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PRESIDENCIALISMO: UNA PERVERCION DEL ESTADO HOBBESIANO

JUAN PABLO LAGUNA MONTAÑA

ABSTRACT: Tradicionalmente se ha podido apreciar nuestro


Estado como un Estado débil, puesto ante los intereses
particulares de ciertos grupos de elite, que han sido
representados política y socialmente por ciertos movimientos
o asociaciones de naturaleza normativa, que sustentándose
en unas políticas de desarrollo socio-económico del pueblo al
que “representan”, han ido escalando peldaño a peldaño una
escalera hacia el poder. Esto, en la actualidad, ha generado
una grave problemática, dando como resultado un creciente
malestar, que desemboca en resumidas cuentas, en pensar
así: "Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes:
es un país de esclavos" (Simón Bolívar. Caracas, 2 de enero
de 1814.). Por lo que es el interés de este trabajo mostrar el
por qué nuestro Estado en la actualidad se asemeja más a
una visión perversa y negativa del absolutismo monárquico
concebido por Thomas Hobbes, que va lejos del interés por
preservar la paz y el orden y más bien va hacia el beneficio
del “Ejecutivo” perpetuándose en el poder.
.

“Como contribuyen a disolver la república la estupidez del vulgo


y la elocuencia de los ambiciosos”

Thomas Hobbes
Palabras Claves: Estado, poder, presidencialismo, libertad, soberanía, gobierno,
muerte.

1. Introducción

En el presente trabajo no se realizara un análisis a fondo sobre las problemáticas


explícitamente jurídico-constitucionales del Estado colombiano, sino mas bien
sobre como estas se ven reflejadas en la realidad social bajo un presidencialismo;
es decir, las menciones jurídico-constitucionales que se hagan sobre el
presidencialismo, serán para ubicar al lector y enlazar más fácilmente dicha noción
con el sentido principal del trabajo.

Aclarado lo anterior, es el sentido principal de este trabajo, el exponer como al


desfigurarse el sistema presidencial del Estado colombiano en un sistema
presidencialista, este logra una similitud (al menos en algunos parámetros) con
una visión oscura y negativa del Estado hobbesiano.

Sosteniendo así que si el estado hobbesiano, al menos en su forma originaria se


fundamenta en pro de la paz y el orden a través de una soberanía monárquica, el
estado presidencialista, por su parte, ejerce una soberanía que hace ver las
normas constitucionales como simples entelequias que no se ajustan a la realidad
de los factores efectivos del poder. Así, la paz y el orden son sustituidos por el
manejo del “poder” hacia un beneficio netamente económico de un régimen
establecido por un grupo elite especifico, que no vela por la naturaleza social del
estado; generando que en primera instancia, se determine el Estado colombiano
(considerado como democrático y constitucional) como un perverso absolutismo
monárquico estructurado bajo la máscara de un constitucionalismo “democrático”.

Teniendo en cuenta lo anterior, podría preguntarse entonces: ¿es el


presidencialismo un paternalismo producto de las connotaciones un poco
mesiánicas que confiere el pueblo al presidente de la republica, esperando
soluciones por parte de él hasta para los problemas más minúsculos que
enfrentan?, o, ¿Es el presidencialismo el aprovechamiento de dicha necesidad por
parte de ese régimen de grupos elites que buscan a partir del ejecutivo,
perpetuarse en el poder bajo una jefatura de Estado en pro de su propio
beneficio?

2. El absolutismo monárquico de Hobbes

Es pertinente primero determinar la “génesis” del estado propuesto por Hobbes


partiendo de dos concepciones básicas en su teoría:

La primera sería la de la libertad como la ausencia de impedimentos a los


movimientos voluntarios del ser humano. Movimientos que en su concepción no
son otra cosa que los deseos o apetencias que se imponen a un sujeto
desprovisto de libre albedrío según la concepción mecanicista de Hobbes. En sus
palabras: “la libertad que tiene el agua de correr por los cauces de un río o la de
un niño de hacer todo lo que desea cuando sus padres no están en casa”. Única
concepción válida para Hobbes al ser un materialista cuyo supuesto fundamental
determina que todo lo que existe es cuerpo y se encuentra en movimiento, por lo
tanto, toda oposición al movimiento impide el libre desarrollo de éste. Vistas las
cosas de esta manera, la libertad es un asunto físico y al hombre no le queda sino
integrarse a esta dinámica.

