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“Pónganse la armadura completa que

proviene de Dios”
“Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que
puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo.” (EFESIOS
6:11.)

1, 2. Describa en sus propias palabras la armadura espiritual que debe ponerse el cristiano.

ROMA estaba en su apogeo. Corría el siglo primero de nuestra era, y sus legiones
permitían a la ciudad dominar gran parte del mundo conocido de aquel tiempo. Según
un historiador, sus tropas constituyeron “la más eficaz organización militar de la
historia”. Se trataba de un ejército profesional, compuesto de soldados bien
disciplinados y rigurosamente adiestrados, pero su eficacia en la batalla también se
debía a su armadura. De hecho, el apóstol Pablo la empleó para ilustrar el equipo
espiritual que necesita el cristiano a fin de salir airoso en su combate contra el Diablo.

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Hallamos una descripción de esta armadura espiritual en Efesios 6:14-17, donde Pablo
escribió: “Estén firmes [...] teniendo los lomos ceñidos con la verdad, y teniendo puesta
la coraza de la justicia, y teniendo calzados los pies con el equipo de las buenas nuevas
de la paz. Sobre todo, tomen el escudo grande de la fe, con el cual podrán apagar
todos los proyectiles encendidos del inicuo. También, acepten el yelmo de la salvación,
y la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios”. En sentido literal, la armadura a la
que Pablo se refirió brindaba considerable protección al soldado romano, quien
también disponía de la espada, el arma principal en la lucha cuerpo a cuerpo.

3. ¿Por qué debemos obedecer las instrucciones de Jesucristo y seguir su ejemplo?

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Además del equipo y del adiestramiento, la eficacia del ejército romano dependía de
que los soldados cumplieran las órdenes de su comandante. Del mismo modo, los
cristianos deben obedecer a Jesucristo, pues la Biblia indica que Jehová lo ha dado
como “comandante a los grupos nacionales” (Isaías 55:4). Él es también “cabeza de la
congregación” (Efesios 5:23). Jesús nos da instrucciones para nuestro guerrear piadoso
y es un ejemplo perfecto de cómo llevar la armadura espiritual (1 Pedro 2:21). Puesto
que esta se relaciona estrechamente con el hecho de tener una personalidad semejante
a la de Cristo, las Escrituras nos aconsejan que nos ‘armemos’ con su misma disposición
mental (1 Pedro 4:1). Por lo tanto, según vayamos examinando las piezas de la
armadura, recurriremos al ejemplo de Jesús para mostrar su importancia y efectividad.

Protección para los lomos, el pecho y los pies


4. ¿Qué función cumplía el cinturón en la armadura del soldado, y qué representa?
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Los lomos ceñidos con la verdad. Los soldados de tiempos bíblicos llevaban un cinturón
de cuero de entre 5 y 15 centímetros de ancho. Algunos traductores opinan que el
versículo debería decir “con la verdad como cinturón ceñido a su cintura”. El cinturón
del soldado le protegía los lomos, o las caderas, y le proporcionaba un apoyo del que
colgar la espada. Ajustárselo significaba aprestarse para la batalla. Pablo lo empleó para
mostrar cuánto han de influir las Escrituras en nuestra vida. Podría decirse que deben
rodearnos apretadamente, a fin de que vivamos en consonancia con la verdad y la
defendamos en toda ocasión (Salmo 43:3; 1 Pedro 3:15). Para ello hemos de aplicarnos
al estudio meditativo de la Biblia. Jesús tenía la ley de Dios “dentro de [sus] entrañas”
(Salmo 40:8). Por esa razón, pudo contestar las preguntas de sus opositores citando de
memoria de las Escrituras (Mateo 19:3-6;22:23-32).

5. Explique cómo nos ayudan los consejos bíblicos frente a tentaciones o pruebas.

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Si dejamos que nos guíe, la verdad de la Biblia nos libra de razonamientos falsos y nos
permite tomar buenas decisiones. Cuando nos enfrentemos a tentaciones o pruebas,
las pautas bíblicas reforzarán nuestra resolución de hacer el bien. Por así decirlo,
veremos a nuestro Magnífico Instructor, Jehová, y oiremos una palabra detrás de
nosotros que diga: “Este es el camino. Anden en él” (Isaías 30:20, 21).

