Вы находитесь на странице: 1из 3

INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL AULA

Definición.

La inteligencia emocional se define como la capacidad de identificar, reconocer y manejar los sentimientos
propios a través de una expresión adecuada de los mismos, la postergación de la gratificación por una meta y la
auto motivación; y de los otros, a través de la capacidad de resolver conflictos, responder con empatía, negociar y
trabajar en equipo.

Impacto.

La inteligencia emocional y la inteligencia racional coexisten y se relacionan afectando mutuamente su


desempeño por lo que una persona con un CI adecuado puede no reflejar sus capacidades intelectuales por tener
un CE bajo debido a que las emociones toman el control obstaculizando la puesta en marcha de las estrategias
que el intelecto propone como adecuadas en cierta situación. Es por esto que aunque los niños sepan cómo
deben comportarse cuando su parte emocional los domina responden de forma agresiva con los demás, no son
capaces de auto motivarse para trabajar, no son capaces de controlar sus impulsos y se distraen fácilmente.

Por otro lado un niño con un CE alto:

 Tiene un mejor aprendizaje


 Presenta menos problemas de conducta
 Tiene un autoestima más alto y un auto concepto adecuado
 Muestra una mayor tolerancia a la frustración y a las presiones sociales
 Se relaciona demostrando una mayor empatía a los demás
 Tiene menos conductas agresivas o violentas
 Sus relaciones sociales suelen ser más sanas y constructivas

Desarrollo emocional.

El aprendizaje de las habilidades emocionales comienza desde el nacimiento, durante los primeros años de vida la
madre o cuidador principal es el encargado de traducir y contener las experiencias emocionales del bebe, poco a
poco a través de la experiencia vivida con dicho cuidador y el tipo de vínculo establecido con él, el niño se forma
una imagen del mundo interno y externo y de la forma en que puede responder a los estímulos que vengan de
ambos. En esta etapa el niño tiene una percepción egocéntrica del mundo por lo que sus respuestas se centran
principalmente en la satisfacción de sus propias necesidades.

Conforme el niño va creciendo y su esfera social se va haciendo más grande y su capacidad intelectual se
desarrolla; el niño tiene la oportunidad de reacomodar sus experiencias pasadas y aprender nuevas habilidades
emocionales que le permiten relacionarse con sus pares a través del juego en un inicio y de la vida escolar
posteriormente; ahora necesita tomar en cuenta al otro y sus necesidades y deseos; todo esto se da con la
influencia consciente o no de todos los que lo rodean.

Durante la adolescencia, hay una necesidad imperante de definirse a sí mismo a través de la pertenencia e
identificación con un grupo social; esto hace que su conducta se oriente a cumplir dicha meta con la finalidad de
desprenderse del núcleo familiar; cuando en etapas pasadas no se trabajaron las habilidades emocionales, es en
este momento que se presentan riesgos importantes de sufrir algún trastorno psicológico, depresión, intentos de
suicidio, caer en adicciones o incluirse a grupos de riesgo, entre otras cosas. Sin embargo, es también esta etapa
la que nos presenta una nueva oportunidad de explorar el mundo emocional y relacional, para trabajar,
reacomodar y resignificar las experiencias vividas y reducir así los riesgos mencionados.

Al finalizar la adolescencia, se establece una estructura de personalidad que para bien o para mal permeará en
todas las decisiones y conductas de su vida; esto no quiere decir que a partir de este momento se solidifique el
individuo con un destino incorregible, solo quiere decir que hay cuestiones y habilidades que se trabajan a partir
de ésta estructura. Es durante la adultez que se hace uso de todas las herramientas adquiridas en etapas
anteriores para hacer frente a los retos sociales, económicos y personales que nuestros tiempos presentan.

El papel de la escuela y el maestro en la formación de la inteligencia emocional.

Actualmente las presiones económicas y sociales obligan a los padres de familia a estar más tiempo en el trabajo
y sacrificar la cantidad y calidad del tiempo que dedican a sus hijos, según una encuesta realizada en México en
2017 por la empresa Edenred, el 75% de los niños van a guardería durante sus primeros 3 años de vida; esto
quiere decir que el principal cuidador que cumple un papel elemental en el desarrollo emocional de los niños se
tiene que compartir con por lo menos 4 niños más, afectando significativamente la calidad del vínculo que se
establece con él y la disposición física y emocional que tiene para dar al niño.

