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¿DE QUIEN NOS ENAMORAMOS?

DE FREUD A ROGERS

“Mucho antes que el flechazo se de, el inconsciente sabe ya


que de esa persona hemos de enamorarnos”
S. Freud.

El enamoramiento desde siempre ha sido un tema inquietante para la humanidad por lo que
filósofos y científicos han pretendido encontrarle una explicación. En la cultura oriental por
ejemplo, el enamoramiento fue representado por “cupido” como un adolescente de extraordinaria
e irresistible belleza, de apariencia inocente, carente de malicia; a la vez irreverente, dado al
hedonismo y por lo mismo irresponsable e inconsciente. Y una vez que cupido ha flechado nadie
será capaz de resistirse al encanto del enamoramiento.

Por su parte la cultura griega representada por Platón hizo referencia al hombre de 4
extremidades y 2 cabezas, que por su soberbia, al querer ser como los dioses, fue separado por
Zeus en dos mitades que han sido condenadas a buscarse mutuamente, por eso cuando se
encuentran la atracción es tan intensa y la separación tan amenazante.

La necesidad de entender al amor ha dado fuerza a estos mitos de tal forma que han quedado en
el inconsciente colectivo como casi realidades, manifestándose de muchas maneras a través
de nuestra cultura, con creencias como la de “la media naranja”, “el príncipe azul”, “hasta que la
muerte nos separe”, etc.

.
Desde el punto de vista científico el enamoramiento es entendido como un estado de
obnubilación mental; ocurre sin que la persona sepa como ocurrió, el sujeto se siente inerme
ante extrañas fuerzas que lo gobiernan, únicamente se percata de que este poder influye en
todos sus actos, que ocupa sus pensamientos y modifica sus sentimientos, que cambia la
percepción del mundo y de sí mismo, es pues un fenómeno psíquico que altera la voluntad y la
consciencia.

Es, sin embargo, un estado psíquico transitorio que después de un lapso deja de existir, puede ir
desde unas cuantas semanas como sucede con los adolescentes, hasta llegar a varios años. Al
desvanecerse la ilusión que acompaña al enamoramiento deja al desnudo una realidad que en
ocasiones dista mucho de lo que prometía ser; es en estas circunstancias que el enamoramiento
puede dar paso al desarrollo del "amor real” que es la aceptación de la pareja tal como es, sin
maquillaje emocional, o bien, se puede dar la ruptura.

Desde el punto de vista biopsicosocial el enamoramiento tiene


que ver con el ciclo vital, desde el periodo de la pubertad se da la maduración biológica en donde
la capacidad reproductiva alcanza su desarrollo óptimo y prepara al individuo para el acto sexual
y la crianza. La energía que lleva a buscar pareja es la sexualidad, de ahí se desprende el placer
erótico a partir del cual se busca la proximidad con el “otro” a través del cortejo, una vez que la
pareja se ha establecido como tal se tiene entonces la posibilidad de preservar la especie.

Estudios realizados sobre el sistema nervioso autónomo


confirman que en el periodo de enamoramiento se generan modificaciones corporales tales como
dilatación de las pupilas, apertura de los poros de la piel, alta sensibilidad ante estímulos sonoros,
olfativos y visuales; a nivel psicológico la autoestima se eleva, crece la energía vital, se
presentan evidentes cambios en el área afectiva, exagerada sensación de bienestar y
satisfacción, se es más vivaz, además de manifestar una actitud corporal de seguridad, etc.

En cuanto a las expectativas psicológicas, propiamente en la


postura psicoanalítica se dice que aquello que une a la pareja de manera intrínseca se funda
por la atracción psíquica que incluye componentes inconscientes donde se asume que el
”otro” cumplirá con las características del “Objeto de amor” grandemente deseado. Se espera
que éste cubra las carencias que surgieron durante el proceso de estructuración de la
personalidad, sobre todo en el periodo infantil temprano, es por este motivo que se da la
sobrevaloración del objeto de amor y se pretende perfecto, por lo que cualquier sensación de
insatisfacción se desplaza hacia el exterior. Por otra parte se percibe también de manera
inconsciente que el “otro” presenta la misma conflictiva emocional y se busca descubrir cual es
su manera de resolverla.

En este contexto resulta importante valorar las


relaciones establecidas bajo la óptica de las “Relaciones Objetales”, que son estructuras
mentales que se van formando en proporción a la relación con la madre, es decir, que el tipo de
relación Madre – Hijo que se da en la primera infancia dejara en el individuo una huella
profunda en el inconsciente, de tal manera que las relaciones amorosas en lo sucesivo se
regirán por ese modelo histórico.

Es así como el tipo de enamoramiento esta determinado por


la estructura psíquica del sujeto, en la imagen del “sí mismo” y la imagen del “objeto”, como se
muestra a continuacion:

RCELACION OBJETAL = OBJETO DE APEGO

Para cada situación de amor adulto existe un rasgo paralelo de amor infantil. Los
individuos cuyas relaciones de apego durante la infancia fueron satisfactorias se verán a sí
mismos como personas amadas, seguras, y esperaran tener relaciones positivas , intimas y
valiosas en el futuro. Los individuos que han experimentado rechazo, se verán a sí mismos como
poco dignos de ser amados, esperarán posteriores rechazos, y se comportarán de forma que
provoque estos rechazos.

En el amor infantil la formación de un vinculo afectivo es igual a


seguridad, en el amor adulto es igual a enamorarse, mantener ese vinculo es igual al amor real, y
perder al compañero significa dolor.

