Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
ESTUDIOS
Teología de la parroquia.
Su estatuto eclesiológico
José Luis Cabria Ortega 295
LA FAMILIA
Matrimonio entre creyente y no creyente.
Reflexiones jurídico-pastorales
Juan José etxeberria 357
LOS LIBROS
Recensiones 371
SalTerrae
Revista de Teología pastoral
de la Compañía de Jesús en España
Fundada en 1912
Año 105
Número 1.221
ABRIL 2017
DIRECTOR:
José Ramón Busto Saiz, sj
Maldonado, 1 / E-28006 Madrid
Tfno.: + 34 915 759 848
E-mail: jrbusto@salterrae.es / revistasalterrae@salterrae.es
CONSEJO DE REDACCIÓN:
Antonio Allende (Editorial Sal Terrae)
Ana Berástegui Pedro-Viejo (Universidad Pontificia Comillas)
Junkal Guevara (Facultad de Teología de Granada)
Diego Molina (Facultad de Teología de Granada)
José Mª Rodríguez Olaizola (Editorial Sal Terrae)
Pedro Rodríguez Panizo (Universidad Pontificia Comillas)
Abel Toraño Fernández (Pastoral Universitaria - Salamanca)
Javier de la Torre (Universidad Pontificia Comillas)
COLABORADORES HABITUALES:
Dolores Aleixandre - Patxi Álvarez de los Mozos
Lola Arrieta - Adela Cortina - Cipriano Díaz Marcos
José Mª Fernández Martos - Jesús García Herrero
Joaquín García Roca - José Antonio García Rodríguez
Pedro José Gómez - José I. González Faus
Luis González-Carvajal - Juan Antonio Guerrero
Pablo Guerrero - Daniel Izuzquiza - Mariola López
Luis López-Yarto - Juan Manuel Martín Moreno
Xavier Melloni - Fernando Millán
Jon Sobrino - Gabino Uríbarri
Luis gOnzÁLez-CarvaJaL
Luces y sombras
de la cultura actual
Una guía moral
para moverse
por la modernidad tardía
232 págs.
P.v.P.: 14,95 €
una visión global, clara y amena de la realidad actual desde la perspecti-
va cristiana. el autor desgrana los rasgos característicos de la cultura ac-
tual y descubre sus luces y sombras: la mentalidad científico-técnica, la
secularización, las ansias de emancipación, del individualismo, la tole-
rancia, la mentalidad capitalista-burguesa, la fe en el progreso, la erótica
del cambio y la posmodernidad. Y si existen estudios específicos de cada
una de las temáticas abordadas por gonzález-Carvajal, el autor ofrece esta
visión de conjunto para orientarse en el mundo de hoy.
PRESENTACIÓN
ESTUDIOS
TEOLOGÍA DE LA PARROQUIA.
SU ESTATUTO ECLESIOLÓGICO
José Luis Cabria Ortega*
Resumen
La pregunta por la identidad teológica y el estatuto eclesiológico de la parroquia está
en la base de esta reflexión, que tiene como punto de partida la historia de esta en-
tidad eclesial, y como punto de referencia la eclesiología del Concilio Vaticano II y
el magisterio posconciliar. La perspectiva adoptada es teológico-sistemática, sin ol-
vidar las implicaciones jurídico-canónicas y pastorales que envuelven a la parroquia
hoy, llamada a una permanente renovación.
PaLabras CLave: Parroquia. eclesiología. Concilio vaticano ii. iglesia local.
Comunidad.
Theology of the parish.
Its ecclesiological essence
Abstract
The question of theological identity and ecclesiological essence of the parish is the
basis of this reflection, which begins with the history of this ecclesial entity and
takes the ecclesiology of the Second Vatican Council and the post-conciliar Magis-
terium as a point of reference. A theological-systematic perspective is adopted,
KeY WOrDs: Parish. ecclesiology. second vatican Council ii. Local Church.
Community
–––––––––––––––
1. Las siguientes siglas se utilizarán tanto en el cuerpo del texto como en las no-
tas a pie de página, seguidas del número correspondiente.
aa = COnCiLiO vatiCanO ii, Decreto Apostolicam actuositatem (1965).
CD = COnCiLiO vatiCanO ii, Decreto Christus dominus (1965).
ChL = Juan PabLO ii, exhortación apostólica postsinodal Christifideles laici (30
diciembre 1988).
CiC = Codex Iuris Canonici (1983)
Lg = COnCiLiO vatiCanO ii, Constitución dogmática Lumen gentium (1964)
sC = COnCiLiO vatiCanO ii, Constitución dogmática Sacrosanctum concilium
(1963).
2. en el Código de Derecho canónico del año 1917 se precisaban los elementos por
los que se constituía una parroquia: «Divídase el territorio de cada diócesis en
partes territoriales, asignando a cada una de ellas su iglesia propia con su po-
blación determinada, y poniendo al frente de ellas a un rector especial como
pastor propio de la misma para la necesaria cura de almas».
