extinguido la obligación, es
irrelevante que pueda probar que el monto de la prestación resultó excesiva con
relación a su situación económica, pues la reducción judicial solo puede ser
invocada como excepción, cuando el deudor actúa como demandado.

II. Juego y apuesta no autorizados: falta de acción y de repetición (Art.1943)

El que paga voluntariamente una deuda emanada del juego y la apuesta no


autorizados, no puede solicitar su repetición, salvo que haya mediado dolo en la
obtención de la ganancia o que el repitente sea incapaz. Según lo explicado en los
conceptos generales el Código Civil en vigencia tiene una estructura peculiar en lo
que se refiere al juego y apuesta, pues se aparta de la legislación tradicional o
clásica y hace una categórica distinción entre los permitidos, no autorizados y
prohibidos. Ya hemos señalado que el sistema utilizado tiene indudable contenido
ético, pero también reconocemos que podría objetarse y en todo caso discutirse
en lo que se refiere al trato dado al juego y apuesta no autorizado, pues son los
que se presentan con mayor frecuencia en la vida diaria. Pondremos algunos
ejemplos: Pedro se enfrenta a Juan en un partido de tenis y convienen en que el
perdedor le pagará una suma de dinero o le entregará un bien determinado o le
prestará un servicio o se abstendrá de hacer algo. Carlos tiene una discusión con
Santiago sobre el resultado del encuentro final del Campeonato Mundial de Fútbol
realizado en Argentina en 1978 y hacen una apuesta relacionada con cualquiera
de las prestaciones antes mencionadas, o sea de dar, hacer o no hacer.
Julia afirma que Juana de Arco falleció el 30 de mayo de 1431, en tanto que
Cecilia sostiene que fue el 30 de mayo de 1430, y surge otra apuesta vinculada
con un hecho del pasado y sujeta también aun efecto o consecuencia lucrativa. En
todos estos casos, como en tantos otros similares no existe prohibición
legal, puesto que no se trata de juegos de envite y azar, pero tampoco están
permitidos y se hallan, de consiguiente, en una posición intermedia, ya que si de
una parte el vencedor carece de acción para exigir el pago, por otro lado el
perdedor que satisfizo la prestación no puede reclamar su devolución (de ser ello
posible), pues el primero goza de la solutio retentio.

Estos efectos, tan distintos, responden a la filosofía impuesta en el Código, que


desalienta al juego y apuesta, pero concede una solución decorosa para el
perdedor, satisfactoria para el vencedor y lo que es tanto o más importante,
coherente con el acontecer diario, con los usos y costumbres y el valor moral de la
palabra empeñada.

Para que funcione la solutio retentio es indispensable que el pago haya sido
hecho por el perdedor en forma voluntaria. De otro modo el acto sería anulable por
error, violencia o intimidación. No hemos mencionado al dolo como factor de
anulabilidad, pues el artículo1943 lo señala expresamente y desde luego su
inclusión es inobjetable, pues faltaría el alea y la ley no puede proteger a quien ha
empleado artificio o argucia para obtener un resultado que le favorezca. Como
apunta León Barandiarán, "debe haber ausencia de fraude de parte del
ganancioso, o sea, que el resultado del juego no se deba a acciones dolosas de
aquél, y así el primer tahúr puede verse constreñido a restituir lo que se le haya
pagado "Finalmente, habrá también lugar a repetición si quien ha pagado es
incapaz. Se trata, en este caso, de que no exista aprovechamiento por falta de
razonamiento, inexperiencia o inmadurez del perdedor.

No se ha establecido en esta hipótesis si la incapacidad es absoluta, de modo que


el precepto se extiende también a la relativa. Esta es una deficiencia que deberá
ser corregida en el futuro, por cuanto el acto jurídico practicado por incapacidad
relativa del agente sólo es anulable, a tenor de lo dispuesto en el artículo 221,
inciso 1, del Código Civil, Opina León Barandiarán que "... la falta de capacidad
para realizar un acto jurídico, como es un pago, importa la impugnabilidad de éste.
Si esta es una regla general, con tanto mayor razón tendrá aplicación en el caso
contemplado, de una obligación imperfecta, como es la derivada de una deuda de
juego del tipo considerado en el artículo 1768 (del Código Civil de 1936), en que
no se permite la exigibilidad de la obligación, sino sólo la no repetición de
lo pagado.
III. Juego y apuesta prohibidos: Nulidad del pago (Art. 1944)

En este novedoso dispositivo apreciamos el fundamento ético a que hiciéramos


mención en los conceptos generales y en la oscilación de un péndulo imaginario
nos encontramos con el extremo en virtud del cual se fulmina con la nulidad el
juego y apuesta prohibidos por mandato expreso de la ley: no existe acción y hay
lugar a la repetición, en el supuesto de haberse hecho el pago. Solo aquellos
juegos cuya prohibición ha sido establecida expresamente por una ley van a estar
sujetos a los efectos indicados en el ARTÍCULOS 1944. La regla en nuestra
legislación civil ha sido prohibir los juegos, especialmente los juegos de azar y
esto se advierte desde el albor de la República. En efecto, el General San Martín,
durante su protectorado, en enero de 1822 expidió un decreto por el que se
consideraba al juego como un delito que ataca la moral pública y arruina las
familias. Asimismo, tal decreto dispuso que se sancione penal mente a los dueños
de las casas donde se jugaba y también a los jugadores, y para incentivar la
búsqueda de centros de juego se premiaba a los denunciantes con la mitad del
dinero encontrado en las mesas de juego. Posteriormente, ese mismo año y mes,
el General emitió otro decreto concediendo la libertad a los esclavos que
denunciaran el desarrollo de juegos en las casas de sus amos, recibiendo también
la mitad del dinero encontrado en las mesas de juego. La existencia de juegos
prohibidos en nuestra legislación ha obedecido fundamentalmente a razones de
orden religioso y moral. Los que han sido objeto de esta prohibición, ya los hemos
dicho, han sido los juegos de azar y entre los argumentos invocados en su
oportunidad para tal decisión estaban los siguientes: que atentan contra la ética
del trabajo, que promueven una injusta disposición de la riqueza personal
desestimulando la solidaridad entre las personas y que fomentan la corrupción de
las entidades estatales. La distinción entre el juego y apuesta permitidos, no
autorizados y prohibidos es, pues, notoria. En los primeros, hay acción para que el
vencedor exija al perdedor el pago de la prestación convenida. En los segundos,
no existe acción, pero el vencedor tiene a su favor la solutio retentio y no está
obligado a devolver lo que el perdedor pagó espontáneamente. Finalmente, en el
tercer caso no hay acción y si el perdedor ha pagado al vencedor, tiene el derecho
de repetición, pues dicho pago es nulo de pleno derecho.

