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Esta visión ya no se puede sostener totalmente, pero iba bien encaminada. Podríamos
definir este proceso con estas enmiendas:
1. No hubo sólo dos partidos en el cristianismo primitivo, sino toda una gama, con
tensiones y conflictos entre ellos: judeocristianismo, cristianismo sinóptico, paulino y
joánico, y más tarde la amplia corriente de un cristianismo gnóstico. Hay que destacar
aquí la pluralidad del cristianismo primitivo y reunir los indicios para una unidad dentro y
detrás de la multiplicidad. Sólo esta unidad permite comprender la génesis del canon que
pudo imponerse en el curso del siglo II sin que existiera una instancia de organización
central en el cristianismo primitivo. La génesis del canon es el suceso decisivo de la
historia del cristianismo primitivo en el siglo II.
2. La síntesis que pone fin a este proceso no está representada por el evangelio de Juan,
sino por el canon. Lo característico en la formación del canon es la afirmación expresa de
la variedad en el cristianismo primitivo. El canon asume escritos de casi todas las
corrientes representativas. El Corpus Johanneum no es esta síntesis; representa sólo una
corriente en el canon; es posible, no obstante, que hubiera desempeñado un papel especial
en la formación del mismo.
3. La formación del canon supuso el descarte de las corrientes “heréticas”. No todas las
corrientes y tendencias del cristianismo primitivo quedaron representadas en los escritos
1
Todos los demás escritos quedarían referidos a ellos por la “tendenci2” que defienden. Así, 1 Pe y Sant
representan, según dicha escuela, un intento de mediación que hace la corriente petrina; la doble obra lucana y los
escritos deuteropaulinos, un intento de mediación por parte paulina para conciliar las dos corrientes. El catolicismo,
en fin, formaría la síntesis, representada por el evangelio de Juan. Con él alcanza el cristianismo primitvo, según la
escuela de Tubinga, su punto más alto y su conclusión.
Ahora bien, ¿y qué significa esta formación del canon para la historia del cristianismo
primitivo?
Hemos visto cómo el primer conflicto que sale a la luz es el de los hebreos y los
helenistas. A los hebreos pertenece el grupo de los Doce; a los helenistas el de los Siete.
El número doce indica que no está representada aquí únicamente la comunidad primitiva
de Jerusalén, sino todo Israel. Los Doce son misioneros itinerantes que se saben enviados
a las doce tribus. El número septenario corresponde, en cambio, a los representantes de
una localidad; encontramos aquí un primer embrión de las estructuras de autoridad en una
comunidad local. Ambos grupos difieren culturalmente (lenguas diferentes). Pero, como
sabemos, los helenistas entraron en un conflicto bastante grave con la institución central
del judaísmo: el templo. Su dirigente, Esteban, muere lapidado a consecuencia de la
crítica que hace al templo. Probablemente anunció su pronta apertura a los paganos. Los
seguidores de Esteban son expulsados. Una parte de ellos, principalmente Felipe,
evangelizan en Samaria y en las ciudades costeras grecopalestinas. Otra parte llegó hasta
Antioquía y fundó allí la primera comunidad que acogía también a pagano-cristianos.
Podemos distinguir así tres agrupaciones y corrientes en fechas relativamente tempranas.
Permiten precisar este cuadro las controversias entre Antioquía y Jerusalén en torno a la
circuncisión como requisito para la acogida de los pagano-cristianos. En el concilio de
los apóstoles, celebrado en Jerusalén, se enfrentan las tres “columnas” del lugar, Santiago,
Pedro y Juan, por una parte -aunque el último nunca aparece destacado como
independiente-, y Pablo y Bernabé por otra -ambos, delegados de la comunidad
antioquena con igualdad de derechos-. Hay un grupo de “falsos hermanos” que no se
integra en el consenso.
El conflicto antioqueno, que estalla después en torno a los preceptos sobre manjares, nos
hace asistir a una nueva coalición: Pedro y Bernabé se distinguen de Santiago (y de los
falsos hermanos) por compartir mesa en Antioquía con los pagano-cristianos. Discrepan,
por otra parte, de Pablo, que considera que la mesa compartida no sólo está permitida a
los cristianos, sino que es obligatoria y no puede cuestionarse en ningún caso. Emerge de
Con el cristianismo sinóptico es más difícil una clasificación. Podríamos darnos cuenta
cómo se combina en los tres el pagano–cristianismo con el judeocristianismo. La fuente
de los logia ofrece un perfil inequívocamente judeocristiano, al igual que el material
especial de Mt. Mc y la doble obra lucana están influidos más por el pagano–
cristianismo.
Cuesta más definir Jn. No tenemos clara una prehistoria de este escrito. 1 Jn da a
entender que hubo un cisma en la comunidad joánica: los disidentes podrían haber
defendido una cristología próxima a la gnosis, una fe para aventajados. Pero sólo
tenemos los escritos de “la otra parte” (cartas de Jn). En todo caso, tal vez podríamos
relacionar Jn con aquella rama de los helenistas que evangelizó Samaria.
1) El Antiguo Testamento se conserva junto al Nuevo: Parece que hubo una opción de
colocar otros escritos junto al AT preexistente, no como una ampliación de la única suma
de escritos canónicos, sino como nueva suma o recopilación junto a la “nueva”. Estamos
hablando de que se mantuvo como “inspirada y canónica” la literatura de un pueblo que
había sido ya combatido y vencido tres veces en menos de un siglo (entre el 66 y el 74;
entre el 115–117; entre el 132–135). Cuando todo mundo se apartaba de este pueblo que
no podía ya entrar en Jerusalén, los cristianos mantienen incluso en la escritura los
nombres sagrados con la misma nomenclatura (abreviados en griego) y el rango de
“Escrituras” a todo el AT griego. Es decir, parece que no se trataba de “asumir” como
escritura sacra el AT sino de colocar junto a él –es decir, no estaba en discusión que la
Biblia de los judíos era sagrada (era la que había utilizado Jesús)– la nueva colección de
libros “canónicos”, el NT.
A pesar de que cada evangelio pretendía ser el evangelio, (Mt, por ejemplo pretende
compendiar la enseñanza de Jesús en forma definitiva), y que Lucas había compuesto una
obra en dos tomos que debían ser leídos juntos, la gran Iglesia separó tanto la obra lucana
como el corpus joaneo agrupando los evangelios y las cartas. Con las cartas quedó el
libro de Hch.
4) Junto a las cartas de Pablo figuran las cartas católicas: Es innegable la gran influencia
que ejercieron en muchas comunidades las cartas paulinas. Tanto es así y tan fuerte sería
su autoridad “canónica” que pronto se dio la aparición de una serie de cartas paulinas
seudónimas. Luego, las cartas católicas quizá no por azar se atribuyen a las tres
“columnas” del cristianismo de los orígenes: Santiago, Pedro y Juan. Estas, de algún
modo, hacen de contrapeso a las cartas paulinas.
Así pues, fue decisivo que el canon no sofocara la pluralidad interna del cristianismo
primitivo sino que la preservara. Tampoco fue discutida la exclusión de la gran avalancha
de escritos gnósticos sobre todo.