3. en esta perspectiva, entre otros: a. bOrrÁs, La nueva parroquia, sal terrae,
santander 2009. F.g. brambiLLa, La parrocchia oggi e domani, Cittadella, assisi
2003. e. buenO De La Fuente, «teología de la parroquia»: Teología y cateque-
sis 28 (1988), 517-540. iD., Eclesiología, baC, madrid 1998, 111-115. e. bue-
nO De La Fuente – r. CaLvO Pérez, La Iglesia local, san Pablo, madrid 2000,
119-148. r. CaLvO Pérez, «Parroquia», en r. CaLvO (dir.), Diccionario del
animador pastoral, monte Carmelo, burgos 2005, 600-610. e. CasteLLuCi, La
famiglia di Dio nel mondo. Manuale di ecclesiologia, Citadella editrice, assisi
2008, 465-474. CeLam, La parroquia en el tercer milenio, Publicaciones Ce-
Lam, santa Fe de bogotá 1999. F. COCCOPaLmeriO, La parroquia, baC, ma-
drid 2015 (traducción de La parrocchia. Tra concilio Vaticano II e codice di di-
ritto canonico). Congreso «Parroquia evangelizadora», edice, madrid 1989,
91-126. s. DianiCh – s. nOCeti, Trattato sulla Chiesa, Queriniana, brescia
2002, 511–515. C. FLOristÁn, Para comprender la parroquia, editorial verbo
divino, estella (navarra) 1998. iD., Iglesia, comunidad de creyentes, sígueme,
salamanca 1999, 497-517. iD., «Parroquia», en C. FLOristÁn (dir.), Nuevo dic-
cionario de pastoral, san Pablo, madrid 2002, 1068-1079. W. KasPer, Iglesia
católica. Esencia, realidad, misión, sígueme, salamanca 2011, 408-414. a.
mastantuOnO, «Parroquia», en Diccionario de eclesiología, baC, madrid
2016, 1022-1033. J. Perea, Otra Iglesia es posible. Eclesiología práctica para cris-
tianos laicos, ediciones hoac, madrid 2010, 261-294. s. Pié-ninOt, Eclesiolo-
gía. La sacramentalidad de la comunidad cristiana, sígueme, salamanca 2007,
363-369. institutO suPeriOr De teOLOgía PastOraL, A vueltas con la parro-
quia, verbo Divino, estella (navarra) 2008.
17. «[Los laicos] cultiven sin cesar el sentido de diócesis, de la que la parroquia es
como una célula, siempre prontos a aplicar también sus esfuerzos en las obras
diocesanas a la invitación de su Pastor» (aa 10).
18. Con más claridad afirmará posteriormente Christifideles laici: «La comunión
eclesial, aun conservando siempre su dimensión universal, encuentra su expre-
sión más visible e inmediata en la parroquia. ella es la última localización de la
Iglesia» (ChL 26).
19. en el número 30 de Apostolicam actuositatem se afirma: «es necesario, además,
educar a los niños para que, rebasando los límites de la familia, abran su alma
a las comunidades, tanto eclesiásticas como temporales. sean recibidos en la co-
munidad local de la parroquia, de suerte que adquieran en ella conciencia de que
son miembros activos del Pueblo de Dios».
indican: Ecclesia in Africa, 89, 100; Ecclesia in America, 41; Ecclesia in Asia, 25;
Ecclesia in Oceania, 13, 19; Ecclesia in Europa, 19, 24-25, 32; Africae munus, 133;
Ecclesia in Medio Oriente, 12, 49, 53; Evangelii gaudium, 28, 29, 63, 107, 175.
28. Cf. Juan PabLO ii, exhortación apostólica Catechesi tradendae, 67.
29. Cf. CiC, can. 515,1.
30. PabLO vi, Discurso al Clero romano (24 Junio 1963): AAS 55 (1963) 674. Ci-
tado en ChL 26.
112 págs.
P.v.P.: 9,90 €
este libro es el resultado de tejer juntos el hilo del lenguaje de ignacio de
Loyola en su Contemplación para alcanzar amor y el de la escritura. De-
trás de sus palabras resuena la Palabra, y por debajo de sus expresiones se
pueden reconocer las de aquellos que intentaron reflejar en sus escritos la
experiencia de su encuentro con Dios: desbordamiento por su amor inau-
dito, estremecimiento ante su presencia, asombro por su cercanía, grati-
tud por sus dones, deseo apremiante de responder a través de la propia
entrega. estamos ante un texto plantado como un árbol junto al manan-
tial de la escritura, recibiendo su savia y nutriendo ahí sus raíces para que
sus ramas nos inviten hoy a sentarnos a su sombra.
Resumen
Partiendo de la definición de parroquia y de las funciones del párroco contem-
pladas en el Código de Derecho Canónico, el artículo pasa revista al funciona-
miento de las parroquias y los desafíos a que se enfrentan en la actualidad, lo
que supone una generalización, dada la pluralidad de parroquias urbanas exis-
tente. Los desafíos detectados son: formación de comunidad, formación en la fe,
vivencia profunda de las celebraciones sacramentales, escasez de oración comu-
nitaria, gestión de la solidaridad de modo organizado, transparencia en la ges-
tión y, finalmente, impulso misionero y vocacional.
PaLabras CLave: parroquia, sacramentos, oración, comunidad, catequesis,
caridad, transparencia.
