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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN ANTONIO ABAD DEL CUSCO

FACULTAD DE INGENIERÍA ELÉCTRICA, ELECTRÓNICA, INFORMÁTICA Y


MECÁNICA

ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA ELECTRÓNICA

VALORES Y CONSTUMBRES EN LAS SOCIEDADES


RURALES EN EL PERU

CURSO: Sociedad y Cultura

DOCENTE: Parra Argadoña, Hamilton

ALUMNA: Pilares Aguirre, Maria Fernanda

CODIGO: 182980

SEMESTRE: 2018-I

Cusco - 2018

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“Nos comprometemos a consolidar una
nación peruana integrada, respetuosa de sus
valores, de su patrimonio milenario y de su
diversidad étnica y cultural, vinculada al
mundo y proyectada hacia el futuro”

Afirmación de la Identidad Nacional Tercera política

de Estado del Acuerdo Nacional.

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INDICE

1.- INTRODUCCION………………………………………………………………………………………………………04

2.- SOCIEDAD RURAL……………………………………………………………………………………………………05

3.- ¿HAY EN UNA SOCIEDAD RURAL? ………………………………………………………………………………………06

4.- ¿SEGUIMOS CONTRUYENDO UN PERU RURAL? …………………………………………………………………06

5.-DESARRROLLO RURAL EN EL PERU………………………………………………………………………………………07

5.1.-DESARROLLO RURAL RENOVADO……………………………………………………………………………………08

6.- CONSTUMBRES EN UNA SOCIDAD RURAL……………………………………………………………………………10

7.- SISTEMAS DE VALORES………………………………………………………………………………………………………11

8.- CAMBIOS DE LA COMPOSICION URBANA- RURAL…………………………………………………………………12

9.- CONCLUSIONES……………………………………………………………………………………………………………………14

10.- REFERENCIAS………………………………………………………………………………………………………………………15

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INTRODUCCIÓN
La cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y
materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba,
además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los
sistemas de valores, las tradiciones y las creencias. A partir de esta definición, suscrita también por el
Perú, cabe afirmar que nuestro país es depositario de una antigua, diversa y compleja riqueza cultural.

Este documento tiene como objetivo fundamentar por qué, en el contexto histórico actual, es
importante tener presente los valores y costumbres de las sociedades rurales en el Perú, y explicar
de qué tipo de problemática se ocupa. De hecho, existe poco conocimiento de la ciudadanía en
general sobre la razón de ser de las sociedades rurales. Por ello, creando conciencia acerca de su
importancia en el que hacer cultural del país, para lo que ha de valerse de un respaldo estratégico
de los diferentes medios.

Así también, se ha tenido en cuenta varias encuestas sobre las sociedades rurales en el Perú en las
últimas décadas, como también las reflexiones de académicos nacionales y extranjeros involucrados
en el tema, su objetivo es proponer un conjunto de pautas a fin de reforzar los proyectos existentes
y comenzar a generar nuevas ideas y proyectos en los campos de protección del patrimonio, de la
promoción del conocimiento de la diversidad cultural, de las industrias culturales y las artes, y de la
interculturalidad como un vector central de las políticas culturales en el Perú.

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2.-SOCIEDAD RURAL
En las ciudades existe un tipo de cultura y en campo otra, parece una obviedad, y aunque cada
vez mas todo se globaliza con la información, no debemos entender que solo es cultura la
académica, que por cierto también existe en el medio rural con solo comprobar las
estadísticas de alumnos en diferentes niveles de formación incluido el universitario que
lentamente condicionan en mayor medida los criterios y preferencias relacionados con el
trabajo y la calidad de vida de nuestras zonas rurales. La cultura va más allá de los
conocimientos académicos o tener hábitos y costumbres urbanitas, cultura es también
reconocer y respetar otros modos de vida, valores, pautas de relación y capacidad de
respuesta ante los problemas que se plantean en la vida ordinaria.