Partiendo de dicha concepción, se llega a una determinación fundamental con la


cual Hobbes pudo justificar su trabajo: se determina que a causa de esa libertad,
el hombre se encontraba totalmente libre de obstáculos y si esto era así, podría
haber hecho lo que quisiese y el único límite con el que podría encontrarse la
libertad seria la muerte (interrupción total de movimiento). Hobbes nos hace ver
por medio de su hipótesis del Estado de la Naturaleza que si los hombres vivieran
en estado natural sin leyes ni gobernantes, tendrían teóricamente la libertad total y
sin embargo en la práctica esta libertad se haría imposible, ya que el derecho
natural a todas las cosas que una persona necesita para sobrevivir, tarde o
temprano encontrará oposición a su libre ejercicio, en el mismo derecho de los
otros. Y como todos desean con igual derecho los bienes que a menudo son
escasos, el Estado de Naturaleza necesariamente conduce a la guerra de todos
contra todos, lo que demuestra que la libertad absoluta es imposible, ya que
conduce al conflicto bélico y al peor de los males, la muerte.

Por temor a la muerte los hombres acceden a un contrato social o pacto de no


agresión mediante el cual cada uno de los contratantes se aviene a contentarse
con la misma libertad que el resto y a designar entonces a un gobernante con el
propósito que éste, provisto del poder soberano, resuelva los conflictos entre los
individuos haciendo justicia, es decir, dando a cada cual lo suyo y determinando
también el límite de la libertad que cada cual puede disfrutar. Libertad que ahora
podrá ejercer sin temor, libertad que ahora será su derecho, un poder reconocido y
protegido por la ley.

El sacrificio de la libertad total que se gozaba en el estado natural es necesario


para que el gobernante pueda tener el poder absoluto, único poder (según
Hobbes) capaz de traer la paz a la multitud transformada ahora en una persona
civil: el Estado. La paz que se obtiene así es el bien supremo, si hay paz hay
laboriosidad e industria y la consecuente felicidad en esta tierra que es, al parecer,
lo único que preocupa a Hobbes. Sólo de esta manera se entiende que los
hombres accedan a limitar su libertad total para obtener un beneficio superior.

Con esta génesis del estado que plantea Hobbes, se determina por qué vivir con
gobierno, gobernantes, y por ende, con leyes a pesar de que aparentemente nos
impiden hacer lo que deseamos. Como el hombre es un lobo para el hombre, si
éste no se encuentra protegido bajo el poder de dicho estado contractual, estará
en medio de ese estado natural de guerra de todos contra todos en el que se ve,
peligrosamente en la posibilidad de perder su motor más preciado: su movimiento,
su vida. Por ende el miedo a morir es la palanca que mueve al hombre a
civilizarse.

3. Estado para el orden y la paz

A partir del “egoísmo inteligente” y de la razón, que según Hobbes “no es más que
una herramienta para que el individuo se las ingenie para conseguir y poseer lo
que quiera”1, se da el motor de la adaptación del hombre a la sociedad. Así, “la
sociedad es una construcción artificial que se mantiene unida a través de la
combinación que se da entre los intereses personales racionales, violencia,
intimidación y engaño”2 y esto se fundamenta en que “es racional que cada
individuo actué de la forma que sea para satisfacer sus deseos al máximo”3.

Por ejemplo: “se supone que los hombres son amables entre sí solo para poder
recibir a su vez amabilidad”4. Y así se reitera que la propia naturaleza nos otorga
una razón que nos provee de ciertas "leyes naturales" que son como "un
precepto, o regla general, que la razón descubre, y que prohíbe a un hombre
hacer aquello que destruya su vida"5.

Por ello, el hombre encuentra dentro de sí la necesidad de establecer unas leyes


que le permitan vivir en paz y en orden; esto se realiza mediante un pacto o
contrato social en el cual, los poderes individuales se transfieren a "un solo
hombre" o a "una asamblea de hombres": el Estado o Leviatán, cuyo poder aúna
todos los poderes individuales; este es el objetivo de Hobbes, disminuir los males.

