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ISSN: 1909-8391
tesispsicologica@libertadores.edu.co
Fundación Universitaria Los Libertadores
Colombia
Pp. 74 - 88
Marcelo Grigoravicius**
Patricia Regueiro***
Virginia Maza****
María Fabiana Abalde*****
julio - diciembre / 16
Vol. 11 - Nº 2
patregueiro@yahoo.es
**** Licenciada en Psicología, Universidad Argentina J. F. Kennedy. Correspondencia:
vmaza@fibertel.com.ar
*****Licenciada en Psicología, Universidad Argentina J. F. Kennedy. Correspondencia:
lic.abalde@gmail.com
Vol. 11 - Nº 2 julio - diciembre / 16 Pp. 74-88 ISSN 1909-8391 75
Pp. 24 - 35
ABSTRACT RESUMEN
This article shows partial results of an investi- Este artículo presenta resultados parciales de una in-
gation whose general objective is to explore the vestigación cuyo objetivo general es indagar las no-
notions of “child” that hold, implicitly or expli- ciones de “niño” que sostienen, de manera explícita
citly, the main referents of psychoanalysis, and o implícita, los principales referentes del psicoanáli-
if the child is a subject of the unconscious with the plantea si el niño es un sujeto del inconsciente con 75
same status of adults. It could be thought that the el mismo estatus de los adultos. Puede pensarse que
notion of “child” that Freud holds throughout his la noción de “niño” sostenida por Freud a lo largo
work flows out in different clinical practices asso- de su obra desemboca en diferentes prácticas clínicas
ciated with such ideas. asociadas a dichas concepciones.
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Keywords: Psychoanalysis, children, infantile sexuality. Palabras clave: Psicoanálisis, niños, sexualidad in-
fantil, teoría de la seducción, fantasía inconsciente.
Introducción al Otro, cuyo ejemplo más concreto, señalan,
es la “edad de los porqué”. Desde un enfoque
La pregunta sobre qué es un niño no es no- similar, Flesler (2014) propone pensar al niño
vedosa, ha sido planteada desde hace tiempo según los tiempos subjetivos; plantea una clí-
El recorrido vital familiar en la contemporaneidad
por diferentes disciplinas como la historia, la nica con niños basada en el tránsito por estos
sociología, la psicología, la antropología, la fi- tiempos lógicos y no cronológicos y que, por
losofía y también desde el psicoanálisis. No lo tanto, no dependen de la edad del paciente.
obstante, recientemente la proliferación de Por su lado, Lagos (2014) sostiene que el niño
“nuevos” diagnósticos que afectan a la niñez es un sujeto en pleno ejercicio, y como tal debe
como el Trastorno generalizado del desarro- ser conceptualizado en el campo del lenguaje,
llo, Trastorno por déficit de atención ADD, el en función de coordenadas simbólicas y no
bullying, las situaciones de extrema violencia en cronológicas. Por su parte, Zafiropoulos (2012)
las escuelas, entre otros, despiertan tal estado sostiene que para el psicoanálisis clásico existió
de alarma en la sociedad y en los profesionales, un “niño ideal” cuyo paradigma es el pequeño
que suelen cuestionarse sobre la vigencia del Hans: el “niño fóbico”. Afirma que existe una
psicoanálisis a la hora de dar respuesta a los pa- necesidad de resituar el lugar del niño, ya que
Pp. 74 - 88 decimientos de los niños. ese supuesto ideal no es un fenómeno univer-
sal. Por el contrario, el autor sostiene que, en la
Los cuestionamientos al psicoanálisis con niños actualidad, el niño ocupa el lugar de objeto en
se remontan a sus inicios, se han escuchado y un lugar de “desecho fetichizado”.
escrito infinidad de críticas y descalificaciones
(Grigoravicius, 2011). Sin embargo, la virulen- Colette Soler (2014) analiza justamente la no-
Johanna Jazmín Zapata Posada
María Eugenia Agudelo Bedoya
cia con la que se plantean en nuestros días, so- ción de “infancia” en la teoría psicoanalítica.
