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* Alianza Universidad Giovanni Sartori

Partidos y sistemas
de partidos
Marco pata, un análisis
Segunda edicióa arnpliada

Ve¡sión española de
Fernaado Santos Fontenla

lthanza
Editorial
INDICE
TÍtulo original:
- Volume I
Parties an l Party System - A Fr¿meuork for Anal¡sis

1980.
Primera edición en <<Aliánza Universidad":
il;rrid";ñ" en «Alianz¿ Uoiversida-tled>: 1992
"*ptir,l" ;;g;o't'Ji"ian en universidad": 1ee7
;:;ilt ;e;;Hó,ru; "Alia¡za

Introducción a la segunda edición española 9

Abrer.iaturas .... . ia

I. El uot¡vo: ¿poR QUÉ HAy pARTlDos?


Pa¡te
1. Ei partido corno parte 1,7

2. El panido como un todo . 59


de e§tá obra está protegido por laley' que
Reservados todos los Ce¡echos. EI contenido
las conespondi.s¡res indernnizacioll
3. El marco preliminat ..-i-..... 78
;"bü;;; fi*'l"q
de prision
'¿"-'at.de plagiaren' di$ribuveren o comum-
;;d;;J;p"r,riá*, ,Ál o p'á q"i"ots '"ptoduieren'
una obra^literaria, arústica o tientífica, o su
caren.públicamente, en larte tipo de sopone o
fija<l' en ctulguier
Ía¡.formación, irrr.tp'*?áo o t¡"-*a¿"*¿*ca
sin la precepuva autodzacron'
PaTte II. SISTEMAS DE PARTIDOS
comunicada a travá de cualquier medio'
5- El ctitedo Eumérico .,......... 7+9
6. Sistem¿s competitivos ..... 163
7. Sistemas no competitivos . 257
3 Leez' tes4''ee1
: Fi:m.ilmi3i,3rr, s- A.' rr{adri<r, re-89, l?-s7,teléf' \
A;i;j;E;.io deTena,r5;28a27lvtudrid;
Luca lei 88 88 8. Comunidades políticas fluidas y cuasi parridos 288
ISBN: 84-206-2267-2
Depósito legal IvI. 20'216-1997
lm»reso en Closas-Orcoyen, S' L' Polígono Igarsa
(Madrid)
10. Competencia espacial 374
Paiacu.llot deJarama :

Printed in SPain

7
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'I

Capítulo 1
EL PARTIDO COfuIO PARTE

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1.f. De Ia faccién al partido
i:1
il El término <<partído» empezó a utilizarse, sustituyendo gradual-
menre al Érmino derogatorio de «facción», al irse aceptando la'iCea
de que un parddo no es forzosamenle una facción, que no es foizo-
sá$ente un mal y que no perturba forzosamente el bonam coflrnarre
(el bien común). De hecho, Ia tansición de la facción al partido frre
lenta y tortuosa tanto en la esfera de las ideas como en la de los
hechos. Acababa de iniciarse la segunda mitad del siglo xvrrr cuando
Voltaire afirmó concisámente en Ia Encyclopédizt oEl tér*ilo pat-
tido no es, en sí mismo, odioso; el término facción sieropre lo es»r.
Con su polifacético genio para la síntesis, Voltaire epitomizó en esta
f¡ase un debate'iniciado por Bolingbroke en 173? y que a partir de
entonces continuó dutante un siglo, apróximadamente 1.
Que el térrnino de facción fuera odioso no era, desde la época
romana hasta el siglo xtx, cosa que hiciera falta demostrar. En toda
I El aitíorlo de Voltaire fQura kiio el epígrafe «Facción» (edición de Gine-
bra, 1778, de la E*cyclopádie, volumen XIII, pág. 765). Sin embargo, el ardculo
relativo ¡l «Partido» dice: «Un partrdo es una facción, un inteiés o una fuerta
fpaissance) que se considera opuesta a o§a», y uno de los eiemplos que se cita
es quc «Italia lleva desde hace siglos desgarrada ente los partidos de los güel{os
y los gibelinos." O sea, que da más la welta al círculo. También se pueden hallsr
estes citas en el Dktionnaire Pbilosopbiqze de Voltaire
2 Véase, en géneral, Sergio C-otta, «La Nascita dell' Idea di Partito nel Se-
colo xvul» in ,4¡ti Facoltá di Giarisprutienza Uniaersiti Perugia, LXI, Cedam,
18 Giovanni Sartori Partidos y sisternas de partidos
19

la tradición del pensamiento político occidental apenas si hay un autor eX. no ingresó en el discurso político di¡ectamenre a part)r
que no haya adoptado el mismo punto de visra. Por tanto, la parte ;1pli:l
del latin. 5u predecesor de larga data, con una connotación etimoló-
interesante de la frase es que Voitaire conceda que los partidos pue- glca muy parecid.a, es la palabra <<secta)>, térmi¡o
derivado del latín
dan ser diferentes, que el término pattido no tenga {orzosamente una t:,r_oru,,quf significa separar, corrar y, por tanto, dividir. -oÁo
asociación negativa. Sin embargo, difícilmente se puede dar a Voltai¡e
y, ,.
la palabra «secta», que se había esrablecido para expre_
el crédito de habe¡ sbstenido esta diferencia. Una vez escribió que uná :l:P-:.ll _oÍ
sar el srgniticado estricto de partire, la palabra .,parridor> ,. o..rüb.
facción es an parti séditieux d¿ns un état (un partido sedicioso den- a una utilización más- flexible y mai sur.rizudr. O ,.u,
t¡o de un Estado). Así, parece que el térrnino partido sería aplicable <(partido» expresaba básicamente Ia idea de p,arte, y
or. lr'oulrb.,
a las facciones que ilo son sediciosas. Pero Voltaire explicaba más y.por si misma. un.rérmino derogatorio;'.r *á imogen
il É;É;;" .r,
adelante, en cambio, que una facción es <<un partido sedicioso cuando :1 que la sociedad erudira de tiempos antiguos ]-hrbi.r. .n
analitica',
todavía es débil,'cuando no comparte fpartager) todo el Estado». ''s.€rerrcespañol, francés, alemán
italiano, o ingres- compiendía ,o i.*¡no-
Asi, <,la lacción de César se convirdó en breve en un partido domi- logÍa por conclucto del Iatín (y der griego). por ende, ra
derivación
nante que se tragó a la Repúbüca>>. Y esta distinción se ve aún nrás de,la palabra p"rtido deíde"par.tire, esro es, desde parti-
debilimda, por no decir anulada, por la observación de Voltaire de ltllolASica
:I.on, ng escapó. en absoluto a los autorei de los siglos xvrr v xvrrr.
que .<e1 jefe de un partido es siempre el jefe de una facción». )rn embargo, el término <(parte» había-perdido hacía mucho'tiempo
¿Se trata, pues, de una distinción sin diferenciación? No se¡ía su conrlotaciór¡ inicial. Inrerviene en el fiancés partaAer, que
sisnifica
justo hacer esta c¡ítica a Voltaire, pues éste se limita a reflejar las cgmpaltir., al iguai que en el inglés partaking'to pirúririti-
ambigüedades y las perplejídades de todo ei siglo xvlrr. Por tanto, lo ticipation)' .
i p*-
que procede es plantear la cuestión con respecto a todos ios autores Cupdo Ia,palabra <(parte>> se convierte en «partido>>, disponemos,
interesados: Bolingbroke, Hume, Burke ), los protagonistas de las pues, de u,, termino que está somerido a dos atracciones
semánricas
revoluciones f¡ancesa y estadounidense. Pero, en primer lugar, debe- p9. :,"" parte, la derivación de partire, divídir, y por la
mos comprender su terminología. :f-l.r,rrr,
otra, la asocrac.rón con particip.at y, en co¡secuencia, con compartir.
En términos etimológicos y semánticos, <<facción,> y «parddo>) no De hecho, ests úirima asociación á. más {uerre que 'la primeü deri-
tienen el mismo significado. La {acción, que es con mucho ei término vlció¡. Sin embargo, debe señalarse ,rnu .o*pfi.uaá"1-eou"ao ¿
más antiguo y más establecido, se deriva del ve¡bo latino facere término «partido» iba.ingresando en el vccaburario a. i, p"üti.",
(hacer, actuár), y la.palabra lactio pronto llega a indicar, para los térmi¡o <{secrá}> iba saliendo de él- Durante el sigio ;;rr, :i;;;r."
.l
áutores que escriben en ladn, un grupo político dedicado a ao facere secta pasó a ir unido a la religición, y especialáente ,í
perurbador y nocivo, a <{actos siniestros>>. Así, el significado prima-
,..rrri*_o
protestante. Por estas yj.as, término paitido tasrbién adoptá, ul
rio que expresa la raiz latina es una idea de babris, de comporta- .el
menos en parte, el significado que anreriorr¡ente expresaba __e'
el
miento excesivo, implacable y, en cónsecuencia, nocivo. rerreno.políli9o- ei rérmino seóta. y .rto ,.fáo¿ l"'"i"*1".i¿r,
i.ri-
La palabra «partido» se deriva también del latín, del verbo par- cial de la palabra.,partido» con la idea d" di;irú;
tire, que significa dividir. Sin embargo, no entra en ninguna forma
.. ,
to que antecede ayuda mucho a explicar po, q,réñ;;;i;A:-'
el término upar_
significativa en el vocabulario de la política hasta el siglo xvrr, 1o cual tldo» tuvo desde un principio una connota.ión ieno, n.gativa q,re
el de «facción» y, sin-eTb.*go,. siguíó siend"
19ó0; Eru¡in Faul, «Verfemung, Duldung und Anerkennung des Parteiwesens cano de facción. Poca d,udairbe.-d9 que, aparre "" ,irJ*."" -., .*"
a.-g;iki-;"gr"
in der Geschichte des Politischen Denkens>>, en Politi¡che Vierteliahresschrift, autor del siglo xvrrr deslindó verdaderámenri lo, a.i .*.-*r*,
marzo de 1964, págs. 60 a 80; Ma¡io A, Csttaneo, Il'Partito Politico nel Persie- Si"
ro dell' Illuminismo e della Riuolazione Francese, Giuffré, 1964; Harvey C. embargo, rod.s nuesrros aurores sobre t"¿" grúr*br.í.
Mansfield, lr., Statesntarsbip and Party Gouerznent: A Stady ol Burke axd me- ftateban, en-.algún. mqme_nr9,-de -y fo¡mula, d-i.iñoi"'rr"-
qrr.
Bolingbroke, Universiry of Chicago Press, 1965. Corta tiene especial importancia coroportase urra diferencia. si al leer las di-¡ersas"nu ob."t ,L.rp..to
respecto de Maquiavelo, Montesquieu y Bo.lingbroke; Cattaneo se centra en los prestafiios atehciófi a lo que dicen exactamente, cuando
protagonistas de la Revolución Francesa; Mansfield se conceÍ)tra, pese a su rítulo, quierr' qrre
en Burke. También he encontrado mu;,r úril, respecto del contexto cons¡irucioaal
general del debate sobre los partidos, Mario Galizia, Caruttere del Regime Parla- * También en casrellano, evidentemente: compartir, repartir, parricipación,
meÍtare Inglese del Setteccnto, Giufré, 1969. etcétera.(N. del T.)
i
I
z0 Giovanni Saltori Par¡idos y sisremas de parridos 21
.l

los dos términos no se utilizan en forma inte¡cambiable, la diferencia musical y cosmológica* son muy antiguas. Si bien apáren-
¡


-armonía
temente Montesqüeu fue un paso más allá que Maquiavelo, ello se
consiste en que el de ofacción>> se aplica a ua grapo concteto, mien-
rras que el dL opartido>> constituye -en medida mucho mayor vna pnr- debió a que estaba dispuesto a ampliar lo que decía Maquiavelo
ticiói analítico, una imagen mental, en lugar de una identidad con- de ios rornanos a los ingleses de su época i. Sin embargo, hay que leer
crer.a. Y ello explica por qué ia distinción se ve rápidamente difumí- a todo Montesquieu para encontrar algunas indicaciones alusivas de
*d, y no se so;tiená. Si i" facción es el grupo conc.reto y el partido una comprensión favorable de las <(partes» de una república, mientras
., tn ágtupr.ión abstracta, la referencia al mundo real hace que ambos que en el capítulo crucial de L'Esprit des Lois en que esboza la cons-
sean iodisdnguibles. titución inglesa no hay ninguna ¡eferencia a los partidos ó. Y, por
Lo que intecede también nos alerta al hecho- de que ios autores otra parte, no cabe duda de que Montesquieu coincidía plenamente
que habiaban de .,partes>>, pero utilizaban la palabra <<parrido» no se con la condenación general de las ..facciones>» 7.
erirent"ban .n r""iidad con el problema. Así ocurre en particular O sea, que Maquiavelo y Montesquieu no enrraron realmente en
con Maquiavelo o fulontesquieu, a quienes muchas veces se cita como el problema, porque el paso c¡ucial --<n la tansición de <<partes»>
los precursores en cuanro a visualizár la idea de partido en un sentido a <{partidos>>* consi$tía en coocebir el partido como un lérmino
favárable. Pero no utilizaron esa palabro. El pasaje pertinente de obietiuo, esto es., como un nombre concreto gue señalaba una entidad
lvlaquiavelo a esros efectos dice que los *.rmotines entre Nobles -y Ple- o una agencia concrera (distinguible de una {acción). Este gran paso
beVá.... fuerort una causa primera de que se mantuviera la libertad adelante no se dio hasta Burke, cási medio siglo después de lvlontes-
de'Romao, ¡ lo cual se añaáe el comentario de que en toda república quieu. Y para percibir la distancia que se debía de recorrer antes de
se hallan .idot t.*p..aElentos luruori) diferentes, uno el del pueblo llegar a Burke hay que empezar por Bolingbroke, el contemporáneo
v oüo el de los pod€rosos lgrandi)r>, de {orma que <(todas las leyes de Montesquieu, que de hecho fue el primer autor importanre que
que ,e promulga., en pro de la libertad son resultado de la desunión>' escribió extensamente acerca de los partidos 8.
[d" .ror ternpátr-..tios]. Pero Maquiavelo aclaraba, inmediatamente I¿ actitud de Bolingbroke es Ia siguiente: «EI gobierno de un
áespués, que no estaba dispuesto a aplicar esta generalización. a su partido debe siempre terminar en el gobierno de una facción... Los
propia Época ni, de hecho, en lus propios- términos, a los «partidarios parddos son un mal político y las facciones son los peores de rodos
á. iot .r.t.t nacen las partes de la ciudad», pues esas <<partes» llevan Ios partidosr e. Podría parecer que, en esre caso, Bolingbroke esta-
3. blece sóio una diferencia de grado: mientras que la facción es peor
a in ciudad a su .,ruiná» De hecho, cuando Maquiavelo se referÍa
a un grupo concreto, hacía suva de todo corazón la condena de las que el partido, ambos problemas pertenecen a la misr¡ra farnilia. Pero
sectas y del faccionalismo. deja bien claro que la diferencia también es de especie, pues ios
que Maqrriavelo.
-las fue algo más allá
A prirnera vista, Montesquieu
En las' Considératioas sobre causas de la grandez,a '7 la decaden- s Véase L'Etprit des Lois, XIX-27 (en edición Garnier, 1949, romo I, pági-
cia de los romanoi decía lvlontesquieu: na 16). El pasaje más imporrante a estos efectos se eflcuentra, no obstenre, en
las Letlres Persanes, CXXXVI, cuando Montesquieu observa que en fnghrerre
Lo que se califica de unión dcl cuerpo político es algo muy ambiguo: «se ve cómo la libertad surge incesantemente de las llamas del disenso v Ia sedi-
la ,e¡daiera es una unión de la armonía, a raíz de Ia cual todas las partes ción». Pero no se hace ninguna mención de Ios partidos.
Itoutet les partiesJ, áunque parezcan opuestas, concurren en bien general 6 Libro XI, cap. 6.
de ia socieáad, igual que en la música algunas disonancias concrrren en 7 Vé¿se, por elemplo, Pensies, 180?: «La liberrad hace nacer muchas veces
la armonía geneial,..; ocu¡¡e como con las partes de este unive¡so, dos facciones, y la facción superior es itnplacable en la explotación de sus venta-
eternamenle vinculadas pot sus acciones y reacciones 1.
jas. Una facción dominante no es menos te¡rible que un príncipe encolerúado.,>
Véase también Pensées 631, 1816, L'Esprit de¡ Lois, II1, ).
y las imágenes 8 Auto¡ iñportante, pues ya en '¡1701
Ahora bien, este argumento es muy abstracto John Toland había publicado el ,4tt ol
Go*rning by Partyt (obsérvese la ortografía)- Su posición era la siguiente: «En
I Maquiavelo, Discorsi rcpra lo Prima Deca diTito Liuio, I,4 y 7..La dife- todos los Gobiernos deben evita¡se c»idadosamente las divisiones, y uo Rey
rencia estiiba en que los romános maneiaban «temperamenros» por «medios ofdi- nunca puede disminuirse más que si encabeza un Partido, pues coo ello se con-
nartosr, mientras que las facciones y las sectas son testimonio del recurso a «vías vierte sólo en e.l Rey de una facción, y deia de ser el padre común de su pue-
extraordi¡arias». blo» {pág- 41). En cuanto a sus escrilos anre¡iores y menores, véase Ca¡oli¡e
+ iorsidératians sur les C¿ases de lo Grandetr des Romait¡s et de le*r I)á- Robbins, <iDiscordan! Parties': A Study ol tbe Acceptance ot' Par4 by English-
ta.dence, cap.9. men», tr\ PSQ, diciembre de L958, págs, 505 a 529.
22
Giovanni Sartori Partidos y sistemas r1e parridos 23

Darridos dividen a un pueblo opor prirrcipios>>'0. Así, según Boling- b¡oke reconoce que existen paiiidos <.gue debemos tener)> r{, pefo se
É;;i;;, ;.t;i. "", ait.oncia real, y'no nórninal, entre los <<partidos trata sólo de los partidos, o de la coalición de partidos que combaten
;;á;;rh- del siglo xvrr, que ieflejrban una verdadera «di{erencia a los enemigos de la constitución. Así ocurre con el partido del país,
il;;ññi"t y a""proy..to' v las divisior.res de su época, en la que que defiende a la consdtución contra la usurpación de ésta por la
'",
,, ,a'ri^ríU, ¿i ló ninterlses nacionales>>,
-t"ÚJ.a-r¿os a_ los cuales ose ccn- facción de la corte (que verdaderamente es una .<facción»). Así, el
;.;;; ;; de los interese§ personales>>, Jo qual. es «la partido del país rro es un p'¿rtido entr€ otros (en el sentido que le
,.rá¿.r, característica de la facción» 't. Claro que Bolingbroke tam- damos nosotros), si¡e implica el propio té¡mino- el país
Uit"-rtllir, Ios términos de partido y facción dé form, intercambia- -66¡¡o
coittra Ia corte, Ios súbditos contra el soberano que áctúa en contra
bi., .o*o si fueran sinónimoi. Pero esto suele coincidir con §u argu- de eilos. Si el rey no hace nada malo, si reina con el Parlamento
[|n; a; q". t, degeneración de los partidos en facciones deben
es- aigo
fusio-
como prescribe la constitución, entonces el país no tiene ningún
i".riáUf., l, .urndo"rmbas cosas se f.rsiooa.,, también motivo para convertirse en pafiido. Por tanto, aquí tenemos 1a idea
--
narse los tér¡ninos
12,
de un partido que no es partido, esto es, de un partido cu,vo fin es
*" .*Uargo, debe reconocerse qu-e la idea de q,re
Bolingbroke de p_at- acabar con todos los partidos r5. De hecho, ése es el objetivo de
ddo es ori ambivalente, pues depende de se re{iera a ios Bolingbroke. En la dedicatoria que sirve de introducción a la Disser-
", "
,rr,iJár-¿. la Gran Rebelión qrre iLuirorr a 1a cons¡irución esmble- tatio?t upo?t Parties, Bolingbroke presefta su tlabajo como si fuera
!Jr-.r-rZáa o al «partido del país" de su época, esto es, e1-patido Ia .<tentativa de extinguir las animosidades e incluso los nombres de
oue él mismo represeniaba. su posicióí coh r€specto,a este último es los partidos que duranie tanto tiempo harr desviado a la nación, de for-
ü1.r*""iiri*r. Por una parre, casi Ilega a legitimarlo,_pues-..e1 par- ma tan f.atal al principio y tan absurda al final». En resumen, de 1o
tido del país debe esrar autorizado,por la.voz del país. Debe tormarse que trata Bolingbroke es de ..reconcili¿r los partidos y abolir unas
..* ,,..;i; a principios de interéJ común». Por p-aís otra parte, Boling- distinciones odios¿is>> 16.
biok" ,." rp..ior" i anadir qle-al partido del- se Ie .rcalifica Resulta justo concluir, pues. que Bolingbroke era adversario de
de partido. Es la náción, que habla. y^_actúa.en el
-."ir*.o"rLte.ondoita de determinados horflbres:>'t' Sin embargo, los partidos. Como el gobierno de los particios rermina siempte en e1
dr;;;;;. y lu gobierno de las facciones, y como los partidos surgen de las pasiones
J oarrido del país es, aunque sólo sea para las situaciones deBoling-
urgen- y de los intereses y no de lt mzóa y la equidad, de ello se sigue que
.i"i"", una necesidad en pro de una buena causa. Ios parridos socavan y ponen en peligto el gobierno constitucional.
"..esiáad: Y lo que defendia Boiingbtoke era el gobiemo constirucional. Su
s Tbe ldea ol a Patiot King {l71¡l), en Tbe 'Votks.of Loú. Bolingbroke (en ideal era e1 de la unidad y la armonía. Pero Bolingbroke sí estableció,
volu-
,¿.ir"*-.i,1áo-loÁÁ Vork¡, C"i.y and Hart, eo 4 vols., Filadelfia, 1841,Vease mejor que nadie antes que é1, una distinción entre facciones y parti-
;;Ii. -+bi, míí referencias a páginas aluden a esa edición-
ñ- 40i. Todas q:.." degeneren T f." dos. Y su largo y apasionado análisis, vuelto a exponer en múltiples
ffitil í;f; ,';i;iig".r, siendo partidos, ant&.lncl'-.so
"Lá' diversas cantidades de 9' hombres asooados luntos obras, atribuÍa vigorosamente un primer plano a los partidos y obligó
ciones absoluiai,
con determinados intereses, que no son...,los de la a sus contemporáheos y sucesofes a enfrenta¡se con el problema 17.
"r-i"-rii-i"rioriin.tl
üñ*J;J;;rtii"iJu po. otror. Un interés_más privado o persorral llegr muy Así confirma el que F{urne, poco después y por primera vez entre
;;;;..,; mu¡ipiicarsé y a convertirse en- el.predominante en ellos... pero ese los grandes filósofos, se ocupara de este tema.
*' iil;'b;;.;;
uarrido se ha convertido entonces en una tadclÓo'»
;;;;;- ; ir ; f i ti s (t:.¡)-17141- (Én adelante citado como,Diss¿r-
mt¡orí.ai.iy,e¡ w'oiir,-vol. II, pág. 50. la véase umbién la carra xIX, pági- ta Disset,tation, Carta XIX, en Vorks, vol. II, pág. 167,
dife¡encia enrre los..partidos es 15 A uno esto le recuerda el argumento de Hobbes en pro del Leviathan;
;; í¿§,"*'j"'.i". n"liigÉ.ok. r.ñulu-qr.. se rráta de una «diferencie' de
.,1¿""V-"r--;;*i"rl;;-ri"ii.t.".. **do pero tambidn Ia dictadu¡a del proletariacio de Marx: el proletariado que se hace
orincipios>r. con el podét para acabar con todo el poder y con el Estado pa¡a acabar con el
'Works. vol' ll, pac'
'"'11'Ditrrtotion,
' Dedicatoria, ea -"¡-". - .11.' Estado.-En palabras de Boiingbroke, un partido del país es «ei último partido»,
,, En'-"r, propias dlrb.;J, ¿oá. partídos vérdaderamente se . habíen el partido cuyo obietivo es <destruir toda futura excusa para un partido» (en
.or,,r.rldo-i¡ io..ion.r'á-.i t."iido estricio de la palabra» (Ol ,the State ol Galizia, op. cit., pág. )1). La diferencia, naturalmenle, es que el partido del país
t;;i;;Ji,!,i,lii:u:t"¡,Í,:T"";:1tr'!:,'i;';;Y;'8i*E*#'Ji-;'Ji? de Bolingbroke es un insrrumento defensivo y no ofeosivo
t6 En Vlorks, vol. II, págs. 11 y 21.
de Brrrke de la repre- r? ,{dem¿ís de las dos obias principales lA Dissertatiot upo?, Parties y Tbe
,.oU.iJJ', ¡L.1. -Bristola la célebre definición
.oo ,"rp..to
L","dáo en su discurso de (infra, ttot¿. 7i)' fdea of a Patrio¡ King, qae abarcan el período de lT) a 1718) y de1 ensayo
1
:

Giovanni Sartori ?artidos y sisremas dc parritkrs 25

Hrlme está a mitad de camino enrte Bolingbroke v Burke, aun- entremezcia los términos «partido» y «{acciónr> '', pu.r, sin duda,
que más cerca del primero que del ú1timo, tanto -en ideas. como en Hume fue menos coherente que Bolingbroke en la asignación de'
ei tíen:po. Lcs primeros Ensayos de Hume sobre los partidos.apare- arnbos términos. Por tanto, debe tenerse presente que Hume estaba
cieron *.rrot dá die, años después de la Dissefiation de Bolingbroke , clasificando y que la dis¡inción entre partido y facción establecida
mienttas que Burke se ocupó del problema de 1770, treínta años por Bolingbroke ela insu{iciente para sostener una clasificación. Si
después. lio*., como era de esperar, És menos optimista. al respecto un pafiido termina también en una facción a Hume le parecía ---es
que B,:lingbroke. En lo único en que rnanifiesta igual vehemencia es de suponer- que $u tipoiogía tenía que ser la de todas y cualquiera
ü ¡elacióñ con las facciones, pues olas facciones subvierten ei gobier- de las agrupaciones poiíticas. Digarnos, pues, que Hume establece una
no, delan impotentes a las leyes y engendran las más feroces animo- tipología del partidismo que comienza con una distinción básica entre
sidadei ent.á lot hombres de la misma nacién>>t8' En cuanto a los los grupos i) personales y ii) reales, en la cuai los úitimos soñ las
partid.)s, Hume es más {lexible. De hecho, va conside¡ablemente más facciones y/o los partidos ofundados sobre alguna di{etencia verda-
all; qu.'Bolingbroke, pues reconoce que <<quizá no sea viable abolir dera de sentimienro o de interés, 2r. Si bien .,los partidos raras veces
todas las distinciones de partidos, y quizá no s€a ni siquiera deseable se encuentran puros y sin adulrerarr>, llume sugiere que .,las faccio-
en un gobierno libre,r. Sin embargo, e1 ideal de Hume sigue siendo nes personales» so¡) características de las pequeñas repúblicas y, en
muy parecido al de Bolirrgbroke: el final de las distinciones artificia- general, del pasado, mien¡ras que las .,facciones reales,, §on caracterís-
1es-y-odiosas. Hume detectaba en su época .<un deseo universal de ticas del mundo moderno. De ahí que el análisis de Hume se con-
aboiir estas distinciones partidisias>>, esto es) las <,que mantienen centre eil las. <<facciones reales», que se subdividen en tres clases:
ideas opuestas acerca de los aspectos fundamentales del gobierno>>. facciones basadas en: il interese¡, ii) principios y i1íJ at'ectos.
Calificata á este deseo de «tendenci¡ a la coalición» y considetó que A juicio de Hurne, Ias facciones basadas en intereses son «las más
esta coalescencia era «ia perspectiva más agradable de una felicidad ¡azonabies y las más excusables», y si bien estas {acciones *.a menudo
[utura>> 'e. Si bien reconocía que ios partidos de la Gran Rebeiión no aparecen» en los gobiernos despóricos, <(no por e1lo son m€nos
eran,r<¡partidos de principios>>, no apreciaba ese carácter en 1os <<nue- reales, o, más bien, son más reales y más perniciosas por eso mismor>.
vos partidor» qne surgieron después .<con los nombres de Whig En cambio, Hume pasa a deci¡ (y no debe pasar inadvertido el paso
Tory>>, pues en este caso ,.no podemos.decir cuáles son el carácter, al término <<partidos»: <<Los parddos basados en principiar, especial-
"v
irr pret.nriones y los principios de las distintas facciones» 20. mente en principios abst¡actos y especuladvos, sólo se conocen en
Así, la principal contribución de Hume fue la tipológica esbozada los tiernpos modernos y qaizá sean el lerómeno más exrraordinario
en el ensay-o áe nqZ titulado Ol Parties in General El lector se ve e inexplicable que se haya dado hasta ahora en los asuntos humanos.,,
aigo confundido, en este er¡sayo y en ouos, por la forma en que Hume Este fenómeno nuevo es mucho menos justificable. Pero aquí Hume
introduce, aunque sea a modo de ilustración, una distinción crucial
entre los principios «políticos»> y los «religiosos>>. Esros últimos son
Of the State ol Parties at the Accession of King George the First (c¿¡.), también
se'debe leer The CraÍtsman (edicién de Caleb d'Anvers, a p*rtir de 1726], espel ei verdadero blancc de Hume: ..En los tiempos modernos, los par-
cialmerite los núms. 17 y 40 (1721), y las Rernatks on the History ot' England tidos de religión són más {uriosos y rabiobos que las {acciones n:ás
(17;0), especialmente las C¡rtas VIII. XI. X-IV y XXIII. -
' t8'llará crueies a las que jamás hayan dado origen los intereses y las ambi
1, Ensayo VIII: Of Parties in General, pae 2.8. Los Ensayos mo- ciones.¡> Los primeros, los partidos de principios políticos, recihen un
rales, políticoi y litetarios de Hume se dividen en Parte \,ql1Z¡-t P-arte I1 trato muy diferente: ..Cuando unos princípios diferenres engendran
ptoceden del voiumen IÍI de The Pbilo¡o-
'phicai Todas mis citas por páginas
tL152;,
Vorks al Daaid^ Hrmi (ei adelante cítado como Vorks), edición de una conrrariedad de conducta, como ocurre con todos los principics
Edi-burro Ce 182ó, en 4 volúmenes-
ts Of"the Coali¡ion ot' Paties, Parte II, Ensayo XIV, en'Works, vol. III,
2r Así ocurre en especial con O/ Parties tn Gereral {Parte I, Ensayo VIII)
oáryra ill. La diferencia parece ser que Hume abandona 1a quirnera lRey pa- y Ol tbe
iriótar, versión constitucional de Bolingbroke del déspota ilustrado, y hace hin- . Par¡ies in Great Britain (Parte I, Ensayo IX), pero tamtrlén con los
ensavos anteriores de Ia Farte l, Tbat Politic¡ Ma'y Be Reduced to a Science
caoié en ia solución de una «coalición>>,-de hecho una coalesceacia enlre paftidos.
(Ensayo iII), Ol the fir¡t Prixciples ol Gouernmettr (Ensayo IV) y Ol the l¡¡de-
Sii: enibargo, la diferencia es má que nada dc matiz, ,pue-s Bolingb^roke -también pefidetce ol Parliament (Ensayo VI), donde sus críticas se dirigen contra los
(véase'Wotfu, vol' II, págs..48 y 4i8)'
--- ?o u-na *coalición de partidos»
defendía
Of lhe Parties o! Griat Btitnin, Parte I, Ensayo IX, et Works, vol' III, ohombres de partidri».
?2 Of Parties in Gene¡al, e¡ '\Yotks, vol. II1, pág. 58.
páginas 12 y fi.
26 Giovanni Sartori Pa¡ritlos y sisternas de pattidos n
políticos diferentes, se puede explicar más fácilmente Ia cuestión»
r. nes comunes, con todo el poder y toda Ia autoridad del Estado», &.
7;;;; ;";prensión difárente y -á. ..rnquila es urr resultado perfec' Evidentemente, el parddo de Burke no es sólo un medio respetable:
ramenre claio dei ensayo qr. iigr., titulado Of tbe Paúies in Great es un partido con todo lo que lo diferencia de una parte, esta es, un
Britain. . a organisrno concreto, algo tan real como 1o son las facciones. Al mis-
En generai, Hume aceptaba ios partidos corno una consecuencla mo tiempo, ya no se pueden mezdar facciones y partidos: están dife-
desagraiable y apenas corrio una condición del gobierno libre. Y no renciados por definición. Como decía el propio Burke: «Esta gene-
.¿."a"¿" d.'qui existe todo un mundo de diferencia entre conside- rosa arnbición de poder... [a del partido] se distinguirá fácilmente
irr.lo" partiáos como cosas inevitables de facto" y 1?.opi"ión de de la lucha mezquina e interesada por obrener puestos y emolumen-
Bu¡ke de qoe los partídos son al mismo tiempo respetables e insttu- tos»> y esto último es una espléndida definición dei objetivo de las
*á".o, del gobiemo libre. Sin embargo, Humé proporcionó parte del facciones 27.Ya no se trata de que un partido termine siempre en
material sobL Ia base del cual eciificáría su razonamiento Burke. La una {acción, sino de que en tal caso un partido no es un partido.
tipología de Hume no sóio permitia una comprensiórr mís anaiitica Cuando Burke quiere hablar de facción dice facción; cuando quiere
di la luestión, sino que brináaba --{omo hace toda clasificación pcr habla¡ de partido dice parddo
su propio cará;rer- .l.*.ntor estables sobre los cuales basar nuevos Las {rases anteriores no. son casuales. Burke se ocupo detallada-
,"rororni.n,os, Como autor político, Hume no fue profético en abso- mente de Ia cuestión. Tenía un bianco claramente identificado: Ios
luto. su clase de ..facciones basadas en principios políticos>> sig]oe hombres del rey. Y los hombies del rey aludían que era <<preciso
disrando mucho de lo que llegaremos a calificar cle partidos ideoló- terminar totalmente con el partido, con todas sus ¡nalas obras>>, Los
gicos, pero sí establece'un prrénr. al otro lado_del cual. se percibirá Pensamientos de Burke constituyen una refutación meticulosa de ese
y cOncebirá el partido como grupo concreto. Ios pártt-rtos suPeran argumento, al que se denuncia como el proyecto de ,<una facción
á hs faccion., po.qrr. no se baiaf sólo en intereses ni sólo en afectos que gobierna debido a Ias inclinaciones privadas de una corte» x. Los
(los afectos , q.re esmblecía Hume),.sino también, y -sobre todo, en hombres del rey estaban propagando la doctrina de que «todas ias
pri".lfi", .o*üo.r. Esro-es lo que dice Burke. Pero Hume abrió eI cone-i.ones poiíticas son por su propia naruraleza facciosasn. Burke
ir*irrf al indicar que las facciones basadas en principios eran una enti' señaló que ésta era ia receta que en todo momento habÍan propa-
dad nueva q,re aparecía en la escena de la pollticá,y gyg efa necesario
E:
gado quienes estaban al servicio de fines «anticonstitucionales», pues
Jirtingnit Iás principios políticos de los piincipios religiosos es únicamente <(en conexíón>>, esto es, cuando hay hombres que están
La" definición d. Burke, que tanto se ha citado, pero que tan poco vinculadcs entre sí, cuando <<éstos pueden comunicar fáctl y rápida-
se ha co-prendido, es; ..un partido es un cuerpo de hombres unidos mente la alerta de cuaiquier proyecto malvador>. De hecho, la palabra
;;r; p;;;',r.r, ,rr.di^nte ,,,parricular
iabor toniunta, el interés nacional sobre
acerca del cual todos están de
conexión era la clave para Burke- Aducía que <<las conexiones er¡ Ia
polític» son <<necesarias e indispensables para el
i" brr. de algun principio cabai desempeño
.k.ráL." foí fi.rár ."qoi.á medios, y los partidos son los ..medios de nuestro deber público>>. Si bien estas conexiones ..pueden degene-
,d.curdoro para perniiir a esos hornbrás <(poner en ejecución sus pla- rar accidentalmente en facciones», no obstante, «los mejores patrio-
n
tas de la mayor comunidad siempre han encomíado v promovido
esas conexionesr> a. Burke reconocla que los hombres «que piensan
x3 lbid., págs.5945. El subreyado figury 91 ei original' libremente pensarán en casos deterrrinados diferentemente»>. Pero éste
z¡ i¡". iiá--pl": o-§i se p.oprri.rr_"1 Gobierno briránico comó tema dey-de
es-
o.*lr.ián,-'u""' inmedi"ra-'.ná percibiría en él una fuente de división Bti' no es ningún argumento para irnpregna¡ ..de odio las conexiones polí-
ilil;t:';r;-i. rii"it ¡" casi imp'osibie... evitar» {Of úe Partics in Great
26 Tboagb¡s ol the Pretent Disco¡tents (1770), enThe lVo*s
íaii-ri'
--' li;orpt, páe. 67 . El subravado es-mío).
'jr -Co*o on tbe Cause
deitaca* acertatjÁente'John Plarnenatz, *Como filóso{o, ccmo epis' ol Etlmund Barke, Bostoa. Littie, Brown, 1819 (en 9 volúmenesJ, vol. I, pági-
remóloso. a Hume se Ie h¿ reconocido todo Io que merecia... Lomo teÓrtco se aas 425 y 426. Mis citas por páginas se refieren a es¡a edicióo-
.iJ'í"5"i1.iá-".-..1. ¡, lr;J; p1.", iusticia (Man attdIa Society,.McGraw-Hill,
áf los parridos
11 lbíd., pá9. 426.
is?;i í. ;;,."2s91. Si" .-s*g", ü su i.opi, tiítit" dt teotíá(véanse 2E lbít., $0. Véase también la pág. 187: "El partido de la cone re-
pag.
á; H"-", ilr.lrró Plr*.na¡.\u, algo de-iniusticia a su autor e¡ e§pe' suelve el todá & facción», ,¡ pág.427:
"[Aios homb¡es áel Rey les] preocupan
;iJf;U;.--jia ^ nq, al no advátir que Hume en realid¿d §e es¡aba ocrv más emoh¡¡nentos que las obligaciones del cargo.»
* Commo¡usealtb, en el original. (N. del T.)
p*¿.-¿!-i".¿o.r., y no'd. los partidos,'basríndose en los cuales establece str R Ibí¿., páss. 421 a 424, patsin.
juicio Plarnenatz.
28 Giovanni Sarto¡r Parridos v partidos
sistemas de 29

ticas», pues si un hombre a quien interesen los negocios públicos «no ptoducía ent¡e súMitos y soberano, sino enrre soberanos 12. En su
coincide en estos principios generales en los que se basa el partido, época existía un consenso acerca de'la consritución, pero existía pocrr
debería desde un comienzo haber elegido otro...». Y Burke conciuía comprensión y todavía menos consenso acerca de cómo debía condu-
que <(a mí me ¡esulta totalmente incornprensible cómo pueden seguir cirse el gobierno constirucionai y quién debía llevarlo. Burke propo-
adelante Ios hombres sin ninguna conexión en absoluto>>
30.
nía que ésta fuera la tarea de los parddos, si se converrían en partidos.
Corno se ha aducido de modo convincente, el gobierno de los par- Burlce lo proponía, pues de hecho concibió el <rpartido,, anre! de que
tidos en Ia Gran Btetaña no lo engendraron los grandes partidos del éste llegara a existir, y de hecho brindó \a idea que ayudó a los par-
sigio xvri; presupuso la disolución de éstos y de hecho lo engendra- tidos, con el paso del tiempo, a pasar más allá de las facciones ¡3. Pero
ron los pequeños partidos del siglo xvrlr 3r. Bolingbroke sí encontraba hubieron de pasar rnuchos deceníos antes de que se comprendiera ple-
algo distindvo (con respecto a Ia facción) en los grandes partidos. namente 1o que él había percibido.
Pero el problema estribaba en ubicar el aspecto distintivo de! «par- No fue mucho después de este gran avasce inrelectual de Burke
tido>> en los pequeños partidos que iban tomando forma en la Cámara cuando la Revolución francesa barrió el Continente. Los girondinos,
de los Comunes del siglo xvru- Y aquí {ue donde Burke realizó un los jacobinos y otros grupos pclíticos que de hecho propulsaron los
gran avánce. Las circunstancias en que se logró tuvieron mucha im- acontecimientos de 7789-L794 podrían perfecramente haber utilizado
portanciá para ese logro. La gran ventaja de Burke era que escribía a Burke para legitimar sus conexiones y sus principios, esto es, su
casi un siglo después del arregio de 1688-1689, esto es, cuando ya se existencia. No io hicieron. Durante el rorbellino de aquellos memora-
habían resuelto claramente tanto la crisis religiosa como la constitu- bles cinco años se expresaron casi todos ios punros dé vista políticos
cional. Bolingbroke y Hume seguían teniendo que exhortar al con- posibles. Hubo un solo aspecto en torno al cual los re'¿olucionarios
senso en torno a cuestione§ fundamentales, y por ende estaban en franceses mantuvieron la misma idea y hablaron con una sola voz: la
contra de las facciones por cuestiones de {ondo. Pero en la época unanimidad y la persistencia el sus condenaciones de los partidos.
de Burke esraba bastante ciaro que los grandes partidos que combatían En todas sus batallas verbales y en muchos casos mortales, Ia princi-
en pro o en contra de la constitución habían ido desaparecíendo y que pal acusación que se hacían unos a otros era la de cbef de patti, ie{e
las facciones del largo reinado de Jorge iII se limitaban a disputarse de partido, que erá lo mismo que decir jefe de facción la.
las prebendas del gobierno. Para Bolingbroke y Hume la amenaza Condorcet, al asesorar a los girondinos sobre su proyecto consti-
anticonstitucional ptocedía de la fórmula de d¡uide et impera, de gue tucional, aducía contra de los partidos ingleses- que <.una de
los hombres del rey se aprovecharan de un Parl¿mento lleno de fac -en
ciones, desunido y por ende impotente. Burke comprendió en ello 32 Obsérvese que no implico que Burke concibiera de hecho un gobierno de
residió su genio- que como el Parlamento no podía ser-yun mono- los partidos. A este respecto difiero de l¿ tesis principal de la obra de MansÍield
Stalestaansbip ard Party Gouernraent, op. cit.
iiro, se hallaba en una posición mucho meior para resistir a la corona 3l Como demuestra este capírulo, dene poco sentido, e induce mucho a e¡ror,
si sus miembtos estaban conectados, esto es, estaban organizados en hebla¡ en serio de *partidos» griegos y rornanos o recordar a oros como los
«conexiohes horrorables rr. güelfos y los gibelinos, p induso a los oniveladores». En el mejor de los casos, los
O lo fundamental es que, a juicio de Burke, ei eje dei argu-
sezl, partidos del siglo xvltl eran protoparridos. Si vamos más atrás, oos encanrramo§
con los antepasados de los antepasados. Entre los porravoces influyenres de la
mento yahabía rctado. Boiingbroke sólo justificaba al «partido)> como opinión contraria, véase George H. S¡bine, A History ol Political Theory; HLdt,
la oposición (cuando fuera necesaria) del país al soberano ánticonsti- Rinehart y Winston, 1951. cap. 24, y Leslie Lipson, Tbe Demoratic Ci¿silization,
tucional. En cambio, Burke colocaba ai «partidor» denro de la esfera Oxford Universiry Press, 1964, prígs- )07 y )17. Yéase rambién i{ra, L3,Nlax
del gobierno y volvía a concebirlo como una partición que ya no. se lleber, y nota 87.
ts Esto lo ha documentado bien Cattaoeo en Il Partito Politieo ncl Pensierc
dell' Illuminismo e della Riuolazione Francete, op. cit. Aunque 5e ocupa de un
30 lbid., pág. 428. probiema diferente, también se ericuentra abundantísima documentación en esre
i1
lr Harvey Mansfield, Jr-, «Party Government and the Settlement of ló88», senrido en J. B. Talmon, The Rise ol Totalitariat Democracy, Beacon Press,
.l
en IPSR, dic.iernbrc de 1964, págs. »7 y 945. Resp,ecro de los partidos ingleses 1952. Véase tambiéo Yves Levy, «Les partis er la Démoc¡atie», en Le Con¡rat
del siglo xvtrr, Ia fuente fundamental es Lewis B. Namier. Véase especialmente Soci¿t,1959, núm. 2 (págs. 79 a 86),y núm. 4 (págs. 217 a 2211, y «Police and
ltl
suThe Sttacture ol Polítict at tbe Accessiat ol George llf ,2." ed., Stt. Martin's Policy», en GO, juli+septiembre 196ó, especialmente las págs. 490 a 496. Sin
Press, 19f7, asÍ como su Monarcby and the Patty System, Oxford Universiry embargo, Levy exagera el impacto de Rousseau, que se limitó en su condenación
i:: Press. 19f2. de los partidos a reafi¡mar la opinión establecida.

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30 Giovanni Sa¡tori Partidos y sistcmas de partidos 31

las necesidades fundamentales de ia República Francesa es no tener Si bien no es de sorprender que los ¡evoluciona¡ios {ranceses no
ninguno>>. Danton decl4¡aba: .<Si nos exasPer¿mos ]os unos a los pudieran aceptar ni comprender a Butke, cabtía esperar que fuese
otros acabriremo§ formando partidos, cuando no necesiramos más que dilerente con los Padrei Fundadores de los Estad-os Unidos. Sin
uno, el de la razóa-» Robesplerre diio que lo que crea una pluralidad ernbargo, en 1787-1788 Madison seguía hablando mucho de las .<fac-
de partidos no es más que el <<interés personal», .y que «siempre ciones>>, y desde luego en el senrido ciásico y dercgatorio del término,
que advierto ambición, intriga, astucia y maqrriavelismo, reconozco aunque en un contex¡o diferente y más amplio. Su definición era la
una facción, y corresponde a la naturaleza de todas las facciones sigrriente:
sacrificar el intet& generab>. Saint-Just era a:n más drástico; <.Todo
partido es crínináI..., por eso toda facción es criminal... Toda fac- Por .facción entiendo a un grupo de ciudadanos, tanto si forrna una
mayorra como una minoría dd todo, que estrin unidos y activados por
liór, trat, de socavar la soberanía del pueblo." De forma aún más algún impulso común de la pasión o del interes, que va en contra de los
concisa, dijo: «Al dividir a un pueblo, las facciones sustituyen a la de¡echos de otros ciudadanos o de los intereses permanentes y agregados
3s.
libertad pcr la furia de1 partidismo>> de la comunidad.
Geneialmenrd se citan tres razones para expiicar la unanimidad
de este coro: en primer lugar, los revolucionarios de 1789 estaban Y su argumento era que la Unión ayudaría a «quebrantar y con-
someddos aI hechizo de Rousseau; en segundo lugar, su dios era La trolat la violencia de las {acciones», que habían sido y seguían siendo
Raison (la Razón); en tercer lugar, estaban ímbuidos de una filosofía el «peiigroso vicio» de los gobiernoi populares ". In nuevo en este
individualísta, por no decir plenamente atomista
3ó.
Todas estas razo- caso es gue el problema se percibe constitucionalmente y en el con-
nes son defendibles, pero no debemos olvidar una importartte premisa texto de cómo una gran <,república)> es la que mejor puede cont¡olar
de hecho: la dura reaiidad y la virulencia del faccionaüsmo. También los efectos no elimina¡ las causas- de las facciones. Con lo que
se ha condenado a las {acciones a partir de hipótesis totelrnente dife" Burke dejaba -y paru las nobles intenciones, IVladison se enfrentaba en
rentes. Los revolucionarios franceses se cieclaraban «patriotas>>. A su términos de mecánica constitucional. Por io demás no cabe duda de
iuicío, ios parridos y las facciones eran, al igual que para Halifax, «el que lvladisorr utilizaba ei té¡mino facción en un sentido negativo
moderado».de un siglo antes, una <<conspiración contra Ia nación». y de que se seguÍa concibiendo a las facciones y 1os partidos como si
Y quizá la lección más importante que se deba exrraer de este salto fueran términos equivalentes o casi equivalentes 38.
atrás al estado de ánimo inglés del siglo anterior es que los partidos Madison no era en absoluto e! único en condenar io que Burke
presuDonen su aceptació D y pafa su funcionamisnl6 g9¡¡s¡16- había elogiado. En el «Discurso de Adiós» de '§üashington de 1796,
la baio -pBra
pu un gobierno constitucionai, no una guerra interna en la basado en un borrador de Hamilton, se lee Io siguiente:
qui esté en judgo, entre otras cosas, el establecimiento mismo de
La libertad... es de hecho poco más que un nombre cuando el gobier-
una constituciófl. no es demasiado débil para soport¿u los embates de lx facciores..- Per-
3s Todas las citas se han extraído de Catmneo, op. cit., págs.84,86, 89 y 95 mitidme... adve¡¡iros del modo más rclemne en contra de Ios dectos
v 96. Al.cunos autores habian de un <<modelo iacobino». Por ejemplo, C. B. Iv1ac- nocivos del espíritu del partido... Existe una opinión de que los parddos
íh.r*t,."Du-ocraq in Aiberta, Universitv of Toronto Press, 1951, págs. 247 en los países libres constituyen conuoles útiies... y sirven pa¡a mantener
i zqz, di.. que, Égún los jacobinos, ha de habe¡ un osolo parrido de masas vivo el espíritu de la libertad... Es probablc que asÍ sea dentm de ciertos
iue, .t abarczr a to-dos los verdaderos demócratas, t¡asciende al -partido». Esta límites... Pero en los gobiemos puramente electivos es un espíritu que
fur"." r.r una mala interpretación. No se uataba en absoluto de un «partido no se debe fomen¡ar D-
i. *rrrrr, y Robr'spierre se Iimitaba a.repetir, ,rllgye no lo.supiera, a Boling-
broke. Véás! esca dedaración en que (igura le Déleasew de la Constitrtior, De hecho, este texto dista mucho de los de los'revolucionários
nú¡nero i, mayo de 1792: «En Ia República sólo qudry] dos partidos: los'de
Ios buenos y ios rnalos ciudadanos, eito et, el del pueblo fr-ancés-y ei de los 3r Tbe Federalirr, núm. 10.
individuos ¿mbiciosos y ávidos.» t¿ idea de un modelo iacobino la_desarrolla s Respecto de-l texto global, véase el brillante an¿íüsis de R. A. Dahl de la
Fé]ix Gross, «Begín¡ings of Ma.ior Patte¡ns of Political Parties,>,. e¡ Il Politico,
J, 1965, pies. ¡dG a 592. Pero- este argumento es una ¡acionalización ex D.ott ..democ¡acia madisoniana>, en A Prelace to Democratic Theory, The University
lict". Drrtrát todo el siglo xrx, la Europa continental contempló el modelo of Clricago Press, 19J6, págs. 4 i T-
tri¡¿ínico, y si el resultado fue muchas ,ece] dife¡ente, ello drfícilmente se debe ' El Véase en Docaments
de 1796. "Dixu¡so
de Adiós» de Washington tleva fecha de 17 de septiembre
ol American Hirtory,5.' ed., Appleton, 1949, I,
a la influétcia de estos modelos intelectuales posibies.
16 Véas¿ Cataneo, op. cit., págs.7) y 17, páglna 112. Los subrayados son míos.
32 Giovanni Sartoti l)rtrtirlt;s v sisrclll:rs rlc ¡rulritior 33

franceses, pero igualmente dista de Burke. La facción sigue siendo Ia hisraria inrelectual. Pero el rumbo de los aconrecimienros es ()rril
igual al «espíritu de partidorr, y si bien \Y/ashington reconoce quc Tuvo que pasar casi medio siglo después dt su Discaursa par.,r
ci,sa..
Ios partidos podrían m¿Intefler vivo el espíritu de la libertad, apenas c¡ue L:s parridos, ¡¡l como él los habÍa de{inido, eliminar¿n rr lrrs Í.¡c-
si reconoce más que Hume uo. Porque en lo que insiste lX/ashington ciorres'., llegaran ¿r exisrir en el mundo de habla irrglesl.
decididamente es en advertir en contra del espíritu de partido.
El caso de Je{ferson resulta todavía más interesante. Si fue Burke
el primero que idenrificó ia idea moderna del partido, el primer par-
tido moder;:o se materializó, aunque sólo fuera para desintegrarse 1.2. É,I pluralismo
poco después, en los Estados Unidos balo la dirección de Jeffersort.
Este sí organizó'<<conexiones» v sí llevó al programa del Partido L,uilrrdc, Burke llegó rr er'¡tender qr-re Ios parridos renían
Republicano a Ia victoria al hacer un llamamienro, por encim¿ de las
ulr ¡-iso
positivo necesario un¿r teoria que respaldara esta Der-
cabezas de los federalistas, al país en general. Sin embargo, sería cepción. 'Sin embargo, 'osee-ristía
tr¿lr¿lbr.i de Ltn rerreno ya desbrozado. La
erróneo suponer que con el partido de Jefferson por fin había echado trar:sitión de la facción al partido se basa en Lrn proceso paralel<l:
raíces el mensaje de Burke. Por paradójico que parezca, Jef{erson la transición, todavítr más ienta, más elusiva u *ir torruosa de la
concebía su partido de manera muy parecida a cómo concebía Boling- intolerancia a ]a roiera¡rciir, de la tolerancia al dismtimiento v, con
broke ei partido de1 país; como un partido que terminaría con, o en el disenrimiento, a creer en Ia diversidad ra. Los partido, no páir.on
todo caso minaría la legitimidad de, el partidismo, una vez que se ir .\er resperables porque Burke declar¿se que lo'eran. Los particios
hubie¡an llevado a la práctica y establecido pienamente los «princi- llegarort a verse aceprados {orma subconsciente e incluso así con
pios republicariosr,'r. Lrna eflorn)e ¡s¡r,r6¡gi¿._ aI-de
comprenderse que la diversidad y el disen-
Entre tanto, las ideas y los acontecimientos no avanzaban con timierrto no són necesariamente incompatibles co*, ni periurb.rdores
más rapidez, sino con más lenrirud, en Ia Eu-ropa continental. Para cle, el orden polírico. En este sentido ideal, los partidoi son correla-
que cicatrizaran las heridas de la Revolución Francesa hície¡on falta Iivos cor.r, y áependen de, La wel¡anscbauu'ng del iiberalismo. Resul-
más de treinta años. Ei «espíritu de partido" de §üashington erá rrrn intoncebibles e, 1a visión hobbesiana o spinoziana de la polítrca;
objeto, el mismo año de su discuso (1i96), de ia apasionada denuncia e, la ciudad de Rousseau uo se los admiría'i. lrJo resultan contelribles,
de Madame de StaéI a2. Hasta L815 no reconoció el principal pensa- v de hecho no se han coocebido, más que cu:rndo el «horror a ia des-
dor constitucion¿l francés, Beniamín Constant, que <(no cabe la espe- Lrnión» se ve susritr-rido por la creenci¿r de que un m.rndo monocro-
ranza de excluir a ias facciones de una organización política, cuando m¿ítico r.¡o es l¿r única fundación posible de la co¡nunidad política. y
de Io que se trata es de conservar las ventajas de la iibertad>r. Pe¡o csto et¡uivale rr decir que, idezrlmente, los prrtidos y el pluralisrno se
inmediatamente añadía: .,Por ende, debemos esfor¿arnos por hacer <rriginii. en el mismo sistema de creenci¿ls !' en e[ mismo ¿cto de [e.
que las facciones sean Io más lnofensivas posiblesr> u3. Constant se Inrnedirramerre se plantea Ia cuesrión áe qué queremos decjr ct¡1.¡
limitaba a ponerse a la altura de Madison. E, induso estas palabras el térr¡ino pluralismo. Hagamos primero ,,,,n pru.,, para señarnr que
¡esultaban demasiado avanzadas para la Restauración, que duraria eJ plLrralismo de los partidos se vio precedido por el pluralísrno cons-
hasta 18J0. Evide¡rtemente, Buri<e es el punto crítico en la es{era de ritucic'n-al, )r que esre úlrimo no abrió el caminá al primero. EI consti-
tucionaiismo había encomiado y aspirado A¡is¡óteles- al
* Supra, nora 19. gobierno mixto, no al gobierno de. los parddos. -desde
{r- La proximidad de
En especial, el pl.ra-
Jefferson a Bolingbroke la observa Niansfield, Jr., Srates- Iismo constitucional división del poder y la doctina d. .quilibrio
manship and Party Goternruent, op. cit., págs. 11) y 196. Más en general, úéa.se
lFilliam N. Chambe¡s, Poli¡tc¿l P¿rties in a Neu Natiox: The American Expe- enrre los poderes--la fue nr*v anterio¡ al piuralismo de los portidos
rierct, lJ76-1809, Oxfo¡d University Press, 196J, passim, y con re{erenci* a
.Teffe¡son, especialmente las págs. 6,92 y 91, i06 a 112, 181 a 181. .{{ F'stcl. no equivale ¿ coincidir con In opinión de qtre la torerancir <le la r.,p.-
sición es el producro secular.de la.toierancia religicrsa ní dr que los partitios son
a2
De I'Izflaence des Patsions sur le Bonheut des Indipiddus,Lauana., 1796,
sl'ctas y congregáciones secularizadas. No existe ese vincu,lo direcro'v mi vincu-
capítulo 7. lació¡ produce únicomente entre la tolerancia v ei pluralismo.
ai Principes de Politiqae, cap. VII, en.Oea»es, París, Pléiade, 1957, pá. ri. _$e
ginr llf8. . \'éase. especialmenre. Le C¡tntr¿! .§oci¿rl, LiLro iI. .rp. l; Libro IV, capí-
trtlr¡ l. r, .trlpr'l, r-l()til l-1.
3+ (iiov¿rnni Sarrori
Partitk» v sistcnr¿s tlc partidos 35

