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PROCESOS CONSTITUCIONALES
Capítulo I
l. CONCEPTO Y OBJETO
Derechos protegidos
Procede el hábeas corpus ante la acción u omisión que amenace o vulnere los
siguientes derechos que, enunciativamente, conforman la libertad individual:
El artículo 334 Cp establece que "los delitos previstos en los artículos 325, 326,
329, 330, 331 Y 332 serán sancionados, además, con expatriación. Se
excluyen de esta pena las modalidades culposas". Del mismo modo, el artículo
346 Cp -que recoge el delito de rebelión- también prevé la pena de
expatriación: "[el que se alza en armas para variar la forma de gobierno,
deponer al gobierno legalmente constituido o suprimir o modificar el régimen
constitucional, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez ni
mayor de veinte años y expatriación". Sólo en aplicación de estas normas
penales, podría aplicarse la pena de expatriación a una persona, pero siempre
que haya sido así resuelto por el órgano judicial competente y se trate de la
ejecución de una sentencia firme.
Precisamente el artículo 24.5 CPC que se comenta ahora debe ser interpretado
en concordancia con las disposiciones de la Ley de asilo que se han reseñado
anteriormente. Es decir, el dispositivo procesal no puede ser interpretado como
si permitiese que la persona que adquiere la calidad de asilado, deba
mantenerla indefinidamente y en cualquier circunstancia, de modo que
procedería el proceso constitucional de hábeas corpus si el Estado peruano
pretendiera expulsado. Como se ha visto, el estatus de asilado puede ser
revocado e incluso el beneficiado puede ser expulsado del Estado peruano
cuando ha incumplido con sus obligaciones.
En todo caso, debe siempre recordarse que es un derecho al libre tránsito que
no es absoluto, sino que incluso el dispositivo constitucional (artículo 2.11 CP) y
el legal que ahora se comenta, han previsto limitaciones. Así, "el derecho al
libre tránsito reconocido debe ser ejercido sin más restricciones que las que el
propio artículo constitucional establece, y sin afectar derecho fundamental
alguno". Especial relevancia tiene a la limitación del libre tránsito proveniente
de una orden judiciap43. Y es que "[conforme ya lo ha señalado el Tribunal en
reiterada jurisprudencia, no debe olvidarse que el ejercicio de un derecho no
puede darse en forma tal que se torne incompatible con la realización de otros
valores o el ejercicio de otros derechos constitucionales"
7) El derecho a no ser detenido sino por mandato escrito y motivado del Juez, o
por las autoridades policiales en caso de flagrante delito; o si ha sido detenido,
a ser puesto dentro de las 24 horas o en el término de la distancia, a
disposición del juzgado que corresponda, de acuerdo con el acápite "f" del
inciso 24) del artículo 2 de la Constitución sin perjuicio de las excepciones que
en él se consignan.
2. Detención preventiva
a) Detención preventiva y mandato judicial de detención
Una de las afectaciones -quizá la más común importante- que puede sufrir el
derecho a la libertad locomotora de una persona es la detención irregula, la
misma que puede configurarse antes o después de emitida una sentencia en
un proceso penal.
Según el artículo 135 del Código procesal penal (Cpp) vigente, procede
decretar mandato de detención contra un inculpado cuando concurren los
siguientes tres elementos:
- Cuando existen los suficientes elementos probatorios de la comisión de un
delito doloso, que vincule al imputado como autor o participe.
- Cuando hay razones suficientes para creer que el imputado, por sus
antecedentes y otras circunstancias, va a tratar de eludir la acción de la justicia
o perturbar la actividad probatoria.
De los tres elementos, es este último -llamado "peligro procesal" el que
conlleva especial dificultad y que de algún modo en la práctica se ha convertido
en decisivo a fin de determinar si estamos ante una detención debida o, por el
contrario, la detención decretada es arbitraria. Es así que el Tribunal
Constitucional ha manifestado que "el pricipal elemento a considerarse con el
dictado de esta medida cautelar debe ser el peligro procesal que comporte que
el procesado ejerza plenamente su libertad locomotora, en relación con el
interés general de la sociedad para reprimir conductas consideradas como
reprochables jurídicamente. En particular, de que el procesal do no interferirá u
obstaculizará la investigación judicial o evadirá la acción de la justicia".
En cualquier caso, deberá siempre tenerse en cuenta que "el juez penal podrá
revocar de oficio el mandato de detención previamente ordenado cuando
nuevos actos de investigación pongan en cuestión la suficiencia de las pruebas
que dieron lugar a la medida" (artículo 135 Cpp, según modificatoria de la Ley
27753).
Por tanto, se habrá configurado un caso de detención arbitraria cuando se haya
producido la detención de una persona a raíz de que el juez haya emitido
mandato escrito de detención sin que se haya verificado el cabal cumplimiento
conjunto de los tres mencionados requisitos, con especial cuidado en la
determinación del tercero de ellos, es decir, del peligro procesal que pueda
generar el seguir el juicio penal con mandato de comparecencia.
Finalmente, se debe decir que el 22 de julio del 2004 a través del Decreto
legislativo 957, fue promulgado el Nuevo código procesal penal. Sin embargo
su vigencia se ha postergado para iniciarse a partir del 1 de febrero del 2006 y
de modo progresivo. Por esta razón es que se ha preferido redactar este
apartado -y los siguientes- haciendo alusión a la norma procesal penal vigente.
Sin embargo, una vez que entre en vigencia el Nuevo código procesal penal,
no debe haber dificultad para aplicar lo que aquí se ha dicho sobre la detención
judicial preventiva en la medida que sobre este punto, la regulación en una y
otra norma procesal penal es bastante semejante.
Así, se prevé en el artículo 268 del Nuevo código procesal penal que la
detención judicial preventiva sólo podrá dictarse si concurren los siguientes tres
presupuestos:
- Que existen fundados y graves elementos de convicción para estimar
razonablemente la comisión de un delito que vincule al imputado como autor o
partícipe del mismo.
