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Jorge Marquet
Director de GENSTAR Investigaciones en Neurociencias
Es por ello que continuamente los investigadores basan sus estudios en estas disciplinas
con el afán de encontrar pistas que establezcan evidencias concretas que permitan
realizar un diagnóstico en cuanto a los marcadores de estado o medidas preventivas en
cuanto a los marcadores de rasgo.
A continuación presentamos los estudios más recientes que se han desarrollado con la
finalidad de encontrar nuevos elementos que puedan ser utilizados ppor esta psiquiatría
basada en la evidencia.
Las variaciones del número de copias que abarca la región 15q11-q13 del cromosoma
15 han sido implicadas en la patogénesis de varios trastornos emocionales, incluyendo
la esquizofrenia.
Los investigadores secuenciaron el promotor y todos los exones del gen GABRB3 en
349 pacientes con esquizofrenia y 386 participantes como controles sanos, utilizando el
método de secuenciación de Sanger.
También utilizaron un ensayo de gen indicador para evaluar el impacto funcional de las
variantes identificadas en la región promotora.
En el exón 9 encontraron una variante Y402H en dos pacientes y en dos controles pero
finalmente llegaron a la conclusión de que esta variante era benigna.
También hallaron dos variantes específicas en el promotor del gen GABRB3, las cuales
mostraban significativamente aumentada la actividad promotora en el gen indicado.
Esta identificación de dos variantes en la zona promotora del gen que aumenta la
actividad del mismo apoya la hipótesis de la presencia de un alelo raro que favorece la
vulnerabilidad a padecer esquizofrenia y sugiere que el aumento de expresión del gen
GABRB3 puede conferir un aumento del riesgo a padecer esquizofrenia.
Los trastornos del espectro autista y los síndromes del desarrollo son altamente
heredables y se manifiestan como resultado de una compleja interacción entre factores
ambientales y genéticos.
Hasta la fecha, sólo un número limitado de variantes genéticas se han descubierto con
respecto al autismo, y su contribución al desarrollo de la enfermedad no se ha
determinado aún con claridad.
Asociaciones nominales también se hallaron entre los fenotipos del espectro autista
investigados y los genes 5HT2A, 5HT4 y variantes genéticas en 5HT6.
Las tasas de arrestos por crímenes violentos y las tasas de arrestos por crímenes contra
la propiedad privada se cuantificaron con los registros oficiales de detención y siempre
y cuando hayan ocasionado períodos de encarcelamiento en los establecimientos
penitenciarios locales y estatales.
De esta manera, los resultados sugieren que los esfuerzos de prevención del delito se
pueden mejorar a través de la atención de las consecuencias patológicas del desarrollo
neurológico como resultado de la interacción gen- ambiente.
No son muchos los estudios que han evaluado el genotipo trialélico de este gen en
adolescentes con trastorno de ansiedad.
Para ello estudiaron una población de 133 veteranos de combate con estrés
postraumático y 34 veteranos de combate sin estrés postraumático.
Los veteranos de guerra con trastorno de estrés postraumático tenían una actividad
menor de la enzima dopamina beta hidroxilasa y se relacionaban directamente con el
polimorfismo DAP-1021C/T en los genes de DBH, comparados con los veteranos sin
estrés postraumático.
Dado que ambos grupos fueron expuestos al mismo trauma, es posible que un rasgo
preexistente sea el que establezca la diferencia en la regulación de la función de los
neurotransmisores, o que la regulación de la expresión del polimorfismo DAP sea
diferente en respuesta al trauma.
La anorexia nerviosa y la bulimia son trastornos complejos que se caracterizan por una
conducta alimenticia sumamente desordenada.
Las actitudes hacia el peso y la forma del cuerpo, así como la percepción de la forma del
cuerpo se ven perturbadas en estas personas.
Una influencia genética sustancial en estos trastornos ha sido sugerida por estudios
genéticos formales.
Hasta ahora, los polimorfismos y las variaciones en diversos genes como por ejemplo,
los genes codificadores para los receptores de serotonina, el gen de la leptina y el gen
del receptor de melanocortina MC, se han evaluado para la asociación y para el
desequilibrio de transmisión perteneciente a la anorexia nerviosa y a la bulimia.
Para identificar las variantes genéticas asociadas con la anorexia nerviosa, Van Zeeland
y cols., realizaron una serie de estudios de secuenciación y genotipado centrados en las
regiones codificantes, encontrando 152 genes candidatos en un total de 1205 casos y
1948 controles.
Estos hallazgos sugieren una real asociación entre las variantes del gen EPHX2 y la
vulnerabilidad a padecer anorexia nerviosa, proporcionando una base para el estudio
futuro de esta importante enfermedad aún poco conocida.
La anorexia nerviosa es una enfermedad con una alta tasa de mortaliodad, que más
comúnmente afecta a individuos femeninos adolescentes.
No encontraron evidencia de que los casos de anorexia nerviosa tengan mas variantes de
número de copia que los sujetos control, ni tengan una representación excesiva de
variantes de número de copia raras o grandes.
