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I.E.E.

Luis Fabio Xammar Jurado


EL ÁRBOL DE LA QUINA: ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

El árbol de la quina encarna la riqueza vegetal en nuestro escudo patrio. A pesar de eso y de sus innegables
bondades medicinales, en el Perú muy pocos lo conocen. Ha principio del siglo pasado, existían 43 especies
en el mundo. Hoy, apenas llegan a 14. Se calcula que en el Perú podrían encontrarse siete de ellas. Es que
hace más de 20 años se dejó de pensar en la quina, por lo que actualmente se carece de un inventario. Una
tarea que deberían asumir las autoridades del sector agricultura y del ambiente.

El biólogo José Fernández Dávila, dice que el árbol debería llamarse árbol del quino. Sostiene que la quina
es la corteza del árbol. Y el alcaloide que se obtiene de la corteza es lo que se conoce como quinina. Corteza
milagrosa: Es la corteza la que contine los alcaloides que combatieron la malaria.

Los estudios botánicos reportan que el quino crece entre los bosques nubosos, a los cuatro años alcanza su
edad adulta, puede medir hasta 15 metros de altura, y su floración permite que de cada capullo se colecte
hasta 10.000 semillas, de las cuales solo el 30 por ciento llegan a germinar.

El milagro del mundo

Los peruanos preincas se valían de su corteza para curarse de las infecciones. Los españoles le llamaron
cascarilla (en quechua se pronuncia ccarachucchu). Los Jesuitas lo llamaron el ‘polvo del cardenal’. Ricardo
Palma en sus Tradiciones Peruanas habla de ‘Los polvos de la condesa’, refiriéndose a la historia de doña
Francisca Enriquez de Rivera, segunda esposa del virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera Bobadilla y
Mendoza, conde de Chinchón, quien fue salvada de la malaria al ingerir un brebaje de este árbol. En honor a
la condesa, en 1742, el botánico sueco Carl von Linné bautizó con el nombre científico de Cinchona,
transcribiéndose el prefijo “chi” a la manera italiana “ci”, como se estilaba por entonces.

En 1629, el paludismo acabó con la vida de 27 cardenales de Roma. Y cuando la iglesia católica se disponía
a abandonar la ciudad, la quinina peruana detuvo la epidemia. Sucedió lo mismo durante la segunda Guerra
Mundial, donde miles de soldados norteamericanos estaban infectados de malaria. De esta manera, el Perú
contribuyó con miles de toneladas de cortezas de quina para la salvación de la humanidad.

El Perú ofrece una rama de Cinchona a la Ciencia (de un grabado del siglo XVII)

Por entonces nuestro país era una farmacia viviente. Pero también empezaría su depredación. Especialmente
de la especie Cinchona officinalis (la que figura en el escudo). Por un lado, la industria farmacéutica
sobreexplotó el árbol y, por otro, los mismos pobladores -por desconocimiento- empezaron a talar los pocos
que quedaban para leña o para levantar sus casas. Hoy nuestro árbol nacional va camino a su extinción.

Datos curiosos

Paul McCartney recibió la Orden del Árbol de la Quina, durante su visita en el 2011. Nadie reparó en el insólito
arbolito que ahora representa la más alta distinción que la nación ofrece a un ambientalista.

Otros personajes ilustres fueron salvados por el árbol de la Quina : El rey inglés Carlos II (que la probó en
secreto), el hijo de Luis XIV en Francia y Kangxi, el ilustrado emperador de China.

Pero la quina no sólo es bondadosa cuando combate la malaria, sino que funciona como digestivo, fortalece
el sistema vascular o actúa como febrífugo y antigripal. También es ingrediente clave en dos insumos
imprescindibles de la licorería tropical: el agua tónica y el amargo de angostura.

El árbol de la quina fue seleccionado en 1825 para formar parte del escudo peruano como símbolo de la
abundancia vegetal y de las propiedades curativas conocidas desde tiempos ancestrales.

SEGUNDO GRADO DE SECUNDARIA

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