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739

Acta Poética 37•2


julio-diciembre
2016 (127-134)

Ileana Diéguez. Cuerpos sin duelo. Iconografía y teatralidad del


dolor. Córdoba (Arg.): Ediciones DocumentA/Escénicas, 2013.

Tatiana Bubnova
t_bubnova@yahoo.com

Cuerpos sin duelo. Iconografía y tea- Ya ni los farmacéuticos ilustrados se


tralidad del dolor es un libro estupen- atreven con las grandes obras, im-
damente escrito y académicamente perfectas, torrenciales, las que abren
riguroso. Al mismo tiempo es un libro camino en lo desconocido. Escogen
abominable. Lo es porque trata de una ejercicios perfectos de los grandes
manera anatómica, al mismo tiempo maestros. O lo que es lo mismo:
que inquietante y reflexiva, aquello quieren ver a los grandes maestros
que todos sabemos que existe, pero en sesiones de esgrima de entrena-
no queremos enterarnos. La parábola miento, pero no quieren saber nada
y la metáfora del avestruz atraviesa de los combates de verdad, en donde
de forma tangencial el libro, como di- los grandes maestros luchan contra
ciendo: somos todos unos avestruces. aquello, ese aquello que nos atemori-
Pero cuidado, miren cómo se mata a za a todos, ese aquello que acoquina y
un avestruz: se le tapa la cabeza, se le encacha, y hay sangre y heridas mor-
encobija y se le golpea. Después se le tales y fetidez (289-290).
hace filetes.
La cuestión de la estética y del arte En mi opinión, el arte y en particu-
actual también es una línea magistral lar el arte literario debe mover y per-
de este libro, problema que se replan- turbar: la literatura existe para tener la
tea de una manera radical como, por posibilidad de vivenciar una experien-
ejemplo, se lo había permitido a sí cia negativa mediante el texto, y no
mismo Roberto Bolaño: necesariamente en su propio pellejo.

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Una literatura liviana y complaciente guez logra dignificar tanto el fenóme-


no hará nuestra vida más fácil. La lite- no formal de estos objetos —no me
ratura debería ser grave y terrible, para atrevo a emplear el concepto de géne-
sustituir la experiencia práctica de la ro artístico en este caso— como de los
vida. Creo que a esto se refiere Bolaño. creadores y de la triste humanidad car-
Sé qué se me puede objetar, pero éste nal y despreciada, objeto de su esfuer-
no es el lugar para réplicas y contra- zo formal, incitadores del acto creador.
rréplicas. Diéguez señala la nueva dimensión
El libro de Ileana Diéguez trata de lo estético: “De manera general, los
de las formas actuales de arte repre- artistas que producen sus obras en tor-
sentativo, como happening, perfor- no a la memoria de traumas sociales,
mance, instalación, y de fenómenos desarrollan sus prácticas como proce-
limítrofes, de generación espontánea, sos de investigación en los que ellos
no propiamente artísticos —o con in- mismos quedan expuestos afectiva y
tenciones de serlo—, pero que tienen síquicamente” (224). Hay que agregar
que ver con la estética de una mane- que los artistas de la memoria cuentan
ra perturbadora y desafiante. Trata de con la participación vivencial y activa
aquellas formas que buscan despertar del receptor/espectador.
inquietud y de “agitar conciencias”, Se trata de hablar del cuerpo, el
hacer reaccionar al espectador, hacerlo cuerpo que sufre, pero no un cuerpo
participar en el acto a través de lo emo- abstracto o inscrito como símbolo en
cional y vivencial. Videos, fotografías, un contexto teológico y/o artístico,
instalaciones de todo tipo se distin- sino aquel que está aquí y ahora, que
guen unos de otros por su carácter per- sufre y muere, y es profanado y des-
manente o instantáneo y perecedero: la integrado para transmitir un mensaje,
variedad es muy grande, pero los une que nada tiene que ver con el arte o la
el estar dedicados al dolor humano, estética entendida tradicionalmente.
intentando romper las acostumbradas Un cuerpo que está destinado a infun-
fronteras entre la estética y la vida. La dir miedo, a marcar un territorio de
estética en este caso no nos remite a la poder, para anunciar la cancelación de
idea tradicional de la belleza, sino a la todo convencionalismo de conductas
creación de objetos de todo tipo a los y recursos en el tratamiento de la per-
que se les atribuye un sentido reivindi- sona: ése es el objeto de la reflexión,
cador y emotivo de humanidad, digni- la estética peculiar de la muerte a que
dad, compasión, indignación, de agitar está sometido el ser humano. También
conciencias. es un balance del estado de las cosas
Mediante una aproximación seria, (de “la vertiginosa decadencia de los
teórica y filosófica, que actualiza el valores”, 248) en el que estamos su-
pensamiento de los intelectuales del mergidos y del que, quiérase o no, so-
siglo xx más destacados, Ileana Dié- mos participantes.

