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DE FE
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DEDICATORIA:
Gustavo H. Valls
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INTRODUCCION
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13,55) Y luego Lucas (4,20) dirá “todos en la sinagoga
tenían los ojos fijos en El”.
Los cristianos de las primeras comunidades se sentían
seguidores de Jesús más que miembros de una nueva
religión.
Según Lucas las comunidades estaban formadas por
personas que habían conocido el “Camino del Señor”
(Hechos de los Apóstoles (18, 25) y atraídas por Jesús, han
entrado en él. Se sienten “seguidores del Camino” (9,2)
La carta a los hebreos precisa que es “un camino nuevo y
vivo, inaugurado por Jesús para nosotros” (Hebreos 10,20).
Un camino que hemos de recorrer viviendo una adhesión
plena a sus enseñanzas “con los ojos fijos en Jesús, el que
inicia y consuma la fe” (Hebreos 12,2).
Más tarde el evangelio de Juan lo resume todo poniendo en
boca de Jesús estas palabras “Yo soy el Camino, la Verdad y
la Vida. Nadie va al Padre sino por Mí” (Juan 14,6).
Está claro, entonces, que ser cristiano es ser seguidor de
Jesús, de su evangelio. No se habla de religión.
El problema de muchos no es que vivan extraviados.
Sencillamente viven sin camino, perdidos en una especie de
laberinto: andando y desandando los mil caminos que les
van indicando consignas y modas del momento.
¿Y qué puede hacer un hombre o una mujer cuando se
encuentra sin camino?
En cambio, el que camina tras los pasos de Jesús podrá
seguir teniendo problemas y dificultades, pero está en el
camino acertado que conduce al Padre.
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Los siglos de Cristianismo han traído más derecho canónico
que evangelio y la Persona de Jesús de Nazaret fue
tergiversada por la filosofía griega y el poder romano.
Hoy la fe cristiana no suscita “seguidores” de Jesús, sino
sólo adeptos a una religión; miembros de una Institución
que cumplen con obligaciones religiosas: culto semanal,
algunos ritos de vez en cuando.
Se ha perdido así lo esencial: el encuentro personal con
Jesús. Cristianos sin Cristo.
Aparecen otros personajes que oscurecen la Persona de
Jesús y de sus enseñanzas. Mediadores que ofrecen otras
doctrinas que hasta llegan a contradecir al mismo Jesús
Ser cristiano es encontrar, confiar y seguir a Jesús de
Nazaret.
Los 4 evangelistas van relatando de distintas maneras estos
encuentros de Jesús con la gente. Encontrar a Jesús es
encontrar un Hombre, un Amigo que nos ha enseñado a
relacionarnos con su Dios-Padre y con todos los seres
humanos, nuestros hermanos.
Es lo que dirá a sus paisanos esa mujer hereje, nada
ejemplar en su vida, la Samaritana
“Vengan a ver, he encontrado a un hombre que me ha
dicho todo lo que yo había hecho ¿No será el Mesías, el
Cristo? “ (Juan 4,29).
Y acudieron a Él, para encontrarse con El y dialogar con El.
“Muchos creyeron en El al oír su palabra”
Los relatos evangélicos han sido compuestos para
ofrecernos la posibilidad de conocer ese camino abierto
por Jesús. Es lo que sugiere el mensaje que reciben las
mujeres junto al sepulcro la mañana de Pascua: “¿Buscan a
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Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado. No está
aquí”. No hay que buscarlo en el mundo de los muertos.
“Hay que volver a Galilea. El va delante de ustedes. Allí lo
verán” (Marcos 16,7)
La Biblia es el encuentro de Dios con la Humanidad.
El Universo es el lugar para el encuentro.
Y la evolución de los tiempos llevó a que apareciera el ser
humano con esa capacidad de encuentro.
Y nuestra fe nos hace encontrar a Abraham y Moisés,
personajes del Pueblo de Israel, a Profetas como Isaías y a
Reyes como David.
Y en el Nuevo Testamento nos encontramos con una María
y José que lo engendran como niño. Amigos como Pedro y
Andrés a quienes les dirá: “Síganme” (Marcos 1,17)
Otro que lo traicionará; otros que lo abandonaran; mujeres
que lo acompañarán hasta el final de sus días; un Pablo que
lo universalizará y tantos otros hombres y mujeres de las
primeras comunidades que se convertirán en amigos que
supieron transmitirnos a ese Jesús y hasta dar su vida por
El.
Luego serán los santos y santas de todos los tiempos, los
que están en los altares y los que brillan silenciosamente en
la eternidad. Los santos de ayer y los de hoy.
Y lo extraordinario de este Hombre es que nos lleva no sólo
a encontrar a Dios-Padre sino también a su Madre, María.
También aquí se trata del encuentro de una persona.
Una mujer, como tantas, que han engendrado con su Fe la
confianza de muchos y que hace que sea tan amada,
admirada y valorada por millones de personas.
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En mi caso fue mi madre quien me llevó al encuentro de
ese Jesús y en Jesús a tantos hombres y mujeres que llenan
la Historia de la Humanidad, y mi historia.
Es por ello que, como gesto de profunda gratitud, es que
quiero presentar a este Jesús en el testimonio de tantos
hombres y mujeres que encontrando a Jesús han
descubierto el sentido de sus vidas y la dicha de ser
seguidores de Él.
Vivimos en una época donde se habla de un Dios lejano o
ausente, hasta “de la muerte de Dios”.
En las iglesias se habla poco del Dios de Jesús, de ese Dios
Padre-Amor sino de doctrinas áridas, abstractas donde falta
esa fuerza vital auténtica del encuentro.
La fe no proviene de doctrinas, de argumentaciones
teológico-racionales sino de una experiencia de Dios, de un
encuentro con Alguien que “vive a Dios”
Edward Schillebeeckx dice: En el mundo moderno los
hombres no podrán ya aceptar por mucho tiempo el
Credo cristiano basándose simplemente en la autoridad
de la iglesia o de sus padres. El camino que muchos
seguirán será el de la experiencia personal”. Hoy muchos
jóvenes ya no creen, se muestran indiferentes porque esas
doctrinas no motivan, no preocupan, no entusiasman.
El motivo de estas charlas y de estos libros es recuperar al
Jesús como “autor de la fe”, poner a Jesús en el centro de
nuestra fe. Todo lo demás “viene por añadidura”.
Necesitamos volver al que es la fuente y el origen de
nuestra fe. Para ello recuperar lo esencial del Evangelio,
renacer juntos del mismo Espíritu de Jesús. Los evangelios
no son libros didácticos que exponen doctrina académica
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sobre Jesús. No son tampoco biografías redactadas para
informarnos con detalle de su trayectoria histórica.
Lo que encontramos en esos escritos es el testimonio del
impacto causado por Jesús en los primeros que se sintieron
atraídos por El y respondieron a su llamada.
Recordamos la actuación de Jesús, no como la historia
pasada de alguien que vivió hace muchos siglos, sino de
alguien que ha vivido y vive nuestras experiencias
humanas, defendiendo la dignidad de todos, abrazando a
los más necesitados y llamándonos a todos a ser compasivo
como el Padre y a compartir nuestras vidas.
El Jesús narrado en los evangelios nos enseña a vivir la fe,
no por obligación ni por tradición sino por atracción;
aprendemos su estilo de vivir y descubrimos formas más
humanas de pensar y de relacionarnos con los demás.
Necesitamos más humanidad para que se viva conforme a
los deseos del Padre.
Hace unos años leí que Karl Jaspers hablaba de un “tiempo
eje” o una “era axial” a una época de la Historia de la
Humanidad, hace unos 2.500 años, en que sobre la Tierra,
desde China hasta Grecia, sopló un poderoso viento
espiritual y removió y llenó de frescura muchas tradiciones
religiosas que estaban anquilosadas.
Eran tiempos de hombres iluminados y libres: Confucio el
político y Laozi el místico en China, Buda, y filósofos
místicos en la India, Zoroastro en Persia, Isaías y Jeremías
en Israel o Palestina, Sócrates, Platón y Aristóteles en
Grecia, Jesús en la Palestina…
Fueron hombres geniales que llevaron a cabo una
extraordinaria revolución espiritual.
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Hoy, si no nos mienten los observadores de “los signos de
los tiempos” y si no nos engañan algunos
acontecimientos, nos encontramos de lleno en un nuevo
“tiempo eje” o “era axial” similar a aquel de hace 2.500
años. Una profunda transformación espiritual es posible y
necesaria en todo el planeta Tierra.
¿Y el Cristianismo? Creo que está despertando a una
renovada espiritualidad basada en los estudios sobre el
Jesús histórico, sobre la Sagrada Escritura ya no como
“Palabra de Dios” tomada en forma literal sino como lo que
son “palabras humanas” que manifiestan las experiencias
sobre Dios que han tenido diversas personas, pueblos y
comunidades con un lenguaje y estilo literario propios de
su época.
Nosotros estamos viviendo ese nuevo “tiempo eje”
gracias a un Juan XXIII que convocó al Concilio Vaticano II,
a Papas como Francisco, a grandes teólogos que
profundizan en el conocimiento de Dios, y del Jesús
Histórico de Nazaret, a Comunidades de cristianos que
responden a inspiraciones del Espíritu, el mismo que
inspiró a Jesús de Nazaret y a sus primeros discípulos y
discípulas.
Hoy la sociedad vive un nuevo paradigma al que no puede
estar ajeno el Cristianismo.
En este libro quiero presentar algunos aspectos de la
Propuesta de Jesús que están siendo reinterpretados ante
esta nueva realidad que nos toca vivir. La Buena Noticia
(evangelio) sigue hoy vigente como siempre pero hoy urge
esa propuesta.
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El mundo de hoy necesita de líderes carismáticos que
humanicen este mundo.
Si me tuviera que quedar con una única palabra de los
evangelios, dejando todas las demás, me quedaría con ésta:
BIENAVENTURADOS, FELICES….
Con esas palabras Jesús inauguró y resumió todo su
mensaje. Es un mensaje que debemos actualizar en este
mundo deshumanizado.
Gran parte de la Humanidad desea que se tenga en cuenta
este deseo de Jesús:
- Felices ustedes, no porque sean pobres, sino porque
deben dejar de serlo.
- Felices ustedes, no porque lloran sino porque les
llega la dicha en vez del llanto
- Felices ustedes, no porque son perseguidos sino
porque se acerca la liberación
Sean Felices, para que también Dios sea feliz. Es tiempo
para ser felices.
Así proclamó Jesús dándonos a entender que nuestra
felicidad es lo más importante para Dios, que es lo esencial
de su mensaje y que el Cristianismo tiene razón de existir si
se promueven estas Bienaventuranzas (Mateo 5 y Lucas
6,17)
Si las religiones cristianas tienen razón de ser es porque
responden a este Plan de Dios y a esta Propuesta de Jesús.
50 veces aparece la palabra “Felices” en los evangelios. En
las iglesias cristianas oímos hablar de otras cosas, de leyes,
de preceptos, de obligaciones para con Dios…pero poco se
habla y se hace para que este deseo de Dios se haga
realidad en los seres humanos, principalmente de aquellos
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excluidos por la sociedad y, a veces, hasta por la misma
religión.
Creo que en esta línea está el Papa Francisco cuando
proclama el “Año de la Misericordia” que debería ser de
todos los días.
Me pregunto, según Jesús, ¿qué es lo que nos puede hacer
“felices”? “Ámense como Yo los he amado”…
¿Hay algo que nos hace más feliz que el amor, el sentir ser
amado y el amar a quienes nos rodean?
El amor es bondad, es comprensión, es solidaridad, es
respeto, es acompañamiento, es dialogo, es tolerancia, es
paz, es felicidad…
Ser cristiano no sólo consiste en creer que Dios existe, en
creer unos dogmas, en que Jesús es el Hijo de Dios y que
fundó una iglesia depositaria de su verdad y autoridad por
medio de una jerarquía eclesiástica que dice lo que hay que
creer y lo que hay que hacer, sino sin negar lo anterior, ser
cristiano consiste en seguir a Jesús, sus enseñanzas
evangélicas, su manera de actuar entre la gente, de
aceptar a los excluidos.
Hoy que se habla de “grietas”, de “divisiones”, de “muros”
que separan, de “indiferencia” e “intolerancia” para
quienes piensan diferente, Jesús nos da ejemplos de cómo
derribar “muros”, aceptar al diferente, incluir a todos.
En una oportunidad Jesús vio a Mateo sentado en la mesa
cobrando impuestos para el opresor, el Imperio Romano.
¿Qué hizo Jesús? “Mateo, ven con nosotros”, el odiado, el
ladrón de oficio, el despreciado por el pueblo judío.
Mateo no lo podía creer.
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Sin embargo, dejó allí la mesa de los impuestos y
acompañó a Jesús el resto de su vida. No sólo eso, ofreció
en su casa una cena abierta a todo el que quisiera: allí no
había prohibiciones ni condiciones. Allí se reunieron los
odiados recaudadores, las humilladas prostitutas, los
despreciados pecadores que no cumplían las normas y
rituales religiosos.
Hoy se habla poco y nada de Dios; predomina más la
indiferencia, la ausencia.
Jesús tampoco hablaba mucho acerca de Dios; no es un
filósofo que busca demostrar que Dios existe y que exige
creer en El.
Hablaba del Reino-reinado de Dios, de ABBA (Papá
querido), de un Dios-Padre cercano, familiar, bienhechor y
que es Amor, Bondad, Comprensión, Perdón, de Alguien
que nos ama, no que nos juzga y castiga.
Un Dios “buena noticia” al que no hay motivo para
temerle, ni para tenerle miedo ni resentimientos.
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Normalmente nos oprime la inercia de la costumbre,
máxime en lo religioso.
Hay un tradicionalismo de mantener intocable lo recibido
como si en ello peligrara nuestra fe. Es necesario superar la
inercia de la rutina, de lo de siempre, lo establecido.
Pensemos, repensemos, dudemos…no por snobismo, ni
ganas superficiales de cambiar por cambiar, sino de
cuestionar lo que no convence ni sirve y buscar lo más
coherente y presentable para esta nuestra era actual.
Hoy se emplea un DECONSTRUIR PARA RECONSTRUIR.
“Deconstruir” no es destruir, sino revisar, analizar,
cuestionar, buscar, preguntar para encontrar nuevas
fórmulas, que tampoco serán eternas, sino nuevamente
revisables en nuestro peregrinar temporal.
Hoy ya no admitimos dogmatismos ni absolutismos,
tampoco los podemos imponer.
Relativizamos lo que cuestionamos pero también lo que
proponemos.
Deconstruir es un paso necesario para reconstruir una
realidad nueva, transformadora que tenga mejor sentido
que la realidad anterior.
No partimos de cero. Partimos de donde estamos y de lo
que tenemos, para ganar nuevas formas más acorde a
nuestros tiempos, a nuestra realidad actual.
Es probable que algunos puedan sentirse incómodos. No es
esa la intención.
Es para quienes se han alejado un poco y sienten la
necesidad de “oxigenar” su fe.
Se trata de reflexiones de teólogos contemporáneos que
buscan con buena intención avanzar en el conocimiento
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de nuestra fe. Esta tarea recibió el espaldarazo del Papa
Juan XXIII en el Concilio Vaticano II.
Teólogos de entonces y de ahora siguen profundizando en
esta idea de “poner al día” nuestra vivencia cristiana.
Por si a alguien le interesa detallo algunos de esos
nombres: Hans Küng, Karl Rahner, Ives Congar, Romano
Guardini, Joseph Ratzinger, Henri De Lubac, John D.
Crossan, Edward Schillebeeckx, Michael Schmaus, Andrés
Torres Queiruga, Jose Antonio Pagola, José Mária Castillo,
Roger Lenaers, Fray Marcos Rodríguez, Enrique Martínez
Lozano, José Ignacio González Faus, John Shelby Spong,
René Luneau, Joan Chittister, Juan Antonio Estrada, Ariel
Álvarez Valdés, Juan José Tamayo, Joseph Moingt, Xabier
Pikaza, Willigs Jäger, Carlos G. Vallés, Anselm Grün,
Anthony de Mello, Teresa Forcades, John P. Meier, Albert
Nolan, Antonio Piñero, José Arregi, Jesús Gil García, Txema
Olleta, Julio Lois, José Comblin, Louis Evely, Juan Masiá
Clavel, Carlos Escudero Freire, Paul Tillich, Xavier De
Aguirre, Ignacio Larrañaga, Johan Baptist Metz, Jon Sobrino,
Ignacio Ellacuría, Ana María Tepedino, Ramón Panikkar,
Ivone Gebara…
A todos ellos que me han ayudado y ayudan a reconstruir
mi fe, mi profunda gratitud.
Gustavo H. Valls
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LAS IDENTIDADES DE JESUS de
NAZARET
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No faltan quienes lo presentan como el revolucionario de la
historia, principalmente en Occidente y hasta llegan a decir
de Él que fue “el primer comunista”…
Nosotros vamos a detenernos, principalmente, en lo que
podríamos llamar las 3 identidades de Jesús de Nazaret:
1) IDENTIDAD HISTÓRICA, el Jesús del primer siglo;
2) IDENTIDAD DOGMATICA. EL Cristo de la Fe de los
siglos IV y V y finalmente
3) 3) IDENTIDAD NARRATIVA que une ambas a
través de la Tradición.
Para este desarrollo de las identidades voy a recurrir a
algunos teólogos contemporáneos que han escrito al
respecto. Comienzo con JUAN ANTONIO ESTRADA
Filósofo y “maestro en teología” en la Universidad de
Innsbruck y en la Universidad Gregoriana de Roma.
Escribió varios libros, entre ellos “DE LA SALVACION A UN
PROYECTO DE SENTIDO. POR UNA CRISTOLOGIA ACTUAL”.
Allí nos habla de “Los orígenes e identidad histórica de
Jesús”
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Nos identificamos con un estilo de vida. El influjo de los
padres es determinante para la evolución del niño y del
adulto posterior.
A partir de la mayoría de edad se hace posible una
selección de la herencia educativa que hemos recibido y
que posibilita la toma de iniciativas que a uno lo lleva a
distanciarse de la familia y asumir un proyecto de vida
personal. Pero la experiencia primera es determinante y en
buena parte imborrable. Mucho más en el contexto de una
sociedad patriarcal y tradicional en la que había poca
individualidad y autonomía.
¿Podemos aplicar esto a Jesús de Nazaret para descubrir
su identidad personal?
La identidad primera de Jesús, anterior a su vida pública,
es prácticamente desconocida y apenas tenemos noticias
sobre su padre y su madre que son las personalidades
determinantes del ámbito familiar.
Los evangelios de la infancia (Mateo y Lucas) ofrecen datos
con escasa fiabilidad histórica.
Del Jesús anterior a su vida pública no conocemos nada que
llamara la atención a sus coetáneos. Fue un hombre normal
que sorprendió a sus padres, hermanos y vecinos de
Nazaret. Sólo Lucas (2,52) relata el hecho de su
Presentación en el templo a los 12 años como era tradición
en el pueblo judío.
Esa narración culmina con un diálogo entre Jesús y María
que ha dado mucho que hablar. “¿Por qué me buscaban?
¿No saben que yo debo estar donde mi Padre?..
Jesús regresó con ellos…
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Mientras tanto JESUS CRECIA EN SABIDURIA, EN EDAD Y
EN GRACIA ANTE DIOS Y ANTE LOS HOMBRES”.
Expresión que narra una evolución en su personalidad, un
desarrollo de su identidad.
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idea de que Jesús tenía que crecer y aprender, a pesar de
las referencias explícitas de los evangelistas.
Jesús también evolucionó en lo que concierne a su
conciencia de filiación y a su propia identidad.
La persona es siempre la misma pero es dinámica y la
personalidad evoluciona. Hay que atender a la evolución de
Jesús como la de toda persona que le lleva a revisar sus
conocimientos y experiencias.
Jesús tuvo que profundizar en lo que es ser hijo de Dios en
el contexto de una sociedad que acaba rechazándolo.
Aprendió a conocer a Dios cada vez mejor y más
hondamente, hasta que recibió la enseñanza final con la
falta de intervención de su ABBA en la cruz.
Jesús marcó así un camino de humanización como
divinización, válido para todos los seres humanos.
Lo que Jesús nos transmite es la inquebrantable
certidumbre de que nuestra realidad de seres “nacidos de
la tierra y destinados al polvo”, es asumida gratuitamente
por el Espíritu de Dios y transformada en una comunión
plena con el Ser íntimo del mismo Dios.
Esta intuición, esta realidad misteriosa de puro don se
encuentra escondida en el ser de todos los humanos, en su
historia y en el cosmos entero como una semilla sembrada
en la tierra. Misterio o doctrina de la Encarnación.
Somos seres inacabados, seres en marcha, hechos para
estar de pie, capaces de reflexionar, razonar, de soñar, de
amar; capaces de grandes hazañas y de la más espantosa
crueldad, pero, por la misericordia y bondad de Dios,
capaces también de llegar a ser criaturas deslumbrantes de
luz, de verdad y de felicidad.
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GUSTAVO: en este proceso de evolución dentro de su
personalidad e identidad ¿cuál fue la actitud de quienes le
rodeaban, familia y luego discípulos?
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Sólo tras su muerte hubo una reconciliación de su familia
con su mensaje, integrándose algunos en la comunidad
cristiana como Santiago (1Co.15, 7; Gál. 1,19)
La revalorización de María como madre de Jesús comenzó
en la comunidad primitiva a partir de Pentecostés.
María nunca lo acompañó en su vida pública.
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profundo de justicia y por su espíritu crítico, provocador,
libre y liberador. Fácilmente se gana enemigos y “pelea con
ellos”, pero no los odia. Incluso los ama…a su manera.
