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En patología humana el shock es a menudo el final del camino de una variedad de procesos
que acaban con el colapso cardiovascular y la muerte, es por tanto uno de los problemas más
importantes y graves con el que se encuentran los médicos que tratan la patología aguda,
tanto por lo que respecta a su reconocimiento y tratamiento como a las nefastas
consecuencias que conlleva un retraso en ambos.
En los inicios de la historia del shock, los investigadores se referían básicamente al shock
traumático, y la hemorragia externa era su causa primordial. No es hasta la historia más
reciente en que encontramos la diferenciación de los distintos síndromes con sus
características clínicas y patogénicas propias. El progreso y los constantes desarrollos
tecnológicos (esfingomanómetro, catéter de termodilución, electrocardiograma, etc) han sido,
como veremos, cruciales en la caracterización de los diversos cuadros patogénicos hasta poder
llegar a la definición actual de Kumar y Parrillo que definen el shock como “Una reducción
profunda y generalizada del aporte efectivo de oxígeno, produciendo, primero de forma
reversible y si se prolonga de forma irreversible, hipoxia tisular y disfunción multiorgánica”
El shock es un síndrome que se caracteriza por la incapacidad del corazón y/o de la circulación
periférica de mantener la perfusión adecuada de órganos vitales. Provoca hipoxia tisular y fallo
metabólico celular, bien por bajo flujo sanguíneo, o por una distribución irregular de éste.
Incluye un conjunto de síntomas, signos y alteraciones analíticas y hemodinámicas que
precisan una rápida identificación y tratamiento agresivo para reducir su elevada mortalidad.
Tipos de shock
Shock cardiogénico: Se relaciona con un bajo gasto cardíaco (“falla de bomba”), asociado
generalmente al infarto agudo de miocardio, la insuficiencia cardíaca congestiva o arritmias
graves. Cuadro con elevada mortalidad, alrededor del 70%.
Shock hipovolémico: Es una pérdida rápida y masiva de la volemia que acompaña a gran
variedad de trastornos médicos y quirúrgicos, como traumatismos, hemorragias digestivas,
ginecológicas y patología vascular.
Infección: Es un término clínico para definir el fenómeno microbiano que se caracteriza por la
respuesta inflamatoria a la presencia de microorganismos o a la invasión de tejidos estériles
del huésped por dichos organismos.
Sepsis grave: Sepsis con disfunción de uno o más órganos (función hemodinámica, renal,
respiratoria, hematológica o neurológica) asociada a la sepsis, hipotensión arterial (transitoria
o persistente) o hipoperfusión tisular:
Shock Neurogénico
Diferentes causas, como dolor, trauma, factores psicológicos, drogas vasodilatadoras, etc.,
darán lugar a una estimulación exagerada del reflejo vagal que produce shock distributivo con
disminución del gasto cardiaco, fenómenos que producen hipotensión arterial y déficit del
riego sanguíneo al cerebro con la hipoxia correspondiente.
Los mecanismos que participan del shock se pueden explicar gracias a los parámetros clínicos
que acompañan al cuadro y su repercusión. Se considera como situación clínica y
hemodinámica, dependiente del tiempo, correspondiente a un estado de disminución general
y grave de la perfusión tisular que desembocará en un cuadro de evolución exponencial hacia
la muerte, de no tomar medidas terapéuticas a corto plazo.
El shock también viene definido de acuerdo a sus causas etiológicas
En general se realiza teniendo en cuenta la siguiente sinto-matología, que es común a todas las
formas de shock.
a . - Hipotensión arterial:
Depende del tipo, etiología, duración y severidad del shock; en general debe tenerse en cuenta
lo siguiente:
La dopamina es una droga adrenérgica que mejora la presión arterial, incrementa el gasto
cardiaco, mejora el flujo sanguíneo renal. Deben tenerse en cuenta sus efectos colaterales:
arritmias ventriculares, náusea, vómitos, incremento de la demanda de oxígeno en el
miocardio, etc.