6. ¿Por qué necesita protección el corazón figurado, y cómo lo salvaguarda la justicia?

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La coraza de la justicia. La coraza del soldado le protegía un órgano vital, el corazón.
Pues bien, el corazón figurado —la persona que somos en nuestro interior— se inclina
al mal, de modo que necesita especial protección (Génesis 8:21). Por consiguiente,
debemos aprender y llegar a amar las justas normas de Jehová (Salmo 119:97, 105).
El amor a la justicia nos impele a rechazar el modo de pensar mundano que hace caso
omiso de las claras directrices divinas o rebaja su importancia. Además, amar lo que es
recto y odiar lo que es malo impedirá que sigamos cualquier proceder que pueda
arruinarnos la vida (Salmo 119:99-101; Amós 5:15). Jesús es ejemplar a este respecto,
pues las Escrituras dicen de él: “Amaste la justicia, y odiaste el desafuero” (Hebreos
1:9).*

7. ¿Por qué necesitaba el soldado romano llevar un buen calzado, y qué representa este?

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Calzados los pies con el equipo de las buenas nuevas de la paz. Los soldados romanos
necesitaban zapatos adecuados o sandalias resistentes, ya que no era raro que en las
campañas caminaran 30 kilómetros diarios cargados con unos 30 kilos de armadura y
equipo. Pablo usó acertadamente el calzado para representar nuestra disposición a
transmitir el mensaje del Reino a todo el que escuche. Esto es muy importante, pues
¿cómo podrían otros conocer a Jehová si nosotros no estuviéramos siempre listos para
predicar? (Romanos 10:13-15.)
8. ¿Cómo podemos imitar el ejemplo de Jesús como predicador de las buenas nuevas?

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¿Cuál fue la actividad principal en la vida de Jesús? Él mismo le dijo al gobernador
romano Poncio Pilato: “He venido al mundo [...] para dar testimonio acerca de la
verdad”. Jesús predicó dondequiera que encontró un oído atento, y tanto le complacía
su ministerio que lo antepuso a sus necesidades físicas (Juan 4:5-34;18:37). Si nosotros,
al igual que Jesús, anhelamos proclamar las buenas nuevas, hallaremos muchas
oportunidades para transmitirlas a otros. Además, estar activos en el ministerio nos
mantendrá fuertes espiritualmente (Hechos 18:5).

El escudo, el yelmo y la espada


9. ¿Qué protección ofrecía a los soldados romanos un escudo grande?

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El escudo grande de la fe. La palabra griega traducida “escudo grande” define un
escudo que cubría casi todo el cuerpo, protegiéndolo de “los proyectiles encendidos”
mencionados en Efesios 6:16. En tiempos bíblicos, los soldados usaban dardos hechos
de cañas huecas a los que fijaban pequeños receptáculos de hierro en los que ardía un
combustible llamado nafta. Un biblista dice que tales proyectiles constituían “una de las
armas más peligrosas en las guerras de la antigüedad”. El soldado que careciera de un
escudo grande para protegerse de ellos podía resultar muerto o gravemente herido.

10, 11. a) ¿Qué “proyectiles encendidos” de Satanás pueden socavar nuestra fe? b) ¿Cómo muestra el
ejemplo de Jesús que la fe es fundamental en tiempos difíciles?