Lo expuesto en la parte final del párrafo anterior significa que quien pagó no
necesita recurrir a los tribunales para que declaren la nulidad, pues ésta opera jure
etde iure. Desde luego, si el perdedor entregó al vencedor dinero o especies y no
se le devuelve tendrá que interponer la correspondiente acción restitutoria, o una
indemnizatoria si por la naturaleza de las cosas no cabe restitución, lo que
sucedería cuando la prestación fue de hacer o de no hacer. La legislación peruana
en materia de juego y apuesta prohibidos está referida al envite -cuya definición
fue dada en los conceptos generales, y aparece en el Decreto Ley N° 7051de 18
de marzo de 1931.Conforme a sus disposiciones, "la prohibición del juego de
envite es absoluta en toda la República. Quienes trafiquen con dicho juego
ejerciendo el rol de banqueros, empresarios, talladores, etc., serán reprimidos
administrativamente por la autoridad prefectoral, con multa de mil a cinco mil soles
y además, juzgados como vagos y expulsados del territorio nacional, si fueran
extranjeros. El dinero y los efectos encontrados en mesa o en poder delos
jugadores serán decomisado. Los clubes, centros sociales o establecimientos en
que se sorprenda la práctica del juego de envite serán clausurados y sólo podrán
reabrirse mediante un depósito en efectivo de diez mil soles el cual, en caso de
reincidencia y sin perjuicio de la clausura definitiva será aprovechado por el
Estado. Por último, incurre en responsabilidad por negligencia y será destituido,
quedando inhabilitado durante un año para el servicio, el funcionario de policía o
autoridad política en que se sorprenda algún foco de juego de envite y tratándose
de casos de corrupción de funcionarios, los responsables serán reprimidos con
arreglo al artículo 243-A del Código Penal (adicionado por el artículo 10 del
Decreto Ley N° 25836 de noviembre de 1992).También es pertinente referirnos a
la Ley N° 10293 de 24 de noviembre de 1945, que prohibió la explotación del
juego de las carreras de galgos, cuya concesión la tenía la Empresa Lima Kennel
Park S. A. y sanciona igualmente el juego de ruleta y demás formas de azar
empleadas en establecimientos o por Vendedores ambulantes, con excepción
delas tómbolas debidamente autorizadas con fines sociales. Del contenido de las
normas citadas se desprenden dos comentarios:

1) En la práctica la ley no se cumple y el juego de envite se realiza impunemente


en clubes, centros sociales y por ambulantes, debiendo advertir que el
funcionamiento de casinos está permitido por la Ley N° 27153, pero requiere el
otorgamiento de autorización expresa.2) El Decreto Ley N° 7051 y la Ley N° 10293
no se ajustan a las exigencias de nuestra época y es imperiosa la dación de una
nueva ley que regule esta problemática.

3.1 Consecuencias civiles de los juegos prohibidos

Las consecuencias civiles de los juegos prohibidos son las siguientes:

3.2 Acción para reclamar lo ganado y reducción judicial de la deuda

No se permite al ganador recurrir a la vía judicial para reclamar lo que ha ganado y


si esto ha ocurrido es nulo de pleno derecho. Los juegos prohibidos están
afectados con la nulidad absoluta; inclusive, como lo indica el ARTÍCULOS 220 del
Código Civil, tal circunstancia puede ser alegada también por el Ministerio Público.
Al ser nulo este contrato, significa además que existe acción para recuperar lo
pagado en un juego prohibido. Asimismo, el juez puede declarar de oficio la
nulidad cuando esta resulta manifiesta en un proceso que verse sobre la
existencia de una deuda derivada de un juego prohibido. Por ejemplo, una
empresa peruana que gestiona y colecta en el país apuestas para loterías del
exterior demanda a un cliente local el cobro de una deuda generada por la
adquisición de varios billetes de esta lotería extranjera. El cliente -que desconoce
estas normas- trata de evitar el pago con otros argumentos. El juez, en aplicación
de las leyes que regulan el juego de lotería y del ARTÍCULOS 1944 del Código
Civil, podrá sin que le sea solicitado, declarar la nulidad del contrato y la
improcedencia del cobro de la deuda. La reducción judicial no es posible en estos
casos.

3.3 Excepción para no pagar lo perdido

Sí existe, pues el juego es nulo. Efectivamente, en el supuesto que un organizador


de juegos prohibidos demande judicialmente el pago de una deuda proveniente
de un juego prohibido, el juez no debería admitir la demanda, pero si esto
ocurriera, el demandado podría invocar su inexigibilidad por ser un juego
prohibido.

3.4 Acción para recuperar lo pagado

Sí existe. Al ser nulo este contrato, significa además que existe acción para repetir
lo pagado en un juego prohibido. Entonces, el deudor que pagó voluntariamente
una deuda proveniente de un juego puede luego demandar su devolución. A
nuestro criterio, la participación en un juego prohibido debe afectar a todas las
partes contratantes. Es interesante la solución del Código Civil Federal de México,
que sanciona parcialmente al perdedor en un juego prohibido. Al respecto señala
lo siguiente: "ARTÍCULOS 2765.- El que paga voluntariamente una deuda
procedente del juego prohibido, o sus herederos, tiene derecho de reclamar la
devolución del 50% de lo que se pagó. El otro cincuenta por ciento no quedará en
poder del ganancioso, sino que se entregará a la Beneficencia pública"

IV. Nulidad de actos jurídicos que encubran o envuelvan deudas del juegoy
apuesta no autorizados y prohibidos (Art. 1945)

