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Con motivo de nuestra participación en el semi- inicios, porque es bien clarificadora de la orientación
nario sobre Cerámica medieval i postmedieval en que han seguido los estudios desde entonces, y explica
incluso alguno de los problemas que todavía parecen
Catalunya, organizado por el Departamento de Historia
Medieval de la Universidad de Barcelona, los organiza- (des)centrar la atención de los investigadores.
orientación y aportaciones.
como el barón de Davillier (1861, 1879), y ala publica-
La ceramología medieval es, como sabemos, un
ción de los primeros catálogos, como el de la colección
cole00iones, como la del Museo Victoria and Albert, la sobre las que volverá posteriormente, como la equiva-
de] Museo de Cluny o la del conde de Valencia de Don lencia de la expresiónobra de malica y obra de Manises.
Dos años después, en 1908, publicó Osma un
1909 del testar de Paterna, expoli segundo estudio, en el cual recopila numerosos docu-
en sucesivas campañas. de resultas de las cuales las mentos relativos a actos de compraventa de cerámica.
Piezas halladas fueron vendidas a mmm“ de donde procedentes del Archivo del Reino y del Municipal de
'
Pasaron a mstttuctones m
' ' uselsticas.
dorada al presentar un documento de 1362 con referen- los mismos. Los excavadores no publicaron más que
cia explícita a la obra de malica (así como a la produc- breves notas de los hallazgos (Almenar 1918), y hasta
ción azulejera en verde y manganeso, una serie todavía 1921 no se dieron a conocer los primeros resultados a
miento de las tipologías cerámicas‘, pero el autor no A pesar de la escasa divulgación en los medios
abandona la senda del documento escrito, limitándose a especializados, el descubrimiento causó un fuerte im-
asignar arbitrariamente denominaciones para algunas pacto entre los eruditos locales y marcó un cierto cambio
formas. Por último, estudia algunos aspectos relaciona- de rumbo en la investigación. Hasta aquí sólo se conocía
dos con la organización de la producción, como los la producción de loza dorada, gracias a la existencia de
contratos de asociación entre alfareros, la organización piezas de lujo en colecciones privadas. A partir de ahora
gremial o los contratos de fabricación y venta. Sobre se ampliaba el repertorio, incluyendo producciones de-
estos temas vuelve tres años después, en unas breves coradas en verde y morado y en azul, a la par que otras
Adiciones... a la misma obra (Osma 1911), en las que no decoradas, vidriadas o simplemente bizcochadas. El
aporta documentos relativos a compraventa de loza hallazgo permitía además identificar como patemeras
(opus album y opus picte) fechados entre 1317 y 1326. algunas piezas que venían apareciendo accidentalmente
Van de Put, por su parte, inició en 1903 la en Valencia y alrededores y cuya atribución era dudosa.
decorativas a través del análisis de los blasones heráldi- como el análisis ceramológico) para el estudio de la
l903b, 1904, 191 I). Se trata en todos los casos de piezas conducido por los cauces de la documentación y la
de encargo, hechas para personajes de la nobleza o la iconografía. En los años siguientes al hallazgo del testar
realeza, con blasones conocidos. Con este método, Van hay noticias de excavaciones, más o menos controladas
de Put inició una de las vías clásicas de datación, poste- y en cualquier caso mal documentadas, en Paterna,
Manises y Valencia, que contribuyeron a aumentar la
riormente usada con prolijidad por otros investigadores.
masa de material cerámico en circulación y a llenar los
Si bien no llegó a desarrollar una teoría sobre la evolu-
bolsillos de algunos anticuarios (verdaderos promotores
ción de las diferentes series (cabe tener en cuenta que
del expolio), aunque no aportaron casi nada al conoci-
trabajaba sobre piezas de colección, la mayoría de ellas
miento científico.
excepcionales, no sobre materiales arqueológicos), puso
El trabajo de Folch i Torres, mucho más extenso
de relieve la existencia de muchos temas decorativos y
de lo que hace suponer su título, se publicó en 1921 a
los fechó correctamente. La mayoría de las dataciones
modo de presentación de los materiales adquiridos en los
apuntadas por Van de Put para piezas concretas siguen
años anteriores por la Junta de Museos de Barcelona a
aceptándose sin discusión en la actualidad y han servido
Gómez Novella (Folch 1921). Constituye la primera
de base para hipótesis más complejas. A partir de la
referencia extensa acerca de la cerámica decorada en
publicación de los trabajos de Osma, Van de Put se apoya
verde y man ganeso, además de ser el primer acercamien-
constantemente en ellos para articular un discurso más
to de orientación arqueológica al problema. Precisamen-
historícista y proponer una cronología de la producción.
