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Guía de autores

Nombre de la Salud pública


asignatura
Créditos académicos 4
de la asignatura
Número y Nombre del Módulo de Salud Pública
módulo
Autor del contenido Juan Manuel Arango Soler
Juan.arango@docentes.umb.edu.co

1. Introducción

La salud pública propende por las condiciones de salud, bienestar y calidad de


vida de la población, de allí la importancia de retomar aspectos básicos de ésta
los cuales son fundamentales para promover el bienestar de los trabajadores,
mediante la creación de entornos saludables.

De acuerdo con las estadísticas de FASECOLDA, para el año 2010 reportaba


una tasa de 140 enfermedades laborales por 100.000 trabajadores y de 6.5
accidentes de trabajo por 100 trabajadores; para el año 2011 se registraron
120 enfermedades laborales por 100.000 trabajadores y tasa de 7.2 accidentes de
trabajo por 100 trabajadores1. Estos datos demuestran que la cuestión de la salud
de los trabajadores se torna en una situación que sobrepasa la preocupación
individual y/o empresarial de los actores productivos y adquiere carácter de
problemática de interés social en la que se esperaría la acción comprometida del
ente público, motivando el despliegue de acciones que promuevan la salud laboral
y la prevención de enfermedades laborales.

Una realidad del mundo del trabajo cuando reflexionamos y nos damos cuenta que
estas estadísticas y la mayoría de las acciones que han sido diseñadas
históricamente por los sistemas de protección social y lo esquemas de riesgos
laborales responden esencialmente al caso de los obreros que laboran bajo la
lógica del trabajo formal empresarial, lo que contrasta con las circunstancias
evidenciadas en el mundo globalizado de la actualidad en el que prevalecen
modalidades laborales que se abstraen de este modelo industrial tradicional-
¿quién se preocupa por los independientes, por los informales?.

1
FASECOLDA, La enfermedad laboral en Colombia. Estadísticas Presidenciales
Ministerio de Salud y Protección Social - Sistema de Información Gremial, CTRL, 2013.
Disponible en
http://ccs.org.co/img/Enfermedad%20Laboral%20en%20Colombia%20Fasecolda.pdf
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De acuerdo con los lineamientos de la Organización Mundial de la salud, la
promoción de la salud fomenta cambios que modifican los determinantes sociales,
afectando la salud y generando condiciones de calidad de la vida. La invitación
estudiosos es que a través de este módulo ustedes conozcan la importancia de
generar el empoderamiento de los trabajadores para que realicen elecciones
positivas en salud en todos los aspectos de su vida, entendiendo que aquel que se
compromete en dinámicas de índole productivo es un ser humano integrado por
esferas biopsicosociales… es un ser humano y el objetivo de la sociedad debe ser
que pueda tener una existencia saludable tanto en el trabajo, pero también en
todos los escenarios vitales. Un ser humano que es social por naturaleza, no es
sólo su problema, motivo que lleva a contemplarlo desde una perspectiva
poblacional, de grupos de gente que vive e interactúa en el día a día.

El Módulo de Salud Pública se encuentra organizado en tres ejes:


Conceptualización, Situación del Trabajador en Colombia, y Salud Pública. En la
conceptualización se retoman temas que buscan ubicarlos en términos de
compartir un lenguaje común: Proceso Salud-Enfermedad, Ocupación-Concepción
de Trabajo, El trabajo como determinante del proceso salud-enfermedad, La Salud
Ocupacional- Concepto polisémico: alcances y limitaciones. “La Salud del
Trabajador: Más allá de los escenarios empresariales formales” y La
determinación social de la salud en el trabajo.

Dentro de los contenidos que abarca el eje de Situación del Trabajador


Colombiano, Contexto social, político y económico y El derecho a la salud en el
trabajo en Colombia. Desde Salud Pública y la Perspectiva Poblacional es un eje
que retoma los grandes debates contemporáneos en salud pública, pero haciendo
hincapié en la situación específica del mundo del trabajo: se retoman temas como:
Entorno Laboral Saludable, la Atención Primaria en Salud, la Promoción de la
Salud Ocupacional, los Determinantes Sociales de la Salud, Políticas Públicas
Saludables, Vigilancia en Salud Pública.

El módulo de salud pública complementa los temas trabajados desde Sistemas


Integrados, Actividad Laboral y Ergonomía, como una invitación a retomar
conceptos básicos desde la salud pública para realizar acciones que promuevan
la salud de los trabajadores, así como las condiciones de calidad de la vida.

2. Competencias de la asignatura
 Comprende conceptos de Salud Pública y su importancia con la salud
laboral
 Reconoce el proceso de salud - enfermedad, y su importancia en el
contexto laboral.
 Comprende conceptos frente a la ocupación y el trabajo.
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 Compara y reconoce las características de los conceptos y modelos de
determinantes, con la finalidad de aplicarlos en contextos reales.
 Comprende la situación del trabajador colombiano relacionado con los
Contextos: social, político y económico.
 Comprende los conceptos de la Atención Primaria de Salud, con la finalidad
de analizar la evolución de la APS.
 Abstrae los elementos relevantes de la salud laboral, articulada con la salud
pública.
 Identifica los conceptos de plan de intervenciones colectivas.
 Reflexiona frente a su rol profesional en su aplicación en la salud colectiva.
 Analiza problemáticas y diseña estrategias para el abordaje.

3. Estructura temática

1. Conceptualización
1.1 Proceso Salud-Enfermedad.
1.2 Ocupación-Concepción de Trabajo.
1.3 El trabajo como determinante del proceso salud-enfermedad.
1.4 La Salud Ocupacional- Concepto polisémico: alcances y limitaciones.
1.5 “La Salud del Trabajador: Más allá de los escenarios empresariales
formales”.
1.6 La determinación social de la salud en el trabajo

2. Situación del trabajador en Colombia


2.1 Situación del Trabajador Colombiano. Contexto social, político y
económico.
2.2 El derecho a la salud en el trabajo en Colombia.

3. Desde Salud Pública. La Perspectiva Poblacional


3.1 Entorno Laboral Saludable.
3.2 La Atención Primaria en Salud.
3.3 La Promoción de la Salud Ocupacional.
3.4 Los Determinantes Sociales de la Salud.
3.5 Vigilancia en Salud Pública

4. Ideograma
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5. Abordaje de contenidos

1. CONCEPTUALIZACIÓN

1.1. PROCESO SALUD-ENFERMEDAD.


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Tradicionalmente se ha definido la salud en términos de su opuesto, la
enfermedad, la situación de estar sano se ha concebido en la medida que no se
sufría de una dificultad evidente y especialmente evidente en la máquina corporal.
No obstante, en la coyuntura de la postguerra en la que se pretendió la
construcción de una Europa casi destruida por la confrontación continental,
aparecen instancias y aparatos institucionales que pretenden extender los lazos
de seguridad y proporcionar una imagen de unidad; en este sentido, surgió la
Organización de las Naciones Unidas (ONU, 1945) y, con ésta, varias entidades
entre las que destaca el papel de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
como ente gestor de la acción sanitaria a nivel global. Un nacimiento que se
acompañó de un intento por trascender los esfuerzos de conceptualización
clásicos y que entienden la salud no sólo como la ausencia de afecciones sino que
la ubican como estado de completo bienestar, físico, mental y social de individuos
y colectividades (OMS, 2006 [1946]).

Del mismo modo, la recién formada OMS estipula varios de los principios que han
guiado su accionar en los últimos 60 años, defendiendo la salud como uno de los
derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, sexo,
ideología política o condición socioeconómica o social, partiendo de la premisa
que el bienestar de los pueblos es requerimiento esencial para la paz y seguridad
de los pueblos en el mundo, que las desigualdades en salud se corresponden con
un peligro común en todo el mundo lo que lleva a contemplar como perentorio la
extensión de los beneficios del avance de la ciencia y la tecnología para todos,
obligaciones frente a la que los Gobiernos juegan un papel central a partir de la
adopción de medidas sociales y sanitarias adecuadas (OMS, 2006 [1946]).

