Вы находитесь на странице: 1из 161

ESTADO DEL ARTE:

EL DEBATE EPISTEMOLÓGICO DE LA PSICOLOGÍA

DANIEL ALEJANDRO ALZATE OSPINA

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA
MEDELLIN
2012
ESTADO DEL ARTE:
EL DEBATE EPISTEMOLÓGICO DE LA PSICOLOGÍA

DANIEL ALEJANDRO ALZATE OSPINA

Monografía para optar el título de Psicólogo

Asesora teórica y metodológica


Gloria Patricia Peláez Jaramillo
Docente Departamento de Psicología

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA
MEDELLIN
2012
“Preguntar si una ciencia es posible, supone que se ha dudado de su realidad.
Pero tal duda ofende a todos aquellos cuyo patrimonio consiste sólo, tal vez,
en esta joya aparente: y de ahí que siempre, el que manifiesta esta duda,
puede esperar sólo resistencia en todas partes.”

Emanuel Kant (2005, p.32).


RESUMEN

¿Es la psicología una ciencia o una disciplina? Si es catalogada como ciencia, ¿se

concibe como básica o aplicada? Preguntas que se hallan en el centro del debate

epistemológico, presente desde el nacimiento de la Psicología, y por tanto

constituyente y constitutivo de su campo, en el marco de las ciencias. Este debate

fue creado y nutrido, en razón del gran número de escuelas que conforman el

discurso psicológico y que internamente lo sostienen. Adicionalmente, esta división

aún actual, genera y mantiene una pugna desde el origen y la institucionalización

de la Psicología como disciplina, dado que algunas de las llamadas escuelas o

corrientes psicológicas, se ofrecen hoy para ser “el paradigma” único por sobre las

demás propuestas, en su afán por resolver la división originaria. Dicha división ha

generado lo que se puede nombrar como una Torre de Babel, en la cual gran parte

de los psicólogos optan mejor por no querer saber sobre el debate epistemológico,

o lo dejan de lado restándole importancia, y asumiendo que es un problema ya

resuelto. Las consecuencias de estas posturas se manifiestan en las

inconsistencias, en las contradicciones y en las dificultades para que los

psicólogos puedan intercambiar su saber teórico y práctico, desdibujándose la

identidad de su disciplina en sus campos de acción, haciendo además difícil el

avance de la reflexión sobre los paradigmas que la fundan.

PALABRAS CLAVES: Epistemología, Paradigma, Objetos de las Psicologías,

Corrientes psicológicas, Métodos de las Psicologías.


AGRADECIMIENTOS

Al departamento de Psicología de la Universidad de Antioquia, por su apoyo


a lo largo de mi formación como psicólogo.

A mi maestra, Gloria Patricia Peláez J., por su acompañamiento, críticas y


observaciones.

A mis compañeros de pregrado y a mi familia por su continua cercanía en mi


proceso.
CONTENIDO
Pág.

INTRODUCCIÓN. 7

1. MEMORIA METODOLÓGICA DEL PROCESO. 11

1.1. Estado de la cuestión, justificación y objetivos del proyecto de 11


investigación.

1.2. Fases metodológicas y momentos de la investigación. 32

2. BALANCE DE LAS FUENTES DOCUMENTALES. 49

2.1. Caracterización de los documentos bibliográficos. 50

2.2. Inventario de materiales bibliográficos. 66

3. CONTEXTO DEL DEBATE EPISTEMOLÓGICO DE LA 70


PSICOLOGÍA.
3.1 Antecedentes y Coyunturas de la Psicología: sueño de un
proyecto científico. 71

3.2. La Institucionalización de la psicología dentro de las ciencias


sociales. 87

3.3. El concepto de ciencia, un referente filosófico y epistémico para 99


la psicología.

3.4. La actualidad del debate epistemológico de la psicología. 109

4. PROFUNDIZANDO EN EL DEBATE EPISTEMOLÓGICO. 120

4.1. La cuestión del objeto. 121

4.2. Una pluralidad de métodos 129


5. LAS CORRIENTES Y SUS AUTORES: UN RECORRIDO POR LA 137
DIVERSIDAD.

6. CONCLUSIONES. 150

BIBLIOGRAFIA. 155

ANEXOS. 160
INTRODUCCIÓN

El presente informe es producto del proyecto de investigación Estado del arte: El

debate epistemológico de la Psicología. Muestra los principales resultados

obtenidos, gracias al uso de la metodología cualitativa, de tipo documental, Estado

del arte, privilegiada por el Grupo de Investigación PSYCONEX (Psicología,

Psicoanálisis y Conexiones) de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la

Universidad de Antioquia, donde se suscribe este proyecto.

Las fuentes que sustentan ésta modalidad de investigación son libros, artículos,

informes, manuales, boletines, entre otros, como testimonios de la reflexión de un

autor o de una escuela de pensamiento. La investigación documental consiste,

entonces, en la revisión, análisis y crítica de dichas fuentes, mediante las

categorías analíticas, que son construcciones simbólicas y medios de

aproximación, observación y apreciación del objeto de la investigación. Este

proceso de investigación también tiene en cuenta las categorías emergentes,

consideradas a lo largo del proceso, en función de su repetición consistente en las

fuentes bibliográficas. Las categorías analíticas sirven como herramientas de

búsqueda, análisis y síntesis de los datos que los documentos brindan.

La información recogida de las fuentes fue vaciada en la matriz analítica de

contenido, para su organización, y a ella se aplicaron las categorías para

proceder con el análisis, clasificación, interpretación y comparación, que condujo a


la construcción de los juicios y respuestas a la pregunta de investigación que

ordenó este proyecto y que el presente informe contiene en cada uno de sus

capítulos.

Los dos primeros corresponden al proceso metodológico y al balance documental,

actualizado, de las fuentes bibliográficas pertinentes al tema. El primero,

específicamente, trata del proceso de investigación que condujo a este informe,

las justificaciones que le dieron sentido y los objetivos que trazaron su ruta. El

segundo capítulo se dedica al balance sobre los documentos a partir de índices,

estos fueron: el tipo de material, las temporalidades de la producción, los centros

de documentación donde se hallaron, y la presencia en ellos de las categorías

analíticas.

Los capítulos tercero, cuarto y quinto se ordenan en función del análisis y relación

de las categorías, agrupadas para dar cuenta del debate epistemológico de la

Psicología. En estos capítulos se abordan una a una las categorías analíticas y

emergentes. El capítulo tercero se construyó con base en las conceptualizaciones

de los autores consultados sobre el lugar de la Psicología, como un saber

independiente, en el marco de las ciencias occidentales. Se siguieron para ello

dos caminos: el primero fue trazado por las categorías Antecedentes y coyunturas,

e institucionalización, que demarcaron el conjunto de discusiones frente a la

ruptura epistémica realizada por Wundt dentro del proceso histórico en occidente,

iniciado por la cultura griega alrededor del problema del alma.


La otra senda, recorrida en el tercer capítulo, delimitó el debate epistemológico de

la psicología con los conceptos, las teorías y las visiones sobre las

consideraciones de los autores consultados, sobre lo que es y no es ciencia, y sus

posturas, afirmativa o negativa, acerca del estatuto científico de la Psicología. Este

análisis fue logrado gracias a la categoría Nociones conceptuales. Estas dos

sendas confluyeron, finalmente, con la ayuda de la categoría emergente

Actualidad, en un cuadro general del debate epistemológico contemporáneo, que

vislumbra las divergencias y continuidades en el presente de las discusiones

abordadas por Wundt y la primera generación de psicólogos.

Las categorías analíticas Objeto y Método constituyeron dos guías que como dos

lupas, orientaron la mirada de esta investigación hacia dos de los aspectos

epistemológicos básicos del debate de la Psicología, pues la forma de abordar a

cada uno de ellos, configura el punto de vista particular de cada psicólogo. Éste es

el tema central del cuarto capítulo.

El último y quinto capítulo, fue construido luego del análisis de los datos, filtrados

en las categorías Escuelas y Representantes. Se diferenciaron cinco corrientes

psicológicas, responsables de los desarrollos del debate epistemológico de la

psicología.

Finalmente, se construyeron las conclusiones de este proceso y presenta, el

informe, la bibliografía que sirvió de soporte al trabajo. Igualmente, este informe


contiene, en la sesión de anexos, la matriz bibliográfica y la matriz analítica de

contenido.

El resultado final de este proceso investigativo es un marco teórico para la

reflexión en torno al objeto de análisis del presente estudio que no es otro que el

debate epistemológico de la Psicología.

1. MEMORIA METODOLÓGICA DEL PROCESO

1.1. ESTADO DE LA CUESTIÓN, JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS DEL

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN.

¿Es la psicología una ciencia o una disciplina? Si es catalogada como ciencia, ¿se

concibe como básica o aplicada? Preguntas que direccionaron la formulación del

problema de investigación y que, además, se hallan en el centro del debate

epistemológico, presente desde el nacimiento de la Psicología, y por tanto

constituyente y constitutivo de su campo, en el marco de las ciencias. Este debate

fue creado y nutrido, en razón del gran número de escuelas que conforman el

discurso psicológico y que internamente lo sostienen. Adicionalmente, esta división

aún actual, genera y mantiene una pugna desde el origen y la institucionalización

de la Psicología como disciplina, dado que algunas de las llamadas escuelas o

corrientes psicológicas, se ofrecen hoy para ser “el paradigma” único, por sobre
las demás propuestas, (Caparrós, 1978, 82), en su afán por resolver la división

originaria.

Pero la cuestión sobre la falta de unidad de la psicología, no es tan sencilla, ni

tampoco resulta ser sólo un problema contemporáneo. Dicha falta está presente

en su nacimiento cuando Wundt, en 1879, declara a la psicología una ciencia

experimental (Brennan, 1999, 346) dentro del paradigma positivista decimonónico.

Una psicología entonces empírica, cuyo objeto era la consciencia. Cuando Wundt

fundaba en Leipzig su proyecto de psicología experimental, al mismo tiempo

sostuvo, en defensa de su psicología, fuertes debates con el filósofo alemán Franz

Brentano y con la escuela bávara de Würzburg, lo cual da cuenta de la escisión

existente en los comienzos de la psicología dentro del campo científico.

Brentano, quien fundó una Psicología del acto, en contraposición a la experimental

representada por Wundt, proponía estudiar, en vez de los productos de la mente,

“las acciones y los procesos mentales mismos” (Hothersall y Núñez, 2004, 189).

Contraponiéndose a Wundt, para quien la psicología debía ser un análisis de las

estructuras, o lo que García (2003, 51) nombra como “elementos” a partir de los

cuales “comprender la estructura de la mente”, Brentano buscó un estudio del

fenómeno como totalidad, para lo cual introdujo el análisis lógico-lingüístico en el

estudio, de lo que denominó “intencionalidad” de la consciencia (Bedoya, 2008,

249), análisis que buscaba ocuparse de los significados de las expresiones

lingüísticas. Esta postura tendría fuerte influencia tanto en el filósofo de la

fenomenología, Husserl, como en la escuela de Würzburg, nombre dado al círculo


de psicólogos, también estructuralistas (García, 2003, 51), que en la universidad

de dicha ciudad alemana buscaron ampliar la indagación experimental sobre

fenómenos superiores de la voluntad, el pensamiento y las impresiones estéticas.

Uno de los más importantes representantes de la escuela de Würzburg fue

Oswald Külpe quien buscó una alternativa a la propuesta naturalista y empírica de

Wundt al tratar “de definir la actividad mental en términos de consciencia no

sensorial” (Brennan, 1999, 214) retomando las categorías a priori kantianas no

fundamentadas en la experiencia sensitiva. Fue así como Külpe dio las bases de

la Escuela de la Gestalt.

Otro pensador alemán, que tomó distancia del camino trazado por Wundt, fue el

filósofo Wilhelm Dilthey, quien diferenció tempranamente entre ciencias de la

naturaleza (Naturwissenschaften) y ciencias del espíritu (Geisteswissenschaft),

aunque estas últimas terminaron, según Lopera (2006, 81), adhiriéndose al

paradigma positivista por la concepción imperante en la época según la cual la

investigación científica sólo era posible desde la demostración empírica. Ciento

treinta y tres años han transcurrido desde la fecha en que Wundt fundó su

laboratorio, y el panorama frente a la falta de consenso sigue siendo sombrío, tal

vez más que nunca o como lo presenta García (1996, 262), es tal la “proliferación

de ideas, tendencias, escuelas y alternativas (incluida la «terapia por regresión»

que asume la creencia pitagórica en la transmigración de las almas) que el

dinamismo a veces «se confunde con la confusión»”.


Si bien en el análisis de las fuentes pudo observarse los diversos aportes al

debate epistemológico desde los que asumen la división al interior de la psicología

como algo positivo, Dávila (2004) por ejemplo, otros en cambio, como Marino

(2007), son críticos con la postura ecléctica que psicólogos como Caparrós (1978)

han asumido. Y a pesar de las propuestas que algunos autores como Ardila (1999

b) o Lopera (2006) formulan para superar lo que Arias (2004, 83) denominó crisis,

presencia que se observa claramente como una constante en la mayoría de las

fuentes, no obstante ha sido, paradójicamente, poco referenciada en el debate

epistemológico, posiblemente por la falta de elaboración de parte de los

psicólogos cuando de delimitar su campo de acción, el método y el objeto de su

práctica se trata. Trabajos como los de Braunstein (1981) y Vygotski (1982 a)

muestran la importancia de estos temas en la reflexión epistemológica durante

gran parte del siglo pasado, en contraste con los planteamientos actuales.

Las fuentes consultadas de los últimos diez años para esta investigación, dan

cuenta de una falta de rigor, es decir, de poca o hasta nula investigación sobre los

problemas epistemológicos. Suponemos que dos posibles causas sean la razón:

la ideologización del debate o la priorización de los problemas ontológicos sobre

los epistemológicos.

La primera, es decir, la ideologización del debate, -entendiendo por ideología “la

legitimación del poder de un grupo o clase social dominante” (Eagleton, 1997, 24).

Podemos en este sentido asimilar la noción de grupo, al de escuela psicológica,

para comprender en qué consistiría la ideologización del debate. Néstor


Braunstein (1981, pp. 10), por ejemplo, concibe la ideología como un saber

precientífico carente de una crítica que devele las estructuras de poder que

subyacen a ciertas teorías.

De otra parte, La ideología sería un paso preparadigmático en la acepción de

Kuhn (2004), que daría lugar al saber científico al ser superada por la crítica; de

otra manera, se permanecería en un estado de “ilusión, distorsión y mistificación”

(Eagleton, 1997, 21) de una postura que se ha consolidado como verdad única.

La ideología como saber precientífico, siguiendo a Braunstein, sería útil en un

primer momento para la conformación de una comunidad de debate alrededor del

problema que la conglomera, esta ideología debe ser criticada y falseada (Popper,

1980, 40); si esto no se realiza, dicha comunidad termina por constituirse en aquel

grupo al que se refiere Eagleton (1997, 24), cuyo objetivo es la defensa de la

ideología por sí misma y no el avance científico; la ideología desde esta acepción

sería un conocimiento falso, si se mantiene.

Esta postura, también es compartida por José Carlos Loredo (2008), quien

sostiene que en las distintas escuelas psicológicas se ha recurrido a parámetros

epistemológicos que son más acordes con intereses teóricos, donde el uso de

ciertos conceptos epistemológicos, v. gr. el de veracidad, objetividad y hasta el de

verdad, no son más que “un recurso casi retórico para justificarse a sí mismas

marcando a fuego en la propia piel el signo de la cientificidad” (p. 9).


¿Hasta qué punto la búsqueda de algunas corrientes psicológicas por el estatuto

de cientificidad les ha llevado a pasar por alto los dilemas epistemológicos,

embarcándose muchas veces en luchas, y no por un desarrollo del saber, sino por

el cuidado de ciertas posiciones políticas cercanas más al ejercicio ideológico?

En este sentido, Manuel de Gracia (2002), considera que en la corriente cognitiva

se ha gestado un juego ideológico de poder, partiendo de la metáfora mente-

ordenador como tecnología de dominación, al interior de la industria. Por el

contrario, un defensor de la postura cognitiva, Rubén Ardila (1999 b), señala que

un paso fundamental en la configuración de la psicología como ciencia sería la

construcción de un paradigma común guiado por la racionalidad cognitiva, que él

llama Síntesis experimental del comportamiento, que según Lopera (2010, 123),

es afín al modelo conductual. Para Ardila, el “lastre” que significó la etapa de “las

escuelas”, que por cierto según él ya se ha superado, podría ser asociado al

momento precientífico de Braunstein. La Psicología habría entrado en un

momento de unificación bajo “un paradigma integrador” (Ardila, 1999b, 61). Esta

integración que Ardila considera a la vez natural y social de la disciplina

psicológica, se lograría producir bajo la égida del paradigma experimental, cuyo

objeto de estudio sería el comportamiento.

Ahora bien, la segunda causa de la falta de rigor en la investigación sobre los

problemas epistemológicos, podría deberse a un cierto desinterés hacia dichos

problemas, y la priorización en cambio de las preguntas ontológicas, es decir el

énfasis más en el estudio de las esencias materiales que subyacen a los

fenómenos, acepción que da Husserl, (Ferrater, 1965, 324).


El interés por los problemas ontológicos se puede comprender como el apremiante

interés por llevar a cabo proyectos de investigación que den cuenta de ciertos

fenómenos, sin importar el método ni las bases epistemológicas sobre las que

tales proyectos se fundamentarían. Esto es lo que teóricos como George Marcus y

Michael Fischer (2000) llaman Momento experimental en las ciencias sociales, que

se “caracteriza por el eclecticismo, un manejo de las ideas libre de paradigmas

autoritarios, las visiones críticas y reflexivas del tema, una apertura a diversas

influencias que abarque todo lo que parezca ser eficaz en la práctica, y la

tolerancia de la incertidumbre” (p 13). Este momento experimental pretende

restarle peso a las discusiones teóricas al interior de las ciencias sociales, para

introducir mayor peso a los resultados pragmáticos que éstas puedan brindar.

Para Jerome Bruner (1998), el vuelco hacia la ontología ha sido asumida en todas

las ciencias sociales desde el llamado giro lingüístico de la década del sesenta

(Giddens, 1995) luego de que éstas se alejaron de la postura positivista,

“acercándose a una postura más interpretativa”, donde la realidad podía ser leída

como un texto (Bruner, 1998, p. 20).

Breisach (2009) presenta claramente esta postura narrativa cuando afirma que “en

el mundo construido lingüísticamente, la verdad no tendría ni permanencia ni


fundamentos estables y, por lo tanto, carecería de una autoridad privilegiada” (p.

41); autoridad que se puede interpretar como la dirección de un paradigma único.

Consuelo Hoyos (2005), analiza, referenciando al psicólogo Jerome Bruner, aquel

giro lingüístico describiendo la tendencia narrativa o postmoderna en psicología

como el desconocimiento de “una realidad objetiva, idéntica para todos, siendo la

realidad una construcción del observador” (p. 170). Esta autora se introduce con

su reflexión en la esfera de lo que el psicólogo catalán Frederic Munné (2001)

denominó como Construccionismo social. Este se basa en la concepción de “un

hombre proactivo, con metas y propósitos, que vive en relación dialéctica con su

entorno, liberado de una razón fuerte (razón ilustrada) que delimita el camino”

(Hoyos, 2005, p. 166). El pensamiento narrativo es, por lo tanto, un intento por

superar aquella “razón ilustrada” moderna, que ha sido el proyecto denominado

postmodernista, tema que este informe no aborda por las dimensiones que sugiere

y que sería objeto de una nueva investigación.

Para el pensamiento narrativo, siguiendo a Bruner (1998), las ciencias humanas

no serían más que un tipo de literatura, “ciencias literarias” (p. 16) sin fundamentos

lógico-matemáticos y cuya finalidad es la comprensión del sentido de la narrativa

humana presente en el discurso de los sujetos. Esta propuesta narrativa es

además uno de los componentes de aquel momento experimental del que hablan

Marcus y Fischer (2000), y comprendido en el marco del interés por los problemas
ontológicos, dejando de lado las preguntas epistemológicas, lo que configura la

causa de la falta de rigor en la investigación de los psicólogos actuales.

El nombrado momento experimental tiene eco en la Psicología, tal como lo

evidencia la propuesta de Diego González (2003), quien afirma la necesidad del

análisis sobre cuestiones puntuales de la disciplina como “el principio de la

personalidad, el principio de la actividad, el estudio de la dimensión cognoscitiva

de la psiquis, la investigación del inconsciente, el estudio biológico de la psiquis y

otras” (p. 173). La investigación se centraría sobre temas, objetos o problemas

puntuales sin importar la forma de abordarlos, el método y las bases teóricas.

Retomando entonces, puede afirmarse que los pocos autores que se ocupan del

problema epistemológico, tal como se indicó, lo hacen de manera sesgada, o sólo

marginalmente; otros prefieren sustituirlo por un tratamiento ideologizante o darle

prioridad al análisis ontológico, con consecuencias graves en la disciplina

psicológica sobre un asunto vital, pues queda reducido, tal como lo califica Emilio-

Iñesta (2004) a “una moderna Torre de Babel” (p. 12).

Esta circunstancia es agobiante para algunos psicólogos; para otros,

intrascendente y para muchos desconocida en sus fundamentos y en las

implicaciones que tiene en su profesión. Prueba de esta situación la encontramos

en afirmaciones como la siguiente: “la psicología no está más cerca hoy que 100
años atrás de convertirse en una disciplina unificada; para ello tendría que haber

logrado un conjunto de teorías o principios que constituyen el fundamento de su

saber o, al menos, principios metodológicos comunes que orientaran la

investigación” (García, 1996, 266 – 267). La unificación a la que Luís García aquí

se refiere es la de un paradigma que logre imponerse por sobre las demás

propuestas y permita la integración, que incide directamente sobre la constitución

de las escuelas psicológicas.

La propuesta de García (1996) está en consonancia con el proyecto de Ardila

(1999 b) señalado anteriormente, y que según él se habría superado ya el “lastre

de las escuelas”. Más bien, Lo que se habría superado sería aquello que Orlando

Valera (2000) define como Escuela, es decir, una agrupación científica “que desde

las posiciones generales de las corrientes definen su propio objeto y contenido de

estudio y su metodología de abordaje” (p. 11). Valera, al diferenciar una corriente

de una escuela, afirma que la primera sería aquella visión sobre el hombre en

relación con el mundo y desde la cual conceptualiza aquello que es lo psicológico

y la práctica de ésta, mientras que la escuela es la comunidad de aquellos que

comparten dicha visión y que además buscarían tener cierto aval de una

institución científica o universidad.

El aval de una comunidad científica para la institucionalización de la Psicología,

dentro del espacio de las ciencias, no es una idea nueva, pues fue el camino por

el cual Wundt buscó fundamentar su nueva disciplina, hallando en la Universidad

las condiciones oportunas para forjar dicho cuerpo de científicos con los cuales
dar continuidad a su propuesta psicológica. Sería por tanto, en los programas de

psicología alrededor del mundo, donde se deben instituir los debates y en donde

se podrá observar el juego de poder entre los adalides de las diferentes escuelas y

la imposición o la resistencia a un paradigma único. Se desprende de lo anterior,

que los cambios en los pensum de cualquier programa de psicología, no es

marginal, y que muchos sigan como el norte de formar un tipo de psicólogo con un

pensamiento orientado por el paradigma que se postula hoy como hegemónico.

Un ejemplo de lo anterior puede encontrarse en la reforma curricular del pregrado

de Psicología de la universidad de Antioquia.

Con la exigencia en 1997 por parte de la administración académica de la

Universidad de Antioquia, se desarrollaron procesos de evaluación con miras a

lograr la acreditación de calidad “con el propósito de enfrentar las necesidades de

cambio en la formación profesional y científica de los egresados, en función de los

nuevos conceptos sobre el trabajo, las nuevas exigencias teóricas y conceptuales

de los saberes y los retos que representa la nueva realidad nacional e

internacional” (Programa de Psicología, 2008, 2).

La reforma curricular del programa de pregrado de la Universidad de Antioquia,

sigue los lineamientos exigidos por la Resolución Número 3461 del 2003 del

Congreso de la República Colombiana, que definen las características específicas

de calidad para los programas de pregrado en psicología. La versión sexta del

pensum de pregrado de dicha universidad, adopta las directrices del artículo

segundo, numeral tres, de la nombrada Resolución, para la construcción de las


áreas, núcleos y asignaturas. La reforma está, en últimas, encaminada a promover

una mirada crítica desde “métodos científicos objetivos” en un marco

racional/científico (Programa de Psicología, 2008, 3).

Si bien el proyecto educativo propuesto para la reforma curricular afirma el

consenso de todos los psicólogos en lo referente tanto a los procesos básicos

como en un marco científico que direccione metodológicamente su investigación,

también reconoce la disgregación en escuelas ante la dificultad a la hora de

conceptualizar fenómenos más complejos como las emociones, la motivación, la

personalidad y el comportamiento (Programa de Psicología, 2008, p. 4). Aunque

se afirma la “integración holística” en las diversas propuestas que sobre aquellos

fenómenos se han elaborado al interior de cada una de las escuelas, señala la

ausencia de una interpretación unificada, y que a la luz del planteamiento de Ardila

(1999b) se puede leer como un ideal de unificación. Éste es un claro ejemplo de

aquella “Torre de Babel” descrita por Ribes-Iñesta (2004) y que demuestra cómo el

problema epistemológico señalado en esta investigación no ha sido resuelto, es

actual y cercano a nuestra realidad cotidiana, a la que pertenece este informe de

investigación.

Frente a esta Torre de Babel, gran parte de los psicólogos optan mejor por no

querer saber de qué se trata, o lo dejan de lado como restándole importancia, y

asumiendo que es un problema ya resuelto. Las consecuencias de estas posturas

se manifiestan en las inconsistencias, en las contradicciones y en las dificultades

para que los psicólogos puedan intercambiar su saber teórico y práctico,


desdibujándose la identidad de su disciplina en sus campos de acción, haciendo

además difícil el avance de la reflexión sobre los paradigmas que la fundan.

El rastreo de la bibliografía psicológica actual, pertinente al tema, consolidó

simultáneamente una inquietud, cada vez más fundada en la evidente

disgregación epistemológica en los planteamientos de los autores consultados,

inquietud que ha sido el motor para llevar a cabo esta investigación, que condensa

la siguiente pregunta de investigación: ¿Qué características tiene, en el

momento presente, el debate epistemológico de la psicología? Con esta

pregunta como base, se buscó alcanzar ciertas luces identificando y analizando

los debates actuales, esclareciendo las cuestiones que se han obviado, y

retomando las razones que se presentan de la imposibilidad de pensar una

psicología unificada, por la existencia de los diversos paradigmas que la habitan,

los cuales son nombrados por Marco Salcedo (2003) como empírico, biológico y

esteticista, que estarían en el fundamento de las diversas corrientes.

La pregunta de investigación que funda este proceso de investigación, permitió

reconocer diversas interpretaciones del término Crisis. Julián Marino (2007), por

ejemplo, o el informe de la investigación Relaciones Psicología – Psicoanálisis, un

Estado del Arte (2007) del Grupo de investigación El método analítico y sus

aplicaciones en las ciencias sociales y humanas, hacen una reflexión en torno a la

llamada “crisis al interior de la psicología”, que reseñan los autores reseñan como

de particular interés. Otro autor que enfatiza en la noción de crisis es Belkins

Echemendía (2003); advierte este autor que el enfoque histórico-cultural ruso es


una alternativa al problema epistemológico de la psicología tomando como

referente a Lev Vygotski. El mismo Vygotski en dos escritos de la década de los

veinte, titulados Problemas teóricos y metodológicos de la psicología y El

significado histórico de la crisis de la psicología, puso de relieve ésta crisis, que se

encarna en “el lenguaje psicológico, su nomenclatura y su terminología, el

vocabulario y la sintaxis del psicólogo” (Vygotski, 1982 a, 323).

También Francisco Tortosa (2000), comentando a Vygotski, señala que la crisis de

la psicología se “manifiesta en su multiplicación de escuelas” (p. 221), que, como

la mentada torre de Babel de Ribes-Iñesta, poseen lenguajes disímiles, y en este

desencuentro es donde los mismos psicólogos hacen evidente la crisis, siguiendo

el modelo de Lev Vygotski,

Otros autores como Juan Diego Lopera (2006), Marco Salcedo (2003), Luís

García-Vega (2005), Alex Dávila (2004) y Antonio Caparros (1978), ven en cambio

una riqueza en la multiplicidad de lenguajes al interior de la disciplina, valoran esta

diversidad, como posibilidades de la Psicología; reconocen en esta condición

multiparadigmática, su mayor riqueza. Lopera (2006), introduce un dualismo

interesante en la historia de la Psicología, aunque cuestionable por su tendencia

reduccionista; este autor propone dos tendencias en cuanto a la forma como fue

abordado en occidente el problema del alma desde los griegos: indica una vía

ascética y otra epistémica (p. 75), cada una de las cuales aporta una visión distinta

al fenómeno humano que, según Lopera, permite apreciar la complejidad e

irreductibilidad del psiquismo.


Al igual que Juan Diego Lopera, quien resalta la diversidad de miradas sobre el

fenómeno humano, Marco Salcedo (2003), indica que existen, básicamente, tres

tipos de Psicologías basadas en tres paradigmas diferentes, que nombra como:

empírico, biológico y esteticista; cada uno con una visión de su objeto y un método

para abordarlo. Dávila (2004) encuentra gran riqueza en una Psicología

multiparadigmática. Propone este autor dos líneas de conceptualización: una

definida como Mente conceptual y la otra como Mente fenoménica, las cuales

permiten que la psicología se recree “a través del diálogo entre las diversas

posturas epistemológicas que alberga. De este diálogo surge como evidencia y

aspiración una tendencia a la unidad en la diversidad” (p. 271).

