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Colombia se ha caracterizado por ser un país rico económicamente, que, a pesar de
ello, constituye uno de los lugares con menos acceso crediticio dado el alto costo del
mismo, añadiendo una promesa ilusoria perpetrada en el artículo 335 de la Constitución
Nacional que indica una democratización del crédito inexistente. En este mismo orden,
las cuestiones financieras no se han reducido únicamente en el alto costo del crédito,
sino en las pocas oportunidades que tiene un ciudadano civil o comercial de acceder a
una obligación dadas las exigencias impuestas para con las garantías que asegurarían
dicha financiación, siendo estas corporales, presentes y preferiblemente inmuebles que,
además contenía los muebles que llevara consigo.
El proyecto de ley de las garantías mobiliarias no sólo permitiría que un ciudadano del
común tenga acceso a una financiación, sino que abriría las puertas a oportunidades de
negocio que beneficiarían al pueblo que participa y a la cartera pública y privada. Estas
garantías consisten en asegurar una obligación con un bien, derecho, contrato o acción
al que acreedor y deudor puedan otorgar un valor, que puede ser futuro o presente,
mueble o inmueble, incluso corporal (la garantía se transforma en su valor económico),
siendo al mismo tiempo con tenencia o sin tenencia, empero, siempre con un registro
para que surja la oponibilidad o la tenencia, teniendo en cuenta que un bien, derecho,
contrato o acción puede ser garantía para más de una obligación, por lo que es
importante generar una prelación de créditos para solucionar una posible concurrencia
de obligaciones, sea con tenencia o sin tenencia del bien dado en garantía.
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que implica la absorción de las garantías existentes previamente, siendo la Ley 1676 de
2013 una norma que reúne bajo un mismo concepto todo aquello que haga referencia a
“… prenda, prenda civil o comercial, con tenencia o sin tenencia, prenda de
establecimiento de comercio, prenda de acciones, anticresis, bonos de prenda, prenda
agraria, prenda minera, prenda del derecho a explorar y explotar, volumen
aprovechable o vuelo forestal, prenda de un crédito, prenda de marcas, patentes u otros
derechos de análoga naturaleza, derecho de retención, …”1, se entenderán únicamente
con el término de garantías mobiliarias, sin embargo, esto no indica su depuración, sino
su contención e integración.
La prenda, al igual que las nuevas garantías, realizaba una labor de garantía con
respecto a un crédito, sin embargo, no podemos atribuir las mismas características de
desarrollo y existencia, eficacia, ejecución… por ejemplo, el perfeccionamiento, la
prenda civil tiene un carácter real, la prenda mercantil un carácter consensual, pero la
garantía mobiliaria es solemne, también encontramos que tanto en la prenda civil como
comercial solo tiene facultad de entregar el bien en prenda quien tenga la facultad de
disposición del bien (de lo contrario, debe haber consentimiento), siendo en las
garantías mobiliarias todo lo contrario. De igual manera, podríamos advertir que una
diferencia crucial entre la prenda –civil o mercantil- y las garantías mobiliarias, sería la
existencia del contrato de control en el último.
Normalmente, al realizar un negocio jurídico que implique el riesgo de pérdida por una
de las partes, ésta tiene a su disponibilidad el derecho de retención, en el contrato de
arrendamiento, por ejemplo, si el arrendador no reembolsa lo correspondiente a
mejoras necesarias a favor del arrendatario, este último puede ejercer el derecho de
retención de hasta el 30% del canon de arrendamiento. Estamos de acuerdo en que es
muy común este tipo de figuras en las relaciones contractuales, sin embargo, es
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importante recalcar que no puede hablarse de derecho de retención en el régimen de
garantías mobiliarias, dado que este derecho se constituye como una garantía más,
contrario sensu, la prenda –comercial y civil- si dispone de este derecho.
Ahora bien, esta misma ley en el artículo 91 dispone, la derogatoria de diferentes normas, entre ellos los artículos
2422 inciso 2 del Código Civil y 1203 del Código de Comercio, que prohibían y dejaban sin efectos las estipulaciones
que la partes hicieran y que permitieran al acreedor disponer, lo que en efecto se entendía como una prohibición al
pacto comisorio. El pacto comisorio, en materia de prenda o de garantías mobiliarias, se entiende como la posibilidad
que se le otorga al acreedor, para que, en caso de incumplimiento, pueda hacerse a la propiedad del bien pignorado
o dado en garantía[3].
Es importante resaltar, que toda garantía mobiliaria y lo que suceda en desarrollo de ese contrato, está sujeto al
registro de garantías mobiliarias ante Confécamaras, reglamentado en el decreto 400 de 2014, para todos los efectos
de publicidad y oponibilidad.
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Un tema importante a tratar en el mundo de las garantías mobiliarias es acerca del
resurgimiento del pacto comisorio antes suprimido por los artículos 2422 inciso 2° del
Código Civil y 1203 del Código de Comercio, dado que la Ley 1676 de 2013 em su
artículo 91 dispuso la derogación de estas normas entre otras.
2PINEDA, John. GALARZA, José. El Pacto Comisorio de la ley de garantías mobiliarias vs el pacto marciano del
real decreto. Ethos Revista de Derecho. 2012. P.3.
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organismo jurídico colombiano que emprendió una prohibición inicial basado en el
derecho romano de un abuso del derecho por parte del acreedor.
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La ejecución de las garantías es un tema importante a tener en cuenta, dado que
podríamos clasificar este evento como una de las mayores diferencias entre el régimen
de garantías reales –con una ejecución tradicional-, y el régimen de garantías
mobiliarias.
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