Abstract
On the basis of the definition of parish and the roles of the priest set forth in the
Code of Canon Law, the article reviews the inner workings of parishes and the
challenges they face in modern day, implying a generalization given the current
plurality of urban parishes. The challenges identified are: building of commu-
nity, nurturing faith, profound experience of sacramental celebrations, lack of
escribir sobre las parroquias urbanas supone generalizar. Pues las parro-
quias urbanas son muy distintas. no es lo mismo la parroquia de una
gran ciudad que la de una ciudad pequeña o mediana, con medidas más
humanas que permiten relaciones más cercanas. no son lo mismo las pa-
rroquias en el centro de la ciudad que en los barrios jóvenes, y ambas son
distintas de las ubicadas en barrios marginales. Por otra parte, cualquier
análisis que se haga depende de una experiencia, y esa experiencia está
condicionada por muchas circunstancias particulares. esto supuesto, y
tratando de hacer referencia a rasgos comunes y compartidos por mu-
chas parroquias, ofrezco la siguiente reflexión.
a) La formación en la fe
«el párroco está obligado a procurar que la palabra de Dios se anun-
cie en su integridad a quienes viven en la parroquia; cuide, por tan-
to, de que los fieles laicos sean adoctrinados en las verdades de fe,
sobre todo mediante la homilía, que ha de hacerse los domingos y
fiestas de precepto, y la formación catequética; [...] debe procurar
de manera particular la formación católica de los niños y de los jó-
venes» (CiC 528.1).
el primer apartado del canon 528 deja clara la primera función de las
parroquias, que es la formación cristiana, cuyo cuidado aparece aquí
como una obligación personal del párroco. se afirma la importancia de
la homilía1, pero es obvio que la formación en la fe de los cristianos no
puede pivotar exclusivamente sobre la homilía. a mi modo de ver, la ca-
tequesis es otro de los grandes retos a los que las parroquias urbanas de-
ben hacer frente. me refiero tanto a la catequesis primera de niños y jó-
venes como a la formación continua en la fe de los cristianos adultos.
Creo no exagerar si afirmo que la formación en la fe, es decir, la cate-
quesis, ha fallado en grandes ámbitos de nuestra iglesia española. Con
mucha frecuencia es posible constatar que los fieles cristianos descono-
cen los elementos esenciales de la fe en la que creen y su significado.
esta situación no tiende a mejorar, sino que probablemente va a ir a
peor. Porque se están perdiendo muchos de los ámbitos en que se apren-
día a conocer la fe. muchas de las familias ya no son evangelizadoras. La
mayoría de los niños y jóvenes bautizados estudian en colegios donde, o
bien no se enseña la religión, o bien se enseña de modo deficiente, a pe-
sar del interés mostrado por las autoridades de la iglesia y los esfuerzos
de los profesores. en la sociedad y en el momento en que vivimos no
puede dudarse de que la formación en la fe de los niños y los jóvenes se
ha convertido en un importante reto.
Pero también lo es la formación en la fe de los adultos: la formación bí-
blica es prácticamente inexistente, excepto en algunos grupos muy con-
cienciados y escasos. Lo mismo pasa con la formación moral. La doctrina
de la iglesia en temas morales es prácticamente desconocida en su profun-
didad. Para muchos cristianos, la única fuente de información para cono-
cer la enseñanza de la iglesia en temas morales son los medios de comuni-
cación, que, por decirlo suavemente, dejan mucho que desear al respecto.
c) El ejercicio de la caridad
«[el párroco] ha de fomentar las iniciativas con las que se promue-
va el espíritu evangélico, también por lo que se refiere a la justicia
social» (CiC, 528.2).
«... [el párroco] ha de ayudar con pródiga caridad a los enfermos, es-
pecialmente a los moribundos...; debe dedicarse con particular dili-
gencia a los pobres, a los afligidos, a quienes se encuentren solos, a los
emigrantes o a los que sufren especiales dificultades» (CiC, 529.1).
Llegamos al tercer aspecto de la actividad de una parroquia: la concien-
ciación en la justicia social y el ejercicio de la caridad y la solidaridad. De
nuevo el Código de Derecho Canónico lo personaliza en las obligacio-
nes del párroco. sin embargo, sin disminuir para nada la responsabilidad
que tiene el párroco de promover el espíritu evangélico por lo que toca
a la justicia social y de ayudar caritativamente a los necesitados, es obvio
que ambos aspectos son obligación de todos los fieles cristianos.
Probablemente, lo primero que haya que decir es que el ejercicio de la
caridad cristiana no consiste solo (y quizá tampoco) principalmente en
el auxilio económico. el canon citado habla de los enfermos, de los mo-
dad material en las que es indispensable una ayuda que muestre un amor
concreto al prójimo».
Pero el ejercicio de la caridad debe estar organizado. Probablemente, en
este punto el desafío de los cristianos está en acabar con el deprimente es-
pectáculo de que a las puertas de las iglesias haya habitualmente grupos de
mendigos pidiendo limosna, consecuencia, a mi modo de ver, de una ina-
decuada percepción también por parte de los cristianos de lo que ha de ser
la caridad. «Pobre» y «mendigo» no son lo mismo. Pobre es quien carece
de dinero o de los bienes necesarios para vivir. un mendigo es quien ha he-
cho del pedir limosna su oficio. La escritura tiene palabras positivas sobre
la pobreza, a la que alaba con frecuencia, pero no hace lo mismo con la
mendicidad. Para muestra basta un botón: «Dichosos los pobres porque vues-
tro es el Reino de Dios», dice el evangelio (Lc 6,20). sin embargo, en el li-
bro del eclesiástico podemos leer: «Hijo mío, no vivas de mendigar; más vale
morir que andar mendigando» (eclo 40,28). Y en la segunda Carta a los
tesalonicenses dice san Pablo: «Quien no trabaja, que no coma». el mismo
libro del eclesiástico, que critica la mendicidad, alaba la limosna cuando
dice: «El agua apaga el fuego ardiente, la limosna expía el pecado» (eclo 3,30).
en una palabra, la escritura alaba a los pobres y la limosna, pero rechaza
la mendicidad. Los cristianos hemos de ayudar a los pobres, pero no de-
bemos alimentar la mendicidad con nuestra limosna incontrolada.
recuerdo haber leído en hermann hesse una leyenda medieval según la
cual un viajero llegó a una ciudad alemana y, al entrar en su catedral, se
vio sorprendido porque había dos sedes presidenciales exactamente igua-
les. extrañado, preguntó si es que en aquella ciudad había dos obispos.