Sin embargo, se identificaron varias regiones con variantes de número de copia raras
que sólo se observaron en casos de anorexia nerviosa, incluyendo una deleción
recurrente en el cromosoma 13 en la ubicación 13q12 y una variante de número de
copia con interrupción en la región CNTN6/CNTN4, en varios casos de anorexia
nerviosa.
Kaminsky y cols., han descubierto una alteración química en un solo gen humano
relacionada con las reacciones de estrés que, si se confirma en estudios más amplios,
podría traducirse en un análisis de sangre para predecir de forma fiable el riesgo de
intento de suicidio de una persona.
Con una prueba como la nuestra, podremos contener las tasas de suicidio mediante la
identificación de las personas e intervenir con suficiente antelación para evitar una
catástrofe”.
Kaminsky y sus colegas se centraron en una mutación genética en un gen conocido
como SKA2. Al observar muestras de cerebro de enfermos mentales y sanos, los
investigadores encontraron que en las muestras de individuos que habían muerto por
suicidio, los niveles de SKA2 se redujeron significativamente.
Dentro de esta mutación común, vieron en algunos sujetos una modificación epigenética
que altera la forma en la que funciona el gen SKA2 sin cambiar la secuencia de ADN
subyacente del gen y que añade químicos llamados grupos metilo al gen.
Los expertos encontraron niveles más altos de metilación en los mismos sujetos del
estudio que se habían suicidado y la presencia de niveles más altos de metilación entre
los fallecidos por suicidio se replicaron en dos cohortes cerebrales independientes.
Luego, diseñaron un modelo de análisis que predice cuál de los participantes estaba
experimentando pensamientos suicidas o había intentado suicidarse con un 80 por
ciento de certeza.
Así, predijeron a las personas con el riesgo más grave de suicidio con un 90 por ciento
de exactitud y, en el conjunto de datos más pequeño, identificaron con un 96 por ciento
de precisión si un participante había intentado suicidarse, según los resultados del
análisis de sangre.
El gen SKA2 se expresa en la corteza prefrontal del cerebro, que está implicada en la
inhibición de pensamientos negativos y el control del comportamiento impulsivo.
Kaminsky considera que una prueba sobre la base de estos resultados podría utilizarse
para predecir mejor, futuros intentos de suicidio.
A su juicio, podría tener sentido usarla, por ejemplo, en una sala de emergencia
psiquiátrica como parte de una evaluación del riesgo de suicidio.
“Hemos encontrado un gen que pensamos que podría ser realmente importante para
identificar sistemáticamente una serie de comportamientos de pensamientos suicidas.
Necesitamos estudiar esto en una muestra más grande, pero creemos que podríamos
analizar la sangre para identificar a personas en riesgo de suicidio”, concluye.
Los genes de los gemelos podrían tener un papel más importante en el retraso en el
desarrollo del lenguaje que el ambiente, según un estudio reciente.
Los investigadores descubrieron más evidencias de que los rasgos del lenguaje, como el
vocabulario, juntar las palabras y la gramática, son en gran medida heredados.
El estudio, que contó con 473 parejas de gemelos, reveló que el “efecto de los gemelos”
fue mayor para los gemelos idénticos que para los mellizos.
“Este hallazgo pone en duda la hipótesis que atribuye los retrasos en la adquisición
temprana del lenguaje en los gemelos a que las madres les prestan menos atención
debido a que han de cuidar a dos niños”, explicó la autora del estudio, Mabel Rice.
“Esto debería tranquilizar a los padres que estén muy ocupados y que se preocupan por
si prestan la suficiente atención individual a cada niño”.
También se les comparó con los niños que no tenían hermanos gemelos. Ninguno de los
niños tenía una discapacidad que pudiera afectar al desarrollo del lenguaje.
El retraso en el desarrollo del lenguaje significa que los niños no usan la cantidad de
palabras o no combinan dos o más palabras para formar frases tal y como se esperaría
para su edad y sexo.
Además del vocabulario, los investigadores también tomaron en cuenta las habilidades
gramaticales tempranas de los niños, como el uso del pasado y de los verbos “ser”,
“estar” y “hacer”.
Después de dos años, el 47 por ciento de los gemelos idénticos y el 31 por ciento de los
mellizos presentaban retrasos en el desarrollo del lenguaje.
En general, los gemelos tenían una tasa de retraso en el lenguaje que era el doble que la
de los niños sin gemelos, según el estudio.
Los autores del estudio, continuarán dando seguimiento a los gemelos hasta al menos el
año 2017.
“Los estudios con gemelos ofrecen oportunidades únicas para estudiar las
contribuciones de la herencia y el ambiente en la adquisición del lenguaje”, dijo Rice.
Una variante genética rara se asocia con un mayor riesgo de desarrollar esquizofrenia,
trastorno bipolar y alcoholismo, según revela una investigación.
Las personas con esta variante tienen alrededor de dos a tres veces más de
probabilidades de desarrollar esquizofrenia o dependencia del alcohol.
Se encontró que las personas con la variante del gen GRM3, que se considera
importante en la señalización cerebral, tenían más riesgo de desarrollar trastorno
bipolar, esquizofrenia y dependencia del alcohol.
El estudio que implicó el análisis de los genomas de 36.989 personas con esquizofrenia
y 113.075 individuos sanos de todo el mundo, encontró 108 lugares genéticos diferentes
que se asocian con la enfermedad, pero GRM3 es el único para el que se ha identificado
una mutación específica responsable.