bre todo desde ciertos sectores de la psiquiatría, Desde el punto de vista ético, la autora afirma
las “neurociencias” y la psicología cognitivo- que la decisión subjetiva ya está presente en la
conductual, merece que desde el psicoanálisis infancia, incluso antes de los seis años, cuestión
se brinde una respuesta responsable sobre qué fundamental al plantearse la responsabilidad
es un “niño”, basada en una indagación siste- subjetiva en la clínica. Asimismo, reflexiona so-
matizada sobre las nociones sostenidas por los bre las condiciones históricas, afirma que, si en
autores referentes en el tema. la época de Freud los niños anhelaban ser adul-
tos, hoy podría decirse que son los adultos los
Actualmente, se registran numerosas opinio- que quieren ser como niños “sin problemas ni
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nes, reflexiones y aportes personales de psicoa- responsabilidades”. Esta suerte de inversión de
nalistas en columnas de actualidad y medios de los ideales hace trastocar el lugar de los adultos
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76 circulación masiva, pero escasas investigaciones en la sociedad y, por ende, de los niños. De ahí
académicas sobre el tema. Sin embargo, algu- que las nociones de “niño” y de “adulto” estén
nos autores han mostrado interés en repensar en proceso de cambio. La autora señala la im-
ciertas categorías que parecen “naturalizadas”; portancia de considerar que debemos pensar en
Peusner y Lutereau (2013) se hacen un cues- niños cuyo Otro de la época ha cambiado.
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Este momento que caracterizamos como prep- realizar un acto defensivo y provocan una sepa-
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nalíticas y finaliza en 1897. Se trata de un mo- lograba determinar qué tipo de “predisposición
mento en que se encuentran en germen, las patológica” es la que distingue a unos de otros.
ideas que se desarrollarán más adelante, dando
cuerpo teórico a los fenómenos inconscientes; En este contexto, Freud esboza una hipótesis
en un movimiento que irá del método catártico etiológica de las neurosis y postula la llamada
teoría de la seducción o traumática. Sostiene que imposibilidad de integrar la experiencia). Aquí
las neurosis poseen una etiología sexual, aunque la escena no es objeto de represión; solo en un
la herencia aún no es descartada en su totalidad. segundo tiempo, con un nuevo acontecimiento
Luego de varios años de investigación clínica que no comporta necesariamente en sí mismo
El recorrido vital familiar en la contemporaneidad
y de vacilaciones en su intento por teorizar la una connotación sexual, evoca por algunos ras-
etiología de la histeria más allá del factor here- gos asociativos el recuerdo del primero. Es así
ditario, en una carta enviada a Fliess en 1895, que el recuerdo es reprimido por la excitación
Freud menciona por primera vez la teoría de la que desencadena. Generalmente, este segundo
seducción. Afirma: “¿ya te he comunicado, oral- tiempo se lleva a cabo en un momento de la
mente o por escrito, el gran secreto clínico? La vida del sujeto cuando las condiciones somáti-
histeria es consecuencia de un espanto sexual/ cas de la excitación se integran a la experiencia.
presexual. La neurosis obsesiva es la consecuen- Lo que deviene traumático es el recuerdo y no
cia de un placer sexual que después se mudó en el acontecimiento mismo en el momento de la
un reproche” (Masson, 1985, p. 147). seducción. Se generaría entonces, un exceso de
excitación que es vivenciado como un “cuerpo
Fueron sus “Estudios sobre la histeria” (Freud, extraño”, y que deberá ser descargado por di-
Pp. 74 - 88 1895/1994), elaborados con la colaboración del versas vías.