La sociedad rural es tan respetable como otra cualquiera y se ha formado con la incorporación
de experiencias de siglos, inteligencia y mucho sentido común, además de otros elementos
propios evolucionados o asimilados del exterior, procedentes de la comunidad científica y
académica. Es en definitiva una cultura de síntesis, diversa y rica y por lo tanto uno de los
potenciales del mundo rural que no podrá estar ausente en los proyectos de desarrollo,
especialmente para impedir que nuestras zonas rurales caigan en modos urbanitas y
globalizantes. Deseamos un desarrollo que respete nuestra identidad, con modelos
sostenibles, con un tejido social, industrial y comercial creativo y original que pueda mantener
índices de bienestar y avance social, basado en definitiva en la cultura de la solidaridad entre
los pueblos como base para el desarrollo.

Las diferencias entre países, regiones o comarcas, pueblos o generaciones se manifiesta


principalmente desde la cultura, de donde nace el concepto de identidad. Por ello si pensamos
en el desarrollo de nuestros pueblos debemos considerar como uno de los factores a tener
muy en cuenta la cultura de los territorios a intervenir. Dice Bernard Kayser que “cualquiera
que sea la forma que adopte la cultura, esta constituye el mejor y el más eficaz de los vectores
de desarrollo ya que contribuye a la valorización del potencial colectivo y favorecen el
crecimiento de la personalidad de los individuos”

No queremos en el mundo rural la uniformidad de la globalización, queremos mantener


nuestras diferencias, nuestra identidad, para poder competir con las garantías y medios
suficientes desde “otro” espacio integrado socialmente, sólido, moderno y dinámico,
innovador y creativo.

Por ello es tan importante contribuir al mantenimiento y promoción de la cultura en y de


nuestros pueblos unidos en territorios comarcales. La sociedad rural está solo accesible para
aquellos que se acercan a ella sin tópicos preconcebidos, con respeto y con capacidad para
entender los problemas y colaborar activamente con soluciones cercanas al pueblo,
imaginativas y eficaces. Invertir en cultura en hacerlo en desarrollo.

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3.-¿HAY UNA SOCIEDAD RURAL?

La decisión misma de hablar de una sociedad rural como algo diferente a una sociedad
urbana, y por lo tanto hablar de articulaciones entre algo rural y algo urbano, o de la
urbanización de algo que antes era rural y que ahora cambia porque se urbaniza, es en sí
misma una decisión que podría ser materia de un seminario de tres días. Al respecto, una
anécdota. En 1993, en el V Seminario Permanente de Investigación Agraria (SEPIA) realizado
en la ciudad de Arequipa, presenta una ponencia de balance llamada: Transformaciones en
la sociedad rural. La idea del seminario era –explícitamente– discutir los cambios que venían
ocurriendo en lo rural y lo urbano en el Perú de hoy en la sociedad rural, y se discutía los
procesos sociales, demográficos, productivos, etc., que pensaba estaban reconfigurando el
mundo rural peruano, asumiendo como punto de partida que efectivamente había un
«mundo rural». En el panel de dicho seminario estaba el doctor Julio Cotler, que con su
reconocida agudeza arrancó diciendo: «¿Qué es esto de sociedad rural?». Frente a la
pregunta, inmediatamente se armó una gran discusión que cerró un ingeniero de un
proyecto de una Organización No Gubernamental (ONG) que había escuchado atentamente
toda la polémica que se creó sobre este asunto, diciendo: «… con mucho respeto, mi
nombre es tal, vengo del distrito tal en el departamento tal y he escuchado todo el debate,
y yo no sé dónde ustedes viven, pero donde yo vivo es bien rural». Con esa intervención,
más bien testimonial, terminó un debate que no tenía como generar un consenso
intelectual. Fue un debate que me marcó y que sigue abierto hoy. Y es que hasta ahora
hemos supuesto que hay algo rural, diferente a algo urbano, y tomamos eso como punto de
partida para millones de discusiones sobre la transición de lo urbano a lo rural. No sé si
partimos de un concepto claro o de una percepción, de la constatación que no es lo mismo
el Centro Financiero de San Isidro en Lima, que una capital distrital en Huancavelica, y que
en ambos la dinámica de la vida, el manejo de los tiempos, las afinidades, las
personalidades, la cultura y la gente, serán –al menos en algo– diferentes. Así pues,
seguimos hablando hoy de algo rural que siempre está cambiando, pero que de alguna
manera sigue siendo rural. Ese es el primer punto en debate. Creo que seguimos trabajando
sobre la base de una percepción y no necesariamente sobre la afirmación categórica que
hay algo que podamos medir, Carlos Monge S. 23 palpar, definir y graficar como rural, y que
sea sustantivamente diferente a eso otro que definimos como urbano. Sin embargo y a
pesar de lo mencionado, cada vez que salgo «al campo» en el Perú siento que sí hay algo
sustantivamente diferente.