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Plantear esta dimensión del fenó- Dostoievski lo trata de señalar evo-


meno sería señalar la existencia de la cando a la conciencia cristiana: “cada
responsabilidad personal en el “acon- uno de nosotros es culpable de todo
tecimiento del ser”, en el cual —on- ante todos”, “cada persona es culpa-
tológicamente— no hay coartada (cfr. ble ante todos, por todos y por todo”.
Bajtín). No queda otra cosa sino apelar Pero, no es suficiente con volver la vis-
a la “metafísica de la presencia” para ta a Dostoievski: el pobre creía que ha-
implicar al ser humano en una respon- bía límites, que después de masacrar a
sabilidad ontológica. La responsabili- dos mujeres indefensas con un hacha,
dad colectiva, que desde luego existe, la conciencia del asesino no lo dejaría
es difusa y propensa a desaparecer una nunca en paz. Ajmátova, la gran poeta
vez que el espectador-participante se del siglo xx, advertía que la concien-
aleja del escenario público. La respon- cia de Dostoievski era una ilusión
sabilidad imputable, forense, no trata decimonónica, y que en el siglo xx se
los casos de conciencia. En cambio, podía fusilar a decenas de personas en
el trauma personal del contacto con el la madrugada, e ir en la tarde al cine
horror debería permanecer, se supone, no sin antes regañar a la esposa por un
de un modo indeleble en la memoria: peinado cursi (por decir algo; hemos
tal sería el horizonte de expectativas presenciado, y al por mayor, casos mu-
de la producción de estas formas esté- cho más terribles).
ticas. La misma Ajmátova, ante el es-
El psicoanálisis ayuda al sujeto de pectáculo del desastre de su país del
“mente incompleta” exonerándolo de que es testigo, acepta ser participante:
la culpa. El arte contemporáneo la está “¿Cómo pudo haber sucedido que cul-
explicitando más allá de los juegos pable de todo sea yo?”
con el inconsciente. El propósito es ir En la película de Andrei Tarkovs-
más allá de las formas y géneros des- ki, El espejo (1974), la cuestión de la
gastados, que llegaron a ser, a menudo, no coartada en el ser se plantea como
tan sólo palabras e imágenes que están voluntad para la muerte (propia). ¿Por
siendo sobrepasados por otras pala- qué una vez que uno se enferma, se
bras e imágenes de la realidad. niega a levantarse? Por sentir la culpa
Así, la literatura clásica rusa (si- de aquello que alguna vez hayamos
glos xix-xx, Dostoievski, Tólstoi, An- hecho o dejado de hacer, y no nos po-
dréiev, o Varlam Shalámov en el perío- demos perdonar a nosotros mismos.
do soviético), y el arte (Goya, Munch, La enfermedad del alma no se produce
Francis Bacon o Käthe Köllwitz, por como ligada al pecado original, como
mencionar a algunos) han incursiona- quiere la tradición judeo-cristiana,
do en estos terrenos. (No pretendo, ni sino por la culpa generada a partir de
remotamente, proponer una lista ex- una relación distorsionada con otras
haustiva). personas, por la conciencia del mal de