Le respondieron: «no; uno de los dos tronos es para el obispo; el otro es
para el pobre de la comunidad, a quien tanto alaba el evangelio». al do-
mingo siguiente, el viajero fue a la catedral para asistir a la misa domi-
nical. Y quedó todavía más sorprendido. el obispo celebraba la eucaris-
tía y ocupaba su sede, pero el otro trono estaba vacío. entonces
preguntó: «¿no me dijisteis que el otro trono era para el pobre de la co-
munidad?» Le respondieron: «efectivamente, así es; pero en esta comu-
nidad cristiana no hay ningún pobre. Cuando venga uno, ocupará el tro-
no unos pocos días, porque le ayudaremos a que salga inmediatamente
de la pobreza».
el ejercicio de la caridad cristiana tiene como objetivo que los pobres sal-
gan de su pobreza. Los cristianos hemos de dar limosna, pero al darla nues-
tro objetivo ha de ser sacar a los pobres de su pobreza y conseguir que en
poco tiempo lleven una vida digna, es decir, una vida en la que no les fal-
te lo necesario para vivir, y eso lo consigan con su trabajo. una acción ca-
ritativa que tuviera como resultado mantener a los pobres en su pobreza
año tras año, es decir, a que los pobres se conviertan en mendigos porque
han hecho de la pobreza su oficio, es una acción inapropiada que no res-
peta la dignidad humana ni se corresponde con el mensaje del evangelio.
Únicamente los dementes o los tullidos han de vivir perpetuamente de la
caridad; pero en estos casos también es imprescindible que las Caritas pa-
rroquiales se ocupen organizada y razonablemente de ellos2.
ne por qué ser el más capaz, el más listo o el mejor dotado, y además, ha-
bitualmente no lo será. seguro que en su parroquia hay otras personas,
sacerdotes, religiosas o laicos más competentes que él en muchos de los
ámbitos que una parroquia ha de desarrollar. De nuevo, en este aspecto
también se presentan desafíos a las parroquias: la organización necesaria
para el correcto desempeño de sus funciones; la participación activa de
los feligreses, de modo que todos puedan aportar, según sus capacidades
y disponibilidades, al buen funcionamiento de la parroquia; y un ele-
mento muy importante, del que las autoridades de la iglesia van toman-
do cada vez más conciencia: la transparencia en la gestión económica de
los recursos de la parroquia, que siempre son, de una u otra manera,
aportaciones de los fieles.
Resumen
A pesar de que vivimos tiempos muy difíciles, con especial dificultad para el
mundo rural español, enormemente despoblado, envejecido y abandonado por
muchos, sin embargo, la Iglesia debe seguir apostando fuertemente por el mun-
do rural. No solo porque es una «periferia existencial» a la que el papa Francis-
co nos impulsa y envía, sino porque la propia configuración de los pueblos, su
idiosincrasia humana y geográfica, otorga a sus parroquias nuevas posibilidades
de trabajo misionero que los pastores y apóstoles vivos, despiertos y con actitudes
propias de «conversión pastoral» –como lo es el trabajo más fraternal en unida-
des pastorales y arciprestazgos– no deben dejar de aprovechar para abrir nuevos
caminos en la Evangelización.
PaLabras CLave: sacerdotes, cultura, olvido, misioneros, unidades pastora-
les, posibilidades pastorales.
Abstract
Whilst we live in the midst of challenging times, particularly troublesome for the
Spanish rural world, tremendously depopulated, worn out and abandoned by
many; the Church must continue to make a bold commitment to the rural
world. Not only because it is an «existential periphery» towards which we are
guided and sent by Pope Francis, but also because the very profile of the peoples,
their human and geographical idiosyncrasy, offer their parishes new possibilities
of missionary work, which the pastors and apostles, alive, awakened and with
attitudes inherent to «pastoral conversion» –like the most fraternal endeavors by
pastoral units and archpriesthoods–, should not cease to harness with a view to
forging new ways of evangelization.
–––––––––––––––
además, lo hago desde la capital, cinco años después de haber sido des-
tinado como sacerdote diocesano a otras tareas lejos del mundo rural.
Durante los últimos cuatro años fui Delegado Diocesano de Pastoral
universitaria de la Diócesis de salamanca y capellán de la universidad
Pontificia, y este es el tercer curso que soy párroco de una nueva unidad
de Pastoral, formada por tres parroquias del centro histórico y artístico
de la ciudad: san martín-san Julián, san sebastián y la Purísima, com-
binándolo con el trabajo en el equipo diocesano de Pastoral Juvenil, en
el que sirvo como subdelegado. Por aquello del «Sitz im Leben» (el lugar
en la vida), es justo y honrado arrancar de este dato y declarar que mi
paso por el mundo rural ha sido «leve» y «fugaz», aunque intenso. en to-
tal diez años de un ministerio sacerdotal rural, dividido en dos etapas.