- Que la sanción a imponerse sea superior a cuatro años de pena privativa de
libertad; y,
Que el imputado, en razón de sus antecedentes y otras circunstancias del caso
particular, permita colegir razonablemente que tratará de eludir la acción de la
justicia (peligro de fuga) u obstaculizar la averiguación de la verdad (peligro de
obstaculización).
Ya se argumentó en el sentido de diferenciar la doble significación que puede
adquirir el llamado peligro procesal. Precisamente por eso, acierta el legislador
cuando distingue el peligro de fuga del peligro de obstaculización. Y ayuda
especialmente a determinar ante qué tipo de peligro nos hallamos los criterios
que propone. Así se dispone que "[para calificar el peligro de fuga, el Juez
tendrá en cuenta: 1. El arraigo en el país del imputado, determinado por el
domicilio, residencia habitual, asiento de la familia y de sus negocios o trabajo y
las facilidades para abandonar definitivamente el país o permanecer oculto; 2.
La gravedad de la pena que Se espera como resultado del procedimiento; 3. La
importancia del daño resarcible y la actitud que el imputado adopta,
voluntariamente, frente a él; 4. El comportamiento del imputado durante el
procedimiento o en otro procedimiento anterior, en la medida que indique su
voluntad de someterse a la persecución penal. (Artículo 268 del Nuevo código
procesal penal).
Mientras que en lo referido a los criterios para definir el peligro de
obstaculización se ha establecido que "[p]ara calificar el peligro de
obstaculización se tendrá en cuenta el riesgo razonable de que el imputado:
1. Destruirá, modificará, ocultará, suprimirá o falsificará elementos de
prueba. 2. Influirá para que coimputados, testigos o peritos informen falsamente
o se comporten de manera desleal o reticente.3. Inducirá a otros a realizar tales
comportamientos" (artículo 269 del Nuevo código procesal penal).
a) Procedencia de la detención
Se ha dicho anteriormente que muchas pueden ser las formas en las que se
afecta la libertad locomotora de las personas. Hasta ahora se ha estudiado la
detención de la que preventivamente puede ser objeto una persona, ya sea por
mandato judicial de detención, ya sea por la existencia de delito flagrante. Sin
embargo, la detención o encarcelamiento arbitrario del que pueda ser objeto
una persona no se limita a estas comentadas situaciones.
a) A lo largo del proceso penal
Al menos dos son los casos en los que procede la interposición de una
demanda constitucional de hábeas corpus por detención arbitraria a lo largo de
un proceso penal.
Precisamente por esto se reconoce que toda persona "tendrá derecho a ser
juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio
de que continúe el proceso" (artículo 7.5 CADH). En este sentido se ha
manifestado también el parecer del Tribunal Constitucional quien habla "del
derecho a un plazo razonable en la administración de justicia"578 para declarar
fundadas las demandas de hábeas corpus.
Sin embargo, esta regla tiene prevista una excepción: cuando concurran
determinadas y especiales circunstancias el juez podrá prolongar la duración
de la detención preventiva hasta por dieciocho meses; es decir, se dispone que
en la práctica los procesos penales no podrán durar más de trentaiseis meses.
Esas especiales circunstancias serán las siguientes: circunstancias que
importen una especial dificultad o prolongación de la investigación, y que el
imputado pudiera sustraerse de la acción de la justicia" (artículo 274 del Nuevo
código procesal penal). Repárese en que la ampliación podrá ser hasta
dieciocho meses. Esto significa que el juez deberá valorar las concretas
circunstancias a fin de determinar el plazo de la ampliación. Los jueces no
deberán en todos los casos ampliar siempre por el máximo. Entre el plazo que
se decida de ampliación y las concretas circunstancias debe existir una
adecuada relación de proporcionalidad y razonabilidad.
c) Detención domiciliaria
d) Detención civil
Sin embargo, este principio general tiene una excepción. La excepción es que
procede la privación de libertad del sujeto que tiene deberes alimentarios y los
incumple. En este caso de excepción se requiere que ante la negativa de
cumplimiento, exista resolución judicial en la que se haya determinado que es
deudor y el monto de la deuda alimentaría, de decir, la determinación del
deudor y de la pensión alimenticia según los artículos 472 a 483 Cc.
En este sentido tiene dicho este Alto Tribunal en referencia al artículo 2.24.c CP
que "tal precepto constitucional -y la garantía que ella contiene- no se extiende
al caso del incumplimiento de pagos que se establezcan en una sentencia
condenatoria. En tal supuesto, no es que se privilegie el enriquecimiento del
erario nacional o el carácter disuasorio de la pena en desmedro de la libertad
individual del condenado, sino, fundamentalmente, la propia eficacia del poder
punitivo del Estado y los principios que detrás de ella subyacen, como son el
control y regulación de las conductas de acuerdo con ciertos valores y bienes
jurídicos que se consideran dignos de ser tutelados". Y es que "el hecho de
ordenarse la ejecución de la pena efectiva de un fallo condenatorio, por el no
cumplimiento de pago de la reparación civil, no puede considerarse como un
acto que vulnera el derecho constitucional a la libertad del sentenciado ni
tampoco puede considerarse violatorio del precepto constitucional "que no
existe prisión por deudas" .
10) El derecho a no ser privado del documento nacional de identidad, así como
de obtener el pasaporte o su renovación dentro o fuera de la República
El documento nacional de identidad y el pasaporte son necesarios para
permitir el libre tránsito de las personas hacia el exterior. En la Constitución
peruana sólo se alude al pasaporte al disponerse que ningún sujeto "puede ser
privado del derecho de obtener o de renovar su pasaporte dentro o fuera del
territorio de la República" (artículo 2.21 CP). y se reconoce este derecho
inmediatamente después de haberse reconocido el derecho de toda persona a
la nacionalidad. Y es que de alguna manera se trata de derechos bastante
relacionados, al punto que "el derecho de obtener o renovar pasaporte puede
reputarse como una exteriorización del derecho de nacionalidad".