médico vienés Josef Breuer, la consumación
del cambio en el quehacer de Freud, ya que en En otro de sus artículos: “La herencia y la etio-
dicha obra vislumbró los síntomas de la histeria logía de las neurosis” Freud (1896/1994), pos-
como manifestaciones de energía emocional no tula como agente causal específico de las neuro-
descargada, asociada con traumas psíquicos ol- sis a un recuerdo relativo a la vida sexual, cuyo
Johanna Jazmín Zapata Posada
María Eugenia Agudelo Bedoya
La teoría de la seducción supone una particular En “Nuevas puntualizaciones sobre las neu-
concepción del trauma. El trauma se produce en ropsicosis de defensa” Freud (1896/1994), am-
dos tiempos, separados entre sí por la pubertad. plía las circunstancias de esa experiencia sexual
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Un primer tiempo en el que Freud (1895/1994) temprana y caracteriza al seductor: “entre las
considera un acontecimiento sexual “pres- personas culpables de esos abusos de tan se-
exual”; es producido desde el exterior a un suje- rias consecuencias aparecen sobre todo niñe-
to incapaz todavía de emoción sexual (ausencia ras, gobernantas y otro personal de servicio, a
de las condiciones somáticas de la excitación, quienes son entregados los niños con excesiva
desaprensión; están representados además los que está adherido es suprimido de la conciencia.
educadores” (p. 166). Más adelante, en el mis- A partir de entonces el recuerdo afectivo se exte-
mo texto, también aclara que el acto violento rioriza en síntomas histéricos que pueden consi-
también puede ser realizado por los hermanos derarse símbolos mnémicos. La eficacia terapéutica
sexo, la mayoría de las veces hermanos. No obs- por un adulto. Se encuentra implícita la idea de
tante, Freud observa que, generalmente, el niño inocencia y de asexualidad en el niño, la cual se
mayor que perpetra el abuso ha sido seducido vería pervertida por la intervención de la sexua-
previamente por una persona mayor, por lo que lidad adulta. Como víctima del abuso sexual, el
el fundamento para las neurosis quedaría esta- niño está signado por su impotencia, por un to-
de los síntomas, por medio de la catarsis. provoca ningún tipo de respuesta sexual, no
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acuerdo con las ideas de la época, todo aquello en las consideraciones respecto a la sexualidad
que era previo a la pubertad debía necesaria- y los niños en el siglo XX.
mente incluirse como “presexual”. Es así como
ubica esos hechos de violencia sexual del adul- Durante los años anteriores a 1897, la sexua-
to sobre el niño, en los primeros años de vida, lidad infantil solo se consideraba un factor
siempre antes de la pubertad. latente, capaz de ser sacado a luz únicamente
mediante la intervención de un adulto, con re-
Este abordaje de la temática en cuestión, está sultados catastróficos. En 1897, Freud le escri-
sólidamente sostenido en el imaginario de la be a Fliess y en las cartas 70 y 71, del 3 y 15 de
época victoriana. Freud no podía aún sustraerse octubre, le anuncia el descubrimiento del com-
al ideario social en el que estaba inmerso, aun- plejo de Edipo en su carácter universal basán-
que más adelante la clínica impondrá nuevos dose en su autoanálisis. Esto trajo aparejado la
Pp. 74 - 88 derroteros. Se trata de un momento histórico concepción de que en los niños más pequeños
caracterizado por una moralidad conservadora operaban normalmente impulsos sexuales sin
que promovía un estricto puritanismo sexual. ninguna necesidad de estimulación externa.
Todo lo relativo a la sexualidad era tabú, las
prácticas sexuales, el placer y el deseo debían No obstante esta evidencia, los efectos de las
ser ocultados bajo el manto “inmaculado” de nociones de época continúan actuando como
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la familia y la reproducción. Resulta lógico que, obstáculo y tienden cierto velo de inocencia y
en este contexto, el estudio de la sexualidad del asexualidad sobre los niños. Así, Freud advertía
niño brillara por su ausencia. que existían deseos sexuales -aún en los niños
normales-. Según el buen saber y entender po-
Segundo momento: el niño-sexuado, pular, las manifestaciones de la sexualidad en
inicios del psicoanálisis niños se las consideraba como precocidades
excepcionales, aberraciones o ejemplos de tem-
Este momento es inaugurado al abandonar la prana corrupción.