Posterior al enamoramiento habrá un pasaje gradual hacía el “amor


real” basado en las características reales tanto del sujeto como del objeto, que permitirán el
establecimiento y conservación de la pareja en situaciones de autonomía y satisfacción mutuas,
con capacidad para entrar en un estado de fusión psíquica y a la vez de individualidad, donde
habrá preocupación por la satisfacción propia así como de la pareja. Este es el estado ideal
esperado, sin embargo, hay que recordar que este pasaje hacía el “amor real” tiene que ver con
la estructura de personalidad de cada individuo por lo que no en todos los casos este paso se
dará satisfactoriamente, aunque en términos generales, las personas buscan y encuentran
objetos amorosos con un nivel semejante de desarrollo.
. Ahora bien, cuando el enamoramiento se da parece imprescindible
para el sujeto tener la certeza de que el ser amado a la vez le ama, la necesidad de encontrar el
amor verdadero es una falsa creencia que se engrandece tras la idea de que la felicidad esta al
alcance de todos una vez que se haya encontrado el “verdadero amor”, es por esto que cuando
se cree haberle encontrado se pretende no dejarle ir. Sin embargo, esta intención no siempre
resulta exitosa, es a partir de la problemática de la pareja y de la forma en que ésta incide
socialmente, por la inestabilidad de la misma como estructura social, que surgen los
cuestionamientos de cómo hacer una buena relación de pareja? que factores la hacen o no
duradera? etc., etc.

Parece que no es suficiente que entendamos como y porque se da el


enamoramiento y se construye la pareja, resulta sumamente importante encontrar respuestas
para saber como la relación trascienda a este periodo.

Para esto se propone en primer lugar que la pareja no viva su relación


como un “contrato” en donde se hace la promesa de amor y para siempre, ya que tras esa
promesa se corre el riesgo del sometimiento del “yo” lo cual no resulta útil para el desarrollo
individual ni de la pareja, contrariamente a la propuesta sociocultural que asume al amor como la
despersonalización del individuo siendo esta la muestra mayor de amor eterno. Es importante
entonces que la pareja se conceptualíce como un “proceso continuado” a partir de un compromiso
mutuo de dedicación durante el proceso cambiante de la relación.

Una alternativa más es la tan mencionada “comunicación”, misma que


en ningún lugar, ni nadie nos explica como llevar a cabo. La dea del ejercicio de la comunicación
es que cada miembro de la pareja reconozca y asuma el sentimiento que experimenta a cada
momento y en cada situación, que lo exprese tal cual es y que corra el riesgo que esto conlleve,
ya sea por sentirse expuesto ante la pareja o bien por la reacción que la pareja pueda tener ante
lo que se le comunica, pues la expresión clara y directa de los sentimientos invariablemente
generara una reacción en el “otro”, sin embargo, es necesario asumirlo.

Por otra parte se ha visto que el hecho de vivir en función de los roles
culturales y las expectativas sociales parece oponerse a la idea inicial de hacer de la pareja un
proceso, en la medida que cada miembro “sabe” lo que espera del otro, y generalmente dando
por hecho que el “otro” asumirá lo que tiene que hacer. Una buena opción es que la pareja tome
acuerdos sobre como desarrollar sus propias expectativas, plantear sus propias opciones y
desarrollarse en su propia dirección.

Finalmente se puede comprobar que cuando cada uno de los


miembros progresa hacía una creciente individualización, la pareja se enriquece, una vez más
parece que esta postura se contrapone con lo socioculturalmente aprendido que plantea por
todos los medios que solo “seremos” a partir del “otro”, romper con estas ideas tan arraigadas
no es cosa fácil, sobre todo si tomamos en cuenta que el crecimiento y la libertad por si mismas
son generadoras de ansiedad, sin embargo, tomar en cuenta el planteamiento del desarrollo
individual engrandece las posibilidades de crear una pareja sólida.

Esta búsqueda del “sí mismo” sigue también un proceso que incluye
conceptos como el “Autodescubrimiento”, la “Aceptación del yo”, y “La caída de las
mascaras” que implica deshacerse de defensas y armaduras para asumirse como la persona
que se es. El “Experimentar valores” lo que significa que los valores interiores sean sustentados
por las propias experiencias, asumiendo por lo tanto la verdadera autonomía de lo que se desea
ser.
Todo lo anterior conlleva a una “Realización para ambos” toda vez que el proceso de convertirse
en un “yo real” engrandece por si mismo y además alienta y libera al compañero para avanzar
en la misma dirección, esta mutua realización permitirá asentar el proceso del “amor real”.

. Son evidentes las carencias de nuestra sociedad actual, donde se


firma un contrato ya sea moral o psicológico en donde se sigue restringiendo a ambos miembros
de la pareja, donde los roles socioculturales continúan limitando el crecimiento, en principio
personal y consecuentemente de la pareja, donde pareciera que el ejercicio principal es “hacer
feliz al otro”, o “ser feliz a partir del otro” estableciendo así un compromiso implícito de
satisfacción mutua sin ninguna base sólida.
Cierto es, como se ha planteado anteriormente, que las motivaciones para hacer pareja son en
principio inconscientes, sin embargo, una vez que se ha establecido este "compromiso", el
método correcto para progresar del enamoramiento al “amor real” no es otro que el crecimiento
interior de cada uno de los integrantes de la pareja lo que finalmente podrá guiarlos a un
verdadero encuentro.

“Cierto, infancia es destino,


solo que una vez que lo haz entendido,
puedes decidir como vivir”
G. González

Psic. Gabriela González H.


Diciembre 2002

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