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LA LIBERTAD DE ESCOGER
PRESENTADO POR
ID 477276
PRESENTADO A
RESOLUCION DE CONFLICTOS
OCTAVO SEMESTRE
Cuando hablamos del mal no podemos evitar referirnos al bien ya que no existe uno sin
el otro. Esto nos lleva a un problema en el que se juegan cuestiones éticas, morales y de
asesinatos, violaciones de toda índole, guerras, genocidios y todos aquellos actos que se
caracterizan por poner en juego lo siniestro; es decir, la perversidad propia del ser humano.
genética.
Sin embargo el mal y el bien todavía siguen teniendo resonancias teológicas asociados
con la fuerza del Demonio y de Dios, permitiéndome con este artículo resaltar como
involucran al ser humano en sus decisiones y que caminos optar para no vernos
involucrados.
Dios nos ha dicho por medio de Sus profetas que somos libres de escoger entre el bien y
el mal. Podemos elegir la libertad y la vida eterna al seguir a Jesucristo; también somos
libres para elegir el cautiverio y la muerte como resultado de seguir a Satanás. Al derecho
de escoger entre el bien y el mal, y de actuar según nuestra voluntad se le llama albedrío.
Una de las verdades eternas sobre los seres humanos es que mentimos con frecuencia y, por
lo general, sin darle mayor importancia. De hecho, si hemos de creer las recientes
palabras de un experto del engaño, “mentir no es algo excepcional; es algo normal y, con
Nuestras mentes y nuestros cuerpos segregan engaño”. Numerosos estudios confirman que
pocas personas pueden pasar todo un día normal sin mentir. En uno de esos estudios, se
pidió a los sujetos que llevaran un diario de sus conversaciones y se llegó a la conclusión
de que decían mentiras entre el 30% y el 50% del tiempo sobre temas que incluían sus
sentimientos, sus acciones, sus planes y su paradero. El 60% de los individuos que acaban
de ser presentados se mienten al cabo de unos minutos simplemente para producir una
impresión favorable y, según parece, las parejas se mienten incluso más. Según las
25% de todos los currículos contienen mentiras importantes. Es más, los comportamientos
Por consiguiente, no debe resultar extraño que, cuando se trata de negociaciones, el proceso
se vea con frecuencia salpicado de falsedades y engaños. Al igual que el jugador de póquer,
diferencia entre los que tienen éxito como negociadores y los que no lo tienen reside en su
capacidad tanto para llevar a engaño como para no dejarse engañar”. Por tal razón puedo
deducir que la no libertad de escoger entre el bien y el mal, está condicionada según lo
afirma el psicólogo Philip Zambardo al entorno en que haya nacido y se haya desenvuelto
el ser humano.
Si alguien nace en un entorno rico sabe lo que le va a deparar el futuro, es decir, cosas
buenas, puesto que todo lo que le rodea es bueno y no hace falta que piensen en el futuro
porque saben que va a ser bueno. Sin embargo, alguien que haya nacido en un entorno
pobre, tiene que pensar en el futuro, en ser mejor que lo que ahora tiene; algo muy paralelo
a una cita Bíblica que dice “No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los
hábitos útiles” 1 Corintios 15:33 (casi como refiriéndose al entorno personal, de quien se
asocia bien así mismo le ira y tomara excelentes decisiones alejadas de la falsedad).
Como ser humano poseo fallas y errores y soy consecuente con el hecho de que por ligereza
aun conociendo ciertos principios de buen proceder nos dejamos influenciar de personas
nuestras capacidades sin verificación alguna de las circunstancias en las cuales nos
veamos comprometidos.
CONCLUSION
La mejor manera de no experimentar la mentira es no caer en ella, ni dar pie para vernos
transparentes.
Nunca podremos asegurar que nosotros ni nadie, estamos libres de esas conductas
crueles o malvadas, porque aunque ahora estemos muy seguros de que no podemos llegar a
comportarnos de esa manera, nunca sabemos las situaciones que se nos presentaran en la
vida y cómo reaccionaremos ante casos extremos… Como dice P. Zimbardo es el entorno
el que cambia a las personas, no las personas por sus propios principios.