Y sc cor.¡struyó sin los partidos v en contril de éstos. En términos sidad de liberar a su época de los medievales, de una esrrucrur¿r csire-
i-i.¡nstituci<,¡nales, un cuerpo político no sólo podría, sino que deberí¿, chamenre trabada, inmóvil y corporarivista s.
sep§rars€ en partes; pero Ia analogía, o el principio, no llegaba hasta Evidentemenre,la rel¿ción entre el pluralismo y los partidos es
las partes que eran <<partidos» ". La teorla del gobierno constitucio- sutil en-muchos casos elusiva. El pluralismo es in hinrertand, un
,v
nal, desde Locke hasta Coke, desde Blackstone hasta lvlonresquieu, facto¡ de fondo, 1, su vínculo con el pluralismo de los partidos diíícil-
del Fderalis¡ hasta Constant, no les dejaba lugar y, desde luego, no mente constituye un vínculo di¡ecto. Sin embargo, el pluralismo de
los necesitaba. Cuando los abogados constitucionales se hicieron cargo los parridos ha sido, clarísimarnenre, una exporiación cie los países
de la teoría constitucional, los partidos guedaron aún más sumidos en que por.primera v.ez s9 implanró el pluraiismo: los países protes-
en r:n limbo, pues los partidos no adquirieron la condición de sujetos tánres más bien <¿ue los de la-conrra¡reforma. y es claiísimo'que el
de derecho público hasta después de la segunda guerr¿ mundial, e pluralismo de los partidos no ha marchado bien ni durante mucho
17.
incluso entonces en muy pocas constituciones riempo muv pocas excepcíones- más allá de la zona qu€ esrá
Es posible que la dificultad de arnpliar a los partidos la lV'eltan- -conde una \{eltanschauung pluralisra
i-1nq¡egnada 5r. No
resulta ,-rn p"ro
Ícbauang del constitucionalismo liberal fuera doble. En primer lugar, fácil hacer funcionar un- sisrema potí1iio en el que ruucbos parridos no
los parddos no eran partidos, sino facciones, esto es, partes contra el perturban una comunidad polítiia. La dificukad de dar .it. p"ro
rodo, en lugar de partes del todo. La segunda dificuitad fue el credo ",
algo.gue siempre han menospreciado los estudiosos occidenralei, igual
decididamente i¡rdividualista de ta llustración. Taimon nos recuerda gr:e los políticos que se empeñan en exportar Ia democracia. pár eso
que .,los padres de la democracia en el siglo xvlil distaban mucho de cs importante que se entienda a la luz de su subs¡rato.
considerar fundamental lo que hoy día se considera como concomi-
tante fundamental de Ia democracia, esto es, la diversidad de opinio- ,.Queda.fa pregunra de.: -¿A qué no.s referimos con el rérrnino piu-
ralismo? Sin duda,-la palabra es una expresión taguigráfica de üda
nes e intereses. Sus postulados inicia]es eran la unidaC ¡l la unani- una masa intrincada de connotaciones, de un, riqrrár, que se ha
midad, s- El que así ocur¡iese con los, padres de la democracia en el convertido en uoa ciénaga porque hemos adoptado la opiníón de que
.siglo xvrtr no resulta sorprendenr€, pues su referencia er¿i Ia demo- <<todas las sociedades en.gran escala son inevitablemente pluraiisias
cracia antigua --no la democracia liberal-, y desde luego no los en mayor o menor medidar> t. según esra generalización, e[ pluraiis-
atenienses, sino más bien los espartanos y los romanos'e. Lo gue s€ deriva ie, y en gran medida coinéide con, la división del
resultá menos evidente es por qué se puede decir lo mismo de los ',o_
trabajo y Ia diferenciación.estructural, que, a su vez, son las compa-
pensadores liberales de los siglos xvII y xvrll. Una explicación impor- ñeras ine.¿itables de la mode¡nización. Así, el argumento se €onvierte
tanre se halla en su absoluro individualismo, que atendía a la nece- en.algo casi tautológico, su conclusión es ciertá por definición-, y e[
<<pluralismor> se extiende fácilme¡rte . co¡rtexios ¿frican.s v, cle
{ Lomo se ha señslado silprt!, en l-l y nota 6, Montesquieu no deiaba lugar
a l,ls partidos al esbozar la Constirución inglesa. Bolingbroke resulta aún más 50 Por ranro, el i¡rgumento de Talmon de que
los patlres de ra demxraci,r
inte¡esante a este respecto. pues su actitud anriparridos era .tan_expiícita como en el siglo-xvrrr posrulabrn un mundo gue Llegaiía a lo q,r. él califica de ..d.-o-
su insistcncia en la separac-.ión de las <loartes» de I¿ Cons¡itución. En 7'¿s Remark¡ cracia totalitaria, es un árgumenio recons¿ruidt- Si teneüos en cuenta sus mo¡i-
ol tfu Historl, ol Englantl citaba aprobadoramenre y de{endía l¿ afirmación de váciones reales. no tení¿n ¡n mente ningún obietivo tot¿ütario. También ellos
que «en una Constirución como la nuestra, Ia seguridad del tc¡do depende del eran individualistas que se rebelaban contre la Edad Media.
equiübrio de las partes. y cl equilibrio de las partes de su nru¡ua independencia 5l Implícir?roenre. rni argumento es análogo al experimenro
la un¿ de la otra, lCerta VlI. en Works, vol. I, p,íg. l)l). Y Bolingbroke en- .-., me¡ral de M¿x
\#eber
rcndía <¡ue es¡o último implicaba que «las resoluciones de cada perte... se tomen
sobre
-la_ética protesránte. Weber demosrró que Ios factores materiales
independienremente v sin ninguna influencia, directa ni inrJirecta. sobre l¿s o¡ras, 1ue podrían haber c¿usado el capitalismo ¡ambién éxistían en la India v en
Lhrna. mienrras que la wirtscbattterh¿,& no existía. Anárogamente, no fue'una
- fi ))1).
lpágina diferenciación esrn¡crural.cunro pioceso endógeno v material Io que puede expli-
Incluso hov día, en la malror parte de krs países los partidos siguen siend«;, car.un sisrema de pluralistas creencias- Respecto-de \)íeber, uár, 'Grron *iil"
juridicamente, asociaciones privadus no ¡econr¡cidas en la Grnstitución. Entre Aulsatze zur ReligionssozioloÍie, J vols., Tutine¿. 1922.
io. p,xas excepciones not¿bles figuran la Le,v fundamental de Bonn y la Crrnsri- , Edward A. Shils, Tbe Torment ol Secrecy", Heineman. 191,6- oáp. l5l.
tución francesa de l9)8. i3.
+r Tác R¡¡c ol Totalitafian Der»ocracy, op- cit., pág. -l-1. . Frederic J. Fleron, _1r., lo explica mu¡, bien: "...
nización. desarrollo,
la ielación'eñtre mod.r_
're Vé¿se G. S¡rtori, Democrtttic Tbeory, Piaeger, 1967, caps. 12, l)' li, y diferenciación,-división'del rrabafo, industrializació", á.*o
cracia.y.plurdismo tiende a "guardar una ¡elación más bi.n de definición que
.-speciaimentc la.s p:igs. 261 ¡ 268, 291 'd ig9, lf8 v lÍ9 v )1 t' y )78. ,l ernpírica''. esro es. eri rérminoi unas §)sas dc oras, mís bicn que corno "rila-
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(l.iov¿nni Su'rori l);rrrirlrs v sistcntas tJr piirtitkrs

hecht,, a Ia malror pnrre del rrlun(l(¡ il. A n"rí iuici<t, se tr.lt¿t de ur-t cristl En.cuanro al segundo nivel, debe distinguirse el pluralismr.t socic-
_
típico de cclrno se estiran yse rn¿rfteii¡n mal los cr:nceptos- Si nos ra1 de lr dif eranciación socie taL. Amb¿s cosas .son esrructuras socie ra-
agrada confundir el plur'alismo occidental modertro, un sistema de les o, en términos más exactos, principios estructurales que epirorni-
categorías jerárquictts nredievales, r-rn siStema de cast¿rs hindú y una zan, conliguraciones socioesrrucrura.les. Pero si bien result,: qLie rod.
fragmenta.ión tribal de tipo ,rfrícano, ]l,rmemos a todo esto esrado socied¿d compleja está «diferenciadarr, ello no implica en Io más mí-
de-plurllismo, a saciedad plural , pero no confundamos este bazar nimo qr-re todors las sociedades esrén diferenciadas ..piuralísticamenre»-
con-el <,pluralismo» v con lo que trátarnos de expresar cuando califi- Er.¡ mis térmi'os anteriores, una sociedad plural no es uná sociedad
camos de pluralistas a las sociedades occident¿rles. pluralista, pues esra última no es más qlre uno de los rnuchr:_s tipos
Cabe ionceptualizar el ¡érmino i:luralismo en tres niveles. est<l posibles de la diferenciació¡r soci¡I.
es: i)el cultrrrzil; ii i el societal, v iii )el politico. En ei primer nivel con respecro al te'cer nivel, cabe decir que el pluralisnzo politico
podemos h¿blar de un¿r cu¡.tura pluralista con un sentido t¿n l{to como señala hacia ..la diversificación del poder, v, e, rZrmino, ,ri, .*^.-
son las nociones paralel.rs de culrura secularizada v ctlltura homogé^ tos, hacia h exisrenci¡ de una pluralidad de grupos que son ¡an inde-
nea. La cultura piurulista señala hacitr una visión del mundo basada, perrdier.rres como no incl,sivos!', Y, ,. hn *én.ionráo a.,teriormenre
fundamental-enie, eu l¿r creencia de que la diferencia v no la seme- cómo se amplía esre plrrr*lismo hacia las partes q¡re son partidos. sin
janza, ei dísentimiento y no l¿r unanimidnd, el cambio v no la inmura- embargo, ahora merece Ia pena detenerse en urrio,o aspect;s concreros.
bilidad, son las cosas qrre llevan a una vida agradable. Cabe decir que EI primero se refiere a dónde se halla la perspecriva pluralista
este piut*lismo es fiiosiifico, o que se trata de la teoría filosófica del respecro del consenso y el conflicto. Aburridos como ertnmos con
pluralirrno, en la medida en que di{iere de la realidad del pluralismo i5. un exceso de consenso ,v en presencia de t¿nto conflicto, ¿ctualmenre
Aun así, debe ente¡lderse que cuando los filósofos se han ocupado l-¡acemos.hincapié en que la base de la democraci¿ no es el consenro,
de cuestiones mundanas han hecho al teorizar políticamente- sino, de hecho, el conflicto 58. A mí me parece quc esto equivale a un
estaban al rnismo tiempo -como
interpretando y configurando el rumbo del trso ternerario de la terminología que desenfoca singularminre la base
mundo real. Por eso, 1o que se origina como teoría del pluraiism<-r pluralista de las democ¡¡cias liberales. P,es el término que melor-
se ve ulteriórmente reflejado, aunque sólo sea en parte e imperfecta- ¿xpresa Ia visión plurraiisru es el de disenso. Lord Balfou, hÁrab".o,-,
mente en la realidarJ del pluralismo. Así, yo mantendría que incluso el tono c¿racterísríczlmente moderrdo de los ingleses cuando decÍa
cuando llegamos a utilizar el plururlismo como lérmino descriptivo (no qr-re ia.«maquinaria polírica Iioglesa] presupone ü pueblo tan funda-
normativo), no podemos olvidar que el pluralismo denota estructuras mentalmente unido que puede permitirse reñir sin problemasr>. pe¡o
s<¡ciales ¡z políticas §)ue se derivan de una orientrrción de valores, de si decimcs que Ia democracia postula el conflictá, nos acercamos
§u.
,-,,,u creenci,l en valores El pluralismo, eD la form¡ en que impregna rleniasildo u lr exageración. El conflicto es Io .¡,-re htzo a Hobbes
aclualmente a las se¡ciedades occidentales, dejaría de exis¡ir si de!ára- ansia¡ l¿r paz b,rjo el dc¡r¡inio despótico de su Levi¿rrhan, y (uc rar¡-
mos de creer en su valor. l¡ién lo clue hizo_a Bolingbroke_v l{ume, v a Madison v a ivashingro,,
buscar Una <,coalicjón de parrido.r». siempre que ei cónflicto sig,iif;c,
ciones legírinri¡s entre los ¡,tocesos quc clenotan los concepros"» («Torv;rrd it io que dice, los partidos caen en desgraiir. iror,tunto, p.rmíirrem.
R.'concepiralization ol Politic:rl Changc in rhe Sovier Union', en CP. ener,r
t'.,
l:u¿'J,]I;"'il*r'-,rr" de ,..tt L: primera cira es de Roberr.A. Nisbet, Communiry ttnd pou.ser, Oxford
esra cxrensión coniusa sc puecle hall,r cn Lco Krrpcr' unive¡sir' P¡css, 1962. prí.q. 26)l Ia scgunda es de wilrlam Kornhauser. rár
1,iv{. G. Smirh. comps,, Pluralisnt in Africa, Universirv of C¡lifolnia P¡ess. 1969. Politirs ,,f tVlass Socittt,, Eree Press, 1959, pág. 8i. l'ambién es muv imponrnre
Este es un aspecrc dsi efecto de boomerang de que s€ tritta inlra,8.). Kornhauser en cu;lnru a l¿ for¡¡a cn que el pluralismo guarda relácíón con los
'tí Véase una panorímic¿ en .John !(, Chapman, ..Volun¡arv Ass<¡ciation ¿nd
1. lll a 1Jl), cuesrión r]uc
grupos inrermedios (especialmente las_págs. ?6 a 8l
rhe Political Theory of Pltrralisnr,r, en-1. R. Pennock, J- \W. Chapman. cornps., preocup¿lb¿ mucho a Tocqueville v a Durkheim.
Valuntarl, At¡octttions, Atherton Press. 19ó9. págs- 87 a Llii. Vé¿se un análisis i\ véase, acerca de la imporrancia a¡ribuida al conflicro, Ralph Dahrendorf.
hisrórico de cómo echr5 raiccs v evolucionó en Occidente el pluralismo polítictr of Iropji, Tou'ard a Reorienr¡rion of Socioiogical Analysis,,." a/j, *p-
duraore los sigjos xlx ! xx .n'Cirn Paolo Prar:tlstritllcr, Vt!ári e I ibert): Crsn- "Out
tiembre de 19]8- véase también D. A. Rus¡orv, oÁg..em.ni. Diisent ,rá ».-
lribura at] urut Sttciolagi,t tlel P!uralisn¡o Politito Occitlcntale, Comuni¡i, I966.
-5ó Entienclo que sd tralá de u¡s <leclaración descriptiva v tlo normativa, etl .in Kurt v_on Beyme, .o^p. Tbrory and politics, Nti,
mo_craric Fund¿nrent¿ls»,
hoff, 1971. En sentido diferenre, Berna¡á Crick, «The Srirnge Death of the
el sentidtl de qttc no üxpresa lo. v¡lorcs dtl ¿rbservatlor, -sino los valores <le los American'[-her-rrv of Consensus», en PQ, enero-mavo de l9)2. En general,
, rl¡servr<lt¡s . re:rsc [.rr.is A. (.rrscr.. Thc, Futtction, ,i¡'.\nriut- e.o"¡ti,i. fi..-pr.*,
ii;+, "
(iior,¿¡rni Sarttr¡'l Partitlos y siste)'¡lás de parridos 39
38

rlcs¡,rc,¡r que que es fundamental pará Il weltanscba¿nng pltlr'a'


lo Esto er¡uivale también a decir que, si bien «el dísenso es ei est,rdo
i¡ir,, n,, .i .l .on.r.r,so ni el conflicto, sino el disenso -v el encomio e.ntrópico _de l¿ naturaleza social, el consenso no se halla, sino que
ello es muy significativo- que clebe producirss¡¡ tz. Y la importancia del consenso
.iai ¿i.unr" Resulta cllr¿rcterístico
-y -concebido'de
s5¡s rn6ds-_para nuesrro mundo acruál se ve apovada
nun., ,. har',r entcndido el disenso como oPuesro ¿l consenso El por el hecho
ái;;;;" ,. úl^cionn ranto corr el consenso como con el corrflicto, de que probablemenre no sea una coincidenc¡a foriuíta el que los sisre-
ninguno de ellos :t' m¿¡s occidentales de partidos no parriciparan en absoluto en la creación
Dero no coincide con
'-'t, ,", posible qr.il consenso guarde relación con e[ conflic¡o del Estado nacional )' no pasaran a ser operacionales hasr¿r que se
hubo resuelro la crisis de Ia legitimidad, ésto es, la aceptzrcián del
-ról; ;;. ; niveles'diferentes de creencia ¡, de compo¡¡¿¡¡ls¡1¿s-. gobierno cor¡stitucional nr. Es posible que primero haya dL exisrir la
En este crrso, las distinciones importantes son las que exlsten entte:
;til;-ñii.n, d.) los nivele.s comunirario y gubernamental v/_o comunidad política, quizá la uniiicación deba preceder ; Ia «partición»
er¡r.e ii) los aspecros fundamentales y. las cuesdones concrétas. Si de partidos, .v. quizá sea ésta la condición que hace que loi parridos
.r,ir,. .ánr.nso'a nivel de la comunidad v ro6¡s lr:s aspectos. funda- sean un¿¡ subdivisión compatible con la unidad, y no una diviiión <¡ue
la perturba. Esto se ve apoyado por Ia experiencia de casi tod", lr,.
-."rr1., l, .rpe.i*lmente en torno ¿r las normas parfl resolver los
s<¡ciedades en desarrollo que se empeñirn en consrruir una identidad
ccrnflictos-, anana.. es muv posible qtre la gente eÍltre en conflicto
nacional y una integración, que han recurrido rápiclamente al partidcl
;;., ;;;"; a ias políricas. Peio-eilo oc¡-rrre porque .el consenso sobre
lu, urp..,o, f,rr-rdumerrtrles brinda l¿s autolimitaciooes que convier- único o al gobierno militar, y en amb.s casos han prohibido el disenso
(omo volvemos a des- orsanizado, esto es, Ia oposición.
ia, ,f".."fiicto en algo inenos que -a ccnflicto,
;;Á.i; inacabablem.ni., uunque menudo dentasizido tardi:, siempre Un segundo aspecro es el de cómo se relaciona el pluraiismo poli
rico con la regla de la mavoría, que no es lo mismo que el principio
;;; ;", enfrentamos con I,r iealidad de un pueblo enfrent¿do a tiros
Jn*" .ri. El confiicro en rorno a los aspectos fundament¿iles no es de Ia mayoría. Si se entiende la regla de la mayoría coÁo la entendian
Lrna base posible prrra la democracia, ni de hecho para ninguna comu- M¡dison, Tocquevilie y John Stuarr fulill .'-esro es, corno Ia amenazrr
¡-,iáo,J politicur .* conÍlic¡o es, el verdedero conflicto* ll¿'7x de ia tiranía de ia ¡n¿voría, o de una.,,reglamentación>> por unÍr ma-
-€sto il' voría numér-ica y concreta en el senrido literal y fjrme dei término-,
a l. gj.rra interna v a la secesión copro única solución
pio, otra párte, no debe concebirse el consenso como un prrriente entonces cabe decir que el pluralismo es enemigo de la regla de la
pró*imo de lá unanimidad. Cabría formular la difetenci¿ como sigue: mávoría. Esto no es decir en absoluro que el- pluraiismo niegue el
.l .onr.n.o es <{unil unanimidad pluralistarr. No consiste en una soltl
menre postulad:r por la visión monocromática del mundo, sino que forma más exrensa, rn su obra Plurali¡t Democrac'v in tbc [Jnilatl .states: con-
.uu.. .l inacababie proceso de littstar nruchas mentes (e intereses) o'.
llict_anrl Consent, Rand &lcNally, 1967. Charles E. Lindblom, Tfu Intelligence
ol Denocrac-y: Decision M,tkinÍ4 Tbrougb fu[utual Adjustncnt. Free P¡css, i96j.
lue <Jisienten .n ...onliciones,> cambi¿rnte§ cle persl¡asión recíproca tanr_bién e¡ t¡n¡ obra p:rtincnre'a este respecro, ¿runque sólo sea por iraplicación.
62 Ami¡ai E¡zioni, Tl¡t Actit¡r lo¿ittv,
Free Presi, 1968. pzíg.'470. ú,lnálisis
ol Sot'i,tl Conflitt, Frec Press, 1967. E-viste.una enor- clel que hace Er¿ir¡ni en cl cap. 17 (especialmenre'.ñ lo, páginas 166
Co*tittttirie¡ in tltc .\tul1, ^coosenso
a l8.l) es.muv p_erceptivo. Véase un exámen de las de{iniciones y los énfoques.
á.'Uiüii"*-fia (has¡a t§rlí.a"".icssie Bern,rrd y otror. fbe N'tturc ol Conllict'
üñeStó] tgr7. p,ies. 225 1t0. Debc queclar hien cntenclido que cl lexro sc en generll. en Theodor M- Nervcomb, Stud1, of Consensusr, en Roberi K.
ilferton v orros, conrps. Soriolog1' Today,"The
,,rfi;;; uconflicü" -" nada nr..ís-, y no a *conflicro de intercses», i' mcnos Basic Bmks, t9)9.
ó'i Respecto de las múJdples marizacione5 1, problemáticas complejidades. que
a conflictos ..latentes,'.
--"sc'a;'i;;;.
¿ún
ác Baifour figura cn su lnrroducción (I92il a Bagehot' T.he En' 1o ptredo-seguir,aquí, dc es¡e proceso. véase el brilianre esquema histórico'de
,lish Ciu:tiitttictn, 9íy,. XIi-/. En rt¡rn6 al concepro tlcl ilisenso, vease Ias dis- Hans Daaldq¡, "Pa¡ties. Elires and Political Development in'§lestern Europe',,
iin.iones que esrabléce Edrvlrd B. ñlclean, «Limirs o{ Dissent rn a [Jemocrac"¡>>, en .1. L¿Palombara v M. '!üeiner, comps., Political- Partics anti Palitical De*-
.r-it i;li¡rr,-i"pii"nrUr" de i970, págs, ].{) a J16. errtre i) innovación; ii) des- lopment, Princeron Universirv Press, i966. Véase una disección.analítica ma-
gistral e! Stein Rokk¡n, «Nation-Building, Cleavage Formarion and rhe Struc-
ircr-rerdo; iii) desr iación. i' ir') desotrdienci¡'
-- r{,-ü confirmación ni,ís recienre r esros cfcctos t¡s el caso tle Irl'lncl¿ tlcl turing of Mass Politics,,, en Cifizens, Elections, Partits, McKay. 1970. En lrr
Iti.,r,". Véri. Richu.d Rose, Gouerning Vitbaut Con.¡rnsis: ¡[n Iri¡b Perspec- perspectiva de la poiiarguía, la ordenación secuencial queda ciaramente esbozada
iL la "riolencia» de cotombirr enrre 19+tl por Robert A. Dahl, en Poliarcht: Participcttion and Opposition, Yale Universiry
;;;:.,b.;.;-p..ii. rs;r. Ei ctecenio
( tór8 es otro bucn efemplo (inlrt. cap.6, nor¡ 8-l)'
'á,-t,,S.-¡,.Ur.
Press, 1971, cap. 3. En cuanro a la crisis de la idea de'iegirimidad en parriculai,
' una'ilustración conciera de €stc Lt¡nccpto, pr.lr clemplo, cn véase el capítr{lo de Lucien ]üf. Pve rn Leonard Binder v or¡os. Cris¿s an¡l S<-
R. A. Drlrt.'lV/* i,,r"rrti, Yrl. Univcrsi¡v Prcs-s' l96l' ¡rrigs' 115 r 1?5'
y' <lc ott¿,1l(et )n' Political Drut4tspment,' Prince¡on Universitv Ére-ss. 1971.
(]ior"¡nni S¿rtt¡ri Plrridtrs v sis¡emas rJc parritlcrs 41
40
-,.incipicr de la mavoría conlo principio
regulador, esto es' como ¡rc¡ exclusivas, esto es, basadas en at'iliucioncs múltiplt-r, pues errirs
l'l,li.;.1 o"t,, la adooción de decislone-*h. Nnturalrnenle que no' Pero últimas cotistituyen el rasgo característico crucial de unu éstr,lctr-,r,,-
tí";,i;;.ii*-r"-rin". siendo la base principal sobre la cual se puede ción pluralista o]. La presencia de un grarr número de grupos identifi-
Ílrl.n.t y legiriirar el principio liruitatlo dederechos Ia m*-voría:-que quienes cables no atesrigua en rbsoluto la existencia del pluralismo, sino úni-
::";;J1."'";i, los de la minoría's' camente un estado desarrc¡llado de ar¡iculación ylo {ragmenración.
t" 'ii;; -rr..i, deben resperar merece atención' El p-luralis-
*r..r'rrp..ro qt. trn.,bién- L¿s sociedades multigrupales no son «pluralisrás» más qui si los gru-
,' "; lat g""" de las religiosas pos son ¿sociativos (no consuetudinarios n.i institucionales) 1r, sólo en
-,., .,
producto de ¡' persecuciones
.rb. d.t".tr. bie,r eir los debtltes que llevaron a1 principio de ese caso y, además, más que si cabe concluir que las asociáciones se
1".Áo si no están bien separados h¿rn desarrollado naturalmente, que no son .,impuesras,, "*. Esto exclu-
,., rolerancia- v no cabe decir que e-risra tr.
'^1 ,.ino de Diós v el reino del Cés.rr Ello comporta, en _primer ve, concreramenre, el liamado pluralismo africano, que de hecho de-
iir.r, Or" ni el obispo ni el príncipe puedan reivindica¡ en absolu.to pende de grupos comunales consllerudinários y lieva a rrna cristaliza-
iIí^l*as de los súbdiros. Pero tambidn comporta que ninguna relvlrl- ción fragmentada, y también excluye el sistema de esrrarificaciiin por
c:rstas í".
Í;;¿, toral sea Iegítima. Con elpasó del tiempo, yseal.ir aumentando
a una fase
1.,'iii.t.".rlión y í, especializaciSn ",t'ut'utalis, llega ¿Puede hacerse que el «pluralismo>> sea operacional?, o, por plan-
llr.rrt las vicisitudes políLicas de un hombre no ponen va en,peli- tear una cuestión más manejable y precisa, ¿cuáles son los indicirdores
Í,'.o ,, vida ni su bienesiar privado, Es en ese momento cuando l¿ de una estructura social pluralista? Según Janda, cabe clefinir opera-
fomenta el pluralismo' Lo sustantivo es, pues, que no cionalmente el pluralismo como .<la presencia de iisuras que se inter-
|"cr-tlarización
lli-.," .or..b¡r la alternaciSn en el poder como normá va practicada sectao» (y no, permítaseme destacar, de presiones que se inters*ctan),
iJ:ju.g" hasra que los bienestares privado.v público €stán claramente No cabe duda de qLre se trata de una operacionaiización feliz, pues
l"orrrior. Si no'existe un, ,.p.rr.ión suficieute de las diversas esfe- b¡sta con dejar de lado rodes las sociedades cuya articul*ción gira-fun-
lrl ¿. t. vida religión, la polítice, Ia riqueza- ni una protección damentalmerlte en rorno a la tribu, lir raza, la casta, la teligién v los
l,,ii.i.n,. del -la individuó.o.no tal, 1o que se iuega en la controversi¿ grupos consuetudinarios locales v auroconrenidos. Janda señala ade-
sus poderes co,r- más lo que más importa, pues. las fisuras se intersecran
irái,i., es demasiado pára que los políricos cedan de
lo que
-con tienen
se neutralizan, en lugar de reforzarss- ¡1¡6¡d6 Ios individuos
lIr^, las normas de-un siiiema competitivo partidos'
'-' En^cuarro lugar, y para volver a las bases estructurales del con- ¿.filiaciones múltiples, por fio decir le¿ltades múltiples. Por otra parte,
Cebe qued"ar .irütn"nr. enrendido que el pluralismo no con- debe ser evidenre que las definiciones operacionales resulten mdi ade-
"eoto,
.¡"" ti.pl.*ente en asociaciones múltiples' E'n primer lug.ar, éstas cuadas para el elemento estructural que para el de creencia del plura-
j.U.n r.i uoluntarias (no adscriprivas), y en segundo lugar deben ser Iismo. A este respecto, Io que se ha cle advertir es que no-debe
l(ornh¿Jser, Tbc Potitics oJ Mass Srxiery. op, t'it., págs, t0 y 81.
d La confusión entre una <.regla» de fonrlo y trna *reglamentación,, (ormal La obra de David Truman. 7'hc Goocrnrnental Proci¡s, kn"pf. iSit, es perti-
en inglés en¡re ,rru!in{, resPecto de ia primera para la se- nente. en general, a este respeclo.
"r
plarxea -! .<'rulc'> s Véase Jean Blondel, An Introdaclion to Compdrt¡lite Copernwenl , Prae,
::,rIJ;: E; .rrntÜ ,r significado !,r. ti .r:p.-qá como «principio regulador'' la -o16rs"
-
ilir¡n. ft.n..ta es rigll v la italiana rcgolt IReg-la' N' '/¿'l
T'l ger, i969, págs. 74 y 75. Bloodel explica la distinción entre desarrollo natural
P'' J e impuesro en las pígs.79 a 84, y, con especial referencia a los parridos, en las
besd. un pun,o de visra algo diférerrre, la inrptrrtrncia.rlel.pluraiismo para
r.,,eorír ¿e la rell¿ de la mavo.ía'es ¿lgo tlue detecta muy bien Leon B- Epstein páginas 101 a 111.
',in'iititirrt Partiis i, WLsrern Democlacies, Praeger, 1.967' páF' I5 a 18 v lf7 É Respecto del pluralisnro africano, vé-tse rupra, la nota 54; en cr:anto al
1" t58, no imoicic que e.l principio de Ia mavoríl rambién encuentre sus úlrimo, del cual es eiemplo ¿c(ua[ la india, vé¡se L. I. v Susan Rudolph, «The
i,"í¡1.i ,".,n
];*¡i^.i;;.;;; i, in,.nri¿ra ilesigual de Ias preferencias (véase C.«\üill
Sar' Irolitical Role of India's Caste Associations», en Eric A. Nordlineer, conrp., Po-
lllli'lr-"i.i.-ó..lti"".ti e Sistema dei Óomitario, en R'l'tP, t, l9il' v litic¡ anl Society, Prerrrice-Hall. 1970. lvlientras que los Rudolplise centian en
';;*;; K;il D.*,-trcv7 Decision-Marking bv Maiorities and b-v Commit- cómo la uasociación', [de casras] puede aproximarse a una asociación «volunra-
.,."s». en CO. orimavera de 197))' ria» (aunque el nacimienro dentro de la casta sigue siendo una <icondición nece-
''"'"' a; i;ñrl*";i; <le la toleranciu yo tiendo ¿ consider¿r como la base saria»), dejan perfectamenre claro que la pertenencia ¿ h casta india es «corn-
-qr.re que destaca_ nlu)' bien Plamenatz
,n lu qu. ,.'por. .l resto del edificio-- es algo pletarnenre adscriptivar, que o.rando se ha nacido en una castfl no «hav medio
',:;'¡ú;;-r',;í-i;rii,t, ip- i¡t., vol. I, .rp- "2, "Lib"rtv <¡l Crmscience'' Vá¿se de cambiar de identidad social", y que la hom,>geneidad cultural v social de los
ir*Ui¿n su cafít.tl.r'en'I]rvson , ,'tr,',. comps'. Aspicts ol Iltmm F'quulitt' miembros de la casra .,ller,¿t comc¡ resrrltadr> un senrido de e-tclusiviclad» (pigi-
Ifrrrper. 1916.
nus 2J2 v 2111.
42 (lit¡v¿nni Sartori Partírlos t sistcnrds tlc prtrticlt,s 43

trlviclarse el courexto de valor clel pluralismo v que ¿l nivel opera- Sin embargo, no es cos¡ de despreciar. Y gran parre de lo que siguiri
ci<.¡nal de definición queclrrn .sin expresar much¿s lripótesis anteriores f:Lrc:rlgo que ocurrió n¡rtes cle que se comprendier¿r, y mucho men()s
(v causales) 70. cle que se proyectrrra hacer.
Entonces, result¡ correcto hablar de plt*alismtt dc partidc¡¡. De A menudo se oye decir que los ingleses empezaron a pracricar el
hecho, esta expresiór'l tiene un significado más profundo del que sole- gobierno por parridos en el siglo xvrrr n. Pero el ¡érmino de ugobier-
mos at¡ibuirle. Si se toma prima lacie. el pluralismo de parridos denota no por partidos» es rnuv ambiguo. Cabe utilizarlo para expresar el
senciilanrente la existencia de más de un partido; pero lzr connotación partido ez el gobierno, esto es, que los partidos entran en Ia esfera
en que se basa es 1¿ de que ios partidos en piural son producto del del gobierno como uno de sus elementos componentes importantes.
oph-rralismorr. Sin embargo, el que la legitimación y el funcionarniento Se trata va de un gran paso adelante, pues los partidos pueden no ser
rlrmónicos del plurrrlísmo de partidos se basen en la aceptación del más que vínculos entre un puebLo y un gobierno --{orno lo sigr-rieron
pluralismo tout court, sin calificati.,¡os, sigue siendo un factor de siendo durante mucho tiempo en la Alemania imperial- sin disponer
fondo, No ayudrr a explicar, entre otras cosas, Por qué evoluciónaron de ningún acceso real a la adopción de decisiones a nivel guberna-
los sisremas de partidos como 1o hicieron, ni el papel que llegó a de.s- men¡al. En todo caso, el partido ea el gobierno, tal como se define
empeñar el sistema de partidos dentro del sistema político general. más arríbr, dista mucho del gobierno por partidos enrendido literal-
mente, esro es, en el -sentido de que el partido gobierna, que de la
fr-rnción del gobierno se apodera el parrido ganador, o la co¿lición
1-L- Gobierno responsable y gobierno que responde cle parridos ganadora, que la monopolize.
Distingamos entre i) el particlo.¡rrc qued'"r fuera de, y no inter-
Hasta ¿¡horl hemos venido haciendo hincapié e¡r e[ rumbo de las viene en, l¿r esfer,r del gobierno, el parrido embajador, por así decirio;
icle¡s. Naturirlmer:te, est¿rs ideas respondían a la evolución del mundo ii) el partido que funciona denrro del ámbito clel gobierno, pero no
real. Pero cuando Burke definió el partido, se adelant¿ba a [a his- gobierna,.v iii) el partido que de hecho gobierna, que asume Ia fun-
roria. A purtir de Burke, no obstunte, son los hechos los que se ponen ción gobernadoro o gubernamentel 7r. Obsérvese trmbién que existen
por delante. Por citar a Oakeshott, .,hay grandes éxitos que se logran nruchas fórmulas inrermedi¡s no sólo entre, sino dentro de, estos tres
en lr niebla mental de la experiencia prácticat Tr. De hecho así ocurrió casos, y especialmente que Ia distancia por recorrer entre partido ea
con la forma en que los partidos ingresaron y empezaron a funcionar el gcbierno y gobernacióa por el panido es verdaderamente grande-
en la esfera del gobierno. El para qué sorr los partidos es! No cabe ducla de que durante el siglo xvlrl no se materializó de
-estopolí-
cuáles son sus funcior'¡es, su ubiceción y su peso en ei sistema hecho nada que se pareciera a un gobierno por partidos, ni en Ingla-
¡iso- no es algo clue se ha1,zr pro,vectado mediante unrl teoríá, sino terra, ni en ninguna otra parte. Y resulra muv dudoso que en el largo
que se ha deternrinado por una c,rncurrenci¿ de acontecimientos. Por ¡einado de Jorge lII los ingleses cruzáran realmente el umbral ent¡e
e¡emplo, la frase .<la oposición de Sur Majestad» no se acuñó hasta el particio de tipo embajador v el partido que ocupa un lugar en el
182L, y de form¿ improvisada, no a partir de un argumento compii- gobierno. Bu¡ke jamás vio, en rocla su vida, el partido que había
cado sobre la alternancia bipartidistrt y sin sobres,lltos en el poder. definido. Y en tal caso, el <{gobierno por partidos>> no es aplicable,
ni siquiera en su sentido más amplio, forqu. no existe tal cosa.
-?0 h avuda de C. Rotkin y D. Sylvan}. ICPP, Vari,tblcs
Kennerh .Ianda {coir
Lo que los ingleses empezaron ¿l practicár durante el siglo xvrtt
tnd Codfug Manual, {.'
ed.. marzo de 1972, núm. 1.4 del ..Internationdl Com-
pararive Poli¡ical Parties Proiect)), serie de monografías, Northrvesrern Univer- nr': fue, pues, el gobierno por partidos, sino el gobierno responsable.
siry. Es algo que señala. en general, Kari Deutsch al observar qtre el omodelo No sólo precede el gobierno responsable, en el tiempo, ul gobierno
rlel p{uralismo» comporr'¡ ret¡oalimenraciones negativas (esto es, que se auto- por partidos, sirro qtre este último es en enorme medid¡r un resultado
corrigen v se autoeliminan) debido:r l¿ existencia'Je «presiones cruzadas>r, esto
c's, de que las posiciones rle conflicto quedan superpuestas y, por unro, no se
refuerzao ( "Multipolar Pou,er Sys¡er¡s and Intemationel Instabiliry" Icon ir En esto, por eiempio, se cenr¡a sob¡e t<xlo lVansfield, lr., Slatesmunsbip
.1. D. Singerl, en WP, abril de 196.{. pigs. )9) ,y )94\. V&nse otras sugerencias
u»J Part'¡'Qooern»tent, op. cit-
operacionales en Robert Presthus, Pluralist Framewotkr, tn Henrv S. Ka- 7l Todo el alcance tlel goi:ierno por partidos propiamenre dícho se detall¿ en
riel, comp.. Frontier¡ ol Detnocratic "TheTbcory, Random House, 1970, páginas cl oparadigma, de ocho con¡lici<:nes <¡ue formula Richard Rose. en oThe Varia-
27.{ ¿ 104. biliry oi Partv G<¡vernmcnr: .¡\ Th«:retie.rl and Ernpirícal Critiqr.rer, cn P.!,
1t F.xperitncr ,mrl I ts ll[¡¡dr¡, Cirrnhri<lge Uniüersir-v Press. '1966, plg. "i21. tv t969,
( )itir,¿nni Saltori l)rrrtirlos r sis¡c:lres tlu ¡r'rlti.krs 45

rlcl ¡rrimero. El gobierncr responsable con-siste en que los ministros les prcocrrpirrr más su p,rrtidos .lLre sus electoresrr'n. Etl consecl¡ctl¡ir,
scetr respoflsables artte el P¿rlamento. Cabe calificar a esto, en un cabe formlr]af la pregr;rlta como sigue: ¿Cómo p¿lsamos del partido
seniido muv flexible y, LJna \tez rnás,.rmbiguo, de sistema parlamen- prrrlamentario rrristocrático de grupo interno al partido elecroral, de
tario, esto es, de sistern¿ basado en el apoyo pdrlament:lrio del go- grLlpo exterrro \r, a fin de cuentas, orientado democráticamen¡e?
b,ierrro. Pero en esta disposi,:ión no ha¡z nada quie entrañe, forzosa- Si se deja suficiente margen para l,r fórm¿ to¡tuosa I' desigual en
mente, un sistema de gobierno basado en los Pártidos. Esto resr,rlt¿ que ocurrió hi-stóricamente esta t¡ansición, lógicamente se pueCe
muv claro en Burke. Su actitud era la de que: «La viltud, el espíritu reconslruir cr¡n claridad Ia secuencia. Por ponerlo en términos muy
v la esencia de trna Cámara de los Comunes cotlsiste en que sea la generales, un gobie rno responsable ante las cámaras se convierte ttm'
imag.r, expresa de los sentimienros de Ia nación. No se instituvó para bién, ¿r la larsa, en un gobierno res¡:onsable ar-¡te e] pueblo y, por
que fr-:era un control sobre el pueblo--. Se proyectó como r-rn control ranro, en irn gobierno t¡uc rtsponlr, uri gobiento que está atento
para el pueblor, ?+. Sin ernbatgo, para el puebio no irnplicaba po;' e1 1r, v.se ve influido por, la voz del pueblo. Pero esto resulta demasiado
pueblo. Burke concebí¿r ,rl Farlamento como un órgano represenla- general. Cómo v por qLré evolucionaron así ias cos¡s debe entenderse
iircr; perr, la representación de la que hablaba era mucho más <,'¡ir- de iorm¡ más detalhda v se pr-rede representar como se hace en el
rual» que electoral. Con{ornte a este criterio, los partidos no sola- esquema del c:u:rdro I (en el elrtendimiento de que la.s flech¿s indican
metrtc eran ajenos al proceso de representación, sino adversarios de s<iii'¡ los prrncip:rles vectores caL¡sales).
é1. El representante de Btr¡ke no era uo delegado obiigado por las ins-
(,UADl{O l.--Dtl grsbitrnrt r(ÍPonsablr il q:hitrno por
trucciones de sus electores i5. También conforme a ese criterio, a Brir- purttrlot
ke ie hubieran horroriz:rdo las insrrrrcciones de 1o_. partidos v Ia (i¡bicrnt¡ Prrrido parlanrentarit: (oricntlrkl lracia clentro)
discrplina del partido.
rcsptrn-sabk' +---J>
I

En cambio, el partídil de Burke organizabrr las .<conexiones)> en I

el Parlamento; no organizaba, ni se pretendía que organizase. a los ü


Pri¡¡.r¿ «rhrcnci<in tlcl
miernbros fuera del Parlamento. Es¡o era algo part más udelanre tlcrccho rlc v<lto Ptrtido rlec«rrul (qrrc L¡usc¡ r'otrrs)
y algo que Br-rrke ni previó ni propuso. En la terminoiogía de Tocque-
ville, el partido de Burlce seguía siendo un paftido «aristocrático»
v no odemocrático». Esta diferencia es importante. Ccrmo señaló per- ( krhicrr¡o c¡ rrc rr:sponr[.
/ I

ieptiramerrte Tocqueville: «Es natural, en los ptríses democráricos,


I

.1.,e los miembros dc les asambleas políticas piensen lsongent) roás tI

en sLrs electores que efl sr-r partido, mientr¿rs qLre en l¿s ari.sttxrrcirrs (L,hir¡'ntr lrrr Solirlificncitin tlc Irs p¡r'titl,,s
¡rrrrrirk:s i-
Sis¡r:r,r tlc plrlirltrs
I
la Thaugbts on rbe C¿ust ol tbe Prcsent D)stontentf , Works, op cit, pági' I

na J§). El iubravado figura en el texto. Véase también la página )79: oSiempre I

se había.." sostenido qure cl primei deber del Parlemenlo era ñe!.drte il ilpo'ttt'
Y
i)crccho gcncrul clel
al Gobiarno basta que el podu ettuuiera en ltts matlos de las per:ontrs que resul-
pira el pueblo, o mier¡fras en la Corle predantinax-.n faccionet \.oI() - Parrido de rnilsas (orientado haci¡ afuer¿)
taran aceptables -nrción
tn las cuales la no tenia t'onlianza tlguta>> (el subrayado figura en el
texro ). En sí mismo y por sí mismo, el gobierno responsable no implica
¡5 La teoria de Burke de lá representación se formuló en el Btistol AdCtess uiás que los rrrínistros deben obtener fondos del Pa¡lamento v están
dc l7?4 v ha sido algo tan ni¿l éntendido como su idea de1 parrido. Al igual expuestos rr l:r crític:r rie ésre- Pero es muy posible qr,re los miembros
que el part-ido de Burke se séparrtb:r de ia facción. su ¡ef:reseoraci$n comenzó la
.r, flroá..n, al disrancirirse de la idea merlieval del mandato- Véase mi artículo ,-lel Parlamento sigan atomizados, est,f es, que falten las conexiones
(ñ Iiltern.ttional Enclr'laprtliu oI the \oci¡l Sciences,
.<RCprescntarional SVstelnsr,
lvlacmiilany Free Éress, i968, XlIl, especiaimcnre las págs {ó6 a "168' Vé:rse t6 Du la Dénzr¡cr¿lic cst Amiriqre, vol. II, I,21 (pág.94 r{t la ctJición de
Heinz Eulal v orros, "The Role of the Representarive : Some Empirical Obser- Gallimard de 196l), El texto rIe Tol-queviile st parece mucho ¿ decir que en
vations on rhe Thcorv of Fl. Burker,, en ,4P.!R, dicietnbre de 19j9, piiginas ks a¡istocracias a los nrienrbros del Parla¡nenro Ies preoctrpa.sobre ttxlo st¡
112 n 1i6. <piirtc)r. o han<lo. v no lt,s tlcctort,s.
(iir¡r,¿nni Sarto¡'i
P¡t'ticlos v s¡stcrn¿s dc parridos 47

tlc ri¡:o partidistá que propugnaba Burke. Como Burke sí explicó por' Es- posibe que el parrido que acopia votos no signifique una srxn
.,,.,é interesz¡ba rr los miembros de la Cámara de los Comunes unirse diferencia, pero el partido que los busca sí. Si hay que buscar votos,
c','r el sentido cle los partidos, ya puede darse por hecho este primer hay que atender a las quejas y, hasta cierro punro, hay que safisfacer
paso. Sin embargo, nos deia con un '<dominio de los caballeros" las exigencias.
ionstitt,cional para el pueblo. Las cosas siguen siendo muy parecidas Así, hay dos elementos de rerro¿cción que inrervienen cuando las
a lo que Burke hubiera dese¿rdo que siguieran siendo, al menos elecciones lo son verdaderamente. Uno es li solidit'icación del parrido,
hasta que el electorado adquiera importancia Par Iu número, su cali- con lo cual gueremos decir que llega un punro en que los ¡,artidos
dad o ambas cosas. Hace falta estudiar las múltiples fuerzas que lie- no sólo están unidos por <<principios», sino también por las ventajas
varon a la primera extensión de1 sufragio y, en Inglaterra, a la Lev electorales de llegar a estabilizerser o a ser más esrabLs. Si son exce-
de Reforma de 1832. No cabe duda de que exístia una presión cada sivas las oscilaciones, Ias escisiones, o se cambia demasiado a menudo
vez ma)ror ciesde abajo. Como dice Daalder: «El partido político mo- de nombre, rodo ello acaba por converlirse en un factor negativo.
derno.-. se puede calificar, con muv poca exageración, de hilo de la En ese rnomento es cuando los protopartidos, o las «partesr que
Revolución Indust¡ial» r. Sin ernbargo, al principio este proceso se antes eran divisiones internas del círculo interno ly superior) llegan
vio deséncadenado desde a¡riba. Es probable que los miembros del a ser partidos en el sentido que decimos nosotros, esto es, divisiones
Parlamento creveran que sus propias voces adqui¡irían rnás peso si del país en general. Y esto es lo que implica Duverger cuando dice
su represenratividad fuera menos supuesta y rnás electoral. Sin em- uzón- que «los partidos propiamente dichos no tienen más
bargo, 1, por encima de todo, el electorado intervenía como ei resul- -con
de un siglo» D.
tado de una serie de puias cruzadas entre el Parlamento y el gobierno. EI segundo elemento de retroacción es el que Jleva del gobierno
Un gobierno que se enfrentase con un parlamento intratable recurri- responsable al gobierno que responde, o, en rodo caso, a una combi-
ría, más ¿llá del Parlamento, al voto de Ios distritos electorales, como nación de ambos- Un gobiemo responsable no necesira responder más
hizo \X/illiam Pitt. Y el Pariamento se veía obligado a tomar repre- allá de su responsabilidad técnica: su norma consiste en iomportarse
salias por los mismos motivos. O sea, que este proceso se vio desen- de forma responsable y comperente . En cambio, un gobierno que res.
cadenado por irna evolución endógena, por la diaiéctica interná entre ponde es un gobierno que está obligado a acceder a lo que se li pide.
el Parlamenro y ei gobierno, pero aclquirió impulso y se vio determi- Si se mide por el ras€ro del comportamiento cornpeie.,re ¡r técni-
nado ulteriormente por fuerzas exógenas. mente responsable, es muv posible que ai gobierno que responde se le
Aparte de los Estados Unidos, las primeras oleadas de obtención deciare ,oirresponsablsr>, esto es, se diga que abdica de su propia res-
del dérecho de voto dist¿ban mucho del sufragío universal máscu- pons¡bilidad independiente. Así, aftbas cosas son muy diferintis, 1, su
lino 7§. Sin embargo, la obtención del derecho de voto se destaca, equilibrio es conflicrivo. Sin embargo, no cabe hablar de un p.riid.:
independientemente del número de personas a que afecrase, como un clemocrático en el sentido de una orientación externa y demófila-
punto crítico decisivo. Fue el establecimiento de nuevos distritos en más <¡ue cuando se deja de insisrir en [a responsabilid¿d y se pasa a la
los <<burgos podridos» y la entrada de votantes a los qr-ie que no se capacidad de responder.
podía sobornar, o que ya no estaban dispuestos a seguir las instruc- Lógicamente parecería que es el gobiemo que responde el que
ciones de sus superiores, [o que llevó ¿1 partido a alejarse del punto equivale al gobierno por partidos propiamente dicho- Difícilmente
en que lo había colocado Burke. Cuanto más necesitan de los votos podrán los partidos atender a las exigencias por conducto de las
los miembros del Parlamento, rnás debe el partido-en-el-Parlamento, cuales compiten por los votos si rro pueden gobeinar; de ahí el gobier-
esto es, el partido nristocrático, echar tentáculos haci¿r afuera, es decir, nc por partidos. Sin embargo, históricamenre es muy posible que se
más necesitará el parrido parlamentario, aunque sólo sea en el rho- --fJñI-.i..
menr() de las elecciones, la adición rie un partido electoral, un instru- Duverger, Its Pattis Poliriques,2.' ed. revisada, C.¡¡lin, 1954, pá-
mento de acopio de votos y, a fin de cuentas, de búsqueda de votos.
gina l. La primera edición del libro data de 1951. Por lo general, se hace refe.
rencia al original, pues la traducción a.l ingiés (Methuen, and \?iiey, 1954) no
siempre es exacta *.
, En LaPalombara v Wciner, comps., Palitical Partits an¿l Political Dette- * En Ia versión castellana se ha urilizado la edición del Fondo de.Cultura
lopment, op. cit., pÁg. 52. Económica, L957, trzd. de J. Campos y E. GonzáIez Pedino, v les cius por pá.
7§ Las ampliaciones del sufragio las ha analizado extens¿mente Stein Rokkan
ginas se tefieren a esa edición salvo en esta única ocasión en que el auto¡ ci¡a
ao Citizt:¡t¡, Electtion¡, P¡rties, op. cit.. Parte II, prígs. l-l) a 2.{7. por la 2." ed. (N. ¿lel f.l
48 (]iovan¡ii Sarro¡i I)arti«l<¡s v sisrenras dc prrri<ftrs
49
irrvicrta la secuencia, pues son muchas las circunstancias que ir-rfluyen t¡ans¡nisión- Pero el {.rue esros víncuios
fueran a adoptar ra forma
cn estrr evolución. Cabe reducir la cr-restión a decir que el gobierno v carácrer de una disposición der.tipo de
ros partido, níráio'iu. orgo
que responde v el gobierno por partidos tienden a ser sinónirnos. imptevisro sino que én g.an medida ..
Tarnbién cabría decir, aunque rodavía con más cautela, que no existe
.o*pr.r.,dió mal. Toda la evo-
'*p.._itor.no.
lr.rcro. que se acaba de recapitular
ocurrió ,.pari._
ninguna razón que obligue a la gobernacióo por los partidos hasra dentro de Ia niebia menral ¿L f..><p.r"n.l, pi,i.r;.r,
que l<.rs partidos tengan que .,devolverr> is que se les ha dado en las la [uerza de los hecho. qu" po.
fo; ü ^u.t_,o'ria,
;;;;;i¿;,'y-;;;;;'i;
elecciones. veccióo, de las ide¡s. ,,"-
Cuando se unen todos estos hilos no sólo obtenemos el parrido Tocqueville regresaba de los Estados Unidos,
moderno, sino también el sisterta de partidos conlo recluisito esrruc- *,. -.a.,ii:ro,
vrslo como los donde ha_
partidos n)oderños iban naciándo , f,rn-
tural del sisrema polític,: y, por ranto, como uno de sus subsistemas. :,;r,a .primeros
cro'ando en condiciones de.n:ocráticas, el comenra¡io
Si bien los partidos se convierten en partidos a raíz de la primera c¡ueville-. fue que olos parrido,
g.n..oi d. To.-
extensión del sufragio -'-esro es, en condiciones de muv escasa ptrrti- §r.
.o",,n'.rJ inh.rente .i-for-oJl"rno,
libres" Esro no equivalía n d..i, ;r;.'ü ;;;.J.l;
cipación ¡, de un derecho de voto muy restringido-, no cabe decir V./ashington. y si bien T*q.,.rill. p.i.iür, or.T,,Éil'¿i.rr"
[o mismo del establecimiento del sistema de partidos. La estructura- la dif..eJa] .rir. pr.,i-
dos arisrocráticos v de*oc.ári.o;,-á-l;;r"
insistía
ción de sistemas de partidos de [a comunidad polírica no surge hasra en orra cosa, esto es, en Ia disrinciórr cúalitariva era cra¡amenre
c¡ue el derecho de voto y otrás condiciones llegan a una «masa crí- ugrandes)> ), «pequenor,, Ios
lno .rrnii,rriru)
tica>> e impiican a uo sector conside¡able de [a comunidad. Hav que ::I:,_il.ri.los,
prtncipios e ideas generales los'úrti¡no, ;;il;;,'ü;r;á;, .,
mantener vago este requisito del volumen, dad¿ su enorme variabi- -v qu. no eran en absoruro
diferentes de .f¿q¡i"o..r p.ligrorurr;.'Ñ;
ville por los partidos..rá *i, p.ri{érico,- rino .i i,.i.Á;; T;.qr..
lidad en cuanro a tiempo v en cuanto a ritrno. Sin embargo, es evi- ,¿to
dente <¡ue el sufragio r-lniversal o cuasi universal no es la condición coincidía r¡ucho con,. la de rodos ,ur-
q". .;-p_*"0*;¿,
necesaria para que los partidos se conviertan en un subsistema del no fueran facciones sr. f..á...rorÉr, qu..lo, pJrtido.,
En iBgg-, i;.:^it'.y.. d.br,'r..n- ,i"¿rr))r¡roo
siste¡:ra pclitico, el ejemplo más destacado de lo clrül es Inglaterra. El Cournonutealth, una exrensa descripción "d"'.ón,;
derecho universal de voto introduce los partidos cle masas y el parrido nraquinarias. de [os. partidos .n lo,
ir".L"r[."
'0..""rr"*",riU,
de «creación externar> e. Por tanto, modifica el sistema de partidos,
Érr.J"" ú;iJ;;,
bución reórica no fue.rnucho más allá q"".1
pero no es un requisito para establecerlo. En cuanto a Ia secr:encia, ,ii.ir;rÍ;lüij qr"
Ios datos históricos no señaian que haya habido una progresión clara "los partidos son inevirabr.r. Nrgú;-pli", g.r.d. v ribre ha carecido
de ellos. Nadie ha demo.srrado .;;"
ni uniforme de todos los pasos qlre se recuerdan en el cuadro l, pero representativo sin ellos,, ¡r. ;;;;-i;;;;;'".,'o'Jüi..no
sí parece que exisre un orden no reversible respecto de tres aconreci- Hasta la primera guerra munclial, Ios dos
específicamente del -rema de to, ' p,,rrido,
¿lutores que se ocuparon
mrentos principales: i) el gobierno responsable; ii ) la «realidad» de
las elecciones, y iii) el establecimiento de los partidos como subsiste- -Tú-,oocrotic fue¡on, Orrrogoir¡; -,
Ln Amérique, op I, II, 2
ma. Esta secuencia no es reversible en el sentido de que si no hay ._li!:. vol. lpág,. l1gl_
vot'¿iscs si'il"
más que elecciorrcs v p¿lrticipación, esto es, si no hay un sobierno , ,i'r,''rlr!o',!it,]'' ''
dl
'i "i')i* Ei't'Ü,i''1e\i¡. págs. te6. ie7
constitucional y respon:table, ello no conduce en absoluto a una comu- VÉase en gener¿l el análisis.lerallado cle Nicola Mat¡eucci. «il probtema
rridati política basada en los partidos: it un sisterTtd de partidos. nelc Rioe,iio.;'á1Áiáil'¿l r*q;;;;i[";'1,].it,iii,¡",.
É:i,,i#:'!:,or".t:*
Tod,¡ esto parece bastante evidente si se considera en rerrospec- § Modern Detnocracies, Macmillan, 19),1,
tiva. i\¡lienrras ocurría ho resultaba evidenre ni se advirrió. Enrende- si vol. I, pág. 119.
. Osrrosorski- Democ.ract and the dryoi)rrtioo
ñf
palitical
mos como cos¿ evidente que si se consult¿ a una sociedad. v cuánto ducción de F C-larke). Macmillan, 1gO;,') á1. í.f ,"f Iolse refiere ,parrits {rra_
el vol. Il a los Es¡ados U.njdos]. b¡ r.;"r-.'rir¿io'¿. Ingir,.r..,
más extens¿r sea la consulta, más requerirán la expresión 1, la artictrla- Ostrogorski es Ia Iñrroduc-
ción de sus dem¿ndas unos vi'rculos intermedios y unas correas de
ción dc sevmour Marrin Lipsei,
Lompararive S¡udv of Political p";i"r;:;
,ó;;;;;;;k;;il;h.;;,rili.iooá*'ii ,n"
;;'Jiüon abreviad¿ (en un volumen)
§0 Básicamente, eslo se refiere a los parridos socialistas v carólicos. En cuanro
de la obra ci¿ada, euadr.ngr"
desde un punto de
oüli 'p;s" ;."';-i;;"'óffi;"::il "o.Ji,!nuo,
individuaris¡a, ra iituc;óli oe
sus.rrurr a ros parridos con
a la distioción entre parridr> «de creación internár, v «de creación exrerna». véase 'is¡ano
esto es. ¡n*iru.io,.rll;;;;;;;,r"res
Dr,:verger. Lt¡ P¿tr!is Politiqucs. op. cit.. ¡rrigs. 8 a 16. Del parriclo de nrasas sc- 1,,*:,1::ir,a.'.
eieccrones bn ese que se diso^.erían entre
sen¡ido lo prccedió Charles C. p. CI*t]..¿7
lrittar:í en el vol. Ii. l:red'> and thc prcplr Re¡tore)l
," pr,*ir.'-fiiri*t, lsOo "li*iiirí'hla¡,.
,. i
Pa¡tidos y sistcmas tle parridos 51
Gii'rvanni Sartori
50
Ies preocu- dos... Como los rnotivos para el partidismo son tán sencillos v t'rn
r, Michels
s. importantes diÍerencias' .ü. ambos '
Pese a vigorosos, el rasgo característico del gobierno por partidos es la res-
antidemocrático y oligár'
L:¿ba. v también l.t d;;í;;'oü-tl petabilidad, v no la existencia, de los parridos, *'. Es muy cietto que
carácter
i. H';;t;iJt;,
ffii.: v no como intervenían' tos partido^s Su-corno
proble' los motivos para el partidismo son muy sencillos y vigorosos; pero
*b,i"t-u- l' tn r' ptitilt' de la dcmociacia' democraci¿ durante milenios enteros no engendraron partidos: produjeron ofac-
"t'i,'l'"
ma era la democraci^'iiio'"'¿riiro
de ]os partidos, no la
cionesr>. Por tanto, es la existencia del partido, v no su respetabi-
potirito'íttíi"Ái'li' / b*101i'o €n' eA los partidos' Mi'
cc.mo sistem, lidad, lo que es necesario explicar.
uná'"t".i"losía» de los partidos- Sin
chels oresentaba su librr.;; p^-ttidos propiamente
.mbaüo, el fundador i".'ir'L.ioiljr" [s
a"9
lvlichels,;";M;;-\ü?btt"' Fue §üeber quien llamó
.licha no fue En-ee]s;.a
fo,ma"*"tñ" il¿t i'til.qut 1.4. Una racionalización
lv{arx- las
la atención
-d" ¡ en qalli-cular'
dt lot partidos
brses sociales de la dütl;;*il;J)' como lnilurne'
ffi; Ñ;.ion., t"' "ntüo son tan Denetrante§ Cabe plantear la cuestión de cuál es la peninencia actual de los¡¡
",, qr1t.91ü*os estudiancio' incurnbe
rables. Pero en .u^'"o i-i^ tuol";¿n antecedentes. ¿Por qué volver a los orígenes? La respuesta es que elll
de haber sugerido una
a lüeber en gran ;áj; l;-;i;p"".;bilidadtondt'ctor sociológico le ilevó
pasado es el mapa inicial, el prcyecto de los cimientos. Con el tiem-ji
pcrspectiva histórica ;;tót;;' il hilo po, el edificio va subiendo y los cimientos quedan tapados. Por eso,ll
calificar de partídos a los
a afirmar, por.¡.*pli;';;;t;;útÉ".:'.bt d, con lo que perpetuó de cuando en cuando merece Ia pena contemplar el proyecro inicial.
ourridos de laantigü.ili ,"¿.-l^ E¿r¿ M.¿¡," <(partes)) Ent¡e or¡os motivos nos compiicamos tanto con las sutilezas que
süel-
il:Hili;"';;;;;1;;f.n..'ioil' .t/' ias antisuas 'como sean
"et qul ros partidos perdemos de vista los aspectos fundamentales. B4g!_r¡ggg§_¡cr§!e-
h" .;';i#ii;;;'il";'';;á;':';i11"ipolitica completamente nue-
gunta
tales porque entran t'' ut'^ constra.cción algo que escapó eran nece$artos,
poi ell"' fue
vs v se ven, a t" ;;, ;;'ftg"t'áot v contemporáneos'
;V.ür,';;*. r','uit tttñ;J; 'us a ptedecesores
el término partido pasa
Por tgoto, -.,ttt-lu-'!tnu "pt'ir.queposiriva porque ind'ica una
, *; ;;ri";i"'á y ,¿c"itre un' connotaciónpoiot'e la cosa es diferente'
nueva enrida.i. EI ";i;. ;; dif.r.r,r.
innovador del asunro:
N{ansfield prese'ta ;;;i;t;cia el.aspectá
d' Desde hace ciento cincuenta años los partidos han actuado y se
";;i;;;
:ii:ffi; .,r.r,i, h't'*t-;H"ia^a alt gobierno
P"-'-l-1'iid"' han desarrollado mucho más como cuestión práctica que teórica. Por
hov día habicla J."tu-iompleta ausencis en el pasado''> Pero
este motivo, entre otros, tiende a perderse el mensaje. Y-mi¡¡gu
il';;d;-*.pt* i" *plitatiót que da-después: oCo.nforme a estos mento es que se puede recapturar. el rnensaje y reconstruir la,s raz_ones
datos, parec. n...,"iá-iistinguir Lnrre partidos 'r' gobierno Por Párt'- p"rTr qü, * .rJr4s¡E.lia-os É@
-aunq,f
- * *-il,.hels, political purties:_A Sociological study ol tbt oligarchical te-=-§9'{grnq g*la!-ggq_plgg§g5igg t:n.tgsj
'ltndexci¿s ol Modcrn'i"*i"'i'" ritt-P'"t'''is6z'
pttó e[ rítulo de Nlichels
íi-¿i' Dcmttktatie"T et libro se 1.
cr'¿ Zar Socittlttse d"t í;;;';;;;;i .uá¿"trnet Su es¿udio se centraba
L_os partidos ,ro son facciones.
nublico primen>." 'tt*¿í tn üii-'"'"'
p¡i¡ido
ita.liano
So.irlir,^'Tü.iín,'u^.r'r.il,rd .r"
en
l^
1912'
d. in sociaÜsta desencanrado' 2. U-,rp.;iqidá e; pa1¡é .{él1¡-i @,
Ln el de Juan Linz a la nueva
l.o meior que hav..""i^i''l'riii;[;;-i;.i"tttducción
3. Lo9
"pq¡¡!dgs_
qo1_c-o¡!¡q1o_s_de exPresión.
Mulino. f-ieZ. V.rt. rambién G' Sártori'
e<lición italiana de la;L;.i;;,'Il en RfS, iulio'sepriembre
«Dernocrazia_ eu-.roi;"".'6iiür.t'i"'^";;--i;i,i",
ttt están dispersas en
1. Los partidos zo son facciones: esto es. si un partido no es
ftf;. ide*s de Max weber accrca de. ^tos pamidos167'a ffi
diferen te un parlid0_ft:gq.rsa--tecsié! ). La
---L---