teoría sobre la etiología traumática de las neuro-
sis. En una carta dirigida a Fliess en 1897, Freud Diferentes caminos de investigación ligados a
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afirma: “ya no creo más en mi ‘neurótica’” su experiencia clínica y al estudio de las perver-
(1897/1994, p. 301); esta famosa frase pone en siones conducen a Freud a postular la tesis de
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80 evidencia sus dudas acerca de la veracidad de lo la sexualidad infantil. A partir de las palabras
extendido de los ataques sexuales ocurridos en de sus pacientes Freud descubrirá que la seduc-
la infancia de sus pacientes. Si bien a esta altura ción, en un gran número de casos, no era un
Freud ya comienza a ver otra cosa, las cavila- hecho realmente acontecido, sino el producto
ciones sobre el cambio de teoría se evidencian de reconstrucciones fantasmáticas; estas esce-
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por el hecho de que solo ocho años más tarde nas servían para disimular la actividad autoeró-
hace público su cambio de perspectiva, en el tica de los primeros años de la infancia. Postula
segundo de los “Tres ensayos de teoría sexual” que, en su fantasía, el sujeto realiza aquello que
(Freud, 1905/1994); Freud comienza a recono- desea inconscientemente y que posee un efecto
cer la existencia de una sexualidad presente en traumático pero que, por efecto de represión,
resulta inconfesable. Esta perspectiva desem- Es en este contexto, en el que Freud
boca en el reconocimiento fundamental de la (1905/1994) va a plantear las distintas organi-
existencia de la realidad psíquica de los pacien- zaciones pregenitales, asociadas con la noción
tes; concibe la realidad externa como una ex- de pulsiones parciales y zonas erógenas. Una
tendencias están casi desde el principio de la En este temprano periodo de la vida, Freud
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vida y mucho tiempo antes de que el sujeto esté (1905/1994 ) va a postular que ya existe elec- 81
en condiciones de reproducirse. Un ejemplo ción de objeto sexual, dicha elección se realiza
claro del autoerotismo con placer de órgano en dos tiempos, la primera se inicia entre los
es el uso del chupo. En un primer momento dos y los cinco años, sus objetos son las figuras
primó la satisfacción del hambre, pero esta mis- parentales y se caracteriza por la naturaleza in-
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ma satisfacción genera un plus de placer que fantil de sus metas sexuales. La segunda sobre-
conlleva a la búsqueda de ese plus independien- viene con la pubertad y determina la conforma-
temente de toda apoyatura nutritiva. Se cons- ción definitiva de la vida sexual. Los resultados
tituye así una zona erógena tal como la boca, de la elección infantil de objeto se prolongan
lengua, labios y tracto digestivo. hasta una época tardía; se los conserva tal cual,
o bien, experimentan una renovación en la épo- hacia los adultos, y más aún: deseos incestuosos
ca de la pubertad. Una efectiva elección de ob- para con sus propios padres. Construye a partir
jeto de la época de la pubertad implica poder de allí el postulado del complejo de Edipo, pie-
ejercer una renuncia de los objetos infantiles. dra angular del psicoanálisis.
El recorrido vital familiar en la contemporaneidad
En suma, desde el nacimiento hay sexualidad Este movimiento introduce importantes conse-
con períodos de sofocación y avance. Estos cuencias en la clínica, sobre todo en cuanto a la
períodos de sofocación estarían enlazados al responsabilidad subjetiva de los pacientes en su
denominado periodo de latencia con la consi- padecer (Freud, 1906/1994). La cura ya no per-
guiente edificación de los llamados diques psí- sigue extirpar el “cuerpo extraño” mediante la
quicos de contención: el asco, la vergüenza y la catarsis; se abandona el antiguo método y se lo
moral. La amnesia infantil, como manto encu- sustituye por la regla de la asociación libre. De
bridor de las tendencias perversas del niño y de esta nueva conceptualización se desprende la
sus avatares, permite construir retroactivamen- clínica psicoanalítica propiamente dicha, basa-
te el mito de la inocencia del niño, sustentado da en el estricto análisis del complejo de Edipo
en la represión. y del deseo inconsciente.