Primero, de cura «primerizo» recién ordenado, atendiendo durante dos
años a dos pequeños pueblos en la comarca de vitigudino: escuernava-
cas y moronta; entre los dos: unos 150 habitantes. Y después de mi paso
de ocho años por el seminario como responsable del seminario menor,
otros ocho años de cura en ocho pueblos de la sierra de Francia con una
población cercana a los 2.000 habitantes: La alberca, sotoserrano, her-
guijuela de la sierra-rebollosa, madroñal, monforte de la sierra, nava
de Francia y el Cabaco. Después de ese tiempo, y hasta completar los
veintitrés de ministerio, otros cinco en las tareas antedichas. un poco
menos de la mitad de mi vida sacerdotal la he pasado en el mundo rural.
Ciertamente, lo estadístico y el porcentaje de los años son algo franca-
mente relativo, porque la intensidad de las experiencias vividas ha confi-
gurado y tallado mi corazón de pastor de manera irreversible y definitiva.
Pero no, no me he despedido de los pueblos. soy un sacerdote diocesa-
no que, cuando recibí las sagradas órdenes, prometí obediencia y dis-
ponibilidad a mi Obispo y a sus sucesores y, por tanto, estoy a disposi-
ción de él, para que, si lo estima oportuno, me envíe de nuevo al mundo
rural, o a un barrio en la periferia, o a una delegación, o adonde lo con-
sidere necesario. estuve en los pueblos. antes había estado en el semi-
nario Diocesano. ahora estoy en la pastoral urbana, después de haber pa-
sado por una pastoral sectorial como es la universitaria. ¿Quién me dice
a mí que, en unos años, más tarde o más temprano, no pueda volver a
ser enviado al mundo rural?
¡Qué bello que, cuando nos busquen con alguna causa de las anterior-
mente descritas u otras, nos encuentren dispuestos, despiertos, creativos,
audaces... con ofertas y propuestas que ellos no se esperan, pero que, en
el fondo del corazón, les hacen mucho bien! este planteamiento supone
una gran capacidad de adaptación, una buena «cintura pastoral», una
gran apertura de espíritu, para poder llegar a todos y estar disponible
para quienes nos buscan, sean los que sean. traigo aquí la cita de san Pa-
blo: «Siendo del todo libre, me hice esclavo de todos para ganar a los más po-
sibles. Con los judíos me hice judío para ganar a los judíos; con los someti-
dos a la ley, como si yo lo estuviera –aunque no lo estoy– para ganar a los
sometidos a la ley. Con los que no tienen ley, como si yo no la tuviera –aun-
que no rechazo la ley de Dios, pues estoy sometido a la del Mesías–, para ga-
nar a los que no tienen ley» (1 Cor 9,19-21).
188 págs.
P.v.P.: 15,90 €
el Concilio vaticano ii marcó el comienzo de la «nueva evangelización».
intentó comunicar al mundo contemporáneo la novedad perenne del
evangelio con espíritu de alegría y esperanza. sin embargo, determinados
factores, tanto eclesiales como culturales, desviaron las energías evangéli-
cas de la iglesia. La radiante visión cristocéntrica del concilio se desvane-
ció en una iglesia cada vez más polarizada. este libro se inspira en los es-
critos del papa benedicto y en el testimonio del papa Francisco para
promover una reavivación de la imaginación crística, con el fin de recu-
perar y explorar la amplia visión cristocéntrica del concilio y su impera-
tivo evangélico.
Resumen
Dos lugares bíblicos, Belén y Betel, sirven para comprender el presente de la pa-
rroquia y permiten articular un proyecto de futuro en el que conjugar dos ele-
mentos fundamentales: la parroquia como lugar de presencia de Dios en un
mundo secularizado, y la parroquia como el lugar de la comunidad cristiana,
donde todos se sientan responsables del anuncio del Evangelio y de la marcha de
la misma comunidad. Una parroquia abierta a todos desde la realidad de un
mundo plural, pero que no se deja contaminar de mundanidad.
PaLabras CLave: comunidad, hogar, pan, presencia.
Abstract
Two biblical places, Jerusalem and Bethlehem, facilitate comprehension of the
modern-day parish, and help conceive a future project in which two fundamental
elements merge: the parish as a place where God transpires in a secularized world;
and the parish as a place of Christian community, where everyone strives to spread
the word of God and develop the community itself. A parish open to all, in the
reality of a plural world, yet purposefully evasive of worldliness.
KeY WOrDs: community, home, bread, presence.
1. Introducción
me parece una obviedad, pero no por obvio debe ser silenciado, que toda
parroquia está llamada a ser la casa del pan. Creo firmemente, y me ser-
virá de punto de partida, que el objetivo prioritario de la acción pastoral
desarrollada en la parroquia es que esta llegue a ser en verdad la casa del
pan. Y si este objetivo no se propone y/o no se alcanza, todos nuestros
esfuerzos de renovación de la parroquia resultarán vanos. La parroquia
está llamada a ser una casa, un hogar. está llamada a ser el lugar en el que
la comunidad, como una familia más, venga todos los domingos a sen-
tarse como hijos, como hermanos, a la mesa paterna.
igual que ocurre en tantos hogares que existen en nuestros barrios, en los
que los padres esperan a sus hijos y a sus nietos a comer, nuestra familia,
la de los hijos de Dios, vuelve cada domingo a la casa paterna para encon-
trar el descanso de los trabajos de la semana, sentarse a la mesa para char-
lar y, en algunas ocasiones, hacer las paces, celebrar los cumpleaños y las
fiestas, dejar que la casa se llene de risas y de juegos... nosotros, un do-
mingo más, nos sentamos también en torno a la mesa familiar, presididos
por el hermano mayor. nuestra parroquia es, o debe llegar a ser, el lugar
del encuentro y del reencuentro. el lugar del encuentro de los hermanos,
al que llegamos a partir de los diferentes trabajos y avatares de la semana.
su mesa es la mesa en la que se comparten historias, anécdotas, esperanzas
y, también, preocupaciones y fracasos. La casa es el lugar en el que no hay
que guardar las formas, sino en el que todos, «en zapatillas», podemos ha-
blar «a calzón quitado». el espacio en el que no se dirimen las diferencias,
sino en el que, gracias a la mediación del Padre/madre, los hijos podemos
hacer las paces y pedir perdón por el dolor que le hemos causado.