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¿Qué “proyectiles encendidos” emplea Satanás para socavar nuestra fe? Quizá
promueva la persecución o la oposición en la familia, el empleo o el lugar de
estudios. Asimismo, el deseo de adquirir más y más posesiones, así como la atracción
de la inmoralidad, han causado estragos en la espiritualidad de algunos hermanos.
A fin de protegernos de tales peligros, debemos tomar, “sobre todo, [...] el escudo
grande de la fe”, cualidad que cultivamos cuando adquirimos conocimiento de Jehová,
nos comunicamos regularmente con él en oración y percibimos su protección y
bendición (Josué 23:14; Lucas 17:5; Romanos 10:17).
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Cuando Jesús estuvo en la Tierra, demostró que en tiempos difíciles es fundamental
contar con una fe fuerte. Él tuvo plena confianza en las decisiones de su Padre y se
deleitó en hacer Su voluntad (Mateo 26:42, 53, 54; Juan 6:38). Aun en los momentos de
enorme angustia que atravesó en el jardín de Getsemaní, le dijo: “No como yo quiero,
sino como tú quieres” (Mateo 26:39). Jesús nunca perdió de vista la importancia de
mantenerse íntegro y regocijar a su Padre (Proverbios 27:11). Si tenemos una confianza
similar en Jehová, no permitiremos que las críticas o la oposición debiliten nuestra fe.
Más bien, esta se fortalecerá si recurrimos a él, le expresamos nuestro amor y
guardamos sus mandamientos (Salmo 19:7-11; 1 Juan 5:3). Ninguna recompensa
material ni placer sensual momentáneo puede compararse a las bendiciones que
Jehová reserva para los que lo aman (Proverbios 10:22).

12. ¿Qué parte importante de nosotros queda protegida por el yelmo figurado, y por qué es vital
dicha protección?

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El yelmo de la salvación. El yelmo cubría la cabeza y el cerebro, el asiento del intelecto.
Nuestra esperanza cristiana se compara a esta pieza de la armadura, pues nos protege
las facultades mentales (1 Tesalonicenses 5:8). Es verdad que mediante el conocimiento
exacto de la Palabra de Dios hemos transformado la mente. Sin embargo, esta podría
corromperse fácilmente, pues seguimos siendo humanos imperfectos y débiles. Cabe la
posibilidad de que las metas de este sistema de cosas nos distraigan y hasta
reemplacen la esperanza que Dios nos ha dado (Romanos 7:18; 12:2). El Diablo trató en
vano de descarriar a Jesús ofreciéndole “todos los reinos del mundo y su gloria” (Mateo
4:8). Pero este rechazó de plano la oferta, y, como dijo Pablo, “por el gozo que fue
puesto delante de él aguantó un madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se
ha sentado a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2).

13. ¿Cómo podemos mantener la confianza en la esperanza puesta ante nosotros?

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La clase de confianza que Jesús tuvo no viene de modo automático. Si en lugar de
mantener la mente fija en la esperanza la llenamos con los sueños y las metas de este
sistema de cosas, nuestra fe en las promesas de Dios se debilitará. Con el tiempo,
puede que hasta perdamos la esperanza. En cambio, si continuamente meditamos
sobre las promesas divinas, seguiremos regocijándonos en la esperanza puesta ante
nosotros (Romanos 12:12).

14, 15. a) ¿Qué es la espada figurada, y cómo podemos usarla? b) Dé ejemplos que muestren que la
espada del espíritu nos ayuda a resistir las tentaciones.

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La espada del espíritu. La palabra, o mensaje, de Dios que se encuentra en la Biblia es
una eficaz espada de dos filos que derrumba la falsedad religiosa y ayuda a la gente
sincera a hallar libertad espiritual (Juan 8:32; Hebreos 4:12). Esta espada espiritual
también nos defiende de las tentaciones y los ataques apóstatas que podrían arruinar
nuestra fe (2 Corintios 10:4, 5). ¡Qué agradecidos estamos de que ‘toda Escritura esté
inspirada por Dios y nos equipe completamente para toda buena obra’! (2 Timoteo
3:16, 17.)
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Cuando Satanás tentó a Jesús en el desierto, este utilizó hábilmente la espada del
espíritu para rechazar razonamientos falsos y tentaciones astutas. A cada embate de
Satanás, él replicó: “Está escrito” (Mateo 4:1-11). Del mismo modo, un testigo de Jehová
de España llamado David encontró en las Escrituras la ayuda necesaria para resistir las
tentaciones. Cuando tenía 19 años, una atractiva joven que trabajaba en la misma
empresa de limpieza le insinuó que podrían “pasar un buen rato juntos”. David rechazó
sus proposiciones y le pidió al supervisor que lo cambiara de lugar de trabajo para que
la situación no se repitiera. Él mismo comentó: “Me acordé de José, quien rechazó la
inmoralidad y echó a huir. Yo hice lo mismo” (Génesis 39:10-12).

