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Método experimental
Microsistema: constituido por los ámbitos físicos inmediatos dentro de los cuales se
desenvuelve el individuo, tales como el hogar, escuela y trabajo.
Exosistema: estructuras sociales más amplias, tanto las formales como las informales, que
abarcan los ámbitos inmediatos en donde los individuos realizan sus funciones.
La persona total.
Paradigma de la personalidad.
La información que parte del ambiente y hace impacto en el individuo, se recibe, evalúa y
codifica mediante una red de procesos psicológicos interrelacionados. Estos procesos
incluyen la percepción ambiental, el desarrollo de representaciones ambientales y la
formación de actitudes hacia el ambiente. Esta información ambiental “procesada” se
convierte entonces en la base de las decisiones del individuo en cuanto a cómo, cuando y
donde actuar con respecto al ambiente. Los actos del individuo, son conductas individuales
o conductas sociales operan también como un sistema interconectado.
Transacción persona-ambiente.
Con objeto de predecir la conducta de la persona en forma precisa, se deben conocer las
características tanto de la persona como la naturaleza del ambiente que es persona
enfrenta. Además, la relación entre persona y ambiente es una relación reciproca, es decir,
no solo el ambiente afecta la conducta de la persona, sino que a su vez, la persona afecta
el ambiente.
Interaccionismo.
Modelo transaccional.
Este modelo, adaptado por Albert Bandura difiere en dos aspectos de los modelos
tradicionales de interacción de la conducta. Primero, los modelos tradicionales han
representado las influencias ambientales y personales como causantes de efectos
separados y unidireccionales en la conducta. Aquí los efectos de todos los componentes
(ambientales, psicológicos y de conducta) son recíprocos, cada uno afecta y es afectado, ya
sea de forma directa o indirecta. Los factores personales influyen en la conducta de esa
persona y los cambios originados por esta conducta, a su vez, alteran o refuerzan más las
expectativas del individuo con respecto a resultados futuros.
Segundo, los modelos de interacción tradicional así siempre han representado efectos en
una sola dirección, con entradas en un extremo y salida en el otro. Los factores
ambientales por lo general se han considerado como variables independientes; los
factores psicológicos y cognoscitivos como variables mediadoras, y la conducta del
individuo como una variable dependiente. Aquí, por el contrario, para realzar los efectos
recíprocos entre todos los elementos del modelo, las variables se representan como partes
en interacción de un sistema integrado. De esta manera cada variable puede funcionar
como variable independiente, mediadora o dependiente, según el problema particular que
se presente y en el enfoque analítico que se elija.
11..Diseño ambiental.
El diseño ambiental puede entenderse como un área de estudio y aplicación, preocupada por
el estudio de las condiciones necesarias para iniciar y mantener las actividades humanas, así
como para desarrollar mecanismos de intervención de tales condiciones para generar los
cambios deseados, tanto mediante la manipulación o configuración de estructuras físicas como
a través de la disposición de procesos de solución de problemas y toma de decisiones.
Desde esta perspectiva, medio ambiente se entiende como aquellas condiciones físicas
(incluye el medio natural y el ambiente construido) y sociales en las que el ser humano se
comporta y con las que se relaciona.
Ciertamente, esta propuesta relaciona el diseño ambiental con los postulados y práctica del
análisis del comportamiento, en el sentido de que diseñar el ambiente puede entenderse
también como una manera de disponer las contingencias físicas y sociales para alterar la
probabilidad de comportarse de una manera en particular.
De manera similar Kerpen y Cols. (1976) asumieron que el ambiente físico constituía en sí
mismo un instrumento terapéutico y que por lo tanto puede ser manipulado para cambiar la
naturaleza y distribución del comportamiento de un hospital psiquiátrico. De esta manera
demostraron que el ambiente físico puede generar nuevos patrones de actividad orientados a
estructurar las interacciones adaptativas entre personas. De la experiencia en el diseño de
espacios terapéuticos, surgieron las siguientes categorías de análisis:
Identidad/privacidad: que destaca la individualidad y la territorialidad como necesidades
humanas básicas y que obliga a distinguir entre los espacios personales y grupales.
Trabajo/recreación/descanso: los pacientes deben alternar entre ambientes de juego o
distensión y trabajo que favorezcan su autoexpresión. Esta diferenciación contraviene las
condiciones que prevalecen en instituciones totales.
Estética. Los usos creativos de la forma, el espacio, la escala, el color y la textura, favorecen los
ambientes estimulantes y acogedores.
Seguridad. Los requerimientos de seguridad dependen tanto de la calidad de la respuesta
humana como de las condiciones arquitectónicas. Todo contexto terapéutico necesita de
espacios o áreas destinadas a la seguridad de pacientes y personal especializado.
Finalmente, quizá sea interesante añadir que con el propósito de llevar a cabo mediciones
precisas del rendimiento en ambientes físicos, se ha desarrollado el método de la elaboración
de los “mapas conductuales”. Itelson, Rivlin y Proshansky
(1976) aplicaron este procedimiento para determinar la densidad de ciertas conductas
emitidas por diferentes individuos en determinados espacios físicos. Dicho procedimiento
consiste en registrar el número de individuos que manifiestan una conducta determinada en
cada subárea ambiental. Previamente se elabora una lista de categorías conductuales que
cubren la mayor parte de las conductas que se manifiestan en el contexto que se estudia.
Además de anotar el comportamiento, el observador registra la ubicación específica del sujeto
en el ambiente, en cada intervalo de observación.