Pérdida de peso. Las calabazas son ricas en fibra, lo que disminuye el
ritmo de la digestión. Visión más aguda. El fuerte color naranja de las calabazas proviene de su riqueza de beta-caroteno, que se convierte en vitamina A en el cuerpo. La calabaza también contiene luteína y zeaxantina, dos antioxidantes que se cree, ayudan a prevenir las cataratas e incluso podrían frenar el desarrollo de la degeneración macular. Mejor inmunidad. ¿Buscas una manera de protegerte de las enfermedades y mejorar tu sistema inmune? Prueba la calabaza. La gran cantidad de vitamina A que la fruta provee ayuda a tu cuerpo a combatir infecciones, virus y enfermedades infecciosas. El aceite de calabaza incluso ayuda a combatir varias infecciones ocasionadas por bacterias y hongos. Además, la calabaza cuenta con casi el 20% de la cantidad diaria recomendada de vitamina C, lo que podría hacer que te recuperes de los resfriados más rápidamente. Piel más joven. Seguro, comer calabazas podría ayudarte a que te veas más joven (el beta-caroteno de la calabaza nos protege de los rayos UV del sol que causan arrugas), pero la pulpa también es una excelente mascarilla facial completamente natural que exfolia y suaviza. Menor riesgo de cáncer. El beta-caroteno es bueno para tus ojos y tu piel, pero ¿sabes qué otro beneficio tiene? Combate el cáncer. Puede ayudar a tratar la diabetes. En experimentos científicos se ha demostrado que la calabaza reduce los niveles de glucosa en la sangre, mejora la tolerancia a la glucosa y aumenta la cantidad de insulina que el cuerpo produce.