El trabajo abre nuevas vías para prevenir y tratar las enfermedades mentales mediante la
revelación de los mecanismos implicados en su desarrollo.
Sin embargo, la dopamina no es el único producto químico que utilizan las células
cerebrales para comunicarse entre sí.
El glutamato también está implicado y GRM3 codifica una proteína que las células del
cerebro utilizan para detectar el glutamato.
La activación de las células del cerebro se controla con los canales de calcio pero la
última investigación implica tanto la transmisión del glutamato como a los canales de
calcio en el desarrollo de la esquizofrenia.
En el pasado, se han probado sin éxito tratamientos para la esquizofrenia que se dirigen
a los receptores de glutamato.
Sin embargo, podrían ser más eficaces en el tratamiento de los grupos de pacientes con
mutaciones en los receptores de glutamato como GRM3.
Las drogas dirigidas a los canales de calcio han sido probadas contra el trastorno bipolar
con cierto éxito, aunque sólo en ensayos abiertos y ensayos clínicos no doble ciego.
Por lo tanto, los resultados deben ser interpretados con cautela, aunque los hallazgos
sugieren que los canales de calcio son un objetivo viable para los fármacos.
Asimismo, encuentran que este mismo efecto, en células con capacidad de división,
contribuye a la proliferación celular.
Sin embargo, se sabe muy poco sobre las funciones de estas proteína, por lo que han
decidido estudiarla para contribuir a identificar posibles nuevas dianas terapéuticas
contra el Parkinson, ya que en la actualidad los tratamientos no son completamente
eficaces.
Esta proteína centinela detecta si hay algún daño en la mitocondria, el orgánulo que
produce la energía de las células, para activar un programa de destrucción selectiva y así
evitar que el problema se propague.
Precisamente, el daño en la mitocondria es uno de los eventos previos a la
sintomatología del Parkinson, una enfermedad considerada como mitocondriopatía.
Por eso, las neuronas que portan mutaciones en PINK1 no son capaces de reconocer que
hay un problema en la mitocondria, no lo resuelven y terminan por tener una deficiencia
energética que compromete su viabilidad.
Bolaños y cols., utilizaron ratones knockout para esta proteína, es decir, animales que no
la expresan, para comprobar si su ausencia altera el metabolismo celular.
Tanto en las células aisladas, como en el ratón vivo, observaron un fuerte aumento en la
velocidad del consumo de glucosa a través de la vía glucolítica, una forma de
transformación de glucosa en energía.
Más tarde entendieron que este fenómeno se debía a una reprogramación metabólica. La
mitocondria dañada, si no consigue reparar la alteración que sufre, comienza a producir
mayores cantidades de las denominadas especies reactivas de oxígeno, lo que a su vez
activa directamente un factor de transcripción conocido como HIF1, que se encarga de
incrementar la expresión de genes que estimulan y ejecutan la vía glucolítica
Este fenómeno tiene importantes consecuencias pero muy diferentes en función del tipo
celular.
Sin esa protección, las neuronas mueren, así que este mecanismo contribuye a explicar
por qué las neuronas dopaminérgicas mueren por estrés oxidativo, como ocurre en el
Parkinson.
Otra situación muy distinta es la de las células que sí se dividen, en las que los
investigadores observaron, con sorpresa, que se producía el efecto contrario: un
incremento de la glucólisis que promueve proliferación.
En principio, la muerte neuronal y división celular no tienen nada que ver entre sí; sin
embargo, en algunos estudios anteriores se ha asociado cáncer con Parkinson juvenil
causado por las mutaciones en PINK1.
Hasta ahora no se ha prestado mucha atención a una posible relación entre PINK1 y
cáncer, pero este estudio revela cómo la ausencia de esta proteína contribuye a una
proliferación celular fuera de control, principal característica de los tumores; así, no
sería descabellado pensar en continuar con esta línea de investigación.
Esta vez puede suceder al revés: una proteína conocida en Parkinson podría estar
relacionada con el progreso de los tumores.
Por otra parte, los resultados de este trabajo refuerzan una de las líneas de investigación
del equipo de Bolaños, que desde hace años viene estudiando la relación existente entre
metabolismo energético y estrés oxidativo.
El consumo de glucosa por vía glucolítica en neuronas sanas tiene que ser moderado
para preservar la glucosa en mantener el estado redox por la vía de las pentosas-fosfato.
Esto implica que la energía que necesitan las neuronas la obtienen a partir de
precursores metabólicos alternativos, algunos suministrados por los astrocitos, otras
importantes células del sistema nervioso.
Los científicos han vinculado más de 100 puntos en nuestro ADN con riesgo de
desarrollar esquizofrenia, arrojando un poco de luz sobre el misterio de los orígenes de
la enfermedad.
Tal trabajo podría derivar en nuevos tratamientos, a pesar de que todavía faltan muchos
años para que se conviertan en realidad.
El estudio incluía los códigos genéticos de más de 150.000 personas, casi 37.000
diagnosticados con la enfermedad.