La vida humana es una constante lucha por satisfacer el deseo; este provee los
fines de la acción humana, y la razón indica los medios para conseguir estos fines.
Hobbes denomina estos medios como <<poder>>, siendo así la vida “un deseo
perpetuo y sin descanso de poder tras poder, que solo cesa con la muerte”6

El poder no se obtiene sin un conflicto y este conflicto se da por tres razones


fundamentales: En primer lugar los hombres deben luchar por los escasos
recursos que se encuentran en el mundo (competición); en segundo lugar, tienen
que defenderse y evitar que otros les arrebaten el poder conseguido (timidez); y
por tercero, la gloria: así el hombre tenga seguridad de sus posesiones, busca el
sentimiento de superioridad que les da el tener poder sobre otros (he aquí la razón
1
CAMPBELL, Tom (1988), p. 91
2
CAMPBELL, Tom (1988), p. 92
3
CAMPBELL, Tom (1988), p. 93
4
CAMPBELL, Tom (1988), p. 96
5
HOBBES, Thomas citado en: CAMPBELL, Tom (1988), p. 99
6
CAMPBELL, Tom (1988), p. 97
por la cual esa soberanía del estado es perjudicial para la ciudadanía de los
hombres; la necesidad de gloria causa que los hombres ataquen, exploten o
vulneren el bienestar y la integridad de otros y esto al parecer incluye al soberano
mismo sobre sus súbditos). Lo anterior, sin instituciones sociales, genera un caos,
un estado de guerra en el cual la vida se convertiría según Hobbes en “solitaria,
pobre, antipática, brutal y breve”7.

Pero es racional esperar que un individuo vulnere a otros cuando esto sea en su
propio beneficio, y más aun cuando tiene la soberanía sobre los demás; como
cuando el soberano (haciendo alusión a una especie de “razón de estado” puede
atentar contra la integridad o el bienestar de uno o más “ciudadanos” según a su
concepción (del soberano) sea necesario, esto debido a que:

Todos los hombres renuncian al derecho natural que tienen de defenderse y confían
esa tarea a un solo hombre o a una asamblea de hombres, entonces todo el mundo
estará protegido contra el que […] se aprovecha de la cooperación social sin cumplir

con la obligación que hace posible estas ventajas8.

4. La fuerza como base del derecho

De este modo Hobbes entiende que “los pactos sin espadas no son más que
palabras, pero después de establecer el contrato social el poder colectivo de todos
se convierte en la espada que impone dicho contrato”9. Se establece la sociedad
civil y los hombres racionalmente establecen acuerdos benéficos para todos. Se
poseen propiedades (sólo dentro de dicho estado social, no fuera de este):

En el estado de naturaleza no podía existir ningún “mío” y “tuyo” ya que no había


leyes que establecieran quién tenía un derecho a que cosas, así que mientras que los
hombres podían poseer cosas no podían tener derecho a nada. De aquí que no
existiera ningún tipo de robo o intrusiones. Pero ya establecida la propiedad, la
industria y el cultivo, se hacían viables y el comercio que es de una índole totalmente
benéfica podía ya tener un lugar en el mercado. Así, los hombres comenzaran a

7
HOBBES, Thomas citado en: CAMPBELL, Tom (1988), p. 97
8
CAMPBELL, Tom (1988), p. 99
9
CAMPBELL, Tom (1988), p. 100
hacerse a la vida cómoda y segura, escapando a los males del estado de naturaleza

donde no existen10 ningún tipo de artes, letras ni sociedad; y lo que es peor de todo,

un miedo continuo y el peligro de una muerte violenta 11

Entonces Hobbes determina que “cualquier tipo de relaciones sociales son


artificiales ya que son producto del cálculo y el acuerdo más bien que del afecto o
el impulso”12. Se entiende de esta manera que la sociedad se fundamenta a partir
de una racionalidad instrumental por lo que no puede ser producto de
romanticismos altruistas ya que es de una naturaleza egoísta. Por lo que es
necesario que exista un control que domine las pasiones egoístas de los hombres
a partir de la estructuración de unas normas; por lo cual se rectifica que:

Las relaciones sociales son, por lo tanto, externas al individuo más bien que parte de
unos consensos morales compartidos. Ni siquiera la familia se sostiene por medio del
afecto natural, sino que se mantiene unida por el poder superior del padre cuyo
relativo dominio que tiene sobre la mujer y el absoluto dominio sobre los hijos se basa
en la fuerza. Aquí, a menos que el soberano intervenga con su poder superior, la

fuerza es la base del derecho, […]13.