Empero, frente a esa propuesta del organismo sanitario han emergido autores que
buscan complementar lo originalmente referido por la OMS o replantear ese
esquema: Por ejemplo René Dubos (1959) hace alusión “un estado físico y mental
razonablemente libre de incomodidad y dolor, que permite a la persona en
cuestión funcionar efectivamente por el más largo tiempo posible en el ambiente
donde por elección está ubicado” (René Dubos, 1959). Palabras clave aparecen
en el espectro de caracterizar mejor este fenómeno… funcionar- tendencia que
se confirma en definiciones como la de Milton Terris (1982 [1975]), equilibrio
funcional expresión que aparece en la obra de Sepilli (1971) quien habla de que
ese balance debe ser tanto físico como mental y se debe dirigir a la integración
dinámica de la persona al ambiente natural y social. Posteriormente, se va
ganando precisión con relación a admitir ese humano como ser social- pensando
en que el ambiente también le impone retos a los que debe responder lo que le
implica realizar el potencial personal (Oficina regional para Europa de la OMS,
1984), que se trata de un sujeto activo que trabaja productivamente y participa de
la comunidad en la que viven (OMS, 1997): Como lo diría la Carta de Ottawa
(1986) “consiste en proporcionar a los pueblos los medios necesarios para mejorar
su salud y ejercer un mayor control sobre la misma. Para alcanzar un estado
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adecuado de bienestar físico, mental y social un individuo o grupo debe ser capaz
de identificar y realizar sus aspiraciones, de satisfacer sus necesidades y de
cambiar o adaptarse al medio ambiente. La salud se percibe pues, no como el
objetivo, sino como la fuente de riqueza de la vida cotidiana” (Conferencia
Internacional sobre la Promoción de la Salud, 1987 [1986]).

Más adelante se entiende que la salud es muy difícil de catalogarla como “estado”,
cómo saber si nuestra condición es saludable cuando muchas enfermedades
prosperan en el silencio de los órganos, motivo por el que actualmente se medita
sobre éste fenómeno como un proceso dinámico-un continuum que se modifica a
lo largo de nuestra existencia, nadie presenta una realidad perpetua ni un estado
fijo de bienestar físico, mental, social y espiritual; un proceso que tiene que ver con
la realidad cotidiana de “sentirse bien” o “sentirse mal”, la experiencia de disfrutar
la vida, lo que nos invitaría a mirar que esta condición va más allá del acceso a
servicios sanitarios para la curación de enfermedades e implica el compromiso de
todas las esferas y sectores sociales (Gómez RD, 2002). Entonces, se hace
conciencia que esta salud no es sólo un objetivo individual, sino una meta social,
se constituye en índice de éxito o fracaso de sociedades, gobiernos, estamentos,
normativas preocupados por la búsqueda de bienestar de los colectivos (Frenk,
1992).

1.2. CONCEPCIÓN DE TRABAJO.

El trabajo como tal se torna en actividad esencial de un ser humano activo por
naturaleza, dinámica mediante la que el sujeto interactúa con el entorno físico y
social, buscando satisfacer sus necesidades básicas. Hasta tal punto su
importancia que algunos autores como Marx y Engels lo colocan como eje
fundamental de la evolución humana, un proceso en el que se transforman el
individuo y la naturaleza mutuamente (Marx, 1998 [1876]), (Engels, 1876 [1982]),
un elemento fundamental en la génesis humana, lo que prácticamente lo define y
diferencia de otros seres vivos (Gaytán, 2001). Actividades productivas que
ostentan un carácter social, el soporte del modo cómo se organiza la sociedad en
términos de su producción hasta el punto de erigirse en motor del desarrollo
económico, político y social de una nación.

Empero, estas dinámicas laborales también ostentan un sentido y un significado


particular, promueven que el sujeto asume un rol, una identidad individual y social,
le permite sentirse parte de un grupo social más amplio ante lo que su labor aporta
al progreso de esa sociedad, es un medio por excelencia a través del que mejora y
pone en práctica sus destrezas físicas, mentales y sociales, en el que adquiere
nociones básicas de socialización y de creación de valores, definitivamente un
elemento central dentro de la calidad de vida (Guerrero, 2006).
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Desde el conocimiento de Terapia Ocupacional el trabajo hace alusión a las
“actividades productivas, remuneradas o no remuneradas, cuya realización por
parte de la persona no es opcional, sino que exige de ella el cumplimiento de
tiempos y normas de ejecución, y que se distingue por su contribución a sí mismo,
a otros seres humanos y al progreso social” (Trujillo, 2002). Peñas (2003), le
otorga un valor mayúsculo al afirmar que “el trabajo se configura como eje del
desempeño ocupacional, hasta el punto de ser asumido como indicador o "meta
que expresa el éxito de los procedimientos de terapia ocupacional”.

Rescatar la reflexión propuesta por esta disciplina resulta de interés en cuanto se


asume como un saber experto que resalta la noción de “ocupación” y de “hacer”,
considerando el eventual manejo y promoción de la actividad con sentido y
significado para promover la salud y el funcionamiento, evitar la enfermedad, la
discapacidad y la exclusión social, recuperar a aquel que ha sufrido eventos que
limitan su desempeño ocupacional y su participación así como suscitar una mejor
calidad en todas las esferas del individuo y de los colectivos. Esa ocupación a la
que se remite no es un ejercicio que únicamente destaque las habilidades o
capacidad productiva de la persona, sino que precisamente invita a reflexionar en
las actividades de la vida diaria y las dinámicas de juego/esparcimiento como ejes
centrales del desempeño ocupacional del humano, precisamente un plus valor
ante aquellas nociones que se paran exclusivamente en la lógica del aporte
lucrativo o remunerado (por eso la definición de Trujillo habla de actividades
remuneradas o no) que efectúan los trabajadores a la sociedad y, que se olvidan
de la integralidad que debe caracterizar la comprensión del carácter ocupacional
de la gente.

Vale la pena advertir que el trabajo así como las relaciones de producción que
implican han ido mutando históricamente, la historia, las características
predominantes desde el punto de vista social, económico, político e ideológico
transmiten un sello particular al objeto social productivo. De hecho, el humano ha
pasado por diversos modos de producción en los que ha sostenido una relación
particular con la naturaleza y con los otros humanos, perspectiva que nos conduce
a razonar en el trabajo contemporáneo como un producto del modo de producción
capitalista, dinámicas que se vienen labrando desde el siglo XIX en el contexto de
la industrialización y el urbanismo de la Revolución Industrial. Durante ese
período, se vivió uno de los panoramas más sombríos con relación a las
condiciones que rodeaban a los trabajadores industriales, los patronos priorizaban
los aspectos económicos por encima de los considerandos sanitarios, la
productividad era más importante que la vida lo que se expresaba en ciudades en
las que predominaban la miseria y la insalubridad (De Swaan, 1992), (Tsuboyama,
2010), (Sigerist, 1999).

Se percibe la necesidad de contar con una fuerza productiva saludable para


motivar la producción y también con el interés político de mantener la cohesión
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social del sistema predominante, surgen las primeras normativas sobre riesgos
profesionales enmarcadas en la lógica del derecho social, protecciones legales
que pretenden establecer garantías (mínimas) a favor del empleador frente a las
explotaciones patronales de que podía ser objeto ante la asimetría de poder
presente entre los actores de la relación laboral (De la Cueva, 1974), (Arévalo,
2011).