El jurista Carlos A. Fonseca Sarmiento comenta que esta norma señala que
una deuda de juego prohibido o no autorizado no es susceptible de convertirse por
novación u otro medio similar, en una obligación civilmente eficaz. De esta
manera, quien tuviera una deuda (obligación primitiva) que realmente tiene su
causa en este tipo de juegos, cuando la obligación que le es exigida (obligación
convertida) se le atribuye una causa civilmente eficaz, el deudor tendrá todos los
medios posibles para probar que la causa real de la obligación es el juego
prohibido o no autorizado y con ello podrá bloquear la acción e impedir su pago.
Esta regla siempre se ha considerado en nuestros Códigos Civiles; primero en el
ARTÍCULOS 1744 del Código de 1852 y luego en el ARTÍCULOS 1769 del Código
de1936. Con relación a la novación, expresamente, el actual ARTÍCULOS 1286
señala que si la obligación primitiva fuere nula, no existe novación. De igual
manera, con relación a la fianza, el ARTÍCULOS 1875 señala que esta no puede
existir sin una obligación válida. Las maniobras empleadas para convertir una
deuda de juego en deuda civilmente exigible son simulaciones de acto jurídico y
nuestro Código Civil -en los ARTÍCULOS 190, 191 Y192- se pronuncia sobre la
simulación absoluta, la simulación relativa y la simulación parcial,
respectivamente. Por regla general, se protege al tercero de buena fe. Así, el
ARTÍCULOS 194 señala que la simulación no puede ser opuesta por las partes ni
por los terceros perjudicados a quien de buena fe y a título oneroso haya adquirido
derechos del titular aparente. Es preciso advertir, sin embargo, que en el
ARTÍCULOS 1945 no se indica si el tercero de buena fe adquirió a título gratuito u
oneroso el derecho sobre la deuda de juego. Con relación al segundo párrafo del
ARTÍCULOS 1945, podemos indicar algunas situaciones: si un jugador perdió en
un juego prohibido o no autorizado puede ser que endichas circunstancias sea
obligado a aceptar una letra de cambio para saldar la deuda. Es decir, se le puede
dar forma de título a la orden a favor del ganador. El portador de buena fe de tales
títulos -a consecuencia de su tráfico patrimonial- sí tiene el derecho de cobrar la
suma de dinero indicada en el título, sin perjuicio del derecho que tendrá el deudor
de repetir contra el ganador del juego prohibido por ser este nulo o cuando existe
dolo o el repitente es incapaz, en el caso de los juegos no autorizados. Por su
parte Max Arias Schreiber opina que, Mediante este dispositivo se protege la
finalidad ética perseguida en los juegos y apuestas no autorizados (artículo 1943)
y prohibido (artículo 1944), de modo tal que no tendrán valor aquellos actos que
resulten disfrazados y dependientes. Se evita así el fraude de la ley, impidiendo
una apariencia que no constituye un hecho nuevo, que carece de autonomía y se
pone por lo tanto atajo a legitimar por la vía indirecta, lo que la ley no permite
directamente. Manifiesta a este respecto León Barandiarán, citando a Staudinger,
que se trata de resguardar lo que resultaría ser una distorsión fraudulenta y se
rechaza la posibilidad de introducir" variaciones mediante las cuáles el perdedor
asume frente al ganador una obligatoriedad para el cumplimiento de una deuda
por juego o por apuesta, en especial mediante un reconocimiento de deuda; es
decir que el artículo bajo comentario se refiere a la novación, el otorgamiento de
garantía para el pago y cualquier otro acto jurídico que signifique el
reconocimiento de un resultado desprendido de juego y apuesta no autorizados o
prohibidos, como serían la promesa, confirmación, compensación, transacción y
análogos.AI referirse a la novación, León Barandiarán explica que mediante ella
"se podría emplear un medio sustitutorio para conseguir la ejecución de una
obligación que la ley repudia. La obligación nueva creada por el empleo del
recurso antedicho está inficionada, como en el caso del reconocimiento, por el
vicio de la causa novandi. Como muy bien advierte Funaioli, el elemento causal es
aquí determinante"

En lo que atañe a la constitución de garantías, basta decir que necesariamente


corren la suerte de su verdadera razón de ser. León Barandiarán expresa que "...
respecto a la deuda emanante del juego de Cayo en favor de Ticio, la fianza
otorgada por Sempronio quedaría sujeta a la excepción ex causa por dicho
Sempronio ante la exigencia de Ticio. Igual que en el caso de la fianza, ocurriría lo
mismo en el supuesto de alguna otra garantía, como la hipoteca, la prenda "El
segundo párrafo se contrae, a, la emisión de un título de crédito a la orden del
ganador y a cargo del vencedor y como la causa vendría a ser la misma -juego y
apuesta no autorizados o prohibidos- la consecuencia es también igual: su
invalidez. Esta emisión representa, como es sabido, una promesa de pago y
consecuentemente el reconocimiento de una deuda no exigible. Es aplicable, a
estos efectos, lo dispuesto en el artículo 20 de la ley de Títulos Valores N° 16587,
que autoriza al deudor a oponer al tenedor del título las excepciones que derivan
de sus relaciones personales con éste. En su parte final, el precepto bajo
comentario pone a salvo el derecho del tercero de buena fe, quien por razones de
velocidad en la circulación y de seguridad en la transmisión de esta clase de
documentos es ajeno a su origen y por lo tanto la invalidez no le alcanza. León
Barandiarán, luego de poner varios ejemplos relacionados con el artículo 1769 del
Código Civil de 1936 pero que son pertinentes al Código vigente, señala que lo
que sostiene respecto a las letras de cambio es aplicable a los vales y pagarés a
la orden, por la remisión que hace el artículo 133 de la Ley de Títulos Valores.
Desde luego, nada impide que quien pagó al tercero de buena fe tenga expedito
su derecho para repetir contra el que recibió y negoció originalmente el título de
crédito. No existe, en nuestro Código, una disposición que lo señale expresamente
-como sucede en el Código Civil de la República del Paraguay, promulgado el 23
de diciembre de 1985-, pero ese derecho emana de la naturaleza de las cosas.

