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Tnterpretacién de los contratos en el Cédigo C para el Distrito Federal Jos Guadalupe Tafoya Hernéndez M gloom & Trae Teihanal Colagiat el Décino Tener Cireulto SUMARIO: Planteamionto; L.Del contro; 1. Concepto: 2 Diferencio con el convenio; I. De la interpretaiGn: J. La interpretacion en gene- ral 2, Interpretain dela norma contractual I, De fa interpretacién dd los conan; I. nrodkcién; 2, Imerpretacin objetiva 0 interven ionsta del Estado; 3. Interpretacin subjetiva o individualist: 4. nt _sracin dels cones: Conchusién: Biblograf PLANTEAMIENTO Nadie discute que para la existencia de un contrato es indispensa- ble no s6lo Ia voluntad de las partes, sino la manifestacién de aquella. Bajo ese presupuesto, cuando se considera, en general, al contra- to desde el punto de vista de la voluntad, se presenta un problema, para atribuirle todo su aleance 0 para interpretarlo, consistente en determinar si deben desatenderse los términos empleados por los interesados y tomar en consideraci6n su intensi6n, o si por el contra- rio, abandonando esta voluntad interna o psicol6gica, debe atenderse 4 Tos términos del acto juridico so pretexto de que Ia voluntad que determiné su creacién definitivamente se concreta y traduce en las cliusulas del contrato; es decir en Ia declaracién de la voluntad. 360 oof GUADALIPR TAPOKA HERNANDEZ En otro orden de ideas, se debe considerar que los términos empleados por los autores del acto juridico traducen invariablemen- te su voluntad, o que por el contrario sus palabras permanecen suje- tas a la intencién probada de los contratantes. Este problema ha dado lugar a dos sistemas hermenéuticos anta- g6nicos: el objetivo y el subjetivo, Algunos paises han adoptado en su Cédigo Civil el sistema de interpretacién objetiva, tal es el caso de Francia por ejemplo. El presente trabajo tiene por objeto determinar el tipo de siste~ ma de interpretaci6n contractual que el Cédigo Civil para el Distrito Federal ha adoptado. En el desarrollo del estudio se analizarin las dos corrientes, ade- is de la integraci6n de los contratos, que es un tema doctrinalmente indisoluble de la interpretacién, para estar en posibilidad de encon trar la tendencia que, sobre el punto, presenta nuestro Cédigo Ci 1. Det. conrrato 1. Concepto El contrato en Ia actualidad es la principal fuente de las obligacio- nes; vive y se desarrolla en un ambiente juridico, su base fundamen- tales la ley, después de los reglamentos administrativos y en ocasiones los usos y costumbres por remisién expresa de la ley El contrato se define como un acuerdo de dos o mas voluntades para crear o transmitir derechos y obligaciones, Para su existencia se requiere, conforme al articulo 1794 del Cédigo Civil para el Distrito Federal, de dos requisitos. a) EI consentimiento, b) Objeto que pueda ser materia del contrato, 2. Diferencia con el comvenio El convenio como un acuerdo de voluntades viene a representar el género mientras que el contrato la especie. Los articulos 1792 y 1793 del Cédigo Civil disponen: REVISTA BEL INSTIEUID BE LA JUDICATORA FEDERAL 361 Articulo 1792.- Convenio es el acuerdo de dos © mas personas para crear, transferir, modificar 0 extinguir obligaciones. Articulo 1793.- Los convenios que producen o transfieren las obliga ciones y derechos toman el nombre de contratos. Como puede observarse del texto transcrito, la ley distingue al contrato de la convencién; al primero le atribuye la propiedad de dar nacimiento a una obligacién en tanto que al convenio le deja como objeto la creacién, transmisién, modificacién o extincién de las obli- gaciones y derechos reales 0 personales. Por lo tanto el término con- vencidn es més general que el término contrato; la convencién puede tener por objeto no s6lo crear obligaciones, lo que es objeto del pro- pio contrato, sino también su transmisién, modificaci6n o extincién. Dentro de la terminologfa juridica se ha hecho una distincién entre contratos y convenios en sentido estricto: al contrato se le ha dejado la funcidn positiva, es decir, el acuerdo de voluntades para crear 0 transmitir derechos y obligaciones y al convenio en sentido estricto, le corresponde la funcién negativa de modificar o extinguir esos derechos y obligaciones, El convenio en sentido Jato sensu com- prende ambas funciones.’ Otros autores de derecho civil consideran que el contrato no es més que un convenio que se le reviste con la forma que previene la ley, tal es el caso de Aguilar Carbajal que sefiala: La Doctrina, después de muchas discusiones, lega ala conclusién de que el convenio define el fendmeno psicol6gico como acuerdo de dos © mis voluntades para producir efectos de derechos y este acuerdo, cuando se le reviste con la forma que previene la Ley, es el contrato; pero no excluir la categoria de los consensuales.? ‘Sin embargo como la ley es clara para distinguir al contrato del con- venio, partiendo del objeto, a ella habré que atenerse en este trabajo. En efecto, tanto el contrato como el convenio suponen la realiza- cidn de un acto juridico plurilateral porque existe una manifestacién * Rojina Villegas, Rafael, Derecho Civil Mexicano, tomo I, Contratos, México, Pornia, 1994, p.9. + Aguilar Carbajal, Leopoldo, Contratos Civiles, México, Porra, 1977, p. 9 302 de voluntades que se llama juridicamente consentimiento, Como en todo acto juridico esta manifestacién de voluntades tiene o se pro- pone un objeto que en el caso del contrato es el de crear o transmitir obligaciones y derechos. Los elementos esenciales del contrato como acto juridico, son la manifestacién de la voluntad, animada de inten- cin, de producir efectos de derecho y el objeto que persigue esa manifestacién de voluntad, que en el contrato consiste tinicamente y exclusivamente en crear 0 transmitir obligaciones y derechos. Se supone un tercer elemento consistente en que existe una norma ju- ridica que ampara la manifestacién de voluntad y reconoce los efec~ tos deseados por los contratantes. II. DE LA INTERPRETACION 1. La Interpretacién en General La expresién “interpretacién” proviene del latin intepretatio y ésta a su vez del verbo interpretor que significa “servir de intermediario” venir en “ayuda de”; y en este tiltimo sentido por extensién significa “explicar”. El verbo interpretor deriva del sustantivo interpres “inter- mediario”, “agente”. Asi por ejemplo, el comerciante 0 el negociador son intermediarios, Es importante observar que interpres designa tam- bién al traductor que pone en leguaje accesible lo que se encuentra en un leguaje desconocido. De ahf que interpres, por extensién, se aplica a aquél que explica, al que esclarece, al que da sentido. La idea de mediacién es clave en la nocién de interpretatio y decisiva en Jos usos juridicos de la expresién. En sentido general interpretar sig- nifica explicar, esclarecer y por ende descifrar el sentido de alguna cosa, El interprete pone én conocimiento de otros, traduce en un leguaje inteligible, descifra el sentido que corresponde segiin cier- tos modos a determinados signos, formulas o sucesos. De esta forma terpretar consiste en dotar de significado, mediante un leguaje sig- nificativo, a ciertos objetos que pueden ser signos, formulas o textos: cl interprete determina su sentido y alcance. En esta situacién se encontraban los pontifices romanos en relacién con las formulas del derecho, formulas que sélo ellos conoefan y que interpretaban a pe- REVISTA BEL INSTIEUID BE LA JUDICATORA FEDERAL 363 ticién de los legos. Por ello, Ia interpretacién de las XI tablas y del rico repertorio de formularios procesales fue un monopolio celosa- mente custodiado por el colegio de pontifices. En otros términos, los signos, formulas o acontecimientos adquieren una cierta significa- cidn en virtud de un acto de establecimiento de sentido.’ Ahora bien, el objeto por interpretar bien puede ser un leguaje 0 los términos de un leguaje. En este caso la interpretacién consiste en Ia incorporacién o asignacién de un sentido a ciertos signos, tér- minos 0 palabras a fin de hacerlos corresponder con determinados objetos. Que un lenguaje 0 los términos de un leguaje sean el objeto de una interpretaci6n no representa ningin problema particular. En cualquier investigacién sobre el leguaje existe alguno que constituye el objeto de la investigacién y un metalenguaje que se usa para ha- blar del lenguaje objeto, Cualquier lenguaje no importa lo simple 0 ‘complejo que sea, es un leguaje-objeto cuando se hable de él; cual- quier lenguaje es un metaleguaje cuando es usado para hablar de un leguaje objeto Si la interpretaciGn consiste en dotar de significado a ciertas co- sas, signos 0 acontecimientos, entonces la interpretaci6n juridica consiste en la adscripcién de un cierto significado al discurso jurfdi- co, como por ejemplo el de las leyes, tratados 0 contratos, El discurso juridico formulado por escrito, asf como el no escrito es como cual- ‘quier otro lenguaje susceptible de interpretacién. De ahf que cualquie~ ra que otorgue cierto significado al discurso juridico lo interpreta. La imterpretacién juridica tiene reglas exclusivas de interpreta- cin; busca construir y actualizar el significado de los materiales juri- dicos tales como la costumbre, sentencias, leyes, etcétera, La biisqueda de! significado juridico surge por la presencia de una con- troversia juridica. El significado juridico coherente con su tradicién juridica, actualizado en una decisién, supera y clausura la controver- sia. La restitucién del significado es posible, solo cuando puede “Instituto de Investigaciones Juridieas, Diccionario Juridico Mexicano, México, Universidad Auténoma de México, Porria, 1993, p. 1974, * Copi, LM. Simbolic logic, Nueva York, MagMillan, 1965, ctado por el Diccio- nario Juridico Mexicano, México, Universidad Auténoma de México, Porris, 1993, p. 1794. 364 reconstruirse el presente a partir de su pasado. No es posible una interpretacién libre, toda vez que no es posible imaginar una forma hermenéutica independiente del interprete. Eduardo Garcfa Maynez sefiala que la interpretacién consiste en desentrafiar el sentido de una expresién. Se interpretan las expre- siones, para descubrir lo que significan, La expresiGn es un conjunto de signos; por ello tiene significacién.