\vturscbalt ,n,l Gr,"ttr)ii)1, ire-j', t'Ling'' rriá..[' o1s¡ v^especial-


dÉ,"sZil ázá.'fi'ti,iJl*
'16.9.
principai lo es*ibió percEfrñn áE-esta dif¿ññ¡E-es Ago"Aue;-m;ü."e e" iasi todos
rnente II, págs.675
tn]..-rgJl'i'"lslg. ^Zii{,'iul', . . t.
sCi¡adoenGiordanoSivini,comp.SocioltlgiadeiPartitiPol.itici,IlMulino' 8e ,\t¿te¡manship tnd Parly Gouernment, oP. dl., p,i,g..2.
r9zr.ii-;. ie. P.r,'.'éost in/ru' ce,p' 2' nota 8'
,::l '
52 (]iovanni Sartori P:rr¡idtrs v sistem¿s rlc ¡rirrritlos 53

los icliamas y, desde luego, en el irso habitual *'. A rnenudo se critic{ S¡ bS"-]g. parridos no son [:rc9ro!§sl .sería un error olvidar,
l¡or
a los purtidos, perc éstos zo son un mal por definit'ión. !J¡¿ lgsg!én r.
,,, L'e Jo-Ji riñlñTu e.-on prcc¡didG d u ran re -m u cEñ ¡e.rpo
!'1,_ !., !
sierrrge es, af rnenos g! gl h4b12 ,yyfga¡-, aigo mafo, y l'4¡ .lacc-iones pr¡r l¿i f:-rccioñq§ .v qiré es el n-otíüo para fa exisrenói¿-?e l¿ racción
roqJ!*!qg!.-L.os-partide5 decirse- son necesarir]s. Las fac- -sig;lenre'
ry_d! p3rl¡dg----. gl g--uá éi .en¡i11.-v- "igo.ó so'.- Li-idutt:tincia-con
cionEs .o-io; nécesariás; -su6[6
séncrIllm"nre e*isrln. Ápái"ni"*énie, el es. ,i!e ás- m¡r posible qirt loi parridos caigon en ,rrgo
rtéirnfn? fái¿lón nó Eá pé¡didó, án é1 usó ,ülgái, su connotación ori- parecido a la facción. En esre sentido, el faccionalisrno es ra ren¡a,
iginrrl, esro es, que lar facciones no son más que Ia expresión de ción constrrnte de Lrn sisrema de partidosl-su deseneracrórrsiEmpre
i iconflic¿os personales, de un comportamiento que válora el 1o y des- qi_pgiE.._Ell,¡ ¿vudi i e.*plióar n'ó sófo pórqu¿ l¿i;¡¡erirr.r'dé prrr;.
,precia al púbiico. Como decía Burke, el combate entre fscciooes no do-s fracas¿n v se hu.den, ;ino rambién por qué de cuando en cJando
represenra más que una lucha mezquina e interesada por obtener se p,ede re¿rvivar el anrig.ro rema del to..or al faccionalismo en la
puestos v emolurnentos'1. censura. o incluso el ¡echazo, de los partidos *. Ello sirve también
CIaro-g::cJos ryrjembros de los partidos no son altruistas y la
-éllrnina para jusrificar la e.xigenci?l recl¡rrenie di una democracia di¡ecra v,rin
exisrencia de lo§-- parddos nó en absolür.ó' ias motivaciones prrrticlos "'. De hecho, es muv posrble que la dístinción rerl ér,rr.
-Iol" i m pnlf i;a-,L - büiq ueil á del pode
ístal:G*iir"p u Iós. -po r partido y'facción llegue a ser mur¡ suril; pero precisamente por esre
prrt. d. lcls poiíricollón constantes. Lo que varía son los procesos
"go
moti,o debe m¿ntenerse s, firmez¿r concept,ral. Cuando más'llee
v las presiones a que se han de someter esos irnpulsos. Aunque el krs parridos il con'lporrarse como facciones, *T ;I0..r"""#?j'#ilfi
polltico de partido esté motivado por el egoísmo más primario, su prender que suestro rech¿zo..se dirige menos .o'irn I¿r idea .t. pn.fi
comportamiento debe las presiones del sistema son operaciona- rido que conrra su degerreración {accional.
ls5* 5¿¡ diferente de -si la motivación. La diferencia, pues, es que los Un palido es p_qrre de r_rn rodo. Fn rórminos seq_ánricos, la
,? «partido»
partidos son instrumentos paÍa lograr bene{icios colectivos, para 1o- pirlabr'. conruuica se prerende qué comunrquér-ñ-ii1ea
-séñ;lt
,te _p!Ilg: Es iá á s ocíáóió-n -y
grarr un fin que no es meranrente el beneficio privado de los comba- -:+-.- - -.
g úSl,_f._ aiención é l -su rii-ünc u lo
tiefltes. Los parddos vinculan al py_eblg g g!-g:a_Ug!!, cgsa_g_u_e no e-\iste!rte enire._uj1.p_d11! r' sii iodo. uiiro?o se puüt¿oncebii mo,ro
hacen ias ffiái;tn
-serie de [aoaci-áádes
náá í ri.3_ r-9!E¡E[qS¡i_é;É-A ecñ co mo ; ñ;.?; lirüi
e ia lorn puei io de
i

d.l§rrEt3-.-or4-q!q-!;ñá..n,t*-f .Eipr.¡--¡,n--r.zut,en--Ñ¿rti.Jo, p{lsl Sin embargo, eiió llgñll-rcr tññámenr?'[üe nó iáneEts. rñlgún
son óJ§!\osLut$_e tt g.!-e: i rv en par a u no s f i¡es
.-v-dessil,pen¿Lu-{ras motivo para interesarnos por ias partes (ni los partidos). pero si nos
-s
fu!§§!g§_. :gsg*que no A fin de cuentas, ello preocupan ias partes qlre son partídos, [a consecuencia es Que pasa-
-so-qlg:_Aq.s1ane¡--li.
ocurre porque un partido es una parte de un lodo que tr¿ta de servir mos a estudi¿r un /odo pluralisla. Y si se concibe la conuniáad'nolí-
a los fines dei todo, mient¡as que urta facción no es sino una parre ricr_como un todo_p_lur,rlirro, ent.,,ñ.s lo-que h¡iá fal r* o ,nL,d,,
, consagrada a sí misma- Claro que los partidos pueden set disfuncio- Íorrnado por pd¿¿aeni_@ r;Ze-ñeiño resul:
j; nales, y por eso también los partidos están sometidos a fuertes críti- r,ido de IL inrerncció,.dé 'éqiiirrle-lllicii-que
¡u.i p7,¡iá¡. Esro no
!j casi pero no a la crítica aplicable a las facciones: falta de justificación re p".¡tiJ*tlticr.*-,il io,ló-¿;"nada más r1üe ,r111 parte. porque
ii funcional ". en rste case, una parte rto es uná pürte y r:n todo no es un todo-
si es erróneo olvidar la asociación e*lrtente entre parre v parri<Jo,rt
90 E¡ro equivale ¿l excluir únici¡menre el uso ¡eciente del térmíno ofacción,
en lus cienc.ias políricas estadorrnidenscs, <1el qtre se t¡ut¿rÍ infrrt, -lI.l- De hecho, e{ En 1912, Benedetro Croce, c¡ue un decenio
después se ci¡n'erri¡í¿ en el
me pa¡ece que en el uso briránico también se mantiene la connot¿ción histórica slmlo]9 d.e la oposición liberal ¿l {aicismo, defendía, de forma .ry prr.i;A, , i,
v ncgativa de la palabra, pues nunca se ove decir a un político estadounidense de Bolinqbroke v Hurne. una coalescenciu ce tos parridos u,,n pr.,idá p.ri .n.i*,
o bt:iránico
qt
.,rni {acción». cle Ios pariidos («Il Parrito come Giudizio c comi pregiu.jirior, .n crlitrrr-i vit,t
Stpra, l-1. v nota 21 srpra. rl[orair,.Laterza. 195) págs. 19i a 1981. ¿\ raíz de i, ,.guni,
e;r, *r."¿irl,
92 El ¡érmino de lunción se aplica aqt-rí con el significado inocente 5rmone werl esc,bi¿, en se¡tido muv parccido al dc osrrogorski. que «la aboli-
.v de
sentido comün en el que lo utilizan también los hisrori¿dores. De las compleji- ción de los parrídos,represenraría casi-un bien absoruto' ("Aip"nri iurl^ soppr.*-
dades tácnicas del corrcepto se tratar:í en el vol- I]. s¡one der l,ar¡rti Poiirici',. tn Cont*iiá, rnero-{et,rero de i9i1 pág. 1}_
,
+3 Con esto se llega también a distingrtir enrrc lacción v grupo dr interés. n Esta vinculación ya no figur* rn primrra línea de r"; ;-t¿.;;, acruares
No se perciben Iss faccionrs en el sentjdo de que desempeñen un¿ «función de de una democrrcir de parricipac"ión. p"r.,' br-..u .nn 1..," * d,;ú"";k;; t-i,i.rn"
articulación de interesesr. conro diría Almond. Per<¡ ",éase inlrt, cap- 1. \VclJ par:r crrn:prenelcr su influrncirr.
(lior''¿nni Saruori
54 P¿rtidos 1. sisrcnras de parridos
55
....-l-;ln seríir conrple ramente erróneo, por otril parte, considerar el decir a un
no ULL¡¡
¡¡v u¡] solo
}()ru tll(¡tvlouo,
indíviduo, en perJulcto
perjuicio de los muchos- Los bene-
,lrli,""l, *-o und Parte que no guarda' relación con ,el todo' Si un ficios colectivos no re prod.rc.n j*Ji, ni'por sí solos; pero
los no
I

'ffi;ij; no es un¿r pa.t. crp*, de gobernar en aras del rodo, esto es, beneficios "l
.colecrivos g periuicios. íorecri uás'está; ri;;;..'i' ú ",
entonces no difiere de una fac-
ffitfi;cL¡enta <Je un interés-general, una parte, esta parte debe
*,ra. Cabe d.r..h r, .i Ui."-.á*"", ;
;";;r# ;; üU ""r.rr, i.1 *
-;.(. ltlinqu€ un Pártido sólo rePresenfa 1..], :_.0,
.
onrológicos si, 1, sólo si, ,. pr.d. J;.:;;-q;
enfoque no parcial del todo' ::_t^:rryb"bs ,r"
iilr,rt r:n trenen rmporrancia en la motivación humana, que cafecen
de reali-
.,"""tF* de reconocer que el concePto de «servir al todo, es muv vago. clad en el comportamiento. Ent¡e tanto, merece
Iá pena tener presfnte
ilr-_,iirmbién es posible que la vaguedad de un imperatívo realce su que las posibilidades de una conrorrlio discnrr,.,n equilibril
iliIi,Lüil¿ra general, con tal de que ei imperativo renga sentido o se áe la
compañía y. la separación, dependen de que .e, .{e.ri'ru
!l::li:: especificar con sentido. También cabe reconocer que símbolos tivo que pide a la oparre,
oparte, ganadora qu. ,". <,imparcia.lr>,
.i i.np.rr-
.,¡mpor.iutr, que
qu.-go[;..-
solier-
iiY.l.li.'.1 interés general, el interés público, el bien cornún y otros sím- :,^ro_^gu.
ne para todos y no sólo para sí mismá.
il:'l',..- normárivos carecen de normas oL,jetivas ''0. Pero de ello no se L
il ","-:: la conclusión de que seen rneros fragmentos de oratoria ni de -,r3'
].'.')''indiquen sencillamente cuál puede ser el proyecto general del
trdg: p:rtgn.§::_el gimer lugar y por encima de todo, .. Io, .,reCío, "-
dq,..lepJgs_epB_c!§g-a_s_ol-n--,nsEl11el-E_gQ-I_Sg{cj:a;paralepre.
lli,,;",'. El que las normas sean relativas v subjetivas no implict
o'. Si
l.i.'-
"n
existan trlgsglggg-sqg-h-4y- ¡¡uqh.ros p.u-hlicog y In-Lllltr-q§
s c lt1q: al_p y pbb
-s,l_ c.rp_te-r- 4J _ s u s á i; g. ;i¡
^
ñ. ¡t f'Ail.
;ffi i".
qab;; it tin.su i ; ;¡;d; u no d. ell-o. de Iós' intéreses parridos, n" Jéir.;;fi;;;; sigto ,,* , tr.iu ui.n
1'.i.1-.r-*Uliso-t,
lIILCrlv--<
nsta.t orren mdoJ li*iiloErt ii[tá r Jcáda lno de"ei
-
ellos se '. -;-i;d.-el
enr¡ado sl ¡x_. p¿ra comunicar al pueblo lou"der.o, á" I.,
-.. -.i^r lfl
l:':=;-d.ñó*-.'to eriFrentá,lo ión éslós úlijmos. Siéüpre deba- dades, sino mucho más para .ornrnicar a las autoridades
los ^uto.i-
deseos
],i,?¡1ft1,¡isi.ln¿EFsts-y3-"j@@-4gd5lp.ciai*.nt. del pueblo. Esro no equirrole en absoluto ¿ afi¡mar qu. io¿o, to.
il
.1,?"1fiui-i*''--lo-eüA-ñ-ññ:;nñer6-E¿I,sI4l-.Eq-q;Zpublico.
-áemostra' partidos expresen v represenren siempre. O:gg_:gglggrg_gqq i., jl
ié puéJé más áilá- dé1i .{"á, gire algunas
i:;li.;p;;
,, m.aximizan el bienestar colectivo de ningún.público y que grrÍ¿or qr: r"" prrr bon enco.,rrudo sl., ..,
.ü i"Iqggr,li_ v ¡u papgl ir¡eemp-!azab-l-9._e¡_;i--d.rernt§.¡_o-_d-.1_g$¡_.:"" "rróñ-á.
ll ,,o, en interés genertrl (se defina ésre como se defina). Pues para r§p§§9&q!illo-y*Su.q.
que sólo benefician a unos pocos, por -l.q§!SB:dg Es imporrante rener presente que esra
.í¿^1r..ri¿n hay soluciones evolución fue en gran medid, nu,u.^r, no pranificada. Los
á¿rridos
* f:ms ideas se imbric¡n, pero no son sitlóninras. Por eiemplo,_ csbc Cefinir se convirtieron en rne-d-igq .p-e g¿p_1es-ló¡_a p.,i;csó.-d"
lq _l3Icq -dgl
, ,^,"rés general en sentido <iistriburivr.¡, csro es. cn el senrido de lo que ntl .l.m,r.*t-ii¿n d. la;g-.ll,-1q,L Ái*irnrá-,¡"rnpo, el gobieino respon_
:l-l::' ¿ iada miembro dc la colectivid¿d que se estudia; en cambio, el bien saE]é-Fasltr* ;n 66i;ño-7q,.,. responde, precisarient. po.qri lu.
"lt'l,l^-ri.n. una connot¿ción nrás obietiva e indivisible; mientras que el inrerés
r.¡rl, hacia un ide'.rl regulatorio. Grrtn parte de la bibliografía y de l¿ parrtido.r brindaron los conductos para articular, com'nicor'u
lY,]r|'Y.u
se hallan en C¿rrt J. Friedrich, conrp., Tár Pablic Interesl, Atherton
.;'..rr*
X,ln""u*r¡1, las exigencias de los gobernados. Fue, pues, la progresión'r.,rrulr-1,
o*?i rlllí;.1'llÍíios críricos, Cienclon Shuberr, Tbe Pttbtic !nttrc¡t: A critiqut riva y aurosostenida de facción a parddo, d. gobi.rno ,erpo.rrrbr.li
.t,trTbeor¡ <tl a Pc,liticcl Concept, Free Press,19ói; Fr¿nk J- Sorauf, «The a gobierno que responde, y del pr.,ido prrlam.itr.io al electorrl.
l"ii
'#.J.i. In,.r.r. Rcconsidered,,, en lP, noviembre «le t9)? (ambos autores tam- quc esrableció Ia función fundan:enral, ei papel funcional y
,t,'Li.".,,ntrib"uen al volumen de Frie<lrich cirudo n-rás ar¡iba), y Kenneth J. Ar- cación sistemática de los partidos: .n ,"ru*ir,, el para qrre ;o, lÁrl',
ü.át"-l;
1.."-' opubli. and Private Values", en Sidney Hook, comp., Haman Valuts partidos.
'u."',' Frroo*it Pollo', Neg. York Universit¡, Press, l9ó7. Véase, en contra,
il1d L'" ^ +i
li-,r.,r,ly Do\r,ns. «lhe Pubiic Inrertst: Its lvleaning in a Democrecv», en Hasta ahora he hablado de partidos forma algo intercambiable,
?).'.!i),1 Rrtuorrlr, primavera de 1962, v especialmente Felix Oppenheim' "Self-
l'll'i,n, and Public Interest», en Y[, agostcr de 1975' En torno al uso de la
.gao i il -de
gsan isrnos re[ñ.." t ;¡ñ" r, y-a 1,* *i.r
*r- a.'#ri""r.
co-usLalvenE!§'.subs-r!Eal-i_.'_q'_prír:-._uaE_egii_ü@sa"af_rn
'i'-'.1- nrru dilucidar la ider del interés público. véase Richard E. Fl¿ihman, fá¿
'i1,li'¡rl'-ii,rrrt!, un Essut Conccrning' tbe Normtttiat DiscotÍie ol Potitics' -; p* ,o s1p-.a.. guien primero utjlízó los términos *expresión» y .rfuncióo
uii(rrl'f!'o,.ho en otra p¿rrc q.e ése es un tip. muy irr.rli.¡, de.rcalism.,,
e-xpcesiva»fue §fatrer B1s.h9!. el Tbe English c",irt¡i"'iir--liseí1,''6*ro.¿
Universitv^Press, t9ó8, p-"c llU Rezultc ,igi.,iii.rtiu" qo. n"e.lroi'rof;Iur.
Thcr¡rv, op. cít-, cap- 1, especialnren¡e l¿s pligs. )l :r i5). ldcá d la Lcmara (le los Comunes,
¡,
lDtntotrlic ]¡ no al papel de los partido..
56 Cliovanni S¿r¡ori Pr¡rtidos ¡' sistcntas de ¡;artidos

eiírlt rcpresent¿rivil -v Ir-¡rrción expresiv¿ "". Fert) en l<> que vo insisttr


IDás es en.. Iq-§eg,undo.
'--La idea.Je ñp.esentación se enfrenta, con resPecto a los parridos,
condos.gtanÁssiiTi¿"-li;¿¿.-;úimEi"lugai,áf co-nc-efioharéiibido
,n, srrn' cantidad de elaboración iéciiica, ii-ieila désprdpóicion¿ido
u d?i,rsiááó"-Aiicit hacer que'esias complicaciones incidieran en el
ieml,Je]os pa-iiidos. Si tiien nó exiSié niñgüna eipresión qüe carezca
,Je=_a gu n a c,ipacidad re p r-ese ni a r vá corrce--bi?a fleñitl€ ntenie ls
I i m rr v
¿iscuñblé qué- se pueáá- déaii que lói páiiilól refreiánlrn * ,,s
¡l
tii votanib§ fü h-o á-susmiembroi). Fri legundo lrsaf-Ltodavía -concebitite- éi má.s
irnportante, la representación es péri"ctrm"nié 1,-[osible
si¡-páitidcis-. De hecl:o, a l¡ téo-rÍá ije It r+-reséniatíóii-no ié-va bien
,ii
cuando tráta de abarcar a los parridosr0l. Por tan¡o, por ambos moti-
i)
;:i: vos, resulta muy difíci} exponer la función representativa de los par-
Ii tidos como si fuera su función principal v calificadora. Pero se man tiene_-la
,!j
.i) Otra sugerencia podría ser la de hablar de <,función de voz, v "USgg!_dq§!9-.@lu-
minr!g-1_¡r1lq-d-.a_et-.!q{_{E*-14m;e',
l:l
rcjbir los parridos como conductos de voces. Esta es la sugerencia -¿;6iic,
Como decía l§eumann, lo.i ñ iliAñ-;;o.1.ñE;;
,li zan._-_.1
ilti ¿' an
, ,- .._:*__.- ____ si
l;
plantea el bríilanre estudio analítico del término hecho por
1 1.
tltl vo_ic.ryád_piib!_c¡1¿-*1.'A.q_aésrhL.¡qla¿.c1ónt1r-t;E!_si_i,cry,!e|d-éil-iun
l:!
irschman '02. Sin embargo, el término <(voz)> es denasiado amplio I, de f o Jma n . A s í e s, e f e c i iv a m enE. -Vl u áae Il ¿-";... m á ;, I

::i
ción.si se..afirma que los parridos, utás clue expresar reflejar
ú.-
Lá-.-_

ra nuestros fines, pues rambién puede aplicarse, entre otras cosas, la


-Tam-
'
I

I I¿s manifestaciones, a los motines y muchos otros modos de que la opinión pública, configuran, v de hecho manipulan, la oiinión.
.l.t nte se haga oír. Por tanro, los partidos enrran en este foco como bién se puecle reconocer esto, salvo por el aáverbio o*árr. yo me
il una de las muchísimas v diver¡idísimas vías y formas de ndar vozrr. limitaría *r reconocer <lue los parridoi también forman v manipr-rlan
iri
t. Por encima de todo, pues, los partidos son ins:ruqre-l-tqs_glp4: Ia opinió'. Pues difícilmenre c;be rrarar como si fueran'e,1riroi.nte,
:,,!.
lr sivos ñcoue reállzan-un
realizr al inlñn expreñ;.-Con
prelit"q. C;n--lio iá-.óñu
ello se comunica Ia ambas caras de la moneda: expresión v manipulación. St
-se,qeco-r¡qce
,.|
,.1

,.i
s"geráncia de*au_e-lg_¡l.jst J-qrn-r-.--ds óqrc.fiai.d."r-par-ü!s-¿s-..o-o que le:s_¡,qri{-gi c_o_1¡tituyen un conducto de comunicacl¿n .n-¿u".
,lj medios de comunicaciÉ!_.LS!"14*bgis--a-usBiEiss-cihe¡néricos-.-Sin. em- senticlos, ng fe ¡igUp,dq e!!oj_i_on-9!itsj9!-dS Cr-.-!".r_p-1ü&:t-r§.ql
.:lI
:rl bargó,-nilldea atl;Tüncién expresíva no se concibe sólo en e-[ sentido u n co 4-d u.c-!o . d e ¡¡4n s m s ó n hac a a A ái l ir .-ii iiiil"i.--*;¿-id*-e;,u"*
i i i

I i teiai Iói p'a rt dot co;s;i t uton-.¡nt^ dé-- tlarali-,.a!-baci,


?El ue'denüncias i son una correa de transmisión hacia arriba- Hav r.¡ranipulacior:es v
arrTfi ds-fád y tás quejas. Són algo *ilTi toi'fr.,iaot minilitrláciorres, ,v m¡e"tiái ioT partidós séán prites (en plural¡, un
no hicieran más ínstrumentos de expresión- que «transmitir sistema de. parridos se presenra a la expresión desde abajo mucho
-como
irrformación», entonces se desprendería de ello que ya ha pasado su más que a [a ma,ipulación desde arriba. Es mr-rv posible que ra genre
nlornento. Los parddos se podrían ver mu), bien sustiruidos por no tenga opiniones propias o que sus opiniones sc vean formadis en
encuestas, estudios de opinión y ya permitiría la tecnología- gran rnedida por los encargados de con.figurar lrr opinión. Sin em,
-como
por los propios ciud¿danos sentados en las terminales de sus compu- bargo, esta circunstancia no hace sino confi.mr. la medida en que
trrdoras y escribiendo en sLrs máquinas, para una auscultación a .má- .n impacto manipulador policéntrico y que corta varias secciones
l(ú Mi l"sta no inclu-ve las funcir¡nes dc Almond de
"¿rticulación)) v
«agreg:r-
ción» de interescs. pues resulta premaruro entrar en drmasiadr¡s detalles. , ]"'V.--O.Kev. -1r.. Ptblic Opinion an¿l Amt'rican D(,n()cr(¡c1,, Knopf. 1961,
10r Véase, una.vez más, mi artículo oRepresentarional Systemsr, en lnter-
¡rígina.l)1.
n,ttionil Encycloperlia ol tht Soci,tl Sciences, loc- cit. En cuanto al papel de los ro{ E. E.
parridos en el proceso de representación, véase Ausrin R¿nnev, Tbe Dottrine ol
Schatts«:hneider. Tl-te .llnrg¡11t,
r'[ ñl¿rvl:rnd. 1948, pág.
lor Purtt Catcr¡ttttnt, Universitv
10.
Resptsnsible Part)t Gourrtt;r¡errt, Universitv o{ Il[inois Press, 19)6. _ Y f" Sigmund l.,leumann, comp-. Morlern Political purties, The Universitv
f02 Albert O. Hirschman. l:.ti,t. \/r¡icc ,tntl Lot¿lty, Harvard tJniversitv Press. of clricago Press, i9J6. prig. i97. 'L¡ f urición canalizadr¡r:¡ ae tnr p.iiiaÁ. s.
r 970. rnalíza inlra, 2.1 v 1.1.
C)ior,anni Sartori
58 Capítuio 2
,liiicre de un úpo de rnanipulación monocéntrico ¡l autorreforzante, HL PAR'|iDO COMO UN TODO
lo cual indica que la verdadera manipulación, o la .rmanipuIaciórr
..p...ir"r, trionfa precisamente cu¿ndo rerocede el pluralismo de
pr¡rlidos
n"'
,, i!i.,t,. una paradoja inquiemnte qu€ ,nuestra creciente búsqueda
i; .le
d.
de ;;ñió"-r,-¿!
precisió,
precisió" y de
,, coincida paralelamente con un descuido
,n.¿ilión'coincida
dL medición
medíción'coincida
i .raL r., .^rlo, de palabras de ponderación '.¡. con una imprecisión
: .ná, u., rr-ro, de las palabras escogidas' Esto,hace que resu-lte.tanto
i más necesario partir dá, o volver ^,-!o que es fundamental. Decir que
i,in titt.*" de partldos es un sistema pluralista.de ttpartes".que <<ex-
-'
i, i;¡;',,
-."i. E
g..J" que da *1"":-::*
"ty :": :^ Í: ".t::,.::*.'
i,lin d..i.. óe.cuetdo; petolt la premisa
I :*
perspectiva Ty pro-
i:-^--;,<- - l^
lifár.ion a la multipli.ídrd d.
-,,lni^li.;AiA A" r^§4q
cosas (rre
que orrerlan
quedan por
oor decir.
decir'

?,,1, La no existeneia de partidos contra el unipartidismo

Has¡a ahora, por partido se ha querido decir partido.r, un parrido


indicaba un plural- Los Estados de partido único no se marerializa-
rón hasta después de la primera guerra mundial, y hasta entonces lá
expresión <<sistema unipartidista» parecía ser una contradicción de
términos. No tenla rnás sentido decir eso gue decir .,cuadrúpedos sin
patas)>. Naturalmente, es posible agarrar un cuadnípedo y cormrle
ias patas. Pero ¿podemos €sperar que ande? ¿§igue siendo un cua-
drúpedo? Conforme a la explicación del pluralismo de los partidos,
si, un partido no es una parte es un pseudopartido, v si el todo se
identifica con sólo un partido es un pseudorodo. Así, nos enfrenta-
moe perentoriamente con el carácter sai generis del unipartidismo.
Existen sistemas ilamados unipartidisms. Pero ¿rienen algo en común
con los .sistemas.pluralistas de partidos? Esto es, ¿en cornún con los
sistemas en los cuales los partidos son <{partes)) y el todo es el pro-
ducto de una.interacción de más de una parte?
Claro que los parddos únicos difieren mucho, Como ya veremos-
De momento, no obstante. nos ocupamos del concepto del partido
único. Esto equivale ¡ambién a decir que la idea del uniparridismo
se toma en su sentido e stricto, con refe¡encia a los fundadores, esro
es, a la primera oleada de Esu<.l.rs de partido único en el período
59
u'
^,. ,9-10: los tiptrs soviético, nazi
l93,tt'.;^' rsí hav otre r¡atizar la
v tascista de unipartidismo ''
afirm¿ición
(]iovanni Sarttrl i

de qr.e el partidc' únicir


It9lili,,ii.o con ei rodo, pues resulra evide.nte que el pa.rtido único
n iÓ"r',";;;;i;ro rr,", el ,ááo; de hecho' suele ser un Parlido de élire
Parti.t>s 'r, sistcm:rs dc partirlos

-sigttiente presunta:
"¿For qué rener un solo partiikt en lugar dc no
rcner ningútl part¡¿o\ Evidentemente, en la rnedida en que el obje-
¡ivc. clcl unipartidismo sea eliminar a ,.muchos parridos», la <liferen-
cia no sería aprecirrble: b¿staría ex¿ctamente igual con ln purzr v sinr-
-l
u '0,',;;;;;poriiión limitada, un partido de vangriardia que precede ple prohibición de todas y cada una de las partes.
con uJ* i'-.. ;i rrur¡ido único no L, ,n^ op^tte' en ningrtno de los Sin embargo, Ia idea de la no exisrencia de partidos comprende
,l t::;; qu. l,l son los parridos en plural. Aparte-del aiuste dimen- dos casos diferentes: i) los Esr¿dos sjz partidos y, en general, los
"n
t"n"T""l-rrr'tido Estrdos previos a los partidos (como Arabia Saudita, el Yemen, Ior-
único .*hib. las caraiterísticai de lo completo' o Ce
dania, Afgarri.stán, Nepal), y ii) los Estadr:s antipartitlos, esro es, los
:i"lil¡i¿ü, en el sentido de que rechaza de plano Ia idea de que un
l, l"'l"u el resultado de una inreracción competiriva de unas.partes. regínrenes que l-ran suprimido los partidos preexistentes, adopran una
t-"c:,-; dcntro del partido único se ptohíbe toclo tipo de división ilcritud antipartidos o profesan una doctrina antipartidos l. El primer
In.'-t','ñroJ. inrruDarii.io, es Lrna h.rejía, una desviación intolerahle. grupo inreresa poco, pues los Estados sin partidos no son más que
t",Íii1"rrnismt, el nazismo .v (con menos intensidad) el fascismo conrlrnid:ldes políticas tradicion¿les que han ¡esistido o han escapado,
At'' ).ri*orio de la existencia, o de la resurrección, de un sistema h¿sta la fecha, a la modernización. E,n cambio, la mavor parte de los
Estrrdos antipartidos son regímenes militares que guardan relación con
basado en el principio de la unanimidad
::il,i**i';:ii-:"',T:"cias las sociedades subdesarrolladas o en desarrollo, ), que a menudo afir-
man tener un carácter provisional en los casos de urgencia *. Como
Y e'yor otra Parle, v en cambio, aunque.un tod<¡ es siempre mayor
por un .solo partido dice Huntingron: .,El Esmdo sin partidos es el estado narural de r¡na
- rroá p¿tte, §lempre que está representado
por el)cima de sus partes. sociedad tradicional. Sin embargo, cuando unrr sociedad se va mocler"
9t't-,]ou"d. r.r,.,n tódo imparcial, un todo
que un todo plurálista es polifacético, trn todo rnonista es nizando, el Estado sin partido vr convirtiéndose cada vez más en el
Y2.\i,irt
Nl'Í],1f".¿ri.o. No sólo una párte sin contraparte es una pseudoparre, Estad<¡ antipartidoso i. Lo que queda por añadir es que cuanro más
modernizada y/o desarrollada ser la sociedad, más cede el antiparri-
Tol'"^u. un todo que no contiene partes (en plurrl¡carece de[ carác- disnto al uniparridismo! por lo menos en el sentido de que esra últi.
tifo.,][.,pl.to de r-¡n rodo real, es un todo oparcirl", en ambos senti-
t9t ]'"*.luu. v t()ma Partido. ma solución resulta ser mucho menos frágil y mucho más eficaz que
dot'r-ro1 áiurt.. no i.,ru"n, pues, dei hecho de que la explicación la primera. Dicho en otros térrninos, el Esrado unipartidisra es li,r
solución final que, cuando falla el pluralismo de parridos, ca¡acteriza
. , Il,rrlir*o de partidos no deia sitio para Ja explicación del mo' a las sociedades políticamente desarrolladas. Y mi cuestión se refiere
dÍtj"-¿. partidos.'Por ende, ¿cuál es la explicación del unipartidis-
nt11'trb.'explorar provechosamente esta cuestion habida cuenta la precis¿rmente a por qué debe ser así.
'---alrn
lf)L" Si se vuelve a la perspectiva históricil, esro es, si nos cenrrarnos
excluYe. concteram€nrc, ¡ los llamados Estados unipartidistas de los en los fundadores en el período de entreguerras de los Estados uni.
',L-únid,,, v a los Dartidos únicos efricanos, ran voliitiies o en grañ medida
-
Esr"liucturados. Los motivos de esr¿s cxclusiones se citan inira, 13 v cap- 8'
partidisus par extellence, lo prirnero que se debe señalar es que el
no e)i'- principal tliferenci¿. a este rcsp€cto, entrc' por L:na- prrrte, Lenin v' por unilrartidis¡1o fue el úlrirno en nacer, y qr-re ello no fure en nbsoluto
,.í-tii,t.r i, lvtussolini. es que esros <Jos úlrimos se tiecl¿raban ¡tbiertamente r dr P.
,* t'r: qrre Lenin nunca teorizó sotrre cl unanimismo Dc
Esra disrinción pr<xedc Sanruel Fluntingron, PoLitic¡¡l Ordcr in
"t .o , mientfas Clxtging.locicties. Yrrlc Ur-rivcrsitv Prcss. 1968. especialmenre las prigs..l01
19i7 hast¡ el X Cótgreso del Partido Bolchevique' celebrado en m¿rzo
^,'rÉ"'-
htch''r;- hubo un tlebate libri v de hecho rabioso denrro del partido Ptro en :r {0.3.
I Los reginrenes niilitlrcs se concentran ¿c¡u¡lme¡r¡c cn Surlaméric¿ {en 197.1:
l'írnin p¡ohibió la oprxiciérr y cllo qrrie
.lt- re decir qrre prohibió el <lisenso
192t.*.. r'Oesde el principio se h¿bí¿ combatido a lo< parridos de o¡xrsición. Bolir,ir. Brasil, Chilc, Ecua,lor, Paraguev. Pcrú v Uruguay) y en Africa. Aunque
rcspeto la distioción de Huntington cntre sisrernas sin prrticlos y *nripartidos.
irt.ll'."or'rr"n,c a lcx ios paitidos s<;cialistas, con rodos los fraudes y la violen-
t'cun^'.]'i1", ,,,no.,c sin lle,r'¡r hasta l:r oroscrioción form¡1. Vérse Leonard Scha- debe queCur claro quc la tna.,,or parre de los regÍmenes lttinoamerictnos son
tia f"';"'- o rtre I-;¿ on teni,ismo..n GO,'.n.ro-¡bril dc 1967. especialmence rrnripartidos pro !tnrpot(, rro en prirrcipio. Es muy posible que esro sea rruv
pio;r^."tat'a 191, En general. véase L. Schapiro, Tbe Commu.ist.Partl of tbt diferente, a la larga, en los nrevos EsLados africanos, pues en esta zona es muy
Ittl.T'tlirron, Rrrt.lo*"House. tg;s, y resPecro de rodt>s los deralles,.véase l¿ posible quc los militares desarrollen una docrrina antiparridos cabalrnente for-
Jgri''",""rrr.r,al <fe Edgar Hallerr Carr, ü¡s¡ot, rtl Sorict Rus¡i¿,. ñlacmill¿rr ¡nulad¡, qu€ no tropiece con problcm{s de legitimidad. Los regímencs militares
ubtr.i:'; Igri-1961. vols.'T ,r tIi. Re*olu¡ion'. IExiste versiótr africtnos se enumer¿n inJr,t, t'tp. 8, especialmcnte cuadros 29 v 11.
"The Bolshcvi'k I Op. cit.. p:i¡i. J07.
dc Alianza Editorial. N ,i¿'l r.l
Ír,;:ii;;;
(iiovanni Sartori Partidos v sistemas de partidos 63
62

el poder como
y ii) la aparición de sistemas de partidos estructurados que giraban en
,rccidentai. No fue sólo que el unipartidismo tomase-
torno a ios partidos de masas 7. Ambos guardart una estrecha relación,
.."..ián-."nrr" y .on,rr^ los supuesros defectos del plura-
eL frucaro pues los partidos adquiererr fuerza organizativa y se consolidan en
Iismo de partidos como en Italia o en Alernania, o ante un comienzo respuesta a la ampliación del sufragio. Lo qtre es evidente es que
irejlt y qtebradizo, como ocurrió con Kerenski en Rusia' En térmi- la entrada en Ia política de públicos de masas crea un nuevo proble-
noí ¡¿.rür, .esrrltá di{ícil concebir el partido único salvo que se ma: la canalización Y decir que un sistema de parridos llega a estar
p.LiU" t" .*ist.rr.iu de un hueco, de ,,n espacio, para los partidos' estructurado equivale a decir que ha llegado a una fase de con.soli-
i. un Parteiraum, que requiere la ocupación' Ademá§, tiempo en términos
dación en la cual puede desempeñar, y de hecho clesempeña, trnit
o.¿.r¡.ot, cuanto *at .o*it.jo sea el instrumento más lleva
función canalizadora. La necesidad de un sistenia estabilizado de cana-
io.iario, 1, no crb. duda de que un partido entre otros (una asocia- lización se sigue, en parie, del ca¡ácter de los públicos de masas, pero
.iór, uoiuntaria que se dedica á brscri votos) es una herramienta más básicamente se debe a un hecho puro v simple de magnitud. Cuanto
sencilla que un iartído que sustitu,a a rodos los demás partidos
(y,
mayor sea el número de pardcipantes, mayor será Ia necesidad de un
;;;;;r;, Lutqr. .l .onirol total). Primero había que aprender algo
sistema de tráfico regularizado
i" l, .*i.riencia con los partidos (en plural) v habían de surgir Con el sufragio universal, pues, el sistemá de partidos adquiere
--E" circunstancias.
nuevas uná nueva propiedad. Mientr¿s la sociedad politizada sigue siendo
;;"; al pluralismo de partidos, la circunstancia principal fue
una sociedad relativamente pequeña v de élite, el sistema de parridos
f, del:suiragio. En iambio, por lo que.resPectat al
-antecedente"decisivo
r-rnipar-
puede rhantenerse en un estado fluido. Fero cuando la sociedad en
"Ápli".¡Jn
,i¿ir"ir, .i h¿ sido la aparición ée una,¡acied¿d general pasa a esrar politizada, ias norrnas de tráfico que enchufan
potitizala. Si se establece una distinción debe establecer§e-
'.;;-ü .rrálució" política de la comunidad -como a la sociedad en el Es¿ado, y viceversa, se es¡ablecen conforme a la
politice y ia evolución
manera en la cual se estrucrura un sistema de parridos. En este mo-
política de la socieied, la última comPorta el despe-rtar y Ia activa- mento, los partidos se convierten en orgaüismos de canalización, y el
Ii"",áliri.rs de la población.n getetal. Como resultado, y al parti- final,
sistema de partidos se convierte en el sistema de canalización politicu
una sociedad politizacia es una soiiedad que al mismo tiempo
de la sociedad.
cipa en las o§eraciones del sis¡ema polírico y es necesaria para que Ahora resulta fácil entender por qué los Estados de partido único
ó.
el' sistema
";; funcione con más eficacia rncluso en los casos en gue se staterializan en el momento en que Io hacen y explicar por qué la
;; ;¿r"riiiu., lor partidos o se mánrenía a éstos ba.io tutela., llegó alternativa más viable y dudadera a «muchos partidosr> es «un solo
;;J;i*;;,e a adveitirse que ya no se podía seguir dejando de lado
partido», y no en absoluto un vacío de parridos {t¡árese de que no
; á;;¿" pá, d.r.ont^da a ia páblación én general como.una entidad
haya partidos o de que el sistema sea antip¿lrtidos). La no existenci¿
:;in i-poit^ncia. La Pura y simple conciencia de este hecho repre-
de partidos en absoluto deia a [a socieded frrera de! alcance, fue¡a
..rrr, ,,n punto críricá d. .no.*é imporrancía. Los que estaban fuera del control, y, a la larga, ningún régimen modernizado puede asen-
;;;;;", "-ha-v que hacerlos entrar. Ño sólo no Puede- dcjarseSifuera tarse sobre esta solución tan insegura e improductiva. Con una socie-
, i"r...as"r" iád.fl"¡dumente, sino que conviene implicarlas. bíen dad postradicional lo único que se debe hacer es liber¿ria o apode-
,r-.nái.t,rd es peligro§a, su indiferencia es un.despilfarro. Cabe rarsc de ella, pero cuanto más se moderniza, menos puede deiarse
,.rrrfnii , los pa.iidol (.n'plural), pero conrinúan los problemas par-que
a sí rnisma o esperar que siga do¡mida. Para mejor o para peor, eir
pll",., ia poliiización. Y, a la larga, una comunidad política sin
una sociedad poiitizada la solución sin partidos resulta, en perspec.
iido. .,o pr..,ede rnoneiar una sociedad politizada' riva. efímera. Es posible qtre el partido como conducto de expresión
Cur'io se concitió y/o implantó el partido único, las clemocra- dure poco, pero e! partido como con¿uclo, sin más, nace p¿lra ser
cias occidentales habían un esradio de desarrollo caracteri-
^l.".rr"do
derecho de voto amplio, aunque raras veces universal,
,r¿" p"r, il el 7 El partido leninisra enrra en esta generalización, porque Lenin lo concibió
en ei exilio ], en un amplio contex¡o occidental. EI que se teorizara corno ti¡xr
ó Aunque mi sociedad politizadu.se ac€rc2 bastante r le idea. general de la de ptrtido de se debe tanto ,l la doctrina marxisra como ¿r la situa-
s<xierlad d'e mar"s, ar,.r,. crso se hace hincapié sólo en uno de sus muchos "vanguardia,
ción rusa en 1917. De los conceptos de partido de masas ¡' de sistema de parti-
;;;;;;. Ñii t".¡.¿ra politizada también. se acétc'-¿ 1o que la mavor.parte rle dos es¡ructurados se lra¡arií en el vol. II. \¡éase unr definición prcliminar
r"I"irii.*"U.r;; h"y-dA sociedad movilizada. Sin embargo, yo trrilizaré cl inlru,8.\.
;;;*i;;;; *uuitir..i¿n cn su scntido más estricto e inicial'
lii
,1

(liur',rrr¡ri Sart<lri v
64 I):rrtirhls sis¡e»'¡¿¡s tlc palritkr'- 65

c[rr¿dero. Y sea lo que sea el partido único, no cabe dtrda de que se político ¡- Y eso a{i¡mab¿ con fuerza, r:nire ouos¡ Sigmund Ner¡¡¡r,rnn
ttatr rJe un organismo de canalización' De hecho se trara del puente ;on reierencia al P¡rtido Nazi:
"Calificar de
"partido" a un.a organi-
por el cual loi parridos que son partes han lanzado el camino p:rrit zación dicrarorial es un error v, muchas veces, un error conceptuai
.,,', .r..ror, qlre es el partido sin cr-lntraparte' conscienterr, pues el .,monopclio dict¿torial del partido, que irrpi<le
Entonces, Parece que el morivo !e ¡er del partido único es que la formación v la expresión libres de !a opinión, es precisamente lit
, rnr r*i.drd'nod..nr, no se la puede deiar sin canalizar' Sin embar- antítesis del sisrema de partidosr'. Cfeo necesario reconocer que es
co. el hecho no es que sencillamenre los Estados d_e partido.únictr difícil poner en ¡ela de jLricio la fuerza lógica del argurnenro. No se
["..a.n r-lna .sociedai politizada o la promuevan' Es que, además' ha discr-rtido mediante una contraarsumentación complt¡a clel mrsmcr
;;rl;;t u¡ra sociedacl politizada por todas partes más de lo que
-n..e.;trn nivel, sino ¿l nivel diferente de qr,re no se aiusra al esrudio de las
Io las comunii,rdes políiicas pluralistas- El monopartidtl 7.onas en clesarrollo (ni ¿ los datos relativos a ésras)r'¡.
exice la exclusividad v, por ranro, se enfrenta con un importante pro- Por io que respecra rr mi primera cuestr'ón, cabe deci¡ lo siguiente
b];il, ;. artoiustifi.áción ¡r autoafirmación. Tanto si los Estados cle con una seguridad ¡azonable: sería mejor en arás de lr claridar--l que
la.tido único surgen .n .,n, siruaciórr revolucionaria y por medios -sedistinguiera termínológicamenre entre el partido sin contraparre
ievolucionarios ccmo si no, se los percibe como regímenes excepcio- Y el partido que e$ una párte, Sin ernbarco, apafentemente oo rene-
nales, .,especiales>>, )' no meramen[e como regímenes <<nuevos>>' Por mos una etiquetrr alternativa, v muchas veces el especialista debe
,o,rio, la.'co*unid.áe.s políticas m6nístic¿s no pueden.prever que l,r inclinarse, en esas circunstancias, ante las convenciones iinsüísricas
i.n**iár¿ les llegue simplemente con el paso del tiempo.; deben t N{,.r* \Y/.ber, \Virt¡t'httft und Gucllscbtlt, cdtcióo dc \ili¡ckelmann i19jó).
dJ*o.tro. qu. pr-,á.n hacer más, rnefor v más rápido que los siste- I, Ptrre
q
I, III. sección 18,.,(66q¡p¡e v esencia dc los parridos»-
mas pluraliiras. Si esta reivindicacidn no se p.rede sostener co.n actos, l,{odcrn Politicul P¿rlits, op. cit.. pág, J70, v .Uir sisten:a uniparridisra
nrU.a q"" sostenerla tánto más corr palabras' Eo todo caso, hay que cs una conrradiccióo cn sí mismt¡, (pág. i95). En rl mismo senrido, E¡nes¡
B¿rker, Ra!lt'c'tions on Gootrr¡nen!, Oxfor¡J Univcrsitv Press, 1942, decía:
movilizar v persuadir a la socieda-d y pedir a ésta una devoción con-
"Cuando el Es¡ado... abolc rotlt¡s los partidos ¡lisrin¡os dei partido único...
fiad¿. por no decir incondicionrrl. Tc¡das esrirs tareas requieren un rn realidad deroga la eseocia del partido" {píg, )9). Gabriel Almond lo dice en
ñJ;i.;r sisrema de riego, por así decirio, yelelparddo instrumento natlrral
único. E_nton-
rérminos muv concisos: ..La estfl,crura c.¡r.rt llamamos ¡artido en el sisrema
tot¿litario r)o es un partido en absolu¡o, («Ct-:mpararive Poütical Systems», /P.
para morriliz¿r a una sociédad es precisamente
estar canalizada. agosto de 1956, pág. J97). Leslie Lipson afirnra: {... un parrido es, por defini-
:;;-; es sóio que una sociedaá moderna necesite
ción. parte del rodo. Como tal, signi{ica la existenciz¡ de orras partei, esto rs.
L" fági., de la iór-ula unipartidista lleva más a1lá: a una sociedad una coexis¿encia de parridos. Por ranto, hablar de u¡i sisterni uniparridisra
q.," iLU. estár <(enced.nrdur, De hecho, la regimentación compul- cquivalc a emplear r¡ña conaradicción de rérminos» lThr Denocrutic Ciuil)za-
tion, ap. tit., pt\g. ll l). Véase rambién Ch¿rlcs E, lvlerriam ¡, llarold F. Gosncll.
,i.,u v .l adocrrinamienro monopolísrico son los únicos medios de que '!'lx Ancrican Petr!¡ Syilc»t, -l-" cr1., M¿cmillan. l9-{9, pág. 8, y Harottl I).
ct E.irn,lo cle partido único suceda al plr-rralisrno de par.titlos. y pueda L¿ssnell 1' Abruhan Kaplan, Pou-,u tnrl Sorie11,, Yale Universi¡.r, Press, 1950,
nt.onr*. el éxiro tlonde puede fracasri, .,no com,-rnidacl polírica pIu- prígina 171.
l0 Esre aspecro lo cvalúa bir:n Arrstin Ranncy,
ralista. "Thc Concept o['Pa¡rv'o, en
Olive¡ Carce¡u, comp., Politícal Rcscurch ¿tcl Pr¡liti¿'¿l Tbcorl,, Harvard Uni-
',,ersirl Press, 1968. especialmenre l¡s págs. l{8 a 151. El ársumenro en contr.¡
lo formula. por eiernplo, T. tr-Iodgkin, Alricaa P¡¡litical Parties, Prnguin Books,
1961. págs. 1) v 1ó; G,,vendolen Caner, en Carrer" comp., Aficm One-Part-y
22- El sistema de Estados-partidos .l/¿/er, Corner Uniuersitv Press, 196.J, prigs. I v 2, v David E. Apter. Tbt Po-
litics of Modernizati¡»2. The University of Chicago Press. 196), págs. 181 a 181.
Obsérvesc. efl contrd, el cauteloso en{oque rJe Coleman v Ros6erg: .Por defi-
Airor¿ cabe djscutir f ructífe¡rmente las siguientes cuesriones; nición, un partido es un* "pene"; tanro la competencia como e[ concepto .le
i)en qué sentido r-rn partido único es un «partido"_,v debe llamárseltr sisrema implican 1l exís¡encia de más de una ptrrre..., no rraráremos de rÁsolver
,rt, u i¡ I si tiene sentiio habiar del Es¡ado,nipartidista como si fue*t esras ambigüedades conceptu:rie; que reconocemos son serias. Lo que imporra
un <<sistem¿ de partidos". inmediaramente es scñalar que, con pocas excepciones, los partidos políticos
africanos surgieron inicia.lmente .por conducto de la compcttncia electoralr, {en
lvL¡x \reber, pese a su concepción excesivamente flexibie, observó
,lames.§. Coleman i, Carl I. Rosberg,.fr., cornps., Pr.¡liticit P¿rties unl Na¡ional
q,,," ü. güel{os habían |.lejado ie ser un parlido cuando dejaron de lnlesrdtir¡n in Tropical A/rica. Universitv of C¿liforni¿ Press, 196-J. prigina i.
f-u,i.i.inuil rnerlianre lreic tff e|htrng: la olerra Iibre en eI rnerca.lo nota l). Pcrcr r'é,rsc itllr¿. ct¡D. &.
(]iot'anrri S¿rtori Parriclr¡s v sistcriras rJc parridos 67
66

qrrc han recibido aceptación universai' Aclemás, como va hemos visto' nos .la lirnitación, del sistema¡s, Inmediatamente es evidente que el
;;i..,;;;;¡t.rt*iri" genéticet entre los f'¿rtidos en plural y el par- llarnado sistema unipartidista no cumple ninguno de esos requisitos.
iiJ"-." ,i"g"t*. En paíticular, lo que verdadera y--radicalmente cam-
el.carácter
Por lo que respecta al primero, la descripción de la unidad (el par-
ü;.i-;;: a.i ptur"iirmo de partidos al r:nipartidismo es. tido único) coincide con la descripción del sistema. Respecto cle la
Áá ,'¡rír*", p.,:¿, parrido único corno tal arrastra las técnicas , Ia segunda, ias interacciones estructuradas que ocurren efectivamente no
"l
estrtrctura d. org^rirliiiñ; ;;á, n"ittlot"nte' É'l partido único ocurren dentro, sino fuera de los límites indicados por el término
;;'-l-;;J.; *.,I lcs demTs parridos, pero sigue c*nsriruyendo un
" similar ai partido.- Por tánto, rnientras se ciis-
partido.
;;; ¡. oreanizaciór Los partidos no constituyen un «sistema», pues, sino cuando son
;;;; ;i^.d;;;;ú explicación áe lo' dos.tipos,.existe un 'sentido partes (en plural ), y un sistema de partidos es precisamente el rirlc-
.r,ii
- .url dene sentido hoblrt de «unipartidismo''t' ma d¿' inleracciones que es resultado de la comperencia enr¡e partidos.
M;; distinta es la cosa cuando pásamos a decir «sistema unipar- Esto es, el sistema de que se rratá guarda re]ación con Ia forma en
r¡a;sta", fr.i rq"i sí se rratá de un-nombre erróneo que lleva a trna que s€ ernparentan los partidos entre sí, con cómo cada uno de los
serie de'io.r..p,o, erróneos graves. ¿CóqO puede producir,un
partido partidos es {unción (en el sentido m¿temático) de los ciernás partidos
;;;;;;;;;ri ¿Un siste,ia de quel Deide luego, no d.e partidos' v reacciona, sea cornpetitivamente o de otro modo, a los demás
poi el rnonóparrido no puede prodtrcir un sistema de parric{os. partidos.
- ,on,o,
Ei rérlino de iistema .r impo.t".rte, pues introduce. una impor- Posiblemente un¿ fuente importante Ce confusión sea que si bien
ranre herramien¡a analítica. Es cierto que su complellded tecnlca no cabe decir que un partido único produzca ún <.sisterna de parti-
.""r1¿erablenlenre según las disciplinas_rr y_ _que incluso dentro 6lss», sí cabe decir que se puede percibir cad¿ partido (desde dentro
".ri,
á.'.r¿, ?¡r.ifiir,, e*irt. uria oscilación considerable ent¡e un sentido o estudiado aisladamente ) como «sistem¿», en e[ sentido de que cada
esrficro y .*ig.nt. y un senrido flexible y débil13. fln particular, es partido es como tal un microcosmos por crrenta propia y, de hecho,
o.r*iriUi.-t^Étr. cle sis¡emas de partidos sin cumplir co¡ ¡a¡áos los un sistema político en miniatura. Sin embargo. en el último de los
Iü"irli", aJ .¿nálisis de sisternas propiamente <iichor{. Sin embargo, casos el objeto que se investiga no es el sisterna de parddos, sino el
,-JoÁ" Ái"irno, el concepro de sistema carece d€ significado.-para partido como sistem¿. Si se expresa así, es posible que la diferencia
ii"*, a" investigación científica- salvo que: i) el sistema exhiba pro' parezcx muy pequeña. Sin embargo, si se confunden ambas cosas
pietlades q,r. ,io correspondan a uná consideración -seParád¿I de los somos víctimas de un grave error: la lalacia del salto unitario, De
;i;;;;t'que lo .o-pón.n, i' ii) el sistema §€a partesresultado de, y con- hecho, confundimos un nivel de análisis con otro, concretamente, e[
sisra en, lai interacciOnes eStructuradas de sus componentes, nivel al cual la unidad de análisis es sistema con Lrn nivel en que
i; t"J í;plica que esas inreracciones esublecen los límites, o al me- la unidad de análisis es el partido
--]i- r,ro *ncesión nos deja veremos- slgunas dificultades no resueltas. Esto nos lleva a piantearnos la pregunta correcta. Si un partido
Cor" .airf, acrrradal¡enre
-y¿
bo*.ni.o Fisichclla, e1 monopartido es un «partido' solo no puede producir un sistema propio (esto es, un sistema de
;';;;i;;; .r*.*rrt.r v ramhién genéticos (hisioricogenetims), pero esa. asi- partidos), ¿dónde está el sisrema? La pregunta es, pues, ¿'a qué
(
nrilación no se sos¡iene en rérminos funcionales lPdrtru utltPp, tl, ¡'resstone' anidad sistemática pertenece el partido único? Dado que el partido
li'Ñiujlno, 1972, olntroduction», pdgs. 26 a )l)'
' 'ii-Ü;;'i¡noorrrr,.e único no interactúa con otros partidos, ¿cuál es l¡ zona de sus inter-
clistinción,'qri torpr., fronler¿s entre disciplinas. e's Ia
o,r. r.1rl"Éitl".rir. lii¡rr"Á, ioi.l; ii)'sistema cultural.' y iii) sistema de per- dependencias limitadas, pautadas y automantenidas? Los autores que
sbnalidades. Cabe distinguir estos sistemas por sus un¡dadtl de an:llrsls,
respec- udlizan el término de sistemo de Estado-partido sugieren correcta-
ii"r*..ü-¡l áro.l.ti iñ orientlciones 'le i'alcr v creenciat;,iiil Ti!'11?i:t:
de nlnguo.
mente dónde reside el sistema. Habitualmente se .aplica está etiqueta
impulsos 1, ái"poriAoi.r.s de oecesidades. Aquí oo se pretende hablaf -TEar-a
de más derallada, lo que antecerle implica: i).que.debe existir tal
-- esos sis¡emas-
ii fn las ciencias políticas. por ejemplo, el sis¡enra eler;toral tiene mucho inrerdependencia enrre las partes o l¿s variabies que las relaciones consiguientes
mcños de <{sistem'¿» q,r. .i i¡t,.La poiírico o los subsistemas de partidos y de rengán un «orden»>, de tal modo que no puede ocurrir sencillamente cualquier
grupos de presión. cosa; ii) que este orden debe tender al automantenimiento; iii) que ese suto-
''-Í;-C"; el contcxto de las nrantenimiento induye el mantenimiento tanto de las fronteras como de las
L»*ro a la aplicacidn del análisrs rle sistemas en
cienci¿s oolíricas..t ,u,o.'rn;li.srr.ado es David Easton. Vé¡se, en par.ticular' <trelaciooes distintivas de Ias partes del sistema dentro de los límites" (Talcot¡
Á-'f;;;í;;;['ii, pil¡iii¿ Á)it'¡', Prcntice']1¡ll- 1e61, v A S¡stcms Anatvsit Parsons y Edvard A. Shils, comps.. Towar¿l ¿ Generd Theory of Attion. Har
ol Politic¡l L¿lr, §lilev. 196i. ra«l Universi¡v Press, 19j2, p¿igs. 107 y 108).