V. Tercero que paga la deuda en juego y apuesta no autorizados (Art.1946)

Este artículo ha sido concebido exclusivamente para el juego y apuesta no


autorizados pues de su texto se infiere que existirá acción a favor de quien paga
con la aceptación expresa o tácita del perdedor, actuando como un gestor que a
sabiendas ha servido de intermediario y no tiene por qué empobrecerse. No
sucede lo mismo, por cierto, en el juego y apuesta prohibido, pues en esta
hipótesis el tercero que paga carece de acción en cualquier circunstancia, dado el
rigor con que trata el Código estas actividades. Dentro del mismo criterio, esto es,
legislando sobre el juego y apuesta no autorizados de un modo menos severo que
los prohibidos, la parte final del artículo dispone que quien paga sin autorización
del perdedor y recibe de éste la cancelación de lo que abone, goza de la solutio
retentio y no está obligado a su restitución. El reciente Código Civil paraguayo
(1985) señala en su artículo 1455 que el tercero que sin mandato hubiese pagado
una deuda de juego y apuesta, no goza de acción alguna contra aquél por quien
hizo el pago. Nosotros preferimos la fórmula peruana, pues es más flexible. Por
último debemos reflexionar sobre la supresión hecha por la Comisión Revisora del
artículo 2001 del Proyecto, según el cual "no puede exigirse el pago de lo que se
presta expresamente para juego no autorizado, si se hace anteriormente o en el
acto mismo de jugar" y dejamos constancia de nuestra discrepancia y de
la conveniencia de incorporarlo en el futuro. En efecto, dicho numeral del Proyecto
tenía como fuente el artículo 1771 del Código Civil de 1936, con el agregado de
que no exista acción si el préstamo se hacía antes y no simplemente en el acto del
juego y apuesta y su propósito estaba dentro de la filosofía que regula este
contrato, dirigida a no propiciar la práctica de lo que puede convertirse en un vicio.

Por cierto que la solución sería distinta en la hipótesis de que el mutuo se


realizase después del resultado del juego y apuesta no autorizados y así se
desprendía del referido artículo 2001 del Proyecto, contrario sensu, de modo que
su reembolso procedería como en cualquier caso de un préstamo válido.

VI. Juegos y apuestas masivas o multilaterales (Art. 1947)

Según Max Arias Schreiber en su libro Exégesis opina que en nuestro Perú el
juego y apuesta permitidos descansan, con mayor o menor intensidad, en la
intervención masiva de los apostadores y se sujetan a las leyes o disposiciones
administrativas pertinentes. Existen modalidades del juego y apuesta que en
algunos casos están relacionadas con espectáculos públicos, como sucede en las
carreras de caballos o los partidos de fútbol, para poner dos ejemplos (apuestas
en función del totalizador y cartillas del denominado "Deporgol" que ya no opera,
respectivamente), sin que por cierto haya relación jurídica alguna entre dicho
juego y tales espectáculos. Se trata, en verdad, de contratos masivos o
multilaterales. Explica Consuelo Vidal Bruce, que "los juegos y apuestas en los
que suele tomar parte un gran número de personas pueden ser divididos en dos
categorías: una formada por una serie de contratos bilaterales entre el organizador
del juego y cada uno de los participantes en el mismo, y otra en la que todos los
jugadores crean un único contrato plurilateral, ejercitando el organizador
únicamente una función de intermediario. Esta división facilita el análisis de los
diferentes tipos de relaciones que se dan entre los participantes en estos juegos o
apuestas, y funciona aún en los casos en los que éstos no se organizan
profesionalmente" (Consuelo Vidal Bruce, los contratos de juego y apuesta, tesis
para optar el grado de bachiller en la Pontificia Universidad Católica del Perú,
1984).

6.1 los juegos y apuestas que de alguna manera se han vinculado o están
sujetos a lo dispuesto por el artículo 1947 del Código Civil.

A) Lotería

La lotería está sujeta al Decreto Ley N° 21921, de 2 de setiembre de 1977 En


doctrina, se le concibe como "un contrato plurilateral entre participantes, con pago
anticipado de billetes de lotería o de vigésimos de esos 'enteros' con cuyo pago se
formará -excluido lo que aporte el Estado para sus fines sociales- el monto premio
común a distribuir entre quienes hayan acertado". Conforme al artículo 7 del
Decreto Ley N° 21921, los premios pueden consistir en dinero efectivo y/o en
bienes muebles o inmuebles, pero es condición que el premio mayor de todos los
sorteos sea dinero en efectivo. En el caso de muebles o inmuebles, es
indispensable que sean adquiridos por el Ramo de Loterías antes de la fecha en
que se verifique el correspondiente sorteo. Además, y sí lo que se sortean son
muebles o inmuebles, el Ramo considerará como complemento del premio una
suma equivalente al20% del valor de los bienes sorteados (artículo 7, incisos a, b,
c y d).El artículo 14 constituye una excepción al numeral 1949 del Código Civil
(infra, página 403), pues dispone que el plazo para efectuar la cobranza de
premios es de 180 días calendario y si el último fuera inhábil, el plazo vencerá el
primer día hábil siguiente. Otro-precepto significativo es el artículo 20, según el
cual el premio correspondiente a un billete de lotería o fracción de éste, será
pagado por los Ramos de Loterías a su sola presentación. La tenencia del billete
de lotería o fracción confiere a su poseedor, por lo tanto, el derecho al-cobro del
premio, salvo mandato judicial que disponga la suspensión del pago.

B) Casinos

El juego y apuesta en los casinos está basado en un sistema de autorizaciones


que otorga la Dirección Nacional de Turismo del Ministerio de Industria, Turismo,
Integración y Negociaciones Comerciales Internacionales (MI-TINCI) a mérito de
las disposiciones contenidas en la Ley N° 27153 de 9 de julio de 1999 (Ley que
regula la explotación de los juegos de casino y máquinas tragamonedas), la
misma que viene a sustituir al Decreto LeyN°25836 y a sus demás antecedentes
legales, tales como el Decreto Ley N°22515 de mayo de 1979 y el Decreto
Legislativo N° 698 del 5 de noviembre de 1991, siendo también aplicable el
Decreto Supremo N° 001-2000-ITINCI del 7 de enero de 2000 (Reglamento para
la explotación de los juegos de casino y máquinas tragamonedas)La Ley N°
27153, que actualmente regúlala explotación de los juegos de casino y máquinas
tragamonedas, consta de 46 artículos distribuidos en ocho Títulos, así como
disposiciones transitorias, complementarias y finales. Ellos son: TITULO I
(Disposiciones generales),TITULO II (De los juegos de casino y de las máquinas
tragamonedas), TITULO III (De la autorización, garantías e inicio de operaciones),
TITULO IV (De la autoridad competente),TITULO V (De los titulares de la
autorización de explotación de juegos de casino y máquinas tragamonedas),
TITULO VI (Medios impugnatorios), TITULO VII (Impuesto a
los juegos de casino y máquinas tragamonedas), TITULO VIII (Régimen de infracci
ones ysanciones).Entre las más importantes normas que hay que destacar en esta
ley, señalaremos las que siguen: En el artículo 1 se define la finalidad de la ley. Su
propósito es regular la explotación de los juegos de casino y máquinas
tragamonedas a fin de preservar y proteger a la ciudadanía delos posibles
perjuicios o daños que afecten la moral, la salud y la seguridad pública; así como
promover el turismo receptivo; y establecer el impuesto a los juegos de casino y
de máquinas tragamonedas. Según el artículo 3 es objeto de la ley:

