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CAUSAS DE LOS DESASTRES NATURALES.

A lo largo de toda su historia, la naturaleza ha dado sobradas muestras de su gran poder, y


cuando se produce un desastre natural nos recuerda su presencia. La vida del hombre, desde
los tiempos más remotos, ha experimentado inundaciones, la fuerza de los huracanes, la
violencia de las erupciones volcánicas y de los terremotos, etc.; año tras año, los desastres
naturales traen como consecuencia un mayor número de pérdidas humanas y materiales.
Las causas de este aumento en las pérdidas están relacionadas con el mayor número de
población, la creciente urbanización, el tipo de actividades económicas, el asentamiento de
la población en lugares de riesgo, etc.
El daño producido por una catástrofe natural a menudo resulta de una peligrosa combinación
entre las fuerzas de la naturaleza y la actividad del hombre; por ejemplo, la deforestación
aumenta la frecuencia y la magnitud de las inundaciones. Es evidente que el impacto ele las
catástrofes no sería tan devastador si los hombres fueran más prudentes y previsores.
Existen muchas medidas que podrían adoptarse y que. sin embargo, son ignoradas. Sólo se
puede estar prevenido y preparado para enfrentar una catástrofe cuando se tiene un buen
conocimiento del fenómeno que la origina y los riesgos que se corren. Es por ello que cada
vez con más frecuencia se escucha la práctica de la llamada “cultura de prevención”.
Es preciso conocer la difusión geográfica, la frecuencia, la intensidad de los fenómenos que
pueden dar lugar a un desastre natural. De esta forma, las pérdidas humanas y materiales
disminuirían considerablemente. En 1991 la comunidad de treinta mil personas que vivía al
pie del monte Pinatubo, en Filipinas, pudo ser advertida a tiempo para evacuar el poblado
antes de la erupción del volcán, de tal manera que no se registraron víctimas.
El trabajo de prevención es arduo, pero mucho más barato y grato que las operaciones de
socorro y reconstrucción.
De todas formas, el presupuesto mundial destinado a las catástrofes es absorbido en un 96%
por las tareas de salvataje y reconstrucción, y sólo un 4% se destina a la prevención.
La inquieta actividad humana: La Tierra es un sistema complejo en el cual están conectados
e interrelacionados distintos fenómenos que, de una u otra manera, se encuentran en cierto
equilibrio. El clima de la Tierra es el resultado de una compleja serie de interrelaciones que
incluyen la incidencia de la radiación del sol, la composición de la atmósfera, las grandes
masas de agua que se encuentran en los océanos, casquetes polares y glaciares, y la
vegetación, entre otros.