.::_,;i1.
(iiovunni Sar«rri P¿rrtidos y sisrcmls de
68 ¡rartidos 69

. lt,s Esrados comLrnislasro, per1l igu'aImerrte se aiLlSt¿ ¿l ¡razis¡¡g, irl clrestión mur, recalcirranre. En cuarro lugar, v por encima de roc{r¡,
v Lr todo lo que se base en estos prototipos. Eñ cl
,}.,.,.irn,. irrrli¿no en el Estado-apararo, como lo llanra Io¡rescu, .iirren varios <(apdra-
lii ,,r, ¿bstracro de Ia racionaliz¿ción, el arguilento consiste en {ecir r9lr, y l¿ forma en que ésros se inrerconecran (especialmenre la'rela-
1,,,* si bi.n los partidos que son parte no pueden, por ese mi-smo ción c¡ue guardan la policía polírica v el ejérciro'con el apararo dei
1,oriuo, identificarsc: con eI Estado, el partído como Lrn todo sól<¡ parrido) es unir cuestión verd¿rderamente intrincada, que nbrr.r, ,n
l,,.de id.ntificarse con el Estado. Dos todos no Pue- anrplio especrro Ce posibilídades v variaciones 10.
lli-.o.*i.ri. si no -idealmente-
rienden ¿ coincidir. En este -'entido, cabe decir En general, la amalgama Esrado-parrido nunca es perfecta v sc
Ir. .l purtido único es una duplicación del Esr¿do ''. Que sea el obtiene de formas muv dífererrrer u .n grados muv difárenr**. Trrn-
l]rrti.lo el c¡ue tienrje l absorber al Estado o viceversa, el Estado bién debe enrenclerse <-¡ue mi argumenro-no es el dá q.,e corno quiera
li que tiende a absorber al partido, en ambos casos el sistema de Es- .lu.e r91" e.xisre uu parrido, h¿ de exisrir un sistema de Estadó-par-
lodo-pu.rid" es un .,sistenra de unitarismorr, como Io llamó Ernesr tido. Más bien, mi argumenro es qLre o renemos esre ripo de sisrema
le¡rker 'o ' <¡ no hav un sistema significativo. Y esto equivale especialmente rr
"- P^r'¡ que la simplificación no resulte excesiva, hacen falta algunas decir.que los-co,cepros aplicables a las com.¡nidades pólíti.r, esrruc-
,¡arizaciones. Irrcluso en el Est¿do más totalitsrio
r'.
ula unidad mono- tur¡das _v dife renciadas no pueden arrastrarse, como rales, a Llnas
iiri., no se realiza sino imperfectamente» En un sistema rie Estadtl- cornLrnidades políticas difrrs¿s v ernbrionarias. Si se tienen preserrres
-..rrrido,el cargo púbiico suele ser un producto secundario del cargt> e-sas ¡narizacior.res, qr-reda rodavía l¿ cue.stión que el partido v el Es-
Írr el partido. Eilo no implica, sin embargo, qtre todos los funciona- tado son cle la población en general-- dos-organismos que
Iios deban ser miembros del partido con carnet. Y esto depende -respecro
se sostienen murlramente v se refuerzan recíprocamente. Que sea el
entre óttas cosas, de que la política de reclutamiento de miem- Estado el que se pone al-servicio del partido, ó a Ia inversa,-el pariido
".,u.ho,
r"ror del partido único sea restrictiva o no. En segundo lugar. es rnuv el que está al servicio del Esrado, Qrrienquiera predomine y'cuaiquiera
Insible que coexistrt una meritocracia burocrática iunto a un sistcma que sea el vector principal de interacción, pir*anece él he.ho d.
Íe crrrera en el partido. Y mientr,rs el partido controle a Ia burocracia, qut-' las comr:nid¿rdes políticas unipart,idistas (conso[idadas) carecen
In c"b. duda de qrte esta solución representa un aumento de la efi- claramente de un sistema de partidos precisamente porgue son siste-
.rcia, En tercer lugrrr, el partido debe recurrir, para los puestos técni- mas de Estado-parrido. Y las consecuenci,rs llegan
-uv i.lor-
)¿5, a talentos técnicos. Y en este caso el mónolito se ve expuesto Cuando los parridos (en plural) inreracruan e.,t.. ií, nts hallamos
, sus principales grietas, pr-res la relación enrre los políricos profesio- ilute una siruación en Ia cual se deja a los partidos que manejen ün
il.s del partido v la intelligentsia ¡écnica puede convertirse en una sistema propio, esro es, trn subsistemrr independient¡. En términos
--ilpu. más récnicos, Ias inreracciones interparridos son simulráneanrenie con-
.i.,rlplo, .tan F. Triska. comp.. Comntunist lturt¡-Sf¿¡r-r, Bobbs-Me¡rill,
que rambiÉn podemos utilizar rérminos como comunidades poiíticas rltrcentes ¿ v re-strlr:rdo de la auronirnía del subsistema. por el corrr¡¡-
r9ó9. Claro
i unipartidístas., unipatridisnro v otros parecidos. Lo que importa es evitar h rio, la caracterísrica distinrivzr del sistema de Estado-particlo es que
,licgión que lnduce a crror. no permire Ia auronon:ía de subsisremas. No sólo el párrido único no
" tl Esro es conrr¡dccir Ia sugerencia, que a mi iuicio irrduce á error, de Sig- represenra un subsistema independiente, sino que ta mísma razón de
.¡und Neumann en el sentido de que el n'azisnro era un <(Esttdo dtral, (toc. rii., ser de esa condición es impedir las ¿ruto'omías de subsi-stemas. si no,
j,í¿ina I Il l. El
"dullisnro" es útil prra un sistem¡
que se rutorrefuer¿a. En
tobio mi "duplicacióno nrr implica que el pa-rti«Jo úrtico sea neces¿riamenre un ipor qué contar con un parrido en lugar de no contar con ninquno?
.ortsanismo ejecrrtivo". como sos¡iene C. \V. C¿ssinelli (The Totalirarian Patty". si rechazamos el pluralismo de parri<Jos, su alrernarivr respecio del
,n 7P, febrero de 1962. púgs. ill e lll).
" fomento de otros típos de aur ronomías de subgrupos es la'solución
tx Relkctiont r¡n Cüuerntn(fit, op. i:ir., pág. 288.
re Merle Fainsod. ffout Russi,t is Rulel, nueva edición, Harvard Universitv rle,lue.no ha.va parridos, v no la de tragarse a los partidos.
prrss, 196.J. pág. )87, v. para eiemplos amplios, Partes III y IV. Véase ram- si bien la ide¿r de las auronomías de r'bsisiemas es cruciar r',
ii¿n Frederick C. Batghoorn. Politics in tbe USSR, Little. Brown. 1966. Robert a veces parece demasiado limirada v orras veces demásiado general.
il. Tucker ha arlalizado las grictas en el monolito ¡, las ha destacado un tanto
.'n ,,Th. Conflic¡ lvlodel». ?robltrus of Cammuniszt, noviembre-diciembrt de Ghir¿ I.nescu . Tltc pori¡ics ,r tbc Eurrp¿tn cóntntunist
iq6l: Sidney Ploss. Coallict o¡ul Decision-Making in Sotitt Russien, P¡inceton =T;
Pracgcr, 1967. especialmcnre las págs. 227 a 269.
.states.

ílniucrsit, Press, L96I; Carl A. Linden, Klsrusltcb¿t un¡l tbe,\ooiet Ltadors' :r Véasc cspccialmente Robert A. Dahl. Mrt¿!ern Politic¿l Analysis, prenticc_
..
¡,¡p l9f 7-1964, .lohns f Iopkins Prcss, l9(:ó. lhfl, l9ó]. prigs. )5 r'ss. Pt¡r csrc c:rmi¡r., clabricl A. Alm.nrl i c;. ni"gl-,r*
70 Giov¿¡rni Sar¡ori Partidos y sisremas de paridos
7t
Dcbc distinsuirse entre los dos usos, v vo sugiero que cabe hacer esto Y ello es así porque es.mlrv posibre que ra auronornía
con facilidad si se dice ¿iutonomía de subsistt¡n¿?.t cotl referencia al crLrpos libere a una,.sociedad ¿r¿ f.1ráo. cre orr<ls sr.r[:-
pero_no llegue a hacer cltre
significado estricto y autononría de subgrupos cr.rando se preren*{e una sociedad tenga Jiberra d para influii ln' el Esrado
expresár el significado más general. La connotacirin flexible, o más uabe exolorar más
generai, tiene muchas ventajas r. Para empezar, deja de lado la pro-
esta cuestión si se observa que, dentro
de la ..casa iel podero -allá
,i, ;"-;;;,.;il'p".,ido,
blemática cuestión de si el grupo analítico de que se trata es trn sis- represenra .n caso
lirnitador de indeoend.".ir-u. rrtri;;.;;t,
pue.s er prurarismo de par-
rema. No sólo es posible que carezca de importancia la cuestión clel ¡idos actúa .onío,n,. ,r
siste¡'rra, sino que quil no tengamos las ideas claras acerca de si la
;;*,ñ;q*'ro, p".rido'. ion'orn-.n¡rr.io-
,es volunrarias. organ.izaci<>nes
cnridacl es un sistema desde dertrt¡ (por ejemplo, el p.rrtido corno
.r.r,jur r'rrí"i^rir?.r,1 l'üilll or.
cualquier ot., emp.Éra privada, p".
sisrema) o desde lrera lpor ejemplo, el sisrema interpartidos). Por
.irara"nos parriculares. No sól<¡
el perrenecer a ellos no'e, obligrtorio, no
ejemplo, ¿en qué respecto son sistemas el poder iudicial, la burocrac:ia 1, sólo se olrece al ciucla.
dano una opción en¿re Jas
oel ejército? ¿Lo son con respecto a la unidacl judicial, ejército, buro- rema permite
ññ;ñ;és "*irt.nr"s,
sino que el sis_
cucia, o con respec¡o al sisrer¡a r-rnitario? No tenehos que preocupar. -De.se
cle nuevas organizacion;
a Ios gaslos de ingreso_ ,, ;,";?; lrol,,n,o.io
nos de estas cuestiones si decimos suL,grupo en lugar de subsisterna,
i.rr;i;;"É"t.rr.
partidos no sólo es ,-rn subsist.rn, ind.p.n¡¡.rr.,
senrído, un sisrema de
A.iemás, cuando se alude a los subgrupos en general debe compr*n- Por el contrario, un^:::r:r, a" fr,^ffirtido'no'!u;;;;
sl*'*ÁUr¡Zi')'l,rr,o.
derse que Li inrportirncia d,-'esra ilutollomía puede ser muv diferente, concebir un ii"qu;.r,
Un eiército qLre sea un subgrupo mrl), autónomo indica, con toda .partido conro organi zacíón ,i"f rri*¡r, iü?.1,r' .iit ,u,.-
nomía de subsisremas huc.e qíe el sisrema
de qu.-r.r,;;r;";; lirro¿o-
prob,rbilidad, gue la autonomía de un gobierno civii es dudosa o corre Tanro sí el. ingreso pu.trJo ;;i;;-.r rii"rrri.-'*ro-li"ío, .n
peligro. Análogarnenre, sí la br-rrocr¿rcia es un sribsrupo muy autó. ¡odo caso el sisrema "n "r
nomo, es de sr-rponer que ello indica que contámos con un donrinicl
no peimire l. ...r.1ó,., ,;lrr;;;r;.'lrg"nirr.;o
nes políricas ní una op.ión .n,r. air,¡nirr,
órganizáciones poiíricas.
de la burocracia. En c,rmbio, la independencia del poder judicial es Evidenremenre. el^qtre," d.;.;;;;i",
una conquista por la que se combatit{- mucho tiempo y que er:r url parridos que marrejen urr
'subsistema independieni.. ..p...á io ur, ájt.r""cia cruciar. por
cleseo gerrer¡iliz¿do, pues la autonomÍfi de este subgnrpo representa el decir ,¡u. ,ólo ,. a.S" '.*tifl.r. ¿. ]irrernas ran t<¡,
fa piedra clrrve de nuestr¿s libertades civiles e indica efectivamente sisr€rhas político.s .rrr:Trl1do,
de partidcs a los
que se pone freno a la dominación arbitrari¿. ,;; ü, in,.r...iones de partidos, v
por ende al <<sistema» de esas interacc;ones,
No cabe decir, pues, qr-re cualquier autonomía de subgrupo, !, to. no es una surileza termi_
nológicrr. Llama Ia arención sobr. .i ¡..L
clas ellas, sea.<funcional,, o qLre ¿ltestígüe el grado de libert¿rd-inde- políricas monocénrricas,
¿. que ein ras comunidades
nendencia, de poliar<¡uía v/o pluralismo de una sociedacj, Esro sí puc- 1as propiea^J.r1"afog;
n las inreracciones d.l' Est¿áo--íail;,'),, ;i ;r"io*'..r;A.,
de decirse, en cambio, con referencia a la connotación rnás limirada.
e
por ranro, sobre er hech.
Si se utilíza resirictivamente la idea de t¡utononia de suhsistemas. j.de c¡r.re
;
esos sistem¿r-s
ll*, *? ; : ñ;':',,::. :' :i::::ff : X;;ll, h H,l',',ll #,TJ::t:
esto es, únicamente cu¿ndo la trnidad es claramente el sistema -.{omo calificar de ¿ales, pues en esre caso
er refererrte rear es un ,«sistem¿r cre
ocurre claramente con el subsisrema de parridos, el srrb.sisrema de Estado,, en ei cuat to conattzar.i;;Ui^;;;;r;;';;'r'i"r"'iiii
sinilic¿rtos v el sr-rbsistema cle grupos de presión-, entonces de ellc. se Estado, no a los de Ia socie,lacl. Un ;irr';* ¿.1
si¡¡ue que l¿r ¿lutonomía de los sr-¡bsistemas consrituye un excelet'¡re ilisenso e insrirucionaliza ra
d; or.i¿'.r?*r... .l
intlicaclor tanto de la poliarquía comD de la liberrad que tierre rrnu sistema de Estado-parricro
niega. Ia validez del disenso "fori.iá"i"ri
É i.pü.' Ia oposición. I-os nerriá^.
sociedtrd con respecto ¿l Estado. En particulzrr. cabe afirmar con segu- plural son insrrume,r,._ .t._.rpr.Ii¿",'.1
ridad que el poder cle una societlad s<¡bre el E.sr.¡do depende en grán insrrumenro de extracci«5n y i; bi;; ürril;"."':;¿'J;T":J ;:
rnedida v primariamer.¡re de la ¿uronomía clel subsisremá de parrido.r. ;;J,"s decir que Ia socierracJ
conligura al sisrema d. prrri,l*, ;;':rñ;..ir
que Ia sociedad confi-
gure un sisrema de Estado"partido. por
P<¡rvcll con:binan las áut()nomías de subsis¡enras (grand,:, linlírada v escasr) con el lontrario, es er sisrema de
Estado-parrído eI que configura; i,
cl criteri<,r cultur¿l lComparatiuc Politic¡: A De»elopnrc»td Approuch, Lirric ;.ü;<r. En rodos ros aspecros,
lJrcrrvn. 196(¡. cspecialmenrc l,rs p,ígs. ?19 ¡ 2i2t.
22
la lógica de un sisremu ., .i'rnu.rro
,ü'. i.l** ;;i:;;,;:" """"
Véasc Sa¡nuel E. Finer. Compurdtiuc Couertttntnl, Allcn Lanc Pcn¡grrin
Prcss. lrlT(), Prígs. {ii v 19. 17j I )iJ6. 2r L"i.srrr i¡ragcn cs dc ill¿rs Wrbtir

,(
::;i,¡
'",,.,
Ciov¿rnni Surtori I)r¡¡'ririr¡s y sistcrrus tlc paltitLrs 73
7z
e§casez de rérn.rinos nos Pero todavía poden'ros enfreniarrros con la cuestión teórica, en el
En cuanto a la palabra Partido' nuestra término también ¿ una entendimiento de que sólo se hace referencia a los sistemas políticos
lirnita, v no es ,1.*';;;;; [t"t 'ptit'r
el
todo' Pero por Io que resPecla en los cuales no se permite legalmente más que un partido y de hecho
no-parte, 3 una parte;;;"tjñ; "r il no existe más que uno. En esta situación bien definida lo que más
al término sistema, i^ri' lustificación en la escasez de
""
"'1"^r],,," ;ómo'é desoerdicia una importante inreresa se halla claramente en ios procesos inrrapartidistas.
;:;i;;':-r';;-i;;á"';;;;;'^ innecesaria de la regla Por lo general, en las comunidades políticas monocéntricas se
herramienta a,alítica'"a-si';;; ia violación a ,as cosas qtte son prohíben las tlivisiones intrapartidistas; esto es, esas divisiones no se
;;;;;;^;; qu. á.útn it"t- diferentes
"-ures pueden institucionalizar ni formaiizar. Sin embargo, la dialécrica de
tliferentes. Ia vida no sólo de la política- es que rcda posición engendra
-y
ona oposiciórr. esto es, una contraposición. Cualquiera sea la concli-
cirin del partido, permánece el hecho de que los grupos más grandes
2.3. El Pluralismo uniPartidista se dividen en grupos más pequeños, y de que en los procesos oficio-
sos intraparticlist¿s pasa lo que es lógico que pase: desacuerdos, riva-
si es posible con-
Dede hace unos decenios venimos discutiendo2{' Hasta el decenio
'o lidades, maniobras v enf¡entamientos lo. Las raras ocasiones en que
cebible una tlemocrr:;';;; ,ni, d. un-
partido el partido único tolera o incluso permite, denrro de sus filas, la orga-
ti.f'1't* una cuestión' en^blanco nización de subunidades y algún tipo de oposición formalizada tienen,
de 1950 se enfocó t;',,#;;';-t el de 1970' se
v nesro. En el d"ceni;il'i;t-¿o' v al ir asunto de matices' Antes
avanzando sin duda, mucha pertenencia, coo respecto a[ «pluralismo del unípar-
Lr,lr"T; l"'.;;ñ'.u.1, ,., más'como afir-
tidismo>>, pero no hace falra limitar el argumento a esos casos espe-
la respuesta .r" .trroiilitt
-*"trtot ;;;;^' Actual-entt tiende ¿ ser es que
ciales r7. lncluso cuando no se materializa ninguna organización sub-
;rilí. Ü;; á. ü, *o1iuo' Para esia ttansformación más unitaria v [a intoleranci¿ o ei miedo ¿l disenso se irnpone perfecta-
observando un munc{o rnente de arriba abaio hasta llegar a las últimas bases, los hombres
han cambiado los referentes, que estamos muchos atrto-
amplio y muy diversificedo v que --en consesuencia- siguen enfrentándos€, y ccn mavor {erocidad cuanro más sea 1o que
tn un sentido muv lato' con está en iuego. Y el que ei conflicto de individuos y/o grupos sea
res'hablan hoy día i"T'"r;'J'¿it*o" de un partido
o al predominio ubicuo, que exista en todos ), en cualquiera de los sistemas políticos,
referencia a la hegemonia, al dominio
sobre los olros. nos enfrenta con la cuestión de si el conflicto y e[ disenso intraparti-
los daros concretos debe
De ello se sigue que la evaluación de 1'. Mientras distas pueden constituir un sucedáneo, un ersalz, de la competencia
.rplr-, ñ;1;y; á.tr¡¿, l"'.".$i¿, de la clasificación entre partidos-
á.-riiprr*iaismo que, a iuicio der auror. siguiente, Los estudiosos que hablan del unipartidisa,> se incli-
un autor clre casos "ph"rralismo
al monopartidismo' esta-
il ;;;;;;;¿..1l, -i-;fu'*' ni
'difttet'tes v es probable que
'iquie"
n¿¡n evidentemente a responcier de forrna a{irnrativa, y, sin ducla, esto
es 1o que ocurte cu'.rndo oímos hablar de la «democracia uniparti-
mos hablando .ud." ;;";'t;;ino'
terminemos con una ;t'jJ; ;; ;;;;;lpi" al demostrar por definición' distar. Duverger formula el argurnento como sigue: <.En la rnedida
1o que está por demostrar'
v en esre caso Por clásificación iilco'rtcta' en que las facciones se desarrollan libremente deniro del partido
¡ro sólo podría scr posiblc' único..., el pluralismo renace dentro del partido, donde puede desern-
T¡, *., cuesrión posiblc es tlc si l¡ tlemocracia
I¿ cucstión dc l:r dcm<-rcracirr direc' peñar el mismo pape1... Puede concebirse, plres, que un partido único
sino.lc hecho preferibfflr'ii"p-"ii"..'gr,, ", Tbeort" op"cit cap l2'
I, v no trataremos ¿.'?lü"'í'i''i¿;;;'D')i'utic ditttt"' sin parti<los (con las
De' suponer que sea "*t;üi'" un'r democraci' 16 Supra,2.? y nora
z"ii. ü- q..,. qr.¿l por .J.n,crirr*r es qtre ell.
19.
n¡arizacioncs .*ou.r,r..T.ip"r"," (uéei'-"ti'u' 1)' l¿s rltrd¿s cle Kev r7 El e.xperimento inLeresante a este respecto es el l¡ Tangany)ka Alrican
hiciera funcion". *¡o'-,a'1"'tltrnt"'"ci.a' National Union, de Nverere. que permite que dos miembros del partido dispu-
'' ct;nrunidatles pr:líticas {iriid:¡s v en ren ced¿ escaño elecroral- Pero Tanzania no obtuvo la independencia hasta 1961.
!-tfo;;"o)ruverrencia no sc apiicr sólo.¿ l¿rs
Nyerere obtíen¿ el 9f por 100 de los votos, ), es t{n difícil como dernasiado
¿.,,'uiiol ,i". ,",,uii,.l]"r;-li'il";:::-L:,y,'::"?::l.|.,";,*:.:,"J..1:',:iil,#i pronro pará evalua¡ el significado, por no hablat de las perspec¡ivas de duración.
los Estados Unidos. Aparte completamenrt, ll gr,"iJr';i.;;;r de un Esta.o á. e.t. mecanismo (infr:a, 8.2 v nota 2J). T¿mbién se ci¡a a Madagascar con
irciia, linlra, 4.1 v 6-5). cs e.r'irlente lyi 'tt Tanzania, pero su caso está suieto * una cautela aún mayor. De hecho, el úni«¡
federalsonUncásoporsímismosdcbldo¿lo¡cclt¡citloLleslllrüton()mí¿lct)n c¿str ciaro es el de lvletxico, dcl qtre sc tratarií inlra, 7.3.
;;il;.r-;'l*'.'i""" itl ctrnr*rl
fttlerr¡l'
'x"T "rid¡t
14 Giovrnni Sarrori l''¿¡'tirlos ¡' sisrcniirs tle lrlrtirit¡s
75
coincida con ciert:r democracia polític:l» r*. En los veinricinco años situ¿dos al alrinré,rrico de.,quien gobiernl>>,
tr.¿nscurridos desde que se escribió trstil formulación no se ha c,¡mbi¿¡- cs el ptrrrr. 'ivel
de visra ,i"l Eri,,Jo ;i;.;;'absorbe ar
v u-n este senrirrcr
do ni se h¿ añadido mucho a ella. Sir: ernbargo, para est¿rr seguros de <ier partido. En
que no nos enfrentamos por una cuestión de palabras, dejemos de lado
caso det pluratismo de parridos,
siruados a rnitad de caniino ..,,¡.
i"l-il;;ñ;;:; ¿;"rb¿,'-",1.¡,"ltrner
l-or'g-ob..rnudo* v ros gobernanres,
el té¡mino pluralismo y cenrrémonos en la frase ..puede desempeñar es la política. contempradr, ¡;;J"';l
el mismo papel>r. La cuestión es: ¿Existen suficientes anirlógías entre, 'gr:be iir.r ,r¡imérríco de «qLrien e§
por una parre, un partido único que permita, aunque sólo sea de facto,
rnado, la que rie,rd'e , .""r.ri¡*.
eq'ivrle a r'lecir q.e por
i; ; ;;ii;r., i.l i,;"i1. Esto
propia nrecánica- ,na com,nicrad
-su
la exisrencia de subdivisiones internas, y, por otra parte, un sistema -. i-rr.. qu.-.1 porler
polírica.le un solti partidlc,
de más de un partido, para iustificar la tesis de que existe algún típo sea irrrrocrático, mien-
trlrs q.e un .sísrema pluriparridistu deÁo.rrriza
de equiualencia luncional enrre ellos? exlste competencia enrre,m¿ís de un el po.ler. trr.r.{o
parrido, ,n p,,r,iáo-ooti."rr. .,
Lo primero que se debe advertir, como expone mtry bien un autor, ia.medida en que responile a, se
es que inciuso .*en las formas más extremas de autocracia pr.recle exis"
p";. i;l ir;" á",'1". *ti.'rlir¿"r,
n,enrras que el partido, único- _ygobilrn,
J.' !;ü"-;:,;;n=J,i'.'r,
rir una intensa rivalidad competitiva, aunque sólo sea por lograr Ia
atención v el favor del autócratan, pero el ampliar el significado de
ta'ro, su problema es el d.- quiér., gob..rr.,i
En roral, nada demtresrra cómo v por
,i práf; 'il;i;;, ou,
los términos competencia y competitivo <(para abarcar las intrieas de qué t,i .ií¡i¿l] ini.rpo.rl_
<Jisra puerle ser s.ceti¿in"., J.,-a'"vé.rl"rr;.;rrdo
los pasillos de palacio y de las salas de comité de los partidos equival" entre parridos- El diserrso, lrr.rfr.ri,ti.,.l a, Ia co,rperencia
3. Y irerece la pena -rt l, expresa ___+ induce_
dría a mellar e! filo de la herramienu analírica>> rrn enfre¡rramiento «p.rivad""; rilil'*i,
estudiar detalladamente este aspecto. La competencia entre dírigentes qu.
*:!lu de que rtr ¡iváridacr y .t .""ir¡.iJ'ri.-pr."fun.ionrl".'fi'..gu-
cl€nrro del partido único es una lucha entre personas dotadas de poder política, se traren corno se traten, han existido en ra
ca¡ece tle p.ro J.ir-J.'r'riá ,o¿o
que se enfrentan entre sí directamen[r. Er"l este caso nos hallamos, el .senrido de la inseni..í, poJític;]-i; "
primordial aunque no exclusivamente, con Lrna relación de dirieente ;r. sí imporra
h..i;;';,:''1,-io.],"
es cóm. se
a dirigente. un combate cara a cara entre gobernanies, ei resulrado ::?:1,:,,:i,:":1i1.,"i-.t. en que se rrat¿¡ ésre io
ur¡LU que rmpofta. Históricamenre,
esro .se ue apoya.ro p*--.1-i,.cho
del cual no tiene por qué pasar la prueba de la competencia y la de que el conflicro inrernocl. g.up.r-.n-,re
políricos __Je hecho pre
legirimación electorales. En cambio, en un sistema de partidos, [a decesor y ¿. to-r¡írl¡i*l"lrr.r¡arriclisra r"fr_ .;;";;
er¡u.ivalenr.
competencia intrapartidista no es más que urta cara de la moneda, v h rlio
1.,, J i, ¡,i"á¡.o r' i * i,,
::'::3:' ::. ll conleizo
::{::' 9'la vida
-,1,
otra es la competencia entre partidos. Y como poco imporrá conse. u'iL'I¡ ucsue sue ",!!
porítica siempre ha exisrido ra pr.,¡a-
r

guir el control Ce un partido que carezcá de seguidores, la cara de [rr


moneda que más importa es la competencia en¡re pártidos. Entonces, liÍ':1dr faciion.s, .r pr,-,..ri.rr'; ffi#ái;:o"",i¿"'
trvirmente pocos Dríses desde hace
sóro ha exisrido
eá rera-
¡, relarivamentc poco riempo. Err
lo fundamental dei pluralismo de partidos es que los dirigentes de Ios 1:arricul,rr, a lo laiso d" io, .r;gi"r;;
parridos se enfrentan entre sí indirectamenle: compiten enrre sí con lismo y el conflicio de grrrpos .o,nu
i;;;;;.h;;;';.";;;
;ir;ñr*
objeto de ganarse a los votanres, Io cual entraña consecuencias de camino rr la democracia. - irl'", havan ,amás abierro el
largo alcance. Dicho en rérurinos, más récnicos, la tesis
En los sistem¿s de Estado-partido, el Estado v el partido sé refr-rer- l¿r tliferencia de unidades,
de Duverger. no explica
zár'¡ y se duplican mLrtuamente, mientfas que en los sistemas pluralis-
.;-i;;;r;;;; en Ia risr¿ cre faraciai de
«salto unir¿rio»' Las .omunidader
tas se dividen v se desunen. Ello irnplica que en el caso monísrico la unidad: el partido como sisrem, ú;.;;"¡¿r¿.,
p.riii.lr monisras ríenen sóro una
perspectiva del partido sea la perspectiva del Estado. Ambos esr¿ín nen dos unidades: Ios parridos i";;á;;;-.
plr.r,flrro.-J^.i..
por uno, más el sisrema
t8 Lo¡ Partidos Politicos, op. cit., pág. )0.1 de la cdicidn en casrellano. Si interpartidos. Esto equirnl. . d;.;;;;".r,
tenemos, como mucho,, sólo un p.,"a.*
.l pri*.ro de los caso-s
bien Duverger introduce ranrhién, sin razón, el eiemplo de la polítka en el sur c-ompetitiro_electoral linte¡-
tle los Estsdos Unidos (inlro, 1)), cs pnx'edenre señalar qui su generalización no). n'¡ienrras. q.e en el. segundo'de Io,
es provisionai y que el caso mencionable es el de Turquía, con ¡eferencia a l¿ ;"i ;;;;;;-;;;';¿;.r".
rivalidad enrre Inónü y Bayar. dentro del Particlo Republicano Popular, mien-
co mpeti ti v.-el ectora les ( i n te-rno.
y .rr.i.,oi.'E;,;;;, ";d:;i.t ::.;."_
d¡-rce Ia susti¡ución? Aun<¡ue
¡rrs vivía todavía Kemal Aratürk. El caso de Turquía se e.tamina inlra,9.l- admitamos'ír¿, ¿. lo necesario, ..,o
le William H. k[orris-Jones. .,Dominancie aLrcl Dissen¡,,, en GO, lgosrb de qr-re cabe ¡azo,ableme.nre' calificar -a'. .r,
'l(t(,6. p:íg. {5J.
dentro c{el parrido único, eso misnlo
.o*p.*ncia a Io que ocurre
n.ui.L denrro.re c¿<ia uno de
t;i

1-
I

i6 Gir:.,anni Sartt¡ri l¡artirltls 1, sisrrnr,rs tlc ¡;artirlos 11

1,,. ¡'ritrriclo:; cle t¡n sistema de partidos. Por tilnto, no es qlre el partido Lri a.firmaci(in de que ola ¡:reserrcitr cle un sisrema uniparticlistn no
rir¡ic-o ofrezca algo a cambio.le Io que catece. Y el particlo único irupirle por definición l¿ denrocraci¿r liber¿rl>> r: podrí,r muv bierr repre-
c2trece Precisamente de lo r¡tre hrrce que trna poliar<¡uía sea ttdemo- sent¿r el es[ádo de ánimc¡ acruirl e imperante en la disciplina rn. Pero,
crática»: competencia electoral 1' elecciones libres. l*rmen¡ándolo mucho, no pr.redo encoÍrtrzrr drgumentos en apoyo de la
Ultim¿rmente se ha c¡iricado-mucho la competencirt ent¡e Particlos. tesis de qr¡e cuando qr-rierrr que se reprime la competencia errrre parri-
Por r-lná parte, se Ia acus¿ de que los partidos e! clos (entre parridos diversos), se puede sustituir ésta por el conflicto
--especialmente intra!,artidistr¡ (dentro del partido único). Después de todo, no nos
bipartidismo ofrecen una <(opción realrr, r' que su comporta-
mierrto competitivo lleva, a fin de cuentá.s, a la crrstrnción, al compor- i,rteresa el conflicto pcl se, sino sus resultádos. Por tanto, la tesis
tamientb coh,rsivo v a desviar l¿ atención de lo que es funclamental r;lJpolle, v nos dej',r con el supuesto de, que los hombres que comb'.¡ter')
a lo que es trivial. En resttmen, la competencia puede s€rvir al mo- Lror su propia supervivenci'l no sientpre en senticlo rnerrrfórico-
nopolio t"- Por orra parte, se retrata a los partidos en un tipo de contexto que es-vla ley de la selva, quieren y pueden apor-
al multipartidismo extremo- como si fr-reran conflictos -especialmente
v divisiones trrr bene(icios a Ll colecrividad. EI supuesto es, pues, qrre l:l casa del
exasperílntes, como si creasen «cuestiones artificiales», como si pro- !.oder está habitada por r¡nos ¿ltruistas fortridables. Es rnuv posible
pusieran {frandes oPciones qLre son totalmente irrealistas- Desde este que sea así por lo que respecta a determínados individuos v, en gene-
pu,rto cle- vista, la competéncia recalienta al mercado, engendra el rnl, a la primera generación revolr-¡cionaria. Pero esas circunst¿lnciirs
.*.ero, rle promesas y la polarización y crea problemas inmanejables, r')o sorr frecLlentes rli dr.rrnder¿rs1 v no se puede construir una conllr-
problentas que no ¡ienen solución En ambos casos, Ios bienes o bene- rridatJ polític¿1, en cLranto a la duración,v a tiempos de rutina, bas,lt..lr
ficios colectivos que son resultado de los rbecanismos de la conrpe- en ese tipo de pensamiento <1ue corrfunde lzr realidad con el deseo.
tencia siempre son subóptimos por razones que se han explicado Si ha de sostenerse la predicción medianre un argumento por lo
bien Jr..Gran parte de todas esas críticas son, €tt Lln punto Ll otro, genetrrl con la ide'¡ del pluralismo del partido único se -ypretende
correctas. Aquí no tratamos de dar u¡a visión sonrosada de la com- hacer un¿r predicción esperanzada-, entonces esa predicción €s rnuv
petencid. Sin embargo, y por enésima vez, nuestro problema consiste frár¡ i l.
ien espera de las medidas) en ponderar, ¿Contrapesan, o incl'¡so
anulan, los defectos a los beneficios? En el caso de que se trata,
¿pesan más los defectos de la competencin entre partidos que sus
electos marginales positivós, como se expoñen en la teoría comPeti- Domenico Fisichella, 'I'cni c tVrt¡t¿li in Scicnza P¡litica, Sansoni, 1971. crp. 6.
tiva de Ia democracia esbozada por Schumpeter r2, aplicada por Frie- Vé:rse. últi¡namente, la obr¿ de Dahl Poliarrbv, op. cit.; trmbién mi Dtnocrutit
'l'bcr¡r't, op. t'it., cap. 6. v espccialrr:entc las prigs. lzl ¿ l2ti.
drich '' v desarrollada por Dahl? x. r5 lllr¡ndel. An Intr<stluclion to Cortpar¿lioc Goatruntcnl, op. cit., príg. l) [.
C)bsérr,esc qtre l3londel Ilega a espc'cific'¡r "democr¿cia libcrul", mientlas quc la
'10 Véase Hirschman, ExiI, I/oirr ,¿n¿l Loyally, r.tp. t'i1., especialnrente el il¿\,or prrtc dc lo-s ¿ttrtores,.,- <Jesde ltrego Duvcrger, sc reficrcn a ur.lgún tipo
crp. ). Esta es también la tesis b¿isic¿ cle C. llright Mills, Tlc Pooer Elíte. vsgo de demócr,rcia-
rn l{ay dos declar¿cioncs. quc convergcn rles<le puntos de pnrtitla nruy distatr-
Oxford Universitv Press, l9)6 [hrv versión rspañola en Fondo de Cultura
Económita, not" áei rr¡ducrorl , ¿é g.nry S. K¿riel, Tbe I),'cli»e ol Ameri' tcs, qrre parecen especialmente inditarivas. Según.lerzy \X/iatr, oei pluralismo
t¿n P!uralisn, Stanford Unive¡sitv Press, 1961. político... no necesita adoptar la forma de una diferenciacjón e-rterna e¡ divel-
1r Vérsc en especial iVancur Olson. J. Thc Logit Ol Coll,:cti¿',: tlction sos pertidos \t grupos, sino que también puede desarrollarse en la vida intern¿
Ptblic Gootls arl tbe Theort ctl Groups,Ifarv¿rd [.Jniversiry Press, 196j, pdsiitiz. del prrrtido gobern¡¡nte...». que tJe hecho es el Parrido Obrero {-lnido cle Polc¡-
u -loreph A. Schumpeter, Copiralis»t, Sc,cidis¡¡ an.l Dem¡¡crac-r. Harpcr and nia (en Clmüagct, ldrclogies and Party Systants, ttp- ci!., pág. 286). Y Fred
Br<¡thers, 1942. cap. 27. especialnrenre pág. 269. !f. Riggs toncuerda: "E¡r el caso de un sislema uniprrtidistct.... la asamble:r
1t Se hace una rcferencia espccífica ¿- 5[ las reaccioncs anticiparlasr,, clegida se ve rápidamenre dominada por el partido gobernante v no puede sal-
"regla de vuguar,Jar los derechtls de oposición de los partiloÍ mi¡toltl.trios. Sin cmbargo.
cuyo mejor formulador ha sitlb Curl. J. Fiedrich, Constitutioa,tl Gouernuet¡
¡ntl Politics, 2.'' e<|., Ginn, 19.11, czp. ?1, especialmenti: las prígs- i89 'fa i91 ci¡be establecer un equipo fr.rncional dertro tiei partido grlbernante r¡edian(c
De Fr.ieclrich véase ¡ambién Man ¡ni His Gouernment: An Empirical beorv su propio coñgreso elegido. Si... es lo bast¿nte ¡roderoso, prxlría proteger los
¡¡l Poli¡irs, IvlcGr¿rv-Hill, 196), cap. il. derech¿rs de las facciones de oposicirin denr¡o dcl partido» iAtlmini¡¡tatiut Rc'
rl La nrayor parte de Ia obra de Dahl, a partir del vulumen <Iel que fr.re lttrm unrl Politi<'al Responsiueness: A'[beory ol Dynantir Bulancing, Sage. 1970.
c()aulor con C. E, Lintlblom. Politic¡. Economi¿'s and Wclt'rtrt, [{arper, i9fJ, sc páginu 58)). Los subravados son nríos v señalirn hastr qrré l.)unto se hir vttelro
ccntr, cn l¡-s c<:ntliciones rlc fr¡ncitln¡mirnut d.' lá tlemrx:rnci¿, crlt¡«l dcmrtcslra (.i)nfusit l¿ iclt'a tlel rrniparricli.snlr.
Capírulo 3 P¡rritlcrs i,, sistcraas dc partidt-:s 79

EL MARCO PRELIMINAR con _las piqls


j; -
fungjo_lg¡_dq] -sir¡ema r Y co¡_._e¡llsenrido_ se pro[-x>ne
; a
ilqur la lde¿.
-El-iiroiivo por el <¡ue hasta ¿hora he deiado de lado la ftrnción de
rohluflicqción es que carece de capacidad discrirninaroria suficíente.
Córrro se .ecordará, la función erpresiva caracreriza al pluriparriclis-
Fo, esto.es, al partido que perrenece a un sisrema de-parridos- La
función de can¿lización aparece en una fase ulterior, e.r la fase de
tonsolidución esuucrural de las cornunidades políticas de partidos
jr' parece oo s€r aplicable sólo a los sisremas de parridos, .sino también
r los sistemas de Esrado-partido r. En esre momeoro cabe introducir
prcvethósamente en el análisis la funcidn de comunicación política,
con la advertencia de que tropezafnos con el problema de adaprar
c'ategoríás derivadas históricarnenre a una clase puramente análiiica.
Por lo_ que respecta u l"-_Uglgr*r¡l1dad,_!p_Sahg..-du"da_-de_que _Ia
tomunicación es una-_calFgSgil ggq. _lg-.i¡qlqye-_lodo, y -quizá_.sea_la
ca§goiit uñivé¡_lai-pgi g*isléicii. F;i¿e _¿..irs.' q"á íodor los .siste-
3.1. Canalización, comunicacién, expansión m j§ _p9 !t!§qs s g*el_csp§.t9r1- den gl_gq¡¡g¿lse"E_ié¡
r
_Bplí rica. Después
viene Ia canalización. También es una c4tqgo;j_-a g.ge_]o-r_ncluye*todo,
D-q];aüe-el-an-á-.lt-qisuecqdqqte-hqa-q!.dadoliprim$-pblro-&:s pero iu-! m§ ¡ to iióJ! tañ ¡ lt,plñ: p G-i",*1,i-.0il"¡i¿ n¿ii i*ii.i.,'
"

f u.oe rsa-qs o -dos g¡arldqs-pa B-ele s i-sle r¡-á¡ ico s-d e lp-s + a r-t d o s:- - -ex p r e -
s i en quq.¡2o fa_v p4{IidSs no exisre uná canaiización imponante. Arí, lo
sió¡, y-eaaaLzae.lén Ah-o-r¡.I-tce-ialta-l{lt¡-o-dtr§¡-r .-tlq? lcree-i4. {unción expresión es la categoría qtre menos incluye de las tres, pues no se
* o-q1garé!---alA-d. co m p le tgl -e I a4p¡qs !19.- P a r a e m p e z a r, riplica a todas las comunidades políricas de parridos, sino sólo .a las
-l¿-.s
l, zu¡qsl§Iplct@guL-bien caEiÍá c,r nsr- comunidades políticas con una autonomía del subsistema de parridos.
de¡a5h--cqt¡:.o- p.-+tlg iir"Iegtart-e de la {unclón- de-comunicación' Por En resumen, todas las comunidades políticas comparren la piopiedad
:tanró, c{ebo explicar por qué digo oexpresión» en lugar de <.comuni- .le@;-o1¡sni¡as6-q;J@ilslom-rmidtd-a:itoljt jc-ai-d{pa'fr áÁiám-
':cación, y, al mismo riempo, qué relación guardun las dos entre sí. pa-tre n la p¡grlqdad dS_in
*.4_@gs__si.rremas *de-par-
.,En segu,ndo lugar, cabría adr-rcir que la funcidn de canalización t¿rm' tid¿lc o¡p¿ür-e n I t p:EÉela{¡r};xpÉffi P", ñ;, la p ri rne ra
,ibién enrraña comunicacién. Y no cabe negarlo, pues la comunicación difererrcia entre las tres fr-lncion€s e§ {lue perlenecen a niveles dife-
el re<tuisito para todo.
:les rentes de absrracción- En particulzrr, 1a comunicación es más general
Dado el requisito previo de Ia comunicación, una opción sería ¡' la expre"sión más específica. Ader:rás, Ja comunicación va más allá
¿doptar un enfoque cibernético global, comc¡ el que ha elaborado de la esfera de los partidos> mienrras que la canalízación y Ia expre-
cohárentemente Deutqqh
r. Eq. qo¡s§l:usqC-rg-,Le perclb1r sl
'11-eg4- -4 sic,{n presuponen 1a existencía de los parridos. Hasta ahora, bien. La
p,rrtide co.mq. {.Ja -ie]".&:-.o*,,,"i*io'.,.t qle:¡g¡-fr+r4li1a lsryi12nal- cofltroversia se planrea cuando se utilizán €stos conceptos para eva-
mente en ia agregación de comunicaciones políticas (esto es, comuni- Iuar la proximidad o Ia dist¿ncia entre sisremas polídcás. Cón:o .,or-
c ac i o n e s l3--4iGñiiién-aü t áda-l-u alo t e.I- pa rá u'r,i co
ié] ¿Lti; ¿s- a lná, Cuanto rnás general, esto es, más abstracta, s€a uná categOría, máS
"li
r. La otra opc!ó¡ p_oqÍile es la que inrenta Almontl.
nrLrniJad polírica¡> diferer¡cias cancela y más hace qtre Li.,; cosas parezcan simiiañs. O sea,
esto es, la de defini1 üna "{¡igsfqlflg comurriceción polírica" i.t"roro
I Véase en especiai Almond y Bingiranr Porvell, Conparatire Politics: A
I
Véase, concretamente Deutsch, Tl¡c Nrruts ol Ctoernmetlt, op. cil- En -
Richard R. Fagen, Politits und Co¡¡tmunicrttion, Liule, Brorvn, 1966.
l).'u¿lopmt:tttll
+ Sapra, 1..{
Approach, op. cit., <ap. i.
'-serrcral,
2 Samuel H. Barnei. Partt,Democracy: -[be Internul Politics o! dn ltalirttt y 2.1.
Dgb* quedar claro que se seleccioflan esras tres funciones para el esque-
,\tcialíst Federaliotz, Y¡le Universitv Press, 1961 , pág.2'11. Aunque tambr'én se rna' prelinrinar porque, v en la medida en que, afectan a coias fundarnen-
aprovecha a Almond v Eas¡on, la rJefinición de Barnes pone en prirter plan,-r tales. Se derallarán en el vol. II, en el cual se inrroduce tocla Ia lisrr de las
círmr) se aplica a los partitios el enfot¡uc clc 1¿ conruriicación, funciones imptrtadas a los partidos.
78
wF
Gi<¡vanni S¿rtori l)¿u'rrdos v sistcr¡l¿rs rlc ¡rartirk» 81
ü0
.,,rl a:;cender por uná e$calá de irbstracción existe un pLlnto en eln' tido vinc'"¡ia a un gobierno al pueblo al crear un sisrema de corntrni-
puec{er.r anurlar grandes diferencias mavores caciórr aurorizada que n'l{rlriene controlados a los ciudadanc¡s. Por
"lt'il' »eq,-relios paieci.los . ryd.Jibq !,._fjn i r r-in s is t_qma de part jdos co nro u rt-r §te ma-g!-q-gatü-
íl",,qri'ru.g. .I problem,r. Por eiemplo, r'rn hornbte' \r un irvesrruz
Y.,, l,¡ misr¡o --€sto.t, p.r,.na.en a'la .i.t,n 6la5¿-- en el senticltr ,aEltíl i ibie i; üi¿ro'r¡
,f']'.jue ambos son bípe,los. Pero. ¡'se rr*rx rle nna asimilación sig-
-@1^p ts: ti.u - en.l{Ldo,
.l rlg$3.-pq[1f9.,-p-qi-ercar,]--dq-]t6i§q.r--!rte¡!t-ai^,que-.-cabe i

tlefinir un sisrema de- Es¡a{o;prytidg-_.qrq._ti"s¡-e_rna de ..aL11l!z=tsló, '


"lific¿tiva ¡ .blEr,tsrBftnorópé-l.i!]al,-..¡ '
''l" En el caso que nos ocllpa, resulr¿ correcto- {eqi¡ qqe -t4t¡to -los -éisüá] itis,il.r-c.,:::ji .,:-üi:":t i,. .eii-1¿¡ü
...*t dé óártidos como los sistemas de Esrtrdo-parrido desempe- It¡-^,¡spsqgg¡,r9b_le_]¡-Ctp_rS-Ci_éi,-,
:tt; rin.r fLi¡g1ó-n-1!q- canalizacitin, v qtre rtn aspecto important-e cle O sea, que mi preferencirr por \t lunción exprcsita tiene muclro
i1'., .rn*tir.ción consiste en ¿lue ambos -sistemas brindan canrrle s qlre ver corr e[ nivel de abstracción al que las generalizaciones conser-
,."'"nrü,ri.ácíón.-Péro ño cabe deiai el argumento en ese nivel tan \,?l11 Lrn¿l especificidad su[icienre. Así, confor-rae ¿l- nJi- en[o-g!]e, Il
-d.,¡
JHm ilé lbirrácción. Si lo hiciéramos, entonces las similitLrcles de <( c om u r'¡ i c aci ó n » desc i e-nd e I gu g_d¿ _1.üffi i l,-- l-o ;i.i pi¿s-iOe,¡, -.v- . n o
t'i.*rfirir, <1e hecho superficíales, pesarían más qr-re las diferenci¿s Ll-g_lrv-9_rs.r l,Sllt_.-ry,ü¡gé, ¿.U¿ijüesiaea_.§c -o-t¡a -df-ere.ncia.-Mi.defi.
-v niciór3_de. l¡_ fr¡r1ciéq-_cxBt§-s-lv,a--to- -»e*-t-ra-sladt .1in-o en,parte-con.-lá
r,]liu.d.r. ia comurricu.ión p,,, ¡¿. consiste en un,l corriente en do.s ide-a-de-l¿ .cornunicación. Por Io general, Ia función expresiva está
(l"r..,inn.r, esro es, .omp.ende tanto los mensaies desde ¿rbaio (exi- conect¿da con la corrienre de energírr n. Por eso, en el se¡ltido en que
trl.i.-,,i*,s) como los mensaies desde arriba (órdenes o asignacionés auto-
glj.,.t,,ri. La cuestió'r es'
vo lo apl.ico, el ¿rntónimo cle expresión es reprcsión, y sus cu¿tsi sinó-
¿Quién habla v quién escucha?, ¿Quién nimos coacción, extracción v, en un senlido más laro, órdencs, man.
.ti|l,-rio el lado de enrrada iil embudo? Claro que siempre hay algo dos v asignaciones ¿utorizadas. ljo_ _{_tg-"_.jiplg¡1ór- qEram§:J¡le__gqr¡fo
li{ rerroa¿:ción, pero la comunic¿ción política no es un diálogo entre rransmisión 4gggls{j_qs. Si el problema consistiera en lracer que las
lldl.r.n iguales por rn"ro deseo de entretenerse. El conducto tiene una autoridades esruvierarr informadas de los sentimientos de los ciuda-
:! Pl')",:ión. v la dirección dei conducto establece cómo se manióbra en
dancrs, entonces podría resolverse mediante la institucionalización de
llr]""li.rt^ái'¿n- Esro equivale a decir que una definición suliciente de la las encr-restas de opinión. ElXumbio, .l prrbl.rn, .onsjsrc-en-lricer
ill1.",,uni.u.iOn poiícica debe especi{icar de qué comunicación se trata: qqe_lq¡1v_oges, de -los qiqda,J¡Igs, _esÉn -in-co-rpqla-das-en -ur¡-rhecanis-
iiÍl'.u,nuni.rción de quién a qtiÉn. Y si no se separa la comunicación mo_d_e_represal-!¡s_y--d--e_qnpp¡isió-r.r.. Por aplicar la inragen de Hirsch
i;l'.*rr.rirr" de ia «autorízada» ello oscurece ei punto clave- m,rn, las voces deben tener una opción de salida, de pasarse a otr¿
llt'" '!n s.bsistema de partidos (en plural ) permite la comunicación empresa 7. §i .no_ 9¡ilJq ,:n g-.jsado*de partjdg-r,-¡L p-o¡_li-nIa--!n¡
I -resiva. esto es. Dermite a los ciudadanos comunicar cosas al Es- salida cle cada partido, 9!!-q!§g¡ l¡1'1_v_o?il-._es irupqtqn¡e-qse-la--puede
l"l'- I la inversá. un sisrema de Esrado-partido establece una red silertiir toñ glan fáiilidad. Y todo esto es algo que puede quedar
l'Í'.'urnuni.rción iáeada para comunicar cósa, a la socied¡d' No se fácilménte'dífumlÁado ri-olvidado con arreslo al enfoque de Lt comu-
id-1,rr sencillrmente de q,.,e urt sistema de partidos permita-escoger n icación.
,tYrr. .nnol"t, mientras qu" ,n sistema de Estado-partido ofrece un En corlclusión, parece qu€ tanto los sistemas de partidos como
id"''^ ,,rrr^l sin más opcioÁes. El elemento crítico reside sabe- I

lsd',]* en la autono,t',ía del subsistema.


