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Lobo mexicano
Estado de conservación
En peligro (UICN)1
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Carnivora
Familia: Canidae
Género: Canis
Especie: C. lupus
Subespecie: C. l. baileyi
(NELSON & GOLDMAN, 1929)
Índice
1Características generales
2Desarrollo
3El periodo de apareamiento, nacimiento y crecimiento del lobo mexicano
4Desarrollo de dentadura
5Alimentación
6Declive y extinción
7Recuperación
8Referencias
9Enlaces externos
Características generales[editar]
El lobo mexicano es la especie más pequeña de las treinta subespecies de lobo en
Norteamérica. Su forma y tamaño son similares a las de un perro mediano; su cuerpo es
esbelto y de constitución sólida; su cabeza, angosta y con un cráneo largo y anguloso, cuenta
con orejas grandes y rectas, con punta redondeada. La cola está cubierta por pelo denso y es,
proporcionalmente, más larga que el cuerpo.
El tamaño del lobo mexicano varía entre 1 y 1.2 m de largo total y su altura a la cruz es de 60
a 80 cm, siendo los machos más grandes que las hembras.3
Desarrollo[editar]
Los lobos nacen ciegos y sordos después de un periodo de gestación de sesenta y cinco días
aproximadamente, generalmente nacen durante la noche. Los lobeznos nacen con la cabeza
redonda y proporcionalmente más grande con respecto al cuerpo, lo que hace que parecieran
chatos; de orejas pequeñas y con la comisuras de los labios claras.
El periodo de apareamiento, nacimiento y crecimiento del
lobo mexicano[editar]
La madre los amamanta a intervalos regulares de cinco horas. Durante las dos semanas
primeras no emergen de la madriguera, ahí defecan y la madre se encarga de sacar los
excrementos sólidos, mientras el padre permanece a escasos metros de la entrada. Entre los
quince y dieciocho días los lobeznos abren los ojos, en este tiempo son capaces de pararse y
caminar dentro de la madriguera, a pesar de ello no salen.
Desarrollo de dentadura[editar]
En ese tiempo se observa que los dientes incisivos brotan, y los premolares y molares
carnasiales aún permanecen cubiertos por la encía; alrededor de los veintidós días de haber
nacido los cachorros salen de la madriguera y permanecen a los alrededores de ella. En este
periodo se observa que los incisivos ya están expuestos mostrando los tres lóbulos que los
conforman. Los premolares carnasiales ya se exhiben, aunque la encía aún permanece a la
mitad de la pieza dental.
Alimentación[editar]
En las etapas del desarrollo los cachorros maman poco de la madre y comienzan a ingerir
alimento regurgitado por los padres, en especial de la madre. A las cuatro semanas de su
nacimiento la dentadura ya ha emergido completamente y comienzan a escoger pequeños
trozos de carne, aunque los padres aún les regurgitan alimento. El cambio de alimentación
desde leche, alimentos semisólidos (regurgitados) y alimentos sólidos (trozos de carne) está
muy relacionado con la aparición y desarrollo de las piezas dentales. Esta información ha sido
derivada de un estudio sobre individuos en cautiverio de lobos mexicanos.4
Declive y extinción[editar]
Hasta tiempos recientes, el hábitat del lobo mexicano se extendía desde el Desierto de
Sonora, Chihuahua y centro de México, hasta el oeste de Texas, sur de Nuevo
México y Arizona central. (Nótese que recientes estudios completados por expertos en
genética evidencian que los lobos habitaban hasta el norte de Colorado). Ocuparon un rango
de hábitats muy amplio, desde zonas desérticas y semiáridas hasta bosques templados. De
hábitos preferentemente nocturnos, los lobos se alimentaban básicamente
de venados, berrendos, pecaríes (una especie de cerdo silvestre), borregos
cimarrones, liebres y roedores. Al llegar el siglo XX, la reducción de sus presas naturales
como los ciervos causó que los lobos atacaran ganado, situación que
produjo agresivas campañas de exterminio por parte de agencias gubernamentales de los
Estados Unidos, así como la caza desmedida de ganaderos mexicanos.
Recuperación[editar]
Los esfuerzos por la recuperación del lobo mexicano comenzaron entre 1977 y 1980 con los
últimos ejemplares que se lograron capturar en México. Durante ese tiempo fue creado el
«Plan para la supervivencia del lobo mexicano» (AZA Mexican Wolf SSP) y tanto en Estados
Unidos de América como en México, se inició un programa de recuperación en cautiverio
donde se reproducen los ejemplares para después ponerlos en libertad.
El plan está compuesto por tres partes: Investigación, educación y una estrategia de
reproducción basada en el valor genético de cada individuo, ya que el mayor problema al que
se enfrenta el lobo mexicano hoy en día es la falta de variabilidad genética ya que todo el
programa se fundamenta en muy pocos ejemplares. Los lobos se rotan de centro en centro
cada cierto tiempo para intentar mitigar esta problemática, pero ésta acción no siempre da los
resultados esperados ya que únicamente se considera el factor «genético» para estas
rotaciones y muchas veces se deja de lado su etología individual (comportamiento).
En cuanto a la recuperación; el plan busca reintroducir a los lobos en las áreas de donde
fueron exterminados —de aquí la gran importancia de la educación en esas zonas—. Pero
antes, los lobos deben pasar por centros de preliberación, donde las condiciones ambientales
son similares a las de la «zona de liberación» y donde el contacto humano es prácticamente
nulo.6
A finales de 2012 fue estimado que al menos vivían setenta y cinco lobos y cuatro parejas
reproductoras en los terrenos de las áreas de recuperación, con un 27 % de la población
consistente en cachorros.
En 2014 es registrado el primer nacimiento de lobo mexicano en un entorno salvaje tras la
reintroducción.7
Un estudio realizado por el Servicio de Pesca y Vida Salvaje de Estados Unidos en febrero de
2015 mostró una población de al menos 109 lobos en 2014 en el suroeste de Nuevo México y
el sureste de Arizona, lo que significa un incremento del 31 % desde 2013.8