Coetaneo a los trabajos descritos, y conocedor de te esa inspiración lleva a su autor a criticar con insisten-
ellos, Josep Font y Guma publicó en 1905 una recopila- cia, a pesar del lenguaje educado del texto, la falta de
ción de azulejos valencianos y catalanes, entre ellos una planimetrías o fotografías, así como de cualquier obser-
colección de su propiedad (Font y Guma 1905). Se trata vación sobre la estratigrafía del testar patemero, la cual
de una obra eminentemente descriptiva, en la que se nata de reconstruir a partir de indicaciones orales de los
analizan los revestimientos de edificios singulares (por excavadores. Igualmente critica la falta de datos sobre
ciano). Siguiendo la metodología de Van de Put, se no oferien cap particularitat quant al sistema de
descomponen e interpretan los azulejos de temática construcció i de funcionarnent, iguals al de tots els foms
heráldica, proponiendo una cronología para los mismos. primitius» (Folch 1921: IS). En compensación de la
En 1907 se produjeron los primeros hallazgos negligencia de los excavadores, Folch no se resiste a
cerámicos en el Testar de Paterna2 y un año después se publicar una sección de un horno estudiado en Fustat en
inició la excavación del yacimiento a cargo de José 1914 por L. Baroni, a manera de ejemplo.
Almenar, quién al parecer la tomó como asunto propio, Sin datos estratigráficos que le orienten, FolCh
asumiendo los costes de la empresa y la propiedad de lo hace una primera clasificación de los temas decorativos
hallado. A esta primera intervención siguieron otras de en verde y morado, constatando que existe una dable
Vicente Gómez Novella y posteriormente de Vicente filiación, musulmana —directamente emparentada con
Petit en terrenos colindantes, las cuales sacaron a la luz las produccionesdeMadinatllvirayMadinatAl-zahl’a"
La investigación sobre cerámica bajomedieval valenciana... ¡35
y románica, que en su opinión responde a un orden de echaban en falta algunas obras de referencia, como fue
sucesión cronológica. Para él, la producción se iniciaría el extenso artículo publicado algo después por Almela Y
en época islámica y proseguiría tras la conquista feudal Vives sobre terminología, en el que se recoge el léxico
sin mayor solución de continuidad que el comentado citado en la bibliografía publicada hasta ese momento.
cambio temático de las decoraciones. Según sus pala- así como una recopilación de vocablos y expresiones
bras, la producción «Vin a Valencia en els segles XII- tomadas directamente de los alfareros contemporáneos
per a reviure a l’Arago fins als temps modems, en la za a publicar sus primeros trabajos Manuel González
ceramica de Terol». En cierta manera es, como vemos, el Martí. Muchas de las ideas así como de los materiales
primero que introduce la idea de que existe una sucesión empleados en la elaboración de su Cerámica del Levante
de series decorativas excluyentes (verde y morado - loza Español ya están presentes en estos primeros trabajos,
dorada), noción que arraigará en la investigación, lle- comenzando por la síntesis sobre cerámica medieval
gando a contaminar algunos planteamientos futuros. española que da a la imprenta en 1924 (González Martí,
Las décadas de los años 20 y 30 constituyen un 1924). Entre 1926 y 1929 publica varios artículos sobre
periodo especialmente fértil en la investigación histórica revestimientos cerámicos medievales, incluyendo un
en especial en los contenedores de transporte y en los rial hace su aparición en 1944, en un contexto bien
útiles de alfarero warras de enhomar, rodellr, etc), diferente al de apenas una década atrás debido a la
aspecto inédito, frecuentado posteriormente con cierta represión política de la posguerra, que condena al ostra-
asiduidad (Almarche 1918). El trabajo es poco más que cismo a algunos de los principales eruditos locales.