® La interpretacién no es labor exclusiva del Juez; cualquier perso- na que requiera del sentido de una disposicién puede realizarla, pero no toda interpretaci6n es obligatoria. Si es el juez quien interpreta un precepto, a fin de aplicarlo a un caso concreto, esa interpretacién no adquiere obligatoriedad general, pero sirve, en cambio de base a una norma individualizada: el fallo que en la especie se dicte. Si por liltimo un abogado, o un particular cualquiera, interpretan una dis- posicién legislativa, su interpretacién, correcta o incorrecta tiene una simple valor doctrinal y, por lo tanto, a nadie obliga. La interpretaci6n es un acto y, consecuentemente, posee una técnica especial, pero como toda técnica supone el correcto empleo de una setie de medios, para la obtenciGn de ciertos fines, resulta indispensable estudiar los métodos interpretativos, ya que el buen éxito de la actividad del interprete dependerd de la idoneidad de los procedimientos que utilice. Los métodos hermenéuticos son numerosisimos. La diferencias entre ellos derivan fundamentalmente de la concepcién que sus de- fensores tienen acerca de lo que debe entenderse por sentido de los textos, asf como de las doctrinas que profesan sobre el derecho en general. Las diversas escuelas de interpretacién parten de concepciones completamente distintas acerca del orden juridico y del sentido de la labor hermenéutica. No es, pues, extrafio que los métodos que proponen difieran de manera tan honda, Sélo por citar algunas es- cuelas de interpretacién se pueden sefialar la del método exegético, la de Geny, las de Radbruch y la de Kelsen entre otras.° ucla Maiynez, Eduardo, Inroduceidin al Estudio del Derecho, México, Porta, 1998, p. 325. Cir. Garcia Maynez, ob. ct REVISTA BEL INSTIEUID BE LA JUDICATORA FEDERAL 365 2. Interpretacién de la norma contractual Los conceptos desarrollados en el punto anterior pueden tener apli cacién en cualquier cosa que requiera de interpretaci6n; referidos a la ley, la constitucién, tratados internacionales, testamentos, etcéte- ra, dan lugar a la hermeneditica juridica y, de manera especffica, cuando son aplicados a los contratos, dan lugar a la interpretacién de los con- tratos. El problema de la interpretacién de los contratos se puede plan- tear desde dos puntos de vista: interpretando el contrato como acto juridico o como norma juridica. La interpretacién del contrato como acto juridico se concreta, exclusivamente, a dicho acto, aiskindolo del sistema juridico, para referirlo a sus cldusulas a sus términos y para operar dentro de ellos a efecto de fijar su alcance, su sentido 0 significacién, En cambio, la interpretacién del contrato como norma, sitia a éste, dentro del ordenamiento jurfdico para poder determinar su sentido no s6lo en funcién directa de sus términos, de sus cléusu- las, sino relacionéndola con todo el ordenamiento juridico al cual pertenece y, sobre todo acudiendo a ese ordenamiento para poder definir su sentido. Evidentemente que este tipo de interpretacién es més rico en resultados porque considera al contrato como un pro- ducto de un sistema en el cual vive y establece las relaciones entre el contrato y la ley, para acudir a ésta a efecto de establecer los térmi- nos dudosos de una convencién y, sobre todo, para poder suplir cier- tas omisiones que de acuerdo con los términos estrictos del contrato no tendrfan solucién juridica. Habria una verdadera laguna que por la insuficiencia de reglas dentro del propio contrato no seria posible colmar, pero incrusténdolo en el orden que le corresponde en Ia pit mide juridica para acudir al sistema inmediatamente superior, 0 sea, al conjunto de normas juridicas generales si cabe integrar aquel va- fo, colmar aquella laguna. Desde el punto de vista estrictamente juridico, la interpretacién de un contrato no puede hacerse desvincu- indolo del sistema al cual pertenece. 366 oof GUADALIPR TAPOKA HERNANDEZ IIL, DE LA INTERPRETACION DE LOS CONTRATOS 1 Introduccién Existen fundamentalmente tres sistemas sobre la interpretacién de los contratos: el primero que puede lamarse objetivo que considera al contrato como una norma independiente de quien la dict6, el se- ‘gundo Iamado subjetivo que trata de indagar la intensidn de los con- tratantes, pero no la de cada uno en particular, sino la comtin, su consentimiento,” y el tercero que busca integrar las omisiones de alguna cldusula o del contrato mismo. Los dos primeros sistemas son excluyentes, pues mientras el pri- mero desatiende la voluntad interna, el segundo la considera como la base de toda interpretacién. En términos similares opina Sanchez Medel: En realidad la teorfa de la voluntad intema (interpretacién subjetiva) de las partes, y a de la voluntad declarada son posiciones extremas, ya que la sola voluntad interna no tiene relevancia juridica, en virtud de que las reservas mentales no sirven de guia para la interpretacién del contrato, ‘como tampoco tienen transcendencia juridica en forma escueta la volun- tad declarada en vista de que no son de tomarse en cuenta las declaracio- hes emitidas en broma o por simple juego 0 con fines didécticos.