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La actividad erótica por excelencia de la infancia Tercer momento: niño ¿sujeto del
será la masturbación infantil. Freud indica tres fa- inconsciente?, hacia una clínica con
ses: la primera corresponde al período de lactan- niños
cia, la segunda al breve florecimiento de la prác-
tica sexual hacia el cuarto año de vida, y la tercera Este momento está caracterizado por el énfasis
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82 lugar activo en la sexualidad y, por ende, en la bre todo en la vida sexual infantil. Suele perder-
etiología de las neurosis. La noción de niño-se- se de vista que lo que hoy se conoce como un
xuado produce tal quiebre en las concepciones célebre historial clínico, comenzó siendo una
acerca de la niñez, que hasta hoy en día provo- observación de las manifestaciones sexuales de
ca las más férreas resistencias, incluso entre los un niño “normal”. El primer capítulo del histo-
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do. En este texto, Freud se ve obligado a deslin- vierte sobre la aplicabilidad del método psicoana-
dar expresamente las manifestaciones sexuales lítico a los niños. Sostiene que dicho tratamiento
del pequeño, de las posibles seducciones ejerci- solo pudo ser llevado a cabo gracias a que el niño
das por adultos, afirma: “el pequeño Hans, que fue analizado por su propio padre, afirma:
por cierto no sufrió influencias seductoras de
(1908/1994), en el cual vuelve a citar el material largo del historial se transcriben sobre todo los
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de observación obtenido del pequeño, sobre diálogos, los intercambios verbales que sostie- 83
todo, el referido a las fantasías universales de nen Hans y su padre, a la manera de un análisis
los niños. Al poco tiempo de comenzar las ob- tradicional. En el marco de los encuentros el
servaciones, sobreviene una neurosis en el niño, niño comunicaba numerosas fantasías, sueños
por la cual se decide emprender un psicoanáli- y ensueños diurnos, que eran interpretados por
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A pesar de su beneplácito e impulso para reali- Casi una década después, Freud se ve inmer-
zar observaciones directas en los niños, Freud so en una disputa teórica con Jung y Adler, a
propósito del estatus de la sexualidad infan- Freud se refiere a la dificultad de los niños para
til como factor decisivo en la etiología de las asociar libremente con palabras, pero de ningún
neurosis. En este marco, publica el historial del modo puede pensarse que los niños se encuen-
“Hombre de los lobos” (Freud, 1918/1994), tren por fuera del campo de la palabra y el len-
El recorrido vital familiar en la contemporaneidad
cuyo material le aporta un apoyo inigualable guaje, incluso cuando no hablan todavía.
para justificar sus postulados ante sus detrac-
tores. Se trata de un historial que da pruebas En el historial del “Hombre de los lobos”, Freud
concluyentes no solo de la existencia, sino de prosigue con la enumeración de las limitaciones
los efectos de la sexualidad infantil. del psicoanálisis con niños: “para el médico es
harto dificultoso lograr una empatía de la vida
Freud (1918/1994), se propone con esta pu- anímica infantil” (Freud, 1918/1994, p. 11). Esta
blicación, realizar un análisis solamente de la afirmación sorprende por lo inesperada al venir
neurosis infantil tal como es presentada por un de un observador tan minucioso como Freud;
paciente adulto, quince años después. En el ar- nos preguntamos ¿cuál sería esa dificultad que
tículo se detallan minuciosamente los síntomas es dada demasiado pronto como insalvable? En
acaecidos en la infancia; a grandes rasgos pue- el mismo artículo reconoce una utilidad de los
Pp. 74 - 88 den resumirse como una zoofobia que comien- análisis practicados con pacientes de corta edad,
za a los cuatro años, seguida por una neurosis afirma: “los análisis de neurosis de la infancia
obsesiva de contenido religioso. pueden ofrecer un interés teórico particularmente
grande”2 (Freud, 1918/1994, p. 11), lo cual reve-
En este punto, dado que analizamos el lugar de lo la el interés último de Freud de utilizar la técnica
infantil, es que cabe preguntarnos si la neurosis in- analítica con niños; una vez más, el interés por el
Johanna Jazmín Zapata Posada
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fantil es equivalente a la neurosis en la infancia. Freud análisis de niños proviene del carácter probato-
registra cierta diferenciación entre ellas, afirma: rio para los postulados teóricos.