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vivir que nos agobia. Pero el plano co- territorio latinoamericano, aunque el
tidiano en que lo sitúa el cineasta hace mal es universal y omnipresente:
perder de vista la dimensión masiva
del mal, de la que, por lo demás, está En el contexto post-colonial, la fisu-
más que enterado: nuestro tiempo es ra que separa la obra de su origen (la
un “tiempo de grandes muertes al por realidad vivida) nunca se cierra, y su
mayor” (Mandelstam) causadas tam- existencia es tan notoria que a menu-
bién por fuerzas suprapersonales. do termina siendo el tema universal.
Pero una cosa es decirlo y concien- En esto se apoya la explicación del
tizarlo, y muy otra es enfrentarnos al hecho de que todos los conceptos
cuerpo masacrado. La literatura la- esenciales de la crítica cultural lati-
tinoamericana también aborda estas noamericana subrayen, con diferentes
cuestiones y las enuncia: “Aunque entonaciones, el yo escindido de la
debo admitir que no es lo mismo estar cultura latinoamericana como su in-
incompleto de la mente por haber su- eludible condición de posibilidad.1
frido descuartizamiento de los propios
hijos que por haber descuartizado hi- Uno no quiere saber y voltea la
jos ajenos […], la totalidad de los ha- cabeza para eludir la siniestra im-
bitantes de este país no [está] completa presión de la muerte cotidiana con
de la mente” (Castellanos:14). el velo de cualquier imagen recon-
Nos hemos acostumbrado e insen- fortante o frívola. ¿Es también esta
sibilizado respecto de una situación dualidad resultado de una conciencia
intolerable que se ha vuelto cotidiana: escindida? Mejor no saber, y aun me-
una locutora de la TV con una voz se- jor no pensar. Y, finalmente, ¿quién
dante e incluso alegre anuncia el sal- tiene la culpa? Ciertamente, nosotros
do diario de las muertes violentas. Ha no. Y, sobre todo, ¿qué hacer? Las dos
sido formulada la descomposición del preguntas sacramentales de la literatu-
tejido social… Del que por desgracia ra rusa2 siguen siendo actuales, y los
formamos parte.
Los “señores de la muerte” y el 1
“In a post-colonial context, the fis-
“Señor Matanza”. ¿Quién no recuer- sure that separates work from origin
da a la “Mano Negra”, al astroso y [lived reality] is never closed, and its ex-
istence is so notorious that often ends up
desparpajado Manuchau? El rock nos as the subject of the world. Here lies the
grita las verdades: “¡¡Esta sociedad explanation for the fact that all essential
es la propiedad del Señor Matanza!! concepts of Latin American cultural criti-
Él decide lo que va, dice lo que no cism […] underline, with different intona-
será / decide quién la paga dice quien tions, the fissured self of Latin American
vivirá”. culture as its ineluctable condition of pos-
sibility” (Legrás 2008; trad. mía).
Hay quienes tratan de especificar el 2
¿Quién tiene la culpa? (1847), de Her-
origen y la peculiaridad del mal en el zen, y ¿Qué hacer? (1865), de Chernyshevski.

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intentos de materializar las respuestas Pero el panteón de los restos de los