4.-¿Seguimos construyendo un Perú rural?


En el Perú de hoy, alrededor de los conflictos llamados socioambientales y las lógicas de
conflicto-resistencia-negociación frente a los grandes proyectos extractivos, se está
generando una suerte de nueva mitología de lo rural. Cuando en Cajamarca el Presidente
Regional Gregorio Santos, buscando darle una perspectiva programática a la resistencia
contra el Proyecto Minas Conga, dice que «lo que estamos planteando acá es una Cajamarca

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posminera», está imaginando una Cajamarca básicamente rural, de campesinos, ganados y
granos. Cuando el Consejo Interregional Amazónico (CIAM), con sede en San Martín, se
pone a construir una imagen de futuro que le da una identidad, termina generando un
discurso que propone una vinculación directa desde el espacio amazónico a la globalización,
con sustento en lo que la Amazonía tiene de propia (el bosque, el producto orgánico, el
turismo ecológico y vivencial, la cultura, el paisaje, el pueblo indígena, etc.). Lo urbano,
industrial, petrolero o minero, no es lo que la Amazonía tiene de diferente, no es lo que
puede aportar al mundo, no es la base de la identidad ni de la apuesta. Cuando en Cusco
discuten una Ordenanza Regional para un Cusco libre de minería y se forma una
mancomunidad entre las provincias de Espinar, Chumbivilcas y Canas, cuyo objetivo en el
Perú de hoy específico es frenar la minería, el sustento es la apuesta por el retorno a lo
rural, por seguir siendo rurales, campesinos, viviendo del agua, de la tierra, del ganado y de
la artesanía. En todos esos casos y en esos discursos se está recreando una mitología de lo
rural. Entonces, no solamente seguimos hablando de un mundo rural que por más cambios,
modernizaciones y urbanizaciones que haya vivido y siga viviendo, sigue siendo
básicamente rural, sino que, además, vemos procesos de reafirmación de ese carácter en la
forma de visiones de futuro que recusan los cambios para apostar por esa ruralidad
amenazada por las minas, los pozos petroleros, las ciudades y las industrias.

5.-DESARROLLO RURAL EN EL PERU

El concepto de desarrollo rural predominante en el Perú ha variado en el tiempo y según el uso de


diferentes paradigmas dominantes, generalmente importados.

Es así que en la década de los cincuentas el modelo de desarrollo agrario estuvo fuertemente
influenciado por el boom mundial de la revolución verde. Instituciones adscritas al mismo MINAG
cumplieron un rol importante en el desarrollo tecnológico del agro nacional, con fuerte participación
estatal y algunos gremios agrarios privados también contribuyendo "en alguna medida- al desarrollo
de tecnologías para el agro nacional. Durante los sesentas cobró mayor importancia el paradigma
de la economía dual y la modernización agrícola, con una aproximación "productivista" del
desarrollo rural y en el marco de una política dominante de sustitución de importaciones. Se abogó
con fuerza por soluciones tecnológicas y eficientistas a los problemas de los agricultores. La clave
era aumentar la producción, productividad e ingresos y, con ello, generar "bienestar" para toda la
población.

Durante los setenta, con dos gobiernos militares en el poder y la animación de políticas populistas,
el desarrollo rural estuvo "marcado" por el proceso de reforma agraria, en un marco dominado por
un modelo de desarrollo integral con fuerte participación estatal. Hubo énfasis en la distribución de
la tierra, y una fallida incorporación de los pobladores del campo a la naciente sociedad de consumo
que auspiciaban los intereses de centros urbanos de poder de aquel entonces. Fueron tiempos de
confrontación ideológica interna donde el gobierno requería estabilidad política y promovía la
incorporación de la población rural a una modalidad particular de desarrollo capitalista en marcha.
Hacía finales de los años 70 los resultados de la reforma agraria evidenciaban una grave crisis en el
sector. Los gobiernos militares también fortalecieron los procesos de sustitución de importaciones,

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mediante políticas de protección industrial, urbanización y alguna ayuda, especialmente a los
sectores comerciales agrícolas, que debían suplir las demandas de alimentos a las ciudades.