El literal "g" del artículo 24.2 CP dispone que "[nadie puede ser
incomunicado sino en caso indispensable para el esclarecimiento de un delito,
y en la forma y por el tiempo previstos por la ley. La autoridad está obligada
bajo responsabilidad a señalar, sin dilación y por escrito, el lugar donde se halla
la persona detenida".
Sin embargo, el dispositivo legal que se comenta ahora no proscribe todas las
vigilancias de domicilio o todos los seguimientos policiales; sino solamente
aquellos que resulten injustificados o arbitrarios. Por lo que lo prohibido no es
en sí mismo la vigilancia o el seguimiento, sino la arbitrariedad de estos que
terminen afectando injustificadamente la libertad personal. Qué duda cabe que
el principio de proporcionalidad juega un papel especialmente importante para
determinar la arbitrariedad o no de la medida restrictiva del derecho a la
libertad.
Así, en el caso Elia Retiz Pereira contra la Segunda sala penal superior de
Huanuco, la demandante interpuso hábeas corpus a favor de Miguel Díaz
Ponce argumentando se encontraba arbitrariamente recluido, no obstante que
en el proceso penal seguido en su contra se emitió dictamen fiscal e informe
del juez pronunciándose por su no responsabilidad penal, habiéndose debido
efectuar por ello su inmediata excarcelación en cumplimiento del artículo 200
del Código de procedimientos penales que regulaba el caso. El Tribunal
Constitucional reconoció la existencia de una detención arbitraria, y declaró que
"este colegiado entiende como principio de observación obligatoria que una
forma de detención arbitraria por parte de una autoridad o funcionario lo
constituye también el hecho de omitir el cumplimiento obligatorio de normas
procesales que disponen la excarcelación inmediata de un detenido".
De los tipos de hábeas corpus que pueden distinguirse, es el llamado habeas
corpus traslativo el que procede interponer y que, como ya se dijo, se define
como aquel que "[e]s empleado para denunciar mora en el proceso judicial u
otras graves violaciones al debido proceso o a la tutela judicial efectiva; es
decir, cuando se mantenga indebidamente la privación de la libertad de una
persona o se demore la determinación jurisdiccional que resuelva la situación
personal de un detenido".
Estos funcionarios son los más altos dignatario s que prevé el sistema político
constitucional peruano. Debido a su alto cargo y especial envestidura,
constitucionalmente se ha previsto el llamado "juicio político". Este mecanismo
más político que jurídico debe ser activado y agotado antes que alguno de los
mencionados funcionarios sea sometido a un proceso penal. La Comisión
permanente debe acusarlos ante el pleno del Congreso para que éste decida
suspender o inhabilitar o destituir al funcionario acusado. Si la acusación
aceptada por el Pleno tiene contenido penal el Fiscal de la Nación lo
denunciará ante la Corte suprema a efectos de seguírsele el correspondiente
proceso penal (artículo 100 CP).
Como ha puesto de manifiesto el Tribunal Constitucional, "[e]n virtud de dicho
privilegio, los referidos funcionarios públicos tienen el derecho de no ser
procesados penalmente por la jurisdicción ordinaria, si no han sido sometidos
previamente a un procedimiento político jurisdiccional, debidamente regulado,
ante el Congreso de la República, en el cual el cuerpo legislativo debe haber
determinado la verosimilitud de los hechos que son materia de acusación, así
como su subsunción en un(os) tipo(s) penal(es) de orden funcional, previa e
inequívocamente establecido(s) en la ley"622.
Este tratamiento constitucional "parte de la premisa que existen algunos
funcionarios del Estado que por razones de su cargo o investidura no pueden
estar sujetos a acusación de cualquier persona o instancia, por los eventuales
delitos o violaciones de la Constitución que pudieran cometer en el ejercicio de
sus funciones, pues así se podría favorecer el abuso, la venganza política y la
anarquía".
a) Supuestos constitucionales
Del mismo modo en el caso Walter Bueno Castillo contra el Director del
establecimiento penal de Moyobamba, se extiende la acción de hábeas corpus
para aquellas situaciones en que el demandante condenado solicitaba vía
hábeas corpus, el cambio hacia otra área del recinto penitenciario debido a que
estaba conviviendo con delincuentes terroristas que podían atentar contra su
vida porque había sido Jefe de una zona militar ocupada por terroristas. El
Tribunal Constitucional no declaró improcedente la acción, sino infundada
debido a que consideraba que el lugar ocupado por el demandante era
suficientemente seguro, pues "como el mismo demandante afirma (...) él,
conjuntamente con otros internos militares y policiales que se encuentran
presos, fueron trasladados 'en forma pacífica y adecuada al interior del penal',
facilitándoles la administración penitenciaria su agrupación en una celda". Esto
significa que si por el contrario, hubiese estado en riego su vida o integridad
física por ocupar una determinada área del penal, el hábeas corpus habría
procedido y, por tanto, se hubiese ordenado su reubicación.
Al exigir sólo una sucinta relación de los hechos "la ley obliga al juzgador
inclusive a interpretar los hechos que puedan serle presentados de forma no
muy coherente por parte de una persona de poca o ninguna formación. De esta
manera se da lugar a que también los analfabetos puedan intentar la acción
para defender sus derechos o los de aquellos que ellos conocen que se
encuentran restringidos".
. Constitución de 1993, arts. 200 inc. 1), penúlt. y últ. párrs., 202 inc. 2) Y 205.
. Ley Nº 28237 Código Procesal Constitucional
. Ley N° 23506 (8/12/82), Ley de Hábeas Corpus y Amparo, arts. 1 a 23, 39 a
42, 45 párr. 1° in fine, 48.