-como
En sí y por sí, una opción los sistemes de Estado-partido son necesarios en los sistemas políticcs '
rnodernos, en el sentido de que brindan a la sociedad un sistema de i

i"11.*.rn*l.t podría eproximarse a una opción entre cadenas. Lo qr're canalización- Pero, salvo en este aspecto de simiiitud, Ios dos sisternas
lfl]l,urm e. si ü red d. comunic¿ción política está figurada al nivel dei son mnv diferenres. Si se abandona el argumento a este nivel de abs-
Iii"'Lirrer¡a. independientemente del sisrema del Estado. Sí es así,
tracción, o de generalidacl, nos quedamos con un ¿,ariá tlernasi:-rdcr
itliion..r .in ,ubritt.nra de partidos vincula a un pueblo con Lrn grande.
irilii.rno al brindar un sistema expresivo de comunicación que man-
if¡u.i.:.onrrotado al Estado. A Ia inversa, la idenúficación E-stado-par- * Juego de palabras cotl polLler, que en inglés significrr tanto .,cnergís" [eléc-
'no l.rre [spefio mrrotlológico se invesrige en_ rni es¡udio "ConcePt N{isir.¡rm,r- trica] como «poder,>, ..fuerza,r. (N. del't.)
AP'fR' dicicmbre de 1970' i Hirschrnan. F.xil. Voira a¡¡l llytlty, op. cit., v .tu¡ra, 1.1.
irl Cornparative Politics". en
,;irn
(iiovanrri Sarrori !)artidcrs v sistem¡s cle p'.rrticlos 83
82
por ejemplo, la siguiente definición: ...Los partidos poiíticcs... so,.,
3.2. La definiciÓn rnínima organizaciones sociales que tratan de influit en: 1)la selección v el
clásica de Duverger llunca se ,ruo,i"ro del personai gut.rn"*.ntal mediante la presentación de ian-
¡l Result'¡ interesante qlle en la trbra didatos a los cargos electivos; 2) las políticas gr:bernamentales con
.lnlantee la cuestión c-le «qué queretno,s decir
al utílizar el término de
gru.pos,políricos. corn' forme a algunos principios o tendencias acerca de los cuales están de
iiil1r;ü;Ji y: ;i; ;ñ..io,,i.-p.e .ha Anres sebabido
acuerdo caii todos sui miembros...rr r''. Si se lee entre l(neas v sin
ilr"lil:;,d", .;";;; ilü;; el'poder. los llamai:a raccro'
qt'é consiste la difere,cia? ¿E's ¿lemasindo esfuerzo de la imaginación, cabe detectar en relación con
11.,".: ,ho.r r. lo. ll''il"p'l'iJn'' ¿En el punto 1) una fusión moderada de Schattschneider y Schurmperer,
l.e"-i,uá? sul,o que estemo:i dispues-
iiilj;;.,;;;;tf*;;i,'i.
i';,;";;;;á;'
-p,rtido"no quá macrofacción' y en relación con el punro 2) un eco de Burke. De hecho, sería fácil
;";-;n 'i el "" respecto de la
1á'. partido interpretar la relación de las actitudes de Schattschneider v Schun-r-
lócicamente .r,^.t*t'"obitil;; ' 'r9il¡it ..si uno definición no peter como sigue: Hacen falta principios v mecanismos, coniunta-
facción. corno dice;;;;il;;,.-F.i.d.irh, debemos §ostener qLle mente, para l-racer que un partido seá parte de un todo. El reducir
:f;;üt.;;r;;+ J' u"u facción' entonces la cuestión --{omo lo hizo Btrrke- a l¿s intenciones nobles es algo
ambasco§assono.he.hoidénticasomodificarladefiniciónpar't de Burke' el
ell"',.l'-É; J;t;'' ¿" t"-tt problema
distinerrir .ntr. enrre las
peligroso, pero no basta con reducirla a las retroacciones de la com-
petencia enrre partidos. Si de lo ,¡ue se trala es de identificar al
[iHil:;'r"i.ii"ton era precis¿mente ¡a)^' l^ frontera
i'' Hov día' Burke h¿r caído partirJo en cohtraposición a las facciones, enlonces Burke no es¡á
facciones y t". .o''t-'"il;"hil;;b["; sr:perado. Si de 1o que se tr2rt?¡ es de poner de relieve [a rnecrínicir.
enrlesgracia.t-r*"y*portedtlosar-'toresact"alesconsideranquesll convierten en instrumentos de
<lefinición ., no..t nár;i;;. 1o
es) e irrealista lque es otra cosa)' en virtud de la cual los parridos .se
es un buen eiemplo Schattschnei' democracia, o de poder popuiar, entonces la clave nos la da Schum-
De la opini¿n ..u¿oátn"-tt^tit" lugar r¡na tc'rtativa organi' perer. En carnbio, si se defa de lado t¿rnto a Burke como a Schumpe-
";;;"tes
der: .<Un partido político en prifner
la cuestión"'' Pero te, el orealism<l>> de Schattschneider _y grán parre de nr.restro cinjs-
zada de conseguir tl " Burk" oscureció
unidc:s por "la ¡¡6 ¡q¡¡¿l- hace que los partidos no sólo no ¡esulten disringuibles
isu,rl de iusro es d.;it"q;i;; ;';¡;t;c
rnatrtienen
de las facciones, sino tampoco, en todo el mundo,'de un¿¡ marilri¿l
iin "l ritmo
to
ápacidad cohesiva itrliq"; ;;üii:;;"i'' un gruPo de hombre's-qqe
embargo'
no es'" inextricable de grupos que aspiran al poderrJ.
marcó Schurnpetert;Ú; i"tiáo Antes de seguir adelante con el tema se impone formularr'los¡¡
se proponen promover ti tie'''e'tat g¡:b-ti«l "conforme a un prlncrplo
á" li-áirr e.ün to.lo.. de acuerdo_.." q. oarrido es un gruPo cuvos preguntas: en primer Iugar, qué obleto tienen las definiciones, ,v eni:
,. en h luch¿ competi- segundo lugar, qué importancia tienen. Las definiciones vaien par,rli
miembros o'opoit'n")tt'^t't*tt'tudu'n"nt" muchos fines y su carácter varía en consecttencia. L¿s deficior-res .sen-il
ilt,, p". .i Poder Político"12'
como SchumPeter se Preocuparorl cillas se iimiran a declarar --v ¿ ¿sln¡¿r- el significado de un térmi-ii
Si bien ,rnro no. Las de{iniciones complicadas son asunto mucho más compleio,li
d. ."'iJ;;; ;.t;';tfi;¿í;n"t tn contradicción con Burke' se presuntá
".ht'tschneider
de una antítesis necesalia' Tomemos' pues en principio han de enumerar los atributos o las propiedades
uno si se trata "tti;¡;;';;nte de un concepto, y ello presupone a su vez una notma de composi-
- - E, .1 melor de los casos cabe encort¡r¡r una definición incidental en l:r ción. Ahora no buscamos más que definiciooes sencillas. Aun así, para ¡,
p'ii¿it"l¿¡il;t'r i rlt' I)u'erger' al enfrentarse con el
o¿ísin¡ 218 de Lcs los fi¡es de urn estudio sobre los partidos, Ia definición sencilla no I
á."ig¡íi,t,,in.rlir qu". t¡ defiñición cambia rjon el tierr-
f.ibl.*" d" sus .las.s'
hacc cincuenta años puede ser ciemasiado sencilla. No puede consistir metamente en decla- I'
'po (.r,,, es' ¿l ir **tiJ"¿" iít itt-'iiütl' t,lnait' qut
- '¿.rini.ián 'r.,rrt
1¿

l, prevalecicn.re es l't rar qr-ré es lo que estipuJa el autor; debe enfrentarse con el problema l,
de(inición cDrrecta .rí'i""i"¿"Ii¿ü,.r-, poi o'tg'rni'ación
basada en la clase social. 1' ta. deiinición
cl1 l-os partidos
l,s
'sc'l'r
partidos comúntstis'
* A.-r.¿ Hennessy. oOn the Srutlv ot- Partv Organiza¡ion». en \YiUiam
para dererminar ,ipoj, Tprirhenre comp.. Approtcbrsto ¡he Stult'ct! Partt, Organizatiott, Ailyn arrd
ricne imp.rrancia e Otx'¿nizz¿i.íone P'¡riitica»' en J. C;ott},,
Vé¡se M. Du'erger, lCiir."''§".ir1.,'i.i""iági, cit" [ágs' 1ot tt+' Bacon, 19ó8, pág I
Sivini. comp.. S,'¡olii'i'i i'l'iiti Pol't''t'-op
Ginn' ts;o' 'pág' 2-10' ei
ra Cierto que Schatrschneider matiza su declaración de "los parridos se
') Con¡titutiot,^ ií*i'"'";;";')'"o-'i'i'k'v' definen en función de la aspiración a[ poder» \Partt Cou¿rnment, cil ., pág. i6].
Rinehart and \üinston' al añadir que .e.l método del partido... es un método pacífico,, (Pág. 37). Pero
il Y'fl slflnrrr.Lnti¿tr' Partv Gotsnntt:nt' l'lolt' su definición no implica esto (mienttas que sí lo implican Ias definiciones que
19'i2.
"'i págs. li a )"1 ' o. cir., príg. 281.
se refieren a Ia comperencia elecroral).
e;;i'kttisn' St¡cialis»ts'¡nd Democruc\"'t t
84 (iior'¡nni S¿rtori Parridt¡s ¡, sistemas clc plrridtrs
85
icie lracer que el concepto resLllte ¿listi»lit,o. Por tirnto, debe hace¡ necesidades de la rr'volución recnológica e, ¡::areria cle apre,clizajc.
,frente, en primer [lgar v por encirna de todo, a la cr¡es¡ión relativa En todo, caso, \, cual<¡uiera sea el moii'o, es un hecho ,¡uá 1.., ubi*
'a dc qué se diferencian los partidos. Existen muchas va¡iedades de más recientes re]ativa.s a los parridos se ocupafi, con mucho má.s
grlrpos v agrupaciones políricos. Una definición de partido debe ser detalle y cornprensión que nunir, clel problern, d.'l, definicitin ,r,
de tal tipo que excluva a los no-portidos. Perc resulta más fácil decirlo V¿rios áu¡ores proponen definiciones muv largas, aunqlte no ile-
que hacerlo. Resulta, de hecho, que el rérmino «pártido» está bor- q.?. ,. s.r una sinopsis de una descripción'§- y huelga decir que las
ti delrdo por muchas fronreras, y que la maver parte de las definiciones detlnrcrones complejas son, por definición, largas. DeEe guedar enren-
,i establÉcen aigunas de las fronteras, pero se olvidan de ot¡as.
i1
dlclo que las clasiiícnciones. y las ripologías rnmbién coadvuvan ¿ defi
1l En todo caso, ¿qué importancia tiene Ia definición? ¿'Imporra tri¡.]a clase «parr.idor> por lo qu. r.rp.i* a uná o rnás de s.s propie
:l de vetdad? Duverger no formula ninguna. Epstein, en su volunren dades {cosa.que ocurre en especial ion las ripologías frisr¿.icÁ1. E,¡
algo más limi¡ado, pero que sigue siendo comparable, rampoco se ge".{3ir-L=.!-g{.u9 . t pgr{dgs*sq !y'rgiq¡r-dc-,iɧ-r§;¿¿.rcAsn;
.l"p
entusiasma mucho con las definiciones, pues observa: «Cabe consi-
derar que casi cr-ralquier cosa a la que -se califica de parrido en cua[- fl:,rylCiA_*_,i,Iil.oi,'üüi¡A¡.{"_bl,qrñq¡@
bren se pu€lg defiltit
quier nación democ¡ática occidenta.l lo es efectivamenre» 15. Pero esto l_-!-or_pgrl'dsr lo.- lo tlue regpsgq_eJqlrtsl-ya
sólo es válido conforme a la cláusula «nación democrática occidental». T'!t",gfq@sg-
<ie--¡-n.¡ggig-p r-pdqgt_q,
rurras!5ijil:;ffpuo
.):.-dg"-lll¡sh¡.l _fu¡¡nas.
-o
( ra"s
Si no se establecen este matiz y esta delimiración, entonces tropeza- A fin de reducir Ia m¿raña, cabe estabrecer dos disrinciones. En
mos con problemas salvo que expongamos qué es lo que incluye v Io
:tl
qrt*:.. lugar, algunos aurores tienen más concieocia que orros de la
I
que exc.lu1,e nuestro universo. De hecho, íncluso Epstein termina con definición, v para mis objetivos acruales me co'viená cenrrarme en
trl
una definición sinrética pero discriminatoria de lo que es un parrido: los <1ue se ocupan c.laramenre de. Ia pregunra:
<.Crralquier ¡lrupo que aspira a obtener votos bajo una etiqueta reco- . ¿Respecto de qué,
coniorme a_qu.é elemenros cle discrimiiación, i-,av
nocibler, ró. Y la verdad es que veinte años de mala fama- las
.v i.,e disiingui,
rr los partídos? Esra no es la única. pregunra a L que iespond.',,na
r.lefiniciones vuelven ¿r entrár en-tras
las ciencias políricas actuales. definición. Por ejempio, rambién .rbiír"p..gunrar:
Ello se debe en no pequeña medida a que la. expansión global ¿En relación co¡r
<¡ué desempeñan los pero esra úliima es Lrna pre-
¡elativa de Ia disciplina nos enfrenta con un mundo muv borroso. .partidos su papel?
Además, v al mismo tiempo, cuanto rnás avanzamos por la vía opera- Fy"t1 .:oTplemenraria, en el sentido de que presupone gu. ,. hrn
rdentltrcádo los parudos con respecró a uná Ll otra caracrerística dis-
cion:rl, más hernos de rener en cuenta definiciones muy precisas) aun, crim i na tori a. Por. tg¡-go-,.
que sólo sean las de la variedad operacional. Yo añadiría una razón _l-i p_q,ptB,__q_unqu e no exhaus riv a J¡t¡c¿ del
todavía más fuerte: la revolución de las computadoras. Tanto si las ¡7 De ello es rcsrimonit¡ la visión gencral y
ideas conductistas de Ia política han variado como si no, en lo gue el varioso ¿nílisis de Dlillianr.f.
crortv, .Polirical Parries Rcscarch,,, .n ñIich¿éi ur"r , u*r.u-1. ru.i,'.",npr.,
respecta a las definiciones, el hecho es que no se puede alimentar Apprr;achrs t.a rhe Stnity ol polititiil Stience, Chandler, lilO,- prsii,-'rü .r-
a las computadoras. y qtre los bancos de daros se convierten en una pecra,mente I:ts págs. 290 a 295. Vé¡se rambién el capírulo de'Ausrin
hrnr,....
empresa demencial, si se man¡iene el supuesto acrual de que el cr¡no- cn Garceaú. comp.. Polit_it';tl Res*,rc'b and p¿ilitica! Tbcory. op. cit,, Fre,l ú-
Krggs. cr¡. tnÍru, ¡otas 1c) v 2-{.
cir¡iento personal )t la comprensión intuiriva bastan para compensar
dc eiempl«r Ia siguicnrc:. nUn p¿rtido.político es rrn grupo org:.¡-
lo <¡ue unas definiciones insuficientes o inexistentes dejan sin definir. -, 'l^V.rlS,
nrzatlo tornral¡T¡enre qur.dcsempeña las luncioncs <lé a,lrctr al púbiicó.... quc
Por mi parte, predeciría, pues, que la precisión en las de{iniciones recluta y Froniueve a individuoi para cargos públicos , qu. .r,Á1...- un, r".-
se convertirá en tanro más importante cllanto mejor comprendamos 1ió1
dc vincrrlación.general enrre. el púbiico'y Ias pórsona, qu.'*ánl,* i*
que Ia computador¿l está \¡a entrando en su cuarta generación y,'por oe-clsrones en el gooterno. )e drstlngue de otros grupos por su consagración
rr
influir en. la.lormulacióu tle la palitita en gran esirta, p..?.r;b1..n.ni.'*.J¡rn,.
tanto, va estamos muv retrasados respecro de las presiones v las el cont¡'ol .del gobierno )' r.t icepra.ión áe ias n.r.m¿, ins¡i¡úcionari;acias .lc
¿'onlucla eleclr.tral, mrís conc¡eramcnte de caprurir de cargos p.ilrii,* -p",
l]t6 !- Epsrein.Political Partics in We¡tcrn Democracies, op. cif., pág.9. dios pacíficos» (Crocry, «Political Parries Researr¡". iri-i.¡[.,- p,iü.":i5. -.-f.",
f1íg. li. Véase. con mís deralles, en pág, 9: "...cualquiei grupo,
lbid., subrayades son míos).
por muv flexiblemenrc organizado que esré, que traic de seleccionar peisonrs re Véase F¡ed w. Riggs. Parrier untr
pár¡ que desempeñen crrgos gubernamenrales baio una etiqtrera dererminada.... Lcgislatures: soat r)elinitional Excer-
tJrrT {.mime_ografiudo). rni.inografía pr"r.ntr.ü en el (io'gr".n á.-Viá,r,r"-rl .f.
trás que una organiz-ar:ión es i] elenrenro clave de la definición." la tPSA. ¡97,1. págs. 1a 9.
86 Giovanni S¿¡rori Partidos y siÉtenra¡ de pnrtidos g.l

.fcfirridor es delimitat''u. Un parlido no sólo es ¿rlgo distinto de una .v Kaplan, leernos: oD. F. lJn parti'lo (político) es Lrrl grup() q*e
facciónl-i¿rrnbién illfiere de rrn «movimiento político>>, e incluso más formula cuesticfles Eleheraies , pi.*"r,r, .rnJ¿u*, , tu,
tod¿vía de una mera <<asociación políticar>. Los movimientos políticos .L..ion.r.,
según los arrtores, esu definición hace que se pu.au ai.rir-,guii
v las asr:ciaciones puec{en transformarse en parridos; pera q'¿la oreros , un
de los.$egnleoros no organizados e inactivos de la opinión
movimientos v asociaciones todávía no son partidos 21. Por oua parre, fit,rJ.d.
pública, en ei senrjdc, de que.
hrv qúe distinguir a ios partidos de Ios grupos de presión o de inre- ellos_ un grupo «enrraña
organización>>. Análogrmenr;, la-según definición .*.luy.--" i;;';";;.,rr.
reses. Y tampoco basta con esto. Supongamos que nos qr-redáramos rratan de irfluir efl lfls decisiones mecianre .l í*o-d.-la""ill.nJir,
con ]a siguiente definición: ios partidos son gfl;pos políticos consa- así como a los gr.rpos de presión. pues ros parridos
gr.rdos a obrener v mantener el c<¡ntro.l de los instrumenros del go- únicamenre nlo-
gran v.ejercen el poder mediante la coordinación formal
bierno. Según esta de{inición hay sindicatos, eiérciros (sean públicos d. lor-uororo.
Además, lo:i a¡¡e¡¡s indican que Ia definición distingue
o privados) e iglesia-s que, sin duda, podrían deiinirse corüo pflrtidos. enrre parri_
dos ,r' f:icciones (que no formuran cuestiones g.n.rui.r)
Y rampoco vale decir que esa acumulación es contraintr-ritiva, enme qr"re también excluve a fos sistemas r_rniparridirir, (q*'ri -,,.-á.r,r.rn
otros motivos porque Llna computadora no es sensible a la intuición. ni.grn n
llamlr por ese nom[:re) -.
La secunda restricción qrre guarda especial relación con la invesri- Le defirrición de,Riggs es: «Cualquier organización que designa
s,tj9_! ."_,pitica es Iálestriiiié;4ili;.^:!;f .i;irrlrrrb,uu;..-úno á!fi- candidaros lrara Ia eleccién , r.,n, ,,rurnbl." ;ü;;;,, =f . HUgr*
nición es minrma cu:rndo rodas. la¡p¡opigCa_&S 'qles .EaIac-te dsri-cas hi.capié.en que su definición es plrramenre esrrucrural (no"iuncio-
i**
e d _4" q¡,9 l i i p. l..3 U9. _§ _p.d r_4 _s.c__ldggq! tts as i ó n e -d";;
Inl), drdo
d r1¡g _é_! 84-e -.'.9 !_ "a ^\ eJ irrpt>*anre aspecro'metodológii; a'.L.iu*o,
e xp,onen mo p¡gpie<iades vari
cg ables, hipg¡i¡lc_ag, . ! g_ sqgp_ p_Iqp sda- hacer que «los criterii¡s esrrLlcrurales sean Ji bo.. pa, la clasific¿-
dqs de de-tiqición Esto eqr-rivale a decir qu€ todo lo que cae fuera ció.», v después «urilizar variab]es funcionares .n tirpJr.ri*;.' R;;;
d. "". i"iraelzación mínimr queda para'la verificación, qlre no se noce que l¿ definicidn puede no señalar las caracrerísricas
lo deciara cierto por de{inición. La norm¿ q!_sí -e-s h- sen 'llez .rnjs",,r. tantes de los parridos, ni prerende hacerro, pues «se lirnita
rnás impor-
Sin embargo, merece ia pena detenéis?"éllómo funciona- Y las defi- a espe.i
ficar una forrna de decidlr qué incruir y-qué.*ciui. ¡; i, *t.go.í,
¡riciones mínimas propuestas por Lassrvell y Kaplan, Rigg v .|anda, A pri¡era visti parece..q"é i, definición ;.i;;;i'p"r.
consrituven excelenres ejemplos a este respecto- :,i:..1.i91:"
rldo unrco, o por lo menos_ al toraliurio, pero Riggs indica qLre
En Ia obra clásica Framework fcr Palitirul Enquiry, de Lassivell no
se prerende realizar esa exciusión, y que r¿lo r.
l0 lrno to
- La itxportancia teór'ica <Je1 problema de la odelimiración, es algo que ha des€¿* medianre la inserción d. Iá ciáurut, ¿. q* "tü.".lly, -r¡
d. .].,f..r,-
clcs¡acadcr. bien. cn¡re otros. Harrv Eckstein en su In¡roducción a Etatn¿¡l 'V,tr, tarse Ccn una «comFerencia>> f.i. Merece la pena ,.ñolu
Free Press. 196{. prígs- 8 a 16. Como scñala: ..Se puede definir un concepro que Riggs, al
{jn térnrinos dc str delimiiación.-. [v] al comienzo cle la in,.,estig:rción ts posiblc rer,és que, Lassrvell y Kaplan, no se refier. a [n, ;;;;r,ü;;;
les)>, es dc suponei que por no tratarse de r_rn
*Tr.rr.
no disponcr sino cle poco mÍs qlrc una de{inición que sirva conto dclimitación criterio estrucrurcl,
rJcl sujeto" (pág. 9l- aunque sea. u costa de debili¡ar el discrinten enrre partidos
:l Rcspecto de la disrinción sn¡re asociaciones, movimientos y partidos po1í- v faccio.
nes, que stgue preocupando a Lassrvell y Kaplan i. En
ricos. vei;rse D¡vid E.. Apter, <.r\ Compararive ñlodcl for the S¡udv of Polirics". cambio, el
en ,4/-1. novie¡nbre de lg¡8, pfu.22i. Cuando los movinrienros se convierren Pr¡u,er ¿nl Sarictt,: A Fr,tnroorlz pt¡liticul Enquiry,
en partidos. por Io generai se trdnsforman en parridos <(extcrnos» (creados ._..21 ap. cit., prfus. 169,
t70 v i71.
desde el exterior). míenrras que las asociaciones o los clrrbs políticos han sido
_,
ri F. W. Riggs, i,ln;u.¡rrrr,rr" Relrtr»t an¿l politit¿l
muchas veces el punto dé parrida de )os partidos <.internos>>. (loncre¡amente en Respouritrntss: ,1,
Tbcory tl Dt'n,tniir B,;lant.ing,
relación con la idea de asociación, r,á¡se Robin Wiliiarns, Atntrican Socie¿r, .op. cir.,,'p¡e ,Éó Ér,1"ü.o,rlrÍíir'.J'il ,,,¡,
rccie-nre. Véaie u.a \,rrriarrre inlri,
Knopf. i9I1, p:ígs. J50 a 4)). Respec¡o de los movimientos en general {com- en l;;;L 1r.
rs L¡s ciras proceden de otoápr.*ir.-1triii.,
prcndidas la fornración cle sectns. las religiones y las revolrrciones polítt-cas, los ".
Prrries,', en Cror¡v. co*'p.-. Appro,orlr. io
and rhe srudy of ?oiiricai
;i;'1;;; ,j 'er,)ir"'oiir)iutu,o,
-pri".iprr'iJ;,""i.'
movimien¡os nacionalis¡as v ' los carism¡íricos). véase Neil .T. Smelset. Tbeorv oi cit.,.págs. .50 t' ¡t. De hecho.'Á,"
CollL'ctiuc Bt'l¡,ttir¡r. Frce Press. 1962 cap.. i0, "The Vrlt¡e-Oriented ñfo- tod<¡ srl esrudio'-hay ..i á n¡*sr"rr'*ilp..,o,
sus r.aliosísi*u, tbr.*r.,ones en págs. 16.¿ lZ.
vement» 'véase
12 Respecto de las definiciones mínimas, ¿sí corno las sencillas y las comple- .:r' Después de r.do, facciones qr;
poderosa, v dt: hechir tlesignar a sus can.ridatos
p;;¡;; rener un¿ organización muv
ias, r'éase G. Sar¡ori. F. W. Riggs, Henry Teune, Towtr ol B¿bd: On tfu De- a Ias erecciones. .n ,.*üá
linitiott an¿l Analwis ,tf Conccpts in tbe Social Scicnces, Occasional Paper of lllr-y,lf"l de
que el partidó.no cs sim. .t ....p,o, ¡;ri,;-;; i;; i.,in.,ilion",
"t
uccrorcas en, v por. los subgrupos de facciones. De es¡c terla sc ñrL,
tht Internarional Srudies Assr'¡ci¿rion, Pirtsbtrrgh. 1975. págs. 12 a )i v prtssin. :t<lelanrc cn cl cap. .1.
.n,ís
88 Giovanni Surtori Parridr¡s v sistcnras clc. part idos
89
que esros últimos supongan que grupo implica organización es algo E.s evidenre ure rodes los ¿urores
gratuito, y Riggs aclara esre aspecto al sustitui¡ <(grupo)) por «orga- e l,r
lpliclrl ,nu esrrirrcsia
iió, ;6il:§¿ ;ri,¡ r, a. j;--i. riíf
cir¿rdos
. r
1t eJ i n
..A _¿il Jir;"_ ;
nizacir5n»>. Pero el sspecro más interesante de la comparación es el h.¡1o joia'pép¡.J¡{..,G!üiü;r;bü-?rri"r-rGi.",iu__¿.
"_
que surge en torrto al térrnino <<elección»>. Conforme al argumento qy..
19' alrtPurol !!ue allgl ?pgre_cian 99r\q_prypi(dqds dc.la,.defini-
de Riggs, la definición de Lasswell v Kaplan no establece un criterio
para excluir ---{or)o se proponen ellos- al parrido único. En cambio,
se vi¡clvén a expóñi..coq9 li9;p;;¡iaiytgs iiiiriiUr^
1'1,1ivenra,as
Las
,,ri.li&o
en cuanro a sencillez de la definición, v por lo gue res-
i
Lasss'ell ¡, Kapian probablernente interpretarían el arsumento cle ., una separación cor¡ecta enrre las cuesrion¿s'de heciro que
Riggs en el sentido de que implica <¡ue el parrido único no esrá T:,-, derermrnarse
deben empíricamente v las cuesr;ones de definición, no
incluido, mientras Ri6gs especifica que sí lo está 2?. son nimias *. Sin embargo, un, no.*, es siempre n,a,
L¿ definición de fanda dice lo siguiente: Los partidos son «org?r- su_apiicación. No srilo difieren nuesrros autores,.oro
on.;ii"'rir.
..n cre esperar,
nizuciones clue persigr.:en el objetivo-de colocar a sus representantes slno que rlparer'rremen¡e cada deiinición riene sus propios defectos.
dec]arndos en apuestás de gobierno>r 28. Ls novedad es que, en esre Conforme a nuesrros cornenra¡ios anreriores, par,,ir^ranr" p*pon.,
ca-so, las elecciones no son ya el criterio distintivo crucial. Janda la.siguienre:
explics qrre su fórmt¡la está ide¿da expresámente para inciuir ranto U¡_pgldq_gl*c_qaigUq grypo político idenrificado Dor una eri_
el proces,: electoral (que a su iuicio, al igual que al de Lasswell v queta.o!rc_ia_t_q!e prefsli-4
i1 las sieciió,r§,l.ps_.di_-rire,i"s¡_,iie_¿.ñ
,

lr,
Kaplan, implica la competencia entre partidos) como la colocación nes (libr-es o no) candidaiói.¿.c.isqr..p-,i¡-li*i-i j,.-:-:--:r:r¡L-':¡¡-'-:* i
'L
en puesros de gobierno <(por un acto directo de designación», esto Esra definrción mantien. l,
piopiáJáJ-. l.-q.,. no cabe renunciar
es, sifi qr:e haya ninguna comperencia electoral. La Iógica de Janda I criterio electoral de discriminación- sin'rendir -pt.;,.ri, '. t.
podria interpretarse como sigue: si deseamos dejar claro que en la -e
arnbigüedad. Se incluve explícitamenre al partido úniio. -"tto
definiciórr están incltridos tanto los partidos en plural como los parri-
,
.,1:: f.:...r- En primei lugar, si ,. .o*p.r,i ;i;;;,;;;i.'toi'p"n*;-lt
a.
dos en singular, entonces resulta poco claro, o arnbiguo, introducir tlos únrcos, con los partidos que rienen contrapartes, no
hace'talta I
la cláusula electorul, Por ende, cabe aducir que la definición de.Ianda cons¡derar hererogéneas a.las dos clases, aunque sólo
sea porqr. ,n;l
tiene el mérito de disipar la ambigüedad detecrada en ias definiciones partido orderrado dicta¿orialmente ¡ambién púede actuar .n
anteríore$. lin cambio, al deiar de lado la ciáusula electoral perdemos texro pluraiista. El unipartidismo y er pruriiartidismo no .;.
,n .orr- il
su enórme ¡, múltiple capacidad de discriminación. Así, la de Janda sólo al nivel de la unidád partido, ri"o ir*b¡¿n ar nivel ¿.
;;p;;; ll
bordea en lo subliminal- En especial, sería muli posibie que no dis- sistenra, ),. er esre caso el- deliniendum es el parrido,
ú ,Ii¿n¿
tínguiera los partidos de los grupos de-presión, o incltrso de lrrs orga-
;;f ,;;;.,
En segundo lugar, también eI partido_único .r"ol;ro-_rlr-po."*ori-,,
nizaciones rnilitares v religiosas re. vos d.e fachada o por orros.más profundos_ a l" pobir,;án
v.raciones. Es cierit'r que bajo el uniparriclismo I¡s .i...ion.,
., ir._,;
?7 La impresión sc vi: reforzad¿ por csta v¡ritntc dc Ia definición clc Riggs:
; ,;"jl
"... cualquier organiz:tciún que designa ¿ candi,l¿ros para les eiecciones a un¡r
¿samblet lt'gislúiu» (.<Oonrparative Politics and rhc Srudv of Polirical Parties,r, -porque
sca dem:¡siad.
'.teátar¿<loo
pe<¿r-reño. por rrararse rJc un partidtr
anarquisra/revo-
loc. ci¡., pág. )1; el subrayado es mío). Esro es, las palabras asamblea legisla- 11,,.*::::l-":ri:.:bt.,l:l- ., ,.r,.ut....-ir-i;;;;.ir"'ii;:.":"i *,.
cuaresqurer¡ trrros nlotivos- de colot-ar represcntanrcs suvos en.puesros
tiva guardan una clara r:elación asociativa con el gobierno constirucional basadtr gobierno»2 ¿No debe considerarse qu. ,. rrrta <le un parriio, de
en el plurali;mo de purtidos. rü"-.on.,_
piriendo en Ias eleccioncs. "rnqrá
2'* Kenneth
-Janda, ,{. Conceptual Framcaork lor tbe Cornpura!iue Analysis
-idenrifiüdo por una euquete de rrarriclo7
ver los frlro, es .;- ü;-Ji,;;rñi,;. de
r¡l Politicil Partit:, Sage. 1970, píg. 8i. Est* monografía Sage resume [¿ obra ha ap{rcado Jir ::.!'"den
,, -"_P::Í,:"T:i?:
qur estraregia de la detinición mínima de forml m,is co.cGn_
Riggs.
cirada de Jarrda ICI)P Vuiables and Coding Manutl, que es Ia fuente que se -rnayor
,ud1, )^ sisrem¿irica quc lrr
debe consultar para cootpren<ier mejor y apreciar plenamente el tem¿. Es im- ,, Labe Lrbscn'dr. v crln.razón,parre de los dem¿ís aurores-
quc Io que irnrecede se ptrede aplic:rr
portante añadir que la definición de Janda esrá constreñida por .su misión inves- bien al mundo o po.tir dc l9l.). R"j., n., tirrá,i..n..nt.. Ir,lienrras muv
tigadota, quc abarcaba también los «partidos ilegalesr', Sin embargo, uno se ü;;i ;üi
men fasci-sr¡r iraliano celcbró trr¡s'elec.ciones .;; li;;-;"i.r-"r''icli','rsi.i.
pregu.nta si_ rto sr deberfa intentar est,r inclusión por nredio de una cláusuia de el régimen oazi no consideró nc-cesaria un" Iijiri*"ci¿" J..i",.r.-jr...r,a.,
especri rcactón.
2e En general,
con
.arreglo ¿, mi definición mínima. el parrido n'ázi no -r"rí; ;;;;;rtli,l"o". Ell<,
el ptoblema parece consistir en que, mienrras que la primera , ex.plícar ¡ro'qué aurores
1lr.d1 unrco se han negado a llamar p¿rritlo al
parte ,Je 1* definición de .landa es demasiado fle-xible y abierra. la cláusula final ",,r"ri...,
{5up¡tt. cap. 2. nora_9). v señala Ias difiiultade, q,,. q,i.,lrn p,,,
es innecesari:{nlente resrictiva. ;Qué pasa si un partido no persigrre el objerivo l:_r:1":l
rcr)lver ('n rr)rnr) a <.srn ,rsinrilución (.lzp¡¿. cap_ 2. not:¡ I I).
90 Giovanni Sartori Parridos v sisrenras de partidos 91

librcs. Aderr:ás, puecien ser Lrn¿1 burla, dada l¿ facilidad con qlre se v es
.toralnrente seguro que_ no expresan la importancia v la razón de
¡lr.rede d¿rr un pr-rcherrrzo v falsear los resr-rltados. Pero las eleccit¡nes ser de las encidades así definidas. Para esre úirimo obieiivo necesira,
ruo libres son elecciones por Io que a Ia cuestión en estudio respectá, mos Lrn marco, un esquema conceptua[, al <¡ue paso ah<lrl para formu.
csto es, qLle un acontecimienro electoral lcualquiera sea su sustancia) lar algunas observaciones fin¿ries.
basta para distinguir al partido único de los grupos políticos que no
recurren a los rituales electorales (o a Ia legitimación, Ia maniprrla-
ción, la coacción, el fraude o el término que proceda) 12. 33- Visión general
En cambio, las eleccio¡res libres parecen exigir la cláusula de que
.,puede sacar en eleccionesrr. La ¡azón visible de esta cláusula es que EI argumento i¡ue venimos ,¡duciendo es crue uo p.demos edifi-
permire excluir ciue es muv necesatia- a los partidos que no c^r una ieoril?é.los par¡i{ós y-tle-l-o¡;i-s-r-qil+i d-e.pitiri.jps a rieno,
-{osa t''. Adenrás, avuda a restablecer la distjnción
sor: más que «eticluefasrr q"¿ as§itlezcamd_,i" qq. rq es _!p- pr.t'ido,- j, q;i reajo*o.
entre pártidos v sus subgrupo.s de facciones, en el sentido de que si cliro el p«ii qui to"-funáámeni^lm.nr. lát'prrtiJ"r.-"po¿¡^"Ui.n ,",
bien la facción puede proponer los candidatos, es el partido el que incluso que los parridos v los sistemas de partidoi exisran únicamenre
logra su elección. Pero io que más me importa es suslituir el requi- porque existen, esto es_,.sin más objerivo que el de auroperpe[uarse.
sito de organización --que equivale a decir demasiado o a hacer que Pero no debemos establecer una lev de Parkinson de ios parridos
Ia palabra <.organización>> sea algo evanescente- por el requisito de simplemenre por.no ?regunrar
que ei gnrpo de qlre se trate se¿ Io bastante efícaz y coherente (aun- -{on un
qué son los partidos. Por fanro, proc.ede
áninro hiper¡6.,ias:- para
empezar poi l" b"r., es decir,i,
que sólo serr de modo e.sponúneo, elección por elección, sin organi- por la cuesrión de por q.é nacieion los partido* y qr-ré es Io qu. nacióii
z-ación) para lograr que algunos de sus candidatos salgan elegidos. Y es coo ese nombre. ' 'i
el aspecro coherente del asunto lo que se sugiere con el matiz de Sabemos que partido es un nornbre nuevo de algo nuevo. y ellj
..idenrificado por una etiqueta oficíalrr" Dentro del formaro de una nombre es nuevo porque la cosa es nueva. El rérmin"o no se utilizó,i
,definición mínima es posible que este mariz resulte redundante. Pero, en sentido político hasra el siglo xvr, v la cuestión no se hizo visible
:con mismo criterio, el laconismo podría oponetse a que se espe- hasra.Bolingbroke. En general,.-{ur¿nie rodo el siglo xvrri se seguía
"te
icificara que se incluven tanto las elecciones libres como las que no considerando a los partidos. con grandes so.tpechus no sólo porque
ilo s,,n. E¡fel caso,la definiciéq 4§¡qv.!i[La*sería-]a-siguicrr-te'..^Llu*par- conceprualmente partidos I' faccionls seguían estando *uy
iiü lt c!- cr r! p t p iE ütt r ;;;., r; rt¡ ¡" r,e q ¿t ! . t¡u c -.olodtr,
-q,t y.!t qa.n4ldcLat-;:rj'
, d o s L.
¡ sino rambién porque en la.prác-tica efectlva resultaba difíiil clistlnguir
pu<',!a-coloc4l otqdíqít( -c-l99cio-nq.y_a
- -r
q.94rLor p7íblicos. entre ellos. Fue durante el siglo xrx cuando se afirmó claramenri Ia
La {efinició¡ qríniqle alcanTa.sq .objetivr: gu.-a-qd-o ba5,t4 Fa.r-a iden- distinción v se acepraron genáralmente los partidos corno insrumen-
tos legítimos v necesarios del gobierno libre. cal¡e concebir varios
modos de estudiar los motivos por los qLle nace Ia era de los parti-
dos. Pero a ¡odo lo largo de las vicisitudei de la,humanidad ha hab;d,:
Lrn tema básico y recurrente: cómo reconciliar la exisiencir privada
v la.coexistencia pública, la anarquía v el orden, las diierencLs v la
cidad-e.xplicati:¿;r ni-pr_gdlgtiv^.No es en absoluro sesuro que acierren armonía. Tanto si la unidad inicial es el individuo como si lo es el ,,
con lo gue más importa (desde luego, la ql¡e vo propongo no 1o hace), grupo primario o secundario, o una comuniclad nacional, a cada uno
rl Obsérvese quc la definición propuesta permire tanrbiÉn (pese l lt catac- de los niveles, el problema úlrimo es: ¿Cómo se relaciona la unidad,
rcrizacidn elecroral) la inclusión de Ios parridos rcvr:lucionarios. cr'l la medida más.pequeña.con la más grande v se integra en ella? Cuando nacie-
rlr qlre parricipan tn lt>s s¡rnbares clcc¡orales, cualesquiera sean sus oblerivos ¡on los partidos es, cuando se institircionaiizaron las dívi.siones i
finalrs ,r su ideología.
li E;ta cs la caracterizacíón quc destaca Epsrein (.rrrpra, nota 16). Si sc
y las diferencias-esro
políticas- [d cuestión pasó a ser, y de modo aún i
más urgente v expiícito, la de cómo puede hacerse que una parte noi
rom¿ ert serio, una mera odefinición dc frchada', implica que deberían coourse
¡«las [¿s eri<¡uetas, v es!<.¡ llcva a algo ,rsí cono cuadruplícar los números qur ponga en peligro la unidad, y cómo puede uriliz".i. uon iort, .n j
intcrvienen. Súlt¡ el contrr l,rs rtir¡ucras nos r:nfr¡l¡rraría cn mucht¡s phíscs «rn l¡eneficio del todo.
c¡rrrr I1 r' l0 prrrtidos. El marco¡a1te-;r9cl.9 d..,tl5l tod¿ claridad Ia explicnción rlel
:_?"
,l
92 Lrl()\rallnl .\áftoll l)irrtitlt¡s y s¡stcriras rle ¡;artitkrs 93
::i
,,i
rrluriprrridisnto, que es Ia siguiente: si Lln partido es LI¡i¿ parte, de poi una p.rrte. los sisremas de partidos y, por la otra, los sisremas,
i. sigue que el t'¡clo iro puecle estar répresen¡ado ni-constituitlo tle L,srad.-¡'rarticlo. E¡r rérmínos de explicación. se rrrrr; de un rcrrjoi
"llo
por uni parte nada rnás, aunque d9 el_11: no -se sigue que cada p-arre ¿'x(luso. El r¡ás o ntaflas
.llegará en térmi'ros de daros empíricos.
de§a comportarse como una parte para sí rr¡isma, co!oo--una--p-arfe-.sin Hasta ahora me lre cenr.rado en los soportes, en las bisagrrr. ü..o..
relación'con el todo, Y el maico paiie-todo se aplica tarnbién, en evidente que rambién debemos busc¿rl las junruras.
sánrido inverso, a l¿r explicación del partido único, o del sistema En principio, el punro de partida no debería importar demasirdo.
Esratio-p.artido, como sigue: Si r-rn partido es una parte, es un «mal,, (]ue'avamos de las bisagras a las junturas, o viceversa,
de las junru-
parti,Jo, v si el todo no coincide con su parte buena, es un t<¡dcr ras a los soporres, ei oráln a. pro..Ji,ni.n,o d* t* i,iu.iiigr.iá, n.,
[a Isor. clebe tener imporrarrcia. si se eitudian ambos elenrenros, ¿i'final la.
"
Además, el marcq parte-todo rambién lleva a comprenderlo frágil d's vías cle procedimiento deben enconrrarse- pero en [a prácticn sí
u pr.*r.-io que pueilé-sel un experimEnio de sí§tema de p?firdós. Los que in'rporta empezsr por las bzrses o, si no, por los daros.'Si hemos
partidc,s pue,Jeq.desü-aqse de ¡u rurir-Eo-pqldos laáói. DE"un lád-o, su de juzgar por la evolución de las obras .r.riro. sobre los partidos en
ru*b,¡ se ve amenazado por un partidismo excesivo y/o por ,-rna los últimos años a partir de la base del impulso iue recibió
recaída en el faclionalismo: las parres abruman ál todo. Del lado el estudio de'einre
los partidos de la teorÍa generai innovadora de Duver-
upr.rto, su rumbo se ve amén"i"áo por el monofoliÁ-y/o et unita- ger, lo que mds llama la ater-rción es la éscasa progenie que ha tenido
risn,o' el todo abruma a las partes, Con el riempo, pues, el rtrmb<¡ Dtrverger; esfo s5, <¡uré poco se lra hecho ,le-spü. de él en cu¿llrro
de un sisterna de par:tidos se resuelve en una dificil uio ruedia enue rr la edificacióri de teorías ampliar. Acrualmen¡e'ia bibiiografín es, si'
el Escila de Ia desintegración (el todo se deshace en pedazos) v el exagerar, masiva r*. Pero cuanto más sabemos acerca de ios parridos,
Caribdis del unanimismo (el rodo se Íaga las partes). Los partitlos más nos enfrenr¿mos con una proliferación de hililios , *.no. p"r._
no pueden mantener su rumbo sin peligros ^ más que cuando logran cemos capáces de junrarlos todos. Quizá esro se deba'en no .i..r,
el partidisrno v la gobernación imparcial, Ia lealtad al par- medida a _que tenemos que co*tar cou tantos daros empíricos. sea
"quilibrar
rído y la lecltad al L,st¿do, los intereses del partido v los intereses cr¡al sea e! mclrivo, sigue siendo un hecho que las ro,¡bcrs ()scurecen
g.n.á1.r. los colores, [os detalles, v lo secundario adquiere precedencia sobre
Además, el r¡q4o parte-todo zania claramenre la cuestión de [o primario, r)e ahí.que la tarea de trnir l"r triuuá. por i,.r{erencia,
po,o.qi,¿Állot p;ir- s¡rqs¡;u¿f-rs-sheuvq v/"-fun -l¿r. i,n- es.t9 e:",a partir de ios datos empíricos, pflrezca ser va algo inmane_
li ¡;*.,h4l-.Gc!dpfql-pel-,i--a-q-rsq(L "p^ar G-pj"-a-t -;ru "'
jable. Nos qLledamos, pues, corl la esperaÁza de que t. puJd, rearizar
., i d. nlg-s! t -19!- q9au§uas-.de exp-ierún, eslo -es, - q ue s i r.,sq-p r., la tarea de edificar la reoría de la otra forma: dlsde lo fundamental
el obletiyg prir.ngrioje cgmu¡ic:¡¡,g-o¡r--vjgqr a las--rtlrorid¿¡des [ars-ri- h¿sta
.lo parricular. Por Io menos, por volver a la metáf<.rra inicial.
ge¡gias_5le-!-p¡ib-licq -eon:a-un -tsd_o-. Es evidente porque el partido csta obra se basa eu el sup,esro cle qr:e podemos llegar a las junruras
coacrivo no puede materializarse baio ta mecánica de un sisrerna de a partir de las bisagras.
plurulisrno de parridos. A Ia inversa. cuando el .,buen partido» repre- se impone un¿ última observaciórr. No sólo ei marc. preliminar
::
senra al «rodo real», enronces es un misterio cómo podría o querria resurnido en (:sta sección es ínconrpleto ----tomo re-sulta .ui.lan,"-
il
ll disposicíón de partido único servir para el misnro fin. Tocias las
i.l
.;l posibilidrdes, por no mencionar los claros, son de que el parrido tn
it
Yé§"., ha-tra 196{., la bibliografía seleccion¿da v r-rrganizarJa analíric¡men-
morropolista extraiga del ..todo» (el público como Lrn todo) lo que rc en LaP¿lombara v \X/eine.. .oñlpr.. political portiu ioi fil¡¡iii"fiJ"Up
desee la «parre)) (el parrido sin contrapartidas). Elr resumen- [ol+ar-
,l mcnt. op. Íi,, ptígs. 1)9 a -ró4. v n¡ás r:¡rde Jean charr.t. uNou'elles Erudes
,:j
11 tidr¡s que ston- Pár.lei son instrumentos p¿r.r dirigir un rodo plura- de Parris Politiques". en RSFP,-árrosro de 1970, págs. gtg , azi.-bn ,",iu
caso, a parrir de 1964 el ritrno clc publicación ha ven]do aceler,lnd,rse. vé,rnr.
lis-ia: p-1exifiónen lrf iifvérsidatJ-e'insiiiucronalizañ-eláiien§o.[-{pai t¿¡nrbién los dos valiosos artículos je.-loseph A. Schlesinger-iiol..--ir"ijr¡..;
tid6 no-parte_niega, en cambio, e[ princ-ipio qlirq-]-o_de__lá rll-ve¡si¿á¿ de.rariidos»J ¡'de Harrv Ecksrcin (sobre *sisremas <Je paltidoi"i.n ü-'¡r"*-
e insiirucionaliza la rgpre¡jóq del disenso. ol tbe sorial .scicrct:¡, cit., vol. xI. un, '"iriánlin.rul
tt¿ttion¿l Enc^rdrs.pctlio
He de reconocer que lo que antecec{e es muv abstracto v equivale reciente es la rlc crorrv en «Poiirical Parries Research¡>, en el i,.:1. ii¡ .ie
-ri,.,*-
[{aas,. Kariel; pe-ro véase rambién la juiciosa cvarración ¿.t .rt"áo ¿.'t.
sólo al levantamiento de un rrrapa de los aspectos [undamentales. Por ción hech^a por _Derek Vr'. Urrvin, «Pclitical Parries, Socieries .n,l R.o;.r", in
cllo, v tlentro de este ámbito,'c¡ueda [:ien clara la ogrsición entre, [itrrrr¡r: Sr¡mc Rcflccrions on rhc I..itcraturer. .n E/pR, t. ¡C;i.
94 (iit¡r,anni .§alrr:rr

.§in() que ¿dernás calece ello sé reconoce- de pruebas suficients, EL PARTIDO POR.DENTRO
pues ha-sta ahor¿ -), de la prueba se ha atribui<lo en .qran me-
la carga
dida a la fuerza de la lógica, ¡i la lógica no puede suslituir ¿ lo.s datos.
Queda por ver si los datos encajan, así como si el argumenro empí,
rico se ve efectivamente reforzado por nuestro marco preliminat. Sin
embargo, la lógica tiene una fuerza que no debemos desechar dern¿-
siado a la ligera. El argumento racional afecta efectiv¡mente al cem-
portamiento, ]' los hornbres e{ectivamenre responden a r¡na «lógica»
cle las cosas. El esrudio empírico cle la política no exige qrte .se havrt
tle elogitr la torpeza légicrr.

