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TEMA:

LA HUMILDAD
LO QUE TRANSMITE:

Suele decirse que una persona es humilde cuando se abaja ante la grandeza de
otra y no busca competir con ella. Lo es también cuando aprecia una cualidad
superior a la suya o cuando reconoce, sin envidia alguna, el mérito de la otra
persona. Pero no debemos confundirnos; esto no es humildad sino honradez, ya
que por muy difícil que sea el reconocer una grandeza que eclipse nuestro propio
ser y nuestras cualidades, el hacerlo no es mas que honradez.

La humildad no va de abajo hacia arriba, sino a la inversa. No consiste en que el


más pequeño rinda homenaje al más grande, sino que este último se incline con
todo respeto ante el más pequeño. Es totalmente erróneo querer derivar la
mentalidad cristiana de las costumbres terrenas. Visto así se comprende
perfectamente que el grande se incline con bondad y amor hacia el más pequeño
y sepa apreciar su valor; que se sienta emocionado por la debilidad y se disponga
a defenderla. La verdadera humildad estriba en esto: en inclinarse
respetuosamente el grande ante el pequeño, el mayor ante el menor.

El hecho de rebajarse así no significa perderse a sí mismo, porque el grande que


adopta una actitud humilde está seguro de sí mismo y de su acción, porque sabe
que será recompensado por su acción si por medio de ella no está buscando ser
premiado por los demás.

Su humildad le permite descubrir el valor de la pequeñez como tal y encuentra


la grandeza de lo diminuto y de las minucias, llegando así a captar que la vida
es un continuo ejercicio de virtuosas pequeñeces que hacen que la existencia de
quien lo practica sea grande y valiosa. No comprende tan solo que el pequeño
es valioso porque tiene también sus valores, sino que es valioso precisamente
porque es pequeño. He aquí un profundo misterio que sólo se manifiesta al
hombre verdaderamente humilde.

Es posible que ya conozcamos muy bien la teoría de la humildad, así como lo


que es y en qué consiste, pero a pesar de este conocimiento la olvidamos
fácilmente. Necesitamos modelos y, ciertamente, los tenemos en abundancia.

Qué duda cabe: la humildad es más fácil para el que ha llevado a cabo algún
buen acto, que para el que nunca ha hecho nada bueno.

HISTORIA DE UN MENDIGO
Cierto día en la cuidad “San Tustio”, cuidad acogedora y cálida, en una de sus
calles sentando en el suelo, con la ropa desgarrada y pidiendo limosna, se
encontraba un mendigo. Siendo horario de trabajo, cerca de él se encuentra un
contratista, llegando a su puesto de trabajo, empieza sus labores, luego de
pasar las horas de un arduo trabajo decide refrescarse con una botella de
agua, al girar se encuentra con la mirada a dicho mendigo, agradecido estrecha
la mano aquel hombre. Vuelve el obrero a su puesto de trabajo, llega cerca ahí
un joven que sufre una caída en una de las veredas, el obrero se acerca de
inmediato a ofrecerles su ayuda, el joven ya con un dolor en el brazo es
ayudado por aquel obrero, una vez recuperado agradece al obrero, el joven al
voltear se da cuenta del mendigo, dándole una colaboración al mendigo que
está muy agradecido por la acción, vuelve el joven a recoger su patineta, el
joven se percata de una señora que no puede cruzar la calle debido al tráfico
que hay y la señora al estar con muchas compras, el joven se acerca a
ofrecerle su ayuda, cruzan juntos la calle, al llegar al otro extremo la señora le
agradece al joven que luego se pasa a retirar. La señora antes de seguir su
camino, se percata del mendigo, acercándose inmediatamente obsequiándole
una ofrenda, agradecido el mendigo vuelve a estrechar la mano con aquella
señora.
Poco tiempo después cerca al mendigo se encuentra un taxi estacionado, se
acerca el chofer para abrir la maletera, hace el esfuerzo por sacar una maleta
muy pesada para que el chofer lo saque solo, el mendigo se da cuenta de la
situación y se acerca a ofrecer su ayuda, junto con el chofer logran sacar
aquella maleta pesada, llevan la maleta hacia una esquina, el chofer le
agradece la ayuda al mendigo, este vuelve a su lugar, pasa por ahí un
sanguchero ofreciendo sus ricas hamburguesas, el chofer accede a comprar
uno, una vez que se dispone a darle un mordisco recuerda la ayuda del
mendigo, girando hacia donde está el, se acerca y le obsequia dicha
hamburguesa, el mendigo más que agradecido le da las gracias y se dispone a
disfrutar su hamburguesa.
Hora del almuerzo en la cuidad, empresas cerca al lugar donde se encuentra
sentado el mendigo, algunos empresarios y trabajadores pasan por ahí, a lo
lejos se divisa a un empresario hablando por celular con una maleta de
negocios en la mano camina en dirección hacia el mendigo, este le estira la
mano para pedirle una colaboración, el empresario lo ignora y sigue su camino,
se detiene para conversar por celular, preocupado empieza a caminar de lado
a lado, se para en una esquina cerca al lugar donde se encuentra el mendigo,
acercándose muy lento y sospechosamente un individuo con capucha y actitud
extraña se acerca de a poco al empresario, pone en marcha su plan, ataca al
empresario por la espalda queriéndole arrebatar sus pertenencias, el mendigo
corre donde están ocurriendo los hechos, el delincuente golpea al empresario
dejándolo inconsciente un rato, llega el mendigo y se enfrenta al delincuente,
forcejean entre ambos y dentro de ello el delincuente saca un arma
punzocortante atacando al mendigo a la altura del abdomen, el mendigo cae al
suelo herido, el delincuente asustado se dispone a huir, el empresario recobra
el sentido y ve en el suelo al mendigo, él no lo podía creer, como la persona
que él había ignorado hace un rato, se había arriesgado a ayudarle sin motivo
alguno, se acerca al cuerpo del mendigo ya sin vida, arrodillándose en el suelo,
lo recoge sus brazos el cuerpo del mendigo y mostrándose el arrepentimiento
empieza a llorar.
MENSAJE:
“No importa la apariencia y el esplendor, la sencillez y la humildad brillan con
luz propia cuando son auténticas”

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