McCarrol y cols., descubrieron qué genes están relacionados con el riesgo de padecer
esquizofrenia ya que por lo general cada gen tiene sólo un efecto muy débil.
La esquizofrenia es un trastorno mental debilitante que hace que sea difícil distinguir
entre lo que es real y lo que no lo es, y afecta aproximadamente, a una de cada 100
personas.
Los científicos han sabido durante mucho tiempo que los genes juegan un papel
importante, y este trabajo llega a darles la razón.
Las diferencias de medias estandarizadas para la ansiedad entre los genotipos se suman
para obtener el tamaño del efecto medio en todas las muestras disponibles, como en los
subgrupos estratificados por sexo y origen étnico.
Este estudio proporciona pruebas para relacionar el sexo y las diferencias étnicas en la
asociación del polimorfismo COMT val158met con rasgos de ansiedad.
El genotipo S/S femenino lleva mayor riesgo de depresión y los fumadores con el
genotipo S/S también presentaban mayor riesgo de padecer depresión después del
procedimiento.
Este estudio sugiere una asociación significativa entre el polimorfismo 5HTTLPR del
gen y la nueva aparición de la depresión después de la implantación de marcapasos,
especialmente en las mujeres o los fumadores.
En este estudio, los investigadores analizaron por secuenciación, cinco genes candidatos
implicados en la asimetría cerebral izquierda-derecha, en una población de 95 pacientes
con esquizofrenia y con trastorno esquizotípico.
Este es el primer estudio en el que varios genes candidatos para asimetría cerebral y
esquizofrenia han sido analizados por secuenciación.
Los resultados, tienen una gran relevancia porque por primera vez se ha demostrado la
implicación de los microARNs, a través de sus lugares de unión al ADN, en los
mecanismos protectores de la dieta mediterránea y se ha puesto de manifiesto la
compleja regulación geno-epigenómica de estos efectos.
Después de una media de cinco años de intervención con dieta mediterránea, bien
suplementada con aceite de oliva o con frutos secos, en los 7.187 participantes del
estudio se compararon los resultados para las personas con genotipo T/T frente a las
portadoras del alelo favorable C, que bloquea la unión del microARN 410 y activa el
gen de la lipoproteinlipasa, una enzima que actúa como protector cardiovascular.
Este efecto protector se estimó en un 26 por ciento de reducción global del riesgo de
ictus en los portadores de la variante favorable C.
Solamente cuando los portadores del alelo favorable C seguían una dieta mediterránea
se observó que el efecto de protección frente a ictus era estadísticamente significativo.
En ellos la reducción del riesgo alcanzó un 42 por ciento de protección. Sin embargo en
los portadores del alelo C que no seguían una dieta mediterránea el efecto protector
genético sólo fue del seis por ciento, sin alcanzar la significación estadística.
De esto se puede concluir que el factor protector inherente a la variante C se pierde con
una dieta inadecuada, según los autores del estudio.
Tal y como destaca Corella, estos resultados aportan un alto nivel de evidencia
científica, contribuyendo a crear conocimiento nuevo y más sólido sobre mecanismos y
bases moleculares que nos permitirán avanzar en el diseño de dietas más personalizadas.
Este estudio aporta nuevos conocimientos sobre su regulación tanto genética como
epigenética, es decir, tanto prestando atención a la secuencia del ADN como a los
procesos químicos que modifican la actividad del ADN pero sin alterar su secuencia.
En este caso concreto los investigadores explican que además del microARN hay que
tener en cuenta el genoma de la persona, pues en función del genotipo el microARN
ejercerá o no su efecto modulador.
Asimismo, esta investigación aporta nuevos datos de cómo se pueden usar los
microARNs en prevención y tratamiento, con resultados pioneros sobre su modulación a
través de la dieta.
Cada vez hay más evidencia de la implicación de los virus herpes simple tipo 1 y el
citomegalovirus humano en el deterioro cognitivo de los pacientes con esquizofrenia.
Sobre la base de estas propiedades, se planteó la hipótesis de que los alelos transgénicos
son factores de riesgo para la esquizofrenia y su evaluación podría ayudar a diseccionar
genéticamente la enfermedad en diferentes subconjuntos y ayudar a unificar algunas
áreas dispares de la biopatología como la disfunción cognitiva y la sensibilidad al
gluten, presentes en este trastorno.
Bakermans y cols., estudiaron los efectos del gen del receptor de la oxitocina en
humanos.
La variación en el gen receptor de la oxitocina OXTR, puede explicar en parte las
diferencias individuales en el comportamiento social en relación a la oxitocina.
Sobre la base de 82 frecuencias respecto del efecto con 48 para el rs53576 OXTR y 34
para el rs2254298 OXTR.
Petrucelli y cols., ha diseñado con éxito una estrategia terapéutica dirigida a una
mutación genética específica que causa una forma común de esclerosis lateral
amiotrófica ELA, más conocida como enfermedad de Lou Gehrig, así como un tipo de
demencia frontotemporal FTD.
Las pequeñas moléculas se dirigen a un defecto genético que es con mucho la causa más
importante de la esclerosis lateral amiotrófica familiar, y si se tiene este defecto, con
toda seguridad se desarrollará esclerosis lateral amiotrófica o demencia frontotemporal.