El análisis consumado en el propio niño neurótico Lo central de estas ideas sigue incólume quince
parecerá de antemano más digno de confianza, pero años después; en las “Nuevas conferencias de in-
su contenido no puede ser muy rico; será preciso troducción al Psicoanálisis” (Freud, 1933/1994),
prestar al niño demasiadas palabras y pensamientos, afirma respecto al psicoanálisis con niños: “nues-
y aun así los estratos más profundos pueden resultar tra ganancia en tales empresas fue la de poder
impenetrables para la conciencia. En cambio, el aná- comprobar en el objeto viviente lo que en el adul-
lisis de una perturbación de la infancia a través del to habíamos dilucidado, por así decir, partiendo
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recuerdo de una persona adulta e intelectualmente de documentos históricos” (Freud, 1933/1994, p.
madura está libre de estas limitaciones; no obstante, 137). Asimismo, vuelve a sostener las limitaciones
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84 será preciso tener en cuenta la deformación y el ade- que ya entreveía desde 1908, dice:
rezo a que es sometido el propio pasado cuando se lo
mira retrospectivamente desde un tiempo posterior Desde luego, es preciso modificar en gran medida la
(1918/1994, p. 10). técnica de tratamiento elaborada para adultos. Psico-
lógicamente, el niño es un objeto diverso del adulto,
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En esta cita puede observarse claramente las li- todavía no posee un superyó, no tolera mucho los
mitaciones que percibe Freud sobre la aplicabi- métodos de la asociación libre, y la transferencia des-
lidad del psicoanálisis a los niños. A su vez, hace
referencia a la dificultad de acceso del niño a la
palabra. Debe mencionarse que, seguramente
2 El subrayado es nuestro.
empeña otro papel, puesto que los progenitores reales de acceso a la palabra, importancia de los padres
3
siguen presentes (Freud, 1933/1994, p. 137). Fin cita reales, ausencia de superyó); por otro lado, parecie-
ra que considera a los niños, incluso algunos muy
Es así que las limitaciones para realizar un pequeños, como sujetos del inconsciente.
tuosos y parricidas. Además, se puede observar clínica de la abreacción, cuyo fin último es la
claramente cómo dichas interpretaciones del catarsis de un exceso sexual. El segundo mo-
contenido latente resultan eficaces en la cura. mento localizado es contemporáneo al descu-
Incluso en la oportunidad en que se encuen- brimiento de la sexualidad infantil; esto produ-
tra con el niño, Freud se siente habilitado para ce una transformación profunda en la noción
gistral el contenido del juego de un niño de solo que encuentra al pensar la viabilidad de curas
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18 meses de edad que parecía a simple vista, psicoanalíticas con niños y duda acerca de su 85
anodino e incomprensible (Freud, 1920/1994). eficacia y del método para ponerlas en marcha.
De hecho, nunca llevo a cabo en persona el
Freud (1909/1994, 1933/1994) se muestra contra- análisis de un niño. Esto nos plantea un inte-
dictorio en el marco del debate acerca de un análisis rrogante: ¿el niño es un sujeto del inconsciente
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posible para los niños; si bien afirma que el dispo- con el mismo estatus que los adultos?