16. Explique por qué debemos adiestrarnos para “maneja[r] la palabra de la verdad correctamente”.

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Jesús también empleó la espada del espíritu para que otros escaparan del control de
Satanás. “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me ha enviado”, dijo
(Juan 7:16). Para imitar la habilidad con que Jesús enseñaba, debemos prepararnos.
El historiador judío Josefo escribió respecto a los soldados romanos: “Salen todos los
días a adiestrarse como si fuesen al campo de batalla. De aquí que soporten la fatiga
de los combates con tanta facilidad”. En nuestro guerrear espiritual no solo hemos de
usar la Biblia, sino también ‘hacer lo sumo posible para presentarnos aprobados a Dios,
trabajadores que no tienen de qué avergonzarse, que manejan la palabra de la verdad
correctamente’ (2 Timoteo 2:15). ¡Y qué satisfacción sentimos cuando respondemos
con la Biblia a una pregunta sincera de alguien que manifiesta interés!

Orar en toda ocasión


17, 18. a) ¿Qué papel desempeña la oración en resistir los ataques de Satanás? b) Dé un ejemplo que
muestre el valor de la oración.

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Tras hablar de todas las piezas de la armadura espiritual, Pablo nos da otro consejo
importante. A fin de resistir los ataques de Satanás, los cristianos deben recurrir a “toda
forma de oración y ruego”. ¿Con cuánta frecuencia? El apóstol contesta: “[Ocúpense] en
orar en toda ocasión en espíritu” (Efesios 6:18). La oración puede fortalecernos
inmensamente ante las tentaciones, las pruebas o el desánimo (Mateo 26:41). Jesús
“ofreció ruegos y también peticiones a Aquel que podía salvarlo de la muerte, con
fuertes clamores y lágrimas, y fue oído favorablemente por su temor piadoso” (Hebreos
5:7).
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Milagros, quien lleva más de quince años cuidando a su esposo enfermo, dice lo
siguiente: “Cuando me siento desanimada, acudo a Jehová en oración. Nadie puede
ayudarme tanto como él. Admito que hay momentos en que me parece que ya
no puedo aguantar más. Pero después de orarle, vez tras vez he sentido que mis
fuerzas se renovaban y yo cobraba nuevos bríos”.

19, 20. ¿Qué necesitamos para salir victoriosos en nuestra lucha contra Satanás?

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El Diablo sabe que le queda poco tiempo, de ahí que redoble sus esfuerzos por
derrotarnos (Revelación 12:12, 17). Tenemos que oponernos a este poderoso enemigo
y “pelea[r] la excelente pelea de la fe” (1 Timoteo 6:12). Para ello necesitamos una
fortaleza superior a la normal (2 Corintios 4:7). También precisamos el espíritu santo de
Dios, por lo que debemos pedirlo. Jesús prometió: “Si ustedes, aunque son inicuos,
saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo
espíritu santo a los que le piden!” (Lucas 11:13).
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Está claro que es esencial que nos pongamos la armadura completa que nos da
Jehová. Para llevarla se exige que cultivemos cualidades piadosas, como la fe y
la justicia. Es imprescindible que amemos la verdad como si estuviéramos ceñidos con
ella, que estemos dispuestos a proclamar las buenas nuevas en toda ocasión y que
mantengamos la mente fija en la esperanza puesta ante nosotros. Asimismo, debemos
hacernos diestros en el manejo de la espada del espíritu. Con la armadura completa
que proviene de Dios, saldremos victoriosos en nuestra lucha contra las fuerzas
espirituales inicuas y realmente daremos gloria al santo nombre de Jehová (Romanos
8:37-39).

[Nota]
En las profecías de Isaías, Jehová se representa a sí mismo llevando “la justicia como
cota de malla”. Por tanto, él exige que los superintendentes de congregación
administren justicia y se comporten con rectitud (Isaías 59:14, 15, 17).
¿Sabe la re

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