Estos hallazgos muestran por primera vez que dirigirse a esta mutación con una pequeña
molécula candidata a fármaco puede inhibir la traducción de proteínas tóxicas y podría
ser posible tratar a un gran número de pacientes.
Actualmente, la esclerosis lateral amiotrófica es generalmente fatal entre los dos y los
cinco años posteriores al diagnóstico y no existe un tratamiento eficaz para la demencia
frontotemporal, una enfermedad neurodegenerativa que destruye las neuronas en los
lóbulos frontales del cerebro.
La mutación que puede causar ambas enfermedades afecta a un gen conocido como
C90RF72 y consiste en una expansión de la repetición, más larga que la secuencia
genética repetitiva habitual, lo que provoca hebras anormales de ARN y la producción
de proteínas tóxicas c9RAN.
El equipo de Petrocelli y cols., desarrolló los modelos de células derivadas del paciente
en el que se pusieron a prueba los compuestos y los biomarcadores para evaluar la
actividad del compuesto.
Ambos equipos trabajaron juntos para mostrar que el modo de actuación del agente
principal se dirige al ARN tóxico, uniéndose y bloqueando la capacidad del ARN tóxico
para interactuar con otras proteínas clave.
Utilizando una serie de dosis crecientes de los candidatos a fármacos, los científicos
encontraron que la dosis más alta de uno disminuyó la proteína tóxica en casi un 50 por
ciento.
También vieron que las proteínas c9RAN producidas por ARN anormal pueden ser
medidas en el líquido cefalorraquídeo de pacientes con esclerosis lateral amiotrófica,
por lo que estos expertos están ahora evaluando si estas proteínas están presentes en el
líquido cefalorraquídeo de pacientes con diagnóstico de demencia frontotemporal.
Aunque hay que hacer estudios adicionales, este hallazgo sugiere que estas proteínas
pueden proporcionar un medio directo para medir la respuesta del paciente a los
fármacos experimentales que apuntan al ARN anormal.
Los niños con altos niveles de una proteína liberada a la sangre en respuesta a la
infección se encuentran en mayor riesgo de desarrollar depresión y psicosis en la edad
adulta, según concluye una nueva investigación que sugiere un papel del sistema
inmune en la enfermedad mental.
El estudio, realizado por Khandaker y cols., indica que la enfermedad mental y las
patologías físicas crónicas, como la coronaria y la diabetes tipo 2, pueden compartir
mecanismos biológicos comunes.
Cuando estamos expuestos a una infección, por ejemplo, la gripe o un virus estomacal,
nuestro sistema inmunitario se defiende para controlarla y eliminarla.
Durante este proceso, las células inmunes inundan el torrente sanguíneo con proteínas
como la interleuquina-6, un marcador que revela la infección, pero, incluso, cuando
estamos sanos, nuestros cuerpos llevan trazas de estas proteínas, conocidas como
marcadores inflamatorios, que se elevan exponencialmente en respuesta a la infección.
Ahora, los investigadores, han llevado a cabo un estudio longitudinal para examinar la
relación entre estos marcadores en la infancia y la enfermedad mental posterior.
Estos expertos analizaron una muestra de 4.500 individuos tomando muestras de sangre
a los 9 años y con un seguimiento hasta los 18 años para ver si sufrían episodios de
depresión o psicosis.
El equipo dividió a las personas en tres grupos, dependiendo de si sus niveles cotidianos
de interleuquina-6 eran bajos, medios o altos y vieron que los niños del grupo de altos
niveles tenían casi dos veces más probabilidades de haber experimentado depresión o
psicosis que los de bajos niveles de interleuquina-6.
Nuestro sistema inmunológico actúa como un termostato a la baja, la mayor parte del
tiempo, pero activándose cuando tenemos una infección.
Se sabe que las personas con depresión y esquizofrenia tienen un riesgo mucho mayor
de desarrollar patologías del corazón y diabetes, y se ha demostrado previamente que
los niveles elevados de interleuquina-6 incrementan el riesgo de enfermedades del
corazón y diabetes tipo 2.
La inflamación puede ser un mecanismo común que influye tanto en nuestra salud física
como mental.
Es posible que la adversidad durante los primeros años de vida y el estrés lleven a un
aumento persistente en los niveles de interleuquina-6 y otros marcadores de inflamación
en nuestro cuerpo, que, a su vez, incrementan el riesgo de una serie de enfermedades
físicas y mentales crónicas.
De hecho, el bajo peso al nacer, un marcador del desarrollo fetal, se asocia con un
aumento de los niveles cotidianos de los marcadores inflamatorios, así como un mayor
riesgo de enfermedades del corazón, diabetes, depresión y esquizofrenia en adultos.
Este potencial mecanismo común podría ayudar a explicar por qué se cree que el
ejercicio físico y la dieta, formas clásicas de reducción del riesgo de enfermedades del
corazón, también mejoran el estado de ánimo y ayudan a la depresión.
Este equipo de científicos está planeando estudios adicionales para confirmar si la
inflamación es un vínculo común entre las enfermedades físicas y mentales crónicas.
Los estudios en ratones sugieren que la respuesta puede estar en el nervio vago, que
conecta el cerebro con el abdomen.
