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Saber leyes de memoria no es saber derecho

POR DAVID ANÍBAL ORTIZ GASPAR FEBRERO 24, 2018

Por décadas se ha engañado a los estudiantes de derecho diciéndoles que «saber leyes
de memoria es saber derecho». Es por esa razón que existió un periodo
denominado «el de los abogados codigueros». Dichos “profesionales” conocían el
contenido de la ley, de izquierda a derecha, de arriba para abajo, incluido los puntos y
comas, mas no sabían interpretar tales disposiciones legales. Lamentablemente las
facultades de derecho de ese entonces contribuyeron con esa deformación del
abogado.
En la actualidad saber leyes de memoria ya no es saber derecho. El nivel de
conocimiento del abogado se mide por su capacidad de interpretación, y por la
agilidad que éste tiene para aterrizar a la realidad el resultado de dicha labor
interpretativa en la solución de cada caso en concreto.
Por ello, las facultades de derecho del país deben dar más énfasis en desarrollar
las capacidades argumentativas (interpretación) del futuro abogado, a través de cursos
de argumentación jurídica, concursos de investigación científica y litigación, así como
implementar criterios de evaluación en el cual se dé preponderancia a la capacidad de
análisis e interpretación del estudiante, y no a la memoria.

El nivel del abogado se mide ahora por su capacidad de interpretación.


¿Y cómo desarrollamos nuestra capacidad argumentativa? La respuesta es
simple: leyendo y reflexionando. Es por tal motivo que los abogados estamos
obligados a leer todos los días, pero a leer desde una perspectiva crítica,
diferentes textos constitucionales, tratados con contenido de distinta índole,
leyes, disposiciones de carácter infralegal, jurisprudencia nacional y extranjera, y
doctrina de los juristas más versados sobre la materia[1]. Solo así estaremos
capacitados para saber interpretar el sistema jurídico-constitucional peruano, y
de esa manera dar alternativas de solución a los casos difíciles que se suscitan
en la realidad.
Antes de concluir el presente artículo, sólo quiero hacer recordar que los abogados, a
diferencia de los demás profesionales, tenemos como principal herramienta de trabajo
al cerebro (gracias a este bendito órgano podemos argumentar e idear nuestras teorías
del caso), no poseemos termómetros, bisturís, electrocardiogramas, perforadoras, ni
mucho menos pinzas, como sí lo tienen los médicos, ingenieros, arquitectos, entre
otros. Por eso debemos de cuidar la salud de nuestro cerebro y también ejercitarlo, es
decir, menos cigarros, menos alcohol, y más lectura crítica.
Hasta otra oportunidad.

[1] También es importante saber de literatura, historia, sociología, economía, política,


psicología, cine, e incluso de música, dado que con esos conocimientos, los abogados
tendremos un panorama más amplio de los conflictos e incertidumbres jurídicas que
pretendemos solucionar.

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