una recopilación de marcas, sin llegar a establecer filia- González Martí, quien demuestra buenas relaciones con
ción con los artesanos conocidos a través dela documen- el Régimen, consolida entonces su imagen de máximo
tación de archivo. Tras éste, publicó el mismo autor otro especialista en cerámica medieval, en especial a partir de
la creación del Museo Nacional de Cerámica en 1954,
trabajo dedicado a los sacarrats, tableros cerámicos
pintados usados para decorar las calles entre las vigas o cuya dirección asume y através del cual alcanza una gran
los aleros (Aimarche 1924). En el mismo analizaba la proyección internacional. No es casual que su Cerámica
decoración de diversas piezas procedentes de colección, del Levante Español constituya cita permanente, en
Xara (Chabas 1889), decorados con inscripciones en para referirse a las producciones medievales en la Penín-
la producción cerámica medieval valenciana en la Geo- edad media, incluyendo materiales valencianos pero
1926) en forma de índice onomástico de alfareros, de islámica, el autor aborda de lleno el estudio de la produc-
cada uno de los cuales daba a conocer documenta o ción en verde y manganeso y en azul, clasificando los
na de los Museos de Barcelona. volviendo a abordar esquemáticos, que atribuye a Paterna, y otra con motivos
algunos de los temas ya tratados (Folch 1926. 1928, afines a los de la loza dorada clásica, que considera
maniseros y posteriores a los anteriores. En
1931). A su vez. Gómez Moreno publica Cerámica
Medieval Española (Gómez Moreno 1924), resumen de respecta a la loza dorada, distin
. lo que
enfrontados o canelas epigráñcas, el cual sitúa en la construcción de González Martí fue su convicción enla
primera mitad del XV. Los grupos restantes los trata más prioridad de la producción patemera frente a la de
someramente. asígnándoles cronologías correctas, aun- Teruel, cuestión que fue objeto de debate con diversos
que no siempre ajustadas. Finalmente estudia las deco- investigadores aragoneses. En 1951, Jaime Camana
raciones de los reversos de las piezas doradas. rebatía la opinión del valenciano argumentando que el
El autor dedica un extenso capítulo de este primer desarrollo del arte y la cerámica mudéjar había seguido
volumen, significativamente titulado «Ir-radiaciones de el ritmo de la conquista feudal, que se había resuelto de
la cerámica de Paterna y Manises», a estudiar las produc- norte a sur y no a la inversa, y que a finales del XII -antes,
ciones de Teruel y Manresa, a las que, de forma más o pues, de la conquista de Valencia— ya existía en Teruel
menos explícita, considera derivaciones de las valencia- una industria alfarera dedicada a la fabricación de mate.
nas, no pudiendo evitar incurrir en apreciaciones riales de construcción y cerámica culinaria de la que
chauvinistas de «calidad» estética o de factura. buenarnente pudo derivar una producción decorada
El segundo y tercer tomo de la Cerámica del (Camana 1951). Similares argumentos empleaban una
Levante Español, aparecidos mucho después del prime- década más tarde Almagro y Llubia en un extenso
ro (González Martí 1952a y b) están dedicados a estudiar trabajo dedicado a la industria alfarera turolense desde la
los revestimientos cerámicos aplicados en la construc- edad media a la actualidad, en el que se estudiaba la
ción. El primer capítulo es una recapitulación sobre el organización de la industria a partir de datos históricos y
empleo del ladrillo y el azulejo a lo largo de la historia, de archivo, y se describía la producción, agrupada por
donde incorpora materiales ya publicados entre 1926 y siglos, basándose en los restos cerámicos conservados
1929. Seguidamente estudia los alicatados, reseñando en colecciones particulares o hallados por los autores en
los principales ejemplos conocidos, y finalmente los excavaciones propias (Almagro y Llubia 1962). A tratar
azulejos, los cuales describe con gran profusión. En el polémico asunto del origen de la cerámica, dedicaban
particular, dedica especial atención a la clasificación de los autores un capítulo completo, en el que reiteraban los
los temas heráldicos, primeramente los referidos a insti- razonamientos de Caruana, añadiendo que, según el
tuciones y personajes eclesiásticos, siguiendo por los Repartiment de Valencia, las villas de Paterna y Manises
reales y nobiliarios (ya en el tercer tomo) y acabando con -carentes de tradición alfarera- habían sido entregadas
los emblemas gremiales. Este último tomo se completa tras la conquista a Artal de Luna, noble aragones, señor
con un estudio de los socarrats atendiendo a sus motivos además de Muel y Villafeliche (Almagro y Llubia 1962:
ornamentales, así como una interesante recopilación de 27), villas afamadas por su producción cerámica. Apo-
tablas góticas con representaciones de cerámicas y azu- yaban estos argumentos con ciertos hallazgos de cerámi-
El principal logro del monumental trabajo de (Almagro y Llubia 1962: 20 y 58), sin mayor indicación.