Jesús es pobre pero anda como si no le faltara nada.
Le encantan la sencillez, la libertad, la amistad y la alegría.
A pesar de los muchos líos que surgen a causa de Él, sabe
disfrutar de la buena vida cuando la encuentra.
Le gusta caminar, le gusta la pesca, las comidas campestres,
las bodas y los banquetes, las flores que no tejen ni hilan y
los pájaros que no siembran ni cosechan.
Ama la tierra y el mundo.
El secreto de la inteligencia, de la libertad y la raíz de su
gran capacidad de amar todo le vienen de Dios al que no
vacila en llamar cariñosamente ABBA, Padre querido.
Este Dios de Jesús no es una de esas definiciones que salen
de algún diccionario: es Alguien que vive en El y que lo
llena. Alguien que se identifica con él y que ama.
Al final, Jesús es rechazado por eso: por ser el testigo de un
Dios demasiado parecido a Él. Un Dios que no respeta
escrupulosamente todas las reglas de la religión.
Lo matan por romper los esquemas oficiales de una
sociedad opresora y por trastornar de ese modo la
tranquilidad espiritual de la gente “piadosa” y “la paz” de
su nación.
Pero incluso en la cruz, Jesús jamás se arrepiente de lo que
ha dicho y de lo hecho
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ELOY ROY: ya lo creo. Este Jesús seguiría hablando muy
fuerte a los dirigentes religiosos y a los gobernantes de los
países: “les dejo mi paz, les doy mi paz”
Seguiría clamando justicia y confiando en la justicia de Dios
antes que en la de los hombres que lo seguirían
condenando.
Seguiría perdonando a los opresores pero de ninguna
forma les daría la razón.
Seguiría preocupado por los enfermos y por los pobres, por
los excluidos y por los que no tienen voz, por las mujeres
humilladas y silenciadas, por los niños harapientos y sin
pan. Insistiría en su PADRE NUESTRO para recordarnos
siempre lo que somos y cómo tenemos que vivir en
consecuencia.
Creo que se despojaría de toda esa armadura real de la que
le hemos revestido y animado por una fe ilimitada en su
Dios Padre y en cada uno de nosotros, nos invitaría a
caminar fraternal y solidariamente como un buen Amigo
(Juan 15,15)
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BENJAMIN FORCANO: hoy, a distancia de siglos, teólogos
cristianos, creyentes de todas las religiones cristianas y
personas de buena voluntad y buscadores de la verdad se
siguen preguntando: ¿Quién es este Jesús de Nazaret?
¿Qué secreto se encierra en ese galileo itinerante, nacido
hace dos mil años en una aldea insignificante del imperio
romano y ejecutado como un blasfemo y un malhechor
cerca de una vieja cantera, en las afueras de Jerusalén,
cuando apenas rondaba los 30 años?
¿Quién fue este hombre que ha marcado profundamente
las religiones, la cultura, el arte de Occidente hasta
imponer incluso calendario?
Probablemente nadie ha tenido un poder tan grande sobre
los corazones; nadie ha expresado como Él las inquietudes
e interrogantes del ser humano; nadie ha despertado
tantas esperanzas. ¿Por qué su nombre y sus enseñanzas
han caído en el olvido en una sociedad hambrienta de su
propuesta de humanidad?
Por otra parte ¿Por qué todavía hoy, cuando las ideologías
y las religiones experimentan una crisis profunda, su
persona y su mensaje siguen alimentando la fe de tantos
millones de hombres y mujeres del mundo?
Hoy como ayer, gentes de todas partes piden: “Queremos
ver a Jesús” Ese puñado de griegos ¿no representará a una
multitud enorme de personas de nuestros días que, alejada
de la Iglesia, dice “Queremos ver a Jesús”?
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Sin embargo, antes de eso, conocieron a Jesús solamente
como un hombre y que el mismo Dios los dejó a Él y a ellos
en la ignorancia de la realidad invisible de ese Jesús.
Hicieron 1º la experiencia de una convivencia con un Jesús
hombre, simplemente hombre y me parece relevante y útil
recorrer 1º la etapa de la convivencia humana antes de
llegar a un acto de fe definitivo.
La humanidad de Jesús no es un “traje” del que Dios se
habría vestido para volverse visible a los ojos de los seres
humanos. Se trata de una vida humana, verdaderamente
humana cuyo significado humano constituye la clave del
conocimiento del verdadero Dios.
Por ello vamos a basarnos, principalmente, en los 3
Evangelios Sinópticos (Marcos, el más histórico, Mateo y
Lucas) porque el 4º evangelio, el que se atribuye a Juan,
escrito alrededor del año 100 ya esboza más una teología
que nos conduce al Cristo de la fe.
El evangelio de Marcos (15,39) nos dice de Jesús, poniendo
en labios de un centurión romano, pagano:
“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”
Con este título se quiere expresar la relación personal de
Jesús con Dios y la manifestación de Dios al modo humano.
No parece que se hable de la igualdad de naturaleza entre
Jesús y Dios.
La identificación de Jesús de Nazaret con Dios no se deduce
de los datos del Nuevo testamento.
La expresión “Hijo de Dios” es una metáfora de la teología
cristiana. Con ella se quiere expresar la unión y relación
íntima de Jesús con Dios, de tal manera que Jesús de
Nazaret es la manifestación de Dios.
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Jesús revela a Dios con hechos y palabras, en su praxis
liberadora, en su opción por los pobres y marginados, en el
movimiento de hombres y mujeres que comparten su
proyecto de vida. Su relación es tan estrecha que todo
cuanto dice y hace es Dios quien habla y actúa.
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Las divergencias las encontramos en los mismos evangelios
que muestran con qué libertad los primeros cristianos
repetían los datos recibidos. Estamos entre la 2ª y 3ª
generación después de la muerte de Jesús. Muchos hechos,
muchas palabras y muchas narraciones son más el reflejo
de la fe de los primeros cristianos que el hecho, llamémoslo
histórico, de la presencia de ese Jesús, que hoy nadie niega.
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GUSTAVO: hubo al principio distintas herejías relacionadas
con la Persona de Jesús. ¿Eso no le confiere también una
gran importancia a esas narraciones evangélicas?
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que estaba viviendo y haciendo. ¿Cuál fue su relación,
entonces, con su familia, con su madre María y hermanos?
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JESUS PELAEZ: aprendió a leer y escribir un poco como
todos los niños de su condición en la sinagoga. Allí aprendió
a leer la Biblia. Su cultura era de tipo oral. Si sabía escribir
no uso este medio para comunicarse con su pueblo, Nunca
escribió sus enseñanzas.
Pero sí, debemos reconocer, tenía buen conocimiento de
la Biblia. Y esto lo supo usar. No tuvo preparación para
ejercer ningún cargo en su pueblo ni en su religión.
Nunca tuvo contactos con las familias sacerdotales, No
pertenecía a la casta sacerdotal. No era sacerdote ni
rabino. Carecía de toda autoridad religiosa en su pueblo.
Jesús tenía conciencia de la extraordinaria libertad que el
mensaje bíblico confiere al ser humano ante los poderes de
la tierra. Y esto será uno de los motivos de su condenación
por los poderes religiosos de su tiempo.
Tampoco le impresionaba el poder político del Imperio
romano que dominaba a su pueblo.
Seguramente me quieres preguntar por su VOCACIÓN,
¿cómo nació y se desenvolvió en la conciencia de Jesús la
idea de su misión?
No lo sabemos. Es realmente un hecho notable que jamás,
en su misión, El haya llamado la atención a su vida anterior.
De ella y de El no hablaba.
¿Cómo se originó su vocación? Jesús jamás explicó
realmente quien era y cómo llego a esa situación que le
cambió totalmente su vida. Dejó a todos en duda.
Las multitudes lo aclamaban como Mesías y El huía lejos.
Juan Bautista manda a sus discípulos para que le
pregunten: “Eres Tú el que ha de venir o debemos espera a
otros? Y Jesús les responde: “Vayan a contarle a Juan lo que
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ven y oyen: los rengos andan, los leprosos son curados, los
sordos oyen…” (Mt. 2,3) Pero no dice quién es Él.
Nada nos permite imaginar la conciencia que Jesús tenía
de sí mismo y de su misión.
Lo más que percibía los que lo acompañaban que era un
hombre fuera de lo común. La imagen de Mesías estaba
presente en ellos pero nadie pensó que pudiera ser algo
más. Ese algo más estaba escondido. No se transparentaba.
Y esto no significa falta de fe o ceguera de sus discípulos.
Si Dios quiso que su presencia permaneciera oculta en
Jesús debía tener sus motivos. ¿No será mejor respetar el
anonimato de Dios? Ese secreto ¿no tendría razón de ser?
¿No será que nosotros precisamos acompañar al hombre
Jesús durante un buen camino, en su humanidad de
hombre, como si no estuviera en El una persona divina, en
lugar de querer penetrar hasta el secreto de su divinidad?
¿No sería esto imponerse Dios y avasallar nuestra libertad?
Dios no se impone.
Es significativo que Jesús nunca promovió, ni sugirió, ni
aceptó, cualquier forma, cualquier gesto, cualquier
palabra de culto dirigido a Él. Los discípulos lo trataban con
respeto nunca con adoración, nunca como a un “dios”. Eso
no pasó por sus cabezas. Creían en Yahvé
Lo que los evangelios nos enseñan es que Jesús quiere, en
primer lugar, discípulos que lo acompañen y continúen con
su misión liberadora y no discípulos que practiquen su
culto, después, cada uno a su modo.
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JESUS PELÁEZ: Jesús no es un solitario aunque muchas
veces se retiraba a rezar en soledad. No aborda a las
personas con aire de superioridad, distante como quien
tiene prisa. Se relaciona con las personas conforme a la
situación de ellos y a sus necesidades. No organiza nada.
Deja que los otros le organicen su vida.
Jesús tuvo amigos (Juan 15,15; Lucas 12,4)
Los evangelios conservan el recuerdo de algunos episodios
con sus DISCIPULOS Y DISCIPULAS que lo acompañaban en
su andar por la Galilea y Judea visitando los pueblos, a la
gente.
“No me eligieron Uds. A Mi: Yo los elegí” (Juan 15,16) y los
incorpora a su misión.
Luego los enviará, 1º de “dos en dos” y luego “a 72”.
Es llamativo su envío (Mateo 10, 1) “Jesús llamó a sus doce
discípulos y les dio poder sobre los malos espíritus para
expulsarlos y para curar toda clase enfermedades”.
Y en Mateo 10, 8: “Sanen enfermos, resuciten muertos,
limpien leprosos y echen los demonios. Uds. Lo recibieron
sin pagar, denlo sin cobrar.”
Los discípulos no son sacerdotes servidores del culto de su
Dios pero tampoco son enviados al servicio de una empresa
de conquista de almas. Son colaboradores y realmente
amigos que han comprendido que deben transmitir esos
mismos valores de servicialidad y solidaridad,
principalmente con los más necesitados como hacía El.
La misión que les encomienda es terapéutica no religiosa
como se entendía entonces. Pide fidelidad no tanto a Él
cuanto a su misión “Misericordia quiero y no sacrificios”.
32
Cuando Jesús les hablaba del Reino de Dios, el tema central
de su misión, los discípulos hacían especulaciones ajenas a
las intenciones de Jesús.
En Marcos 10,35: “se le aproximaron los hijos de Zebedeo,
Santiago y Juan y le dicen: Maestro queremos que nos
concedas lo que te vamos a pedir: que nos sentemos en tu
gloria, uno a tu derecha y otro a su izquierda”…pedido
rechazado por Jesús cuando proclama que “No he venido
para ser servido sino a servir”
La eterna historia de todos los tiempos: ya querían hacer
del reino “su” negocio y procuraban ejercerlo en su
beneficio.
Así hasta llegar a la traición de Judas que quiere precipitar a
que Jesús se muestre como el Mesías Salvador de su
pueblo del dominio romano. Luego vendrá la negación de
Pedro y la huida de todos cuando fue apresado.
La Historia posterior los va a reivindicar en entrega total a
su Maestro.
Hubo mujeres que se sacrificaron discretamente para
cuidar de su vida preocupándose de lo material para el
grupo. Los evangelios las citan sin mayores comentarios.
En Lucas 8,2: “Algunas mujeres que habían sido curadas de
dolencias: María, llamada la Magdalena, de la cual habían
salido 7 demonios, Juana, esposa de Cuza, intendente de
Herodes, Susana y muchas otras que le prestaban
asistencia con sus bienes.
Eran amigos María, Marta y Lázaro (Lc 38,42) que vivían en
Betania, cerca de Je4rusalén, lugar al cual acudía Jesús en
busca de paz y tranquilidad.
33
Finalmente EL PUEBLO. Jesús atrajo multitudes. Cuando
tuvieron conocimiento de las curaciones que hacía acudían
a Jesús. Ocasión que el mismo Jesús aprovechaba para
transmitir sus enseñanzas. Jesús hablaba a todos sin
distinción alguna. Y se maravillaban de sus gestos.
Lo consideraban Profeta y Sanador y que hablaba en
nombre de Dios.
34
A juicio de Jesús el mayor impedimento para encontrar a
Dios es precisamente la Religión del Templo.
Esta convicción fue tan fuerte y estuvo tan clara en la vida
de Jesús que, por mantener semejante convicción y llevarla
a la práctica, se jugó su dignidad, su credibilidad y su vida.
Es importante tener en cuenta cuál era la religiosidad que
dominaba en el Pueblo judío, principalmente en Jerusalén.
Todo giraba alrededor del Templo, de los sacerdotes, del
culto sagrado, de los sacrificios, de las normas de
purificación y de los rituales establecidos por la Torá.
Todo esto era interpretado por los rabinos y por los
doctores de la Ley y era controlado por los sacerdotes.
Ellos eran los que manifestaban la Voluntad de Dios.
35
transitaba la gente o donde vivían, sobre todo los pobres,
los trabajadores, los enfermos. Jesús no excluía a nadie.
Jesús no intentó suprimir la religión, sino modificarla
Lo que hizo fue desplazarla: del templo, de lo cultual y la
centralizó en la vida misma y en lo humano, en las
relaciones de bondad y misericordia con todos, creyentes
o no, principalmente con los más excluidos.
Jesús se dio cuenta que la religión judía de su tiempo le
concedía más presencia e importancia a la observancia de
la Ley y del culto que a relacionarse con Dios.
La “Religión” había desplazado al mismo Dios.
Jesús basándose en Dios y en la oración se capacitó para
inventar y vivir una religión “alternativa”.
Jesús no fundó una nueva religión. Sí vivió un profundo
conflicto con los dirigentes religiosos de su tiempo hasta el
extremo que fue perseguido, encarcelado por los hombres
del templo, fue llevado a tribunales (Sanedrín), juzgado y
condenado. Fue precisamente la religión la que lo mató al
aliarse con el poder político.
Un “blasfemo” religioso (Mateo 26,65) lo denuncian como
“subversivo” y por eso la muerte más ignominiosa: la cruz.
La sentencia de los dirigentes religiosos judíos resultó
decisiva: “Nosotros tenemos una Ley y, según esa Ley, tiene
que morir (Juan 19,7)
La historia de Jesús es la historia de un conflicto mortal
con la religión siendo un hombre profundamente
religioso.
Jesús nos enseñó a encontrar a Dios en nuestra
humanidad; en lo humano Dios se hace presente
36
IDENTIDAD DOGMATICA: EL CRISTO DE LA FE
37
Toda persona contiene en su realidad la capacidad de
relacionarse y que va más allá de su propia inmediatez.
Por eso tu pregunta me lleva a otra pregunta:
El Cristo de la Fe ¿No será también el Cristo de la Historia
que nos invita a descubrir y reflexionar más
profundamente sobre la dimensión de esta Persona?
¿Acaso las palabras de la fe no tienen su lugar en toda la
Historia de la Humanidad?
Creo que debemos reconocer que Occidente,
principalmente, ha sido marcado por el Cristo de la fe,
mucho más, por supuesto, que el Cristo de la Historia.
El modo como Jesús ha sido reconocido y comprendido por
la fe como el Cristo de la Fe es, en cierto sentido, un hecho
histórico, un hecho que pertenece a la Historia.
Conclusión: la identidad dogmatica de Jesús, el Cristo de la
fe pertenece a la Historia.
Y pretender separar el Jesús de la Historia del Cristo de la fe
es un grave error.
Lo que pertenece a la Historia es también lo que los
hombres han visto y percibido de las cosas que han pasado.
Es verdad que una cosa es también lo que llega a ser.
Eso ocurre con todas las personas, con las instituciones y
con las realidades creadas.
38
A este desarrollo se lo ha denominado el Misterio o
Doctrina de la Encarnación que, como tal, ha sido difícil de
comprender, incluso “insoportable para la razón” como
dice Pascal. Es una idea extraordinaria y que ha sido
decisiva para la historia de Occidente.
Da que pensar y tal vez nos ayude a comprender mejor
nuestra identidad.
Hoy hay una corriente teológica que enriquece esta
doctrina universalizándola y no sólo hacerla solamente
perteneciente al Jesús de Nazaret.
Alfred N. Whitehead, filósofo inglés que inició una filosofía
de la religión definiendo a Dios como “El Gran Compañero”
no duda en afirmar que el Cristianismo, al conjugar
humanidad y divinidad, trascendencia e inmanencia en la
Persona de Jesús, ha hecho “un descubrimiento metafísico”
extraordinario, reconciliando lo que Platón (dualismo)
había separado dramáticamente (cuerpo y alma)
39
Estoy convencido de que la identidad dogmática de Jesús
ha creado una ruptura en la manera de entender la
relación entre Dios y el ser humano.
Efectivamente, a través de esta cuestión capital de un “Dios
humanado” (Dios-Hombre o de un Hombre-Dios) lo que se
ha puesto en juego no ha sido sólo una concepción de Dios
o una concepción del hombre, sino más bien una
concepción de la relación posible entre Dios y los seres
humanos… ¿Y por qué no con toda la Creación?
Dios deja de ser un Dios extraño, alejado, “allá arriba” sino
un Dios íntimamente unido al ser humano, cercano, más
íntimo.
Fue la gran intuición de San Agustín: “Señor, yo te buscaba
afuera cuando Tú estabas dentro de mí” “Dios es interior a
mí en mi más honda interioridad”.
Los místicos, de todas las religiones, llegan a decir que Dios
mismo se puede reconocer en el hombre y contemplar en
él su propio rostro.
“Dios y el hombre podrían encontrarse de una forma tan
estrecha que este encuentro podría afectarnos en la misma
entraña de nuestro ser”. (“Teología cuántica” de Diarmuid
O´Murchu)
La identidad histórica y la identidad dogmática nos habla
de esta relación personal en la que divinidad y
humanidad, permanecen en lo que son: Dios sigue siendo
Dios y el ser humano sigue siendo ser humano viviendo
una profunda intimidad.
La doctrina de la encarnación constituye así una idea
extraordinaria si se tiene en cuenta cómo se entendía y se
entiende aún hoy la distancia entre el hombre y Dios.
40
Hoy se puede decir que Dios y el ser humano han sido
hechos el uno para el otro.
Esta relación entre Dios y el ser humano les ha
“enriquecido” mutuamente: la Tradición habla de un
“maravilloso intercambio”.
Ese encuentro de Dios en Jesús ha resultado posible y
beneficioso para toda la Humanidad. “El ser humano
encuentra su grandeza en Dios y con Dios” (B. Pascal) y
Dios puso su morada junto a los hombres, “entre los
suyos” como dice Juan (1,14).
Esta forma de entender la relación entre el hombre y Dios y
todo lo que ella implica para la comprensión del ser
humano, ha sido posible descubrir en Jesús como Cristo, su
identidad histórica y su identidad dogmática.
Nosotros estamos acostumbrados a preguntarnos ¿Quién
es Jesús? Y al hacerlo no nos damos cuenta que estamos
respondiendo a ¿quién es el ser humano?
En la lógica del Prólogo del evangelio de Juan unida a la del
Prólogo del Génesis, el ser humano ha sido llamado a
comprenderse como la imagen de Aquel que es la imagen
de Dios por excelencia.
Se puede decir que la Cristología ha introducido lo
teológico en lo filosófico.
La Cristología ha afirmado la grandeza del ser humano en la
grandeza de Dios.
La Cristología ha enriquecido a la Antropología, a la
Psicología y a la Sociología.
De allí resulta de capital importancia tener presente que el
Jesús que recorrió la Judea y la Galilea habló
41
maravillosamente del hombre y de Dios y de la relación
entre el hombre y Dios.
Y actuó en consecuencia: lo de “todo lo que hicieres a los
otros es a Mí a quien lo hacéis” corrobora todo esto que
venimos diciendo: en el Jesús de la Historia y en el Cristo de
la Fe: Dios presente en el ser humano.
42
confesión de su divinidad aparece unos 70 años después de
su muerte pero nunca durante su vida. Los apóstoles,
discípulos y el mismo Pablo como buenos judíos eran
monoteístas y su Dios era Yahvé.
Para los judíos, no había lugar para un dios-hombre, lo
más para un “hijo de Dios” metafórico, un Servidor de Dios,
un Cordero de Dios, un Ungido de Dios (Mesías).
No creo que ellos pensaran en la divinidad de Jesús.
Es probable que se trate de una interpretación de la
comunidad de fines del primer siglo. No olvidemos que en
el año 70 los romanos devastaron completamente la ciudad
de Jerusalén y su ruina trajo consigo el fin de la comunidad
judeocristiana local.
El carácter judío de las primeras comunidades se fue
perdiendo e iban ganando lugar las comunidades
provenientes del paganismo helénico.