Por otro lado, algunos autores consideran que esta descentralización

epistemológica, puede ser calificada de pre-paradigmática según la teoría de Kuhn

(2004, p. 138), de Luís García (1996) y Brunetti y Ormart (2010), señalan la

ausencia de “un acuerdo transitorio de la comunidad respecto del paradigma a

defender” (Brunetti y Ormart 2010, 119), alrededor del cual se podrían unificar las

diversas teorías psicológicas. Esta condición pre-paradigmática de la psicología es

común a todas las ciencias sociales y humanas, que Brunetti y Ormart resaltan

como condición sui generis, y que, contrario al calificativo negativo que puede

tener para Kuhn el concepto de pre-paradigmático, estos autores encuentran en

ella la fortaleza de estas ciencias, precisamente por su carácter

multiparadigmático. En palabras de Brunetti y Ormart: “se trata de mantener y


sostener la cientificidad de la psicología desde su riqueza pluriparadigmática” (p.

120).

García (1996), por su parte, confirma el carácter multiparadigmático de la

psicología indicando que a diferencia de la física, centrada en el estado de la

naturaleza concebida como uniforme, la psicología “tiene sus raíces en el hombre

y la sociedad que es cambiante, fragmentaria, dispersa” (p. 269).

El momento por el que pasa la psicología actualmente es propicio para enriquecer

el debate epistemológico de esta disciplina debido a los aires deconstructivistas

que soplan sobre las ciencias en general, desde el mencionado giro lingüístico.

Giro que puede ser definido en función del desinterés hacia los problemas

epistemológicos, la priorización de las cuestiones ontológicas, así como por el

traslado de la discusión desde el problema del objeto y del método científico a

otros asuntos, cuestión que no pocas veces a caído en la especulación cuando se

ha centrado en “concepciones sobre el ser y el hacer del hombre, sobre la

reproducción social y la transformación social” (Giddens, 1995, 21).

El debate epistemológico podría tener nuevos factores de análisis que no pasen

por el retorno a viejas discusiones bizantinas sobre la cientificidad de la psicología,

sino por la inclusión de los efectos sociales de la práctica del psicólogo, así como

por los condicionantes sociales, políticos e históricos que, en gran medida,

determinan la praxis y la reflexión del psicólogo.


La crítica que se le puede hacer al nombrado Giro narrativo o lingüístico, es el

olvido en que ha dejado las cuestiones sobre el tipo de conocimiento producido

por la psicología, la validez de sus instrumentos, la veracidad de sus afirmaciones,

la critica a sus aspiraciones teleológicas, entre otras cuestiones epistémicas

fundamentales

Con base en lo anterior, y en la realidad de las consecuencias que el saber tiene

en la práctica social, es necesario retomar y asumir el problema epistemológico de

la psicología, pues además, como lo afirma Gloria Peláez, gracias a este debate

“la psicología tiene su propia historia, es decir, ella ha logrado sobrevivir y sigue

vigente” (Peláez, 2009, 8). Dicho debate abarca los paradigmas, teorías

científicas, y epistémicas definidas, estas últimas, como “la estructura subyacente

y, con ello, inconsciente, que delimita el campo del conocimiento, los modos como

los objetos son percibidos, agrupados, definidos” (Ferrater, 1994, 1039).

Otro aspecto del debate epistemológico, lo representa la ausencia de discusión en

torno a las condiciones histórico-geográficas que permitieron el desarrollo de un

tipo de escuela en un país determinado, es decir, no se tiene en cuenta el contexto

social en la configuración de las variadas corrientes psicológicas. De esta forma,

se ha asumido, teniendo en cuenta las ideas de Tortosa, Pastor y Civera (2000,

246), una historia oficial de la psicología sin crítica historiográfica y deconstructiva,

historia que no es más que “una presentación incoherente y disfrazada de cómo

las diversas ideologías han configurado un objeto de conocimiento, cuya

naturaleza, modo de conocimiento e implicaciones morales han servido para


fundamentar, justificar y sancionar la práctica social de los individuos” (Ribes-

Iñesta, 2004, 19).

Con esto retornamos a la definición de ideología de Eagleton (1997) como

construcción de un discurso avalado por una visión del poder sobre las prácticas

de los sujetos (De Certeau, 2007, 81), que está relacionada con aquella que

Foucault (1990) da de las Tecnologías del Yo como dispositivos que avalan o

castigan “cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos,

conducta, o cualquier forma de ser” (p. 48). El análisis que propone Tortosa et al.

(2000) sobre las condiciones históricas de configuración de la Psicología, sería la

vía mediante la cual se pondrían en evidencia ciertas formas de legitimar una

manera de concebir un tipo de psicología que impone incluso cierto sesgo

teleológico, en el cual el desarrollo de la disciplina tiene un culmen en determinada

forma de psicología.

El análisis de los contextos socioculturales e históricos en los que nacieron las

diversas teorías que subyacen a la formalización de la psicología, es necesario

para el debate epistemológico dado que el desarrollo de la psicología como

disciplina responde a parámetros diferentes según el espacio en el que tuvo lugar.

Por ejemplo en Inglaterra, la tradición empirista y pragmática sirvió de empuje a la

construcción de baterías psicométricas con Galton; el Idealismo alemán cuyo

máximo exponente fue Hegel, posibilitó la discusión más filosófica y

epistemológica, enmarcada en el ámbito del proyecto de universidad de Von

Humboldt (Tortosa, 2000, 199); la corriente gala privilegió la aplicación clínica


como forma de intervención sobre la sociedad, enmarcada en la reforma educativa

de Napoleón como proyecto ilustrado, que dio lugar al desarrollo de la clínica

moderna. Finalmente, la nación Norteamericana, por su misma configuración

multicultural, gracias a las olas de emigrantes de diversas zonas europeas,

permitió un eclecticismo que terminará forjando una tradición funcionalista que

desprecia cualquier aire teórico para priorizar los resultados prácticos (Ledesma,

2004, 147).

El debate epistemológico a la luz de las condiciones espacio-geográficas

argumentado por Francisco Tortosa (2000), propone que un análisis de la historia

permitiría develar un policentrismo de los autores, escuelas, comunidades de

psicólogos y corrientes teóricas, “agrupados muy diferencialmente en marcos

geolingüísticos bien delimitados, si bien con una escasa, prácticamente nula,

presencia de autores no pertenecientes al mundo occidental” (p. 88).

La ausencia de un debate crítico sobre los problemas epistemológicos, dilucidados

hasta el momento, traería como consecuencia, para la psicología, una

permanencia en una triple condición, según lo propone George Canguilhem (1998,

p. 7): “filosofía sin rigor, ética sin exigencia y medicina sin control”. La falta de rigor,

según este discípulo de Foucault, estaría en un eclecticismo so pretexto de

objetividad, cuya consecuencia inmediata sería una ética cuestionable al mezclar

diversas miradas sin una crítica previa.


Finalmente, la psicología tendría también la condición de medicina sin control,

amén a su cimiento en una psiquiatría que, para Canguilhem, no ha logrado

demostrar con contundencia sus innumerables hipótesis.

El debate epistemológico, como el análisis de los diversos contextos históricos, de

los paradigmas y teorías científicas, permite por lo tanto “descubrir nexos comunes

en el quehacer psicológico, por encima de conceptuaciones y tendencias” (Tortosa

et al., 2000, 153). El análisis de estos nexos facilitaría la construcción de puentes

entre las diversas escuelas psicológicas, que salvarían la diversidad y la calidad

pluriparadigmática y multilingüística de la psicología, y permitirían la construcción

de lenguajes comunes entre la comunidad psicológica. De esta forma, se lograría

el sueño de Vygotski de una psicología básica o general. Todo ello sin la

pretensión de caer por un lado, en el eclecticismo, que es lo que se produce

cuando se liga la afirmación o la técnica de un pensador o de una corriente de

pensamiento con otra, tal vez contraria y sin realizar una crítica sobre los errores y

aciertos que de una parte u que de otra se han dado, “es decir, sin ir a un análisis

concreto que tenga en cuenta las relaciones, el lugar y el momento en que una

determinada afirmación es verdadera y la contraria es falsa y no se ocupa de

esclarecer en qué relación, aspecto o momento uno tiene la razón y el otro no la

tiene y viceversa” (González, 2003, 174). Esto sin correr el riesgo de invocar un

autoritarismo paradigmático hegemónico que anula ideas profundas y productivas,

por el afán de control, dominación y sometimiento a cierta concepción que es, de

todas maneras, parcial sobre la psicología humana.


El debate epistemológico no se reduce simplemente a una discusión teórica, pues

afecta la misma institucionalidad de la psicología, encarnada en los currículos

enseñados en las facultades universitarias y en la constitución de las academias

profesionales.

Quizá la mayor de estas instituciones es la American Psychological Association

(APA), que sufrió en 1988 una escisión en su interior aún vigente, entre quienes

desean una psicología científica y los que se matriculan en la visión aplicada, que

llevó a la fundación de la American Psychological Society (Hothersall y Núñez,

2004, 567).

Hothersall y Núñez (2004) aducen que la causa de dicho cisma está en la

ausencia de claridad en la respuesta a la pregunta si la psicología es ciencia o

disciplina. El debate al interior de la APA entre quienes buscan una psicología

científica y académica como ciencia básica, y quienes conciben su esencia en la

praxis y su aplicación en los distintos contextos, clínico, educativo, organizacional,

entre otros, donde se desenvuelve.

En este marco, donde los problemas y falta de claridad en torno a los fundamentos

de la psicología son evidentes, tanto Luz Natalia Ocampo (2006) como Emilio

Ribes-Iñesta (2004) coinciden en afirmar que no es correcto hablar de la

psicología como una entidad compacta, “aludiendo a una disciplina ideal con

propósitos, medios y fines precisos compartidos por todos aquellos que la

practican” (Ribes-Iñesta, 2004, 11). Ribes-Iñesta propone en cambio, reflexionar


sobre las variadas psicologías “asumiendo sus diferencias irreconciliables, o

cuando menos evidentes, en cuanto a objeto, método y aplicaciones del

conocimiento” (p. 11).

Otro aspecto que contribuye en la actualidad a agudizar, diluir y complejizar el

problema epistemológico, es la oferta de innumerables psicoterapias y técnicas

donde se identifica a la psicología con el imperativo pragmático con una salida

inmediata a sus distintos problemas.

Este panorama esbozado demuestra la necesidad actual y vigente de emprender,

tal como lo propone Tortosa (2000), investigaciones serias y comprometidas sobre

la historia y epistemología de la Psicología, propósito que guía este informe y que

espera sea una contribución al debate.

1.2 FASES METODOLÓGICAS Y MOMENTOS DE LA INVESTIGACIÓN

A continuación se realizará una descripción de los momentos de la investigación

que incluyen la construcción de la pregunta de investigación, hasta el presente

informe final. Valga señalar que las siguientes fases metodológicas son el

producto de una cualificación constante de la metodología Estado del Arte, llevada

a cabo gracias a la realización de varios proyectos de investigación con esta

metodología de investigación, al interior del Semillero de investigación

PSYCONEX
 FASE 1: Planeación

En esta fase se elaboró el proyecto de trabajo, se crearon las condiciones

académico-administrativas para el desarrollo del mismo, y se hizo un rastreo

bibliográfico general sobre el tema, que luego fue revisado y estudiado, y permitió

el filtro de los documentos y la identificación de los criterios para la selección de la

muestra.

 FASE 2: Diseño, plan de análisis y gestión

El diseño se inició una vez definida la muestra para el rastreo de la información,

consistió en la definición previa de los pasos a seguir, para lograr la construcción

del Informe final, como producto del proceso de investigación que se obtiene en

todo Estado del Arte y que representa su aporte conceptual, es decir, el resultado

es la respuesta que el mismo proceso de elaboración permite a la pregunta de

investigación, eje con el cual es interrogado cada material o fuente bibliográfica. El

diseño definió tanto el procedimiento de selección, acceso, y registro de la

muestra en la planeación, como la actividad de sistematización de los registros, su

ordenamiento, el modo de tratarlos y las técnicas usadas para tal fin.

El diseño orientó los pasos siguientes: la gestión y el plan de análisis. Cabe anotar

que el diseño de la investigación se funda, en lo esencial, en la búsqueda de las

categorías de análisis establecidas para el abordaje de la unidad de estudio, que


tuvo en cuenta también, la emergencia de nuevas categorías durante el proceso.

El diseño se concreta en los pasos descritos a continuación.

En la gestión, es decir en la ejecución del diseño, los materiales fueron reseñados

con la matriz bibliográfica y la matriz analítica de contenido1, que son las técnicas

cualitativas más usadas en los Estados del Arte.

En esta investigación se tuvo en cuenta para la selección y revisión del material,

algunas fuentes primarias, porque fueron de referencia repetida, en un significativo

número de materiales bibliográficos, a pesar de que no entraban en el rango. Este

material fue de vital importancia por cuanto aportaron al debate y al objeto de la

investigación.

Establecida la muestra documental objeto de la investigación, se procedió con la

lectura, revisión y vaciado de la información en la matriz analítica de contenido,

aplicando el sistema categorial a cada una y reseñando las categorías emergentes

en el proceso de búsqueda.

El plan de análisis realizado sobre el material documental y definido en la muestra,

comprendió diversos tipos: trabajos de grado (2), investigaciones (1), artículos de

revista (28), libros (9), manuales de historia de la Psicología (9) y publicaciones

1
Ver anexos A y B
electrónicas (4). Estos materiales documentales, fuentes de la información,

propiciaron los datos necesarios para la tercera fase, que consistió en el análisis,

la formalización y la elaboración.

Para realizar el plan de análisis, se ejecutaron dos tipos claves de lectura del

material: una lineal, que consiste en la lectura uno a uno de cada documento de la

muestra y su vaciado respectivo en la matriz documental, copiando textualmente

lo concerniente al objeto de la investigación, y posteriormente llevando a cabo una

lectura transversal, que consiste en la revisión y análisis desde las categorías

analíticas y emergentes, en todos los materiales. Simultáneamente se acompañó

este proceso de comentarios y el relieve de datos precisos que fueron usados en

la elaboración de este informe final

 FASE 3: Análisis.

En esta fase se concretizaron las categorías conceptualizadas cuando se llevó a

cabo el análisis de la información, extraída de las fuentes en la matriz analítica de

contenido. A cada categoría se le asignó un color, para identificarlas, cuando se

procedía a vaciar la información literal de los textos fuente. La matriz se convirtió

así en un panorama diverso, con aristas, y vertientes que permitió apreciar más

claramente la red analítica que compone cada documento, facilitando el

develamiento de su estructura, puesta en evidencia por esta simple actividad, que

permitió agrupar los sentidos identificados por las categorías signadas con los

colores.
Las categorías analíticas, designadas para este proyecto, y cuyo fin fue el de dar

claridad al debate epistemológico de la Psicología, fueron las siguientes:

Antecedentes y coyunturas, Institucionalización, Objeto, Método, Representantes

y Escuelas. Las categorías emergentes que durante el proceso de la investigación

fueron dos: Actualidad del debate y Nociones conceptuales.

El sistema categorial

“Las categorías son fundamentalmente los ejes de abordaje utilizados para

identificar el objeto de estudio”2, que para este proyecto, sirvieron en la búsqueda

e identificación del objeto de esta investigación: el debate epistemológico de la

Psicología.

Cada una de las categorías dio cuenta del objeto, puesto que cada una representa

una aproximación; es cada una, una pregunta parcial sobre el objeto que, al ser

buscadas en las fuentes, sirven para confeccionar la respuesta y sirven a su vez

de foco a través del cual se aprecia la emergencia de las diferentes aristas que el

objeto de investigación entraña. Las categorías son pistas claras para responder

la pregunta formulada en el proyecto: ¿qué características tiene, en el momento

presente, el debate epistemológico de la psicología?

Cada una de las categorías usadas cumplió a cabalidad con las siguientes

especificidades: claridad, precisión y agrupación, y cada una puede ser tomada

2
Esta información se halla consignada en el módulo del Semillero de investigación PSYCONEX, que
próximamente será objeto de consulta por vía electrónica
como un tema u objeto de otra posible y nueva investigación, cada una es en sí

misma un sub-tema, que llama a ser investigado y ampliados.

Hay que subrayar que, el sistema categorial representa la base estructural del

análisis aplicado sobre el objeto de investigación. Por eso el informe final se

construyó a partir del sistema categorial, pues cada capítulo desarrolla las

categorías analíticas establecidas y las categorías emergentes durante el proceso.

Y si bien el establecimiento del sistema categorial es fundamental para el inicio y

desarrollo de la investigación, cabe aclarar que éste no es, ni puede ser rígido,

dado que la flexibilidad inherente del sistema categorial garantiza la objetividad, es

decir, la aproximación al conocimiento del objeto sin prejuicios, pues el acto de

investigar parte de la creencia en la verdad del supuesto de que siempre la

experiencia consiste en poder observar, analizar y captar al objeto, pero a

condición de que el sujeto investigado pueda contar con las condiciones analíticas

previas, las categorías analíticas, que le permiten poder captar el objeto en su

manifestación.

Igualmente, las categorías analíticas dejan espacio abierto a las categorías

emergentes, que son posible solo a condición de que el sujeto que investiga se

aproxime al objeto, y solo de esta manera, es posible construir el diálogo entre el

sujeto que conoce y el objeto por conocer. Este proceso y dinámica de trabajo,

parte de la manifestación del objeto y de la interacción con él, que deriva en que

cada categoría analítica es una estructura que contiene subtemas, que se

evidencian cuando el investigador se aproxima a la realidad del objeto a la luz de


cada categoría, que le sirve para contrastar con el objeto. Esta práctica implica en

su funcionamiento, una dinámica que abre o puede abrir nuevos puntos de

referencia a los planteados por cada categoría elegida durante la fase de diseño,

gestión y plan de estudio.

Los subtemas pueden interpretarse entonces como marcos de referencia

generados en el análisis de los datos de cada categoría, es decir, su desglose en

contenidos que ellas encarnan sobre el objeto y que son referenciadas por los

autores.

En este proyecto, los subtemas permitieron agrupar, por temáticas, cada una de

las categorías analíticas y, subrayar, resaltar, develar, o mostrar lo que cada

categoría informa sobre el objeto, en este caso sobre el debate epistemológico de

la Psicología. Los subtemas, permitieron abarcar cada categoría de manera más

afinada, como si fuera a su vez un pequeño objeto de investigación; su propósito

consiste en permitir un desarrollo más dinámico durante la realización del informe

final, y aunque no necesariamente en éste sean explícitos, facilitan el análisis y la

síntesis de los planteamientos de las fuentes.

La interacción con el objeto de estudio, en la presente investigación, obligó a la

modificación de una de las categorías propuestas inicialmente. Se trata de la

categoría previa Origen que se transformó en Institucionalización. La razón de

esta modificación es más conceptual que metodológica, sí bien se pueden agrupar

los mismos datos bajo los dos significantes, el nombre Institucionalización es más
preciso para el objetivo que se desea alcanzar. El término Origen puede dar lugar

a confusión al remitir a un momento preciso en el cual emergería un fenómeno;

por el contrario, el término Institucionalización, si bien da una idea de nacimiento,

tiene en cuenta el trasfondo de los antecedentes como condiciones de posibilidad

para que dicho fenómeno emerja, además de enmarcarlo en una comunidad

científica. Este proceso de darle otro nombre a dicha categoría ocurrió durante la

realización del presente informe.

A continuación se representa el esquema categorial con los cambios

anteriormente señalados y el listado de los subtemas. Su finalidad es mostrar la

perspectiva de análisis que se aplica al objeto de investigación, no se trata de una

simple representación o dibujo, sino de una bitácora encarnada en el esquema

categorial, pues indica los caminos o vías de análisis en las relaciones que tienen

las categorías entre sí.

Durante el proceso, surgieron dos categorías emergentes, que transformaron la

representación inicial concebida en el proyecto. Ambos diseños se muestran a

continuación seguidos por la tabla con los subtemas.


Figura 1. Sistema categorial inicial.

SISTEMA CATEGORIAL

Antecedentes y Coyunturas Institucionalización

Objeto Método

Representantes Escuelas

Figura 2. Sistema categorial final.

Antecedentes Institucionalización Objeto


y Coyunturas

El Debate
Nociones epistemológico
conceptual Método
de la Psicología
es

Actualidad Escuelas Representantes

Descripción de las categorías

Antecedentes y coyunturas: Devela los hechos históricos, sociales y filosóficos

que precedieron al nacimiento de la psicología, es decir, las condiciones de


posibilidad que ayudaron a consolidar a la Psicología como ciencia en la Alemania

del siglo XIX.

Institucionalización: Nos remitimos al momento que, por consenso, se estableció

como aquél en que nació la psicología en el campo de la ciencia, en el contexto

universitario. Incluye además, las diversas teorías que afirman un nacimiento

diferente al establecido por Wundt.

Objeto: Muestra esta categoría aquello sobre lo cual reflexionan, elaboran y

operan las diversas escuelas de la psicología. El objeto representa la causa de la

formalización teórica y práctica, y constituye además la razón de ser, en teoría y

práctica, de las corrientes psicológicas

Método: Alude al proceso que las distintas corrientes de la psicología usan para

aproximarse al objeto, contrastar sus hipótesis y establecer sus teorías.

Representantes: Esta categoría pretende identificar los autores que proponen una

teoría o contribuyen a la misma con aportes.

Escuelas: Señala las diversas corrientes que desde los comienzos se

autoproclamaron como psicología oficial y aquellas que, por el contrario, han

renunciado a la pretensión de consolidarse alrededor del paradigma positivista.


Nociones conceptuales: en esta categoría se engloban todas las concepciones

teóricas que las diversas fuentes arrojan sobre lo que entienden por ciencia,

paradigma, método científico, objeto de investigación, etc. y que dan luces sobre

el lugar de reflexión acerca del debate epistemológico de la psicología.

Actualidad: posturas, afirmaciones y propuestas que los diversos autores plantean

alrededor del debate epistemológico, incluso aquellos planteamientos que niegan

la existencia de este debate.

Tabla 1. Sistema de subtemas

-Antigüedad -Biran -Evolucionismo


-Platón -Bacon -Galton
Antecedentes y -Aristóteles -Locke -Psicofísica
-San Agustín -Hume -Leibniz
coyunturas -Modernidad -Kant -Frenología
-Galileo Galilei -Positivismo -Método científico
-René Descartes -Estudio de los nervios -Stuart Mill

Institucionalización -Primera Escuela -Controversia -Consenso


-Propuesta de Wundt -Antecedentes inmediatos

-Conducta -Procesos Psicológicos -Reflejo - Psique


-Consciencia -Experiencia interna -Personalidad -Yo
-La vida humana -Objeto y escuela -Alma -Self
Objeto -Experiencia -Fenómenos psíquicos -Cerebro -Persona
-Organismo -Actividad humana -Hombre -Psiquis
-Individuo -Procesos cognitivos -Sensaciones -Espíritu
-Vida mental -Comportamiento -Vida Psíquica -Mente
-Funciones de la mente

-Método científico -Estadística -Percepción interna


-Método experimental -Fenomenología -Hermenéutica
Método -Método comparativo -Introspección -Observación
-Reflejo condicional -Método indiciario -Método genético
-Positivismo lógico -Método clínico
-Cognitivismo -Conductismo -Gestalt
-Constructivismo -Estructuralismo -Soviética
Escuelas -Existencialismo -Transpersonal -Resumen
-Experimental -Funcionalismo -Humanismo
-Psicoanalítica -Voluntarismo -Reflexología

-Ingeniería humana -Cognitivismo -Multivocidad


Actualidad -Dualismo Mente-cuerpo -Integración -Especialización
-Representación -Univocidad -Aplicabilidad
-Eclecticismo -Preguntas

-Adaptación -Método científico -Aprendizaje


Nociones -Matemáticas -Categorías innatas -Objetividad
-Conducta -Psicología y ciencia -Ciencia y lenguaje
conceptuales
-Comprensión -Comunidad científica -Positivismo
-Explicación -Ciencias humanas -Ciencia experimental

-Wundt -Ebbinghaus -Titchener -Kornilov


-Fechner -Münsterberg -Brentano -Carr
Representantes
-Ehrenfels -Bechterev -Stumpf -Rogers
-Witmer -Helmhotz -Galton -Stern
-Catell -James -Fodor -Maslow
-Dewey -Vigotsky -Binet -Köhler
-Pavlov -Thorndike -Lewin -Piaget
-Simon -Sechenov -Watson -Angell
-Külpe -Skinner -Tollman -Freud
-Dilthey -Allport -Hull -Merleau-Ponty

Universo y muestra

El universo lo configura la población, producto del barrido bibliográfico llevado a

cabo en los centros locales de documentación, sobre el debate epistemológico de

la Psicología. Para la construcción del informe, los documentos se encontraron las

en las bibliotecas de las universitarias Fundación Universitaria Luis Amigo –

FUNLAM-, Universidad Pontificia Bolivariana -UPB-, la Universidad San

Buenaventura -USB- y la Universidad de Antioquia - UdeA-, y los documentos que

las bases de datos brindaron.


459 documentos conformaron la población, que luego de ser filtrada arrojó como

muestra del proyecto la población objeto del proyecto, y que corresponde a la

producción documental de los últimos 10 años (2000-2010), y a las publicaciones

clásicas que, aunque no cumplen con el parámetro temporal, siguen siendo

referencia en el debate epistemológico actual de la Psicología. La muestra final,

objeto de la investigación, comprendió 128 documentos en total, pero por motivos

de tiempo, recursos disponibles, no era posible abordarla, debido a lo cual fue

necesario recurrir a un segundo filtro construido con el criterio de accesibilidad,

que permitió reducir la muestra a 54 fuentes, entre artículos de revista, trabajos de

grado y libros.

Análisis: el análisis de la información, una vez escogida la muestra documental,

se inició con la lectura vertical, es decir, con la lectura de cada fuente y con el

posterior vaciamiento textual de la información en la respectiva matriz analítica de

contenido. Paso seguido, se hizo la lectura horizontal, la cual consistió en el

análisis de cada categoría, extraídas de los textos donde fueron halladas, para

proceder posteriormente con su análisis mediante la observación, comparación e

identificación de cada una con respecto a las otras y siguiendo fielmente el

tratamiento que cada autor hace, para poder encontrar entre ellas diferencias,

repeticiones, semejanzas o vacíos conceptuales. Este proceso de análisis incluyó

las categorías emergentes producto de la actividad investigativa.


Estrategias, técnicas y herramientas

La principal estrategia metodológica que permitió la construcción de este Estado

del Arte fue la lectura rigurosa, el diálogo y cuestionamiento de los textos a partir

del sistema categorial, diseñado para la sistematización y análisis del material

bibliográfico objeto de la investigación. Esta información fue recolectada y

almacenada en la matriz bibliográfica y analítica de contenido, herramientas que

permitió el vaciado ordenado de la información, la posibilidad de su estudio y las

acciones de contraste y observación, métodos básicos del análisis y de la

producción de saber sobre la pregunta que interroga el objeto de la investigación.

Una vez identificadas las categorías analíticas en las fuentes documentales, el

ordenamiento y agrupación de las categorías facilitó el análisis propiamente dicho

que, tal como ya se indicó, fue resultado de las acciones y estrategias descritas,

es decir, de la observación, identificación y comparación de elementos comunes y

diferentes entre ellas en cuanto al abordaje del objeto de investigación por parte

de los autores en cada fuente de investigación. Esta actividad condujo a la

información que conforma cada uno de los capítulos de este informe.

La herramienta utilizada para la sistematización de las categorías recogidas de las

fuentes, fue la Matriz analítica de contenido en formato de Hoja de cálculo de

Microsoft Office Excel 97-2003 (.xls). Cada hoja de Cálculo de Excel, además de

permitir la realización de filtros para la observación de la información, puede ser

dividida en diversas pestañas, de tal forma que cada categoría tiene su pestaña y

en ella se puede vaciar toda la información recogida en cada fuente. Tanto la


herramienta en sí, el filtro que favorece, como la agrupación en diferentes

pestañas, propician la observación y el manejo de la información.

Durante el proceso de lectura analítica, el investigador estuvo simultáneamente

atento a la aparición de categorías emergentes, y realizó los registros de las

observaciones que surgían en la actividad, y que permitían resaltar aspectos no

evidentes en la descripción, y que el investigador podía asociar con otras fuentes,

permitiendo la construcción de una red o tejido interconectado de datos. Estas

observaciones fueron introducidas como comentario al final de cada una de las

fichas creadas en la matriz analítica de contenido. Ésta propicio igualmente el

diálogo inter e intra textual, que fue retomado para la redacción de este informe y

especialmente en el análisis de las categorías analíticas y emergentes.

 FASE 4: Formalización y elaboración

La formalización conllevó a la producción y construcción de la respuesta cabal a

la pregunta de investigación que motivó el proyecto. Esta construcción, que

propiamente es la formalización, como acto simbólico, implica una representación

del objeto investigado que va más allá, de los datos hallados en las fuentes. Es un

ejercicio que trasciende el registro de los mismos y busca la construcción de un

nuevo cuerpo, es decir, una nueva interpretación y comprensión sobre el objeto

investigado. Se desprende de lo anterior que los Estados del Arte se orientan

dentro del modelo cualitativo, en la misma dirección que la metodología de la

Teoría Fundada. Esta Teoría es un método de investigación de corte cualitativo

que tiene como finalidad “desarrollar teoría a partir de datos que son
sistemáticamente capturados y analizados; es una forma de pensar acerca de los

datos y poderlos conceptuar” (Sandoval, 1997, 71). Su objetivo no es brindar una

explicación, en términos positivos, sino aportar a la comprensión del fenómeno,

que emerge en los datos y permite la construcción del marco teórico.