González Martí es el de mostrar ordenadamente una gran Los autores afirmaban incluso que la loza decorada en
cantidad de piezas que permiten repertoriar casi al com- verde y marrón se expande desde Aragón («iniciada no
tado es desigual: están mejor tratadas las series verde y Francia e Italia (Almagro y Llubia 1962: 19-20).
morada y la azul, que la loza dorada (a excepción del Algunos años antes M. Olivar había buscado un
estilo persa), y apenas se presta atención alas produccio- punto de consenso con una obra dedicada al estudio de la
nes comunes. El autor pone escaso énfasis en considera- cerámica del siglo XIV en la Corona de Aragón (Olivar
ciones cronológicas, pero en general se trasluce un 1952). Es éste el trabajo de un experto documentalista a la
concepto evolutivo de la producción, que parece comen- par que buen ceramólogo, que compendia los conocimien‘
zar en Paterna con las series en verde y morado (siglos tos que en ese momento se tenían sobre la industl’ia
XIII y XIV), seguidas posteriormente por la loza azul y cerámica medieval en los diferentes centros productores,
la azul y dorada temprana (siglos XIV y XV), para tomar superando las visiones excesivamente partidistas. Rupee-
posteriormente el relevo Manises, de donde saldrán las to a la polémica entre Paterna y Teruel, adopta una [’05tura
últimas producciones en azul y las restantes series en ecléctica, afirmando la pertenencia de las cerámicas fl"
dorado —primero combinado con el azul y luego solo- . ambos centros a un tronco común derivado de la cerámlca
El esquema, brutalmente resumido, se asienta en dos verde y manganeso de época califal. Más en concreto.
criterios: por una parte, un orden de sucesión excluyente Olivar se plantea retóricamente que o bien aceptar“?s
de las series, y por otra, la existencia de dos únicos hipótesis, o concluimos que «los objetos cerámicos Pm‘a'
centros alfareros —Patema y Manises- con producciones dos procedentes de Paterna derivan de los fabricados en
diferentes. El autor conoce otros centros alfareros co- Teruel, o viceversa» (Olivar 1952: 39-40). En g
marcales, tanto por documentación de archivo como por elude pronunciarse sobre el tema, pero parece münarsc
hallazgos propios (González Martí 1944: 231; 1967), por un inicio precoz de la producción en Teruel. probable‘
organización de la industria en cada centro a partir de sentido se apoya bastante en las propuestas de Van de
fuentes propias o bibliográficas, describe correctamente Put), exponiendo finalmente un repertorio de formas. La
las producciones, y puntualiza con precisión detemúna- última parte del libro está dedicado al reflejo de Aragón,
Manresa, que considera infundada no habiéndose halla- En la misma línea del trabajo de Fronthingham.
do restos de alfarerías en el citado término, ola cronolo- pero más recientemente, Balbina Martínez Caviró (1982)
gía de la serie valenciana en verde y manganeso, de la ha publicado otra síntesis sobre la loza dorada, en la que
cual recuerda había sido hallado un ejemplar en el lote de establece un cuadro de elementos decorativos (no tanto
Pula, que le lleva a situar el final de la producción en la de grandes temas decorativos cuanto demicraelememos,
segunda mitad del XIV. Dedica un extenso capítulo a motivos de relleno más susceptibles a los cambios de
comentar los documentos existentes sobre los alfareros moda), proponiendo dataciones ajustadas para ellos. El
de Manises y sobre el probable origen nazarí de la trabajo se fundamenta sobre análisis iconográfrcos y
producción de loza dorada, opinión que comparte. No heráldicos, a pesar de lo cual ha sido profusamente usado
obstante, opina que los beneficios que obtenía la señoría por los arqueólogos para fechar sus materiales
industria directamente auspiciada por la familia Boi]. La investigación sobre cerámica medieval valenciana
cul" [03 llamados vasos de la Alhambra, entre iinales los lastres del coleccionismo y se había provisto de un
enana. la cual considera una denvwón de l? 22:30“ nacimiento en España de la arqueología de intervención
introducida por artesanos de origen murctal' ¡0' coincidió con el desarrollo a nivel europeo de la arqueo-
. ' tanto
ella, estudia las diferentes temáticas decorativas ( logia medieval y postmedieval. como lo prueba la fecha
de los anversos como de los “Verso” “opti: de aparición de las principales revistas especializadas en
internacionales sobre cerámica medieval perrnitió estu- En 1987 López Elum reflexionaba en un breve
diar los diferentes producciones desde una perspectiva artículo sobre la repercusión de la conquista feudal en el
sión, y analizando los fenómenos de comercialización de experimentados por ésta fueron lentos y no se iniciaron
hasta el primer cuarto del XIV. En su opinión la produc_
productos o de difusión de técnicas alfareras en su escala
adecuada. ción cerámica bajomedieval valenciana «no es ni un
ceramología bajomedieval valenciana se dio en el con- nal, ni un producto de raíces cristianas, sino el resultado
de la implantación en tierras valencianas de las cerámi-
groso de Siena, donde se presentaron dos trabajos al
cas que en aquellos momentos se fabricaban en el Reino
respecto. En el primero de ellos, a cargo de un abultado
de Mallorca» (López Elum 1987).