Del mismo modo, las señales desencadenan un incremento de los productos químicos
tóxicos como el óxido nítrico, el ácido quinolínico y el ácido quinurénico, que son
negativos para el funcionamiento de las células nerviosas.
Insel y cols., han demostrado cómo una extraña mutación en un gen interrumpe la
activación y desactivación de docenas de otros genes subyacentes en las conexiones
entre neuronas
Los científicos estudiaron las células madre pluripotentes inducidas de cuatro miembros
de una familia que padecía esquizofrenia vinculada al gen DISC1 y trastornos mentales
genéticamente relacionados.
Las neuronas inducidas por células madres pluripotentes inducidas, expresaron un 80
por ciento menos de la proteína del gen DISC1 en los miembros de la familia con esta
mutación, en comparación con los que no la tenían.
Estas neuronas mutantes mostraron una maquinaria celular deficiente para comunicarse
con otras neuronas mediante sinapsis.
Este estudio supone un acercamiento a futuros tratamientos que puedan corregir los
déficits sinápticos.
Para ello se midió el nivel KYNA gracias a las muestras de saliva tomadas al inicio y a
las 2 horas de someter en el laboratorio a estrés psicológico a un grupo de 128
participantes, 64 pacientes con esquizofrenia y 64 controles sanos.
Los pacientes que no podían tolerar las tareas estresantes y abandonaron de manera
prematura mostraron niveles significativamente más altos de KYNA que los pacientes
que toleraron el estrés psicológico o los controles sanos.
Los pacientes con este fenotipo conductual tienen niveles elevados de KYNA. Este
biomarcador vinculado a la respuesta al estrés podría ayudar a la reducción de la
heterogeneidad de la esquizofrenia y de otros trastornos psiquiátricos relacionados con
el estrés.
Pero cómo estas alteraciones y subcampos del hipocampo pueden influir en todo el
espectro psicótico sigue estando poco claro.
Ahora Mathew y cols., señalan que existe una reducción del volumen cerebral en el
hipocampo en pacientes con esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo y trastorno bipolar.
Llevaron a cabo un estudio de neuroimagen en 219 pacientes con esquizofrenia, 142 con
trastorno esquizoafectivo, 188 con trastorno bipolar y 337 voluntarios sanos.
En los tres grupos de pacientes con trastornos psicóticos los autores observaron
reducciones en el volumen del hipocampo al compararlos con los voluntarios control.
También apreciaron volúmenes menores en áreas específicas del hipocampo en los tres
grupos.
Estos expertos demostraron que las mutaciones en dos proteínas asociadas con la
enfermedad de Alzheimer familiar interrumpen el flujo de iones de calcio dentro de las
neuronas.
Además, usando ratones 3xTg, animales que contienen presenilina 1 con una mutación
para enfermedad de Alzheimer familiar, además de expresar la proteína humana tau
mutante y los genes APP de proteína precursora del amiloide, el equipo vio que la
reducción de la expresión de inositol trifosfórico disminuyó profundamente la
acumulación de placa de amiloide en el tejido cerebral y la hiperfosforilación de la
proteína tau, características de la enfermedad de Alzheimer avanzada.
Estos resultados indican que la señalización de calcio exagerada, que se asocia con
mutaciones de presenilina en la enfermedad de Alzheimer familiar, está mediada por
inositol trifosfórico y contribuye a los síntomas de la enfermedad en los animales.
La integración social puede ayudar a aquellos que luchan contra la adicción, sobre todo
a aquellos hombres que necesitan apoyo emocional adicional y fuertes vínculos para no
excederse en el consumo de alcohol o drogas.
Para las mujeres, los lazos familiares y comunitarios son muy positivos, pero las
exigencias de relaciones pueden ser agobiantes para las mujeres con sensibilidad frente
al estrés.
La investigación indica que los factores sociales y biológicos interactúan en vías muy
complejas para formar la salud y el bienestar y que el género puede complicar bastante
esta imagen.
Una investigación reciente revela que puede haber casos de dispersión con
hiperquinesia inducidos, a través de generaciones, por una antigua exposición prenatal a
la nicotina.
Este nuevo estudio, realizado por el equipo de Pradeep y cols., es un claro ejemplo de
que algunos de los cambios en el genoma de una persona, ya sean inducidos por
sustancias químicas o por otros agentes, pueden ser permanentes y transmitirse a su
descendencia.
Bhide y cols., utilizaron un modelo basado en ratones para poner a prueba la hipótesis
de que la hiperactividad inducida por la exposición prenatal a la nicotina se transmite de
una generación a la siguiente.
Una causa posible del aumento de casos de dispersión con hiperquinesia sería pues el
aumento en la cantidad de mujeres que se aficionaron al tabaco a partir de la época de la
segunda guerra mundial, y que en aquel entonces fumaban durante el embarazo por no
considerarse que fuera peligroso para el feto.
Una investigación sostiene que las nuevas neuronas que nacen en el hipocampo, donde
se consolida la memoria, están implicadas no sólo en la formación de recuerdos, sino
también en el olvido.
Se sabe que el ejercicio promueve el nacimiento de nuevas neuronas en esta zona del
cerebro.
