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und a fan te eee explorar sobre la maternidad en la vida de es- tas mujeres. Reflexionando sobre el amor, la pasion y el odio en estas mujeres, sobre sus experiencias con el embarazo, el parto y la rianza de sus hijos, sobre las condiciones que rodearon la escena del infanticidio y, por ultimo, sobre el futuro y la esperanza en sus vidas. Bn la tereera parte analizamos el ima- @inario social de estas mujeres, sus propias visiones de mundo, sus miradas hacia si mis- mas, hacia la feminidad, la maternidad, la fa- lia y los otros en sus vidas. En este aparta- do intentamos acercarnos a los desgarramien- tos, distorsiones y ausencias presentes en sus discursos, a la relacién entre estas miradas y la realidad concreta que ellas han habitado. Para luego realizar una reflexién eritica sobre la interdependencia entre estas historias y las estructuras de dominacion capitalista y pa- ‘riareal que determinan el imaginario social hacia la maternidad y el infanticidio en la so- ledad costarricense. Finalmente, como refle- xiones finales, hablamos sobre la presencia de lo siniestro en la eotidianidad, en las experien- clas mas familiares, en los suerios mas cerca nos, en nuestro propio cuerpo, bora fond ye eter ternidad, la feminidad a my el infanticidio i cud natal veian manure «que caminaan doris tna noche mera el steneto noo al mn tamer ys caminaron doris hasta ue se reunion ri ejandin nueto en une de mba ia madre hablo preero yl di “sf pce dela nei Att que destronaste mien uc fas vido edifeado tude yee te gs mas dea mi renga deseon de mavare taney ta ih en estos termine: oh mujer adlosa gosta y wee! serene ee aren PY! Pe uateras que mea fcr 6 feta ropia ile marcha Sx cauct momento carte glo amas mijeresdespertaron. {amadre jo omablemert: obese” viata responds con la rama ome: ‘sey yo queria anit Gibran ond ln fa nen ape MATERNIDAD Y MUERTE La vision del infanticdio® como acto mons- truoso es histrica. En elimperio Romano, de acuerdo con Veyne (1986), el infanticide se configura com un pritica comin entre los fsclavos. En el afo 918, bajo cl reinado de Constantino, este acto es considerada un et ‘Men; y es hasta el aho 374, tras mas de 7 tras mas de medio siglo de cristianismo, que el infanticide fue considerado como homicidio (véase Flandrin $3. Et inaniito e detine como: “Muerte dada vlet un ne, sobre tad se ron nc cas aes acer. 2 Muerte dada al ren nacido porla ade taramente debe ser ho En ete arc Senco de faci for ener ana a Ina gerald y por estar dretamentc mood cee, ‘madre, aunque los cass con los que tabajenos ey ‘ie fn clin so on endothe may ree fot yaar 1984). En relacién con el infanticidio, el cris tianismo presenta una importante paradoja. Por tn lado, el infanticidio empieza a ser crt- minalizado, pero, por otra parte, al instaurar- se el matrimonio como tinica via posible de procreacién, el hijo bastardo pasa a ser el re- presentante del deshonor y de la humillacién. de una mujer, razén por ia cual se acude al ‘nfanticidio como una forma de ocultar la ver~ jstienza ante el pecado cometido. Durante la Alta Edad Media, el infanticidio también se comete con los hijos que nacen deformes. ya {que la religién cristiana afirmaba que el nino deforme nacia cuando los padres habian te nido relaciones sexuales en forma indebida: por ejemplo, al tener relaciones sexuales en el dia domingo o en el periodo de menstruacion de la mujer. En palabras de Flandrin: "Lo que si debe sefialarse es que la ideologia cristiana de la Alta Edad Media hizo posible que esta forma de infanticidio {matar a los ninos defor- mes) sobreviviera, pese a la condena radical de que era objeto por parte del cristianismo. (ibid; 1984: 86), La pena de muerte para el in- fanticidio se dicta en el siglo XVI. El Edicto de Enrique Il en 1557 dice lo siguiente: ‘pena de muerte contra las muchachas que habiendo ocultado su embarazo y suv arto dejan morir a sus hijos (..) estando Gebidamente avisados de un crimen muy m cuando a fone ve vaste en ee enone, recente en nusio reine, que ex Sue varias mujeres que han concebido hit Jos por medios deshonestos o bien persua- alas por mal querer yconsejo, dtrazan, cman y esconden ‘ erbarszon, sn descabritosy decirtos pare nada, 9 le Sando ct momenta des ato y sua de Sst