* 2. Interpretacién objetiva o intervencionista del Estado Para esta corriente Jo importante en la interpretacién de un contrato es su texto. Conforme a esta teorfa de la voluntad declarada, defen- dida especialmente en Alemania y en Francia, por Saleilles, citado por Rafael Rojina Villegas, considera que el texto de un contrato tie- ne una vida independiente de sus autores, dado que la seguridad Juridica exige que se interprete en los términos en que las partes fijaron sus obligaciones. Tomando en cuenta que la interpretacién * Branca, Giuseppe, Instuciones le Derecho Privadlo, Traducida de la Sexta edi- ci6n Haliana, México, Pornia, 1978, p. 383, * Siinchez Medel, Ramén, De las Contratos Civiles, México, Porria, 1997, p.75. REVISTA BEL INSTIEUID BE LA JUDICATORA FEDERAL 367 de un contrato tiene por objeto deslindar responsabilidades y no fa- vorecer reservas mentales, generalmente dolosas, considera que el sistema de la voluntad interna es cémplice del dolo, de 1a mala fe, de la reserva mental, del engafio para terceros, de la inseguridad juridi ca y es una fuente inagotable de litigios, porque un contratante po- dria fécilmente después eludir el cumplimiento de sus obligaciones alegando que fue otra la intenci6n que tavo, pues en la redaccién de Jos contratos se emplearan por la parte que proceda de mala fe, tér- minos que contrarfan 0 traicionan su voluntad, para después explo- tarlos segtin le convenga? Agrega el mismo autor que este sistema de interpretacién objeti- va tiene lugar en ordenamientos de tipo intervencionista 0 de Esta- do Socialista, que impone restricciones al principio de la autonomia de Ia voluntad, en los que el contrato debe interpretarse en los tér- minos declarados, aun cuando no correspondan a la intencién de las partes. Aplicando las ideas de René Demogue con sus tesis de la seguridad dindmica y la seguridad estética se puede resolver el pro- blema considerando que Ia voluntad interna favorece a la seguridad estitica de una de las partes, que generalmente pretende aprove- ccharse de una reserva mental; en cambio, el sistema de la voluntad declarada viene a favorecer la seguridad dindmica, porque los terce- ros fundindose en el texto de determinados contratos, adquieren derechos y obligaciones.” Para René Demogue, citado por Rafael Rojina Villegas, cuando hay conflicto entre la seguridad dindmica y la seguridad estatica debe prevalecer la primera; es decir, la interpretacién debe hacerse no aten- diendo a elementos extrafios, como Io pretende a teorfa de la volu tad interna, sino sometiéndose al texto del contrato, completéndolo ‘con sus propias cliusulas, para que no existan contradicciones, para que el contrato sea un todo coherente, para que las eldusulas sean interpretadas en el sentido de que produzcan efecto y no en el de que no los produzcan, pero siempre dentro del tenor que es la volu tad declarada, para no perjudicar los derechos de terceros que han \cado todos sus intereses en esa voluntad. Cuando no hay conflicto ° Ob, cit, Rojina Villegas, p.228, "Idem 368, oof GUADALIPR TAPOKA HERNANDEZ con terceros, es decir, cuando sélo esté frente a frente el interés de la partes, sin ulteriores consecuencia, sf debe hacerse Ia interpretacién del contrato conforme a la intencién de las partes, El Cédigo Civil para el Distrito Federal en su articulo 1851 dis- pone que si los términos de un contrato son claros y no dejan duda sobre la intencién de los contratantes se estard al sentido literal de sus cléusulas. Este precepto acoge practicamente el sistema de in- terpretacién objetiva El sistema de interpretacién que se analiza ademas recurre a reglas objetivas para eliminar dudas 0 ambigiiedades en las palabras, términos o cldusulas de un contrato, mismas que nuestro cédigo civil vigente con- templa en los articulo 1852 a 1856, cuyo texto es el siguiente: Articulo 1852.- Cualquiera que sea la generalidad de los términos de lun contrato, no deberdn entenderse comprendidos en él cosas distin- tas y casos diferentes de aquéllos sobre los que Ios interesados se pro- pusieron contratar. Articulo 1853,- Si alguna cléusula de los contratos admitiere diversos sentidos deberd entenderse en el més adecuado para que produzca efecto, Articulo 1854.- Las clusulas de los contratos deben interpretarse las, ‘unas por as otras, atribuyendo a las dudosas el sentido que resulte del conjunto de todas. Articulo 1855.- Las palabras que pueden tener distintas acepciones se- ‘rn entendidas en aquella que sea mis conforme ala naturaleza y objeto del contrato. Articulo 1856.