sitivo analítico no se adecúa a las características
específicas del psiquismo de los niños (dificultad Si bien existe toda una serie de textos de Freud
que parecen sostenerlo, existe toda otra serie que
sugiere lo opuesto, como si fuesen dos líneas de
3 El subrayado es nuestro.
pensamiento independientes. Este dilema ha de- su derrotero pulsional a través del juego, la pa-
jado abierto un intenso debate sobre el estatus labra y sentirse, en muchos casos, liberado del
del “niño” en el psicoanálisis, y de los niños bajo síntoma que lo aprisionaba como sujeto.
análisis. En este punto, no deja de extrañarnos
El recorrido vital familiar en la contemporaneidad
que a pesar de haber pasado más de un siglo, y No obstante, en la obra freudiana la noción
haber asistido al desarrollo de cuerpos teórico- de “niño” parece estar atravesada por múlti-
clínicos específicos, la polémica aún continúa ples sentidos. Muchas veces, Freud homologa
hasta nuestros días. Esto debe hacernos reflexio- la psiquis del niño al funcionamiento mental
nar acerca de la naturaleza de la noción misma de del llamado “hombre primitivo” o “salvaje”
“niño”, que se revela más “inquieta” y proble- en obras como “Tótem y Tabú” (1913/1994),
mática de lo que se supone, e interroga (¡afortu- y “Psicología de las masas y análisis del yo”
nadamente!) las conceptualizaciones tradiciona- (1921/1994). De modo que, desde esa perspec-
les dentro y fuera del campo psicoanalítico. tiva, el niño sería muy distinto al hombre adulto
civilizado, como si le faltaría evolución, socia-
El niño es un sujeto en devenir, es decir, se lización, ilustración. La dificultad de acceso a
está constituyendo como tal. Aun cuando el in- la palabra en la asociación libre percibida por
Pp. 74 - 88 consciente es atemporal, no puede soslayarse la Freud, se enmarca en esta línea de pensamien-
dimensión temporal vinculada al desarrollo, la to. En este punto debe reflexionarse sobre los
maduración y los tiempos lógicos de constitu- condicionamientos de la época; se trata de una
ción subjetiva, a lo que se suman las vivencias, visión muy común en la Europa victoriana, que
los avatares de su historia vital y las particula- sostenía una visión adulta y etnocéntrica muy
ridades del vínculo con sus padres. Los niños particular. De alguna manera, se los considera
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están transitando por los distintos momentos como “cosa menor”, y no es para nada casual
que contempla Freud en su teorización del de- que el análisis de niños es considerado explí-
sarrollo psicosexual: la etapa oral, anal, fálica, el citamente por Freud, en la “Conferencia 34”
complejo de Edipo, la represión, las identifica- (1933/1994), como un asunto del que deben
ciones, así como el concepto de retroactividad, ocuparse las mujeres analistas.
de modo que no es lo mismo un niño de tres,
que uno de nueve años. Todos estos factores Asimismo, del análisis de los textos, se obser-
suman complejidad y sobredeterminación a la va como si Freud no hubiese aprendido nada
noción de “niño” para el psicoanálisis. nuevo del contacto directo con los niños, por el
contrario, constantemente remarca el carácter
julio - diciembre / 16
A lo largo de esta investigación se han abier- probatorio que dichas observaciones le pro-
to preguntas respecto a la responsabilidad de veían para sus teorías. Podemos pensar que aún
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86 los niños en lo relativo a sus síntomas y a la en un autor tan revolucionario como Freud,
implicancia subjetiva necesaria a fin de poder existe una especie de círculo vicioso en el cual
hacer algo con ellos. En transferencia, aún en la propia noción de “niño” invisibiliza la po-
casos de niños pequeños, las representaciones sibilidad de extraer consecuencias clínicas más
y afectos amordazados en los síntomas encuen- allá de lo establecido como “pensable” para una
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tran un destino diferente cuando el niño puede época determinada, de ahí la dificultad de “pen-
apropiarse del sentido particular, y que fue pro- sar” una praxis analítica con pacientes niños.
blemático hasta ese momento. De esta manera, No obstante, como toda paradoja o dilema, im-
puede encontrar un exutorio más apropiado a plica un cierre y una apertura.
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