a) Garantizar que los juegos de casino y máquinas tragamonedas sean


conducidos con honestidad, transparencia y trato igualitario.

b) Establecer medidas de protección para los grupos vulnerables de la población.

c) Evitar que la explotación de los juegos de casino y de máquinas tragamonedas


sea empleada para propósitos ilícitos. El artículo 4 señala diferentes definiciones.
Conforme al artículo 5 la explotación de juegos de casino sólo puede llevarse a
cabo en los distritos autorizados mediante resolución suprema, debiendo tomarse
en cuenta además dela infraestructura turística existente, razones de salud, moral
y seguridad pública. Estos establecimientos incluyendo los de tragamonedas no
pueden estar ubicados a menos de150 metros de iglesias, instituciones
educativas, cuarteles y hospitales. El artículo 6 incluye la instalación de salas para
la explotación de casinos en hoteles de cuatro o cinco estrellas, así como de
inmuebles declarados monumentos históricos debidamente acondicionados y
restaurantes cinco tenedores turísticos. Las instalaciones tragamonedas pueden
instalarse, según el mismo artículo, en hoteles de cuatro o cinco estrellas y de tres
o más estrellas en otras provincias distintas a Lima y Callao. Igualmente, se
pueden instalar tragamonedas en los lugares autorizados para la explotación de
juegos de casino. El artículo 7 es de suma importancia; enumera los requisitos de
seguridad, previsión de siniestros y demás condiciones establecidas en el
reglamento nacional de construcciones. Deben además contar con la acreditación
del Instituto Nacional de Defensa Civil y la respectiva licencia municipal. Contarán
además con instalaciones sanitarias, sistema de ventilación artificial, sistema de
extinción de incendios, sistema de vídeos, controles de acceso, salidas de
emergencias, sistema aislante acústico y ventanilla de caja, sala de caja, bóveda,
sala de conteo y demás instalaciones anexas.

Sólo podrán ingresar a las salas destinadas a la explotación de los juegos de


casino y de máquinas tragamonedas, los mayores de edad. El usuario está
obligado a presentar su documento de identificación. Por ningún concepto podrán
ingresar a estas salas:

a) Los menores de edad

b) Las personas en evidente estado de alteración de conciencia o aquéllas


que se encuentren bajo los efectos del alcohol o drogas.

c) Quienes por su actitud evidencien que podrían amenazar la moral, la


seguridad o tranquilidad de los demás usuarios o el normal
desenvolvimiento de las actividades.

d) Quienes porten armas u objetos que puedan utilizarse como tales. En el


Capítulo II del Título II, están expuestos las características técnicas de las
máquinas tragamonedas, así como los juegos autorizados y el Registro de
Juegos. Los artículos 13 a 23 se ocupan de la autorización, garantía e inicio
de las operaciones. El Título IV establece que la autoridad competente es la
Dirección Nacional de Turismo. El artículo 25 de la ley señala cuáles son
sus facultades. Conforme al artículo 27 se forma la Comisión Nacional de
Juegos de Casino y Máquinas Tragamonedas (CONACTRA) y el artículo 28
enumera cuáles son sus funciones. En el Título IV la ley consta de normas
referidas a los titulares de la autorización de explotación de juegos de
casino y máquinas tragamonedas. El Título VI establece los medios
impugnatorios, detallando la apelación y el silencio administrativo. En el
Título VII aparecen las reglas que conciernen al impuesto a los juegos de
casino y máquinas tragamonedas, disponiendo que son además de
aplicación las normas reglamentarias y el Código Tributario en lo que fuera
pertinente. Es importante resaltar que el sujeto pasivo del impuesto es el
que realiza la explotación delos juegos de casino o de máquinas
tragamonedas y que la base imponible del impuesto está constituida por la
ganancia bruta mensual proveniente de la explotación de los casinos y
máquinas tragamonedas (artículos 37 y 38 de la ley).Conforme al artículo
41 se fija el régimen de administración del impuesto. El artículo 42 señala el
destino de los ingresos generados por el impuesto de casino en tanto que el
artículo 43 lo hace respecto de los juegos de máquinas tragamonedas.