. Ley N° 25011 (8/02/89), Ley que modifica el arto 6 de la Ley de Hábeas
Corpus y Amparo.
. Ley N° 27053 (19/01/99), Ley que modifica el arto 6 inc. 2) de la Ley de
Hábeas Corpus y Amparo.
. Ley N° 25398 (9/02/92) Ley complementaria de las disposiciones de la Ley de
Hábeas Corpus y Amparo, arts. 1 a 21, 27 a 30, 32 Y 33.
. Ley N° 26435 (10/01/95) Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, arts. 2, 4,
41 a 45; 53 a 63 y 411,511 Y III disps. trans.
. Ley N° 27850 (20/10/2002) Ley que modifica el arto 4 de la Ley N° 26435 -
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
. Ley N° 26801 (29/05/97) Ley que incorpora la III disp. trans. a la Ley Orgánica
del Tribunal Constitucional.
. Ley N° 26446 (20/04/95) Ley que establece los alcances del arto 41 y de la
411 disp. trans. de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
. Ley N° 26853 (1/09/97) Ley que establece la causal de abandono en los
procesos de hábeas corpus y amparo que conoce el Tribunal Constitucional.
. R.Adm. Nº 111-2003-prrC (1/09/2003) Reglamento Normativo del Tribunal
Constitucional, arts. 51 a161.
. D.L. N° 25659 (13/08/92) arto 6.
. Ley N° 26248 (25/11/93) Ley que modifica el arto 6 del D.L. N° 25659, en lo
referente a la procedencia de la acción de hábeas corpus en caso de delito de
terrorismo, arto 2.
. D.Leg. N° 824 (24/04/96) Ley de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Drogas, arto
17.
. D.Leg. N° 052 (18/03/81) Ley Orgánica del Ministerio Público, arto 90.
. D.S. N° 017-93-JUS (2/06/93) Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, arts. 24 inc. c), 50 inc. 2) y 131.
. R.Adm. N° 192-2001-CE-PJ (28/12/2001) Disposiciones referidas al
conocimiento de acciones de amparo y hábeas corpus.
. R. N° 006-2002-P-CSJL-PJ (10/01/2002) Disposiciones para la tramitación de
acciones de amparo y de hábeas corpus en la Corte Superior de Justicia de
Lima.
. Ley Nº 26520 (8/08/95) Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo, arto 9 inc.
2).
. Ley Nº 27337 (7/08/2000) Código de los Niños y Adolescentes, arto 186.
. D.Leg. Nº 126 (15/06/81) Ley que modifica, entre otros, el arto 292 del Código
de Procedimientos Penales.
. Ley Nº 24710 (27/06/97) Ley de Extradición, arto 31.
. Ley Nº 26859 (1/10/97) Ley Orgánica de Elecciones, arts. 344 y 360. . Ley Ng
27809 (8/08/2002), Ley General del Sistema Concursal, arts.
133 y 134.
Esa relación debe ser directa. No deben aceptarse, como se dijo antes,
derivaciones sucesivas de los derechos constitucionales para justificar la
procedencia del correspondiente proceso constitucional. Sólo si realmente ha
acontecido una afectación al contenido constitucional del derecho
constitucional, podrá proceder un proceso constitucional. Si no ha ocurrido lo
dicho, deberá el agraviado acudir al proceso judicial ordinario en búsqueda de
solución.
Se debe resaltar especialmente lo afortunado que ha estado el legislador al
momento de redactar este artículo. No ha empleado expresiones confusas o
equivocas como "contenido esencial" de los derechos constitucionales,
expresión ésta que -como se sabe- hace pensar en la existencia de un
contenido no esencial en el derecho fundamental y no vinculante al poder
político o a los particulares por oposición al "contenido esencial" que sí lo sería.
Todo derecho constitucional cuenta con un sólo contenido y todo él vincula por
completo a sus destinatarios: el poder político y los particulares. Existe, como
se ha dicho, un único contenido, y ese es el "contenido sin más". Así, "los
derechos fundamentales cuentan con un 'único' contenido, el cual vincula en su
totalidad al poder público en general y al Legislador en particular; contenido
que empieza a formularse desde la norma constitucional pero que necesita de
las concretas circunstancias para su total definición en cada caso concreto, de
modo que no existe un único y predeterminado para siempre contenido de un
derecho fundamental.
Este contenido constitucional, "no es la última valla, que defiende un pequeño
reducto inexpugnable para que aún pueda decirse que existe el derecho, sino
que implica el amplio ámbito de ejercicio razonable de un derecho que, una vez
definido en general y determinado en las circunstancias concretas, es absoluto,
y no puede ser dejado de lado por razones utilitarias".
En la jurisprudencia del Tribunal Constitucional si bien puede encontrarse el
empleo de la expresión correcta, en la mayor parte de resoluciones referidas al
contenido de los derechos constitucionales ha empleado la expresión
"contenido esencial". Así, de las sentencias en las que acierta se tiene aquella
en la que expresó que "el problema de la ley aplicable en el tiempo ha de
resolverse, prima facie, a la luz del principio de eficacia inmediata de las leyes,
con las modulaciones que éste pueda tener como consecuencia del contenido
constitucionalmente protegido del derecho 'a no ser sometido a un
procedimiento distinto de los previamente establecidos', al que se refiere el
inciso 3) del artículo 1390 de la Constitución".
Mientras que de las sentencias en las que emplea la expresión equívoca se
tiene aquella en la que expresó que "[aunque la Constitución de 1993 no tenga
una cláusula semejante a la que existe en los ordenamientos de España o
Alemania, por mandato de las cuales se exige al legislador que respete el
contenido esencial de los derechos, es claro que se trata de un límite implícito,
derivado de la naturaleza constituida de la función legislativa"297 . y, en otra
oportunidad tuvo oportunidad de decir el Alto Tribunal que "[otro tanto cabría,
ahora, señalar respecto a la limitación de la libertad de ejercicio de la profesión
que, como contenido implícito de la libertad de trabajo, se encuentra
reconocida en el inciso 15) del artículo 2 de la Constitución. Tal libertad de
trabajo no puede considerarse vulnerada en su contenido esencial porque, en
el ámbito concreto de un tipo especial de delitos, se limite que el profesional en
derecho pueda hacerse cargo de la defensa de más de un encausado"29H.