Esta referencia histórica es importante en cuanto se convierte en cimiento de


mucha de la legislación que germinó a finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX
sobre protección de los trabajadores, motivando tratados legales como el del
Código Sustantivo del Trabajo de nuestro país. En dicho Código, emitido en 1950,
se entiende el trabajo como “toda actividad humana libre, ya sea material o
intelectual, permanente o transitoria, que una persona natural ejecuta
conscientemente al servicio de otra, y cualquiera que sea su finalidad, siempre
que se efectúe en ejecución de un contrato de trabajo” (Isaza, 2000), (Congreso
de Colombia, 1950).

1.3. EL TRABAJO COMO DETERMINANTE DEL PROCESO SALUD-


ENFERMEDAD.

Definitivamente el trabajo, las labores productivas llevadas a cabo en entornos y


bajo las condiciones adecuadas se erigen en promotoras de la salud y bienestar
del individuo y las sociedades, considerando la salud desde la óptica de sentirse
bien y realizado en la vida. Sin embargo, las dinámicas productivas pueden
ocasionar daños al bienestar cuando son desplegadas en escenarios insalubres,
contempla situaciones de riesgo en las cuales se pueden producir sobresaltos a la
capacidad, seguridad y salud de aquellos que se comprometen en tareas
laborales. Viceversa, la tendencia natural al hacer que presenta el sujeto puede
encontrar restricciones en situaciones de salud adversas y en contingencias como
la enfermedad, la vejez, la invalidez y la muerte, conllevando a que una persona
entre en una situación de vulnerabilidad marcada al no poder satisfacer muchas
de sus necesidades básicas (Arboleda, 2004). Entonces, tanto el trabajo puede
afectar la salud, pero la condición del sujeto también interfiere en sus posibilidades
de desempeñarse efectivamente en una actividad laboral, dando cuenta de una
vinculo fundamental entre salud y trabajo. Un vínculo que hace palpable que el
trabajo, lo laboral es un determinante social significativo para la salud individual y
colectiva, una demostración que las circunstancias físicas, sociales, económicas,
políticas, culturales en las que se desenvuelve una persona en el marco de sus
dinámicas laborales, se relacionan con sus posibilidades de tener una existencia
saludable. Bien lo plantea la Organización Mundial de la Salud al señalar:

“Cada ciudadano tiene derecho al trabajo saludable y seguro, y a un


ambiente laboral que le permita vivir social y económicamente una vida
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productiva” (Organización Mundial de la Salud, Global Strategy on
Occupational Health for All, 1995).

En este contexto, aparecen los daños atribuibles a la salud que tienen origen en
las actividades laborales como una preocupación que sobrepasa el ámbito
individual, convirtiéndose en problemáticas sociales que implican la acción efectiva
de actores estatales y sociales. Riesgos laborales, enfermedades laborales y
accidentes de trabajo que afectan la salud y ponen en riesgo la vida del trabajador
y comprometen la calidad de vida de sus familias (Parra, 2003).

1.4. LOS RIESGOS LABORALES

Riesgos que surgen durante el despliegue de las actividades productivas,


preocupación que alcanzó visibilidad en el marco de la Revolución Industrial, lo
que llevó a la formulación de una serie de medidas legales destinadas a reparar a
aquellos que sufrieras accidentes laborales, compensaciones que se generaban
después de que se hubiera configurado el evento y que buscaban prestar la
asistencia médica necesaria y resarcir desde lo económico los daños a la salud
ocurridos por el incidente. En esta medida, la garantía de estas prestaciones no se
correspondían con un asunto sanitario, sino con una situación jurídica en la que el
obrero debía demostrar la culpa del empleador en la configuración del accidente.
Posteriormente, no importaría la culpa de alguno de los componentes de la
relación contractual, sino que se razona que el patrono, al ser el regente de la
actividad productiva en su empresa, es quien asume los riesgos de la organización
comercial y debe responder a los accidentes de trabajo ocurridos dentro del
establecimiento. Con el tiempo, los considerandos de la atribución de la culpa así
como la respuesta asistencial y económica ante la materialización de riesgos
profesionales (originalmente así se conocen) dejan de ser un asunto de la esfera
privada, pasando a considerarse una cuestión de trascendencia para el Estado,
siendo una de las protecciones que otorgarían los sistemas de seguridad social
para la salvaguardia de los ciudadanos (Sigerist, 1999).

No obstante, sería interesante atender al significado que se le ha otorgado al


término “riesgo” que desde la mirada epidemiológica se corresponde con la
probabilidad de ocurrencia de un evento, ante lo que se podría suponer que para
el caso de los trabajadores hace alusión a la probabilidad de que ese ser que
desempeña una actividad productiva vea afectada su salud y bienestar por las
condiciones perjudiciales del ambiente, de la tarea o por factores de tipo individual
como la genética o los estilos de vida. Pero, como es posible evidenciar, el
incidente como tal no ha ocurrido, tiene probabilidades de suceder más no se ha
configurado. Precisamente se destaca este rasgo pues históricamente en la
legislación colombiana se ha meditado los riesgos profesionales como el evento
en sí, el incidente ocurrido, visión que demuestra el Decreto 1295 de 1994
(Ministro de Gobierno de la República de Colombia, 1994) al señalar que “se
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entiende por riesgos profesionales “el accidente que se produce como
consecuencia directa del trabajo o labor desempeñada, y la enfermedad que haya
sido catalogada como profesional por el Gobierno nacional”. Esta noción
supuestamente se modifica al incorporar en la normativa nacional la alusión
riesgos laborales que maneja la ley 1562, aunque no existe una claridad
conceptual con relación a lo que se concibe por esta expresión, insinuándose que
se trata de una noción más amplia que le apuesta a la inclusión en el sistema de
seguridad social de aquellos que han sido excluidos de las protecciones en salud y
seguridad en el trabajo, el caso especial de los informales. Bueno, al entenderse
en los estatutos colombianos los riesgos como la materialización de los eventos,
en las presentes líneas se toman textualmente las definiciones que contempla la
ley 1562 (Congreso de Colombia, 2012).

Accidente de trabajo. Es accidente de trabajo todo suceso repentino que


sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo, y que produzca en el
trabajador una lesión orgánica, una perturbación funcional o psiquiátrica,
una invalidez o la muerte. Es también accidente de trabajo aquel que se
produce durante la ejecución de órdenes del empleador, o contratante
durante la ejecución de una labor bajo su autoridad, aún fuera del lugar y
horas de trabajo. Igualmente se considera accidente de trabajo el que se
produzca durante el traslado de los trabajadores o contratistas desde su
residencia a los lugares de trabajo o viceversa, cuando el transporte lo
suministre el empleador.

También se considerará como accidente de trabajo el ocurrido durante el


ejercicio de la función sindical aunque el trabajador se encuentre en
permiso sindical siempre que el accidente se produzca en cumplimiento de
dicha función. De igual forma se considera accidente de trabajo el que se
produzca por la ejecución de actividades recreativas, deportivas o
culturales, cuando se actúe por cuenta o en representación del empleador o
de la empresa usuaria cuando se trate de trabajadores de empresas de
servicios temporales que se encuentren en misión (Artículo 3).

Enfermedad Laboral. Es enfermedad laboral la contraída como resultado


de la exposición a factores de riesgo inherentes a la actividad laboral o del
medio en el que el trabajador se ha visto obligado a trabajar. El Gobierno
Nacional, determinará, en forma periódica, las enfermedades que se
consideran como laborales y en los casos en que una enfermedad no figure
en la tabla de enfermedades laborales, pero se demuestre la relación de
causalidad con los factores de riesgo ocupacionales será reconocida como
enfermedad laboral, conforme lo establecido en las normas legales vigentes
(Artículo 4).
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1.5. LA SALUD OCUPACIONAL- CONCEPTO POLISÉMICO:
ALCANCES Y LIMITACIONES.