La parroquia es la «casa del pan», porque en ella este, que en nuestra cul-
tura es el alimento básico, ha de ser amasado, horneado y repartido. este
es el mandato del señor: «Dadles vosotros de comer» (mt 14,16), a fin
de que los hijos de la casa puedan seguir desarrollando sus tareas en la
vida y recorrer su propio camino. no en vano las primeras comunidades
llamaron a este pan repartido el «viático», el alimento para el camino.
existe, pues, un presupuesto antropológico y sociológico de nuestras pa-
rroquias que no deberíamos nunca dar por supuesto y que siempre de-
beríamos trabajar y potenciar, que es la comprensión de la parroquia
como una casa, como un hogar, como una comunidad, como la familia
de Dios. sin esto será muy difícil entender la dimensión espiritual y tras-
cendente tanto de nuestras relaciones como de los gestos y ritos litúrgi-
cos, de los símbolos y sacramentos de que Dios se sirve para manifestar-
nos su amor.
una mesa familiar, de la que caen migajas (mc 7,28). ¡Ojalá no sean úni-
camente migajas, sino multitud de panes los que salgan de las mesas de
nuestras comunidades y lleguen a los hambrientos de pan y de evange-
lio! migajas y panes que, cuando son repartidos, vuelven a nosotros para
llenar multitud de cestos (mt 14,19-20). Cestos de alegría por la vida
compartida. Cestos de amor por la amistad alcanzada con los pobres y
los excluidos de la tierra. Cestos de esperanza de que algún día logremos
alcanzar un mundo, su reino, en el que todos nos sentemos a una mesa
en la que se servirán los vinos generosos de la salvación (is 25,6-9). De
una comunidad parroquial que vive así, que es una auténtica «casa del
pan», se puede decir con toda verdad que la eucaristía es su centro. en
ella, partir y repartir el pan no es un gesto litúrgico rutinario, sino que
es el sacramento memorial del cuerpo de Cristo entregado por amor.
tomar conciencia de que la parroquia es la casa del pan es tomar con-
ciencia de que un objetivo pastoral prioritario en la tarea parroquial es la
creación de la comunidad; una comunidad cuyo centro sea la eucaristía,
y su celebración no sea únicamente el cumplimiento del precepto domi-
nical, sino la expresión de lo que somos, la familia de Dios, y de lo que
vivimos, el amor fraterno y servicial.
c) El lugar de la promesa
belén, la casa del pan, es también el lugar de la promesa. Lo saben los
sabios de israel, porque lo ha anunciado el profeta miqueas: «Y tú, Be-
lén Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti voy a sacar al que ha de
gobernar Israel» (miq 5,1), y lo conocen los enemigos (mt 2,3). es el lu-
gar de la promesa en el tiempo de esperanza, en el de desolación e, in-
cluso, en el de persecución (mt 2,3-6), porque la razón de ser de la pro-
mesa no está en los éxitos alcanzados, ni siquiera en nuestros esfuerzos
Pero si la parroquia está llamada a ser belén, no es menos verdad que está
llamada igualmente a ser betel, la casa de Dios y la puerta del cielo en
medio de la ciudad o de la aldea. una de las necesidades urgentes que
tienen nuestras ciudades y nuestros pueblos, en una sociedad globaliza-
da y secularizada como la nuestra, son espacios abiertos a la trascenden-
cia. tragaluces que transparenten la presencia de lo Otro, de la divini-
dad, en nuestro mundo3.
ahora bien, para que sea una parroquia cristiana y no un tribunal de jus-
ticia, es necesario que el Dios que la habita sea el Dios verdadero. esto
es, el Dios de la misericordia. el Dios que hace presente su justicia en el
amor y en el perdón. necesitamos evitar dos peligros. De una parte, ex-
pulsar a Dios de nuestras parroquias para hacerlas cómodamente habita-
bles, sin grandes exigencias, comunidades «light»; de otra, la presencia de
un Dios tan grande, tan lejano y justiciero, que tenga más que ver con
Júpiter tonante que con el Padre anunciado por Jesucristo. necesitamos
una purificación de los ídolos que habitan nuestras parroquias y una re-
cuperación de sus ausencias. si es importante que Dios habite nuestras
parroquias y que recuperemos en ellas una espiritualidad de trascenden-
cia, una espiritualidad de su presencia, no lo es menos la necesidad de
que sea una presencia en el aquí y ahora. su morada, cuando a la parro-
quia nos referimos, no está sobre los cielos ni en el alto firmamento, sino
aquí, en medio de la ciudad, en este barrio, entre estas calles, en aquella
plaza, en esta aldea. La parroquia y los que la forman son el lugar de la
presencia.
necesitamos convertir su casa, nuestra casa y nuestra vida, en un lugar
donde se canta, se danza y se hace fiesta. el lugar de la celebración. una
celebración alegre y gozosa, conectada con la vida. Celebraciones litúr-
gicas que no pierdan la dimensión sacramental, en las que los símbolos
sean expresión de la profundidad de la existencia y, por lo tanto, dado-
res de sentido último. necesitamos recuperar el uso común del lengua-
je, que no tiene por qué ser simplón ni chabacano, pero sí claramente
alejado de las fórmulas estereotipadas, muchas veces engoladas y casi
siempre faltas de expresividad para la asamblea que está celebrando.