En cualquier caso, puede tolerarse la expresión "contenido esencial" si es que
se emplea no para significar la existencia de un contenido no esencial de los
derechos constitucionales que pueda quedar a la libre disposición del
legislador; sino si es que se utiliza para significar que siendo uno sólo el
contenido del derecho constitucional, todo ese contenido es normal en tanto
brota de la propia naturaleza y esencia del derecho mismo.
Por tanto, la procedencia de los procesos constitucionales exige que se haya
vulnerado o amenazado alguna parte del contenido jurídico de un derecho
fundamental, el cual se formula en cada caso concreto.
1. U n tipo de excepcionalidad
Lo que exige la leyes que la vía judicial ordinaria sea igualmente satisfactoria,
es decir, que exista una relación de igualdad ("igualmente", dice la ley) entre la
satisfacción que de la pretensión de salvación de su derecho constitucional
pueda esperar el agraviado en una u otra vía. Si no basta que la vía judicial sea
igualmente idónea que la vía procesal constitucional para la salvación deL
derecho constitucional para que se cumpla esta segunda exigencia, entonces
cabe plantear la siguiente pregunta: ¿qué es lo que además de la idoneidad
debe caracterizar a la vía judicial ordinaria para hacerla igualmente Eficaz?
Para resolver esta pregunta es necesario dirigir nuestra atención a las
características del proceso constitucional. Y ahí se encuentra que se trata de
un proceso constitucional que no sólo es idóneo para alcanzar la salvación del
derecho constitucional, sino que además es sumarísimo, de modo que el
resultado -al menos en el texto de la ley- se prevé obtener en un tiempo muy
breve. La sumariedad que caracteriza los procesos constitucionales viene
plenamente justificada por la calidad del objeto que se pretende defender. Se
trata de garantizar derechos constitucionales, cuyo respeto y defensa
constituye no sólo la base de un Estado democrático de Derecho, sino también
la exigencia jurídica de la naturaleza y consiguiente dignidad humanas. Como
bien se ha escrito respecto de estos procesos, "el derecho discutido no permite
respiro ni sosiego, en tanto el tiempo puede convertir en irreparable el
agravio"304.
Por lo tanto, esta sumariedad debe ser exigida también del proceso judicial
ordinario si pretende ser igualmente eficaz que llegue a configurar la causal de
improcedencia recogida en el artículo 5.2 Cpc. Esta sumariedad, sin embargo,
no necesariamente exige que coincidan exactamente los plazos y las etapas
procesales entre el proceso constitucional y el proceso judicial ordinario. Basta
con una coincidencia razonable, que en uno y otro supuesto se esté ante una
situación de sumariedad que suponga una pronta y oportuna respuesta del
órgano judicial para la salvación del derecho constitucional.
No sirve como argumento para sustentar la sumariedad de un proceso judicial
ordinario idóneo para la salvación de un derecho constitucional, el que en su
interior pueda interponerse una medida cautelar. Dos son las razones que
hacen inútil este argumento. Primero, que la respuesta que se obtenga
mediante una medida cautelar no es una respuesta definitiva; y segundo, que
el proceso constitucional también prevé medidas cautelares aún dentro de un
proceso sumarísimo.
Por tanto, el requisito de <<vía procedimental igualmente idónea" exige que el
proceso judicial ordinario sea un proceso especializado, idóneo para alcanzar
la salvación del derecho constitucional afectado y sumarísimo en su
desenvolvimiento. De ahí que se equivoquen los redactores del anteproyecto
del código cuando afirman -como se transcribió arriba- que como regla general
el juez debe preferir el proceso contencioso administrativo al proceso
constitucional. No, en todo caso, la regla general debe ser justamente la
contraria.
En lo que sí aciertan por completo es cuando afirman que -en referencia al
amparo- para declarar el cumplimiento de esta causal de improcedencia "no
basta con que existan otros procesos judiciales disponibles, lo que siempre es
factible, sino que éstos resulten suficientemente satisfactorios para tutelar la
pretensión. En la determinación de lo suficientemente satisfactorio juega un
papel importante la sumariedad o no del proceso previsto en la vía judicial
ordinaria, especial o general.
Por lo demás, no cabe duda que en este asunto mucha y grave responsabilidad
le aguarda al Tribunal Constitucional en su labor de ir definiendo a través de su
jurisprudencia cuales de los procesos judiciales existentes en cada momento
pueden ser considerados como vías procedimentales específicos, igualmente
satisfactorias a fin de definir la procedencia o no de un proceso constitucional.
3. ¿Inconstitucionalidad de la causal?
¿Es posible una interpretación del artículo 5.2 CPC que sea conforme a la
Constitución? La respuesta a esta cuestión pasa por darle significado y
contenido a la exigencia prevista en el mencionado dispositivo legal: <<vías
procedimentales específicas igualmente satisfactorias". Dependiendo del
contenido que se le dé a esta expresión, el dispositivo podrá ser interpretado
de una manera compatible con la Constitución.
Para que eso sea posible debe interpretarse la exigencia de la manera que se
hizo anteriormente. Es decir, interpretando que se exige que el proceso judicial
ordinario sea un proceso especializado, idóneo para alcanzar la salvación del
derecho constitucional afectado y sumarísimo en su desenvolvimiento. Sólo
interpretándolo de esta manera no se pondría en situación de desventaja al
afectado en su derecho constitucional cuando se le exija acudir al proceso
judicial ordinario en lugar del proceso constitucional. Para lo que es la defensa
del derecho constitucional amenazado o violado será irrelevante acudir a una u
otra vía si es que la vía judicial se interpreta como aquí se propone. En ambos
casos igualmente encontrará una respuesta y en tiempo oportuno, pues en
ambos casos se estaría ante procesos igualmente idóneos y eficaces para
obtener la salvación del derecho constitucional afectado. Y es que, como ya se
dijo, no es necesario que sean procesos exactamente iguales, que prevean los
mismos actos procesales y con los mismos plazos, pues basta una razonable
semejanza que haga posible una respuesta igualmente oportuna.