Esto explicaría por qué no alcanzamos a recordar cosas ocurridas en la primera infancia,
una etapa de la vida en la que la tasa de formación de nuevas neuronas es muy elevada.
Las nuevas neuronas compiten entre sí para formar redes de memoria y estas tendrían
un equilibrio muy precario, lo que favorecería esa amnesia que acompaña a los primeros
años de vida, que es común a muchas especies, incluyendo la nuestra.
Pero el trabajo de Akers y cols., demuestra que la neurogénesis adulta también puede
promover el olvido.
La formación de nuevas memorias tienen lugar solo con la tasa justa de neurogénesis en
el giro dentado del hipocampo: ni muchas ni muy pocas, explican Mongier y cols., y un
exceso de neurogénesis podría poner en peligro la formación de recuerdos.
Sirviéndose de ratones adultos los investigadores han comprobado que el aumento de la
neurogénesis que sigue al ejercicio es suficiente para debilitar sus recuerdos.
Para ello utilizaron leves descargas eléctricas que enseñaban a los roedores a temer un
lugar concreto.
Después formaron dos grupos con esos ratones que habían tenido una mala experiencia,
a unos les permitieron acceder a ruedas donde podrían correr, ya que el ejercicio ha
demostrado aumentar de forma importante los niveles de neurogénesis, mientras, los
otros permanecieron en sus jaulas sin hacer ejercicio.
Cuando Akers y cols., devolvieron a los ratones al lugar donde recibieron las descargas
eléctricas seis semanas más tarde, descubrieron que los que habían hecho ejercicio no
daban apenas muestras de miedo, mientras que los que no tuvieron acceso a la rueda de
ejercicios parecía recordar los choques eléctricos bastante bien, y lo demostraban
quedándose rígidos e inmóviles cuando los colocaban en el lugar donde recibieron las
descargas.
Para asegurarse de que sus conclusiones eran buenas, los investigadores hicieron más
comprobaciones.
Utilizaron fármacos para reducir la tasa de neurogénesis en ratones lactantes, que tienen
niveles más altos de producción de neuronas que los adultos y por eso su capacidad para
recordar es menor.
Una semana después comprobaron que los ratones bebés tratados para reducir la
neurogénesis recordaban muy bien el calambre y se quedaban congelados de miedo.
Mucho mejor que los ratones no tratados, en los que la neurogénesis dificultaba la
conservación de los recuerdos y demostraban menos miedo.
Gottesman y cols., han estudiado la forma de transmisión hereditaria y han sugerido que
es probable que existan múltiples genes implicados en la etiología del trastorno bipolar,
lo que concuerda con los resultados de más de veinte análisis de ligamiento del genoma
completo.
Dado que en general, el efecto de cualquier gen aislado para el trastorno bipolar es
moderado, es posible identificar los rasgos clínicos que caracterizan a los subtipos más
homogéneos genéticamente, facilitando así la identificación de los genes de
predisposición.
El trastorno bipolar con angustia parece aumentar el ligamiento al cromosoma 18q, los
rasgos psicóticos dentro del trastorno bipolar mostraron ligamiento al cromosoma 13q,
y el inicio precoz del trastorno bipolar, en edades jóvenes, mostró ligamiento al
cromosoma 21, en la región 21q22, el inicio del trastorno bipolar con manía, aumenta el
ligamiento al cromosoma 16p, y las tentativas de suicidio en pacientes bipolares,
presentan un ligamiento con el cromosoma 2.
Los rasgos psicóticos, incongruentes con el estado de ánimo y los delirios persecutorios
dentro del trastorno bipolar refuerzan los indicios de la existencia de una asociación
genética con la disbindina DTNBP1, la neuroregulina NRG1 y la DAOA G72
respectivamente.
Esto sugiere que la presentación clínica del trastorno bipolar nos puede ayudar a definir
formas más genéticamente homogéneas de dicha enfermedad.
Se relaciona este polimorfismo con la distinta capacidad que tienen los portadores de los
distintos alelos para catabolizar la dopamina, siendo el homocigota Val-Val, más activo
que el Met-Met.
Glahn y cols., determinaron que la distribución de este genotipo determinó una mayor
concentración de pacientes bipolares en el genotipo Val-Val de la COMT.
Xingqung y cols., establecieron mediante estos resultados que DRD1 puede jugar un
papel im´portante en la etiología del trastorno bipolar.
Estudios de asociación realizados acerca del trastorno afectivo bipolar, señalan que el
cromosoma 12q24 es una región de gran importancia.
Para investigar esta región, realizaron un estudio de asociación con 22 ADN, dentro de
la región Mb 1.14, en una muestra con 166 participantes que padecían de trastorno
afectivo bipolar y 311 individuos de control.
La región cromosómica, que fue confirmada por estos marcadores más distantes, es un
gen pobre y alberga a unos pocos genes.
Buttenchon y cols., mediante este estudio confirman que el cromosoma 12q24.3 es una
zona funcional de gran importancia en la patogénesis del trastorno afectivo bipolar y
resalta la importancia del genotipado central.
Foldager y cols., evaluaron 21 loci para el trastorno bipolar afectivo, identificados
anteriormente en estudios de asociación de genoma completo.
