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Los huesos y otras estructuras rígidas están conectadas por ligamentos y unidas al
sistema muscular a través de tendones. Otro componente del sistema óse son los
cartílagos, que complementan su estructura. En los seres humanos, por ejemplo, la
nariz y orejas están sustentadas por cartílago. Algunos organismos tienen un
esqueleto interno compuesto enteramente de cartílago, sin huesos calcificados,
como en el caso de los tiburones.
El sistema muscular está formado por el conjunto de músculos que pueden ser controlados de
forma voluntaria por un organismo vivo (músculos esqueléticos).nota 1 Su función principal es
conseguir movilidad, acción que tiene lugar cuando estímulos eléctricos procedentes
del sistema nervioso provocan la contracción de las fibras musculares. Los músculos que se
contraen de forma automática como el músculo cardíaco o la musculatura lisa no se consideran
habitualmente parte del sistema muscular. El conjunto de la musculatura esquelética
corresponde aproximadamente al 40% del peso de un hombre adulto. La suma del sistema
muscular más el sistema óseo formado por los huesos da lugar al aparato locomotor.1
El esqueleto humano adulto está constituido por al menos 206 huesos a, pudiendo llegar su
número en algunas personas, incluyendo los huesos wormianos, típicamente a los 240.b En el
lactante y el niño hay que sumar además 3 o 4 vértebras sacras, que posteriormente se
funden en el sacro, de 3 a 5 vértebras coxígeas, que luego se funden en el coxis, y
el ilion, isquion y pubis, que en el adulto están fusionados en el coxal1. La mayoría de los
huesos son pares, con un miembro de cada par en cada lado del cuerpo. Los huesos impares
son: las vértebras, el esternón, el frontal, el occipital, la mandíbula, el esfenoides, el etmoides,
el vómer y el hioides2.
Entre paréntesis y en negrita se muestra el número total de huesos de cada tipo en el
esqueleto humano.