- El uso 0 la costumbre del pafs se tendrin en cuenta para las ambigledades de los contratos. A esta corriente de interpretacién objetiva se sometié el Cédigo Civil Francés segtin se desprende del comentario que al respecto hace Marcel Planiol y Georges Ripert en los siguientes términos: Los autores del eédigo juzgaron ttil formular, en articulos de la ley, cierto mimero de principios, que sin inconveniente hubieran podido subsistir en estado de reglas doctrinales, Véase los arts. 1156 a 1164. ‘Todas estas disposiciones se inspiraron en la obra de Pothier, en ella se REVISTA BEL INSTIEUID BE LA JUDICATORA FEDERAL 369 encuentra aun su mejor comentario. No provocan ninguna dificultad y son de muy poco uso en la prictica: bastard con el andlisis de los prin- cipates textos, En términos impropios. Mas que detenerse en el sentido literal de los ‘t6rminos, debe buscarse 1a comtin intencién de las partes. En esta regla se basa la facultad que se atribuye en los tribunals de ratificar el nombre dado a un contrato, cuando las eldusulas que 10 componen indican un error en la calificacién que se le ha dado. Una aplicaciOn interesante de estas ratificaciones se hace a los testamen- tos, en los cuales los legados frecuentemente se califican como donaciones, Cliusulas dudosas. La ley formula a este respecto varias regia 1. Se deben interpretar, primeramente, segtin el uso del lugar en que se celebré el contrato (art. 1159). 2. Lo que es susceptible de dos sentidos debe tomarse en el que con- venga mas a la naturaleza del contrato (art. 1185). 3, Si hay dos sentidos que igualmente convengan, debe optarse por aquel en el cual el contrato sea susceptible de producir algtin efecto, y no aquel con el cual no produciria ninguno (art. 1158). Ya Ulpiano habia establecido una regla anéloga para la interpretaci6n de las esti- pulaciones. De aqui se ha obtenido la regla: Aetus interpretandus est Ppotius ut valeat quam ut pereat, Por tiltimo, en easo de duda la convencién se interpreta contra quien Ja ha estipulado y en favor del que ha contraido la obligaci6n (art. 1162) Enuneiados incompletos. En los contratos se deben suplir las clsusulas usuales, aunque no estén expresadas (art. 1160). Algo semejante haba ‘ya establecido la ley en el articulo 1135: los contratos obligan a todas las, \dusulas inherentes a ellos segtin la equidad o el uso. En este punto de Vista, el uso del lugar de celebracién del contrato es el tinico que debe consultarse y no el de las localidades mas o menos alejadas. " Por su parte Julien Bonnecase,'? al plantearse la cuestiGn del pre~ dominio de la expresién de voluntad sobre la voluntad real en mate- "' Planiol, Marcel, y Ripert, Georges, Derecho Civil, vol. 4, parte B, México, Harla, 1997, pp. 869-870. "2 Bonnecase, Julien, Trarado Elemental de Derecho Chil, vol. 2, parte B, México, Harla, 1997, pp. 771-772 370 oof GUADALIPR TAPOKA HERNANDEZ ria de contratos se adhiere a las formulas establecidas por la Corte de Casacién en dos sentencias que decidieron las reglas de la interpre- tacién de los actos juridicos, mismas que se transeriben en la parte conducente a continuacién Sentencia Wancareghem, ‘La corte... considerando que el tribunal cuya sentencia se recurre, al decidir que la sociedad contratada el 24 de octubre de 1800, entre Mocke y Waneareghem, era simplemente en comandita, fall6, segtin la interpretaci6n que dio a las cliusulas del contrato social a las eirculares enviadas en cumplimiento de este con- trato; que, con esta interpretacién, que estaba en sus alribuciones, no vviol6 ninguna ley...’ sentencia Foucauld et Colombe: la corte... visto el articulo 1134 del e6digo civil considerando que segiin este articulo los contratos legalmente celebrados, tienen fuerza de ley para quienes los han efectuado. Que los jueces no pueden, cuando estos convenios son claros y precisos, desnaturalizar las obligaciones derivadas de ellos, YY modificar las estipulaciones que comprenden; considerando que la Cléusula invocada por los recurrentes para negar el pago de las prime- ras reclamadas por Prigault en cumplimiento de un aviso reglamenta- rio publicado en la fabrica de la sociedad Veuve Foucauld et Colombe, dice, textualmente: se conviene que en todo caso la prima seri facul- tativa, Que esta cléusula por la cual dicha sociedad estipula que no pod ser obligada al pago de la prima, es expresamente y oponible en todos los casos los obreros de la fibrica: que en vano, para no aplicarla 4 Ios litigios sometidos a su jurisdiccién, el consejo de prudentes de Flers se apoya, por una parte, en que Ringault, hubiere efectuado su trabajo conforme al aviso mencionado y por la otra, en que con anterior- dad cobré varias primas; que en efecto, los demansdados, al efectuar el ppago de estas primas como posteriormente al negarlas a Prigault, ejerc taron las facultades que les concede la cliusula antes indicada, de efe tuar o no tal pago segtin su voluntad. De donde resulta, que al condenar ala sociedad Veuve Foucauld et Colombe a pagar las primas reclamadas, por Prigault, la sentencia recurrida expresamente viola el articulo 1134 del cédigo civil, por estos motivos de casacién. REVISTA BEL INSTIEUID BE LA JUDICATORA FEDERAL 371 3. Imterpretacién subjetiva o individualist Este sistema considera que lo fundamental para interpretar un con- trato es la voluntad interna o la intencién comin que las partes han extetiorizado a través de las palabras, de los términos o de las cléusti- Jas que han empleado ellas al celebrar el contrato, de tal manera que existiendo divergencia entre las palabras y la intencién se debe aten- der a esta titima, Para esta corriente tiene tanta importancia la in- tenei6n comin o la voluntad interna de los contratantes, en La interpretacién del contrato, que cuando no es posible descubrir frente a las dudas, equivocos a ambigledades de las palabras 0 cléusulas ‘empleadas por los contratantes, cual fue la voluntad interna o la in- tencién de los participantes, el contrato debe considerarse nulo, dado que en el fondo no hubo acuerdo de voluntades."