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La calle de las bestias lujuriosas: Balance de estudios

sobre la intersección entre masculinidades y


negritudes.

Andrés Felipe Vásquez Mosquera - 1432678


Estudiante de sociología
Universidad del Valle

I. Introducción
Este es un balance de algunos estudios que desde las ciencias sociales abordan el tema del
género y la raza, más puntualmente las formas de ser hombre y las formas de negro en
Colombia. El criterio que se usó para elegir los trabajos fueron los siguientes: que utilizaran
las dos categorías hombre y negro, que fueran publicaciones colombianas o, al menos,
escritas por colombianos, y que estuviesen escritos en una fecha no menor a 1997, o sea
que se hayan escrito hace máximo 20 años.

Las categorías masculino y negro no pueden ni deben ser abordadas por sí solas, desde el
enfoque de la interseccionalidad, estas deben ser abordadas en relación a otras categorías,
la más importante de ellas es la clase. En los estudios abordados no se habla
específicamente de raza y género. Sin embargo, el objetivo de este estado del arte es
mostrar la forma en que estos estudios entienden la intersección entre el ser hombre y el
ser negro.

A continuación se presentarán los textos, intentando establecer las interrelaciones y las


divergencias entre ellos. El orden en que se presentarán será cronológico, desde 1998 hasta
el 2015. Lo cual nos permitirá entrever la evolución que han tenido las categorías señaladas
a lo largo del siglo XXI en Colombia. El problema que puede presentar este estado del arte
está ligado a la heterogeneidad de los sujetos de estudio: hombres de distintos parajes
geográficos dentro de Colombia, que se caracteriza por tener diferencias territoriales y
culturales muy marcadas. En el último apartado de este texto se hará una reflexión sobre el
balance realizado.

II. Balance sobre los textos realizados


El orden de los textos será cronológico empezando por el más antiguo. Este es el de Viveros
(1998), que es quizá el que trata de forma más pura el tema de las masculinidades y la
negritud. La autora analiza cómo se construye la identidad masculina y la identidad racial
en dos regiones distintas de Colombia, Quibdó y Armenia. Para ello reconstruye la
trayectoria de vida de hombres de estas ciudades, identificando momentos clave en su vida,
sobretodo en su proceso de socialización, mostrando cómo se van construyendo como
hombres y en el caso de Chocó, como se van construyendo como hombres negros. A partir
de ello identifica patrones en la construcción de la masculinidad, así como algunas
diferencias culturales. Esta autora identifica que los quibdoseños negros construyen su
identidad en contraposición a la masculinidad blanca, considerando que por ser negros
deben ser más atléticos, mejores en la cama y tener otra serie de atributos físicos que los
diferencien. Lo que Viveros encontró es que la masculinidad es medida por dos
dimensiones. La primera, la capacidad de conquistar mujeres, el ser fuertes, potentes, etc.
Y la segunda, el ser responsables de su familia, cumplir con los deberes que tienen y ser
sobretodo buenos padres.

El documento de trabajo producido por Urrea y Quintín (2000) también recurre a las
entrevistas. Ellos analizan cómo se van creando las identidades masculinas de jóvenes
menores de 25 años en los barrios excluidos de Cali. Estos autores también ponen especial
énfasis en la sociabilidad de los jóvenes, aunque al igual que Viveros (1998) tiene en cuenta
los factores socioculturales de cada grupo, estos autores tienen en cuenta la situación
socioeconómica de estos jóvenes, para afirmar que por estar en una situación de exclusión,
construyen sus identidades de género de forma diferenciada y contrapuesta a como la
construyen otros jóvenes que residen en otros sectores no excluidos. Como este sector que
estudian se caracteriza por tener una población mayoritariamente negra o
afrodescendiente, los jóvenes que allí residen construyen su identidad masculina
contraponiéndola a la identidad blanco/mestiza, que es la que predomina afuera de su
“guetto1”. La masculinidad que construyen estos jóvenes se caracteriza por ser violenta, es
una hipermasculinidad, una exageración de la masculinidad hegemónica.