En la cultura pagana había espacio de sobra para
semidioses humanos y la distancia entre éstos y los dioses
del panteón helenístico, era bastante significativa.
La diferencia que existe entre la representación de Dios que
se hace un judío y la de un pagano es muy grande.
Para el judío, Dios siempre era sujeto en cambio para los
paganos, dios era siempre el predicado. Y éste podía
acompañar a muchos sujetos.
Los dioses paganos eran muchos. El Dios de los judíos es
uno sólo: Yahvé.
Por ejemplo en el año 90 al emperador Domiciano se lo
saludaba con el título de “Señor y Dios”.
Para los cristianos comenzar a nombrar a Jesús como Dios
era una expresión de honor y devoción pero no una frase
43
teológica sobre la unidad esencial con el Padre como
aparece en el Concilio de Nicea, año 325.
44
Y la solución tuvo su genialidad. Favoreció la unidad del
Imperio romano (¿?)
45
GUSTAVO: ante este tema del “dogma” me permito poner
aquí la explicación que da JOHAN BAPTIST METZ sobre el
“dogma”.
46
Además el contexto turbulento de los años 66/73, con la
sublevación de los judíos y la destrucción del Templo, lo
que puso directamente en peligro la memoria de los
hechos, de las palabras y de los gestos de Jesús, lo que
provocó la escritura mediante una composición narrativa
de los evangelios (años 70/100), nacidos después de las
cartas paulinas (años 52/55).
47
Jesús pide que le cuenten y que le digan a El mismo su
identidad.
Fueron los apóstoles, los discípulos/as quienes pudieron
narrar la identidad de Jesús porque “ellos lo vieron y
comieron con Él”.
Si bien es cierto que Dios es inefable, indecible, no lo es
que sea inenarrable.
La Biblia narra a Dios. Tanto en el Antiguo Testamento
(Éxodo 33,11) como en el Nuevo Testamento (Lucas 12,4).
Dios y el hombre aparecen íntimamente unidos como
“amigos”, como si los dos se relataran uno al otro
caminando juntos a la búsqueda de lo que son: “El Señor
hablaba con Moisés cara a cara como habla un hombre con
un amigo” Y en Génesis 18,17 “El Señor se dijo: ¿Puedo
ocultarle a Abraham lo que voy a hacer?”…Y en Génesis
18,27 “Abraham repuso: Me he atrevido a hablar a mi
Señor, yo que soy polvo y ceniza”. Admirable intercambio
narrado entre Dios y Abraham.
Y en Lucas 12, 4: “Yo les digo a ustedes, amigos míos, no
teman a los que matan el cuerpo y después no pueden
hacer nada más”
La vida se identifica con la narración. Vivir es narrar; narrar
es vivir.
48
ADOLPHE: en efecto. Lo dice explícitamente Juan: “los
evangelios han sido escritos a fin de que sus lectores crean
en Jesús como creyeron los mismos testigos”, es decir,
como ellos lo han comprendido y descifrado
reconociéndolo el Cristo, el Ungido de Dios. (Juan 20,31 y
17,20)
Es evidente que Jesús no iba acompañado de un equipo de
reporteros encargados de tomar nota de sus palabras y de
sus gestos.
Todos los evangelios pretenden ser una respuesta de fe,
aunque bien articulada sobre una base histórica, a la
pregunta de Jesús: “Quién dicen que soy yo?”
Los evangelios, escritos más de 40 años después de la
muerte de Jesús, son narraciones teológicas con base
histórica, para ayudarnos a conocer quién es Jesús, el
Cristo, el Ungido de Dios.
Llama la atención que todo el proceso que Jesús sufre se
presenta como una búsqueda de su identidad: “Dinos si Tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios” (Caifás en Marcos 14,61).
“¿Eres Tú el rey de los judíos” (Poncio Pilatos en Marcos
15,2). “¿De dónde eres Tú?” le pregunta Herodes…Y la
búsqueda de los evangelios Marcos (15,38), Mateo (27,54),
Lucas (23,46) concluyen con la frase del centurión pagano:
“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”
A lo cual agrega Juan (6,68) “Nosotros creemos y sabemos
que Tú eres el Santo de Dios”. La identidad de Jesús
aparece así narrada por estas admiraciones.
49
Y desde entonces hasta hoy, los siglos de Cristianismo nos
recuerdan y presentan a Jesús como el Enviado de Dios
para cumplir una misión a favor de la humanidad.
Es lo que narra Lucas (4,17…). Jesús, después de su
bautismo, va a la sinagoga de su pueblo Nazaret. Allí le
presentan para leer el pasaje del Profeta Isaías (61, 1-2).
“El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para
llevar buenas noticias a los pobres, para anunciar la libertad
a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para
despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de gracia
del Señor”. Jesús enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y
se sentó, mientras todos los presentes tenían los ojos fijos
en El. Y empezó a decirles: “Hoy les llegan noticias de cómo
se cumplen estas palabras proféticas”
Aquí no hay ninguna autodefinición sino una puesta a
disposición de alguien que sólo se presenta como un
Enviado para cumplir con una misión.
Es el “Aquí estoy” de un Jesús que sigue siendo narrado a
través de los siglos para que se haga realidad su gran
propuesta del Reino-reinado de Dios en la vivencia de las
Bienaventuranzas: “Felices… porque es de Uds. el Reino de
Dios” (Lucas 6)
Identidad Histórica e Identidad Dogmática se reencuentran
en la Identidad narrativa.
De este modo el Jesús de la Historia sigue presente en la fe
de quienes creemos en Él como el Enviado de Dios para la
felicidad de todos los seres humanos de todos los tiempos y
de todas las culturas y creencias.
50
GUSTAVO: todo lo que hemos leído hasta ahora nos ha
enriquecido en nuestro conocimiento del Jesús
Narrado…pero quiero agregar algo más que proviene de
Fray MARCOS RODRIGUEZ ROBLES que me parece une estas
identidades en base a una vivencia personal del mismo
Jesús. Fray Marcos le pone un título:
“EL ESPIRITU DE DIOS ESTA EN JESUS Y JESUS LO VIVE”
maravillosa expresión de su fe
51
Los humanos no podemos aceptar racionalmente que una
realidad sea a la vez dos cosas contradictorias entre sí. No
podemos pensar en un ser que es a la vez hombre y Dios,
porque tenemos una idea equivocada de lo que es Dios.
No podemos pensar que algo sea blanco o negro…esto es lo
que hemos hecho con Jesús…un gris, lo hemos opacado al
querer ensalzarlo.
A través de la historia del Cristianismo nos hemos visto
“obligados” a pensar a Jesús como hombre olvidándonos
de lo divino de su actuación o pensarlo como Dios,
olvidándonos de su realidad humana.
Si aceptamos que Jesús es un ser completamente humano,
tendremos que admitir una trayectoria humana como la de
cualquier hombre.
No fue un extraterrestre sino que tuvo que desarrollarse.
Desde esta perspectiva de búsqueda podemos entender lo
que sería para Jesús descubrir a Juan Bautista.
Hacía cientos de años que no aparecían Profetas en Israel:
es natural que se sintiera atraído y que intentara aprender
de él.
El hecho de que se bautizara nos lleva mucho más allá de
un encuentro fortuito. Nos habla de que Jesús aceptó la
predicación de Juan y se comprometió con ella.
En la experiencia del Bautismo vio claro lo que Dios
esperaba de él y que la fuerza de Dios (el Espíritu) lo
acompañaba para llevar a cabo esa misión.
Tenemos que advertir el doble nivel del relato: lo narrativo
y lo teológico.
Lo importante no es que narren lo que pasó sino el cómo
nos lo dicen para que descubramos el sentido espiritual de
52
esa narración. Para nosotros hoy lo que verdaderamente
importa es descubrir el mensaje que se oculta detrás del
relato.
Los evangelios nos dicen que Dios siempre se manifiesta
como Espíritu.
Ese Espíritu transforma interiormente a Jesús y lo capacita
para llevar a cabo la difícil tarea que le esperaba.
Nos están hablando del verdadero nacimiento, del nuevo
nacimiento “del agua y del Espíritu”. Lo que Jesús pide más
tarde a Nicodemo, lo vivió primero El mismo.
“Lo que nace de la carne, es carne, lo que nace del espíritu
es Espíritu”
No se puede concebir a Jesús sin esta clara conciencia de la
Presencia del Espíritu.
Celebrar el bautismo de Jesús es más importante que
celebrar la Navidad. El espíritu de Dios siempre actúa de la
misma manera, silenciosamente, desde dentro, sin ruidos,
sin violentar la naturaleza porque actúa siempre de
acuerdo con ella.
Todo el mensaje de Jesús se reduce a manifestar su
experiencia de Dios que es Espíritu.
El único objetivo de su misión fue que también nosotros
llegáramos a esa misma experiencia. Toda la relación con
Dios era con un Dios que es Espíritu.
El diálogo con la samaritana lo deja bien en claro: Dios es
Espíritu y el que quiera comunicarse debe hacerlo “en
espíritu y en verdad”.
Por eso Pedro la dirá al centurión: Jesús es el hombre que
pasó haciendo el bien porque el Espíritu de Dios estaba con
El.” (Hechos 10,38)
53
Dios también está con nosotros, sólo nos falta responderle
como respondió Jesús. La más importante tarea de nuestra
vida es desplegar las posibilidades de ser, de ser lo que
somos.
Si desplegamos solamente las posibilidades biológicas y
psicológicas, desarrollamos sólo una parte de nuestro ser.
Somos también Espíritu. Y lo más valioso está allí.
54
. Así se le llama a Israel: “Así dice el Señor: Israel es mi hijo,
mi primogénito” “Sois hijos del Señor vuestro Dios”
(Deuteronomio 14,1)
.Así se le denomina al rey: “Tú eres mi hijo, yo te he
engendrado hoy” (Salmo 2,7)
.Así se les llama a los justos en el Antiguo Testamento: “Así
serás como un hijo del Altísimo y El te amará más que tu
propia madre”
.En Qumran se llamaba “hijos de Dios” a los miembros de la
comunidad y esperaban que al final de los tiempos todos
los israelitas fueran “hijos de Dios”.
El pensamiento bíblico y judío no hace en general
afirmaciones de tipo “ontológico”, “metafísico” sino
afirmaciones de tipo existencial e histórico.
Así, con la expresión “hijo de Dios” no se refieren a la
naturaleza o esencia metafísica
Se refieren más bien a la cercana existencia y a la relación
dinámica con Dios o a la vocación y a la misión recibida de
Dios.
“Hijo de Dios” es aquella persona que Dios ha elegido, que
cumple con fidelidad la voluntad de Dios, que vive
especialmente cerca de Dios y pone su confianza en Dios.
Volvemos ahora a hacernos la pregunta: ¿CREIA JESUS QUE
ERA HIJO DE DIOS? La perspectiva de Jesús no era
ontológica y metafísica, sino existencial e histórica.
Jesús no tenía conciencia de su “Divinidad metafísica”, no
era consciente de que El era “DE LA MISMA SUSTANCIA O
ESENCIA DE DIOS” como dice el dogma del Concilio de
Nicea (año 325). Jesús no era consciente de ser “la 2ª
Persona de la Ssma Trinidad.
55
Eso no quita que su conciencia, lo más íntimo de su ser,
estaba sumergida en Dios, ligada a Dios. Llama a Dios ABBA
(Padre querido) y su voluntad era la Voluntad de Dios.
Jesús no se consideraba “Dios” pero en lo más íntimo de su
ser, en lo más profundo de su conciencia, percibía y tenía
certeza vital de que “era hijo de Dios”.
Y esa conciencia no la tuvo desde el principio sino que fue
desarrollándola, madurándola y percibiéndola a través de
un proceso humano histórico, a través de un proceso
psicológico y sociológico. Jesús “iba creciendo en edad y
sabiduría ante Dios y ante los hombres” (Lucas 2,52.
Y ésa es, justamente, la verdad más “ontológica” de Jesús,
así como el soporte “metafísico” último de su conciencia…Y
¿tu verdad y mi verdad última? También.
Jesús no se consideraba como hijo de Dios en exclusiva. No.
Dios es el Padre/Madre de todos y todos somos hijos e hijas
de Dios.
Son “hijos de Dios” los pacíficos (Mt. 5,9)…los que aman a
sus enemigos (Mt 5,44), los que cumplen la voluntad de
Dios (Mc 3,34)…
Por eso Jesús nos enseñó a todos orar diciendo
Padrenuestro (Mt.6, 9; Lc. 11,2)
Pablo dirá: “los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios,
esos son hijos de Dios (Rom.8,14); la prueba de que somos
hijos es que Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de
su Hijo que clama ABBA, es decir, Padre” (Gal. 4,6)
Y Juan dirá: “consideren qué amor tan grande nos ha
demostrado el Padre. Somos llamados hijos de Dios y así es
en verdad” (1 Juan 3,1)
56
Ni Pablo ni Juan se plantearon cuestiones metafísicas
acerca de la filiación divina de Jesús ni de nosotros.
La filiación de Jesús es para todos nosotros, don, vocación,
promesa.
SAN PABLO Y SU VISION DE JESUS
Siguiendo con este deseo de descubrir mejor la identidad
de Jesús de Nazaret me encuentro con autores, como JOSE
MARIA CASTILLO, que tienen una mirada especial sobre la
imagen que Pablo de Tarso transmitió a las primeras
comunidades cristianas que él fue fundando en ciudades
paganas sobre la Persona de Jesús.
Gracias a varios libros de su autoría: “La Humanización de
Dios. Ensayo de Cristología” (2010), “La Humanidad de
Dios” (2012) y últimamente “La Humanidad de Jesús”
(2016) he podido avanzar en el conocimiento de Jesús.
En mis años de estudios teológicos me llamó mucho la
atención que en los primeros años de Cristianismo se
dieron como dos vertientes para conocer a Jesús y sus
enseñanzas: estaban las Cartas de Pablo y los Evangelios.
Como he podido comprobar que este tema lo analizas muy
bien en tus libros, te pido José María que nos orientes al
respecto.
57
Jesús y las enseñanzas del Cristianismo primitivo”. (G.
Dunn)
En última instancia, esto es lo que venía a decir la conocida
cuestión, ampliamente aceptada y discutida, sobre “el
Jesús de la historia y el Cristo de la fe” (G.Theissen)
No pretendo resumir aquí este tema.
Lo que me interesa es destacar la importancia
determinante que tuvo el apóstol Pablo en todo este
asunto y en cuanto se refiere al conocimiento de la vida y
enseñanzas de Jesús.
¿Cómo y por qué se pasó del movimiento original del
cristianismo en el que el centro fue Jesús de Nazaret y su
mensaje, a un cristianismo en el que el centro resultó ser el
Cristo Resucitado, Mesías y Señor del que habla
continuamente Pablo?
58
empezaron a vivirlas, no según las enseñanzas de Jesús en
los evangelios sino según las enseñanzas de Pablo en sus
cartas y en las prácticas que el mismo Pablo iba
imponiendo en las comunidades que él fundaba. Esta
situación duró unos 20 años.
Por toda esta documentación sabemos la gran influencia de
Pablo, de su pensamiento y actividad, desde Arabia hasta
Roma, es decir, en todo el Imperio romano.
Esto no quita y es bien conocida la influencia decisiva que
tuvo Pablo en cuestiones fundamentales que hacen al
nacimiento de las comunidades cristianas:
- 1) La presencia del Cristianismo en el mundo de la
cultura helenista.
- 2) La universalización del Cristianismo, que, por la
fecunda actividad de Pablo, dejó de ser una
pequeña secta del judaísmo de Palestina y llegó a
ser una religión universal.
59
4,6) y de la que Lucas, en el libro de los Hechos de los
Apóstoles, ofrece tres narraciones detalladas (9,1; 22,3;
26,9).
Pablo lo que “había visto es al Cristo glorioso” no al Jesús
de Nazaret histórico.
El dice que vio “una luz del cielo”, lo cual significa que fue
“una visión celestial” no un hecho constatable
históricamente, donde se produjo la manifestación de “un
ser de ámbito divino”. Ni idea de Jesús, de la vida y de la
historia de Jesús.
Esto nos lleva a la siguiente conclusión: la mayoría de los
primeros cristianos se formaron y organizaron sin poder
conocer la humanidad de Jesús.
Quedó así patente que el Cristianismo puede pervivir y
extenderse como una religión más, una religión de
redención, centrada en la “otra vida”.
No como una forma de vivir (la forma de vida que llevó y
explicó el mismo Jesús) centrada en “esta vida”, con la
esperanza en la plenitud de la resurrección futura.
Esto significa que la Cristología de Pablo es una Cristología
incompleta, porque en ella falta casi toda la información
que proporcionan los evangelios y lo que esa información
representa: el conocimiento del Jesús humano, su vida, sus
enseñanzas y sus gestos.
60
JOSE MARIA: es probable pero llama la atención que el
mismo Pablo en la carta a los Gálatas (año 57) en el
capítulo 1,11 dice: “Les hago saber, hermanos, que la
Buena Noticia que les anuncié no es de origen humano; yo
no la recibí ni aprendí de un hombre sino que me la reveló
Jesucristo.” Y en el versículo 15 agrega: “Pero cuando (Dios)
quien me apartó desde el vientre materno y me llamó por
su mucho amor, quiso revelarme a su Hijo para que yo lo
anunciara a los paganos, inmediatamente, en vez de
consultar a hombre alguno o de subir a Jerusalén a visitar a
los apóstoles más antiguos que yo, me alejé a Arabia y
después volví a Damasco. Pasados 3 años subí a Jerusalén
para conocer a Pedro y me quedé 15 días con él”
No cabe duda que en ese encuentro, Pablo y Pedro, harían
alguna referencia a Jesús.
Pero Pablo dice que fue a “conocer a Pedro” no a “conocer
a Jesús” o informarse de su vida. Pablo no hace mención
alguna de este conocimiento de Jesús.
Es más, Pablo llegó a decir que el conocimiento de Cristo
“según la carne” no le interesaba (2 Cor. 5,16). Una
afirmación dura.
A Pablo, por lo visto, en sus relaciones con Dios, no le
interesó el conocimiento meramente humano de Jesús.
Para Pablo el conocimiento de Dios solo puede estar en el
conocimiento puramente espiritual.
Esta constatación nos lleva a caer en la cuenta de que la
revelación que Pablo experimentó en el camino a Damasco,
no fue una “conversión” (no usa ese término) porque
siguió creyendo en el Dios en el que siempre había creído y
viviendo en la religión en la que había sido educado.
61
Cuando Pablo habla de Dios, se refiere al Dios de Abrahán y
a las promesas hechas a Abrahán (Gál. 3,16; Romanos 4,2).
Y es desde ese Dios, precisamente, desde el que piensa
que ha conocido a Jesús.
62
se explica como un intento de buscar la “relación” del
hombre con Dios, no el proyecto de realizar la “unión” del
hombre con Dios.
Con esto se desdibuja y se difumina la originalidad del
Cristianismo como mensaje para este mundo para todos
los seres humanos. El Cristianismo es para Pablo, antes que
nada, una religión para el mundo futuro que trasciende
este mundo
A Pablo, al no conocer a Jesús terreno, de condición
humana, puesto que sólo conoció al “Señor glorioso”, de
condición divina, desde ese momento se vio enormemente
dificultado para entender a Jesús y al Dios que se nos
reveló en Jesús.
El Dios de Jesús sólo puede ser conocido desde la Presencia
(Encarnación) de Dios en Jesús. Pablo no tuvo clara esta
unión de Dios con el hombre Jesús.
Aquí tienes una conclusión: en la Iglesia naciente se
difundieron las reflexiones de Pablo sobre el Cristo
glorioso, unos 20 años antes que las narraciones de los
evangelios sinópticos sobre el Jesús terreno.
O sea que en las iglesias del Cristianismo 1º se conoció la
“condición divina” del Cristo Resucitado y luego la
“condición humana” del Jesús histórico.
Todo esto sucedió en una cultura en la que resultaba muy
difícil unir lo divino con lo humano por causa de las ideas
gnósticas dominantes y por la cosmología imperante donde
Dios estaba “allá arriba”, en los Cielos.
63
figura de Pablo sigue siendo clave para sacar el mensaje
cristiano de la particularidad del judaísmo para expandirlo
a la universalidad del Cristianismo
64
el Cristianismo ganó en trascendencia y universalidad lo
que perdió en inmanencia y humanidad.
Por eso se comprende que la experiencia cristiana sea
presentada por Pablo como una tensión que tiene su
centro en el cielo y no en la tierra (1Cor.15,40; 2 Cor 5,1;
Ef.1,10)
Por supuesto Pablo no pretendió tal cosa. Pero también es
verdad que los escritos de Pablo han dado pié para que se
los utilice de mala manera.
65
Como es lógico tuvieron que existir dos formas de vivir la
fe en Jesús.
Y dos formas de buscar la salvación que podemos
encontrar en Jesús. La forma que presentan los evangelios
y la que dejan patentes las cartas de Pablo.
La fe y la salvación, tal como se presentan en los
evangelios, se relacionan sobre todo con problemas y
preocupaciones propias de esta vida, concretamente y de
modo especial, con el sufrimiento humano.
Cuando Jesús dice a alguien “tu fe te ha salvado (curado)”
uniendo fe y salvación, se refiere a la liberación de
sufrimientos, carencias humanas, al dolor de personas
excluidas o rechazadas por la sociedad y hasta por parte de
la religión.
En los evangelios tenemos muchos hechos que narran esta
vinculación. Obviamente, esta relación directa, que los
evangelios establecen entre fe, salvación y curación de
enfermedades indica sin duda alguna que la religiosidad de
Jesús se centraba, ante todo, en algo tan profundamente
humano como es remediar el dolor, el sufrimiento.