El desarrollo de corto plazo y las concepciones desarrollistas fueron características imperantes en


los ochentas, lo que, aunado a la poca claridad en la definición de políticas, moldeó una historia
signada por el proteccionismo, asistencialismo y la transferencia vertical de servicios. Esto hizo del
sector agrario uno de los más débiles de toda la economía, y de los agricultores agentes cada vez
más dependientes y vulnerables para participar y competir en un mundo que se movía a gran
velocidad. El otro gran componente del desarrollo agrario de la década de los ochentas, fue la
construcción de infraestructura (destacando los grandes proyectos de irrigación de la costa).

El ajuste estructural y la retracción del Estado fueron las características macro de los noventas. Con
este contexto, la reducción de la participación estatal en los programas de desarrollo rural, frente a
la primacía otorgada al mercado y al sector privado, especialmente en la promoción de políticas
productivistas agrícolas destinadas a incrementar y diversificar la oferta agrícola exportable, fueron
las características más importantes en el campo. Curiosamente este proceso liberal fue mediatizado
con un discurso teórico de desarrollo rural orientado por los "actores principales", con un enfoque
de "abajo hacia arriba" y con un llamado a una fuerte participación de la población rural.

Como se constata a través de la historia, lo central en los modelos teóricos de desarrollo rural del
país no han sido las personas, sino los productos del agro, la tecnología, la distribución de la tierra
y la infraestructura de riego. Según estos modelos, los agricultores y las familias rurales se
beneficiarían como resultado de las acciones y políticas propias de tales modelos. En tiempos
recientes predomina un modelo de desarrollo rural teóricamente completo y complejo, que presta
importancia a aspectos institucionales, territoriales y de una "nueva ruralidad", que aunque a la
fecha no se ha traducido en políticas claras y acciones coherentes, podría servir, con voluntad y
compromiso político, de plataforma futura para el desarrollo rural en el país. Sin embargo, en este
documento se plantea que la existencia de un modelo teórico completo, que teóricamente toma en
cuenta la organización social y el factor cultural del desarrollo, es una condición necesaria, pero no
suficiente, para el desarrollo del agro peruano. Es imprescindible contar con requisitos que deben
cumplirse para que tal modelo teórico integral "calce" con las necesidades y posibilidades de
desarrollo del sector (a manera de condición suficiente).

5.1.- DESARROLLO RURAL RENOVADO


Desde el punto de vista teórico, la discusión y el interés de estudiosos e investigadores rurales
también han evolucionado desde conceptos meramente economicistas a la incorporación de
aspectos relacionados con el manejo eficiente de los recursos naturales y el medio ambiente, hasta
el énfasis en la dimensión social y humana (Trivelli, 2005; De Gregori y Ludwing, 2006). En la
presente década ha cobrado fuerza el interés por el concepto de desarrollo rural con un enfoque
territorial ó sencillamente Desarrollo Territorial Rural (DTR, IICA, 2003).

Shejtman y Berdegué (2002) definen el desarrollo territorial rural (DTR) como "un proceso de
transformación, productiva e institucional, en un espacio rural determinado, cuyo fin es reducir la
pobreza rural". El territorio rural no se concibe como simple espacio físico, que lo es, sino
básicamente como un conjunto de relaciones sociales que dan origen y a la vez expresan una

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identidad y un sentido de propósitos compartidos por múltiples actores públicos y privados. Los
territorios rurales son entonces espacios eco-políticos, dinámicos, expresión de relaciones de
interdependencia y complementariedad que hacen viable la generación de desarrollo y bienestar
(Arias, 2005).