El artículo 44 dispone el régimen de infracciones y sanciones tributarias


aplicable a la explotación de juegos de casino y de máquinas
tragamonedas, regulándose por el Código Tributario. El Título VIII establece
el régimen de sanciones e infracciones, pudiendo, en este último caso, ir de
la amonestación hasta la inhabilitación permanente, existiendo en el medio,
diferentes sanciones (ejemplo: multa, cierre temporal, clausura, cancelación
de autorización, decomiso de bienes e inhabilitación temporal).En la
segunda disposición complementaria y final de la ley, dispone que el poder
ejecutivo la reglamentara en un plazo máximo de 45 días calendario.
Finalmente, la tercera disposición final deroga el Decreto Ley N° 25836, la
Ley N°26453; el segundo párrafo del artículo 38, el inciso c) del artículo 50y
la segunda disposición final del Decreto Legislativo N°776; así como la Ley
N° 26812,Asimismo, se deja sin efecto el Decreto Supremo N°01-95-ITINCI,
que aprueba el reglamento de casinos de juego; el Decreto Supremo N°04-
94-ITINCI, que aprueba el reglamento de uso y explotación de máquinas
tragamonedas; el Decreto Supremo N°014-96-ITINCI, que suspende el
otorgamiento para el uso y explotación de máquinas tragamonedas; el
Decreto Supremo N° 004-97-ITINCI, que establece instancias y
mecanismos para fiscalizar el cumplimiento del reglamento de uso y
explotación de máquinas tragamonedas; así como las demás disposiciones
que se opongan a esta ley. El Reglamento de la Ley N° 27153, a su vez, fue
aprobado por Decreto Supremo N° 001-2000-ITINCI del 7 de enero del año
2000 y consta de diez Capítulos divididos en 54artículos, así como
disposiciones transitorias, complementarias y finales, constando además de
los anexos "a", "b", "c", y "d". Los Capítulos en que se divide este
Reglamento son: CAPITULO I (Abreviaturas y definiciones), CAPITULO II
(De los establecimientos), CAPITULO III (Requisitos y características de los
juegos de casino y de las máquinas tragamonedas), CAPITULO PV(De la
autorización expresa para la explotación de juegos de casino y máquinas
tragamonedas), CAPITULO V (De la garantía), CAPITULO VI (Del inicio de
operación),CAPITULO VII (De la autoridad competente), CAPITULO VIII
(De la explotación de los juegos de casino y máquinas tragamonedas),
CAPITULO IX (Del impuesto a los juegos de casino y máquinas
tragamonedas) y CAPITULO X (Régimen de infracciones y sanciones).
C) Pronósticos sobre resultados de competencia deportivas

Mediante Decreto Ley N° 20803, de 19 de noviembre de 1974, se autorizó la


realización de concursos de pronósticos sobre resultados de competencias
deportivas, como actividad reservada para el Estado, cuya ejecución debe basarse
en los principios de eficiencia, celeridad, confiabilidad y seguridad (artículos 1 y 2).
Para el efecto de estos concursos se creó la Empresa Pública Administradora de
Pronósticos Deportivos (EPAPRODE) cuya función es la de reglamentar,
promover, realizar y controlar los concursos de pronósticos sobre resultados en las
competencias deportivas que se lleven a cabo en el país y/o en el extranjero.
Luego, por Decreto Ley N° 21091 de 24 de febrero de 1975, se dictó la Ley
Orgánica de la Empresa Pública de Administración de Pronósticos Deportivos
(EPAPRODE) la cual, conforme al artículo 6, tenía facultades para dictar las
normas relativas a concursos de pronósticos deportivos de fútbol, incluyendo su
administración y fiscalización. La suerte de EPAPRODE fue ondulante, ya que
empezó con mucho empuje para languidecer hasta su desaparición. Llegamos así
al Decreto Legislativo N° 255, promulgado el 29 de diciembre de 1981, por el cual
se creó una nueva empresa dependiente del Instituto Peruano del Deporte
(IPD)denominada Empresa Peruana de Apuestas Deportivas S.A. (EPADESA),
cuyo objeto es realizar y promover los concursos de pronósticos de resultados de
competencias deportivas que se lleven a cabo en el país y en el extranjero, habida
cuenta de que por el artículo 133de la Ley N°23233 se delegó en el Poder
Ejecutivo la facultad de disolver y liquidar la Empresa Pública Administradora de
Pronósticos Deportivos. El mismo Decreto Legislativo derogó los Decretos Leyes
N°s. 20803 y 21091, que fueron analizados sumariamente en los dos párrafos
anteriores. La nueva entidad es una empresa estatal de derecho privado, que se
rige por la Ley General de Sociedades, cuyo texto fue aprobado por Ley N° 26887
de 09 de diciembre de1997.La Empresa Peruana de Apuestas Deportivas
(EPADESA) ha reestructurado la organización y funcionamiento de la polla
futbolística, denominada Deporgol, tratando de capitalizar los errores y
deficiencias detectadas durante la época en que intervino EPAPRODE, pero en el
presente también ha cesado su funcionamiento.

D) Bingo

Por Decreto Supremo No 003-84-IN, de 6 de enero de 1984, se aprobó el


Reglamento del Juego Comercial del Bingo y se prohibieron aquellos que no se
sujetasen a sus normas, con excepción de los denominados bingos benéficos.
Estos últimos se rigen por el Decreto Supremo N° 71 de 13 de diciembre de 1965,
modificado por el Decreto Supremo N°051 -83-IN, siendo entendido que sólo
podrán organizarse con carácter ocasional no más de seis veces dentro del año
calendario. Conforme al artículo 3 del Reglamento, pueden ser autorizadas para la
explotación desalas de bingo, las asociaciones deportivas, culturales, sociales o
benéficas; las empresas de servicios turísticos y las sociedades mercantiles
especializadas. Las solicitudes, con la documentación respectiva, se tramitan ante
el correspondiente concejo distrital. Con el objeto de garantizar la seriedad del
juego se ha dispuesto que los locales destinados a salas de bingo permitan que
las extracciones de bolos sean visibles para todos los participantes, directamente
o a través de un circuito cerrado de televisión, de modo talque se asegure la
simultaneidad de la visión con la posibilidad de jugadores (artículo 16.1del
Reglamento).Existen, inclusive, normas detalladas en lo que concierne al
funcionamiento de las salas
de juego, mediante personal de admisión y control, personal de mesa, laborales d
evendedor-locutor cajero, jefe de mesa y jefe de sala. Este último dirige, controla y
adopta decisiones relativas a la marcha de las distintas operaciones, de acuerdo
con las normas técnicas del bingo y marcando el ritmo adecuado de aquéllas.
También le corresponde cuidar el funcionamiento de todos los aparatos,
instalaciones y servicios. Corno en el caso de los casinos no pueden entrar a las
salas de bingo los menores de edad y las personas sujetas a interdicción civil,
siempre que esa condición haya sido puesta en conocimiento del personal de
control de admisión. Además, se puede impedir el ingreso a quienes por sus
referencias se supone que habrán de observar una conducta desordenada o
cometer irregularidades en el juego. Existe una característica propia del juego de
bingo y es que el acceso a la sala está sujeto a la adquisición de un boleto de
entrada, sin perjuicio de la exhibición de un documento de identidad. A lo expuesto
se suma que para jugar es necesario utilizar cartones, cuya adquisición (mal
denominada venta) se sujeta a las disposiciones contenidas en el artículo 28 del
Reglamento. Estamos, pues, en presencia de un juego y apuesta que es complejo
y masivo. Otro aspecto en el que ha puesto esmero el Reglamento es el relativo a
los bolos y a su recuento y estado, así como la forma en que los números sean
reflejados, por su orden de salida, en una pantalla o panel fácilmente visible para
los jugadores, desde el lugar en que se encuentren colocados. En el bingo están
prohibidos los premios en especie y los pagos se harán en efectivo o, a solicitud
del ganador y por su seguridad, en cheque bancario girado contra la cuenta de la
entidad organizadora del juego.

