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IMPOTENCIA

SEXUAL
MASCULINA –
Disfunción Eréctil

La impotencia sexual, también conocida como disfunción eréctil o


impotencia erigendi, es la incapacidad del hombre de iniciar y/o mantener
una erección del pene durante el tiempo suficiente como para tener
relaciones sexuales. En este texto vamos a abordar las causas, los
síntomas y los tratamientos de la impotencia sexual.

Impotencia sexual – Introducción


Los hombres presentan 4 grandes grupos de problemas sexuales:

– Disfunción eréctil.
– Eyaculación precoz.
– Falta de libido.
– Dificultades para eyacular.
La salud sexual es actualmente un importante factor en la calidad de vida
de las personas. La impotencia sexual, a pesar de no ser un problema de
salud que acarree riesgos de vida, puede traer consecuencias indeseables
en la vida personal del paciente, influyendo en sus relaciones y en su
autoestima, pudiendo, incluso, llevar al paciente a la depresión.

Es importante destacar que tener dificultad eventual en la erección no se


considera como impotencia. Para considerar una disfunción eréctil, el
hombre necesita ser incapaz de tener o mantener erecciones en por lo
menos 75% de las tentativas. No conseguir tener erección satisfactoria
una vez u otra es completamente normal y pasa con todos los hombres,
incluso con los más jóvenes.

Es importante diferenciar la impotencia sexual de la falta de libido. En la


disfunción eréctil, el hombre siente deseo sexual pero es incapaz de
mantener o iniciar una erección satisfactoria. En la falta de libido, la
erección no se da debido a la ausencia de interés sexual.

La prevalencia de la impotencia sexual aumenta con la edad y con la


presencia de otras enfermedades, como diabetes, hipertensión,
enfermedades cardiacas, obesidades, etc. Se estima que entre el 30% y el
40% de los hombres por encima de los 40 años presentan algún grado de
disfunción eréctil.

¿Cómo se da la erección del pene?


La función sexual masculina es controlada por la interacción de los
sistemas neurológico, vascular y psicológico. Cualquier disturbio en uno
de esos sistemas puede causar problemas de erección. Saber cómo
funciona la erección es importante para entender la impotencia sexual y
cómo funcionan los actuales tratamientos, como la famosa Viagra.
A groso modo, podemos resumir la erección como un evento vascular
desencadenado por señales neurológicas y facilitado por un adecuado
medio hormonal y psicológico. Vamos a explicarlo.

La erección del pene ocurre cuando el cuerpo cavernoso, dos estructuras


esponjosas en forma de cilindros paralelos dentro del pene, queda lleno de
sangre. El pene se hincha de tal modo que comprime sus venas
impidiendo que la sangre retorne hacia el resto del organismo. El cuerpo
cavernoso queda, así, lleno de sangre, manteniendo la erección hasta el
final del estímulo sexual. Cuando hay un orgasmo o cuando el estímulo
para la erección acaba, el cuerpo cavernoso se vacía, el pene vuelve a
quedar flácido.

Para que el cuerpo cavernoso se llene de sangre, se necesita una señal del
sistema nervioso central, liberando una sustancia llamada óxido nítrico.
Este neurotransmisor es el que relaja los vasos sanguíneos del cuerpo
cavernoso, facilitando la entrada de sangre en el mismo. Mientras haya
óxido nítrico en el cuerpo cavernoso, el pene se mantendrá lleno de sangre
y, por lo tanto, erecto; cuando lo niveles de óxido nítrico caen, la erección
termina.

Los factores psicológicos y hormonales, como alteraciones en los niveles


de testosterona y de las hormonas de la tiroides, por ejemplo, pueden
interferir en este sistema neurológico-vascular de la erección.

La erección nocturna del pene es un fenómeno normal que ocurre


durante el sueño profundo y no está relacionada a la existencia de sueños
eróticos. Este tipo de erección se inicia en la adolescencia y persiste
durante buena parte de la vida. La presencia de erecciones nocturnas
normales en hombres con disfunción eréctil indican que dicha disfunción
puede tener una causa psicológica. En cambio, los hombres que no
presentan erecciones ni siquiera durante el sueño normalmente tienen
algún problema orgánico. Hombres con dificultades para alcanzar niveles
de sueño profundo también pueden presentar este tipo de erección.
Factores de riesgo y causas de la impotencia sexual
Pese a que la edad es popularmente conocida como el principal factor de
riesgo de disfunción eréctil, en realidad, no es el envejecimiento el
principal culpable de las enfermedades que surgen con él. Una persona
mayor y completamente saludable sin medicamentos es plenamente capaz
de conseguir erecciones satisfactorias en la mayoría de los casos. Un
hombre saludable de 65 años puede tener más «potencia» que un hombre
de 40 años con antecedentes de diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Entre las enfermedades y problemas más relacionados a la disfunción


eréctil están:

 Diabetes mellitas Hipertensión.


 Obesidad.
 Enfermedad cardiovascular.
 Dislipidemia.
 Tabaquismo.
 Alcoholismo.
 ACV (lea: 7 SÍNTOMAS DEL ACV – ACCIDENTE CEREBROVASCULAR).
 Insuficiencia renal crónica.
 Enfermedades de la tiroides (lea: SÍNTOMAS DE PROBLEMAS DE
TIROIDES).

Cualquier enfermedad crónica puede aumentar los riesgos de impotencia


sexual y, para empeorar el cuadro, muchos de los medicamentos usados
en el tratamiento de estas enfermedades también contribuyen a la
disfunción eréctil. Se estima que hasta ¼ de los casos de impotencia son
causados por estas drogas. Antidepresivos y medicamentos para
hipertensión (todos los tipos) son los principales «villanos».
Existen otras causas de disfunción eréctil, entre ellas, traumas en la
región pélvica, quimioterapia, radioterapia en la región pélvica, cirugías
contra el cáncer de próstata, cirugías en la región pélvica y andar en
bicicleta por demasiado tiempo (ciclistas profesionales).