Esta nueva visión de lo rural como territorios multi-funcionales y multi-dimensionales, donde se


interrelacionan diversas actividades económicas, sociales, culturales y ambientales, abren un
conjunto de posibilidades para la población rural basadas en: (a) la actividad agraria vista, en
términos amplios, como un conjunto de cadenas de valor agro-comercial, con acceso a recursos, al
mercado financiero rural, a la innovación tecnológica, a la organización para la producción y el
acceso a los mercados, (b) un aprovechamiento eficiente de los recursos naturales, para prestación
de servicios ambientales, que incluye, entre otros, manejo de cuencas para la conservación de agua
y suelo, preservación de la biodiversidad y ecoturismo, (c) opciones no agrarias, pero relacionadas,
que incluyen la actividad de microempresas rurales, mano de obra asalariada, artesanía, comercio,
turismo y otros servicios locales, (d) la organización social para la participación ciudadana y para la
producción, y (e)las relaciones urbano-rurales, que son fuente de retroalimentación y desarrollo
armónico para esta -artificialmente separada- gran unidad. En otras palabras, la visión territorial
permite visualizar los asentamientos humanos y sus relaciones en un continuo rural-urbano capaz
de potenciar formas de desarrollo armónicas, complementarias y efectivas.

Bajo esta nueva concepción del desarrollo rural sostenible con perspectiva territorial, se propone
cambiar el sentido de relación de las comunidades con el Estado y con las políticas sectoriales. Se
trata de definir competencias en el territorio, en la cual, y sin perjuicio de las necesarias relaciones
entre estamentos regionales y nacionales, se responsabiliza al gobierno y organizaciones locales, de
las decisiones y gestión del desarrollo integral local. Esta consideración conduce a la necesidad de
encontrar mecanismos de alianza y focalización de política en los entes territoriales, en sus
estrategias de desarrollo como conjunto, de forma que la política sectorial transite hacia una
verdadera descentralización de la gestión del desarrollo.

El reconocimiento de la importancia de las realidades locales y de su influencia en los procesos de


desarrollo, han motivado a diferentes instituciones a generar metodologías, diseñar políticas y
emprender acciones tendientes a darle una mayor importancia a los procesos de desarrollo local y
territorial. Se trata de lograr una mayor participación de la sociedad civil y de las organizaciones
sociales y productivas, de estimular procesos de concertación y de consensos entre los distintos
actores de desarrollo rural, así como la construcción de proyectos participativos para canalizar
recursos que permitan satisfacer demandas de inversión, según las exigencias de los pobladores de
un determinado territorio.

GRAFICO: Modelo de Desarrollo Territorial Rural en el Perú


Visión sistémica

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Es importante destacar que este nuevo enfoque se caracteriza por ser:

Multi-temporal e inter-generacional, que implica la ejecución de políticas que "sobrepasen"


gobiernos. Es decir, una política de Estado que tenga objetivos y métodos de largo alcance, poniendo
especial énfasis en el buen uso de los recursos naturales y medio ambiente.

Multi-dimensional, en el cual se recogen todas las dimensiones posibles que es necesario considerar
y "superar" para efectos de lograr el desarrollo: económico, social, cultural y ambiental.

Multi-etapas de la cadena de valor; o sea la posibilidad del desarrollo de una agricultura de contrato
que sea el eje dinamizador de la participación consensuada de todos "o la mayoría- de agentes
claves de los procesos productivo, comercial y de gestión de los agronegocios. El concepto multi-
etapas favorece también una visión integradora de la economía de los territorios rurales,
reconociendo la importancia de la economía rural no agraria, sus vínculos con la economía agraria,
y las dinámicas de los conglomerados agroalimentarios.

Multi-objetivo, es decir objetivos estratégicos relacionados con la competitividad, la sostenibilidad


ecológico-ambiental, la equidad socio-cultural (incluyendo el aspecto del desarrollo humano) y el
objetivo de gobernabilidad. Es en función a cada uno de estos objetivos múltiples que es posible
diseñar lineamientos y actividades de política específica para el medio rural.

6.-COSTUMBRES EN UNA SOCIEDAD RURAL

Los seres humanos creamos cultura. Nuestras formas de pensar, de sentir y de actuar, la lengua que
hablamos, nuestras creencias, la comida y el arte, son algunas expresiones de nuestra cultura.

Este conjunto de saberes y experiencias se transmite de generación en generación por diferentes


medios. Los niños aprenden de los adultos y los adultos de los ancianos. Aprenden de lo que oyen y

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de lo que leen; aprenden también de lo que ven y experimentan por si mismos en la convivencia
cotidiana. Así se heredan las tradiciones.

