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La transición energética de España

Michael A. Galascio Sánchez

La transición hacia una economía sostenible por medio de la energía


renovable y la eficiencia energética sin comprometer a las generaciones
futuras en satisfacer sus necesidades será una realidad. Sin embargo,
no en el tiempo y en los términos que los ciudadanos piensan.

Si bien el objetivo final de la transición energética es la abolición del


carbón, la energía nuclear y otros recursos no renovables de modo que
el mix aplicado esté únicamente compuesto de energías renovables, es
evidente que se trata de una empresa de dimensiones titánicas cuyos
resultados no serán inmediatos. El nuevo marco regulador de la
Comisión Europea incluye un objetivo vinculante de las energías
renovables de la UE para 2030[1], aunque no significa que se alcance la
meta para esa fecha.

La realidad es que el petróleo es químicamente complejo no solo


refinándose en gasolina, keroseno o aceite de motor sino que los
petroquímicos son sustancias químicas derivadas del petróleo, y usados
como los elementos básicos de producción para una variada gama de
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productos comerciales que abarca desde bolsas plásticas a chalecos


antibalas.

Los combustibles fósiles están detrás de gran parte del desarrollo


industrial de la sociedad moderna. Casi todos los plásticos, polímeros,
tintas, fertilizantes y pesticidas están hechos a partir de petroquímicos,
y todos esos productos se transportan en camiones, trenes, barcos y
aviones. Por tanto, cuando observamos nuestro hogar o despacho es
difícil encontrar algo que no esté relacionado con combustibles fósiles.
En esta línea, la omnipresencia de esta fuente de energía primaria en
nuestra vida sugiere que la revolución verde será muy lenta.[2]

El diagnóstico de los expertos es que la situación energética en España


es insostenible. En la actualidad, el 83% de la energía depende del
exterior, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron un
4,5% el año pasado y, mientras tanto, sigue el parón en la instalación
de nueva potencia renovable (que dura desde el 2013), fruto de la nula
apuesta de los anteriores gobiernos por estas tecnologías.[3] En esta
línea se puede afirmar que desde la perspectiva de política pública,
España se enfrenta a un cambio drástico.

Los estudiosos del tema conocen perfectamente esta situación. Por este
motivo los libros relacionados con la energía suelen ser
intencionadamente densos y técnicos, limitándose únicamente a
examinar los aspectos económicos, científicos y políticos de la energía,
sin explicar lo que significan estos cambios en la vida de los ciudadanos
en el sentido más práctico y personal.[4]

La energía es un proceso dentro de un sistema, ya sea un organismo


vivo o una sociedad que requiere de una compleja infraestructura
técnica incrustada en el medio ambiente biofísico para extraer y producir
la energía, que circula en la sociedad establecida. Esta construcción
tecnológica es la columna vertebral de cualquier sociedad compuesta de
redes de técnicas repartidas por el mundo más allá de las fronteras
nacionales, reticulada en la estructura social que requiere para el
crecimiento y funcionamiento de la energía lo que estas redes producen,
concentran y distribuyen. Por este motivo, lo que importa no es la
energía sino la infraestructura técnica que produce energía
dentro de una organización social y económica.

Energía sólo nombra el flujo que se produce y circula en este sistema,


que alimenta y activa esta red. Por lo tanto la transición de la energía es
una conversión de la infraestructura técnica de las sociedades
industriales avanzadas: implica una transformación de los sistemas
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sociales y económicos. También supone una conversión de las redes


técnicas alrededor del mundo, que aprovechan el entorno biofísico de las
naciones que viven de la extracción de sus recursos naturales por las
naciones extranjeras. Esto es obvio, pero resulta que la transición de
energía es necesariamente un proceso largo y complejo que se extiende
más allá del cambio climático.[5]

Ante esta situación me planteo, ¿cuál será el futuro de la energía y su


transición hacia una economía renovable? A mi juicio la solución
dependerá de tres factores esenciales que parecen las tendencias
futuras. El primer factor es la energía solar que ya está alcanzando la
paridad de la red en algunos países, en otras palabras, la capacidad
para competir en igualdad de condiciones con las fuentes
convencionales de generación.[6] En el caso de Europa, algunos
estudios indican que Alemania, Italia y España han alcanzado paridad de
red completa, asegurándose de que la energía solar ahora es
económicamente viable.[7]

El segundo factor, aunque no está al nivel de la energía solar, pero si se


desarrolla una política pública firme y ambiciosa el almacenamiento
energético podría convertirse en un pilar importante de la transición
energética. La red eléctrica es esencial para la vida moderna por lo que
la economía global y la seguridad nacional precisan de ella. Los
ciudadanos de todas las procedencias tanto en su hogar como en el
trabajo dependen de la red para satisfacer sus servicios. En muchas
ocasiones estos servicios se dan por hecho y cuando el sistema deja de
funcionar, se genera una profunda crisis.