Gran parte de estas enfermedades causan disturbios en uno de los dos


principales sistemas de erección:

– Impiden una buena vascularización del pene.


– Dificultan la producción y liberación del óxido nítrico.

Impotencia de origen psicológico


No toda disfunción eréctil está relacionada a alguna enfermedad
orgánica; factores psicológicos también pueden ser los responsables. El
estrés del día a día puede causar pérdida de concentración y disminución
de la libido, interfiriendo en el rendimiento masculino. Problemas
profesionales, financieros o matrimoniales son las causas más comunes.

Además del estrés cotidiano, la ansiedad por el acto sexual también es una
causa común de la impotencia. La obligación que la sociedad impone al
hombre de siempre tener que estar listo para satisfacer a la mujer,
transformando una falla en algo vergonzoso, acaba por crear demasiada
presión en algunas personas. La ansiedad en relación al rendimiento
acaba creciendo si el hombre ya experimentó dificultades anteriormente.
En algunos casos, la preocupación en tener y mantener la erección acaba
por tornarse el principal foco, haciendo que el acto sexual en sí quede en
segundo plano. Este nerviosismo se transforma en una «bola de nieve»,
causando nuevos episodios de impotencia, que a su vez conllevan mayor
ansiedad.
La depresión es otra causa de disfunción eréctil. Así como en la ansiedad,
este proceso se puede auto-alimentar. Muchos hombres no aceptan que su
rendimiento sexual disminuirá con el paso de los años, y, en algunos
casos, la incapacidad de mantener la erección puede conducir a cuadros
depresivos.

Tratamiento de la impotencia
Durante muchos años tratamos la impotencia sexual como una
consecuencia natural del envejecimiento, como si las personas mayores no
tuviesen derecho a una vida sexual activa. Hasta hace algunos años, las
personas longevas no buscaban ayuda médica para la impotencia,
aceptando la disfunción eréctil como algo ineludible.

Como se ha explicado, en la mayoría de los casos de disfunción eréctil,


existe una causa orgánica de fondo. Cuando no hay una enfermedad
crónica conocida, la muestra sanguínea de las hormonas de la tiroides, de
la testosterona y de la prolactina es necesaria para determinar si hay un
ambiente hormonal adecuado para la erección.

Un mejor control de las enfermedades crónicas, del ambiente hormonal y


la suspensión, en la medida de lo posible, de drogas que puedan causar
dificultades, son importantes en el tratamiento de la disfunción eréctil.
Inhibidores de la Fosfodiesterasa Tipo 5
Hacia el final de la década de 1990 hubo una revolución en el tratamiento
de la impotencia sexual con el surgimiento de las drogas inhibidoras de la
Fosfodiesterasa Tipo 5 (inhibidores de la PDE5). Los principales
medicamentos de esta clase son:

Sildenafil (Viagra®)
Vardenafil (Levitra®)
Tadalafil (Cialis®)

La Fosfodiesterasa Tipo 5 (PDE5) es una sustancia que actúa eliminando


el óxido nítrico de la circulación sanguínea, disminuyendo la cantidad de
sangre en el cuerpo cavernoso. Por lo tanto, las drogas que inhiben la
acción de la PDE5 aumentan el tiempo de permanencia del óxido nítrico
y, consecuentemente, facilitan la erección.

Esas drogas no deben ser usadas sin supervisión médica, no sólo por los
riesgos de los efectos adversos, sino también porque sin una completa
evaluación pueden resultar ineficaces. Si el paciente presenta, por
ejemplo, deficiencia de la testosterona, el uso exclusivo de Viagra no
resolverá su problema. Si el problema es de orden vascular, el aumento de
óxido nítrico no siempre resultará.

1. Sildenafil (Viagra®) – Fue la primera droga de este tipo en ser


implantada. Debe tomarse una hora antes de las relaciones sexuales y su
acción inicia después de 30 minutos y dura cerca de 4 horas.
2. Vardenafil (Levitra®) – Es una droga semejante al Sildenafil, con más
o menos la misma eficacia, tiempo de acción y efectos colaterales.

3- Tadalafil (Cialis®) – Presenta como principal particularidad el hecho


de que la acción de la droga inicia con apenas 15 minutos, pudiendo durar
hasta 36 horas. Esto no significa que el paciente tendrá una erección que
dure 36 horas, mas sí que dentro de un intervalo de 36 horas tendrá más
facilidad para tener erecciones si existe estímulo sexual.

Al final, las tres drogas presentan eficacia semejante, quedando a criterio


del paciente escoger aquella a la cual se adapte mejor, tomando en cuenta
el precio y la posología.

Lo inhibidores de la PDE5 pueden causar disminución de la presión


arterial y nunca deben ser tomados por pacientes que hacen uso de
nitratos. Pacientes con enfermedades cardiacas o medicados con drogas
para hiperplasia de la próstata también deben tener cuidado con este
medicamento.

Los inhibidores de la PDE5 son actualmente la primera elección en el


tratamiento de la disfunción eréctil y presentan una tasa de eficacia
arriba del 70%. Cuando no hay respuesta o cuando el paciente no puede
tomar estas drogas, existen otras opciones para el tratamiento de la
impotencia; entre ellas podemos citar la administración de drogas con
inyección intrapeniana o intrauretral. Existen también algunos aparatos
que actúan creando vacío, favoreciendo la circulación de la sangre hacia
el pene.

La implantación de una prótesis peniana es actualmente un tratamiento


de 3ª línea, siendo indicado apenas cuando los tratamientos descritos
anteriormente no dan resultado.

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