Mediante la transmisión de sus costumbres y tradiciones, un grupo social intenta asegurar que las
generaciones jóvenes den continuidad a los conocimientos, valores e intereses que los distinguen
como grupo y los hace diferentes a otros.

Conservar las tradiciones de una comunidad o de un país significa practicar las costumbres, hábitos,
formas de ser y modos de comportamiento de las personas.

las costumbres y tradiciones pierden fuerza cuando la gente cambia sus creencias, su modo de entender el
mundo y el sentido de su vida; entonces se procuran nuevas creencias y prácticas, que formaron con el tiempo
otras costumbres y tradiciones.

Al parecer, entre los grupos humanos siempre hay personas que apoyan los cambios y otras que se resisten a
ellos; esto ha sido causa de disgustos y desacuerdos. Quienes se oponen a dejar atrás su cultura, consideran
que las costumbres y tradiciones no son prácticas sin sentido, sino respuestas y soluciones que les han ayudado
a enfrentar el mundo y la vida. Ante la incertidumbre de lo nuevo, lo conocido

Para conocernos mejor como personas y como grupo humano, es importante reflexionar acerca de nuestras
costumbres y tradiciones, pensar y dialogar con la comunidad acerca de que podemos rescatar del legado
de nuestros antepasados. También es necesario discutir con que criterios aceptamos o rechazamos las
costumbres y tradiciones de otros pueblos. Podemos aprovechar nuestra herencia cultural si consideramos
que las costumbres y tradiciones son lazos que estrechan las relaciones de una comunidad, que le dan
identidad y rostro propio, y facilitan proyectar un futuro común.

7.-SISTEMAS DE VALORES

La cultura es un factor de cohesión de los valores convirtiéndolos en guías que aportan determinada
orientación a la conducta y a la vida de cada individuo en particular y de cada comunidad en general. Entre los
valores que se desarrollan, fortalecen y consolidan a través de la cultura, y que desempeñan una función
esencial para el desarrollo comunitario rural integrado se encuentran la honestidad, la responsabilidad, la
verdad, la solidaridad, la cooperación, la tolerancia, el respeto y la paz, entre otros.

Desde el punto de vistas estructural un modelo posee una serie de principios que se elaboran a partir de la
experiencia acumulada en el ámbito del desarrollo comunitario rural y sirven de guía u orientación normativa

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para el diseño de los ejes de desarrollo y los objetivos de carácter estratégicos. Estos principios son, entre
otros, los siguientes:

*Principio de la totalidad. La comunidad rural es un tipo de totalidad compuesta por un espacio geográfico
delimitado, por una población portadora de cultura, identidad cultural, tradiciones, creencias y valores
propios, por recursos naturales, materiales, técnicos y financieros que se utilizan en función del beneficio
común. La interacción, como un todo, de los componentes enunciados genera un tipo especial de totalidad
compleja.

*Principio de la complejidad. El desarrollo rural integrado se presenta hoy como un fenómeno de gran
complejidad por la manera en que se manifiestan las relaciones individuales y colectivas que se dan entre los
habitantes de la comunidad, por las conexiones que se establecen entre las instituciones existentes, y por la
forma en que son percibidos los eventos económicos, sociales y culturales que se dan en la localidad.

*Principio de Integralidad. El modelo de desarrollo comunitario rural integrado debe respetar la idea que la
comunidad es una totalidad compleja por lo que debe estar concebido para actuar como un todo sistémico y
no como la suma aislada de las partes que lo componen. Cuando el desarrollo no se realiza en el sentido
integrador de todas las dimensiones del desarrollo comunitario rural, nos encontramos ante la fragmentación
del desarrollo, aspecto que no propiciaría el desarrollo armónico de la persona. Este modelo de desarrollo, al
centrar la atención en las personas, potencia la integración de todos los procesos, dimensiones y recursos
presentes en la comunidad lo que supone tener una visión global de la realidad en cuestión.