5. La autoridad del soberano

Debe de indicarse que el soberano definido por Hobbes tiene la obligación no solo
de ser el receptáculo del poder del Estado, sino que haciendo uso de las
facultades que le confieren este poder, debe determinar lo que está bien o mal
dentro de dicho Estado. Debe crear normas sociales e imponerlas de una forma
“autoritaria”; facultades que no pueden ser coaccionadas ni siquiera por las
consideraciones religiosas, al contrario usando como medios a dichas
consideraciones, debe de conseguir la conformidad con sus mandatos:

Hobbes tiene claro que la religión es un medio de control social, que implica, si no
engaño, algo parecido a la falsa conciencia de Marx: <<la religión es el miedo que se
tiene hacia un poder invisible, inventado por la mente, o imaginado por aquellos
10
CAMPBELL, Tom (1988), p. 100
11
HOBBES, Thomas citado en: CAMPBELL, Tom (1988), p. 100
12
CAMPBELL, Tom (1988), p. 100
13
CAMPBELL, Tom (1988), p. 100
cuentos que se permiten públicamente; aquello que no está permitido en
superstición>>. Es un crimen enseñar una religión no ortodoxa, no porque sea falsa,
sino porque socava la credibilidad de los gobernantes que pretenden ser más que
humanos para poder mantener su autoridad jugando con el miedo irracional que los

hombres tienen de los dioses14.

6. Consideraciones sobre el presidencialismo

Se debe primero determinar por qué se considera un Estado presidencial y no


parlamentario, y a partir de ello determinar en qué momento un sistema de
gobierno presidencial se vuelve presidencialista, por lo que primero se abordaran
los tres criterios que según Juan Camilo Collazos Rivera son los que hacen que
este sistema de gobierno sea presidencial y no parlamentario, y a partir de ello
exponer como se da el paso hacia el presidencialismo.

Así, en palabras de Giovanni Sartori:

Un sistema presidencial lo es si, y solo si, el jefe de estado (presidente) 1) llega al


cargo por elección popular; 2) durante su mandato preestablecido, el parlamento no
puede destituirle, y 3) encabeza el gobierno o gobiernos que el nombra […] Cuando
todas estas condiciones se cumplen, entonces no hay duda de que tenemos un

sistema presidencial <<puro>>15.

Pero pregúntese entonces los términos “mandato” (referido a las funciones del jefe
de Estado), y “mandatario” (para referirse al presidente de la república), términos
usados por diversos autores, y que según Collazos Rivera, se deben considerar
(al menos dentro del caso colombiano) jurídicamente imprecisos. Esto debido a
que dichos términos son utilizados bajo el parámetro del contrato civil de mandato,
el cual permite jurídicamente que el pueblo destituya al mandatario por
incumplimiento de sus funciones. Pero dentro de regímenes presidenciales, no se
le puede denominar mandatario al presidente.

14
CAMPBELL, Tom (1988), p. 101
15
SARTORI, Giovanni (2004), p. 168)
Ello por cuanto, así como no existe facultad alguna del Congreso de la Republica para
acabar con el periodo presidencial de la persona que detenta este supremo poder,
tampoco existe regla o principio constitucional alguno, por lo menos así acontece en la
Constitución Política de Colombia de 1991, que permita que el pueblo, titular de la
soberanía, de por terminado o interrumpa el periodo presidencial del candidato que

para tan altos menesteres ha sido elegido16.

Siguiendo lo anterior, el presidencialismo se deriva del sistema presidencial:

Es una deformación de este sistema, porque el presidencialismo ostenta una


concentración de poderes muy acentuada en manos del jefe del ejecutivo, presidente
de la república, en desmedro de los poderes del parlamento, que como ocurre las más
de las veces, es suprimido y, por consecuencia, el poder legislativo se ejerce por parte

del propio gobierno17.