cata, opoen» desu o ean o aesinan y de ete modo To su fren. sn haberos hecho impart el San {o Sacramento de! Balsa! hecho esto Ing aj ogres scree minder O os enteran eel suelo proano. lan drin, 1984; 187) oe Flandrin plantea, en este sentido, que: ‘cuanto mas se preocupaba la sociedad por hacer respetar la moral sexual, mas dura se mostraba con las madres solteras y con los bbastardos, y en cuanto a las madres culpables, menos posibilidad les dejaba de encarinarse con ese nifio que constituia el signo visible de su degradacién. La represién sextal tmpulsa- ba l6gicamente al infanticidio, (..) cabe pre- guntarse si el terrorismo result eficaz en una sociedad que se complacia en considerar el ho- nor mas valloso que la vida.” (1984: 188) Los textos histéricos anteriores nos permi- ten hacer algunas reflexiones en relacién con el infanticidio en el momento histérico actual Histéricamente, en la cultura occidental, ser madre y ser mujer pasan a ser entidades inse- parables, por lo tanto, con la separacién de re fii yaa catas dos entidades, aparece el fantasma de re tostituton®, Esta esciién ha dominado wr Pfeinctones de produccion entre Tos gene sae a mascutinidad asociada con lo publico, reagan y el orden social I feminigad aso- vida con 19 prvado lo iracional yl natura dann Sona ereado un abismo, una lucha en- wee ios generos, en la que las imagenes se fraggnentan como oposiciones binarias. La fe- wsergad aparece como wh ol, com HTeCO- ine, como algo extrato para la norntal- ved tmperante, come amenaza para el orden estableeldo ‘hao esta onganizacion dual cn oposilo- es jonarquieas. no se reduce ala estructura etaareal de in sociedad! occidental, también Pave law relaciones de explotacion entre aiaaed setals y todas as otras formas de do- srineeion necesarias para reproduc 1 €S- mintenas de case. Actualmente 1s fOrm35 vreproducetn capitaista y la sociedad pa- cereal ae entrelazan como estructura inse- vatiplee que posibiitan Ta reproduccion del arena de dominacidn en forma conjunta. El sake de este trabajo conjunto -explotacion sreetase y dominacton patriarcal- se encuen ect fa tradicion sacriftal dela sociedad reidental desde sus comlenzos. sega To de- ceerolla Hinkelammert (1991), en su bro 25 uc a ora ot on ep Sacrificios humanos y sociedad occidental: Lt lfer y la bestia. El autor analiza como la ley romana se instaura en aquella época, como ley absoluta® que mata al estar por ence el sujeto, al no respetar la vida humana. La ley formal se impone sin restricciones como sacrifictalidad; se debe sacrificar a los que Violan la ley, pero estos sactificios no se asti- men como sacrificios. se invisibilizan. Estas victimas son consideradas a su vez sacrifica- dores y, por lo tanto, deben ser exterminados. Son los pecadores. los rebeldes o desviados, los que deben ser perseguidos y asesinados en nombre de la ley. Se produce una inver. sin absoluta del sacrificio: estos se vuelven antisaerificios, la sociedad se organiza como luna antt-sacrfcialidad saerifcial’. La vietima es convertida en victimario y este es transfor- mado en victima que debe expulsar o extirpar al vietimario. Este vietimario se vuelve un, otro, extrafo y lejano, se le despoja de su hu- manidad, para asi legitimar su persecucién y asesinato. A partir del desarrollo reciente del capltalismo, esta ley romana se seculariza on Ja instauracién de la ley absoluta del ‘lores presipestr naan soc os go ese ‘gi lds hana enna scl determina, ee ‘ne son asumido come nataraes,aboaes eure ‘abi Agnes genplan dns Sno. eon ns lente son camor lps. ley de Dose ten como oa eyes de merc, ain yt meter mereado como condicién indispensable para enfrentarse con el caos. el desorden o la sub- version, Segin Hinkelammert. ‘Esto leva al crcuito sacrificial en su forma urguesa. La sociedad burguesa obedece a tun sacrificio original realizado por todas las despotias de Ia historia, considerando a to- {as las sociedades no burguesas como des- potias. Se trata de un sacrificio original, no Tealizado por la sociedad burguesa, sino por las sociedades en contra de is cuales aque Mla lucha y a las cuales considera despo- tias.. La sociedad burguesa se ofrece como Ja sociedad que potencialmente, por medio ‘del mercado, e5 una sociedad sin sacrif- ‘ios. En cuanto haya amenaza de vuelta de la despotia. también la sociedad burawesa ces despatica, sd00 que en forma de un pov ‘der despdtico que lucha de manera despoti- Ga en contra de la despotia, Después de su Vitoria defintva, no habrd ya ninguna des- potia." 