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LA R EFO RM A UNIV E R SITARIA

ID E OLOGÍA Y R EIVINDICACIO N E S*

JO S ÉCARLO S M ARIÁTE GUI


Periodista y es critor indigenista p eru a no.(1894- 1 93 0)Im p usó
l la fu n d a icó n de la Con feder
ación Ge n e ar l de Trab ajado re s
del Pe rú y fundóe l Pa rtido Com unista Pe ruano .Editor de va rios p e riódico s obre rosy de la re vista
A m auta.

El m ovim ie nto e studiantil que se inició con la lucha de los estudiantes de Córdo ba, por la reform a de la
Universidad, señala el nacim ie nto de la nu evageneración latino am erican a. La inteligente com pila ción de do cum entos
de la reforma universitaria en la A m érica Latina realizada por Gabriel del M azo, cum pliendo un encargo de la
F ed eración Universitaria
de BuenosAires, ofrece una serie de testim onios fehacientes de la unida d espiritual de este m ovim iento (2 0). El proceso
de la agitación universitaria en la Argentina, el Uruguay, Chile, Perú, etc., acu sael m ism o origen y el m ism o im pulso. La
chispa d e la agitación es casi siem pre un incidente secundario; pero la fuerza que la propag ay la dirige viene de ese
estado de ánim o, de esa corriente de ideas que se d esigna -no sin riesg o de equívoco- con el nom bre de "nuevo
espíritu". Por esto, el anhelo de la reform a se presenta, con idénticos caracteres, en todas la s universidades
latinoam ericanas. Los estudiantes de tod a la A m érica Latina, aunq uem ovido s a la luch apor protestas peculiares de su
propia vida, parecenhablar el m ism o lengu aje.
De igu al m od o, este m ovimiento se presenta íntim a mente con ecta do con la recia m arejada posbélica.
Las espe ranzas m esiánicas, los sentim ie ntos revolucionarios, las pasiones m ística s propias de la posguerra,
repercutían particularm ente en la juventud universitaria de Latin oam érica. El conce tpo difu so y urgente de que el m undo
entraba en
un ciclo nuevo, despertab a en los jóvenes la am bición de cum plir una función heroica y de realizar una obra histórica. Y,
com o es natural, en la con statación de todos los vicios y fallas del régim en económ ic o social vigente, la voluntad y el
anhelo de renovación encontrab anpoderosos estím ulos. La crisis m undial invitaba a los pu eblo s latinoam ericanos, con
insólito aprem io, a revisar y resolver sus problem as de organización y crecim ie nto. Ló gicam ente, la nuevageneración
sentía estos problem as con un a inten sidad y un apasion am ie nto que las anteriores generacion esno h abían co nocido. Y
m ie ntras la actitud de las pasadasgeneraciones, com o correspondía al ritm o de su ép oca, había sido evolucionista -a
veces con un evolucionism o com pletam ente pa sivo- la actitud de la nueva ge neración era espontáneam ente
revolucion aria.
La ideología d el m ovim ie nto estudiantil careció, al principio, de hom ogen eida d y auton om ía. Acusabadem asiad o la
influen cia de la corriente wilsoniana. Las ilusionesdem olib erales y pa cifistas que la predicación de Wilson pu soen bog a
en 1918-19 circulabanentre la juventud latinoam ericanacom o bue nam oned arevolu cionaria. Este fen óm en o se explica
perfectam ente. T am bién en Europa, no sólo las izquierdas burguesas sino los viejos partidos socialistas reform istas
aceptaron com o nuevas las ide as dem oliberales elocuente y apostólicam ente rem ozadas por el presidente
norteam ericano.
Únicam ente a través de la colaboración cada día m ás estrecha co n los sindicatos obreros, de la experiencia del
com bate contra la s fuerzas conserva-doras y de la crític a concreta de los intereses y principios en que se apoyael
orden establecido, podían alcanzar las vanguardias universitarias una definid a orientación ideológica.
Este es el concepto de los m ás autorizad osportavocesde la nuevage neració n estudia ntil, al juzg ar los oríg enesy
las consecu encias de la luchapor la Reform a. T odosconvien enen qu e este m ovim ie nto, que a penasha form ula do su
program a, dista m ucho de prop onerse objetivos exclu sivam ente universitarios y en qu e, por su e strecha y creciente
relació n con el avancede las clase strabajad oras y con el abatim ie nto de viejos privilegio s económ ic os, no puede ser
ente ndido sino com o uno de los aspectos de u na profu nda ren ovación latino-am ericana. Así Palcos,
