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Santiago, doce de abril de dos mil siete.

VISTO:
En estos autos Rol N° 4970-1998, seguidos ante el 16º Juzgado Civil de
Santiago sobre juicio ordinario de declaración de extinción de prenda inscrita
sobre vehículo motorizado, caratulado Ulloa Ortega, Patricio Gabriel c/
Sociedad Comercial Automotriz Limitada, por sentencia de veinte de octubre
de mil novecientos noventa y nueve, escrita a fojas 58, la juez titular del
referido tribunal rechazó la demanda interpuesta, sin costas por haber tenido
el demandante motivo plausible para litigar. Apelado este fallo por el actor,
una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Santiago, por sentencia de
veinticuatro de marzo de dos mil cinco, que se lee a fojas 87, lo confirmó sin
declaraciones.
En contra de esta última decisión el actor ha deducido recurso de casación
en el fondo.
Se ordenó traer los autos en relación.
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que, en concepto del recurrente, la sentencia impugnada infringe
el artículo 18 de la ley 4.702 sobre compraventa de cosas muebles a plazo.
Refiere que la norma legal antes citada señala que el derecho de prenda no
producirá efecto alguno contra el tercero que haya adquirido la cosa en una
fábrica, feria, tienda, almacén u otro establecimiento análogo en que se
vendan cosas muebles de la misma clase.
Afirma que la situación detallada es aplicable a las ventas efectuadas en
subasta pública por medio de martillero, en cuanto se debe considerar a éste
como un establecimiento análog? en el sentido señalado en la referida
disposición.
Manifiesta que en virtud de lo dispuesto en el artículo 22 del Código Civil
-que señala que los pasajes obscuros de una ley pueden ser ilustrados por
medio de otras leyes-, es posible atender a la redacción del artículo 10 de la
Ley 18.112 sobre prendas sin desplazamiento, del mismo tenor que el artículo
18 de la Ley 4.702, el cual incluye expresamente a las casas de martillo en la
enumeración de establecimientos en que se venden cosas muebles de la
misma clase, respecto de los cuales el derecho de prenda será inoponible
contra el tercero que adquiera allí.
De este modo quedaría claro que el artículo 18 de la Ley 4.702 incluye dentro
de lo que llama establecimientos análogos a las casas de martillo, por lo cual
a quien haya adquirido un bien en subasta pública, efectuada a través de
estos agentes, como es el caso de autos, no le son oponibles las prendas que
pudieren gravar dicho producto.
SEGUNDO: Que para una adecuada inteligencia del asunto, cabe tener
presente las siguientes circunstancias del proceso:
a) Que este procedimiento se inicia por demanda en juicio ordinario de
declaración de extinción de prenda inscrita sobre un vehículo motorizado,
deducida por don Patricio Gabriel Ulloa Ortega contra la Sociedad Comercial
Automotriz Limitada. El demandante funda su acción señalando que adquirió
un vehículo station wagon, marca Susuki, modelo Vitara, año 1995, por
adjudicación en pública subasta efectuada el 30 de marzo de 1996, a
consecuencia de un embargo recaído sobre el referido bien, en un juicio
ejecutivo seguido por el Banco del Estado de Chile en contra de la propietaria
del mismo doña Nancy Soto Ojeda.
Agrega que al saber de la subasta, solicitó al Servicio de Registro Civil e
Identificación de Isla de Pascua el certificado de anotaciones vigentes del
Registro Nacional de Vehículos Motorizados del móvil en cuestión, en el que
no figuraban gravámenes, prohibiciones ni otros embargos, lo que lo indujo a
participar adjudicándoselo en la suma de $6.500.000.
Una vez inscrito el móvil a su nombre, constató que éste estaba gravado con
prenda, advirtiendo que la inscripción en el Registro Nacional de Vehículos
Motorizados fue solicitada por el acreedor prendario solo el 25 de marzo de
1996, es decir, cinco días antes de la subasta, razón por la que cuando solicitó
el certificado respectivo, obviamente no aparecía la anotación en cuestión.
Expone que el artículo 18 de la Ley 4.702 señala que el derecho de prenda no
producirá efecto en contra del tercero que haya adquirido la cosa en una