Esto no quiere decir que a Jesús no le importara la
relación con Dios.
Jesús fue un hombre profundamente religioso, relacionado
íntimamente con su Dios.
El problema está en que Jesús no entendió, ni vivió la
religiosidad como la entendemos y la vivimos nosotros
conforme a nuestra educación.
La religión es el medio que tenemos los mortales para
relacionarnos y encontrar a Dios
66
Lo que ocurre es que la religiosidad se puede entender y
vivir de dos maneras: como observancia de rituales
religiosos (culto) o como comportamiento humano.
Resulta evidente, leyendo los evangelios que, para Jesús, la
religión consiste esencialmente en vivir un comportamiento
tan auténticamente humano que nos lleve a ser
íntegramente humanos en nuestras relaciones con los
demás.
Solo así podemos encontrar a Dios y mantener con El la
mejor relación posible.
67
Por eso, en la mentalidad de Pablo, el padre o modelo de
todos los creyentes es Abrahán (Rom.4)
Esto supuesto, al estudiar el significado de la fe cristiana en
el conjunto del Nuevo Testamento, una de las cosas que
más llaman la atención es el contraste que enseguida se
advierte entre el lenguaje y la mentalidad de Pablo y el
lenguaje y la mentalidad de los evangelios sinópticos.
En síntesis: para Pablo, el creyente en Cristo es el ser
humano en el que lo humano pasa a un 2º término, porque
el centro de su vida está puesto en la religión y en la otra
vida. Por el contrario, para Jesús, el creyente es el ser
humano para el que lo más básicamente humano, la salud y
la vida, está antes que la misma religión y cualquier
especulación teológica, ya que su preocupación
fundamental está relacionada con la humanidad y con esta
vida.
68
Es aquí donde debemos hacer una aclaración para no
entender mal el problema.
Pablo puso un sello especial en varios temas que difieren
de los evangelios sinópticos: religión, desigualdad entre la
mujer y el hombre y hasta la misma imagen de Dios.
Ya vimos las diferencias entre la fe-salvación de Jesús y de
Pablo.
Veamos ahora el tema Religión porque tiene sus
consecuencias prácticas.
Es evidente que Pablo, desde el momento que centró su
vida en Jesucristo Resucitado, no pudo vivir la religión de
Israel, (en la que había nacido y se había educado), como la
había vivido mientras estuvo aferrado al fariseísmo.
Pablo siguió creyendo en el Dios de Israel. Pero su forma de
relacionarse con ese Dios no fue la misma que la de un
israelita normal de aquel tiempo. Cualquiera entiende que
Pablo tuvo que vivir su adhesión a Jesús viviendo un
conflicto interior que lo acompañó toda su vida: ¿cómo un
judío profundamente religioso como era él (no olvidemos
su período de perseguidor de los primeros cristianos) pudo
entender, asimilar e integrar en su vida a un hombre (Jesús)
que había sido rechazado, condenado y asesinado por la
religión?
Pablo vivió este conflicto. Y es justo reconocer que, hasta
donde pudo, lo afrontó y resolvió con sorprendente
profundidad.
Lo más llamativo, en este sentido, es su enseñanza sobre la
libertad de la Ley
Por más que haya textos en los que Pablo afirma que “la
Ley es santa” (Rom.7,12) es indudable que, para Pablo, la
69
Ley tiene un carácter negativo: “El hombre no se justifica
por las obras de la Ley” (Galatas 2,16; Romanos 3,20)
Pablo afirma: “Cristo es el fin de la Ley”, es decir, con Cristo
la Ley (observancias y casuística legal) se terminó en cuanto
quedó resumida en lo que la lleva a la plenitud:
El amor al prójimo (Rom.13, 10). Y junto a la libertad de la
Ley, la transformación del Templo. Sabido es que los
primeros cristianos no tenían templos, ni capillas, ni
edificios sagrados. Celebraban sus reuniones en las casas.
Pablo participa del pensamiento del Cristianismo naciente
para el que el verdadero templo donde habita Dios es la
comunidad creyente.
El templo de los cristianos no es ya un edificio construido
por manos humanas (Ef.2,19)
Porque el Nuevo testamento no reconoce otro templo que
la comunidad humana de los creyentes (1 Cor.3,16; 2 Cor.
6,16). Lo “sagrado” está en cada “ser humano”
70
El “credo” teológico de Pablo estaba determinado por la fe
y la fidelidad al Dios único de Abrahán al que se refieren las
tradiciones de los Patriarcas.
Precisamente, uno de los problemas más serios que
presenta la Cristología de Pablo, radica en que su idea de
Dios no es la que reveló Jesús sino la que conservó siempre
aprendida en la tradición de Abrahán, la del Antiguo
Testamento.
Y esto se enlaza con la interpretación que Pablo le da a la
muerte de Jesús.
Pablo interpreta la muerte de Jesús, ante todo, como el
medio que Dios necesitó para conceder a los pecadores la
“justificación” (Romanos 3,21-28) “Todos han pecado y
están privados de la presencia de Dios. Pero son
perdonados sin merecerlo, generosamente, porque Cristo
Jesús los ha rescatado. Dios lo destinó (a Jesús) a ser con su
sangre instrumento de expiación para los que creen”
Pablo añade a un más, que la muerte de Jesús Mesías es el
“sacrificio expiatorio” que nos obtuvo “el rescate” y,
mediante el rescate, la “salvación” (Romanos 5,1)
“Pues bien ahora que hemos sido justificados por la fe,
estamos en paz con Dios, por medio de Jesucristo…Porque
fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo”
Desde el momento en que Pablo introdujo en las
comunidades cristianas primitivas esta interpretación de la
muerte de Jesús, la idea de Dios y la vida de Jesús se vieron
radicalmente modificadas.
Según los evangelios la muerte de Jesús en la cruz fue la
consecuencia de la forma de vivir y de las enseñanzas de
71
Jesús que no fueron del agrado de los dirigentes religiosos
del Sanedrín ni de las ideas políticas de Poncio Pilatos.
Según Pablo, la muerte de Jesús fue el “sacrificio
religioso” que Dios necesitaba para justificar a los
pecadores mediante la sangre de Cristo.
En la narración de los evangelios el responsable es el propio
Jesús por su actitud.
Para Pablo la muerte de Jesús en la cruz fue decisión de su
Padre.
En los evangelios lo que se destaca es la libertad y el amor
de Jesús para entregar su vida siendo coherente con sus
enseñanzas.
Para Pablo lo que queda patente es la obediencia de
Cristo al designio del Padre.
Para los evangelios, Jesús es un “Profeta ejemplar”. Para
Pablo “una víctima religiosa”
72
o que Jesús se hizo “maldición” (Gál. 3,13) y “pecado” (2
Cor.5, 21) por nosotros.
Para Pablo, la muerte expiatoria de Jesús es además
“justicia” (Romanos 3,26) y “bendición” (Gal 3,14). Para
Pablo es un Dios justiciero que concede la bendición a
quienes pasan por el trámite de la maldición.
Nos encontramos así enfrentados de lleno a la extraña
práctica del “sacrificio religioso” en su integración más
violenta, para aplacar la ira de Dios.
73
De la respuesta surgen dos imágenes de Dios: la de F.
Nietzsche, “el dios vampiro” o la de Jesús “el Dios Padre
que ama a los humanos hasta el fin” (Juan 13,1)
Esto nos lleva también a superar la idea de religión.
Pablo presenta un Dios que necesita un “chivo expiatorio” y
que termina siendo un Dios violento que justifica las
violencias de las religiones.
Jesús que nos dice “Misericordia quiero y no sacrificios”
(Mateo 9,13 recordando al Profeta Oseas 6,6) y que se
encuentra en la Carta a los Hebreos (13,16) “el sacrificio
que agrada a Dios es la solidaridad y hacer el bien”
Dios no quiso el sufrimiento, Dios no necesita el
sufrimiento.
74
Veamos cómo aparece en los evangelios este tema, cuál
fue el comportamiento de Jesús con las mujeres. Es verdad
que, cuando Jesús eligió a doce apóstoles, no designó a
ninguna mujer. Simultáneamente recordemos que los
apóstoles fueron considerados como los representantes
simbólicos de las doce tribus de Israel y que en aquella
época eran los hombres quienes regían los destinos de los
pueblos.
Por otra parte, en la cultura y en las leyes de aquel tiempo,
era imposible que una mujer desempeñara el cargo de
representante o testigo oficial de ninguna causa.
La mujer era de “segunda” y esa era la situación cultural
imperante en la sociedad.
Lo que sí dependía de Jesús era aceptar, respetar y
dignificar a la mujer. Y eso hizo.
En efecto, Jesús tuvo diferencias, problemas y conflictos
con mucha gente como se da en los evangelios. Con las
mujeres no tuvo jamás el menor conflicto.
Un buen grupo de mujeres lo acompañaban habitualmente
por los caminos y aldeas de Galilea (Lucas 8,1) y esto se dio
hasta el momento de su muerte en la cruz (Mc.15,40)
Es más, los primeros creyentes a los que se “apareció”
Jesús resucitado fueron precisamente mujeres. (Mc.16,1;
Mt.28,1; Lc.24,1; Jn.20,11) Llama la atención.
Jesús aceptó siempre a mujeres despreciadas por las
personas de la “buena sociedad” y por los más
“observantes y piadosos religiosos”.
Es el caso de la gran pecadora Magdalena, la Samaritana, la
Adúltera…con todo lo que ello significaba en aquella época
y con los riesgos de ser él lapidado.
75
GUSTAVO: ¿cuál era la actitud de Pablo con respecto a las
mujeres? Tengo entendido que les dio su lugar en las
primeras comunidades que él iba organizando en los
pueblos que visitaba?
76
La creatividad de la Iglesia está en manos de los laicos…el
papa Francisco está tratando este tema pero encuentra
muchos obstáculos en el Vaticano.
Las mujeres siempre han luchado reclamando sus derechos
y es mucho lo que han logrado a través de la Historia.
Deben superar la “tortícolis” que sufren los Obispos y
sacerdotes que están siempre mirando a Roma…y no a los
evangelios.
77
“OTRO CRISTIANISMO ES POSIBLE”
Este es el título de un libro escrito por Roger Lenaers S. J.
en el año 2008 que a mí me impresionó” mucho. También
tiene otro libro. “Aunque no haya un Dios ahí arriba. Vivir
en Dios sin dios” haciéndose eco de una expresión del
teólogo Dietrich Bonhoeffer martirizado por los nazis en el
año 1944. Por eso quiero hacerle unas preguntas a Roger
que creo nos servirán para ir actualizando nuestra fe
cristiana.
78
al momento histórico en que nos encontramos. A tiempos
nuevos (modernidad) un mensaje nuevo (La Buena Noticia
de Jesús) en un lenguaje nuevo (la nueva teología).
79
Felizmente, de vez en cuando ese mundo “de arriba” nos
comunica lo que él considera que es indispensable saber y
no podríamos descubrirlo por nosotros mismos.
Por otra parte este “Señor divino” es todopoderoso,
fácilmente irritable y siempre temible. Por lo cual son
necesarios las súplicas y el cumplimiento de promesas,
sacrificios y dones para conseguir favores o para aplacar su
ira.
A este Dios se le teme, se le tiene miedo. Compensa esto
con la promesa de felicidad eterna en los patios celestiales
a quien haya hecho méritos mediante sus buenas obras.
GUSTAVO: ¿y cuál es la actitud del Cristianismo dentro de
esa concepción divina?
80
A este universo mental se lo llama “heterónomo” porque
nuestro mundo es dependiente de aquel otro que produce
leyes para el nuestro.
Esto es un axioma pre científico: un postulado que es tan
imposible de probar como de contradecir. Es un punto de
partida no obligatorio que se elige libremente.
Quien lo acepta, lo hace porque le parece razonable y
confiable.
Y este axioma es el que ha predominado en todo el Antiguo
y Nuevo testamento.
Jesús mismo y los apóstoles y profetas han pensado en
forma heterónoma.
Hoy ese axioma ha perdido vigencia con el avance de las
ciencias. Esto comenzó a hacerse visibles con lo sucedido
en el siglo XVI con Galileo. La Iglesia como Institución tardó
más de 3 siglos para pedir perdón y reconocer esa verdad
científica.
81
Aparecen en la Humanidad sabios como Copérnico, Galileo
Galilei, Faraday, Newton…
En el pensamiento científico no quedó ningún espacio libre
para aceptar la heteronomía ( Hetero en griego “de
afuera”; Nomos = leyes, normas, preceptos)
El universo obedece a sus propias leyes es autónomo.
Un nuevo axioma, AUTONOMÍA, opuesto al heterónomo,
hacía su entrada y desplazaba poco a poco al antiguo. Y
como el ser humano pertenece también al mundo, incluso
se lo puede llamar el más alto grado del desarrollo cósmico,
debe ser también autónomo.
El nuevo axioma de la autonomía fue penetrando
lentamente en la cultura occidental.
82
Esto no significaba que se negara su existencia, sino su
procedencia.
Por supuesto que esta manera de ver la realidad causó un
revuelo en la jerarquía eclesiástica. Conocemos lo que le
costó aceptar la posición de Galileo que sostenía que la
Tierra no es el centro del Universo. Pasaron más de 3 siglos
para que el Papa Juan Pablo II pidiera perdón a Galileo y a
los científicos por esa posición literalista de la Biblia (Josué
10, 12-13).
La jerarquía de la iglesia batalló con todas sus fuerzas
contra la conciencia cada vez más clara de que el ser
humano, como cima de la evolución cósmica, es autónomo.
Es decir que tiene derechos absolutos e intangibles:
derecho absoluto a ser respetado, a una libertad de
conciencia y de religión, a una libre expresión, a participar
en la toma de decisiones que le conciernen. Para una iglesia
autocrática esto era inaceptable.
Le costó abandonar posiciones de poder que habían sido
construidos cuidadosamente durante siglos. Por mucho
que el evangelio exhorte en cada página a renunciar al
poder y a la riqueza, ello parece serle difícil a la iglesia del
Vaticano.
83
la muerte sí de la representación humana de aquel
insuficiente Dios en el Cielo.
Dios es el núcleo creador más profundo del proceso
cósmico. Dios no está afuera sino que ha estado siempre en
el centro, es el Fundamento de todo lo creado.
“El universo es la auto-manifestación del Dios que crea por
amor” (Expresión de Andrés Torres Queiruga en su libro
“Repensar la Creación”)
Esta reconciliación entre la autonomía del ser humano y la
fe en Dios, recibe el nombre de Teonomía. Quien piensa en
términos teonómicos confiesa a Dios como la más profunda
esencia de todas las cosas y por ello también como la ley
interna del cosmos y de la humanidad. En el pensamiento
teónomo el universo es la auto-revelación de aquel
misterio que significamos con la palabra Dios.
La manera de pensar heterónoma a lo largo de toda la
historia de la iglesia trae como consecuencia que su
reemplazo por una forma teónoma sea muy difícil.
Es por ello que debemos respetar a quienes quieran seguir
pensando de esa manera.
84
ROGER: te voy a contestar con un ejemplo: hasta
comienzos del siglo XX la afirmación “Fuera de la Iglesia no
hay salvación” del Obispo Cipriano de Cartago (siglo XV) era
una posición indiscutible. Esta afirmación fue la que en
gran parte sirvió de motor a la obra misionera. Pero en el
Concilio Vaticano II, en la Declaración “Nostra aetate”
sobre las Relaciones de la Iglesia con las religiones no
cristianas, admitió que quienes siendo fieles a sus creencias
y viviendo conforme a ellas no están ajenos a la salvación y
“respeta cuanto de santo y verdadero hay en las
diferentes religiones”
Se trata de dos maneras igualmente creyentes de acercarse
a un misterio que siempre superará a nuestro
entendimiento y a nuestro corazón.
Pues así es Dios: siempre nos trasciende. Nosotros
proponemos la tolerancia a fin de que unos no tengan a los
otros por herejes. Lo que sí notamos es que hay un gran
éxodo dentro de la iglesia y eso nos preocupa.
85
Los mitos son relatos llenos de sentido profundo de un
pueblo o de una cultura sobre los poderes que dominan la
vida humana y sobre las relaciones que establecen tales
poderes con nosotros. Cada cultura guarda esos relatos
como algo absolutamente fidedignos. El Cristianismo se
desarrolló en una cultura que contaba con una gran
cantidad de tales mitos.
Los mitos no hay que tomarlos al pie de la letra sino a lo
más como el revestimiento de una idea o una verdad. No es
cuestión de tirarlos por la borda sino de preguntarse qué
mensaje más profundo y enriquecedor representa,
revestido de palabras.
Esa es la tarea que han emprendido en los últimos dos
siglos una cantidad de teólogos para descubrir la verdad
que encierran dichos mitos (exégesis).
Es así, por ejemplo, que a los relatos bíblicos de la Creación
hoy se le ha encontrado la explicación por medio de la
teoría de la evolución. Esta teoría explica el origen del
cosmos, de las especies y en particular de la humanidad
como un proceso lento y muy natural de desarrollo cuyas
leyes se han descifrado, en gran parte.
86
obedecer un mandato divino. Esa fue la causa por la que el
alma perdió su dominio sobre el cuerpo y que la armonía
entre hombre y mujer fue reemplazada por relaciones de
concupiscencia y de dominación.
Y para colmo de desgracias “entró la muerte en la historia
humana” (Nº 400)
¿Qué decir ante esta posición de la Iglesia Católica?
87
Así podríamos seguir desmitificando cantidad de mitos en
los que se asienta mucha de la doctrina a la cual se aferra la
Iglesia Católica y que hoy es cuestionada seriamente por
teólogos y por la conciencia de muchos creyentes.
De allí la necesidad de que el mensaje de la Iglesia sea
traducido al siglo XXI para una mejor comprensión.
88
causa de los fenómenos que se les escapaban: los
relámpagos, las lluvias, las inundaciones, las epidemias, las
enfermedades, el sufrimiento, la gestación de los animales
y los humanos…etc.
“Dios”, o los “dioses”, estaban, creían, en el origen de estas
realidades sobre las cuales no tenían control. Se veía en
ellas una recompensa o un castigo…
Poco a poco, con el progreso de las ciencias, de la reflexión
filosófica y del afinamiento del sentido religioso, ciertas
representaciones de Dios han resultado caducas.
Muchas cosas del mundo y del funcionamiento humano se
explican sin que haya que recurrir a una causa divina
exterior. Las concepciones de Dios son poco a poco
decantadas, purificadas, profundizadas, espiritualizadas e
interiorizadas. Pero el lenguaje oficial de la Iglesia sigue
enredado en representaciones de antaño.
89
Ninguna cuestión se deja sin responder. Se presentan las
doctrinas apiladas unas sobre otras, agregadas a lo largo de
los siglos, adosadas a las precedentes y marcadas por la
cultura de cada etapa. Al observarlo se tiene la impresión
de visitar un museo donde se almacena cuidadosamente, el
“depósito” del pasado.
Se visita pero no nutre interiormente.
Lejos está del aliento que emana de los evangelios
invitando a atreverse a vivir personal, comunitaria y
socialmente en la autenticidad, la justicia y la fraternidad.
Hoy se busca una aproximación al Misterio de Dios
partiendo de lo humano, de la experiencia que nace desde
lo más íntimo de todo ser humano.
Eso fue lo que aconteció con los personajes del Antiguo
Testamento. Abraham, Moisés, los Profetas y los Reyes
fueron “experimentando” en su tiempo y en sus
circunstancias a Dios.
El cristiano de hoy, en razón de sus exigencias críticas, ha
tomado distancias de las representaciones de un Dios
Todopoderoso, interviniente en la autonomía del Universo
y de la Humanidad.
Se complace más en aceptar al Jesús de Nazaret que
combate por restaurar la dignidad de sus compatriotas
marginados y devolverles la confianza en ellos mismos y en
el otro
Esta actitud de Jesús estaba inspirada por su Dios que El
llamaba familiarmente ABBA, Papá querido, lo que sugiere
una extrema interioridad por su parte y una experiencia
que El quiere transmitir a su gente.
90
Esta es la misión que se le pide a la Iglesia: que presente
hoy a ese Jesús que apostó y arriesgó su existencia hace
veinte siglos dando un mensaje de liberación y de
humanización como presencia de Dios en la Historia.
91
CÓMO RELACIONARNOS CON DIOS?
92
Y a él me dirijo:
GUSTAVO: nos podrías iluminar presentándonos lo que
dices en tu libro sobre la Persona de Jesús de Nazaret que
nos conduce a encontrar esa relación con Dios?
93
Alguien que nos invita a una esperanza confiada en el
triunfo definitivo del bien, de la felicidad anhelada.
En Jesús de Nazaret se nos ofrece un Dios que no está de
acuerdo con nuestras ambiciones de poder, de dominio
sino que nos invita a la ejemplaridad del servicio a los
demás porque nadie es más que nadie.
En Jesús de Nazaret descubro un Dios de la Vida que nos
regala gratuitamente el vivir y que nos ofrece una vida más
allá del tiempo. Lo que un día nos dio jamás lo quitará,
En Jesús de Nazaret interpreto finalmente un gran deseo
de Dios: quiere ser Padre-Madre para que nosotros seamos
hijas e hijos de una gran Familia Divina
94
contemporáneas a Él y que luego se fueron transmitiendo a
través de los siglos.
Con Jesús sucede lo que pasa con todos los seres humanos:
con el correr de los años vamos adquiriendo distintas
maneras de expresar nuestro ser.