Los cambios producidos en cualquiera de estos componentes suelen tener efectos sobre los
demás y, dependiendo de la envergadura de estos cambios, pueden afectar el equilibrio de
todo el sistema global. Desde la Revolución Industrial, la actividad humana sobre la tierra ha
ido introduciendo fuertes modificaciones en varios de estos componentes clave del sistema:
la liberación a la atmósfera de grandes cantidades de gases que alteran su composición
original, los cambios en el uso del suelo como la deforestación, que producen también la
emisión a la atmósfera del carbono retenido en los tejidos vegetales, o cambios en el ciclo
del agua a nivel local.
El conjunto de estos cambios ha producido el fenómeno que conocemos hoy como cambio
climático,generador de grandes inclemencias y tragedias, que llamamos desastres naturales,
que es impulsado fundamentalmente por el aumento de determinados gases (dióxido de
carbono y metano, entre otros) en la atmósfera.
Veamos cómo se produce el calentamiento: la vida en la Tierra depende de la energía del sol.
Aproximadamente el 30% de los rayos solares que llegan a la Tierra son reflejados por la
atmósfera; el resto llega a la superficie del planeta, proporcionando la energía necesaria para
que se produzca la vida. Posteriormente son reenviados hacia el espacio en forma de
radiación infrarroja.
Esta radiación es en parte frenada por gases de efecto invernadero que atenúan su salida al
espacio. Aun cuando éstos componen sólo aproximadamente el 1% de la atmósfera, retienen
suficiente calor como para regular el clima manteniendo una capa de aire caliente en ella. Sin
estos gases, el planeta sería unos 30 grados centígrados más frío y no habría vida en la Tierra
tal como la conocemos.
Se calcula que la temperatura media global ha aumentado aproximadamente un poco menos
de un grado centígrado (0,74°C) desde los orígenes de la Revolución Industrial.
LOS DESASTRES NATURALES: Cuando la Tierra se estremece de abajo hacia arriba y
se produce un terremoto, murallas, techos, torres de edificios y balcones caen en pocos
segundos. La gente se refugia en huertas y descampados, pero muchos quedan atrapados
debajo de pesados escombros. Conocer más en profundidad las causas que originan estos
fenómenos naturales, totalmente impredecibles, que comprometen al hombre en toda su vida
personal y social, es tarea de grandes corporaciones estatales y privadas de científicos que
estudian todos es fenómenos para intentar predecirlos y evitar riesgos humanos.
A diferencia de las tormentas y las erupciones volcánicas, los terremotos son difíciles de
vaticinar y se desatan en segundos, sin dar oportunidad de huir, sembrando destrucción y
muerte, obligando a millones de personas a abandonar sus hogares. A lo largo de la historia,
la Tierra se ha visto agitada por terremotos de mayor o menor violencia que han causado
importantes daños. Uno de los más famosos es el que sacudió en 1906 la ciudad de San
Francisco, que alcanzó 7,8 grados en la escala de Richter.
Intervención humana.
Algo que llama la atención en tiempos recientes es la intensidad con la que se presentan todos
estos hechos, ya que parece que cada año los incendios son más frecuentes, los huracanes
más fuertes o las sequías más largas.
En el sentido meteorológico, muchos le atribuyen esto a los humanos, por el calentamiento
global, el aumento de las emisiones de gases y en si, la contaminación en general, que calienta
el planeta y modifica los climas y los ecosistemas en el mundo.
Terremotos y tsunamis.
Existen muchos casos y cada uno puede tener un origen diferente porque los terremotos, por
ejemplo, empiezan con el movimiento de las placas tectonicas y cuando éstos son de una
magnitud grande y se dan en el mar, también provocan la formación de un tsunami, que de
igual forma se generan por erupciones volcánicas en el mar.
Volcanes.
Se podrían considerar como aberturas por las que el magma en el interior de la tierra es
liberado y aunque existen muchos factores para que suceda una erupción, uno de los
principales es la capacidad de la masa fundida para flotar hacia la superficie.
Sequías e incendios.
Las sequías o los incendios pueden ocurrir por las altas temperaturas registradas en ciertas
temporadas, con el agregado de que en el segundo caso, puede ser por el impacto de un
relámpago con un árbol o debido a una persona, por quemar algún objeto o tener un simple
accidente.
Huracanes, tifones e inundaciones.
En el caso de los tifones o los huracanes, éstos se generan en zonas en el mar de baja presión,
debido a que el agua que se evapora genera vientos muy rápidos que poco a poco van
acumulando más energía, hasta formar los grandes espirales que los caracterizan. Las
inundaciones podrían considerarse como uno de sus resultados, porque durante las fuertes
lluvias provocan que el nivel del mar y los ríos aumente, provocando que éstos se desborden.