fábrica, feria, tienda, almacén, u otro establecimiento análogo en que se
vendan cosas muebles de la misma clase, asumiendo que la subasta pública
efectuada a través de martillero debe considerarse dentro de los otros
establecimientos análogos a que se refiere la citada norma, por lo que solicita
en definitiva: 1.- Se declare que se encuentra extinguida la prenda constituida
por doña Nancy Soto Ojeda el cuatro de abril de 1995, en favor de la
antecesora en el derecho de la demandada respecto el vehículo de su
propiedad; 2.- Que en consecuencia, se ordene alzar y cancelar la referida
prenda, inscrita en el Registro Especial de Prendas del año 1995 del
Conservador de Bienes Raíces de Santiago y en el Registro Nacional de
Vehículos Motorizados y; 3.- Que se condene a la parte demandada al pago
de las costas ;
b ) Contestando la acción deducida en este procedimiento, la demandada
solicitó que no se diera lugar a ella, alegando que no es posible alzar y
cancelar la prenda constituida en su favor por doña Nancy Soto Ojeda sobre
el vehículo aludido, porque ésta aún le adeuda la suma de $7.204.821 más
intereses, y la prenda es su única garantía.
Agrego que el derecho real de prenda se adquiere y conserva con la
inscripción del contrato en el Registro Especial de Prendas del Conservador
de Bienes Raíces del departamento en que se celebra, y que la inscripción en
el Registro de Vehículo Motorizados, no constituye una obligación legal para
su existencia.
Concluye finalmente, que el derecho real de prenda se extingue solamente
en tres casos: si la cosa se destruye totalmente; si el dominio de la cosa
prendada es adquirida por el acreedor prendario; o si en virtud de una
condición resolutoria se pierde el dominio, que el que dio la cosa en prenda
tenía sobre ella;
c) La sentencia de primera instancia rechazó la demanda sin costas, por haber
tenido la demandante motivo plausible para litigar.
La decisión antes referida se fundamenta La decisión antes referida se
fundamenta en lo que dice relación con el presente recurso- en que la
compra en martillo de que trata el artículo 482 del Código de Procedimiento
Civil, no puede asimilarse a la compra en fábrica, feria, tienda, almacén u otro
establecimiento análogo en que se vendan cosas muebles de la misma clase
de que trata el artículo 18 de la Ley 4.702, puesto que en el primero la
especie o cosa mueble es fácilmente identificable con los datos consignados
en el proceso.
d) El demandante apeló del fallo de primer grado, reiterando su
argumentación relativa a la procedencia de hacer extensiva en la especie a las
casas de martillo, el efecto previsto en el artículo 18 de la ley 4.702 respecto
de aquellos terceros que adquieran una cosa prendada en fabrica, feria,
tienda almacén u otro establecimiento análogo; solicitando como petición
concreta que se enmendara conforme a derecho la sentencia recurrida,
declarando en definitiva que la prenda constituida sobre el vehículo en
cuestión se encuentra extinguida, o bien que ésta le es inoponible, por lo que
debe ordenarse su alzamiento, con costas;
e) La Corte de Apelaciones de Santiago, al conocer de la apelación deducida
por el demandado, confirmó el fallo de primera instancia, sin declaraciones;
TERCERO: Que la prenda en el contrato de compraventa de cosas muebles a
plazo, reglamentada en la ley 4.702, publicada en el Diario Oficial el 6 de
diciembre de 1929, tiene por objeto inmediato velar por la institución del
crédito, garantizando la obligación que del contrato de compraventa de una
cosa corporal mueble, singularizable y no fungible nace para el deudor, esto
es, el pago del precio en la oportunidad correspondiente.
Entre los efectos del contrato es posible destacar, dentro de aquellos que
dicen relación con los derechos que se generan en beneficio del acreedor
prendario, el de reivindicación, el cual se encuentra establecido en el artículo
17 del estamento legal antes señalado.
Sin embargo, el artículo 18 de la misma ley, establece una importante
excepción a la acción reivindicatoria, disponiendo que el derecho de prenda
no producirá efecto alguno contra el tercero que haya adquirido la cosa en