Somos niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos;
hijos, esposo, padres, abuelos; estudiantes, obreros,
empleados, profesionales, empresarios…
Jesús de Nazaret tuvo su identidad histórica donde “fue
creciendo en edad y sabiduría a los ojos de Dios y de los
hombres” (Lucas 2, 52) fue carpintero, fue Profeta,
Maestro, Sanador y sobre todo, fue fundador de un
movimiento de humanidad rodeándose de mujeres y
hombres preocupados por la igualdad, la fraternidad, la
solidaridad, principalmente con los más necesitados.
Luego apareció en la historia el Cristo de la Fe, su identidad
dogmática, a partir del Concilio de Nicea (325) donde
aparece en su divinidad “Consustancial al Padre” que
culmina en el Concilio de Calcedonia (451) donde aparece y
se confirma su humanidad “consustancial con todos los
seres humanos”
Y con el correr de los siglos tenemos su identidad
narrativa, el Jesucristo, donde ha predominado más lo
divino que lo humano.
Es indiscutible que la Cristología ha representado y
constituido una gran aventura intelectual y espiritual que
ha marcado a la historia de la Humanidad, principalmente
en Occidente. De allí que el Jesús de Nazaret, el Cristo de la
Fe, el Jesucristo se convierte en espejo de la relación entre
95
Dios y el ser humano, espejo en el cual lo humano
encuentra respuesta a sus interrogantes más profundos.
La Cristología es teología porque nos habla de Dios y es
antropología profética porque nos habla del ser humano.
Se confirman las palabras del evangelio de Mateo (25,31-
40) donde lo divino y lo humano están unidos.
La idea de la Encarnación nos lleva a la idea de la
humanización de Dios, de un Dios presente en lo humano
como lugar de encuentro entre Dios y el ser humano.
Jesucristo es testigo viviente de ese deseo de Dios y del
hombre.
Y esto es maravilloso porque la Persona de Jesucristo
puede ser interpretada y comprendida por parte de los
que no creen pero están dispuestos a formularle
preguntas sobre Dios y sobre la vida y por parte de los que
creen para que su vida de creyentes sea mejor
interpretada y comprendida.
96
En Dios ¿hay algo de nosotros? Y en nosotros ¿hay algo de
Dios?
Pablo en Romanos 8,15-17 dice: “El Espíritu de Dios nos
hace hijos adoptivos y nos permite exclamar: ABBA, es
decir Padre” y que “se une a nuestro espíritu para dar
testimonio de que somos hijos de Dios y coherederos con
Cristo”.
Jesús es el que nos conduce (el Camino) al Padre que
derrama sobre nosotros el mismo Espíritu que El ha
recibido.
La primera tarea de una Cristología no es reflexionar
sobre el Jesús de la Historia o el Cristo de la Fe sino
reflexionar sobre lo que ese Jesús ha dicho y ha hecho.
Sería un desacierto y en parte lo ha sido en las religiones
cristianas que Jesús terminase por ocultar a Dios.
No se trata de anunciar a Jesús sino de proclamar lo que El
anuncia.
Esa fue la misión de Jesús que hablaba de su ABBA (Padre
querido) y hablaba de nosotros, de nuestra relación con
Dios y con los demás seres humanos.
Esa síntesis está en el PADRE NUESTRO donde nos invita a
relacionarnos con Dios y con todos los seres humanos.
En los siglos IV y V hubo un interés tan grande en afirmar
que Jesús es verdaderamente Dios que opacó lo que Jesús
dijo sobre Dios y a lo que su persona nos mostró sobre su
realidad humana.
Al intentar a toda costa poner a salvo su divinidad frente a
las consecuencias de la encarnación se perdió la ocasión de
apreciar la imagen inédita de Dios que éstas descubrían.
97
En esos Concilios se habló de un Dios más filosófico que
cristiano.
El Dios de los filósofos es un Dios impasible, lejano, “allá
arriba, amo del cosmos.
El Dios de Jesús es un Dios que acompaña a los seres
humanos porque son sus hijos, se compadece, se
compromete y se identifica en Jesús con todo lo humano.
98
Un Dios que nos acompaña, justamente en virtud de su
naturaleza y no en contradicción con ella, en esa historia
nuestra, tejida toda ella de pasiones en toda la extensión
del término, las del sufrimiento incomprensible y las del
amor sin límites y que lo encontramos a ese Dios de
manera fraterna y divina en la persona de Jesús.
Allí en ese hombre Jesús los humanos tenemos una nueva
forma de conocer a Dios y de asumir una relación más
familiar, más íntima, más común a nuestra realidad.
Es lo que dice Tomás el apóstol incrédulo “Sólo creeré en
un Dios cuyas llagas las pueda tocar”
Esta fue la gran misión de Jesús: anunciar a un Dios que se
humana y se hace presente en la historia y anunciar a un
hombre que es capaz de relacionarse con ese Dios, de vivir
en su intimidad, de sentirlo cercano y amigo; de un Dios
que cree en la libertad del ser humano y esto me libera
para creer en El.
Es un hecho muy actual: hombres que desean una
humanidad sin Dios porque nosotros le hemos presentado
un Dios que no se preocupa del hombre.
Una teología que no implicaba de forma directa una
antropología.
De allí que verdadero Cristianismo no es ni un discurso
sobre Dios ni un discurso sobre el hombre sino un discurso
sobre la relación entre ambos: es una alianza.
En Jesús el creyente descubre, lee y descifra precisamente
la más estrecha relación que existe, la relación por
excelencia entre Dios y el ser humano.
99
De allí que la relación con Dios no puede justificar el
abandono del hermano sino que lo prohíbe, aconsejando
tratar a todos como prójimo.
Este es el sentido de los dos mandamientos. Uno no puede
mantenerse sin el otro.
Una locura manda a la otra. El mandamiento del amor al
prójimo es la locura de un Dios Padre-Madre, es un
mandamiento loco, incomprensible.
Como cristianos en vez de descubrirnos a nosotros mismos
mirándonos en el espejo, nos descubrimos en el rostro del
otro, lo mismo que nos desciframos en el rostro de Dios.
El Cristianismo no puede separar la suerte de Dios y la
suerte del hombre.
Eso es lo que ha fijado la Encarnación de Dios en Jesús y en
nosotros.
100
Un Dios que nos anuncia que nosotros podemos tratarlo
como a un Padre con rasgos de Madre que perdona
siempre sin condicionamientos (Lucas 15, 11).
De esa relación con ese Dios nace un hombre nuevo y
liberado del que aún nos cuesta tomar conciencia, darnos
cuenta y vivir en consecuencia.
Por eso Juan lo define a Dios como Amor (1 Jn. 4,8-16)
¿Alguien puede temer al Amor?
Se acabó el Dios amenazador que se viste de fiscal que
acusa y juez que condena.
Hablar de Dios ya no significa destruir al hombre (Sartre,
ateísmo), significa dignificar al hombre, engrandecerlo,
eternizarlo en el tiempo.
De este modo el Cristianismo viene a afirmar que Dios y el
hombre se significan recíprocamente, se inter-significan,
que pueden interpretarse el uno en el otro.
El hombre aprende de Dios cuál es su grandeza, su destino.
El Cristianismo es la trascendencia en la inmanencia
(Encarnación) o la inmanencia en la trascendencia
(Creación).
Jesús nos revela de este modo la verdadera grandeza de
Dios y la verdadera grandeza del hombre
101
entenderse como algo “irreal” como lo entienden muchas
personas.
El símbolo no sólo “contiene verdad” sino que también “es
verdad” porque corresponde a la revelación que expresa y
es la expresión de la auténtica revelación de Dios: “revela
lo divino en lo humano y lo humano en lo divino”.
Hay una frase a la cual nos hemos acostumbrado “Dios se
hizo hombre” que nos puede llevar a una confusión que
carece de sentido ya que implicaría que Dios deja de ser
Dios al volverse hombre.
La única cosa que Dios no puede hacer es dejar de ser
Dios.
Por eso es preferible la expresión del Evangelio de Juan: “La
Palabra se hizo carne” para referirse a la auto-revelación o
manifestación de Dios en la Persona de Jesús.
Esta revelación de Dios como “la Palabra” que toma forma
en Jesús como el Cristo es la expresión última del amor de
Dios hacia el mundo de lo creado.
De esta manera los problemas existenciales de todos los
seres humanos se resuelven con la Persona de Jesús de
Nazaret.
Por eso Jesucristo es el símbolo del nuevo ser humano, la
nueva humanidad.
Con Jesús se implanta una nueva realidad en la vida
humana.
Y esto está representado en la Crucifixión y Resurrección de
Jesús.
La Crucifixión es el símbolo que revela la oscuridad última
de la vida humana y la Resurrección es el símbolo que
revela el triunfo definitivo de la vida humana.
102
GUSTAVO: veamos, entonces, el resumen que nos hace Paul
de todo este tema que nos ayuda a reflexionar sobre
nuestra realidad última y nuestra relación con Dios.
103
estaba respondiendo a una pregunta ¿Por qué creo en
Dios? Veamos su respuesta.
104
Debo evitar tener un concepto de Dios como tengo de un
objeto. En todo hombre se da la duda y la fe.
La grandeza de Dios consiste en haber creado un ser que
pueda decirle sí o no, que se niega a violentarnos y a anular
nuestra libertad.
105
El Dios del que Jesús da testimonio y transmite me
compromete existencialmente.
Ama a los pecadores y comparte su mesa con escándalo de
los fariseos y saduceos.
Devuelve toda su dignidad a la mujer que debía ser
lapidada por ser adúltera.
Trata con la Samaritana, la mujer que va por su 5º marido y
no le reprocha su vida.
Dialoga con la mujer pagana que le pide que cure a su hija y
se deja convencer.
Acepta la invitación de un publicano, Zaqueo, y lo elogia a
pesar de su mala reputación
No tiene en cuenta la ley del sábado cuando se trata de
aliviar el sufrimiento.
Purifica el Templo convertido en “cueva de bandidos” y no
en casa de oración.
Prefiere a los pobres y marginados sin que esto suponga
desprecio de los ricos.
Demuestra una conducta revolucionaria en el plano
religioso que le va a costar la vida
Jesús hizo una opción de fe, fue evolucionando y “crecía en
edad y en sabiduría ante los ojos de Dios y de los hombres”
(Lucas 2, 52)
106
JUAN ANTONIO: en primer lugar te diría que hablar de
Dios es hablar del sentido de la vida, dado que a todos los
que nos interesa Dios está en relación con las preguntas
que todos nos hacemos ¿cómo ser felices, qué es el bien y
el mal en cada uno de nosotros, cómo tenemos que
aprovechar el tiempo que nos queda de vida…?
Son preguntas que nos marcan como personas y que todos,
de distinta manera, nos hacemos.
El libro de nuestra vida no está escrito, lo escribimos
nosotros, condicionados por la familia, la educación y la
sociedad donde nos desenvolvemos.
Dios no escribe el libro de nuestra vida…somos nosotros
quienes vamos resolviendo problemas y preguntas que nos
salen al paso a lo largo de nuestra biografía.
Somos seres cargados con el peso de la libertad y sentimos
la necesidad de darle un sentido a la vida.
Y aquí viene la respuesta a tu pregunta.
En la sociedad cristiana tradicional, en la que hemos vivido
la mayoría de nosotros, los valores de la vida estaban
marcados por la educación familiar y por la Iglesia.
Hoy esta realidad se ha ido complicando. Es frecuente
escuchar que los padres ya no tienen tiempo para sus
hijos…y “yo creo en Dios pero no creo en los curas”.
Ambos desencantos son hoy visibles. Antes se vivía un
cristianismo fácil, ritual porque se había nacido en una
familia cristiana o porque nos habían educado en colegios
religiosos.
En esa religiosidad había una referencia a Dios.
Lo religioso tiene su lugar dominante.
Hoy vivimos en una sociedad laica, secular, post-religiosa
107
GUSTAVO: ¿qué significa o en qué difiere esa sociedad a la
que nosotros vivíamos?
108
Tenemos sociedades muy ricas materialmente y sociedades
al mismo tiempo muy insatisfechas, muy infelices. Se vive
una situación paradójica: materialmente lo tenemos todo y,
sin embargo, nos encontramos con grandes necesidades
espirituales
La demanda de drogas, de alcohol es cada día mayor.
Se busca lo que no se tiene y algunos no saben lo que
buscan ni dónde buscarlo. Se nos invita a consumir porque
es consumiendo como vamos a ser felices. Dios no puede
aportar nada.
109
El mundo, en general, está cambiando
Somos testigos del final de una etapa y el comienzo de otra
radicalmente nueva.
En esta nueva etapa histórica Dios, ni es necesario, ni se
presenta como referente cultural. Dios ha dejado de ser
una Buena Noticia. La ausencia de Dios es palpable.
Somos parte de una generación, desde un punto de vista
religioso, sin padres ni hijos
Nuestros padres se educaron en una manera de entender
la fe cristiana que ya no se da. Y nuestros hijos viven una
realidad totalmente distinta con ausencia religiosa.
La vieja religiosidad que nos ofrecía un montón de
prácticas, de devociones, de fechas donde cultivábamos la
experiencia de Dios, ha caído en el vacío.
Ya ni los rezos del rosario, ni las horas santas, ni las visitas a
los sagrarios, ni las misas nos dicen nada.
110
Y esa es la gran enseñanza de Jesús: vivió a Dios, lo
experimentó en cada persona, en cada circunstancia de su
vida y eso lo transmitió hasta dar su vida confiando en Dios.
Jesús al hablar de Dios hablaba de nuestra vida: de los
sufrimientos, de las alegrías, del compartir y del
compadecer.
La fe tradicional ha quedado tocada porque ponía el acento
en el más allá, en la vida después de la muerte, en lo
sobrenatural contrapuesto a lo natural, en lo divino como
exterior a los humano. Este lenguaje ha culminado en la
“muerte cultural de Dios”.
Hoy nos encontramos con una necesidad de experiencia y
vivencias de Dios.
Con una necesidad de espiritualidad que brote desde
nuestro interior.
Urge integrarnos en comunidades en las que no sólo se
pueda hablar, compartir ideas sino, sobre todo,
intercambiar nuestras vivencias.
Experimentar la fe no es sólo encontrarme con otras
personas, es sobre todo, comunicarnos, intercambiar las
mismas inquietudes, la misma búsqueda que produce una
comunión en la fe.
Ese fue el proyecto de Jesús al formar una comunidad.
Eso es “Vivir en Dios, sin dios”: vivir “en Dios” es vivir ese
gran Misterio que nos sobrecoge y que no podemos
explicar ni nombrar adecuadamente, pero “sin dios”, es
decir, sin pensar que haya ahí arriba, ahí afuera, “un dios”,
en una especie de segundo piso, dispuesto a intervenir y
echarnos una mano en nuestras dificultades.
Este “dios” es el que está ausente.
111
GUSTAVO: entonces lo que está seriamente cuestionado es
la imagen tradicional de Dios. ¿Qué decir del “Dios bíblico”?
¿Es creíble?
112
¿QUE DECIR DEL JESUS DE NAZARET
“NARRADO”?
113
Es indudable que los evangelistas creyeron que era bueno
conservar algunos rasgos personales de un hombre que
todavía hoy nos desconcierta y nos fascina.
Todos ellos tratan de relatar en palabras la Palabra viva de
un Maestro que hoy sigue dirigiéndose a todos los seres
humanos, sin distinción de credos, de raza, de sexo…
Es por ello que, a través de los siglos, aparece el Jesús
Histórico de la Galilea, el Cristo de la Fe de los dogmas, el
Jesucristo narrado por creyentes y no creyentes…todos
hablan de Él y todos con admiración y respeto.
Es por ello que hoy quiero presentarles lo que dicen
algunos teólog@s de nuestra época, sin ánimo de
confrontar sino de aportar al mejor conocimiento de este
ser que aparece como el Misterio de Dios interviniendo en
la historia de la Humanidad.
Alguien dijo que Jesús “evangelizó a Dios”, es decir, que
presentó a Dios de una manera distinta de cómo se hacía
antes que El. Veamos algunas reflexiones:
114
No admitió privilegios ni distinción alguna. Fue uno más
entre todos. La condición de lo laico es lo común a todos, lo
que une a los ciudadanos y suprime distinciones y honras.
Jesús inicia un movimiento que no admite diferencias ni
desigualdades. Se trata de un movimiento laico.
Jesús no funda una religión. Las religiones establecen
categorías, cargos y distinciones.
En el movimiento de Jesús todos son iguales. No se
identificó con ninguna religión concreta. Jesús se puso del
lado de lo humano, de lo que es común a todas las gentes.
115
Jesús libera de las potencias de este mundo y su realización
definitiva supone la comunión plena en la vida de Dios,
cuando sea todo en todas las cosas.
Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios como utopía de
liberación absoluta.
No se limita a anunciar que ese Reino vendrá sino que
subraya además su cercanía inminente, su presencia en
medio de nosotros, como un proceso que ha comenzado ya
en esta historia nuestra y que culminará al fin de los
tiempos
116
proclamar el año de gracia del Señor”. Llama la atención
que omite voluntariamente la última parte del párrafo que
dice “…y un día de venganza para nuestro Dios”.
Claro síntoma que el Dios de Jesús supera al Dios de Israel
en su relación con la gente.
Esto le trajo un serio inconveniente entre sus paisanos.
Jesús trae una buena noticia no sólo para el pueblo israelita
sino para toda la humanidad.
Con la Escritura en la mano, Jesús anuncia la raíz más
profunda de su mensaje. Toda la Biblia está basada en una
promesa de liberación por parte de Dios.
Y Jesús agrega: “Hoy se cumple esta Escritura”. Nos da a
entender que DIOS ES LA LIBERACION que se hace presente
por medio de Él. Y Jesús nos invita a que tomemos
conciencia de que somos libres, que podemos vivir en la
libertad sin que nadie nos lo impida.
Como Jesús no debemos dejar que nada ni nadie nos
oprima. Ni Dios ni los hombres en su nombre, pueden
exigirnos ningún vasallaje.
La libertad es el estado natural del ser humano.
La “buena noticia” de Jesús va dirigida a todos los que
padecen cualquier clase de sometimiento.
No debemos caer en una demagogia barata.
Oprimir a alguien es negar radicalmente al Dios de Jesús.
El Dios de Jesús no es el aliado de algunos poderosos
(políticos, religiosos, económicos)
Tampoco es el Dios de los buenos, de los piadosos, de los
sabios. Es, sobre todo, el Dios de los marginados, de los
excluidos, de los enfermos y de los pecadores.
117
Más que nunca busca hoy el ser humano su liberación, pero
está fallando en su búsqueda. Para Jesús, la primera
obligación de un ser humano es no admitir ninguna
esclavitud. Verse libre de cualquier opresión. Y la más
deshumanizadora es la que se ejerce en nombre de Dios.
La única predicación de Jesús fue el amor, es decir, la
unidad de todos los hombres.
Eso supone la superación de todo egoísmo y por lo tanto la
superación de toda conciencia de individualidad.
Los conocimientos adquiridos en estos dos últimos siglos
vienen en nuestra ayuda.
Somos parte del Universo, somos parte de la vida.
El sentido de nuestra vida está en la totalidad. No sólo para
sentirme unido a toda la materia sino para sentirme
identificado con todo el Espíritu.
Ya sabemos que el “Espíritu” no es más que Dios en lo más
hondo de nuestro ser.
Eso que hay de divino en nosotros es nuestro verdadero
ser.
Todo lo demás no sólo es accidental, transitorio y caduco,
sino que terminará por desaparecer, querámoslo o no.
No tiene ni pies ni cabeza que sigamos empeñados en
potenciar lo que de nosotros es más pasajero, aquello de lo
que tenemos que despegarnos.
Querer dar sentido a nuestra existencia potenciando lo
caduco es ir en contra de nuestra naturaleza más íntima.
La “buena noticia” de Jesús es que todos podemos llegar a
la misma experiencia de liberación que El vivió.
118
Conectando con esa energía divina que ya está en nosotros,
la espiritualidad será lo más espontáneo y natural en
nuestra vida.
119
y uno de ellos es “JESUCRISTO EL LIBERADOR” del cual le
pido nos haga una reflexión al respecto.
120
GUSTAVO: también ANDRES TORRES QUEIRUGA en su libro
“Repensar la Cristología” nos aporta su reflexión.
121
de Dios y sobre todo hijo de Dios, entendiendo por hijo la
imagen de Dios, su representante, su elegido.
Si queremos seguir hablando de la encarnación de Dios,
podemos hacerlo, pero de una manera diferente a la de
antes. Podemos decir que es Dios mismo el que quiere
tomar forma en el ser humano y expresarse en él.
El misterio sagrado originario está todo el tiempo en un
proceso de realización corporal en el cosmos y en el ser
humano. No lo hace agregando el fenómeno biológico de la
carne a su misterio insondable, como desde fuera, sino de
manera tal que su ser misterioso toma forma
progresivamente desde adentro en el ser humano”
122
. Pablo preparó el terreno para ese progreso con su
evolución desde su primera aclamación “Porque en Cristo
estaba Dios reconciliando al mundo consigo” (2 Co. 5,19)
hasta su interpretación posterior en la que Dios declara que
Jesús es su Hijo según el Espíritu de santidad en el
momento de la resurrección (Romanos 1,1)
. Marcos años después, declara que Dios ha hecho a Jesús
el Hijo de Dios en el Bautismo, no en la resurrección
(Marcos 1,1-11)
. Mateo y Lucas adelantan el momento decisivo en el que
Jesús fue reconocido como Dios en el momento de su
concepción (Mateo.1-2 y Lucas 1-2)
Juan finalmente la idea de la Encarnación del Verbo o Logos
(Palabra) preexistente como la forma de explicar el
significado de la vida de Jesús.
De esa manera la Humanidad de Jesús se fue borrando con
cada paso evolutivo, mientras su divinidad fue siendo cada
vez más enaltecida”.