Si se interpreta de modo distinto de manera que se obligue al afectado en su
derecho constitucional a acudir a una vía judicial ordinaria más larga y menos
efectiva -aunque idónea- que la vía procesal constitucional, se incurre en
inconstitucionalidad porque la Constitución le ha dado la posibilidad de
defender su derecho a través de una vía que legalmente ha sido configurada
con una eficacia determinada, posibilidad que se le estaría negando en el caso
concreto. Esta interpretación dejaría de ser inconstitucional si se modificasen
los preceptos del Código Procesal Constitucional que hacen de los procesos
constitucionales que defienden derechos, procesos especialmente sumarios y
eficaces, para convertidos en procesos más largos y con algún grado menos de
eficacia que los asemeje a los procesos de la vía judicial ordinaria. Pero si esto
ocurre, no habrá diferencia entre los procesos constitucionales y los procesos
judiciales ordinarios, incurriéndose nuevamente en inconstitucionalidad.
Si la interpretación que aquí se propone sobre el significado de <<vías
procedimentales específicas igualmente satisfactorias" es la que permite
mantener la constitucionalidad del artículo 5.2 CPC, entonces se puede
concluir que será de muy poca aplicación cuando no totalmente irrelevante el
mencionado dispositivo legal para alcanzar la finalidad de no permitir la
desnaturalización de los procesos constitucionales de amparo y hábeas data,
especialmente del primero.
Y es verdad, porque la medida que prevé el artículo 5.2 CPC no es la
adecuada, no apunta a la esencia del problema. Si se quiere que -por ejemplo-
el amparo no se desnaturalice, existe una triple exigencia -ya mencionada- que
habrá que cumplir de modo estricto en los casos concretos: que esté
debidamente acreditado que el acto discutido es un acto que agrede el
contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental invocado;
que no exista duda acerca de la titularidad del derecho fundamental; que este
indubitablemente acreditado el acto agresor del derecho constitucional. Como
bien se ha dicho, se debe intentar "circunscribir el amparo a su condición de
proceso constitucional estrictamente referido a la protección de derechos
constitucionales; y de proceso excepcional, distinto a los procesos judiciales
ordinarios o especiales de otra índole".
Si ocurre que aplicando bien la mencionada triple exigencia aún son
demasiadas las causas de amparo que se tramitan en los tribunales, entonces
dos serán las posibles soluciones: que se fomente el respeto a los derechos
constitucionales de modo que tanto el poder político como los particulares no
los amenacen o violen; o se reforma la Constitución y se prevé una norma
semejante al artículo 43 CA ya mencionado: "[toda persona puede interponer
acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio Judicial
más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de
particulares".
Se hace necesario saber bien que es lo que se persigue. Si lo perseguido es
que el amparo sea un mecanismo excepcional de modo que frente a amenazas
o violaciones efectivas del contenido de cualquier derecho constitucional se
deba acudir a otros procesos judiciales y no al amparo, se necesita de una
reforma constitucional, porque -como ya se razonó-lo que está previsto en la
actual Constitución es que de ser real y manifiesta la afectación del contenido
de un derecho constitucional, esa afectación debe ser atendida a través de los
respectivos procesos constitucionales. Si, por el contrario, lo que se desea es
que el amparo no se desnaturalice en su aplicación, y no sea empleado "para
sustentar una pretensión que no tiene carácter estrictamente constitucional o
que tampoco forma parte del contenido esencial del derecho protegido
constitucionalmente, sino a aspectos de regulación legal o de naturaleza
secundaria, que no deben tutelarse por medio del amparo"3n , entonces lo que
se debe simplemente se debe requerir es la triple exigencia a la que se hizo
mención anteriormente. Si lo que se quiere es conseguir lo segundo a través de
lo primero, que se sepa que no se obtendrán importantes resultados.
5. De un extremo a otro
Una última reflexión. Tal y como está redactado el artículo 5.2 CPC se ha
hecho un flaco favor a la protección efectiva de los derechos constitucionales.
Se ha posibilitado que demandas de amparo interpuestas en defensa de
violaciones de derechos constitucionales y, además, violaciones debidamente
acreditadas, sean declaradas improcedentes e incluso rechazadas de plano
(artículo 47 CPC), por jueces que ya sea por razones de recarga procesal o por
evitarse problemas políticos o simplemente por carecer del conocimiento
adecuado, sentencie derivando el prob1ema a la vía judicial ordinaria, so
pretexto que ahí existe -sin realmente existir- una "vía procedimental
específica, igualmente satisfactoria", con el consiguiente perjuicio para el
afectado en su derecho constitucional y con la consecuente
inconstitucionalidad del pronunciamiento al negarse el amparo constitucional
dispuesto por la propia Norma fundamental. Es decir, se terminaría también por
desnaturalizar el proceso constitucional de amparo, esta vez no por exceso
sino por defecto.
No debe haber duda alguna que después de algún tiempo de vigencia de esta
causal 5.2 CPC, se hará necesaria una reforma legal anulándola a fin de volver
a la alternatividad que recogía la ley 23506. La intención que animó a este
legislador -reconocida por la comisión que redacto el Anteproyecto de Código
Procesal Constitucional- fue "facilitar la procedencia del amparo y del hábeas
corpus, evitando que estas acciones fueran declaradas improcedentes por el
órgano judicial, como sucedió muchas veces en el pasado, argumentando
verdadero fundamento Jurídico o por sometimiento al poder político de turno)
que existían 'otras vías judiciales disponibles y más apropiadas".