una fábrica, feria, tienda, almacén u otro establecimiento análogo en que se
vendan cosas muebles de la misma clase?.
Del texto antes transcrito es posible advertir, que el legislador de 1929 no
hizo sino, en lo pertinente, hacer aplicación en la materia de las normas del
Código Civil relativas a la acción reivindicatoria, cuyo artículo 890 estatuye
que Pueden reivindicarse las cosas corporales, raíces y muebles. Exceptúanse
las cosas muebles cuyo poseedor las haya comprado en una feria, tienda,
almacén, u otro establecimiento industrial en que se vendan cosas muebles
de la misma clase?
La jurisprudencia ha entendido que la ratio legis del inciso segundo del
artículo 890 del Código Civil, reside en la necesidad de dar protección a la
buena fe de quienes adquieren en ferias, tiendas, almacenes u otros
establecimientos industriales cosas muebles o mercaderías de las que son
objeto su tráfico y confiados en la apariencia que les permite creer que si
tales establecimientos funcionan pública y libremente es porque pueden
vender las cosas que se ofrecen, sin que sea preciso a las personas que
acuden a ellos investigar antes si el almacén es dueño de las mercaderías o
está autorizado para disponer de ellas por sus respectivos dueños.? (C.
Suprema, 5 abril 1938. G. 1938, 1º sem., Nº 68, p. 329).
CUARTO: Por otra parte es preciso atender que el párrafo escrito a
continuación del punto seguido, al texto que nos ocupa del artículo 18 de la
ley 4.702, dispone que, El dueño del establecimiento quedará responsable al
acreedor prendario del monto de su crédito y de los perjuicios causados,
situación jurídica que se aparta de su símil del Código Civil relativo a la acción
reivindicatoria, caso en el cual, el reivindicador no podrá exigir lisa y
llanamente la entrega de la cosa, sin antes reembolsar al comprador lo que
éste haya dado por el bien y lo que haya gastado en repararla o mejorarla.
QUINTO: Que esta Corte estima que la enumeración o enunciación de
instituciones de mercadeo efectuada por el artículo 18 de la ley 4.702 es
meramente ejemplar, encontrándose las casas de martillo contenidas en la
expresión ?u otro establecimientos análogo?, toda vez que si bien es cierto
que dichas casas tienen sus características propias, no lo es menos que están
incluidas en el sentido natural y obvio de esta disposición, ya que se trata de
establecimientos de comercio destinados a la venta en público de cosas
corporales muebles de la misma clase en este caso de vehículos
motorizados-, en cuyas transacciones es indispensable amparar la buena fe
del comprador, porque ellas también crean una situación de aparente
seguridad a los sujetos que acuden a hacer posturas permitiendo abrigar la
confianza de que tratarán con personas o funcionarios plenamente confiables
y autorizados para la enajenación de los bienes que en dichos lugares se
ofrecen.
SEXTO: Que refuerza la conclusión precedente el hecho de que una ley
posterior a la 4.702, cual es la Ley 18.112, publicada en el Diario Oficial el 16
de abril de 1982, ha considerado equivalente el rubro de las casas de martillo,
al de los de fabrica, feria, tienda, y almacén, al contenerlos en su artículo 10
en una enumeración ejemplar que tras enunciar los citados tipos de
establecimientos, contemplando en la relación a las casa de martillo, finaliza
dicha enunciación con la frase ? u otros establecimientos análogos en que se
vendan cosas muebles de la misma clase, incluyéndolas de esta forma
expresamente en la concepción legal de casas de comercio de tipo análogo.
SEPTIMO: Que, conforme con lo antes razonado, al resolver la sentencia
recurrida que rechaza la solicitud de declaración de extinción de prenda
inscrita sobre vehículo motorizado, en base al razonamiento contenido en el
fundamento décimo tercero del fallo a quo, detallado precedentemente en el
motivo segundo letra d), ha infringido el artículo 18 de la ley 4.702 del modo
en que se ha señalado en los considerandos Tercero, Cuarto y Quinto de esta
sentencia. De no haberse cometido el error explicitado, en lugar de
rechazarse la demanda, se la debió acoger, de modo que tal error ha influido
substancialmente en lo dispositivo del fallo.