Si ya no podemos hablar de Jesús como “encarnación literal
de la divinidad, ni literalmente como la 2ª Persona de la
Divina Trinidad” ¿Qué podemos decir respecto a Jesús que
sea real y que todavía lo ligue a la experiencia que está
detrás de las reivindicaciones tradicionales cristianas?
¿Qué otras palabras podemos usar para unirnos a Pablo
cuando clamaba: “Dios estaba en Cristo?”
Lo que veo es un nuevo retrato de Jesús. Lo veo apuntando
hacia algo que Él denomina “Reino-reinado de Dios”.
Lo veo retratado como Aquel que constantemente quitaba
las barreras que separan a unas personas de otros,
invitando a una humanidad nueva, más profunda,
123
eliminando fronteras donde “no hay judío ni griego” (Gál.
3,28) .
Las “fronteras” son poderosas divisiones en la vida
humana. Dan origen a los más inhumanos
comportamientos. Jesús invita a dejar de lado toda
distinción de género y de sexo. El nos desafía a ver a la
humanidad en primer lugar y después observar que las
diferencias, como masculino y femenino, gay y
heterosexual, blanco o de color, son apenas categorías en
las que la humanidad se presenta.
El retrato de Jesús diseñado por los escritores bíblicos lo
muestra violando las barreras sexuales de la época, no
solamente una, sino repetidas veces.
El evangelio de Mateo (8,5) nos presenta a Jesús admirado
por la fe del centurión romano que le pide le cure a “mi
muchacho que está en cama totalmente paralizado y sufre
terriblemente” Jesús no pronunció ni una palabra sobre la
homosexualidad en ninguno de los evangelios.
En el evangelio de Juan, Jesús conversó con una mujer
samaritana que “había tenido 5 maridos y el que tiene
ahora no es tu marido” (4,18) y se trabó con ella en una
discusión litúrgica y teológica (Templo-Dios).
Jesús tuvo claramente discípulas mujeres, lideradas por la
Magdalena, que la Iglesia posteriormente tiró a la basura su
reputación, transformándola en una prostituta sin que
existan evidencias en las que pudiese basarse ese asesinato
moral, fruto de una tremenda tentativa machista y
patriarcal de suprimir esa presencia de esa mujer.
124
Jesús se jugó la vida protegiendo y salvando de la
lapidación según la Ley de Moisés de la mujer adúltera
(Juan 8).
Jesús nos llama a caminar más allá de nuestra diferencias
religiosas, a dejar de pensar en las personas como
ritualmente puras o impuras, bautizadas o sin bautizar,
acertadas o erradas, ortodoxas o heterodoxas, cristianas,
judías o musulmanas…todas hijas de un mismo Dios.
El mensaje de Jesús es el que busca y anhela toda la
humanidad: unión, paz, justicia.
Y es el de su Dios Padre que no quiere ser confinado
dentro de los límites de nuestros sistemas religiosos,
inventados más para dividir que para unir.
Jesús nos invita a viajar tanto hacia la plenitud humana
como hacia el misterio de Dios.
No entendemos que esos 2 viajes son simultáneos y hasta
idénticos.
Ese Jesús humano es el que debemos rescatar por allí nos
encontraremos con lo divino de nuestra humanidad.
Sólo así descubriremos la presencia del amor sin barreras.
El amor que es la fuente de la vida y del crecimiento.
El amor que nos libera y nos introduce en la relación con el
Dios Amor. La capacidad de amar nos hace capaces de
encontrarnos con Dios.
Si la vida es sagrada y si el amor genera e intensifica la vida,
la conclusión es que el amor también es sagrado. El amor y
Dios no pueden ser separados y compartir amor es nada
menos que compartir a Dios. Permanecer en el amor es
permanecer en Dios, donar amor es donar a Dios.
125
Por eso, al ver una persona que ama podemos decir de ella:
“Dios está presente en esa vida”
Esto es lo que representa la “encarnación” de Jesús y éste
es su mensaje.
Jesús revela la fuente del Amor y nos llama a entrar en ella.
Jesús nos invita a “experimentar” a Dios como Fuente de
Vida, Fuente de Amor, Fuente del Ser.
Esto es lo que pintaron los evangelistas en sus narraciones
de Jesús de Nazaret. Trataron de interpretar la esencia del
ser de Jesús.
¿Será correcto identificar a Jesús humano con el
Fundamento de la existencia? No.
¿Podemos llamar a Jesús Fuente de la Vida? No.
¿Será Jesús la Suprema Fuente del Amor? No.
Lo que sí podemos experimentar a través de Jesús de
Nazaret que El nos transmite ese Fundamento del Ser, que
experimenta en su Persona la cualidad incondicional del
amor y que viene a traernos la “abundancia de la Vida”
(Juan 10,10)
Jesús es el anunciador de ese Dios, el mensajero y el
transmisor viviente de esas experiencias de lo que significa
para El, su Dios “ABBA”.
De esta manera Dios es la Fuente de la Vida que exaltamos
cuando vivimos.
Dios es la Fuente del Amor cuando amamos en abundancia.
Dios es la Base de la existencia cuando existimos
dignamente.
Por eso Jesús es invitación a ese encuentro con Dios.
Jesús es Camino, Verdad y Vida.
126
GUSTAVO: después de agradecerle a John S. Spong, obispo
anglicano, su testimonio quiero pedirle a JOSE IGNACIO
GONZALEZ FAUS, autor de varios libros como “La
HUMANIDAD NUEVA. ENSAYO DE CRISTOLOGIA” que nos
de su visión sobre Jesús de Nazaret.
127
atribuían los hombres de su época hasta permitirles
estudiar la “ley de Dios” que lo tenían prohibido.
Fue un terapeuta incansable y, a la vez, provocativo
curando en “día sábado” dando a entender que la salud es
más importante que la guarda de preceptos cultuales.
Su sensibilidad era extrema “se le conmovían las entrañas”
ante el dolor ajeno.
Armó un escándalo en el “vaticano de su tiempo” alegando
que el culto a Dios no debe ser ocasión de comercio.
(Evangelio de Juan 2,13…)
Exhortaba a todos a ser “misericordiosos como el Dios que
El anunciaba”.
Su regalo principal: “la paz les dejo”(Juan 15,27)… y su
único mandamiento: el amor, “En esto conocerán que son
mis discípulos: en que se aman”(Juan 13,34)
Su vida concluyó con el mayor gesto de amor y de
confianza “Padre, perdónalos, porque no saben” (Lucas
23,34) y “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
(Lucas 23,46)
128
los cristianos, puede ser un obstáculo importante para el
cambio que se está dando en la teología cristiana.
Dios está encarnado (presente) en cada una de sus
criaturas y no puede haber una criatura en la que no esté
Dios, ni puede haber un Dios más allá de toda criatura.
Esta idea de la no-dualidad, que ya descubrieron los
místicos de todos los tiempos, es tal vez, el tema que
tendría que ser objeto de nuestra reflexión más profunda,
aún sabiendo que no es por la vía de la reflexión por la que
podemos superar el problema.
La idea de la Encarnación biológica.
Un Jesús hijo de Dios en sentido biológico, distorsiona la
naturaleza de Dios.
Una interpretación literal y racionalista de los evangelios,
principalmente el de Juan, nos ha llevado a ese callejón sin
salida. También lo que quieren decirnos los evangelios de la
infancia (Mateo y Lucas) no tiene nada que ver con esa
explicación que colegimos
En el evangelio de Juan (3,6), Jesús dice a Nicodemo: “De la
carne, nace carne; del Espíritu nace Espíritu”. Nosotros nos
hemos empeñado en sostener que del Espíritu nace carne.
La idea del Hijo que manejan los evangelios es muy
distinta. Para los judíos del tiempo de Jesús, era
impensable la idea de un “Hijo de Dios, entendido como lo
hemos entendido los cristianos.
Para ellos, ser hijo era sobre todo salir al padre, imitar al
padre, hacer en todo momento la voluntad del padre.
El ideal sería que una persona al ver actuar al hijo pudiera
decir: éste es hijo de fulano. Ese era el buen hijo.
129
Los evangelios quieren decir que Jesús es Hijo porque
cumplió siempre y en todo la voluntad de Dios: “Mi
alimento es hacer la voluntad de mi Padre”.
130
Sucedió hace 6 millones de años. Asumiendo que Dios
estuvo presente en ese momento cumbre, único en su
especie, entonces, es ahí donde se da la “encarnación” de
Dios en nuestra humanidad por primera vez.
La encarnación quiere decir que Dios entró de lleno y se
identificó con la raza humana.
Inequívocamente, sin reservas o arrepentimiento, lo divino
se manifestó en la creación de una manera totalmente
nueva, es decir, en forma humana.
La Encarnación, como un concepto cristiano, no comienza
hace 2000 años con Jesús. Comienza hace 6 millones de
años, cuando los humanos se desarrollan por 1ª vez.
El Dios que afirmó de lleno nuestra humanidad hace
millones de años, no estaba contemplando la línea de
evolución y pensando: “Estoy creando estas criaturas ahora
pero esperaré millones de años hasta que nazca Jesús para
salvarlos”. Este argumento suena distorsionado, rebuscado
y ridículo. Sin embargo, ése es el argumento básico en el
cual se asienta la fe cristiana durante los 2000 años de la
era cristiana.
La venida de Jesús de Nazaret en nuestra historia humana
espiritual marca dos momentos de suma importancia: el
primer momento fue y es uno de afirmación, de
confirmación de todo lo que los humanos han adquirido
como co-creadores con Dios; el segundo momento está
marcado por un nuevo umbral evolutivo, apuntando a un
futuro crecimiento y desarrollo humano, principalmente en
el área de la mente y del espíritu.
131
GUSTAVO: acabo de recibir los últimos libros de GONZALO
HAYA PRATS, LICENCIADO EN TEOLOGÍA en Granada y se
doctoró en Roma en la Universidad Gregoriana. Se trata de
VOLVER AL JESUS DE GALILEA (I Y II Comentarios al
Evangelio de Marcos) CON Prólogo de Xabier Pikaza.
Allí desarrolla la experiencia mística de Jesús…
132
Vemos a Jesús como un extraterrestre, con una misión en
este mundo y deseoso de “volver a su casa”.
¿Esta imagen del Verbo encarnado es un modelo que
podamos seguir? ¿Nos dice algo para nuestra vida diaria?
Recuerdo que un catequista explicaba cómo Jesús
soportaba los sufrimientos de la Pasión y Muerte a causa
de nuestros pecados y un niño le dijo: para El era muy fácil
porque El era Dios y sabía que iba a resucitar.
Nos hemos quedado “mirando el cielo” como los apóstoles
en la Ascensión del Señor
Marcos, 30 años después de los escritos paulinos que “no
conoció al Jesús terreno”, reacciona.
No basta con exaltar la excelencia del Cristo glorioso, cree
necesario conocer la vida humana de Jesús, ese Mesías,
Ungido de Dios.
Marcos es el 1º que recoge las tradiciones orales o escritas
sobre la vida de Jesús y escribe el 1er. Evangelio
Marcos no cuenta las apariciones de Jesús resucitado que
luego añadirán los otros evangelistas. Su evangelio termina
con el sepulcro vacío y el mandato de que sus discípulos
vuelvan a Galilea. Los discípulos que le habían abandonado
en el momento en que le prendieron y ejecutaron a Jesús,
deben volver a Galilea, deben volver al lugar en que Jesús
desarrolló su vida y deben aprender a seguir ese camino.
Todo el evangelio de Marcos es el cumplimiento de este
mandato de Jesús “volver a Galilea”, volver a la vida de
Jesús. Para Marcos es muy importante el reconocimiento
de Jesús resucitado pero quiere que no olvidemos la vida
humana de Jesús en Galilea que es donde se comportó
133
como Mesías, Hijo de Dios y nos demostró cómo debemos
comportarnos los hijos de Dios.
Marcos nos dio un ejemplo tangible de Jesús y Jesús nos da
una imagen comprensible de Dios, porque El, con su vida
terrenal es el “rostro humano de Dios”.
¿Cómo sería nuestro Cristianismo si sólo conociéramos las
cartas de Pablo y no conociéramos los evangelios?
Jesús empeñó su vida entera para traernos un mensaje
(evangelios = buena noticia) pero nosotros nos
preocupamos más de adorar a Jesús (cartas paulinas) que
de poner en práctica su mensaje. Como los fariseos nos
consideramos “justos” porque cumplimos la Ley, pero
esquivamos cumplir su mensaje. ¿Cuál es ese mensaje?
EL MENSAJE DE JESUS Y SU EXPERIENCIA MISTICA
Jesús, en una gran experiencia mística (¿Bautismo?), recibió
de Dios el mensaje que debía transmitirnos. Un mensaje
que superaba y, en parte, contradecía el mensaje que hasta
entonces había practicado el pueblo judío.
No pensamos en Jesús como místico, porque no acabamos
de imaginarlo como hombre. Pensamos que Jesús pasó por
el mundo representando un papel, que se sabía el guión
completo, muerte y resurrección, pero Jesús no nació
sabiendo “el niño crecía en edad y sabiduría delante de
Dios y de los hombres” (Lucas 2,52)
Cuando se hizo adulto trabajó como carpintero.
En esas circunstancias de su vida le llegaron noticias sobre
su primo Juan que bautizaba en el desierto, a orillas del río
Jordán, llamando a la “conversión”.
Llama la atención que Jesús no acude al templo de
Jerusalén, único lugar legitimado para el culto.
134
Acude a Juan, en el desierto, atraído por el anuncio del
reino de Dios.
Jesús dejó su casa y se fue al desierto como discípulo de
Juan. Algo, sin embargo, perturbaba su conciencia;
especialmente aquello de que Dios “ya tenía el hacha
aplicada a la raíz del árbol que no diera frutos de
penitencia”.
Y allí, en el momento de salir del bautismo en el Jordán,
tuvo una experiencia mística: sintió que Dios es su Padre y
que todos los hombres son sus hijos.
En Marcos 1,10-13 se narra la gran experiencia mística de
Jesús que, en lenguaje de aquella época, se lo presenta
como una Teofanía (manifestación de Dios”).
Los libros sagrados han empleado siempre este lenguaje
para contar las grandes manifestaciones de Dios: apertura
de los cielos, voz potente, palabras pronunciadas por Dios.
Sería ésta experiencia mística de Jesús su credencial, su
presentación:
“Inmediatamente, mientras salía del agua, vio rasgarse el
cielo y al espíritu bajar como paloma hasta El; y hubo una
voz del cielo: Tú eres mi Hijo, el amado, en Ti me he
complacido. Inmediatamente el Espíritu lo empujó al
desierto”
Jesús se retiró a meditar en el desierto y comprendió que
Juan, con su amenaza del hacha, preparaba el reinado de
Dios; pero Dios le pedía a El proclamar que el Reino del
Amor estaba ya presente. Y eso es lo que El expresa en la
sinagoga de Nazaret (Lc.4,18)
135
Esta experiencia se irá concretando a lo largo de su vida.
Jesús jamás dudará del amor del Padre, su ABBA (Padre
querido). No se desarrolló en ese momento todo el
contenido de esta experiencia pero se irá viendo en la
tenacidad con que Jesús supera todas las contradicciones y
en las parábolas en las que irá mostrando los matices del
amor del Padre, como la Parábola del Hijo pródigo (Lucas
15,11) o la del Buen Samaritano (
Enrique Martínez Lozano nos recuerda que el Espíritu de
Dios está siempre en nosotros; decimos que “desciende”
cuando nosotros lo percibimos: en lo profundo de nuestro
corazón siempre ha habido una voz que nos recuerda: “Tú
eres mi hijo/a amado/a”.
Esta experiencia mística cambió su vida. Jesús experimentó,
se sintió hijo de Dios, enviado a anunciar la Buena Noticia
del reino de Dios comenzando por los más excluidos de la
sociedad de entonces: pecadores, prostitutas, niños y
mujeres.
En el judaísmo “hijo” es el que se asemeja al padre y
continúa su obra.
Al padre lo conocemos en el hijo, a Dios lo conocemos en
Jesús.
En Jesús se manifiesta el Espíritu de Dios, El es “el rostro
humano de Dios”.
136
EL MENSAJE DE JESUS: EL REINO DE DIOS
No se trata de un proyecto religioso. No es la promesa de
la felicidad eterna en el cielo contemplando la esencia de
Dios para quienes cumplan fielmente sus mandamientos y
las normas de su Iglesia.
Está claro en los evangelios que la proclamación del Reino
de Dios consiste en una vida digna y justa para todos, a
realizarla en nuestra historia, como Buena Noticia sobre
todo para los más marginados y excluidos.
Se trata de una invitación a construir una fraternidad
universal.
Es un mensaje laico, procedente de una persona laica que
interpreta la Presencia de Dios en el mundo y en una
sociedad estructurada de manera justa y digna para todos.
El centro de la predicación de Jesús fue el anuncio de la
cercanía del reino de Dios como utopía de liberación
absoluta. Consiste en dar vida, potenciar la vida, dignificar
la vida y conseguir la felicidad de la vida para todos los
seres humanos.
Veamos algunos comentarios al respecto.
137
En este sentido me parece que puede definirse como el
ámbito donde convergen las esperanzas humanas con el
plan salvador de Dios, donde se dan cita lo utópico anidado
en el corazón humano y las aspiraciones emancipadoras de
toda la Humanidad.
Es el encuentro de la liberación de la persona y el cambio
de estructuras injustas, del cielo nuevo y la tierra nueva con
el hombre nuevo.
El Reino de Dios constituye una apuesta por la vida y la
dignidad de los seres humanos y de la naturaleza.
El Reino es el centro del Evangelio. Más aún, el Evangelio y
el Reino, en el fondo, son la misma cosa.
Creer en el Evangelio es lo mismo que creer en el Reino
138
GUSTAVO: ante estas claras definiciones que Uds. dan en
relación al Reino de Dios, ¿cuál es la actitud que deben
asumir las religiones cristianas?
139
La primera tarea de los seguidores de Jesús no es celebrar
cultos, elaborar teología, proclamar dogmas, predicar
moral sino liberar del mal, de las opresiones, sacar del
abatimiento y el temor, sanear la sociedad, ayudar a vivir
de manera saludable.
Ese programa terapéutico es el camino del Reino de Dios.
140
el pueblo “intervenciones” de Dios que producían
admiración y atracción.
No son pruebas de la Divinidad de Jesús sino Signos de Fe
en relación al Reino;
2º) las PARABOLAS son enseñanzas del significado del
Reino sacadas de hechos de la naturaleza, del
comportamiento humano que nos llevan por comparación
a otra realidad superior: el Reino de Dios.
Nos ayudan a pensar y a obrar.
“El Reino de Dios es semejante a… (Sal en la comida,
levadura en la masa, luz en la oscuridad, banquete de los
pobres…)
3º) las COMIDAS son acciones simbólicas, muy propias de
los pueblos orientales, que Jesús hacía con pecadores,
publicano, marginados de la sociedad política y religiosa.
Compartir la comida es signo de generosidad, de
fraternidad, de igualdad…
4º) las BIENAVENTURANZAS como ley fundamental del
reino.
141
- Con los samaritanos frente a la autosuficiencia de
los judíos;
- Con los pobres frente a la prepotencia de los ricos;
- Con los pecadores frente a la soberbia de los que se
creen justos;
- Con las mujeres frente al dominio de los varones;
- Con el pueblo frente a los sectores de poder político
y religioso.
142
- Sale siempre al encuentro; está en búsqueda
constante
- Es la lógica del Don que se regala sin condiciones en
exceso de generosidad respetando la autonomía y
libertad humana
143
“Entrar en el Reino de Dios” no significa salvar el alma
después de la muerte. Eso no debería preocuparnos: “están
en manos de Dios” y esas son buenas manos.
La expresión se refiere, más bien a entender, aceptar y vivir
la propuesta de Jesús.
Para llevar adelante ese proyecto, no basta la religión.
Por eso, quien se reduce a ella, no está siguiendo a Jesús.
Tantas veces se ha condenado y desvalorizado, en nombre
de la propia religión, a quienes se creían alejados de ella…
Y ahora venimos a descubrir que el criterio de Jesús es
radicalmente otro: lo que cuenta no es la religión sino el
modo de vivir y de afrontar la vida
144
El evangelio proclama con firmeza que la religión está al
servicio de la persona y que lo más importante es la
bondad. Este es el camino que nos conduce para entrar al
Reino de Dios.
145
Y esto lo vivió, lo experimentó Jesús y lo percibieron
quienes lo rodeaban y acompañaban. Y esto era lo que
atraía a la gente.
Jesús daba testimonio de un Dios que no quiere el
sufrimiento de la gente por eso curaba a los enfermos y lo
hacía aún violando la ley de Moisés: no se podía curar en
día sábado (Marcos 3).
Jesús daba testimonio de un Dios que se preocupa por los
hambrientos, por los excluidos dándoles prioridad a los que
eran tenidos en menos, sin dignidad.
Jesús da testimonio de un Dios que no exige nada para El
ni pide adoración.
Jesús no practica ningún acto religioso ni parece
preocuparse por la práctica religiosa de sus discípulos.
No solamente no toma parte en el culto de su pueblo sino
que no funda ningún culto significativo.
Tan es así que aconseja: “si vas a acercarte al altar para
hacer tu ofrenda a Dios y te acuerdas que alguien tiene algo
contra ti, 1º vete a reconciliarte con esa persona y luego
vuelve a hacer tu ofrenda” (Mateo 5,23)
A Jesús le interesa más lo humano. No tanto lo sagrado
que es propio de lo religioso, de las religiones cuanto de lo
profano que es propio de todas las personas.