* Este principio se encuentra acogido por el articulo 1857 del Cédigo Civil para el Dis- trito Federal. Rafael Rojina Villegas sefala que el sistema subjetivo tiene lugar en los ordenamientos juridicos de tipo individualista. Este sistema protege la seguridad estética, es decir, los intereses de las partes con- tratantes; no le importan los intereses de los terceros que pudieran adquirir derechos fundados en los términos literales de un contrato, y este desmedido amparo al interés individual de las partes que ori- gina el principio de que fundamentalmente el contrato se interprete por la intencin que se puede averiguar segtin las pruebas que se aporten y no por los términos literales de Ia norma contractual. Tal es el caso del Cédigo Civil Francés y del Espaiiol."* Cuando prevalece la intencidn evidente de los contratantes so- bre las palabras empleadas en un contrato, si esos términos no estén en consonancia con esa intenciGn, quiere decir que se protegen ex- clusivamente intereses de las partes contratantes. En este sentido explica Saleilles, citado por Rafael Rojina Villegas, que un contrato ya firmado tiene vida independiente, es algo asi como un documento de crédito que circula, que va creando espectativas en el puiblico, que va fincado intereses de terceros y esos terceros que por algdn "8 Obscit, Sanchez Medel, p. 76. "Obit Rojina Villegas, Rafael, Obligaciones, tomo I, p.22S. 372 oof GUADALIPR TAPOKA HERNANDEZ motivo se relacionan con Jos contratantes y que consultan el texto literal del contrato, no pueden saber cual fue la intencién, se tienen que atener a lo que len, a 1a voluntad declarada, por lo tanto, un sistema de tipo socialista debe preocuparse porque esa voluntad de- clarada que va vinculando esperanzas, espectativas, intereses de ter- ceros, no resulte después nulificada por una disposicién judicial en que se diga: no obstante lo declarado, Ia intencién de los contratar tes que se desprende la prueba de testigos, de la de confesién y de otros documentos, fue contraria al citado texto y, en consecuencia, no se acepta esa declaracién desconociendo todos aquellos intereses que se habian fincado respecto de terceros y sobre los términos lite- rales de un contrato. Por eso en la doctrina moderna se ha aceptado que la voluntad declarada sea la que en definitiva nos dé el alcance de las obligaciones protegiendo la seguridad dindmica y no la segur dad estitica que se refiere s6lo a las partes." 4. Integracién de los contratos En este apartado se incluye tanto la “interpretacién integrante del consentimiento” a que se refiere Giuseppe Branca" que consiste en subsanar las omisiones que en cada cldusula incurrieron las partes por haber ignorado o menospreciado las reglas, como en la integra- cin del texto del contrato por faltar alguna cléusula, Es dificil que las partes al celebrar el contrato tengan presentes todas las consecuencias, alcances y efecto que va a tener el mismo contrato, por lo que es indispensable integrarlo, completando con normas supletorias establecidas por el legislador, las omisiones 0 la- ‘gunas que las partes hubieren dejado. Cuando existe una laguna en Ia ley, se recurre a los principios generales del derecho, a las reglas de la equidad, y al sistema de la analogfa, en raz6n de que la norma superior, Ia Constitucién, gene- ralmente no contiene elementos que sirvan para la integracién de la ley. En cambio, cuando un contrato tiene laguna, 1a norma legal "3 Idem, p, 226 Ob.cit. Guiuseppe Branca, p. 384. REVISTA BEL INSTIEUID BE LA JUDICATORA FEDERAL 373 tiene un sistema juridico superior en donde se encuentra una ampli- sima regulacién de contenidos, es decir de materias. En este orden de ideas se deben distinguir dos tipos de contra- tos: los nominados, es decir aquellos que estan regulados por los digos; y los innominados que el derecho moderno s6lo significa aquellos que el cédigo no ha estructurado. Por lo que se refiere a los contratos nominados la ley contiene para cada tipo una regulacién supletoria de la voluntad de los contratantes. Sin embargo se deben distinguir las cldusulas esenciales, las cl sulas naturales y cldusulas accidentales en los contratos nominados. Las primeras no pueden ser derogadas por la voluntad de las partes, se imponen al contrato porque justamente determinan la esencia de la operaciGn. Tratindose de estas cléusulas la ley no puede ser supletoria de la voluntad de las partes, sino que es imperativa por cuanto que fija la esencia de cada contrato. Las