Por estas razones y de conformidad con lo previsto en los artículos 764, 767,
772 y 785 del Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación
en el fondo, int erpuesto enlo principal de fojas 88, por el abogado Pablo
Caglevic Medina, en representación de la parte demandante.
Consecuentemente, se invalida la sentencia de veinticuatro de marzo de dos
mil cinco, escrita a fojas 87 y se la reemplaza por la que se dicta, acto
continuo y sin nueva vista, pero separadamente.

Acordada con el voto en contra de los Ministros Sr. Juica y Sr. Araya, quienes
estuvieron por rechazar el recurso de casación en el fondo interpuesto, en
atención de que ?a juicio de ellos- no se ha cometido el error de derecho
denunciado y, al contrario, se ha dado correcta aplicación a la norma que el
recurrente dice infringida, de acuerdo a los razonamientos que, a
continuación se consignan:
1.- Que como se ha señalado de manera invariable, tanto por la doctrina
como por la jurisprudencia, el recurso de casación en el fondo es una
institución que tiene como objetivo esencial el de hacer aplicable el derecho
a las cuestiones de hecho, establecidas de manera soberana por los jueces
del grado. De este modo, esta impugnación extraordinaria no constituye una
tercera instancia, que permita hacer un nuevo análisis de la cuestión
controvertida;
2.- Que en el presente caso, no se discute que el actor adquirió el vehículo
prendado en la forma prevista en el artículo 482 del Código de Procedimiento
Civil, o sea, se trataba de un bien mueble embargado vendido al martillo. Es
también un hecho establecido en la sentencia, que a la fecha de la venta el
vehículo se encontraba gravado con una prenda, conforme a las
prescripciones de la Ley N° 4.702 de 1.929, es decir, de aquellas que se
denominan prendas sin desplazamiento, con lo cual, alterándose la regla
general en este contrato real, el acreedor prendario no tiene la tenencia de la
cosa pignorada, que se mantiene bajo el control del deudor, con lo cual la
garantía queda en una situación bastante precaria, a no mediar la exigencia
de la inscripción del contrato en el registro respectivo, constituyéndose,
según el artículo 2° de la Ley 4.702, en un derecho real que se adquiere y
conserva por la inscripción del contrato en el Registro Especial de Prenda;
3.- Que tampoco es un hecho discutido el que la inscripción de la prenda se
produjo con anterioridad a la subasta, de tal modo, que cuando se verificó la
venta forzada del automóvil prendado, la garant eda aludida se hallaba
perfeccionada legalmente y por consecuencia, el derecho de persecución del
que goza el acreedor prendario, según el artículo 17 de la Ley 4.702, no ha
podido extinguirse en el presente caso;
4.- Que el artículo 18 de la Ley 4.702 es claro en cuanto dispone que el
derecho de prenda no producirá efecto en contra del tercero que haya
adquirido la cosa en una fábrica, feria, tienda, almacén, u otro
establecimiento análogo en que se vendan cosas muebles de la misma clase,
situaciones de excepción que no incluyen la subasta al martillo dispuesta por
un tribunal en el ejercicio de su deber de ordenar la venta de los bienes
embargados en el procedimiento de apremio que se regula en el párrafo 2°
del Título I del Libro III del Código de Procedimiento Civil, porque es evidente
que ni el tribunal ni el martillero se asimilan a los establecimientos de
comercio a que se refiere el artículo 18 aludido. La expresión ?
establecimiento análogo? no comprende al oficio del martillero que, para
estos efectos, cumple una función pública como lo establece la Ley 18.118
que regula esta actividad y, por tanto, éste remata conforme a un mandato
judicial y, en ello no ejerce como actividad esencial aquellas que le dan
sentido a esa expresión, cuando agrega ?en que se vendan cosas muebles de
la misma clase? acto que no forma parte de la actividad natural de un
martillero público que subasta sólo lo que se le ordene por un Juez, lo que
descarta esa habitualidad implícita que reconoce la norma para aceptar la
excepción que señala;
5.- Que la aplicación analógica del artículo 10 de la ley 18.112 sobre prendas
sin desplazamiento, que incluye a las casas de martillo, no resulta legalmente
atinente, puesto que el artículo 18 de la Ley 4.702 regula situaciones de
excepción a una norma general, las que por ser de derecho estricto, han de
interpretarse restrictivamente, con lo cual no cabe argumentar sobre la base
de aquella primera disposición para extender el sentido de los casos
excluyentes del referido art5.- Que la aplicación analógica del artículo 10 de la
ley 18.112 sobre prendas sin desplazamiento, que incluye a las casas de
martillo, no resulta legalmente atinente, puesto que el artículo 18 de la Ley
4.702 regula situaciones de excepción a una norma general, las que por ser
de derecho estricto, han de interpretarse restrictivamente, con lo cual no
cabe argumentar sobre la base de aquella primera disposición para extender
el sentido de los casos excluyentes del referido artículo 18;
6.- Que de este modo, para los disidentes, los jueces del fondo han hecho una
correcta aplicación a las leyes relativas al derecho del acreedor prendario,
para mantener la vigencia de su garantía en el presente caso, la que
encontrándose vigente e inscrita a la fecha del remate público, debía
mantenerse y, por ende, la pretensión de extinción no podía prosperar, como
acertadamente lo decidieron los jueces de la instancia.