4-l- Fraeciones, facciones y tendencias

. Al estudiar los partidos implicamos que el partirlo es un{ unirlad


slgnrttcativa de ar:álisis. sin embargo, vaffros más allá del partido
como. unidad, pues rambién es¡udiaáos el sisrerna de parridos- Con
el .mismo criterio, podemos_quedarnos más acá del parrido como
unrdad.v, por ende, e.studiar las slbunidades de los prriido.. Aunque
el partido sea la unidad mayor de análisis, el análisis resurta incorn-
pleto si no explora córno iniervienen esas iubu"idJrr ;;f pártída
1'.lo modifican. como dice muv bie¡ Eldersveld, err ri, p"r-ii
-ir*o
el partido-es «un sístema polliico en mír¡iatur". Ti*n"-un" esrrucrura
de autoridad..- Tiene un proceso repres€nrstivo, ün sistema erectoral
v -'ubprocesos para
.¡ecluiar dirigentes, definir objetivos n' ,.*¡u..
contllctos rnternos del sistema...rt. Como sugiere lc que'antecede,
hay mucha.s fc¡¡mas de esrudiar los partidos ,J."ude ,r.ntfi1^.ri-i.nr*
con¡o las que hav de estudiar los propios sister¡ras políricos. Sin
crnbargo, hav r{os formas de irru.rt;gJ.iá-n gue sorr h;
i; *in nr.u_
cién h¡n recibido: la cuestión rle la-demociacírr irrterna',le l,x parri-
tlos,y el enfoque de la organización.
. -La pr_im9ra d*ra de la -«tey de bronce de la oligarquía», ds IV[¡_
chels, v ile hecht¡ ha venido siándo el principal ..nr?u i-i, pri".ip,,r

'S.**l -1. El¿icrsveld , Puli¡ic¿l Parties: A Bebatiorul ár¡alr.rl¡, R¿rntl


illcNully,,. ,l96-1,.pág. I.
Arrnque se rrar¿ dc trn crudir¡ ntro,rgr,rf;.u-*oíir"'.r ,ir.a
m(tro¡r)l¡raoa rlc Dcrroir. es tk grrn vrlrrr ¡t.<írico,
q{
(liovanni Srrtt¡ri Plr¡itlt,s t sisren¡¿s tlc ¡rarticl.s
96 97

oreocupüción en el estudio de los procesos internos de los partidos:.


tA.,nq',.
La prinrera dificultad con.que rropezamos es l¿l clre¡rcia cle rrnir¡
no sería d{: esperar que los Partidos toralitnrios v autocráticos tcrnrinología establecida para de-:ignar ias subunidades cle to, p*i;.t.,.. j
,r,rcticaran en sus iilas l¿ democraci¿ más de lo que practic¿¡n la I-c'rs itali'¡nos las ilan'rar.¡-corrienres (correnri); los *l.nran.i I.,rül.n'
Ilemo..aci¿ en la gestión de Ia comunidad política, sin embzrrgo, el gerrera.lmente de alas v rendencias (Ricbtrtng v/o Ftügel), u lo.
u,,,o_
,arrido único suele proclamar, hoy día, que es democrático interna-
tr.n,.. res francese-s o inglese.s son igualmente impráciso, v mÉt¿fóiicos esre
a
Por ianto, lo prirnero qLle se ha de decidir es si una forma respecro. En cambio, los polirólogos esraáo.,nidense, se han qr",lrdo
rhda es demc,crática v, después, si la forma corresponde a la sir.starlcia co. el término «{acción,, llactioi), qrre a mi iuicio no ..r.,ir. n,,uu
le I¿ democracia. Dada la variedad de raseros por los que se puede ,rfortlr¡:ado. Históricame,-,r., l* facciones .ro, lo
;;.,r;-.;; i;; p;;;i
medir la odcmocraciar, es probable que el problem'r que plantea dos; en la actualidad se hace que aparezcan.o,,á la mateia inierno,
wlichels siga siendo objeto de un debate inacabable. Pero el qLre los intrínseca, de lo-s partidos. En el uio corriente, la facción es r¡n rér-
prn..ror internos de los partidos sean o no verdacieramente democrá- míno de evaluación; en las ciencias políticas, r. no, dice, es neutro.
ricos no es lo que me Preocupa aqut. E.s dudoso qxe esre último rnodo see"el adecuado pu,u-o.ip*r.-i.
l.
El criterio de la organización es más reciente. Lo inició Duverger crrestión delaw*tf.rciheit '- Y resulta más dudost ro,lavíi;;; hr,u,
1, lleva el estudio de los
partidos a Ia esfera general de la teoría de las algún motivo para desechar la connotación históríca ni que'ello sea
¡¡g..rnizaciones. Naturalmente, el estudio de la estructura de organi- correcto. CIaro que consr¿nternene damos sienificados ,,uéuo. , prlo-
)¡ciírn,iene que ver con la cuestión de Ia democracia, pues un pro- bras anriguas, v cuanro rnás vida nueva drm't, o p"rabrr. , .on,ln,r-
ceso democrático r:equiere unas estructurás determinada.s ), no otrás. cío.es an¡iquas, tanto nreior para la riqr,reza del ídioma. Lo.l,,e i,r_
por otra parte, la teoría de las organizrtciones se ocupa de los proble- porta, pue-s, es si se ha quedado anricuado el significado clásico del
oas de organización, no de la democracia, y mucho menos de qtre unrt tértnino «facción, Y no parece qr-re sea a-sí.
esrrLrctura sea den¡ocrática y lo.s procesos reales oligárquicos o pseu- , En primer lr-rgar, parece <¡ue quienes investican ros nuevos Esta-
¿lodemocráticos. O sea, <¡ue el enfo<¡ue cle organización se ocupa de dos se ven inevirab]elnen¡e llevados a utilizar il té¡mino .<facción,
slrs propi,¡s cuestiones. Y rampoco es ésta la investigeción qr-re se pre- en sus senridos tr¿rdicion¿rles. Así, Hunri,gron habla de faccio.aiismo
r.
rende realizar aquí con referencia a grupos de
ii El motivo por el que me refiero a las sabemidades de los partidos
lisi preci-samente qué el enfoque se cerltra en la unidad siguiente, es esc¿s¿ drrración r' .ningLrrrrt estructura. Sucle rratarse de las provecciones
de ¿mbiciones indi'iiuales... Lrs ¡nf"rmli;;;;;; q"""""''üir."' n*
¡idecir, en el desglose principal y más in:portante inmediatarnente i¡rfe- J2.partidos, o en Yier Nam del Sur 29, o lg en.l paftisr,in, *;;;r;;;
iirior rl nivel de la irnidad de partido. Cualquiera qlre sea la disposi- ribiemenre falsas- D.c hecho. es¿s. agrupaciones ron fr..íon"i,-',,-;;
"6ión orgánica v oficiosa-, un partido es una strma de indivi- ;;..n
mucho a las camarillas políticas, las-juntas, Ias frccioncs r*, igi"p;ion",
que forman -oficiul
consielaciones de grupos rivales. Un partido, cuandr¡ dc fanrilias que d.nrinaron ra ¡ruríiica der siglo *,.i"'.,l, -a,]i"í"-.,
cllros
América 5.
.,
.g le observa desde dentro, puede ser incluso una con{ederación
fhxible de srrbparridos. En el otro extrerno, el partido totalirario tam-
[ién contiene una estructura oficiosa de grr-rpos, muchas veces carác- [e,.1lta oporruno añaclir i]Lre esro_no es aplicable sólo a gran parte
del f'ercer fuiundo lo qtre abarcir ia mayorí, .le l;; E.ir,lo,
¡eúzada por una lucha intensa entre los grupos. Y estas divisiones -con v con igual acorrección,
africanos-, sino también,
inrern¿ts de los partidos, jtrnto con el consiguiente tipo de inrerac- a casi todos los
Estudos latinoan:ericanos. si hu, uña palabra que se repire,na vez
ciones, son en sf ¡¡isma.s trna esfera distinta v crucial de interés- I)e
tra-q olra_en la descripción de la política sudamericana es'la
lo que se trata, Pues, es de cómo la unidad ujartido» se articula, o se de ptersrt-
nalisruo '', qne es un buen equivalente en español d. l, fr.ilán trl
clesarticula, por sus suburnidades. Comt: se ha señalado anteríormente,
dentro- un sisrema- Por ranto, ¡estrlta corno ésta.se enrendía desdc la eril romana hasia Maquia*elo e incluso
el parrido mismo es
to_ d-e ci l_qqe g}o-desde
so r re{ r?_L §_c_e-!_t Blqqt
I"q§Jg_d-qg!_qqeglor?_L§_c_e-n_tg!qqr-q.¡¡s[_pg¡¡d_qcomo¡
¡¡¡ -sslStelld
!{-o como 5!gt-q!o¿-en
pll t-e: ¡o-n ] ,¿:_ .t_,l b q¡td ad_es_.d e l_p,a rtido.
^l vé;* n¡is obser'aciones ¿nd sobre la «libe¡rad respecto de los vaiores,, cn
Science átt Fo-liti.r", ," lr,,t;iiri T"rri, U.
r
$nt _Suy.1!Cu ..
G._Sartori,
197'1, págs.
"Philosophl..Teon,
llt a l5'1. En el c:¡so que nos ocupa. difícilm"nr.
: El propicr Eldcrsvel se ()cupa detallaclamente de la reformrrl¿ción tlc l¿ converri¡se en neutral por edtcto definirono.
fr.J".r-i¿i-;"o
de Michels.
"facrión,
: Huntingron. P¡litic¿l
ctrcstión
IEI * Orltr. in Chrtnging,locicti<s. op. cit., prígs. .ll2 v 113.
cnf<x¡rtc tlc or¡anizrrcirín sc csrr¡clia i-.rt cl r<ll. Il. En cas¡cllano cn el origin:ri. fN. /(.f i.i
98 Giovanni Sartr-rri
Patticlcrs ¡, sisremas de partidos 99

hrsta Tocqueville. En primer lLtgar, pues, es evidente que las antiguas ?or eiemplo, si se dispusiera de «ñúcleo,>, podría valer l:¿rr¿r
partidos.
facciones o las facciones de tipo añtiguo siguen vivitas y coleando Pero en gln..rl se e.rtiende qrre los nocleos de los parriclcls I
fin.
!

en la mavor parte 6lsl mundo de ho.v. En segundo lugar, v para "*te


son lás unidades de base, mínimas y iocales. Cuando nos réf.rimos
volver a las comunidades políticas desarrolladas, unú cosa es decir a los núcJeos de partidos rendenros á invesrigar los procesos internos
---{omo he dicho- que los partidos reemplazan a las facciones como de.loslartidos de abajo arriba y en su difusión periférica por rodo eI
unidad riueva y más amplia, y otra muy distinta implicar que las fac- país. .En cambio, yo me ..nrró en las grander subunidades de los
ciones ¡o sobreviven, o no Pueden resucitar, corno parter de parti- partidos, grandes ranro en el sentido de que $ón las primeras que se
r/os, esto es, como subunidades de partidos. Y en todo momento he e¡cuelltran al descender por debajo
implicado que las facciones de dpo'tradicional no se ven reemplaza- -lasdel partido como unidad'como
en el sen¡ido de que iniorporan unidades inferiores, como los
dai de hecho, ni quedan anticuadas en cuanlo a significado, tampoco núclecrsr en la sede cenrral del partido v en rorno a ella. Dicho en
en las comunidades políticas occidentales de partidos. otros términos, el nivel de anáiisis del núcleo comprende a los mili-
Así, tengo que oponer Por 10 menos tres objeciones al uso actual tant€s y- los simpariz¿ntes del partido, y lo que a mí me interesa son
.v oespecial, en-lás éiencias políricas del término fa-cción. En primer los njveles superiores, los estrátos altos dei parcido.
Iugar, si nos hace falta un térrnino amplio ), fleutral para las subuni-
1"r3$ga refléxión, he optado por el rétmino fuacción. Claro
dades de pá¡tidos en general, el de facción no está bien eleeido, por
tratarse de una palabra muy poco adecuada pa¡a este fin, pues confor-
me a criterios válidos de experiencia viml, esa palabra coflserva €n ---
[a mavor parte de Ios países un significado de evaluación muv arrai-
rnarx is ta, I és peCiál m en re en la-i--':_------
iádíE «illenlñi s ra.
gado. Con ella se transm¡te la sugerencia, al menos para el público en una
general, de que Ia política es algo inherentemente sucio y corrompido. nto de Frankfurt
Mi segunda ob,ecion
Ml obfeción e§ que eleI stgnrtlcádo
significado «especlal»
«especial» va en contra de de 1848). Pese a estos inconrrenienres no he podido enconrrar nada
la norma de que el vocabulario científico debe reducir, no aumentar mejor, y las desventajas parecen inferiores a 1as ventajas. Al intro-l
ni de hecho crear, las ambigüedades, v resulta que las facciones de ducir un huevo término general lo primero que se consigue ., qu.l
o, se pueda volver a utilizar el rérmino-de «faccíón' sin nin[una amti-i
]las que hablan Key o &icha¡d Rose por ejemplo, sqh evidentemente
Jdistintas de las que menciona Huntington. El resultado final es que S.ue.dad,, con slr significado esprcífico. En segundo lugai, no cabe;
bemos inyectado un equívoco somparativo s¡ ia disciplina que intro- duda de qrre «fracción, es mái neurral , *.tio, compórnerido quel
duce una gran confusión, y que mezclamos raseros dt: campanario con nfaccidn», por Io menos en la medidr.n qu. el primero d. b. áo. I

il otros de álcance mundtal. Mi tercera objeción se refiere a Ia forma términos tiene una historia mr¡cho' más crrrra y unos a.rt.parados
jlen que se desecha Ia connotación histórica. Esto tiende, entre orras nrttcho rnefios eminenres que el segundo. Además, es muv f¿i;l ,cor-,
1

i¡.oras, a eliminar del c*mpo visual la lección v la preocupación clave rrlmbrqrse a decir fracción, dado que ya hablamos de fráccionalismo'
lldel pasado, como si la modernidad hubiera exorcizado, de una vez v cle fraccionalización. A este respecto, «fracción' t¡ansrnite la suge-
ilpara siempre, la degeneración faccional, Ios peligros y los costos a que ¡elcia de que uri índice de fraccionalización no tiene por qué limitarse
lldan origen los grupos que no son sino provecciones de ambiciones a'Ios sís¡emas. de partidos i, y de gue igual puede aplicarsi a los riste-
iiíndividuales. Y, si es ásí, entences renunciamos a gran p¿rte, aunque mas de partidos l), a las fracciones de los partidos.
no a todo, de lo que constituve Ia política. E¡ ¡erypen, necesitamos Perqr subsiste el principal problema, esro es, que la anatomíal¡
una eriqueta genéral v neutral que todavía no .sél;AercutiGrt'-ol intetnrt. de los partidos no se puede estudiar .o.r..t^*..rte si, Lrii
he'ñoJiie,Eó-ü;ñüsif.E4in-ñ?á.'-,;lq.iti-.-ry-".'pE{¡4;-.-;-f,niti g.vud,r de lrrr rnarco más_ elocuen¡é Ror. sugiere que distinga-o.
t,1ci9r.,u;ilspe-ci{iiág1o¡-qLe ji1..es-necesana. facciórr y tendencia. Tal corno él las define]una facción.r-r.,.,órgnno][
"nrr.ll
Trás explicar los ¡notivos por ios que mantengp el uso de.,[ac- conscien¡enrente organizado, con una cierta cohesión v l, dirciil;"all
para designar un tipo concreto de grupo politico. me corres-
ción>> consiguierrter>, mienrras que una tendencia <(es un conjunto.rrrbie d. ji
ponde sugerir otra designación de toda la slase de subunidades de
7
r' Véase inf¡a, notas I -v 21, y trección .'l-]. ^ !],lb¡ remitirse, en particuiar, al ínejice de fraccionalización elaborado por
De-ttrsl*l Rac, que se coménrarri infra, 9.5.

l.,i r.
'ai- t
l irI
W
Giovauni Sartori Partidos v sisremas tle partidc:s 101
t00 $. Aurrque la
.les, mas Dten que L¡tl grupo estable de políticos>, división, una facción pura v un?r rendencia pura representan cxrrc-
1¡rrctir'))-ón es
valiosa, e-s posible que_una--variable de organización mos opuestos del contirruo subpartido. Un paitido .o*po.rto de {ac-
ll"i<úr1:^ la marca distintiva adecuada. De ella se seguiría qtte si una ciones puras será un partido rnuy fraccionado, o por'lo menos un
in o.tirío se orgeniza s€ convierte en facción, v, a la inversa, que no partido cuyas divisionei inre.no, serían muy v¡sibles y desucadas. En
'."¡d!.;'1-rabe, faccionalismo salvo que se organice de forma cohesiva
el orro extremo. , un parrido compuesro .tólo d. renáencias sería un
.urd"..,oo político. fule parece, por el contr',lrio, que es perfectamente parrldo cuvas drvisiones inrernas rienen muv poca visibilidad y son
In Stlifl.u, faccionalismo individualista, v que uná tendencia puede muy pgc.o destacadas, y, por ende, conforrn.^ . nuesrra definición,
looceT)arse sin perder su carácter, es decir, manteniéndose, según la un partldo con poco f raccionismo.
itssfl,l);ó, de Rose, como <(coniunto estable de actirudes». Por eso
"i]rn*-*'^^nrerrr i"odrncia oaía indicar las subunidades más dl{-usas
Lrlir)ffi y-mZlTs¡61é'-dé1oi-p,,iiidólió-r¡ol"' Ies que_-se rdentrtlcan con la piataforma del parrido. collooslciones
'¡,rnli¿A-¿¿?erechá i;d. íiEüi.rda- dá lól prm¿o'
'él'vácibulario o y a d a s p o r roá ó- é1
- -

)r¿Í')," iléeai todo Ib' ieJó; que pérmite disponible,


,r p
¡ á r r üo e IeCr o r a I] niái'b- i el q uETo n i-acc io n es
-
\Át necesitando u¡ra división más analítica- Las fracciones son r@ñ-ntado-¿irigsl,S¡.p¡FjicE,s-er-,slrpp§.-sly jsqr-eleuq,.
f
ru tá
."gd'i,.hor tipos, es decir, el mundo de las subunidades de ios parti- gir
,1, fll un mundo muy diversificado. Esta variedad tiene una impor- miembro del Par:aménro. Las
r.,
,lot i- pues diferentes subunidades producen diferentes unida- r_
"nor^e, de form¿ más completa, Ios diferentes ripos de fracciones
dffi qu-e nos reÉerirnos es
la de p.rJonriirr*On
i¿ntlíli.ho atomizada. Ambos úpos
Aei 1"o en: i)el grado de cohesión v, a la inversa, de fragmenración no alineada o ar;izeda- deri-
-fracción
mitan la periferia de nüesrro
¡rllÚ|',1artido, v ii) las formas v los medios de las interacciones 1, la tema. Es decir, que el nivel subpartido
de análisis es, en ambos casos, de poca imporiancia. Un parriio for-
ú)¡Z^ ínternas de los partidos. En ambos sentidos, resulta muy
J" mado totalmente por .,indepenciieni.ro o roralmenre *aroLizado» no
lirtn'.'¡j¡¡tivo decir que el carácrer de un partido se halla en el carácter
tiene una articulación Lraccional imporrante más allá del valor apa-
,i*"".. bacciones. Los partidos con una ideología v una estructura de renre de esas caracteriz¿cíones.
I,e
s"^¡x¡ción parecidas ejemplo, los partidos católicos o socia-
-por
orgt'-'- pr-reden ser muv diferentes en cada parte del mundo porque . En cambio, debería_quedar claro que Ia mayor parte de los parri-
lisr";.rcáiones son diferentes. Pero aquí estamos enrrando en una dos son *al nivel de la subunidad-- amulgaá"r, combinacionls en
srrs j'denadie Hume investigó el carácter de las fracciones. Nos- proporciones diferenres de facciones, tendenlcias, independientes
¡r/o
,iefL" en cambio, actuamos a pártir del supuesto de que todas son grupos atomizados. Por ranro, con esra perspectiva, también deten
ot9')ilas o, en todo caso, de que no merece ia pena estudiar deta- tenerse en cuenta las agrupaciones residuales, aurq.,. sólo sea porque
pdt!)snte sus diferencias. Todas las fracciones son fracciones, v bas- su presencia modifica la mezcla, esro es, el peso relativo de cada
i¡on'(i- por el contrario, tengo la sensación de que , si no nos ..,{r"r,- elemenro de la amalgarna. Además, el paitidario no alineado vf o la
r.,¡. '^.'con la anatomía de los partidos, nuestra comprensión de la zona atornizada pueden_funcionar como grupos de apoyo y, de i,echo,
vtfr,t|;c¡ uopezará siempre con el obstáculo qLre representa el dejar pueden convertirse en las carras más buicair. de l"
i"rtiár, pues es
prli,.lu una variable importante. muy posible que inclinen la balanza entre Ia v la' mino.ía
:_l del partido. ^"r,o.?.
Confg¡¡g a. la división preliminar precedenre, cabe explorar de
Urr esquema de análisis mod_o frucrífero la anaromía d. t¿i;uEparriA;;il;;*-eiláñrio-
a.tr.
a una articuiación rerminolócica t l*:, !¡.q. organizaciórr;- iil dé moná¡iónl-iiif rdeolésrca;t-lv) d"
izgüierd1 r jgJSchC. Es evidenie que esras dimensiones ?-íi.rf"pá.,
y se contunden, péro lo que no está claro es cómo. En espera de que
tendenc¡a (coniunto est se investigue lo suficiente para establecer sus correlaciones v sus inrer-
«Parties. Facrions and Tenclencies en Brírain,r. en P.§, fe'
)i. '\ {bid., pág. )8.

I
102 Gior'¿rnni Sartori P¿r¡idos ri sistcmas dc parrido:;
103

rlependencias, resulta conveniente segLrir Lln esquema que sea lo más Et <<inte¡ésrr.de Hume.se.podría traclucir por ventaja
y cuasi sin<íni_ I
analitico posible. nios: «t¡tilidadrr, .,comodiáad", «oportunismo, ofacilidrdr."p;;
v
l. La diraensión de organización es la primera por toda un{ queda bastante claro. p;; .il rCi.i U'*,nir""ü*áli:
I
i
Pará@§6lido-éSüb1-eiér
serie de razoneJ. Ia ljlTlé'l-r1
Hume, en el enrendimiento.de que ras faccionis p"rl"i.i¿, J. Hume
disrinoóñ-€rtre- -
iza- incorporan dos refe¡enres disdnguiblir,-po.
una parre, ras facciones
ciónlT parti r dél- s iaiut§to db q üe él-p árt rdo -es
f ctre rpo o-*@iil zado por poder descaradas (eJ poder
y túl_.gt_si-qrl*.--a" *E
e

ññ¿6-'u. Pei;.vá iibemo.i qüá'no óo..i


ciones por desDoios (más orienradas , obr.n.. ñ'l;
or'¿*1, y *i^,,"Lu f*-
iólo lrs subunidades de los partidos puEden estar muv bien organiza- ul poder). Las'facciones por principio d.
-riu*."o-t";;;-#
págos marginales que
p.obr.-
das, sino que el partído puede incluso, en comparación con sus sub- farecido,,aunque mál grave. Hov día .i i¿r'-i*".rr¡i.jJ¡"" ,.
unidades, aparecer como la entidad menos organizada ". Esta recti{i-
lf
rer¿crona tácrlrnenre con Ia ideología y
con los principioi ideciógicos.
cación, en todo caso, bace que la variable de organización tenga más Por ello debe quedar gí. *ir-i....ion., pJ, p.i".io;o
imporrancia. Las fracciones van desde Ia máxima hasta la mínima ¿luto- p re rden :-".tgl_dil_o
s üáf i éa ádes i 1ó s rrTb i ¿;; i¡ *
.o*-
nomía de subgrupo respecto de la unidad partido. Esto brinda inme-

pos d1.,ideas prsros iimples-, ó gr"Éoi e1,, ;
¿ ñffi fi é;" i"Y# ; -
¡, á:"b;i#;;; *',i"¡#;'*r*oo,
cliaumente un indicador acerca del nivel de análisis --<l de partido ,dirt no .o*parte¡ l¡1.¡e¡lá¡_sa..a_.,é_iñtEts EeLos_rq
<r el de subpartido- que resulta más pertinente. Y, como es evidente,
Í:.i,l-t
t98!§9s; Ln algunos respecros, esra distinción
)_ Idep_
es innecesar"ia. E-n orro.
representá una gran diferencia acerca de si, y en qué medida, un es tan irnportr,re co',,o Ia disdnción _de
Ia ;;;;. ;;;'*"uprndo
particlo está integrado por subunidades que mantienen su propia red desde hace mucho tiempo lo, ,urol., Ju.op.o.--
entre partidos de
de lealtades, celebran sus congresos, buscan dinero para sí mismas ideología .v partidos de tpinión.
(y no para el partido), disponen de su prensa y sus porravoc€s 1, b_t €rupo.s,por,poder'yf o por despoios o prebenrJas
general- guardan con el partido una relación de grupos cuasi sobe- -.rt ,^- sen¿tan
los que es Io que en general se enriende por
sin escrúpu_rl
último, l¿ «facciónr, ionfl
rdfros. Por variable de organización tiene prioridad porque /¿s facciones
1
.por excelencia. tos grrpo.-a. r/r'ü.rü*l".lilj
I io más probable es que brinde el indicador más fiable para evahrar son' en carnbio, desinteresado.; .io .r, .u ínierés "p,*á"'piiirl¡r¿ ."""riri.il
-oltirl..
I Ia fraccionalización interna del parrido. Por otra parre, debe perrni- en promover ideas e ideales (<.¡ue Ilevan, ,,r,urrlrneni;;
ñ;;
I rirse que ia dimensión de organización varíe independientemenre. El correspondienre). La forma e*ir.¡na de i. r.r..,J.
p".'pr#ipio ., .t
f principal morivo
para elio es el contagio: la organización engendra grupo.testim,onial 'ualá.-'u-i.
.que se constiruve en tesrígo de'un on
lcrganización. Si algunas fracciorres pasan a organizarse, es posible n:ensaje de fina.lidad. Así, mienrás ras frr.É"*
po.'ti..Ér'.r,an
que otras fracciones que antes estaban desorganizadas deban seguír morivadas por compensaciones inmediaras y
,rng;bÉr, tur'-frr..;on.,
su ejemplo, aunque .sólo sea para poder competir con eficacia conrra por prrncrprg r?n:.por.encima- de. rodo, grupos i-e
promoción.
l<;s grupos organizados. Pero no es forzoso que, ai organizarse, Lrn¿r
., ."r.p.,n¡pal.drtrcultad en Ia dimensión de motivación es el camu.
fracción pierda su carácter, matizado pcr las demás dimensiooes. .are' una traccrón por interés no se declara tar, no
2. La !!n 3tu {n d e m o t i a ac i o n e s es _]1._qg-e_ pg-q.e.gg. r-nj¡-dj¡qcta^ dice que es un
$upo que maniobra por el poder o el botín, po, ubi.n.J.urno, o
m.nt.-en el:@@@. Hrá. etrrE[eiío .n emolumen ros. puede brr... Éo rno .oberr
-
rir iri 6-a.L'¿."1o'.iÍ.r.i,
,r.re i.ñ,idol;-¡i.trÑór .rdlil.iár.r poi inrere, v facciones por y del realismo técnico; pero rambién p.;¡. di;f;;;;;
;n- -.ra^
{fprincipio. En más de dos siglos no hemorl logrado hailar nada *.ior. ideológicas. Por orra plli.,, to ia.otojií;;;#;;;":;;;t;.
*",
r0 Por eienrplo, v en represcnración ¡,le todos. C.
.J. Friedrich. Cr¡nstitu¡ianal
eficez, ranro en e[ s.niido
aspira al
i.
qr. bri;¿.'r.;;;.;;#'.I;'!.Jil'" or.
Gorcrnment ud Dc»trLcrtct, op- cit.. píg. {21, en la cual consider¿ quc cl r:rsgo .poder en la percepción de.:us rrr,r.noo ecrores
distintivo ciel partido es «et ¡gqui5iro clé una organización esiabler,.
.:,.l,ldo,d. que el obtervadór no lo pu.d. ¿..*S¡..1, corno en el
llEl caso extremo parecc ser el dc Uruguay. cu-vo (dt¡dosol sistema bipar- r¡oao. -ua)' muchas recetas para disimular los ,oir.tr'{rO-
motivos.verdaderos.
tidista no es (o no era. hasra irrnio dc 1972) m¿is que und fach¿da elecrorul con Se trat¿, pues, de una dimensi¿,
Jiiol. il;;..'iii;lr¿",
respecto a lo_s ectores re¿les, es¡o es, los lewas* ,1 sublamas * de los partidos podría se¡ el de si la fracción riene-"y o'oo un, u*r" á.-.li.n.Jr.'r.o.,
i3lanco y Color'*do. En esre caso el partido cs cn rcalidad un¿ mnfeierarión
nrrís que una federación de sus fracclon.s. Pe¡o r,ézrsr i»lra, 1-1., Irali¿ v el j::o:li,:::Tu{,,*r*,anres pára l" fr..i¿n por interés, ranro por_
que contreren poder como porque a*aen a
.l,rñn. seguidores.. por tanro, las{
o En ce.srellano cn cl original . (N. lal T.) tacciones por interés tiendln Á ,r, grupo,
¿'r- it¡iri¿r.-,
'ü"..
,, I

r, l
':il ¡"
(]iovenni Sartori P¿rtidos l sistenras de prrrrirlos 105
104

rn()do de operación de clientela v uná red del tipo de la clien¡ela12 p11lg CIsll§g(¡ (la irac-ción tesrimoniali hasta el absoluro egoísmo (lr
-Ef
pá, .l ."""rrio, la melor forma de detectar las tacclones Por Prlncl- f á¿-tjén"pór--pr-ebLnilas i. qeiriiauó-i¡J.olócic"e-:t¡:d;§-de_ él-é¡i.ren''.,
de clientela' pot- del fanatismo ideológico y la pS¡gsión d9 prlnclpios orie.n-tados..hacia
oio. al menos en ap^r'áci', es su [alta de. r-rn¿ base
de reclutamiento se deriva' el [uturo hasta el extr_elqgjp1le_qro_del pracrt.Sqp_y .]-p_r_1g1n_4giqmo
:1,: *"ii:;;-á.'"r,o*r'tenimiento v
orro facror, de su atractivo intelectual o de su abs'luios'3. Yii se iniárpr-eün lil-tól a;; ;;;iiñóÍ, .áii§ú?-áe-éuo
}i, ;:.':;;;alquier pero ésta no es má5 que u.na primera indi- ,]le i"a.t?os dimensiones varían de forma independienre . Eimuv posi-
;[.#il;-&.r..n.ir. decisiva' Por eiemplo' la presencia o la ble que una fracción ideológica sea un grupo testimonial, pero 1am-
;;;ü;, ,, ;, es eo absoluto
pociria depender de que un bién puecie ser un grupo a la caza de despojos. Análogamenre, una
aúsencia de una estructurá de cüentcla
relación con estilos
":":;:'.-;o no enEIelestudio poder. También-g.rarda
de la dimeásión de motivación reqr'rie-
iracción pragmática puede estar motivada por el reparro de los des-
pojos o ser totalmenre desinteresada (por eje nrplo, tesrimoniar Ia
::iilri.:;;erales. a lo largo de mucho
:;'il;:;-brtería de.indicadores, observaciot)es honradez en }a política o Ia comperencia técnica).
ii*rr* el método de la rePutación-
"""rt" v1l't;*"nrión , Desde luego, todo 1o que anrecede plrrntea algunos problemas
se rraslapa' sin duda, con la dimen-
ideolóiica---.-.-r-..i.r.-... fascinantes. Como va se ha señalado, la- ideología- resultri
). »a ::__------.g.-
Ellrq-og?§-ca,s4s'-!a-1{9-of9gr3 .e!.ula gl.lL'lugrza mundo de holz- un camuflaje muy úril y muy eficaz. Y tropezamos, -<n el
sión de ,oiilrción.
*li ;a*r-m¡-91¡13u,g l.r .isd* I 1e ¡
y g 1 i e- 9u mo t i v aci on e s* q u e
náy que
con bastante frecrrencia, con fracciones que pueden se¡ al misr¡o
no ti.*n nadaSge :5r con la icieología'.J:n consecuenc¡a' tiempo ideológicas v cazadoras de prebenáas. Ahora bien, el factor
AnG .*miros- El ssltlryp-ds-.tlelr:t:t§r9,! va d-esde el causal v el que esas fracciones están más orienradas haci¿ el reparro
*jii, de los despojos que motivadas ideológicamenre son cuesriones para
-Il1 ln..pto de grupo )' estructura--de clielrtela est:i apuntaiado por uná la investigación enrpírica, y la investigación es la única que puede
.-.;- .i. ,.t,¡¿ios. Hay ,pii.aiiones especíiicas a paí9es dererminados enPress
Joseph
(el
aclarar si la ideología no es más que una cortina de hurno legirima-
LTi'¡ll'f;;;. ñrrit¡,Cii"it in.ltalian Potitics.' Princeton Universit-v dora. Estas complir:aciones demuesrran, pues, la imporranci¿ de man-
-!-.t^ t-..ti-^¿, es mrtcno rnás revelador: Clientela e Parenlela, Comunitá 1967)l
l¡tu¡v ¡Ldla¡ru --
Pea¡a.nt Communism in S¡a!hern ltulv' Yale Universrtv. Press' tener la din¡ensión ideología-pragmarisrno separada de la dimensrón
i'¡,i*r''flr¡¡*, desinterés-egoísmo. De lo contrario, resultaría muy fácil caer en el
W.:*ir"l:;.1:il'iT¡,.6.1i,if, 1..',,ffi ér;§:'Jll,fl ,l;:r;,1;l'::í';;:, engaño de las apariencias y/o establecer correspondencias apriorísti-
oiior,ocr', Knopf, 1e?2'. No existe ninguna.razón especial
ii,?:;'í,;;;ií¡i, política de ciii'r¡ela'a una cas de equivalencia entre ios elementos del rompecabezas de los
ll.'j'f*iíí'la fase de transicón del proceso de
subpartidos.
[1]á##;ó;. Áunqr. scr con diferentes nombres' se encúentran relaciones Halr un motivo más para que la dimensión ideológica sea distin-
depatrón<liente'áunquecondiferentenombre'enlasomáquinas"esradouni'
fx f i ki;{,;: ii,t*l«i,. ^i;T'ütl ;: Ei'iiiti:'iti:: l¡ 5xii; r'. Ta'
ll'i."'i^l.i' Antbrooolig't ol -o*ptr, Societie¡, A S' A' Monographs'.J'
publis'rda. por Alianza
* tiva v deba distinguirse. Cuando se habla de más o menos ideología
v, a la inversa, de más o menos pragmátismo, no es necesario .irnpli-
car una cuestión de motivos, sino que muy bien podría tratarse de
:ll';'; ',"dcí o¿gt- i ^ 1z [ha1' t.aducción casteltana,. Parties"' en Com' nna cuestión cultural. Esto es, la dimensión ideológica difiere de
HjlIfuií[i.I Wei"g*d' oÉ.tronr, Patronage a¡d Poliiical
IjJi,.')''t',,i,t;rs
D0lülluc ¿t9""- Histort,
in Societ¡'antl d'e 19ó8; James.(-' Scott'
iulio 'CorruP- todas las dernás en el sentido de que señala un factor cultr:ral, el
ii:,:'.'í;^i;i;;ioliti.i' ,ná Polirical.Changr, en.:{P§R, diciem-b-rt de.le('e; -John estado de ánimo general (v la temperarura) de la polírica en un con-
ñ D^..'-rl zPea'sáñt )ocretv and Ciientellst Politics»' en '4P'!R' iunio de 1970:
texto cultural dad,¡.
í1:.:"?';¡i'1.I.H:'t"t[?r','*']'ffi
E¡¡ /rr - -' _ #f , jl:"r'Lfl':?;,i?.,it,"§1: 4. La dimensión izquiercla-derecha es l¿ úlrima, en mi enume-
^§14,,-
íiJ#:i'ó;;;lqp..n,, .r, CF, .Á"ro de te72., Carl H.
Landé, and
"Nert'orks ración,'po-rqüe es .n Ia qF. t
/--^-.--
utuuu¡
;-
r¡¡ v!,¡rhe2st
v"- arrol So*. Observationi on the Groups Theory of Poli- --f
*;^.*'-^ ¡P.§R. marzo de l97i: Robcrr Kern' c<rmp'. T/:e Caciqtts, Universitv frfimorivos plra construir un conrinuo ideología-pragmarismo se ciran
:i*ñ.:l'iilli.ó pt.r.. 1973r Luigi Graziano.- «Patron-Cient Relarionships in en «[dsel6gy, Polirics and Bclief Svsremasr, en áPSR. iunio de 1969. Véase
ilJ,i".I"'i;rl;,. rn EIpR. ,U.il i. f-7 I, y L. Graziano. comp.. Clientclismo también fuJra, ).). Es¡¿ dimensión la interpretu operacionalmente Kenneth Jancia
respecto' que
í" U'rilrr),, Pol¡tico, Angeli, 197'1. El tuerpo de obras adeeste dcsenrrañar para
como .,faccionalismo ideológíco» conrra «faccinnalismo por cuestiones concretas),
es cada vez mávor' es prometedor'.pero resultt. difícil |ICPP Variables and Coding Manual, op. rit.. prigs. Ií9 r 161a). Aunque rni
'especial, jetn distinguir*e nclienrela' v patronazgo' especial-
.muy-
idea del prugmarismo implica una orientación lracia cuestiones concreras, y en
-;-'I".r.'-g,
ffi,:',..j ,ír.i¿n con tipo de pa.ido Sue sc dedica',r dispensar patrocinio.
el cso coincide con la c'lefinición operacronal de Janda, prefiero conceprualmente
+ En castell¡noen el original- lN'- /e/ L) cnftnr e.sru climensión con referencil a su conre-\ro culrurnl.
106 Giovanni S¿rtoli P¿r¡idos y sistenras de panid«rs 107

Por.tanto' co'nfornre a l¿¡ cláusula de «tai como se las perciberr, se.


l¿ identificación y la ordenació¡r izquierda-derecha e.s una razón for-
puede tomar sin
mida6le,-éitó e-,1a de que parece sér la fóriiia in᧠déIéniablé.vnons- _peligro l¿r identificación izquierclo-.1"...f,o-rri .u,"n;
¿Pálece, v sin más objero gue explicar lo que puede explicar.
rrnte en que perciben la política no sólo los públicós dé niasá§.sino i

La.segunda ventaia consiguiente de Ia urilLación resicf,-,ai e, qre.i


rambién las élites. Una razón más ei qüé,- müóliás néiés; ia--toma de .
ahor¿ hemps claramenre de
p<ffcién de izquierda o de derecha es ia que menos vioienta la identi- iermitir que esra dimensión ,^ri. .l* il
juntarnente con las otrr., p.io independienremenre
iicación de cendencias, de posiciones no alineadas y de configuracio- de ellas. f.o il
unos tabúes de valores murl arraigadls, la .<izquierda>, ,. p,r.d. .rrn_^
nes atomizadas. De hecho, el ejemplo más adecuado de [o que quere-
al hablar de .,tendencia» es el que se nos brinda en binar con una morivación. ie búrqu.aa aÉt poáer ;7; b;;.rp"-
¡¡os decir
de izquierda y de derecha.
jos, igual. <¡ue la .,derecha, -.r,i
puede coincidir con ,n grupo ,in..ro
términos
v. motivado por ideas. Ademái, la izquierda prede s.r"*uy pragmá-
,¡ Pero subsisten las dificultades. Cuando pasamos 'a analizar izquier-
tica v la derecha mu¡, ideológica. Es'posible que esras ,.Li*ion.,
lld, v d.r.cha pronto descubrimos que se trata de rrna dimensión
havan pasado a s€¡: ínfrecu.n"t.r, p.rá no .r. ,r",, d; ;lg";;. ..
ildesesperadamente mr-rltidimensional: el <<índice» de la políticá para
puedo senrar a priori o por definición.
Ilel lego, por así decirlo. Como se trat¿ de un lndice pára pro[anos,
Como puede ver cualquiera, el sistema de análisis que antecede
ilresulta que es una gigantesca simplificación resultado dc una mezc]a
llie criterios confusos r{. Por tanto, el esrudioso podría senrirse ien- es provisional, embrionario y dista mucho de ser exhaustivo. Enrre
"tado Ios criterios que se habrían áe añadir para ilegar , .,"u U"* a. ,rr-
de asignar esta dimensión ¿ la relórica, con lo que la exciuíría
una ciercia, de la política. Pero es posible que esta solución sea tentación más ¿na]ítica, parece que Ia teoría dá los juegos la teoría
de ),
de¡nasiado drástica. EI enfoque que sugerimos aquí es que la mejor
de las coaliciones brináarian, nonqr. de modo *ri-gá".rri, f^
sEa- ver sugerencias_ más prometedoras. A esre respecro, una disti-nción preli_
forma de ocuparse ciel Gntiñ[l-izquGidáierEcIa-se -iüg.réié, -púés, fiimero
-JI-.éga!- '
éT-que minar pertinente es la que se estabiece .nt.. .i servicio p.rronllirau
ha¡¡r _@-¡_dé i¡o{é,!-lp§ ,s_iñ-if"té-qüé
qran parte de lo que se amontona conforrne a Ia interpretación izquier- o la lracción personalisia que_ sigue Ias forrunas d. u" .riiqu. i.¿ir-
áa-derech, de la política se puede reasignar a las dimensiones de
cutidcr't, y lo que cabría .ri¡fi.ri de lracción de coaliciin
rnotivacién e ideoiógica. Esto nos alerta, en primer lugar, a la com- rativa,, esto es, el grupo de ripo ali.¿nza que no contiene "'.""["d.-
un solo
general, srno muchos coroneles y comandantes.
plejidad del paquete, pLres Ia reasignación destaca [a frecuencia con Adenrás, y conforme
oue la auibución es inexacta y desconcertante. Y el resultado defi- a un.enfoque complernentario,'las f¡acciones son diferentes en el
sentrdo de que sus papeles y su interpreración de los papeles son
áirivo podría muv bien consisiir en una concepción más limpia, con
orrerentes. A este respecto, uno se encuentra con que los grupos du
rnenos carga emotiva, o más desencantada de lo que es izquierda
v «lerecha. Es decir, que existe la gran posibilidad de que terminemos
apoyo, es.o €s! las fracciones del ripo oporrunisra, ansiosas i. ,obirse
iransformando el índice político del homb¡e de la calle en algo que
al carro del vencedor que r. rnti.fn.e., .on p"go, *r.gind.ri lo,
_v
el especialista puede utilizar como índice coo tda confianza.
grupcs de ueto, iracciones cuvcs objetiuo, y Lri.rtegia
irinc;píales
consisten en obstruir, v los grupos ie potítíca. o r."l hi fru..iones
i En todo caso, si se mantiene hasta el final Ia dimensíón izquierda- (r,e traran de,gobernar'de imponer la-política. como
f derecha, Ia primera ventaja consiste en que se puede utilizar residual- indica la teo-
na las coa.liciones, estos ripoli pueden ser mu]¡ fluidos, pues una
n,rot", esto es, para indicar lo único que significa cón toda seguri-
I'¡dad: -de
una percepción. Conforme a la cláusula «izquierda-derecha tal coalición de bloqueo (de grupos de vero) puede inconr.., '.1 medio
de convertir.. .n ur,, c.oallcián ganadora (á.1 ;p" ¡;poiri..l,^^igurl
icomo te las percibe» resulta útil y correcto idendficat tanto a los
jpartidos como a las unidades srrbpartido como izquiefdistas, cenrris- que uná. coalición. ganadora puede perder, con Io que ,iop,^ .i'pupel
de. coalición de Ió. Por orra parre,
iias o ,lerechistas. Resulta útil porque constituve una ordenación ya .bloqueo esto, *od.lo, po.d'.n
v serrcilla (aunque de hecho se trare de una orden¿ción tanto crlstatrzar v pers¡srlr duranre rnucho riempo. Y el objetivo de esras
thecha
lespacial como valorativa). Resulta correctá porque simpiemente reco-
'ro..mot que así se percibe a los parridos y a las unidades subpartido. - . Mi
15
lide.azgo» "facc.ionalismo
personaiista, se acerc¿ mucho ¿r «faccionalisrno c]e
de Janda (loc. c.it., págs. 16l e l6i). L" ;,iq".;; Ur-i.ráü"áf
-_ ¡-pJicl que verda<Jeramenre inieiveng"n .rp".id"des de liderazgo.. -- -'- - ""
't \ré.* G. S..to.i. oFrom the Sociology of Politics to Political Sociologyr,
en S. Ivf. Lipset.. comp., Politics and thi- Socia! Sciences, Óriord UnireÑity , ]. Brlri ¡Ba¡ry.5n Politic¿l .Argiment,'Rourledge an,l-Kd; paul, 196Í,
pr¡grnas 21J
Pre.ss, 1969, p:ígs.78 y 79. Véasc también el análisis que se rerliza infra, 1O.1.
249, demuestra cómo las negtriacioneJ convierten a trn¡ co¿Jición
108 Giovr¡nni Sarrori Par¡itlos v sis¡cnr¿s de parridos 109

rlisrir.rciones es precisamente delectar el aicance de la flr¡idez v Ia dífe, rrat¡ de cuestiories importantes. Si se detecrán ura gr¿rn intensic{¡cl
renciación dettio de lo, partidos. o prevale»cias, se pueden indicar con dos (o incluso-ires) -signos Ce
Por úJtimo, las distinciones clásicas, como lá establecida entre la má-s. si los signos de menos.§é dán ccn excesiva frecr-rencia"'
esrraregia y la táctica, son tan, o tan bien, aplicables a i* polírica en pecto de varias f¡acciones en varios países-, enronce, el- a.qr"*^
general. Así, Jarrda cif¡a las subunid¿des de los partidos en asfratégi- no es bueno. un número elevado de iignos dá inr"rrogación Jlmor-
cas o lác¡icas'?. También huelga decir que las otras variables perri- traría, en cambio, lrr pobreza de nresrrá información, ñrturrl-enre,
rlentes son el ta¡nafio de cada fracción (e.xpresado por el porcentirje el cuadro sólo consrituye una primera herramienra d. ;;b;i",- 1rr.-
cle votós y/o de pueslos conmoiados en cada órgano: dentro del par- ción por fracción, en un solo momenro determinado. Si la cornproba_
tido, en el Parian:ento v en el gabinete) v especialmenrc \a d¿tración ción se va-repitiendo.durante.cie*o tiempo, sin embargo, e, probr_
en el tiempo. Por desgracia, este último indicador puede ser muy ble que la frecuencia de las imágenes esráticai brinde oníinfárár.,¿,
engairoso, pues una fracción puede simplemente cambiar de nombre dinámica interesanre, especialmente en cuanro a las dimensiones de
o volver a combina¡ (medianre fr-rsiones v escisiones) a diversos gru- rnotivación, posiciórr v papel- Además, si se abarca r¡n núrnero sufi-
pos v rriantener al mismo tiempo el mismo nombre. Por tanto, Io r¡ue cienre de paises, cabiíu- lá posibilidad de extraer de Io anterior un
importa es si existen una estabilidad y una continuidad de fondo, cuadro de ¡acimós significaüvos y que lorman una pauta. por ejem-
v esto es en gran parte cuestión de iuicio impresionista, aunque infor- plo, podríamos encónrra. .,na- grár correlación .n,.á l, o.jrnlrrl;a"
mad.o- Por eso, y al menos con fines cornpararivos generales, preferi- ilnicamente los e;rtremos del especfro izquierda-der..hr', o .nrr.
ría hablar de $tabiliCad-perdarabilidad, divididas,rproximadamenre 'facciones personalistas v posicion.i inesrabiár, o .rlr.
-..n,rirrrr,,
y
en baja (esto es, fracciones de tipo pasajero), media v alta. Si la papel en la polltica, erc. Pero todavía es dámasiado p.onro pn.n
duración cronológica por sí sola señala I¿ existencia de una aita esta- rlecirlo.
bilidad, tanto rnejor. Pero si la cuenta del tiempo indica, por el
contrario, un carácter pasajero, entonces lo indicado es estudiar
el grado de organización, el grado de cohesión ideolégica, el tipo de cuADRo 2--sub¿liuisio»cs t, riporogit dt r¿s lrrcriones ic partidos (ri¡ta)+
motiváción v, sobre todo, Ia importancia de In unidad de mec{ida,
esto es, la permanencia de ia etiqueta.
Esrructu ra Organizada
Las subdivisiones más importantes del esquema qu€ se esboza en Sin organizar
esta sección, con la tipología consiguiente, se pueden resumir en for- N{itad v mirad **
ma de lista como la del cuad¡o 2. Motivación
Este cr-radro tiene el mérito de obligar al estudioso a comprobar Gru_po de promoción de ideas
rodas las partidas de forma indenendiente. Si bien cabría añadir más Actirurl ideológica
partidos una fracción sed estratégica o táctica, orientada hacir Pragmárica
una visíón-que
general o hacja cuestiones concretásr etc.-, el peligro es Ambascosas(*)Ninguna{-¡** _
quc ut1a lista más iarga de categorí'.rs todavía apro-ximadas se compro- Posición. I zq uierdista
Centrisra
baría por deducción lógica, más bien que conforme á una base de Derech ista
inforrnación. No se incluve el tamaño (maxifracciones, fracciones me- I mprecisa + *
dias v mini{¡acciones) para no tener que indicar lo eviden¡e. No se (-onrposlcrón Person ai isra
incluy'en la estabiliriad-duración ni la impor¡ancia rel¿¡iva de cada Coaiición
Mitad I mitad **
fracción, por otra parte, porque plantean problemas de evaluación Papel Polí¡icá
y de clave que requieren un estudio separado, pero evidentemente se Apovo
Ve¡o
de bLoqueo en urla coaliiión ganadora- Respecto de ios conceptos de corlicio- Fluido u orros {-}
nes de bioqueo y ganadoras, véase \üiiliam H. Riker, Tbe Theory ol Political
Co¿litiuns, Yale Universitv Prcss. 1962. págs. 101 v 10{ 'y passiu. Rike¡ tam-
bién estudia la «coalición perdedorar, qr-re cabe asimilar a los grupxrs de apovtr. * Salv<¡ indicación en senrido cohr¡ario. u¡ilícense signos de más.
tl ÍCPP Codirtg lia»u¿!, cit.. pi\g- 76). "r Si no se sabe o ño se puede determinar. utiiícense signos cle inrerrogación
110 Giova¡-rni S¿rtori Parrido.s ¡, sistemas de partidos 111
43. La polÍtica del Sur: d"Facciones" sin partidos? llainarlo a los esrudiosos estadounidenses* se esrudia poreue
tema de parridos está atrofjado. Con ...o..ro-u er sis-
li La conietura de que en casi todos los países es probable qtre ü;;; ,.'lü;; i.r-¡
su obra clásica ul r'.rp*,o__ la política det
liexistrn subdivisiorres de partidos, que sean importantes y que a{ecten *lo que §.i-:*.i?tó
.:.:: se pregunta es:. ¿eué pasa cuandó no hay cárnbio, Sur,j
lia Ia clave operacional del parrido no es más que una conjerura, por- cuando el misrno oartido-oiup. p..n,rr.nlmenre
.r-¿...,i
ilque no se han esrudiado más que rres países en los que se havan el p"d;;i i"".r*-;
bio., con respecro.i lrrliu, lo'ñ-;;';;ünra
ijenfocado deliberadamente las unidades subpartido: los llamados Esta- es: ¿Cómo ., qr.. *,i
qué ocurre cu¿ndo. un sisrema .rtr,r.iurr'do á.
idos unipartidistas de Ios Esrados Unidos, más ltalia y el Japónl*. ,.i.";.*..o,l;ijrll
-.i".i'.,i,i,
Naturalmente, los estudios de ios partidos latinoamericanos habl¿n
ouprca.
duplica. e rncluso muttiptica, ;r;-;;i;;jili¿J
incluso murtiprica,.esta rrrurtipricidad ai
ri niu.l r"bi"miJo-il
",lr^,
la. .,co.iienr.r,..itrii'*r, r. l.r-fi;;;[
incésantemente de faccionalismo, personalismo', etc. Pero estos estu- llt_.,:t:eufemi5¡i66-.-porque
modo :r.- fsjyltan
-como "pr.,i- I

dios tienen muy poca importancia pafa nuestro comentario, pues se conrribuyen, r^ lip.r,ririr"á.
dismo. En cuanto al Japón, lrr;b;;;;-..rp..ro parecen
refieren al partido previo al partido de masas. En cambio, los Estados romar nora
de su .,multifaccionalismo» como ."r" ,rI .rpá."irr'ni
Unidos, Italia ,v Japón p€rtenecen a la fase de consolidación de los rr(rgarse a su respecto. ""iri¡, in,._
partidos en la que el partido como uflidad adquiere gran significado. Drfícilmente ie.podría, pues, tropezar con da¡os
Sin embargo, las tres investigaciones no se han realizado a partir .-_ más recalcirran]
rcs! al menos para trnes comparativos v teóricos..
del supuesro de que las subdivisiones de los partidos sean cosas que Sin embargo, v pese
d"_ preg,rntai diferentás acerca d. ;iJ;;;o.'J*pt.rr_
ocurren normalmente, que se han de estudiar porque el nivel de :::.:
menteT?^:::,^.
diferentes nos
subunidad es un nivel importante de análisis. Más bien se han visto .dejan en terreno muv poco fi¡me, tirirr¿ d"
hacer que el comentario se centre d. ;;; convergenre. Eilo requie-
impulsadas por el supuesto de que €sos casos representaban pautas
una reevaluacién Cel contexto reórico .r,
patológicas, por no decir ejempios de teratología polídca. Por orra il,,-.1^t11T Jugar,
han colocado ]as conclusiones estadounidenses. fu. ,.
parte, no se ha intentado plantear pteguntas similares, ni tratar de
e_l valor que la clase.«democracia unipar-
por lo menos dos de estos casos en forma algo paralela, ni se ha ,,r,-!:.*rr_:11.fl:.-:."
", resulra extraño que ros Lenga
Esrados unidos estén impricaios
intentado en absoluto cornparar las conclusiones respectivas. en esa cuestión. Por lo qu.e respecra a la «democrr.i.o -__.nt.raia,
'clrsta)>
Desde luego, este kaiamiento estrictamenre cont€xtual no cárece como norma consdtucion-rl qr1 protege los derechos
de justificación. E] <.faccionalismo» estadounidense ---{omo ies gusta in¿rienubl.s
los ciudadanos-, los distintoi Eitador'de l; U;t;;';;;;;d;"".- d.
o qf *¿.n de las entrad:¡s reíleja i,r magnitud de los d¡ros <lisponibles. De sus d--sviaciones de las pautas establecidas por Ia
hecho, la documentación sobre el tercer país, e[ Japón. es insuficiente (al menos
c"""rir.;o-* i.¿.
para quienes no somos dc lengua japonesal y tendré que relerirme a este crso 'el, por e,l Tribunal su§remo de los
dencia pueden ser importantes y¡ vistas de cerca,
iláJr ij;d*',;'ili;'i..ri-
ion mucha cautela {inlru. nota 50). Después del -]apón, la lndia sería el cartdi- inquietantes. pero
dato más promeiedor de mi agenda, salvo que el nacimiento del sistema indio ito,ro obsta para que r.ip..to a los principios
-.on cada Estado no esré dotado y las bases de
de partidos es lo único que se ha expiicado sisremáticamente al nivel fraccion¿l la oemociacla estadou.nidense-
de análisis (Myron §fleiner, Parn Politics in lndi¿ -'fhe Derelopnrent ot' a sino de
unn autonomía subordinada y-limitada. por .ro, fl".la"¡oL;l;rrr,
Multi-Part't S.ú*m, P¡incercn Universit¡r Press, l9Í7). EI resto de ios datos es -de
demasiado fragmentario (véase, por ejcmplo, Prul Brass. «Factionalism in the
o rllississippi, o cualquiera los demás früa", ,"iá_rilí.i", ¿.
Congress Part¡, in Utrar P¡adeshrr, en Asian Suroey, sepr.iembre de 1964, y los Esrados Unidos. no ,on Estados .; J ;;;;;o-'.í'q;I'il'
México o Tanzaniaio. ur,, u., Á¡a ,ror'encontramos
*o,
Iv{ar-v C. Carras. oCongress }'acrionalism Mah¿rashtra: A C¿se Studvr, en
in
Asian Saruet, nr:u'o de 1970). En el cootexro europm, aparte de ltalia, sólo
con la faracia
del salto unita¡io: Se hace que_un ,uU.rruJo,-L..;,';
los estudios sobre Inglaterra permiten explorar, aunque se¡ indirectamente, el *i.i¡."
de un Estado federal, sea iá.ual a un Estadó,oU.r*o.'O"r.r,
nivel subparrido con suficiente detalle. Véase (además de Rose, «Parlies Fac-
tions and- Tendencies in Britain", loc. t'it.) S, E. Finer, H. B. Berrington. primero que se ha de seña-rar
-á.i -ii.".lo
es que la poríiica §,r
D. J. Bartholomew, Backbench Opinion in the House ol Camnnrc, 1955-19t9,
Pergammon. 1961; P. G. Richards, Honordble t\fumber¡ A Stud'- <tl Briti:l: te Stpra, 2-).
Backbenchers, Faber, 1961, especialmente las págs. I-{5 a 160; Robert J. Jack- a La adición más reciente a esta clasificación errónea es Ia que
son. R¿á¿ls and W[tips: An And.,tsis - Di¡sensio¡2, Discipline end Cohesion in hace Michael
British Political'Parlies, St. Ivlartin's. 1968; P. Seyd, ..Facrionalism §íithin the leiserson. *Factions and coali¡ionr-ir---ó;;:p;;ry )apan: An I¡terD¡et¿rion
Conservative Parry: The Mond¿v Clubr>, en CO, otoño de 1'912.
Bascd on the rheorv o{ gaTes;,
artículo trará en r.riidrd t" + ;plji;;;;'*ffi";.'iieá."ifñi,.
¡; l;;d;: srr rtolo es un caso
* En castellano en el original. (N. drl T.) f ¡á.ia
Ia insignificancia
"l urterior
¡' significati'r,o de adquiriá ñ l;-.ü;.i'u"ip"iffi¡riil.
!3

112 Giovauni Sartori Partitltrs y sistenras de partidos ll3


pnco L¡ue ver con el est¿blecirniento o el cir:sest¡blecimiento de u¡ra dicho la complejidad, del asunto se deriva de que los Estacios Uniilos
democracia rt. tleben a su estrt¡ctura federal un siste¡na de partidos en dos ¡tiuelas,
La cuestión que sigue inmediaramente es en qué sentido cabe una linritado al Estadc y rJtra a escala nacional. De estr¡ se sigue que
calilicar a la mitad aprctximadamenre de los Estados de Escados cada nivel sea irtcompleto en sí mísmo v/o refleie el orro nivel. Por
Unidos de nEstados unipartidista5rr, si es que cabe hacerlo en abso- ejemplo, por Io que respecta a la ..democracizl)), el nivel del Estadcr
[uto. Key i, muchos de lo.s autores que han venido tras él son nota- tiene una jurisdícción totálmenre subordinada (caso claro cle jurisdic-
blemente imprecisos al respecto. Por una parte, v pese a algunas ción inconrpleta). En cuahro a Ia cr-restión que nos ocupa, Ia conse-
denunciasrr del sólido Sur (más el Vermont republicano), se dice, cr¡enci¿r de un sisteiiil te parti¡los g¡_dot- li.AE!¡ _qU,LEey..2.p.
o se viene diciendo desde hace mucho tiernpo, que es una región pagidos CaJi .e-rr_ tqdii
¡¡¡t-e¡..*-e_s rleci-r,_sambi¿;:il__"-,y,!l_Ie-_irá,
unipartidisra. Por otra parte, lo que más destacaba Key era que <(en Estado--, aunque en lo§ llamados Estados uniparridisrus el partido
realidad, el Sur no tiene partidos, ¡. Estas ,los afirmaciones son, en m e nó r d ébá' iü-'?-"-is te nci-a
princípio, inconsistentes :'r. ¿Nos enfr¿ntam<¡s con Lrna siruación de nacional, con lo que adquiere
adquiere perrinencia sobre todo en relaciórr con
unipartidismo o de no existencia de partidos 5. Es de suponer que las electioneijUejld$Aal*'ñl'.¿
Ias !;l
electione; ói¿iiaAñ¿üIe^s'v el rila-rto ?áloi-6In-eiiiios oue ema-
*-
-
la respuesta consistiría en decir que la alternativa no es aplicable. n¿n-défcen@iaño, !^
qué ia existincia
:-, t.
del!
E incluso así, la respuesra tendría que ser que no se trata de ninguna -J^-.:-:::;:"1-^:
doTpáiüiJól-----<lue no
r¡v Li. Lr¡
e-ri -L-^r---^ ru
en absoluro
4u¡uluLU Lo --:
mismo - - rlu€
tl¡l§t¡tu que un sistemabipar
ur1 )¿JL(fttu ulpar-1:
li

de las dos cosas, ni de ambas a la vez. La cornplicación, o mejor tidis¡a2ó-_ sigue siendo la pauta dominanre en rodos lcrs Esradosii
f f -: ! al
, g.* ., Unidos, aunque sólo seui en rérminos exógenos e incornpletos, esroi]
!:

aplicable. nafuralmenre, a l¡ democr¿cia consrirircional, qondición .. i .l : f - - I .r 'a I I r - - t. r I


es, debido a Ia superposición
ti
prer,ia, sin embargo. de cualquier olra coslr que pueda ser un¿ .,democracia tpu)rLrurr del sa§Lc¡rla bipartidista
ucl sisremá orpartl(l¡5ta nacional
llaclonal.
susranrivar. Respecto de estl opinión véase rni arrícul<¡ oDemocracy, en la Lo que an antel.'ede implica que cuando los estudiosos estadour
estadouniden-¡
lntern¡tional Encyclopetlia ol the Social St'iences, op. cit. C¿be fundamentar ses hablan de las regiones ones <(unipartidistas,
<(unipartidistas» de su país, la eriqueta que quel
este punto en ¡érminos culrurales. Según Daniel _], Elazar, ei American Fede-
ralisrn: A Viau lxsm tbe Stúes. Crorveil, 1966. págs. 79 a 140. aunque la ten- utilizan es incorrecta e induce a error. Lo que describen en realiciad realiciadl
dencia subcu.ltural del Sur, entre los blancos. es otradicionalista, se trata de es una situación en la que dos partidos (identificados por el críteriol
un,r subcultura que pertenece a uná .§f. cultura política liberal-lockiana común. nlrrnérico de cla-sificación) no llegan a producir lz,t mecánica del bipar-l
22 Por ejemplo, A. Ranr-rey Kendall señalan que cl «sistema partidista
¡' tidismo, esto es, de una sitLiación en I¿ que los dos partidos no sool
de Mississippi no es del misr¡o tipo quc el sistem¡r parlidista de la Unión So-
viérícar, i' denuncia que el uso del mismo rérmino unipartidista para ambos lo b,rstante comper-irivos para. producir la alternación en e[ poder.l
utiende inevi¡ablemente... u iden¡ificar anrb¿s cos¿g en las mrnres de los esru- Est,r'paura es compleramente distinta de la dei uniparridisn:o. Cories-i
di¿nres, ("The American Party Slrstemr, en,4PSR, junio de 1964. pág.4791. ponde_----como .l/g!,e-r-nos detalladamenre más acielanre- al tipo de
El argumento resulta t¡nro mrís fuerre hov, que disponemos de bancos de datos
y elaboración de datos en cornputadoras. Nunc¡ lograremos que renga senride:
u-r
'i ^o d
d"
r-w¡iL¿*"{E tiWiüsuá" ""
ia clrue unipartidista si introducimos en esta care[oría. entri nuest]os datos, lqs -reru ltadp_¡jps ü_i9:_dg_l"g,14lo-,!.1p¡_g!is ra. Y es to de qu e e I
¿ 25 Estados de la {-lnión todos mezclados- Por otra parte, ni siquiera Ranney [amado uniparridismo estadounidense no ái-ial. sino una clasifica-
v Kendali llevan su denuncia hasta su conclusión lógica, pues acabao dejando ción errónea v engañosa, es algo que por fr,erza debe reirerarse con-
a l0 Estados en la rúbrica «lel unipartidismo (pág. 184). fotme a criteríos comparativos y transnacionales.
Ü Soutbern Politict it¡ .\!rite ancl Nation, Knopf, 1960. pá9. 299. EI análisis
de Key se volvió a e-yponet de forma concisa ei ftmeriun States Politics: An
Si aspiramos a que e:(ista una ciencia de la política debernos acep-
Introduction, Knopf, 1956. tar la necesidad evidente de deshacernos de un vocabulario que irn-
rl No significa quirar catcgoría a Key si se señala que su dominio de la plica un doble tasero, üno para el consumo interno v orro para el
teoría es inferior a sus otros talenros. Su principal problema comparativs mundial. Incluso en el cai¡o de una ciencia sombría, es absurdamente
-l¡
comparación en¡re los sistcm;ts unipartidistas v bipartidisras estadounidenses*
se deshace en dos líneas: «El problenra así expuesto presupone que los sistemas
anticientífico incluir heclros diterentes en una misma clase en el
uniparridistas son iguales. peto no lo son; que l,rs sistenras bipartidisras son entendimiento críptico de que si bien la categoría es id¿intica, sr-ls
iguaies, pero no lo son.o (Ibitl.) Cabria replicrr que no hav por qué mejorar animales son diferentes. (llaro que en los esruáios monográficos las
clasificaciones que son erróheas. cosás se ven muy 6[9 cefca v, por tanro, ampliadas, mienrfas que en
ri La diferencia se fundnmentx tlptrt,2.1. Es urra cuestión que generalmente
se dei¿ de lado en las obras sobre el renra, empezándo (de forma muv parecidu 16 Fln esto consisre l¡ clit:erencia entre el *formaro' v la .mecínica» del
a la de Key) con Aiexander Heard, ,4 Two-Porty South?, Universitv of North hipartidismo, que se deralla inlra, 61.
Crrrolina Press. 19)2. zi In|ru. 6).
114 Giov¿nni Sartori Par¡idos 1, sistcrnas ,-lc parritkls 115

los estr-rclios comp,rrados las cosas se ven a distancia y, por tánto' tos, si es que obtiene algu¡o, en todas las elecciones'*. Claro qr,re la
re<Jucidas. Esto es inevitable, y siempre hacen falt¿ reaiustes intuiti- distribución cambia al cambiar el período de riempo y/o los crirerios.
vos que no se pueden expresar con nuestro vocabulario cuando pasa- Así, Rannev y Kendall hallan, de 19i.{ a L952,26 Estados bipani-
mos de Io cercano y Io concreto a lo distante y lo abstracto' Pero distas v 22 Estados unipartidisras y de «r-rnipartidismo modifica,lo, ''' .