aceptando íntegram ente las últim as consecu enc ias de la lu cha em peñad a, sostien e que "m ei ntras sub sista el actual
régim en social,
la Reform a no podrá tocar las raíces recónditas del problem a e ducacio nal". "Ha brá llenadosu objeto -agrega- si depura a
las universidades de los m alos profesores, que tom an el cargo com o un em pleo burocrático; si perm ite -com o sucedeen
otros países- que tenganacceso al profesorado todoslos capacesde serlo, sin excluirlos por sus conviccionessociales,
* F uente: Siete En sa yo sde Interp reta ción de la Realida d Pe rua naen :
http://www .yac h a .c
y om .pe/esp e cia les/7ensa yo s/ind ex.htm
polític as o filo sóficas; si neutraliza en parte, por lo m enos, el ch auvinism o y fom enta en los educandosel hábito de las
investigacionesy el sentim iento de la propia responsab ilid ad. En el m ejor de los casos, la Reform a rectam ente entendida
y aplicada, puedecontribuir a evitar que la Universidad sea, com o es en rigor en todos los países, com o lo fue e n la
m ism a Rusia -país d ondese daba, sin em bargo, com o en ningun aotra parte, una intelectu alidad avanzadaque en la
hora de la acción saboteó escanda losam ente a la revolución- un a Bastilla de la reacción, esforzándosep or ganar las
alturas del siglo" . 1
No coinciden rigurosam ente -y esto es lógico-, las diversas interpretacionesdel signific adodel m ovim ie nto. Pero, con
excepción de las que procede ndel sector rea ccionario, intere sadoen lim itar los alca ncesde la Reform a, lo calizándola en
la universidad y la enseñ anza , todas las que se inspiran sin ceram ente en sus verdaderos ideales, la d efinen com o la
afirm ación del "espíritu nuevo", entendido com o espíritu revolucion ario.
Desdesus puntos de vista filo sóficos, Ripa Alberdi se inclinabaa considerar esta afirm ación com o un a victoria del
idealism o no vecen tista sobre el positivism o del siglo XIX. "El renacim ie nto d el espíritu argentino -decía- se opera por
virtud de las jóven esgeneraciones, que al cruzar por lo s cam pos de la filo sofía contem poráneaha n sentido alete ar en
su frente el ala de la libertad". M as el propio Ripa Alberdi se daba cuenta de que el objeto de la reform a era capacitar a
la Universidad para el cum plim iento de "esa función social que es la razónm ism a de su existencia"2.
Julio V. González, que ha reunido en dos volúm ene s sus escritos de la cam pañ a universitaria, arriba a co nclusiones
m ás precisas: "La Reform a Universitaria -escribe- acusael aparecer de u na nu evageneración que lle ga de svinculad a de
la anterior, que trae sensibilid ad distinta e ideales propio s y u na m isión diversa para cum plir. No es aq uella un hecho
sim ple o aislad o, si los hay; está vinculada en razón de causaa efecto con los últim os acontecim ie nto s de qu e fuera
teatro nuestro país, com o consecuencia de los producidos en el m undo. Significaría in currir en una apreciación errónea
hasta lo absurdo, co nsiderar a la Reform a Universitaria com o un problem a d e aulas y, aún así, radicar tod a
su im portan cia en los efectos que pu diera surtir exclusivamente en los círculos de cultura. Error sem ejante llevaría
sin rem edio a una solución del problema que no consultaría la realida d en qu e él está planteado. Digám oslo
claram ente entonces: la Reform a Universitaria es parte de una cuestión q ue el d esarrollo m aterial y m oral de nuestra
sociedad ha im puesto a raíz de la crisis producida por la guerra"3. Gonzále z señala en seguida la guerra euro pea, la
revolución rusa y
el advenim ie nto del radicalism o al poder com o los factores decisivos de la Reform a en la Arge ntina.
José Luis Lanuzaindica otro factor: la evolución de la clase m edia. L a m ayoría de los estudia ntes perte necena
esta cla se en todas sus gradaciones. Y bien. Una de las consecuenc ias sociales y económ ic as d e la gu erra
es la proletarización de la clase m edia. La nuzasostiene la siguiente tesis: "Un m ovimiento colectivo estudiantil de tan
vastas proyecciones sociales com o la Reform a Universitaria no hubiera podido estallar antes de la guerra europea. Se
sentía la neces idad de renovar los m étodos de estudio y se ponía de m anifiesto el atra so de la Universida d
respe cto a las corrientes contem poráneasdel pensam ie nto universal desde la épocade Alberdi, en la que em pieza