Las estrategias complementarias del proceso de formalización, que lo sostienen y

empujan, son las discusiones y la socialización del proceso y de los resultados de

la investigación a la comunicada académica inmediata Esta socialización del

proyecto, se llevo a cabo durante el desarrollo del mismo, en la comunidad

académica e investigativa del grupo Psyconex, y de la facultad de ciencias

sociales y humanas. Los espacios privilegiados fueron el semillero de

investigación del grupo de investigación PSYCONEX (psicología, psicoanálisis y

conexiones), donde fue constantemente compartidos con los miembros del grupo

los avances del proceso que se ejecutaban con el fin de cualificar, retroalimentar y

aportar metodológicamente al proceso de investigación bajo esta metodología

cualitativa. Sumado a lo descrito, se realizaron también una serie de

presentaciones públicas, estilo coloquio, dando a conocer los avances

investigativos. Se rescata la participación, con una ponencia, en las Jornadas de

Psicología del 2011, organizadas por el Departamento de Psicología de la

Universidad de Antioquia; y complementariamente se publicó un artículo en la

Revista electrónica Psyconex, que se encuentra entre las revistas de la plataforma

de revistas electrónicas de la Universidad de Antioquia.


Estas presentaciones enfatizaron en los avances y tropiezos más significativos del

proceso metodológico de este proyecto investigativo :Estado del Arte sobre el

debate epistemológico de la Psicología, y gracias a la actividad del semillero

PSYCONEX, que propició las presentaciones y discusiones sobre la marcha y

actividad investigativa, se logró afinar y formalizar teórica y metodológicamente.

La elaboración comprometió la escritura del informe final, como producto del

proceso general de investigación. Los apoyos para la estructura del mismo fueron

la técnica del comentario de texto, las lecturas de las fuentes con las categorías

analíticas, el sistema de subtemas, y las observaciones recogidas a lo largo del

proceso y condensadas en los memos de investigación y en las observaciones

consignadas en la matriz analítica de contenido, que sirvieron de brújula en el

recorrido.

La elaboración, propiamente dicha, la representa este informe final, que recoge los

efectos de las operaciones simbólicas realizadas sobre el material: descriptivas,

interpretativas, analíticas y hermenéuticas, que “caen”, es decir, se producen,

como objeto y efecto de las mismas. La elaboración se concreta entonces en dos

obras fundamentales: el informe final y los artículos que se desprenden de cada

capítulo, pues estos constituyen perspectivas compresivas sobre el objeto

investigado, que en este caso lo representa el debate epistemológico de la

Psicología. Así mismo, son productos de elaboración los aportes metodológicos

que este proyecto realiza sobre la metodología Estado del Arte. Es de esta manera
como se logra enriquecer y perfilar la metodología como objeto que se investiga

así mismo en la acción práctica de cada investigación.

2.- BALANCE DE LAS FUENTES DOCUMENTALES

Este balance de las fuentes documentales incluye un análisis estadístico de la

información contenida en la matriz bibliográfica y en la matriz analítica de

contenido usadas en este proyecto, con el fin de mostrar las ideas relevantes, las

semejanzas, diferencias y vacíos que fueron identificados en la lectura de la

muestra documental, constituida, como ya se indicó, por un total de 53 textos, que

sirvieron de soporte y objeto de análisis de este Estado del arte sobre el debate

epistemológico de la Psicología.

Además en este capítulo se evidencia, la relación lógica que hay entre la

distribución del material bibliográfico en los centros de documentación, los tipos de

materiales que abordan el problema, la producción sobre el tema en lapsos de

tiempo específicos y la frecuencia de las categorías analíticas y emergentes

halladas en la lectura de los textos. Estos resultados muestran nuevas líneas y

perspectivas de abordaje de la Psicología como objeto de estudio para otros

proyectos de investigación.
La muestra, objeto de la investigación, estuvo conformada por los registros de

fuentes documentales de libros, artículos de revista, trabajos de grado y una

investigación, hallados en los centros de documentación seleccionados.

A continuación se presentan en datos cualitativos y cuantitativos las características

generales de la matriz analítica de contenido de la muestra documental

seleccionada para esta investigación, No se deja de lado el dato cuantitativo de los

textos, incluidos en la población inicial, o los hallados en bruto, denominado así

porque es la primera lista de documentos que no estaba filtrada con los criterios

elegidos, sobre los cuales se delimitó la muestra bibliográfica intencional y no

probabilística, que fue propiamente el objeto de aplicación de las herramientas y,

en general, de todo el acto investigativo.

2.1. CARACTERIZACIÓN DE LOS DOCUMENTOS BIBLIOGRÁFICOS

 Centros de documentación

Los centros de documentación son aquellos lugares que contienen material

documental general o especializado sobre gran diversidad de temas. La búsqueda

y barrido bibliográfico para seleccionar la muestra, objeto de análisis de esta

investigación, se realizó en las bibliotecas universitarias de la Fundación

Universitaria Luis Amigo – FUNLAM- , Universidad Pontificia Bolivariana -UPB-

Universidad San Buenaventura –USB- y la Universidad de Antioquia - U de A-.


Los criterios de selección de los centros incluían, en primer lugar, el

reconocimiento social local, como institución académica, y segundo, que

ofrecieran el programa de Psicología, por ser ésta el área disciplinar a la que se

circunscribe el objeto de estudio de este Estado del Arte.

La población bibliográfica, es decir, los resultados obtenidos en el primer barrido

bibliográfico producto de la búsqueda en los catálogos virtuales de las bibliotecas

universitarias, y llevado a cabo con palabras clave: Historia de la Psicología,

Origen de la Psicología, Epistemología y Psicología y las diferentes

combinaciones entre ellas, permitió identificar una población constituida por 459

textos. Esta primera lista fue objeto de una segunda selección, ajustada a los

siguientes criterios: pertinencia (relación de los títulos con el tema, debate

epistemológico de la Psicología) y actualidad (se consideraron sólo aquellos

documentos que fueron publicados en los 10 últimos años, es decir, la producción

entre 2000-2010; y los que fueran realmente accesibles para su revisión).

El total de la muestra inicial la conformaron 128 documentos, filtrada de la

población inicia, con los criterios mencionados. Esta muestra, al exceder las

posibilidades de investigación, en cuanto a recurso humano y tiempo, obligó a una

segunda selección, que conformó una nueva muestra, que en esta ocasión

contenía 54 textos, los cuales fueron reseñados en la matriz bibliográfica, y cuya

información fue vaciada en la respectiva matriz analítica de contenido según las

categorías analíticas previamente acordadas.


Tabla 2

Distribución de documentos
por centros de documentación
Número de Documentos

30
21
20
11 10
10 5 3 3 1
0

Según este gráfico, la Universidad de Antioquia fue el centro de documentación

donde se obtuvo más de un tercio de los textos que constituyeron la muestra

bibliográfica con 54 fuentes. Además tuvo importancia por el hecho que fuera el

centro de más fácil acceso para la consecución del material, aunque este centro

obtuvo el tercer puesto, respecto del total de la población bibliográfica encontrada

inicialmente (63 textos). Y cabe aclarar que, a pesar de haber sido la Universidad

de Antioquia sobrepasada por otros centros de documentación, como la

Universidad San Buenaventura con 71 materiales, al momento de determinar la

muestra bibliográfica que se ajustaba a los requerimientos de temporalidad y de

acceso, su importancia se incrementó respecto a la cantidad de producción que

ofrece material sobre el debate epistemológico de la Psicología.


Esta distribución señala, además que en las universidades privadas, si bien

cuentan con una producción significativa sobre el tema, según el total de la

población: USB-71, UPB-41 y FUNLAM-31, no fueron tan relevantes en la

muestra, debido a la poca correspondencia con los criterios de selección ya

mencionados, especialmente con la accesibilidad, es decir, con la facilidad para

tener contacto con el material.

En las bases de datos fue donde mayor material se pudo encontrar. En Ebsco host

se hallaron 250 fuentes y en Scielo sólo 4. A pesar de haber arrojado un gran

número de material, mucho de éste era irrelevante frente al objeto de la

investigación o no cumplía con el criterio de actualidad. Ebsco por ejemplo, con un

número tan amplio de textos, sólo arrojó 11 fuentes pertinentes.

En la tabla 2 se puede ver el poco material que los centros de documentación de

las cuatro universidades poseen, entre las cuatro suman 34, con lo cual se aprecia

la insuficiente importancia que las mismas facultades de psicología, encargadas

de la formación de los futuros profesionales de la disciplina, están dando al tema y

las fuentes que podrían alimentar el debate epistemológico de la Psicología, al

menos para el gremio de la ciudad de Medellín.

 Tipos de materiales bibliográficos

Tal como ya se indicó, los materiales bibliográficos registrados en la matriz

bibliográfica de este Estado del Arte estuvieron conformados por libros, artículos

de revistas, trabajos de grado y una investigación.


Los artículos de revistas constituyeron el tipo de material que mayor frecuencia

presentó en la muestra documental. Se caracterizaron también por ser los que

aportaron información más detallada y completa sobre el objeto de la

investigación. En dichas publicaciones se pudo evidenciar las diversas posturas de

los psicólogos, sus percepciones sobre la psicología como disciplina en crisis, o

como una ciencia en apogeo, sus propuestas, dudas y discrepancias.

Tabla 3

Tipo de material bibliográfico


3,70% 1,80%
7,40%
Revistas

Manuales
18,50%
51,90% Libros

Publicaciones
16,70% electrónicas
Trabajos de grado

Investigaciones

Se han diferenciado los libros (10) de los manuales de historia de la Psicología (9)

ya que los primeros son generalmente un producto de investigación de uno o

varios autores, mientras que los manuales son habitualmente una recopilación de

datos descriptivos de la historia de la Psicología que no profundizan en problemas

o temas epistemológicos. La mayoría de los manuales de historia de la psicología


presenta una perspectiva lineal, donde las escuelas se suceden sin interrupción,

en un progreso que hace pensar que las corrientes actuales son herederas de las

constituidas en el momento de la institucionalización de la psicología como

ciencia, y por eso se ha llegado actualmente a postular la idea de que es posible la

integración de los sistemas psicológicos, como lo muestra Dávila (2004). Sólo un

autor, Tortosa, presenta una propuesta diferente.

En su texto, Historia de la psicología: investigación y didáctica (Tortosa et al.,

2000) aborda problemáticas sobre el objeto, el método y la documentación que

este ejercicio requiere; analiza la relación entre historia, ciencia y psicología. Por

su parte el manual Una historia de la Psicología moderna (Tortosa, 2000) realiza

una diferenciación espacial, además de temporal, del desarrollo de la Psicología

en diferentes países europeos y en Hispanoamérica; y en él plantea la cuestión de

la historiografía y la pregunta sobre si la psicología es ciencia o disciplina,

cuestiones que no se encontraron en textos anteriores, como el de Psicología:

ideología y ciencia de Braunstein (1981).

En los dos tomos de José María Gondra “Historia de la Psicología. Introducción al

pensamiento psicológico moderno”, el autor realiza un estudio exhaustivo, y se

ocupa al detalle de los antecedentes de la disciplina, del problema de los

comienzos y la expansión de la Psicología, para luego analizar en la historia sus

diferentes corrientes. Este autor, sigue la misma línea de los demás autores en

cuanto al modo de realizar una descripción cronológica del desarrollo de la

Psicología.
La categoría emergente Nociones epistemológicas surgió luego de la lectura de

los libros, especialmente de aquellos que son clasificados como manuales o libros

de historia de la Psicología, pues registran datos relevantes sobre las teorías

filosóficas y los aportes científicos, que sirvieron de base a las distintas escuelas

psicológicas. Brinda además algunos conceptos de ciencia y paradigma.

La otra categoría emergente que se presentó fue Actualidad. Se manifestó de

forma consistente en un buen número de artículos de revista, donde se

encontraron reseñadas las discusiones de los psicólogos sobre el presente y el

porvenir de su campo de saber.

Con respecto a los dos únicos trabajos de grado que se hallaron, el de Ramón

Ledesma en la universidad de Antioquia y el de Luz Natalia Ocampo 3 en la

universidad San Buenaventura, se pudo encontrar en este último trabajo un

análisis crítico y pertinente para la presente investigación pues su reflexión

cuestiona el carácter científico de la psicología, tras la superación del conductismo

como paradigma dominante y su desprecio por cualquier tipo de teoría. Por otro

lado, en la monografía de Ledesma, si bien hay datos importantes en el escrutinio

histórico, que hace desde los griegos hasta la actualidad, su objetivo no va más

allá de aquello que él llama “tratamiento del alma”, es decir, su interés está puesto

3
El trabajo de grado de Ocampo no fue publicado y al momento de ser rastreado para su lectura y análisis
sólo se pudo tener acceso a un resumen de éste.
en un análisis del dispositivo clínico sin adentrarse en el debate epistemológico de

la psicología.

En el rastreo bibliográfico realizado, la única investigación que aborda el Debate

epistemológico de la Psicología, tiene como título: “Relaciones psicología –

psicoanálisis, un estado del Arte” del grupo de investigación El método analítico y

sus aplicaciones en las ciencias sociales y humanas, donde se presenta una

interesante diferenciación entre aquellas escuelas psicológicas que privilegian la

episteme frente aquellas que enfatizan en la doxa. Las primeras buscarían el

estatuto de ciencia a semejanza de la física, asumiendo el método hipotético-

deductivo y la construcción de teorías explicativas; mientras que las segundas, al

privilegiar la doxa, la cual se entiende en dicha investigación como la experiencia

subjetiva, retornan a la propuesta de Dilthey para quien la psicología como ciencia

humana no busca la explicación sino la comprensión (El método analítico, 2007,

60).

Temporalidades

La temporalidad hace referencia a los períodos en los cuales fueron publicados o

editados los documentos reseñados en la matriz bibliográfica. A partir de estos

datos se pueden evidenciar actualidad, énfasis o tendencias del debate

epistemológico de la Psicología en fragmentos de tiempo, especialmente el

periodo al que se suscribe la investigación (2000-2010).


Tabla 4

Distribución porcentual por temporalidades

13%
30% 2005-2010

17% 2000-2004
1994-1999
1957-1982

40%

Esta distribución da cuenta de una mayor producción bibliográfica sobre el debate

epistemológico de la Psicología entre los años 2000 y 2004, donde se hallaron

además de 14 artículos de revista, cuatro de los ocho manuales, dos libros y el

trabajo de grados de Ledesma. En una de estas referencias no se encuentra

información relevante sobre el tema, y en el resto de materiales, especialmente en

los manuales, se identificaron la mayoría de las categorías analíticas y

emergentes.

A pesar de esto, es en el lapso de tiempo que comprenden los años entre el 2005

y el 2010 donde se ubicaron los artículos de revista que más datos arrojaron a la

presente investigación. Se analizaron en esta temporalidad 13 artículos de revista,

la tesis de Ocampo, la investigación estado del arte del grupo de investigación El


método analítico y dos libros. Sólo uno de los artículos de revista tuvo un aporte,

aunque poco relevante al debate epistemológico.

Es importante aclarar que el porcentaje reducido de documentos publicados entre

1957 y 1982 se debe, principalmente, a que los criterios para la selección de la

muestra privilegiaban solo los textos publicados entre 2000 y 2010. Ahora bien,

este poco porcentaje de textos entre 1957 y 1982 se incluyó de todas maneras

porque corresponde a representantes clásicos que son referencia en el

tratamiento de los autores que cubre la muestra. Entre 1994 y 1999 se hallaron

cuatro libros, tres manuales y dos artículos, que sin cumplir con los requerimientos

respecto a la temporalidad, dieron aportes significativos a esta investigación.

 Categorías analíticas y emergentes

Tal como se señala en el primer capítulo, las categorías de análisis son aquellos

ejes que permiten identificar el objeto de estudio. En este caso, las categorías

analíticas fueron: Antecedentes y Coyunturas, Institucionalización,

Representantes, Escuelas, Objeto, Método.

Las categorías emergentes encontradas fueron: Actualidad y Nociones

conceptuales. La primera se hizo presente en los argumentos que los diversos

autores consultados brindaban referente al estado actual de la discusión sobre el

estatuto epistemológico de la Psicología, es decir, las respuestas que éstos daban

a las preguntas ¿es la Psicología una ciencia? si lo es ¿qué tipo de ciencia es?

Por su parte, la categoría Nociones conceptuales se incluyó por varias razones: la


primera por las continuas referencias de los escritores consultados, a diversas

definiciones de ciencia y, la segunda, por el uso de términos como método

científico, objeto y paradigma en las fuentes consultadas. La inclusión de esta

categoría fue importante para el objeto de la presente investigación debido a la

poca claridad que se pudo hallar en las formulaciones de los trabajos reseñados,

respecto a los conceptos básicos de la epistemología. Varios autores hacen

referencia al concepto de paradigma, llegando a afirmar que la psicología es

multiparadigmática (Dávila, 2004) o que, por el contrario, se encuentra en una

posición de preparadigmática (García, 1996), sin realizar una reflexión sobre el

concepto mismo de paradigma.

La estadística que se presenta a continuación muestra la frecuencia de cada una

de las categorías entre las cincuenta fuentes consultadas. En un mismo texto se

encontraron varias veces una misma categoría.


Tabla 5.

Presencia de las Categorías en los


documentos
200
Número de Categorías

159
142
150
102 101 96 87
100 73
40
50

La categoría analítica que aparece con mayor frecuencia en las fichas de

contenido es Actualidad; y la categoría objeto, la segunda con una cantidad

considerable de registros en el material bibliográfico, siendo la categoría

Institucionalización la que con menor frecuencia de emergencias se presenta.

Estos datos se han obtenido gracias al uso del filtro, acción permitida por el

programa Excel.

En la siguiente tabla se presentan la cantidad de documentos en los que se

encontró cada una de las categorías.


Tabla 6

Número de documentos que poseen cada


una de las categorías
50 46
Número de documentos.

40
31 29 28
30 23 23
20
17
20

10

En esta tabla se puede apreciar cómo la categoría Actualidad sigue ocupando el

primer puesto al haber sido encontrada en 43 de los 53 textos analizados,

sobrepasando considerablemente las demás categorías

Los documentos bibliográficos que hacen alusión a la categoría Actualidad se

caracterizan por ser, principalmente, artículos de revista; 30 de las 46 fuentes

donde se referencia esta categoría, son publicaciones periódicas. La característica

más relevante de este tipo de fuentes es la “información de vanguardia y

actualizada”, mucha de ella no disponibles en libros, y que permite conocer las

corrientes de interés u opinión pública” (Camacho-Camacho, 2009, 1). Estas

fuentes están hechas para informar sobre un tema relevante, sin la posibilidad

muchas veces de profundizar en problemas estructurales, sea por la limitación que


tienen en cuanto a la cantidad de palabras que deben tener, o incluso por la

rentabilidad de la misma publicación de quien se espera pueda llegar a un público

cada vez más vasto.

La fuerte presencia de la categoría Actualidad en las publicaciones periódicas, el

90% de los 30 artículos de revista confirma la tendencia descrita anteriormente del

viraje que, desde el llamado Giro lingüístico, promueve una investigación que

prioriza la ontología sobre la epistemología; ya que la misma “opinión pública” a la

que van dirigidas dichas publicaciones, esperan resultados evidentes más que

discusiones teóricas. Sin embargo, la categoría Actualidad también fue hallada en

ocho de los nueve libros y en seis de los nueve manuales, además de las dos

tesis y de la investigación, por lo que se puede afirmar que el debate

epistemológico sigue estando presente ya como una prioridad de reflexión o como

negación de dicho debate por su supuesta superación. Es de resaltar el hecho de

que esta categoría fue la más frecuente en los artículos de revista, seguida por la

categoría Nociones conceptuales, presente en el 50% de este tipo de fuentes.

La categoría Nociones conceptuales además de haber sido referenciada en 15

revistas, también tuvo una fuerte presencia en los manuales, libros y en la

investigación, aunque no se encontró en ninguno de los trabajos de grados. Y Si

bien se observa un interés de los psicólogos por la reflexión sobre el debate

epistemológico, tal como lo evidenciaron los datos de la categoría Actualidad, la

referencia a las nociones conceptuales, que abarca los fundamentos filosóficos,

teóricos y epistemológicos de la Psicología, sólo tuvo lugar en la mitad de los


artículos de revista consultados y fue la única categoría que no emergió en

ninguno de los dos trabajos de grados. Con lo cual se podría llegar a evidenciar la

falencia en la misma formación de los psicólogos en materia filosófica y

epistemológica, desde la misma universidad.

Siguiendo el orden, las categorías que cuentan con un número de registros

importante fueron: Objeto y Escuelas. La primera se encuentra en todos los libros

consultados y en las dos tesis, mientras que sólo en el 38% en las revistas; de

igual modo, la segunda también aparece en todos los tipos de material. De estos

datos puede inferirse que ambos temas son importantes en la reflexión de los

distintos autores, pero falta mayor profundización y elaboración sobre los mismos.

Se encontró un trabajo descriptivo de las distintas corrientes y del objeto de cada

una de ellas.

La discusión sobre el método de la Psicología adolece de una reflexión crítica y

deconstructiva, tal como se evidenció con las categorías Objeto y Escuelas. A

pesar de haber sido hallado en todos los tipos de fuentes, sólo emergió en la tesis

de Ledesma y en el 26 % de las publicaciones documentales.

Los datos estadísticos muestran que el debate epistemológico no ha sido olvidado

completamente en la discusión de los psicólogos, tal como lo señaló la categoría

Actualidad, pero la reflexión se está desplazando de la pregunta por el objeto y por

el método hacia una problematización más práctica que teórica, sobre la utilidad

de la psicología o su aporte social.


Cuando los autores abordan los Antecedentes de la Psicología hacen un rastreo

de datos con orden cronológico desde los griegos hasta desembocar en la

fundación del laboratorio de Psicología en Leipzig. Aunque Ledesma llega a

remitirse a las tradiciones chamánicas, debido a su interés en el “tratamiento del

alma”, la mayoría de los documentos realiza en cambio una presentación

fragmentada de la historia occidental, presentan una especie de álbum fotográfico

en el que se suceden, sin un análisis crítico, los acontecimientos, los pensadores y

las teorías que fueron estructurando el pensamiento científico.

Wundt fundó el primer laboratorio de Psicología en 1879 y dio el primer paso para

la institucionalización de la Psicología al interior de la Universidad, hito enmarcado

por la categoría de Institucionalización. Este evento, tal como lo remarca Dávila

(2004, 74), ha sido catalogado como el momento del nacimiento de esta disciplina

en el ámbito de las ciencias, hecho aceptado sin ningún tipo de cuestionamientos,

pero que eclipsó el desarrollo de otro tipo de propuestas como la de Brentano y la

de Dilthey. La categoría que emergió de las fuentes frente a este cuestionamiento

fue la de menor ocurrencia con sólo 39 referencias en 20 de las 50 fuentes,

confirmando el grado de consenso frente a este acontecimiento y la casi nula

crítica ante el mismo.

La categoría Representantes tuvo el menor número de registros, indicando el

vacío reflexivo sobre este importante aspecto del debate epistemológico de la

Psicología. Con esta categoría se interroga la forma como la Psicología ha sido


concebida como un saber desligado del contexto sociocultural e histórico en el que

se enmarca su desarrollo, que está vinculado necesariamente con las elecciones

políticas, institucionales y conceptuales de los personajes que han posibilitado su

crecimiento. La crítica epistemológica de la Psicología no ha valorado justamente

la importancia y papel que los determinantes históricos, espaciales y sociales han

tenido sobre el aporte de los fundadores o continuadores de las diversas

corrientes psicológicas.
2.2 INVENTARIO DE MATERIALES BIBLIOGRÁFICOS

En el cuadro se reseña cada una de las fuentes que configuran la muestra y los
centros dónde fueron hallados.

CENTRO DE
Nº REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
DOCUMENTACIÓN
Ardila, R. (1999 a). La década de la conducta. Innovación y ciencia, 8 U de A Biblioteca
1.
(3), 16-17 central
Ardila, R. (1999 b). Las ideas psicológicas en Colombia. Revista de EBSCO – Base de
2.
estudios sociales, 3, 59-67 datos
Arias, W. L. (2004). Antecedentes y evolución de la psicología
EBSCO – Base de
3. materialista: un estudio histórico. Revista cubana de psicología, 21 (1),
datos
76- 88
Bbedoya, M. (2008 jul. – dic.) Las condiciones de posibilidad de la
USB Biblioteca San
4. psicología como ciencia humana y social. Informes psicológicos, 10 (11),
Benito
245 – 257
Braunstein, N. (1981). Psicología: ideología y ciencia. (7ª ed.). México: U de A Biblioteca
5.
Siglo veintiuno editores. central
Brennan, J. (1999). Historia y sistemas de la psicología. (5ª ed.). México: U de A Biblioteca
6.
Prentice hall. central
Brunetti, J. y Ormart, E. B. (2010). El lugar de la psicología en la
epistemología de Kuhn: la posibilidad de una psicología de la
7. investigación científica. Cinta Moebio [en línea], 38, 110-121. Scielo – Base de datos
Recuperado el 5 de junio de 2010, de
www.moebio.uchile.cl/38/brunetti.html
U de A Biblioteca
8. Bruner, J. (1998). Realidad mental y mundos posibles. España: Gedisa
central
Canguilhem, G. (1994 jun). El cerebro y el pensamiento. Sociología, 17. U de A Biblioteca
9.
Medellín: Universidad autónoma latinoamericana, 13-24 central
Canguilhem, G. (1998). ¿Qué es la psicología? Revista colombiana de
USB Biblioteca San
10. psicología, 7, 7-14
Benito
Caparros, A. (1978). La psicología, ciencia multiparadigmática. Anuario EBSCO – Base de
11.
de psicología, 19, 79-110. datos
Cuevas, A. (2002). Consideraciones en torno a la investigación EBSCO – Base de
12.
cualitativa en psicología. Revista cubana de psicología, 19 (1), 47-56 datos
Dávila, A. (2004). Paradigma de mente fenomenológica y mente
U de A Biblioteca
13. conceptual ¿es posible la unidad? Revista de psicología, 22 (2), 253 –
central
276
U de A Biblioteca
14. Deleule, D. (1972). La psicología mito científico. Barcelona: Anagrama.
central
Durán, N., Restrepo, D., Salazar, C., Sierra, A. y Schnitter, M. (2007 ene.
Biblioteca UPB-
15. – dic.). Historia paralela de la psicología clínica: un rastreo teórico-
Medellín
histórico. Informes psicológicos, 9, 135-148
Echemendía, B. (2003). El surgimiento del enfoque histórico cultural
EBSCO – Base de
16 como alternativa marxista al problema de la crisis de la psicología.
Revista cubana de psicología, 20 (1), 71-76 datos
CENTRO DE
Nº REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
DOCUMENTACIÓN
Escobar, H. (2003, ene. – jun.). Historia y naturaleza de la psicología del
Biblioteca UPB-
17. desarrollo. Universitas psychologica, 2 (1), 71 – 88
Medellín
Foucault, M. (1994) La psicología de 1850 a 1950, [en línea]. (Trad.
Hernán Scholten). Recuperado el 22 de noviembre de 2010, de
Documento
18. http://www.elseminario.com.ar/biblioteca/foucault_psicologia_1850_195
electrónico
0.htm (Original en francés, 1957).