De esta manera, ahora se pasará del extremo de "amparizarlo" todo, a no
amparizar el juez más lo que materialmente pueda amparar al margen de que
deba hacerlo por mandato constitucional. En un segundo momento se pasará
de "desamparizarlo" todo a "amparizarlo" todo. Se debe insistir en que la única
solución a este problema pasa por aplicar con rigurosidad los presupuestos
necesarios para interponer debidamente un proceso de amparo, es decir, que
se utilice el amparo sólo cuando deba ser utilizado por afectación efectiva de
un derecho constitucional por él protegido.
La acción de hábeas corpus procede específicamente para la protección de los
siguientes derechos vinculados a la libertad individual (Ley N° 23506, arto 12):
V. TITULARES DE LA ACCiÓN
Por otro lado, cabe señalar que el defensor del pueblo está facultado, en el
ejercicio de sus funciones, para interponer la acción de hábeas corpus en tutela
de los derechos constitucionales y fundamentales de cualquier persona; y
asimismo, está facultado para intervenir en los procesos de hábeas corpus a fin
de coadyuvar a la defensa del perjudicado (Ley Nº 26520, arto 9 inc. 2).
VII. COMPETENCIA
Anteriormente se disponía que era competente el juez penal "del lugar donde
se encuentra el detenido o el del lugar donde se haya ejecutado la medida o el
del lugar donde se haya dictado" (artículo 15 Ley 23506). Nuevamente, el
hecho que no hayan sido recogidos estos criterios delimitadores de la
competencia del juez por el territorio, no conlleva prohibición alguna. En virtud
de las tantas veces mencionado principio de informalidad, debe considerarse
que se trata de criterios igualmente vigentes. Más aún cuando la ley, en el
artículo bajo comentario, ha dispuesto que es competente cualquier juez penal
y, claramente, siempre a elección del demandante. Como bien se ha dicho, en
interpretación del artículo 28 CPC, "se entiende que no necesariamente el juez
competente es aquel en donde se encuentra el detenido o del lugar en donde
se haya ejecutado la medida o el del lugar en donde se haya dictado".
Se ha escrito, con razón, que "es lógico suponer que de producirse una
detención, o de violarse o amenazarse otros derechos individuales en un lugar
lejano al juzgado correspondiente o de igual modo, el lugar donde se ejecutó la
violación o donde se dictó la misma, son también lejanos al despacho del juez
o de difícil acceso al mismo, éste no puede abandonar su juzgado, quizá por
días, para dedicarse única y exclusivamente a conocer el caso" .
Este principio general, sin embargo, admite de una matización. Para cuando se
trata de detención arbitraria configurada por la demora de la policía en poner a
disposición de la autoridad judicial al detenido, el juez no decretará la inmediata
libertad del detenido sino que ordenará sea puesto inmediatamente a
disposición de la autoridad judicial correspondiente.
En uno u otro caso, el juez no tiene por qué notificar de modo previo al que ha
ejecutado la detención arbitraria para que se produzca la liberación del
detenido. Inmediatamente de ordenada la liberación o el pase al juzgado
correspondiente, ésta deberá ejecutarse. Lo único que se exige es que se
levante el acta a la que haya lugar en la que se dejará constancia de la
liberación.
Sin perjuicio del trámite previsto en los artículos anteriores, cuando se trate de
la desaparición forzada de una persona, si la autoridad, funcionario o persona
demandada no proporcionan elementos de juicio satisfactorios sobre su
paradero o destino, el Juez deberá adoptar todas las medidas necesarias que
conduzcan a su hallazgo, pudiendo incluso comisionar a jueces del Distrito
Judicial donde se presuma que la persona pueda estar detenida para que las
practiquen. Asimismo, el Juez dará aviso de la demanda de hábeas corpus, al
Ministerio Público para que realice las investigaciones correspondientes.
Normalmente, cuando existan "motivos que perturban la función del Juez, éste,
por decoro o delicadeza, puede abstenerse de seguir conociendo del proceso
mediante resolución debidamente fundamentada, remitiendo el expediente al
Juez que debe conocer de su trámite". La excusa se asemeja a la recusación
en tanto ambas tienen por finalidad que un juez que está conociendo de un
caso y por las causales que se recojan en la norma procesal, deje de
conocerlo. Se asemejan también en que en ambos casos se produce una
dilación en la tramitación del proceso, con el consiguiente riesgo de agravación
de la situación del afectado en su derecho a la libertad o, incluso, de
irreparabilidad de la misma. No cabe más que coincidir cuando se escribe que
esta prohibición de excusa "evita también que algunos magistrados que
pudiesen estar tentados de no estar presentes en la solución del conflicto para
no enfrentarse al poder político o a una persona poderosa o a una organización
compleja, tengan la posibilidad de apartarse".
Los jueces deberán habilitar día y hora para la realización de las actuaciones
procesales
El principio que anima la tramitación de un proceso es que las distintas
actuaciones procesales tienen un lugar y un tiempo en el que deben ser
realizadas. Se les suele llamar "lugar hábil" o "tiempo hábi1>. Fuera de ese
tiempo y ese lugar, en principio, no cabe realizar ninguna actuación procesal.
Sin embargo, esta regla general admite excepciones. Una de ellas es en
materia penal. Así, se dispone que "[salvo disposición legal en contrario, las
actuaciones procesales podrán ser realizadas cualquier día y cualquier hora,
siempre que resulte absolutamente indispensable según la naturaleza de la
actuación. Se consignarán el lugar y la fecha en que se cumplan" (artículo 117
Cpp). Manifestación de esta excepción es lo que dispone el artículo que ahora
se comenta.