a desarrollarse nu estra industria em brionaria. Pero entonces la clase media universitaria se m antenía tranq uila
con sus títulos de privilegio. Desgraciadam ente para ella, esta holgura dism in u ye a m edid a que crece la gran
industria, se acelera la diferenciación de las clases y so breviene la proletarización de los intelectuales. Los
m ae stros, los periodistas y em pleadosde com ercio se organizan grem ialm ente. Los estudia ntes no po día n escap ra al
m ovim ie nto general"4.
M arian o Hurtado de M endoza coincide sustancialm ente, con las observacion es de Lanuza. "La Reform a
Universitaria -escribe-, es antes que nada y por sobre todo, un fenóm eno social que resulta de otro m ás general y
extenso, producid o a consecuencia del grado de desarrollo eco nóm ic o de nuestra sociedad. F u era enton ces
error estudiarla únicam ente bajo la faz universitaria, com o problem a de renovación del gobierno de la Universidad, o
bajo la
faz peda góg ica, com o ensayo de aplicación de nuevos m étodos d e in vestigación e n la adquisición de la
cultura.
Incurriríam os tam bié n en error si la consideráram os, com o el resultado exclu sivo de una corriente de ideas nuevas
provocadas por la gran guerra y por la revolución rusa, o com o la obra d e la nu evageneración qu e aparece y llega
desvinculada de la anterior, que trae sensibilid a d distinta e ideales propios y un a m isión diversa por
cum plir". Y,
1 La Reform aU n vi ersitaria, tom o 1, p. 55.
2 Ib., p . 44.
3 Ib., pp. 58 y 86.
4 Ib., p . 125 .
precisando su concepto, agrega m ás adelante: "La Reform a Universitaria n o es m ás que una conse cuenc ia del
fenóm eno general de proletarización de la clase m edia que forzosam ente ocurre cua ndouna socied adcapitalista llega a
determ in adascondiciones de su desarrollo económ ic o. Signific a esto que en nu estra sociedad se está produ ciendo el
fenóm eno de proletarización de la clase m edia y qu e la Universidad, poblad a e n su casi totalidad por ésta, ha sido la
prim era en sufrir su s efectos, porqu e era el tipo ideal de institución capitalista"5.
Es, en todo caso, un hecho uniform e m ente observado la form ación, al calor de la Reform a, de nú cleos de
estudiantes que, en estrechasolidaridad con el proletaria do, se han entregado a la difusión de avanzadas idea ssociales
y al estudio de las teorías marxistas. El surgim ie nto d e las universidades populares, concebidas con un criterio bien
diverso d el que inspiraba en otros tiem pos tím id os tanteos de extensió n universitaria, se ha efectua do en tod a la
A m érica Latina en visible concom itancia con el m ovimiento estudia ntil. De la Universidad han salido, en to dos
los países latinoam erican os, grupos de estudiosos de econom ía y sociología que ha n puesto sus conocim ie ntos al
servicio del proletariado, dotando a éste, en algunos países, de un a dirección intelectual de que antes h abía
generalm ente carecido. Finalm ente, los propag and istas y fautores m ás entusiasta s de la unidad polític a de la A m érica
Latina son, en gran parte,
los antiguos líderes de la Reform a Universitaria que conservan así su vinculación continental, otro de los signosde la
realid ad de la "nuevageneración".
Cuandose confronta este fenóm eno con el de las universidades de la China y del Japón, se com pruebasu rigurosa
justificación histórica. En el Japón, la Universidad ha sido la prim era cátedra de so cialism o. En la China, p or razones
obvias, ha tenido una función todavía m ás activa en la form ación de u na nuevaconciencia nacion al. Lo s estu diante s
chinos com ponenla vanguardia del m ovim ie nto nacionalista re volucionario que, dandoa la inm ensa na ción asiática un a
nuevaalm a y un a nueva organización, le asigna una influencia considerable en los destino s del m undo. En este punto
se m uestran concordes los observadores occide ntales de m ás reco nocida a utoridad intele ctual.
Pero no m e pro pongo aquí, el estudio de todaslas con secuencias y relacionesde la Reform a Universitaria con los
grande sproblem as de la evolución polític a de la A m érica Latin a. Constatada la solidarida d del m ovim ie nto estudiantil con
el m ovimiento histórico ge neral de estos pu eblos, tratem os de exam in ar y definir sus rasgospro pios y esp ecífic os.