García, L. (2003). Breve historia de la psicología. Madrid: Siglo U de A Biblioteca


19.
veintiuno central
García, L. E. (1996). El desarrollo de los conceptos psicológicos: una USB Biblioteca San
20.
introducción a la historia de la psicología. (2ª ed.) Bogotá: Limusa. Benito
García-Vega, L. y García–Vega, L. (2005, oct–dic.). Conducta y
consciencia. Origen histórico de dos alternativas contrapuestas en los USB Biblioteca San
21.
comienzos de la psicología científica. Universitas psychologica, 4 (3), 385 Benito
– 391
Gondra, J. M. (1998 a). Historia de la psicología. Introducción al
USB Biblioteca San
22. pensamiento psicológico moderno, Vol. I: Nacimiento de la psicología
Benito
científica. Madrid: Síntesis.
Gondra, J. M. (1998 b). Historia de la psicología. Introducción al
USB Biblioteca San
23. pensamiento psicológico moderno. Vol. II: Escuelas, teorías y sistemas
Benito
contemporáneos. Madrid: Síntesis.
González, D. J. (2003). La unidad y la diversidad de la teoría EBSCO – Base de
24.
psicológica. Revista cubana de psicología, 20 (2), 173-188 datos
González, F. (2009). Epistemología y ontología: un debate necesario para
25. la psicología hoy. Revista diversitas-perspectivas en psicología, 5 (2), Scielo – base de datos
205-224
Gracia, M. de y Castelló, A. (2002, oct.). Aproximación a los orígenes de
U de A Biblioteca
26. la psicología cognitiva del pensamiento. Revista de psicología. general y
central
aplicada, 55 (4), 515 – 539
GRUPO DE INVESTIGACIÓN: EL MÉTODO ANALÍTICO Y SUS
APLICACIONES EN LAS CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS.
27. FUNLAM
(2007). Relaciones psicología – psicoanálisis, un estado del arte.
Medellín: Universidad de Antioquia
Hothersall, D. y Nuñez, J. L. (2004). Historia de la psicología (4ª ed.). U de A Biblioteca
28.
México: Mcgraw hill. central
Hoyos, C. (2005, ene. – dic.). Aproximación a una psicología
U de A Biblioteca
29. postmoderna: una reflexión epistemológica. Informes psicológicos, 7,
central
137-175
Klappenbach, H. (2006, ene. – abr.). Construcción de tradiciones
30. historiográficas en psicología y psicoanálisis. Psicologia em estudo, 11 Scielo – base de datos
(1), 3-17
Ledesma, R. J. (2004). Saber y poder en los tratamientos del alma. Un
U de A Biblioteca
31. enfoque histórico-epistemológico. Tesis de pregrado en psicología no
central
publicada. Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. 248 p.
Lopera, J. D., Manrique, H., Ucaris, M. y Ortiz, J. (2010). El objeto de la
U de A Biblioteca
32 psicología: el alma como cultura encarnada. Medellín: Editorial
central
Universidad de Antioquia.
Lopera, J. D. (2006). Psicología ascética y psicología epistémica. Acta USB Biblioteca San
33.
colombiana de psicología, 9 (2), 75-86 Benito
CENTRO DE
Nº REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
DOCUMENTACIÓN
Loredo, J. C. (2005, nov. – dic.). Acerca de las tecnologías psicológicas.
Documento
34. AIBR Revista de antropología iberoamericana, [en línea]. Recuperado el
electrónico
5 de noviembre de 2010, de www.aibr.org.
Loredo, J. C. (2008). Psicología y epistemología: historias cruzadas.
EBSCO – Base de
35 Boletín informativo de la sociedad española de historia de la psicología,
datos
41, 4-12.
Marino, J. (2007). Conceptos en psicología: análisis epistemológico y U de A Biblioteca
36.
metodológico. Córdoba: Brujas. central
Massimi, M. (2000 [1996]). Historiografía de la psicología: antiguas y
nuevas trayectorias. (Trad. Flavia Arrigoni). Publicaciones de Historia de
la Psicología, Serie: Traducciones originales. Nº 4 [en línea]. Recuperado Documento
37. el 10 de julio de 2012, de
electrónico
http://www.elseminario.com.ar/biblioteca/Massimi_Historiografia_psicol
ogia.pdf

Maturana, H. (2003). Desde la biología a la psicología. Buenos aires: U de A Biblioteca


38.
Lumen central
Munné, F. (2001). El declive del postmodernismo y el porvenir de la
Documento
39. Psicología. Cinta de Moebio, N° 10 [en línea]. Recuperado el 15 de julio
electrónico
de 2012, de http://redalyc.uaemex.mx/pdf/101/10101004.pdf
Ocampo, L. N. (2006). ¿Qué aporta la historia y epistemología de la
psicología en cuanto al objeto de estudio y método de la misma, para
USB Biblioteca San
40. hablar de una o varias psicologías? Informe de tesis de pregrado en
Benito
psicología no publicada. Universidad san buenaventura, Medellín,
Colombia. 20p.
Osorio, A. (2009, ene. – abr.). Fundamentos filosóficos de la psicología EBSCO – Base de
41.
actual. Revista española de pedagogía, año 67, nº 242, 149-168 datos
Paolicchi, P. (2008). La psicología en busca de su objeto: de las ratas al
arte (pasando por las máquinas, las mentes y los agentes morales). EBSCO – Base de
42.
Boletín informativo de la sociedad española de historia de la psicología, datos
41, 2-19
Peláez, G. (2009, oct.). CONTRA-VIA. El problema de la psicología como
ciencia ¿está superada la cuestión del problema epistemológico de la
psicología? Revista electrónica Psyconex, [en línea]. 1 (2). Recuperado el Documento
43.
7 de noviembre de 2010, de electrónico
http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/Psyconex/article/vie
wFile/7270/6717
Pinker, S. (2000, feb.). La materia y el espíritu en el centro del debate. U de A Biblioteca
44.
Mundo científico, 20 (209), 38-39 central
Ribes-Inesta, E. (2004, mar.). ¿Es posible unificar los criterios sobre los EBSCO – Base de
45.
que se concibe la psicología? Suma psicológica, 11 (1), 9-28 datos
Rodríguez, M. y Bermúdez, R. (2000). Sobre el problema fundamental de EBSCO – Base de
46.
la psicología. Revista cubana de psicología, 17 (3), 266-269 datos
Salcedo, M. (2003, ene. – jun.). Los paradigmas epistémicos de la Biblioteca UPB-
47.
psicología. Revista ciencias humanas, 5 (1), 148- 183 Medellín
Tortosa, F. (2000). Una historia de la psicología moderna. Madrid: U de A Biblioteca
48.
Mcgraw hill. central
Tortosa, F., Pastor, J. C. y Civera, C. (2000). Historia de la psicología: U de A Biblioteca
49.
investigación y didáctica. Valencia: Tirant lo Blanch. central
CENTRO DE
Nº REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
DOCUMENTACIÓN
Trujillo, S. (2002, ene. – jun.). Aproximación a la génesis de «lo U de A Biblioteca
50.
psicológico». Universitas psychologica, 1 (1), 92 – 100 central
Valera, O. (2000). Las corrientes de la psicología contemporánea.
USB Biblioteca San
51. Revisión crítica desde sus orígenes hasta la actualidad. Bogotá:
Benito
Universidad autónoma de Colombia.
Vygotski, L. (1982 a [1927]). El significado histórico de la crisis de la
U de A Biblioteca
52. psicología, una investigación metodológica. Obras escogidas, vol. 1.
central
(257-413). Madrid: Visor
Vygotski, L. (1982 b). Problemas teóricos y metodológicos de la U de A Biblioteca
53.
psicología. Obras escogidas, vol. 1, (1-133). Madrid: Visor central
Wolman, B. (1973). Teorías y sistemas contemporáneos en psicología. (6ª USB Biblioteca San
54.
ed.). Barcelona: Martínez roca. Benito

3. CONTEXTO DEL DEBATE EPISTEMOLÓGICO DE LA

PSICOLOGÍA.

Luego de haber abordado la metodología utilizada en el presente estudio y

analizado cada una de las fases que la investigación Estado del Arte posibilita, se

introducirá, en este tercer capítulo, el análisis de cuatro categorías, dos de ellas

emergentes: Antecedentes y Coyunturas, Institucionalización, Nociones

conceptuales y Actualidad. Gracias a la herramienta “filtro” que el programa Excel

brinda, se agrupó la información de todas las fuentes consultadas en distintas

pestañas de la Matriz analítica de contenido, según cada una de las categorías.

Con la información de cada categoría agrupada por pestañas, se pudieron

construir los presentes capítulos; cada categoría se tomó como un tema particular

desde el cual se derivaron los distintos subtemas los cuales permitieron

concatenar un hilo argumentativo sobre cada categoría.


Este capítulo presenta un panorama general del debate epistemológico de la

psicología, desde una perspectiva histórica que permita entender las condiciones

de posibilidad que permitieron, en la década del setenta del siglo dieciocho, la

institución de la psicología como una nueva disciplina social en el contexto del

naciente Estado alemán. El ambiente filosófico: el idealismo hegeliano y su

contraparte romántica, fueron determinantes importantes para la emergencia de la

Psicología. Estos condicionantes plantearon unos lineamientos que aún están

presentes. De igual forma, el concepto de ciencia que nace con el positivismo, el

método empirista y la sospecha sobre la razón ilustrada, fue herencia que esta

centuria legó hasta nuestros días.

Poder abordar el actual debate epistemológico, a la luz del pasado, nos permitirá

dilucidar la continuidad y la ruptura de algunos conceptos y prácticas en la

psicología. Este capítulo está dedicado al análisis de las construcciones

epistemológicas que las fuentes nos ofrecen para comprender los argumentos y

las conclusiones a las que llegan los autores investigados.

3.1 ANTECEDENTES Y COYUNTURAS DE LA PSICOLOGÍA: SUEÑO DE UN

PROYECTO CIENTÍFICO.

La Psicología es el resultado de un proceso histórico y filosófico que tiene su

espacio en Occidente, como tradición cultural que nace con el pueblo griego. Las

preguntas psicológicas, sus problemas y cosmovisión siguen siendo aquellos

heredados de los griegos y romanos.


Desde esta perspectiva, un buen rastreo de los antecedentes de la psicología

debe contar necesariamente con el legado grecolatino, como elemento principal

para examinar los dos campos del conocimiento que según Hothersall y Nuñez

(2004, p.1), desciende la Psicología: la filosofía y las ciencias naturales: “dado que

la psicología surgió como disciplina independiente de la filosofía y adoptó

gradualmente los métodos de las ciencias”. La importancia de los antecedentes en

el análisis epistemológico también la resalta Escobar (2003) en su reflexión sobre

la presencia de las ideas evolucionistas de Darwin para mostrar el cambio de

concepción antropológica que significó este quiebre epistemológico, respecto a “la

visión estática heredada de los griegos” (p. 73). De esta manera se podrá

presentar un análisis que contemple el contraste y permita observar continuidades

y cambios, en la historia de los planteamientos que siguen aún presentes en la

psicología y cuyas raíces se derivan de aquel pueblo antiguo inmortalizado por

Homero.

Algunos de los manuales de historia de la psicología consultados4 comienzan su

análisis histórico presentando la filosofía presocrática; los demás se centran en

contextualizar el nacimiento de la psicología desde las propuestas científicas y

filosóficas del siglo XIX, Wolman (1973) y García (2003), o desde el Renacimiento

como Tortosa (2000). Aunque no se profundiza en la filosofía griega, los tres

4
Hothersall y Núñez, D. & Nuñez (2004), García (1996), Brennan (1999) y Gondra (1998)
últimos autores mencionados hacen constantemente alusión a las cuestiones que

los pensadores de la antigüedad dejaron abiertas.

Cuando los Manuales o textos de historia de la Psicología tienen en cuenta las

raíces del pensamiento antiguo, tanto griego como latino, generalmente sus

referencias a estos antecedentes es descriptiva. Hacen una presentación de

personajes, acontecimientos e ideas significativas en la construcción de la visión

occidental sobre el alma, con el objetivo de sostener un determinado

planteamiento. Otra forma de abordar el mundo grecorromano es tomarlo como un

referente a la hora de sostener un planteamiento personal como lo hacen Lopera

(2006) y Osorio (2009).

La psicología, según Osorio (2009, 150), “empieza siendo la ciencia del alma, tal

como indica el origen etimológico de la palabra, y estudia el alma como principio

de vida de todos los seres animados (hombres, animales, plantas)”, con lo cual

estaría cayendo en un error de anacronía al introducir el concepto de ciencia

impensable en un momento histórico como la Grecia clásica. El concepto de

ciencia sólo es posible luego de los desarrollos del Renacimiento en una Europa

ilustrada; en la Grecia antigua es más viable hablar de Filosofía del Alma.

Evidentemente Osorio hace una referencia directa a la obra aristotélica Sobre el

Alma en la cual se plantea la diferenciación entre tres tipos de almas: vegetal,

animal y racional, pero al utilizar el concepto de ciencia, permite generar una


conclusión errónea según la cual la psicología habría existido como ciencia desde

los tiempos de Aristóteles.

Continúa afirmando Osorio que, “con el tiempo, esta rama de la ciencia filosófica

se va reduciendo hasta abarcar solamente las facultades mentales del hombre” (p.

150) y, posteriormente en el siglo XIX, se constituiría en otra ciencia. La Psicología

para Osorio sería por lo tanto una ciencia constitutiva, de otra más general, que

denomina filosofía, y que existiría desde la misma cultura griega. Lo anterior deja

entrever un desconocimiento grave no sólo de la historia del mundo clásico sino

una incomprensión del paradigma científico como constructo ilustrado bajo la

orientación del Método científico desarrollado por Newton, Galileo, Kepler, Bacon,

entre otros pensadores.

Aunque este planteamiento señala la relación de la psicología con la filosofía y la

ubica en la tradición occidental, cae en el error de considerar a la filosofía como

una ciencia desdibujando los límites que la modernidad trazó entre estos dos

saberes relacionados intrínsecamente pero epistemológicamente diferenciados.

Lopera (2006, p. 76) por su parte, se remite a la antigüedad para afirmar que

desde esa época han existido “dos perspectivas en lo que respecta al estudio del

psiquismo: una, referida a la construcción de un saber formalizado, epistémico

sobre el psiquismo”, lo cual él llama ciencia; la otra visión corresponde, siguiendo

el planteamiento foucaultiano del Cuidado de sí, a “la ascesis subjetiva, la

transformación o purificación del sujeto, directamente relacionada con la areté”,


término traducido e interpretado como el conocimiento y el cuidado sobre la propia

alma. Estas dos perspectivas según el autor, tienen una continuidad en la

psicología actual y son la base para la diversidad de propuestas psicológicas.

Otro aporte de los pensadores antiguos resaltado por fuentes como Tortosa

(2000), Hothersall y Núñez (2004) y Brennan (1999), lo constituye la pregunta

sobre la fisiología del sistema nervioso. Hothersall y Nuñez (2004), por ejemplo,

afirman que ya desde Hipócrates había una teoría constituida sobre el

funcionamiento del cerebro y de los Humores, a la hora de explicar el

comportamiento humano (p. 3). Tortosa (2000) señala que Galeno,

aproximadamente cuatro siglos después de Hipócrates, reforzará el papel del

cerebro como sede de la vida psíquica, contrario a Aristóteles quien lo situaba en

el corazón. Galeno, pensador y médico romano, propuso la teoría de los nervios

como tubos huecos (p. 9); esta teoría fue retomada por Descartes en su

planteamiento de los Espíritus animales que circulaban por ellos. Estas ideas

continuarán, casi sin ninguna modificación, hasta el siglo XIX donde el avance de

la fisiología y el desarrollo de las tecnologías adecuadas para la razón ilustrada,

permitirán un análisis experimental del sistema nervioso.

El Medioevo europeo generó una ruptura que retrasó la observación del

funcionamiento orgánico y de la anatomía del sistema nervioso, lo cual no sucedió

entre los árabes, tal como lo afirma Brennan (1999). Durante la Edad media se dio

paso a una reflexión más filosófica en la línea platónica, de la mano del obispo

Agustín de Hipona. Este obispo africano y Padre de la Iglesia, impondrá su visión


del mundo por varios siglos hasta que la escolástica redescubra a Aristóteles

gracias a la traducción de éste hecha por los musulmanes.

San Agustín, propuso como método para el conocimiento de sí mismo, a la

introspección, como observación sobre la consciencia con el fin de encontrar la luz

divina (Brennan, 1999, 45) que guiaría la razón hacia la ciudad celestial que él

llama “La ciudad de Dios”. Luís García (1996, 42) muestra cómo para el

pensamiento agustiniano “el alma humana, creada por Dios, es de naturaleza

espiritual como las ideas que el alma conoce y es, además, principio de vida

corporal. Posee tres funciones: memoria, entendimiento y voluntad, estructuradas

análogamente a la Santísima Trinidad.” Los tres elementos propuestos por Agustín

permanecerán, aunque con otro significado, en la discusión filosófica moderna y

permearán la psicología aportando conceptos como memoria, inteligencia, volición

y por supuesto consciencia, además del método introspectivo con el cual nació la

psicología en el laboratorio de Wundt (Ledesma, 2004, 90).

Si con la introspección como método la filosofía cristiana pretendía encontrar la

claridad divina en el interior de la persona, la modernidad buscará esa luz en la

forma de la Razón innata al sujeto cognoscente. Consuelo Hoyos (2005, 145)

señala cómo “los filósofos de la ilustración, ven en la razón el núcleo

fundamentador y único instrumento para llegar al conocimiento.” El método

agustiniano, cuyo objetivo era el conocimiento del interior, dará paso al método

científico mediante el cual se impondrá el imperativo de explicar el mundo exterior


de la mano de la razón y de un instrumento construido para ello: el método

matemático-deductivo.

Uno de los objetivos de la razón moderna fue liberar al mundo de lo que la

ilustración consideró como el lastre del oscurantismo y de la superstición,

identificados en la religión y en las costumbres populares (Loredo, 2008, 16). Para

lograr esto lo primero fue limpiar el concepto de res cogitas de cualquier elemento

que remitiera a metafísica, como la idea de Alma. La cuestión de la existencia del

alma “será el centro de discusión entre empiristas y racionalistas en el siglo XVII, y

luego, rebatido y removido en la ilustración del XVIII, un retorno a la razón libre de

todo carácter metafísico” (Ledesma, 2004, 66), afirmación problemática ya que,

además de no reseñar la fuente sobre la que se sostiene, habla de un retorno a

una supuesta razón no vinculada a la metafísica cristiana, con lo cual

necesariamente, aunque no lo haga explícito, se remite a los griegos, afirmación

anacrónica por trasladar el concepto de Razón a la época antigua.

Para Ledesma, basándose en el texto de Ricardo Luccio5, el pensamiento sobre

las ideas innatas en la filosofía racionalista podría ser una continuidad de la figura

metafísica del alma, por lo cual los empiristas dirigirán su atención hacia los

procesos observables y cuantificables, sin la existencia de dichas ideas

precedentes a la experiencia. Contrario a la idea racionalista, los empiristas

5
El escrito al que Ledesma se remite es el capítulo dos del manual: Historia de la Psicología de Paolo
Legrenzi. La última edición que se ha podido hallar es la de la editorial Herder de 1986. Se desconoce
sobre cuál edición trabajó Ledesma porque no la reseña.
“hablan de mente, y no de alma o psique, ya que se refieren a facultades o

fenómenos mentales y no a esencias o sustancias, orientando sus abordajes a los

procesos y efectos. Las esencias se las dejan a la metafísica” (Ledesma, 2004,

67).

Para Francisco Tortosa, la crisis de la visión trascendentalista sobre el hombre,

según la cual, el ser humano se entiende desde Dios, dio lugar a la búsqueda de

explicaciones naturalistas basadas en la Razón moderna, “en todo caso,

considerado como naturaleza, el ser humano pasó a ser objeto de interés por sí

mismo para la reflexión filosófica y científica” (Tortosa, 2000, 23). Este autor

nombra cierta renovación de la investigación psicológica en el momento del

renacimiento, la cual se orientó hacia la eliminación de aquella sustancia

metafísica y sobrenatural nombrada como alma, sustituyendo además la

especulación teológica por la observación empírica de los fenómenos mentales, lo

cual se vio reflejado en el “olvido de la autoridad teológica y metafísica como

criterio de verdad” (p. 23).

Ahora bien, el debate sobre la naturaleza psicológica del hombre originó dos

visiones opuestas de la realidad: la racionalista y la empirista, debate que registran

diversos autores entre los que se resaltan Gondra (1998a), Arias (2004) y

Ledesma (2004). Con René Descartes se origina la primera visión que, según

Brennan (1999, 89), considera a la mente como algo “diferente del cuerpo y más

fácil de conocer dado el principio fundamental de la introspección”. Esta

interpretación sobre la postura cartesiana, parte de la existencia de un Yo que


puede conocer, incluso, a sí mismo. El cuerpo, para Descartes en la óptica de

Brennan, “es la entidad física que, en común a todos los animales, responde al

mundo externo gracias a mecanismos fisiológicos.” Con ello comenzó, según el

autor, el dualismo cartesiano, que reinterpreta el dualismo platónico, pero ésta vez,

sin un mundo supralunar. El dualismo cartesiano diferencia dos sustancias

totalmente diferentes, la res cogitans y la res extensa, comunicadas sólo por una

glándula al interior del cerebro, que requiere de métodos distintos para su

conocimiento.

Al describir el cuerpo como “máquinas autómatas” (Arias, 2004, 80), Arias se basó

en el término de res extensa para caracterizar, desde la teoría dualista cartesiana,

el antípoda del alma: el cuerpo, que a diferencia de aquella, estaría al alcance de

la observación y de la experimentación mediante el método científico. Los cuerpos

físicos no serían más que máquinas autómatas y su movimiento orgánico se

reduciría, según la interpretación de Arias, a la teoría cartesiana de una actividad

refleja, es decir, a la respuesta similar a “un rayo de luz (E) reflejado (R) en el

espejo. De esta reflexión se desprende el término reflejo” (García-Vega y García–

Vega, 2005, 386). Este autor, García-Vega, considera que los reflejos, en tanto

movimiento orgánico, serían el resultado de la energía que impacta al cuerpo,

axioma que será la base de la Reflexología al comentar la obra de Sechenov y

posteriormente del Conductismo, tal como lo señala Brennan (1999, 249).

Siguiendo el trabajo de Ledesma (2004 p. 65), Descartes sostenía que la res

cogitans era inmaterial y estaba constituida por dos tipos de ideas: las innatas, que
no dependen de la experiencia, y las derivadas de las sensaciones. Las ideas

innatas, tal como lo presenta Brennan, son las “del yo, de Dios y de las

dimensiones primarias de espacio, tiempo y movimiento” (Brennan, 1999, 88); en

cambio las derivadas de las sensaciones son todas aquellas que el sujeto

adquiere en su existencia mediante los sentidos.

Contrario a Descartes, los empiristas descartarán cualquier tipo de idea que no

provenga de los sentidos, siguiendo la interpretación de Braunstein (1981). El

pensamiento empirista de los ingleses Locke y Hume retoma la idea aristotélica de

la tabula rasa con la cual afirman que "no hay nada en el intelecto que no hubiese

pasado antes por los sentidos" (p. 246). Para Locke, por ejemplo, la mente

funciona mediante la asociación entre ideas simples, dando lugar a ideas

complejas. El objetivo cognoscitivo de los empiristas era por lo tanto “refractar la

consciencia en sus elementos básicos para estudiar sus combinaciones, así como

Newton (1642-1727) había refractado la luz” (Arias, 2004, 81). El asociacionismo

como sistema, que propugnó por desintegrar los fenómenos psíquicos en sus

elementos más simples, fue uno de los pilares de la psicología experimental y

estructural de Wundt y Titchener, tal como lo concluyen autores como Valera

(2000, p. 14), Tortosa (2000, 15) y García (1996, 119).

Quien logrará integrar en un sistema las propuestas racionalistas y empiristas será

Immanuel Kant, el filósofo de Königsberg, seguidor de Wolff y de Leibniz. Fue

racionalista hasta que conoció las ideas de Hume. Para Kant, los empiristas tenían

la razón cuando afirmaban que el conocimiento procedía de los datos sensoriales,


mas no el saber de la-cosa-en-sí, lo nouménico. Este saber no parte de lo

fenoménico, sino que aparece ante nosotros percibido por nuestra mente gracias a

las categorías innatas (Wolman, 1973, 462).

El dualismo cartesiano se modificaría en Kant entre un sujeto cognoscente y un

objeto conocido. El sujeto kantiano, según el Grupo de investigación El método

analítico y sus aplicaciones en las ciencias sociales (2007), es un Yo trascendental

que se representa el mundo de los fenómenos gracias a una mente que recrea la

realidad, pero que, tal como lo muestra Braunstein (1981), dicho sujeto no podría

ser conocido por sí mismo, no podía ser objeto de conocimiento para sí mismo por

ser él “la condición de posibilidad” (p. 271) para el conocimiento.

Ante este límite epistémico, Gondra (1998a) presenta la afirmación de Kant según

la cual el Yo era “incognoscible y, por tanto, quedaba fuera de los dominios de la

experiencia. De ahí la inviabilidad de una psicología racional” (p. 42). Según la

interpretación que hacen tanto Gondra como Braunstein del filósofo de

Königsberg, era imposible un conocimiento directo sobre la mente, sólo se puede

saber sobre sus manifestaciones, es decir, sobre “su parte fenomenológica, su

apariencia externa” (Wolman, 1973, 466). Demostrar que dicho límite se podría

transgredir fue el reto de Wilhelm Wundt; el fundador de la disciplina psicológica,

siguiendo la lectura de Gondra (1998 a, 130), intentará contradecir a Kant

buscando la forma de analizar la consciencia mediante el método introspectivo en

el cual el sujeto y el objeto son el mismo; ésta será la propuesta que dará inicio a

la psicología experimental.
Para Tortosa (2000), una posición similar a la de Kant respecto a la psicología

asumió el filósofo francés August Comte (1798-1857), el cual “llevaría a la

psicología a una situación de carencia absoluta en sus fundamentos básicos” (p.

45), ya que si la atención se dirige a sí misma, como lo señala también Gondra

(1998 a, 248), ha de detenerse sobre sí con lo cual pararía la misma actividad

intelectual. La propuesta positivista de Comte como proyecto de superación de la

metafísica presente aún en la filosofía especulativa, en palabras de Braunstein

(1981), tendría como interés “describir los fenómenos y hallar sus leyes, con el

objeto de prever el curso ulterior de esos fenómenos” (p. 249). El objeto de la

ciencia que nacía con este paradigma serán los hechos como realidad objetiva

que puede ser descrita, clasificada y medida. Podemos afirmar por lo tanto,

siguiendo a Tortosa (2000), que Comte al igual que Kant consideró que la mente

está impedida para abordar sus propios fenómenos, es decir, la psicología no

sería objetiva al no poder escindir al sujeto de su propia praxis.

Contrario a Comte, García (2003) presenta a Herbart, un filósofo alemán

contemporáneo a Kant quien desafió los planteamientos positivistas al considerar

a la psicología como una ciencia que, según él, tendría como objeto la medición

de las ideas más fuertes de la mente (p. 19). Si bien este pensador alemán fue un

metafísico y nunca probó experimentalmente sus teorías, sirvió de base para los

estudios de Weber y Fechner sobre los umbrales sensoriales. Wolman (1973),

presentando el pensamiento de Herbart sobre el alma, afirma que este filósofo la

concebía como “una unidad de materia y sus actividades son unidades de fuerza”
(p. 7) que responde a los estímulos del ambiente mediante un tipo de respuesta

que denominó percepciones. Con lo cual estaría haciendo eco a la teoría

cartesiana de los reflejos, permitiendo el desarrollo de la psicofísica del médico

alemán Gustav Fechner y de lo que el fisiólogo ruso Vladimir Bechterev

denominaría como reflexología.

La psicofísica, definida como “la ciencia exacta de las relaciones funcionales o de

dependencia entre el cuerpo y el alma” (García, 1996, 82), tuvo como objetivo

principal, la búsqueda de las leyes universales que explicaran dichos vínculos de

forma matemática. La idea de Fechner era la creación de una ciencia tan exacta

como la física, proyecto que servirá de inspiración a Wundt quien se fundamentará

en la medición de las sensaciones y las percepciones en el desarrollo de su

psicología experimental. Este proyecto de Fechner sirve aún hoy a los psicólogos

“para estudiar la sensación y la percepción” (Hothersall y Núñez, 2004, 176).

Contemporánea a la psicofísica, se configurará otro tipo de investigación que

propenderá por desarrollar una ciencia psicológica, ya no desde la fisiología, sino

desde la anatomía: el estudio del cerebro como el lugar de la mente y con ello el

rastreo de las estructuras corporales de las funciones metales. Canguilhem

(1998), remitiéndose a Pierre Janet, ve en la relación entre cerebro y mente una

reducción que “ha hecho mal por mucho tiempo” (p. 16) ya que esto imposibilitó la

construcción de una psicología como “ciencia del hombre entero.” Para Tortosa

(2000), el análisis del sistema nervioso se remonta a los griegos, pero sólo hasta
el siglo XIX se cuenta con las condiciones técnicas, socioculturales y filosóficas

para realizar experimentalmente un estudio sistemático de aquél.

Franz Joseph Gall (1758-1828) desarrolló una propuestas filosófica e investigativa

conocida como frenología, doctrina formulada por este alemán que, según

Hothersall y Núñez (2004), buscaba “entender la personalidad de las personas” (p.

79) mediante la descripción y localización de las funciones cerebrales según la

forma del cráneo. La doctrina frenológica es resumida por Gondra (1998 a) en tres

puntos: “1) la mente está dividida en potencias o facultades innatas. 2) Las

facultades mentales se localizan en áreas cerebrales específicas. 3) El perfil del

cráneo refleja con exactitud el perfil del cerebro” (p. 87). Gall creía que mediante la

medición de las protuberancias y accidentes craneales, se podría determinar la

personalidad de los sujetos Brennan (1999) la cataloga despectivamente como

una pseudociencia, pero Arias (2004) reconoce la postura localizacionista de Gall,

que fue reforzada con los aportes de Wernicke y de Broca, cuando descubrieron la

ubicación de las zonas del lenguaje en el cerebro. Estos hallazgos fueron

fundamentales para la comprensión del funcionamiento cerebral.

La frenología, siguiendo a Hothersall y Núñez (2004, 80), defendía el innatismo de

ciertas cualidades personales, por no ser adquiridas, es decir, se interesó por la

propiedad de facultades mentales como el lenguaje, la percepción, la volición, etc.

El innatismo, según Tortosa (2000, 15), es contrario a posturas de corte empirista,

para las cuales la experiencia es la base del desarrollo cognitivo, el empirismo


postula que la mente tiene en sí misma las condiciones naturales para producir el

conocimiento independiente de las sensaciones.

El innatismo que promulgó Gall se diferenciaba de las posturas metafísicas,

fundadas en la idea de un alma con características predeterminadas otorgadas por

alguna deidad. Los frenólogos “fundamentan este innatismo sobre el substrato

anatómico de un órgano y no sobre la substancialidad ontológica de un alma”

(Canguilhem, 1994, 14).

La posición de Canguilhem, sobre la frenología se distancia de la metafísica, y es

compartida por Ledesma (2004), quien concibe a la frenología heredera de

desarrollos investigativos que datan de la edad media y del Renacimiento, como lo

fueron el Teratomorfismo y la Fisiognómica, intentos por encontrar las relaciones,

similitudes y diferencias entre las plantas, los animales y el hombre (Ledesma,

2004, 91). Para Ledesma la frenología permitió asentar el rol del cerebro en la

explicación sobre el comportamiento humano, lo cual se inscribe también en la

búsqueda de la ciencia del siglo XIX por acercar la reflexión y experimentación

sobre el ser humano desde la óptica del método científico.