Durante la tramitación del proceso de hábeas corpus, el juez penal deberá
convertir en hábil un día u hora que son inhábiles por estar fuera del horario de
atención al público del órgano judicial. La conversión se realizará cuando así lo
declaré el juez. Y deberá hacerlo cuando sea necesario para una más rápida y
efectiva salvación del derecho agredido: "el Juez no debe tener en cuenta si es
de noche o de día; sábado, domingo o feriado, para llevar a cabo una
determinada diligencia, relacionada con la tramitación de esta acción [el
hábeas corpus]".
Nuevamente hay que acudir a la urgencia en la salvación del derecho
constitucional de la libertad o conexo, los cuales pueden convertirse en
irreparables incluso por el breve paso del tiempo, de modo que "Los
magistrados están, pues, en el deber de agilizar el proceso".
b) Recurso de apelación:
Apelación
Sólo es apelable la resolución que pone fin a la instancia. El plazo para apelar
es de dos días.
El recurso de apelación previsto en el proceso constitucional que es objeto de
comentario viene a ser manifestación del principio constitucional de pluralidad
de instancias que se recoge en el artículo 139. 6 CP, el cual se verifica a través
de la previsión de recursos. En general, los recursos "son, genéricamente
hablando, medios de impugnación de los actos procesales. Realizado el acto,
la parte agraviada por él tiene, dentro de los limites que la ley le confiera,
poderes de impugnación destinados a promover la revisión del acto y su
eventual modificación".
Sin embargo, es claro que en ningún caso podrá existir la certeza de que el
fallo de la impugnación sea mejor o más justo que el fallo apelado. Como se ha
escrito, "[s]i existe un mecanismo en el proceso, que pueda dejar
profundamente perplejo a quien considere el costo y el rendimiento del mismo,
es sin duda alguna la impugnación. Cierto que la impugnación es un remedio
más genérico que la invalidación, porque actúa no sobre los síntomas sino
sobre la raíz del mal, en cuanto ataca el acto por el lado de la justicia y no por
el de la validez (...); pero es también un remedio menos seguro: mientras se
trata de eliminar un acto nulo para colocar en su lugar un acto válido, la
confrontación es fácil; pero, en cambio, cuando se sustituye un acto por otro,
prescindiendo de su validez, ¿qué garantía existe de que el segundo sea más
justo que el primero?".
Una vez interpuesto el recurso, el juez deberá remitir los autos, en el día, a la
Sala Superior Especializada en lo Penal, la misma que dentro de los dos días
hábiles siguientes señalará la fecha para la vista de la causa, con citación de
los abogados. El plazo para la vista y resolución no podrá ser, por ningún
motivo, mayor de cinco días hábiles, bajo responsabilidad (Ley N° 23506, arto
20).
c) Recurso extraordinario:
El arto 21 de la Ley N° 23506 establecía la procedencia del recurso de nulidad
si la acción de hábeas corpus hubiera sido denegada en segunda instancia por
la Corte Superior. Sin embargo, esta norma fue derogada tácitamente por la 42
disp. trans. de la Ley N° 26435, desprendiéndose de los incisos 2) y 3) de dicha
disposición que ante la denegatoria del hábeas corpus solo procede el recurso
extraordinario contemplado en el arto 41 de dicha ley, reduciéndose así el
número de instancias judiciales y pasando a conocimiento del Tribunal
Constitucional la acción de hábeas corpus denegada por la Corte Superior en
segunda instancia (Const., arto 202 inc. 2, y Ley N° 26435, arto 41 párr. 1Q, y
4f! disp. trans. ines. 2 y 3).
Así pues, una vez interpuesto el recurso, los autos son remitidos al Tribunal
Constitucional dentro del plazo máximo de cinco días, bajo responsabilidad
(Ley N° 26435, arto 41 párr. 3Q). El Tribunal Constitucional se pronuncia sobre
el fondo y la forma del asunto en un plazo máximo de diez días, y el fallo de
este órgano que estime o deniegue el hábeas . corpus agota la jurisdicción
interna (Ley N° 26435, arts. 43 y 45), pudiéndose recurrir a los tribunales u
organismos internacionales constituidos según tratados o convenios de los que
es parte el Perú (Const., arto 205).
d) Recurso de queja:
Procede este recurso contra el auto que deniega elevar el recurso
extraordinario al Tribunal Constitucional (Ley N° 26435, arto 41 párr. 4Q).
El plazo para interponer el recurso de queja es de cinco días hábiles siguientes
a la notificación de la resolución denegatoria.
Exp.: Sec.:
Escrito Nº 1 Cuaderno principal
Sumilla: Acción de hábeas corpus
l. FUNDAMENTOS DE HECHO:
1. Con fecha ............ la ... Comisaría de la Policía Nacional del Perú del distrito
y provincia antes indicados, cursó una citación para que mi esposo, don aaa
aaa, se apersonara a sus oficinas para prestar su declaración a fin de
esclarecer los hechos relativos a una supuesta comisión de delito de hurto
denunciado por la presunta agraviada, la empresa .............., en la cual mi
esposo trabajaba como vigilante.
POR TANTO:
Lima, ....... de
de ......
FIRMA
Modelo 2
Demanda de Hábeas Corpus
Exp.: Sec.:
Escrito Nº 1 Cuaderno principal
Sumilla: Acción de hábeas corpus
l. FUNDAMENTOS DE HECHO:
3. Ocurre, Sr. juez, que el proceso penal iniciado para determinar la autoría y
responsabilidad por la comisión del delito denunciado, ha sido resuelto con
fecha ............, mediante sentencia que declara absuelto y libre de
responsabilidad a mi hermano don aaa aaa, y que condena a los otros tres
inculpados en base a las pruebas y diligencias actuadas en el proceso.
POR TANTO:
FIRMA
Modelo 3
Demanda de Hábeas Corpus
Exp.: Sec.:
Escrito Nº 1 Cuaderno principal
Sumilla: Acción de hábeas corpus
l. FUNDAMENTOS DE HECHO:
POR TANTO:
FIRMA