Hasta este punto se ha hecho mención de la reparación y la compensación como


estrategias para hacer frente a los riesgos laborales, situación que inspiró la
normativa y las respuestas sociales del siglo XIX fundamentadas en las premisas
del derecho social. No obstante, se percibe que estas situaciones infortunadas, los
accidentes de trabajo y enfermedades laborales, presentan el potencial de
prevenirse, no necesariamente tienen que ocurrir, conciencia frente a la que
buscan responder disciplinas como la higiene pública y la higiene industrial. Con el
siglo XX asoma la salud ocupacional, la cual fue definida por el Comité Mixto
conformado por la Organización Internacional del Trabajo y de la Organización
Mundial de la Salud como una disciplina que (Tomada de Aguilera, Acosta,
Rodríguez, Madrigal, & Pozos, 2008) :

Se enfoca en la promoción y mantenimiento del más alto grado de


bienestar físico, mental y social de los trabajadores en todas las
ocupaciones; la prevención de daños a la salud causados por sus
condiciones de trabajo; la ubicación y mantenimiento de trabajadores
en un ambiente de trabajo adaptado a sus capacidades fisiológicas y
psicológicas; y, para resumir, la adaptación del trabajo al hombre, y de
cada hombre a su tarea.

Aun con las buenas intenciones de esta disciplina se podría hablar de dos
tendencias, dos formas en las que se ha forjado la salud ocupacional con
implicaciones evidentes en la práctica profesional, pero también en la política
pública y la normativa formulada al respecto. Entonces, se podría hablar de una
visión ligada al ámbito empresarial, un campo de conocimiento construido en el
marco del esquema de identificación, reconocimiento, control y vigilancia de los
factores de diferente índole que afectan al trabajador en su ámbito laboral
(factores proximales) para que no le ocurran accidentes de trabajo y
enfermedades laborales, un saber que ha buscado la adecuación de puestos de
trabajo seguros y saludables y que ha respondido de manera especial a aquellos
que se desempeñan en el marco de una relación contractual y que pertenecen al
contingente de trabajadores formales (Guillén, 2006), (Gómez, 2004), (Sanz-
Gallén, 1995).
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Puede hablarse de otra perspectiva más amplia en la que la Salud Ocupacional


trasciende las paredes empresariales, se erige en requisito de gran significado
para posibilitar el progreso socioeconómico, se le otorga el rótulo de pilar del
desarrollo sostenible y estrategia de lucha contra la pobreza (OMS, 1995) (12). La
Salud Ocupacional como una rama de la salud pública (Comunidad Andina,
2005), que se posiciona desde la salud, desde la promoción del más alto grado de
bienestar físico, mental y social de los trabajadores en todos los trabajos
cualquiera que sea su modalidad (no necesariamente en una organización
empresarial), que no se concentra exclusivamente en el riesgo y en la enfermedad
sino que busca que esa persona pueda estar saludable tanto en los escenarios
laborales, pero también en los espacios de su cotidianidad, un empleo adecuado a
sus aptitudes fisiológicas y psicológicas (Conferencia Internacional del Trabajo,
2003). Y es que la salud pública implica la adopción de una perspectiva
poblacional (Frenk, 1992), una situación de interés colectivo, en la que debe
exigirse la total voluntad y compromiso estatal y de la comunidad en general en la
resolución de una coyuntura que no es privada, ni restringida a la relación laboral,
un objetivo social que se orienta a que la persona no se enferme, ni en el trabajo,
ni en su casa, cuando existen medidas para prevenir esas situaciones, lo que
involucra que se deba prestar atención a los lugares en los que se desenvuelve
ese ser humano que no es sólo trabajador. Contemplar los determinantes distales
que contextualizan las actividades laborales humanas es una necesidad, no sólo
para prevenir los ATEP, para comprender las causas, encontrar las explicaciones
del por qué la gente enferma y muere en una dinámica esencial para la gente
como lo es el trabajo. Por eso, “la salud de los trabajadores va más allá de los
escenarios empresariales formales”.

2. SITUACION DEL TRABAJADOR EN COLOMBIA


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2.1. SITUACIÓN DEL TRABAJADOR COLOMBIANO. CONTEXTO
SOCIAL, POLÍTICO Y ECONÓMICO.

Una sociedad contemporánea que transita en la senda de la globalización,


apertura que es económica, política, social, cultural e ideológica, romper fronteras
y conformar una aldea global en la que todos estén conectados en tiempo real se
torna en el proyecto del mundo. En los últimos 50 años se denotan cambios
demográficos significativos, nuevas tecnologías de comunicación e información,
un mercado extensivo a todos los espacios del mundo con expectativas crecientes
de los consumidores con el impulso de políticas públicas en las que se ha dado la
privatización de derechos sociales fundamentales. En el campo de la salud la
incursión de nuevas tecnologías sanitarias, salud informatizada, el incremento de
los costes de provisión de los servicios de salud y para los servicios sociales, y la
necesidad de que el sistema de salud se ajuste de cuidados agudos a cuidados
crónicos.

En el sector trabajo una andanada de transformaciones significativas en las


políticas de empleo que conllevan nuevas formas y modalidades de organización
laboral (trabajo a tiempo parcial, trabajo temporal, teletrabajo), la extensión de las
trasnacionales, el uso de tecnología que en muchos casos reemplazan la mano de
obra de la población trabajadora, la disminución del tamaño de las plantillas de
grandes industrias con el incremento de las micro y medianas empresas, la
importancia significativa que va alcanzando el sector de servicios (Red Europea
para la promoción de la salud en el lugar de trabajo, 1996). ¿Las consecuencias? El
envejecimiento de la población laboral, la restricción a la acción sindical, despidos
masivos, el crecimiento del sector informal y la consecuente participación de estas
personas en empleos de baja calidad, en los que no existe ninguna protección en
cuanto a la seguridad social. Con relación a la situación particular de seguridad y
salud en el trabajo, varios autores han señalado que se ha suscitado un deterioro
significativo en la salud de la población trabajadora, configurando un perfil
patológico que se caracteriza por la presencia de un grado importante de estrés
laboral, la acentuación de los problemas osteomusculares, la exposición a agentes
y prácticas dañinas así como el deterioro ambiental (Consejo Consultivo Laboral
Andino - CCLA / Programa Laboral de Desarrollo – PLADES, 2003), (Conferencia
Internacional del Trabajo, 2005).

Algunas Cifras Internacionales

• 160 millones de casos de enfermedades laborales cada año y 1,1 millones


de accidentes mortales en el mismo período (Aguilera M, Acosta M,
Rodríguez R, Madrigal M, Pozos B, 2008).
• En América Latina, cada minuto se presentan 36 accidentes de trabajo
y mueren cerca de 300 trabajadores por día (OPS, 2000).
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• Las causas de muerte relacionadas con la dinámica laboral se
encuentran por encima de los accidentes de tránsito, las guerras y la
violencia.
• En algunos países los incidentes ocupacionales pueden equivaler al
11 % del producto interno bruto (OPS, 2000).

Panorama Nacional (Torres y Luna, 2008).

• Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE)


para el 2003 la población total del país se estimó en un poco más de
43 millones de personas, de los cuales el 76% se encontraba en edad
de trabajar (32.7 millones de personas).
• Se estima una informalidad del 62%, lo que representa la imposibilidad
estructural de acceder al sistema.
• Afiliación al Sistema General de Riesgos Laborales: la cobertura al
régimen de riesgos laborales se ha incrementado de manera ligera, sin
embargo se mantiene por debajo del 30% de la Población
Económicamente Activa.
• Perfil de daños a la salud y garantía de las prestaciones
asistenciales y económicas frente a la accidentalidad y
enfermedad profesional: la tasa de accidentalidad laboral se
encontraba en 7% en el año 2011, con 310.000 accidentes durante
dicho año, según cifras de Fasecolda (El Tiempo, 2011), aunque estas
estadísticas se remiten esencialmente a aquellos que se encontraban
vinculados al Sistema de Riesgos Profesionales. Esta tasa medida
para el período 1985-1995 venía presentando una tendencia sostenida
a la disminución, mientras que en el lapso del Sistema instituido por la
ley 100/1993 se ha originado un incremento de los accidentes, los
cuales pasaron de 136.767 en 1994 a 263.316 en el 2005, con un pico
de 279.275 en el año 2003. Esta información da cuenta de los
accidentes que tuvieron consecuencias más graves, pues sigue siendo
común el sub registro de pequeños incidentes que no pasaron a
mayores, pero que igual engendran riesgo para el bienestar laboral.
• Es necesario enfatizar que durante los años 1996 a 2003 se presentó
un severo incremento de la mortalidad laboral, cuya frecuencia en el
2004 y 2005 se ubicó cercana a la presentada en 1995.
• En cuanto a la enfermedad profesional, se sigue presentando un
importante sub diagnóstico y sub registro en el país.
• Cuatro de las cinco patologías más frecuentes en mujeres afectan
miembro superior, lo que significa que la morbilidad laboral en mujeres
está siendo ocasionada por sobrecarga física de trabajo. En hombres,
las patologías más importantes son los desórdenes músculo-
esqueléticos, que afectan columna vertebral y miembro superior.
Guía de autores
2.2. EL DERECHO A LA SALUD EN EL TRABAJO EN COLOMBIA EN
EL MARCO DEL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS PROFESIONALES.

Pero, ¿cuál es el balance que uno podría ser del Sistema General de Riesgos
Profesionales y las perspectivas ante este Sistema General de Riesgos
Laborales? Lo primero señalar que si bien en el transcurso de los últimos 20 años
se han concebido directrices legales y se ha reconocido la importancia de
incorporar a los independientes a la salvaguardia del sistema, el brazo protector
ha estado principalmente sobre los asalariados y vinculados a la economía formal
quienes se asumían como afiliados obligatorios al régimen. Esto implica que aun
cuando desde el discurso de la Seguridad Social se hablaba de una garantía
dirigida a todos los ciudadanas ante lo que se rescataban principios como la
universalidad y la integridad, lo formal sigue siendo el objeto de protección en
correspondencia con la tradición legal que toma como orientación los
considerandos del derecho laboral, dejando por fuera de estas protecciones a los
sectores que se hallan por fuera de la lógica asalariada.

Y esta aseveración toma cuerpo cuando se observa que el eje central para la
adscripción exitosa de los trabajadores dependientes ha sido el empleador, figura
que afilia al individuo bajo su custodia a una Administradora de Riesgos Laborales
(ARL) y paga la totalidad de la cotización, un patrono que para el caso de los
independientes es él mismo, trabajador y empleador en una sola persona. Para
Carrillo (2004) la protección que el Sistema Integral de Seguridad Social propuso
brindar a los trabajadores independientes es una forma estilizada de presentar
como novedosa la institucionalización de un simple seguro propio del derecho
comercial. Se dejó al libre albedrio la afiliación de los independientes sin una
estrategia clara de cómo se haría esta adscripción, un intento por trasladar la
responsabilidad estatal de proteger este contingente laboral para culpabilizar al
trabajador por su falta de previsión al no afiliarse al régimen.

Con relación a la protección estipulada por el sistema de riesgos de nuestro país,


algunos expertos aluden que se ha concentrado esencialmente sobre los riesgos
laborales y la respuesta asistencial y económica frente a estas contingencias, aun
en detrimento de acciones para la promoción de la salud y la prevención de
accidentes y enfermedades ocasionadas por el trabajo. Vale la pena advertir que
las contingencias amparadas bajo la salvaguardia del sistema son los accidentes
de trabajo y las enfermedades determinadas por el Gobierno como laborales,
notando muchas de estas nociones no se han modificado de modo trascendental
desde las primeras reglamentaciones en riesgos profesionales construidas en
nuestro país. Por ejemplo, se sigue pensando en el accidente de trabajo como un
acontecimiento repentino que se configura con causa o con ocasión de la actividad
laboral en la cual se desempeña el individuo. Varios han asociado esta expresión
Guía de autores
de “con causa o con ocasión del trabajo” con la noción del “trabajando”,
interpretado en la perspectiva de aquellos que siguen las directrices y órdenes
impartidas por un empleador en una relación contractual que involucra
subordinación (Carrillo, 2004). En este entendimiento los independientes se ven
marginados de tal acepción siendo que en ellos muchas veces la figura de
empleador y víctima se funden en una única persona y el rango de tareas que
hacen parte de lo laboral, se extienden más allá de los escenarios y tiempos que
se conciertan para un trabajador dependiente, erigiéndose como un asunto
complicado el diferenciar entre lo que hace parte del campo de lo cotidiano y lo
que pertenece al campo de lo profesional.

Las barreras que han encontrado los independientes no son las únicas dificultades
que exhibe el sistema y es, incluso en el marco del sistema “el modelo de salud
ocupacional adoptado en el país, los diferentes programas, sistemas de gestión y
servicios de salud y seguridad en el trabajo, no se adecuan a la realidad y a las
posibilidades de las pequeñas y micro empresas que configuran cerca del 95% de
las unidades productivas afiliadas” (Torres y Luna, 2008).

Empero, como aspectos positivos se destaca que se retomó la construcción y se


ratificó la vigencia de la legislación en Salud Ocupacional que se había producido
en el país a lo largo de los últimos 20 años. De este modo, se rescataron hitos
primordiales que dan cuenta del mejoramiento progresivo de las condiciones en
las cuales se desenvuelven los trabajadores colombianos. No obstante, a muchas
otras normativas se les hizo caso omiso, lo sucedido con la ley 9 de 1979 que
defendía una salud ocupacional difundida a lo largo de todos los ámbitos laborales
y que cobijara a las modalidades laborales que se salen de la lógica dependiente.
Por tales motivos, se plantea que muchos de los cambios no han sido los
fundamentales ni los necesarios en el marco de una propuesta de seguridad social
y, tampoco, en cuestión de riesgos laborales.

3. DESDE SALUD PÚBLICA. LA PERSPECTIVA POBLACIONAL.

1.1. ENTORNO LABORAL SALUDABLE.

El cuidado personal no es suficiente: para garantizar la salud y seguridad en el


trabajo debe ponerse especial acento en los entornos que contextualizan la
actividad productiva, pues el autocuidado no se muestra como una actitud posible
en entornos que sean fuente potencial de accidentes y lesiones (Betancur, 2001).
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud “un entorno de trabajo
saludable es aquel en el que los trabajadores y jefes colaboran en un proceso de
mejora continua para promover y proteger la salud, seguridad y bienestar de los
trabajadores y la sustentabilidad del ambiente de trabajo”. Se puede hablar de un
Guía de autores
entorno saludable cuando se atiende de modo efectivo a las circunstancias del
ambiente físico de trabajo, al generarse un ambiente psicosocial que promueva la
salud, la seguridad y el bienestar en características como la organización y cultura
del espacio laboral, así como cuando se cuenta con recursos de salud personales
y la comunidad busca mejorar la salud no sólo de los trabajadores sino de todos
los miembros del grupo social.