Por otro lado, Arias (2004, 82) señala a Pierre Flourens, un biólogo y anatomista

francés y opositor de las ideas frenológicas de Gall, quien gracias a la disección

de partes de cerebros de animales, pudo demostrar la relación entre las funciones

vitales y de locomoción con la sustancia gris del cerebro; asimismo, como lo

muestra Brennan (1999) Flourens buscó demostrar “la unidad esencial del sistema
nervioso al destacar las acciones comunes de varias partes además de sus

funciones particulares” (p. 148). Flourens, por lo tanto, además de distanciarse de

la postura localizacionista, criticó el método que usaba la frenología, el cual

especulaba sobre las relaciones entre la forma del cráneo y las funciones

mentales sin una evidencia empírica fuerte.

Tal vez más importante que Flourens y que Gall para el nacimiento de la

Psicología, según Tortosa (2000), fue otro científico, que con su interés por el

funcionamiento cerebral, permitiría comprender el funcionamiento del impulso

nervioso, Hermann von Helmholtz (1821-1894), quien con su influencia sobre

Wundt permitió la introducción del enfoque experimental en la Psicología (Tortosa,

2000, 98). Para García (2003), fue en 1850 que la investigación de Helmholtz

permitió una explicación del impulso nervioso, gracias a la medición del tiempo de

transmisión eléctrica en las células neuronales.

Si bien el énfasis que la investigación tuvo hasta Helmholtz fue de corte

fisioanatómico, sería en Rusia donde se buscará explicar la conducta humana en

su totalidad desde el impulso nervioso. El avance de los científicos rusos, según

es descrito por Brennan (1999, 249), fue la introducción de la realidad externa en

cuanto al foco de estimulación sobre el organismo. En 1863 el fisiólogo ruso

Sechenov publicó su tesis sobre los reflejos cerebrales, donde plantea el carácter

reflejo de todos los movimientos orgánicos; “según Séchenov todos los actos son

reflejos y dependen de la energía de entrada y de los mecanismos cerebrales de

inhibición e intensificación” (García-Vega, 2005, 387). Posteriormente, Pavlov con


su teoría de los reflejos condicionados dará el piso teórico y técnico para que a

inicios del siglo XX Watson fundamentara su propuesta conductista sobre el reflejo

condicionado, explicando desde allí toda su concepción sobre la psicología

humana, teoría que analizaremos en el capítulo correspondiente a Escuelas en el

apartado nombrado como: Las corrientes y sus autores: un recorrido por la

diversidad.

Para mediados de 1879 los avances en la investigación científica y la reflexión

fisiológica eran propicios para que en Leipzig, tal como lo señala Ardila (1999b,

60), el fisiólogo alemán Wilhelm Wundt fundara el primer laboratorio de psicología

dando inicio a la disciplina que hoy lo reconoce como su fundador.

3.2 LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA PSICOLOGÍA DENTRO DE LAS

CIENCIAS SOCIALES.

El siglo de las luces, época que para Hoyos (2005, 145) generó vientos de cambio

y continuidad, que se encarnaron, según Gondra (1998a, 976) en el declive de una

época y de la hegemonía filosófica y cultural del cristianismo y de la cosmovisión

religiosa.

Salcedo (2003) sostiene que en todas las formulaciones teóricas del siglo

decimonónico hay una constante, referida a la idea de progreso, que explica la

historia de la humanidad como una evolución desde etapas primitivas hasta

niveles civilizados y avanzados. Ejemplos de cómo la idea de progreso cimentó las


concepciones teóricas, son las tres fases de Comte, los seis estadios del

desarrollo marxista, el progreso del Espíritu de Hegel, la evolución de las especies

de Darwin, principalmente. Estos cuadros histórico-filosóficos sobre transcurso de

la humanidad como un todo y su proyección hacia niveles superiores, son

analizados por Foucault (1994), y Braunstein (1981).

El movimiento intelectual que permitió esta conjunción de epistemes, entendidas

como el grado de posibilidad en un momento para conocer o no un fenómeno que

da ciertos parámetros y límites de investigación a la indagación científica,

descritas claramente por Foucault (1994, 3-4), fue la ilustración de los siglos XVIII

y XIX. Para Tortosa et al. (2000) la ilustración dio la claridad exigida, que tuvo una

vía privilegiada en la ciencia como herramienta de la Razón “la ilustración se

desarrolló como un amplio movimiento intelectual, imponiendo la exigencia de

claridad, o mejor de clarificación, en todos los aspectos y dimensiones de la vida

humana” (p., 176).

El optimismo frente al desarrollo científico se cristalizó en el siglo decimonónico

mediante la formación de escuelas y comunidades de expertos, cuya función era

“la formulación de un saber positivo sobre la realidad y el ser humano” (Salcedo,

2003, 157), a quienes la sociedad facultó y faculta como únicos agentes de la

indagación sobre los fenómenos de la realidad; la ciencia se ha encargado del

cuidado y la conservación del saber, de la clasificación de los fenómenos, sobre

cuyo conocimiento se han especializado, la difusión de las explicaciones sobre

estos y la continua investigación, adelanto e innovación del quehacer científico,


sobre “lo que debe ser explicado” (Braunstein 1981, 110). De igual modo, Valera

(2000) concluye que esta posición desde el quehacer de la ciencia sigue siendo la

función de los psicólogos como científicos “de avanzada” ante el saber psicológico

(p. 11).

El optimismo frente al desarrollo científico impulsaría la separación de diversas

ramas del saber de la especulación filosófica, buscando un piso epistémico para

las formulaciones construidas en el seno de cada comunidad científica, con

aspiraciones objetivas, entre ellas la psicología.

Ramón Ledesma en su trabajo de grado, y basándose en García (1996, 83),

señala que la psicología en el siglo de las luces “se separa del «tronco» de la

filosofía, gracias al clima positivista, a los avances en neurofisiología, y a los

nuevos métodos experimentales, adaptados a un procedimiento algo antiguo”

(Ledesma, 2004, 90). Con esto último hace referencia al método introspectivo

utilizado por Wundt en su laboratorio de Leipzig para la medición de la

consciencia, objeto que, según Ledesma, sustituyó al alma en la indagación

científica.

Al igual que Ledesma, para Brennan (1999) la concepción de ciencia que reinaba

en la década de 1870, cuyos referentes eran la física newtoniana, la química de

Lavoisier y la biología de Lineo y Cuvier, le exigían a las nuevas ciencias como la

sociología, la historia, la antropología y posteriormente la psicología, adecuarse a

sus cánones. De esta forma, la psicología estructural, como Titchener llamaría la


propuesta de su maestro, “surgió de la unión de la fisiología de los sentidos y de

las premisas del empirismo sobre la mente, combinadas en forma metodológica

por los psicofísicos y finalmente expresada de modo sistemático por Wundt”

(Brennan, 1999, 173-174).

La reducción de la psicología al método científico, restringió sus estudios a las

sensaciones; Wundt intentó, previendo esto según la interpretación de Brennan,

dar un marco teórico, no muy exitoso, mediante lo que denominó como la

Psicología de los pueblos, a la investigación de los fenómenos psicológicos tales

como la cultura, el lenguaje, el fenómeno de masas, entre otros, los cuales no

podía abordar en su laboratorio. Contrario a este juicio de Brennan, que

consideramos ligero, ciego, escaso de análisis y poco acertado, si tenemos en

cuenta que la agudeza mayor de Wundt fue percatarse de que la psicología del

futuro, que era incierto para él, no podía reducirse a los procesos fisiológicos, es

decir, no podía contentarse con ser una auxiliar de la fisiología; de una parte, y de

otra, aspecto sobre lo que insistimos, representaba para Wundt el futuro

desconocido, que sin saberlo entonces, le mostrará su agudeza de la que, adolece

Brennan, cuando teniendo la visón del pasado, es decir de todo el desarrollo de la

psicología, a su favor, paradójicamente no lo tiene en cuenta.

Este pasado muestra que otros objetos son posibles y necesarios para la

psicología. Por esta razón calificamos la crítica de Brennan (1999) como poco

profunda, e incluso injusta y descontextualizada y que la falla que juzga, lejos de


serla, representa mejor la audacia de Wundt, quien conto con los desarrollos que

se vendrían de las ciencias sociales, como pares teóricos. Contra Brennan,

insistimos en rescatar la visión del gran descubridor que fue Wundt, cuando logró

con su proyecto apoyar pero objetar a la vez el primer reduccionismo y

autoritarismo procedente de las ciencias que le sirvieron de referente obligado,

citadas por Brennan, si quería sacar adelante a la psicología del pensamiento

ideológico y filosófico, desde donde partió la imposición de la psicología de

ocuparse de los fenómenos psíquicos en el marco de la fisiología. Podemos

agregar, de más, que Wundt pudo percibir la importancia que estas nuevas

ciencias jugarían y tanto consecuente como hábilmente, colocó el primer pie de la

psicología en las ciencias duras reconocidas, e iniciar el recorrido por el campo de

las ciencias sociales, donde Wundt asentó el otro pie de la psicología con su

propuesta adicional a la psicología individual, de una psicología de los pueblos,

que era coherente y acorde con el territorio nuevo ofertado, y por construir, de las

ciencias sociales, donde la psicología se introdujo y encontró su lugar hasta hoy.

La revisión bibliográfica realizada en esta investigación logró evidenciar, que frente

a la institucionalización de la psicología, se dio un debate entre dos posturas: la

primera, más difundida, afirmaba que la psicología se desligó de la filosofía

asumiendo la exigencia impuesta por el método científico, y la segunda sostiene la

idea que la psicología era una ciencia antigua que sufrió el lastre de la

especulación metafísica, de la cual debe liberarse.


Exponentes de la primera tendencia son Braunstein (1981), García (1996),

Ledesma (2004), Ocampo (2006), Ardila (1999), Bedoya (2008), Wolman (1973) y

Tortosa (2000); del lado de la segunda líneanse encuentran Lopera (2006) y

Osorio (2009).

La primera postura se puede observar claramente en la afirmación de García

(1996), quien muestra que hasta la ruptura epistémica de Wundt, la psicología se

asumía “como «estudio del alma» pertenecía a la filosofía, y se la conocía además

como psicología racional, por cuanto se ocupaba de especular sobre la misteriosa

mente humana” (p. 84).

La segunda propuesta, en voz de Osorio aduce que “la Psicología no tiene una

fundamentación filosófica sino «científica». Es una ciencia que se fue apartando

paulatinamente de la Filosofía hasta alcanzar, en el siglo XX, su autonomía y su

propio estatuto científico” (Osorio, 2009, 150). La cual es una afirmación

problemática por el hecho de considerar la existencia de las ciencias occidentales,

como entes presentes en la tradición filosófica pero opacados por la metafísica, o

la especulación sin una base clara, lo cual evidentemente muestra un sesgo

positivista que niega cualquier tipo de conocimiento por fuera de los cánones de

este paradigma, sin negar que fue este paradigma el que marcó los límites del

campo científico propiamente dicho.

Todos los autores coinciden en considerar los comienzos de la psicología como un

proceso de gestación “que transcurre en el marco general de la evolución del


pensamiento alemán durante los siglos XVIII y XIX” (Tortosa et al., 2000, 176), que

posibilitó el abandono de la metafísica con la posterior asimilación de la fisiología

Para García (1996), el fisiólogo y filósofo alemán Wilhelm Wundt, discípulo de

Helmholtz, fue capaz de formalizar una nueva ciencia con el nombre de Psicología

fisiológica, en contraposición a la psicología racional ocupada de la mente humana

de tradición cartesiana. La ciencia de Wundt propuso la consciencia como el

compendio de percepciones del sujeto en un momento determinado estudio y no

el estudio del alma o de la razón (Brennan, 1999, 166).

Es consenso general de los historiadores de la psicología como Hothersall y

Núñez (2004), Dávila (2004), Brennan (1999), Ardila (1999b), Arias (2004) y

Tortosa (2000), ubicar el comienzo de esta disciplina en el otoño de 1879, con la

fundación del laboratorio de psicología experimental en la universidad de Leipzig

Alemania, fecha simbólica elegida para marcar un hito que, no obstante, no deja

de ser problemática en sí misma. Rubén Ardila lo llama, mito de nacimiento

mostrando lo aleatorio de este consenso, pues también pudo haber sido ubicado

en “la obra de Weber, Helmoholz y Fechner, también en Alemania, y de varios

investigadores en Francia, además de las ideas de los asociacionistas británicos”

(Ardila, 1999b, 60). Análisis poco crítico al preocuparse por lo que hubiera sido y

no por lo que fue.

La elección de la fundación del laboratorio como el inicio de la psicología se remite

más que al nacimiento propiamente dicho, al zenit de un proceso de múltiples

propuestas, teorías y pensadores que fue el culmen de un tiempo de gestación


que marcó sin duda la ruta de investigación de la comunidad científica que se

constituía desde ese instante y que se formaría en las recién institucionalizadas

facultades de psicología.

Tanto Brennan (1999) como Tortosa (2000) a pesar de tomar el año de 1879 como

el punto de ruptura en la formalización de la psicología, señalan que “sería erróneo

considerar la fundación del Laboratorio de Leipzig como el comienzo de la

psicología experimental. Nada surge espontáneamente, desligado de su contexto

sociocultural” (Tortosa, 2000, 108). El argumento que Tortosa esgrime, es la

presencia, por lo menos en el ambiente de la época, de una tendencia hacia la

psicología experimental. La labor de Wundt estaría por lo tanto, encaminada

además de la fundación de una ciencia, a su institucionalización en una sociedad

académica específica, es decir, a la configuración de una comunidad científica,

preocupada por la formación disciplinar de psicólogos en el sistema universitario

alemán6, a la formulación de un objeto y de un método para su labor investigativa.

La psicología wundtiana, siguiendo el prototipo de la física, no se interesó por las

causas de los fenómenos, intentando obviar cualquier retorno a la especulación

metafísica. El estudio en el laboratorio de Leipzig, centró su trabajo en la

descripción (Salcedo, 2003, 156), medición y registro de los datos que, mediante

introspección, el sujeto relataba. La crítica que el funcionalismo norteamericano

6
“Formó a una cohorte sustancial de la primera generación de psicólogos. Para 1900, había 43 laboratorios
psicológicos en Estados Unidos, 12 de los cuales los habían fundado alumnos de doctorado y otros
discípulos de Wundt.” Hothersall y Núñez, D. & Nuñez, J. L. Óp. Cit., pp. 124
arrojó fue el ver a la psicología experimental como algo estéril ya que no arrojaba

resultado prácticos para su aplicación en los contextos sociales fuera del

laboratorio; razón por la cual muchos de los primeros psicólogos estadounidenses

se apartaron de esta propuesta.

La división que se planteó entre psicología científica y su aplicación, será la causa

por la cual Nicolasa Durán (2007) y colaboradores, afirman que “la Psicología ha

estado en una perenne crisis desde el momento mismo de su surgimiento oficial

en el primer laboratorio de psicología” (Durán, Restrepo, Salazar, Sierra y

Schnitter, 2007 136).

Dicha crisis frente a la división entre psicología básica y aplicada, generó la

disidencia de varios psicólogos de la línea marcada por Wundt buscando dar

respuestas “eficientes a las necesidades que una sociedad industrial desarrollada

planteaba. La psicología no podía presentar los éxitos y realizaciones que las

ciencias físicas y naturales ya exhibían” (Braunstein, 1981, 263), ante lo cual se

podría interrogar sobre el tipo de realización práctica que saberes como la

matemática tiene, a la cual no se le niega un lugar fundamental pese a su escaso

contenido fáctico.

Las críticas al modelo de Wundt y de Titchener se originaban en una

inconformidad con las restricciones que estos imponían a la aplicación de la

psicología en contextos como la industria o la educación. Dos propuestas que

discreparon de Wundt, se pudieron identificar en la revisión de las fuentes, aunque


no se constituyeron en escuelas, estas fueron la propuesta fenomenológica de

Brentano, y el funcionalismo norteamericano de James.

Según la primera corriente, la psicología no debía limitarse al método científico ya

que “la ciencia como tal comprende más que el solo método experimental”

(Brennan, 1999, 174). Brentano defendía la integridad de los fenómenos como un

todo más allá de sus partes, tal como es interpretado por Dávila (2004), por lo que

no era posible reducirlo a sus elementos sin que éste perdiera su identidad.

Hothersall y Núñez (2004) muestra como para Brentano, discrepando de Wundt, la

psicología debía tener una base lógica y no experimental. Por otro lado, el

pragmatismo inglés producirá, en suelo norteamericano, una reacción al

estructuralismo alemán, que dará lugar al funcionalismo, puesto por Arias (2004)

en el mismo nivel y frente al estructuralismo de Wundt. Sin constituir una escuela,

James y Dewey le apuestan a una psicología que muestre resultados y que pueda

ser útil sin importar la base teórica sobre la que se sostenga, en palabras de

Valera (2000, 20), sin reducir “la ciencia a la descripción de funciones de objetos,

negando no sólo la posibilidad de que se conozcan la esencia y las leyes de las

cosas, sino incluso, la posibilidad de conocer su existencia.” John Dewey, según el

trabajo de Ledezma, por ejemplo, “propuso una reforma de la educación donde los

psicólogos estuvieran implicados, como agentes de promoción de los valores

sociales del progresismo y de los ideales del pragmatismo” (Ledesma, 2004, 147-

148).
A pesar de los múltiples disensos, la ruptura epistemológica realizada por Wundt

es protagónica de la institucionalización de la psicología. Klappenbach, por

ejemplo, referenciando al psicólogo estadounidense Edwin Boring (1886-1968),

uno de los grandes historiadores de la psicología, muestra cómo para él “la

psicología surgió como ciencia independiente cuando Wundt en 1879, introducía el

método experimental en la psicología” pero a continuación señala que “Boring

también reconocía que «el comienzo formal de la psicología experimental

comenzaba con Fechner, no con Wundt»” (Klappenbach, 2006, 8). Con ello se

refuerza el argumento del rol de Wundt no como fundador sino como

institucionalizador, con el argumento de que no hay nacimiento espontáneo de

ninguna ciencia.

Brennan (1999), autor ya citado en este trabajo, presenta un cuestionamiento a la

teoría de la fundación por parte del psicólogo de Leipzig, quien aduce que,

refiriéndose a Galton, “muchos lo señalan como el fundador de la psicología

experimental en Inglaterra” (Brennan, 1999, 174), pero ante la ausencia de una

clara institucionalización de la psicología en la isla y la subordinación de ésta a la

biología y a la estadística, no se estableció la psicología como disciplina

independiente, logro que sí se consiguió en Alemania con Wundt, donde, más allá

de la fundación de un laboratorio, implicó la formalización de un pensum

universitario y el inicio de una comunidad científica alrededor de un conjunto de

teorías.
Tortosa, por su parte, referenciando al historiador de la psicología de la década del

ochenta, el alemán Kurt Danziger (1926- ), presenta tres tradiciones diferentes en

los inicios de la psicología como disciplina (Tortosa, 2000, 93): el modelo clínico en

Francia, el pragmático o antropométrico de Inglaterra y el experimental en

Alemania, ubicándose en esta última tradición la formalización de la Psicología,

acentuando el papel de Wundt como institucionalizador. Sólo en el ámbito

germánico, gracias al peso de la institución universitaria, la psicología pudo

establecer un lugar entre las ciencias. En París los desarrollos clínicos, como la

hipnosis con los médicos Charcot y Janet por ejemplo, no lograron salir de la

órbita de la medicina y de la psiquiatría; en Londres el interés no estaba en la

formalización de una disciplina más allá de las motivaciones prácticas y útiles de

clasificación y medición en el seno de los círculos biológicos y evolutivos. Lo

interesante en el planteamiento de Tortosa (2000) está en la siguiente afirmación:

en cada uno de los lugares de origen con posibilidades para que se implantara la

nueva disciplina se fundaron distintas psicologías, sin que, por ello, se pueda

hablar de solución de continuidad (o discontinuidad) teórica entre ellas, ni con las

restantes prácticas surgidas en aquellos últimos años del siglo (p. 93).

La diversidad es una constante en la psicología desde el momento de su

institucionalización, es su riqueza y también el “tormento” (Peláez, 2009, 8) de

aquellos que hacen parte de la comunidad de psicólogos. La pregunta por el lugar

epistemológico de la psicología es una cuestión sobre la identidad del mismo

psicólogo, heredero de una institución cuyo padre es Wundt. El debate


epistemológico toca, más allá de lo teórico, a la praxis y al espacio en el que el

psicólogo desarrolla su accionar en la realidad social.

3.3 EL CONCEPTO DE CIENCIA, UN REFERENTE FILOSÓFICO Y

EPISTÉMICO PARA LA PSICOLOGÍA

En el instante en el que Wilhelm Wundt institucionalizó la Psicología ¿bajo qué

parámetros epistémicos lo hizo? ¿En qué consistió la ruptura epistemológica fruto

de la inauguración del laboratorio psicológico en la universidad de Leipzig?

¿Cuáles fueron las condiciones de posibilidad que permitieron pensar diversos

tipos de psicología paralelas a la propuesta de Wundt?

El contexto histórico en el que se desenvolvió Wundt durante la institución de su

Psicología fue el recién creado Imperio alemán (Fulbrook, 1995, 179). Alemania

como estado-nación sólo llevaba ocho años de existencia al momento en que

Wundt funda su laboratorio aquel año de 1879. Luego de la derrota de Francia en

la batalla de Sedan en la guerra franco-prusiana de 1870, Alemania se consolida

como una de las mayores potencias en materia política y económica en la Europa

de finales del siglo XIX; lo que permitió acentuar su poderío, en los campos del

saber, especialmente de la química y la industria (Costa, 2010, 60). Este poder

económico permitió el fortalecimiento y posicionamiento de las universidades

alemanas en el mundo.
Tortosa (2000) citando a Danzinger, muestra este ambiente intelectual con

personajes de la talla de Nietzsche, Wagner, Marx, Dilthey, Weber, Ranke, Grimm,

entre otros, que propició la construcción de una comunidad científica, participe de

la instalación del laboratorio alemán: en Alemania estaba “implicada toda la

comunidad científica” (p. 93), que finalmente favoreció el proyecto de una

psicología científica de Wundt, bajo el modelo de ciencia experimental, y como

parte del proyecto ilustrado, con fuerte fe en el progreso y “un optimismo que

arranca y se funda en la realidad efectiva de la marcha de la cultura que ellos [los

ilustrados] promueven y a la que ellos asisten; el optimismo de la ciencia

triunfante, el optimismo de la técnica creciente” (Rabade, 1988, 53).

La ciencia experimental será uno de los primeros frutos de este optimismo

aunque, siguiendo a Tortosa et al. (2000), el modelo experimental tuvo uno de sus

primeros puntos de consolidación en el trabajo de Galileo Galilei, científico toscano

(1564-1642) del renacimiento, cuyo trabajo ayudó a desmantelar la cosmología

geocéntrica y fundamentar la demostración empírica de las hipótesis como método

por excelencia de las ciencias. De igual forma, siguiendo con Tortosa et al. (2000),

sería Galileo quien “intentó armonizar ambas formas de conocimiento: el racional o

deductivo y el empírico o inductivo” (p. 138-139), creando el método hipotético-

deductivo. Este planteamiento fue esgrimido por el planteamiento del grupo de

investigación: El método analítico (2007, 44).

Retomando lo señalado, el método científico estructurado por Galileo, permitía

determinar qué datos se considerarían como científicos, fiables y objetivos


(Tortosa et al., 2000, 138), los cuales en últimas se derivaban de un procedimiento

que se resume en cuatro pasos: la observación, las hipótesis, la deducción y la

contrastación o experimentación. García (1996, 47) introduce como elemento

adicional de estos cuatro, la Matematización, entendida como el lenguaje por

excelencia de la ciencia y el único que permitiría su universalidad, tal como lo

afirmaría también Hothersall y Núñez (2004, 67) invocando a Kant. La ciencia,

según el estudio de Rabade et al., (1988) sobre Kant, tendría en las matemáticas

la principal garantía a la hora de determinar qué formulaciones “pueden

considerarse leyes científicas y qué fenómenos ocurren por mero azar” (p. 70), y

para lograrlo, añaden Hothersall y Núñez (2004), su quehacer sólo podría

desarrollarse sobre “objetos observables que pueden ubicarse en el tiempo y el

espacio” (p. 67). Razón por la cual, si algún tipo de saber no se formulaba en clave

matemática y no posea un sustrato empírico y observable, no podría ser

considerado ciencia, la cual terminó por identificarse con el Método científico.

Planteamiento que por el objeto de este trabajo no se puede abordar,

permaneciendo como problema para próximas investigaciones.

Tanto Brennan (1999) como Tortosa et al. (2000) presentan, además de Galileo, a

Francis Bacon con su “Novum Organum” de 1620, quien radicalizó la identificación

entre Ciencia y Método, dotando “de un valor absoluto a la ciencia experimental”

(p. 138). De igual forma, Brennan, esgrima que cualquier afirmación que no tuviera

un sustrato empírico o “que no se puedan probar por observación” (p. 79), debía

ser rechazada como una turbia especulación. De esta forma, la física y hasta la

psicología, siguiendo a Osorio (2009), “deben proceder demostrando


empíricamente todo aquello que sostienen. En eso consiste la ciencia” (p. 157)

según el planteamiento de Osorio: en ser fiel a la reproductibilidad de las

observaciones que haría un científico, gracias al lenguaje lógico-matemático, es

decir, “si un científico describe algún suceso que observó y midió, otro puede

repetir la observación y respaldarlo” (Brennan, 1999, 78). Dicha reproductibilidad

se lograría gracias a la elaboración de teorías universales y explicativas del

fenómeno, sus causas y manifestaciones. Estas teorías contendrían, a su vez, la

predictibilidad de las manifestaciones y su posterior control. Reproductibilidad,

universalidad, predictibilidad y control, son nombrados por Cuevas (2002, 48)

como los actos para “descubrir el conocimiento” y por Tortosa et al. (2000, 140),

como “explicación causal”. Esta base epistemológica será la que asumió Wundt en

su proyecto de psicología voluntarista (Hothersall y Núñez, 2004, 116).

Además de la explicación causal que permitiría “descubrir”, en palabras de

Cuevas, las leyes universales, con las cuales predecir las manifestaciones de los

fenómenos, Lopera (2006) citando a Ghirardi, añade otro elemento a la exposición

del pensamiento positivista: la transformación de la realidad. De igual modo,

Salcedo (2003) comentando la propuesta positivista sobre el imperativo de la

ciencia de transformar la realidad, afirma que:

la ciencia carga con la responsabilidad de regenerar por completo al hombre. Así,

si el hombre utiliza la razón como facultad, la ciencia como herramienta y la

observación y experimentación como método de investigación, podría

perfectamente algún día hacer una realidad el tan anhelado y esquivo deseo de
lograr una sociedad feliz en la que el progreso y bienestar se da para todos los

pueblos (p. 157).

El positivismo, por lo tanto, creía ciegamente en las capacidades de la ciencia

para transformar el mundo, con miras a generar una sociedad feliz y sin

necesidades algunas. Estas pretensiones, tal como lo deja entrever el texto del

grupo de investigación, El método analítico y sus aplicaciones en las ciencias

sociales y humanas (2007), producían en la propuesta positiva dos caras que

difícilmente se lograban comunicar; la primera era su sesgo empirista sobre la

posibilidad de conocer sólo aquello con una base fáctica, mientras que la otra cara

“se aplicaba a toda comprensión humana” (p. 53). Wundt comprendió esta

dicotomía, por lo cual debió postular su Psicología de los pueblos con un método

diferente al experimental que, según Lopera (2006), era la observación, método

tomado de la naciente etnografía. Comte mantuvo la esperanza sobre la evolución

de la sociedad hacia un estadío científico que iluminara los fenómenos humanos,

(El método analítico, 2007, 54).

No obstante, la dominación intelectual del positivismo como paradigma de la

ciencia decimonónica y de principios de la centuria pasada, no pudo evitar que “en

la primera mitad de siglo se generaran otras filosofías alternativas de la ciencia, de

corte antipositivista” (Tortosa et al., 2000, 140), como la fenomenología de Husserl

o la introducción de la subjetividad en la visión relativista aportada por Einstein al

interior de la física, y la cual “plantea al espacio y al tiempo en dependencia del


observador” (Cuevas, 2002, 48). Estas visiones antipositivistas sólo lograron un

desarrollo grande tras la crisis del positivismo lógico.

Según Tortosa et al. (2000), el positivismo lógico desarrollado en el Círculo de

Viena con Wittgenstein, Carnap, entre otros, “subrayaba la unidad de todas las

ciencias porque, estudiadas con los métodos del empirismo, todas son, en última

instancia, física” (págs. 259-260). La equiparación de la ciencia con la física nace

de un intento por trascender aquel “empirismo ingenuo” (Gondra, 1998 b, 255) de

Comte y hasta de Ernst Mach (1838-1916) que reducía cualquier tipo de

afirmación a lo puramente demostrable por los sentidos externos. La física

moderna, con los avances de la cuántica y de la física subatómica, estaba llena de

principios y teoremas indemostrables, vía la percepción sensorial, razón por la

cual el positivismo lógico, afirma Gondra (1998 b), dirá que algo no observable es

válido “siempre y cuando fueran reductibles a hechos observables mediante las

correspondientes operaciones lógicas” (p. 255), con lo cual se da hincapié a las

matemáticas como lenguaje de la ciencia, y como todo lenguaje, al consenso.

