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CRÍTICA DE LIBROS
Señalaré algunas de las cuestiones teó- nada se puede augurar como probable en
ricas más relevantes del texto con el obje- las ciencias del hombre, ni siquiera por
to de ver en qué medida sus ideas pueden medio de la razón. Es absurdo, pues, tratar
ser útiles para entender lo contemporáneo. de reducir los problemas de la existencia
Esto nos va a permitir, además, hacernos humana —problemas morales— a una
una idea de las influencias recibidas por el cuestión de medios, esto es, de técnica.
autor y las aportaciones posteriores de su Aplicar sistemas de ideas desvinculadas de
provocador pensamiento. De esta forma la acción a los seres humanos o tomar
constataremos cómo y por qué Sorel es nuestras propias construcciones teóricas
considerado uno de los padres fundadores como leyes universales e inmutables sólo
del anarcosindicalismo o sindicalismo puede traer las más funestas consecuen-
revolucionario y, en la misma línea, aun- cias. En este sentido, la crítica de Sorel a la
que con un devenir político de signo apa- Revolución Francesa y al racionalismo
rentemente opuesto, vislumbraremos ilustrado, con constantes referencias a las
pequeñas pinceladas sobre su influencia en “ejecuciones legales” en nombre de los
los orígenes teóricos del fascismo italiano valores que la sustentaban, es manifiesta
o —como ya han señalado otros autores— en toda su obra. Sorel es un antiliberal, un
en el nacional-sindicalismo joseantoniano. anticartesiano y un apologista indisimula-
En Sorel “el hombre” es un ser creador do1 de la violencia, pero al menos, como él
que sólo puede realizarse cuando crea; es mismo señala, no la adorna de eufemismos
ante todo un productor que se expresa a legales y disfraces judiciales. Al igual que
través de su obra, igual que un artista o un Kant y los románticos, Sorel hace descan-
escultor que talla la piedra. Desde esta sar todo el valor de “los hombres” en el
concepción naturalizada de las esencias carácter y en la motivación, añora una
humanas, que tanto recuerdan al romanti- vuelta a los valores “del robusto campesi-
cismo alemán, es desde donde Sorel va a no” y la calidad de vida por encima de
criticar el determinismo de Karl Marx y el valores materialistas y hedonistas, concep-
racionalismo, pues para él nada es previsi- ción que se asemeja claramente a la virtù
ble en la mente humana, a pesar de soció- del Renacimiento. Igual que en G. W. Frie-
logos ilustrados y demagogos utópicos. drich Hegel, para Sorel los humanos —a
Sorel critica en Marx su determinismo his- modo de tragedia griega— son autores y
tórico y su pretensión de adueñarse del actores.
futuro, es decir, dibujar de forma irrespon- Otra constante en toda su obra son las
sable y utópica el horizonte de la dictadu- duras críticas que vierte sobre el socialismo
ra del proletariado y el fin último —el fin parlamentario de su tiempo. Para Sorel éste
de la historia— de la desaparición del se había domesticado en los parlamentos
Estado. Sorel entiende que la vida es una plegándose al carácter pactista del parla-
batalla permanente donde todo está por mentarismo liberal y burgués, al que por
hacer y nada es previsible, por lo tanto otra parte atribuye el papel sustentador y
1
Sirva como muestra el título del apéndice II del libro, “Apología de la violencia”.
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fascismo de Benito Mussolini; por momen- ma social armonioso donde las cuestiones
tos es esencialista en su concepción de la humanas —cuestiones morales, recorde-
naturaleza humana para luego reivindicar mos, para él— queden reducidas a meras
el carácter creador y creativo de la misma; cuestiones técnicas. Sorel fue un autor que
apela al honor de los ejércitos imperiales analizó los sucesos de la vida social y polí-
de Napoleón como valor absoluto, pero tica de su época desde una muy particular
repudia los intentos de la burguesía y del visión del mundo y de la política. Sus
socialismo parlamentario de desmovilizar influencias filosóficas siempre fueron
y vaciar de contenido la lucha de clases reconocibles, manifiestas y en ocasiones
para convertirla en lucha entre naciones. contradictorias; si en una primera etapa sus
Nos encontramos así ante un autor leído autores de referencia fueron Marx y Lenin
tanto en círculos de extrema derecha, como —a los que terminó reprobando— final-
izquierdistas o simplemente nacionalistas, mente fueron Henri Bergson, Gustave Le
inspirador de ambos extremos políticos y Bon y José Ortega y Gasset los filósofos
de un buen número de jóvenes revolucio- que más influyeron en su pensamiento. No
narios. Sin embargo creo que es de justicia obstante, lo que siempre es una constante
destacar su figura como azote de los dog- en su obra —y aquí es donde quizás encon-
mas y los lugares comunes en los que se tremos al Sorel más brillante y recomenda-
habían postrado los ideales ilustrados de su ble— es el cuestionamiento moral y filosó-
época. Sus ideas contribuyeron entonces y fico de los paradigmas científicos hegemó-
nos invitan aún, con una vigencia y actua- nicos de su época: el racionalismo y el
lidad que inquieta por momentos, a enten- determinismo histórico.
der de forma crítica lo contemporáneo y a
deconstruir el ideal racionalista de un siste- JUANMA DEL POZO
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