cldusulas naturales son aquellas que se desprenden de la na- turaleza misma de cada contrato, pero que pueden ser derogadas por las partes. Se trata de estipulaciones que le ley s6lo contiene para suplir la voluntad de los contratantes, por ejemplo, es una cliusula natural en la compraventa que el vendedor responda de la eviccién. Por iltimo, las eldusulas accidentales son aquellas que dependen exclusivamente de aspectos concretos en cada operacién, que los contratantes regulan libremente, sin que Ia ley prevea esos aspectos, dado que varfan en cada contrato y en cada operacién especial. ‘Tomando en cuenta estas tres categorfas de cléusulas se puede decir que en los contratos nominados todo el sistema legislative vie~ ne en auxilio de la voluntad de las partes ante determinadas lagunas. Los articulos del Cédigo Civil para el Distrito Federal relacionados con la integracién de los contratos son los siguientes: Articulo 1839.- Los contratantes pueden poner las cléusulas que crean convenientes; pero las que se refieran a requisitos esenciales del con- trato, o sean consecuencias de su naturaleza ordinaria, se tendrdn por ppuestas aunque no se expresen, a no ser que las segundas cciadas en los casos y términos permitidos por la ley. Articulo 1840. Pueden los contratantes estipular cierta prestacién como pena para el caso de que la obligacién se cumpla o no se cumpla de la 374 oof GUADALIPR TAPOKA HERNANDEZ manera convenida. Si tal estipulacidn se hace, no podnin reclamarse, axlemis, datos y perjuicios. “Antculo 1841.- La nulidad del contrato importa la de la liusula pena pero la nulidad de ésta no acarea la de aquél. Sin embargo, cuando se promete por otra persona, imponiéndose una pena para el easo de no cumplirse por ésta lo prometido, valdr la pena aungue el contrato no se lleve a efecto por falta del consenti- rmiicnto de dicha persona. ‘Lo mismo suceders cuando se estipule con otto, a favor de un ter- cero, y la persona con quien se estipule se sujete a una pena para el caso de no cumplir lo prometido Articulo 1842.~ Al pedir la pena, el aereedor no esti obligad a probar aque ha sufrido perjuicios, ni el deudor pod eximirse de satisfacerl, probando que el aereedor no ha sufrido perjuicio alguno. Anticulo 1843. La cliusula penal no puede exceder ni en valor ni en cuantia ala obligaci6n principal Anticulo 1845.- Sila modificacin no pudliere ser exactamente propor- cional,eljuez reducir ln pena de una manera equitativa, teniendo en conta la naturaleza y demi circunstancias de la obligaci6n. Antculo 1846, El ucreedor puede exigir el cumplimiento de la obliga- cidn 0 el pago de la pena, pero no ambos; a menos que aparezca haber estipulado la pena por et simple retardo en el curmplimiento de Ia obl- aci6n, 0 porque ésta no se preste de la manera convenida Artculo 1847.~ No pod hacerseefeetiva la pena cuando el obligado a ella no haya podido cumplir con el contrato por hecho del acreedor, caso fortuito 0 fuerza insuperable. Articulo 1848.- En las obligaciones mancomunaadas con cliusula penal, bastard la contravencidn de uno de los herederos del deudor para que se incurra en Ia penal Aiculo 1849.- En el caso del anticulo anterior, cada uno de los herede- ros esponderd de la parte de la pena que le corresponda en proporcign 4 su cuota hereditaria, Anticulo 1850.- Tratindose de obligaciones indivsibles, se observari lo dispuesto en el articulo 2007, Articulo 1858.- Los contratos que no estén especialmente reglamen- tados on este Céaigo, se regirin por ls reglas generales de los contra tos: por las estipulaciones de la partes, yen lo que fueren omisas, por REVISTA BEL INSTIEUID BE LA JUDICATORA FEDERAL 375 las disposiciones del contrato con el que tengan mas analogia, de los reglamentados en este ordenamiento. Conctusion A primera vista podria pensarse que nuestro Cédigo Civil adopté un sistema de interpretacién tanto objetivo como subjetivo, tomando en consideracién que su articulo 1851 obliga a los jueces a tomar en cuenta los términos literales de un contrato, a condicién de que sean claros, lo que leva a considerar que lo relevante es la voluntad expre- sada en el documento, regla sobre 1a que se construye el aludido sistema de interpretacién intervencionista. Sin embargo, la apreciaci6n sistemética del texto comentado con su segundo pirrafo y con el articulo 1857, segundo parrafo del nom- brado Cédigo Civil, llevan a la conelusién de que en el fondo lo de~ terminante es la intencién de las partes, por encima de las palabras utilizadas en el contrato, Los citados articulos disponen: Anticulo 1851.- Si los términos de un contrato son claros y no dejan duda sobre la interpretacién de los contratantes, se estard al sentido literal de sus cléusulas. SSi las palabras parecieren contrarias a la intencién evidente de los contratantes, prevalecerii ésta sobre aquéll Anticulo 1857.