Cuevas (2002) concuerda con Gondra (1998 b) en su análisis sobre la objeción a

aquel positivismo ingenuo criticado fuertemente desde el interior mismo de una

física en la cual el punto de vista del sujeto devino un elemento relevante, se

instaura “el principio de la indeterminación o de incertidumbre, postulando que el

observador afecta y cambia la realidad que estudia” (Cuevas, 2002, 48) ya por los

instrumentos que introduce en el fenómeno estudiado o por su misma presencia,


este principio introduce la probabilidad y la imposibilidad de superar un cierto nivel

de error.

Según Cuevas (2002), bajo los postulados de esta física que abandonaba las

pretensiones de exactitud y se adentraba en el campo de la probabilística, se

criticaba la psicología que se forzaba por adquirir un estatuto de cientificidad

asumiendo inicialmente los métodos físico-químicos, y luego los biológicos. Una

de las voces que se levantó contra una psicología anclada en el positivismo fue el

físico estadounidense y padre de la bomba atómica, Oppenheimer (1904-1967);

este científico afirmó que "el peor de todos los posibles errores que puedan

cometer [los psicólogos] es imitar una física que ya no existe, que desde hace

mucho tiempo ha quedado completamente superada y ellos (los físicos) han

abandonado" (Cuevas, 2002, 48). Esta crítica de Oppenheimer iba dirigida hacia el

conductismo que, para la década de los cincuenta, estaba en todo su zenit con

Skinner.

Este conductismo con aspiraciones científicas, se desprendió inicialmente del

funcionalismo, siguiendo la tesis de Foucault (1994), y se distanció del abordaje

estructuralista de Wundt y Titchener, y definía “el ámbito psicológico por

coordenadas prestadas a la física de Newton o a la química de Lavoisier” (p. 3).

Introdujo el concepto darwiniano de adaptación y la mirada biológica en la

psicología.
El concepto de adaptación es definido por Maturana (2003) como la interacción de

un organismo con el medio en la cual se gatillan “cambios estructurales” (p. 57) los

cuales pueden producir la conservación ontogenética del organismo y la

continuidad de su existencia, o por el contrario, su desintegración si los cambios

gatillados generan la pérdida de reproductibilidad. La adaptación será el

fundamento del concepto de aprendizaje, pilar de la psicología cognitiva, el cual,

continuando con Maturana, es descrito como el proceso en el cual “la conducta de

un organismo varía durante su ontogenia de manera congruente con las

variaciones del medio, y lo hace siguiendo un curso contingente a sus

interacciones en él” (p. 36); esta descripción del aprendizaje tiene el matiz de estar

sustentado sobre un sujeto con voluntad para modular su conducta al medio.

Además de cimentarse sobre el concepto de adaptación, para Tortosa (2000) el

conductismo adopta el método inductivo reflejado en el “asociacionismo objetivo”

(p. 15) desde donde explica el comportamiento como el producto de la sumatoria

de experiencias más simples. El método inductivo fue asumido por científicos que,

como Skinner, siguiendo la lectura de Wolman (1973), evitaban a toda costa la

teoría, prefiriendo “partir de los datos empíricos y gradualmente, si las cosas se

prestaban a ello, procuraba llegar a la generalización (p. 151). La razón por la cual

se desvalorizaban las hipótesis o teorías previas, era la salvaguarda de la

supuesta objetividad, la ilusión de acallar al sujeto observante.

Con el principio de incertidumbre propuesto por el físico Heisenberg, la pretendida

distancia del científico frente al fenómeno estudiado se desdibujó. El inductivismo,


fue otro de los puntos que criticó el positivismo lógico ya que, en palabras de

Loredo (2008, 6), “no es posible concluir nada seguro sumando observaciones

aisladas”. El argumento de Loredo concuerda con la afirmación de Oppenheimer

al presentar la construcción y contrastación de hipótesis como el primer paso en la

labor científica.

En 1927, Vygotski (1982a) realizó una crítica similar, a la carrera del inductivismo

al interior de la psicología, cuando afirmó que “la cuestión no está en los hechos,

sino en los conceptos, es decir, en la forma de imaginarse estos hechos” (p. 263),

y al hablar de imaginación alude directamente a lo que Loredo (2008, 6) denomina

como “la imaginación de los científicos”. La ciencia por lo tanto, al perder su

carácter de objetividad, será vista como la construcción de una comunidad de

científicos que llegan a un acuerdo sobre ciertos conceptos y parámetros mediante

consenso y que, en palabras de Tortosa (2000), logra consolidar conceptualmente

un mundo “una vez que todas las personas relevantes están convencidas de ello,

y logran convencer a otros” (p. 352).

El positivismo lógico al poner el acento en el lenguaje matemático para cimentar el

quehacer científico, posibilita pensar la teoría como “un lenguaje compartido por

numerosos individuos” (Brunetti y Ormart, 2010, 111). El abanico de posibilidades

al interior de la ciencia se abre superando la propuesta del círculo de Viena, y

asumiendo la construcción dinámica del conocimiento, tal como lo advierte Kuhn

(2004) con su propuesta de revolución científica. Bruner (1998) señala que, luego

de la crisis paradigmática del positivismo, la respuesta o salida que tuvo el


positivismo lógico fue configurar otra forma de abordar la realidad, al tipo de

racionalidad científica, calificada de “modalidad narrativa” (p. 25). La visión

narrativa, señalada en este informe cuando se hizo referencia a Giddens (1995),

sobre el giro lingüístico de la década del sesenta y del setenta, que trató “de situar

la experiencia en el tiempo y el espacio” retomando marcos conceptuales como la

fenomenología y la hermenéutica, entendiendo esta última como “una explicación

convincente y no contradictoria de lo que significa un relato, una lectura que se

atenga a los detalles particulares que la constituyen” en palabras de Bruner (1997,

156); la hermenéutica es por tanto el ejercicio de interpretación o de lectura con

miras a la comprensión de un fenómeno, desde los detalles o indicios atendiendo

no a una teoría general sino a los elementos particulares de un fenómeno.

La teoría, por tanto, pasa a ser el marco dentro del cual “el pensamiento se

encuentra en una relación de continuidad productiva y creativa consigo mismo”, tal

como lo propone Cuevas (2002, 50). La psicología al liberarse del lastre positivista

que la enmarcaba en un proyecto unívoco, puede resaltar aquello que le ha

permitido ser y que aún hoy le da vida: la pluralidad, o como lo resalta Marino

(2007), para quien “ahora, conservamos el mote de disciplina y no de ciencia a la

psicología, ya que se somete a ciertos consensos metodológicos y de objeto, pero

no vamos a abogar por una denominación de científica, tanto más cuanto hoy en

día no es de mayor preocupación tal adjetivación” (p. 42). Siendo así ¿cuál sería

entonces actualmente el lugar de la Psicología en relación a la ciencia teniendo en

cuenta el giro hacia tendencias más hermenéuticas en la misma racionalidad

científica?
3.4. LA ACTUALIDAD DEL DEBATE EPISTEMOLÓGICO DE LA PSICOLOGÍA.

¿Es la psicología una ciencia? ¿Qué tipo de ciencia es o puede ser? ¿Cómo medir

los hechos psicológicos? ¿Es posible producir experimentalmente los hechos

psicológicos y estudiarlos de manera sistemática? ¿Se pueden describir los

hechos psicológicos en la forma de enunciados causales? ¿Es posible el

conocimiento básico? ¿Qué utilidad tiene el conocimiento básico? ¿Son

universales los “principios” o leyes psicológicas? ¿Cómo se relaciona la psicología

con otras ciencias o profesiones? ¿Puede aplicarse el conocimiento psicológico?

¿De qué manera puede aplicarse? ¿Tiene la psicología una metodología propia,

específica, o sólo puede apropiarse de las técnicas y procedimientos de otras

disciplinas? ¿Tiene sentido, de no ser la psicología una ciencia o profesión

específicas y rigurosas, que se ofrezcan programas universitarios de formación en

ella? En caso de ser conveniente o tener sentido, ¿cómo debe realizarse esta

formación? (Ribes-Iñesta, 2004, 24-25)

Preguntas que han recorrido la historia de la psicología, que se mantienen

presentes actualmente y que han recibido, tal como hemos visto, un incontable

número de salidas, pero ¿qué respuestas están generando hoy los psicólogos

frente a estas cuestiones sobre su misma posición disciplinar en el mundo?

Canguilhem (1998, 7) en 1956 durante una conferencia en el Collége

philosophique de París, se refería a la Psicología como una “filosofía sin rigor,

porque es ecléctica”; casi cincuenta años después Brennan (1999, 309) señala

que “en la mayor parte de la psicología contemporánea, el acercamiento es


ecléctico y evita la dedicación a un solo marco teórico sistemático.” ¿Por qué se

ha mantenido esta tendencia? La razón que aporta Brennan es el deseo de los

psicólogos por aportar resultados concretos guiando su investigación por temas

particulares y delimitados sin importar mucho las bases teóricas sobre las que se

sustenten, lo que para este autor es una fortaleza como lo deja entrever al afirmar

que “con los criterios del utilitario y el ecléctico, podemos esperar confiados su

futuro” (p. 346).

Contrario a Brennan (1999), González (2003, 174) muestra que el eclecticismo

más que posibilitar el desarrollo de la psicología, puede ser una piedra en su

camino ya que al unir “un fragmento de un autor y un fragmento opuesto de otro,

sin definir dónde, cuándo y en qué se equivoca el uno y el otro, es decir, sin ir a un

análisis” sobre la posibilidad de relacionar dos posturas que podrían ser contrarias

y hasta incompatibles, y sin un análisis sobre la validez de éstas, la psicología

vendería su rigurosidad al imperativo de productividad sin importar el coste.

La propuesta que aporta González (2003) ante el eclecticismo, que según este

autor tiene por efecto la dispersión de la teoría psicológica en diferentes escuelas,

sin un diálogo sistemático entre ellas, sería el descubrimiento de la unidad de

ideas “en el carácter concreto y multilateral de los hechos” (174), es decir, un

diálogo entre las diferentes posturas fundamentado en los datos concretos de la

realidad material. Su base es la propuesta vygotskiana de una psicología general

derivada del método dialéctico materialista, en la cual se parte del sustrato


biológico el cual se integra con “el desarrollo histórico de la sociedad” (Valera,

2000, 48).

La visión positiva de Brennan (1999) sobre las posibilidades del eclecticismo, va

de la mano con una segunda tendencia en la psicología actual: la especialización.

Según este autor la psicología habría superado una época que él nombra como de

sistemas, en donde estos dictaban los temas a investigar; el eclecticismo vendría

a dar un cierto aire de libertad respecto a los límites que las escuelas imponían. La

época actual es nombrada por este autor como un neofuncionalismo, en el cual el

principio de utilidad se impone por sobre los cánones filosóficos, como “una

reacción a la fase intermedia de sistematización” (p. 337), intermedia entre el

funcionalismo de James y Dewey, frente al estructuralismo de Wundt y Titchener, y

entre el avance actual del pragmatismo ecléctico.

A pesar de resaltar un punto importante en la dicotomía entre psicología básica y

aplicada, dándole mayor peso a la última, el desmérito que Brennan hace de la

investigación teórica es peligroso para la sobrevivencia de la misma disciplina

psicológica tal como lo señala Ribes-Iñesta (2004) cuando afirma que “la única

forma de configurar una psicología que no sea una mera ilusión institucional, es

desenterrando los supuestos que animan a las distintas psicologías” (p. 26)

evaluando el origen y las implicaciones de la aplicación de la psicología en la vida

social, así como su piso conceptual.


Brennan (1999) deriva del eclecticismo el imperativo de la especialización, para él

las necesidades de la sociedad obligan a los psicólogos a responder en diversos

frentes asumiendo muchas veces funciones que competerían a otras profesiones,

lo importante según este autor, son las “nuevas áreas de problemas en las que los

psicólogos han encontrado temas de investigación y aplicaciones convenientes”

(p. 309). Según la postura de Tortosa et al. (2000), este planteamiento de Brennan

es sesgado al limitar el actuar del psicólogo a un tecnólogo que “trata de resolver

problemas prácticos (p. 154) dejan de lado la condición de científicos y de

profesionales.

Como científicos, los psicólogos construyen teorías que luego serán falseadas

mediante la contrastación y mediante la crítica colegiada; mientras que como

profesionales, “ocupan un puesto en el mercado laboral” (Tortosa et al., 2000, 154)

operando desde la demanda social sobre su quehacer. Tal como lo resalta Tortosa,

fundamentándose en Danzinger, el trabajo de la psicología aplicada es servir de

polo a tierra frente a las condiciones históricas y sociales a las que debe

responder la psicología, y desde allí logra consolidar sus objetos de investigación

los cuales “emergen por razón de la propia actividad investigadora de los

psicólogos” (p. 249).

La psicología aplicada necesita de la psicología básica o teórica para cimentar su

operatividad y de esta forma no ser, según Braunstein (1981, 348), un proveedor

de “los hombres-instrumentos necesarios” para una industria que ve en la

psicología una “extensión programada de técnicas que buscan, en último análisis,


la normalización del pensamiento” (Canguilhem, 1994, 13). Posición que también

es compartida por Ledesma (2004) para quien una psicología totalmente orientada

a lo práctico no es más que una herramienta para alcanzar una sociedad

“científicamente controlada” (p. 148). De igual modo, la psicología básica es estéril

sin el aporte que el ejercicio de los mismos psicólogos hacen a ella, o como lo dijo

Vygotski (1982 a, 355), “no cabe la menor duda de que la psicología aplicada

desempeña hoy el papel protagonista en el desarrollo de nuestra ciencia.” A pesar

de ello, la relación entre estos dos tipos de psicología no ha sido pacífica, tal como

se ve en el ya mencionado cisma entre la APA y la APS (Gondra, 1998 b, 321).

Si la psicología básica se desliga de la aplicada, termina en la infecundidad por

estar lejos de las necesidades sociales; una psicología aplicada sin reflexión sobre

su quehacer, cae en lo que De Gracia (2002, 515) llama “una nueva ingeniería”

que, por ejemplo, reduce el pensamiento humano a un sistema de resolución de

problemas mediante leyes lógicas análogas al sistema computacional. Y es que,

obviar el debate epistemológico sobre el trabajo práctico del psicólogo “equivale a

dejar que la psicología sea cada vez más inconsciente respecto a su significado,

sus límites y sus implicaciones” (Loredo, 2008, 10).

El error que se desprende de hacer una ingeniería humana de la psicología

aplicada, fue señalado ya en 1927 por Vygotski (1982 a) en una crítica que realizó

a la propuesta wundtiana. Según el investigador ruso, Wundt se limitó al marco

que la técnica y los instrumentos le proporcionaban con la meta de “controlar y

corregir” (p. 319). Esta crítica también es hecha a la psicología cognitiva por parte
de autores como Dávila (2002) quien propone un retorno en la psicología cognitiva

a Wundt, mientras que De Gracia (2002) la presenta como un proyecto de

ingeniería. La corriente cognitiva para De Gracia (2002, 517), “se presenta en el

contexto aplicado de la ingeniería y de la industria, como una tecnología que

proporciona herramientas útiles para la adecuación (adiestramiento) del hombre a

la máquina”, este argumento se basa en las metáforas de la mente-ordenador y de

mente-cerebro que representan para Dávila (2002, 256) una continuación de las

inquietudes wundtianas, pues retoma la idea de consciencia y de procesos

mentales no conscientes, es decir, y usando la relación con el ordenador, existiría

un conjunto de programas o esquemas mentales que direccionan el análisis de la

información que llega al cerebro y que permanecen ocultos para la consciencia del

sujeto.

Gondra (1998b, 361) permite comprender mejor el apelativo de “ingeniería

humana” para la psicología cognitiva, cuando al aborda la llamada “ciencia

cognitiva”. Según este autor, la ciencia cognitiva es el efecto de un trabajo

interdisciplinar con el objetivo de estudiar la naturaleza del conocimiento humano a

la luz del desarrollo de la computadora. De la mano de esta ciencia, los psicólogos

cognitivos estarían como investigadores que, usando el método experimental,

buscan recrear los fenómenos mentales, lo cual es criticado por Paolicchi (2008,

3).

Paolicchi (2008) crítica este intento de reducir a la psicología a una tecnología que

asimila al hombre a la máquina, usando los términos de De Gracia (2002), al


señalar que esta reducción tiene como resultado el olvido de los fenómenos

afectivos, así como los aspectos sociales y culturales, llegando al punto de aceptar

“una visión ratomórfica de los seres humanos que excluía cuestiones como

objetivos, intenciones, expectativas y propósitos en tanto que susceptibles de

observación” (p. 3), idea que Paolicchi extrae del texto de Bertalanffy, L. (1968).

General system theory.

De igual modo Canguilhem (1994) ve en esta reducción de la psicología a la

metáfora de la mente-ordenador como “un error psicológico que ha hecho mucho

mal durante mucho tiempo” (p. 15), basándose en un escrito de Pierre Janet de

1924, autor que afirma que el pensamiento y los demás fenómenos psicológicos

no son la secreción de un órgano determinado, el cerebro en este caso, sino una

relación del cuerpo como una Gestalt humana frente al mundo.

En el estudio realizado por el grupo de investigación El método analítico (2007) se

indica que el desarrollo de la psicología cognitiva asumió estas críticas, y unió la

posición racionalista con las propuestas del constructivismo, en las cuales el

sujeto, además de la racionalidad, posee libertad y autonomía en la construcción

de su propia realidad.

Si las investigaciones desde la metáfora mente-cerebro y mente-ordenador

permitieron que el conductismo deviniera en la teoría cognitiva, la introducción del

constructivismo y el interés por los aspectos sociales y emocionales, ha propiciado


el predomino actual de “un paradigma mixto conductista – cognitivo – emocional”

(García-Vega, 2005, 386)

El retorno del estudio sobre la mente y los fenómenos intrapsíquicos al interior del

paradigma cognitivo-conductual, de una “mente que gobierna y explica la

conducta” (Tortosa, 2000, XX), reintroduce un problema que, siguiendo el

argumento esbozado por Duran et al. (2007) en su rastreo teórico-histórico,

representa la fuente de la crisis misma de la psicología: el dualismo. Estos

autores, basándose en un artículo de 1899 escrito por Rudolf Willy en Leipzig

titulado Die Krisis in der Psychologie, y publicado veinte años luego de la

fundación del laboratorio por Wundt, afirma que la psicología es “una disciplina en

crisis” (Duran et al., 2007, 138) por causa del dualismo que, desde el mismo

Wundt, se imprime en sus discusiones. Willy, al igual que Husserl, proponía tomar

las sensaciones como elemento único de la consciencia, inclinándose por la

corriente monista-materialista de fuerte línea biológica, contrapuesta, según

Vygotski (1982 b, 62), a la otra propuesta cimentada en la filosofía espiritualista de

Henri Bergson (1859-1941) opositora del positivismo y a la reducción de lo

humano a lo biológico, resaltando aspectos como la estética, la libertad y la

proyección a futuro o autorrealización.

Trujillo (2002) advierte que el dualismo ha permanecido como una constancia en la

psicología pero que actualmente ha asumido una “forma paradigmática y, por

tanto, inadvertida” (p.93) gracias a la cual se escindiría a lo humano entre lo

fisiológico y lo psicológico. Usando también el concepto de paradigma como un


sustrato de la reflexión científica que sólo aparece claramente en las discusiones

cuando se realiza una crítica a los fundamentos del discurso científico, Ribes-

Iñesta (2004) diferencia dos paradigmas en los que el dualismo toma actualmente

dos versiones diferentes al interior de la psicología. El primer paradigma sería la

“Relación mente-mundo”, donde el mundo interno y la realidad externa están

separadas y diferenciadas claramente; el cuerpo sirve de garante de la existencia

de la mente, pero no tiene relación con ésta más allá de sostener fisiológicamente

la vida del sujeto, mientras que el mundo, tiene sentido como una construcción

mental. Este primer paradigma está íntimamente relacionado con el dualismo

cartesiano. El segundo paradigma lo nombra como Relaciones mundo-mente-

cuerpo: en éste, advierte Ribes-Iñesta, el cuerpo adquiere una importancia al ser

un medio de relación entre la mente y el mundo, “aunque la mente es

independiente del cuerpo como entidad funcional, requiere de la mediación del

cuerpo para interactuar con el mundo” (p. 21). El mundo influye en la mente a

través del cuerpo y ésta responde gracias al cuerpo con las reacciones fisiológicas

y con las acciones intencionales.

El dualismo renovado por el retorno del estudio sobre la mente y la consciencia,

hace imperativo el análisis epistemológico de los problemas actuales al interior de

la psicología, y además, sobre aquellas cuestiones que Foucault (1994, 4) llama

“contradicciones que la hicieron nacer” y que prosperan en la disciplina actual.

Estas contradicciones sirven como problemas de investigación que permiten a la

psicología de hoy un recrearse gracias al diálogo entre las diferentes corrientes en

su interior, tal como lo afirma Ernesto Dávila (2004, 271).


Este dualismo, fuente de lo que Willy llamó “la crisis de la psicología”, tiene eco en

autores contemporáneos como Lopera (2010) y Mauricio Bedoya (2008). El

primero de estos, además de tener la pregunta sobre el problema del objeto de la

psicología, busca dar una respuesta a la cuestión del dualismo proponiendo el

concepto de alma como cultura encarnada, en el cual intenta conjugar “lo biológico

humano y las instituciones sociales creadas por el lenguaje” (p. 209). Bedoya, por

su parte, resalta la crisis de la psicología que está presente desde su nacimiento

precisamente al no tener “clara su filiación: ¿es una ciencia natural o del espíritu?”

(p. 245). Dualismo epistemológico íntimamente relacionado con el dualismo

antropológico entre mente y cuerpo: ya que la psicología es ciencia natural y se

limita al estudio de lo corpóreo, desechando cualquier rastro de idealismo, o se

define como ciencia social y rechaza el biologisismo.

Este dualismo epistemológico tiene otra cara, que emerge en la pregunta por el

estatuto de la psicología como ciencia básica o aplicada, factores que Bedoya

(2008) resalta como impedimento para alcanzar la unidad de la psicología, y

ubicando un “inconveniente para pensarla” en la postura de aquellos que ven en la

multivocidad (p. 245) un elemento de desarrollo.

Al igual que Bedoya, la esperanza frente a la unidad de la psicología continúa

presente en voces que, siguiendo a Kuhn, suponen que el cognitivismo puede

lograrlo (Brunetti y Ormart, 2010, 119), si la psicología asume dicha unidad como

un ideal, en palabras de García (1996).


En Colombia, una de las voces, quizá la más importante que reclaman una

integración paradigmática, es la de Rubén Ardila (1999b) con la ya mencionada

“Síntesis experimental del comportamiento” (p. 61). De igual forma, Echemendía

(2003), sustentándose en Vygotski, ve como culmen de “todas las tendencias

verdaderamente científicas de las épocas” (p. 73), lo que él nombra como

Psicología explicativa de orientación materialista, la cual aportaría el lenguaje

común para construir una psicología general que permitiría, según González

(2003, 174), “superar todas estas limitaciones unilaterales de la teoría psicológica

y ofrecer un enfoque sintético, integrador o multilateral y no ecléctico de los

fenómenos psíquicos.” Incluso algunos, como Brennan (1999) a quienes la

diversidad de la psicología “deja perplejos”, usan la historia como instrumento para

conseguir claridad a las “confusiones causadas por su diversidad” (p. 3).

Otros como Brunetti y Ormart (2010) ven en el carácter multiparadigmático de la

psicología, su propio campo científico. Estos autores proponen la conservación de

la diversidad resistiendo el intento homogeneizador sobre la disciplina. Un tipo de

resistencia al afán homogeneizador, sería aquello que Marino (2007) designa

como formas de la psicología, por “fuera de la cientificidad sin reclamar su ingreso,

y eso incluso como condición sine qua non para lograr su salida pragmática” (p.

41), dentro de lo que denomina como crisis de la cientificidad causada por la

superación de los cánones positivistas.


La postura de Ribes-Iñesta (2004), más allá de pretender ser un adalid de la

multivocidad, muestra la imposibilidad de una integración. Aunque se usen los

mismos conceptos como mente, conducta, representación, etc., para este autor

hay unas bases conceptuales y epistemológicas sobre el objeto de estudio, lo cual

produce que “las distintas psicologías no tengan puntos de contacto conceptual,

metodológico o empírico y, por consiguiente, no sean directamente

conmensurables o integrables” (p. 20). La propuesta de este autor es el examen

crítico de la propia concepción de disciplina, el continuo cuestionarse de los

psicólogos sobre los fundamentos conceptuales, epistémicos y metodológicos

sobre los que actúan; examen que para Foucault es (1994, 3) “de vida o muerte” y

que para Peláez (2009, 7) “equivale a conquistar realmente las condiciones y

posibilidades de vida.”

4. PROFUNDIZANDO EN EL DEBATE EPISTEMOLÓGICO.

Con las categorías Objeto y Método se introduce uno de los problemas centrales

del debate epistemológico de la Psicología, la cuestión de la pluralidad de miradas

y de técnicas de los psicólogos, a la hora de dar cuenta de su praxis. Diversidad

que se ha constituido en una riqueza enorme por la innumerable cantidad de

problemas y preguntas que ha generado, pero que también se constituye en causa

de la diáspora de los profesionales de la psicología, alrededor de los incontables

lenguajes y propuestas, de intervención, de conceptualización, “pues que cada


escuela, en tanto conjunto organizado de prácticas, presenta su arsenal

conceptual y redefine qué estudia la psicología” (Marino, 2007, 152).

Lo que este capítulo muestra será un desplazamiento al interior del debate

epistemológico desde la pregunta por el objeto y el método hacia una

preocupación por problemas prácticos de la aplicación y del aporte social de la

psicología muchas veces sin una reflexión teórica crítica. Es en este punto donde

aunando la reflexión del capítulo anterior en cuanto a las categorías Nociones

Conceptuales y Actualidad se señaló el cambio en la importancia que se le da a

una determinada teoría, paradigma o concepto, y la transformación de la idea de

ciencia que se presenta en los documentos y que influye directamente en la forma

de concebir la Psicología.

4.1 LA CUESTIÓN DEL OBJETO.

Psicología, palabra que etimológicamente proviene del griego clásico ψυχή,

psique, alma o "actividad mental", y -λογία "-logía", tratado, estudio; la psicología

sería por lo tanto, el estudio del alma (Braunstein, 1981, 28). A pesar de su

antigüedad, el concepto de alma o psique no se reduce a la tradición grecolatina ni

a la visión cristiana. Durante el siglo XIX y hasta en el momento presente son

varios los autores que la han reivindicado como el objeto de estudio de la

psicología.
Uno de los autores que durante el siglo XIX conservó el concepto de alma fue

Herbart quien, citado por Wolman (1973, 7), y como ya se señaló en el capítulo

sobre antecedentes, la consideró como una unidad de materia que actúa bajo las

leyes de la física newtoniana. Salcedo (2003), por su parte, analizando lo que él

llama “la primera forma de psicología científica” (p. 151), subraya aquella

tendencia en la psicología del siglo XIX de ver al alma como “un órgano más del

cuerpo”, subdividida a su vez en lo que él nombra como facultades. En esta misma

línea de pensamiento y tomando los planteamientos de Valera (2000), el concepto

de psique poco a poco fue adquiriendo la connotación de impulso “que asentada

sobre una propiedad particular del sistema nervioso” (p. 69) permitiría la

percepción de la realidad externa.

Tal como lo señala García (1996), fue durante el siglo XIX donde el concepto de

alma se excluyó definitivamente de la reflexión científica para dar paso a

“principios físico-químicos” (p.69), lo cual motivó la crítica de Vygotski en el

segundo congreso nacional de psiconeurología realizado en Leningrado en 1924,

según lo reseña García-vega (2005, 388). Vygotski no concebía que se hubiera

relegado al olvido la realidad psíquica reduciendo los fenómenos psicológicos a

impulsos nerviosos; él comprendía a la psique como el habla, la cual es fuente del

comportamiento y de la consciencia, habla que para él es pensamiento “reflejo

inhibido” y que sería producto del desarrollo histórico de la sociedad (Valera, 2000,

48), con lo cual se diferencia de aquella entidad inmortal de la concepción

cristiana.
Tal vez entre los autores reseñados que más ha defendido el concepto de alma

como objeto de la psicología sea Juan Diego Lopera. Su concepción del alma está

fundamentada en Aristóteles remitiéndose a la relación entre forma y materia

como una unidad entre “lo orgánico (biológico) y lo discursivo (el logos, el verbo).

Desde nuestra perspectiva contemporánea, el alma es tanto materia como forma,

una unidad que, en el caso del humano, determina su especificidad” (Lopera,

2010, 241). Esta propuesta de Lopera tiene también una relación en la idea

materialista de Vygotski quien asimila el alma al habla, al lenguaje, o como lo

nombra Lopera, al verbo.

De la misma línea de pensamiento que Vygotski fue el psicólogo ruso Piotr

Galperin (1902-1988), quien aplicó la teoría vygotskiana a la educación. Valera

(2000) abordando el pensamiento de Galperin, presenta la definición de este

pensador sobre la psiquis como “una forma de actividad de orientación del

hombre, derivada de la práctica y al servicio de ésta” (p. 59). La psique da paso a

un nuevo objeto de estudio en la “actividad psíquica” que es vista por los rusos

marxistas como la respuesta voluntaria del sujeto a las necesidades del medio,

discrepando de la visión funcionalista de Dewey, Angell y Carr, en la cual el

individuo es un ente pasivo que no busca transformar su contexto sino adaptarse a

éste. Valera afirma que el objeto de la psicología del funcionalismo norteamericano

fue la actividad psíquica entendida como “la percepción, la memoria, la

imaginación, el pensamiento, el sentimiento y la voluntad” (p. 21), funciones que

dirigen la conducta. El punto de diferencia con los materialistas dialécticos rusos,

será el enfoque marxista que estos le imprimen a la acción del hombre en la


transformación de su realidad, visión que no se esboza en la concepción

estadounidense.