Regístrese.

Redacción a cargo de la Ministra Sra. Margarita Herreros Martínez y de la


disidencia sus autores.

Rol Nº 3018-05.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres.
Milton Juica A., Sergio Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M. y Sr. Juan Araya
E. y Abogado Integrante Sr. Carlos Kunsemüller L.
No firma el Abogado Integrante Sr. Kunsemüller, no obstante haber
concurrido a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar ausente.

Autorizado por el Secretario Sr. Carlos A. Meneses Pizarro.


_______________________________________________________________
_________________________________________________

Santiago, doce de abril de dos mil siete.

En cumplimiento a lo previsto en el artículo 785 del Código de Procedimiento


Civil, se dicta la siguiente sentencia de reemplazo.

VISTOS:
Se reproduce la sentencia en alzada, previa eliminación del razonamiento
décimo tercero (13º).
Y TENIENDO EN SU LUGAR Y ADEMÁS PRESENTE:
PRIMERO: Que la enumeración o enunciación de instituciones de mercadeo
efectuada por el artículo 18 de la ley 4.702 es meramente ejemplar,
encontrándose las casas de martillo contenidas en la expresión u otro
establecimientos análogo, toda vez que si bien es cierto que dichas casas
tienen sus características propias, no lo es menos que están incluidas en el
sentido natural y obvio de esta disposición, ya que se trata de
establecimientos de comercio destinados a la venta en público de cosas
corporales muebles de la misma clase en este caso de vehículos
motorizados-, en cuyas transacciones es indispensable amparar la buena fe
del comprador, porque ellas también crean una situación de aparente
seguridad a los sujetos que acuden a hacer posturas permitiendo abrigar la
confianza de que tratarán con personas o funcionarios plenamente confiables
y autorizados para la enajenación de los bienes que en dichos lugares se
ofrecen.
SEGUNDO: En el caso que nos ocupa, resulta verosímil la buena fe que el
demandante don Pablo Ulloa Ortega ha sostenido que le asistió al momento
de concurrir al remate en que se adjudicó el station wagon, marca Susuki,
modelo Vitara, que posteriormente resultó que estaba gravado con prenda, la
que por lo demás deberá presumirse de conformidad a lo dispuesto en el
artículo 707 del Código Civil. El ha dicho que requirió de la oficina del Servicio
de Registro Civil e Identificación de Isla de Pascua, un certificado de
anotaciones en el registro de Vehículos Motorizados, para tener certeza de
que el móvil no tuviera gravámenes, prohibiciones u otros embargos. En
dicho certificado no figuró más gravamen que el embargo trabado en el juicio
en que se estaba llevando a cabo el remate en el que pretendía participar.
Esta aseveración como se tiene dicho- resulta verosímil, puesto que la aludida
inscripción es de fecha 25 de marzo de 1996, y es de público conocimiento
que esa fecha corresponde a la de la anotación en el repertorio - tal como lo
establece el artículo 36 de la Ley 18.290-, y que entre este trámite inicial y la
inscripción misma transcurren varios días, porque la solicitud es objeto de
estudio acerca de su admisibilidad, pudiendo ser rechazada por resolución
fundada del Director General del Registro Civil e Identificación, sin que exista
un plazo legal ni reglamentario que establezca un término determinado para
que la solicitud de inscripción se efectué, salvo lo preceptuado mediante el
Instructivo de Metas de Desempeño Interno, dictado administrativamente en
forma interna por las autoridades del Servicio, con el objeto de dar
cumplimiento a lo establecido en la ley 19.882, publicada en el Diario Oficial
el 23 de junio de 2003, que Regula la Nueva Política de Personal a los
Funcionarios Públicos que Indica, en virtud de lo cual se dispuso propender a
la realización de a lo menos el 75 % de las solicitudes de inscripciones de
prohibiciones y gravámenes en el plazo de diecinueve días hábiles. Por lo
demás así lo corrobora el documento acompañado por el demandante en
segunda instancia a fojas 81, con la debida citación consistente en una
respuesta a través de correo electrónico, a la pregunta que él formulara sobre