1991: 54) De acuerdo con el autor, los saerificios se vyuelven una necesidad compulsiva para re~ dimir los genocidios que a lo largo de la his- toria se han cometido en nombre de una so- ciedad libre: "El oceidente realiz6 sacrificios, sigue realizandolos y tiene que proseguir, para que los sacrificios pasados mantengan su sentido, Esto leva a una expansién fre~ nética del mereado como una esfera preten- dida de la humanidad.” (Hinkelammert, 1991: 38) A partir de esta estructura mitica, 9¢ pueden legitimar las diferentes formas de exclusion del sistema capitalista mundial: la cexplotacién de clases, el sexismo, el racismo, el etnocentrismo y las otras formas multi. ples de discriminacién. Es en estas formas de exclusion donde se encuentra el senti- miento de carencia, la vivencia de precarie- dad o la ausencia de plenitud que se presen- ta como dolor social. EI infanticidio realizado por las mismas ‘madres. historicamente, ha sido asociado Principalmente con mujeres de los sectores mas desfavorecidos de la sociedad. Seguin una revision que realizamos, como parte de esta investigacion, de los expedientes sobre casos de infanticidio materno en los tltimos veinte ios en Costa Rica, estos han ocurrido, prin- cipalmente, en mujeres que pertenecen al sec- tor informal de la economia, Mujeres pobres gue viven en condiciones precarias que, ade- ‘mas, en su mayoria eran amas de casa 0 em- pleadas domésticas en el momento del infan- ticidio, han sido las protagonistas principa- les. Es en el dolor social presente en estas mujeres donde nos interesa profundizar; en © ‘Segin Gallardo (1962, el dotr socal e a experenia stay senda eorportmente el peecarede oe it usenet de plenitud, vid como comcecuenets lat Eendcones mlples Ge cxluse Y deennalon dean Foladas strane oe ont ya nerd so dob excusin como mujeres ubledas Chet imte del mundo rvado dela domest Chiad como pertenetentes los secores ints empobrecdes de ln sociedad cosa Cenc. Vamos a abordar a nando iad St matte ant, desde sw rela con la tmaernidad la fein, com la elidad Tammujer desde ou experiencia de exsstn de ta ralnatad ecient, Vamos a abla de inj madre que tanagrede el mito dela materidad sgratia al malratary scsinar a tino de sus hijo Ia madre ase, que au ete tov tmites de i fend, que prowo- Caran ruptura en i fis ente el ser mac they act mur condicon que ha domina oan lnge dea historia en socedades iy divers Ta merida, desde epoca kjanas, dene ugar de ommipresenia en a ead ce truer y hao conesbia con inseparable del matrimonio.” Ella se constituye, historica- mene en la posible de aces al gc p- nln jer la meta en qu otra formas 7. ta femme dtd scene des et per ‘Semana aaa Lee Strasse (1063 ta mujer 5 intereambladay en ev Intros en lg Seto. Se ttansiorma de isa en mujer a euestion de como ina fina se comet en muerte enewenea ee ora de SAGnS atone. cra etctn prema the determina i ransformacion de lamina en me. 29 30 und fern rcs em de placer le han sido negadas.§ Es una via de ‘acceso al goce y al poder, pues toda madre sa- bbe que en ella reside la capacidad de crear vi- da o de dar muerte. Se trata de un goce y un poder que al estar situaclo en el limite entre lo biolégico, ligado a las diferencias entre el cuerpo de la mujer y del hombre, y lo cultu- ral, producto de la separacién social entre los roles sexuales, se ha construido como una ex- eriencia diferente al goce y al poder mascu- lino. El goce femenino alcanzado desde la maternidad reside en una creacién interna, una creactén distanciada de la ereacién ex. terna referida a todo lo vinculado con la edi- fcacién de la cultura e identificada historica mente con lo maseulino. Siguiendo a Kristeva (1974), en 1a cultura occidental, lo femenino, se construye como manifestacion del poder ereador de la mujer, pero al mismo tiempo, este poder y goce diferente al masculino, ex. cluye a la mujer de dos campos del crect- miento humano: El goce de su sexualidad y el for que en muchas clturas, ne pregunta Seheldermann {hoea, pat 222, una nina no ponds converte en jr ‘separa con rp cence teen cts ge 8. El nico modo