equipo de investigadores (Lermaet aiii 1984), se expuso
una sistematización de la loza decorada producida entre
Los trabajos de López Elum, a pesar de centrarse
los siglos XIII al XVI. Las tesis presentadas, forzoso es en aspectos materiales, revelan una perrnanente descon-
decirlo, bebían mucho de la tradición cerarnológica fianza hacia las fuentes de esta naturaleza, esto es, hacia
anterior, pero incorporaban los primeros datos proce- la arqueología, o quizá más bien hacia sus practicantes,
dentes de las recientes intervenciones arqueológicas, los arqueólogos. Sin embargo, creemos que los dos
razón por la cual no se establecían distingos entre la trabajos valencianos presentados el congreso de Siena
producción de Paterna y las de Manises, toda vez que las no sólo no eran contradictorios, sino que se complemen-
excavaciones de ambos centros estaban arrojando reper- tan a la perfección, a pesar de la insistencia de Elum por
torios semejantes. Lo más relevante del trabajo fue singularizar sus posturas. La tesis expuesta en 1987
quizás dar a conocer dos nuevas series cerámicas, la defendiendo una transición paulatina entre la produc-
verde y manganeso esquemátíca, una variante tardía ción alfarera islámica y la bajomedieval, no sólo es
dentro de su grupo (fechada en la segunda mitad del razonable desde el plano teórico, sino que se demuestra
XIV), caracterizada por la simplicidad delas decoracio- diariamente con la documentación y los hallazgos ar-
nes, en su mayoría de dominante radial; y la loza dorada queológicos, a pesar de algunas voces en contra que
de estilo malagueño, primera labor de reflejo luego comentaremos. La propuesta, sin embargo, de un
bajomedieval, con una fecha de inicio propuesta a prin- origen gamatí para la producción alfarera bajomedieval
cipios del XIV. Igualmente, se proponía una clasifica- es inaceptable si se refiere a la globalidad de la industria
ción de la loza azul en tres grupos sucesivos: arcaico, alfarera, pues como ahora veremos, el peso de la tradi-
clásico y pleno. El comienzo de la producción decorada ción local es más que destacado; por contra, si se refiere
En ese mismo congreso, Pedro López Elum rraneo occidental entre los siglos XII al XIV le permitiría
demostraba la vigencia de la investigación basada en la sugerir otros centros de difusión al margen del nazarí.
A estudiar ese problema (esto es, la transición
documentación archivística, presentando un artículo en
entre la industria alfarera almohade y la bajomedieval)
el que enmendaba algunos errores de Guillermo de
desde todos los puntos de vista disponibles, incluyendo
Osma y de otros estudiosos de la primera mitad de siglo
el lexicológico, dedicamos un trabajo en 1988 conjunta-
(López Elum 1986). El autor analizaba diversos contra-
mente con Jaume Coll (Coll, Martí, Pascual 1988). El
tos para la producción de cerámica fechados entre 1325
énfasis que pone López Elum en distanciarse de sus feudal de Valencia. De hecho, la conmemoración en ese
reflejo metálico, aunque opina, como novedad, que ésta conquista, llevándolo al terreno de la arqueología. Se
fue el motor que provocó el desarrollo de las restantes partía dela hipótesis que la industria alfarera bajomedieval
series decoradas (verde y manganeso y azul). Por lo debía ser el resultado de la simbiosis entre la tradición
demás, insiste como aquéllos, en el predominio inicial alfarera almohade y la procedente de los territorios
de los artesanos de origen mudéjar o en la importancia cristianos aragonés y catalán. La comparación entre los
de la tradición indígena en la producción. Sitúa el inicio diferentes repertorios cerámicos demostró que la indus-
de la producción a principios del XIV, apoyándose en la tria alfarera bajomedieval, y por ende el mercado coetá-
inexistencia de menciones anteriores a cerámica deco- neo, habían aceptado de la tradición musulmana md”
rada en los aranceles aduaneros de la Corona de Aragón. aquellas formas y avances técnicos que suponía“ un
Por último, en su afán por polemizar con toda la incremento del repertorio de vajilla o una mejore de
historiografía anterior, rebate los argumentosdeAlmagro calidad, siempre y cuando ello no enuaba en Connie“,
directo con sus tradiciones culturales, como sucedía coll
y Llubia sobre la preeminencia de la cerámica de Teruel
140 Cerámica Medieval i Postmedíeval.- MAMI“. IM
, GRANADA
VALENCIA
l
. i
l
i
l
Finales
¡malos
s.Xl|l
s, XIV
l
I Posiblemente. primeros 'Jarros de
la Alhambra" verde-marrón
Primeras cerámicas
halladas en
de
contexto
rellejo metálico
arqueológico
y
(Valancra)
.