Según una encuesta realizada por el INEGI en 2012, el 42% de la madres de familia trabajan fuera del hogar, esto
quiere decir que cubren una jornada laboral que les impide compartir tiempo con sus hijos para el
acompañamiento a la hora de hacer tarea, seguimiento al estudio, tiempo de juego y recreación,
acompañamiento emocional, entre otras cosas. Es por esto que los niños al salir de la escuela en muchas
ocasiones se quedan solos en casa o al cuidado de familiares o vecinos que difícilmente cumplirán ésta función; se
trata de adultos con sus propias ocupaciones que recurren a la tecnología para mantener ocupados a los niños.
Otra alternativa que últimamente se ha venido utilizando es la de las escuelas de tiempo completo que usan el
tiempo extra en la escuela para reforzar diferentes competencias haciendo que el niño pase más tiempo en la
escuela que en su propia casa.

Esto quiere decir que ésta función de tutor emocional se comparte entre los padres de familia y el maestro,
siendo éste último en ocasiones el único que la ejerce, volviéndose así una batalla constante de los valores
escolares y aquellos enseñados en casa. El maestro se convierte en una figura de identificación siendo un ejemplo
de comportamiento para el niño; es por esto que el maestro debe convertirse en un modelo de equilibrio de
afrontamiento emocional de habilidades empáticas y de resolución reflexiva, serena y justa de conflictos.

Estrategias prácticas

Es importante contar con las herramientas adecuadas para cumplir con éste papel que de forma inevitable y en
ocasiones inconsciente cumple el maestro dentro del aula. Algunas estrategias que se pueden utilizar para
orientar el desarrollo emocional de los niños de forma adecuada y fomentar sus habilidades de atención,
concentración, regulación emocional, resolución de conflictos y trabajo en equipo; son las siguientes:

 Establecer objetivos personales cuando se detecte un niño con dificultad en un tema en particular (evitar
comparaciones).
 Fomentar un clima emocional positivo a través de una actitud motivacional centrada en los aspectos
positivos de los niños como seres humanos y en su desempeño académico.
 Permitir y fomentar la expresión emocional preguntando cómo se sienten cuando se observa un cambio,
moderando su respuesta a través de la contención mostrando comprensión y alternativas de manejo de
la emoción.
 Aprovechar situaciones de la vida cotidiana en el aula para fomentar la reflexión y contención grupal
cuando se requiera.
 Potenciar la confrontación de opiniones de forma respetuosa y reflexiva.
 Corregir sus actos, no criticar su persona. (“Te estás comportando de forma grosera” en vez de “eres un
grosero”)
 Realizar actividades que reflejen las cualidades y habilidades de todos, trabajando con las inteligencias
múltiples.
 Recordar en todo momento que la conducta es un reflejo del estado emocional del niño y que un
problema de conducta constituye una llamada de ayuda.
 Corregir los errores en privado cuando sea posible para evitar evidenciarlos frente a los demás.
 Establecer actividades de cooperación y complicidad con ellos, esto te ayudará a conectarte con ellos a un
nivel emocional y fomentar la empatía mutua.
 Acompañar la corrección y el castigo con una reflexión de lo sucedido.
 Establecer castigos que tengan relación con la falta siempre que sea posible.
 Hacer actividades grupales que trabajen la cooperación, negociación, el apoyo mutuo y el compartir.
 Reconocer al niño como un ser con necesidades, deseos, merecedor de respeto y afecto.

Disciplina con inteligencia emocional.

 Establecer límites claros y en colaboración con ellos, para evitar la ansiedad que provoca el no saber que
se espera de ellos.
 Atender en igualdad de proporción las conductas adecuadas como las inadecuadas, de esta forma el niño
buscará la atención a través de las conductas que se esperan de él.
 Trata de utilizar términos concretos para dar instrucciones (“siéntate y trabaja” en lugar de “pórtate
bien”.
 Sé constante al momento de castigar una conducta.
 Como equipo de trabajo, respaldar la autoridad de los demás miembros del equipo y sancionar de la
misma forma cuando se rompa una regla general.
 Recompensa con actividades que le gusten las conductas adecuadas.

ACTIVIDADES PRIMARIA

Вам также может понравиться