que enconté Is Iisa de procure un sce seal las mujeres no profeantes 8 cndenes ce ‘Rona, ya lave. poder inmurzain entra a fences feos bombees fu a aera ee a fray ater faeces al mundo simbélico, al mundo de la palabra y del conocimiento. En relacién con la sujetacion del goce se- xual y la ereatividad en la mujer, el papel de a maternidad en la constitucién de la femint- dad, constituye el punto de partida ineludi- ble. La mujer ha sido identificada histérica- mente, desde el surgimiento del monoteismo, “a partir del rol de madre y esposa~ como la responsable de la procreacion legitimada. La- garde (1990), aflrma que todas las mujeres. todavia hoy dia, podrian ser definidas como ‘madresposas, en Ia medida en que la mater- nidad y la conyugalidad son los ejes sociocul- turales y politicos que definen la condicion genérica de las mujeres. Esta maternidad fommnipresente en la realidad de las mujeres, inseparable del matrimonio, se ha constitu do en la principal muralla de contencién de la sexualidad, de la capacidad creadora y de los ‘miailtiples poderes femeninos. La maternidad 9. Arcee, sr a ates Serre at nen cn {fevcxpenan au separ de ot, ela acta be 1 Sr Coeareado enon oon cn cn ‘aurea ous mio yr smntacines age Sefscan ies te tga opm oo tern ‘Sayan meres conta yor maespes hea alterathan compen ae fons eis ‘SntGtcas de conten sococatral con suet ithutosyensbladones anes” 389531 a implica, el acceso al goce materno. La gesta- i6n y la fertiidad son expresiones de la erea- clon de vida. Segin Kristeva (1974), el cuerpo de la madre se transforma en el lugar del go- ce. en fuerza semistica que quebranta el or- den temporal. La madre penetra en una expe- Hencla ritmica, guiada no por el lenguaje y el empo, sino por los sonidos, las. sensaciones tactiles, gestos, olores y colores susceptibles de semiotizacion. Es una experiencia donde 10 inconsciente se impone indiferente a la pala bra, misterioso € incomprensible desde lo simb6lico, Segtin la autora, durante el emba- Tazo se produce un “escape de la temporali- dad social diaria, una interrupcion de los ei clos mensuales regulares: la mujer abandona Ja superficie -piel, ojos para descender a las profundidades de! cuerpo, para oir, palpar, oler la vida infinitesimal de las células,” (Kristeva, 1974: 35, traduccion nuestra)! En la medida en que la funcién de la mujer € la procreacion. como esta escrito en el dis- curso biblico mediante la imagen de la virgen cristiana, su conocimiento queda ligado al cuerpo, al sexo y a la fertlidad. Sin embargo, 10. “A pregnaney: escape ‘rom the day soca tempor {nteruption athe rgule monthly eles womat sees the surface shan. eyes stat she ay Sescend tothe {eps ft oat ear, ate: sel the Insta ea fie y a eter ra eect entre jer y materidad ea antigua que a religlonenistana, en €p0- tha mas ijenas este vino no er tan es trcvo y devatudo como va a ocurr poste torment con el mensteno!, Cone ur fens de ote, sural social ne reduce alae preuctn den spel, cmo tare sea Maria rene ala acide pul debs how bres, Quedende a moje cm conaecuen ti, eatuida de reparto dc poder, el cone Ciniento raion de ia smbolzacl6n. Se fgumel ents, Eva eo sedocia por Ia ‘Crplente en tanto representa del peed Stondo sentences pair con dol ono teoponsbllad principal ena epradccn Ge in epee. Por ano, latter co Sumida ome una exertencia devauada La tmujerne solo debe suf nteneamente para proerean para quc de ela rot avid, sno toe medinte elie de a madre virgen 1 Enum eso sobre a ge Mari cone Mel een, ‘i a8 pre "Y ae are od ted Disa gal gu cea a ma, Ea feel engin el fndamento de tod logue cig lenin culo Maternal une. {Senge eemica Premera. la Gran Madre Dios ela Stern ten del unde fae ‘ara det Toque ent. La ee ‘Eptancom un ato depart. Segundo, ela fae a gue ‘ntene i renova ef marchalento. movie {ecru de evi, l cual Ia muerte es na parte ‘Sencl iestable"Terceo. ella fue. por supucto Ia lana cea feria fue ia dadore de day de ‘oc en ta as dimensiones tanto eno ve cs Tce ono on el vel fi p12). Cana oni vast ep, le miega el acceso al goce, al placer sexual. La ‘dealizacion de la madre como ser asexuado, sin nombre, ausente y silencioso, se convier- te en una trampa. En una celda en la que la ‘mujer queda atrapada bajo un manto que cu- bre la humillacion y la sujecion a la que se ve- ra