tomadas como recetas han sido desas- cadáveres pescados por la población
tres o fracasos históricos: la Unión So- del río Magdalena, nombrados y en-
viética, Cuba, Kampuchea… terrados provisionalmente, son dota-
Como decía Mafalda, el sabio per- dos, por la fe religiosa e ingenua, de la
sonaje de Quino, sobre el estado del cualidad de santos milagreros, capaces
tiempo: la culpa la tiene el gobierno. de cumplir los deseos si se les hace la
Los feminicidios de Ciudad Juárez promesa de un entierro posterior. Una
han sido muy anteriores al gobierno “instalación” espontánea de esta índo-
de Felipe Calderón o de Peña Nieto, le, realizada con una inspiración esté-
pero sellamos nuestros desastres con tica existencial, revela la necesidad de
la fecha de hoy: “…la guerra que hace fijar la memoria, de pagar la culpa uni-
más de seis años que vivimos”, se dice versal de todos, de devolverle el respe-
en 2013. No se vale ponerle la fecha to a la muerte, de una responsabilidad
al dolor, ni actualizarlo al último día, instintiva que muchos hemos perdido.
porque al día siguiente llega otra no- El morbo de ver las famosas cobijas
ticia de una atrocidad más. Al dirigir que cubren los cadáveres de los ajusti-
una plegaria a un cielo vacío, uno se ciados, integradas a la imagen de Cris-
acuerda de la interpretación del Ángel to, tal vez se amortigüe por un brote de
de la Historia de Paul Klee, que había la conciencia de esta virtual participa-
hecho Walter Benjamin: adelante, el ción en el desastre.
horror del futuro, atrás, el desastre, las Tal vez, no hay que evocar tanto
ruinas humeantes causadas por la bar- la responsabilidad colectiva, que a la
barie. postre resulta abstracta, sino accionar
¿Se trata de un arte de denuncia una responsabilidad personal y arrai-
una vez más? Dice Ileana Diéguez: gada en la estructura emotiva, racio-
“[…] callar la barbarie sería precisa- nal y moral de cada quien. No hay que
mente otorgar la Victoria a los perpe- dividir la humanidad, de una manera
tradores de la barbarie” (45). Los que maniquea, en dos partes: unos so-
somos estudiosos de la literatura lati- mos buenos e incapaces de matar una
noamericana recordamos el caso de mosca, y otros son malos, quién sabe
José Eustasio Rivera, que en un solo de dónde salieron. Las preguntas de
libro —La Vorágine— quiso incluir este tipo se hacía a sí mismo Miguel
la ficción personal cuya clave fue la de Unamuno, el gran agitador de las
Violencia (que, por cierto, ha resultado conciencias españolas, del cual, dicen,
emblemática y profética de su país) y hoy en día no quedan sino textos: lite-
la denuncia de la condición de los cau- ratura, en fin.
cheros en la selva amazónica: nadie le Nadie sabe si los malos nacen
quiso creer (cfr. Neale Silva). malos o se hacen, como se ha repeti-
do muchas veces, pero lo que somos

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nosotros, a nosotros ningún destino, le una dignidad religiosa a los restos


ninguna fatalidad, ninguna contin- anónimos rescatados de los ríos de la
gencia nos llevaría a degollar cadáve- cuenca amazónica, haciendo luto por
res, como lo hacía aquel desgraciado aquellos que lo habían perdido todo,
“Ponchis”, de catorce años, el niño no sólo la vida sino incluso el nombre
decapitador del crimen organizado. y, con él, el derecho a ser recordados,
Nosotros somos diferentes. Cuando la rememoración que permite la ex-
decimos “pueblo”, ¿a quién nos refe- hibición del cuerpo. Pero… ¿Qué tan
rimos? Nosotros mismos, ¿somos o seguros estamos de que únicamente se
no pueblo? Esto, sin duda, se elige de trata de las víctimas pasivas del “pro-
acuerdo con las conveniencias: hoy sí, ceso”? En el estado presente de las
mañana tal vez no. En esto también se cosas es lo que menos importa, porque
desdibujan los límites. todos somos a la vez víctimas y victi-
Si nos hacemos cargo del dolor marios.
ajeno, hagámonos cargo de la respon- Recursos y datos de historia, an-
sabilidad “ajena”, porque es también tropología, etnología, filosofía, teoría
la nuestra. Pero nadie está dispuesto crítica y teoría literaria, estética y, so-
a decir: yo también tengo la culpa de bre todo, de la reflexión ética, atravie-
que la barbarie exista. san y dan forma al material que reúne
Es difícil separar, en el libro de este libro, trabajado de una manera
Ileana Diéguez, el impacto de la ma- interdisciplinaria, que evoca el arte
teria tratada de su análisis conceptual: del performance y de la instalación, la
uno se siente como en un teatro anató- pintura, la fotografía y el teatro. Ilea-
mico, del que se puede salir en cual- na Diéguez no es novata en el campo,
quier momento cerrando el libro, y se ha ocupado desde hace tiempo de
cancelar de un golpe la “participación” estas formas liminares que apelan a la
y la “responsabilidad”. Normalmente realidad del hecho simbolizándolo en
nos resulta imposible diferir las sensa- diferente grado: tiene en su haber va-
ciones materiales del asco y del horror rios libros y estudios anteriores. Desde
de un fastidio intelectual rayano en la hace tiempo se esfuerza por desbrozar
impotencia. La solidaridad exige la el terreno teórico de la relación entre
presencia de cuerpo presente. los fenómenos éticos y el arte.
En el libro de Ileana Diéguez la La cercanía a la realidad y el carác-
parte puramente estética se analiza de ter perecedero, instantáneo de la ma-
acuerdo con los conceptos de Walter yoría de estas exposiciones artísticas
Benjamin: luto, alegoría, constelación, ponen en cuestión su naturaleza estéti-
etc. Podemos replicar que el arte, que ca, por lo de que ars longa, vita brevis
ha perdido el aura que le solía confe- est. El arte de la memoria siempre se
rir un estatus sacro, está regresando al ha practicado por las letras, pero éstas
concepto de lo sagrado confiriéndo- actualmente son duramente atacadas,