El funcionalismo, al sustentarse en la actividad psíquica como objeto de estudio,

se distancia de la propuesta wundtiana según la cual el objeto de la psicología

deben ser los procesos psicológicos o procesos de la consciencia (Hothersall y

Núñez, 2004, 115). Tomar la actividad psíquica permitió al funcionalismo basarse

en la observación externa del comportamiento del individuo, mientras que Wundt

resaltaba el análisis de los procesos privilegiando la observación interna de la

consciencia, que en últimas es la “versión laica del alma”, tal como lo señala

Braunstein (1981, 263) y Ledesma (2004, 90)

García (1996, 84) contrapone la psicología wundtiana a la filosofía del alma ya que

Wundt se aparta de los conceptos de alma y de razón tomando la consciencia

como un proceso fisiológico cuyo fundamento está en las sensaciones (García,

2003, 52), las cuales son “expresión del alma”, como lo señala Ledesma (2004,

90).

García (1996) citando la definición de Titchener, señala que el concepto de

consciencia se puede comprender como “la suma total de las experiencias de una

persona en un momento dado” (p. 88), mientras que la mente sería la suma de

todas las experiencias desde el nacimiento. Para Wolman (1973, 15) la

consciencia es la suma de tres procesos: la sensación, la volición y el sentimiento;


lo que se observaría con la introspección sería el estado momentáneo de estos

procesos.

William James, discípulo de Wundt, asumirá la consciencia como objeto de

estudio, según lo presenta Hothersall y Núñez (2004, 352), pero criticará el

enfoque estructuralista que concebía a la consciencia “como una cosa o un

recipiente que tiene «contenidos». En ella se reconocen «funciones» y estas

«funciones» de la consciencia pasan a ser los temas de la psicología” (Braunstein,

1981, 30). Wundt pretendía desglosar la consciencia en sus procesos constitutivos

dejando de lado su condición adaptativa al medio; James por el contrario sostiene

el concepto de consciencia como algo cambiante que buscar adaptarse, y no un

ente estático, con lo cual se acerca a la postura funcionalista.

Además del funcionalismo y del estructuralismo, una tercera visión sobre la

psicología fue aportada por la corriente fenomenológica de Brentano, Stumpf y

Ebbinghaus a finales del siglo XIX. El objeto que estos autores tomaron fueron los

“fenómenos psíquicos expresados como actos y procesos” (Brennan, 1999, 176),

tomándolos como una unidad indivisible en elementos, con lo cual se distanciaron

del estructuralismo. Esta postura serán luego retomada por la psicología de la

Gestalt según lo indican Rodríguez y Bermúdez (2000, 268), señalando a Köhler.

Mientras en Europa el debate entre fenomenólogos y experimentales se

desarrollaba, en Norteamérica Watson, un heredero directo del funcionalismo,

reemplaza la consciencia por la conducta observable, tal como lo muestra


Rodríguez y Bermúdez (2000, 268), adoptando para ello el reflejo condicionado de

Bechterev, el cual consiste en una relación mecánica entre estímulo-respuesta.

Ese cambio fue duramente criticado por Vygotski señalándolo de reduccionismo

“arrastrado a partir de la interpretación mecanicista del movimiento orgánico de

Descartes, La Mettrie, Séchenov y Pávlov” (García-Vega, 2005, 385).

La conducta como manifestación observable de un organismo, es definida por

Gondra (1998 b) no como la reacción de un órgano o glándula determinada, sino

como “la actividad de todo el organismo o, lo que es lo mismo, el ajuste al medio

ambiente” (p. 101), o como lo afirma Tortosa (2000, 319) “el objeto de la psicología

es la conducta molar.”

Una de las críticas hechas al conductismo, está en relación con la falta de límites

claros respecto a otras disciplinas, como lo pone en evidencia Braunstein (1981).

Citando al psicólogo conductista José Blegger, Braunstein (1981, 42) argumenta

que la conducta como objeto de estudio pertenece también a la fisiología y a la

sociología; el método experimental no se diferencia al que usa los fisiólogos, esto

sumado al desinterés del conductismo por las causas limitándose a un registro de

datos que le permitan predecir y controlar los comportamientos. Bajo esta óptica,

el lugar del psicólogo sería, en palabras de Deleule (1972), el de ser un técnico

“que debe reajustar una conducta no-adaptada o, al menos, facilitar el proceso

adaptativo que caracteriza el comportamiento humano en el medio natural y

social” (p. 74).


Hasta Skinner, quien introduce el condicionamiento operante con las técnicas del

refuerzo y el castigo, siguiendo el trabajo de Gondra (1998 b), mantuvo la

conducta como objeto de estudio sin hacer uso de procesos internos, como sí lo

harán neoconductistas como Tolman, Guthrie y Hull. Tolman por ejemplo, introduce

“los propósitos y las cogniciones, consideradas como características gestálticas

irreductibles a la suma de reflejos fisiológicos” (p. 248-249). Los avances teóricos

de los neoconductistas se verán alimentados por el desarrollo de la computadora

que permitirá la construcción de teorías sobre el procesamiento de la información

y, en últimas, sobre la mente (García-Vega, 2005, 388).

De acuerdo con Hothersall y Núñez (2004), Wundt había comprendido el concepto

de mente como “una fuerza creativa, dinámica y volitiva” (p. 116). Aunque el objeto

de estudio de su psicología era la consciencia, según Dávila (2004, 255) los

primeros psicólogos buscaban la comprensión sobre la mente desde el estudio de

los procesos psicológicos consientes. Luego de la hegemonía conductista al

interior de la psicología, la mente como objeto de estudio reaparece con la escuela

cognitiva. Para Lopera (2006), el cognitivismo es una continuación del

conductismo, “puesto que, por un lado, acepta el esquema estímulo–respuesta

pero introduce los procesos cognitivos en medio de ese circuito, y por el otro,

busca una aproximación que pueda tener la precisión matemática y el control

predictivo como antaño pretendía el conductismo” (p. 83).

Contrario a la postura de Lopera, para Arias (1999) el cognitivismo derivaría de la

escuela de Würzburg con lo que él llama el desarrollo de “un idealismo racionalista


cuasi-kantiano” (p. 86). Postura problemática ya que la mencionada escuela

planteo su propuesta desde la fenomenología como contrapeso a la línea

experimental de Wundt, línea que ha continuado el cognitivismo.

La mente, como objeto de la psicología cognitiva, es “un sistema de cómputo,

cuyas operaciones son habitualmente inaccesibles a la consciencia del sujeto, y

que es estudiada «desde fuera», por inferencias a partir de la conducta

observable” (Tortosa, 2000, 507). La psicología cognitiva será, por lo tanto, un

saber sobre la mente desde la conducta, una mente activa “que busca, elige,

interpreta, elabora, transforma, almacena y reproduce la información proveniente

del medio ambiente o del interior, a la luz de un propósito” (García, 2003,

Como reacción tanto al psicoanálisis como al conductismo, y paralelo al

cognitivismo, aparecerá durante la segunda mitad del siglo pasado un grupo de

psicólogos proclamándose como la tercer fuerza al interior de la psicología

(Rodríguez y Bermúdez, 2000, 267), defendiendo como objeto de estudio la

persona como una unidad portadora de un impulso a la autorealización. Si bien

con el apelativo de “tercera fuerza” se hace mención a cualquier propuesta que,

como lo señala Brennan (1999), no sea ni conductista ni psicoanalítica, caben allí

la psicología humanista, la existencialista y la fenomenológica. A pesar de sus

diferencias, “el movimiento reconoce la importancia de la libertad personal y la

responsabilidad en las decisiones de toda la vida que atañen a la realización de

las posibilidades humanas” (Brennan, 1999, 289). El hombre sería, por lo tanto, un

ser activo en búsqueda de su felicidad y del desarrollo de su personalidad.


El objeto de la psicología para la tercera fuerza puede variar de un autor a otro,

pero la gran mayoría coinciden el postular la personalidad o lo que Salcedo (2003)

nombra como Self, “el sí mismo” (p.176). Este autor señala una diferencia grande

entre este objeto de estudio y la mente, si la mente es una propiedad que poseen

todos los seres humanos, el Self sería aquello que diferenciaría una subjetividad

de otra. “El self es el término para nombrar las propiedades de un individuo,

identificadas y definidas por él mismo” (Salcedo, 2003, 176).

La cantidad de objetos de estudio de la psicología acá señalados no abarcan la

totalidad de conceptos elegidos a lo largo de la historia, lo cual puede ser leído

como un fracaso de la misma psicología al no “ponernos de acuerdo sobre el

objeto de estudio de la psicología” (Bedoya, 2008, 254), o como signo de la misma

realidad de nuestro campo de estudio: lo humano, y asumir sin angustia que “lo

psicológico es diverso” (Bedoya, 2008, 251) aceptando con Vygotski (1982 a) que

“el objeto de la psicología es lo más difícil que existe en el mundo, lo que menos

se deja estudiar; su manera de conocer ha de estar llena de subterfugios y

precauciones especiales para proporcionar lo que de ella se espera” (p. 387)

4.2 UNA PLURALIDAD DE MÉTODOS.

En el capítulo El concepto de ciencia, un referente filosófico y epistémico para la

psicología, se señaló que la psicología durante el siglo XIX, en su afán por obtener

un “status científico y consolidarse como una disciplina diferenciada de otras”


(Tortosa, 2000, 108), buscó apoyarse en el método científico para sustentar sus

postulados teóricos. Al asumir la consciencia como ámbito de estudio, la

psicología de Wundt buscó alcanzar el adjetivo de ciencia al abordar un objeto que

permitiera el “conocimiento sensible en el cuadro de las categorías de espacio y

tiempo”, según lo exigía Kant (Braunstein, 1981, 271); objeto de experimentación

con el que se buscó, tal como lo señala Lopera (2010, 96), la descripción y

clasificación de la “experiencia inmediata”, para luego dar píe a la explicación

causal sobre ésta.

Gondra (1998 a) muestra como el procedimiento que el padre de la psicología

llevó a cabo fue el de introducir un sujeto en las “condiciones de control

experimental” (p. 130) de un laboratorio que permitiera el control de las variables

subjetivas, con el fin de lograr un conocimiento objetivo de la experiencia de dicho

sujeto frente a estímulos manipulados por un observador.

Luís García (2003, 52) describe el método introspectivo usado por Wundt como un

proceso que parte del análisis de la experiencia inmediata de un sujeto, “hasta

llegar a los últimos elementos irreductibles de dicha experiencia. Una vez

obtenidos tales elementos, se ha de tratar reconstruir la síntesis, la experiencia

psicológica.” Pero este procedimiento sólo sería útil para aquellos elementos que

Wundt nombra como “procesos psíquicos más simples” (Gondra, 1982, 196),

puesto que los procesos superiores como “el lenguaje, los mitos, la estética, la

religión y las costumbres sociales” (Hothersall y Núñez, 2004, 110) sólo pueden

ser abordados mediante la observación naturalista y los registros históricos.


Hothersall y Núñez (2004, 138) y Brennan (1999, 168), al exponer el pensamiento

de Titchener, fiel representante de la visión wundtiana, consideran que la

psicología debe orientarse según la postura estructural, por tres fases

metodológicas: identificar los elementos que constituyen los procesos mentales,

demostrar además cómo se combinan, y como, posteriormente, se lograrían

descubrir las leyes que rigen dichas combinaciones o conexiones, para finalmente

demostrar la relación entre la mente y el cerebro. Evidentemente, tal como lo

presenta García (1996), el introspeccionismo se basó en el asociacionismo inglés

al cimentar sus experimentos sobre las sensaciones y las conexiones que el sujeto

evaluado lograba hacer durante su “autoobservación” (p. 84).

Tortosa (2000) por su parte, diferencia dos tipos de registros dentro del método

introspectivo: un registro de las sensaciones y otro de los sentimientos simples.

Las primeras pueden se analizaban cuantitativamente por su intensidad y

cualitativamente por su naturaleza, constituyéndose en aquello que él nombra

como “contenido objetivo” (p. 103). El contenido subjetivo de la experiencia

correspondía a los sentimientos simples, los cuales se buscaba que fueran

medibles mediante la intensidad y la naturaleza.

Con el método de la introspección, Wundt y Titchener pretendieron crear una

nueva ciencia natural basada en el método experimental que lograra desentrañar

“la química de la consciencia”, según lo relata Brennan (1999, 166). Para el Grupo

de investigación El método analítico y sus aplicaciones en las ciencias sociales y


humanas (2007, 56), las condiciones experimentales para lograr acceder a la

consciencia mediante la introspección eran las de un sujeto que pueda tener una

percepción clara de sus propios procesos psíquicos y que estos procesos puedan

ser controlados y repetidos por el investigador. La mayor dificultad del método

introspeccionista, tal como lo muestra Tortosa (2000) fue la necesidad de

“individuos altamente entrenados” (p. 379), lo que introducía el problema de

determinar quién era idóneo y quien no, ya que la mayoría de los resultados

variaban de sujeto a sujeto, lo que en últimas terminaba por imponer la autoridad

de Wundt frente a cuál sería la conclusión válida, tal como lo narra Lopera (2010,

98).

Hoyos (2005) inscribe la psicología estructural de Wundt dentro de lo que ella

nombra como propuesta orgánica de la biología. En su trabajo sobre la Psicología

postmoderna, diferencia dentro del método experimental asumido por las

psicologías de finales del siglo XIX dos tendencias: por un lado la mirada física

que desde Descartes concebía al mundo como un mecanismo “Deus ex machina”

y por el otro estaría la visión biológica influida por la teoría darwinista. En esta

última, el aparato psíquico funciona “como un conjunto orgánico, en el que las

reacciones son originales y, por consecuencia irreductibles a las acciones que las

desencadenan” (Hoyos, 2005, 146). No habría por lo tanto una simple estructura

de acción-reacción física sino un mecanismo más complejo que involucra

variables ambientales y adecuaciones adaptativas al contexto.


La oposición al estructuralismo vino en un primer momento de la fenomenología

de Dilthey quien proponía, en vez de la experimentación, la hermenéutica como

método para comprender la realidad psíquica, la cual, tal como fue abordada en el

capítulo 3.3 El concepto de ciencia, un referente filosófico y epistémico para la

psicología, es una lectura interpretativa sobre una realidad que aparece como una

unidad y que debe ser entendida desde sí misma. Siguiendo a Lopera (2006), la

postura de Dilthey era diferenciar tal como lo propuso Hegel, entre ciencias

naturales con miras a explicar la realidad mientras que las ciencias del espíritu

buscarían comprenderla, el lugar de la psicología sería la de ser “la ciencia que

fundamentaría a estas últimas” (p. 81). Vygotski (1982 b) nombra este tipo de

psicología como descriptiva, para la cual “la psique es una esfera de la realidad

totalmente aislada, en la que no actúa ninguna de las leyes de la materia, y

constituye el verdadero reino del espíritu” (p. 98); la realidad psíquica sólo podría

comprenderse desde ella misma sin recurrir a formulaciones externas. Este tipo de

propuesta no tuvo el impacto esperado ya que el paradigma positivo como mirada

hegemónica, impedía la exploración de alternativas que no siguieran sus cánones;

sin embargo, la vía propuesta por Dilthey fue asimilada por otros quienes

generaron una oposición al método experimental y quienes como Brentano,

Husserl y la escuela de Würzburg lograrán fundamentar la fenomenología como

método científico.

Hothersall y Núñez (2004) muestran cómo Brentano, un seguidor del pensamiento

hegeliano de Dilthey, buscó en el examen lógico la comprensión sobre los

fenómenos psíquicos. Brentano negó la eficacia de la introspección puesto que


sería imposible observar la propia conciencia, por lo que propuso observar los

actos mentales retrospectivamente en la memoria (Hothersall y Núñez, 2004, 189),

con lo que además se lograría una comprensión unitaria del fenómeno (Dávila,

2004, 258), camino que recorrió Ebbinghaus. La misma postura la compartió el

filósofo francés Merlau-Ponty, como lo señala Brennan (1999); para él “la

psicología consiste en aprender los secretos de la percepción interior, lo que sólo

se consigue con los métodos descriptivos de la fenomenología” (p. 299).

Herederos de esta tradición fenomenológica son los psicólogos gestaltistas,

representados por Köhler, Koffka y Wertheimer. Tortosa (2000) señala que con

esta escuela psicológica se abandonaba, “el análisis sensorial por la descripción

precisa de una experiencia fenoménica que como tal tiene un sentido preciso y

esencial” (p. 123), experiencia nombrada por Gondra (1998 a, 172) como Vivencia

y que en la corriente humanista cobre el nombre de Experiencia (Dávila, 2004,

259).

Otra alternativa frente al uso del método experimental en psicología es señalada

por Lopera (2006), cuando aborda el método clínico, sustentándolo en lo que él

nombra como paradigma indiciario y que “consiste en el estudio en extensión y en

profundidad de un caso” (p. 80), en contraste con el método experimental el cual

rastrea una variable en múltiples casos. Siguiendo a este autor, el método

indiciario renunciaría a la pretensión de la exactitud y de la generalidad que

propone el método galileano al buscar desentrañar “una realidad desconocida”

presente en el caso individual. Este será el camino que para Lopera (2010),
recorrerá el psicoanálisis en “la implementación de estrategias terapéuticas” (p.

103) en lo que este autor nombra como psicologías ascéticas.

James contrario a las propuestas europeas presentes tanto en la corriente

experimental de Wundt como en el psicoanálisis, y aunque conserva la

consciencia como objeto de estudio, al introducir el concepto de adaptación

permite el uso del método comparativo como lo señala García (2003, 63). En su

libro de 1981, Braunstein señala que el uso del método comparativo en psicología

sería la base del trabajo experimental en el conductismo donde lo humano hace

“parte de lo animal” (p. 37). El método comparativo es la plataforma teórica en la

cual las teorías conductistas se basaron para la realización de experimentos sobre

perros, palomas, monos y hasta ratas, lo cual es nombrado por Vygotski (1982 a,)

como “Psicología animal” y que Paolicchi (2008, 3) comenta irónicamente con su

descripción del conductista como alguien con “una visión ratomórfica de los seres

humanos.”

El método comparativo en psicología, siguiendo a Tortosa (2000), puede ser

rastreado desde el desarrollo de la estadística con Galton y Quetelet (Hothersall y

Núñez, 2004, 329). Para Hothersall y Núñez a medida que la estadística moderna

se consolidaba, su uso al interior de la psicología configuró “una alternativa

metodológica experimental denominada metodología de comparación de grupos

porque se basaba en la comparación de grupos de unidades tratados

diferencialmente” (p. 372). Gracias al método comparativo, la psicología cuenta

hoy con una gran cantidad de herramientas de medición entre tests proyectivos
hasta el gran número de cuestionarios psicométricos cuyo objetivo es la

producción de datos, como lo afirma González (2009, 207)

El conductismo de Watson, al eliminar cualquier relación con conceptos no

observables como alma, mente o procesos psíquicos buscó acercarse a su

pretensión de ser “una ciencia estrictamente natural” como lo afirma el Grupo de

investigación El método analítico y sus aplicaciones en las ciencias sociales y

humanas (2007, 71). Su trabajo se fundamentaba en la observación de la

adaptación humana y animal al medio y en el control sobre variables ambientales

o estímulos condicionados, buscando producir determinadas respuestas; el

método asumido por él fue el reflejo condicionado del reflexólogo Bechterev, como

lo afirma García (2003, 74), método usado por Pavlov para estudiar la actividad

cerebral observando la conducta.

García (2003) señala que, luego de casi cien años de olvido del método

introspectivo y con la hegemonía de la experimentación desde el reflejo

condicionado, con la era del cognitivismo se ha retornado al método introspectivo.

De cierta forma la psicología cognitiva actual ha retomado este método para

corroborar sus hipótesis sobre una entidad inobservable como la mente gracias al

desarrollo epistemológico del positivismo lógico, el cual permite el estudio de

“variables que directamente no pueden observarse, pero que de alguna manera,

se puede concluir su existencia, estructura, proceso y cuantificación, partiendo de

las variables de estímulo y respuesta” (García, 2003, 173). Para el psicólogo


cognitivo se podría corroborar una hipótesis sobre el funcionamiento de la mente

gracias a sus efectos manifestados en la conducta.

Actualmente el método introspeccionista no se realiza al estilo de Wundt sino con

modelos informáticos que permiten simular los estados cognitivos, tal como lo

argumenta Lopera (2006, 83) al señalar que gracias al avance computacional la

psicología logró construir “un lenguaje «propio» diferente al de la neuropsicología”,

camino al que terminó reducido el conductismo skineriano.

5. LAS CORRIENTES Y SUS AUTORES: UN RECORRIDO POR LA

DIVERSIDAD.

Las dos últimas categorías que se analizarán en este estado del arte son

Representantes y Escuelas. Si bien sólo se abordarán las corrientes más

significativas, se ha de tener presente que el número de éstas y de psicólogos que

de una forma u otra aportan a nuestra disciplina, excede las posibilidades de este

trabajo, postulándose como un objeto de estudio para posteriores investigaciones.

Si bien se hará un énfasis especial en aquellos psicólogos que formaron escuela y

con ello influyeron en otros, también se tendrán en cuenta aquellos que con su

trabajo circunscrito dentro de alguna corriente, posibilitaron el avance significativo

de la disciplina.
Antes de abordar las corrientes de la psicología, hay un antecedente directo de

Wundt que a pesar de no ser catalogado como psicología, tiene una relación

directa con el padre de la psicología. La psicofísica es para García (1996, 73),

quien reseña el trabajo de Helmholz, la pionera de la medición de los impulsos

nerviosos, lo que abrió las puertas a la psicología experimental alemana, y en

especial del método introspectivo. Fechner, a pesar de ser el padre de la

psicofísica, antecedente importante y cercano a Wundt, es catalogado por autores

como Bruner (1994, 20) como “el fundador de la psicología experimental

moderna”, aunque esta afirmación sea incongruente con la posición histórica de la

mayoría de los psicólogos, sólo apoyado por la lectura que hace Klappenbach

(2006) de Boring, la confluencia metodológica de la psicología estructural con la

fisiología permitiría este tipo de afirmaciones.

La introspección como método, fundamentó la búsqueda de Wundt de aquellos

procesos que constituyen la consciencia como lo son la percepción, atención,

entre otros procesos cerebrales (Gondra, 1998 b, 211), y que siguiendo los

planteamientos del manual Historia de la psicología de Hothersall y Núñez (2004,

116), serían la “estructura estática” de la mente humana. El estudio de esta

estructura común a todas las personas sería el motivo por el cual Titchener

denominó la psicología wundtiana como estructuralismo, a pesar de que el mismo

Wundt la nombrara como voluntarismo o que se haya conocido también, según lo

señala Brennan (1999, 166) como Psicología del contenido.


Rubén Ardila (1999 b, 61) en su texto Las ideas psicológicas en Colombia,

describe a la psicología estructuralista como una disciplina centrada en la

investigación sobre la “psicofisiología de la vista, el oído, el tacto y los demás

sentidos; tiempos de reacción; psicofísica, incluyendo medición de estímulos y

sensaciones; asociación, incluyendo su medición por medio de cronoscopios”.

Para estas áreas de investigación el método introspectivo podría funcionar, pero

para lo que Wundt llamó “producciones del espíritu” (Gondra, 1982, 195), lo que se

ha conocido como psicología social o de los pueblos y que para Ardila (1999 b) ha

sido el origen de la psicología transcultural, los métodos experimentales no eran

efectivos por lo que se debía usar la observación etnográfica en su caso. La

solución de Wundt de dos tipos de psicología, será contrariada por Ebbinghaus

quien, en el texto de García (2003) aparece como el primero que aplicó el método

experimental a una función superior como la memoria, hecho que Tortosa (2000,

115) denomina como “atrevimiento” al romper con el campo delimitado por el

método introspectivo.

Wundt resaltó el carácter creativo y voluntario de la mente, lo cual derivó en la

necesidad de una línea de investigación diferente de la experimentación sobre las

mencionadas producciones superiores del espíritu. Titchener, por el contrario,

limitó su interés únicamente a los datos aportados por la introspección (Hothersall,

2004, 133), negando cualquier importancia tanto de la conducta como de lo que

González (2003) llama inconsciente (p. 174). Esta dependencia de Titchener a los

datos recogidos sobre las sensaciones terminó por conducir al estructuralismo a


“un callejón”, en palabras de Brennan (1999, 170), o a una reducción a la fisiología

en las de Bedoya (2008, 249).

Ante la esterilidad de la psicología de Titchener, (1999), diferentes autores como

Brentano buscaron otras formas de abordar el problema de la psique Brennan. Su

propuesta conocida como psicología del Acto, se basó en lo que Husserl llamará

método fenomenológico, separándose de la línea empírico-materialista de Wundt,

cuando resalta la unidad del objeto de estudio, el cual no serían los procesos o

elementos de la conciencia sino los “hechos psicológicos” (Brennan, 1999, 344)

que son actos intencionales del sujeto (Tortosa, 2000, 126). Una aplicación de la

propuesta de Brentano está en la Tonpsychologie o psicología del sonido de su

discípulo Stumpf, en la cual aplica la teoría de su maestro al analizar un fenómeno

como el sonido utilizando el método experimental (Hothersall, 2004, 193). La

discusión entre la psicología del acto y la psicología del contenido es el primer

debate epistemológico presente en la historia de la psicología.

En Norteamérica, el debate se traduce en lo que Gondra (1998 b, 10) llama el

inicio de “la era de las escuelas” entre el estructuralismo de Titchener y el

funcionalismo de Dewey, aunque no es claro lo que entiende este autor por

funcionalismo al inscribir a Brentano junto a James en este tipo de psicología (p.

13). Mientras que Ardila (1999 b) concuerda con Gondra en afirmar que el

funcionalismo es una escuela, otros autores como Hothersall y Núñez (2004)

dudan sobre el carácter escolar del funcionalismo al no haber tenido un líder claro.

De igual forma, Brennan (1999, 188) considera que el funcionalismo sólo fue una
“etapa de transición entre el estructuralismo y el conductismo”, o como lo ve

Tortosa (2000, 262) “un punto de vista, una actitud generalizada.”

El funcionalismo, contrario a las teorías europeas, no se interesó por el contenido

de la conciencia sino por sus efectos prácticos en la tarea del sujeto por adaptarse

al medio (Gondra, 1998 b, 9). Un ejemplo de esto se encuentra en la obra de

Münsterberg, quien “favorecía el trabajo fuera del laboratorio y la aplicación de los

conocimientos psicológicos a diversos entornos”, convirtiéndose así en el padre de

la psicología aplicada (Hothersall, 2004, 170). El funcionalismo, en su afán por

resultados prácticos, aceptó “todos los procedimientos científicos a condición de

que sus resultados sirvan para algo” (García, 2003, 70).

Mientras en Estados Unidos se forjaba las bases de lo que sería el conductismo,

en Alemania se configuraba otra forma de abordar los procesos psíquicos en las

manos de Freud. Ardila (1999 b, 61) concibe al psicoanálisis como una escuela

psicológica, al igual que Valera (2000, 29) para quien “fue la ruptura histórica más

espectacular con la forma en que se venía realizando la psicología científica”

dando como resultado “una teoría estrictamente psicológica.” Igualmente, Mueller

(1980) agrupa al psicoanálisis de Freud como a las propuestas de Adler y de Jung,

en lo que denomina “Psicología de las profundidades” (p. 376). Por el contrario,

otros como Lopera (2010), aunque considera al psicoanálisis como un saber

distinto de la psicología ya que está fuera de su ámbito de estudio al centrarse en

el inconsciente y no en la conciencia, lo concibe como un “método de

investigación” (p. 105) con planteamientos teóricos que han llegado a introducirse
en la psicología. Sin abordar la discusión entre las diferencias de la psicología con

el psicoanálisis, lo cual puede ser objeto de otra investigación, es innegable la

influencia de este saber sobre la psicología.

Tortosa (2000), por ejemplo, considera que el desarrollo del psicoanálisis en

Estados Unidos generó una de las escuelas psicológicas más importantes

actualmente, la Dinámica. Los psicólogos del Yo tienen un punto de origen en

Heinz Hartmann (1894-1970), discípulo de Freud quien realizó una lectura de su

maestro desde la óptica de la adaptación al medio, y en Anna Freud, la hija del

padre del psicoanálisis (Tortosa, 2000, 495) quien sistematizaría los llamados

“mecanismos de defensa” en un intento por fortalecer la teoría sobre el Yo. El

trabajo de estos psicólogos se centró en la instancia psíquica definida por Freud

como Yo, pero su interés giró en la adaptación y autonomía de éste.

Al lado de la psicología del Yo, según Tortosa (2000), estaría la escuela que se

nombra como “teoría de las relaciones objetales”, iniciada con autores como Klein

y Fairbairn, y continuando en el pensamiento de Winnicot, Ballint, Mahler y Kohut.

Su trabajo se centra en “las relaciones entre el bebé o el adulto y el entorno

humano, independiente del nivel de desarrollo psíquico en el que estas relaciones

tengan lugar” (Tortosa, 2000, 495). Una tercera línea dentro de lo que se ha

conocido como escuela dinámica, es la que Brennan (1999) nombra como

psicoanálisis social, representado en autores como Sullivan y Fromm. Esta línea

teórica dentro de esta escuela, daba hincapié al “contexto social de las

experiencias humanas” (p. 242).