(no sería una tarea inútil revisar a fondo el lenguaje y las fórmulas de
nuestros misales, con el fin de avanzar lo que propuso el concilio vati-
cano ii: que el pueblo de Dios pudiera celebrar los sacramentos en su
propia lengua).
152 págs.
P.v.P.: 10,00 €
Cuando perdemos a un ser querido, el corazón enmudece, el corazón
quiere gritar, el corazón no entiende. Puede ser un momento para orar.
Orar la pérdida, la desolación, el sinsentido; orar porque necesitamos que
alguien nos entienda y porque necesitamos decir que no entendemos:
para eso son estas páginas. Darle palabras al corazón, expresar la propia
pequeñez y necesidad, dar gracias, reconocer el misterio, contemplar la
belleza... hacerlo ante Dios es orar. en intimidad íntima, junto con un
grupo en sintonía de corazones o en medio de una gran asamblea son for-
mas distintas y hermosas de tratar de expresar la sed que tenemos de fuen-
tes vivas para el espíritu.
LA FAMILIA
MATRIMONIO
ENTRE CREYENTE Y NO CREYENTE.
REFLEXIONES JURÍDICO-PASTORALES
Juan José Etxeberria, sj*
Resumen
En el contexto social secularizado, intercultural y multirreligioso, el matrimonio
entre creyentes y no creyentes impulsados por diversas motivaciones (sociales, fa-
miliares, etc.) plantea una serie de cuestiones teológicas y jurídico-pastorales que
este artículo pretende abordar. En ese marco, será importante determinar el gra-
do de fe de los contrayentes, el grado de conocimiento de la esencia sacramental
del matrimonio católico, los requisitos para la preparación y admisión al matri-
monio canónico y el modo de acompañarlos. Todos ellos serán algunos de los te-
mas abordados y profundizados.
PaLabras CLave: sacramento del matrimonio, fe, propiedades esenciales del
matrimonio, pastoral prematrimonial, impedimentos.
Abstract
In a secularized, intercultural and multi-religious context, marriage between be-
lievers and non-believers conditioned by various reasons (social, family-related,
etc.) raises a series of theological and juridical-pastoral issues that this article seeks
to explore. In this framework, several aspects to be discussed and examined include
the need to determine the level of faith of believers, their level of knowledge of the
sacramental essence of Catholic marriage, the requirements for preparing them for
engaging in canonical marriage, and the support they are given.
–––––––––––––––
1. Introducción
3. el «error pervicaz» es el error tan arraigado en el sujeto que este no puede ac-
tuar si no es de acuerdo con lo que piensa, provocando tal vinculación de la vo-
luntad a la idea falsa que puede hablarse de un determinismo.
4. P. garín, Legislación de la Iglesia católica. Teología-Derecho y Derecho matrimo-
nial canónico, universidad de Deusto, bilbao 1998, 241-242.
5. C. Peña, «Dimensión sacramental y celebración canónica del matrimonio: re-
quisitos para el acceso a las nupcias»: Estudios Eclesiásticos 88 (2013) 394.
6. F. r. aznar giL, «el matrimonio de los bautizados “no creyentes” o “no prac-
ticantes”: Fe y sacramento del matrimonio»: Revista Española de Derecho Ca-
nónico 72 (2015), 47.
3. Reflexiones pastorales
nal, de abrirse y darse al otro con actitud oblativa, una voluntad decidida
de amar y proveer al bien del otro, de la que no siempre son conscientes los
contrayentes»12.
todas estas consideraciones nos llevan a cuidar especialmente los cursillos
prematrimoniales y el examen de los contrayentes. La pastoral prematri-
monial puede ayudar a afrontar muchos de los retos planteados, puesto
que es un momento privilegiado para reflexionar sobre el sentido del com-
promiso matrimonial por parte de los novios. somos conscientes de que el
secularismo presente en nuestra sociedad hace que un gran número de per-
sonas que se acercan a la iglesia para pedir el matrimonio no sean cons-
cientes de los compromisos inherentes a dicho sacramento. Por eso, es
muy importante organizar y programar adecuadamente los contenidos de
los cursos, así como el momento más oportuno para realizarlos.
el DPF afirma que la preparación inmediata «debe tener lugar en los úl-
timos meses y semanas que preceden a las nupcias». Y define cuatro ele-
mentos importantes en sus contenidos: «Y se dirige, sobre todo, a propor-
cionar a los contrayentes un conocimiento más profundo de las obligaciones
que se derivan del matrimonio, la madurez necesaria para afrontarlas, la dis-
posición para recibir fructuosamente el sacramento y, sobre todo, hacer presen-
te la solicitud de la Iglesia por que cada matrimonio se sienta acompañado y
atendido en estos momentos de tanta importancia» (DPF 112). sin duda,
todo este proceso implica más tiempo y quizás podría incluso plantearse
un tiempo más largo y sostenido para llevarlo a cabo. Por eso me parece
muy acertada la apreciación de C. Peña: «sería más oportuno adelantar algo
esta preparación, permitiendo a los contrayentes hacer, con mayor libertad y
mayor ponderación, su juicio deliberativo sobre la conveniencia de contraer
matrimonio y sobre las implicaciones que este paso conlleva»13. Por otra parte,
el DPF plantea que los cursos prematrimoniales se tienen que adecuar al
nivel de los novios y suplir carencias de formación14.
ción para el sacramento. habría que tener en cuenta esta triple distinción a la
hora de realizar ofertas de cursos prematrimoniales, para ajustarse mejor a la si-
tuación de los que se van a casar»: DPF, n. 113.