- Cuando absolutamente fuere imposible resolver las du- das por las reglas establecidas en los articulos precedentes, si aquéllas recen sobre circunstancias accidentales del contrato, y éste fuere gra- tuito, se resolverdn a favor de la menor transmisi6n de derechos ¢ in- tereses; si fuere oneroso se resolver Ia duda a favor de la mayor reciprocidad de intereses. Si las dudas de cuya resoluci6n se trata en este articulo recayesen sobre el objeto principal del contrato, de suerte que no pueda venirse en conocimiento de cud fue la intenci6n o la voluntad de los contra- tantes, el contrato serd nulo. Como puede fécilmente observarse, ante un conflicto entre las Palabras y Ia intencién de los contratantes, la ley ordena atender a la 376 oof GUADALIPR TAPOKA HERNANDEZ segunda, y atin cuando en la primera parte dispone atender a la letra de las cléusulas, de cualquier forma lo sujeta a la condicién de que sean términos claros que no dejen lugar a ninguna duda, lo que significa que el legislador presumié que en tales circunstancias existe fidelidad centre las palabras y la intencién de los contratantes, de modo que bas- ta con que la intencién de las partes se demuestre en sentido contrario los términos del contrato para que no se consideren claros. Para certeza de lo anterior el segundo de los citados preceptos sefiala en su segundo parrafo que si las dudas generadas por los tér- minos de un contrato recayese sobre el objeto, de suerte que no se sepa cual fue la intensién de los contratantes, el contrato seré nulo, lo que quiere decir que ante la imposibilidad de descubrir ta inten- cién, punto rector del sistema de interpretacién subjetivo, el contra- to deberd declararse nulo, No se soslaya la existencia de opiniones en otro sentido, como la de Leopoldo Aguilar Carbajal cuyo texto sefiala que nuestro Cédigo Civil vigente se alejé del criterio individualista y lo sustituy6 por uno de contenido social, para proteger al débil y procurar una mejor dis- tribucién de la riqueza Es suficiente leer la Exposicién de Motivos del Codigo Civil vigente para llegar a la conclusién de que ha cambiado el eriterio que antes privaba de Laissez Faire, Laissez Passer, notoriamente individualista, por un criterio social y de intervencionismo de Estado, para evitar que Ja ley sea un instrumento de dominacién, y que la legislacisn secunda- ria esté de acuerdo con los principios de los Articulos 27, 28 y 123, enire otros, de la Constitucién de 1917. La misma Comisién Redacto- ra expres6 su. pensamiento en forma definitiva, en Ia Exposicién de Motivos, al afirmar: El pensamiento capital que informa el proyecto puede expresarse brevemente en los siguientes términos: Armonizar los imtereses individuales con los sociales, corrigiendo el exceso de individualismo que imperaba en el Cédigo Civil de 1884.” Ciertamente nuestro Cédigo Civil de 1884 tuvo por base esen- cial en Ja interpretacién de los contratos la voluntad de los contra- " Obit, Agui Carbajal, p14. REVISTA BEL INSTIEUID BE LA JUDICATORA FEDERAL 377 yentes, Por ello consideraban nulo el contrato cuando por los térmi- os en que estaba concebido, no podia venirse al conocimiento de cual haya sido la intenci6n de la voluntad de los contrayentes sobre el objeto principal de la obligacién: articulo 1440. Establecfa reglas para el caso de que la voluntad de los contratantes sobre el objeto principal fuera conocida, pero existiera duda sobre circunstancias ac- cidentales, previendo los casos en que el contrato fuere gratuito, re- solviendo la duda a favor de la menor transmisién de los derechos € intereses y en el caso del contrato oneroso a favor de la mayor re procidad de interés.'* Sin embargo, al igual que el cédigo anterior que, en cuanto a la interpretacidn de los contratos fue de corte individualista, el vigente adopta el mismo sistema pues si se revisa cuidadosamente subsist ron las mismas reglas relacionadas con Ia interpretacién de los con- tratos, agregando tnicamente Ia del articulo 1851 parrafo primero que se refiere al caso en que los términos del contrato sean claros y no dejen lugar a ninguna duda, slo que, como ya se sefial6, tal dispo- sicién en el fondo también atiende a la intencién de las partes, pues el legislador presume que la voluntad declarada concuerda con las palabras utilizadas. BiBLioararia Aguilar Carbajal, Leopoldo, Contratos Civiles, México, Porn, 1977. Branca Guiseppe, Insttuciones de Derecho Privado, Traducida de la Sexta edi- ci6n Haliana, México, Porta, 1978, Bonnecase, Julien, Tratado Elemental de Derecho Civil, volumen 2, parte B, México, Harla, 1997. Garcia Maynez, Eduardo, Introduccién al Estudio de! Derecho, México, Ponta, 1998, 8 Mateos Alarcon, Manuel, Estudios sobre el Cigo Civil del Disrto Federal, oro IL, edici6n facsimilar, Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, 1992, pp. 69-70. 378 oof GUADALIPR TAPOKA HERNANDEZ Instituto de Investigaciones Juridicas, Diccionario Juridico Mexicano, M&xi- co, Universidad Autnoma de México, Pornta, 1993, Mateos Alarvén, Manuel, Estudios sobre el Cédigo Civil del Distrito Federal, tomo IIL, edicién facsimilar, Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, 1992. Planiol, Marcel, y Ripert, Georges, Derecho Civil, volumen 4, parte B, Méxi- co, Harla, 1997. 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