El desarrollo del psicoanálisis en los Estados Unidos gestó una nueva etapa en lo

que Gondra (1998 b) llamó la era de las escuelas, esta vez entre la escuela

psicodinámica y un hijo del funcionalismo, el conductismo o behaviorismo. Para

Hothersall (2004) la corriente inaugurada por Watson abandonó todo interés por la

mente al apoyarse en el carácter experimental de las ciencias naturales buscando,

según González (2009, 207) “la demostración empírica como criterio de

legitimidad del saber producido”, la conciencia como objeto da lugar a la conducta.

Si bien para Brennan (1999), Watson no negó la existencia de la conciencia, sí la

relegó a un segundo plano al no tener las condiciones materiales para ser

observada, lo que sí ocurre con la conducta.

García –Vega (2005) ubica la fecha de nacimiento del conductismo en la alocución

de Watson como presidente de la APA en 1913, donde asume “el reflejo

condicionado de Béjterev” (p. 387) mediante el cual pretendió comprender la

adaptación de los organismos a su medio usando, según el Grupo de

investigación El método analítico (2007, 72), “sus dotaciones hereditarias y a sus

hábitos adquiridos.” La crítica de Braunstein al conductismo en su texto Psicología:

ideología y ciencia de 1981, radica en cierto afán por explicar el comportamiento

humano para lograr un control y predicción sobre éste, gracias a la técnica de

cierto ingeniero que “elimina lo que «estorba» y apuntala y acrecienta lo que

aumenta el nivel de la eficiencia”, (p. 266) haciendo alusión a la manipulación de

estímulos para lograr el condicionamiento, es decir, la producción de una

respuesta deseada de antemano. Dicha tarea del psicólogo conductista de


“eliminar lo que estorba”, es resaltado por Deleule (1972, 74-75) cuando afirma

que “el psicólogo es aquél que debe, por así decirlo, «corregir» las definiciones del

organismo en el medio social.”

El conductismo evolucionó de los planteamientos iniciales de Watson que se

limitaban a la relación estímulo-respuesta, para abordar el problema del

aprendizaje. Tortosa (2000) señala en este capítulo del conductismo a “Tolman y

Hull, los «dos gigantes», en expresiva frase de Skinner” (p. 315), quienes usaron

en sus experimentos sobre el aprendizaje ratas en laboratorio. La diferencia según

Tortosa (2000), radicó en que para Hull (1884-1952) el aprendizaje se podía

explicar analizando las conexiones entre las respuestas y los estímulos

detonantes, mientras que Tolman (1886-1959) buscaba una explicación “molar”

como una unidad dirigida por un propósito, por una meta.

Skinner se opuso a la introducción de elementos mentalistas por parte de Tolman

en el conductismo. Su propuesta conocida como condicionamiento operante

(Brennan, 1999, 275), aunque reconocía la existencia de variables internas, negó

la posibilidad de su conocimiento directo, lo cual se conoció como la “caja negra”.

Otra diferencia de Skinner con los neoconductista como nombra Gondra (1998 b)

a Hull y Tolman, es su posición sobre el lugar de la teoría. En el manual de

Benjamin Wolman Teorías y sistemas contemporáneos en psicología (1973),

Skinner es presentado como alguien completamente inductista, evitaba a toda

costa partir de algún supuesto más allá de lo que los datos arrojan.
Además del funcionalismo norteamericano, el conductismo tuvo su principal fuente

metodológica en los avances de la reflexología rusa, en especial del trabajo de

Sechenov y Pavlov (García-Vega, 2005, 385). Sechenov (1829-1903) es el

iniciador de la reflexología al explicar el comportamiento humano como el

resultado de un reflejo orgánico “ante los estímulos ambientales, mediados por el

nivel cortical” (Brennan, 1999, 249), con lo cual la psicología humana se podría

reducir a la fisiología. Tal vez el autor más conocido de la reflexología sea Pavlov.

La investigación de Pavlov (1849-1936) se fundamentó en la observación y

medición de la salivación de perros ante la habituación a ciertos estímulos, lo que

se conoce como condicionamiento clásico (García, 1996, 115). El éxito de Pavlov

fue tal que Bechterev (1857 – 1927), un discípulo de Wundt, siguiendo con la

exposición de García (1996), abandonó la introspección al percibirla como un

método estéril (Tortosa, 2000, 202). Kornilov (1879 – 1957) opuso la reactología a

la reflexología, la cual tendría como meta la investigación de las reacciones

humanas ante la demanda del ambiente no como una respuesta mecánica sino

voluntaria (García, 1996, 123); la reactología si bien introduce el materialismo

dialéctico a la psicología, niega al igual que la reflexología la existencia de la

conciencia al considerarla un concepto metafísico.

La corriente materialista dialéctica de Vygotski y Luria, basada en el marxismo

(Valera, 2000, 46), sería una escuela contraría a las premisas de la reflexología.

Uno de los puntos de discrepancia es resaltado por Arias (2004) cuando afirma

que Vygotski (1896-1934) retoma la conciencia como objeto de la psicología; por


otro lado, usando la categoría de actividad de Leontiev (Arias, 2004, 85), Vigotski

concibe al ser humano, desde una visión histórico-crítica, como un sujeto activo en

la construcción y transformación de su realidad. La conciencia para el

materialismo dialéctico, sería el resultado de la relación entre el cerebro y la

sociedad (Tortosa, 2000, 225).

Vygotski ha sido uno de los críticos más representativos a la mirada mecanicista

sobre el hombre. Kurt Lewin (1890-1947), psicólogo cuyo método fue la

fenomenológica, tal como lo presenta Dávila (2004), coincide con Vygotski al

afirmar que el comportamiento es un “resultante dinámico de la personalidad y el

ambiente” (p. 260), teniendo en cuenta la acepción de personalidad usada por

psicólogos como Allport para quien ésta estaría integrada por el temperamento

“parte biológicamente determinada de la personalidad” (Lopera, 2010, 224). La

psicología de la Gestalt será otra escuela que, además del materialismo dialéctico

de Vygotski, hará un cuestionamiento al sesgo mecanicista sobre el hombre

La crítica de la Gestalt tiene un antecedente en el cuestionamiento a la psicología

estructural iniciado por Brentano con su psicología del Acto, el cual será

continuado por dos discípulos de Stumpf: Köhler y Koffka (Brennan, 1999, 178),

fundadores de la psicología de la Gestalt. Aunque se oponían al reduccionismo del

método experimental sobre el hombre, la Gestalt no dejó de “lado el intento de

hacer de la Psicología una ciencia exacta, al igual que la Física” (Rodríguez y

Bermúdez, 2000, 268). Ciencia exacta que buscaba partir de la conciencia y de

una mirada fenomenológica del hombre como unidad.


La psicología de la Gestalt se disolvió como escuela ante la persecución de sus

representantes por el nazismo, ya que varios eran judíos. Sus planteamientos

fueron retomados por el humanismo, el cual, a pesar de tomar la idea de totalidad

del fenómeno humano, rechaza “cualquier explicación mecanicista o materialista

de los procesos psicológicos” (Brennan, 1999, 289), lo que incluye el afán por

proclamarse ciencia, reconociendo por el contrario, el carácter de la libertad

humana y resaltando el dinamismo del hombre hacia la autorrealización.

La autorrealización es definida por García (2003, 161) como el desarrollo de las

“capacidades a tenor de la naturaleza específica e individual que cada uno posee”,

teniendo como base la existencia de una naturaleza personal que se manifiesta o

no, según lo permita el ambiente. La teoría sobre la autorrealización fue

estructurada por Abrahan Maslow (1916-1970) sobre una jerarquía de motivantes

(Valera, 2000, 89), conocida como la pirámide de necesidades humanas, según la

cual el ser humano partiría de satisfacer lo más básico para luego interesarse por

cuestiones como lo social y su felicidad.

La teoría de la autorrealización tiene un desarrollo en el concepto de

trascendencia presentado por Lopera (2006), al abordar la escuela transpersonal,

heredera, según este autor, del humanismo. El hombre está abocado a un

crecimiento interior que lo conduce “a un nivel de conciencia superior en el que

todas las estructuras confluyen y se logra la Unidad: la liberación, que coincide

con la trascendencia en la que se es nada y todo a la vez” (p. 84). La conciencia


es asumida desde posturas que como el existencialismo (Brennan, 1999, 289),

abordan temas como el sentido de la vida, o desde puntos de vista en la

psicología humanista que tocan el plano mítico retomando la psicología profunda

de Jung.

Al igual que la tercera fuerza, la escuela cognitiva ha retornado al concepto de

conciencia, pero desde una perspectiva experimental más que fenomenológica

(Dávila, 2004, 263). Inicialmente el cognitivismo, como lo llama Lopera (2006),

asumió el modelo computacional para explicar los procesos psicológicos en

términos de “entrada, procesamiento y salida de información, estados

computacionales, codificación, almacenamiento, evocación y decodificación”

(Lopera, 2006, 83); pero las críticas a este modelo que parten del olvido de los

elementos emocionales y volitivos, ha generado una perspectiva posracionalista

“la cual retoma los aportes del constructivismo y propone una manera distinta de

concebir la realidad y al hombre mismo” (El método analítico, 2007, 86).

Otra perspectiva al interior de la escuela cognitiva es propuesta por la denominada

Mente modular de Fodor, en la cual existiría “un conjunto de módulos parecidos a

las facultades mentales” (Gondra, 1998 b, 361) con cierta independencia entre sí y

cada uno con el procesamiento de un tipo de información particular. La crítica a

este modelo, el cual sigue siendo computacional o algorítmico, es la poca

explicación que da a los sentimientos y a la autodeterminación del sujeto.


Una tercera opción es la que construyen en 1986 Rumelhart y McClelland con su

planteamiento del modelo conexionista o la metáfora del cerebro (Tortosa, 2000,

525), la cual se fundamenta en una red de representaciones interconectadas a

imagen de la distribución neuronal. Este modelo se diferencia del modular en el

punto del procesamiento de la información, ya que para Fodor habría un

ordenamiento secuencial entre los módulos, mientras que para la metáfora del

cerebro, la información se procesa en paralelo al mismo tiempo en diferentes

conexiones representacionales (Gondra, 1998 b, 362).

Este recorrido histórico por las escuelas muestra que sin duda la psicología no es

hoy lo que era hace 100 años cuando Wundt aún investigaba. La diversificación en

las temáticas y la incontable cantidad de propuestas a la hora de abordarlas, han

hecho de ésta disciplina un saber rico en miradas y caminos, lo cual también

puede configurarse como un dilema para aquellos que inician su formación como

psicólogos según se percibe en la siguiente pregunta de Ribes-Iñesta (2004, 25)

“¿En dónde puede o debe insertarse el psicólogo socialmente?” Inquietud dirigida

a cada profesional de la psicología sobre el lugar que ocupa ante las demás

disciplinas y profesiones.
6. CONCLUSIONES.

Las conclusiones de este informe, se soportan en el análisis y articulación de las

categorías que dan cuenta de los vacíos, semejanzas, énfasis y diferencias

encontrados en la muestra documental sobre el debate epistemológico de la

psicología. Ellas son:

 Se evidenció un progresivo abandono de la reflexión epistemológica sobre la

psicología a favor de lo que Diego Jorge González llamó el análisis sobre

cuestiones puntuales de la disciplina y que en palabras de George Marcus y

Michael Fischer se nombra como Momento experimental o interés por la

ontología.

 El desmérito de posturas de corte positivistas han permitido el ascenso de

posturas narrativas que refuerzan el carácter interpretativo en la psicología y

resaltan el papel del consenso en el momento de crear, avalar, sustentar,

demostrar y derogar una teoría, lo cual Frederic Munné llama Constructivismo

social.

 Rubén Ardila es uno de los adalides en la psicología colombiana que junto a

Mauricio Bedoya y Luís García, insisten en que a la unificación de la psicología

ya por la vía de un paradigma común o por la de una psicología general basada

en el materialismo dialéctico como lo propone el cubano Diego Jorge González.

 Una gran mayoría de autores resaltan la valía de la pluralidad de visiones al

interior de la psicología entre los cuales se destacan Marco Salcedo, Luís


García-Vega y Laura García-Vega, Juan Diego Lopera, Álex Ernesto Dávila,

Juan Brunetti y Elizabeth Ormart, y Antonio Caparrós, los cuales ven en el

carácter multiparadigmático la riqueza y la identidad misma de la psicología.

 Francisco Tortosa es el único en los dos manuales reseñados: Una historia de

la psicología moderna, e Historia de la psicología moderna: investigación y

didáctica, introduce el elemento espacial a la discusión epistemológica, al

argumentar que el lugar en el que se gestó una corriente o escuela psicológica

determinó el carácter, el método y hasta el objeto de estudio de aquella.

 El alma es retomada como objeto de la psicología por tres de los autores

reseñados: Lev Vygotski, Alfonso Osorio y Juan Diego Lopera en un intento por

configurar un concepto que lograra abarcar las distintas tendencias psicológicas

sin desconocer el legado histórico. Además, de estos dos escritores, el alma o

psique es asumida como objeto de investigación por Herbart según lo resalta

Wollman, con la característica, por lo demás un tanto contradictoria, de ser un

órgano material cuyas reacciones podrían ser medidas. Al reforzar el lugar del

alma como objeto de la psicología, Juan Diego Lopera introduce una dicotomía

entre dos tendencias al interior de la psicología que él nombra como epistémica

y ascética. Se resalta en este autor el ser el único que propone un constructo

teórico que abarcaría la historia de la psicología desde los mismos griegos.

 Luís García en el libro Breve historia de la psicología resalta el retorno al

método instrospeccionista en la psicología cognitiva el cual difiere del empleado

por Wundt en el uso de la tecnología computacional y de lo que Juan Diego

Lopera nombra como Modelo informático. Para James Brennan la psicología


cognitiva, gracias al método introspectivo actualizaría planteamientos de René

Descartes como lo es el interés por el conocimiento de la mente como

constructo con ideas innatas o lo que Chomsky llama estructura profunda.

 Frente al surgimiento de la psicología como saber disciplinar, la mayoría de los

autores consideran que ésta nace de la filosofía y se desliga de ésta al asumir

las directrices del método científico. Entre los autores que se inscriben en esta

línea de pensamiento se encuentran Néstor Braunstein, Luís García Restrepo,

Ramón José Ledesma, Rubén Ardila, Mauricio Bedoya, Francisco Tortosa,

Benjamin Wolman y Luz Natalia Ocampo.

 El lugar de Wundt como padre de la psicología es sostenido por la mayoría de

los psicólogos en lo que Rubén Ardila ha denominado el Mito de nacimiento, sin

embargo hay tres autores que cuestionan el consenso sobre Wundt: Hugo

Klappenbach, Jerome Bruner y James Brennan. Para el primero de estos, al

igual que para Bruner, la psicología habría comenzado con Fechner teniendo

una continuidad y un ingreso al ámbito universitario con Wundt. Brennan, por su

parte, considera a Galton como el fundador de la psicología experimental en

Inglaterra.

 La crisis al interior de la psicología es asumida como un hecho por Walter Arias,

Julián Marino y Belkins Echemendía. Para Emilio Ribes-Iñesta la crisis es

producto de lo que él denomina “Torre de Babel” amén la innumerable cantidad

de lenguajes al interior de la psicología que produce una dificultad para

compartir, contrastar y debatir las diversas proposiciones. Por su parte en el


trabajo de Nicolasa Durán et al., la crisis de la psicología tiene una causa clara

en el dualismo entre ciencia social o natural.

 Mientras algunos autores como Rubén Ardila defienden que la psicología es

ciencia, otros como José Carlos Loredo la consideran como un saber

precientífico al no haber logrado una unidad alrededor de un paradigma único,

lo que Juan Brunetti y Elizabeth Ormart llaman un lugar preparadigmático.

Néstor Braunstein explica esta condición de la psicología por la permanencia en

una situación ideológica que en términos de Emilio Ribes-Iñesta sería la

configuración de un objeto de estudio para lograr un mejor control de los

sujetos, juego realizado por la psicología cognitiva según Manuel de Gracia

Blanco.

 Uno de los fenómenos más actuales y debatidos en la actualidad es el de la

especialización, la cual es designada positivamente por James Brennan como

un neofuncionalismo basado en el principio de utilidad. Francisco Tortosa, por el

contrario, es crítico de una excesiva especialización que olvide la reflexión

epistemológica ya que terminaría por convertir la psicología en una tecnología.

Tanto Ramón Ledesma como Manuel de Gracia traducen la tendencia a la

especialización en términos de psicología básica y aplicada, debate en el cual

se estaría inclinando la balanza hacia el ámbito aplicado, lo que para de Gracia

sería concebir a la psicología como una nueva ingeniería.

 La relación del psicoanálisis con la psicología, si bien no fue abordado en la

presente investigación, fue referenciado por varios autores como una escuela

más de la psicología, tal como es el caso de Rubén Ardila y Orlando Valera, con
lo cual se puede evidenciar la poca reflexión sobre los límites que diferencian

dos saberes contrapuestos en varios aspectos.

 El único autor que presentó un cuestionamiento directo al estudio sobre el

cerebro fue George Canguilhem para quien esto ha sido uno de los peores

daños a la psicología, porque se reduce a un órgano en vez de estudia al

Hombre entero.
BIBLIOGRAFÍA

 Ardila, R. (1999 a). La década de la conducta. Innovación y ciencia, 8 (3), 16-17


 ----- (1999 b). Las ideas psicológicas en Colombia. Revista de estudios sociales, 3,
59-67
 Arias, W. L. (2004). Antecedentes y evolución de la psicología materialista: un
estudio histórico. Revista cubana de psicología, 21 (1), 76- 88
 Bedoya, M. (2008 jul. – dic.) Las condiciones de posibilidad de la psicología como
ciencia humana y social. Informes psicológicos, 10 (11), 245 – 257.
 Braunstein, N. (1981). Psicología: ideología y ciencia. (7ª ed.). México: Siglo
veintiuno editores.
 Breisach, E. (2009). Sobre el futuro de la Historia. El desafío posmodernista y sus
consecuencias. Valencia: Publicaciones de la Universitat de València.
 Brennan, J. (1999). Historia y sistemas de la psicología. (5ª ed.). México: Prentice
hall.
 Bruner, J. (1997). La educación, puerta de la cultura. Madrid: Visor
 Bruner, J. (1998). Realidad mental y mundos posibles. España: Gedisa
 Brunetti, J. y Ormart, E. B. (2010). El lugar de la psicología en la epistemología de
kuhn: la posibilidad de una psicología de la investigación científica. Cinta Moebio
[en línea], 38, 110-121. Recuperado el 5 de junio de 2010, de
www.moebio.uchile.cl/38/brunetti.html
 Camacho-Camacho, G. (2009). Publicaciones periódicas. Biblioinstrucción [en
línea], 1-3. Recuperado el 20 de agosto de 2012, de
http://www.slideshare.net/gerinaldocamacho/publicaciones-periodicas-2377011
 Canguilhem, G. (1994 jun). El cerebro y el pensamiento. Sociología, 17. Medellín:
Universidad autónoma latinoamericana, 13-24
 ----- (1998). ¿Qué es la psicología? Revista colombiana de psicología, 7, 7-14
 Caparros, A. (1978). La psicología, ciencia multiparadigmática. Anuario de
psicología, 19, 79-110.
 Costa, P. (abr., 2010). Avances y avalanchas del siglo XIX (II): química y
electricidad. Revista Antena, [en línea]. Recuperado el 20 de julio de 2012, de
http://coitt.es/res/revistas/10_Avances_PU1.pdf, 179, 58-63
 Cuevas, A. (2002). Consideraciones en torno a la investigación cualitativa en
psicología. Revista cubana de psicología, 19 (1), 47-56
 Dávila, A. (2004). Paradigma de mente fenomenológica y mente conceptual ¿es
posible la unidad? Revista de psicología, 22 (2), 253 – 276
 De Certeau, M. (2007). La invención de lo cotidiano. 1-Artes de hacer. México:
Universidad Iberoamericana.
 Deleule, D. (1972). La psicología mito científico. Barcelona: Anagrama.
 Durán, N., Restrepo, D., Salazar, C., Sierra, A. y Schnitter, M. (2007 ene. – dic.).
Historia paralela de la psicología clínica: un rastreo teórico-histórico. Informes
psicológicos, 9, 135-148
 Echemendía, B. (2003). El surgimiento del enfoque histórico cultural como
alternativa marxista al problema de la crisis de la psicología. Revista cubana de
psicología, 20 (1), 71-76
 Eagleton, T. (1997). Ideología, una introducción. Barcelona: Paidós
 Escobar, H. (2003, ene. – jun.). Historia y naturaleza de la psicología del
desarrollo. Universitas psychologica, 2 (1), 71 – 88
 Ferrater, J. (1956). Diccionario de Filosofía. Tomo II. Buenos Aires, Argentina:
Sudamericana
 Ferrater, J. (1994). Diccionario de Filosofía. Tomo III. Barcelona, España: Ariel
 Foucault, M. (1985). El juego de Michel Foucault. En Saber y Verdad (pp. 127-
162). Madrid: La piqueta.
 ----- (1990). Tecnologías del Yo. Barcelona: Paidós.
 ----- (1994). La psicología de 1850 a 1950, [en línea]. (Trad. Hernán Scholten).
Recuperado el 22 de noviembre de 2010, de
http://www.elseminario.com.ar/biblioteca/foucault_psicologia_1850_1950.htm
(Original en francés, 1957).
 Fulbrook, M. (1995). Historia de Alemania. Cambridge: Cambridge University
press.
 García, L. (2003). Breve historia de la psicología. Madrid: Siglo veintiuno.
 García, L. E. (1996). El desarrollo de los conceptos psicológicos: una introducción
a la historia de la psicología. (2ª ed.) Bogotá: Limusa.
 García-Vega, L. y García–Vega, L. (2005, oct–dic.). Conducta y consciencia.
Origen histórico de dos alternativas contrapuestas en los comienzos de la
psicología científica. Universitas psychologica, 4 (3), 385 – 391
 Giddens, A. (1995). La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la
estructuración. (2ª Ed.) Buenos Aires: Amorrortu
 Gondra, J. M. (1982). La psicología moderna. Textos básicos para su génesis y
desarrollo histórico. Bilbao: Desclée de Brouwer.
 ----- (1998 a). Historia de la psicología. introducción al pensamiento psicológico
moderno, Vol. I: Nacimiento de la psicología científica. Madrid: Síntesis.
 ----- (1998 b). Historia de la psicología. Introducción al pensamiento psicológico
moderno. Vol. II: Escuelas, teorías y sistemas contemporáneos. Madrid: Síntesis.
 González, D. J. (2003). La unidad y la diversidad de la teoría psicológica. Revista
cubana de psicología, 20 (2), 173-188
 González, F. (2009). Epistemología y ontología: un debate necesario para la
psicología hoy. Revista diversitas-perspectivas en psicología, 5 (2), 205-224
 Gracia, M. de y Castelló, A. (2002, oct.). Aproximación a los orígenes de la
psicología cognitiva del pensamiento. Revista de psicología. general y aplicada, 55
(4), 515 - 539
 GRUPO DE INVESTIGACIÓN: EL MÉTODO ANALÍTICO Y SUS APLICACIONES
EN LAS CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS. (2007). Relaciones psicología –
psicoanálisis, un estado del arte. Medellín: Universidad de Antioquia.
 Hothersall, D. y Nuñez, J. L. (2004). Historia de la psicología (4ª ed.). México:
Mcgraw hill.
 Hoyos, C. (2005, ene. – dic.). Aproximación a una psicología postmoderna: una
reflexión epistemológica. Informes psicológicos, 7, 137-175.
 Kant, E. (2005). Prolegómenos a toda metafísica del futuro. Buenos Aires: Losada
 Klappenbach, H. (2006, ene. – abr.). Construcción de tradiciones historiográficas
en psicología y psicoanálisis. Psicologia em estudo, 11 (1), 3-17
 Kuhn, T. (2004). La estructura de las revoluciones científicas. México: Fondo de
cultura económica.
 Ledesma, R. J. (2004). Saber y poder en los tratamientos del alma. Un enfoque
histórico-epistemológico. Tesis de pregrado en psicología no publicada.
Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. 248 p.
 Lopera, J. D., Manrique, H., Ucaris, M. y Ortiz, J. (2010). El objeto de la psicología:
el alma como cultura encarnada. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia.
 Lopera, J. D. (2006). Psicología ascética y psicología epistémica. Acta colombiana
de psicología, 9 (2), 75-86
 Loredo, J. C. (2005, nov. – dic.). Acerca de las tecnologías psicológicas. AIBR
Revista de antropología iberoamericana, [en línea]. Recuperado el 5 de noviembre
de 2010, de www.aibr.org.
 ----- (2008). Psicología y epistemología: historias cruzadas. Boletín informativo de
la sociedad española de historia de la psicología, 41, 4-12.
 Marcus, G. E. y Fischer, M. (2000). La antropología como crítica cultural: un
momento experimental en las ciencias humanas. Buenos Aires: Amorrortu.
 Marino, J. (2007). Conceptos en psicología: análisis epistemológico y
metodológico. Córdoba: Brujas.
 Massimi, M. (2000 [1996]). Historiografía de la psicología: antiguas y nuevas
trayectorias. (Trad. Flavia Arrigoni). Publicaciones de Historia de la Psicología,
Serie: Traducciones originales. Nº 4 [en línea]. Recuperado el 10 de julio de 2012,
de http://www.elseminario.com.ar/biblioteca/Massimi_Historiografia_psicologia.pdf
 Maturana, H. (2003). Desde la biología a la psicología. Buenos aires: Lumen.
 Mueller, F. (1980). Historia de la psicología: de la antigüedad a nuestros días.
México: Fondo de Cultura económica.
 Munné, F. (2001). El declive del postmodernismo y el porvenir de la Psicología.
Cinta de Moebio, N° 10 [en línea]. Recuperado el 15 de julio de 2012, de
http://redalyc.uaemex.mx/pdf/101/10101004.pdf
 Ocampo, L. N. (2006). ¿Qué aporta la historia y epistemología de la psicología en
cuanto al objeto de estudio y método de la misma, para hablar de una o varias
psicologías? Informe de tesis de pregrado en psicología no publicada. Universidad
san buenaventura, Medellín, Colombia. 20p.
 Osorio, A. (2009, ene. – abr.). Fundamentos filosóficos de la psicología actual.
Revista española de pedagogía, año 67, nº 242, 149-168
 Paolicchi, P. (2008). La psicología en busca de su objeto: de las ratas al arte
(pasando por las máquinas, las mentes y los agentes morales). Boletín informativo
de la sociedad española de historia de la psicología, 41, 2-19
 Peláez, G. (2009, oct.). CONTRA-VIA. El problema de la psicología como ciencia
¿está superada la cuestión del problema epistemológico de la psicología? Revista
electrónica Psyconex, [en línea]. 1 (2). Recuperado el 7 de noviembre de 2010, de
http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/Psyconex/article/viewFile/72
70/6717
 Pinker, S. (2000, feb.). La materia y el espíritu en el centro del debate. Mundo
científico, 20 (209), 38-39
 Popper, K. (1980). La lógica de la investigación científica. Madrid: Tecnós
 Programa de Psicología (2008). Proyecto educativo: Identidad del programa de
psicología. Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas,
[en línea]. Recuperado el 2 de julio de 2012, de
http://antares.udea.edu.co/psicologia/acreditacion.htm.
 Rabade, S., López, A. y Pesquero, E. (1988). Kant: conocimiento y racionalidad. El
uso teórico de la Razón. Bogotá: Cincel Kapelusz.
 Ribes-Inesta, E. (2004, mar.). ¿Es posible unificar los criterios sobre los que se
concibe la psicología? Suma psicológica, 11 (1), 9-28
 Rodríguez, M. y Bermúdez, R. (2000). Sobre el problema fundamental de la
psicología. Revista cubana de psicología, 17 (3), 266-269
 Salcedo, M. (2003, ene. – jun.). Los paradigmas epistémicos de la psicología.
Revista ciencias humanas, 5 (1), 148- 183
 Sandoval, C. (1997). Investigación cualitativa. Medellín: ICFES
 Tortosa, F. (2000). Una historia de la psicología moderna. Madrid: Mcgraw hill.
 Tortosa, F., Pastor, J. C. y Civera, C. (2000). Historia de la psicología: investigación
y didáctica. Valencia: Tirant lo Blanch.
 Trujillo, S. (2002, ene. – jun.). Aproximación a la génesis de «lo psicológico».
Universitas psychologica, 1 (1), 92 – 100
 Valera, O. (2000). Las corrientes de la psicología contemporánea. Revisión crítica
desde sus orígenes hasta la actualidad. Bogotá: Universidad autónoma de
Colombia.
 Vygotski, L. (1982 a [1927]). El significado histórico de la crisis de la psicología.
una investigación metodológica. Obras escogidas, vol. 1. (257-413). Madrid: Visor
 ----- (1982 b). Problemas teóricos y metodológicos de la psicología. Obras
escogidas, vol. 1, (1-133). Madrid: Visor
 Wolman, B. (1973). Teorías y sistemas contemporáneos en psicología. (6ª ed.).
Barcelona: Martínez roca.
ANEXO A

MATRIZ BIBLIOGRÁFICA

Grupo de investigación Psyconex

Número Palabra Categoría Titulo Autor Año Descriptores Tipo de Centro de Ubicación
Clave analítica Material documentación
Búsqueda
1.

2.

3.

4.

10

11

12

13
ANEXO B

MATRIZ ANALÍTICA DE CONTENIDO.

Grupo de investigación Psyconex

BIBLIOGRAFÍA

CONTENIDO CATEGORÍAS

OBSERVACIONES

Вам также может понравиться