¿Cuáles son las proposicioneso postuladosfundam entales de la Reform a?

El Congreso Internacional de Estudiantes de M éxico de 1921 propugnó : 1º la participació n de los estudiantes en el


gobierno de las universidade ;s 2º la im plantación de la docencia libre y la a sistencia libre. Lo s e studiantes de Chile
declararon su adhesión a los siguientes principios: 1º auton om ía de la Universid ad, entendida com o institución de los
alum nos, profesores y diplom ados; 2º reform a del sistem a docente, m ediante el establecimiento de la do cenc ia libre y,
por consiguiente, de la asisten cia libre de los alum nos a las cátedras, de su erte que en ca sode en señar dos m aestros
una m ism a m ateria la preferen cia del alum nado consagre librem ente la excele ncia del m ejor; 3º revisión d e los m éto dosy
del contenido de los estudios; y 4º extensión universitaria, actuadacom o m edio de vin culación efectiva de la Universidad
con la vida social. Los estudiantes de Cub a concretaron e n 1923sus reivindicacionesen esta fórm ula: a) u na verda dera
dem ocracia universitaria; b) un a verdadera renovación pedagógica y científic a; c) una verdadera popularización d e la
enseñ anza . Los estudiantes de Colom bia reclam aron, en su program a de 1924, la orga nizació n de la Universidad sobre
basesde indep ende ncia, de participa ción de los estudia ntes en su go bierno y de nu evosm étodo s de trabajo. "Que al
lado de la cátedra -dice ese program a-funcione el sem in ario, se abran cursos especiales, se creen revistas. Que al lad o
del m aestro titular haya profesores agregados y qu e la carrera del m agisterio exista sobre ba sesque ase guren su
porvenir y den acce soa cuantos sea ndignosde tener una silla en la Universida d". Los e studiantes de vanguardia de la
Universidad de Lim a, leales a los principios proclam ados en 19l9 y 1923, sostuviero n en 1926 las siguientes
plataform as: defen sa de la autonomía de las universidade ;s particip ación de los estudiantes en la dirección y
orientación de sus respectivas universidades o escuela s especiales; derechode voto por los estudiantes en la elección
de re ctores de las universidades; renovación de los m étodos pedagóg icos; voto de ho nor de los estudia ntes en la
provisió n de las cátedras; in corporación a la universidad de los valores extra universitarios; socialización d e la cultura:
universida despopulares, etc.
Los principios sostenidos por los estudiantes argentinos son, probablem ente, m ás con ocidos, por su extensainfluencia

5 Ib., p . 130 .
en el m ovimiento estudiantil de A m érica desdesu prim era enunciación en la Universidad de Córdoba. Prácticam ente,
adem ás, son a grandesrasgoslos m ism os que proclam an los estudiantes de la s d em ás universida deslatinoam ericana s.
Resulta de esta rápida revisión que com o postulados cardinales de la Reform a Universitaria p uedecon siderarse:
prim ero, la intervención de los alum nos en el gobierno de las universid adesy segundo , el funcionam ie nto de cátedras
libres, al lado de las oficiales, con idé nticos derech os, a cargo de enseñ an
tes de acreditada capacida d en la m ateria.
El sentido y el origen de estas do s reivindicacionesnos ayudana esclarecer la signific ación de la Reform a.

P OLÍTICA Y EN S E ÑANZA U NIV ERSITARIA E N AM ÉRICA LATINA

El régim en econ óm ic o y polític o determ in ado por el predom inio de la s aristocracias coloniales -que en algu nos
paíse s hispanoam erica nos sub siste todavía aunqueen irreparable y progresiva disolución-, ha colocado por m ucho
tiem po las universidades de la A m érica Latina bajo la tutela de estas oligarquías y de su clientela.
Convertida la ense ñanzauniversitaria en un privilegio del dinero, si no de la casta, o por lo m eno s de una
categoría social absolutam ente ligada a los intereses de uno y otra, las universidad es han tenido u na
tendencia ine vitable a la burocratización académ ic a. Era éste un de stino al cual no podía escapar ni aun bajo la
influ encia episódica de alguna pe rsonalidad de excepción.
El objeto de las universidade sparecía ser, principalm ente, el de proveer de doctore s o rábulas a la clase dom in ante.
El incipiente desarrollo, el mísero radio de la instrucción pública, cerrab anlos gradossuperiores de la e nseñanzaa la s
clases pobres (La m ism a enseñanzaelem ental no llegab a-com o no llega ahora- sino a una parte del p ueblo). Las
universida des, aca paradas intelectual y m aterialm ente por una casta generalm ente desprovista de im pulso cread or, no
podían aspirar siq uiera a una función m ás alta de form ación y selección de capacidade s. Su burocratización
las conduc ía, de un m odo fatal, al em pobrecim ie nto espiritual y científico.
Este no era un fenóm eno exclusivo ni peculiar del Perú. Entre nosotros se ha prolongado m ás por la supervivencia
obstinad ade una estructura económ ic a sem ifeudal. Pero, aun en los países que m ás prontam ente se h an industrializa do
y dem ocratizado, com o la República Argentina, a la universid ad es ad ondeha arriba do m ás tarde esa corrie nte de
progreso y tran sform ación. El Dr. Florentino V. Sanguinetti resum e así la historia de la Universidad de BuenosAires
ante s de la Reform a: "Durante la prim era parte de la vida argentina, m ovió m odestas iniciativas de cultura y form ó
núcleos urbanos que dieron a la m ontonera el pensam ie nto de la unidad polític a y del orden institucional. Su pro visión
científica era m uy escasa, pero bastaba para las ne cesidadesdel m edio y para im po ner las conquistas le ntas y sordas
del genio civil. Afirm ada m ás tarde nuestra organización nacio nal, la Universidad aristocrática y co nservadora creó un
nuevotipo social: el doctor. Los doctores constituyeron el patriciado de la segundarepú blica, substituyend opocoa poco
a las charreteras y a los caciqu es rurales, en el m anejo de los ne gocios, pero salían de las a ulas sin la jerarquía
intelectual necesaria para actuar con criterio orgánico en la enseñ anzao para dirigir el despertar im provisado de las
riquezasqu e rendía n la pam pa y el trópico. A lo largo de los últim os cincuenta años, nue stra no bleza agropecuaria fue
desplazad a, prim ero, del cam po económ ic o por la com petencia progresista del inm igrante, técnicam ente m ás cap az, y
luego del cam po polític o por el advenim ie nto de los p artidos de clase m edia. Nece sita ndo e ntoncesescenario para
m antener su influencia, se ap oderó de la Universidad que fue pronto un órgan o de casta, cuyo sdirectores vitalicios
turnaban los cargos de m ayor relieve y cuyo s doce ntes, reclutados p or leva hereditaria, im pu sieron u na verd adera
servidum bre ed ucacional de huella estrechay sin filtracionesrenovado ras" 6.
El m ovimiento de la Reform a tenía lógicam ente que atacar, ante todo, esta estratificación conservad ora de las
Universidade .s La provisión arbitraria de las cátedras, el m antenim ie nto de profe sores in eptos, la exclusión d e
la enseña nzade los intelectuales ind epend ientes y ren ovadores, se pre sentaban claram ente com o sim ples
consecuencias
de la docencia oligárquica. Estos vicios no podían ser com batido s sino por m edio de la intervención de los estudiantes en
el gobierno de las universida desy el establecim ie nto de las cátedras y la asiste ncia libres, destinad osa a segurar la
elim in ación de los malos profesores a travésde una con currencia leal con hom bres m ás apto s para ejercer su m agisterio.