sometida. Un lugar que se transforma en una parte de ese destino oscuro de la mujer ue, segiin la historia oficial, la naturaleza ha sellado. La maternidad, como consecuencia de es- (a legendaria tradicion cultural es para la mu- Jer, al mismo tiempo, el acceso al goce y la ne- gacién del goce. La pulsin de vida y la pulsion. de muerte se entrelazan en un tejido enmara- ado, mediante la paradéjica megcla entre la cereacion de vida y la disolueién de la vida en Ja muerte y el dolor.!? EI goce materno de la gestacién se avergaenza de si mismo a raiz de Ja prohibicion del erotismo femenino. La pre- sencia de un nuevo ser se trastoca con el si- Jencio y la ausencia impuesta sobre la hetero geneidad de lo femenino. Mientras el hijo o hija se constituye en la posibilidad de ser, se cconvierte, a la vez, en una imposibilidad de ser; no pucde ser mas que a través de él. El hijo viene a edificarse en el representante del 12. Con esto queremos deer que I pulsn que tt ae ‘ida oe encuentra ntrelanda ele materia con Palin utodestrucina que encucntia presente {odo seta. ea ona yt reid jo para la madre,!9 en el medio para acce- testracnsimbsico ata catry pace. fra a mujer en ia maternidaddesmparece ¥ Mito queda tia representada como ene re prodtor de fo amano, Aliso Werpe.e Fijoeselsimboto desu human, de la he tte nessa sia por esprit de I marginlidad, por ser ese segurdo sexo noting en su plralidad, en su lbertad. El Mo representa el camino cacuro dela mujer vtulda a ser madre, dela mer sometda Allene de a materidad, en ua sectedad tha quel gstaton ve produce anlando a Str atora ca mujer queda eonvertia en wn Shjt, en un meal para a protean y I Teproigecon de la comunidad” El placer 1a, Eifao constuye el representane de poder que alee a Wepufca camo fate. a paride ou insercon en Mise e humana en mn pra, come yee Scion interna: mano deere sean gor sn enbarg. ela actual, et cl htt dedbament, como consecuenea dea ts ‘Matnesenas pee raises ques estan prsoendo Gait rancones cave in geen En fan lias Stead tg sole ge nto wea ‘ined. necesariamene alt de aie orefeSatrn cota ha cmpeando asl at unde pl ee Ftc “en cma patie se expecta "gerne i ation rpetucon de. “Seto os ston as Mentades Ie elaine, ‘Semin tac in. esse eae mbes le aloe ye poe” (Pc ig 93) 35 36 Cnt a fo ws en ep intenso por Ia ereacion de vida, por engen- drarla, se combina con el horror ante el dolor del parto y ante el silenciamiento de la fem!- nnidad que este implica. El embarazo y el par~ to, desde este destino, son vivides en forma ambivalente y contradictoria. Unos textos ex- traidos de la novela Vals del Adiés de Milan Kundera, ejemplifican lo anterior: ‘ella se deca que no tenin el derecho & Feunctar. que ella no tenia el derecho de Captular porque en su vente resis oa Anica esperanta, su nico pase de entrada a futuro. esa semi en movietento ose Legida por la sociedad y por tadicion ba lnkea cosa que ela poseta era el qlorioso destino det univer femenino, e\cuah Ie Prometiaconbatir pra (1986 1a ‘on. Desde este entrelazamiento, lo femenino queda asociado con la naturaleza, el mundo de los instintos primitivos, las pasiones incon- tenibles y lo irracional. Los flujos corporales ‘encarnan lo femenino como expresiones de Io incontrolable, lo innombrable, lo salvaje. La asién animal y los deseos de la carne han re- Presentado a a mujer desde el surgimiento del monoteismo y el eristianismo, asociandola con el pecado, con lo prohibido. Se le encerrd en el territorio de los deseas, obstaculizando de esta forma su acceso al orden simbélico. La wea fein a raed ‘exotica y de clase alta ha sido exalta- \ desde esta imagen, en forma ficticia, pero Whine gcse timc ta so vin, Peiseguida y humillada brutalmente, como fon la €poca de las brujas.!® Igualmente ocu- rid con las indigenas durante la conquista oe América, quienes fueron sistematicamente ‘humnilladas y violadas por los conquistadores. ‘Siguiendo a Dio Bleichmar, podriamos irmar que i reduceion de la feminidad a sexualidad femenina, se manifesta, actual- mente, como un trastorno nareisista del gé- hero, en el que la histeria se convierte en la protesta de la mujer frente a la sujecion que fexperimenta: ie ste un feminism espontneo de tea que consist en a protesta desesper

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