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en su misión de la transmisión del registran, y al mismo tiempo invitan al


conocimiento y de la memoria, por la duelo, a la reflexión y, con suerte, a la
visualidad comercial del cine y la tele- acción.
visión, por la permanente agresión de
la industria de la diversión. De modo
que los modelos literarios más genui- bibliografía
nos quedan relegados por difíciles y
serios, y también porque hacen pensar, Bolaño, Roberto. 2666. Barcelona:
mientras que el objetivo de la fabrica- Anagrama, 2004.
ción de los productos de diversión es Castellanos Moya, Horacio. Insensa-
totalmente opuesto. Absorbidos por tez. México: Tusquets, 2004.
este vórtice ensordecedor y enajenan- Legrás, Horacio. Literature and Sub-
te, nos dejamos llevar lejos de aquella jection: The Economy of Writing
realidad en la que el cuerpo humano and Marginality in Latin America.
pierde toda dignidad y está siendo usa- Pittsburgh: University of Pitts-
do para necesidades y gustos incon- burgh Press, 2008.
fesables, se sacrifica como algo que Neale Silva, Eduardo. El horizonte hu-
estorba, se quita del camino con un mano. México: Fondo de Cultura
gesto fácil. Pero esta lejanía, subraya Económica, 1960.
Diéguez, es sólo virtual e ilusoria.
Todas estas cosas, y más, surgen
al leer el inquietante —y brillante—
libro de Ileana Diéguez. Esperemos
que no quede como el registro de un
momento histórico, sino que perdure
mediante las letras que documentan y

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Tatiana Bubnova

Egresada de El Colegio de México con la Tesis Doctoral “El ‘Retrato


de la Lozana andaluza’ de Francisco Delicado a la luz de las teorías de
M. Bajtín”. Traductora de las obras de Bajtín al español: Problemas
de la poética de Dostoievski (1986); Hacia una filosofía del acto éti-
co. De los borradores y otros escritos (1997) y Estética de la creación
verbal (2003), entre otros. Autora de numerosos textos que tratan de
integrar las ideas bajtinianas en el análisis de los textos hispánicos y
en el comparativismo, entre los que destacan: F. Delicado puesto en
diálogo (1987) y Entre poética, retórica y prosaica: De la teoría lite-
raria al diálogo entre culturas (2002). Investigadora del Instituto de
Investigaciones Filológicas desde inicios de 1979. Imparte las clases de
Teoría Literaria y Literatura Comparada en el posgrado de la Facultad
de Filosofía y Letras de la unam.

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