En el documento “Ambientes de Trabajo Saludables: un modelo para la acción”


(OMS, 2010) se incluye una definición de lo que es un entorno de trabajo
saludable como ese lugar en el que los trabajadores y los directivos implementan
un proceso de optimización permanente dirigido a la protección y promoción de la
salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores y la sostenibilidad de este
ambiente de trabajo. La institución y establecimiento de entornos de trabajo
saludables se logra a partir del mejoramiento progresivo del ambiente físico,
psicosocial, económico y organizacional en concordancia con directrices e
iniciativas de carácter global como las actividades de atención primaria ambiental,
los municipios saludables, la salud ocupacional para todos, etc. (Organización
Panamericana de la Salud, 1999).

El ambiente de trabajo cada vez es más un escenario de uso común para la


promoción de iniciativas de salud pública cuyo objeto es el de prevenir no sólo los
accidentes laborales y las enfermedades profesionales sino que también
funcionan para evaluar y mejorar la salud general de las personas (OMS, 2010).
En ese nivel, el entorno laboral provee oportunidades para implementar
intervenciones tales como:

 Tratamientos de tuberculosis,
 inmunizaciones contra ciertas enfermedades infecciosas,
 control del tabaco,
 promoción de una dieta saludable, de la actividad física y del bienestar
mental,
 prevención y control del VIH-SIDA, la malaria y otros asuntos de interés
(Dimov y Kortum, 2007).

1.2. LA ATENCIÓN PRIMARIA EN SALUD.

“Salud para Todos en el año 2000” fue la premisa defendida en 1978 por la
Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud (Alma Ata, Unión
Soviética-1978), la reivindicación del derecho a la salud ante las desigualdades
sociales y en los niveles de salud que se manifestaban entre diferentes pueblos,
pues los avances y progresos en el conocimiento y la técnica de las ciencias de la
salud no llegaban a todos por igual, nada más los que contaban con medios
socioeconómicos tenían esta garantía de servicios sanitarios (Lemus, 2003),
Guía de autores
(Trujillo, Bernal, & Lema Vélez, 2012). ¿La solución ante esta preocupación
social? La ATENCIÓN PRIMARIA DE SALUD (APS) definida en Alma Ata como la
asistencia sanitaria esencial accesible a todos los individuos y familias de la
comunidad a través de medios aceptables para ellos, con su plena participación y
a un costo asequible para el grupo social y el país. Una acepción que invitaba a
dejar de lado los paquidérmicos sistemas sanitarios basados en la curación y
rehabilitación de enfermedades y discapacidades, llamando a una acción más
cercana a las comunidades, que las personas y las familias se coloquen en el
centro de la acción sanitaria y sean el eje del sistema de salud del país.

Una APS que se fundamenta en varias premisas esenciales entre las que se
rescataría que se cimienta en las necesidades de la población, meditando que no
se trata únicamente en la concentración sobre las necesidades básicas en salud
pero también en sus condiciones de vida en aspectos como saneamiento,
vivienda, alimentación, trabajo, entre otros, es decir, los escenarios en los que la
gente vive y trabaja. Asimismo, pone en cuestionamiento el concepto de que la
salud es únicamente ausencia de enfermedad y se trata de ubicar en un estado
positivo de bienestar, alejando la idea de que la salud es responsabilidad exclusiva
de los profesionales de la salud y enfatiza la importancia del contexto social y
ambiental. Un contexto social y ambiental que llamaba al empoderamiento de la
gente, se proponía cambiar la direccionalidad hegemónica del sistema sanitario y
hacer a las personas partícipes de sus procesos de promoción de la salud,
prevención y curación de las enfermedades, entendiendo que este carácter activo
debería primar no solo para satisfacer sus necesidades de salud, sino para
motivar cambios en sus condiciones de vida. No obstante, esto no era excusa para
desvirtuar la acción estatal, pues se asumía que el compromiso internacional de
Salud para Todos debía ser liderado por los Gobiernos para alcanzar las metas
trazadas en la Conferencia.

Incluso con este carácter filosófico amplio de la APS para muchos la definición y la
forma de ponerla en práctica involucraban problemas significativos, situación que
conllevó a que muchos de los planteamientos primordiales fueran interpretados de
maneras diferentes por los diferentes gobiernos y encargados de desplegar estas
iniciativas (Trujillo, Bernal, & Lema Vélez, 2012). En algunas partes se entendió
como una filosofía que defendía la salud como un derecho humano individual y
colectivo, en otras partes se le dio el carácter de puerta de entrada al sistema
sanitario como nivel de referencia para remitir a una atención más compleja, en
otras partes del mundo se le concibió como asistencia mínima esencial para
poblaciones vulnerables como esquema alterno en el que siguieron predominando
sistemas curativos de salud.

En esa variedad de interpretaciones y con la afirmación que era perentorio


aterrizar los postulados de Alma Ata pues se requeriría de un tránsito provisional
para alcanzar resultados palpables, coyuntura en la que aparece la APS selectiva
Guía de autores
como “intervenciones técnicas, costo-efectivas (Brown, Cueto, & Fee, 2006), con
gran repercusión poblacional y dirigidas a las causas prevalentes de enfermedad
[esquema GOBI] (Trujillo, Bernal, & Lema Vélez, 2012), (Organización Mundial de
la Salud, 2008)”. Definitivamente se nota la influencia de las agencias financieras
en esta formulación, predominan los criterios de la costo-efectividad en esta idea
selectiva de la APS que se ha tornado en una atención pobre para pobres. Esta
divergencia entre una APS integral formulada en Alma Ata y su versión más corta
(selectiva) todavía persiste, más ante el resurgimiento del debate por parte de la
Organización Mundial de la Salud que habla ahora de una Atención Primaria en
Salud y dándole el rótulo de que es “más necesaria que nunca”.

1.3. LA PROMOCIÓN DE LA SALUD EN EL TRABAJO

La Promoción de la Salud Ocupacional concibe el trabajo como potencializador y


facilitador de la salud con miras a mejorar la calidad de vida de las personas
trabajadoras. Esta noción de salud ocupacional se justifica en las consideraciones
de la Carta de Ottawa, subrayando que la salud se vive en los espacios de la
cotidianidad entre los cuales se hallan los centros de trabajo, enseñanza y ocio. La
perspectiva presentada nos posiciona en una visión que la promoción de la salud
actúa sobre los determinantes sociales, desde un concepto de salud positiva que
va en correspondencia con el bienestar general de la población (Solano, 2002).

Para la Organización Mundial y la Organización Panamericana de la Salud, la


promoción de la salud en el lugar de trabajo incluye la construcción de una serie
de políticas y actividades en los lugares de trabajo, diseñadas para ayudar a los
empleadores y trabajadores, en todos los niveles, a aumentar el control sobre su
salud y mejorarla, favoreciendo la productividad y competitividad de las empresas
y contribuyendo al desarrollo económico y social de los países.

Otra definición del concepto de promoción de la salud en el mundo del trabajo es


la que consigna Pico (2003), manifestando que se trata de un conjunto de
acciones que los trabajadores de una empresa, individual o colectivamente,
efectúan en forma integrada, con enfoque de equidad, solidaridad, justicia,
autonomía y de derechos humanos, para desarrollar procesos que actúen sobre
los factores determinantes de la salud en su lugar de trabajo, con la finalidad de
ejercer un mayor control sobre la salud y mejorarla, con el compromiso directivo,
de mandos medios y de los mismos empleados de la organización.

Una acepción que se percibe como más integral en cuanto contempla la


promoción de la salud más allá de las paredes empresariales y el trabajo formal es
que entrega la Red Europea de Promoción de la Salud (1986) concibiendo la
promoción de la salud en el trabajo como la unificación de los esfuerzos de los
trabajadores, los empresarios y la sociedad en su conjunto, para mejorar la salud y
el bienestar de las personas en el desempeño de sus actividades laborales.
Guía de autores
Sostienen que estas metas se pueden lograr mejorando la organización y las
condiciones de trabajo, promoviendo la participación activa de todos los actores
implicados y fomentando el desarrollo individual.