Se evaluaron 74 familias con trastorno afectivo bipolar, con un total de 411 individuos,
incluyendo 96 pacientes que llevaron a cabo un criterio clínico para el trastorno afectivo
bipolar, de acuerdo con el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales,
cuarta edición.
Este resumen tiene que ver con un estudio de asociación breve entre el RGS4 y el
trastorno bipolar, mediante un estudio de asociación con 5 polimorfismos de nucleótidos
simples, rs951436, rs951439, rs2842030, rs2661319, y rs2344671, en 484 pacientes y
288 individuos de control.
Los resultados proveen evidencia que indica que el RGS4 es un posible gen susceptible
de desarrollar trastorno bipolar.
Los análisis del alcance del alelo compartido dentro de estas subregiones identificaron
200 kb que muestra un aumento de alelos compartidos entre las familias.
La relación del trastorno afectivo bipolar con el cromosoma 4p ha sido intensificada, y
el análisis de haplotipo en las familias relacionadas adicionales perfecciono la región
asociada a 20-Mb.
El desarrollo del método del alelo compartido les permite a los investigadores salvar las
diferencias entre las asociaciones convencionales y los estudios de asociación.
La descripción de la región 200 kb del creciente alelo compartido prioriza esta región, la
cual contiene dos genes candidatos funcionales para el trastorno afectivo bipolar, el
SLC2A9 y el WDR1, para estudios posteriores.
Por lo tanto incluyeron 300 pacientes con trastorno afectivo bipolar, siendo este el
primer estudio que se lleva a cabo en donde se relaciona potencialmente el locus prolina
deshidrogenasa con el trastorno afectivo bipolar.
El meta análisis indicó que existe una asociación significante del gen MAO A con
trastornos depresivos graves y con el trastorno bipolar, indicando que estos tres
polimorfismos del gen MAO A podrían asociarse con trastornos del animo.
Además, el meta análisis sistemático, ha demostrado que a pesar de que MAO A podría
ser un gen candidato común para los trastornos de animo, diferentes polimorfismos y
alelos parecerían desempeñar diferentes roles en trastornos depresivos graves y
trastorno bipolar.
El estudio constaba de 239 pacientes con esquizofrenia, 184 con trastorno bipolar, 284
parientes biológicos de primer grado de consanguinidad no afectados de pacientes con
esquizofrenia, 301 parientes biológicos de primer grado de consanguinidad no afectados
de pacientes con trastorno bipolar y 210 individuos sanos de control.
Otras áreas que se han relacionado con el trastorno obsesivo compulsivo han sido la
corteza prefrontal ventral y el giro singular, donde estudios en pacientes pediátricos
señalan anormalidades volumétricas.
Los pacientes con trastorno obsesivo compulsivo fueron tratados por doce semanas con
paroxetina y se observó una disminución significativa del volumen talámico,
comparable a los controles.
Este hallazgo no pudo ser repetido tras el tratamiento con terapia cognitivo conductual.
Swedo y cols., utilizaron esta técnica de imagen en sujetos con trastorno obsesivo
compulsivo, sin comorbilidad con otros trastornos ansiosos o afectivos, y con una edad
de aparición en la adolescencia, comparados por edad y sexo con controles sanos para
comparar el flujo cerebral en la sustancia gris cortical y las áreas cerebrales regionales.
Robinson y cols., detectaron, por su parte, una reducción del volumen de caudado
bilateral, sin alteraciones en otras estructuras cerebrales.
Jenike y cols., detectaron una tendencia hacia la reducción global del volumen caudado
y una pérdida de la asimetría izquierda derecha del grupo control en una muestra de
pacientes obsesivas.
Rosenberg y cols., detectaron un aumento del volumen del córtex cingulado anterior en
un grupo de pacientes obsesivos en edad pediátrica y nativos al tratamiento, sin apreciar
diferencias en otras regiones corticales como el córtex cingulado posterior, el córtex
prefrontal dorsolateral o córtex temporal o subcorticales como la amígdala o el
hipocampo.
Estos hallazgos orientan hacia una reducción de la densidad neuronal, pérdida neuronal
en estas regiones, en este caso no detectables mediante técnicas estructurales
convencionales.
Baxter y cols., publicaron un primer trabajo con tomografía por emisión de positrones
en pacientes con trastorno obsesivo compulsivo y depresión mayor comórbida,
encontrando la existencia de hipermetabolismo cerebral global en ambos hemisferios,
en la cabeza de ambos núcleos caudados y ambos gyrus orbitalis en comparación con
sujetos control.
Swedo y cols., estudian una muestra de pacientes con trastorno obsesivo compulsivo de
inicio previo a los quince años de edad con debut pediátrico.
Constatan un aumento en las tasas absolutas de metabolismo cerebral a nivel del córtex
frontal orbitario izquierdo y área sensorio motora derecha, así como bilateralmente en
gyrus cingulado anterior y áreas prefrontales laterales.
El estudio realizado por Martinot y cols., describe una hipoactividad cerebral en valor
absoluto en todas las regiones estudiadas, y sólo detecta una disminución significativa a
nivel prefrontal lateral, y no hallan diferencias entre trastorno obsesivo compulsivo y
controles en la región orbitaria.
Referencias: