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1 de noviembre: 30 años de Doña Juana

Premio al antimonumento histórico nacional

Frank Molano Camargo

Docente titular de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Candidato a doctor en Historia, Universidad de Los Andes

En la valla se lee: Parque Serafín. Este es el primer árbol de un bosque de 150 mil árboles para que
los habitantes de Bogotá D.E. tengan conciencia que con las basuras también se puede recuperar
el medio ambiente

Historia mínima de Doña Juana

El 1 de noviembre de 1988 en la pata del cerro Doña Juana, al sur de Bogotá, se depositaron los
primeros 2.700 toneladas de basura, de lo que sería en adelante el Relleno Sanitario Doña Juana.
Desde entonces hasta hoy, se han depositado aproximadamente 50 millones de toneladas de todo
tipo de basuras de Bogotá y los municipios vecinos. 30 años después, el alcalde Enrique Peñalosa,
tiene listo el decreto de expropiación de predios campesinos de Mochuelo Alto para expandir el
relleno y plantea prolongar su vida útil hasta el año 2070.

En noviembre de 1988 el alcalde, Andrés Pastrana Arango, y el gerente de la EDIS, Jaime Salamanca
León, inauguraron un monumento sanitario, con la promesa hecha por el ingeniero Héctor Collazos
de contribuir a resolver el problema de disposición final de basuras y a recuperar ambientalmente
el sector de Doña Juana. Para entonces Héctor Collazos se había convertido en una de las voces más
autorizadas en el manejo de basuras en el continente y era el principal promotor de una tecnología
que había surgido en Estados Unidos en la posguerra y que buscaba difundirse mundialmente.

Collazos aseguraba que con los rellenos sanitarios se dejaría atrás la problemática presentada en los
botaderos a cielo abierto que como El Cortijo y Gibraltar habían generado, debido a los incalculables
daños ambientales y sociales en el occidente capitalino y el río Bogotá. Él mismo había sido
contratado por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca en 1984 para estudiar
alternativas al problema de la disposición de basuras, para lo cual conformó una empresa en alianza
con socios estadounidenses: Ingeniería de Saneamiento Ambiental Ingesam S.A. que a la postre se
convirtió en una de las principales contratistas de los municipios colombianos en materia de gestión
de basuras.

En 1986 Collazos fue contratado por la CAR para analizar dónde instalar un relleno sanitario en
Bogotá. Conformó un equipo interdisciplinario de ingenieros, economistas, biólogos, sociólogos que
seleccionaron 84 sitios posibles en diferentes zonas de la ciudad, de los cuales escogieron 1, el sector
de Doña Juana, el argumento de Collazos se puede sintetizar en estos apartados del informe:

“Se estima que el Relleno Sanitario operado técnicamente no afectará extensivamente la flora ni
la fauna de la región; el potencial estético o recreativo tampoco se afectará notoriamente, debido
al estado actual de los terrenos (en buena parte afectados por procesos erosivos acelerados), y la
localización del sitio (relativamente cerca de barrios marginados del Sur de la ciudad, como son
Juan Rey y Lucero Alto); a largo plazo el proyecto beneficiara a los habitantes de estos barrios, ya
que una vez cerrado debidamente podrá servir como un área natural y de recreación para este
sector de la ciudad. P. 35 (Estudio de Impacto Ambiental. Proyecto sobre la disposición final de las
basuras de Bogotá y de algunos municipios vecinos, CAR, 1986)

Es decir, según Collazos el paisaje de Doña Juana ya estaba irremediablemente deteriorado, así
que una obra de relleno sanitario contribuiría a recuperarlo. Además, su cercanía a barrios pobres,
no generaría mucho problema social y por el contrario, los redimiría de su pobreza al ofrecerles un
nuevo paisaje urbano confortable:

“… los terrenos destinados al Relleno Sanitario Doña Juana entrarían a complementar en forma
excepcional un sistema de zonas verdes (pulmones urbanos) a lo largo de un Eje Virtual que
partiendo del actual Country Club, involucraría a los parques: Simón Bolívar, Timiza y remataría en
un conjunto verde polideportivo sobre la cobertura vegetal final del Relleno Sanitario Doña
Juana”. P. 131

Por eso cuando Pastrana y Salamanca inauguraron el relleno, dijeron estar concientizando a los
bogotanos sobre como la basura podía transformarse en un bosque. Para que la infraestructura
funcionara adecuadamente Collazos solicitó excluir el trabajo de recicladores en dicho
emplazamiento, de tal manera que toda la basura se enterrara técnicamente para que las
bacterias, mediante procesos de descomposición, cumplieran su papel de descomposición y
transformación de las basuras. El relleno sanitario se convirtió en la pieza clave de una nueva
política de la basura, de carácter neoliberal y ambiental. A partir de 1988 la disposición de basura
se privatizo y fue entregado a la multinacional española Prosantana S.A. y se inició la liquidación
de la EDIS con la entrada al mercado de la basura de los monopolios internacionales Aguas de
París, hoy Veolia (Ciudad Limpia) y el argentino Pescarmona, Lime.

El neoliberalismo promovido por el Estado colombiano implicó que se entrega toda la gestión de la
basura sector privado con la creencia de que la eficiencia, el manejo técnico y ambiental del
relleno solo podía ser garantizado por el sector privado. Pero, la falta de regulación y control
estatal y ciudadano resultó nefasta.

Lime y Ciudad Limpia llevaron toda la basura, sin ninguna clasificación y tratamiento a enterrar,
basura doméstica, hospitalaria, industrial, química y electrónica junto a escombros de
construcción que aumentaban el peso y por ende el pago que la ciudad hacía por to0nelada
llevada. Prosantana se ahorró costos, no construyó una planta de tratamiento de los lixiviados
(aguas residuales que resultan de la descomposición de la basura, las cuales cayeron directamente
al río Tunjuelo. La sección 1 se cerró en 1994, con un irreparable daño ambiental. Por eso la nueva
licitación de la sección 2 implicaba un tratamiento adecuado de los lixiviados. Esa licitación fue
nuevamente entregada a Prosantana, pese a los daños que ya había causado. Y para ahorrase
unos millones, la multinacional española decidió no construir la planta de lixiviados, sino
recircularlos dentro de las basuras acumuladas, lo que incrementó la inestabilidad del terreno que
llevaron al colapso del 27 de septiembre de 1997.

Desde entonces el relleno sanitario ha sido una de las manzanas de discordia entre los ciudadanos
del sur de la ciudad y las administraciones neoliberales de la ciudad. Estas últimas difunden que
Doña Juana es el modelo a seguir. No hay relleno sanitario bien manejado, todo relleno a corto,
medio y largo plazo deja huellas ambientales y sociales irreparables. Para la muestra un botón,
entre 1988 y 1916 se han presentada varios desastres en el mundo asociados a los rellenos
sanitarios con costos en vidas humanas y daños ambientales de gran magnitud. Y la lista es más
extensa y va a seguir hasta tanto no se paren los rellenos.

Ubicación del fecha Afectación y víctimas Toneladas


botadero o relleno derrumbadas
sanitario
Kettleman, 1988 Afectación ambiental al 490.900
California, Estados territorio y a los habitantes de
Unidos la ciudad de Kettleman,
Población de bajos ingresos y
comunidades afroamericanas
Ümraniye- 28 de abril, 39 muertos del poblado de 12.000
Hekimbaşi, 1993 Pinarbasi, en el lado asiático
Estambul, Turquía de la ciudad
Rumpke, Cincinati, 9 de marzo Afectación ambiental al aire y 1.500.000
Estados Unidos de 1996 a las aguas subterraneas
Doña Juana, Bogotá, 27 de 300 mil personas con 1.000.000
Colombia septiembre afecciones respiratorias y
de 1997 alergias en la piel
Payatas, Manila, 2000 330 personas muertas en el 1.200.000
Filipinas poblado popular de Quezon en
los alrededores del relleno.
Navarro, Cali, 14 de Afectación al río Cauca 150.000
Colombia septiembre,
2001
Ghazipur, Deli, India 1 de 2 personas muertas
septiembre
de 2004
Leuwigajah, 21 de febrero Sepultó 71 viviendas y mató a 2.700.000
Bandung, Indonesia 2005 147 personas
Santa Marta, 15 enero Afectación ambiental 200.000
Santiago, Chile, 2016
Ciudad de 14 de marzo. 8 muertos, 50 heridos 200.000
Guatemala, 2016
Guatemala

Premio al antimonumento histórico nacional

Desde hace décadas el Estado, los empresarios y los ingenieros exaltan sus obras con premios a la
ingeniería que buscan exaltar la realización de “grandes proyectos de altos méritos científicos, los
cuales se transforman en obras exitosas”, con el que se auto referencian y alaban. Sin desconocer
el innegable aporte de cientos de ingenieros al mejoramiento de las condiciones de vida de los
colombianos, es hora también de establecer un premio a aquellas obras, monumentos nacionales,
cuyos méritos técnicos, políticos y sociales han contribuido al empeoramiento de las condiciones
sociales, ambientales y técnicas de los territorios, la población y los ecosistemas.

Un monumento de ingeniería es una obra destinada a promover un tipo de memoria sobre logros
y avances de la sociedad en la conquista del bienestar, pese a que se suele olvidar la advertencia
de Walter Benjamin de que “toda obra de progreso esconde una obra de barbarie”. Así que
identificar antimonumentos busca identificar hitos que nos hablen de aquellas propuestas
pensadas para el progreso y que terminaron por convertirse en su contrario. Justamente, porque
la basura ha sido un tema que históricamente ha sido públicamente invisible es que este tipo de
premiación cobra sentido y alcance.

Por eso, proponemos que a partir del 1º de noviembre, la academia crítica, los movimientos
sociales y la ciudadanía otorguemos el premio nacional al antimonumento histórico nacional,
como un ejercicio político de la memoria para no olvidar y a la vez posicionar en la esfera pública
un debate sobre el país y la ciudad que queremos construir. Empecemos por otorgárselo a Doña
Juana y todo lo que ella ha representado en estos 30 años.

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