15. DPF, n. 126.
16. beneDiCtO xvi, Discurso ante el Tribunal de la Rota Romana, 22 de enero de
2011, http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2011/january/do
cuments/hf_ben-xvi_spe_20110122_rota-romana.html)
4. Conclusiones
el matrimonio entre creyente y no creyente plantea una serie de cues-
tiones jurídico-pastorales que implican la sacramentalidad del matrimo-
nio. La doctrina de la iglesia Católica en estos supuestos, tanto a nivel
LOS LIBROS
RECENSIONES
per afirma que «los numerosos posi- dor, hay que encuadrarlo en la trans-
cionamientos realizados en el marco formada situación de ambas iglesias
de los preparativos para la conmemo- y del ecumenismo y tomar concien-
ración del Quinto Centenario de la cia de la extemporaneidad tanto del
reforma no van tan lejos» (p. 12). mundo en que vivió Lutero como de
todos tienen en cuenta el cambio su mensaje. Precisamente esta ex-
que se ha producido en la percepción temporaneidad representa hoy, se-
ecuménica de Lutero, pero también gún Kasper, la actualidad ecuménica
afirman que entre las iglesias siguen de Lutero.
existiendo puntos controvertidos. Pero no solo la figura moral de
el cardenal señala, además, que Lutero es acogida positivamente,
el mismo Lutero no fue un campe- sino también su teología, que Kasper
ón del ecumenismo. hacia el final interpreta a la luz de la vía abierta
de su vida no consideraba ya posi- por el vaticano ii y de la recepción
ble una unión con roma. Difícil- que de él está proponiendo el papa
mente habría podido imaginar que Francisco. un tema como el de la
los cristianos católicos cantasen hoy teología del pueblo de Dios, por
en sus oficios religiosos himnos li- ejemplo, conoce interesantes conso-
túrgicos compuestos por él, ni el nancias transversales en este senti-
diálogo de los católicos con los ju- do. es cierto que Kasper no deja de
díos, con los musulmanes, con los cuestionar la teología de Lutero des-
anabaptistas. de el punto de vista de una teología
Para Kasper, la extemporanei- católica actualizada, planteando, por
dad de Lutero llega aún más hondo. ejemplo, la cuestión de la relación
Para muchas personas, incluido un entre iglesia, ministerio y eucaristía,
buen número de cristianos practi- un tema ampliamente debatido en
cantes, hoy no resultan ya com- la teología ecuménica. Kasper pone
prensibles las preguntas planteadas el acento en la llamada a hacer de la
por Lutero. es lo que les ocurre a misericordia de Dios el centro de la
numerosos católicos en el asunto de predicación evangélica, para orien-
las indulgencias, pero también a tar hacia el futuro no solo la recep-
muchos cristianos evangélicos en el ción de Lutero, sino el espíritu mis-
tema de la justificación del pecador. mo del movimiento ecuménico. no
en un mundo en el que Dios es vis- se olvida de señalar cómo el nexo
to con frecuencia como un extraño, entre la predicación de la misericor-
tanto lo uno como lo otro se han dia de Dios, leitmotiv del pontifica-
convertido para muchos de nues- do de Francisco, y la de la justifica-
tros contemporáneos en algo ajeno, ción por la fe del pecador, núcleo de
anacrónico. Por tanto, antes de ha- la teología de Lutero, constituye una
blar de la actualidad del reforma- inédita sintonía espiritual entre el
cas y las obras divulgativas que per- de este lenguaje poético a lo largo
mitirá al lector adquirir una visión de tantas páginas requiere un es-
panorámica de lo nuclear de la teo- fuerzo notable que puede alejar al
logía. esto hace que resulte útil para público de su lectura. Por otra par-
quienes pretenden dar el salto de la te, el exceso de expresiones latinas,
divulgación a otro tipo de escritos. que podrían haberse obviado por
Con todo, la belleza del lenguaje y no tratarse de tecnicismos, coopera
su riqueza es, a la vez, la fortaleza y en hacer que la lectura resulte una
la debilidad del libro. si bien resul- tarea exigente y correosa para quie-
ta atractivo y sugerente, se convier- nes no tengan ciertos conocimien-
te también en una dificultad, ya tos teológicos.
que la poesía no está hecha para to- Ianire Angulo Ordorika
dos los paladares. La prolongación
Salud y felicidad
296 págs.
P.v.P.: 15,50 €
es frecuente identificar salud y felicidad como vivencias, si no idénticas,
al menos complementarias, asumiendo que lo fundamental es la salud y
que, si nos encontramos físicamente bien, llevamos mucho ganado para
ser felices. si así fuera, no cabrían las personas con algún padecimiento,
lo cual es una falacia, pero que está en boga en la sociedad actual, que so-
brestima la belleza, la juventud, la fuerza; en definitiva, el culto al cuerpo
y a todo lo que ello conlleva. esta obra analiza los conceptos de salud y
felicidad, sus componentes físicos y psicológicos siempre presentes e in-
terrelacionados; y los grados de felicidad: unos espontáneos y comunes,
otros que requieren actitudes y trabajo personal.