*Principio de contextualidad. Es preciso contextualizar el modelo de desarrollo para que se ajuste a una
realidad concreta, “entendiendo como realidad el conjunto de hechos que se originan como consecuencia de
la práctica social, los cuales se desarrollan, cambian, se modifican, se determinan y son determinados por el
entorno, por las relaciones que se ocasionan como consecuencia de unas determinadas relaciones de
producción”

8.-CAMBIOS EN LA COMPOSICION URBANO-RURAL

Durante las últimas cinco décadas la sociedad peruana ha estado marcada por una clara tendencia
a la urbanización, expresada en l redistribución poblacional en el territorio. Los flujos migratorios se
evidencian, primero, a través de un acelerado crecimiento de la población de las áreas urbanas, así
como de un lento crecimiento y una perdida relativa de población de las áreas rurales.

Según los Cuadros a continuación, los cambios en la composición de la población peruana entre
1940 y 1993, son significativos. De una población mayoritariamente rural en 1940 (65%) pasa a una
población predominantemente urbana en 1972 (60%), aumentando su participación en 1993 a 70%.
La población urbana ha crecido mucho más rápidamente que la rural. Así, las tasas de crecimiento
de la primera en los períodos 1940-61 y 1981-93 fueron de 3.7 y 2.8 por ciento respectivamente.
Mientras que la segunda en los mismos períodos creció a un promedio de 1.3 y 0.9 por ciento

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respectiva- mente. Se aprecia en el último período un descenso relativo de la velocidad de la
urbanización. De 1940 a 1993, la población urbana ha crecido 6 veces, mientras la población
nacional casi 3 veces, la rural apenas en 0.6.

CUADRO N° 1

PERU: POBLACION NACIONAL CENSADA SEGUN AREAS URBANA-RURAL Y TASAS DE CRECIMIENTO:


1940, 1961, 1972, 1981 Y 1993

+----------------------+--------------+---------------+----------------+----------------+---------------+---------------------
------------------+
| | | | | | | TASAS |
| AREAS | 1940 | 1961 | 1972 | 1981 | 1993 +---------+---------+----
-----+---------+
| | | | | | |1940-61 |1961-72 |1972-81 |1981-
93 |
+----------------------+--------------+---------------+----------------+----------------+---------------+---------+---------
+---------+---------+

TOTAL, ABSOLUTO. 6,207,967 9,906,746 13,538,208 17,005,210 22,048,356


2.2 2.9 2.6 2.2
URBANO 2,197,133 4,698,178 8,058,495 11,091,923 15,458,599 3.7
5.0 3.6 2.8
LIMA METROPOLITANA 645,172 1,845,910 3,302,523 4,573,227 6,321,173 5.1
5.4 3.7 2.7
OTRAS 31 CIUDADES 489,822 1,109,272 2,086,901 3,222,589 4,744,989 4.0
5.9 4.9 3.3
RESTO URBANO 1,062,139 1,742,996 2,669,071 3,296,107 4,392,437 2.4
4.0 2.4 2.4
RURAL 4,010,834 5,208,568 5,479,713 5,913,287 6,589,757 1.3 0.5
0.8 0.9

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------
FUENTE: INEI-Censos Nacionales: 1940, 1961, 1972, 1981 y 1993

CUADRO N° 2
PERU: DISTRIBUCION PORCENTUAL DE LA POBLACION CENSADA,
SEGUN AREAS URBANA Y RURAL: 1940, 1961, 1972, 1981 Y 1993

+---------------------+---------+---------+---------+---------+---------+
| AREAS | 1940 | 1961 | 1972 | 1981 | 1993 |
+---------------------+---------+---------+---------+---------+---------+

TOTAL 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0

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URBANO 35.4 47.4 59.5 65.2 70.1
LIMA METROPOLITANA 10.4 18.6 24.4 26.9 28.7
OTRAS 31 CIUDADES 7.9 11.2 15.4 18.9 21.5
RESTO URBANO 17.1 17.6 19.7 19.4 19.9
RURAL 64.6 52.6 40.5 34.8 29.9

------------------------------------------------------------------------
FUENTE: INEI-Censos Nacionales: 1940, 1961, 1972, 1981 y 1993.

9.-CONCLUSIONES

A partir de las constataciones expuestas anteriormente, se desprenden algunas consideraciones


finales sobre los valores y costumbres en las sociedades rurales en el Perú.