Nueve de cada diez desastres naturales están relacionados con el cambio climático, según los
datos presentados hoy por la Oficina de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres
y el Centro de Investigación de la Epidemiología de los Desastres.
Los datos expuestos revelan también que el impacto de los desastres no siempre está
determinado por el tamaño o la demografía de los países.
Lo evidencia el hecho de que Guatemala se encuentre en el quinto lugar entre los diez países
con más muertos reportados a causa de desastres naturales, con 627 personas que perecieron
en deslizamientos de tierra.
Ese mismo país se encuentra en el noveno lugar por el número de afectados por ese desastre
natural, un total de 2,8 millones de personas.
“Hemos atravesado el año más caluroso jamás registrado. Unas 98,6 millones de personas se
vieron afectadas por desastres en 2015 y el clima, ayudado por un fuerte fenómeno El Niño,
fue un factor en el 92 por ciento de casos”, dijo el director de ese organismo de Naciones
Unidas, Robert Glasser.
Guha-Sapir explicó que en Guatemala, como ocurre en el resto de Centroamérica, las
poblaciones pobres viven en zonas inclinadas, “así que cuando caen fuertes lluvias hay estos
desprendimientos de lodo”.
La ubicación de barrios en esas áreas está desaconsejada desde el punto de vista de la
planificación urbana, agregó la experta.
El impacto más evidente se observó en las 32 sequías importantes registradas el año pasado,
más del doble con respecto a la media anual de 15 en el decenio anterior.
Las sequías afectaron a 50,5 millones de personas, especialmente en frica.
“Las sequías empeorarán en 2016. Este año vamos a enfrentar un desastre humanitario por
esta razón, con éxodos de población y migraciones”, pronosticó la directora del Centro de
Investigación de la Epidemiología de los Desastres, Debarati Guha-Sapir, en una rueda de
prensa.
Por su parte, Chile fue el sexto país que más pérdidas económicas sufrió por desastres
naturales entre aluviones, inundaciones y un terremoto que estuvo acompañado de un tsunami
que se elevaron a unos 3 mil 100 millones de dólares, según cifras aportadas por la ONU.
Los terremotos, aunque no son los más frecuentes, sí son la amenaza natural más mortal,
como el que tuvo lugar en Nepal, que causó 8 mil 831 muertos.
“Esto muestra la importancia de garantizar el cumplimiento de los códigos de edificación.
Los edificios son los que matan a la gente en las zonas sísmicas, como volvimos a ver el fin
de semana en Taiwán”, recalcó Glasser.
Por el número de damnificados, las inundaciones ocuparon el segundo lugar de importancia,
con 27,5 millones de personas afectadas en 152 episodios en todo el mundo.
Las tormentas – intensificadas por los trastornos que sufre el clima debido al calentamiento
del planeta – constituyeron el tercer tipo de desastres que más gente afectó: 10,5 millones de
personas.
Las temperaturas extremas fueron otra categoría de desastre particularmente grave en 2015,
sobre todo las olas de calor.
“Varios países de Europa se enfrentaron a límites de calor con números significativos de
víctima mortales, sobre todo en Francia, mientras que la India y Pakistán experimentaron
olas de calor que estuvieron entre las más graves de los últimos tiempos”, explicó Guha-
Sapir.
RIESGO DE DESASTRES EN GUATEMALA
La realidad nacional, unida a las amenazas, tanto locales como aquellas derivadas del cambio
climático global, incrementan el riesgo a desastres, que se hacen evidentes a través de
pérdidas humanas, biofísicas y financieras.
Amenaza: factor de riesgo derivado de la probabilidad de que un evento de posibles
consecuencias negativas, se produzca en un determinado lugar y tiempo.
Según el enfoque ecosistémico, las amenazas tienen su origen en:
 Subsistema natural: terremotos, erupciones, huracanes, tsunamis, etc.
 Subsistema económico: generación de residuos que contaminan, conflictos sociales
por escasez de recursos naturales, etc.
La combinación de ambas se llama amenaza socioecológica, que se debe a eventos naturales
que se activan o agravan a partir de eventos socioeconómicos e inactividad institucional. Por
ejemplo, el cambio climático, la escasez de agua por contaminación, inundaciones por
deforestación de cuencas, etc.
Vulnerabilidad: grado en que un sistema es susceptible o incapaz de enfrentarse a efectos
adversos del cambio climático, incluyendo la variabilidad y extremos climáticos.
La vulnerabilidad tiene tres componentes:
1. Exposición: presencia de un riesgo climático.
2. Sensibilidad: grado en que un sistema responderá a determinado cambio del clima,
incluidos los efectos beneficiosos y perjudiciales.
3. Capacidad adaptativa: capacidad de un sistema de ajustarse al cambio climático para
aminorar daños potenciales, aprovechar las oportunidades o enfrentar sus
consecuencias.
Desde el punto de vista socioecológico, la vulnerabilidad se explica a partir de los cuatro
subsistemas: natural, social, económico e institucional:
1. Vulnerabilidad de un sistema derivada de la calidad del subsistema natural. Ocurre
cuando la utilización del territorio y los bienes y servicios ambientales sobrepasan su
capacidad de recuperación; por lo que se genera agotamiento, deterioro y
contaminación de estos recursos.
2. Vulnerabilidad derivada de características sociales, incluyendo aspectos
demográficos y culturales, es decir, el subsistema social. Por ejemplo, los altos
índices de pobreza.
3. Vulnerabilidad derivada de las características económicas. Por ejemplo, bajas
condiciones de empleo, o el extractivismo irracional como base de la economía
nacional.
4. Vulnerabilidad derivada de la calidad de las instituciones, es decir del subsistema
institucional. Por ejemplo: instituciones disfuncionales, subordinadas a poderes
económicos y políticos que no van encaminados a procurar el bien común.
Riesgo: probabilidad de consecuencias perjudiciales o pérdidas esperadas (muertes, lesiones,
propiedad, medios de subsistencia, etc.), resultado de interacciones entre amenazas y
condiciones de vulnerabilidad. En otras palabras, el riesgo es la probabilidad de que ocurra
un desastre.
Guatemala está considerado como uno de los países con un alto potencial de amenaza natural,
entre sismos y tormentas tropicales que, en los últimos 15 años, han azotado al país y que
han afectado a las personas que viven en asentamientos, muchos de estos, situados en áreas
declaradas de alto riesgo.
En noviembre de 1998, los guatemaltecos vivimos uno de los mayores desastres naturales: el
huracán Mitch, en el que 268 personas perdieron la vida y los departamentos más afectados
fueron los del nororiente del país, debido al desbordamiento de ríos y desprendimiento de
tierra.
Siete años más tarde, cuando el país todavía se recuperaba de la devastación del huracán
Mitch, la tormenta Stan, en octubre del 2005, afectó al país en casi su totalidad. Catorce
departamentos de la República sufrieron las consecuencias por dicho fenómeno. Stan causó
la muerte a 670 personas, 850 desparecidos y 3.5 millones de damnificados tras su paso. Stan
ha sido el desastre natural, fuera de un sismo, que más muertes ha causado en el país.