Pero entonces es necesario determinar el grado de poderes que se concentran en


la cabeza del ejecutivo, específicamente en el colombiano; y siguiendo a Collazos
Rivera, existe:

[…] Influencia del Presidente de la República en ciertos aspectos de la misma rama


ejecutiva a la cual pertenece (elección de gobernadores y alcaldes), en las otras dos
ramas del poder público restantes (legislativa y judicial) e igualmente en los
organismos de control (preferentemente en la Procuraduría General de la Nación) y a
modo de simple enunciación, en el Consejo Nacional Electoral respecto de una de sus
atribuciones especiales (Organismo electoral) […] en la elección de los miembros de

la Junta Directiva del Banco de la República18.

Así queda claramente:


[…] Demostrada la deformación del sistema presidencial en nuestro Estado
colombiano. La absorción del ejecutivo en ejercicio de algunas - no todas- funciones
constitucionales sobre las otras ramas del poder y otros órganos estatales, son prueba
de ello. […] Al absorber el ejecutivo las otras ramas del poder y otros organismos de

16
COLLAZOS, Juan Camilo (2007), p. 4
17
NARANJO, Vladimiro (2003) p.309
18
COLLAZOS, Juan Camilo (2007), p. 6
control y no colaborar armónicamente con ellos, el equilibrio y la armonía de dichas

ramas y entidades, se ven seriamente colapsados19.

7. A modo de conclusión

Hobbes defendía entonces un absolutismo monárquico solo si éste iba en pro del
interés individual, la paz y el orden, y a pesar de que su teoría termino como
fundamento para dar fuerza política a la soberanía autoritaria, sus intereses
estaban fundamentados en construir un Estado funcional y benéfico para todo
individuo, y así mantener una “armonía” en el desarrollo de la vida humana en el
que “los soberanos no pueden contribuir más a la felicidad de los ciudadanos, que
protegiéndolos de la guerra exterior y de la civil para que puedan disfrutar de la
riqueza creada con el trabajo”20; pero contrario a esto, en Colombia el sistema que
teóricamente al ser “democrático” debe de radicar la soberanía en el poder del
pueblo, no está velando por ninguno de esos puntos (paz y orden) y mucho menos
permitiendo la soberanía de los “votantes”.

Un sistema que aunque se alzó como una democracia estructurada bajo una
constitución del pueblo para el pueblo, terminó por convertirse en la perversión de
lo que finalizó siendo un absolutismo monárquico, pero en el más negativo de sus
sentidos, ya que en él, la constitución es una simple ilusión para enmascarar la
arremetida de un régimen que busca perpetuarse en el poder. Régimen que en
reiteradas ocasiones ha demostrado política, económica y socialmente que no
está a favor del pueblo, ni del Estado, ni del país o la nación, y que
enmascarándose en "encrucijadas del alma" busca realmente poner a todo un
país a trabajar en beneficio del Ejecutivo y de los intereses que se esconden en lo
que esté representa; concluyendo así finalmente que ningún tipo de interés
individual debe estar por encima del colectivo. Esto queda determinado en el
interés fundamental de la estructura del Estado hobbessiano, y es esto lo que en
un régimen presidencialista termina por ser licencioso para el desarrollo de la vida
humana dentro de un Estado normativo, llevando a este hacia la muerte.
19
COLLAZOS, Juan Camilo (2007), p. 20
20
HOBBES, Thomas (1999), p. 114
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

CAMPBELL, Tom.
(2004) “Thomas Hobbes: el individualismo instrumental” en Siete teorías de la sociedad. Madrid:
Cátedra.

COLLAZOS, Juan Camilo.


(2007) “Sistema presidencial o presidencialismo colombiano ¿Crisis de gobierno o de régimen?” en
el III Congreso Estudiantil de Derecho y Teoría Constitucional, Facultad de Derecho de la
Universidad de Chile (Santiago de Chile-Chile).

HOBBES, Thomas.
(1994) El leviatán. México: Fondo de Cultura Económica.
(1999) Tratado sobre el ciudadano. (Ed. J. Rodríguez Eco). Madrid: Trota.

NARANJO, Vladimiro.
(2003) Teoría constitucional e instituciones políticas. Bogotá: Edit. Temis.

SARTORI, Giovanni.
(2004) Ingeniería constitucional comparada. México, Fondo de cultura económica.

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