Lo que busca esta iniciativa de promoción de la salud en el trabajo es enfatizar los


aspectos positivos del trabajo y de la salud, estimulando el crecimiento y
fortalecimiento tanto individual como grupal de los trabajadores mediante el
mejoramiento del ambiente laboral, no sólo en sus características físicas, sino
psicosociales, económicas y organizacionales; este ideal va en concordancia con
otras iniciativas de promoción de la salud como las de atención primaria ambiental
y la de municipios saludables que consolide unos entornos saludables en
diferentes ámbitos (Pico, 2011). En esta última parte, se observa que la promoción
de la salud no puede ser concebida como aislada del resto de esferas sociales,
sino que va articulada con iniciativas en otros sectores lo que demuestra su
carácter multisectorial y multidisciplinario, entendiendo la salud como un fenómeno
con dimensiones múltiples y vivenciado en diferentes escenarios.

1.4. LOS DETERMINANTES SOCIALES DE LA SALUD.

Esta conceptualización se relaciona con la necesidad de identificar las causas, los


por qué se producen las enfermedades o eventos adversos que comprometen la
salud de individuos y poblaciones, así como dilucidar cuáles son esos elementos
que ayudarían a que la persona conserve y mejore esa situación de bienestar.
Con los descubrimientos derivados de la microbiología en el siglo XIX, se logró
reconocer organismos que se vinculaban causalmente con la presentación de
eventos de enfermedad, intención que motivó la producción de esquemas en las
ciencias naturales y las ciencias de la salud en los que se pretendió encontrar al
agente causal (bacteria, virus), que provocaba la reducción de la salud de un
huésped que lo albergaba y en el contexto de un medio ambiente que modulaba
dicha interacción (tríada epidemiológica). Empero, se comprende que los eventos
de salud por lo general no se relacionan con un único factor, existen una serie de
elementos que puedan aumentar o disminuir las probabilidades de sujetos
particulares y comunidades de presentar enfermedades o alteraciones en el
bienestar, toda una red de factores de riesgo que nos llevó a pensar en una red
multi-causal y que mientras más efectivos seamos en cuanto al control y
eliminación de estas amenazas, más cercanos estaremos de cumplir con la
prevención de situaciones adversas.

Esta explicación rescata el carácter “natural” y “biológico” de la enfermedad, pero


no acentúa el hecho que la vida, la muerte y la salud son también realidades
sociales, que este ambiente en el que se desenvuelve el ser humano para
satisfacer sus necesidades de supervivencia y bienestar tiene unas características
y particularidades sociales, económicas, políticas, etcétera, que influencian los
niveles de salud de la gente. Entonces, la salud y la enfermedad son expresiones
Guía de autores
diferentes de la interrelación entre el individuo y los grupos, con el ambiente
natural y social en el que vive y se desarrolla y la adaptación dinámica del humano
al medio natural y socioeconómico-cultural, está considerada por múltiples
factores que influyen sobre esta salud, lo que llamamos determinantes de salud.
Los determinantes sociales pueden ser definidos como las “condiciones sociales
en que las personas viven y trabajan, que impactan sobre la salud” o “las
características sociales en que la vida se desarrolla”, entendiendo que existen
circunstancias que impactan el nivel individual (persona), particular (grupo
poblacional-comunidad) y general (sociedad) que caracterizan los estilos, las
condiciones y modos de vida de las poblaciones. Estas características sociales se
traducen en consecuencias para la salud y son capaces de configurar perfiles de
protección y deterioro, establecer las formas de enfermar y morir de las
poblaciones en que se encuentran presentes. Lo que queda claro según esta
reflexión es que la atención de salud no es la principal fuerza que determina la
salud de las personas, sino que existen otros determinante, siendo más
importantes los factores que permiten a las personas mejorar o mantener su salud
que los servicios a los cuales acceden cuando se enferman.

Uno de los primeros y más influyentes esquemas en los que se comenzó a


trabajar desde una visión de determinantes fue el modelo de Lalonde en 1974, que
identificó como elementos claves a los estilos de vida, el ambiente, la biología
humana y los servicios de salud, en un enfoque que planteaba explícitamente
que la salud es más que un sistema de atención. Este mismo autor destacó la
discordancia entre esta situación y la distribución de recursos y los esfuerzos
sociales asignados a los diferentes determinantes.
Guía de autores
Las interacciones entre los factores identificados por Lalonde y otros, en particular
las condiciones sociales, son ampliadas en un modelo planteado por Dahlgren y
Whitehead como se presenta en el diagrama.

Para la explicación del anterior esquema al centro se hallaría el individuo y los


factores constitucionales que afectan a su salud pero que no son susceptibles de
modificarse. A su alrededor se encuentran las capas que se refieren a
determinantes que revisten el potencial de transformarse, comenzando por los
estilos de vida individuales, objeto de los esfuerzos de promoción en salud. Pero
los individuos y sus conductas son influenciados por su comunidad y las redes
sociales, las que pueden sostener o no a la salud de los individuos; hecho que si
se ignora dificulta la adopción de conductas saludables. Los determinantes
considerados más amplios o profundos, en cuanto a su influencia, tienen que ver
con las condiciones de vida y trabajo, alimentos y acceso a servicios básicos,
además de las condiciones socioeconómicas, culturales y ambientales,
representadas en la capa más externa.

Esta noción de los determinantes sociales va ganando terreno en el marco del


conocimiento y la práctica del campo salubrista, pues se asume como una
propuesta que permite visibilizar las eventuales causas que pueden explicar las
desigualdades sociales en salud entre los diferentes pueblos del mundo, apuesta
que retoma la Organización Mundial de la Salud al generar la Comisión de
Determinantes Sociales de la Salud a cargo de Michael Marmot. El producto de
esta Comisión se revela en el siguiente diagrama:
Guía de autores

Establecía la Comisión:

La mala salud de los pobres, el gradiente social de salud dentro de los


países y las grandes desigualdades sanitarias entre los países están
provocadas por una distribución desigual, a nivel mundial y nacional, del
poder, los ingresos, los bienes y los servicios, y por las consiguientes
injusticias que afectan a las condiciones de vida de la población de forma
inmediata y visible (acceso a atención sanitaria, escolarización, educación,
condiciones de trabajo y tiempo libre, vivienda, comunidades, pueblos o
ciudades) y a la posibilidad de tener una vida próspera. Esa distribución
desigual de experiencias perjudiciales para la salud no es, en ningún caso,
un fenómeno «natural»... Los determinantes estructurales y las condiciones
de vida en su conjunto constituyen los determinantes sociales de la salud”.
(Comisión OMS sobre Determinantes Sociales de la Salud, 2008).

1.5. VIGILANCIA EN SALUD PÚBLICA.

En primer lugar, sería conveniente retomar los objetivos de la epidemiología como


disciplina que se encarga de describir el nivel de salud poblacional, explicar la
causalidad de las enfermedades y epidemias que afectan los colectivos, predecir
la ocurrencia y distribución de eventos adversos en salud en términos de controlar
la aparición de tales problemáticas en la salud de las personas. Esta herramienta
Guía de autores
epidemiológica es uno de los aportes principales que le permiten al tomador de
decisiones crear directrices para proteger la salud de individuos y grupos, razón
por la que para la salud pública es una cuestión esencial la recolección y análisis
de datos e información lo más fidedigna posible que le permitan el control de
ciertos eventos y/o enfermedades que pueden poner en jaque el bienestar
general. Enfermedades transmitidas por vectores, infecciosas, inmunoprevenibles,
tuberculosis, meningitis, bacterianas, fiebre reumática, lepra, enfermedades de
transmisión sexual, HIV/SIDA, cólera, rabia, Hepatitis B, C y delta son algunos de
los sucesos que mayor impacto ostentan desde la perspectiva de salud pública en
cuanto estos problemas tienen el potencial de tornarse en epidémicos lo que lleva
a considerar que se afectan las condiciones de salud y de vida de comunidades
enteras.