En 2010, Guatemala volvió a sufrir las consecuencias por una depresión tropical. Esta vez la
tormenta Agatha, en mayo de ese año hizo su entrada en el territorio nacional causando
derrumbes, inundaciones y ocasionando la muerte de 160 personas en todo el territorio. Un
año más tarde, la depresión 12-E, en septiembre del 2011, causó que los niveles de los ríos
en la costa sur se elevaran, provocando inundaciones en el sector. Esta vez 38 personas
perdieron la vida.
Cada año, se mapean zonas de alto riesgo en todo el país con el fin de prevenir tragedias
causadas, principalmente por derrumbes, deslizamientos e inundaciones, aunque los
habitantes de varios sectores también están expuesto a otros fenómenos naturales, como
terremotos, huracanes y erupciones volcánicas.

Para este año, según la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), hay
identificados 10 mil 51 puntos de alto riesgo en todo el país, por lo que se mantiene
coordinación con autoridades locales para prevenir contingencias con saldos trágicos.
Sergio García Cabañas, secretario ejecutivo de la Conred, dijo que Guatemala es el primer
país del mundo con multiamenazas, causadas por fenómenos naturales.
Un aspecto que llama la atención de las autoridades son los asentamientos humanos, debido
a que estos se ubican en laderas o barrancos y carecen de construcciones sólidas, así como
de rutas de evacuación.
Añadió que la población no está preparada para afrontar ese tipo de fenómenos, pues con él
la temperatura desciende drásticamente.
García Cabañas asegura que ese tipo de fenómenos es consecuencia del cambio climático.
De acuerdo con fuentes del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e
Hidrología (Insivumeh), ese fenómeno se produce por el excesivo calor que choca con nubes
frías y se forman corpúsculos o granos.
Invierno arriba de lo normal
Eddy Sánchez, director del Insivumeh, dijo que el invierto de este año tendrá niveles arriba
de lo normal en zonas fronterizas de Quetzaltenango, San Marcos y Sololá, donde habrá
mayor precipitación que en el 2016.
Agregó que el inicio de la época lluviosa se estableció en la Costa Sur y Suroccidente entre
el 20 y 30 de abril, y que en la Meseta Central será del 15 al 25 de mayo; en el Litoral Pacífico,
región nororiente y el Caribe, del 20 al 30 de mayo, y en el norte, del 25 de mayo al 5 junio.

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