La dobutamina, catecolamina sintética semejante a la dopamina que posee gran efecto
inotrópico.
Los corticosteroides se utilizan en el shock con insuficiencia adrenal aguda. En las otras
formas no parece tener mayor beneficio; excepto en el shock séptico, como puede
deducirse en base a estudios experimentales en animales.
La administración de antibióticos debe ser utilizada en el shock séptico aun
desconociendo el germen causante; de preferencia bactericidas de amplio espectro,
que cubran aerobios y anae-robios y a dosis máxima recomendada. La vía endovenosa
es de elección.
Los diuréticos no deben ser utilizados antes de corregir el déficit de volumen o causas
obstructivas. No se ha demostrado que reduzca la incidencia de IRA.
La Remoción de Foco Infeccioso, mediante desbridación y drenaje de abscesos, retiro
de catéteres contaminados, etc., son procedimientos fundamentales en el manejo del
shock séptico.
PARO CARDIORESPIRATORIO
Según descriptores en ciencias de la salud Paro Cardíaco se define como: Cese de las
pulsaciones cardíacas o contracción miocárdica. Si es tratado en algunos minutos, este paro
cardíaco puede ser revertido en la mayor parte de las veces al rítmo cardíaco normal y
circulación eficaz; se aceptan como sinónimos: Asistolia, Parada Cardíaca, Paro
Cardiopulmonar, Parada Cardiopulmonar, Parada Cardiorrespiratoria, Parálisis Cardíaca, Paro
Cardiorrespiratorio.
1. Inconsciencia
2. Ventilación detenida
3. Ausencia de pulso
4. Ausencia de reacción a las insuflaciones.
La causa más frecuente es la fibrilación ventricular (300 a 400 latidos por minuto y de
manera anárquica) o una taquicardia ventricular sin pulso (corazón que late a 200 latidos
por minuto, hasta más): el corazón no late de manera eficaz y ya no cumple su papel de
bomba; se pueden barajar varias causas: presencia de una enfermedad cardiaca,
intoxicación de ciertos medicamentos, pero también infarto de miocardio en curso;
asistolia: el corazón no muestra signos de actividad, ya no late; esto se puede deber a
ciertos trastornos de la circulación cardiaca;
actividad eléctrica sin pulso (AESP) y antes denominada disociación electromecánica: el
corazón tiene una actividad eléctrica normal, pero no bombea, por ejemplo está
comprimido por un hematoma, o bien a causa de un shock hipovolémico: la presión de la
sangre ha bajado demasiado, o demasiado rápidamente, y la bomba cardiaca se ralentiza
(hemorragia no controlada, aflojamiento de un torniquete o de un punto de compresión,
síndrome de Bywaters, descompresión del pantalón anti-shock sobre una persona en
colapso cardiovascular...).
Tratamiento
Una vez confirmado el PCR debe comenzar a realizarse la reanimación cardiopulmonar básica
cuyo fin es conseguir una oxigenación urgente a los Órganos vitales. Estas maniobras se
conocen como los pasos A,B,C,D,E y F:
A (Apertura de la vía respiratoria)
B (Ventilación)
C (Mantenimiento de la circulación)
E (Diagnósticos electrocardiográficos)
F (Desfibrilización)
Signos premonitorios
En algunos pacientes susceptibles de paro cardiaco pueden considerarse como signos de aviso:
5. . Bradicardia extrema.
Ante la pérdida brusca de la conciencia, debe realizarse en pocos segundos mediante signos
fácilmente reconocibles según la secuencia siguiente:
1. . Agitar a la víctima suavemente por los hombros y preguntar “¿Está usted bien?”
2. . Pedir ayuda.
4. . Reconocer la ausencia de pulso. Localizar el pulso carotídeo por 5-10 segundos (este
es el preferido en adultos porque persiste aun cuando los otros han desaparecido).
Una variante razonable puede ser tomar el pulso femoral.