Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
ROMPIENDO EL HIELO
¿Ya imaginó estar una semana sin comunicarse con alguien; sin teléfono, celular, e-mail y sin redes sociales?
¿Cómo sería?
INTRODUCCIÓN:
Vivimos en la era de la comunicación. Hay más de 1.6 billones de personas conectadas en el planeta, según
International Data Corporation (IDC). Pero es impresionante notar que las relaciones cada vez están más frágiles,
hay un individualismo creciente que está afectando la comunión entre las personas.
La comunión entre los cristianos y Dios está cada vez más frágil debido al ajetreo de la vida. Las personas están
más interesadas en satisfacer sus deseos que fortalecer su espiritualidad. La Palabra de Dios dice: “Buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
I. CONOCIENDO EL TEXTO
Discuta en grupo:
1. ¿Qué es comunión según la Biblia? ¿Cuál es la diferencia entre comunicación y comunión?
Para pensar: El texto nos enseña que no basta estar conectado a Cristo, necesitamos producir frutos. La
comunión con el Salvador tiene por objetivo comunicar la gracia al pecador, fortalecer la naturaleza espiritual y
la relación entre los hermanos. “Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros
y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).Muchos dicen que son cristianos, pero
infelizmente, viven lejos de la verdad. “Si decimos que tenemos comunión con Él y andamos en tinieblas,
mentimos y no practicamos la verdad” (1 Juan 1:6).
Cuando Dios creó a Adán, y luego a Eva, los hizo a Su propia imagen. Fueron creados como seres relacionales. Además
de la relación que mantenían entre sí, disfrutaban también de amistad y comunión con Dios. Al desobedecer a Dios,
se avergonzaron y se ocultaron de Él, con lo que se quebró el compañerismo que habían tenido con Él. Sin embargo,
a pesar de la desobediencia de Adán y Eva y la consiguiente caída de la humanidad, Dios se ha esforzado
permanentemente por comunicarse con ella y no ha cesado de anunciar Su plan de redención. Dios ha estado
buscando el camino para que la humanidad pudiera restablecer confraternidad con Él.
Lo vemos promover Su plan a lo largo del Antiguo Testamento, para lo cual se valió de personajes destacados que
hicieron las veces de eslabones en Su plan de salvación. Entre ellos, caben mencionar Enoc y Noé, que «caminaron
con Dios»;[1]Abraham, que fue llamado «amigo de Dios»;[2] Moisés, con quien Dios «hablaba cara a cara» en el monte
del Sinaí, «como lo hace uno con un amigo»;[3] David, de quien Dios dijo que era «un hombre conforme a Su
corazón»,[4] y el pueblo de Israel, al cual adoptó y lo hizo Su pueblo.[5]
Al momento de la muerte y resurrección de Cristo, Dios modificó la esencia del compañerismo al cual tiene acceso la
humanidad y estableció Su morada permanente en los corazones de los que creen. Respondió Jesús y le dijo: —El que
me ama, Mi palabra guardará; y Mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él. Juan 14:23
La Comunión con Dios se centra ahora en la unión espiritual que tenemos con Jesús. Comprenderán que Yo estoy en
Mi Padre; ustedes en Mí y Yo en ustedes. El que acepta Mis mandamientos y los cumple, es el que Me ama de verdad;
y el que Me ama será amado por Mi Padre, y también Yo lo amaré y me manifestaré a él. Juan 14:20,21
La relación y compañerismo que el creyente tiene individualmente con Dios es lo que hace posible la confraternidad
entre los creyentes; es lo que sustenta el concepto de compañerismo entre los cristianos. En primera medida, Dios
restablece la comunión con nosotros gracias al sufrimiento de Jesús y a la muerte que padeció por nosotros; luego, al
encauzar nuestra vida de tal manera que coincida con Su Palabra, se hace posible la hermandad con otros creyentes.
Juan escribió: Si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros 1 Juan 1:7.