El quiere que todas las personas estén libres del poder
religioso, de las leyes religiosas.
Por eso alguien ha dicho que “El Evangelio es profano” y lo
demuestra con lo que Jesús va viviendo con su pueblo lejos
de las personas “consagradas” que se creen sagradas y
realizan actos de culto.
146
Jesús no contaba con los Sumos Sacerdotes, Doctores de
la Ley, escribas y funcionarios del Templo, como los
fariseos. Su diálogo con ellos no existía, prácticamente.
Entre sus discípulos no eligió ni lo acompañó ningún
sacerdote.
Jesús era profundamente religioso si tomamos su relación
con Dios Padre a quien siempre acude.
Nos dicen los evangelios que “se retiraba a orar” y lo hacía
discretamente. Por eso sus discípulos le piden que les
enseñe a orar. Llama la atención que fue necesaria una
petición explícita de los discípulos para que Jesús pensase
en entregarles esa oración que nos ha llegado hasta
nuestros días como la expresión cumbre de sus
enseñanzas: “Padre Nuestro…”
Creo que en esas dos palabras está la síntesis de sus
enseñanzas. Y es lo más revolucionario que podemos
experimentar: filiación divina-fraternidad humana.
Jesús no niega la piedad religiosa…pero nos dice “Cuando
recen no sean como los hipócritas que gustan rezar en las
sinagogas y en las plazas a fin de que los vean” (Mateo6,5),
“Simulan largas oraciones” (Marcos 12,40) “Al rezar no
multipliquen las palabras como lo hacen los paganos: creen
que a fuerza de muchas palabras son atendidos” (Mateo
6,7) “Cuando reces entra en tu cuarto, cierra la puerta y
reza a tu Padre que está presente en lo oculto” (Mateo 6,6)
147
CARLOS: está claro que lo que Jesús experimenta el día de
su Bautismo: su filiación divina es la que quiere
transmitirnos a nosotros, es lo que sustenta nuestra
filiación y a la vez nuestra fraternidad.
Una de las Parábolas más significativa y enriquecedora es la
del Juicio Final que la trae Mateo (25,31…)
Como toda Parábola tiene su ropaje, está envuelta en una
escenografía pero lo importante es su mensaje que está
centrado en esa frase que tanto nos cuesta digerir, vivir:
“Lo que hicieron a uno de los más pequeños de mis
hermanos, a Mí me lo hicieron”.
Así habla Jesús: El es el hermano de todos, hermanos
hasta tal punto que reivindica la identificación fraternal
con cada uno de los que tienen hambre o sed, que están
presos o enfermos, desnudo o extranjero, sin ropa o sin
techo…
Fraternidad abierta a todos y sin límites. Fraternidad que
nace del amor. Quien ama se identifica con quien ama.
Jesús nos ama y se identifica con todos, comenzando por
los más débiles y necesitados.
Jesús no tiene prejuicios sociales y atiende a todas las
necesidades. Todo signo que hace es respuesta a un
pedido, a una necesidad. Jesús actúa movido por su
fraternidad, por su solidaridad. El amor de Jesús no es
respuesta al amor recibido.
Es un amor que toma la iniciativa, que se brinda total y
gratuitamente. Jesús es el hermano que perdona siempre
sin poner condicionamientos porque así perdona el Padre
(Mateo 6,14).
148
Perdona a los pecadores públicos, a los cobradores de
impuestos que trabajan al servicio de los romanos. “No
vine a llamar a los justos sino a los pecadores” (Marcos
2,17) Y sale al encuentro de ellos como en el caso de
Zaqueo: “Daré la mitad de mis bienes a los pobres…”(Lucas
19,10). Lo mismo sucede con las mujeres pecadoras
públicas: María Magdalena “porque amó mucho se le
perdonó mucho”; a la Adúltera “Mujer nadie te ha
condenado. Yo tampoco”; a la Samaritana (Juan 4) la
convierte en mensajera en su pueblo.
Y lo más: “Los llamo amigos…” (Juan 15,15)
En síntesis: Jesús vino a liberarnos y a crear fraternidad
formando así Una Familia, la de Dios Padre-Madre, unidos
explícitamente en el amor “En esto conocerán que son mis
discípulos: en que se aman como Yo los amo”
Esto es el reino de Dios.
149
Lo sagrado es lo que constituye el mundo de lo religioso, lo
que se relaciona con a la esfera de Dios y de los dioses.
En el Antiguo Testamento la religiosidad lo impregnaba
todo y está lleno de instituciones y de lugares sagrados.
Tal es así que el Pueblo de Israel se consideraba el único
pueblo sagrado de la Tierra que se movía en la órbita de
Dios. Los demás pueblos eran, para los israelitas, paganos o
gentiles.
Lo profano significa lo cotidiano, lo normal en la vida de la
gente, lo secular, lo que pertenece y tiene que ver con los
laicos.
Esta división tiene por objeto diferenciar netamente a
clérigos (religiosos) y laicos.
De esta manera nace la jerarquía (poder sagrado) que no
sólo constituye el mundo de lo sagrado, sino que además, y
por medio de diversos ritos religiosos de carácter sagrado
son ellos mismos los que consagran y los consagrados.
Ellos son los dueños absolutos en el campo religioso y
administran todo el tema de lo sagrado: sacramentos,
misas, novenas, peregrinaciones a lugares sagrados,
templos y las apariciones de la Virgen María.
Además deciden a qué creyentes (casi siempre
consagrados) hay que proclamar beatos y santos aquí en la
tierra.
Tienen, pues, el monopolio total de lo sagrado, de lo
religioso y de la santidad.
Tienen el poder sagrado de bendecir, hasta las armas para
una guerra…
150
En una palabra, ellos están en la esfera de Dios y de lo
divino y se encargan de todo lo relacionado con Dios como
intermediarios y administradores de lo sagrado.
151
El ser humano está por encima de cualquier institución por
sagrada que sea.
152
Me parece que esto se une a los de Carlos y que también
expresa su manera de entender el Reino de Dios
153
Los Obispos regían sus diócesis como señores feudales,
encargados de lo sagrado (templos, ritos y objetos),
ayudados por los sacerdotes.
El Papa, los Obispos y los sacerdotes son los que rigen esta
nueva religión, en la que la mujer está totalmente ausente
en los órganos de dirección y poder. Sin voz ni voto.
La religión se fortaleció con una legislación, contenida hoy
en el Código de Derecho Canónico (a semejanza del
Derecho Romano).
A semejanza, también, del Imperio la nueva religión se
convierte en una Institución poderosa y rica, bien
estructurada a través de sus leyes, preocupada
especialmente en extender su dominio en el mundo,
conquistando nuevas tierras y aumentando el número de
sus adeptos y seguidores. Esta es, a grandes rasgos, la
religión que hoy defiende la estructura clerical de la
jerarquía de la Iglesia Católica.
Esto, me parece, que está bastante lejos de la
preocupación de Jesús por el Reino de Dios. Hay mucho
poder y poco servicio…
154
Nazaret en la Galilea del siglo I. Jesús no fue sacerdote, ni
funcionario del templo, ni ostentó cargo alguno
relacionado con la religión.
No fue un Maestro de la Ley, sino un laico. Sí se lo
consideró Profeta.
Huyó de todo poder y se preocupó especialmente de las
personas marginadas.
Más bien se enfrentó a la religión judía y a sus instituciones
(Templo, Culto, Rito, Leyes). Se rodeó de personas, mujeres
y hombres, dispuestos a continuar su camino anunciando el
mensaje del Reino de Dios. Proclamó las Bienaventuranzas.
Denunció las opresiones e injusticias de los poderosos
políticos y religiosos.
Las mujeres tuvieron un lugar preeminente en la vida de
Jesús. Y Jesús se jugó la vida por ellas
Por todo eso fue condenado a muerte de la forma más
ignominiosa y humillante.
Estas realidades de Jesús, del Reino de Dios, no están muy
presentes en el interior de la Iglesia Católica. Y esta es la
difícil tarea que le toca llevar adelante al Papa Francisco en
este momento histórico de la vida de la Iglesia, respetando
en el Pueblo de Dios las distintas posiciones (ortodoxas-
heterodoxa; conservadores-progresistas…)
Resulta triste y dolorosa esta realidad porque Jesús quiso y
pidió la unidad de los creyentes, de sus seguidores: “Padre,
que todos sean uno, como Tú estás en Mi y Yo en Ti Que
ellos también sean uno en nosotros para que el mundo
crea que Tú me has enviado” (Juan 17, 21)
Tenemos que promover una Teología del amor, del
respeto, de la comprensión, de la tolerancia y no una
155
teología del terror, del miedo, de la condenación, del
purgatorio, del infierno cuando ya eso está siendo
seriamente cuestionado.
156
JESUS Y LAS MUJERES
157
simbólicamente creadas después del hombre, que
cometieron el primer pecado y llevaron al hombre a pecar.
Esto provocó la marginación de las mujeres dentro de la
religión judía y luego en las iglesias cristianas y en la
sociedad.
Esta Teología patriarcal acentuaba su mayor propensión, de
la mujer, para el pecado y su menor espiritualidad.
Como “persona inferior” ella nunca puede representar la
imagen de Dios tan plenamente como el hombre.
San Agustín y Santo Tomás son los ilustres responsables de
esta clase de antropología.
San Agustín “considera a la mujer como imagen de Dios de
manera secundaria.
El hombre es el que posee la imagen de Dios de modo
normativo. Los hombres tienen la facultad superior de la
razón. Las mujeres tienen menos capacidad racional y
menos control moral. El buen orden exige que los
superiores por naturaleza rijan a los inferiores.
Cree que la jerarquía de clases, la esclavitud son necesarias
para el orden social. (De trinitate)
Santo Tomás continúa con este mismo pensamiento y
ridiculiza aún más a la mujer.
“Dice que es inferior en el cuerpo (más débil), inferior en la
mente (menos capacitada de razón) e inferior moralmente
(menos capacitada de voluntad y control moral).
Ya desde su origen, la naturaleza defectuosa de la mujer
significa que, era servil y estaba sujeta al hombre” (Summa
Teológica 1,92)
Esta antropología patriarcal fue extremadamente perversa
y negativa para las mujeres.
158
Esto originó en las religiones cristianas un estado
permanente de infravaloración que no es fácil subsanar ni
superar.
159
literal de la Biblia, en la tradición del pueblo judío y en la
expectativa que tenía Israel en un Mesías davídico: un rey
que, como David, vendría a salvar a su pueblo.
160
convierte la religión cristiana en la religión oficial del
Imperio Romano.
El Dios masculino solo puede ser representado por los
hombres. “Los señores gobiernan a los esclavos y los
hombres a las mujeres. Las mujeres, los esclavos y los
bárbaros eran personas sin palabras propias, sin mente.
Deben ser guiadas por los representantes de Dios”
Finalmente hasta fines de la Edad Media se adopta la
concepción biológica aristotélica: el hombre ofrece el
semen que da forma al cuerpo humano.
La mujer sólo es el recipiente para el nuevo ser.
Por lo tanto el sexo masculino es el sexo normativo o
genérico de la raza humana.
Así como Dios tiene que encarnarse en un hombre, de la
misma forma sólo el hombre puede representar a Dios.
161
misma misión de anunciar y realizar los signos de la Buena
Noticia del Reino de Dios
Esta Buena Noticia es cualidad de vida, vida digna, tanto
para los hombres como para las mujeres. De silenciosas y
silenciadas en la religión judía pasan a ser visibles y
audibles en las primeras comunidades cristianas.
Se reconoce que el Dios de Jesús es un Dios liberador que
no soporta una vida indigna para sus hijos e hijas.
Esto lo traduce claramente Jesús en su vida concreta.
Está claro entonces que el problema de las mujeres no es
con Jesús de Nazaret sino con las distorsiones históricas de
los dirigentes religiosos que fueron tergiversando las
enseñanzas y actitudes infravalorando y marginando a las
mujeres.
La nueva hermenéutica abrió nuevos caminos. Muestra
cómo los relatos evangélicos sobre Jesús se resisten al
intento de usarlos para justificar la dominación patriarcal.
162
discernimiento que es el que orienta a la justicia, a la vida,
a la libertad y al respeto por la dignidad de las personas.
Por ejemplo en Gálatas 3,28 se nos dice: “Ya no hay
diferencia entre judío y griego, entre esclavo y hombre
libre; no se hace diferencia entre hombre y mujer, pues
todos son uno sólo en Cristo Jesús”
Esta es una declaración fundamental del contenido de las
enseñanzas de Jesús en lo que se refiere a la dignidad e
igualdad de todo ser humano.
Lamentablemente, en líneas generales, los hombres tienen
una condición social privilegiada y las mujeres son,
frecuentemente, discriminadas.
Y esto se da en todas las religiones cristianas y repercute
claramente en la sociedad
Según los textos evangélicos, las mujeres vivieron una
experiencia transformadora con Jesús que las trataba con
respeto y deferencia.
Un dato común a los cuatro evangelios es la pertenencia de
las mujeres a la asamblea del Reino convocada por Jesús.
No son miembros accidentales. Son participantes activas.
Al conocer la situación de marginación, de opresión y
discriminación en que ellas vivían, Jesús se solidariza con su
situación infrahumana y las dignifica.
Marcos 1,29-31: cura a la suegra de Pedro; 5,23-24:
resucita a la hija de Jairo; 7,24: sana a la hija de una mujer
pagana que lo “apura” y “evangeliza” a Jesús.
Lucas 8, 1-2: lo acompañaban los doce y algunas mujeres…
(Elegidas para evangelizar).
En el movimiento de Jesús las mujeres tienen la elección de
discípulas igual que los hombres (Marcos 15, 40-41)
163
Y esto lo van a prolongar en numerosas comunidades de
la iglesia primitiva, compuesta por hombres y mujeres,
asumiendo posiciones de dirección y de apostolado.
Los evangelios refieren curaciones de mujeres: quizás con
ello Jesús quiso llamar la atención sobre la situación
infrahumana en la que vivían. El las curaba para que
pudieran participar de su comunidad.
Jesús tomaba en serio a las mujeres, fuesen o no
pecadoras, a las que la sociedad de su tiempo marginaba
de toda vida pública, social o religiosa. (Lucas 7,36-40)
Conocía sus sufrimientos y sabía hablarles y escucharlas, les
enseñaba y convivía con ellas, dando así una respuesta a su
profunda expectativa, a su sed de vida. (Juan 4,1)
Su actitud con las mujeres causaba estupor y asombro.
Se escandalizaban. (Mt.11,6)
Las trataba con respeto y cariño como hijas queridas del
Padre.
Jesús rompió el prejuicio de la “impureza legal” al dejarse
tocar por la hemorroisa que quedó sana (Marcos 5,25-34).
Basta reflexionar con los evangelios en mano para ver con
claridad la relación igualitaria de Jesús restituyendo a las
mujeres su auténtica dignidad de hijas amadas de Dios con
la posibilidad de ser sus discípulas y misioneras en el reino
de Dios.
164
Ha escrito varios libros, entre ellos “LA TEOLOGIA
FEMINISTA EN LA HISTORIA” lo cual me anima a pedirle nos
haga una síntesis de lo que allí escribe.
165
Según Gálatas (3,26-28) en el movimiento de Jesús no
caben las divisiones ni por razones religiosas, ni por razones
sociales, ni por razones sexuales.
La nueva condición es la libertad y la igualdad.
La mujer ha estado ausente en la teología y en el
magisterio de la Iglesia. Pero esta situación ha empezado a
cambiar hace un tiempo al incorporarse la mujer a la
reflexión teológica y a los movimientos cristianos de base
con un papel protagonista.
A partir de esto la mujer ha ido tomando conciencia de ser
sujeto moral y teológico, y de su realidad igualitaria con el
varón en el seguimiento de Jesús como en los orígenes del
Cristianismo tal como se nos relata en los evangelios.
En el primer milenio las mujeres ejercieron el sacerdocio y
asumieron funciones de diáconos, de sacerdotes y hasta de
obispos (Jo Torjesen).
La teología feminista ha puesto de relieve la visión
androcéntrica de Dios, dejando a un lado las metáforas
femeninas o imágenes tomadas de la naturaleza, afirmando
que las mujeres son ícono de Dios, imagen de Cristo y
templo del Espíritu santo (E. Johnson)
Se aboga por un nuevo modelo de espiritualidad bajo el
horizonte de la Sabiduría: Jesús como Profeta de la
sabiduría, que cuestiona las formas clásicas masculinas de
representaciones de lo Divino y las concepciones morales
que imponían a las mujeres como ideal religioso la
renuncia, la resignación, la sumisión y el silencio.
Hay que reconstruir el lenguaje sobre Dios introduciendo
símbolos femeninos.
166
La espiritualidad cristiana se ha caracterizado por el
hostigamiento del cuerpo, especialmente el de la mujer
considerado motivo de tentación, ocasión de escándalo y
causa de pecado. Esta situación es necesario superarla.
167
Un Dios que discrimine a la mujer no es creíble ni por las
mujeres ni por los hombres de hoy.
Una religión o una Iglesia que discrimine a la mujer por ser
mujer ya no es creíble ni aceptable.
Un Cristianismo que de alguna manera vehicule o legitime
la desigualdad de la mujer está traicionando los designios
de Dios y del mismo Jesús.
168
MARIA, MADRE DE JESUS
169
ARIEL: las Sagradas Escrituras nos cuentan muy poco de
ella. Y lo poco que nos cuentan, se encuentra sobre todo en
los relatos de la infancia de Jesús que son precisamente la
sección menos histórica de los Evangelios. Esto dificulta la
labor de rastrear su vida. Sin embargo es posible encontrar
elementos que nos permiten aclarar algunos de estos
episodios. Partiendo de su lugar de nacimiento y pasando
por su familia, su rol de madre, su relación con Jesús y
finalmente su muerte, se intenta arrojar un poco más de
claridad sobre aquella extraordinaria muchacha, de
acuerdo a un análisis exegético moderno.
Varios son los artículos que he publicado.
Todos ellos pretenden devolverle a María el rostro humano
que alguna vez perdió y que es justamente donde reside su
verdadera grandeza.
170
con los enfermos y se alegraban de su cariño hacia los
pecadores y gente de mala fama.
Con El aprendieron a orar, perdonar, a confiar en la
providencia, a anunciar la llegada del reino de Dios.
Y de ese grupo salieron sus más íntimos amigos y amigas,
sus colaboradores principales que más tarde se
convertirían en continuadores fundamentales de su misión.
Sin embargo, los hermanos de Jesús nunca quisieron
ingresar al grupo creado por Él ni tampoco su madre, a
pesar de que en la comitiva se hallaban las madres de
algunos de sus integrantes (Mt. 27,56 y Marcos 15,40)
171
Asimismo debió de desconcertarla la actitud de vida que
Jesús asumió.
Podemos imaginar, como madre, la preocupación que
tendría al ver a su hijo abandonar el hogar, renunciar al
matrimonio, dejar el trabajo y dedicarse a una vida de
vagabundo. Andaba en malas compañías…rodeado por
mendigos y marginados, frecuentaba endemoniados y
prostitutas y predicaba la inminente llegada del Reino de
Dios en tierras del peligroso Herodes Antipas.
Era demasiado para cualquier madre.
172
Mateo (27.55-56) también menciona a varias mujeres en la
crucifixión pero María, la Madre de Jesús, sigue sin
aparecer.
Lucas (24,10) cuando compone su evangelio demostró un
gran interés en la figura de María. La incluye nada menos
que en diez pasajes de la infancia de Jesús (Lucas 1-2), la
menciona también en Jerusalén después de la resurrección
de Jesús (Hechos 1,14) pero la ignora completamente
durante la pasión y crucifixión de Jesús.
Este sorprendente silencio de los tres primeros Evangelios
es muy fácil de explicar: es que María no estuvo allí en ese
crucial acontecimiento de su Hijo Jesús.
El fragmento que tú mencionas del evangelio de Juan es
uno de los más discutidos.
173
Las exageraciones vienen de cuantos muestran una actitud
maximalista que pretende extender sistemáticamente a
María las prerrogativas de Cristo así como todos los
carismas de la Iglesia.”
Entre María y Jesús existe una “infinita diferencia”.
Acercar a María a un terreno más humano sigue siendo el
gran desafío de la mariología moderna.
174
J, GIL GARCIA: no es accidental afirmar que María es
mujer. De esta primera constatación se va a deducir la
recuperación de lo femenino antropológica y
teológicamente. En María lo femenino adquiere una
dimensión que no tenía en la sociedad de entonces y que
no ha tenido durante muchos siglos en nuestra sociedad.
La Maternidad de María es otro de los datos históricos,
claramente afirmados por la Sagrada Escritura.
María, según los relatos evangélicos, es fundamentalmente
la Madre de Jesús.
Los textos prefieren llamarla Madre de Jesús. Está ligada a
su Hijo lo mismo que cualquier madre, pero también sabe
dejarle en libertad para que cumpla su misión.
175
No hay insinuación del concepto virginal en la utilización de
Pablo del término “mujer”. Según parece se refiere a un
nacimiento normal, que no difiere de cualquier otra
persona.
176
LA MUERTE DE JESUS EN LA CRUZ
Nada humano le fue extraño a Jesús. La cruz, la de Jesús y
las de los crucificados es un hecho universal que permea la
historia de la humanidad; y la cruz de Jesús es una realidad
que tiene también la riqueza del “símbolo: invita a pensar”
(Paul Ricoeur)
Y por ser un símbolo específico “invita a la conversión, a
cambiar en el modo de pensar” (J. Moltmann). Y es
exigencia cristiana “bajar de la cruz a los crucificados de la
historia” (Ignacio Ellacuría, quien murió crucificado)
Nada se entiende de la cruz de Jesús si no se entiende la
realidad de un mundo que crucifica, especialmente al más
débil cuando éste reclama sus derechos basados en su
dignidad y eso lo pone en contra del opresor, del
dominador.