1. Históricamente en el país ha existido un divorcio entre el enfoque teórico del desarrollo rural, con
un objetivo central distinto al humano, y una práctica promovida por programas y proyectos
desarticulados entre sí y orientados hacía actividades que promueven "en buena medida- prácticas
paternalistas y asistencialistas dirigidas a satisfacer una agenda de corto plazo. Ello explica, en buena
medida, los altos niveles de pobreza y exclusión social en el agro.

2. A la fecha, aunque en teoría se han superado marcos conceptuales tradicionales del desarrollo
rural y se ha avanzado en la incorporación de aspectos relacionados con el desarrollo humano y la
conservación de los recursos naturales y el medio ambiente (además del crecimiento económico),
aún este esfuerzo no se plasma en logros concretos derivados de políticas de Estado integradoras
de planes, programas y proyectos dirigidos al cumplimiento de determinados objetivos de Estado a
favor del desarrollo rural de territorios específicos. Ello deriva en la consecuente constatación que
el marco teórico es necesario, pero no suficiente.

3. El enfoque de desarrollo territorial (DTR), teóricamente elegante y comprehensivo, es el que


destaca en las propuestas de desarrollo rural reciente en el país, como alternativa a las propuestas
tradicionales. Este enfoque se encuentra presente en la Agenda Nacional, estando fuertemente
influenciado por propuestas utilizadas en otras dimensiones geográficas (internacionales), lo que
limita su aplicación práctica.

4. La propuesta de DTR tiene el reto de superar el divorcio entre teoría y práctica en el país. Ello
implica, entre otras cosas, el cumplimiento de determinados requisitos: (a) fortalecimiento de la
ingeniería institucional, (b) avances en una genuina descentralización del país, (c) priorización de la
agricultura en términos de su importancia en el desarrollo nacional. Sin tales requisitos cualquier
esfuerzo de desarrollo tendrá muy pocas posibilidades de éxito.

5. En la práctica actual, la política agraria privilegia el sector externo como puntal del desarrollo. En
este contexto, el asunto del "desarrollo humano", aunque teóricamente presente en lugar de
privilegio del Enfoque de Desarrollo Rural Territorial (y en la Agenda Nacional), se muestra "de
nuevo, como a través de la historia moderna reciente- relegado a un plano de menor importancia.

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6. Dadas las limitaciones de los enfoques economicistas, el rol del Estado ha vuelto a tomar lugar
importante en la polémica sobre su importancia equilibrante en relación al mercado. La exclusión
social (que no es sólo económica, sino también socio cultural y política) significa que no existe
igualdad de oportunidades para millones de personas, sobre todo las del medio rural. Las "políticas
de Estado" del Acuerdo Nacional abordan ampliamente éste y otros temas, como el desarrollo
sostenible y la gestión ambiental, la búsqueda de la competitividad, productividad y formalización
económica, y el desarrollo de la ciencia y tecnología (Campodónico, 2007).

La implementación de un modelo de desarrollo comunitario rural integrado en el contexto


latinoamericano constituye la única alternativa posible para eliminar o minimizar las
contradicciones antagónicas que se producen entre desarrollo/subdesarrollo,
tradición/modernidad, medio urbano/medio rural, pobreza/riqueza, educación/analfabetismo,
entre otras razones porque: “Un verdadero desarrollo sólo puede ser una empresa suscitada desde
dentro, querida y realizada conjuntamente por todas las fuerzas vivas de una nación. Por
consiguiente, en él deben integrarse todas las dimensiones de la vida y todas las energías de una
comunidad en cuyo marco cada persona, cada categoría profesional y cada grupo social está
llamado a participar en el esfuerzo general y a compartir sus frutos”

10.-REFERENCIAS
https://www.abc.es/toledo

http://www.descosur.org.pe/wp-content/uploads/2015/09/A_Monge.pdf

http://red.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/biblioteca/100710.pdf

https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib0018/cap31001.h
tm

http://vinculando.org/documentos/peru_desarrollo_rural_y_politica_de_estado.html

http://vinculando.org/documentos/peru_desarrollo_rural_y_politica_de_estado.html

http://www.cursosinea.conevyt.org.mx/cursos/vaco/contenido/revista/vc07r.htm

http://red.pucp.edu.pe/ridei/files/2013/01/130106.pdf

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