(koinonía).Expresan el concepto de participar de algo con otra persona y se han traducido al Nuevo Testamento con
los términos asociación, comunión, compañerismo, comunicación, ser partícipes, íntima armonía, generosidad, señal
de compañerismo, donativo, contribución y participación. En el uso de estos términos en el Nuevo Testamento se
acentúa más el sentido de participar en algo que con alguien.
Por ejemplo, congregarse con otros creyentes. Sin embargo, en el contexto bíblico las palabras de la
familia koinonía se usan generalmente en el sentido de ser partícipes de algo o participar de ello
En estos versículos vemos expresado el concepto de hermandad y compañerismo en el sentido de ser partícipes,
conjuntamente con otras personas, de diversos aspectos de nuestra labor y vida cristianas.
En otros versículos vemos que koinonía se emplea en el sentido de compartir, aludiendo a ser generosos con nuestras
contribuciones y ayudar a otros cristianos.
Ellos honrarán a Dios por la generosa contribución (koinonía) de ustedes para ellos; 2 Corintios 9:13
porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en
Jerusalén; Romanos 15:26.
han dado conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les
concediéramos el privilegio de participar (koinonía) en este servicio para los santos; 2 Corintios 8:3,4.
ninguna iglesia compartió (koinonía) conmigo en cuestión de dar y recibir, sino solamente ustedes. Filipenses 4:15
el que recibe instrucción en la palabra de Dios, comparta todo lo bueno con quien le enseña. Gálatas 6:6
¿Qué es Kononia?
Como hemos visto, el sentido más amplio de compañerismo o confraternidad (koinonía) tiene que ver con una
participación en el amplio espectro del Evangelio: participar de las bendiciones, las pruebas y tribulaciones, la
consolación y la gracia. Es ser partícipes colectivamente de la naturaleza divina por medio de la verdad que nos
reveló Dios. El concepto también está vinculado a una vivencia del Evangelio expresada por medio de la generosidad
y la entrega de donaciones.
Si bien la confraternidad implica reunirse con otros cristianos, va más allá de asistir a un oficio o un evento. Incluye
tu participación en el Evangelio, trabajar de algún modo con otras personas que estén difundiendo el mensaje de Dios,
orar por ellas, solidarizar por cualquier vía posible con la misión que realizan.
Cualquiera que sea el entorno social en que tenga lugar el compañerismo, debe llevar aparejado participar de
la vida de Cristo así de palabra como de hecho. Al vivir en semejanza a Cristo cuando estamos juntos, nos
alentamos unos a otros en la conducta cristiana. Al hablar como Cristo de asuntos espirituales, nos estimulamos
unos a otros a llevar una vida agradable a Dios.
La disciplina espiritual del compañerismo y la confraternidad implica dedicar tiempo para reunirnos con otros
cristianos con miras a participar juntos en nuestra vida de fe, nuestra relación con el Señor, nuestros momentos de
culto y nuestra vida de oración, y fortalecernos mutuamente en Cristo. El autor de la epístola a los Hebreos dice:
Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como
algunos tienen por costumbre... Hebreos 10:24,25
Conlleva esforzarse por cultivar una fértil relación con Dios y con otros cristianos. El compañerismo como disciplina
consiste en aplicar los principios orientadores de la Escritura a nuestras interacciones entre compañeros en la fe. He
aquí algunos de ellos:
No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a
ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los
demás. Filipenses 2:3,4
Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo. Gálatas 6:2
Hermanos, aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un
espíritu de mansedumbre. Gálatas 6:1
Si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros
con él se gozan. 1 Corintios 12:26.
Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos. Efesios 6:18
Nuestra comunión con Dios y con nuestros semejantes es parte primordial del ejercicio de nuestra fe y contribuye
sustancialmente a que llevemos fruto en nuestra vida personal y en la vida de los demás. Siendo miembros del cuerpo
de Cristo debemos esforzarnos por andar en la luz, así como Él está en la luz a fin de lograr una unión fraternal más
plena y profunda los unos con los otros.