6 Ib., pp. 14 0 y 141.


T od a la historia de la Reform a registra invariablem ente estas dos reacciones de las olig arquías conservadora s:
prim era, su solidaridad recalcitrante con los profesores incom petente s, tachadospor los alum nos, cuandoha habido de
por m edio un interés fam il iar oligárquico; y seg unda, su resistencia, n o m enos tenaz, a la incorporación en la do cencia
de valores no universitarios o sim plem ente ind epend ientes. Las dos reivindicacio nessustantivas de la Reform a resultan
así in confutablem ente dialécticas, pues no arrancan de puras co ncepc iones doctrinales sino d e las reale s y
concreta s enseñ anzas de la acción estudiantil.
Las m ayorías d ocentes ad optaron una actitud de rígida e im perm eable intransig encia contra los gra ndes principios
de la Reform a Universitaria, el prim ero de los cuales había quedadoproclam ado teóricam ente de sde el Congreso
Estudiantil de M ontevideo, y así en la Argentina com o en el Perú, lograron el reconocim ie nto oficial debido a favorables
circunstan cias polític as, cam biad as las cuales se inició, por parte de los elem entos con servadores de la doce nc ia, un
m ovim ie nto de reacción, qu e en el Perú ha anulado ya prácticam ente casi tod oslos triunfos de la Reform a, m ientra s e n
la Argentina encu entra la oposición vigilante del alum nado, segúnlo dem uestran las recientes a gitacion es contra la s
tentativa s reaccionarias.
Pero no es posible la realización de los ideales de la Reforma sin la recta y leal aceptación d e los do s principios aquí
esclarecido s. El voto de los alum nos -aunque no esté d estinado sino a servir de contralor m oral de la polític a de los
profesores- es el único im pulso de vida, el solo elem ento de progreso de la Universidad, en la que de otra suerte
prevalecerían sin rem edio fuerzas de estancam ie nto y regresión. Sin esta prem is a, el segundode los postulado sde la
Reform a -las cátedras libres- no puedeabsolutam ente cum plirse. M ás aún, la "leva hereditaria", de que nos habla con
tan evid ente exactitud el Dr. Sanguinetti, torna a ser el sistem a de reclutam ie nto de nu evoscate dráticos. Y el m ism o
progreso científic o pierde su principal estím ulo, ya que nada em pobrece tanto el nivel de la ense ñanzay d e la ciencia
com o la burocratización oligárquica. ■

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