toda clasificación decente debe servir para dar cabida, Por una Parte' Pero las discrep.rncias de disrribución no tienen importancia para mi
a las conclusiones monográficas o nación por nación y, por la otra, a argumento lt. Como va he dicho, por lo menos hasta el decenio
Ios datos transnacionales. En el caso que nos ocup¿, aclemás, esto de 19150 no se podía decir de la mimd, aproximadamente, de los sis.
no es problema, pues el escenario mundial sugiere ya una categoría temas de partidos de los Estados de ia Unión que ruvieran una mecá-
en la que incluir el sistema estadounidense: la ciase de los sistem¿s de nica bipartidista, aunque por lo general ruvieran un formaro biparri-
parridos predominantes, definidos como los sistemas en los q,re dista. Por [anto, nos qr.redamos con enrre 22 v 2] Estados del tipo
é1 *ir*o partido obtiene, una vez tras otra, la mayoría absoluta. Así, de sistema de partido predominante.
la pgrs-istencia,
-liablar 3--le bigg-d. -{qcen1os, del-error que induce " eiror '§ Esta distribución se extrae rle I¿ clasificación tle Schlesinger, /oc. c¡1. Su
d. ?il Sur -rünip¿utidi¡ta,'- es prñ6a-d€ Lrn páiioqii'iálismo desglose es el siguiente: i) Esrados competitivos (9); ii) cídicamenre competiti
mr¿y Péro' tásemG-áhora á ob§ervar, se¿ de tos ({); iii) cíclicos uniparridistas (8); ir,) de predominio de un p¿rrido (16);
-¡or[ig¡-{g¡te. "üñ§üe v¡ urnipartidisr¿s {11). Yo hc sumado las ¡res primeras clases y las dos últimas.
. modo muy general, la realidad de Ia situación. O¡ra suma concebible daríu las rres prurás siguientes: i) comperirivos (Ii Esta-
ii S¡ se utilizan los criterios (aunque no la terminología) de Schlesin- tlosl; ii) cíclícos o casi comperirivos (2-l Esradbs); iii) de prciominio cle un par-
il ger, los Estados de la Unión han seguiCo en el período 1870-1950 rido (ll Est*dos). EI motívo dc la suma que se cita es que encaja con la dc-fi.
il dos p"ut^r fundamentaies: i) la competitiva bipartidista (::ueve Esta-
nición general de los sisremas cle parr.ido predorninanie.
rr
jldosl o cíclicamente competitiva (i2 Esmdo.s); ii) la de predominio "The Ametican Partv Systemo, loc. ii¡., especialmenre las prigs. ^{82 a 48.{.
Los autores combinan los resul¡ados electorales de las eleccioncs presidencialcs
lltle un partido (27 Estados)rr. a los puestos de gobernacior v al Sen¡do, c<¡n lo que inevirablemente su evalu¿.
Claro que ambos grupos son mllv heterogéneos. El primer gntpo ción tlifiere de la de Schlesineer. Sin embargo. otras di{crencias se deben r los
esquem¿rs de clasificación y ias definiciones conexas. Con respecro a los 11 Es.
de 21 Estados asimila la competirividad que lleva a una ¿lrernación tados subcompe¡irivos, la ünica discrepancia es Oklahoma. que es de «uniparti-
recurrente en el poder y a lo que cabría calificar de conrpetitiviel¿d dismo rnodiíícado,,, a juicio dr Ranney y Kendall. y decidi,lamente ouniparri-
creíble, esto es, Ia capacidad del partido minoritario-para represefltar Jisra al de SthJesinger. California illinois, Michigan, Wisconsin. Montane, Mis-
una amenaza comPetitiva considerable y constante 1. En este cáso, souri y Marvland son biparridistas, según los criterios de Ranne_v y Ken<irll. y dr
predominio cle r,rn parrido, según Schlesinger. Como esre último reconcxe que
la medida de Schlesinger es la capacidad del partido minoritario para sus clases de predominio de un partido y monoparridista cíclica son «pareci-
conseguir, aungue sólo se¡ cíclicamente, por lo menos dos victorias rlasr> en cuanlo a la ndi¡nensión global de comperencia» lloc- cit., prig. ll2!).
consecutivas. La segunda pauta de un Partido- ínclu- incluso en este cllso la discrepancia de fondo es en ¡ealidad pequcña. En cam-
ve tanto a un grupo de 16 Estados -predominio
casi competitivos (ei partido bio. las difertocias son mul, sustancíales con respecto a l¿ taxonomía propüesta
minoritario obtiene de cuando en cuando una victori¿ aislada, pero por R. T. Ciolombiervski, .<A Taxonomic Approach to State Poliriial Party
Srrengthr, en WPQ, septicmbre de 1918, quien halla 19 Estados bipartidistaJ.
por errores del partido predominante, y no por sus propias fuerzas) lJ «Estados con partidos minoritarios débiies» y 1{ Estados uniparti.distas (pri-
ccmo a Lrn grupo <lecididamente subcompetitivo de 11 Estados (el gina 501). E¡t cambio, Avery Leiserson obrienc-exacramenre la Áism¿ disr¡iÉu-
sólido Sur, Oklahomrr y Vermoot), en los cuales el pattido minoritrr- ción que Ranne.v y Kendall para el período lgll-i952: 26 Estados bipartidisrrrs
rio nr¡ h:r ganado nuncA un¿l elección a gobernador y s¿1ca Pocos pues- competitivos o cíclicamente competirivos v 22 Esrados con predominio de un
partido lParties an¿l Politics, Knopf. 1958, apendice IV, pág. )71). El desglose
de Leiserson es el siguiente: 10 c-omperirivos, l6 cíclicamente competirivos (ocho
ls Véase -]oseph A. St'hiesinger, .r\ Trvo-Dimensional Scheme for Classifving para cada partido), 14 de predorninio demócr¿ta v ocho de predominio republi-
Srates Accoriing to Degrce of Inter-i)arty Competition", en .4PJR, diciembre cano. Cón re$pecro a Ranney v Kenda.il- la principal rliferenci¡ es que Leiserson
de 195Í. Est¿ distribución se basa en el control de los puest<x de gobernádor combina las clases de unipartidismo modificad<¡ v de unipartidismo en Io que él
clc los Estados. calilica de pauta dominante.
v El n¡otivo para ampliar la clase bipartidista con objeto Ce.abarcar l¿ com' J2 Véase ün comentario de los diversos grados de comperenciá entre parridos
perit.ividad crcíble quedará claro conforme ¿ criterios comparados (intru, 6,4.1. en R. E. Darvson. J. A. Robinson. oJnrei-Parrv Comperition, E.onoric V"-
Úna definición denrasiado estricta de la compcritivid¿d (como la que da Ia pri- riables and §üelfare Policie¡ in rhe Arnerican S¡atesr, en /P, iL 196), especial-
meta clase de Schlesinger) excluiría, pato.rn[eza., rr los Esr¿dos Urritlos (a nivel mente Ias págs. 270 a 278. Pero véase. dr form¿ m¿ís complera. infru, apítu-
lctlcral) ctrmo comunid:rcl ¡xrlíticrr biparr-idista. !o 7. n.r,, ,.
t:1

116 (iiovanr¡i S¿rtori Par¡idt¡s y sistenras dc partitlos 117

H¿r' otros motivos p2rr¿1 poner err tela cle fuicio e-ste cálculc¡. Pc¡r lvluchas veces se su_p-ole que la .,ct¡hesión de un parritlo
e,rá en
ejernplo, en lvlississippi i, Carolina del Sr-rr, la mayor parte de las
eiecciones ni siquiera se disputan. Por ende, cabe aducir que esros i: r l*1Deg,jlél ¡¡ ;¿" _{. -,g T pqt: ¡g3 _.r de-le: !"u a0."- par, i
ahí que óuanro-mÉnor'sA
fo.".* ltcom¡iáteñiil-máy,oi séiZ el
dos Estados pertenecen con algunos cantones 56i265- ¿ 16 tr-tcgrgl¡lsml intrapartido, cabe volver a formular lá hiporesii. en
que Girod califica de pauta -junto
de upartido solitario» n. Además, Minne- contexto más.an:plio, conro sigue: Los pa*idos so,r cohesiros
u¡r

sota v Nebraska eligen sus asambleas legislativas estatales con carác- slendo la.unrdid significariva de_análisis, por lo qr" .*rp.ór" ' siguen
i ,u
ter no partidista, esto es, sin etiqrretas de partido. En esros casos se preocupacíén por obrener uolorr Esro equivare a d.iir que'er
podría hablar de auténticos ejemplos de pc,lítica riiu partidos r{. Pese electora.l (no el partido que design, o p.opon. candidai<s) fr.iiao
brlná" el
i[a esres complejidades adicionales, 1o que más importa --dentro de punto óptimo pa¡a estudiar el partido iorno unidad no dir¡r¡b1..
sin
illa paura general del predominio de un partidc- es que 11 Esrados embargo, si un, p-a-rlidg *lg__§I,-§!tef]_r_!{_:p_orsl_lnerlrs_so"_rar-J_* i'
caen, cualquiera que sea el crirerio que se aplique, por debajo de una
n a sr tu ac¡ on eetectoralmente
srtuaclon ecto ral gsgls_lgl
segura. Ia unid¡d r, !l¡á ,,-iÁ-
q_ler-]l'f lidod ddel nartid^
u
l] r
rl d!__L u_1l i ón
r
Íl toda norma de comperitividad ni siquiera en potencia: son decidida- del pa*ido ten¿F¿áñ ,_
ds¡3p_qÉü ,
=]_pq
.¿¡;ifp.ü ;filffi-¡¿.'á.
il rr"nte strbcorupetitiuos. Se trara de un caso É.r,ont. excepcional en los ,subparridos. [¡ _.;r;r--*ñ¿i¿io;ei puer, laí ;;iá;¿.i ,*l-.it.on
lltodo el mundo. Y por eso la política del Sur requiere un esrudio las tracci o nes, r. c_u-an r-o.lJÉE
- I¡lpeE¡G
-i¿ñ
E liau;c iéñ er ti? oa rti _
ll separado especial del nivel subpartidos v a ese nivel. En esre caso dos,rnavor será la fracc_ionalizacíón inrapáiiiüo.- -
lfl parece que las.,faccionesr, (en el sentido estadounidense del términri) Jr se verlrrca esta conclusrón respecto de los I 1 Estados del sur,
ll importan más que los parridos. sería previsible hallar: i) que cl gruio cuasi competirivo rienáe
a ser
. Kev ha hallado una variedad grande y dispersa de disposiciones. bifaccional, mientras que ii¡ .l grrpá ,,rbio*p.tiiiuo d.rrpri"o
,or.
if..o de su relación se c{esprend.ii .l.ruáente dos pautas disrinras: el muitifaccionálismo. T,e.p^rimáa iubhipótesis .r,a rporiJ* -pái ro,
ii) el mult;{accionalismo (cuyo caso extremo es La Florida), y ii) el datos. Los dos Esmdos del-sur que son .rori .omp.tiriro,
f bifaccionalismo
(Georgia, Louisiana, Carolina del Norte, Tennessee, del y
.Norte Tennessee- tamb'ién ,on bifr..-loírl.r:;,'1, -c'orori.,
.-."r"¿,
lVirginia). A su vez, la situación de bifaccionalismo puede estar equi- subhipótesis queda menos bien. Una mayoría d" lou-Ér..d*-
;B;.*
llibrada (las dos facciones no son demasiado desiguales) o desequili- petitivos son r¡lulrifaccionales (Aiabama, Arkansas, Fio¡ár,"ü"r¡r-
lbradas (ranto Virginia corno Carolina del Norte y Tennessee tienen sippi, Carolina rleI Sur., Texas), pero ues Es¡ados
tG.".Sir, i";ir;"..
iuna facción mayoriraria fuerte y cohesiva a la que se enfrenra una
}i, Estas conclusiones sugie-
y Virginia) son bifaccionales. La explicación dg Key ;;;,-;;ilq*
minoriraria relarivamenre débil) respectaba. a Virginia,.que. ola_ oposición ..p"blic"na .o",IlUryJ
{facción
lren una serie de preguntas inreresanres. creación de una facción d.ernócra¡a
,'f,
.muy oiganizadarr,,, po, io ,lu"
ll El partido .solirario difiere del unipartidisnro como lr evr:lución espon- respectá.a Cieorgia ¡, Louisiana, la imptrraicia de lrr'op.rronalid,
difiere de una evolución des» (más el sistema de listas de Louisiana) s. Estas coniid.r*ciones
tzínea lnt'rtr, cap.6, nora 111.
x Lo que se ha de advertirinrpuesta-
es que un¿ apariencia no parridista prrede limi- sugieren quc: en el caso de virginia podría aplicarse u* -^.ái¿n
tarse a disimular una roma de posicién básica parridisra de facto. En rodo caso,
la polírica no partidisra es algb rell v que u, ,r-.nro a nivel municipal. Kcv hasra medi¿dos del decenio de 1960. Desde en¡onces lran aparecido
:', no cabe dude dc que merece especiai ¿ttención "naquí. Véase, particularmenre. qaytSs. lgro-yr ha quedado basrante.¿rro qu" i¡ S";;;;;;
nuevas
(,harles R. Adrian. <.Some General Characrerisrics of Nonparrisaá Electionsr, en del Partido Demóc¡ara: va-apareriendo r. .;;p";.;;r.';oñ.;á;
ü;;;;';s"*
O. P. Williams y C, Press, cnmps., Democraty in IJrbtn America-Readings, nes presidenci¿les (en 1968 y. Lg72 se puede'habia¡6¡u,, Ui*
.i r"r".i!*i"-
Rand McNall),. 1§61. Véase t¡mbién C. R- Adri¿n, «A Typology for Noopañi- canismo presidencial,> del Sur).
J.'""-"r.p"Uf;_
san Elections». en VPQ, itrnio de 1959, y Eugene C. Lee, Tbe Politics ol Non- s Golombiervski. op. cit., pá8.5Ol .
parlisansbip, Universitv of Calilornia Press. i960. Sobre el caso concreto cie mi, clase .cuasi
_---',',.R.aré.del."..,lr,a 66¡¡s5poncle ¿l la de .,uni_
Nebtask¿, véase Richard D. iVlarvel, oThe Nonparris¿n Nebrask¿ Unicame¡rl>>. partrorsmo modrfrcado» de Ranne-v v _compe¡irivar,
Kendalr, v a la de schlesinger de oprc-
en S¿muel C. Parterson, comp.. Miduest Ltgi-rlutiue Poli¡ics,Insrirure of Public d,om1ni9 de un partidor. xe* no inrinrr.stabi.óer
ninguna generariz¿ción. ueru
Affairs, Universirv of Ion,a.-1967. sí señala que {.ranro en Crrólina det NorteioÁJ ;" i;;;;;;'irr'á..iá"1.'a.-
lsVéase, en especia.l, el resumen de Kel,en el cap. 14: «Nature and Con' mocráticas ma¡rorirarias derivan. su unidad de la oposición
sequences of One-Party Factionalism'r, págs.291 a Jll. Véase rambién el esru- d;1.;;6;illi:;;,r",,
y.que «Ia cohesiórr de la facción mayoritaria.n.lo, Esrados..¡.liir-'.*iir.rr-
dio monográfico de Ailan P, Sindler, .,Biacrion¿l Rivalrv as trn Alrernative ro ciinaria influencia de incluso un peqleño parrido d;
Ts'o-Party Competition in Louisianar, en áPSR. sepriehbre de l9fi. Es dt' na 100).
;p";i.ú;"üi.'i¡i.^,'i¡e¡_
(jcsracar c¡Lre rcxlas mis e.rpliczci«rnes se aplican desde lr¡ éprra cn qt:r tscribía 1x .louthcrt Politics, op. ti!., p;ígs. )0() v )0t.
118 Giovanni Sar¡ori Partidos v sisrenras rJc parridos 1t9
diferente de competirividad; por ser claramente iuicio de Ke-r'- al decir qrq el Sur
-a y Tennessee.
tan cuasi competitiva como Carolina del Norte En
<,en realidad no riene partidosrr) SÍ v no, me
atrevería.a decirr_ sí, en el sentido de que usi iba al grano; 'no, en el
cuanto a las otras dos excepciones, e! argumento de las personalidades
senrido de que el caso del sur no e. ieal*ente el de ra potítica sin
señala la importancia de una raxonomía de las fracciones la
-como partidos, sino más bien
-en Eru átrofi, es ,esultá,lo de unasd.condi-
esbozada en la setción anterior- y [a necesidad de explicar los arre- una perspectiva compararival- ,tro-
fia del -sisrema de partidos.
glos elecrorales (en el caso de Louisiana, la lista bloqueada y cerrada).
ciones históricas, pero también es resuitado de [a estrucruración en
En toul, tanto la primera.hipótesis generai como las dos subhipóte- dos niveles de.la_política en los Esrados Unidos, que deja margen
sis no se ven refutadas, v es rnuy posible que se vieran confirrn'¡das pára que las defíciencias en un nivel queden compensaáas
si se matizaran mejor con algunas condiciones adicionales. Pero no 1y en
algunos respectos proyectadas) al otro nivlr. De .hr
parece que se sosrenga en pie nada de 1o que preceCe si pasa uno á;;i;..ii
el sur. no ¡iene parridos sólo sea verdadero err er seniido de qu. ias
qu.
a estirdiar el modelo italiano. Según la mayoría de los criterios, el unidades que imporran son las unidades subpartidos. y .n ert" p.rr_
sistema italiano de partidos es lo bastante competitivo. También está pectiva creo que se pueden generalizar sin -peligro ]as conclusíones
muv estructurado, y muchos entenderían que esto implica que los de Ke¡r y_de muchos de los autores porreriores'a é1. Key concluía
partidos ítalianos son cohesivos- Sin ernbargo, el sistema se catacre-
riza por el «multifaccionllismorr, o sea, en mi termirrología. por un
que-
la <.desorganización polírica» --que equivale a iaccionalismo
«caótjco» y .<discontinuo)>- actúa en beneficio de los posesores y en
grado muy elevado de fraccionismo inrrapartidista. perjuicio de los desposeídos, que uconfunde al elecrorudoo, qu" .on_
En esta fase de nuestra ignorancia tieJre pcco sentidg tratar de vte.rte. al gobierno. en .,especialmenre susceptible a las presiones indi-
.."fi.Tr -"ET-áJñf1liá"rñenre,
5,ido. vtduales y especialmente predispuesro al favorirismorr, y de tal modo
), k que <<carece de las f¿cultades para llevar a crbo progrr*ls sostenidos
-de
es que los esrudiosos de la polírica del Sur son víctimas de un exceso
de adapución de los hechos a sus propios fines. En cuanro a las
de acción,, 3e. Si los críticos los partídos -¿J ln ',."á.r.i, ¿.
ostrogorski- y los partidarios de ,r,l d.-ocracia direcra rin prrtr-
soluciones, una primera sugerencia es que nuestras generalizaciones
dos desean verdaderamenre invest.igar sus argumentos, deberían iener
deben ir matizadas por el tipo de sistema de partidos a que se aplican
en cuenta esas conclusiones.
(o no se aplican). Ello irnplica, a su vez, que la categorización torpe
Copqiderados_§!_g+Sl4+&Lqaros esradgunid€nses n_o afectan a
rePresentá una de ouestras mayores debilidades. En segundo iugar, es ,las tr_!9c.r_9n_g? r.rru.l1¡:id,o_S, sino m,ísaien-al_+89-q6.ry:
muv posible gue el sistema eláctoral ---en todos ,ut riúltipl.t"rrp..- -ppi_rZr_¡]rru
ar 19i_-p_?Ig9_os. Análogamente,
no son muestfa de una variantr dei
tos- sea una vatiable impoitante y olvidada. Por ejemplo: ¿es igual anipartidismo, sino de Ia exis¡encia de un grupo importante de slsre-
la comperitividac{ (o se pércibe de la misma manera) en los sistemas
mas ,lc partldo¡ predominanler. Esras dos réctíficaciánes sugieren que
electorales de phiralidad-que en los proporcionales? Una tercera posi-
Ios datos de los Estados unidos están todavía por exp[otar bien
bilidad es qud ¡umbién renga pertinencia l¿ ideología, en el sentido co,rforme a críterios comparativos y reóricos. Ei mayor p'.iigr",
de la posibilidad de que las generalizaciones válidas para la política f.
ma]ror complicación, inherente en Ia experiencia eíadorniá.n.." ,.
pragmática no lo sean para la polírica ideológica, v vicevers¿. Por
de*va de qu¡ los parridos Republicano v Demócrata figuran entre los
último, v sin duda, necesitamos mejorar el «análisis de condicionesr>, pocos. partidos ocr:idenrales de másas que ,ro r.part.i carnés
pues existe la firme sospecha de que nuestros fracasós en las genera- a sus
miembros, y de que, por ranro, la designación dL candidatos de ios
lizaciones guardan bastante relación con condiciones no expuesta.s v
<¡tre todavía no se han idendficado. Entre ésus, las diversas sendas 3e.Ibid.,-págs-lo.l- a ll0- se halla un
resumen de r¿s concrusiones e¡ este
constitucionales se pasan por alto con excesiva frecuencia. sentido en Fred. I. Greenstein, The Anterican part1.§¡¡¡s,n orri iti--niir;*o
Otra serie de preguntas se refiere á si, y en qué sentido, el bif¡ac- People,.Prenrice-Hall, 1963, pigs- )7 a 60. Da*,s<¡n'-¡, koüinr"n ..¡d"""qr.
grado de competencii_ entre paitidos no posee una oinfruenci" ¿. i.,.*Jr.i¿n
.l
cionalisrno es una sustitución rrproxin'rativa del bipartidismo v un
rmportante enrre los factores socioeconómicos v Ios programas liber¿les de asis-
sucedáneo del muitipartidismo. Las respuestas dependen muchísimo tencia social» lioc. cit., p g. 2Eg, nor,- )2); p.ro nó C" .rto en realidai a lo
del conrexto en que se formulen las pregunras- Si el contexto es de que se refería el argumenro de Kev. Lo mismo cabe deci¡ de las conclusiones
unipartidismo (y, lo que es todavía peor, de democracia uniparti- de Thomas
|'. Dy. ln politics, Eroiomirs iii ilri-piUll, nrr¿ f.t ñJül iqoe,
ciista.¡, el problema está mal expuesro. Entonces, ¿tenía razón Kev que en sí misrnas no sumam€nte interesanres. pe¡o no miden la cuestióí centrai
que señala Key. El afgumenro se evalúa en general itlra.6-l_
*l
I

120 (liovanni Sartori I::r¡tidos y sis¡cmrs dc partidos 121

n2lt.ti(losa la elección no es una cuestión cerrada e impenetrable, tesr, ¿lias fraccjones y facciones i'. Pero, a fin de evitar una corn¡-:li
del partido, sino muchas veces se decide en Lina primera cación excesiva, podemos conformarnos aquí con los dos casos más
in,.,r',,
elecciírn
*. Ui.la preelección que es muchos respectos- la uer- pertineltr€s e interesanres: el Parrido Demócrata Cristiarto lDetno-
datlera elección i.p..t.nt. -en un¿ característica excepcio-
efectiv'¡mente crazia Cristiana, o DC) y el principal partido socialista.
nal que requiere ün maneio comparado muy cuidadoso' En cambio, El Partido Demócrata Cristiano, por ser el pattido dorninante en
,.ii*'i*p.udente decir, en geneill, qye.las disposiciooes entre las Itaiia, es el que ha atraído más atencíón, como es cornprensible. Para
primarirs <Jesafían a toda comparabilidad rransnacional. En la pers- fines .J* 1971, su anaromía exhibÍa nueve <(corrientes, de
ellas, sin duda, importentes-, todas las cu¿les se repartían-ocho
-política lcls diver-
I.cdr^ correcrá, el caso de la del Sur brinda efectivarnente
sos despojos, todas las cuaies estaban organizadas oficiaknenre, v la
he inrenrrdo demostrar'- un irnporrante terreno de verifica-
mayor párle de las cuales expresaban sus puntos de vista indepen-
cion.s comparadas. Ahora inrentaré ver si las paulás italiana y iapo-
=;;" dier:tes v disonantes acerca de tod¿s las cuestiones coridianas r'i. Es
t.
nesa rje frJccionismo se pueden Lltilizar comparativamente, es decir,
'! si de alguna forma se puéd.n reunjr los cabos sueltos de argumentos decir, qúe las fracciones de l¿ DC son semisoberanas, represenran
procedeites de experiencias muy distantes entre sí' en gentrral Ia lealtad primaria de sus miembros (que pertenecen a
todc.¡s los niveles dei partido, desde la cumbre has¡a la base) v dedi,
can la mavor p¿rte de su tiempo v de su ingenio a maniobrar impla-
4.4. ftalia y el Japón: fracciones dentro de partidos cablemente para qüe le.s corresponda una porciórr mavor del pasrel.
En una serie de aspectos, la e.¡olución fraccional del principal
La situación italiana represen!a un caso extremo de hiperuo{ia partido socialisra, el PSI (Pattitlo S¡¡ci¿lista Italia¡to), es todavía más
parrld ono- intetesante iu. En 1961, el que era ¿ Ia sazón el dirigente indiscutido
-y-polai'izado *'.
mi"_- rffiicilimé e*rremo { De est¿ relación se excluvc solo ¿l Parti«lo Comunista ltaliano (PCI}. cuva
D"rd. f inel??I?eceÑ t da.Tg^io, lói es rüdioios dé Ia póIí tich t al i'a na i
tlináttlica intrapartidisra es cn ilran meclida invisíblc v nt) se puedc asirnilar',r
han venido conrando y expiicando la inrerrelación de seis o siete par- las pauras de los parridos no comunisras. En relación con cómo influvr la es-
ridos <<imporranres».i. Aiernás, desde fines del decenio de 1910, ¡ru.iu." de organiiación dcl PCI cn su cohesividad, vé'¡ie Giaconro Sani. "Le
Strufture Organizzative drl PCI» en VV. AA.. L'Organizz,¿zione Pttrtitica del
han renidá qu€ tomar en cuenta uo crecendo de fraccionismo intra- PCI e drlla DC, il lvlulino, 19ó8, espccialnrente las págs, 167 a 196. T¿rnbién
parridisra.3. A principios del,decenio. de 1970 hubo un momento en debe aclrtrarse qtre el término itali¿no,Je t<¡rrenti se utiliza con la misma falta
oue una cuenta p...ri" señalaba la existencia activa, baio la superficie de discritninación con gue lo hacen los estudiosos estadot¡nidenses respecro del
i.[ .rp..t.o glotrl de los partidos, de nad¿ menos que 25 «corrien- rérmino *faccióno. Los políricos italianos calific¡n a sus fracciones de .,<prricn-
tcs, precisamen¡e para eludir las asociaci<;nes neg.,rtivas «lel ¡érmino faccióo, que
ri { vé¡se un análisis global dc las diversas disposicioncs_ sobre primarias v t'n Itelia ntl son muv grantles.
+f La fecha de 1971 es significativa. pues fue ct¡ando la DC mociificó sus
,u. .orr.a*.ncias en Saia Volrerra . Sistemi Elettorali t' Partiti in America,
'i

cs¡a¡utos con el objetivo declarado tle reducir el fraccionist¡o inrerno. L¿s nueve
Giuffré, 196), págs. lil ¡ 219 fracci<rnel eristentes eran: i) Inizialit:¿t Popolare (Rumor. Piccoli), ?0 ¡xlr 10()l
at lnjra, 6.1, 6-2-
., ü3n;¿ una e*pli.rción inrroducción en mi c-apíru.lo «Europern.Poli' iil lnpc:t,no Democrutico {Colombo, Andreorti¡, 1) por 100; ii:J Nt-tooe Cron¿-
'Cr." of como
:

I
rical pariies, th. Polarized Pluralism», en LaPalombara. y §7iener, róe {Panfaoi. Forlani), 17 por 100; ivlTauianei iTavianí}, 10 por 100; v¡ r}lo-
Deuelopment, op_. c.it.. especia.lmente las rr.¡/ri (Mirro), 13 por 100; vi) B¿¡c (De ñlita. Misasi), 1l por 100; vii) Forze
.Lr"r...'pr¿ri;cit Porti"s and Politic¿l Nao¿c {L)onat Carrin), 7 por 100; viii) F¿r¡¡¿ Libere l,\czliaro), .1 por 100;
;;;iil iió-r-i:i. v. m,ís en general' l)ante Germino, Ste{ano Passigii, couern-
ix) N¡¡o¿r¿ Sinistra lSullo). 2 por 100. Los porcenrales remiten al Congreso de
iirf ,r¿-pit¡i¡ri ái Contc'nforarv it"l'¡' H"p" and Rorv' 1968' cap' 'l' Pero Ia DC. 'l'odas ias <rcorrien¡es, nrencionadas estaban representadas en la direc-
--ii inl'a, caP. 6.relación
véase nota 45'
imEortanre en inglés de esta evolución se hella erl ción del partido. I'todas ellas (salvo la úhima) tenían puestos en el Cobierno de
I_j ori.r.r, C-olombo. Desde 1971 ha venido disminuvendo el núme¡o de fracciones de la DC.
tor,Jor-iri.,rloi d. Raphr.l la,ski. nThe Itáli¿n Soci¡list Partv: A Case Studv pero h,r veniclo ¿umentando una .desintegración (1. unn multiplitación) opcr-
ir" f*r¡""rf donflictr,'er¡ AP§R, junio de 1962, e olntra-Party Conflict, in a
il;;i;;;; ¡rñ, The E.xperience o[ Italian- Christian Democrac-v'' -en-/P' I' sonal i stao.
{n Con los años. el socialismo i¡alisno ha pasado por mr.rchas escisiones y
rSZi-'E;ir. los'..t,.,dio, más recie.tes en ingles, véase a A' J'S-tern'*S' Tarrorv' fusiones t¡ue hacen que resuke diIícil segr:ir rr las diversas denominaciones. L,r
ü. f.V¡iúrri, oFacrions and Opinion Groups in E,uropean Mass-Parties», Italia.
en
pduti Berleral ha sido, fundamentalmente. la de dos partidos socialistas: el PSI,
tp,-¡rlio ¿. l§71, que p... r ru.rítulo trara exclusivamente de Véase
cuvo dirigente mds eminente h¿ sido Nenni y que habla sobre todo en el idiorn¿¡
ol¡i¿n Alan Zuckermann. osocial St¡ucture and Political Competition: The
mrrxista. rcpresenta a lir mal,rrr parte cle Ia tracliciiirÍ sociali.sra i¡:rliana v obriene
iiriá, Cri.", u WP, ¿bril de 1972, especialmenre las págs {29 a {32'
l?2 Gi<¡v¿nni Sarrori
f)lttidos v sistcmas de ¡rarritl<l¡; 123

cle los sociaiistas, Pietro Nenni, lo c{ijo de forrna mu,v explícira en el mayor parte de los observadores. El argumenro racionai parecería ser
contlreso del partido: .,El fraccionismo viene siendo desde hace cua- ue I m u I t i o a r t i d i s - p_ jl ptú^ qu!-pilr-
Iro años, al principio encubiertamente (desde el congreso de Venecia
cr..'-.i.4-:._e
_elg
tidos a las diféréncias-" iái-dñérsenañs -glggbg-@E;;?ái .a6-i&' r-
@r
hasta el de Nápoles) y después abiertamente, la enfermedad interna
del partido- A partir de Nápoles, lo más impresionante y alarmante 'óJg*e!rg4sn.:sqg-qlr{-¡tye!-:gbg4rt-idp Qe .elle. p,ires-e_{qie.:!rer,-
,].¡9._q C c r, oi ñ71 s e""*lo s pi. r-iá* : ily; i ;áü i Ió r" gi ;áüi;a
ha sido la rígidez de las corrientes, que las h¿ coóvertido en fraccio- ", "
nesrr". Nenni resultó proférico. Diez años después, en 1971, el PSI
de.gda- p_lrridq
-iá t..¡réñgr Iá áécesidad d. uÁ frá¿Cioriiinid][r_raparti-
disra. A l;"¿r;;; cüanto* meno.s sean los Darridos. maroi-será la
tenía poco que envidiar o que aprender, por lo qtre respectaba a las probabilidaddé'hereióüénerdáden.¡!l_p¡if,¿¿y_._p_á_r-_.I{.:_l9f¡.
Iuchas fraccionales, del Partido Demócrata Cristiano. En 197 I. el cionismo su6pari1 n
Parrido Socialista estaba profundamente escindido en cuatro o cinco sólo_óuédé éip_liit_q psr quafi.dr_rr"nl4"_r.r-]"§.0b.¡,..r-v rs§,.,L,1."rr.
fracciones. Si a esto se añade que en aquel momento existían otros cuenta-de-lo.-que se esraba cociendo en la olla iraliana.
dos partidos socialis¡as v gue ambos se derivab¿n de una secesión
(con Io cual representaban, con respecto a un partido unido ideal- . Orro supueil.,
pio- era que
mucho menoJ piauiible desde un princi-
-¿unque u,i

mente, otro jr-rego de cuarro fracciones, dos reformistas y dos nruy l,

izquierdistas), el campo socialista global result¿ba estar tan fragmen- cn contrasre con lt¡s pa'ti<Jos cn los Est:¡rlos Uni«los, en Europa **." li
rado nivel subpartido- como el campo confesional. haberse resuelro el problema de las facciones: l] por la organización más Ii

La-alevolución socialista resulta especialmente interesante no sólo acrodinánrica ¡'jcrir<¡r-rica


de los parridos €uropeos de rn¿ias; 2) pr:r su li
porque sería de esperar que un p¿rddo confesional e irtterclasista
grado aparenrcmenrc n:uyor .1e homogcneidad programaítica. y llpor la ;l
rnavor cenrraiización in.sritucional de los sisremas polÍricos europeos aE. ll
como la DC fuera más heterogénec .v estuviera más expuesto a la
fragmenrilción interna que L¡na plataforma socialista, síno también Este supuesro es demosrráción, más que de nineuna otra cosa, de [a
porque la DC se ha ucorrompido,, por Ias tentaciones del poder perspectiva
_comparada de{orm¿da o insuficiente que es resulr¿rdo
ininterrumpido desde 1948, mientr¿s que el PSI llev¿ muchos ¿ños de aplicar el rasero de un solo país. Un tercer supuq$q, rn¡is-pla_trsi-
lanzando la ¿rcusación a la DC de colonizar al país y agirando la ban- ble-¡-¡n-ep-,o,q-par'.qqp.iql, gira --en .-!-sl"a-al+riqEip.'rar-dcliama¡s.J,
dera de l¿.,pureza, de l¿ clase obrera; por no mencionar el hecho este caso, Ia explicación consiste en gue las subcivisiones de los par-
de qire hasta 19óJ no lograron los socialist¿s el acceso, con algunas tidos soá la'iófjeóuéntiá ]ñeviri6iá ¡e-l; ó;pn¡í¡ié;- a;-*;lsc ii;
inrerrupciones despr-rés, al poder gubernamental. lol-pariidos de masas. Cuanro *ivor re, ün "p.riij" n,e.,or i. l.
¿Cómo puede explic¿lrse esta e,.,olución? En principio, o con cri- pu-eée-_-comloEr:-o*mríi. aEéticto ¡fá_d' i_eñCaf¿;arÉl oi-iii.óiiméit.,
rerio.- lógicos, no era de prever, v de hecho tomó por sorpresa a la sobre. la b1¿s9__d9 qtid_ades rneno¡es y_má¡ mane¡q-q-les re. Si bíen resrrlra
difícil negar qui .l taáráó riémp.i tiéni iüpáiiáncia en esras cosas,
casi el doblc de voros que el Partído Sc¡cialdorócr¿ta, v este úlrimo (que rccien-
temenre se puso la nueva etiquerir de PSDI), que represent¿ la tendencia refor-
es una v¿rriable mu-v frustrante cuando tratamos de establecer con
mista. Sin embarg«r, lo mismo sc puede decir que el s<ri¿lismo italiano tiene fi¡meza su.s umbrales. Expuesto así, el argumento parece demasiado
rres almas: Ia refornrist¿, Ia .,nr¿ximalist¿» v I¿ re"'olucionari¿. En el ptríodo ab.t¡acto ,v parece que el principio del ramaño por sí solo es un prin-
1964-1972, cstas tres almas cstaban de hecht: representadas Por trcs partídos, cipio insuficienre de explicación. Para empezai, un ramaño igual no
cl rercero de los cuales rra procomunisr:1, el PSIUP. (P¿¡tido Stxialista Iraliano parece producir un fraccionismo igual. Además, no esrá claro por ouéi
clc Uníd¿<i Prolctaria). que llegó en 19ó8 r un má-ximo rlc c¿sí el i por lü) dcl
roral tlc votos. pero se tlerrtrmbó (y poc-i-l después se disolvió) en lrts eieccioncs la división interna de partidos ená.m., debe adopta. un, forma , il
generales de 1972. La principal fur-nte de datos sobre c.l PSI es Antonio Lan. tipo fraccional cle estiuclu¡¿sisn- en lugar de 'ctralquier otr.. pori
dolfi. nPar¡ito Socialisra Italiano: S¡rut¡ure. Organi Dir:igenti, Corrcntirr. cn
'faotpi tValcr,,¡i, V, t968. ejemplo, i-por qué lra de ser una disposic"ión fraccional, eo lugar de]
a7 Citado dc Anrc¡nio L:r¡rdolfi, Il Socialis»¡o Itdliuno, Lerici, 1968, ¡ríg. I19. «esrratárguica»? :

Como Nen¡i utiliza el rérnlin<; ofr¿rcciírn, cn su scntido marxista, esta declara- dqStern v otros, .Factions and Opinion Groups in European r\lass Paniesrr.
citin significa qtre las antíguzrs corrienres se h¿bían transfornradt¡ en algo inacep- .
loc. rit-, príg- )29. Debe ecla¡arse qué lo*utori informan sobre una hipotesis
table. S<>bre el ¿umenro del fraccionismo cn el PSI, véase especialmente Franco que no comparten.
C.¡zzola,, Csis¡ra e Deuot'r¿aitt nel .fotidismo It¿tL¡nt¡, Istituttt Sturzo, 1967. 're Véase Michele Sernini, Le Corrcnti nel P¿¡tito,
También el rr¡ículo dc Srern, Tlllt¡u'. Willi,rms (suprrt. n<tttr {J) tr'¡¡:r s¡¡h¡e.totlt¡ lst. Ecl. Cisalpino, i966,
página -17, y Luigi D'A¡nato. Cotrenti tli Purtito o Partito di Correi¡i, Giuffré.
tlcl Partidu .§trialisrrr. l9(:{. p:íg. 19.
124 Giovanni S¿rrori Partid,ls,r, .sisrenras rlc ¡rarti<lcr.s 125

En lugar de tra¡ar cle adentrarnos en las esp€culaciones expues¡as, Lo qgg_pIsgu rIr §C_AiipEgJ i{A¡11rn1_qt=. ., ¿ Rep re sen ra n to.sTe -
n
volvarnos a los d¿tos disporribles. Ceimo va sabemos, las explicaciones ócr¡ !.a gl g l. .pg qd,q e _'E_", ; ]ilg_ra c¡ ¿ rrle p ai, _";1,
s . L i-b.q¡tl
dadas respecto del caso de la política del Sur no se sostienen dema- Y su respu.esta es qüe la poliiica-l-a§onesa
5r
selrracteiiá-poi-una
siado bien, al menos por lo que resPecra al c¿so italiano. En general, oprimacía de la facción sobre el partido, que es constitutiva .tr. De
el sísterna iraliano de partidos está bien es[ruclurado; sus partidos forma asombrosarhente parecida, lo que p..guntu un observador ira-
nlenores no son, pese a su pequeñez, partidos [ántasma, y las disputas [iano ique en aquel era también rñíembro del parlarnenro]
electorales son competitivas. Recuéfdese, a este último respecto, Llue ".tón...
es si la DC es un partido .<ro¡l corrientes, o de corrienres,r i?.
el Partido Comunista Iuliano control¿, en 1975, más del )3 por 100 .. Unl inspección _más a fondo indica, como era de esperar, rlue
del voto elecroral y que las mayorías democráticas orienradas al afirmaciones parecidas pueden aplicarse a fenómenos diférente-r. Si
gobierno h¿n sido siempre rnuv escasas. Por tanto, no cabe decir nos centramos, por ejemplo, en el partido elecroral, Italia no ha
cle las disputa-s electorales italianas qure importe poco quién gane. No a.vanzado por Ia.vía del fraccionismo irn lejos como ei
Japón. Cr_ran-
sólo son comperitivo-s los partidos iraiianos, sino que su competencia do llegan las elecciones, los partidos irrlianos funcionan erectiva-
comprende un aspecro vital, de supervivencia- me.nte. como partidos. El parddo electoral es cohesivo y los can-
Si no se puede explicar el fraccionismo italiano conforme a la didatos deben efecrivamenre su elección 1o 5¿ss¡-' a que la
'llexperrenclá
llexoeriencia
iencia estadounldense,
estadounidense- nuesr.rá
estadounidense, búsoueda de pistas
nuestrá búsqu(
nuesrrá búsqueda oist¿s e.xplicativas
e-vnlicativas candidarura_es_ del partido t3. De ahí que,-y al-mencs para fines elec.
ía trasladarse a un caso más
----- parecido,
parecido, como el del s. De torales, en Iralia el partido sea la unidad real. por contrario, en
[ldebería
l1-- r------- -'--'J..r-_'Japón
jlhecho, por lo que resPecta
llnecno, Por la <<pollüca
respecta a tá «polÍtica {lerle tacclooes)>) similirudes
{accionesrr, las stmrlttudes el Japón las elecciones no las disputan las secciones"l locales de los
ilenr.e Italia v el Japón parecen impresionantes: es corno si fueran partidos, sino fundarnenralmente las asociaciones fraccionales loca-
A .que en ambos casos (y se puede añadir sin peligro que
hermanos gemelos. los dos grandes partidos japoneses Parrido Ies. CIa¡o
-el
lDemocrárico Liberal, predominante, y el Partido Socialista- se les en casi todos, por no decir rodos, Ios casos) los candidaios áe crd,
lcalifica de "federaciones)> o <<coalicir¡nes>, de subpartidos. Las mismas partido se combaten ferozmente enre sí. pero en el Japón, el par_
lpalabras utilizan casi todos los observadores del escenario italiano. tido electoral se ve desbord¿do por las organizacion..-.*rrrpr.ridir-
tas de los candidaros, que pueden no t.n.i carné del pa.tidt y que
a Mis fuenres sobre el fraccionismo en cl .|apón son Robe¡r A. Scalapino es muy.posible que se irnpongan al partido, mienrras 'que en 'Iralia
v r\lasumi, Parties an¿l Politics in tontenp<tra¡y Iap¿n, Universirv of Califor-
-1. Ios candidaros se disputan la elección por conducro de las seccion".
ni¿ Press, 1962. págs.79 ¿ l0l y 169 a [7-{; Il¿ns H. Baers'ald, oFactional
Iocales de los partidos
Politics in.l,rpano, en Crrrtnl Histort, abril de 1966: Lee lrV- Farnsrvorth, _y se combaren enrre elecciones precisamente
uChallenges ro F¿ction¿lism on -[apan's Liberal f)emocraric Parrv,r, en ,4sian p'.rra-_lograr el control de las secciones de los parridos.
Suruet, septiembre de 1966; G. O. Torten, T. Kas,akarni, «The Functions o[
Faccionalisnr in Japanese Politicsr, en Pacilic Affairs, 1966, págs. 109 a L22:
_ E,n cambio, si se pasa el foc,¡ del partido electoral _la depen.
dencia encargada de atr.apar votos- al partido que forrnula
L. \X/. Farnsworth, "Social end Polirical Sources of Polirical Fragmentarion in iolí-
tica, v especialmenre a la forma en que i. enfrenirn ras fraccio.r.s
.[apan,,. cn JP, II. 1967; S. D..fohnston, "A Compararive Study of Intra-Parrv
Factionalism in Israel and ^[apanr. en WPQ, 1967; A. f . Heidenheimer.
31 Parties antl Politics.in
F. C. Langdon, Brsiness tlssociatit¡n ,tnrl the Fin,tncinX ol Politiral P¿rties: A Contcmporarl, lapan, op. c/., págs. g.l, gi. i,l- Lei-
Cotnparutiue .Stutlt ol tbe Eut¡lu¡ion of Practices in Cer¡nant, Nttrway unrl serson lleva esra conclusión aún más leioi, si'hcmos de ji,igi po.'.i hoho d.
/apaz, Nijnoff, 1968; Narh¿niel B. Thaver, Flout the Cr¡nse¡u¿tites llule .lapan. q.ue equipara el multifaccionalismo japonés ¡l sis¡ema ,"nulrlporiidisü (co*o
si
Princeton Unir,trsitv Press, 1969, i,su artículo Election of a.[apanesc ello no implicara un salrd
'uitario).-
Prime iüiniste¡». et Asian Surtey, julio tle t969; "The Chae-Lin Lee. .Factional Pc> '': Luigi D'Amato, Cotren!i di Partito o p¿rtito di Ct¡rrenri, ott. cit.. ¡assim.
li¡ical in the -|apan Socialisr Partr': The Chinese Cultural Revolution Cascr, en
^ posrerior. L'.Equilibrio di un sistema tli'partiti ¿¡tolrá-ii:,irír".*
'lvlichael Fn.rl.9!lr-
Asi¿n Sttrutt,. inarzo de t970; Lriserson, Coalirion Gauernment itt Soclal, I966. D'Amato <lrja prrfctramen¡e claro que er partido esrí «integratlo
lapan. en 5. Groennings. E, \It. Keily. ivl. Leiscrson, comps.. Tbe Study of por» co¡rienres. v extrae conclusiones *rrr rer,..ai raarc, d. la primacía'd"e las
Coali¡ion Btbat¡ior, Hok. t970. Sobre el facror cuhural, que es nruv importante. facctones sobre el partido.
véase R- E. !üar<i, <..fapan: The Con¡inqitv of lvlodernizatioo», en Lucien §1. 'il Así lo confirma l¡ experiencia de las escisiones de partidos. que (aparte
P¡,e. Sidnev Verba. comps ., Poli¡ic,tl Cultu're ¿nd Political Deuelopnent, Pin- del dualismo fisiológico .n.i.e.rn partido sociaimarxist{ 1, un pr.iiao'áil-
ceton Univerfitv Press. l9ó); St'ort C. Fian:rgan. Party System democreta) nene un hístorial largo v persistente de fracásos. La imoortancia
"The -lapanese
in Transition», en CP, enero de 197 l. pígs. -ol 88 a 241 (la teorír kankeil, v
elecroral del parrido es
.algo que 1oáp.enden bien lo. ,¡i.mbroi ¿. il-iit, .i
B. i\'{. Richatd*n, Thc Politi¿'al Culturc ]apan, {-}nivcrsiry of Cnlifornirr hrmos
,de lrrfl
p?r el hecho de que
.la DC iamás ha renido una secesión, pese
I)rsss. I97J. Vi:¡sc tanrbic:l't inirtt. cap. 6, note I )J. al amplro ámbiro de izquierda ¿ derecha que abarca v a su heterogeneidai-'
126 Giovenni Sartori Partid<¡s v sisrenras de par.tic&;s 127

para controlar su Parddo, entoilces se podría muv bien invertír el que el gobierno se¿ ineficiente e ineficaz. En cambio, desde hace
arsumento; esto es, la DC imliana podría muy bien aparecet más veinte años. el Japón_viene siendo un sistefi¡a de partido predominante
fragmentada que los demócratas liber¿les japoneses. En el Japón caracterízado por gobiernos perrenecientes únicamente al partido De-
nadie se sale de la disciplina del partido en las votaciones. En cam- mocrárico Liberal. Esra importante diferencia entre los dos sistemas
bio, las fracciones italianas influven en la orientación polítíca del comporta e! que mientras las fracciones itaiianas se saltan las diviso-
partido e incluso chantajean a su propio partido en sincronización rias panidisras, las japonesas acrúan denuo de sus partidos. En
transpárente con las fracciones de otros partidos. Así viene ocu- arnbos casos, Ios gobiernos duren poco; pero Ia eficacia del gobierno
rriendó, especialmente, desde hace diez años, coñ las fracciones de se ve mucho rneoos disminuida án el Japón que en Italia.-Ello se
izquierda de la DC, cuyo peso e influencia en y sobre su partido debe, entre ot¡os morivos, a que el juágó fractional italiano socava
depende, más que de ninguna otra cosa, del apoyo fraccional socia- mucho Ia división de funciones entre goÉierno y oposición, mientras
lista. Análogamenre, el Partido Socalista se deslizó a Ia izquierda de gu,. :l fraccionismo japonés no (siemfire qr. .i uirt.*, síga siendo
Nenni y se deshizo de éste, con una gran ayuda indirecta de l'¿s del tipo predorninanre). .