l
1300}- —— ¡-
_ ' —l
Verde-marron de
l Rellejo metálico con repertorio Relojo metálico
"estilo clásico'
formal y decorativo propio ('estilo malagueño
primitivo“)
1 miteds,>óv
Reflejo metálico
('estilo malagueño
evolucionado“)
Primeros ejemplares
de reflejo metálico de
Loza azul de
'tipo Pula' hallados en
contexto fechado “estilo arcaico'
(Rougievs)
osquemático'
2!
mitad
s.XlV
Series de transición
Loza azul
Plena
anivellat per a construir darnunt la segona terrisseria. destrucción (con presencia de cerámica azul) una mone-
Pensem que la primera terrisseria estaría en da de Jaime II, con un margen de circulación entre 1291
funcionament durant al menys la segona meitat del s. y 1360. En opinión de Mesquida, «la couche infériere est
XIII. Seria abandonada a finals del XIII i reformada per done antérieure a ces dates, elle ne peut done dater que
a construir la segona terrisseria» (l) (Mesquida 1987, p. de la seconde metió du XIIIe siecle» (l) (Mesquida 1993,
pongamos por caso, en el XIV, será del XIII) es frecuente en contextos cerrados o niveles de fundación o de aban-
entre los arqueólogos, pero ello no autoriza a confundir dono bien documentados vengan a enriquecer la polémi-
la vigencia de un edificio con la datación de la cerámica ca cronológica, pero por el momento los análisis de las
hallada en su nivel de destrucción, ni asociar series secuencias estratigráfrcas y las asociaciones de materia-
cerámicas a fases constructivas. les dentro de cada estrato, unido a la comparación con
foso de la muralla islámica, colmado con cerámicas hace algún tiempo el siguiente esquema cronológico
monocromos melados y cerámicas bizcochadas. Por Lerma en lo referente a la loza dorada de estilo malagut'
encima del mismo. restos de habitación y en su nivel de ño y a la serie plena de la loza azul, grupos incluidos en
Wim bajomedieval valenciana
esgrañados y gran variedad de cerámica monocroma y actividad los primeros talleres autóctonos de cerámica
bizcochada. A su vez, las primeras lozas azules y aún las
estannífera decorada, algunos de ellos conocidos y
series clásicas de esta producción conviven con la loza
excavados (como es el caso del de Sainte-Barbe en
dorada de estilo de Pula (y en nuestra opinión con las
Marsella), y otros tan sólo intuidos en tomo a Montpelier
verde y manganeso esquemáticas). En 1987 expusimos
o el valle del Ródano (Amouric, Demians, Vallauri
ciones que se corroboran reiteradamente en las interven- sentido antihorario) y por vía marítima, por el cual se
ciones arqueológicas en la ciudad. La datación del grupo trasmiten, arraigan y se reproducen los conocimientos
de Pula, fechado ampliamente entre el segundo cuarto y técnicos necesarios para la fabricación de cerámicas
finales del XIV (Berti, Tongiorgi 1974; Blake 1986), es decoradas —singularmente en verde y marrón, pero no
la clave para ordenar estas series a lo largo de la centuria. sólo- sobre vidriados de estaño. Con seguridad el proce-
Ello no impide, sin embargo, que la producción so fue de una complejidad mucho mayor, pues la inten-
de algunas de las series decoradas pudiera comenzar sidad de intercambios comerciales en esta esquina del
la fabricación, toda vez que, como señalamos, carece- cada taller eran conocidas de puerto en puerto. Según
¡43
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