F) los juegos de mesa

Entre los principales juego de mesa destacan:

a. El ajedrez

Es un juego-ciencia que data del siglo VI de la era cristiana. Se basa en la


estrategia destinada a capturar una pieza del contrario, denominada Rey. Durante
la partida cada pieza se desplaza a una casilla vacía u ocupada por una pieza del
adversario. Este juego es apasionante, pues exige prever numerosas jugadas
antes de la que se realiza, lo que permite lograr un desarrollo mental sumamente
avanzado. Se trata, probablemente, del más importante juego de mesa y ha
permitido la creación de escuelas y la aparición de grandes maestros, compitiendo
en torneos con muy alto rendimiento económico.

b. Las damas chinas

Es un invento chino que tuvo muchos adeptos en los Estados Unidos de América
en los años 30. Consiste en un tablero impreso en forma de estrella y en cada una
de sus puntas se coloca diez piezas. El juego consiste en llevarlas a la punta
opuesta. Pueden saltarse las piezas propias y las de los jugadores contrarios.

c. El dominó

Fue inventado en la China hace más de 3000 años y consta de 28 fichas


rectangulares marcadas con puntos del 0 al 10. Cada participante cuenta con 7
fichas y el primero lanza una, y a partir de ese momento los jugadores colocan la
pieza cuyo número coincida con la que está sobre la mesa. En este juego
participan cuatro personas formando dos parejas, a diferencia del ajedrez, en el
que sólo intervienen dos.

d. El monopolio

Ha sido el juego más popular del siglo XX. Creado en 1934, consiste en que los
jugadores que varían entre 2 y 8, traten de adquirir la mayor cantidad de
propiedades posibles, a fin de desbancar a los demás, quedándose como dueño
absoluto del capital y de las propiedades.

e. El riesgo

(Risk) tiene como objetivo la conquista del mundo. En este juego de estrategia, los
competidores deben colocar 21 soldados dentro de los diferentes territorios y,
posteriormente, seleccionar al azar una tarjeta para conocer cuál es su misión.
Esta puede ser destruir otras tropas, ocupar ciertos territorios, etc.

f. La jenga

Es un juego que combina el equilibrio con la destreza y consiste en sacar piezas


de una torre formada por trozos de madera de un mismo tamaño y colocarlas en la
parte superior, pero evitando que la torre se caiga.
g. La herencia de la tía Ágata

Es un juego que consiste en tratar de descubrir quién se quedará con la fortuna de


la tía Ágata. Trae un tablero tridimensional que simula una mansión donde hay
trampas ocultas, de las que deben cuidarse los jugadores.

h. El pictionary

Es un juego en el cual lo fundamental es demostrar la capacidad de síntesis y


creatividad con una sola línea. Para jugarlo, los que intervienen deben dibujar
diversas pistas o elementos para que su equipo adivine de qué objeto se trata. No
se necesita ser un gran dibujante y sólo basta tener un poco de imaginación.

i. El juego de escrúpulos

Consiste en afrontar una serie de dilemas compro-metedores, que en algunos


casos nos ponen en aprietos. Participan entre 3 y 8 jugadores y está prohibido
ruborizarse al confesar sus intimidades.

j. El clue o súper detective

Consiste en adivinar en qué lugar de la casa, con qué arma y quién asesinó a don
difunto. El juego consiste en poner en un sobre 3 tarjetas con tales datos, para que
cada jugador avance con el número que indican los dados, hasta el lugar de la
casa donde se sospecha que ocurrió el crimen y decir quién es el culpable.

k. El juego de mesa de acción y bolsa

Es hoy en día el amo de las finanzas. Todos los jugadores inician la partida con
igual cantidad de dinero. Hay que comprar acciones al más bajo precio posible y
venderlas al más alto. Se deben adquirir acciones hasta en 16 empresas y decidir
la venta de sus títulos en el momento exacto, antes de que la pizarra de cotización
indique la quiebra de una de ellas.

l. El mastermind

Pone a reto la inteligencia. Se trata de descubrir el código secreto del oponente,


antes de que éste descubra el suyo. Cada uno de los participantes que son dos,
tienen que inventar un código con pequeños cubos con letras, haciéndolo difícil
para que el oponente no lo adivine, en tanto que el otro jugador debe descubrir el
código con el menor número de movimientos de fichas en el tablero.
m. El juego "nadie sabe para quién trabaja"

Es otro de los más utilizados en la sociedad. Tiene numerosas reglas, conforme a


las cuales se van obteniendo puntajes, resultando vencedor el que obtenga el
mayor puntaje una vez agotado el mazo. Se juega entre 2y 4 personas.

n. El juego de póquer

(Póker) es igualmente de frecuente empleo y puede alcanzar grandes sumas.


Tiene igualmente sus reglas propias, basándose en el mayor o menor valor de las
jugadas, en función de los naipes que se reparten inicialmente y, posteriormente,
mediante el canje.

o. El dudo

Es un juego de sala moderno en el que prevalece la audacia, la capacidad


psicológica y el azar. Está muy divulgado entre nosotros y tenemos conocimiento
de que ha sido patentado en el Reino Unido. El autor de este libro es un vendido
cultor de este juego de mesa, que combina la fraternidad que surge de la amistad,
con la astucia y la capacidad de engaño, tan propia del ser humano.

VII. Rifas y demás concursos públicos eventuales (Art. 1948)

Rifa es "el juego que consiste en sortear una cosa entre varios por medio de
cédulas de corto valor, que todas juntas suman, por lo menos, el precio en que se
le ha estimado"(Diccionario de la Lengua Española vigésima edición, tomo II,
página 1190). De lo expuesto se advierte su inevitable ligazón con el azar y por lo
tanto y como regla general, estaría prohibida, Empero, consideraciones de orden
social o altruista han determinado un trato más benigno y ya el artículo 1773 del
Código Civil de 1936 permitía, en su segundo párrafo, que fuesen autorizadas.
Este temperamento fue reafirmado por la Ley N°10324 de 22 de diciembre de
1945, hecha extensiva a las tómbolas y otros acontecimientos similares.