dicho lapso- emanado de la Oficina de Internet del Servicio de Registro Civil e
Identificación, el que al no haber sido impugnado por la parte contraria
equivale a un certificado oficial emitido por dicho Servicio, que expresa que si
se requiere una inscripción del vehículo en esa repartición el tiempo
establecido para estas solicitudes es de veinte días.
En conclusión, según lo expresado en el párrafo que antecede, el ingreso de
la solicitud de r egistro de la prenda se efectuó con fecha 25 de marzo de
1996, el que de acuerdo a los índices proporcionados por el mismo Servicio
de Registro Civil e Identificación, toma un término de, a lo menos, diecinueve
días hábiles en registrarse efectivamente en el número asignado al vehículo
en el libro respectivo y, en todo caso el documento acompañado a fojas 46 en
el que registra el móvil la anotación de la prenda, es de fecha 26 de agosto de
1999, muy posterior a la data del remate.
TERCERO: Que atendido lo razonado precedentemente no resulta pertinente
en la especie la alegación de la demandada, de encontrarse efectivamente la
prenda inscrita a la fecha de la adjudicación del bien por parte de la actora,
en el Registro Especial de Prendas del Conservador de Bienes Raíces del
departamento en que se celebró el contrato, y en el Registro de Vehículos
Motorizados, ya que como se señaló en el motivo que antecede, es aplicable
al caso en cuestión el artículo 18 de la ley 4.702, entendiendo que la
adjudicación del vehículo motorizado por parte del actor en pública subasta
en casa de martillo, ordenada por resolución judicial recaída en un juicio
ejecutivo en el que el citado bien se hallaba embargado, se encuentra
contenida en la expresión u otro establecimiento análogo en que se vendan
cosas muebles de la misma clase, circunstancia por la cual el derecho de
prenda no producirá efecto alguno en contra del adquirente del móvil,
demandante de autos, lo que llevará en definitiva a este tribunal a acoger la
acción deducida a fojas 1.
Por estas consideraciones y con arreglo a lo prescrito en las normas legales
citadas, se revoca la sentencia de veinte de octubre de mil novecientos
noventa y nueve, escrita a fojas 58 y siguientes, y en su lugar se declara:
1.- Se acoge la demanda interpuesta a fojas 1 por don Patricio Gabriel Ulloa
Ortega, en contra de la Sociedad Comercial Automotriz Limitada, y en
consecuencia se declara extinguida la prenda constituida por doña Nancy del
Carmen Soto Ojeda respecto del vehículo motorizado station wagon, marca
Susuki, modelo Vitara 1.6 JLX, año de fabricación 1995, color rojo burdeo
metálico, patente LS 3446-9, en favor de la Sociedad Comercial Estación de
Servicios Kayfer Limitada, mediante contrato otorgado el 4 de abril de 1995, y
adquirida por la Sociedad Comercial Automotriz Limitada mediante endoso.
2.- Se ordena el alzamiento y la cancelación de las inscripciones de la prenda,
practicadas a fojas 4565, Nº 9130 del Registro Especial de Prendas del
Conservador de Bienes Raíces de Santiago, correspondiente al año 1995; y
bajo el Nro. Doc. o Rol 658, correspondiente al Repertorio Santiago, Nº 45629
de fecha 25 de marzo de 1996 del Registro Nacional de Vehículos
Motorizados del Servicio de Registro Civil e Identificación.
3.- No se condena a la demandada en costas, por estimar que tuvo motivo
plausible para litigar.
Acordada con el voto en contra de los Ministros Sr. Juica y Sr. Araya, quienes
estuvieron por confirmar la sentencia en alzada, teniendo para ello además
presente los razonamientos efectuados en la disidencia de la sentencia de
casación que antecede al presente fallo.

Regístrese y devuélvase.

Redacción a cargo de la Ministra Sra. Margarita Herreros Martínez y de la


disidencia sus autores.

Rol Nº 3018-05.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres.
Milton Juica A., Sergio Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M. y Sr. Juan Araya
E. y Abogado Integrante Sr. Carlos Kunsemüller L.
No firma el Abogado Integrante Sr. Kunsemüller, no obstante haber
concurrido a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar ausente.

Autorizado por el Secretario Sr. Carlos A. Meneses Pizarro.

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