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INTRODUCCIÓN
En España, Linde (2015), investigó: El Poder Judicial (integrado por los Jueces y
Magistrados, los Tribunales de todos los órdenes, el Consejo General del Poder
Judicial y el Ministerio Fiscal) es uno de los tres poderes que integran nuestro Estado
de Derecho, y es el que recibe una peor valoración por los ciudadanos españoles
desde hace varias décadas, de acuerdo con las encuestas realizadas por organismos
públicos y privados, sin solución de continuidad, durante todo el período
democrático. A la Administración de Justicia española se le reprocha lentitud, falta de
independencia y, además de otras deficiencias, que las resoluciones judiciales
generan grados de inseguridad sobresalientes. Existe un grave problema porque, sin
una justicia rápida, eficiente, independiente y fiable, difícilmente puede hablarse de
un Estado de Derecho de la calidad requerida por las democracias más avanzadas,
entre las que España se encuentra. La justicia es la clave de bóveda de todo el
sistema jurídico y cuando falla se corre el riesgo de que todo el sistema se
desmorone. El sistema de justicia en España, se encuentra al borde del colapso, y
sino se toman las medidas oportunas es muy probable que su descrédito aumente
hasta niveles ahora insospechados.
A decir de Charry sobre Colombia atraviesa por una crisis que va más allá de la poca
credibilidad que tene la administración de justicia frene a la sociedad, esto es, está
más relacionada a los defectos propios del diseño constitucional y la jurisprudencia,
como son la falta de seguridad jurídica y la ausencia de controles a los magistrados
de las altas corporaciones. Bajo esta línea se puede incluso agregar que la justicia ha
sido uno de los poderes más olvidados por las agendas políticas, su presupuesto
pobre, sus instalaciones inapropiadas e incluso su tecnología ineficiente (Charry,
2017)
A todas luces la administración de justicia necesita una reforma urgente que nos
permita tener un juez menos sometido a la burocratización, que sin temor someta la
política al derecho, que los recursos se dirijan al soporte tecnológico y que ofrezca
una verdadera seguridad jurídica.