fracciones izquierdistas de la DC. Esto no equivale a decir que la Con todo esto, cuando llegamos a Ia cuestión causal
polírica iuliana actúe en dos niveles del partido v el del sub- -la de córnola
se puede gx.plicar la hipertrofia fraccional iraliana ¡, iaponesa-
partido*, ni que en algunos fespectos -el importarttes las coaliciones comparabilidad de los dos casos sirve de poco. La- pauta iaponesa
guberflamentales cuenten menos que las alianzas entre fracciones de actual es resultado de la «fusión» en 1955 de pr.rido, qú. ,.,t.,
distintos partidos'i{- Eso sería ir demasiado leios, porque, ent¡e otras etan distintos. Además, ¡r todavía más importat te, la, unidaies ante-
cosas, las alianzas entre fracciones de distintos partidos no son alian- riores .v primordiales de Ia política japonisa eran Ias que hov cons-
zas plenamente des¿rrolladas ni plenamente concerrad¿s. Son e! resul- tituven sus fracciones.-De ahí que quepa describir la génesis del
rado de entendimientos tácitos y, de hecho, soo t¿nto más eficaces actual sistema de partidos como un doblé eslraro de supe-rposiciones
cllanto más encubierta e indirectame¡rte obtengan las facciones tefuer- o como un proceso confederativo en'dos fases que origina, a partir
zos externos. Así,'no cabe dar ¿l juego de las coaliciones el mismo de las unidades que permanecen . ,,, .o"j.r.s¡sl¿-, loi ,.r-
peso en cada uno de los dos niveles. Pero, sin duda, Ias aiianeas ita- daderos proragonistas del juego.-peseA la inversa, el modelo italiano
lanas entre facciones de distintos partídos forman parte .1ei juego actual es resultado de un prociso de «fisión». La genética del caso
general de Ias coaliciones. itaiiano es que primero estában los partidos, y su Íráccionismo creció
il En general, pues, parece que el grado total de fraccionalismo en y se consoli«ló más tarde. Resuka, pue§, que el caso italiano es
lj Italia y el -lapón sigue sienCo, pese a las diferencias, asombrosámente
con mucho el más sorp.rendente de los dos, y que la experiencia
ll parecido, y que ambos países cstán nivel .subpartido* bien del uno no sugiere qué facrores causales podrían eiplicar el'desarro
;l empareiados. En llamativo contraste -al
con el modelo estadounidense, IIo de! otro.
ii en ambos países funciana dentro de los partidcs un subsistema frac- Es de suponer que si los daros disponibles permitieran añadir
iicional sólidamente arraigado. Cualquiera que sea la unidad o el nivel más países, aI disponer de comparaciones más amplias y detalladas
il que cuenta más, no cabe decir que las fr¿cciones srrstituyan al partido. se podrían obtener algunas pisras. De momenro, sin ábr.go, no
il pues lrs unidades partido distan mucho de estar atrofiadas o de ser pcdemos por menos de reconbcer la ffis
il irrelevantes.
La principal diferencia entre ltalia y el Japón se h¿lla al nivel
de los sisremas. Dada una hipertrofia similar de fraccionísmo, sus
r*n
art
I
de;ujosició,n
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r'"_-_ - '
desusada i, áIgo eitlema eñ-iüá-ñto a Iu-ntioñamlent6
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diferencias pueden ser diferentes en diferentes sistemas de pariidos. fraccionai v faciioñrTffis -
qued,ari-Dor-áEi.
EI sistema italiano de partidos requiere gcbiernos de coaliciórr. Ade- t@-eIsee.. f:se!-e¡-ffi¿r¡eJsijp§"J"'
i"'q
i

más, dada la ampiirud del especrro ideológico general, las coaliciones s.ebi§_el_-p¡§!S!te. No c¿be la;*;iu¡;-Te q* h;v mll¿ñl de ¡l
gubernamentales italianas son muy heterogéneas 1, llevan, por ello, a datos en este senrido. Sin embargo, ¿cómo puede ocurrir que el fj
preserte no tenga,impacto sobre el pasado) Con todo el respetolj
-n Sin embargo. esra interpretación más cxtrem¿! la ha cxpuesto de form¿
plausible Antonio Lombardo e¡r «Ds[ Proporzionalismo Intraparti¡ico ¿l F¿¡zio-
debido a lo que la historia puede e*plicar y explica, sigue existie ndo il
nalisrno Eteroclircrro". cn llI.tP. í1. 19t'2. una forma de tratar de obtene¡ L,na explicación de tipo científico.fl
128 (iiovanni Sartori Partidos v sistemas dc parridos
129

if E.sto equivale ü sugerir que nos volvamos hacia las cicnci¿s aplicatlas candidaros. De ahí que el voro-por la lisr¡ del particlo
rensll prece
i5.
ii v, específicarnente, a 1o que yo culifico de ingeniería política (1encrflv no deba verse amenazado por combates inrralista prra io.,r..
' En cuanto al en{oque de cualquier ciencia aplicada, la analogía guir- el núme¡o más elevado- de preferenciur gr .on..ui"ur.
". .l or.
obvia se halla en la medicina- Los médicos no conoce¡ las cat¡sas de combate por el voto de preferencia pudiera ]reva¡se I .rbo'.n'r,*,
muchas disfunciones v enfermedades, v, sin embargo, las curan. Aun- igtral que s.e realiza la.luiha por ra eücción en el
que la curación más segura es la que elimina la causa de la enferme-
lrpJr,.1-a..ii'po,
cor:ducro de organizaciones iolaterales de ros candidatos. pero
ahora
dad, no es necesario que la terapia reconstruva v siga las vías de la un segundo e]emento: el factor recursos, \, concretamenre
génesis. Sea lo que sea lo que nos da dolor de cabeza, tornamos una IteSalo¡,a
la varrable de los dineros políticos.
aspirina. Cualquiera sea el mo¡ivo de la apendicitis, recurrimos a una El Partido Dernocrático Liberar japonés es resuhado de fusiones
apendicectomía. En esta perspecriva
-que de podemos
hecho es Ia perspectiva sucesivas; pero la asignación de los'r..u.ro, no se ha ofurio^rJ.,r,
de un¿ cienci¡ aplicada en sus 66¡¡is¡26s- descuidar los los
,fondos.
siguen destinándose a ras unidad., .o*po*ri* i"iiür.r,
factores causales últjmos v concentrarnos en cótno podemos inte¡- en, lugar de al partido como un rodo. Esto ocurre
de forrna toáorin
venir v dónde con suficiente éxito. Al hacerlo, es probable que sólo rnás pronunciada con ei Partido sociarista japonés, q'.re
.ecibe ru *r-
acertemos a dar con facto¡es causales concomitantes o más superfi- vor parre de su apovo de unos sindicaros'ni"y f.rg';.";;;
ciales. Pero no sólo en la práctica, sino también en la teoría, éste sería cent¡alizados, esro es, que-gravitan al nivel d.'1, .rfif..r^
,' ¿.r-
,rif.r.
r"rn éxito nada despreciable. En el caso que nos ocupa, sugiero, plres, En resumen, el di¡rero poiirico japonés fluve por cn,ale, ".f r¡uv pare,
que pasemos a tratar de la estrucluro de oportunidade-r, esto es, del cidos a los de la estruct,rra ge"áral a. lá ,J.i.¿;;'l;;;;;, "r*
conrexto general de recompensas ¡r privaciones, de págos y sanciooes, estrucrura basada en <<conexiones personales» (hankeii á. i,pá
en que viven y acrúan los hombres de partido. liar, profesiona.l y.de-*organización que crean unos coniunioo fr-i-
*rru
comparramen ralizado.s
El modelo de financiación de partidos italianos es compreta- ,
4.5- La estructura de oportunidades mcnre diferente._Es probable que .ros.
Ia díicontinuidaa .n,r.-t, ,rft;;:
rrallanos prefascistas y posrfascistas haya sido mucho _ryo, que
La est¡uclura de oportunidades es irnportante, para empezar, por l¿,
disconrinuidad entre Íor, parridos
lo que roFi6--Sistéña*de partidos. ;rpon.r.t d. ;d-;;iJo".,-,
guer.rá cualquiera sea el motivo, ioi partidos iiaiianos
,l r Como -áiáliarnos de-verl- Ios FíáttrAós AE'ctora-le§;--liipóñases están
-ii
cipales receprores- v recaudadores de iin..o p.riri.o.-ño
*á l"r'orir.,
il imucho más fracturados que los ltalianos. Esto no debá iorprendernos .rt1" Ír¿.;
de que parre de ésre va directamente a las fracciones.rr, pero
!
I
jsi observamos las disposiciones electoraies v financieras respectivas. "o
medida suficienre para pag* organizacion., .1..,o..i.r'áirirrrriao'
*i
:l
iEl sistema electoral japonés no es un sistema de distritos de un solo de los candrdaros. y tampcco justificarían las disposicion",
.i..ro.r-,
I

irepresentante ni un sistemá de listas con represenración proporcio- les iralianas una polírica de inversiones de ese tipo. ""
I

inal; es (desde 1947) un sistema de distritos de varios representantcs j


I

I que se caracte¡iza por pequeñas circunscripciones que eligen de tres


5; La imporrarrcia der ¡amaño
de l¿ circunscripción ra ha rlemcst¡acjo Douglas
Rae en Táe Political conse.qtences ol Etectiiii-'Laus, yare
Ia cinco representantess. En cambio, el sistema e]ecror¡l italiano para universiry press,
t967 (y 1971). La media iraliana es de 20 .iemb.or'foi .l;;;";;i;,ó",-'r",ror.
ila Cámara de Dipurados es un sistema de listas de representac.iórr varía^ mucho. los distriros elecrori¡les. i.ru¡¿í-¿"u.;Hiffil#' ;i;
\muy proporcional (dadas las enorrnes dimensiones de las circunscrip- el 30 por 100.según
de los emiten el ,o,o J.-p..t.rencia (casi todos en eJ
iciones), en el cual el votante expresa al nrismo tiempo su preferencia 'otanres cn el Norre oxil¿
Su.r, mientrrs que el porcentaje enr¡e el l0 y el 20 por 100).
jpartidista v, dentro de la lista del partido, su prefer,)ncia por rrnos Véase-Luigi D'Amaró, lt Vo¡o ,ti p,L.lt,tni,l;s¡i I't;i;r;"fisil7ó¿\1,' d¡"t.
fré. i96{.
-i5 Véase. por elernplo, mi «Poli¡ical Development and Political Enginee- lVlasumi, p¿¡tits untl poli.tics.in
ring». en.lohn D. ñlontgomen'. A.lberto O. Hirschman. comps.. Pablic Polic-t,
iJ**-.Scalapino v lapon,
nr.*86o1, l!1. 1, particuiarnren¿e la rmría k¡nkr¡ ,le-ili,n^;;;-i;r;í;, cit., págí-
oo.
XV-III. Harvard Uoi.,ersity P¡ess, i968, especialmente las págt. 262 a 2-i6. náirtrOl.
'- flesurta rnreresánre que así-hava ocu¡rido, en especial con ia Íracción de
''t El .lapón comparte con Irlanda la característica de tener las circunscrip' obase, de la izquierda ¿e la. DC. financiada poi.io.grnir.o
estaral de pe¡róleo
ciones de varios miembros más pequeñas v con la mcnor vari¿ción. EI número tle de iVl*rrei como medio de rograr q.r. r, p"iiii., .;;:;;;;"i;j;'ia""ii¡ii'r'r".
Irlandar r:s rle 1.7 mienrl¡t'<¡s pr',r circrrnscripción: cl número nredio del .lapón árabes- se encuenrran argunos-detail"r .n 'c;nifiu -criii.--pr.¡"-r;;;.
cs dc -1. ¡r,t Drnocristi¿¡r¿, Fel¡rinelli. 1962. i_; ;,,,,-
130 Giovan¡i Sartori Partidos y sistemás de parridos 13i

ll E¡ rodo caso. mi tema no es el de cómo confígura ia estructura preindustrial. Ya no es el soberarro quierr va en busca de clinero.
ll.l. ooorrrrnidades aI sisterna de partidos, sino cómo configura a los sino el dinero quien busca al soberano.
il oro..ro, subpartido. Y hace faltá una aclaración previa con respecto
J
n .ó-o se rilaciona la estructura de oportunidades con la base de ,Ios_:s§!gry?-sj_e_.p_?I!.4o9
lau¿r4+rig=l-ltr"elfl!§-P3l'lde'-r9-.j,Plgr-pi--]L¿
.gq!Trg.*q9l*.nt -ñ
.sp¡.¡ la__dtV_qC¡.tda_d_que.-.rlenen
recursos. Pese a qu€ oportunidades v recursos son ya, en sí. mismo, ."T"8-.IEdJ;. Y;;;t *.;;;il *á ;";;ii,o
para du,
categorías mrry ,n piius que señalan grandes racimos de variables, me dinero político a las subunidades de ios partidos en lugar de al par-
p.oiongo reduci¡ iI primer racimo a .una sola «variable de oportu- ddo como unid¿d, es decir, que las primeras constirufen mejores
ni¿r¿", el sisrema electoral intraparrido. Además sugiere mi inversiones que ei úitimo. Si las fracciones están bajo el control de los
subtírulo- someteré los recursos iconcretamente-como
los fondos políti- partidos, poco -será 1o qtie se obtendrá si se deja de lado a[ resorero.
cos) a ias oporrunidades y supondré de hecho que se dan esos recur- La cuestión gira, pues, er¡ torno a cómo pierde, o, por el contrario,
sos, au,que sea en cantidad¿s desconocidas. La primera reducción, adquiere, el partido el concrol de sus fracciones *. Y esro me hace
a tlorr di force, se irá explicando a lo largo de esta sección. Pero volver a Ia estuctura de oportunidades y concretamenre a las dispo-
debo explicar ahora por qué subsumo los recursos en las opor' siciones electorales intrapartido Duverger ha expuesto con gran vigor
tunidades. el impacto que rienen los sistemas electoraies. El meollo de sus cono-
La evoiucíón de Ia polírica hace que ésta sea una pro{esión de cidas «leves)> es qu€ un sistema de distritos representados por un
dedicación plena (con sueidos) que {unciona gracias a qr¡€ existen solo miembro reduce el número de partidos, mientras que la repre^
unas organiiaciones especializadas y. á gran escaia (con costos). A prí- sentación proporcional los muftiplica. Las kyes de Duverger se han
mera uilta, parecería seguirse de ello que los-fondos políricos
.-que
puesto rnucho en telá de juicioór. De suponer que sus leves, en su
no son fondás para la «corrupciónr>, sino sencillamenre el dinero nece-
forma actual, no son válidas respecto del sistema de parridos y el
sario para ,t.td.n a los gasto.. de Ia política- deben dominar hoy electorado en general, nadie se ha pregunrado nunca por qué podrían
día más aún de 1o que dóminaban en el pasado- Y, sin embargo, se ser válidas, por ejempio, para pequeños elecrcrados (como los forma-
invie¡ten grandes ,e.r.ro, en emPresarios v empresas políticos que dos por los miembros del parrido) que acrúen en terrenos más senci-
se huncienl v hay grander a.or,teii*ienros políticos impulsados con llos y menos uperrurbados>>. Es de suponer que no se ha formulado
muy escasos medios. Aunque lOs fondos políticos constitul'e¡ Lln se- esta Pregunta porque no hemos prestado mucha atencióa a 1o <iife-
creío bien guardado, exisfe una conclusión firme,.que es resultado rentes que son los niveles partido y subpartido de Ia polírica.
de todos 1os esudios de grupos de intereses en rodo el mundo occi- Al nivel de partido por Ia competencia electoral ir
denral, es decir, que e1 poder económico y el financiero tienen que entre partidos- tenemos-expresado
la políiica uisible. A nivel de subpartido i:
adaptarse, lo quieian o no, a la comunidad política en que.se encuen- tenemos Ia política inaisible, aungue naruraimente hablamos en tér- !i
tra.^ El dinero político tiene que tener en cuenla unos ..datos), Pre- minos relativos. De ello se desprende que una serie de faciores que li
vios _-.los ptrniot que, come por casualidad, tienen influencia (por condicionan el- comportamiento público 1, visible de los políricos no l;
ejemplo, el^Parlaménto, la burocracía, los -partidos)- y lratár de resultan va válidos cuando nos ocupamos del cornportarniento intra- i

ott.n.t <{acceso)> a ellos. En fesumen, el dinero alimenta a, v Por partido.


ende influye en, una eslructura dada de oportunidades; per.9 el dinero En primer lugar, Ia esfera visible de la política se caracteriza,¡
no es, ni mucho menos, 1o que la crea- Por tanto, si estudiamos más aunqLle en diversos grados, por un exceso de promesas, Io cualf
d. ..rc, el asunto, aparece 1a sugerencia de que el desarroilo de la enfrei'rta ai político con problemas graves y acrobáticos de salvamento]
política de masas v Ia democracia produce una reducción, v no un de prestigio 1, de ,:oheiencia. Además, la política
ir.r.,r.nro, del poder del dinero" Añádase que hoy día e1 polÍtico
'por 'del visible está muyj
.onJi.iorrd, las reacciones previstas elecrorado. Pero Iá i
occidenral .u.ru ,*.r es alguien que urilice la política como medio
de aciquirir riquezas. No sólo se mueve mucho más por. el apetito de É0 Véase en conlr¿t, Giovanna Zincone, .,Accesso Au¡onomo alle Risore:
Le
pod., qu. por ei ánimo de lucro, sino que además percibe claramente Determinanti del Frazionisnio, en RISP, l, L972, cuva conc.lusión es que Ias ví¿¡
que p.ápi.dad no eqr-rivale a poder y, má-s exáctamente, que su poder y las facilidades de financiación son el principal factor. Aunque mi perspectiva
es diferente, difícilmente cabe negar que el dinero es una condición necesaria.
n., d.o.rd* de su riq,reza. Por añacjidura, el dinero qr:e necesita el 6l De las le¡res de Duverger v 'la cuestión general :ie rrata detallac'iamente
polítiá suele ser hrraro (para él), pues ei dinero ha perdido su rareza en el r,ol. Il"
1

!., i32 Giovanni Sartori


,j
l)articlo.^ v sistcn:¿s rlc ¡r:rrrickrs 133
política invisible puede seguir aclelante sin necesidad de rendir mu- soh-rciones de organización contr¿ la proliferación fraccional. A fir:
il clra pleitesía a eses preocupaciones. En segundo iugar, las leyes y la-s de crienras, nos queda únicamente el sistema erectorar. Á pri*., ui,
ii [imitaciones jurídicas tienen un peso en [a esfera visible de la política ta, lo que nos queda. no es mucho. Sin embargo, si la poiítica in,¿isi_
;1que se pierde cuando ln política pasa a ser invisible. Como los par- b¡e e.srá compuesra de menos variables- que la política visible, lo que
ridos se dotán de sus propias normás conforme a las cuales el que elto, tmphca es que
.una misma va¡iable no tiene por qué tener _'v.
dicta las normas ¡, el que se rige por ellas coinciden en gran medida, cie hecho es improbabte que renga- la misma -importancia a ros
los estatutos dei partido raras veces se acatan salvo en la medida niveles de partido y de subpartido. y así ocurre en'especial por ro
en que se aiustan a los intereses de las partes interesadas. Si la cons- que Jespecra a las disposiciones de voraciórr y eiectorales
titución de un país dice: <<Están prohibidos [os partidosr, resulta i
Evaluemos primeró lo que significa uo,a. cómo percibe las elec-
difícil bu¡lar esa disposición. Pero si los esraturos de un partido 1,
ciones el ciudadano medio de un^ comrnidá polítiia d.*o.ráii.r.
dicen: «Están prohibidas las faccioneso, esa disposición puede que- En circunsrancias normales y rutinarias, el ciudaiano medio .,o i.di-
darse en lletils t)ocis, en letra muerta. En tercer iugar, ei supuesto ca mucho tiempo ni mucha atención a las elecciones. No ,. I. pu.d.
de racionalidad no va bien con los públicos masivos, es decir, en la acusar por ello, pues el ciudadano normal oo tiene sino un' voro
l.iza visible de la política; pero no es i¡realista suponer que los poli electoral , no de decisión. su decisión de voto sólo inrervien.
ticos son «racionales», r> lo basrante racionales cuando juegan su pro-
pia partida invisible de la política.
es una proporción
"¡si infinitesimal* en la decisión de quién -, adop-
".o
tará, de hecho, las decisiones por él o en su nombre. po. ,"nro. or*
O-sea, que la política intrapartido, en comparación con la política el ciudadano medio el acto di vorar y la forma en que .. t.'[r..
-.§!pg_._tqE
-qs- mzs-"senc illa v más
-
v i sihle-qs-po!! a-etis*S1*d§§
votar es una circunsrancia muy rnargináI. Si sale elegido su candidaro
auténtica. Es más sencilla, en e[ senrido de quá puéáéñ"déiarse de
1,,. triunfa su parrido, su principal sátisfacción no es"más q;,ilü¿-
ladq rqulhes Jat'ioies gj{ge¡ó_s .v qgC!ár1 v g|q!!_eC__1¡qriiE iañ ie§ : la [ica. No cabe duda d.g sue también puede esperar grand.l ,e.,ia¡^
-c-a-¡¡jsts.é¡r]i * á pli ü pó r, l', é Á"s v7ii áU té s ."' E s má s
-
p ii-tiá pr,.r?,
"
. de.la. política. Pero sólo u¡ voranre iÁgenu.> .rp.r, q:". h pofí,i."-1.
áuténtica, en _.!_qioiid.i e"_q"e-A4q.qqj?yélp--ássq!b_í¿_!i[olírica: Ia «rinda»."rápida v personalmenre, esto*es, que le rini, J;.icü*.nr.
polírica no es rr¡ás que política. Y estas premisas abren camino a mi
ai bolsillo. En cambio, v en todo .^ro, ii iu voto no vale de nacia
conclusión, esto es,- que-Ta esrructura de oportunidades que guarda o su parddo alcanzs malos resultados, ello no va a ser una rrá-
re iaclóñ con é l- f r7Eiioñ ismó se b uédá-re[uCii ;- á-ói ;; i;blár, ür-. rr.- gedia. para el ciudadano medio,
tura- de -oi-gaqiiádó.¡ y' sil,.epl- qlecioril,-.r-.i¡ t¡l;iÍté" -q¡,.i.n. t, ), apenás si afectará , ,,r, probl.*r,
cotidianos.
.egúnüá. pasamos ahora al hon:bre de partido, para el cual la carrera
de los partidos suelen conrener tres elementos prin- ..S.i
-[ó. estatlltr]s
cipales: una serie de prohibiciones, la esrrucrura de organización y las
política es.su opción vital, Ias cosas son cruá*.nr. dirtl.riaslprro
empeTar, dispone de dos tipos de votos: un voro electoral más un
disposiciones elecorales. Las prohibiciones se pueden incumplir táci, voto de decisión, un voto que de hecho interviene en ta derermina-
I tamente si hav cornplicidades recíprocas, v su eficacia es muv poco ción de las recisiones de poiítica" Además, sus voros erecroral v cle
li segura. La estructura de organización es un elemento firme, pero sólo
.mutuamenre y se pueden .o*panrui .l
decisió, se re{uerzan 'uno
,j en un caso se ocupa efectivamente del fraccionismo, v es en un con el orro. En segundo lugar, en la vida'del partido'[", voraciorr.,
ii caso extremo:. el «centralismo democrático», como. lo calificaba arna-
son mucho más frecuenres. Dicho en meiores iérminos, el arnbiente
i blemente Lenin. La organización de tipo comunisra es, de hecho, de vOtación gue inclui,e negociaciones sobre futuros i.rr.r.r*Ü¡o.
il urta estructura de cenilalistno uertical. Su secreto consiste en cortar -
js v6¡e5- forma verdaderamenre parre integranre de la ,ida iotí-
]i las comunicaciorres horizonrales, en no rener líneas de comunicaóión diana de un político importanre. En tercer hig"r, y por último, ras
,i más que de sentido verticai v en especial descendente. Ningrin par-
satisfacciones que rrae esre proceso consran[e dé uou.i¿n n" ,án i¿to
ii tido democrático ha logrado ni haste ahora ha demosrrado ei deseo sinrbóiicas, ni mucho menos: para el ganador son rnuli susranciosas.
i de ir tan leior u2. Por ora parte, no resulta iácil encontrar otras T.das estas diferencias respectol I" experiencia del ciudaáar,,,
62 lvierece la pena señalar á este respecro que el parrido neofascisre italiano, -con
el IvfSI, eliminó sus rnfrenramientos internos mediante Ia imitación, en muchos que Duverger teorizaba (correctamcnte en la época en que escribía) sobre una
aspectos, de la organización de ripo comtrnista. Las cosas han cambiado desde
estrrrctura de organizrción de tipo fascisra difeienciada.
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134 Giovanni Sartori P¿¡r'rido.s v sisrcnr¿s clc partidos 135

c()rriente en materia <le votacio¡'les- cohveroen en señalar que p¿ra la causa suficiente. Así se reconoce que otros fictores causales or.,e- i
cl nrie¡nbro de un parddo qLle rrirta de hacer cárrera, el sistema den tener irnportancia_ Drc.hecho, d.riu.rré que también l. id.oÉ;; j
electoral, esro es, la forma ed que s€ lu'hace votar,v en que se puede ser una causa sufjcie.nre. Análogamente, ya he ;.,A.rJo
qu.
cuentan ios votos, e§ Parte integranre de su sistena de carrera: su las. disposiciones elecrorales inmapartido"no
son una variabre decisiva
car¡erá depende, sobre todo, de cuántos voios del partido pueda obte- qu.,cuando el político no pl.d. dejar de l^a., ."r" rrolirr., .l
?í-u
n., y .oni.olar. Los votos que recibe indican- su podet; cuanto ma- srstema de carrera del partido. De eiro se sigue que hacen farta orra-s
explicaciones causales para las comunidades "poríticas
1'o, t." éste, más valor de mercado y de decisión tiene su voto' Á."t,
i, todo ello culmina para el ganador efl compen§acíones rnu]' concre- ".,.u.rr-
radrs por partidos. Fn este caso, ef .¡.*fb'"ú;;;-;l-á.r-.il..¡o_
t:rs e inmediatas. nalismo» estadounidense, que r. d.r,r.^' como caso único precisa-
Por ranto, no es exagerado decir que las disposicione¡ electorales rner)te porque gira en torno a las primarias mucho
¡ más gue ,o.no
lintraparrido son, para el político que asPira a hacer carrera, slts ui¿r al cursus banorum interno del partido.r. p.q¡gita§-r*_i,i*r,**tr..
"n
lnl pidrr, o sus caminos hircia el éxito. Después de todo, la forma en ¿r. expor¡er,mr_tecil_-gglelal &..fg.g,a_.
nás ¡ornpl"rr,--rni.-ntiruñi lo*
luri lor votos se cuentan y se ponderan decide quién ttiunfa sobre srstemas etecrora.les §91r, =pgJ _s_í,lni._{¡_roq, _qq?
ciorri¡mg-intriglr¡i-d-e, i,o son et ,rniió
§qü5"-.|ü-f_L.ieriid-.dilfiac-
lquién. Ello implica, en primer lugar, qr.te la variable del riistema elec- ir.,b, causar ni un factor cau-
'rlral tiene -uch" más fuerza en las cuestiones intrapartido que en sal q_e.qe;gio. DíéIó jeñcill; ipráarlcarnéñi., ¿ p";ibü;;.=I; ;;;
orros aspectos. Tambié¡ implica quq !l sistema ele'ctoral es.-la parte leves de L)uverger sean erróneas respecro de ros paitidos y
.oir.atr.,
más viva de la oconsti¡ución viva» del partido: cuando se llega a la respecro de las fracciones. Pero ello'requiere uri n,r.r,
tormulación
votación ya han entrado en juego todas las cartas y todos los actores ad boc, a la que paso ahora.
tienen un interés vita,l en que §e -resperen las reglas. ISdg--g§I9--9Suí-
vaie a decir que el sis¡ema elettoral es- efectivameqls 3lgq.-c-e!!ral en . Hipótesis 1. Un tipo de sistema electoral en que el gana-
lr.ttrEa!]lÉ@"ma:EL!¿rci-b-e-ei-lui-emb¡odel
-i-o-tfl-19-y1gIeg*q-
dor se lo lleva todo, esio es, un sistema de ,navo.í" r.ri¡", ,l ¡

par¡ido:-por+ié §p..l4psLsq-ci9!-e-§ .§i .§s "..e¡piota contendrá y/o reducirá el número de f¡accioner, á, d..i., *^n_il
bi*.rt-" grr*r p.i;;q!ónei
- i9i §9 qagej4-mei q le l+"dei-q de lrdo). tendrd o fomenrará Ia fusión. Si se supone un conre.y,o noil
f>r'pijéiú é;; la-rysiet¡s.. Siempre que el ideoiógico, son probables las maxifracciones. Si ,. ,roon. u,iil
partído es importantg-,-e-s-t-q g§, s-¡eqqLr.e qqe !4s ca¡¡gra¡-p-g!íti.cas tie- contexro no ideológico {pragmárico), es probable una ;"t.rr.lr-il
;., q.=p;;;ü; ¿l iiii.*" Je .r.*a dit [riti{o, -én.ron.i.-"rlá-
varia- ción dual mavoría-minoría- -
ble_9.i_ryq-.rgUp_&s&:_pq$ldq'.+_tr"ostrt_rcq.!*.-y_X!_gys_tnlLo.r. .Hipótesir 2. . Un tipo de sistema elecro¡al muy proporcio_f:
d. ,:üá oáílcói¡creto se trate+ es el sistema electoral interno, y esto na[ (ai que en adelante lla¡naremo.s pR puro) permirirá un n.r¿. l,
.r iii.-Éci.c".. la a¿ij"ida-d eiáEtor¿l ¡sp-¡e5énqa. d-ssde eJ prrnió d. mrrv- elevado de.f¡a.ccionismo, es#ái, fom.r,trr¿ y proju.¡.¡i,
uir,l!s-quij!g!gtqa-.g.{ppdg..l-el-erlls¡qosc!!¡al-¡Le-¡..u,-e,struc- I¿s fisiones. cualquiera sea el
conrexro'-ideoró!i.,í J prrgá]- il
tq rr @rifq{_d.g{e¡. Ello irnplica dos predicciones- o previsiones : tic.o-,. son improbables J¿s maxifraccion.* , p.otnbl..'lrr'mi- jj
-éñ;*portamienro
;) q"e de l¿s élites del parti<Io reflejará una estra- nifracciooes.
tegia de explotación máxima del sisteuta electoral, y ii) que Ias tácti-
cri de recompensa de la maximización del voto se modificarán al ir Las hipótesis 1 y 2 se explican solas en gran medida, al menos
evolucionando el sistema elecroral- en Ia fase- actual de L a.gu-.ntr.iOn. ó""ráplan casos' .*rr.,nor,
En cuanto a lo que ),a se sabe acerca de los efectos (y cle los no lo qual las coloca en posiciones ventajosas. pero es probable
,". ., .i
efectos) de los sisternas elec¡orales en el número de partídos, el nivel murtdo real se halien muchas situacione, qu. o.ipan algún punro
subpartido de análisis lleva a la siguiente modificación: mientras que inrernledio entre los sisremas de mavoría relariva t". ?n
1, ["ror.
el sisrema electoral no explica por sí solo la variación enrre dos y, n' Er,? sirve parl ma¡ir;,r mi afirmación
por ejemplo, entre diez partidos, v no es, en patticular, una causa l:upra. l)l <le que las facciones del
suficienre de la nrulriplicación de partidos, e[ sislerna electoral sí se
" ¡e.hallan pgr.encinra de los partidos: por encinra pnt.qü. .ortocircuiran
)ur. las
.carrera política, v sin embargo no están fuera drl
lrmrractones part¡drstrs ¿ la
convierte en cduta suficientc de Ia multiplicacíón de fracciones. Debe o,artido ni carecen de parri<Jo, porqire el elec¡<rrado .n !"n".al-r-igue-ld.nr¡fi
desticarse que no digo suficiente ? hecesaria Tampoco rligo qr-re sea citnd¡)se con la rríqrrera del parritlo.
[1]
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I

il Cliovanni Sartori
136 Partitlot v sistemas dc parti.los 131

lDe cuánras de estas posibilidades intermedias debe.mos. ocuparnos? preferible el sistema de Ia mavoría relaiiva desde todos lós purrros
Ñ,, ,. trrt* de una pregunta retóricá,ot.pues las posibilidades que se de vista- Por eso no esrá justificada ninguna hipótesis (preclicciórr)
dan ascienden a cifrás impresionanres sin embargo, si recordamos con respefto ai mecanismo del premio a la mayoría.
qlrr es¡amos observando la política Pura, y .concretamente el tipo de La cláusula de Ia exclusión, a Sperrklausel, consisre en esr:ablecer
,,política aurénrica)> inmortalizado por la descripción que hace lvfa- un unlbral para el acceso a lá represenracióo. Así, mientras que el
q,.,iavelo de la astucia del político, entonces nu€stra exploración no premicl a la mayoría tiene por obietivci fomen¡ar las rnaxifracciooes
&ige demasiados detalles' Si seguimos el consejo de Maquiaveio, y recompensa¡ a la fracción más numerosa, la cláusula cie h cxclusión
poJ.ír*or incluso liquidar la cuestión diciendo que todo sistema que tiene por obieto eliminar las minif¡acciones. Pese a esta diferencia,
no ilegue a Ia solucián de que el ganador se lo lleve todo se puede cabría adr.tcir que, si resulta fácil desbordar el mecanismo del premio
n",rt..'iirar y sup€rar --en la iungla de los subpartidos- .sin dema- a la mayoría, lo rnismo cabe hacer con el mecanismo del umbral. En
siadas diíicultades. Pero sería una generalización demasiado amplia. el prirner caso se rrara de establecer la:¡ alianzas elec¡orales de modo
Por tanto, contemplaré las dos disposiciones intermedias: el premio que la alitoza ganadora obtenga sólo un premio mínimo. En el segun.
a la mayoría y la iláusula de- exclusión, que- más se destacan Por su do caso, lo único que hace falta es que las minifracciones surfien sus
brutalidad, es decir, por su eficacia prometedora. fuerzas. átlnqu. sólo sea de momento, en l¿ medida necesaria para
El premio a la máyoría consiste en dar un premio en puestos a- lá pasar del umbral. Pero este paralelismo es engañoso. Para errrpázar,
lista (en este caso a la fracción) que ha obtenido más votos. Sin el castigo es muy diferente. Con arreglo a las disposiciones sobre el
embargo, en las cuestiones intrapartido este mecanismo adolece de premio, el precio que pagan los perdedores (y que se paga pot calcu-
una debilidud importante: fomenra las alianzas neutralizadoras, o sea, lar m¡l) es la subrepresentación, Con arreglrr a la cláusula de exclu-
compensadornr. Esto es, si el objetivo del premio a la mayoría es sión, el cxstigo e:r la no represenración, algo rnuv parecido a la exrin-
castigar, y por ende reducir, ia proliferación de fracciones, ese obie- ción. Y esto entráña otras diferencias.
tivo pueie verse derrotado mediante alianzas interfraccionales pasa- L¿ ciáusula de exclusión crcá ipro lacto dos clases de fracciones:
jeras que cuanto ha terminado la elección en el congreso del las minifracciones (definidas por el nivel de exclusión, esto es, que
-en
partido- dejan la fragmentación exactamente igual que estaba' Igual quedan por debajo de él) y l¿s fracciones suficientes, que se definen
áe fácil resuita comprender por qué fomenta este mecanismo una como las que no se ven puesras en peligro por el umbral. Estas c{os
estrategia de alianzas concertadas, Ocurre así porque una suma eiec- clases son muy desiguales. Las minifraccioncs no pueden sobrevivir
toral mayor que el premio castígaría. de hecho, al vencedor. Por más que si encuentran aliados que estén dispuestos a salvarlas. Las
ejemplo,-si quien obiiete el 51 por 100 de los votos tiene derecho fracciones su{icienres no tienefl esa necesidad. Es posible qlre estén
ui 65 po. tob de los puestos, una lisa que obtuviera el 70 por 100 dispuestas ¿l salvar a las miniflacciones, pero el trarc] se riene que
significaría, de hecho, un premio a 1as minorías. Por otra Parte, las concerrar en sus propias condiciones, y no existe ninguna razór-r
fracciones se hallan en posición de calcular sus fuerzas. La informa- uracional» para que una fracción suficiente salve a una minif¡acción
ción a estos efectos es casi perfecta. Por eso no resulta di{ícil esta- salvo que esta última pague ud precio y/o reduzca sus exigencias.
blecer alianzas bien calculadas Para encargarse de que el premio deie A fin de cuentas, pues, Ias rninifraccíones va no compet)s¿n: sus
a todos con vida y en condiciones decentes. Claro que puede hacerse dirnensio¡tes no son rentables. Es concebíble una fraccionalización tal
que este mecanismo sea más estricto- Por ejemplo, dos tercios de los que nr) sean necesarias las alianzas desiguales, en el sentído de que
puestos se los lleva la lista que ha obtenido ia mavoría relativa, v el las mínifracciones puedan pasár dei urnbral sencíllamente mediante
iercio restante se los lleva el segundo n't. Pero con esos límites es la combinación de sus propias fuerzas. Pero ésra no es sino t¡na de
ó{ Asi cabe deducir fácilmenre de cualquier rclac.ión de la ¿bundancia de las muchas distribuciones posibles, Y la diferencia elrrre lo que se
sistemas elecrorales que existen ys (Por no mencionar
.\(/. los imaginados v proPues- juega puede también entrañar una diferencia a esre resp¿cro. Si torna-
tos). Hav un¿ visión general muy acertada en J, N{. lv{ackenzie. Free Elec- mos un modelo muy fraccicnal que está, o pretende esrar, motivado
¡tons, Allen ¿nd Unwin. l9)8. ideológicamente, entonces el juegc, de las alianzas debe tener en
65 A esro se Io llama en Argentina, donde esruvo en vigor hasta 1963, por
el sisrema de Sáenz Peña, y se clasifica en general como «sístema de listr incom' cuenrá ia ari¡mética de la ideoiogía, esro es, Ia cor:tigüidad y la
pleta». §d5ig2rnenre consiste en un sistema de doble premio, qtle en on modelt, consonancia ideológicas. Si lo que esrá en iuego es la *obrerrepresen-
rnultipartidista decapita r lodos ltls terceros Parti(k)s. ración o Ia subrepresentación, come ocr-lrre con el prerhío a la rnayo-
138 Giovanní Sartori Partidos v sistenras rJe partiilos l3g

rín, pueden digerirse incluso alianzas fiofi santas en aras del interés clrestión de hasta dónde puede llegar por sí soio el fraccionismc¡
mütuo. Pero si lo que está en juego es ia extinción del enemigo de partido, con sus propias alas.
ideológico, entonces 1as alíanzas nan sant'¿s son uná estupidez. La hipótesis de que ei f¡accionismo riene que enconrrar un t-ín
Tomemos como ejemplo un umbral de exclusión del l) por 100, con natural presupone un juego de suma consrante. Pero parece que el
ixho fracciones y con la siguiente distribución (de izquierdá a dere- juego es de suma variable- Si el pastel consisriera sólo de pu.rtot
ch¿): -{, 8,22,20, 3A, 6,5, 5. En aritmética, las dos minifracciones en el g-abine_te,..entonces. cabría suponer clue ha,bría un techo, i,,..,.,q,r.
de la izquierda podrían aliarse con las minit-racciones de la derecha- fuera flexibie *1. Pero el gran pasiel coniisre en las zonas sometiáas
En Ia arirmética ideológica resulta difícil lograrlo ni siqr-riera al nivel a ia <rcolonización» del partido, y como no existe una fronrera visible
subpartido, 1r es más probable que las tres f¡¿cciones de la de¡echa al proceso de co.lonización ni a la f¿rril ímaginaciórr hurnana tiue
ácepten el riesgo de pasar por el r-rmbral solas, esto es, sobre una inventa nLievos despojos que conquistar, la suma es efectivamente
base mínima Ce coalición ganadora. Por eso, en este caso, no me variable. En este aspecro también tiene mucha perrinencia el criterio
inclin¿ré ante el cqueat inspirado por Maqiuavelo y correré el riesgr-r ds distribucién. Un sistema distributivo puede ser proporcional, es
de presenrar una hipótesis. decir, que los despojos se dividen en práporción ai ramaño y a \a
fuerza icon 1o que se incluye el valor de la posición) de las fracciones.
il Pero este límite puede verse anuladc por un uirerio de disrribución
Hipót¿sis ). Si se corrige el sisterna PR con una cláusula
per capita: los despojos no se dividen sólo en proporción, sino ram-
cle exclusión, es probable que el subsistema fraccion¿l se esra-
'i bién por cabez¿ (en esre caso, por fracción). En ia práctica, esto sig-
ii bilice en fracciones de ramaño medio, con unas dimensiones nifica que, cualquiera qlle sea su fuerza, a ninguna f¡acción se [e
ij es¡ablecidas por la suficiencia del umbral. En carnbio, es pocó
puede negar el accesc a los despojos. El aperito aumen¡a al ir comien-
ií probable que la dáusuia de exciusión sea eficaz cuanclo los
rio, y hav que hacerse coostantemente con pasteles nuevos, o irlos
ji Lrmbrales son inferiores al nivel del 20 por 100 *.
creando. O sea, que no exisre un fin previsible al carnino de lrr pro-
liferación fracciona] ni a su vorucidad L¡oa vez que el proceso .óbm
La cuestión podría ser que mis tres hipóresis se ¡efieren impulso.
-ciado
al contenimiento o la reducción del fraccionismo- la de si verdade- El problema existe. Pero ¿hemos encontrado verd¿deramenre unai.
¡afnente importa el número cie (racciones. Sin iniciar un debate que terapia adecuada? Evidentemenre, mi pista explicativa
--que el frac i '
eñprenderemos cuando se plantee la misma cuestión acerca del nú- cionismo responde a, y está causado por, la estructura de oportuni ii
mero de partidos ui, permítaseme sencillamente señalar que el «juego dades* tiene una iimitación fundamenral e inherente: no se aplica{:
del veto» requiere el muldfraccionismo, mientras que el bifraccionis- por definición a las fraccicnes por principio de Hume_, es decir, niji:
mo lleva generalmente a un sistema de liderazgo l, con el riempo a los srupos de ideas ni menos ¿ún a las fracciones ideológicas- Comol i
a la alternación en el liderazgo. Esta diferencia es importante, espe- estos ÍJrupos no están morivados por intereses, se desprende qLre soni i

ci¿lmenre si se considera que, una vez iniciado, el juego del vero en grán medida insensibles a los halagos y a los desincentivos. Enli ,

tiende a salirse de sus límites. Pero es razonable preguntarse si me. cambio, este hiato representa una grave limitación únicarr¡ente res-
rece 1a pena obstacu.[zar un proceso de fisión que riene que hailar pecto de las. fracciones que son f¡acciones- puras de princip.io.
en algún momento r-rn f¡eno psicológíco. Lo interesante, pues, es la
L, po-
reza es rnuv importante, pues toda posible «impureza>: entra dentro
de la jurisdicción de mi enfoque (sugerida implícitamente en ia
.60 El comenrario qtre se hace en el te-xto no es pur¿mente especuiarivo. La hipótesis 1). De eilo se desprende que Ia medida en que el análisis
DC italian¿ fue la prime;a que utilizó el mec¿nismo del premio, <.lespués eI de PR de ia estn-rctura de opotrunidades coincide con los daros es un buen
(in¡¡oduciCo e¡ septiembre de 1961, después (en septiembre de 1971 ) \a Sperr-
indicador de la medida en que los principios ¡r la ideología son un
klttusel (l;ur,q'ue con Lrn umbrai ¡lel l0/1) por 1001, que se abandooó rápida-
mente un año despues. Véanse a-lgunos de lt¡s detalles concretos en G. Sar¡ori, camuflaje. o están muy enrremezciados con la comodidad y los inte-
oPtoporzionalismo, Frazionalismo e C¡isi dei Par¡iti'r, en RI.IP, If, 1971, espe-
cialmente Ias págs. 616 a 651.
il Los gobicrnos it¡li¿nos han alca¡rzado el respetable número de 25 minis-
b1 Inlr4 cap. 5. Aunque el problema no es el mismo a los dos niveles, sín ¡ros, más unos 6{J st¡bsecrerarios de Esrado. Resu]ta significativc que, pese a
emb*rgo ¡arnbién cabe adaptar los rérminos tlel debate .sobre el número de par- los es{uerzos hechos en contra, los g,rbineres mont¡colores italianos sigan siendo
tido,s al nivel fraccional. igLral de plcróricos.
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ú 140 Gior,tlnni S¿rtori I)ar¡iclos v sisren.¡as cle partidos 141

lc:c:i. Ha de señala¡se, a este respecro, que no distamos mucho de O por lo menos un¡ conclusión parece razon¿blementc
sea, que
-n
l¿s condiciones de la experimentación con Pequeños gruPos, Lo-s líde- o -¡-g{ a sla I ¡.rcg¡qqs sj_e qqe. _sé i iar-a-..eli_bel rrl _éi r .
j u s r i f i ca dá : . i
"s -

res ,Je partidos constituv€n un pequeño gruPo que, por 1o general, terrciá-l-üñ'-iiü¿¿o;;.Si ¿o es-ltqui di..r,, no se les puec{e ueer.
.. barrrnt" estable. Por tanro, no resulta nada raro ver que el misrno Por otra piiie,"éiio no justifica la ionclusión de que roias las f.ac.
núcleo de dirigentes de partidos es el que funciona en di{erentes c.iones de que se rrera se ban «corrompido» v, por t¿tnto, que se
moolentos y con arreglo J disposiciones electorales diferentes' Y ello deba reciasificar a rodas ellas como fracciones por- inrerés. Esr. p.o-
susiere que las hipótesis formuiadas en este capítulo son susceptibles blema se puede evitar si se elabora la hipótesis -l y se la transfoi¡na
de" verificación suficiente, aunque imperfecta. En todo caso, debe en hipóresis ).
reconoce¡se la limitación de mi pista explicativa. Una forma de rect)-
nocerla también de veriiicarl¿- 65 la gue se sugiere en la Hipótesis 5. Si la estructura de oportunidades recompen- i
hipóresis-pero
.1. sa a las minifracciones, es probable que el grado de fraccionis-r¡
mo sea elevado, tanto si las f¡acciones son ideológicas comoji
I 4. El número de fracciones ideológicas es in-
Hipótesis si no lo son.
]lvercrment. proporcional al número de partidos; el númeto
lide {tacciones por interés no guarda relación con el número de E¡ta hjpqtg¡Lq .lq 9t..o¡d_f_qtng!¡I,¡ .m_S!qi¡, _§q arp_lic,¡rc-ión cgnsisre
ll oarridos . sencill4mentg e! q!rq, -dad_o 1¡¡ núqe¡q_eql.ta[te_de_._[is_iiio,ñ-si]¿eo-
ir, lógicas, urla _estr,ucrur-a {g gpo¡tg{dade¡ qg-e re-qqEpg-gre inclq¡s-o-.a la.s
i.
La razón de esta hipótesis es la siguiente. Dado que las fraccio- fracglones- muv pequenai _aumeniá¡á, ó p-isdü-Cii¿, ü" c,ieed*ié I.
ines, por pnnctplo y especialmente por ideología, son son fracciones por interés. En_c¿mb_io_, si no exi¡gj_qggjp¡isrrro ideoló-
lpurrri- en gran medrda
I jpurás- insensibles a las
medida insensrbies recompensas v
Ías recompen§as -cuando
las Prlvaclo-
privacio- gicq. !a _n9tlna._g§!o e_1, la inc-eurjt ació¡_hip.pré-tica, se apliia-ig¡al
i ln.. m"t.rialés, es probable que su número sea, en un espectro ideo' 4: bg Obsérvese que esto lleva muy cerca de la hípótesis 2- La
, !lósico dado, relativamente constante. Por tanto, si hav suficientes ?rTérencia afecta sólo a su generalidad. Es decir, qui mientras la
,lpaitidos para darles cabida, la división f¡accional tenderá a coincidir hipótesis 2 especifica la esuucrura de oportunidad (PR), la hipóte-
r/con la división por partidos: en caso límite, cada fracción se con- sis 5 deia el sistema de incentivos abierro a orras posibles especi-
' I vierte en un partido. A la inversa, cuanto mayor sea la discrepancia f icaciones.
entre muchas fracciones ideológicas y pocos partidos, más divididos '
. Pero merecse l.a pena seguir estudiar¡do la distinción entre {rac- I

estarán los partidos en fracciones. Supongamos ahora que no hay ciones por princrpio v por interés. Teóricamenre, la disrirrción está'
ningún dato que apove la primera parte de la hipótesis- Dado esto, bastante clara, pero nos queda el problema de su operacionalización.
es la segunda parte de la hipótesis la que resulta aplicable. Se infiere Sobre todo, cuando nos enfrent¿mos con casos mixtos, la cuestión'
lo siguiente: siempre que una Dau¡a de extremado multipartidisrno es precisamente si algunas fracciones son po,, igual, a rnedias, por
se rrá complementada, al nivel subpanido, por una f¡accionalización principios 1, por interés, o esrán más del lado de los principios que
extremáda, Ia credibilidad del fraccionismo ideoiógico disminuve al del lado de los intereses egoístas, y viceversa. Se¡ía demasiado ambi-
aumentar el número de fraccíones. Por ejemplo, las cifras relativas cioso plantear respecto a cosas tan mal definidas como la
a Italia eran, en un momento dado, de ocho pártidos, que incorpo- ideología- una-{on
pregunta direcr¡ de <<cuánto», es decir, pedir una
rnbun 2l fracciones. Resulta di{ícil creer, y aún más difícil demostrar, medida. Sin embargo, si nos conrenramos con preaalencias, entonces
que hava suficientes ideologías p¿ra sost€ner ese total. Además, si se puede continuar la investigación, más allá de los síntomas mencio-
observa la distribución real, 14 fracciones correspondían a sólo dos naCos hasta ahora, con la ayuda de indicadores.
partidos, que da la casualidad son los principales partidos gobernantes A un primer indicador se le podría llamar el índice de fragilidad. .

áesde 1964: nueve en el Partido Demóc¡ata C¡istiano y cinco en el A lo largo del tiempo podenios contar el número de veces qr-re el
Parrido Sociaiista. Lo que es todavía más revelador, el crescendo dirigente de una fracción ha cambiado de posiciones en el especrro
f¡accional socialista coincide enormemente con el acceso del partido ideológico interno de su partido. Claro que un político puede cambiar i

a las prebendas del gobierno, como predecía la norma que se aplica de principios 1z adquirir gran experiencia con ello. Pero ¿ cr-'ráuras
a las fracciones por interés. veces .,, con qrré .coherencia? Un¿r r¿sa muv elevacla cle r¡aniobras
142 (liovanni Sartori P¿¡ridos 1, sistemas de partidos 143

v contráfirAniobras de derecha a izquierc{a,.r- después cle izquierda a no es muv sorprendente si se adopta Ia posición de qr-re Ia po1ítica
.lerecha, demuestra que la táctica prevalece sobre la ideología y Ios inrrapartido bordea en la política .,purur 7¡ . En rodo-caso, aquí se
principios. Esta pnreba se p,-rede repetir con los miembros de cada enfoca e.l se decíatn la premisa- desde el punto
-problema
-comoprecisamente de la ingeniería polítiia- Es
lraccién. En este caso obtendríamos un índice de longevidad de vista de la aplicación,
a f¡iabilidad- de las agrupaciones subpartido. Además, una -frente
distin- -v
mu,v posibie que este enfoque nos deje con una causación próxima,
ción satisfactoria ente estrategia y táctica aplicada, a 1o largo dei y qvaá.incluso s_uperficial. Sin ernbargo, evira el ripo de iesresión
tiempo. a una selección adecuada de cuestiones también podría rendir viciosa del tipo del huevo u la gallina. Además, permite apliiar una
resultados signi{icativos
o. Por último, deberíamos esrudiar el alcance,
prueba clara:.si una intervención rinde o no la r.ipu.rt, dL co-por-
se¿ nacional o se concentre en unas cuantas bolsas (básicamente don- tamiento predicha.
de reside el cacique de 1¿ fraccíón), de cada f¡acción. La indicación es,
en este caso, que a las fracciones de una sola zona difícilmente se
- Fn terce¡ lugar, mientras reduzco la esrructura de oportunidades;
al sistema eiectoral (de hacer carrera), esta reducción se ve.ornp""-l
les puede atribui¡ un carácter ideológico. Y si bien se pueden poner sada, espero, por una ampliación_ correspondiente- La variable de'que j
er tela de juicio las conclusiones de cualquier indicador por sí sólo, dispongo es una variable muv fuerre. El supuesro básico es qre'la j
una batería de indicadores que señalen a ia misma conclusión consti- política visible y 1a política invisible ,o, .or* muv diferenr"u y, porÍ
ruiría prueba suficiente. t¿nto, que nuesrla comprensión ganará mucho si los niveles partido.j
ll Peimítaseme recapitular. En primer lugar, no estoy formulando v subpartido se analizan por separado. EI argumenro de que ia po[ il
ii una explicación unicasual. Como mi argumento se 2lplica a las frac- tica inrraparrido ya no esrá condicionada y complicad, poi los fácro-'
ii ciorres por interés o lo basunte maculadas por el interés, es evidente res que introduce la visibilidad podría ser sospechoso de esrar hecho
i] qu. .. supone por 1o menos otro factor causal, el ¿le los principios demasiado a la medida para mis fines, que son los de
, ln i¿.ología. Así, mi problema consisie, implícitamente) en ver
li -h^rt, rerminar con una variable bien identificable-iecorrorcq-
y fiable, admirablernente
li qué punto Ia fr¿rccionaiización de los partidos perlenece al pro- adaptada a las compa¡aciones entre partidos de toáo el mundo. De
li cero di idéologización de la política, y hasta qué punto sigue siendo ser así, era sin intención de pecar, aunque hubiera de confesar el
jí Io mis*o de siempre lacciones de que hablaban los clásicos-. pecado. Pues no suscribo Ia idea de que nuesrros problemas deban
rl -las
tanto, Pertenece, alt menos en parte, a las
I f 1l
fallas J,
de la inge-
I
definirse por, y en consecuencia lirnirarse a, [a brsá d. datos.
ilr, ry.
nterla Poiltlca-
,r En segundo lugar, mi argumento no pretende ser genético, en el
iisentido dá que no pretende tamPoco alcanzar, ni eliminar, Ias causas 4.6. Del partido a la facción
ilúlr¡mas ni lar deteiminantes prófundas del fraccionismo. A mentrdo
.lr. r;uron" que estas determinántes últimas se descubfen medianie la Voivemos a donde empezamos. A partir de las facciones previas
.lcompiensión sociológica y el esrudio de la política. Pero, por lo que a los partidos hemos llegado, rras un laigo viaje,
a ias faccionei y las
il r.rpi.tu al fraccionalismo de ios partidos, el enfoque socjoeconómico fracciones dentro de los parddos. Ahoia teirlta oporruno
,lno-ha detectado, hasta ahora, ninguna correlación significativa entre, "rálurt
la inrportancia del probiema, Casi todas las evaiuaciones del f¡accio-
,lpo. u,-,* parte, origen socia] o condiciones económicas y ambienralesm. Ello nismo intrapartidista -.-por lo menos en los tres países en qu€ es
'1y, por la'otra, la ionfiguración real del mundo subparridista más visible .v m¡io¡ se ha estudiado- son muv iríricas, especial-
mente cuando el observador es un particípante. El juicio di Kev
& Est¡ sugerencia guarda reiació¡ con el código de laoda, supra, nota 11.
sobre la política faccional eia despiadado. Lo mismo cabe decir de
70 Véase Alb.rto Spreafico. Franco Caa'ola. '.Cor¡enti di Partiro e P¡ocessi
di Irjendficazione,r, en-ü Politica, IV, 1970, y esptcialmente el trabajo comple- casi ¡odos los observadores japoneses e italianos. Los propios aciores,
-rr.r,
menurio de Ste¡n. Tallou', Wiiliams, «Factions and Opinion Groups in European los polÍticos, suelen hacer sulzas las condenaciones' d. batallas
Mass Partiesr, ldc. cit., que es básicarnente uoa invesrigaciórr sobre el PSI ide¿- fratricidas, como confirma el que tanto los principales partidos italia-
da para expJicar sus {¡a.iiones conforme a c¡iterios socioeconómicos.._ Aunque no
cabi .onsiá.rar suficientes los datos de esta int'esrigación, pues sólo se refiere ,, fr,o ,ro equivale a implicar que la sociología de la política tenga una gran
.t
a un parrido en un solo país, sin embargo es muy significativa, pues.el.Partido capacidad de explicación al nivel partido de análisis- Aduzco Io cinr¡ario en
socialista ltaliano rep.esártr, desde el pr,nro de visra de rrna sociología de la
;
«From th^e Sociology of Polids to Political Sociologv», en Lipset. comp.., Politics
polírica, iln caso óptimo. ¿nti !he Social Science¡, cit.
(iit¡vanni Sartori Pamidos 3, sistemas rlr partidos

nos co{ro los japoneses e:itén sometidos á una fuerie presión, que interna del partido tiene que ver con cómo se rel¿cionan I¿s bases
parte de sus p;opias bases respectivas, para introducir reformas con la direrción del parrido, 1, difícilmente puede la magia <le unr
encaminadas a redrrcir la virulencia fr¿ccional '2. Por otra parle, no palabra. regÉnerar la dura realídad del faccioülismo, de ,i,pon., q.,.
e5 ráro encontrar estudiosos que se deshacen del problema con un se p-ueda demostrar que no se trata más que de eso.
«así es la vidarr. Pero existe una vía intermedia entre la ira v la . Si dejarnos _de lado la retórica de Ia democracia y sus abusos,
rrquiescencia; quiero decir, enrre dos cegueras. existe.una justificación que, por lo menos en el caso de'Italia, párece
A lo largo de la historia, las facciones aParecen como la desespe- plausible. El meoüo co',iisre-en quer dado un ripo de sisre.na'inr,.,o-
ración de la poiltica, o al menos de la política,*republican¿r>. Por vili.sta de partidos que lleva a gábiernos inmóvires de co¿lición, el
eso resulta eitrnño que cuanto más exigimos a la política que ¡tos «cambio, se busca, v sólo r. puád. obtener, mediante una dinámica
dé una vida agradable, rnenos párezcamos enfrentarnos con este ohs- subparridista v_ de fracciones de variÓs partidos il. por otr¿ parre,
táculo perenne. Los partidc,s, como diie al comenzar, sustituven.a las c¿be. invertir el argumenro, sin que éste piercla nada de r" piÁ.;ui-
feccionis y precisarnente son pártidos en la medida en que difíeren lidad, como sigue: 1os_ gobiernos iralianoi no están parrriz*los iólo
de Ias facciones. Corno cabría decir ahora, los partidos deben a str por la disonancia ideológica, ni por la disra,cia .r,rr. Ios miembros
visibilidad compelitira las limitaciones que los hacen ser dife¡entes de .su-s coaliciones, sino también por ei daro agravante de que cada
de facciones. Pero los partidos son unidades integradas por subuni- partido está paralizado desde_dent¡o por el iñego del veto qu.
dades, .v las subunidades son en gran medida invisibles. Sin embargo, se c"ledican sus facciones. Evidentemenie, la .u.riión depende^lde si
si la civilización occident4l ha logradq. idear una solución constirucio- los datas atestiguan la presencia mavor de un .,ietá ,..faccío-
,juego del
n¿l satisfactoria parifrenái ia do.inu.ión arbitraria del hombre-sobre nal,, o de una dinámica innovadorá En espera d. .r.
el hombre, la ingerriería polídca también puede enfrentarse, crgB yo! e;tudio,. prefiero voiver a la cuestión"fraccioualrl
preliminar de que'es poco lo
-mienrras
con los problemas «'¡ue pluntean-los entresijos más sombríos de la que podarnos c,ornenrár y comprender subsixa la hipótesis
política, con una condición fundamenrai : que se perciba como motivo de que rodr: el submundo priddirt, es igual, de que todo il está
de preocupación y que nos mantengamps oio avizor al ciclo inAcaba- compuesto ,ie una mareria única que siempre er la mi*m.. EI primer
ble de la e-xtinción v la resurrección de las facciones propiamente paso, pues, es el de identificar el caráctei dive¡so de las fraiciones
dichas, en relacióa con sus estilos «co¡naturales>> de comportamiento.
Natur¿lmente, los parddos no son, ni deben ser, monolitos. Tam' AI igr:al que ocurre con los icebergs, ia prrt" de la polírico q.,e
bién cabe reconocer que el fraccionismo podría tener un valor posi- emerge no es sino una proporcióa minúscula del total. fuIi argumenro
tivo. Pero ia reivindicación del fraccionismo debe estar, cuando pro- se basa, lo reconozco, en una gran oscuridad y unos poco. ícub.rgr.
ceda, bien fustificada. No resulta así con el areumenro de que el Es.muy p§sibl.e, entre orras cosas, que mi argumento reSr¡lre €xage_
fruccionisn:o es defnostración de vitalidad y autenticid¿d de la «de- rado, y ello debido a que mis geniralizacioñes es¡án er*aída, ie
mocraciar> intrapartido 7't. La democracia tiene un fururo sombrío si ejemplos exrrernos y, sobre todo, de Ia experiencia italiana. por orra
se es{ira la palabra v se ¿busa de ella hasta ese punto. La democracia parte,_ es bien sabido que la po1ítica larinóamericafla
es en qran me-
dida facciorral, y existen buenos motivos para supore, qr. ü mismo
12 En 1961 un ir.rforqre del Partido Democ¡ático Liberal del
Japoo recomen- ocurre con la rrrayor parte de los nuevos Eitados. Al irue itscubriendo
daba una serie de disposiciones para aboiir ias fracciones (véase B'aerwald, <tFa6-
tional Politics in Japan". lot cit., págs.226 y 221 ,,¡ Farnsworth. «Challenges to o expforando nuevos icebergs, €s muy posible qu. descubrr*o, q.,.
Factionelism on -Japan's Liberal Democratic Party», lor. cit-, págs- 102 a >-0f). las facciones tienen más peitinencia de- lo que .sospechábamos hasra
No se logró mucho. En Itali¿, sin embargo, Ia DC adoptó en 1971 una cláusula ahora en muchos países que tarnpoco roup.ihábr*os rr. Cuando Du-
de exclusión, aunque en L972 los intereses creados lograron que se eliminata
(rapra, nota ó6). «Proporzionalismo, Frazionismo e crisi dei partid
73 Esta justificación es r¡¡uv frecuente, v Samuel H. Barnes (Party Denzocrac'¡: Prior?», en EISP, I, t972,.p!g. ljz. Pe¡o véase en especial Germino v p".i!ii
^.74-stefano-P^assBli, euid
Pali¡ics itz ax ltalian Sotulist Federatiatz, op. ri!-, pág. i81I informa de que más Cr¡uernment and Politics ol.Cintemporary ltaly, op. cii. pags. tii*i1iZ.-*-
del 90 por 100 de su grupo de rníembros del PSI estaban de acue¡do con la ,.t..Q,T. posibles exrensiones del análisis f¡áccional
,,., ,on T* qu. iugiere Rriph
afirmación de que Ias «¡rrientes son un ,.instrumento de [a democracia». Este §f . Nicholas, «Facrions: A comparatlve Anallrsis», en poriticar' syti,"'i, iii ¡r"
hallazgo demuestra, meior que ninguna otra cosa, que el partido está dividido Distribution o.l Pouter,.A §. 4 , lvlonographs, 2, Tavís¡ock, r96r. sin .á¡"i*. .l
cle arriba abajo. Evidentemente, quienes practican el fraccionalismo esrán obli- autor enfoca la cuesrión desde el punio de vista de la antropologír *airt.-¡¡u.
gados a iustificarlo. mrn K. Nicholson. «The Facrionrri Moclel anti rhe sturi¡r of'porTtrcs,,, ü ip.r,

.l
I
,,1
,r'l
14 Giovanni Sanori Parte II
vers¡er inició el estudio de los partidos, en las primeras palabras de su SIST'EMAS .DE PARTIDOS
Adaertettcia señalaba una «contradiccién fundarnental» y de hecho
algo así como un círculo vicioso: una teorla general de los partidos
requiere u¡a in{ormación preliminat que, asu vez, no aparece «en
tanto que no exista una rcoría general»'u. El nivel de aaálisis sub-
partido debe enfrenrsrse con ese clrculo vicioso v salir de él como sea.

ocrubre de L972, confirma, a mi juicio, que si bien una teoría general ei algo
muy necesario, difícilmentc puede surgir de un pantano conceptual por un eclec-
ticismo mulddisciplinario. Me¡ece la pena scñalat que Nicholson idendfica trcs
modelos estructurales {faccionalismo aldc¿no, policomuoal y ierárquico), ninguno
de b,s cr¡ales explica las «facciones» tal comc sc trata de dlas e¡ la¡ obras histó-
ricas (¡íPr¿, 1.1), ni como subuaid¿d especÍfica de cualquier partido en todas
y cada urla de las comunidades políticas.
ft fa¡ Partirlos Pditicos, op- cit. (trad- de Campos y Gonz.ález Pedrero),
página 9.

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