Por su parte, Hincapié (2010) hace un análisis de la novela Risaralda de Bernardo Arias
Trujillo. Este análisis lo hace desde las categorías de raza, sexualidad y masculinidad. Lo que
muestra es cómo el discurso de la época en que fue escrita la novela (principios del siglo
XIX) era el discurso de la naciente nación colombiana. Dentro de este discurso el negro es
un ser subordinado, al igual que la mujer. En la novela, la forma de vida de los negros es
primitiva, en clara contraposición a la forma de vida de los blancos. Pese a esto, lo que
Hincapié encuentra es que en la novela hay una erotización del cuerpo del hombre negro,
que es considerado más potente, más sexual y más lujurioso.

En el análisis de este autor resalta la figura de Franz Fanon, a quien critica porque construyó
su teoría sobre la liberación de la cultura negra sin tener en cuenta las nociones de sexo y
sexualidad. Este autor menciona que Fanon quería que el hombre negro fuese libre, pero
para él un hombre negro homosexual era inconcebible. La homosexualidad, así, era cosa de
blancos.

En cambio, Gil (2010) retoma a Fanon como eje central de su estudio. Fanon decía que el
camino al “éxito” de un negro, era el camino de los blancos. Y esto es lo que encuentra Gil
en su estudio sobre cómo se construye el discurso de la “belleza negra” y el “éxito negro”
en las revistas sociales de Colombia. Este autor encuentra que los negros que consiguen
ascender socialmente o logran cierto reconocimiento por sus logros artísticos, son descritos
como personas que tuvieron suerte y que son excepciones, que por su condición de negros
no deberían estar donde están, y que para mantenerse en esa posición deben entrar en un
proceso de “blanqueamiento”. Aunque el análisis del autor se centra en las mujeres, este

1
“Al preguntársele a los jóvenes del barrio Charco Azul (franja oriental de Cali) qué significa “ghetto”,
expresión que se usa frecuentemente en los temas musicales, dan respuestas del siguiente tono: “es el
barrio bajo”, “barrios de negros”, “la gente de los barrios del Distrito de Aguablanca”, “la gente de por
aquí”,“donde hay muchos ladrones”, “la gente pobre o humilde”, “barrio donde se vive la violencia”,
“Ghetto por ser negro y pobre, esos nombres se los colocan a las invasiones” (Urrea & Quintín, 2000, pág. 4)
propone que cuando un hombre negro es reconocido artísticamente, se le asocia con la
masculinidad de la cultura hip-hop estadounidense, o sea, como un hombre exótico.

Ahora bien, lo que hace Bello (2015) es totalmente distinto. A partir de entrevistas y
observación no participante en una cárcel de Bogotá, la autora encuentra cómo dentro de
allí se refuerzan los estereotipos y el racismo que hay en la sociedad. Este racismo es sufrido
tanto por los guardias negros como por los convictos negros. Dejando a los hombres negros
en una posición inferior respecto a los hombres blancos. Este es un común denominador en
los cinco textos, la subordinación de los negros es evidente. Tanto en la realidad empírica
(lo demustran Urrea y Quintín, 2000) como en el discurso. Discursivamente se les realzan
los atributos físicos, pero se les considera faltos de atributos intelectuales.

Sería interesante ver un estudio de corte más cuantitativo que permitiera observar otras
facetas de más largo aliento temporal de las masculinidades y de las identidades negras.

Referencias
Bello, J. (2015). Género, cuerpo, racismo y complejo industrial de prisiones: experiencias de
personas negras en una cárcel de Bogotá. La manzana de la discordia, 10(2), 7-25.

Gil, F. (2010). El ‘éxito negro’ y la ‘belleza negra’ en las páginas sociales. La manzana de la
discordia, 5(2), 25-44.

Hincapie, A. (2010). Raza, masculinidad y sexualidad: una mirada a la novela Risaralda de Bernardo
Arias Trujillo. Nómadas (col)(32), 237-248.

Urrea, F., & Quintín, P. (2000). Ser hombre negro y jóven: construcción de identidades masculinas
entre sectores populares excluídos en Cali (Colombia). Cali: CIDSE.

Viveros, M. (1998). Quebradores y cumplidores: Biografìas diversas de la masculinidad. En T.


Valdés, & J. Olavarría, Masculinidades y equidad de gènero en Amèrica Latina (págs. 36-
56). Santiago de Chile: FLACSO.

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