Por otro lado sobre la rifa, debemos decir que es una modalidad de lotería, pues
goza de todas sus características esenciales. En efecto, es un juego público y
colectivo, la obligación del participante es pagar el precio, el participante recibe un
comprobante para acreditar su participación, el resultado del juego está
determinado por un sorteo, la obligación del organizador del juego es pagar el
premio al participante que tuvo un número o combinación de números ganadores,
el resultado del sorteo es de carácter general.
Carlos A. Fonseca Sarmiento opina que esta norma no es de naturaleza civil sino
administrativa. Debe distinguirse la organización y gestión de un juego, del
desarrollo del mismo. La regulación de la organización y gestión de un juego, más
aún si es de azar, corresponde al Derecho Administrativo, pues involucra el
ejercicio de la función administrativa del Estado encargada de autorizar, fiscalizar
y posiblemente sancionar el desarrollo de estas actividades. El desarrollo del
juego en sí se regula por el Derecho Civil, pues la relación jurídica que se genera
en un juego de azar organizado es una relación civil que se traduce en un contrato
de juego. Por otro lado, esta norma se refiere a juegos de azar caracterizados por
su ocasionalidad, sin embargo, ¿no es acaso cierto que los juegos de azar
desarrollados con carácter permanente también deben ser autorizados
previamente por la autoridad competente. El Decreto Supremo N° 026-83-IN
transfirió las competencias de estos juegos a los gobiernos locales, sin embargo,
mediante el Decreto Supremo N° 006-2000IN,"Reglamento de Promociones
Comerciales y Rifas con Fines Sociales", se ha retornado a la centralización,
designándose como autoridad administrativa competente a nivel nacional a la
Dirección General de Gobierno Interior del Ministerio del Interior. Por su parte Max
Arias Schreiber, opina que del contenido del artículo 1948 se desprende que la ley
civil está remitida a las normas administrativas y en este orden de ideas son
aplicables el Decreto Supremo N°90 de 14 de octubre de 1963 y su modificatorio,
el Decreto Supremo s/n de 6 de abril de 1964. De conformidad con estos
preceptos, las rifas, concursos y sorteos, así como las promociones de venta
mediante canjes de envases o cualquier sistema análogo deberán contar con la
respectiva autorización de la Dirección General de Gobierno (actualmente
Dirección General del Interior), o de los prefectos o subprefectos, cuando se
realizan fuera de Lima y Callao, y en las solicitudes deberá constar el sistema,
condiciones y requisitos según los cuales se llevará a cabo el sorteo, rifa,
concurso, propaganda comercial o venta a plazos con premios. En estos decretos
existen multas para la hipótesis de incumplimiento, que por su monto deben ser
objeto de actualización. La eventualidad es una condición contemplada en el
artículo bajo comentario, pero hasta donde llega nuestro conocimiento todas las
rifas y concursos existentes tienen este carácter y ninguno es permanente ni
prefijado por ley. Otra condición es que se trate de rifas públicas, no siendo el
precepto aplicable a las que se organizan en oficinas o lugares análogos y
careciendo de acción de cobro en esta hipótesis. Desde luego la consecuencia de
la autorización coloca a las rifas y concursos en la categoría del juego y apuesta
permitidos y quien resulte vencedor tendrá expedita la acción de cobro, en el caso
de serie negado el pago. En la actualidad y con el propósito de competir en los
mercados, diferentes empresas (bancarias, comerciales, etc.) efectúan rifas entre
su clientela. Finalmente, hacemos notar la falta de coherencia entre el artículo bajo
comentario, en lo que atañe a los concursos, con la regla contenida por el artículo
1966 del Código Civil. En efecto y en virtud de este último numeral, el ofrecimiento
de una prestación como premio de un concurso constituye una promesa unilateral
y no es un contrato, como sucede en el juego y apuesta permitidos.

VIII. Caducidad de la acción de cobro (Art. 1949)

Esta disposición es novedosa, pues ni en el Código Civil de 1852 ni en el de 1936


se estableció un plazo de caducidad para las acciones derivadas de los contratos
de juego.

Carlos A. Fonseca Sarmiento refiere, para la caducidad extingue la acción y el


derecho, y en este caso la regla general es que tiene un plazo de un año. Los
juegos usualmente son instantáneos o de corta duración, por ello el plazo podría
haberse reducido aún más, por ejemplo a la mitad, sin que por ello se afectara los
intereses de las partes. Usualmente, las leyes especiales que regulan
modalidades específicas de juegos, regulan a estos en sus aspectos de Derecho
Administrativo (requisitos para obtener una autorización y funciones
administrativas del Estado para controlar el juego) y de Derecho

Tributario (obligaciones tributarias derivadas del juego regulado), pero no


contienen disposiciones de carácter civil y mucho menos referidas a la
prescripción y/o caducidad delas acciones derivadas de una controversia
suscitada en un contrato de juego.

Max Arias Schreiber en su libro exegesis refiere que se ha establecido un plazo de


caducidad para reclamar el pago de la deuda originada en el juego y apuesta
permitido y no rige por lo tanto la regla general sobre prescripción de la acción
personal, para mayor estabilidad de las entidades encargadas de la organización
de los juegos y apuestas permitidos. Desde luego este plazo podrá ser mayor o
menor, en caso de que la ley especial así lo disponga. Para seguridad del
apostador, a su vez, el artículo bajo comentario dispone que el término inicial del
plazo de caducidad correrá a partir del momento en que el resultado se haya
hecho público, para lo cual y salvo forma específica prevista, se podrá utilizar el
medio más conveniente (publicación en el diario oficial o en cualesquiera de los
que están en circulación, transmisión radial o televisiva, etc.).Dejamos constancia
de que el artículo 1949 ha derogado en lo que concierne al plazo al artículo 17 del
Decreto Supremo de 6 abril de 1964, sobre rifas, concursos y sorteos según el
cual los premios no reclamados hasta los 90 días posteriores serán entregados a
la Dirección General de Gobierno (Dirección General del Interior), la que les dará
su destino final.

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