Hoy día la red eléctrica está sufriendo una transformación sin


precedentes mientras se expande en el siglo XXI. Nuevos recursos de
abastecimiento, incluyendo las fuentes de energía variable y
distribuida están ganando terreno sobre los recursos más centralizados
y menos flexibles, como centrales eléctricas de carbón. Las tecnologías
digitales están reduciendo el costo de agregación e integración de dichos
recursos; también están abriendo nuevas oportunidades para manejar la
demanda.[8] En esta línea, la red de almacenamiento a gran escala es
fundamental porque tiene el potencial de hacer la transición energética
más fácil, rápida y económica al que sería en caso contrario.[9]

El último factor es la eficiencia energética que es clave para asegurar un


sistema de energía seguro, fiable, asequible y sostenible para el futuro.
Es un recurso de energía que cada país posee en abundancia y es la
manera más rápida y menos costosa de hacer frente a la seguridad
energética, desafíos ambientales y económicos.[10] España ocupa el
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puesto 22 de los 111 países analizados en cuanto a su comportamiento


en eficiencia energética se refiere, según el informe RISE (Regulatory
Indicators for Sustainable Energy) elaborado por el Banco Mundial.[11]
En este informe se refleja de forma jerarquizada el posicionamiento de
los distintos países en lo referente al acceso de la energía, la apuesta
por las energías renovables y la eficiencia energética. Esto significa que
todavía queda mucho por hacer. Sin embargo, en el mismo informe en
el apartado de planificación de eficiencia energética nacional
obtiene una calificación de 92 demostrando que teóricamente España
tiene una perspectiva muy clara de cuál debe ser el camino a seguir. No
obstante, cuando observamos la calificación para lo que denominan
como incentivos y mandatos en el sector público la valoración es de
50, evidenciando que quizás la política pública no va a la par con la
planificación. En cualquier caso, todo parece indicar que estas
cuestiones se van a subsanar.

Por último aunque el escenario español actual es de gran dependencia


energética, es idóneo para avanzar en la conversión de la
infraestructura técnica de España aunque siendo muy conscientes de
que el cambio no será a corto plazo. Será más bien una revolución
verde lenta pues implica la transformación radical del
mecanismo por el que se toman las decisiones y a través del cual
se producen y manejan los recursos de la economía.

[1] http://europa.eu/rapid/press-release_STATEMENT-18-4155_en.htm
[2] https://actualidad.rt.com/sociedad/view/133059-productos-cotidianos-usar-
petroleo
[3] https://www.lavanguardia.com/natural/20180615/45103613829/los-diez-pilares-
de-la-transicion-energetica-en-espana.html
[4] Little, A.: (2009) “Power trip. From oil wells to solar cells – Our ride to the
renewable future”. Harper Collins Publishers.
[5] Rieu, A-M, (2015) Energy transition: concept/project. https://halshs.archives-
ouvertes.fr/halshs-01213204
[6] Motyka, M.; Given, G.: (2015) “Journey to grid parity. Three converging forces
provide a tailwind for US renewable power”. Deloitte Center for Energy Solutions.
[7] Ryan, A.: (2014) “Solar energy achieves grid parity in Germany, Italy and Spain”.
The Climate Group. London. March 24. https://www.theclimategroup.org/what-we-
do/news-and-blogs/solar-energy-achieves-grid-parity-in-germany-italy-and-spain
[8] Hart, D.H.; Bonvillian, W; Austin, N.: (2018) “Energy Storage for the Grid: Policy
Options for Sustaining Innovation”. An MIT Energy Initiative Working Paper April 2018
https://www.google.com/search?q=utility-scale+energy+storage+2018&ie=utf-
8&oe=utf-8&client=firefox-b-ab
[9] Braff, W.; Mueller, J.; Trancik, J.: (2016) “Value of Storage Technologies for Wind
and Solar Energy”, Nature Climate Change 6:964-969 (2016).
[10] https://www.iea.org/topics/energyefficiency/%5B11%5D
http://rise.worldbank.org/scores

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