La Cruz de Jesús nos habla de personas que, desoyendo los
designios de Dios, ejercitan su capacidad de dar muerte.
En este capítulo quiero pedir ayuda en dos aspectos:
1º que como humanos pongamos la mirada en las cruces
de nuestro tiempo que en sí mismas no son menos
dolorosas y escandalosas que la de Jesús;
2º para ello, como cristianos, que tratemos de comprender
mejor al Jesús Crucificado.
177
asesinado en 1980. Escribió varios libros sobre la Teología
de la Liberación. Entre ellos
“JESUCRISTO LIBERADOR, lectura histórico-teológica de
Jesús de Nazaret”. Allí dedica los cuatro últimos capítulos a
la Cruz de Jesús. De ello quiero que nos hables.
178
El conflicto de Jesús, en su más honda raíz, tiene su origen
en su buena noticia: “anunciar a un Dios bueno con los
pobres, con los débiles y con los pequeños” (Lc. 4)
Jesús molesta cuando hace el bien y por hacer el bien a los
más necesitados.
Jesús molesta cuando perdona a una pecadora que lava sus
pies, los besa y los seca con sus cabellos (Lc. 7,38) y creen
que es un ignorante o farsante.
Jesús molesta cuando come con marginados y pecadores,
lo acusan de “comilón y borracho” (Mt. 11,19)
Jesús molesta al hacer el bien desenmascara la maldad de
los que se creen justos y amos.
Jesús molesta cuando presenta aun Dios que tiene cuidado
de sus criaturas, las ama y desea vivamente su felicidad.
Por todo eso Jesús entró en conflicto y fue perseguido.
El colmo de la paradoja humana: Jesús fue acusado porque
habló de un Dios bueno y, en su actuación, hizo presente la
bondad de Dios.
Los líderes religiosos “querían hacerle morir” (Mc.14,55) y
llegan a la conclusión de que “debe morir”
179
Ese Templo era el centro de producción material y, sobre
todo, de producción simbólico-religiosa de una teocracia
opresora.
Pues bien, históricamente no hay duda que Jesús habló en
contra de ese Templo. De las palabras “destruir el templo”
en boca de Jesús se hacen claro eco los evangelios
Pero además de estas palabras todos los evangelistas
narran la escena de la expulsión de los mercaderes del
Templo durante los últimos días en Jerusalén
(Marcos.11,15; Mateo 21,12; Lucas 19, 45)
Y Juan lo pone al principio de su evangelio (2,14)
Jesús conocía el texto del Profeta Isaías (56,7) en que se
anuncia un nuevo templo para todos los pueblos, con lo
cual Jesús condena el exclusivismo y el sentimiento
hipócrita de superioridad de los judíos.
Mateo dirá que el verdadero lugar de encuentro con Dios
es la comunidad: “cuando dos o más se reúnan en mi
nombre allí estaré” (18,19) Y más radical y universalmente
lo hará en la Parábola del Juicio Final (Mateo 25,31) cuando
en todo ser humano, principalmente en los más
necesitados, allí se hará presente.
Finalmente Juan (4, 21) afirma que “a Dios no se le adorará
ni en Samaria ni en el Templo de Jerusalén sino “en espíritu
y en verdad”.
En el juicio religioso es evidente que Jesús es condenado
por la defensa que hace del Reino de Dios en contra de la
teocracia religiosa judía, pero el “conflicto le vino a Jesús
por el modo cómo hablaba y hacía presente a Dios en el
mundo”
180
La necesidad de dar muerte a Jesús surge de tener que
elegir entre el Dios de Jesús y el dios del Templo y de
Pilatos.
181
causa de la miseria, violencia institucionalizada, y de forma
rápida y violenta a causa de represión y de guerras.
182
c) Lo humano como entrega: Jesús muestra su amor a
los seres humanos al ofrecer su vida en un gesto de
máxima libertad.
d) Lo humano como solidaridad: Jesús participa en las
limitaciones y debilidades de los seres humanos y
no se “avergüenza de llamarlos hermanos y
amigos”. Sufre el destino de millones de seres
humanos en la muerte lenta de la pobreza y en la
muerte violenta de las guerras e injusticias.
e) Lo humano como encarnación: Jesús se humaniza
en medio de un mundo deshumanizado. No quiso
privilegios ni poderes para evitar sufrimientos.
Sí impulsó un proyecto de vida humana igualitaria y
fraternal.
f) Lo humano como hijo de Dios. Lo expresó en su
ABBA (Padre querido) y en su disponibilidad.
Para Jesús Dios es ABBA hasta el último instante de
su vida y en medio de la mayor incomprensión e
injusticia. En la Cruz su ABBA no interviene pero ese
claro silencio de Dios, no lo escandaliza y lo acepta
con confianza total
183
JULIO LOIS: En Jesús de Nazaret Crucificado descubrimos
que ese Dios ABBA está comprometido con la liberación de
todos los seres humanos asumiendo como suyos el dolor y
la opresión de la historia sin superarlos “desde fuera o
desde arriba” con intervenciones magistrales sino
sufriéndolos y combatiéndolos “desde dentro” con la
fuerza única del amor.
La investigación histórica-crítica nos permite afirmar lo
siguiente: Jesús murió crucificado en medio de un suplicio
infamante, reservado especialmente para los esclavos y
subversivos políticos o alteradores del orden establecido.
Su muerte fue el resultado de su vida entera, de su decir y
hacer, de la gran dosis de conflictividad que generó.
Los principales responsables de la muerte de Jesús fueron
los detentadores del poder religioso y político de su
tiempo.
Jesús dio sentido teológico al fracaso de su misión,
integrando su muerte de cruz en su proyecto salvífico de
servicio al Reino de Dios en beneficio de los seres humanos.
184
Se ha deleitado en referirse a Jesús como “el Cordero de
Dios” cuya sangre lava los pecados del mundo.
Una historia de salvación que depende de un sacrificio
humano como exigencia divina, es algo bastante extraño a
los oídos modernos.
Así el sacrificio redentor de Jesús en la cruz es una cura
divina para un problema humano, postulada por una
anterior interpretación de la vida que, desde nuestra
perspectiva contemporánea, no existe, ni nunca existió.
Léase el mito del pecado original. La doctrina de la
expiación constituye un serio problema.
La expiación presupone que el mito bíblico sobre los
orígenes sea cierto.
Según ese mito, en el principio Dios creó el mundo. Al
concluir el proceso declaró que “era bueno”. En aquel
mundo perfecto Dios colocó un hombre perfecto y una
mujer perfecta. Para que vivieran en un perfecto Jardín del
Edén. Según este mito, el hombre perfecto y la mujer
perfecta desobedecieron el mandato de Dios y cayeron en
el pecado, corrompiendo así toda la Creación perfecta.
Toda vida humana, de ahí para adelante, se volvió
desesperadamente imperfecta: los seres humanos fueron
castigados para siempre e impotentes para recuperar su
relación con Dios, ni para salvarse.
Dios se “arrepiente de su castigo” (¿?) ¿Y cómo hace para
restablecer esa relación?
Dios “entró en la vida humana, en la persona de Jesús, para
salvar a los pecadores caídos. Jesús se convirtió en la
víctima designada para expiar los pecados de todos,
mujeres y hombres caídos”. Esta interpretación
185
tradicional contradice totalmente el componente
histórico de la vida de Jesús y choca brutalmente con la
sensibilidad humana y desfigura la auténtica imagen del
Dios de Jesús.
Esto aparece en la teología de san Pablo que presenta la
muerte de Jesús como el “sacrificio expiatorio” que Dios
necesitó (¿?) para perdonar nuestros pecados.
Esto está en Romanos 3,25; 4,25; 1 Corintios 15,3). De ahí
toda la teología según la cual Jesús fue entregado a la
muerte por nosotros y por nuestros pecados. Una teología
que se terminó de complicar cuando, a partir del siglo III, se
introdujo la explicación, tomada del derecho Romano,
según la cual la muerte de Jesús fue la “satisfacción” que
Dios exigió (¿?) al hombre para concederle el perdón del
pecado, la ofensa “infinita” que se le hace a Dios (¿?).
Una teoría que en el siglo XI fue desarrollada de forma
desafortunada por Anselmo de Canterbury.
Esta teología al explicar la muerte de Jesús de esa manera
no tuvo más remedio que presentar a Dios de tal forma
que, en el fondo, lo que se vino a decir es que Dios, que por
una parte se define como Amor (1 Jn. 4,8) es un ser tan
incomprensible que para perdonar a quienes le ofendemos,
necesita el sufrimiento, la sangre y la muerte de su Hijo.
Esta teología de la muerte de Jesús salva al hombre a costa
de destruir la posibilidad de que mucha gente crea en
semejante Dios.
Un Dios que necesita sangre de su hijo es un monstruo
increíble.
186
GUSTAVO: para no quedarnos con esa imagen negativa de
Dios acudamos a la explicación que nos da Fray Marcos en
este tema
187
La muerte de Jesús en la cruz, como resumen que fue de
toda su vida, nos lo dice todo sobre su persona. También
nos dice todo sobre nosotros mismos y nos lo dice todo
sobre el Dios de Jesús y sobre el nuestro si es que es el
mismo.
Sobre Jesús nos dice que fue plenamente humano. Nos
muestra que las limitaciones, incluida la muerte, no impide
al hombre alcanzar su plenitud.
Esa plenitud la puso El en el amor incondicional y total. Lo
aprendió aceptando las limitaciones y las miserias de toda
vida humana.
Sobre Dios. La Buena noticia de Jesús fue que Dios es amor.
Pero ese amor se manifiesta de una manera insospechada y
desconcertante. El Dios manifestado en Jesús es tan
distinto de todo lo que nosotros podemos llegar a
comprender, que, aún hoy, seguimos sin asimilarlo. Como
no aceptamos un Dios que se da sin condiciones, no
acabamos de entrar en la dinámica de relación con El que
nos enseñó Jesús.
Un Dios que siempre está callado y escondido, incluso para
una persona tan fiel como Jesús ¿Qué puede aportar a
nuestra vida?
Es realmente difícil confiar en alguien que no va a
manifestar nunca lo que es.
Es muy complicado tener que descubrirle en lo hondo de
nuestro ser, pero sin añadir nada a nuestro ser,
constituyéndose en el fundamento de mi ser, o mejor que
es parte de mi ser en lo que tiene de fundamental.
Nos descoloca un Dios que es impasible al dolor humano.
188
Jesús en la muerte, tremendamente dolorosa, siguió
confiando en su Dios Padre.
Dios está únicamente donde hay amor. Si el amor se da en
el gozo, allí está El.
Si el amor se da en el sufrimiento allí está también El.
Se puede salvar el hombre sin cruz, pero nunca se puede
salvar sin amor.
Lo que aporta la cruz es la certeza de que el amor es
posible, aún en las peores circunstancias que podamos
imaginar.
189
LA RESURRECCION DE JESUS
Con la palabra “resurrección” los primeros cristianos
quisieron transmitir una vivencia de que Jesús, después de
su muerte, seguía viviendo y dándoles vida.
Esa experiencia de que seguía vivo y además les estaba
comunicando a ellos su misma Vida, no fue fácil de
expresar porque tuvieron que emplear la misma palabra
“vida” para identificar una realidad completamente
diferente.
Era una experiencia clara de que JESUS VIVE.
El acontecimiento de la resurrección fue vivido por los
discípulos como descubrimiento sorprendente, como gran
revelación: Jesús en persona, con la riqueza de su identidad
personal, estaba resucitado. Eso les cambió totalmente sus
vidas y por esa experiencia muchos dieron su vida. Vivieron
una verdadera conversión, un cambio de mentalidad jamás
soñado. DE cobardes fracasados a valientes defensores del
Jesús Viviente.
¿Es lo mismo creer que Jesús resucitó o creer en el que
Vive?
Es lo que voy a tratar de que me expliquen teólogos
especialistas en el tema y que poseen un mayor y más
profundo conocimiento sobre este tema central de nuestra
fe.
Voy a pedirle a ANDRES TORRES QUEIRUGA que ha escrito
un libro “REPENSAR LA RESURRECCION” para ver qué nos
dice.
190
ANDRES: hoy ya prácticamente ningún teólogo habla de la
“Resurrección” como “milagro”, en el sentido de
acontecimiento empíricamente verificable, hasta el punto
que lo normal es no considerarla “acontecimiento
histórico” sin que eso implique la negación de su realidad.
En el caso de los primeros discípulos se trata de la
experiencia hecha en el seno de toda una situación
concreta en la que se encuentran. Situación que es fruto
complejo de su tradición religiosa, de su intensa
convivencia con Jesús, del tremendo impacto de su muerte
y de las experiencias que la siguieron.
Todo eso los llevó a una nueva configuración de su realidad
vital, que ahora les resultaba comprensible, si en ella
contaban también con el dato nuevo de la resurrección de
Jesús. Es decir que solo cayendo en la cuenta de que Jesús
no había quedado anulado por la muerte sino que El m
mismo en persona seguía vivo y presente, aunque en un
nuevo modo de existencia, podían ellos comprenderse a sí
mismos, a Jesús y al Dios en quien creían. Esta experiencia
los llevó a 2 convicciones:
Respecto de Jesús significa que la muerte en la cruz no fue
lo último sino que a pesar de todo sigue vivo, El en persona
y que continúa presente y actuante en la comunidad
cristiana y en la historia humana, aunque de un modo
distinto.
Respecto de nosotros significa que en su destino se ilumina
el nuestro, de suerte que en su resurrección Dios se revela
de manera plena y definitiva como el “Dios de vivos” que,
igual que a Jesús, resucita a todos los muertos.
191
Gracias a Jesús, la resurrección al ser reconocida como ya
plena y presente, aparece en toda su profundidad como
respuesta de Dios al problema del mal.
Ella pone al descubierto de manera definitiva el verdadero
carácter, a la vez real y trascendente, de la acción divina.
Por ser trascendente, la resurrección no interfiere en las
leyes de la historia. Rescata del mal a Jesús, elevándolo a su
realización plena.
Y a la vez arroja una nueva luz no sólo sobre la Persona del
Jesús crucificado, sino también para todos los
“crucificados” de la historia de la Humanidad.
Ahora es la presencia del ABBA de Jesús que nos permite
estar seguros de que su grandeza es sólo Amor y que su
poder consiste sólo en ayudar de modo que de El sólo
puede venirnos la vida, “la vida en abundancia” (Juan
10,10)
Jesús pudo dudarlo inicialmente en la cruz, necesitando
toda su confianza para superar la angustia y el desconcierto
que sufría en medio de una sensación de total fracaso.
Pero nosotros, gracias a El, estamos en mejores
condiciones: ya no tenemos derecho a poner en dudad que
detrás del mal no se esconde un Dios que abandona, calla o
se desentiende sino un ABBA (Padre querido) que está
volcado a nosotros con toda la fuerza y la actividad de su
amor liberador.
Es un Dios que está siempre con nosotros, pues “no cesa
nunca de trabajar” (Jn. 5,17)
Haciendo todo lo posible por romper el poder del mal.
192
Ante el mal del mundo seguir repitiéndole a Dios que
“escuche y tenga piedad” significa objetivamente, que no
hemos comprendido al Dios de Jesús
Pretender recordarle a Dios y pedirle “por la paz…por los
enfermos…por el hambre del mundo…” es echarle la culpa
a Él y esquivar nuestra responsabilidad.
Si las cosas no cambian, Dios es el culpable. Nosotros
somos más buenos que Dios: queremos la paz, la salud, el
pan para todos.
No se puede creer en el Dios de Jesús como el Anti-mal sin
implicarnos en la lucha contra la opresión y el sufrimiento.
La Resurrección de Jesús es la respuesta del Dios
respetuoso de la libertad y autonomía humana pero a la
vez nos asegura que el final no será así. El tiene la última
palabra. El mal no triunfará.
Su Amor seguirá engendrando Vida y no quitará jamás lo
que ya nos ha dado.
193
Después de un tiempo, quizás no exactamente al tercer día,
los discípulos de Jesús tuvieron una experiencia muy
especial. La certeza inexplicable de que el Jesús que ellos
querían, a pesar de su final lamentable, no era un perdedor
sino que vivía y aún con más intensidad y mayor plenitud
que nunca.
Esta experiencia los hizo conscientes de que la muerte de
Jesús no marcaba el final de su expectativa mesiánica y que
en El se había cumplido lo que dice la Sagrada Escritura:
que Dios es un Dios de la Vida”
Las apariciones no tienen un carácter físico, no son visiones
físicas ni manifestaciones físicas de Jesús. Se trata de una
experiencia singular, la entrada en un modo de vida
distinto, como vida del espíritu, glorificada e identificada
con la vida de Dios.
Jesús resucitado está por encima de toda posible
percepción de carácter físico pero no por eso deja de ser un
descubrimiento real. Es por ello que para explicarlo
tuvieron que hacerlo con expresiones y palabras humanas.
Jesús imagen y revelación de Dios en su condición de ser
humano, sigue viviendo y, por lo tanto es el Viviente para
siempre. Esta vivencia era tan fuerte y novedosa que era
imposible asimilarla y expresarla. Sólo la resurrección y la
exaltación podían superar ese absurdo desenlace final.
De allí que el Resucitado pasó a ser para ellos el Viviente.
194
Esperanza engendrada por la resurrección de Jesús que no
ha de desviarnos de los procesos históricos liberadores sino
que debe motivar el compromiso en esos procesos.
La esperanza en la resurrección no significa una huida al
más allá sino un compromiso en el más acá, un
compromiso de trabajo en la historia para una mayor
humanización.
Existe una continuidad entre la resurrección de Jesús y la
nuestra.
Lo mismo que ocurrió con Jesús, cuya muerte no fue lo
definitivo, ocurre con nosotros, cuyo destino último es la
resurrección como vida glorificada en Dios.
La resurrección de Jesús se nos presenta como anticipación
de la nuestra.
Y no sólo la Humanidad sino también todo el mundo y la
historia quedan orientados por la resurrección de Jesús
hacia un término definitivamente triunfante y glorioso.
Jesús Resucitado, el Viviente, es así el paradigma del
cumplimiento de las aspiraciones más profundas de todos
los humanos.
La Resurrección de Jesús es, sobre todo, una acción de Dios
que libera a Jesús de la muerte, un acto trascendente que
sustenta creadoramente la Persona de Jesús impidiendo
que sea aniquilada por la muerte.
Dios se ha puesto del lado de Jesús Crucificado,
confirmándolo en vida plena.
Jesús es el Viviente definitivo, la plenitud de lo humano
para siempre.
195
Jesús sigue vivo en la historia humana y lo está en la
plenitud de su persona y nos está llamando e invitando a
participar de la vida definitiva de Dios.
196
EPILOGO: me parece oportuno concluir
estos Testimonios de Fe con unas palabras
que escribió JOSE ANTONIO PAGOLA
MISTERIO DE ESPERANZA
Creer en Jesús Resucitado es resistirnos a aceptar que
nuestra vida es sólo un pequeño paréntesis entre dos
inmensos vacíos. Apoyándonos en Jesús resucitado por
Dios, intuimos, deseamos y creemos que Dios está presente
condiciendo hacia su verdadera plenitud el anhelo de vida,
de justicia y de paz que se encierra en el corazón de la
Humanidad y en la Creación entera.
Creer en el Jesús Resucitado es rebelarnos con todas
nuestras fuerzas a que esa inmensa mayoría de hombres,
mujeres y niños, que sólo han conocido en esta vida
miseria, humillación y sufrimientos, queden olvidados para
siempre.
Creer en el Jesús Resucitado es acercarnos con esperanza a
tantas personas sin salud, enfermos crónicos,
discapacitados físicos y psíquicos, personas hundidas en la
depresión, cansadas de vivir y de luchar para decirles con la
convicción que da la fe que un día conocerán lo que es vivir
en paz, con salud total y con felicidad. Escucharán las
palabras del Padre que les dirá: “Entren para siempre en el
gozo de tu Dios”
Creer en el Jesús Resucitado es no resignarnos a que Dios
sea para siempre un “Dios oculto, desconocido” del que no
podemos conocer su Presencia, su Mirada, su ternura y sus
197
abrazos. Lo encontraremos “encarnado” para siempre en
ese Jesús glorioso.
Creer en el Jesús Resucitado es confiar en que nuestros
esfuerzos por un mundo más humano y dichoso nos se
perderán en el vacío. Un día feliz en que los últimos serán
los primeros y los pecadores y prostitutas nos precederán
en el Reino de Dios.
Creer en el Jesús Resucitado es saber que todo lo que aquí
ha quedado a medias, lo que ha podido ser, lo que hemos
estropeado con nuestra torpeza, todo alcanzará en Dios su
plenitud. Nada ser perderá de lo que hemos vivido con
amor.
Creer en el Jesús Resucitado es esperar que las horas
alegres y la experiencias amargas las “huellas” que hemos
dejado en las personas y en las cosas, lo que hemos
construido o hemos disfrutado generosamente, quedará
transfigurado. Ya no conoceremos la amistad que termina,
la fiesta que se acaba ni la despedida que entristece. “Dios
será todo en todos”.
Creer en el Jesús Resucitado es creer que un día
escucharemos estas increíbles palabras que el libro del
Apocalipsis pone en boca de Dios: “Yo soy el origen y el
final de todo. Al que tenga sed, Yo le daré gratis del
manantial del agua de la vida. Ya no habrá muerte ni llanto,
no habrá gritos ni fatigas porque todo eso habrá pasado”
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INDICE
INTRODUCCION
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