Ante tal panorama aparece la vigilancia en salud pública como “el mecanismo que
utilizan los organismos de salud pública para controlar la salud de sus
comunidades. Su finalidad es proporcionar una base a partir de la cual los
organismos pueden adecuadamente establecer prioridades, planificar los
programas y tomar medidas para promover y proteger la salud de los ciudadanos”
(CDC, n.d). Esto conlleva a que las acciones en vigilancia sean orientadas a la
identificación, seguimiento y control de los factores de riesgo biológicos, del
comportamiento y del ambiente; así como la observación y análisis de los eventos
en salud que ellos ocasionan (Ministerio de Salud, Resolución 4288 de 1996).

Y como los factores queden alterar la salud son muchos, haciendo conciencia de
la visión de determinantes sociales revisada, se va ampliando el rango de eventos
y situaciones a los que se les efectúa vigilancia por lo que en la actualidad se
dirige la mirada sobre condiciones como la calidad sanitaria del agua para
consumo humano, procesos de producción, transporte y expendio de alimentos
para consumo humano, los establecimientos públicos que impliquen alto riesgo
sanitario, entre otros (Ministerio de Salud, Resolución 4288 de 1996). Esta
reflexión involucra que existan unos fines o usos de la vigilancia en salud los que
se listan a continuación:

 Aprender el patrón de aparición de enfermedades y el potencial de dicho


evento en una población.
 Aprender más sobre la historia natural, espectro clínico, y la epidemiología
de una enfermedad.
 Hacer eficaz la investigación, el control y la prevención de eventos de
interés en salud.

Empero, la vigilancia no se queda únicamente en la articulación sistemática de


recogida, análisis, interpretación, y difusión de los datos de salud (Thacker SB,
Choi K, Brachman PS, 1983), sino que tiene que verse reflejado en la acción, en la
Guía de autores
política pública, tiene que ser fundamento para la toma de decisiones racionales y
también se convierte en línea de base para evaluar el impacto de las medidas
adoptadas en cuanto a prevención y control. Pero, ¿cómo sería un eventual flujo
de información en sistema de vigilancia? Bueno, remitámonos al siguiente gráfico
que nos propone el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades
(CDC, n.d).

Este esquema de vigilancia invita a contemplar cuáles deberían ser los atributos
que debería tener un sistema para que funcione efectivamente entre los que se
hallan que tenga simplicidad en relación con la facilidad de operación, que pueda
ser flexible para dar cabida a cambios en las condiciones de actividad o las
necesidades de información, que sea aceptado por individuos y organizaciones
para que se promueva la real participación de estos actores, que la estructurar sea
sensible a los casos que pretende divisar y tenga un valor predictivo positivo, un
sistema caracterizado por la puntualidad y la precisión en los datos reflejados y
que posea recursos (financieros, humanos, técnico) para maniobrar de un modo
adecuado (CDC, n.d).

¿Qué relación presentan estas definiciones de vigilancia con la situación de los


riesgos laborales y la salud en el trabajo? Lo primero entender que uno de los
eventos que ha tomado relieve como problemática sentida por las naciones del
mundo son los accidentes de trabajo y enfermedades laborales, hasta el punto de
suponerse como una verdadera epidemia en el marco de la sociedad
contemporánea. Igualmente, el hecho de reconocer factores de riesgo biológico,
agentes físicos, químicos, mecánicos, locativos a los que es susceptible
realizársele seguimiento en cuanto se puedan controlar y no amenacen la salud y
bienestar de los trabajadores, por tanto la vigilancia se erige en tema fundamental
para la prevención de contingencias relacionadas con el trabajo. Además, muchos
de los procesos y técnicas que se manejan a nivel laboral no sólo restringen su
Guía de autores
rango de acción sobre aquellos que se ven directamente implicados en la
dinámica laboral, sino que revisten peligro para la población general, conciencia
que despierta la vigilancia acerca del imperativo de tomar medidas para que estos
riesgos no comprometan la salud pública. Entonces, en un lugar de trabajo, la
vigilancia puede llevar a acciones en la instalación, incluyendo la identificación de
los demás en situación de riesgo y la eliminación de riesgos laborales, pero
también buscando que tales amenazas no lleguen a la población general.

6. Glosario

SALUD: “No sólo como la ausencia de afecciones sino que la ubican como estado
de completo bienestar, físico, mental y social de individuos y colectividades”
(OMS, 2006 [1946])

UN INDICADOR DE SALUD es “una noción de la vigilancia en salud pública que


define una medida de la salud (i.e., la ocurrencia de una enfermedad o de otro
evento relacionado con la salud) o de un factor asociado con la salud (i.e., el
estado de salud u otro factor de riesgo) en una población especificada.”2

SALUD PUBLICA: Es el “conjunto de políticas que buscan garantizar de una


manera integrada, la salud de la población por medio de acciones de salubridad
dirigidas tanto de manera individual como colectiva, ya que sus resultados se
constituyen en indicadores de las condiciones de vida, bienestar y desarrollo del
país. Dichas acciones se realizarán bajo la rectoría del Estado y deberán
promover la participación responsable de todos los sectores de la comunidad”3.

PROMOCION DE LA SALUD: La promoción de la salud es definida por la


Organización Mundial de la Salud (OMS) como “el proceso que permite a las
personas incrementar el control sobre su salud”4

ENTORNO DE TRABAJO SALUDABLE “Lugar en el que los trabajadores y los


directivos implementan un proceso de optimización permanente dirigido a la
protección y promoción de la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores

2
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD, ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA
SALUD. Tomado del Boletín Epidemiológico, Vol. 22 No. 4, Diciembre 2001 —
http://www.paho.org/col/index.php?option=com_content&view=article&id=1882&Item
id=135
3
DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACION.
https://www.dnp.gov.co/Programas/DesarrolloSocial/Subdirecci%C3%B3ndeSalud/Sal
udp%C3%BAblica.aspx
4
ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD, Promoción de la salud. Disponible en
http://www.paho.org/hpd/index.php?option=com_catalog&view=article&id=4%3Awhat
ishealthpromotion&catid=8%3Arecources&lang=es
Guía de autores
y la sostenibilidad de este ambiente de trabajo (Organización Panamericana de la
Salud, 1999).

DETERMINANTES SOCIALES´: “Modelo que reconoce el concepto de que el


riesgo epidemiológico está determinado tanto individual, histórica, como
socialmente”5

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8. Sugerencias didácticas:

 Actividades propuestas:

1. Ejemplifique con casos o situaciones qué entiende cuando se hace alusión


a la premisa que “el trabajo es un determinante social de la salud”.
2. Explique las dos formas de concebir la salud laboral que se han presentado
en la normativa colombiana en seguridad y salud en el trabajo así como la
tensión que han sostenido históricamente estas dos tradiciones
conceptuales.
3. Determine directrices o premisas en las que se fundamentaría una eventual
política pública para la salud de los trabajadores basada en la Atención
Primaria en Salud.
4. Tiene encargada la caracterización de las condiciones de salud y trabajo de
trabajadores independientes de la comunidad en la que vive, construya un
eventual instrumento (entrevista, encuesta, lista de chequeo, etcétera) con
el cual pueda llevar a cabo esta aproximación.
5. Realice la aplicación del instrumento construido para la caracterización de
la salud en un trabajador independiente de la comunidad ¿Qué resultados
se obtuvieron de esta experiencia? ¿qué puede concluir de este ejercicio de
aplicación?

 Material de apoyo y complementario:


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